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¿Dónde están los santos? ¿dónde están los mártires?, ¿dónde están los guerreros del ejército
de Cristo dispuestos a derramar su sangre y a entregar su vida para defender a la Iglesia y al
pueblo amenazados hoy por una legión de demonios y de hombres perversos que los
despedazan, que los esclavizan, que los engañan, que los seducen, que los mantienen en la
más horrible postración e ignorancia, que les arrancan su Fe y los prostituyen?, ¿dónde están
los doctores, dónde los apologistas que con su ciencia combaten y derrotan en el terreno de la
inteligencia a los adversarios?, ¿dónde los evangelizadores, dónde los fundadores?. ¿Dónde
están los grandes maestros, dónde les exégetas, los escritores, los políticos, los luchadores
sociales y los catequistas?
No han llegado a nacer, porque los hombres los ha asesinado desde el vientre de sus madres
por miles todos los días porque considerándoles un estorbo para la realización de sus
aspiraciones mundanas, los ha condenado a no poder participar ni en esta lucha ni en las glo-
rias de la Patria celestial.
No han llegado a nacer, porque los padres a cambio de un poco de salud o de comodidad o de
bienestar se han esterilizado negándole a Dios sus cuerpos para reproducir a la raza humana.
O han sido inhibidos completamente, porque los padres dedicados con verdadero frenesí a las
ciencias y a las cosas del mundo, han sido estériles para transmitir a su descendencia los
valores de la Religión de Dios.
El hombre le ha dicho a Dios: si quieres mandar santos, o mártires, o doctores, o
evangelizadores, o maestros, o fundadores, o guerreros, o apologistas, o defensores del
pueblo, o exégetas, tendrás que hacerlo entre aquellos que no he asesinado; entre los que a
juicio de mi voluntad, opinión y capricho, he querido recibir en este mundo en el cual no debes
meterte para imponer Tu voluntad, yo soy el dueño de este mundo, yo soy el dueño de mi
cuerpo, yo soy el dueño de mi destino. Yo decido sobre la vida o la muerte de mi descen-
dencia. Aléjate de mí con tus leyes y regulaciones y doctrinas. Estorban, interfieren
profundamente en mis planes. Si te conocí alguna vez olvídate de eso, como ahora yo lo he
olvidado. Allá el que quiera seguir creyendo en Tus cosas. El hombre es libre para creer en lo
que quiera, o no creer en nada. Así me lo enseña el ECUMENISMO.
Yo desconfío muchísimo de la profecía privada, no porque yo crea que es falsa, sino porque los
autores que la transcriben a sus distintas publicaciones, generalmente la traicionan. La
adaptan a su capricho, le cambian palabras, se las suprimen, le añaden expresiones que el
vidente no dijo, etc. Yo he visto el texto de la profecía de un santo que en dos libros de
distintos autores es completamente distinta. El traductor casi siempre es traidor. No desconfío
de la mayoría de videntes a quien Dios ha comunicado muchas cosas para utilidad de la Iglesia,
pero, ¿cuáles, pasados muchos años, son las que conservan intacto el texto del vidente?.
En cambio, la PROFECIA DE LOS PAPAS de San Malaquías -que muchos serios estudiosos
atribuyen a San Felipe Neri, con razones de peso-, no es susceptible de alteraciones. Esto se
debe a que la Profecía de San Malaquías se limita simplemente a enumerar en el año de 1139,
a 112 papas futuros hasta el fin del mundo, con dos o tres palabras latinas que no son
susceptibles de recibir alteración. Podemos tomar algunos ejemplos: al Papa León XI
(Alessandro Ottaviano de Medici, 1605) San Malaquías lo profetiza como UNDOSUS VIR (El
hombre de las olas), y fue elegido el 1 de abril que es la fiesta de San Francisco de Paula quien
en una ocasión no disponiendo de un barco, cruzó el estrecho de Sicilia sobre su capa que le
sirvió de nave. Por eso a veces se pinta al santo de pie sobre su capa extendida sobre las olas.
Esto dio pie para que fuera nombrado patrono de los marineros italianos en 1943.
Al Papa Paulo V (Camillo Borghese, 1605-1621) San Malaquías lo profetiza como GENS
PERVERSA (Gente perversa). Fue elegido el 16 de mayo, festividad de San Ubaldo que tenía
gran poder sobre los demonios. Además, durante su pontificado estalló un conflicto entre el
Papa y la República de Venecia, que expulsó a todas las órdenes religiosas y mantuvo en vilo a
toda Europa. Venecia trató de involucrar a todos los gobiernos de Europa. No se podía
desechar el peligro de un cisma en la Iglesia y de que Venecia se convirtiera en puerta de
entrada del Protestantismo para toda la península italiana.
Al Papa Urbano VIII (Maffeo Barberino, 1623-1644) San Malaquías lo profetiza como LILIUM ET
ROSA (Lirio y rosa). El lirio es por Florencia que es la ciudad en la que el Papa nació. La ciudad
de Florencia tiene en su escudo de armas la flor de lis. La rosa hace referencia al arzobispado
de Nazaret del que el Papa había sido titular desde 1604. El blasón de la diócesis de Nazaret
representa a la Madona. La rosa simboliza desde tiempos muy antiguos a María, por lo cual se
puede tomar aquí una clave para interpretar la profecía. Históricamente se sabe de la
preferencia de Urbano VIII por todo lo francés, y la forma en la que esta preferencia política en
contra de los Habsburgo deterioró las relaciones con esta potencia protectora de la Iglesia. Se
sabe que la flor de lis es el símbolo de la monarquía francesa.
Al Papa Inocencio X (Giambattista Pamfili 1644-1655) San Malaquías lo profetiza como
IUCUNDITAS CRUCIS (Gozo de la Cruz). Este Papa fue elegido el 14 de septiembre, día en el que
se celebra la Exaltación de la santa Cruz. Iniciando su pontificado, ordenó que se acuñaran dos
medallas en honor de la Cruz. La Misa del 14 de septiembre comienza en esta forma: "Oh Dios,
que nos alegras hoy con la celebración anual de la Exaltación de la santa Cruz...". Además, el
gran acontecimiento teológico de este pontificado fue la condenación de la herejía jansenista.
