de Ia riqueza potencial y de la fecunda dispersion del dominio de andlisis
as significaciones sociales,
‘No obstante, ni esa riqueza es simple acumulacién de lo heterogéneo ni esa "
dispersion es andrquica més allé de ilusorias —e indeseables— unanimidades,
‘Une a los autores la conviecién de la nocesidad de desarrollar nuevas perspec-
tivas tedrieas y metodolégicas en dicho dominio de anilsis, superando los
limites de aquellos enfoques de los fendmenos de significacién centrados
clusivamente en lo linghistico o en los “contenidos”, incapaces de dar cuenta
de la dimension enunciativa puesta en juego en toda prictics discursiva ni de ls
complejas relaciones entre producci6n y recepeién del sentido.
LA PALABRA ADVERSATIVA
Observaciones sobre la enunciacién politica
Bliseo Veron
10LAS DIFICULTADES.
Por razones historicas, el discurso politico ha sido uno de los primeros
objetos de estudio abordados por quienes buscaban abrir el camino del andliss,
del discurso, en particular en Francia.' Desde entonces, cierto niimero de tra-
bbajos han sido publicados; globalmente, el andlisis lexicolégico aparece como
la orientacion metodol6gica dominante.”
Esté claro que el hablar de discurso politico supone necesariamente que
cexisten discursos que no son politicos; dicho de otto modo, la nocién de dis-
ceurso politico presupone, de manera explicita o implicit, ciertas hipstesis
sobre una tipologia de discursos sociales. Ahora bien, es igualmente claro que
cst tipologia no existe todavie. El trabajo sobre el discurso politico se ha
‘desarrollado entonces sobre la base de ciertas intuiciones —con frecuencia co-
rrecias-, y a partir de uma identificacién de sentido comin, como por ejemplo
Ja que consiste en analizar como ‘discurso politico’ textos producidos por Ii-
dderes 0 por partidos politicos (De Gaulle, Mitterrand, el partido comunista,
Pern, etc)
Este modo de proceder podré ser tachado de circular, puesto que el tér-
sino a definir forma parte de la definicion; es dificil, sin embargo, en el estado
actual de nuestros conocimientos sobre el funcionamiento de los discursos
fociales, imaginar otro procedimiento que el que consiste en asociar de una
1 Ver en particular varios nimeros especiales de revstas: “Le discours pottiqne’
Langeges (8° 23, septiombre 1971), "Typalogie du dscours politique”, Langages
(Ae At mnarzo 1976); "Analyse lingustque du discous jauésien",Langages (X° $2,
Giciombre 1978); “Lingustigue et société", Langue Francase (N°, febrero 1971);
‘Langage ct histoire”, Langue Frangaise (Ne 15, sepdembre 1972); “Analyse de dix
‘court lingustique générale”, Langeges(N°SS, septiembre 1979); "Processus distur.
‘Sis ot structures léxiales, Le Congies de Metz (1979) du part socialists”, Langages
(71, soptiombre 1983).
2 La mayenta de los tabajos ctados en nots 1) tienen una dimensién lexicolégic. Ver
tambien: Jean Marie Cotteret et Rens Moreau, Le vocabulaire du général de Gaulle,
Paris, Presser de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, 1969; Jacques
Gorse, Le langage des socialists, Paris, Stanké, 1979, y dos nimeros deta revista
Mots, Faris, Presses Ge la Fondation Nationale des Sciences Politiques: N°9, octubre
1984; “Analyse du discours. Mote dans Mhistire” y N° 10, marzo 1985: “Le nous
politique”.
13BL DISCURSO POLITICO
‘manera general el concepto de “discurso politico’ a ls produccién discursiva
explicitamente articulada a las instituciones del Estado.
CConviene sin embargo subrayar el hecho de que la circularidad en cuesti6n
es relativa: para identificar nuestro presunto objeto (el ‘diseurs0 politico’)
hhacemos intervenir as instituciones politias: el concepto de ‘politico’, como
se ve, califica dos instancias diferentes, por un lado discursos, por el otro ins-
tituciones, Dado que una teoria de los discursos sociales parte del supuesto
de que las unidades de aniliss significativas, en lo que hace al discurso, deben
estar asociadas a condiciones sociales de produccin més o menos estables,
parece logico situarse dentro del marco de contextos institucional faciimente
‘dentificables y, sobre todo, respecto de los cuales existen, desarrollos tebricos
abundantes, como es el caso del sistema politico en las sociedades democré-
ticas. Al mismo tiempo, lo que nos interesa ¢s hacer progresar le teoria del
dliscurso, Y, desde esto punto de vista, yo diria que lo esencial no es tanto el
ypunto de partide cuanto el resultado. Bl resultado depende de 1a manera de
llevar adelante el andlisis: debemos estar en cordciones de transformar Ia cate-
sgorizacién intuitiva inicial, y Hogado el caso, abandonarla. Y, a este respecto, la
cuestion decisiva es la siguiente: jen qué medida el andlisis de los discursos
asociados @ estructuras institucionales determinedas (en este caso, el aparato
‘el Estado) permite comprender mejor los mecanismos de dichas institucio-
nes, su naturaleza ¥ sus transformaciones? Todo indica que hay niveles de
funcionamiento de los procesos politicos a los que solo podemos acceder a
través dol anlisis del discurso.>
El anlisis de los discursos sociales esta apenas en sus comienzos. Pero 1o
poco que hemos avanzado basta ya para darmos una idea de la complejidad
de los objetos que tratamos de describir, complejidad que explica las dificul-
tades con que se enfrenta todo esfuerzo por corstituir una tipologia
La caracterizacion de un tipo de discursc, en efecto, supone trabsjar en
varios niveles al mismo tiempo.
