Sie sind auf Seite 1von 3

Las redes sociales se han visto atiborradas de la imagen de una variante del wuñelfe,

lucero del alba o portador de la mañana, octagrama o estrella de ocho puntas, símbolo de
radical importancia para la iconografía Mapuche, pues es una síntesis pictórica desde la
que bien se pueden explicar las teorías del origen de la humanidad desde la cosmovisión
de este pueblo originario.
El wuñelfe ha sido situado en la parte central de la foto, en color blanco, con total
contraste de un fondo negro. Bajo el signo se lee, en albas mayúsculas, EN CHILE HAY
RACISMO HACIA EL PUEBLO MAPUCHE.
Ingresar a Twitter, donde se ha transformado en “trending topic”, implica toparse con esta
imagen en incontables ocasiones, acompañada a veces de algún texto explicativo.
Asomarse a Instagram y Facebook no difiere, pero permite notas al pie más amplias y
detalladas.
Así fue que, a través de la cita de variadas fuentes periodísticas acreditadas, pude llegar
hasta el hecho origen de este fenómeno mediático.
El día 4 de Mayo el Machi Celestino Córdova inició una huelga de hambre, como forma de
protesta por haber sido condenado a 18 años de cárcel al ser imputado por el asesinato de
un matrimonio de agricultores. No puedo dar más detalles acerca de sus nombres, pues
no encontré en ningún medio que, efectivamente, se facilitara tal información, los
pormenores de la investigación u otros antecedentes básicos para que el ciudadano
promedio pueda evaluar los hechos desde su propia perspectiva.
En fecha citada ocho reos de la cárcel de Angol, en paralelo, comenzaron una huelga de
hambre líquida, solicitando a las autoridades la aplicación efectiva del Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes a sus causas e imputaciones.
A la fecha, en cercanías de cumplir tres meses desde que este grupo haya optado por
tomar esta drástica decisión, el Gobierno no ha emitido comentario alguno, ya sea de
parte de algún alcalde, diputado, o senador oficialista- Tampoco se ha pronunciado algún
miembro del Gabinete (en ejercicio o fuera de funciones) y, mucho menos,mel Presidente
Sebastián Piñera.
Es así que comuneros de todas latitudes han mostrado su apoyo a Córdova, tras hacerse
público que su salud se encontraba delicada y que debió ser trasladado desde la cárcel de
Temuco al Hospital de Nueva Imperial.
Lo que sucede también, pero que el periodismo insiste en acallar, es que las autoridades
policiales han prohibido la mayor parte de las reuniones y cultos sagrados que sostienen
las creencias y fe de este pueblo originario con gran violencia, severidad y rigor.
Por eso es que se han extremado las medidas para atraer la atención de los personeros de
Gobierno, efectuando tomas de las dependencias de Municipalidades, Gobernaciones e
Intendencias, siendo el caso más citado el que tuvo su punto más álgido ayer, 01 de
Agosto, tras el desalojo de la Municipalidad de Curacautín. Oscuro suceso, del que hay
alguna tentativa de explicación en las redes sociales tanto de Gendarmería, como de
Carabineros. Intentos fallidos, dicho sea de paso, pues hay errores en la cronología de los
relatos y una pésima redacción.
Lo cierto, e innegable, es que cuando la Policía se abalanzó al lugar para efectuar el
operativo, la población civil colaboró con desmedida agresividad y con un cántico que no
pasó desapercibido. “El que no salta es Mapuche” coreaba la multitud.
Curacautín, en mapuzungún Piedra de reunión, es una zona ancestral Mapuche, rodeada
de ciudades que tienen, en gran porcentaje, población de ascendencia de este mismo
pueblo y cuyos nombres responden a su toponimia.
Tal cántico es, en tales condiciones, negarse a sí mismo. Invisibilizarse como individuo por
pretender ser otro, de otro linaje, de otro lugar, de otra genética.
Tan chocante y de tal magnitud es ver tales registros que en realidad ni siquiera quiero
analizar tal conducta.
Pero no puedo pasar por alto el que a través de este desalojo han surgido de forma en
extremo diáfana el racismo, la indiferencia, la injusticia, la violencia, la ignorancia y el
prejuicio que se ejercen sobre TODOS nuestros pueblos originarios y ante TODO lo que
resulta ajeno y desconocido.
Esto es solo, aunque tristemente patente, un pequeño síntoma de nuestra sociedad. De
hecho, me da un poco de vergüenza ajena haber visto en el muro, historias, feed o
publicaciones varias de contactos, ostensiblemente racistas, una publicación que quiere
despertar la conciencia contra tal práctica.
Racismo, tácito y menos manifiesto, percibo y vivo día a día.
Cuando escuché a la madre de una alumna de violín decir que los Mapuche son sucios y
flojos, para luego dar una voltereta olímpica al hacerle saber mi apellido: Huentemil.
También cuando un odontólogo me dijo “No sea indio”, al quejarme por su brutalidad al
extraerme una muela. Para que decir cuando cierto suegro, leyendo el Mercurio en la
mesa a la hora de almuerzo pedía al cielo ametrallar a todos los Mapuche, pantomima de
desenfundar el arma y descargar balazos diestra y siniestra incluida. Comportamiento que,
con total descaro, intentó justificar al informársele de mi origen Cunco.
¿Ha Ud. ejercido o sido víctima de violencia racista? Piénselo, reflexione, medite.
¿Piensa Ud. que el problema se va a solucionar con compartir una foto y ya?, ¿Por
redactar un discurso oportunista y de moda para ganar likes?, ¿Por “apoyar la causa”?
Piénselo, reflexione y medite.
El racismo en Estados Unidos no se acabó por su sentida imagen de luto y el
#blacklivesmatter.
Quizá el problema, concreto y explícito, se hace presente. Tal vez ya lo hemos puesto en la
palestra, pero eso es solo el primer paso.
Debemos cambiar, hay que evolucionar, hay que sembrar más amor para cosechar mejor
entendimiento, hay que ser más honestos, hay que hacer más por y para todos.
Hasta que no exista una voluntad de cambio, todo seguirá igual o, al menos, muy
parecido.
Lo que no invalida el que EN CHILE HAY RACISMO HACIA EL PUEBLO MAPUCHE.

Das könnte Ihnen auch gefallen