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REFORMA PROCESAL Y SEGURIDAD CIUDADANA

IMPACTO Y CAMINOS DE ACCION


INTRODUCCION

Junto con la implementación de las reformas procesal penales ha existido un fenómeno


compartido en la mayoría de los países de la región de crecientes demandas originadas
por el aumento de la inseguridad ciudadana y del temor al delito. Si bien es cierto se
trata de fenómenos autónomos entre sí, en buena parte de los países de la región se
justificó la necesidad de cambio del sistema procesal en mejorar estos aspectos, lo cual
permitió, a su vez, crear consensos y apoyos políticos a la reforma. Por lo mismo, estos
problemas han generado fuertes demandas a los sistemas reformados que no han sido
capaces de satisfacer y que generan disconformidad con los nuevos procesos penales.

Este módulo intenta explorar diversas respuestas que el sistema podría dar a estas
demandas, como asimismo mostrar experiencias exitosas de intervención de los actores
del sistema en el tema. En este sentido, se analizará especialmente experiencias del
Ministerio Público en la materia.

El objetivo general de este módulo es el de plantear la discusión acerca de la pretensión


de que el sistema de justicia penal se haga cargo de la demanda ciudadana por seguridad
en términos de buscar una respuesta más eficaz frente a los delitos. Al mismo tiempo, se
pretende dar a los alumnos una noticia general acerca de algunas de las estrategias que
se han planteado con el fin de intentar hacerse cargo de ese problema.

HACIA UN NUEVO MODELO DE PERSECUCION PENAL

Esta primera lección pretende plantear la necesidad de revisar el modelo tradicional de


persecución penal y la de avanzar hacia uno nuevo en el que los organismos encargados
de esta actividad respondan por resultados concretos.

Tradicionalmente los sistemas de justicia penal se han visto a si mismos como


organizaciones vinculadas a objetivos generales y abstractos como son el de dar
cumplimiento a la ley o realizar una cierta noción de la justicia. Estos objetivos tienen
como característica la de ser valiosos en si mismos y no estar, por lo tanto, conectados
directamente ni ser dependientes de variables sociales más concretas, como podría ser
la calidad de vida de la población, ni aun a otras más cercanas a la actividad del sistema
de justicia penal, como son la reducción del delito o el aumento o la disminución de la
población encarcelada.

Esta noción tradicional acerca de los objetivos del sistema judicial se vinculó a su vez
con algunas estructuras básicas de su organización, fundamentalmente con la idea de
independencia, la que se entendió orientada a preservar al sistema de interferencias o
influencias externas que pudieran apartarlo del cumplimiento de sus objetivos
fundamentales. De este modo, una visión muy clásica acerca del sistema de justicia
penal diría que este debe ser autónomo de toda influencia social, política o económica
externa con el fin de garantizar una aplicación objetiva de la ley penal.

Esta idea tradicional acerca de los sistemas judiciales aparece hoy cuestionada desde
varias perspectivas y resulta indispensable hacerse cargo de ese debate:
La práctica
Una primera crítica a la noción planteada proviene desde la experiencia concreta de la
práctica de los diversos sistemas judiciales en cuanto a su burocratización. Podríamos
expresar esto de la siguiente manera: En la medida que los objetivos de los sistemas
judiciales son muy abstractos estos tienden a perderse de vista, instalándose en el
funcionamiento del sistema una infinidad de ritos y trámites que en realidad se repiten
por inercia más que por su relación con los objetivos originales.

Esta burocratización se vincula también con el surgimiento al interior del sistema


judicial de objetivos no explícitos pero que suelen ser muy importantes, vinculados a
los intereses de sus propios miembros. Los diversos actores del sistema, jueces, fiscales,
defensores, empleados están, como cualquier persona, interesados en su comodidad, en
su estabilidad o en la mejora de sus remuneraciones y resulta muy fácil para ellos
promover sus propios intereses por medio de la invocación de objetivos abstractos muy
difícilmente evaluables.
La gestión del gasto público:

Por otra parte esta noción tradicional entra en colisión con la idea de una moderna
gestión del gasto público, esto es, en la medida en que los sistemas judiciales van
generando gastos crecientes se hace necesario ejercer un control sobre la eficacia y
eficiencia de ese gasto. Si es que los objetivos del sistema son completamente
abstractos y por lo tanto no mensurables, éste control no es posible.

Demandas concretas de la sociedad:

Por último, la crisis del modelo tradicional viene planteada por el surgimiento desde la
sociedad, de un conjunto de demandas muy concretas que se expresan de diversas
maneras y que en los tiempos actuales adquieren tal fuerza que pasan a constituirse en
elementos absolutamente centrales dentro de los que condicionan la evolución del
sistema judicial. Estas diversas demandas dan cuenta de la enorme complejidad de las
sociedades modernas, sus énfasis cambian con mucho dinamismo. Existen mediadores
que a veces las manipulan y algunas de ellas resultan contradictorias entre si. No
obstante, tienen en común el hecho de impactar muy fuertemente a los sistemas de
justicia penal. Sin duda, actualmente la principal de esas demandas proviene de la
creciente preocupación por el delito y la inseguridad que genera, pero también están
presentes otras demandas, entre ellas sigue siendo muy relevante la preocupación por el
respeto a los derechos de los ciudadanos y a las libertades públicas. Asimismo, hay una
clara demanda por una mayor calidad en la prestación de los servicios.
EJEMPLO 1
El primero de ellos corresponde a un extracto de los indicadores subjetivos recopilados
y analizados en el marco del Reporte sobre el estado de la Justicia en las Américas
2002-2003, elaborado por el Centro de Estudios de Justicia de las Américas, disponible
en www.cejamericas.org/reporte , este da cuenta de las crecientes demandas de la
sociedad en materia de preocupación de derechos ciudadanos y libertades públicas:

Calidad del Servicio


La justicia como servicio: evaluación ciudadana

El Barómetro de Gobernabilidad de CIMA (Consorcio Iberoamericano de Empresas de


Investigación de Mercados y Asesoramiento, CIMA, 2003) también recoge la opinión
ciudadana sobre la calidad de las instituciones en términos del servicio que ofrecen. En
promedio, dos de cada diez ciudadanos de América Latina considera óptimos (es decir
muy bueno y bueno) los servicios prestados por la justicia a la comunidad, mientras el
54,8% de la población evalúa la calidad de esos servicios como mala y muy mala. Poco
más del 14% opina que la calidad no es ni buena ni mala .

A nivel de países, hay diferencias importantes de la percepción ciudadana sobre este


tema, si bien en casi la totalidad de ellos se observa una evaluación deficiente.

Índice de Libertades Civiles


En 1972, la organización estadounidense Freedom House inició un estudio mundial
destinado a identificar y clasificar a los diversos países del orbe en una escala que
mostrara y calificara el grado de respeto y práctica de los derechos políticos y libertades
civiles. La escala propone una clasificación de los países en tres categorías: libre,
parcialmente libre, y no libre. Desde entonces, la organización ha realizado anualmente
esta evaluación y publica sus resultados en un informe titulado Freedom in the World.