En primer lugar, lo quo so trata de conceptualizar no es nunca un discurso,
sino un campo discursivo. Dicho de otra manera: nuestro objetivo no es cons-
‘uuir una tipologia de discursos, sino una tipolosia de juegos de discurso. Desde
‘un principio nos vemos confrontados al andlsis de procesos de intereambio
dliscursivo.
En segundo lugar, y en consecuencia, la definicion de un “tipo” supone la
éefinicion de una serie de variantes del thismo, que no son otra cosa que dife-
rentes estrategias dentro del mismo juego. La definicién general del “tipo”
supone la definieién de un “nécleo” invariante y de un sistema de variaciones,
sin lo cual la descripcién de las relaciones inter discursivas dentro del campo
en cuestion es imposible
En tercer lugar, la descripcién de intercambios discusivos implica que tra
3 Desde un punto. de vista metodoléyico, es la “demostracién” que hemos querido
Inacer en: Silvia Sigal y Eliseo Verbn, erin o mucrie, Buenos Aes, Editorial egass,
1986,
14
LA PALABRA ADVERSATIVA
hojamos en diaronia: oe inteeambiososuren en el dmpo, Y un miama
Daamos nen soda empo, Por lo ano, eum ene no dea cance
aa ee it Uunive, se nos pants mimo problema ded
ae sete” Invrante yun eterna de varacions i
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to cate ar djadn de no: Tos dcus soles aparece ar
ot oe ete sgntcantee que determina las condiciones de suc
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aang be taaiactox cot poticioce
2 ede ven que o ntecdterminan, e preciso
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de Lo que no lo es, vale decir, los elementos que ‘constituyen el “nicleo” del
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ina aca Pa apaacenambén en oto von do dicso gue no S00
poles,
2 ‘Otra dificultad (que no es la diltima) deriva del hecho de que Jos campos
Oa an an even Toena pommanente dentro de sold bay ir
ct ered dncuno, Ex probe, por ejemplo, gus el pecodsa
teracion en te de levis no ent gan a am jogo qu el
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la vez de la especificidad de cada “tipo” y de Ja manera en que los juegos se
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saree e's ars de un certo momento lla no set ris nese
a ee ene por unico bjeto export qué Torna podemos
ee eta que nos x hablar de "sure politico”.
‘TRES DESTINATARIOS PARA UN ENUNCIADOR
Hay un primer probleme sobre ol cual se lamé Ia atencin desdz los prime-
108 trabajos @ propésito del discurso politico, que tiene que ver con uno de los
1sBL DISCURSO PoLsTIco
aspectos fundamentales de Ja intuicién de la que hablamos. Es evidente que
cl campo discursivo de lo politico implica enfrentamiento, relacion con un ene-
‘igo, lucha entre enunciadores, Se ha hablado, en este sentido, de la dimensién
polémica del discurso politico.* La enunciacién politica parece inseparable
‘dela construcci6n de un adversario.
Esta ceracteristica plantea problemas relativas @ los mecanismos de la
cenunciacién en el discurso politico.
Un minimo de precisién terminolégica es aqui necesario, Desde nuestro
ppunto de vista, la enunciacidn corresponde a un nivel de andlisis del funciona-
miento discursivo. En consecuencis, expresiones como ‘enunciacion’ y ‘enun-
ciador’ designan “objetos abstractos” —como dirfa Chomsky— integrantes del
dispositive conceptual del analista del discurso, y no entidades o procesos
concretos. A mi juicio es necesario entonces evitar toda perspectiva empirista
de Ia enunciacién, como por ejemplo la que aparece en los trabajos de Oswald
Ducrot. Dice Ducrot: “Llamaré ‘enunciacion’ el hecho mismo de que el enun-
ciado haya sido producido, el acontecimiento histérico constituido por la aps-
riciOn del enunciado”.*
Para nosotros, en cambio, hablar de ‘enunciador’ implica una modeliza-
ion abstracta que permite el “anclaje” de las operaciones discursivas a través
de las cuales se construye, en el discurso, Ia “imagen” del que habla. Para
designar el aconteciiniento singular que es la produccién de un enunciado o una
sucesion de enunciados, hablaremos de acto de enunciaeidn,
La cuestidn del adversario significa que todo acto de enunciacién politica
supone necesariamente que existen otros actos de enunciacién, reales 0 posi-
bles, opuestos al propio. En cierto modo, todo acto de enunciacion politica
@ la vez es una réplica y supone (0 anticipa) una réplica, Metaféricamente,
podemos decit que todo discurso politico esti habitado por un Otro nega.
