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INTRODUCCION RAFAEL ROA

Durante el siglo XVI, varios pensadores entre ellos filósofos, humanistas, políticos y
teólogos intentaron provocar cambios profundos no solo en solo en el pensamiento
social, político, cultural y religiosos de las costumbres de las personas que concebían a
la iglesia como reguladora y depositaria de la salvación. Podemos afirmar que la
Reforma de éste siglo no fue un hecho aislado, sino que fue una gran revolución
religiosa que estalló en Europa en primera mitad del siglo XVI y se expandió a otras
naciones. Esta dio como fruto la ruptura de la hegemonía de la Iglesia católica Romana
en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de
dominio sobre toda la cristiandad. Este movimiento revolucionario “hundía sus raíces
en elementos de la tradición católica medieval, la segunda generación del humanismo
la siguió en gran medida Lutero, Melanchthon, Erasmo de Rótterdam y Calvino.
“Comenzó con la predicación de Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales
según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el
complejo sistema sacramental de la Iglesia medieval, que permitía y justificaba
exageraciones como la “venta de indulgencias”, según Lutero, un verdadero secuestro
del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.”[1]

1. ANTECEDENTES DE LA REFORMA ENRIQUE LEAL

La Reforma del siglo XVI no fue un evento aislado como dijimos anteriormente, sino
que también político: era romper el cordón que unía la iglesia y el estado, quien debía
ser la máxima autoridad. Por eso, la Reforma Protestante recibió el apoyo de algunas
autoridades civiles para poder reformar iglesias de ámbito romano y a la vez liberarse
del dominio del prelado romano sobre los demás países de Europa. Los líderes políticos
veían en el movimiento reformista una forma de escapar del yugo opresor romano,
ejemplo de ellos vemos que los grandes exponentes de la reforma Martín Lutero y Juan
Calvino fueron protegidos por los emperadores.

El movimiento de la Reforma no se produjo de un momento a otro, sino que tuvo


diversos antecedentes que algunos historiadores modernos se remonta desde la época
del emperador Constantino y del edicto de Milán 313, pasando por los Arrianos, los
gnósticos, los maniqueos, los pelagianos, nestorio (…), historiadores protestante como
Justo González considera que “el cristianismo occidental había conocido intenciones de
reforma ya desde el siglo XII.[2] La aparición de los Valdenses y luego de los Husitas,
fueron la señal que la estructura de la iglesia medieval no iba a durar para siempre.”
Estos movimientos que luego se unieron a la Reforma muchas veces son llamados “La
Primera Reforma”. Para otros, en cambio son “precursores de la Reforma contra la
iglesia imperial. Los primeros reformistas durante la crisis que caracterizó al gran
cisma de occidente son: Juan Wiclef (1324 – 1384) ingles, profesor de teología de la
universidad de Oxford denunció diversas irregularidades, cometidas por el clero y el
papado, negó el poder papado para guiar la iglesia, la vida de sus fieles y propició el
matrimonio de los sacerdotes para servir en la iglesia y alentó a los fieles a interpretar
libremente la Biblia. El otro Juan Huss (1369 – 1415) checoslovaco, profesor de la
universidad de Praga, fue un fiel propagador de las ideas reformista de Wiclef. Predicó
en la región de Bohemia, hasta que fue juzgado como hereje y quemado en la
hoguera. Esta muerte desató una guerra santa que duró aproximadamente 17 años.[3]
2. CAUSAS DE LA REFORMA RAFAEL LEAL
En el punto anterior hemos mencionado algunos antecedentes, ahora vamos a conocer
las diversas causas tanto interna como externa que permitieron la crisis del
pensamiento teológico del siglo XVI. [4] Entre estas causas consideramos las externas,
porque sin ser teológica, ejercieron una poderosa influencia al movimiento de la
Reforma y las internas propias de la Iglesia.