Frente a la herejía de que muchos hombres ya están condenados porque Cristo no había
muerto en la Cruz por todos, la Iglesia proclama nuevamente el gozoso mensaje de la
Redención universal mediante la muerte del Señor en la Cruz. Hay que considerar que a estas
alturas, la Profecía ya tenía 500 años de antigüedad. Tan sólo la identificación del día en la que
un pontificado comenzaba es sencillamente maravilloso. Al Papa Alejandro VII (Fabio Chigi,
1655-1667) San Malaquías lo profetiza como MONTIUM CUSTOS (Guardián de los montes). El
escudo de armas de su familia está dividido en 4 cuadrantes. En dos de ellos opuestos
oblicuamente entre sí, aparecen 6 montes estilizados según las leyes heráldicas coronados con
una estrella. En los otros cuadrantes aparecen dos robles. La estrella y los montes eran parte
del escudo original de los Chigi. Además, Alejandro VII fue un gran protector de la ciudad de
Roma, -la ciudad de las siete colinas-, contra las constantes inundaciones del Tiber y contra la
terrible peste negra que avanzó por toda Europa y gracias a su acción no fue esta en Roma tan
devastadora como en Nápoles y otras ciudades de Europa. Nunca suspendió las audiencias, a
pesar del peligro de contagio; se le veía con frecuencia por las calles atendiendo las
necesidades. En agradecimiento, los romanos quisieron hacerle un monumento en el Capitolio,
pero él lo prohibió. Sin embargo, en su lápida mortuoria se inscribió: "A Alejandro VII, Pontífice
Máximo, en sustitución de la estatua que prohibió erigir en su honor y que la ciudad había
decretado levantarle en agradecimiento por los esfuerzos que realizó para ahuyentar la peste".
El cumplimiento de la profecía GUARDIAN DE LOS MONTES, era exacto.
Al Papa Alejandro VIII (Pietro Ottoboni 1689-1691) San Malaquías lo profetiza como
POENITENTIA GLORIOSA (Penitencia gloriosa). Fue elegido el día 6 de octubre en el que se
celebra a San Bruno, que es el fundador de la Orden Cartuja. Es la orden en la que se sigue una
durísima penitencia indudablemente. Sus monjes al ingresar no vuelven a hablar sino
solamente en las ocasiones previstas por la regla. A San Bruno se le representa pisando un
globo terráqueo o con una calavera, en señal de su desprecio por las cosas del mundo, o de su
penitencia. Hay otros sucesos históricos que apuntan indiscutiblemente al lema profetizado
por San Malaquías que no trataré ahora. Baste el anotado.
Al Papa Clemente XIII (Cario Rezzonico, 1758-1769) San Malaquías lo profetiza como ROSA
UMBRIAE (Rosa de Umbría). Clemente XIII fue elegido comenzando a anochecer del 6 de julio,
así es que se puede decir que su primer día de pontificado fue el 7 de julio. Ese día es la festi-
vidad de Benedicto XI (Nicolás Boccasini), canonizado en 1736. Por los disturbios y constantes
revueltas en Roma, Benedicto XI se vio obligado a trasladarse temporalmente con su séquito a
Perugia (Umbría), donde murió y fue enterrado. La rosa es símbolo del amor. De este Papa, el
historiador Pastor dice: "Piedad sincera, pureza de costumbres, caridad activa, humildad y
benignidad, eran dones que poseía en alto grado. En las contrariedades de su pontificado
sembrado de espinas, puso de manifiesto una grandeza de alma y una confianza en Dios
próximas a lo heroico". Mucho es lo que con respecto a "rosa" se podría decir de este Papa,
pero baste un dato importante. Clemente XIII introdujo en la Iglesia la veneración al Sagrado
Corazón que a Santa Margarita le manifiesta su gran amor a los hombres. En la iconografía
cristiana, la rosa simboliza también las llagas de Cristo. El lema Rosa de Umbría se aplica en
forma muy exacta.
Al Papa Pío VI (Giovanni Angelo Braschi, 1775-1799) San Malaquías lo profetiza como
PEREGRINUS APOSTOLICOS (Peregrino apostólico). En el lenguaje clásico, peregrino también
significa "extranjero". Llegaba a su fin el siglo XVIII y todos los acontecimientos que
convulsionaron a Europa profundamente que no trataré aquí para no salirme del tema que
estoy tratando. Estos acontecimientos envolvieron también al papado. Por esto, Pío VI viajó a
la corte imperial de Viena en busca de comprensión dejando Roma en 1782. Aquel viaje, causó
verdadera sensación, pues hacía muchos siglos que ningún papa había salido de las fronteras
del Estado de la Iglesia. Este acontecimiento, volvió a reavivar el interés en las Profecías de San
Malaquías que habían sido olvidadas. Una medalla acuñada en Alemania en 1782 en honor del
distinguido huésped llevaba la siguiente inscripción: PEREGRINUS APOSTOLICUS. El vaticinio se
cumpliría nuevamente, cuando en 1798, los desalmados revolucionarios franceses ocuparon
Roma proclamando la República obligando así al octogenario papa a ir a Valence. Pío VI falleció
en esa ciudad a las pocas semanas de haber llegado a esa ciudad. Comenzaba en aquellos
tiempos, la furiosa embestida de la Ilustración y de la Revolución contra la Iglesia, a fin de
borrar del mundo hasta el último residuo del pasado cristiano. El imperio del terror en Francia
en 1792, suprimió el calendario cristiano, y fue cambiado por un cómputo republicano que
anunciaba el comienzo de una era de felicidad para la humanidad. Se eliminó el domingo como
el "Día del Señor", se prohibió el ejercicio de la religión católica, en vez de la cual se impuso el
culto a la "razón". Su introducción oficial tuvo lugar en un acto celebrado en la catedral de
Notre Dame de París el 10 de noviembre de 1792, en el que se entronizaba a una artista a
quien se veneró como la diosa razón, se celebraron banquetes orgiásticos en las iglesias,
fueron profanadas de muchas maneras, se robaron y se destruyeron muchas reliquias. Entre
estas reliquias, fue destruida la tribuna en la que San Bernardo de Claraval predicó la Cruzada,
que se conservaba en la ciudad de Vezelay que pertenece al Borgoña, y en la que el Rey Luis VII
de Francia, se postró frente al santo monje. Todos los símbolos religiosos fueron destruidos.
Procesiones y mascaradas blasfemas tuvieron lugar por todas partes. Miles de católicos fueron
encarcelados y asesinados. Los sacerdotes fueron sacados de sus escondites y llevados a la
guillotina y Francia se quedó sin Sacramentos.
Al Papa Pío VII (Barnaba Luigi Chiaramonti, 1800-1823) San Malaquías, lo profetiza como
AQUILA RAPAX (Águila rapaz). El profeta indudablemente se está refiriendo a Napoleón,
opresor del Papa a quien por un tiempo lo tuvo prisionero. El historiador alemán Emil Ludwig
(NAPOLEON, Berlin, 1925, Pág 231) dice que cuando le propusieron para su escudo a Napoleón
un león en reposo, cubrió de rayones el dibujo y dijo que quería un águila con las alas
extendidas. Es notable, que en el escudo de este Papa, aparece la palabra PAX, que es la última
sílaba del aforismo AQUILA RAPAX.
