2. El Modernismo
Fueron años intensos, de provincia en provincia. Abrimos sedes en
el sur y suroeste. Tuve que hacerme cargo de alguna. Por aquel
entonces, había desistido de mis intenciones literarias y me había
centrado en el periodismo. Y aunque no estaba especializado, pues en
las revistas y periódicos de la época todos valíamos para todo, me
inclinaba por las noticias literarias.
Así es como comencé a relacionarme con escritores, poetas y
artistas de toda España. Me convertí en un estudioso de mi realidad
literaria. Conseguía entrevistas con los más importantes, me enviaban
libros para que los reseñara en la revista.
En fin, en torno a 1910, y más allá, viví una de las etapas más
interesantes de mi vida.
2.1. Orígenes
Imagen 3. Autor: Darío de Regoyos y Valdés. Dominio
público
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"Si en la literatura actual existe algo nuevo que pueda recibir con justicia el nombre de
«modernismo», no son, seguramente, las extravagancias gramaticales y retóricas, como creen
algunos críticos candorosos, tal vez porque esta palabra «modernismo», como todas las que son
muy repetidas, ha llegado á tener una significación tan amplia como dudosa. Por eso no creo que
huelgue fijar en cierto modo lo que ella indica ó puede indicar. La condición característica de todo
el arte moderno, y muy particularmente de la literatura, es una tendencia á refinar las sensaciones
y acrecentarlas en el número y en la intensidad. Hay poetas que sueñan con dar á sus estrofas el
ritmo de la danza, la melodía de la música y la majestad de la estatua. Teófilo Gautier, autor de la
Sinfonía en blanco mayor, afirma en el prefacio á las Flores del Mal que el estilo de Tertuliano
tiene el negro esplendor del ébano. Según Gautier, las palabras alcanzan por el sonido un valor
que los diccionarios no pueden determinar. Por el sonido, unas palabras son como diamantes,
otras fosforecen, otras flotan como una neblina. Cuando Gautier habla de Baudelaire, dice que ha
sabido recoger en sus estrofas la leve esfumación que está indecisa entre el sonido y el color;
aquellos pensamientos que semejan motivos de arabescos, y temas de frases musicales. El mismo
Baudelaire dice que su alma goza con los perfumes, como otras almas gozan con la música. Para
este poeta, los aromas, no solamente equivalen al sonido, sino también al color:
Pero si Baudelaire habla de perfumes verdes, Carducci ha llamado verde al silencio, y Gabriel
d'Annunzio ha dicho con hermoso ritmo: Canta la nota verde d´un bel limone in fiori. Hay quien
considera como extravagancias todas las imágenes de esta índole, cuando en realidad no son otra
cosa que una consecuencia lógica de la evolución progresiva de los sentidos. Hoy percibimos
gradaciones de color, gradaciones de sonido y relaciones lejanas entre las cosas que hace algunos
cientos de años no fueron seguramente percibidas por nuestros antepasados. [...] Esta analogía y
equivalencia de las sensaciones es lo que constituye el «modernismo» en literatura. Su origen
debe buscarse en el desenvolvimiento progresivo de los sentidos, que tienden á multiplicar sus
diferentes percepciones y corresponderlas entre sí formando un solo sentido, como uno solo
formaban ya para Baudelaire:
Valle busca definir el movimiento a través de una de sus principales características, la expresión
refinada y creativa de las sensaciones. Y para ello nos trae a los poetas "sensitivos".