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No existe pues, una teoría cierta que permita determinar el origen de la posesión,
puesto que las tres posiciones, discrepantes entre sí, no permiten que la doctrina
acoja una de ellas con gran satisfacción. Ciertamente, en algún momento empezó un
análisis de cada una de las instituciones de manera autónoma, para tal fin, se hace
necesario el estudio de la posesión según la evolución histórica de la misma.
II. Período clásico (siglo I al siglo III d.C.): En este período, la doctrina
romanista mayoritaria recoge las relaciones materiales del hombre con las cosas en
dos clases o categorías
En este sentido, el que ejercía la civilis possessio era reputado como un verdadero
poseedor, a quien se le concedieron dos derechos, el de usucapir (prescribir) e
intentar los interdictos para la protección y tutela judicial de la posesión que ejercía.
III. Período post-clásico (siglo III d.C. hasta la caída del Imperio Romano): En
este tiempo se reconoce el estado de hecho correspondiente al ejercicio de un
derecho distinto al derecho de propiedad, pero que, de cierta manera, se relacionaba
con éste. Se comenzó a hablar de la iuris possessio o quasi possessio, lo que
permitió la extensión del concepto posesorio material a las cosas incorporales, como
eran los derechos reales sobre una cosa ajena. Lo cual es admitido hasta el día de
hoy.
II. Gewere corporal o real, que implicaba el poder de hecho que se tenía sobre una
cosa, prescindiendo del título jurídico, y
III. Gewere ideal, que era la que se tenía sobre una cosa sin necesidad de ejercer
un señorío de hecho sobre ella, por ejemplo, la que correspondía al heredero al
momento de la apertura de la sucesión. Situación que en la actualidad se puede
evidenciar en el artículo 781 del Código Civil Venezolano, el cual establece que “La
posesión continúa de derecho en la persona del sucesor a título universal.”
2. Definición de la Posesión
Para Pedro Pineda León, citado por Piña Valles (2011): “La posesión no
constituye un derecho en el sentido técnico-jurídico de la expresión, sino que
constituye un ‘hecho’ formado por la tenencia de la cosa o el goce de un derecho
que ejercitamos por nosotros mismos o por medio de otra persona que detiene la
cosa o ejerce el derecho en nuestro nombre.”
Para Roberto De Ruggiero, citado por Márquez y Carrillo (1991): “La posesión es
un estado de hecho por el cual alguien tiene una cosa en su poder, sea en propia
custodia o en propio uso, haya o no en él la intención de tenerla como propia.”
De esta última definición, aportada por las profesoras Florencia Márquez y Cruz
Omayda Carrillo, se desprenden las siguientes características:
3. Definición Legal
Como lo expresa Aguilar (2003), del espíritu del legislador se desprende que los
actos que constituyen la posesión se asimilan al ejercicio del derecho de propiedad
cuando se habla de “posesión de cosas” o al ejercicio de otro derecho, caso en el
que se hablaría de “posesión de derechos”, sin embargo, estos derechos no son
derechos propiamente dichos, sino que ocurre es que de hecho se ejercen facultades
derivadas de esos derechos.
Es, en todo caso, un poder de hecho tutelado jurídicamente, de tal manera que la
posesión desde un punto de vista común significa un poder de hecho que puede
definirse con relación a los poderes fundados en el Derecho.
a) Teoría Subjetiva
Planteada por Savigny en 1803 en la que señala que, existiendo ambos
elementos, el ánimo no es la simple intención de poseer, sino que se exige un ánimo
calificado, es decir, que la persona tenga intención de poseer la cosa como si fuera
propia. El elemento o determinante calificador de la posesión es, pues, el “Animus
Domini”, porque tomó en cuenta lo que se dijo en el derecho romano, que era que el
poseedor se comportara como el verdadero propietario.
Para Savigny, en ese sentido, el corpus era la posibilidad física de actuar sobre la
cosa, aunque ésta no esté al alcance de la mano de la persona que tiene la intención
de ejercer la posesión.
b) Teoría Objetiva
Formulada por Ihering, indica que la posesión existe cada vez que se establezca
una relación espontánea de la persona con la cosa, sin importar la intención de la
persona de querer la cosa. Esta teoría se contrapone a la anterior en cuanto a que el
elemento más importante es el objetivo, puesto que el corpus cumple con la función
de dar a conocer a los terceros la intención de la persona de poseer la cosa, es decir,
el corpus lleva implícito el animus.