Causas externas. Estas se subdividen en: Política. En este periodo había una tensión
entre los príncipes alemanes hacia el Papa, por la ardua lucha del Sacro imperio contra
la autoridad del Pontífice; a esto se le suma un agregado, germanos e italianos
guerrearon con frecuencia, debido a las incursiones de los primeros en el territorio
peninsular. También, diversos gobiernos europeos trataron de imponer su dominio en
asuntos de la Iglesia. La segunda causa es: Económicas. Debido a las estrategias del
clero hizo que los feligreses hicieran grandes donaciones a la Iglesia católica romana.
Esta se constituyó la dueña de grandes extensiones de tierra, las cuales no estaban
gravadas con los impuestos y cuyas rentas eran enviadas a Roma. Algunos monarcas y
líderes religiosos no estuvieron de acuerdo con la política económica implantada de
Roma y ejercida por el clero local, esto produjo una gran revueltas y manifestaciones
contra las autoridades eclesiásticas, con el objeto de recuperar los bienes usurpados ya
sea para acrecentar las arcas de los monarcas o devolvérselo al pueblo feligrés (…).
Sociales. Como hemos visto en las anteriores, se abona lo social, la ola del
renacimiento fue acompañada por un desorden inmoral y violencias, que de una u otra
manera inclinaron a la sociedad hacia el paganismo o lo espiritual. El humanismo trajo
una nueva mirada de la comprensión de la sociedad, de la política y por supuesto de la
fe en Dios, en especial los lideres del movimiento de la Reforma que animaron a los
feligreses a la libre interpretación de la Biblia, el sacerdocio de todo de creyente, etc.
[5]

Causas internas. Dentro de las causas internas tenemos, en primer lugar: Debilidad de
la organización eclesiástica. La corrupción y la vida desenfrenada que caracterizaron a
la sociedad civil de esta época, también ejerció gran influencia en las altas autoridades
eclesiásticas. Por ejemplo, los Papas de este periodo eran licenciosos y corruptos.
Después del gran Cisma de Occidente, disminuyó el gran prestigio de los pontífices; los
feligreses y el pueblo vio en ellos a príncipes temporales dedicados a los asuntos
políticos que no tenían nada que ver con su investidura como “representantes de Dios
aquí en la tierra”: Eclesiástico. A esto se abona el estado deplorable del clero, había
sacerdotes sin vocación ni preparación teológica que ocupaban cargos episcopales y las
diversas jerarquías, su intención en ocupar estos cargos era acrecentar sus riquezas y
llevar una vida desenfrenada.

En segundo lugar, los humanistas creyentes: que habían aplicado las técnicas
humanistas a la lectura del texto bíblico y esto volcó a una predicación humanista,
conocida como los librepensadores; que con sus discursos motivaron a una cultura
laica, que no estuviera sometida a las estructura de la iglesia romana y se apuntó a los
valores individuales, en oposición con los espirituales. Uno de los gestores de estos
movimientos de librepensadores fue Erasmo de Rótterdam católico ni atacó a los
dogmas de su iglesia ni pudo ser juzgado como herejes por sus ideas reformistas,
contribuyó en gran manera a los ideales del movimiento de la Reforma, en especial
Lutero y Calvino. Erasmo censuró a clérigos, teólogos y fue un gran gestor de la libre
interpretación de la Biblia. En tercer lugar, la libre interpretación de la Biblia. La
invención de la imprenta permitió la difusión de la Biblia, de la cual se imprimieron
cerca de cuatrocientas ediciones entre los años de 1457 – 1518. Esto favoreció las
opiniones de algunos pensadores que sostenían la idea del libre examen nos asegura
Ibáñez, y que cualquier creyente podía salvarse, porque la salvación era por gracia y
no por pertenecer a cierta comunidad eclesial.

3. INICIOS DE LA REFORMA PROTESTANTE RAFAEL LEAL

En el siglo XVI se produjo una gran crisis en la Iglesia cristiana de la Europa Occidental
por los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y de falta de piedad cristiana.
La gota que rebalsó el vaso fue la venta de indulgencias para financiar la construcción
de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó finalmente que casi la mitad de la
cristiandad occidental se separase de la iglesia católica y fundara iglesias propias y que
la otra mitad, no partidaria de la Reforma, reformulara a su vez una Iglesia sin
disidentes y completamente sujeta al dominio del Papa romano. Esto dio lugar a que
Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa de Roma,
como supremo y único jefe de la Iglesia, y los países que rechazaban las pretensiones
de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división fomentó toda
clase de odios y de guerras religiosas en Europa.