La evaluación de Freedom House se basa en un índice integrado de dos componentes:


derechos políticos y libertades civiles, construido a partir de los resultados de una
encuesta distribuida a expertos y analistas en 192 países (entre ellos, los 34 Estados
miembros de la OEA) y 17 territorios. La escala contempla una clasificación de 1 a 7,
en la siguiente gradación: 1 a 2,5 equivale a un país libre; 3 a 5,5 a parcialmente libre; y
5,5 a 7 a un país evaluado como no libre.

En el caso de las libertades civiles, la encuesta incluye catorce preguntas. Una parte de
ellas aborda tópicos relativos específicamente al desempeño y funcionamiento del
sistema de justicia, a saber: independencia del poder judicial; prevalencia del Estado de
Derecho en la resolución de las disputas civiles y criminales; igualdad de trato, por parte
de la justicia, para toda la población; condiciones en los recintos penitenciarios;
protección de los derechos de propiedad; y control directo del poder civil a la policía.

Un puntaje alto en el índice de libertades civiles equivale a una evaluación negativa en


ese conjunto de tópicos. Además de la calificación en puntaje, el informe incluye un
reporte narrativo para cada país, en el que se documentan las deficiencias o progresos
puntuales para cada una de las preguntas.

Un examen a los resultados de las calificaciones otorgadas a los países de las Américas,
muestra que, en 2001, poco más de la mitad de los estados del continente fueron
clasificados en el estatus de "libres". Haití, en tanto, registró las mayores debilidades
(con 6 puntos), seguido por Venezuela, y, en menor medida, Guatemala y Colombia.
Entre 1996 y 2001, diez países mejoraron su evaluación. Bahamas, Uruguay y Grenada
lograron sumarse al grupo de nueve países que exhiben instituciones considerablemente
respetuosas de las libertades civiles, con judicaturas independientes, bajos niveles de
corrupción y un sistema judicial comparativamente más eficaz que el de los países
vecinos. Junto a ellos aparecen como los mejor evaluados Canadá, Estados Unidos,
Barbados, Belice, y San Vicente y las Granadinas.
EJEMPLO 2
El segundo corresponde a un extracto del texto “El Ministerio Público en la Reforma
Procesal Penal en América Latina: Visión General acerca del Estado de los
Cambios” de Mauricio Duce.

Comprensión de Rol: Las otras funciones del Ministerio Público en un


Sistema de Justicia Criminal

“ No ha sido fácil la instalación del nuevo rol de persecución penal en manos de


los fiscales en varios países de la región. En algunos, los jueces no han dado el
espacio a los fiscales para intervenir de forma relevante en el proceso. En otros,
en cambio, los propios fiscales no han tenido la suficiente fuerza para abrir un
espacio adecuado en el sistema al cumplimiento de sus roles (por ejemplo en sus
relaciones con la policía). Sin embargo, poco a poco se ha ido consolidando el
rol de persecución penal que el nuevo proceso asignaba a los fiscales. No ha
ocurrido lo mismo con otras funciones que le corresponden al Ministerio Público
y que exceden el ámbito estrictamente procesal. Dentro de ellas, me parece que
una de las más significativas se refiere a la contribución de esta institución en los
problemas de seguridad ciudadana que afectan a la mayoría de los países de la
región.

En efecto, durante la última década ha existido una creciente preocupación de la


opinión pública respecto a la seguridad ciudadana en la mayoría de los países de
la región. Una muy extendida percepción en la región es que las tasas de
criminalidad han aumentado drásticamente sin que el sistema de justicia criminal
haya sido suficientemente capaz de manejar tal situación. La consecuencia
natural de esto ha sido un crecimiento significativo de las demandas ciudadanas
exigiendo cambios que permitan aumentar la eficiencia del sistema para
investigar delitos y castigar a los criminales. Ello ha constituido un catalizador
de las reformas realizadas al proceso penal y al Ministerio Público en la región.

No es este el momento de discutir cuánto la reforma procesal penal y el


Ministerio Público pueden efectivamente contribuir con políticas eficaces de
seguridad ciudadana para la prevención del delito. En mi opinión, dentro del
marco limitado de acción del sistema de justicia criminal y del Ministerio
Público, la reforma es susceptible de realizar importantes contribuciones para
combatir los problemas de inseguridad y delincuencia. Ello, sin embargo, no es
una consecuencia directa e inmediata de la reforma, sino que supone el
desarrollo de varios elementos muy específicos. Uno de los principales aspectos
que ello requiere es que el propio Ministerio Público asuma como parte de sus
objetivos institucionales algunas acciones en la materia. Así, por ejemplo, se
pueden producir mejoras relevantes en materias de prevención si el Ministerio
Público logra niveles de coordinación más finos con las agencias estatales a
cargo de los programas de prevención. Lo mismo si se hace uso de sus
herramientas procesales en forma que no sea contradictoria con políticas
criminales orientadas a la mejora de niveles de seguridad ciudadana. De otra
parte, una adecuada atención a las víctimas, primeras personas en donde la
sociedad forma sus percepciones acerca del trabajo del sistema, puede constituir
una estrategia clave para mejorar los niveles de confianza en el sistema y
disminuir las sensaciones de temor ciudadano. Los ejemplos anteriores
constituyen algunos ejemplos frente a múltiples experiencias que existen en el
ámbito internacional en la materia.

El problema es que, en varios países de la región, el Ministerio Público no ha


mostrado sensibilidad en el tema y, por el contrario, se ha manifestado
públicamente reacio a asumir cualquier responsabilidad en materia de seguridad
ciudadana argumentando en muchos casos que dicha responsabilidad no forma
parte de sus funciones ni de sus obligaciones. Esta situación ha impedido que la
reforma a los Ministerios Públicos haya podido rendir todos los frutos que era
posible obtener. Además, ello ha constituido un foco de crítica que ha llevado a
deslegitimar a la institución en frente de la opinión pública y, en muchas
ocasiones, para cuestionar la conveniencia de la reforma en su conjunto.