_ a, Peto, como todo diseurso, el discurso politico construye también un Otro
“positivo, aquél al que el discurso esta dirigido. En consecuencia, de lo que se
trata en definitiva es de una suerte de desdoblamienco que se sittia en la desti-
nacién, Podemos decir que el imaginario politico supone no menos de dos
destinatarios: un destinatario positive y un destinatario negativo. El discurso
politico se dirige a ambos al mismo tiempo,
Conviene subrayar que esta hip6tesis no tiene mayor interés salvo que se
insista on su pretensién de|especificidad, Esta pretensién implica que la hip6-
tesis sdlo se aplica al diseurso politico, Vale decir que otros tipos de discurso
4 Gf. por semplo L. Gusspin, “Problématique des travaux sur le discours politique”,
Langages, 23:3-24, 1971
5 Oswald Ducrot, “‘Anilisis prapméticos” en ET decir y 10 dicho, Buenos Aires, Hac
chette, 1980. Respecto del concepto de enuncacién como mods
to, ver Jean-Jacques Franckel et Sophie Fisher,
que langage”, en: Saphic ‘
Enonciation. Aspects et détermination, Parts, Editions de TBeole des Hautes Erudes
fen Sclenoes Sociales, 1983, pags. 517.
16
1A PALABRA ADVERSATIVA
(Gl discurso de la informaci6n, la publicidad, el discurso cientifico, ete.) no pre-
sentan esta disociacién estructural que presupone la construccién simmulténea
de un destinatario postivo y un destinatario negitivo.
Por otro lado, considerada en si misma la hipStesis es demasiado gener.
Lo interesante es describ las distintas modalidades segin las cuales se cons.
truyen el Otro positivo y el Otro negativo: éste es un primer aspecto que per-
mite diferenciar unas de otras las estrategias discursivas que se afrontan en el
campo politico en una situacién dada, En otro lugar hemos intentado analizar
en detalle el modo especifico en. que el Otro postive y el Otro negative apare-
c2n er el discurso del general Peron.®
‘Al construir su destnatario positivo v su destinatario negativo el enunc
dor politico entra en relacién con ambos. El lazn con el primero reposa en lo
que podemos llamar Ia ereencia presupuesta. El destinatario positivo es est
posicidn que corresponde a un receptor que participa de las mismas idess,
que adhiere a los mismos valores y persigue los mismos objetivos que el enun:
ciador: el destinatario positivo es antes que nada el pertidario, Hablaremos,
fen su caso, de prodestinatario. La relacién entre el enunciador y el prodest-
natario cobra, en el discurso politico, la forma caracteristica de une entidad
que lamaremos colectivo de identificacion. El colectivo de identificacion se
express en el ‘nosotros’ inclusivo.”
El destinafario negativo esté, por supuesto, excluido del colectivo de iden-
tificacin: esta exclusion es la definicién misma del destinatario negativo. Al
Aestinatario negativo lo llamaremos contradestinatario. El lazo con és repo%a,
por parte del enunciador, en la hipitesis de una inversién de la creencia; 10
que es verdadero para el enunciador es flso para el contradestinataio einver-
samente; 0 bien: lo que es bueno para el enunciador es malo para el contia-
destinatério; 0 bien: lo que es sinceridad para el enunciador ¢s mala fe para
el contradestinatario, ete. En verdad, ese “otro” discurso que habita todo dis-
ceurso politico no es otra cosa que la presencia, siempre latente, de la leetura
destructiva que define la posicién del adversatio.
Pero el andlisis del discurso politico en un contexto democritico revela la
presencia de un tercer tipo de destinatario, Este “‘tercer hombre” resulta de una
caracteristica estructural del campo politico en las democracias parlamentarias
occidentales, a saber, la presencia de sectores de ls ciudadania que se mantc-
nen, en cierto modo, “fuera del juego” y que, en los procesos electorales, son
identificados habitualmente como los “indecisos"; si votan, deciden su voto
a Gltimo momento. Si la “Figura” del prodestinataro esté asociads 2 la presi
posicidn de creencia y la del contradestinatario @ una inversion de le ereencia,
la posicién de los “indecisos” tiene, en el discurso politico, el eardcter de uaa
hipotesis de suspension de la creencia, Designaremos esta posicién como la
posicin del paradestinatario. Al paradestinatario va dirigido todo to que en el
discurso politico es del. orden de ta persuasion.