Ihering llegó a decir que siempre que hubiese relación espontánea hay posesión,
de lo contrario habría una mera detentación.
Observando que en el artículo 771 sustantivo civil se define la posesión como “la
tenencia de una cosa o el goce de un derecho que ejercemos por nosotros mismos o
por medio de otra persona.” Es visible que no se exige el animus domini como
elemento clarificador de la posesión.
En los artículos 783, 785 y 786 del mismo cuerpo normativo se reputa como
verdaderos poseedores a los que ejercen un poderío material sobre la cosa, sin
tomar en cuenta la intención que tengan sobre ella. Finalmente, el artículo 772,
ejusdem, se corrobora la posición objetiva de los elementos al requerirse, de manera
sine qua non, “la intención de tener la cosa como suya propia.”, para poder calificarse
la posesión legítima.
6. Objeto de la Posesión
a. Las cosas cuya propiedad no puede adquirirse (Art. 778 del Código Civil
Venezolano), por ejemplo, los bienes extra-commercium.
b. Los derechos personalísimos, de familia, políticos, electorales y los de crédito
que se agotan recibiendo una prestación de tracto único.
c. Bienes no patrimoniales del Estado.
8. Justificación de la Posesión
LA PROPIEDAD
Todas estas razones hacen pensar que es cierta la frase expuesta por Portillo
Almeróni, quien en su obra plantea que “La propiedad siempre se ha considerado
como un derecho universal”.
Dusi: “Es un señorío unitario, independiente y, cuando menos, universal sobre una
cosa corporal.”
Scialoja: “Es una relación de derecho privado por la cual la cosa, como
pertenencia de una persona, está sujeta a la voluntad de ésta en todo aquello que no
esté prohibido por el derecho público o por la concurrencia de otro derecho.”
Definición Legal
Recordando que la legislación civil venezolana toma como fuente el Código Civil
francés, entre otras, el Código Civil Venezolano vigente, en su dispositivo técnico
legal 545, la definición del derecho de propiedad, a las luces del derecho venezolano,
sustituyendo la noción de absolutismo francés al de la exclusividad. En ese sentido,
el sustantivo civil dispone que “La propiedad es el derecho de usar, gozar y disponer
de una cosa de manera exclusiva, con las restricciones y obligaciones establecidas
por la Ley.”
Otra parcialidad opina que pertenece a ambas ramas, es privado al formar parte
de la vida civil de las personas y público en razón de sus limitantes.
Sin embargo, Tomando como base el artículo 115 de la Constitución Nacional de
la República Bolivariana de Venezuela, el cual dispone que: “Se garantiza el derecho
de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus
bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y
obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general.
Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago
oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier
clase de bienes”.
En ese sentido, se observa que la propiedad debe cumplir una función social, por
lo que solo en los casos de “causa de utilidad pública o interés social” puede ser una
persona privada de la propiedad. Esto permite entender, a su vez, que el Derecho de
Propiedad también está dotado de naturaleza constitucional y está consagrado,
asimismo, en todos aquellos pactos y convenios en materia de derechos humanos,
los cuales tienen rango constitucional, de acuerdo con lo establecido por la propia
Carta Magna.
Los primeros de los actos tendrían relación con el uso, el goce, y la posibilidad de
consumir o destruir el bien, de acuerdo con las necesidades de su titular, en tanto
que los actos jurídicos aluden a la posibilidad de transmitir totalmente el derecho de
propiedad o algunas de sus facultades a otras personas.
Por lo que modos de adquirir son todos aquellos hechos, actos o negocios
jurídicos que han sido establecidos por la ley para dar origen al derecho de
propiedad o cualquier otro derecho de contenido patrimonial.
El título III del libro II del Código Civil denomina las limitaciones de la propiedad
el cual se encuentra dividido en dos capítulos, tratándose el primero del usufructo,
uso, de la habitación y del hogar; y el segundo de las limitaciones legales de la
propiedad predial.
Entre los más característicos de los límites puestos en interés público, se pueden
nombrar los siguientes:
Esto significa que cuando el interés público esté en conflicto con el derecho de un
particular y exige por una causa de utilidad pública reconocida y declarada la cosa
sea sustraída al particular, debe el interés particular ceder ante el interés colectivo.