Al Papa Pío IX (Giovanni María Mastai-Ferretti 1846-1878) San Malaquías lo profetiza como
CRUX DE CRUCE (Cruz de cruces). La casa de Saboya que comienza a gobernar en Roma desde
el año de 1870 y que desde eso degrada al Papa como a un súbdito, lleva en su escudo de
armas desde tiempos inmemoriales una cruz que abarca todo el escudo. Es evidente que San
Malaquías quiere aludir al sufrimiento que los Saboya infligen al Papa y a la Iglesia cuando esta
es despojada de sus Estados Pontificios. Esta traición a la Iglesia les costaría el destierro, pues
en 1946, la monarquía fue suprimida en Italia y toda la familia real fue desterrada. Ahora les
han autorizado regresar pero con muchas restricciones.
Al Papa León XIII (Vincenzo Gioacchino Pecci, 1878-1903) San Malaquías lo profetiza como
LUMEN IN COELO (Luz en el Cielo). El escudo papal tiene un cometa dorado sobre el fondo
azul. Mediante un decreto del rey de Italia del 22 de septiembre de 1927, se concede a la
familia del Papa, los condes de Pecci, el derecho a incorporar como lema de su escudo de
armas, el vaticinio "Lumen in coelo".
Al Papa Benedicto XV (Giacomo della Chiesa, 1914-1922) San Malaquías lo profetiza como
RELIGIO DEPOPULATA (Religión despoblada). El pontificado de Benedicto XV, fue sacudido
furiosamente por los horrores de la primera guerra mundial, un estado de cosas tan dramático
como no se recordaba otro en la historia. Además, el vaticinio hace alusión indiscutible al
escudo papal, pues religión es sinónimo de "Iglesia", y el apellido de este Papa es "della
Chiesa" (de la Iglesia) y eso mismo se encuentra en su escudo de armas: una iglesia.
Al Papa Pío XII (Eugenio Pacelli, 1939-1958) San Malaquías lo profetiza como PASTOR
ANGELICUS (Pastor angélico). El escritor argentino Hugo Wast publicó en el periódico
argentino LA NACION el 25 de diciembre de 1936, estando reinando todavía el Papa Pío XI, un
artículo en el que dice: "En estos momentos hay un cardenal en quien parece que se en-
contrarían todos o casi todos los votos del cónclave si hubiera de realizarse una elección: el
Cardenal Pacelli. Buenos Aires lo conoce. Lo ha visto en inolvidables jornadas y conserva de él la
impresión de que, si fuese elegido, no desmentiría el lema (de la profecía de San Malaquías).
Además, la etimología de su nombre, Pacelli, sugiere la idea de un pacificador y también la de
un apacentador (pastor)". Este mismo autor, en su libro EL SEXTO SELLO también comenta:
"Esto fue escrito en 1939. No dejaron, pues, de desconcertarnos las conjeturas de que en
vísperas del cónclave se hicieron respecto de sus resultados. Muchos acreditados co-
rresponsales echaron a rodar por el mundo una noticia desconsoladora: que el Cardenal Pacelli
no figuraba entre los papables, porque -aparte de otras razones-, era prácticamente inveterado
el no elegir nunca papa al Secretario de Estado del pontífice recién fallecido. A pesar de tales,
vaticinios el Cardenal Pascelli tenía de tal manera ganados los sufragios de todos los
cardenales, que resultó elegido en el cónclave más rápido de los tiempos modernos. Lo cual
demuestra (concluye el escritor argentino) que las vías de Dios, hasta cuando son más claras,
permanecen ignoradas de los hombres más sagaces, como suelen ser los corresponsales de los
diarios".
Muchas generaciones cristianas habían esperado con verdadera ansiedad que viniera un día el
sumo sacerdote angélico. San Malaquías profetizó con este lema -pastor angélico-, a una de las
figuras más brillantes que se ha sentado en el Trono de San Pedro. Todo el mundo vio y
reconoció el carácter distinguido de este hombre eclesiástico. En revistas, biografías,
periódicos, películas, se utilizaba el "Pastor angélico" para referirse a él. Angelo bianco (ángel
blanco) le llamaron los romanos del barrio de San Lorenzo cuando apareció entre los muertos,
heridos, escombros y ruinas después del bombardeo del 19 de julio de 1943. Es importante no
olvidar que la familia del Papa Pacelli llevaba el título nobiliario de "S. Angelo in Vado". Según
la concepción medieval muy extendida, la aparición del papa angélico, debía introducir en la
historia los tiempos del final del mundo.
En el final de su vida, se le aparece nuestro Señor estando enfermo, en cama. El Señor lo cura e
inmediatamente convoca a una reunión de cardenales en la que les dice: "Anoche, hemos visto
al Señor". Incluso la revista LIFE reconoció que los asistentes a las audiencias privadas, estando
en lugares distantes y opuestos, habían salido con la seguridad de que el Papa no había
apartado de ellos su mirada.
No se equivocaban los que creían que muerto el papa angélico, comenzaría para la Iglesia la
gran tribulación del fin. Cristo algo le debe haber dicho a Pío XII. Su paternal corazón debe
haber sufrido intensamente sabiendo que su muerte marcaba la furiosa embestida de aquella
vil raza infiltrada. Cortesanos del Diablo que le ofrecerían la Tiara papal el 29 de junio de 1963.
Después, San Malaquías, solamente habla de seis papas más. Es importante aclarar que la lista
profética, lo mismo enumera a los papas verdaderos que a los antipapas. Todos están
enlistados. Todos, unos y otros, aparecen en la profecía.
Inmediatamente le sigue a Pío XII, Juan XXIII que San Malaquías llama PASTOR ET NAUTA
(Pastor y navegante). El que le diga "pastor" no significa que haya sido un buen pastor. Cristo
habló de los pastores que no cuidan a las ovejas. El navegando se introdujo en un mar
embravecido, a merced de poderes que acechan su barco en alta mar. Desde ese momento se
habla de crisis en la Iglesia. Levar anclas, zarpar de puerto seguro, adentrarse en los peligros
del mundo y las tempestades de los tiempos es el signo de este pontificado. Las fuerzas
enemigas del exterior como los invasores preparándose dentro de la Fortaleza están a punto
de comenzar la batalla contra el Crucificado que quieren llevar hasta el triunfo total y
definitivo. Y este individuo fue indiscutiblemente un aliado y un traidor llamado por los del
mundo como "papa bueno" y a su muerte los liberales como "gran liberal".