5 §.Sigaly E Varén, Peron o muerte, op. cit
7 ‘Nosotros inclusive, sgn la terminalogia de E. Benveniste, Problémes de Hngut
que générale, Pais, Gallimard, 196
7EL DISCURSO POLITICO
Las “funciones” del discurso politico son pues miltiples, cosa que con
frecuencia se olvida —por ejemplo cuando se comparan las estrategias “moder-
nas? de comunicaciéa de los partidos politicos con las estrategias publicita
ras. El discurso de Ia publicidad es enteramente del orden de la seduccién-
persuasién, Fl discurso politico es un discurso de refuerzo respecto del pro-
Aestinatario, de polémica respecto del contradestinatario, y de persuasion solo
fen Jo que concierne el paradestinatario. En la economia discursiva de los inter
‘cambios politicas las tres funciones son igualmente importantes.
ENTIDADES Y COMPONENTES
En el plano del enuneado, dos nivels de funconamiento prrecen funda
smeniale, Vearos en primer lugar lo que lamaré is enidades de! Imaginaio
pallial dseurso politico ets habitado, en efecto, por varios Ups de
tntidads.
1) Ya me he referido al colectivo de identificacion, mareado por el “n
otros" en ol plano enunciativo, Este colectivo es el fundamento de Ia relacion
que el discurso construye entre el enunciador y el prodestinatario. El colec:
tivo de identificacién aparece también en el plano del enunciado, en Ia medida
‘en que habitualmente se lo designa de manera explicita en el discurso: ‘nos.
otros, los comunistas’, ‘nosotros, los peronistas’, etc. La designacién tiene por
supuesto sentido negativo cuando se trata del colectivo de identificacion de un
contradestinatario, Estos colectivos de identificacion son entidades enurnera:
bles, vale decir, que admiten la fragmentacion y la cuantificacién (por ejemplo:
“muchos socialistas piensan que. .").
2) Entidades, también enumerables, que designan colectivos que no funcio-
‘an como operadores de identificacién de los actores en presencia, sino que
corresponden a entidades mais amplias que los colectivos, y que el enunciador
politico coloca habitualmente en posicién de recepcidn; por ejemplo: ‘eiuda-
danos’, ‘trabajadores’, ‘argentinos’, etc. Se trata de colectivos asociados habi-
tualmente al paradestinatario, Nétese que estos colectivos més abarcadores
aparecen en otros tipos de discurso, como en el discurso de la informacién, Su
funcionamiento en otros contextos es, sin embargo, muy diferente que en el
caso dal discurso politico.
3) Entidades que lamaremos meta-olectivos singulares. Singulares, por-
que no admiten Ja cuantificacién y diffeilmente Ta fragmentacién; meta-
colectivos, porque son més abarcadores que los colectivos propiamente poli-
ticos que fundan la identidad de los enunciadores. Estas entidades son de una
extrema importancia en el discurso politico. Entre los diez términos mds fre-
cuentemente utilizados por el general De Gaulle, identificados por medio del
anilisislexicol6gico, los siete primeros correspondian a este tipo de entidades:
4a Francia’, ‘el pais’, ‘Ia ropOblica’, ‘el estado’, ‘el mundo’, ‘el pueblo’, ‘la
18
1A PALABRA ADVERSATIVA
naciér’.® Ciertas fragmentaciones son posibles; se pueden encontrar, por
ejemplo, expresiones como ‘el pais esta dividido’.
4) Cierias formas nominalizadas que el enunciador utiliza para ritmar sus
frgumentos. Se trata de expresiones que adquieren una cierta autonomia
seméntica respecto del contexto discursivo, que funcionan como “formulas”
relativamente aisladas. Por ejemplo: ‘el cambio sin riesgos' (en el discurso gis-
cardiano, durante la campaila presidencial francesa de 1974); ‘la participaci6n?
(en el disourso del general De Gaulle de un cierto perfodo); ‘la otra politica’
(en ef discurso del candidato Francois Mitterrand durante la eleccidn presi
Gencial francesa de 1981). Con valor negativo: ‘el desorden’, ‘a decadencia’.
La funeién especifica de estas entidades es de poseer un valor metaférico
(Ge substitusién) respecto del conjunto de la doctrina de un enunciador o una
pposicién politica, ya sea con valor positivo (si la fSrmula simboliza la propia
posiciOn del enunciador) o negativo (si representa la posicion de un contrades-
tinatario). La tendencia a la autonomfa de estas entidades respecto del contex-
to discursive es reforzada por el hecho de que se las utiliza habitualmente como
“slogans” en la publicidad (afiches) durante las campanias electoraes,
5) Formas nominales que, a diferencia de las precedentes, poseen un poder
explicativo, son verdaderos operadores de interpretacion: su utilizacién supone
tun efecto inmediato de inteligiblidad por parte al menos del prodestinatario,
Un ejemplo :ipieo actual es: ‘a crisis’ Ua ejemplo eélebre 8 ‘al imperialismo"
Estas diferentes especies de entidades intervienen tanto en Ia construcei6n
del enunciador (que va a establecer relaciones con unas u otras) cuanto en la
construccién de los destinatarios. Lo interesante es subrayar que poseen dif
rontes propitdades “lopicas” que determinan lo que podrfamos Hamar “leyes
de composicén”. Si el enunciador, por ejemplo, construye un paradestinatario,
cs decir, un destinatario susceptible de escuchar y comprender, destinatario
posible de sus argumentos,utlizaré para designario un colectivo enumerable:
“Tos ciudadaros’, los argentinos’ (‘os argentinos saben bien que. .”). El contra-
destinatario (vale decir, el destinataio imposible, sordo e impenetrable, que el
‘nunciador construye como excluido del cireuito de la comunicaciGn), seré
designado can frecuencia bajo la forma de un colectivo singular y masivo: “la
derecha', “a eaccin.