2. Agua. Para la defensa del curso de las aguas y utilización de ríos y canales
navegables o flotables se impone una limitación a los propietarios ribereños.
Las limitaciones legales que tienen por objeto la utilidad privada se tutelan por las
disposiciones del Código Civil, sin menoscabo de lo que dispongan las leyes y
reglamentos. Así lo consagra el artículo 646 “Las limitaciones legales de la propiedad
predial por utilidad privada, se rigen por las disposiciones de la presente Sección y
por las leyes y ordenanzas sobre policía”.
Estas consagran las que, por disposición natural, se localizaran en lugares que,
por su curso, puedan afectar o resulten una amenaza o peligro. Se tiene permitido
realizar reparaciones y los propietarios, en cuyas áreas se hallen estas riberas o
diques de que disponen los artículos, deben contribuir de forma obligatoria para el
gasto de su ejecución.
LA OCUPACIÓN
Concepto
Siguiendo la tesis de Piña ii, tres categorías, o puntos de vista, son los que deben
observarse para la procedencia de la ocupación, a saber:
Hallazgo de Tesoros:
Artículo 800.- Es tesoro todo objeto mueble de valor que haya sido ocultado o
enterrado y cuya propiedad nadie pueda justificar.
El tesoro pertenece al propietario del inmueble o mueble en donde se encuentre.
Si el tesoro se encontrare en un inmueble o mueble ajenos, con tal que haya sido
encontrado por el solo efecto de la casualidad, pertenecerá de por mitad al
propietario del inmueble o mueble donde se haya encontrado y al que lo hubiere
hallado.
Aun cuando algunos autores califican este precepto como un abandono voluntario
del bien, la interpretación generalizada plantea que los bienes no han sido
abandonados sino extraviados, por lo que no se está en presencia de ninguna
conducta voluntaria del titular para extinguir el derecho de propiedad existente.
Artículo 803.- Pasados seis meses después del término fijado en el artículo
anterior, sin que se haya presentado el propietario, la cosa, o el precio de ella, si las
circunstancias hubiesen hecho necesaria su venta, pertenecerán a quien la haya
encontrado.
El propietario de la cosa perdida, o quien la haya encontrado, en su caso,
deberán, al tomar la cosa o el precio, pagar los gastos, que aquélla hubiere
ocasionado.
Por último, luego de transcurrir seis meses desde el término para reclamar la cosa
extraviada, sin que nadie se hubiera manifestado, se adjudicará el bien hallado a
quien lo hubiese encontrado, debiendo éste pagar todos los gastos que la
conservación del bien ocasionaren.
Artículo 805.- Los derechos sobre las cosas arrojadas al mar, o que provinieren
de naufragio, se arreglarán según lo dispuesto en los artículos 801 y siguientes,
sobre las cosas encontradas, y se publicarán también los avisos por la prensa.
El artículo que trata esta materia refiere a las formalidades y tratamiento de los
bienes perdidos o extraviados, dispuestos en los artículos 801 al 803 del Código Civil
Venezolano, los cuales ya se han comentado a priori.
LA PROPIEDAD HORIZONTAL
Dicha ley sentó las bases para regular un nuevo régimen inmobiliario, sin
embargo, dejó por fuera la consagración la protección total de los intereses de los
adquirentes, por lo que fue necesario hacer una reforma, impulsada por la Junta de
Gobierno en el año 1958, ya conocida como “Ley de Propiedad Horizontal”.
a. Derechos sobre las partes comunes: Por el hecho de ser titulares exclusivos
del local o apartamento que conforma el edificio, tienen derecho a servirse del
porcentaje del área común que determine el documento constitutivo del condominio.
Artículo 6°. Los derechos de cada propietario en las cosas comunes son
inherentes a la propiedad del respectivo apartamento o inseparables de ellas y se
considerarán comprometidos en cualquiera de los actos a que se refiere el artículo
2°.
Artículo 2°. Los apartamentos y locales a que se refiere el artículo anterior podrán
enajenarse, gravarse o ser objeto de toda clase de actos entre vivos o por causa de
muerte. En el caso enajenación de un apartamento o local los dueños de los demás,
por este solo título, no tendrán derecho de preferencia.
b. Derechos sobre las partes privativas: Cada propietario es el dueño exclusivo
del apartamento o del local que conforma el condominio, es decir, tiene plenos
derechos sobre los mismos y, por tanto, el uso, goce y disposición sobre su
propiedad.