Se habla de renovación de la Iglesia, pero se quiere su destrucción. Se habla de regresar a las
fuentes, pero se quiere destruir la Tradición. Se habla de aires renovadores, pero se introduce
la pestilencia por todos lados. Se habla de nueva evangelización, pero se suplanta la Doctrina
eterna. Se habla de progreso, pero lo que sucede es un regreso al Paganismo. Se habla de
expansión, pero sucede la contracción. Se habla de paz y alianza con todos los hombres, pero
en la alianza es incluido Satanás con todos los diablos del Infierno. Se habla de salvación, pero
los caminos a la Patria eterna son cortados en forma brutal. Se proclama a. Cristo como el
Señor, pero se le insulta y ofende con la introducción de la abominación desoladora en el lugar
santo.
Muy bien se ha encargado el mundo de trompetear por todas partes que Juan XXIII fue "el
Papa bueno". ¡El bueno para ellos! El que iniciaría la demolición deseada siglos atrás y
planeada siglos atrás.
Un sacerdote me contó que estuvo en una audiencia con Juan XXIII y que este contó un chiste
de mal gusto y que comenzó a verles la cara a todos los eclesiásticos que allí estaban, para ver
quién se estaba riendo con él. ¿Era un tonto útil, aunque no menos traidor? ¿Era un necio del
que se aprovecharon hombres de mente brillante y diabólica? entonces no era un hombre
"bueno", sino otra cosa que se define con una palabra que no se puede escribir. Angelo
Giuseppe Roncali 1958-1963 fue un mal pastor, el que le quiebra las patas a sus ovejas y
devora sus carnes y le abre las puertas a los lobos; y fue un navegante que a la vista de la
tormenta, dirige el timón de su barco derechamente para introducirle exactamente allá donde
la tormenta se ve más negra y embravecida. Ante el mundo convulsionado del siglo XX, ¿no era
el momento de apretar las amarras, proteger las entradas, cerrarse a las influencias del ex-
terior? ¿Era el momento de confundirse con el mundo, tratar de paz con enemigos ancestrales
que se acercan con un puñal bien afilado y buscar su aplauso sabiéndose muy bien que la luz y
las tinieblas son irreconciliables? ¿Qué capitán es tan imbécil que introduce su barco en medio
de la flota enemiga bien armada, que porque se quiere la alianza, el diálogo y la paz? ¿Se
puede hablar de la paz de Cristo si no hay Iglesia de Cristo? ¡Por Dios, qué estupidez! ¿Qué
capitán hay que se sonríe y se alegra cuando habiendo dirigido su barco a lo más negro de la
tempestad comienza a sentir los embates de las furiosas ráfagas de viento y el envestir de las
olas, o cuando estando al frente de una flota en orden de batalla oculta los cañones para
significarles que quiere la paz y el diálogo? ¿Quién hace esto, sino solamente un idiota o un
asqueroso traidor? Por eso al mundo le gustó Juan XXIII y lo llamó el Papa bueno.
Luego del "pastor y navegante", San Malaquías profetiza a Paulo VI (FLOS FLORUM, flor de
flores) 1963-1978. Su nombre de pila es Giovanni Battista Montini. Paulo VI fue elegido el 21
de junio, festividad de San Luis Gonzaga, cuyo atributo es el lirio. Igualmente la profecía alude
a las flores de lis que tiene el escudo papal de Paulo VI. Paulo VI era un judío, de la provincia
italiana de Brescia que se había logrado escurrir hasta llegar a ser Prosecretario de Estado de
Pío XII, quien lo destierra a Milán sin hacerlo cardenal -era costumbre que quien ocupara la
diócesis de Milán, era también cardenal- pensando que así le cerraba el camino al Sumo
Pontificado, pues Pío XII descubrió que Montini informaba a la KGB -policía secreta de la Rusia
comunista- los nombres de los sacerdotes que se ordenaban en secreto para atender las
necesidades de las pequeñas comunidades católicas que allá quedaban, amenazadas y ate-
rradas y que luego eran localizados y asesinados. Pío XII llegó a autorizar por la terrible
necesidad que hombres casados fueran ordenados, con la seguridad de que en esa forma
ocultarían mejor su sacerdocio, pues comúnmente es sabido que sólo pueden ser sacerdotes
quienes no son casados. Sin embargo, se les localizaba y se les mataba aun así. A este hombre
nefando, Juan XXIII subiendo al Trono usurpado lo llama -el primero de la lista- para hacerlo
cardenal, abriéndole así un camino seguro para ser elegido papa, sabiendo perfectamente la
actuación de esta víbora sacada por Pío XII del Vaticano con cajas destempladas. Este es "Flos
florum" según la lista de San Malaquías, cuyas preferencias sexuales la prensa dio a conocer
causando gran revuelo, pues un artista italiano de nombre "Paolo": nos reveló que no
solamente había tenido relaciones con el "papa", sino que su nombre se lo había puesto en
recuerdo de aquellas relaciones. Desafortunadamente del apellido de éste no me acuerdo en
este momento, pero cualquiera puede comprobar lo que estoy diciendo, consultando los
periódicos de aquel tiempo.
Esta víbora quedaba como el pastor supremo del rebaño de Cristo. Termina el Concilio que
Juan XXIII comienza -pretexto para todas las reformas que se querían imponer-; suprime el
Sacrificio de la Misa e invalida los Sacramentos mediante cambios radicales en las formulas
sacramentales, oraciones y rúbricas; visita la sede de las Naciones Unidas urgiendo en su
discurso la implantación de un Gobierno Mundial y penetra en el templo de la meditación que
en aquella sede se encuentra dedicado al satánico culto del OJO QUE TODO LO VE de los
Iluminati; y le arranca a los papas la Tiara que ya había sido ofrecida a Satanás el 29 de junio de
1963. A mí siempre me desagradó la Tiara que a Paulo VI se regaló para su coronación. Yo
pienso que los altos dignatarios de la Iglesia no hubiesen aceptado nunca renunciar a la
posesión de la Tiara tradicional usada por Juan XXIII y hacia atrás por muchos papas. El pueblo
no hubiese recibido con agrado que esa joya simbólica fuera enviada para ser "subastada" (¡¡¡)
dizque en beneficio de los pobres, como lo hizo Paulo VI con su propia Tiara. ;Qué payasos!. El
sí podía desprenderse de una Tiara fabricada especialmente para él sin causar mucho revuelo.