En el plano del enunciado, el segundo nivel fundamental es el de los com
onentes. Este nivel opera como articulacién entre el enunciado y Ia enunc!
cién, puesto que los componentes definen las modalidades a través de las cuales
el enunciador construye su red de relaciones con las entidades del imaginerio,
Distinguiremos cuatro componentes: descriptive, didéctico, programético &
interpelativo. Hay que entender estos componentes no como elementos aisla-
8 Jean-Marie Cotterety René Moreau, Le vocabulaire du général de Gaulle, op. cit.
19
aBL DISCURSO POLITICO
dos y aislables, puntuales, sino como zona 180, El discurso politioo
entreteje permanentemente estas cuatro “zonas”, pero las figuras que se dibu-
jan en esta trama son diferentes segiin las posiciones de enunciacién dentro
el campo politico. Fl enunciador se marcard mas o menos explicitamente en
relacién con las modalizaciones dominantes en cada componente; ls entidades
del imaginario podrin aparecer bajo diferentes formas en cada componente; el
prodestinatari, el contradestinstario y el paradestinatario tendrén uno u otro
de los componentes como lugar prvilegiado de manifestacién, etc.
El componente descriptive
El componente descriptivo es aquél en que el enunciador politico ejercita
la constataci6n: balance de una situaci6n. Bn la “zona” descriptiva del discurso
politico, predominan los verbos en presente del indicativo, El componente des-
‘criptivo comporta con frecuencia a la vez una lectura del pasado y una lectura
de la situacién actual.
He aqui un ejemplo fuertemente marcado, de manera implicita, por el
‘contradestinatario:
“EI pais, después de estos dieciocho altos de inestabilidad gubernamen-
tal y desorden administrative, ha quedado como si hubiera sufrido una
catistrofe, con su economia y sus finanzas comprometidas, su paz amena-
ada y su estado social en una depresion sin prevedentes. con el agrezado
de que las perspectivas para el futuro inmediato son cada dia peores” J.
D. Perén, mensaje desde Madrid, 1972)
La lectura del pasado y Is lectura del presente se articulan una a la otra por
medio del fantasma del saber colectivo (que reenvia al ‘nosotros’ de identifica
cién 0 a otto colectivo mis amplio como la Patria 0 la Naci6n), o bien a través
de la imagen del prop’s enunciador en tanto Lider, fuente de la coherencia y
do la racionalidad do estas lecturas do la historia proxima o lojana.
He aqui un fragmento en el cual el mets-colectivo Francia es utilizado
‘como objeto de la descripcién, el enunciador inserténdose como conclusién,
‘como anclae en el tiempo presente:
“Francia, pest a las dificultades que durante clerto tiempo han podido
magullarla y debilitaria, desempena un rol considerable en esta evolucion,
Exto resulta sin duda de las posiciones que su politica, su economia, sit
cultura, su fuerza, le habian hecho adquirir en todas partes del mundo.
(..) Pero ello resulta, también y sobre todo, de la naturaleza de su genio
que his hecho de ella, en todos los tiempos, un fermento y un earpean
de la liberacion del hombre. A pesar de las tensiones que ha suftido nuestra
accion en este dominio, hemos vuelto a nuestra Iinea general” (Charles
de Gaulle, conferencia de prensa del 31-1-64),
Considerado en s{ mismo, por supuesto, el componente descriptivo esté
presente en otros discursos sociales; es dominante, por ejemplo, en el discurso
20
1A PALABRA ADVERSATIVA
de la informacién.* Pero la diferencia entre el discurso de la informacién y el
Aiscurso politico reside en el hecho de que en el primero el enunciador aparece
como mediador-testigo, mientras que el enunciador politico se construye a si
‘mismo como fuente privilegiada de la inteligibilidad de la descripcién y de las
fumerosig modalizciones apreiativas (evaluaciones) que ariculen le des
cripcion, ®
Es por supuesto en el componente descriptivo que encontramos los meca-
nismos bésicos por medio de los cuales el discurto politico se hace cargo de la
economi
El componente didiictico
Tanto el componente descriptive como el didéctico comesponden a la
modalidad del saber, Pero a diferencia del componente descriptivo, el compo:
nnente diddctico no es del orden de la constatacién. A través del componente
idctico, el enunciador politico no evalda una situacién, sino que enuncia
un principio general; no describe una coyuntura especifica, sino que formula
lune verdad universal En la “zona” didéctica del discurso politico, las marcas
de Ia subjetividad del enunciador son mucho menos frecuentes: los principios
Se enuncian en el plano intemporal de la verdad, He aqui un fragmento didéc-
tico focalizado en una calificacion negativa de un contradestinatario no iden:
tiffcado:
“Los gobiemos modemos, . . han dejado de ser problemas politicos pa
1a pasar a ser problemas sociales. El que gobierne hoy con criterio tnica-
‘mente politico, ira inremediablemente al fracaso” (Ul. D. Pern, 4-8-4)
E] siguiente fragmento concieme un principio que pone en escena un meta-
colectivo definido como enunciador, y el enunciador mismo del texto, que se
osiciona como prodestinatario privilegiado del meta-colectivo:
“Una eleccién no es solamente un modo de elegir entre 1os candidatos.