El Ministerio Público debe abandonar la concepción rígida y tradicional según la


cuál le toca desempeñar el papel de una institución cuasi-judicial cuyo único rol
relevante es el procesal. Esto es un error desde el punto de vista técnico, a la vez
que desde un punto de vista político constituye una muy mala estrategia de
inserción institucional.”
Esta crisis del modelo tradicional tensiona a los sistemas de justicia penal y los obliga a
hacerse cargo de las demandas sociales. En ese sentido, lo interesante parece ser pensar
en la posibilidad de hacerse cargo de las demandas sin desvirtuar los valores básicos del
sistema como son la independencia, la imparcialidad y el profesionalismo. En nuestra
opinión, una de las cuestiones que resulta más importante para avanzar en esta línea de
acoger los requerimientos de la comunidad sin desvirtuar los valores del sistema dice
relación con la posibilidad que ofrece el sistema acusatorio de deslindar diversas
responsabilidades entre los diversos actores del mismo. Esto es, el sistema acusatorio
ofrece la posibilidad de identificar con mucha más claridad cuales son las agencias del
sistema que deben responder por los diversos objetivos sociales que el sistema pretende
realizar. Entonces, por ejemplo, frente a la demanda por seguridad, es claro que esa
demanda debe recaer sobre el Ministerio Público. Es decir, es este organismo quien
debe promover ese bien social y quien debe sobre todo responder frente a la comunidad
por lo avances o retrocesos en el logro de ese objetivo. Por el contrario, ni los jueces ni
menos aún los defensores tienen por que dar cuenta de su actuación en relación con este
objetivo. Ellos están a cargo de la producción de otros bienes como son el respeto por
los derechos del imputado, la correcta aplicación de la ley o la imparcialidad en las
decisiones del sistema.
El objetivo de esta segunda lección es discutir acerca de algunas de las principales
objeciones que se suelen hacer a la idea de que el Ministerio Público deba desarrollar
una estrategia orientada al mejoramiento de la seguridad.
Complejidades en la responsabilidad del ministerio público referente a la promoción de
la seguridad:
La idea de hacer que el Ministerio Público asuma una responsabilidad concreta en la
obtención de resultados en el área de la promoción de la seguridad presenta algunas
complejidades que vale la pena explorar.

Complejidades en la responsabilidad del ministerio público referente a la


promoción de la seguridad:
Tensión entre eficacia y garantía.:

La primera cuestión que vale la pena plantear es la discusión acerca de la


contradicción que aparentemente existe entre eficacia y garantía cuando se trata de
resolver cualquier cuestión al interior del sistema de justicia penal. Parece bastante
obvio que la tensión entre estos dos valores es importante y que ellos siempre están
presentes. No obstante, no pensamos que sea cierto que cualquier decisión que
suponga avanzar en cualquiera de los dos sentidos supone retroceder en el otro.

El gran argumento a favor de este punto de vista dice relación con la constatación de
que, hasta ahora, los sistemas de justicia penal latinoamericanos parecen habérselas
arreglado para ser poco garantistas y, a la vez, ineficaces. Es decir, no parece ser
posible en principio atribuir los problemas de eficiencia al exceso de garantías,
consecuentemente no parece lógico presumir que cualquier avance en la eficiencia
del sistema va a ser a costa de un retroceso en las garantías.

Es más, en un contexto tan deteriorado como el que existe en nuestros países


pareciera ser que es perfectamente posible avanzar paralelamente y al mismo tiempo
tanto en el mejoramiento de las garantías como en el mejoramiento de la eficacia.
Esta posibilidad tiene que ver con la construcción de sistemas racionalmente
organizados, esto es, con Ministerio Públicos, tribunales, defensas públicas y
agencias policiales que cumplan con sus funciones razonablemente. Si esa sencilla
meta se alcanzara significaría un enorme avance tanto de la eficacia como de las
garantías, y probablemente a partir de ese nivel mínimo en adelante si se plantearía
con claridad la contradicción entre eficacia y garantías.

Ejemplo:

Un claro ejemplo de lo anterior dice relación con la disminución de los tiempos de


duración de los procesos. Pareciera ser que en tanto se generan por los diversos actores
del sistema procesos de gestión de trabajo más eficientes, la duración de los procesos
tiende a ser menor. Con ello no solo el sistema gana eficacia y un uso eficaz de los
recursos, sino que, y quizás lo más importante, esto se traduce en un claro aumento de
las garantías de las partes, principalmente para el imputado, en cuanto el transcurso del
tiempo es uno de los factores principales que contribuyen al deterioro de la situación de
éste, particularmente en lo que dice relación con la aplicación de medidas cautelares
La demanda de seguridad en concreto:

La segunda cuestión es la de hacerse cargo de la demanda en concreto. Es decir se trata


de reconocer con claridad que los problemas de seguridad no pueden ser definidos de
manera general y abstracta en términos de nociones tales como aumento del crimen o
generalizada inseguridad. Este tipo de visiones generales y abstractas lo que hacen es
obscurecer el problema y se prestan para el surgimiento de respuestas también generales
y abstractas tales como el endurecimiento general del sistema, la reducción de garantías,
el aumento de las penas u otras similares.

Ejemplos de este tipo abundan en nuestros países. A continuación véase el siguiente


extracto tomado de una entrevista a un técnico de un instituto de estudios de corriente
opositora al gobierno del respectivo país.

“ En materia de delincuencia debe ser el gobierno central el responsable de velar


por que los delincuentes sean procesados y sancionados oportunamente. Es decir,
debe preocuparse de la aplicación de las disposiciones legales y contar con la
infraestructura requerida para ello. Un elemento central en la lucha contra la
delincuencia es que los delincuentes cumplan las respectivas condenas. Si estas
resultan ser insuficientes, deben ser corregidas. Dado los altos grados de
reincidencia, es decir que un determinado número de delincuentes son
responsables de una parte importante de los delitos cometidos, en la medida que no
se endurezcan las penas para ellos y se mantenga esta suerte de "puerta giratoria"
de los centro penales, difícilmente se podrá reducir los niveles delincuencia
registrados en el último tiempo.”

Identificar precisamente los problemas de seguridad


Por el contrario, abordar el problema de la seguridad supone reconocer su especificidad.
Es decir, se trata de un conjunto de delitos muy precisos que se cometen en ciertos
lugares también precisos, por personas que tienen determinadas características, que
afectan a ciertas víctimas.

De esta forma, los problemas de inseguridad deben ser objeto de una identificación
precisa, detallada, ojalá desagregada geográficamente en términos de poder identificar
con precisión que el problema es el aumento de los robos o el desarrollo de secuestros
en tal o cual lugar y con tales o cuales modalidades. Una visión concreta de los
problemas permite una discusión racional acerca de los mismos, evita la generación de
propuestas generales de endurecimiento y permite el desarrollo de propuestas
específicas de respuesta a los problemas concretos .

Así, para graficar lo sostenido comparemos el siguiente trozo con el discurso general
que revisamos con anterioridad .

“A partir de los frecuentes asaltos de que son víctimas cada día los choferes de la
locomoción colectiva en la ciudad, la Federación del Transporte de Locomoción
Colectiva Menor de la misma ciudad, ideó el proyecto "Comuna Segura
Movilización al 100%". Esta iniciativa involucra a cerca de 1.500 colectivos de la
comuna y su objetivo es prevenir los delitos que se producen de manera periódica
en estos vehículos de transporte. Se trata de dotar con un sistema de alarmas
luminosas a todos los colectivos agrupados en la Federación, complementado con
un sistema de comunicación coordinado con la policía, de esta forma los choferes
efectuarán una labor de vigilancia en los sectores que recorren los autos, alertando
las emergencias a la policía en las bases de cada línea. Se estima que esta propuesta
beneficiará a cerca de 163 mil personas de la comuna.”
Autonomía del Ministerio Público y de los fiscales:

Otra cuestión que suele ser bastante problemática cuando se plantea la necesidad de un
posicionamiento estratégico del aparato de persecución penal es la cuestión de la
autonomía tanto de la agencia del Ministerio Público en general como de cada uno de
sus integrantes en particular. La noción más común es la que tiende a asimilar la
necesidad de autonomía de los fiscales y del Ministerio Público a la idea de
independencia judicial, es decir se produce una especie de traspaso cultural desde el
mundo judicial hacia la persecución penal de la noción de que solo la completa
autonomía de los fiscales. El problema que se presenta dice relación con que a
diferencia de los jueces, el Ministerio Público de acuerdo con estos nuevos desarrollos
en su función, está orientado a desarrollar una actividad orientada a la consecución de
objetivos precisos y evaluables. Esto supone que tanto en la definición de esos objetivos
como en la evaluación de su cumplimiento.Un ejemplo que puede ayudar a graficar lo
señalado está constituido por el trozo que a continuación sigue en la siguiente lectura
vinculada:

DOCUMENTO DE LA COMISIÓN NOMBRADA PARA REVISAR Y


EVALUAR LA MARCHA Y FUNCIONAMIENTO DEL NUEVO SISTEMA DE
ENJUICIAMIENTO CRIMINAL (HAGA CLICK ACÁ PARA VER EL
DOCUMENTO).