Entonces, la Tiara de Paulo VI, fue hecha especialmente para su descoronación. Lo que
importaba realmente no era tanto el objeto que pasaría a ser una simple pieza de museo, sino
el hecho: la descoronación. El símbolo, el significado era lo que se buscaba y para nada la Tiara
tradicional. El pueblo no comprendería absolutamente nada. Y ellos lo sabían. Entonces, a
Paulo VI se le regaló una Tiara nueva para su coronación, para su descoronación. El objeto de
esa Tiara es que se descoronara. Que la ceremonia simbólica se consumara porque la corona
del papa, ya había sido ofrecida a Satanás con el imperio sobre la Iglesia. ¿Estoy equivocado?,
desgraciadamente creo que no. Los invasores de la Iglesia tienen planes que están aplicando
férreamente. La descoronación de Paulo VI estaba ya programada. La entrega de la Tiara que
es el símbolo del poder papal a Satanás estaba ya programada. Si habría Paulo VI de
descoronarse, habiéndose planeado que fuera el último "papa" que usara ese símbolo ¿qué
caso tenía que se le regalara una Tiara nueva?, pues para que el pueblo no condenara como un
sacrilegio ver que la corona de San Pío X, de Pío XII y de tantos otros ilustrísimos y santos
padres de la Iglesia fuera desechada, y enviada para ser subastada en Nueva York como un
cachivache despreciable. Era importantísimo que un "papa", renunciara a su dignidad, porque
siendo él no representante, sino Vicario de Cristo, su renuncia de su dignidad y poder,
involucra a Cristo. En los vaticinios de los masones carbonarios e iluminati esto se anuncia
desde finales del siglo XIX. En sus libros GLORIOSO CENTENARIO y MISION DE LOS SOBERANOS
del Abate Roca, masón y sacerdote apóstata y del masón Saint-Yves d'Alveydre se anuncia con
claridad lo que hoy estamos viendo. Copiaré unos pocos párrafos:
"En su forma actual, el papado desaparecerá. El pontífice de la divina Sinarquía, se parecerá
tanto al papa de nuestros días, como este último se parece al Papa del Lago Salado... El nuevo
orden social se implantará al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma". "El
viejo papado, el viejo sacerdocio, abdicarán de buena gana ante el Pontificado y ante los
sacerdotes del futuro, que serán los del pasado convertidos y transfigurados con vistas a la
organización científica del Planeta a la luz del Evangelio". "Y esta nueva Iglesia, aunque tal vez
no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma rudimentaria de la Iglesia
antigua, recibirá sin embargo de Roma la Consagración y la Jurisdicción Canónica"
(GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca 1830-1893, Pág.452 y 466).
"Mientras no salga de las formas temporales de un pasado que muere y que no puede revivir,
el papado de los viejos tiempos, no tiene ya nada que decirle a los tiempos modernos, los
cuales por otra parte, no tienen oídos para oírle. El viejo papado no tiene ya nada que hacer
en el nuevo orden social que ha de implantarse indefectiblemente, al margen de Roma, sin
Roma, a pesar de Roma, contra Roma... El viejo papado romperá el silencio cuando se haya
completado la obra evangélica de aquella gloriosa palingenesia (o sea, regeneración,
renacimiento. De esto se habla tanto en el Concilio Vaticano II, como en los tiempos
posteriores). Entonces, volviéndose a su sepulcro, Pedro realizará el oráculo de Cristo.
"Confirmará a sus hermanos", es decir, a todos los pueblos cristianos, en los nuevos caminos
por los cuales su Redentor los ha hecho penetrar. Consagrará la civilización moderna; la
proclamará Hija del Evangelio, heredera de las promesas dominicales y del verdadero espíritu
de las parábolas. "Pronunciando su propia caducidad, el papado romano declarará URBI ET
ORBI que, habiendo terminado su misión y su papel de iniciador, se disuelve libremente en su
antigua forma, para dejar el campo libre a las operaciones superiores del nuevo Pontificado de
la Iglesia y del nuevo sacerdocio que él mismo instituirá canónicamente antes de exhalar el
último suspiro". "Luego, cayendo agotado sobre su lecho fúnebre, se dormirá para siempre en
el sueño de la muerte, besado por Cristo, cuyos misericordiosos designios habrá cumplido
mucho mejor de lo que se cree". "Es necesario que la ley de evolución reemprenda su curso
divino en el ciclo abierto por el santo Evangelio bajo los pasos de la nueva Humanidad"
(GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca. Págs. 457-469).
"...dada la condición de imperio clerical latino de Roma, resulta radicalmente imposible que el
papado sea libre para ejercer, en aquel sentido, el soberano pontificado". "Lo único que
puede esperarse es que la majestad de la Tiara recaiga un día en el gobierno general de la
cristiandad, coronando la Iglesia Universal y teniendo como columnas a todas las iglesias
nacionales..." (MISION DE LOS SOBERANOS. Saint-Yves d'Alveydre 1842-1909. Pág. 444). "Se
prepara una inmolación que expiará solemnemente... el papado sucumbirá; morirá bajo el
cuchillo sagrado que forjarán LOS PADRES DEL ULTIMO CONCILIO. El César Papal; es una
hostia coronada para el sacrificio" (GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca. Pág. 13).
Igualmente, en su libro EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, el apóstata Abate Roca (Pág. 327)
escribe: "Lo que se prepara en la Iglesia Universal? no es una reforma es, no me atrevo a decir
revolución, ya que el vocablo sonaría mal, y no sería exacto, sino una evolución".
"Afirmo que estamos llegando al derrumbamiento definitivo del antiguo orden religioso,
político y económico, y anuncio el comienzo de un ciclo completamente nuevo desde todos los
puntos de vista en la Iglesia, en la familia, en el Estado y en todos los círculos de la actividad
humana" (GLORIOSO CENTENARIO. Abate Roca. Pág. 13).
"Yo creo que el culto divino, tal como lo regulan la Liturgia, el ceremonial, los ritos y los
preceptos de la Iglesia Romana, SUFRIRAN PROXIMAMENTE EN UN CONCILIO ECUMENICO,
UNA TRANSFORMACION que, al mismo tiempo que le devolverá la venerable sencillez de la
edad de oro apostólica, la pondrá en armonía con el estado nuevo de la conciencia y de la
civilización moderna" escribió Roca en su libro EL ABATE GABRIEL.
En su libro EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, Roca (Pág. 373) escribió: “Habrá una nueva
religión, un nuevo dogma, un nuevo rito, un nuevo sacerdocio cuya relación con la Iglesia
Católica con la Iglesia Mosaica, su difunta madre”. Estos eran los planes de Satanás y de sus
perseguidores.