Artículo 2°. Los apartamentos y locales a que se refiere el artículo anterior podrán
enajenarse, gravarse o ser objeto de toda clase de actos entre vivos o por causa de
muerte. En el caso enajenación de un apartamento o local los dueños de los demás,
por este solo título, no tendrán derecho de preferencia.
Artículo 3°. El uso y disfrute de cada apartamento o local estará sometido a las
siguientes normas:
Respetar las instalaciones generales o en provecho de otros propietarios
incluidos en su apartamento o local;
Mantener en buen estado de conservación su propio apartamento o local e
instalaciones privativas, en términos que no perjudiquen a los otros propietarios,
resarciendo los daños que ocasione por su descuido o el de las personas por
quienes deba responder;
Consentir las reparaciones que exija el servicio del edificio y permitir las
servidumbres imprescindibles requeridas para la creación de servicios comunes de
interés general, acodadas por el setenta y cinco por ciento (75%) de los propietarios,
en las condiciones previstas en el artículo 9 de la presente Ley, teniendo derecho a
que se le resarzan los daños y perjuicios;
Permitir la entrada a su apartamento o local a los fines previstos en los
literales anteriores;
Usar y disfrutar del apartamento a local conforme a la finalidad dada al
inmueble. No podrán establecerse en ellos oficinas, comercios, industrias,
laboratorios, depósitos, estacionamientos ni ninguna otra forma de actividad, si el
inmueble fuere para vivienda, a menos que se le hubiere dado otro destino a
determinadas partes del mismo;
No producir ruidos, molestias, ni daños, ni ejecutar actos que perturben la
tranquilidad de los propietarios, amenacen su seguridad o afecten a la salud pública;
No utilizar el piso para actos o fines contrarios a la moral o las buenas
costumbres.
iii. Transmisión del deber de contribuir con los gastos comunes: Al momento
de enajenarse uno de los apartamentos o locales, los gastos comunes son
inherentes a los mismos, por lo que serán asumidos por el nuevo adquirente, bien
sea por actos entre vivos o por sucesión mortis causa.
Esto significa que los gastos comunes son obligaciones accesorias al derecho
principal, por lo que deben transmitirse con la misma transmisión del inmueble
enajenado.
v. Mejoras: Rige la materia de mejoras vista en el tema referente a gastos y está
contemplado en el artículo 10 en los siguientes términos: “Para construir nuevos
pisos, hacer sótanos o excavaciones o realizar actos que afecten la conservación y
estética del inmueble se requiere el consentimiento unánime de los propietarios,
siempre y cuando se obtenga el permiso correspondiente de las autoridades
competentes.”
vi. Exigibilidad de las contribuciones: Las contribuciones para cubrir los gastos
podrán ser exigidas por el administrador del inmueble o por el propietario que hubiere
pagado sumas que corresponda aportar a otro propietario. Para el afecto de estos
cobros, harán fe contra el propietario moroso, salvo prueba en contrario, las actas de
asambleas inscritas en el libro de acuerdos de los propietarios y los acuerdos
inscritos por el administrador en dicho libro, cuando estén justificados por los
comprobantes que exige la ley especial. (Art. 14 Ley de Política Habitacional).
Enajenación de apartamentos
Además, juntos con las características propias del inmueble, así como sus
linderos, deben mencionarse los datos correspondientes al documento de
condominio, sus porcentajes y valor atribuido al inmueble objeto de enajenación
Artículo 16. - En caso de destrucción total del edificio o de una porción del mismo
que represente, por los menos, las 3/4 partes de su valor, cualquiera de los
propietarios podrá pedir la división de las cosas comunes en que tenga participación.
Igual derecho corresponderá a cualquier propietario si el edificio amenaza ruina en
las proporciones dichas.
Sin embargo, cuando hubiere un número de propietarios cuyo porcentaje sea o
exceda de las 3/4 partes del valor del inmueble, éstos tendrán derecho a adquirir a
justa regulación de expertos, la parte o partes de los propietarios minoritarios que
retirasen su voluntad de realizar la división del mismo inmueble.
ii
iii