Por otra parte, el cumplimiento de esa función supone la entrega al Ministerio Público
de recursos públicos, y su utilización también debe estar sujeta a mecanismos de control
no solo formales sino sustanciales en términos de la eficacia en el uso de los recursos, el
desarrollo de programas específicos de persecución, el cumplimiento de metas
etcétera.Es decir, en la medida que entendemos que el Ministerio Público cumple una
función vinculada a la producción de resultados y a la prestación de servicios muy
concretos y evaluables que requiere de crecientes recursos públicos, surge la necesidad
de un sistema de control y de rendición de cuentas intenso frente a la comunidad. Pero
por otra parte sigue también vigente el problema del enorme riesgo de manipulación de
la persecución penal con fines políticos. Para graficar en parte este último punto veamos
a continuación un extracto del Informe de Bolivia del Proyecto de Seguimiento de
CEJA el que contiene una visión bastante problemática del tema del vínculo del
Ministerio Público con las autoridades políticas y los peligros de afectar su autonomía
institucional:

Prevención y persecución del delito:

Por último parece necesario plantear la discusión acerca de la visión tradicional que
pretende establecer una distinción muy tajante entre las actividades destinadas a
prevenir el delito y aquellas destinadas a perseguirlo. Según esta visión la actividad de
prevención es una actividad que se desarrolla antes de que el delito ocurra. Se trata de
actividades vinculadas con políticas sociales, educativas, relativas al empleo y
vinculadas al trabajo policial en sus dimensiones de control callejero, de vigilancia y
otras actividades similares. La actividad de persecución por su parte ocurre con
posterioridad a la comisión del delito, es eminentemente reactiva y recae sobre las
agencias judiciales o sobre la policía en su dimensión investigativa.
PREVENCION Y PERSECUCION DEL DELITO PROBLEMA QUE CONLLEVA
 
 

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Esta distinción tan tajante es problemática en varios sentidos:

- En primer lugar, porque la actividad de persecución esta orientada a la aplicación


de penas y en un estado moderno las penas siempre tienes objetivos preventivos de
carácter general o especial. En consecuencia, podemos decir que cuando la policía o
los fiscales persiguen un delito y cuando los jueces aplican una pena están buscando
prevenir delitos, esto es evitar que estos ocurran en el futuro.

- Pero además esta distinción es problemática porque las estrategias preventivas más
eficaces si bien es cierto se componen muy fuertemente de elementos de carácter
social, como son por ejemplo el refuerzo del sistema educativo o el mejoramiento de
la vigilancia y la iluminación en un cierto lugar por ejemplo, suelen requerir
también de componentes que suponen el uso de la persecución. Por ejemplo,
suprimir de un determinado sector el expendio ilegal de bebidas alcohólicas, a fin de
colaborar con la disminución del alcoholismo juvenil, o poner énfasis en la
exclusión de ciertas conductas especialmente problemáticas de un cierto lugar,
como podría ser el tráfico de drogas en un sector aledaño a un establecimiento
educacional. Pero además, como veremos más adelante, la información acerca de
los delitos que se cometen y sus modalidades es un elemento común necesario a
ambas estrategias.

Por lo tanto, podemos decir que, si bien es cierto la prevención del delito es una
actividad que excede con mucho en su alcance a la persecución del mismo, una
estrategia de persecución adecuada debe conectarse con la prevención de manera
muy directa, primero reconociéndola como uno de sus objetivos y luego
integrándola operativamente para la toma de decisiones. Es decir, las decisiones de
persecución sea que consistan en perseguir o no hacerlo o en buscar ciertos tipos de
solución u otros deben hacerse teniendo en cuenta las necesidades de prevención y
ojalá como parte de una estrategia de prevención.

LA PERSECUCION PENAL COMO ESTRATEGIA


En esta tercera lección nos referiremos a algunas nociones muy elementales que
forman parte de lo que podríamos llamar una estrategia de persecución penal en la
que el Ministerio Público puede participar actualmente.
INTRODUCCION
Lo primero que vale la pena resaltar es esta idea de estrategia que, como resulta
obvio, se diferencia fundamente de la noción más tradicional de acuerdo con la cual
la persecución es una actividad orientada a objetivos muy generales como la
aplicación de la ley o la producción de justicia.

Cuando hablamos de estrategia es porque estamos pensando en una situación en la


cual existen resultados concretos que es necesario alcanzar. También estamos
pensando en medios disponibles para alcanzar esos resultados. Entre estos se
cuentan los recursos presupuestarios, el personal disponible, pero también las
facultades legales con que cuenta el ministerio público. Finalmente, estamos
pensando también en que existen obstáculos, restricciones, limitaciones que es
necesario considerar.

RESULTADOS
En relación con los resultados es necesario indicar que, en general, los nuevos
desarrollos de la persecución penal han estado fuertemente orientados a la búsqueda
de resultados en dos áreas principales que son: la disminución del crimen y la
disminución del temor al crimen. Como es obvio, se trata de cosas distintas aunque
relacionadas. Mientras la primera se vincula a la posibilidad de lograr una menor
ocurrencia de delitos la segunda se refiere a la percepción subjetiva de la seguridad.

En cualquiera de estos dos niveles es necesario formular objetivos muy precisos que
sean evaluables, esto es, que permitan determinar si es que a partir de la actividad de
persecución desarrollada se consiguen o no cambios. En ese sentido no parece
razonable fijar objetivos generales como la reducción de la tasa de criminalidad
debido a que difícilmente una estrategia puede cubrir un espectro tan amplio de
circunstancias. Por otra parte, el conjunto de variables que pueden influir en algo tan
general son inmanejables. Parece necesario entonces determinar objetivos mucho
más acotados como puede ser reducir el número de cierto tipo de delitos o mejorar
la seguridad en un cierto lugar de la ciudad, o en el terreno subjetivo, mejorar la
percepción que los ciudadanos tienen del propio sistema de justicia, u otorgar una
mayor visibilidad al trabajo de los fiscales.