2. CUANDO LOS DOCTOS SUCUMBAN, RECIBIRAN POCA AYUDA. El Profeta Daniel dice que las
cosas anunciadas para el fin del mundo, se cumplirán, "cuando la fuerza del pueblo de los
santos esté enteramente quebrantada"(Cap. XII, v. 7). QUEBRANTAR según el Diccionario es:
Romper, separar con violencia, moler o machacar, forzar venciendo una dificultad, anular,
experimentar un malestar a causa de golpes. La Iglesia enteramente quebrantada no podrá
recuperarse, no porque Dios niegue Su ayuda sino porque el pueblo vivirá en la indiferencia
más grande y los hombres, como predice San Pablo, tendrán el espíritu "cauterizado", ceniza
no es fértil para nada. En ella nada puede crecer, y mucho menos dar fruto. Los doctos
subsistirán en los pequeños reductos de la Fe sin consuelo y sin contar con una ayuda para
sostener una lucha por la causa de Dios. Se gastarán grandes capitales para el lujo, para los
viajes y el placer, para el pecado y así la causa de Dios será olvidada sin haya nadie que sea
capaz de ninguna renuncia o sacrificio. ¿Serán dignos de la Iglesia los que llamados a los
reductos de la ortodoxia, desatienden los intereses de Dios o si acaso le arrojan una limosna
que veces no es suficiente ni para el culto e incluso ni para la manutención de los pastores?.
No dice Daniel que no recibirán ayuda, sino que lo que dice es que recibirán poca ayuda. Dios
ha dado a todos los re cursos necesarios para todo aquello que los hombres necesitan, pero
también para Su Iglesia. No a uno solo en particular, porque Él ha determinado que algunos
vivan en la pobreza y otros en la abundancia.
Su infinita sabiduría que el hombre no puede penetrar, sabe por qué ha determinado las cosas.
Pero a las comunidades en conjunto, sí ha proporcionado todos los medios para que sean
suficientes para todas sus necesidades. Y en este tiempo de crisis terminal, también ha
proporcionado los medios, si no a una sola comunidad, sí a todas en conjunto, para que la
lucha mundial por Su causa sea posible. Si hay comunidades que no se bastan para sus propias
necesidades, es que sus miembros están traicionando su vocación de cristianos y están
dispendiando los medios que Dios les ha dado para otra cosa y no para sus propios
satisfactores como si no fueran administradores solamente de las riquezas de Dios y no dueños
para achocarse vorazmente de todo lo que les dicta sus caprichos y desórdenes. ¿Qué van a
hacer estos desgraciados el día en el que el Dueño de lo que han recibido para administrar les
pida estrictísimas cuentas?, Si hay una Iglesia vencida en las catacumbas, es que hay
comunidades con recursos que han traicionado su misión cristiana y a la vista de las
comunidades más necesitadas, distendían sus recursos para sus propios satisfactores, y a la
vista de la necesidad, que primero se ha de atender, realizan obras de "santidad"
independientes, autónomas y como fueran sectas cismáticas. Dios quiere que todos obren por
caridad que está preceptuada en la Iglesia. Dios quiere que todos obren en la unidad, ¿qué
batalla se va a ganar si los miembros de una comunidad mantienen a raya y llenos de
necesidades a sus pastores que necesitan para culto y a veces hasta para su propia
manutención, y qué batalla se va a ganar cuando las comunidades más favorecidas mantienen
a raya y llenas de necesidades a otras comunidades menos poderosas?, ¿se va a ganar lucha
contra el Anticristo con una chusma de cismáticos, interesados, dispendiadores, excluyentes,
independientes, autónomos y soberbios?. Se batalla, ciertamente se batalla, pero cada quien
lucha su propia guerra para fabricarse un lugar y un porvenir en este mundo que es
perecedero más pronto de lo que se piensa. La lucha por el honor de Dios, ya a nadie
enciende, a nadie ilusiona, a nadie interesa. Y si acaso se aporta algo, solo las sobras. Sólo la
basura. Sólo las piltrafas de un buen filete que con avidez y voracidad se tragaron. ¿No
enciende el fuego que consume y la ira santa que baja del Cielo la visión de esta satánica
situación en el corazón de algunos pocos?, ¿no se siente la frustración, la derrota, la desilusión,
el quebrantamiento más dramático en el corazón de quienes sólo tienen hoy las palabras de
Cristo: No os dejaré solos, volveré? ¿A quién se recurrirá si sólo Cristo ha prometido ganar la
guerra contra el Infierno?
Dios no puede permitir que la gloria de Roma, forjada durante tantos siglos para ser la
Capital de Su Iglesia, sede de Su Vicario y centro universal desde el que se irradia con
fuerza sobrenatural Su Doctrina hacia la circunferencia, sea utilizada y se convierta en
el centro de la prostitución de Su Iglesia y sede de Satanás. Las cosas materiales no
tienen importancia si no nos llevan a las cosas espirituales. Las cosas espirituales se
traducen en forma adecuada en las cosas materiales. En los símbolos, en los gestos, en
las actitudes, en las formas, en la arquitectura, en la música, en todas las bellas artes. No
es necesario decir palabra ante una edificación para que se comprenda que ha sido
construída para los dioses. Que aquella es una edificación religiosa, aunque no se trate
de una iglesia católica. Igualmente, las cosas malignas cosas diabólicas, llegan a tener,
siendo espirituales igualmente una expresión en las cosas materiales y transmiten un
mensaje, aun siendo mudas, que enferman los espíritus, que predican a las potencias del
Infierno, los vicios, lo oscuro, lo torcido. La cultura moderna que absorben los jóvenes
principalmente, ha llegado a una máxima perfección posible en nuestro tiempo capaz de
prostituir el espíritu. La música, las formas, las modas, el nuevo culto en las iglesias
impuesto por los progresistas, la arquitectura, etc., están hundiendo en la pudrición a
todos los hombres, a unos por ignorantes o desprevenidos y a otros por no querer
aceptar lo que se les está incluso probando. Entonces, Dios no puede permitir que la
Institución de Su Iglesia, usurpada, tomada por asalto, se convierta en un elemento
importante en la obra de Satanás.
Por eso, Roma tiene que ser destruida. Si ya no es el templo de Dios, no debe existir
aunque eso sea dolorosísimo. Pero su destrucción le servirá a Dios para alertar a muchos
que según Su providencia quiere salvar, pues es popular el conocimiento de que la
Roma anticrística será destruida y su destrucción a muchos los hará reflexionar.
Estamos al filo de grandes acontecimientos. Y muchos muy dolorosos, pero medicinales
pues cuando la enfermedad es muy grave, se imponen medidas extremas.