Es también una cizcunstancia en la cual el pais entero expresa un mensaje
sus dirigentes® (Valéry Giscard d'Rstaing, decleracian del 22-3-78).
El componente prescriptive
Este componente eutreteje lo que en el discutso politico es del orden del
deber, del orden de Ia nevesidad deontolégica. Dicha necesidad aparece, natu:
9 Sobre el discurso de ta informaciin, ef Elseo Verén, Construr el acontecimiento,
Buenos Aires, Eaitoral Gedis, 1983,
10 A lo largo de la historia de os notiieros en Ia televsién, esta flgura del mediador-
{estigo ha sufrido modificacones importantes y presentado diferentes modalidaces
e construceiin, Ver a este respecto E. Vern, "I est li, je Ie vols, me patie”,
Communiceions, 38:98-120, 1983.
21
a-
‘BL DISCURSO POLITICO
talmente, como de carieter impersonal, como un imperativo universal 0 al
‘menos Universalizable; el enunciador puede sin embargo marcarse explicita-
‘mente como fuente expresiva de la regla deontoldgica enunciada, como en el
jente fragmento:
“Reitero que es necesario, .. revertir el proceso centripeto de concen
tracion de poder que se ha dado en las Oltimas décadas en nuestro pais,
(__) La descentralizacion de la participacion debe redundar en una mayor
cficacia en le gestion, de tal forma que entre la decision y su ejecucién no
fe establezca una enorme cadens de instancies que dilaten o diluyan tal
ejecucibn® (Rall Alfonsin, alocucion sobre el proyecto de traslado de ta
Capital Federal a Viedma, 15-4-56).
ELenuaciado de laregla puede también cobrar I forma de un principio ine
personal, sin que el enunciador busqueartiulrseexpleitament aa legitimi
BEG dela regia en cuestion, Esta “distancia” entre el enunciadory la regia que
1 enuncia, aparece reforzada en el ejemplo siguiente a causa de a formula con-
dicional:
“Si se quiere que se desarrolle una vida asociativa susceptible de ampliar
1 campo de la democracia, es indispensable que las asociaciones obren con
pplena independéncia de los poderes pAiblicos, de los sindicatos y de los par-
fidos” (Francois Mitterrand, Iei et maintenant, 1980).
En situscién de campafia electoral, es el componente prescriptivo el que
‘concentra el mayor nfimero de operaciones de interpelacion orientadas hacia
cl prodestinatatio y el paradestinatario,
El componente programitico
En este componente se manifiesta el peso de los fantasfnas del futuro en
1 discurso politico: ¢s aqui que el hombre politico promete, anuncia, se com-
promete. El componente programdtico se caracteriza por el predominio de las
formas verbales en infinitive y, naturalmente, en futuro; el infinitive puede
ser reemplazado por nominalizaciones, El componente programitico es del
orden del poder hacer.
He aqui un ejemplo caracterizado por el uso insistente de nominalizacio-
nes, y construido en tomo de la oposicién entre el enunciador y el contrades-
tinatario, con tna fuerte acentuacién del colectivo de identificacién’
“,Qué hacer? ;Permanscer prudentemente en wna actitud de indeter-
‘minacibn artistica, haciendo creer que se podria dar a todo el mundo sin
uitarle nada a nadie? (, ..) Nosotros decimos: fuerte aumento de los bajos
Silarios y aumento degresivo por encima; mantenimiento del nivel de ingre-
408 para la capa superior de los verdaderos asalariados (....) reduccibn cada
‘yex mis marcada de los ingresos que se sitian en un nivel todavia més ele-
Vado" (Georges Marchais, secretario del partido Comunista francés, Infor.
fal Comité Central, 12-1-81).
LA PALABRA ADVERSATIVA
ESTRATEGIAS DISCURSIVAS
Enunciar una palabra politica consiste entonces en situarse a s{ mismo y en.
situar tres tipos de destinatarios diferentes, por medio de constataciones, ex
plicaciones, prescripciones y promesas, respecto de las entidades del imagina-
rio: por un lado respecto de aquellas entidades con las cuales el enunciador
busca construir una relacién —Ios metacolectivos— y por otro respecto de la
entidad que funda la legitimidad de la toma de palabra, el colectivo de identi-
ficacion.