Otros objetivos:

Además de los objetivos mencionados también se ha planteado un tercer objetivo de


mayor alcance que es el mejoramiento de la calidad de vida de la población. Este
planteamiento es más complejo y se basa en la idea de que la ocurrencia de delitos, y
especialmente la percepción de inseguridad, constituyen elementos que afectan de modo
muy radical la vida de las personas, en especial la de las personas más pobres y más
débiles que cuentan con menos medios para procurar por si mismos . La expresión más
concreta de esta idea es que quienes viven en un entorno de alta inseguridad, tanto
objetiva (realidad de delitos) como subjetiva (percepción de delitos), ven afectada de
manera radical su calidad de vida. Su entorno se deteriora, su propiedad pierde valor,
sus posibilidades de obtener trabajo disminuyen, la persona tiende a disminuir sus
salidas, aumenta la presión sicológica sobre el se deteriora su salud mental. A partir de
esta noción es posible concebir entonces que un objetivo de la estrategia de persecución
debe ser el mejoramiento de la calidad de vida.

Este objetivo también es necesario operacionalizarlo en términos que hagan posible la


evaluación de la estrategia seguida, es decir hay que determinar de modo muy preciso
que cambios se esperan
MEDIOS
En cuanto a los medios, ya hemos indicado que estos son múltiples pero sin duda el más
importante desde el punto de vista de nuestro análisis es aquel constituido por las
facultades de persecución. Es decir, la estrategia consiste en cómo ordenar las
decisiones de persecución para la consecución del objetivo definido.
Supongamos entonces que el objetivo dice relación con mejorar la seguridad en
un determinado lugar de la ciudad. Esto podrá significar perseguir con mucha
energía a los delitos graves cometidos allí, pero también podrá significar, por
ejemplo, solucionar los incidentes menores por medio de acuerdos reparatorios o
suspensiones del procedimiento que supongan compromisos de evitar los
comportamientos más conflictivos en ese mismo lugar. Pero, además, de estos
medios más tradicionales el Ministerio Público puede desarrollar otros medios
para el desarrollo de su estrategia, por ejemplo una mejor capacidad de
comunicar sus decisiones a la ciudadanía o una mejor coordinación con la
policía en términos de compartir objetivos y acciones.
Dos ideas de persecución:

Este tipo de aproximaciones estratégicas suelen vincularse con dos ideas muy
importantes. Por una parte se suele hablar de una persecución penal orientada a
los problemas, esto quiere decir que el trabajo de la persecución debe ser capaz
de trascender la mera tramitación de cada caso y debe poder mirar la realidad
social de la estos provienen siendo capaz de identificar las situaciones que los
generan y a partir de esa identificación de los problemas debe poder diseñar
soluciones que en lo posible contribuyan a resolver, o a lo menos a mitigar, la
situación de fondo que genera los incidentes.

Es decir, estamos hablando de un método de trabajo que consiste en ir de los


incidentes a los problemas, de los problemas a la propuesta de soluciones que se
traducen en estrategias, el uso de las facultades de persecución en el contexto de
la estrategia, todo esto seguido de una evaluación y de un proceso de aprendizaje
institucional.

La segunda noción que suele utilizarse es aquella de persecución orientada a la


comunidad, esto se refiere a varias, cosas entre las mas importantes esta la idea
de restablecer un vinculo muy fuerte entre la persecución penal y la comunidad a
la que sirve, esto se traduce en que la definición de los problemas y de las
estrategias supone la participación de la comunidad, esto es los problemas son
los que la comunidad identifica como tales y prioritarios. También se refiere al
control sobre la actividad de la fiscalía. La fiscalía debe abrirse al control del
público. También suele vincularse esta idea de orientación a la comunidad a un
cambio en el despliegue territorial de los fiscales, programas de
descentralización y de establecimiento de asignaciones permanentes de fiscales
con barrios sectores de la ciudad, con cuyas comunidades establecen vínculos y
formas de responsabilidad.

En torno a estas dos nociones, solución de problemas y persecución comunitaria,


se suele plantear también la cuestión de la coordinación con otras agencias. Esto
es, en la medida en que los fiscales logran identificar situaciones que generan
hechos delictivos deben tratar de conocerlas bien y entenderlas. Para eso es
necesario que recopilen la experiencia y la información que todas las demás
agencias y organizaciones vinculadas con ese problema puedan tener y al mismo
tiempo deben procurar involucrar a todas esas agencias o a varias de ellas en la
estrategia de solución del problema.
Rol del Ministerio Público:

El rol que al Ministerio Público quepa en este tipo de estrategias es muy variable. Es
posible pensar que en algunos casos la estrategia provenga de otros actores como el
gobierno local o la policía. De hecho, estas ideas surgieron en el mundo anglosajón
vinculadas, en primer lugar, al trabajo policial y en ese contexto es más bien la policía
quien lidera la aproximación a los problemas y a la comunidad, y la fiscalía acompaña
ese desarrollo con posterioridad. Pero también es posible concebir que la fiscalía asuma
un mayor liderazgo en una aproximación estratégica y que sea ella quien convoque a los
demás actores necesarios para una aproximación preventiva en la cual la persecución se
ponga al servicio de un trabajo de más amplio alcance.

Estas ideas han dado lugar a lo que se conoce como community prosecution. A
continuación sigue un texto que explica las principales características de este
movimiento:

Definiendo Persecución Comunitaria


Publicado en Prosecutor, March/April 1994 n° 28, pág. 13 y 14 Norma Mancini
Stevens
Senior Policy Analyst Nat. Drug Prosecution Center
OBSTACULOS
Por último cabe mencionar que una estrategia debe hacerse cargo también de los
obstáculos que existen para el logro de los objetivos que se definan, como es obvio estos
obstáculos pueden ser de muy diverso tipo y tienen que ver tanto con las complejidades
de la realidad sobre la que se quiere intervenir como con las limitaciones propias del
aparato estatal con el que se cuenta. De manera general cabe indicar que intervenciones
del tipo de las que estamos hablando suponen de un proceso progresivo de aprendizaje,
esto es cualquier estrategia que se aplique debe ser evaluada y corregida de manera
progresiva de modo tal que el sistema de persecución penal vaya haciendo un
aprendizaje y vaya acumulando conocimiento, tanto sobre la realidad y sus dificultades
como sobre las líneas posibles de acción y sus posibilidades y limitaciones.
EL OBJETIVO DE ESTA CUARTA LECCION
Esta última lección pretende pasar una breve revista a algunas de las
aproximaciones estratégicas posibles para lograr una persecución penal más efectiva
en cuanto a la reducción del crimen y el aumento de la sensación de seguridad.
INTRODUCCION
Como ya hemos indicado, la posibilidad de otorgar mayor efectividad a la tarea
de persecución se vincula fuertemente con cambiar el foco de su atención desde
el mero tratamiento de los casos individuales hacia una comprensión más
compleja de la realidad del conjunto de los delitos que se cometen en una cierta
jurisdicción para identificar allí los problemas que generan la ocurrencia de
hechos delictivos, diseñando estrategia para abordar esos problemas y luego
poniendo las facultades de persecución al servicio de esas estrategias.