Falta ahora saber qué dice el Apocalipsis de San Juan de GLORIA OLIVAE. Después
de la muerte del Pastor Angélico, comenzó en la Iglesia la era anticrística y una
"dinastía" perversa se adueñó del Solio de San Pedro. Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo
I y Juan Pablo II, que fue herido de muerte y que sin embargo vivió, como dice el
Apocalipsis, son las cuatro bestias o fieras de Daniel, reunidas por San Juan en una sola
Bestia o entidad moral marchando con el mismo espíritu, a un fin, como si fueran un
solo hombre. Ellos introdujeron la Revolución en la Iglesia, desterraron el Sacrificio,
despedazaron a la Iglesia en facciones, prostituyeron la Doctrina y negaron dogmas,
invalidaron los Sacramentos, propiciaron el avance de las sectas y la defección de
millones de fieles y provocaron una crisis que no tiene precedente que sin embargo está
oculta a los ojos de los católicos porque es un pueblo prostituido que ha perdido la Fe.
Muchos, es innegable, tienen todavía fe, pero ya no tienen LA FE, cosa completamente
diferente.
Así describe San Juan (Ap. Cap. XIII, v. 11) a la segunda Bestia: "Vi luego otra Bestia
que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una
serpiente -en esto no es diferente a sus cuatro predecesores-. Ejercía todo el poder de la
primera Bestia -porque estando todos caminando al mismo fin, se aprovechaba de lo
que los anteriores habían ganado-, en servicio de ésta, haciendo que la Tierra y sus
habitantes adoren a la primera Bestia cuya herida mortal había sido curada -la
segunda bestia aunque se aprovecha del poder obtenido por sus cuatro predecesores,
San Juan dice que lo hace especialmente del poder de la cabeza que fue herida de
muerte y fue curada-. Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego
del Cielo a la Tierra -ya vimos antes qué significa esto, pues el hombre llevará su
corrupción social y eclesial a extremos insoportables. Sólo hablar del problema de la
homosexualidad y de la pederastia en el seno de la Iglesia causa indignación y
vergüenza aun entre los mismos progresistas-; y seduce a los habitantes de la Tierra
con las señales que le ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los
habitantes de la Tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que teniendo la
herida de espada, vivió -el hacer una imagen de la Bestia que fue herida de espada y
vivió, no es otra cosa que su pretensión de canonizar a Juan Pablo II, pues ante la
petición mundial de que se le canonizara rápidamente, "asombró" al mismo Vaticano al
introducir la causa de canonización tan pronto como subió al Trono usurpado-. Se le
concedió infundir a la imagen de la Bestia aliento, de suerte que pudiera incluso hablar
la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imágen
de la Bestia -aunque se ven muchos tentados a creer que esta Bestia hará el milagro de
que las imágenes de la Bestia que fue herida de muerte y vivió profiera palabras, no es
así. Si esta Bestia fuera un verdadero papa, hubiese condenado al silencio las
enseñanzas de Juan Pablo II e impedido que le siguiera hablando y enseñando al pueblo
después de muerto. Pero no ha sido así. Con su poder esta Bestia, ha permitido que su
predecesor que fue herido de muerte, le siga hablando al pueblo y mucho de lo que este
hace, es en base a lo que hicieron sus cuatro predecesores. No se esperen, entonces,
imágenes o fotografías parlantes-. Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y
pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha y en la frente, y que
nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleva la marca con el nombre de la
Bestia y con la cifra de su nombre -la marca en la frente, dice San Agustín, (Ciudad de
Dios) es por la profesión, y en la mano es por las obras. Y todos los que no estén con
Juan Pablo y con sus cuatro aliados, se verán despreciados y como relegados no sólo
de la Iglesia del Vaticano, sino incluso de la sociedad y tenidos como herejes, locos y
rebeldes-". Sólo falta saber ahora si en la Profecía de San Juan está incluido el hecho de
que sí será canonizado o por lo menos beatificado Juan Pablo II, y lo veremos en los
altares otrora católicos. Parece que sí.
Nos podemos dar cuenta que muchísimas de las señales apocalípticas son hechos
normales que no van a causar pavor o asombros dramáticos. ¿No descubrirían lo que
Dios quiere ocultar, para que el entendimiento venga de un espíritu fiel, de una
disposición ortodoxa y del deseo de seguir a Cristo a donde quiera que El vaya?. Los
tiempos del fin, no son tiempos de monstruos, dragones voladores, milagros
asombrosos, fuegos y pirotecnia, panteras con cuernos y alas con cabezas de león y
patas de oso. San Juan le habla al espíritu. Las monstruosidades están en el espíritu de
los hombres. En el corazón de los hombres se encienden los fuegos que bajan del Cielo.
La devastación es espiritual. Pero no se puede negar que esta devastación espiritual,
venga acompañada con las señales materiales anunciadas por Cristo. Una Naturaleza
completamente descompuesta que va a agredir a los hombres con suma violencia. Una
cosa, la espiritual que es la más grave, traerá la otra como un castigo a la infidelidad y
apostasía de los hombres. Cuando se peca con la vista, los ojos no se inflaman y duelen.
Nadie se queda ciego por pecar con la vista. Cuando golpeo a alguien a quien debo
sumo respeto las manos no se caen, o duelen, o se secan. El mal está en el alma, no se
siente en nuestro cuerpo material. La destrucción de la Iglesia solo a unos pocos les hara
sentir un "fuego que baja del Cielo a la Tierra" en el corazón, pero la inmensa mayoría,
ni los enferma, ni les hace algún daño en su fortuna, en sus empresas o en su trabajo.
Por eso les importa un comino y permanecen indiferentes porque no se ven afectados en
sus personas o intereses. La destrucción del orden cristiano establecido en el mundo con
la sangre, el esfuerzo, el sudor y las lágrimas de tantos cristianos que al hombre de hoy,
mundanizado, cauterizado en lo más profundo del alma, importa un bledo, debe traer la
destrucción material del mundo. El hombre fue creado para la salvación eterna. Para
participar de la gloria de Dios. La muerte de Cristo fue para que el hombre, los que así
quisieran, pudieran lograr la salvación por toda la eternidad. Por eso existe el mundo,
pero, cuando esto no es posible porque los hombres han sellado las puertas de la
salvación, ya no tiene caso que el mundo permanezca más tiempo. Entonces, van a
sentir en las cosas materiales, arrasadas, descompuestas, las consecuencias del mal
espiritual que han provocado o han dejado avanzar. Los hombres deben conocer en las
cosas sensibles el mal que han acarreado o tolerado, porque la gravedad de los
acontecimientos materiales los debe llevar a reconocer la gravedad de las cosas
espirituales. Y así muchos serán movidos a contrición.
Hay que destacar también muy especialmente lo que dice el Profeta Daniel en el Cap.