Dentro del campo politico en un momento dado, dos estrategias discursi-
vas podrdn ser diferentes:
— en términos de la relacién del enunciador con los metacolectivos singulares
(La Naci6n, La Patria, ete.);
= en términos de la relacién del enunciador con su colectivo de identificacion;
= en términos de las modalidades de construccién de los destinatarios;
— en términos del modo de articulaci
elcontexto de cada componente;
dol enunciador a sus enunciados, en
— en términos del peso y del rol desempeado por los tres tipos de destinata-
rios, en el contexto de cada componente;
— en términos de las modalidades de articulacion de los componentes entre si
{del peso relativo de eada uno.
incomplets— puede en todo caso orientar una exploracién des-
erizar estrategias politicas discursivas. Lo mis probable es que,
en una situacién dada, dos estrategias discursivas dentro del campo politico
difieran en todas estas dimensiones al mismo tiempo.
He tratado de dar una primera forma @ la “intuicién” que nos lleva a ha-
‘blir de ‘discurso politico’ como un tipo de discurso social caracterizado por
ddeterminadas propiedades, que definen un modo particular de funcionamiento.
EL marco conceptual asf trazado es, por supuesto, totalmente insuficiente;
permite apenas formular algunas hipOtesis de trabajo para la tarea de descrip
iin de superficies discursivas. Al mismo tiempo, no hemos proporcionado
ninguna prueba de que las caracteristicas asf definidas como importantes
para le descripoién del funcionamiento de la discursividad politica le sean
realmente especificas
‘Se podria objetar, por ejemplo, que el discurso publicitario se construye
‘een exactamente lor mismos componentes: el mensaje publicitario también
censtata, explica, prescribe y promete. Lo tinico que esta objeci6n sin duda
justa— muestra, es que un tipo de discurso no puede ser caracterizado en tér-
rminos de “actos de lenguaje”. Sean cuales fueren los tipos de “actos” que se
23BL DISCURSO POLITICO
dofinan, se los encontrari, bajo una u otra forma, en todo tipo de discurso,
Los elementos que hemos enumerado no pueden ser considerados aisladamen-
te. Lo que caracteriza Ia especificidad del discurso politico es cierta conf
‘guracién de operaciones discursivas, uno de cuyos aspectos fundamentales ¢s
1 de las operaciones enunciatvas. El dispositivo de la enunciacién publicitaria,
ppor ejemplo, no comporta los tres tipos de destinatarios que hemos evocado
‘muy esjuemiticamente y como consecuencia de ello, la legitimidad del enuncia-
dor publicitario no se sitia en el mismo registro que la legitimigad del enuncia-
dor politico, en particular en lo que hace al papel que desempeiian los meta-co-
lectivos. Dentro de los limites de este articulo me es imposible, sin embargo,
aportar una demostracién de a diferencia fundamental entre él dissurso politico
y el discurso publicitario, Me limitaré a reiterar la observacién segin la cual
el campo politico es un “mercado” solo en lo que hace ala funciOn persuasiva,
{que construye Ia relacién con el paradestinatario; le funciOn de refuerzo y Ia
funcion polémica son fundamentalmente inacesbles a fa Tica de ta “per
EL CUERPO POLITICO
La principal Iiitacin del esguema que acibo de presenter reside en el
hecho de que trata el discurso politico como si ste fuera sdlo un fendmeno
de lengusje, un ente de palabra. Ahora bien, el proceso que he llamado en otto
lugar de la’ mediarizacton de ss sociedades industrials, afecta todos los di
cursos sociales, y el discurso politico en particular. Como resultado de este
proceso, las estrategiasdiscusires,caraterizdas durante mucho tiempo como
Sstratepas do la eseritura y do la palebre, han dabido hacorse cargo de nuevos
Soportes materiales. La imagen televisiva Se ha convertido en el més importante
de estos sopories,y el espacio de Ia pantalla de television se ha vuelto el princ
pal lugar de manifestaci6n de los ceremoniales del Estado.!?
Pero en ese espacio, el politico no estd solo: si la television es, en buena
medida, un espacio pti, no es exclusivamente un espacio politic, A die.
rencia Ge la época anterior a la difusin masiva de fos mediosllamados “elec.
trSnicos", en la cual cierts espacios sociales eran propiamente politicos (los
edificos statales, el parlamento, la sede de los partidos, et.) 0 se transfor.
‘aban transtoriamente en espacios politicos (a “plaza”, durante una mani
festaciin) el espacio televsivo se vuele politico en determinadas condiciones
11 En términos groserameite simplificados: tanto el discurso de la publicidad como
el scurso politico, en vstud del componente persuasive, deben canstrur su logit
‘iad a parr de un prosupuesto dofnzeés:elenunciadgr no puede sino constulrs>
‘como interesado en obtener la adhesion del estinatario, Pero el discuso publicitario
fesuele ol problema exhibiendo su interés, mientras que el dscurso politico debe
preventer el interés del enuncisdor como tranfigurado por el nterés colestvo.