La posibilidad real de funcionar de la manera indicada y las experiencias


relativamente exitosas que se han desarrollado fundamentalmente en los países
anglosajones se basan en la idea de que el análisis del conjunto de los casos que
conoce el sistema permiten establecer patrones de comportamiento de la
criminalidad, elementos comunes al origen o a las manifestaciones concretas de
los delitos que pueden dar lugar a la posibilidad de desarrollar estrategias de
intervención mucho mas eficaces que la mera tramitación de los casos uno a
uno.

Dicho de otro modo, aparentemente los delitos no surgen en una ciudad o en una
comunidad de manera completamente aleatoria. Por el contrario, pareciera ser
que a lo menos una gran porción de ellos se vincula a un conjunto relativamente
pequeño de personas, circunstancias o lugares y pareciera entonces que el modo
mas productivo de enfrentarlos tiene que ver con la identificación de esos
factores comunes que son muy concretos y que una vez identificados pueden
pasar a constituirse en problemas que pueden ser abordados por medio de una
estrategia de respuesta que apunte a solucionarlos o al menos a limitarse efectos.

La experiencia acumulada de estudios criminológicos muy concretos parece


mostrar que existen tres elementos que permiten establecer estas agrupaciones
de delitos de manera productiva para efectos del diseño de respuestas eficaces.
Estos elementos de agrupación son:

1. La existencia de autores reiterantes


2. La existencia de víctimas especialmente vulnerables
3. La existencia de lugares en los que se concentra un gran número de
incidentes delictivos.

AUTORES REITERANTES
En relación con los autores reiterantes, en el recuadro n° 1 podemos ver como
una fiscalía local plantea que su estrategia principal consiste en identificar a un
conjunto de sujetos que se consideran responsables de un gran número de delitos
para intentar controlarlos de manera eficaz. En este tipo de aproximación el foco
de atención pasa entonces desde los incidentes individuales a ciertos sujetos a
los que se busca controlar. Este tipo de estrategia supone varias cosas, por
ejemplo, que en la asignación de tareas de establezcan claras responsabilidades
en cuanto al seguimiento de ciertos sujetos, segundo, que se cuente con una gran
cantidad de información acumulada acerca de las personas involucradas en los
hechos delictivos y que esa información este disponible para los fiscales. Esto
por supuesto va mucho más allá de los métodos tradicionales de acumulación de
antecedentes criminales que se elaboran para ciertos efectos legales. Se trata
aquí de usar la tecnología para acumular toda la información que pueda ser
relevante aunque no tenga efectos legales. Entonces importan no solo las
sentencias y procesamientos sino todos los contactos con el sistema,
incluyéndose detenciones, denuncias, datos sobre domicilio, cambios del mismo,
datos de los servicios de salud, educativos, de otros aparatos de control como
tributarios, salidas del país y cualquiera otra que sea relevante para conocer sus
actividades, saber cuales son sus conductas controlarlas.
Recuadro N° 1:

Unidad de Persecución de Base


James Baum, Asistente Especial del Fiscal General

Esta oficina sigue implementando el primer programa de persecución de base,


ubicado en el barrio Mt. Hope de Providence. El Fiscal de la Comunidad dirige
sus esfuerzos esencialmente en la identificación, observación y persecución de
criminales conocidos (que han delinquido varias veces) que viven en el barrio.
La Policía de Providence, Departamento de Alcohol, Tabaco y Armas y la
United States Attorney’s Office, la Unidad Especial de Investigación del
Departamento de Correcciones, Fianza y Libertad a Prueba cooperan con el
grupo multidisciplinario de la unidad. La Unidad también se enfoca en
actividades relacionadas con estupefacientes, actividades de robo de autos y
tráfico en armas.

Como resultado de los esfuerzos de este equipo, el Fiscal de la Comunidad pudo


detener a más de 10 criminales conocidos, entre ellos una persona que recibió
una condena de 10 años por perpetrar un asalto con un arma peligrosa.

El Programa de Persecución de Base en cooperación con el llamado “Providence


Plan” creó un sistema para repasar gráficamente y detectar todas las detenciones
e incidentes que ocurrían en el barrio. Los mapas fueron utilizados para mostrar
zonas claves usando la ubicación, la hora y el tipo de crimen. La Unidad
también estableció un sistema interno para perseguir verticalmente todos los
crímenes ocurridos en Mt. Hope o que involucraran a ladrones reincidentes
identificados.

El Fiscal continúa su trabajo con el equipo de la Fiscalía General para mejorar la


calidad de vida en Mt. Hope, incluyendo el trabajo con el dueño de un inmueble
en donde fue necesario construir una pared de retención para cerrar un pasaje a
un parque utilizado por narcotraficantes como ruta de escape de la policía. El
Fiscal también lideró reuniones de la comunidad y participó en campañas para
juntar comida y juguetes. También inició las primeras etapas de la organización
de una “Campaña de Armas Juguetes” como respuesta a preocupación en la
comunidad sobre violencia entre la juventud.
VICTIMAS VULNERABLES
Una segunda aproximación posible al tema de la comprensión de los delitos
sobre la base de patrones problemáticos dice relación con la identificación de
víctimas vulnerables. Tal como algunos autores concentran una proporción muy
alta de los delitos, también algunas víctimas ya sea individualmente o como
colectivo concentran también una gran cantidad atentados. De esa manera es
posible en una determinada ciudad identificar por ejemplo a los conductores de
vehículos de locomoción colectiva o a los estudiantes a la salida de sus colegios
como grupos que pueden estar siendo permanentemente objeto de victimización
y resulta entonces productivo identificar estrategias destinadas a enfrentar el
problema. Éstas de seguro incluirán el uso de la persecución penal, pero también
considerarán cambios en la vigilancia policial, medidas adoptadas por las
empresas de transporte o los establecimientos educativos, educación de los
propios afectados en conductas preventivas y otras medidas similares.
Otra forma posible de trabajar sobre la base de las víctimas como elemento de
agrupación tiene que ver con la identificación de grupos sociales especialmente
vulnerables que suelen ser objeto de atentados como producto de su escasa
capacidad de reclamo o su debilidad física o cualquier otro factor. Frente a una
situación en que se logre identificar éste como un patrón importante se puede
diseñar una estrategia con diversos elementos que incluyan, por ejemplo,
mejorar la supervisión de la situación de esas personas por parte de las
autoridades encargadas de ello, el establecimiento de canales de denuncia
eficientes, la entrega de información y también la persecución agresiva de los
caso mas graves. En el recuadro n°2 aparece un ejemplo de persecución
comunitaria en torno a personas vulnerables por su condición de edad que
muestra el tipo de aproximación al que nos referimos.
Recuadro N° 2:
Fiscal del Distrito del Condado de Sacramento
“Buscar justicia, servir a la justicia, hacer justicia”

Programa Vertical para Perseguir Casos de Abuso de Personas de Tercera


Edad

Este programa consiste en un proyecto financiado por la Oficina de


Planificación de Justicia Penal que comenzó en el año 2000. El equipo cuenta
con un fiscal de jornada completa y un investigador de media jornada quienes
manejan todos los casos criminales de abuso de una persona de la tercera edad o
adulto dependiente tal como se define en Sección 368 del Código Penal, lo cual
incluye abuso físico, psicológico y financiero, junto con casos de abandono. El
fiscal de Abuso de Personas de Tercera Edad recopila todos los casos en los
cuales un adulto mayor o dependiente es la víctima de un crimen. La sección de
delitos menores (misdemeanors) persigue los casos presentados como tales, con
la ayuda del fiscal de Abuso de Personas de Tercera Edad. El programa está
asignado como parte de la Unidad de Asalto Especial y Abuso de Menores. El
programa también trabaja con los que abogan por los derechos de las víctimas,
quienes son capacitados para trabajar con víctimas de estos crímenes.