La Reforma protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las


condiciones económicas y sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico.
Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al comercio, y los burgueses eran
partidarios del humanismo y de reformar la Iglesia. Pero el grupo más importante en
Alemania era la alta nobleza; los grandes nobles eran casi independientes y señores de
numerosas tierras y vasallos campesinos, siempre estaban conspirando contra la
autoridad del emperador, que apenas tenía poder sobre ellos. Pero junto a la alta
nobleza existía una pequeña nobleza formada por los nobles más pobres y los
segundones de las grandes casas nobiliarias. A principios del siglo XVI, esta pequeña
nobleza estaba completamente arruinada y para recuperar sus ingresos, los pequeños
nobles buscaban una oportunidad para apoderarse de los bienes y las improductivas
tierras de la iglesia. La pequeña nobleza aprovechó las ideas de los humanistas, que
criticaban las excesivas riquezas y pompas de la iglesia, para proclamar que el clero no
tenía necesidad de propiedades e intentar quedarse con sus cuantiosas riquezas. Por
esta razón, la pequeña nobleza será la primera en apoyar y aprovechar las
convulsiones reformadoras.

4. LOS PASOS QUE SIGUIERON AL CISMA PROTESTANTE DAVID VARGAS

Bajo la dirección de Ulrico Zwinglio (1484-1531) se estableció la reforma en Zurich en


1523, y siguieron otras ciudades: Estrasburgo con Martín Bucero (1491-1551), Basilea
con Johann Oecolampadio (1482-1531), Berna con Bertold Haller (1492-1536), y ya en
1525 el movimiento Anabaptista hizo su aparición en varios lugares. Toda Europa
estaba viviendo la experiencia de cambios religiosos. La vida de Ulrico Zwinglio llegó a
un abrupto final con la guerra de Zurich contra los cantones de Suiza Central en 1531.
Zwinglio fue reemplazado por Heinrich Bullinger (1504- 1575) quien guió la iglesia y le
dio un sello particular a la Reforma Zwingliana. El fundador de la Reforma protestante
fue el alemán Martín Lutero, quien era un hombre profundamente religioso preocupado
por la salvación de su alma y, por este motivo, ingresa en 1507 en la orden religiosa
de los agustinos buscando la paz espiritual. En el convento, Lutero prosiguió sus
estudios y se convirtió en un experto en la Biblia y en los autores cristianos
medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le contrató para dar clases en la
nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la capital del ducado de Sajonia.

En medio de todo esto surge otra figura conocida como segunda generación de la
Reforma: Juan Calvino (1509-1564) quien hizo de la ciudad de Ginebra el nuevo centro
de la Reforma. En 1536 dio a conocer sus Instituciones de la Religión Cristiana, el
texto más metódico y ordenado del pensamiento reformado conocido hasta el
momento y en 1542 publicó su famoso Catecismo. A la fecha de su muerte las Iglesias
Reformadas se habían extendido por buena parte de Europa: parte de Francia, Países
Bajos, Inglaterra, Escocia, Austria, República Checa, Bohemia, Hungría, Polonia. En
1537 los valdenses se unieron a la Reforma en el Sínodo de Chanforán. Otros eventos
que deben ser tenidos en cuenta al hablar de la Reforma suceden hacia la mitad del
siglo XV. En 1563 el Catecismo de Heidelberg es traducido al holandés, y en 1566 se
traduce también al holandés la versión de los Salmos de Ginebra. Los Países Bajos
conocieron la Reforma en tiempo de las luchas de liberación (1568-1648) contra la
ocupación Española. En los 1550 la Reforma llegó a Escocia bajo la dirección de John
Knox (1505-1572), quien había sido pastor para los refugiados de habla inglesa en
Ginebra. En 1560 publicó tres textos fundamentales bajo inspiración de las ideas de
Calvino: La Confesión Escocesa, el Libro de Disciplina y el Libro de Orden Común.[6]

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