12 Gf Hlisoo Vorén, “Lo séjour et ses doubles: architectures du petit San”, Temps
Libre, Pais, 1161-78, 1985,
LA PALABRA ADVERSATIVA
(Gurante un debate entre candidatos, durante una alocucion del presidente de
Ja Repablica,etc.). Bajo distintas formas, segin la historia de la television en
Jos diferentes paises demoeriticos (sistema privado, como en los Estados Uni-
dos, tradicién de servicio piblico como en Francia) el espacio simbélico de la
televisin es ocupado por otras figuras dominantes que juegan otros juegos de
discurso. La més importante es probablemente la figura del periodista, del
enunciador que toma a su cargo el relato de la actualidad del mundo. El dis
curso de la informacién, enearnado por el periodista, constituye el contexto
dentro del cual, en la mayor parte de los casos, ef discurso politico puede
smanifestarse
Lejos de provocer, como se he pretendido, una simplificacién o una “uni-
dimensionalizacin” de los diseusos, la mediatizacién de las sociedades demio-
criticas vuelve las estratogias dscursivas cada voz més complejas. El lider poli-
tico debe entonces, no solo construir su relacion con los meta-colectivos, no
solo reforzar su vineulo con el prodestinatario, neutralizar la réplica del contra-
destinatario y persuadir al paradestinatario; Ia televisin lo obliga ahora a nego-
ciar la construccién de su imagen con miltiples figuras que ocupan la pantalla
de televsi6n, y que no siempre le failitan la tarea, En muchos catos, esta ‘“ne-
gociacién” se vuelve decisiva, y los efectos sobre los receptores del modo en
que el lider politico interactia con esas otras figuras socigles son tan importan-
‘es como los efectos derivados de la estrategia enunciativa propiamente pol
tica, o del juego de constataciones, explicaciones, interpelaciones y promesas.
He tratado de mostrar en otro lugar como l estructuracién espacial de las
cmisiones politicas puede ser determinante, en la medida en que condicions el
aveeso del Ifder politico al eje de le mirada (controlado habitualmente por el
periodista o el “presentador” del programa) eje que define 1o que llamo al e-
pacio wnbitical, nudo crucial del contacto ente el enunciador y el destinatario
on la televisién.!? En las sociedades democréticas el espacio televisivo es un
‘espacio piiblico y cotidiano a la vez. La irrupcién de la palabra politica’ en
dicho espacio es un fenémeno complejo, que conocemas mal todavia, pero que
fen todo caso ha agregado nuevas dimensiones estratégicas a la produccién del
Aiscurso politico.
La television ha generalizado la construccin, en el orden simb6lico, de lo
‘que podemos llmar el cuerpo signficante.** Como resultado do esta evolu-
in, la enunciaciOn politica pasa ahora por la elaboracion del cuerpo poli
tico, Fl cuerpo politico no es el cuerpo significante de un ciudadano eval
4uiera; interpela la imagen corporal del televidente, activa en éste los modos
de lectura de In gestualidad cotidiana, pero se encuontra en ligero desfasaje
con respecto a dicha gestualidad
La mediatizacién abre nuevas dimensiones al anilisis del discurso pol
tico, Estas nuevas dimensiones no deben hacernos olvidar los complejos mec
nistnos de Is materia lingiistica tal como funcionan en el discurso politic:
“Le séjour et ses doubles..." Joe cit
“Corps Sigifinn”, on: Sexuelité er pouvoir, Pati, Payot, 1976,
25$0 ROLITICO
‘esos mecanismos estin siempre ahi y son siempre importantes, porque los tele-
Yidentes no son sordos ni estipidos (como ciertas teorias de ls “comunicacio-
‘nes de masas” parecen suponerlo). Pero al orden del lenguaje se agroga, en una
configuracién extremadamente compleja, Ia incorporacion de los e6digos del
contacto, propios de la television,
Desde hace mucho tiempo, los ideres politicos estaban obligados a produ
é cir textos sinceros; la radio los llev6 a buscar un tono sincero; hoy en dia deben
‘construir un cuerpo sincero. Pero la sinceridad de un candidato, la sinceridad DOS VARIANTES DEL JUEGO DE LA POLITICA
de um presidente, no sc elaboran de le misma manera que la sinceridad de un EN EL DISCURSO ELECTORAL DE 1983
presentador de notciario.
‘Valéry Giscard «'Estaing, en el anuncio de su candidaturs@ la presidencia Leonor Arfuch
de le Repiblica en 1974, manifest6 que queria clavar su mirada en los ojos
dde Francia. Lo que pens6 Francia de semejante mirada no lo sabemos, pero
Si lo que penseron los ciudadanos-elevidenies en 1981, cuando al presidente
fen cuestion, tras siete aos de tele-mirada, se present6 como candidato a un
nuevo perfodo.
‘Olvidar que mirar a los ojos de millones de personas es a Ia vez interessn
te y complicado, es igualmente peligroso para un presidente de la Repablica
¥y para un investigador del discurso politico.
a en france “o voudrais egurder la France au fond des yeux”.