La oficina del Fiscal de Distrito ha tomado una posición de liderazgo en muchas


áreas relacionadas con el abuso de adultos mayores.

Hace poco iniciamos un equipo que reúne a varias agencias y a los ciudadanos
para ayudar a las víctimas mayores de abuso financiero que presentan casos
complejos. Empezamos el primer Equipo Interdisciplinario de Estudio de
Muertes de Adultos Mayores en el país. El equipo revisa casos cerrados que son
sospechosos o ameritan más atención, y promovemos legislación para hacer
confidenciales los informes del equipo.

Nuestro personal también está especialmente capacitado para colaborar con las
agencias policiales en las entrevistas a adultos mayores y dependientes que han
sido víctimas de crímenes.

Participamos en reuniones mensuales que juntan agencias policiales y grupos


sociales que trabajan con personas de tercera edad para estudiar problemas y
temas relacionados con los adultos mayores.

El condado de Sacramento ha fundado un Hogar para Adultos Mayores que, una


vez abierto, proveerá un hogar seguro de corto plazo a adultos mayores víctimas
de crímenes mientras se buscan otros servicios u opciones. Será uno de los
primeros hogares de esta índole en el país.

Finalmente, nuestro personal que representa a las víctimas ofrece intervención,


apoyo y educación a adultos mayores y dependientes quienes han sido víctimas
de un crimen, incluyendo asistencia en la obtención de órdenes de protección de
emergencia.
LUGARES EN LOS QUE SE CONCENTRA UN GRAN NUMERO DE
INCIDENTES COLECTIVOS
Por último, una estrategia de prevención sobre la base de agrupación de
casos e identificación de problemas es la que dice relación con la
identificación de lugares en los que tienden a concentrarse los incidentes.
También es observable como algunos lugares específicos de una ciudad
concentran una gran cantidad de hechos delictivos que se traducen en
denuncias, arrestos y procesos. Normalmente esas concentraciones obedecen
a situaciones concretas como la existencia de un lugar abandonado o mal
iluminado, el expendio de alcohol ilegal, la existencia de un cuartel policial
corrupto y muchos otros factores que es posible identificar, analizar y
abordar estratégicamente. Normalmente será posible enfrentar a lo menos
algunos de estos factores por diversos medios los que incluyen el
involucramiento de otras agencias estatales, como las encargadas de la
aplicación de las normas territoriales, o los servicios de aseo, de salud, la
policía, por su puesto, y también la persecución penal de algunos de los
incidentes mas relevantes. En general, lo que se persigue en esta estrategia es
un objetivo modesto pero muy importante que podemos identificar como la
posibilidad de mejorar la seguridad de un lugar determinado, al mismo
tiempo que se mejora la sensación de seguridad de quienes viven o transitan
por el lugar. El recuadro n°3 plantea un ejemplo muy sencillo de este tipo de
aproximación.

Recuadro N° 3:

Oficina del United States Attorney del Distrito de Columbia

Historia de Éxito con Propiedad Molestosa


Salón de Billares “Rick’s” (Rick’s Pool Hall)
624 T Street, N.W.

Originalmente esta propiedad fue utilizada como un negocio que operaba bajo el
nombre “Rick’s Billards”. Más allá de su supuesta operación como salón de
billares, fue utilizado como una base para la venta y uso de heroína, actividad
que generaba mucho tráfico de peatones y autos, y numerosas detenciones por
heroína y otras drogas dentro y fuera de la propiedad. El tráfico y venta de
drogas relacionados con esta propiedad salió a las calles, causando grupos de
vendedores de heroína y drogadictos, los que se congregaban en la Cuadra 600
de T Street, N.W. En un período de 5 años hubo más de 50 detenciones en el
624 T Street N.W.; 37 eran relacionadas con droga, 34 de las cuáles tenían que
ver con heroína. Hubo unas 85 detenciones más justo afuera de la propiedad en
la Cuadra 600 de T Street, N.W. Más de 60 de éstas eran relacionadas con droga,
de las cuales más de 50 con heroína. En 1999, un registro o allanamiento de la
propiedad resultó con tres detenciones y una incautación de heroína dentro del
edificio. Básicamente, los miembros de la comunidad y los policías habían visto
como por años alrededor de la propiedad se efectuaban transacciones y se
consumía drogas, sin preocuparse por el efecto negativo que ello tenía en la
comunidad. El equipo especializado de la United States Attorney’s Office se
contactó con el dueño de la propiedad y le informó de su intención de presentar
un caso civil bajo el estatuto de Nuisance Abatement. El dueño vendió la
propiedad luego de recibir la notificación, y ahora hay un nuevo negocio
llamado Café Mawonaj en su lugar.
CONTACTO CON LA COMUNIDAD
Buena parte de las estrategias y planes descritos operan sobre la base que el
Ministerio Público es capaz de desarrollar una relación intensa con la comunidad
para poder recibir información de primera mano acerca de las demandas y
necesidades de la misma, como también acerca del tipo de intervenciones que
resulta necesario realizar para superar los problemas que enfrenta esa comunidad
específica. Las formas de lograr ese tipo de interacción son múltiples y existen
diversas experiencias en la región que dan cuenta de éxito en la materia.

A continuación hemos seleccionados dos ejemplos que puedan ayudar a graficar


lo que hemos sostenido, para revisarlos presiona los botones del lado izquierdo
de la pantalla.
Ministerio Público, Paraguay

Extracto
Dirección de Política Criminal y Criminología
AVANCES EN LA IMPLEMENTACIÓN DEL PLAN NACIONAL DE
PREVENCIÓN DEL DELITO Y SEGURIDAD CIUDADANA

Un ejemplo de organización
En Paraguay durante la década del noventa se ha producido un crecimiento de la
inseguridad urbana. De acuerdo a las estadísticas policiales, de 1.990 a 2.000 el
total de hechos delictivos denunciados en el país aumentó de 9.560 a 24.565, es
decir, un crecimiento superior al 100%. Paralelamente aumentaron los llamados
delitos callejeros o predatorios, junto a la sensación de inseguridad de la
ciudadanía. Ante esta realidad, desde finales del 2.001, el Ministerio Público ha
impulsado el “Plan Nacional de Prevención del Delito y Seguridad Ciudadana”.

Bastante se avanzó en el Plan y mucha es la expectativa de las personas e


instituciones involucradas. El Plan tuvo comienzo en la Ciudad de Limpio
(camino a Salado), nueve comisiones barriales han formado la “Coordinadora
Vecinal de la Zona Sur de Limpio”, ésta es la primera en trabajar en este
proyecto.

Concretamente, el jueves 4 de julio en la escuela “Padre Mario Cleva” de


Limpio, se realizó una reunión de la cual participaron la Coordinadora Vecinal y
los representantes de las instituciones involucradas. Asistieron a la reunión las
siguientes personas: En representación del Ministerio Público, el fiscal de
Mariano R. Alonso, Patricio Gaona; el Director de Política Criminal, Lic. José
Caballero; y de la Dirección de Comunicación, Lic. Cyntia Rachid. Además
estuvieron el Intendente de Limpio, Ing. Optaciano Gómez, el Director de la
Dinar, Rubén Roza Florentín, el Asesor Jurídico de la Policía Nacional,
Comisario Carlos Tadeo Cañete, el Secretario de Educación y Cultura de la
Gobernación Central, Rubén Vera (en representación del Gobernador Martín
Sanneman) y de la Comisaría 9° de Limpio, el Comisario Gilberto Riquelme.

En la ocasión se conformó el EQUIPO DE COORDINACIÓN LOCAL. Los


representantes de las instituciones presentes firmaron un acta de compromiso. Se
acordó que la Dirección de Política Criminal, junto con la Coordinadora de
Limpio, solicitará que las Instituciones involucradas, nombren a sus respectivos
representantes, quienes ejecutarán el Plan.

Los objetivos del equipo que trabajará con la Coordinadora son:


· Seleccionar las demás zonas de Limpio en las que se implementará el Plan.
· Coordinar la implementación del Plan en las diversas zonas de su ciudad.
· Cooperar en la gestión de los acuerdos necesarios con los organismos
pertinentes.
· Elaborar un informe anual sobre la gestión del Plan, describiendo las
experiencias locales y recomendando las reorientaciones necesarias para el
periodo anual siguiente.

Más sobre la Coordinadora


Sus autoridades son: el Sr. Nelson Cardozo, Presidente, Mario Insfrán,
Vicepresidente y el Sr. Oscar Gavilán, Secretario.
En una conversación con el Presidente, nos contó que al comenzar los trabajos
no se imaginaban que sus actividades se multiplicarían y que las autoridades
nacionales demostrasen mucho interés en sus organizaciones. Desean estar
preparados para ayudar a las demás localidades en la implementación del Plan.  

Así como reciben bastante apoyo de los vecinos, también tropiezan con la poca
concientización y el desinterés de algunos. Continuó diciéndonos el Sr. Nelson
Cardozo que los directivos de la Coordinadora reciben amenazas directa e
indirectamente, de los que se sienten amenazados ante esta labor. A veces son
atropellados y amedrentados por las personas que desean desacreditar el trabajo
de la Coordinadora. Pero ante esta situación, estos valientes vecinos, bien
organizados, se sienten firmes y seguros; “ya hemos denunciado a la Fiscalía
estos hechos”.

En el mes de mayo se realizó el “Censo de Familias de la Zona Sur de Limpio”.


Participaron 60 voluntarios, quienes censaron 630 casas. Los datos están siendo
procesados por la Dirección de Política Criminal.

Se obtendrán:
1. datos sociodemográficos de las familias de la zona,
2. las percepciones con respecto a la seguridad en el barrio y el nivel de
confianza en las instituciones (Fiscalía, Policía, Justicia),
3. una visión de los datos básicos sobre victimización (datos sobre víctimas
de delitos penales).

Los censistas recibieron un certificado con la firma del Fiscal General del
Estado, por el trabajo realizado.

Las perspectivas
Las actividades organizadas por los vecinos entorno al Plan Piloto, es la fuente
de ingreso de la Coordinadora. El objetivo más próximo es el de construir una
caseta policial que cuente con los recursos necesarios para su buen
funcionamiento y con el tiempo se convertirá en un puesto policial.
Se organizaron dos Comités Juveniles y se trabaja para crear un Departamento
de Asuntos Juveniles, dentro de la Coordinadora. Además de esto, desean
capacitar a las personas que integran las Comisiones Vecinales. La prensa los va
conociendo y reciben invitaciones (de Luque y Villeta) para compartir sus
experiencias en esta organización.

En una próxima reunión a realizarse en la Municipalidad de Limpio, se


conocerán a los representantes designados por las autoridades principales de los
estamentos involucrados.

En una de sus expresiones más resaltantes el Presidente de la Coordinadora dijo;


“descubrimos nuevos valores en las personas y nos sentimos orgullosos de ello”.
Sin lugar a duda esto es un ejemplo para toda la ciudadanía.”
Fiscalía General del Dpto. Judicial de San Martín, Argentina
PLAN DE TRABAJO CONJUNTO CON LA IGLESIA.
http://www.fiscaliageneralsm.gov.ar/SITIO/default.htm

En atención a que consideramos que los de seguridad y justicia son problemas


que nos atañen a todos, estamos impulsando el trabajo con la Iglesia Católica en
la Diócesis de San Martín y Tres de Febrero con la idea de articular esfuerzos
que confluyan en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos que
habitan en el ámbito de nuestro departamento judicial.

Hemos propuesto a las autoridades eclesiásticas locales un plan de trabajo que


incluye los siguientes ejemplos:

- Talleres de reflexión sobre seguridad y justicia.

- Facilitación del acceso a la justicia , a partir del asesoramiento gratuito de


abogados ligados a la Iglesia, aceitando asimismo los mecanismos con el
área de atención a la víctima del Ministerio Público.

- Participación de la Iglesia en los foros vecinales de seguridad, ya que es el


espacio donde confluyen los órganos públicos con alguna responsabilidad
en materia de seguridad.

- Visitas de sacerdotes a centros de detención, fundamentalmente a


comisarías.

- Fomentar en conjunto programas de reinserción social de los penados,


tratando de reducir los márgenes de reincidencia.

- Participación en la prevención primaria del delito, fomentando programas


para afrontar la problemática de la drogadicción, niñez abandonada,
programas de mediación comunitaria y prevención de la violencia intra
familiar.

- Para el caso de individuos beneficiados con la denominada “probation” en


causas penales, convendría contar con un listado de instituciones ligadas a
la iglesia en las cuales aquellos puedan realizar tareas comunitarias.
Algunos de estos puntos han comenzado a implementarse, y se prevén nuevas
reuniones, posibles charlas con líderes barriales pertenecientes a Cáritas y otros
contactos para afianzar el vínculo Diócesis-Ministerio Público Fiscal.

Implementar una mesa de trabajo con la Diócesis de San Miguel, José C. Paz y
Malvinas Argentinas es otra de las aspiraciones a concretar.
Veamos ahora un ejemplo más sofisticado en el cual se explica una estrategia de
persecución penal más compleja en la que se han incorporado varios de los
aspectos específicos explicados en esta lección. Esta experiencia ha sido
desarrollada por la denominada Unidad de Focos Delictuales de la Fiscalía
Regional Metropolitana Norte de Santiago de Chile. El documento que usted
revisará es la cuenta pública presentada para evaluar la gestión de dicha unidad
durante el año 2006.

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