XI, 31-35, que son figura de las cosas que han e suceder al fin del mundo:
"...profanarán el Santuario-ciudadela, abolirán el Sacrificio perpetuo y pondrán allí la
abominación de la desolación. A los violadores de la Alianza los corromperá con
halagos, pero el pueblo de los que conocen a su Dios se mantendrá firme y actuará. Los
doctos del pueblo instruirán a muchos; mas sucumbirán bajo la espada y la llama, la
cautividad y la expoliación, durante algún tiempo. Cuando sucumban recibirán poca
ayuda, y muchos se unirán a ellos traidoramente. Entre los doctores sucumbirán
algunos, para que entre ellos, hayan quienes sean purgados, lavados y blanqueados,
hasta el tiempo del fin, porque el tiempo fijado esta aun por venir". "Muchos andarán
errantes, acá y allá, dice el v. 4 del Cap. XII, y la iniquidad aumentará". El panorama
que el Profeta nos describe es de una completa desolación. La eliminación al Sacrificio
nos revela que los enemigos están en un lugar en el que pueden eliminar el Sacrificio, es
decir, en el máximo puesto de la Iglesia. En el lugar al que todos obedecen. Los doctos
son vencidos, son perseguidos, son aislados. Los sabios de la Iglesia, los que enseñan la
verdadera Doctrina, con poca ayuda, sucumbiendo porque sus fieles no los ayudan y
con el espectáculo tremendo ante los ojos de una demolición total. Frialdad que contagia
el corazón al contacto de sus fieles, fríos, indiferentes, despreocupados, metidos en sus
cosas y queriéndose comer al mundo de un solo bocado. Perversidad de los enemigos de
la Cruz, alegres, confiados, marchando seguros a la creación de una religión sincrética
universal, de un Gobierno Mundial inmisericorde y tirano y de una esclavitud
irremisible cuyos amos son los del otrora pueblo de Dios. ¿Cuál es el consuelo que les
queda a los pocos fieles que han sido favorecidos con la terrible gracia de ver, para
unirse al sufrimiento de la Iglesia de una manera más estrecha?. Por eso hay que tener
muy presente el texto del Apocalipsis de San Juan (Cap. XIII, 10): "Aquí se requiere la
paciencia en el sufrimiento y la fe de los santos". El texto del Profeta Daniel y este de
San Juan deben tenerse presentes, bien ligados, bien relacionados para no sucumbir,
para no perder la Fe. Para no llegar a pensar que el Señor ha abandonado a Su pueblo
fiel del fin de los tiempos, aquel a quien El mismo llamo "rebañito". La paciencia en el
sufrimiento nos revela que este tiempo será de angustiosa espera. Que el Señor conocía
que estos tiempos vendrían y los anuncia siglos atrás: Todo les he dicho, decía Cristo.
Todo les he anunciado. Para el mundo serán los tiempos de la libertad, de la juerga, de
la tibieza y desinterés, pero no para algunos que serán purgados y purificados en la
espera del día de la promesa. Pero también dice San Juan que se requiere la Fe de los
santos. Permítaseme ponerlo de otra manera: Aquí se requiere la fidelidad a la Fe del
principio. Indudablemente es la Fe imperecedera. Es la Doctrina eterna, la de los
Apóstoles, la de los Padres de la Iglesia, la de los concilios, la de los papas, la de los
santos. Habla para el tiempo de la Apostasía, en el que no se encuentra en el mundo la
Religión de Cristo sin desviaciones. Anuncia un cambio a la doctrina del Anticristo. San
Vicente de Lerins en su COMMONITORIUM dice algo para comprender a cabalidad lo
actual: "¿Qué ha hacer un cristiano, supuesto que, un nuevo error contagiara como una
peste NO SOLAMENTE UNA PARTE, SINO LA TOTALIDAD DE LA IGLESIA?".
Hubo herejías en la Iglesia que se extendieron amenazadoramente, pero nunca hubo una
que contagiara a la totalidad de la Iglesia. Es evidente que se está refiriendo a la
Apostasía final. Responde: "pues debe preocuparse por mantenerse EN LA ANTIGUA
TRADICION que siendo ya del pasado, no puede ser corrompida de ninguna manera
por ninguna clase de falsa novedad". Por ese motivo dice San Juan que se requiere la
Fe de los santos. Y esto lo dice al terminar de describir el reinado de las bestias. Es el
tiempo anticrístico. Es el tiempo de no ceder ante las presiones familiares o sociales,
para seguir a Cristo a donde quiera que El vaya, como dice el Apocalipsis en el Cap.
XIV, 4 y 5. Estos son los antídotos contra el Anticristo. La paciencia en el sufrimiento y
la conservación de la Fe eterna. A unos se les pedirán mayores sacrificios, porque están
llamados a mayor mérito y gloria, a los otros se les pedirá menos. Unos renunciarán a
mayores bienes o felicidad mundana para ser fieles, pero otros se abrazarán al mundo y
a esa felicidad pasajera que ofrece. La crisis anticrística para unos será fuente de mérito
mayor y para otros fuente de condenación. Así se ha de demostrar el verdadero amor a
Dios manifestado por las obras.
Después de GLORIA OLIVAE Malaquías nombra sólo a un papa -o antipapa- más:
PETRUS ROMANUS. Los exégetas dicen que este último papa se llamará Pedro y que
será romano, pues se le menciona dándole nombre y nacionalidad como en ninguno
antes. No estoy de acuerdo. Un verdadero papa nunca se pondría Pedro, porque sería
determinar que él es el último. Esta afirmación sería grave, arriesgada y poco ortodoxa,
y aunque su nombre no sería asegurar día y hora de la Parusía, enmarcaría dentro de un
lapso determinado el tiempo de la segunda venida de Cristo. Además la Iglesia no
necesita a un segundo Pedro. Tiene uno y ese es siempre el papa verdadero que ocupa el
Solio. Cualquier papa, es siempre Pedro y así lo han visto los católicos durante todos los
siglos. Tampoco tomaría el nombre de Pedro II un antipapa, que perteneciera a la
"dinastía" usurpadora del Trono de Pedro, pues esto sería como aceptar que los siglos
de esfuerzo y sacrificio para llegar a destruir a la Iglesia para convertirla en aliada del
Gobierno Mundial luciferiano, han fracasado, que ese triunfo logrado es arrasado por la
venida del Señor. Es decir, que en el momento del triunfo, se proclamaría el fracaso.
¿Quién provocaría esta conmoción mundial?. ¿Y quién sabe el motivo por el cual el
Profeta llamó a este papa -o antipapa, lo cual creo más que lo otro-, Pedro Romano?,
eso digo yo. ¿Quién lo sabe?. A todos estos hay que contestarles con lo que Pascal
decía. Que una interpretación fiable de vaticinios proféticos, sólo es posible cuando se
ha cumplido el evento anunciado por ellos. ¿Quién puede saber si este papa va a ser
elegido un 29 junio, fecha en la que se celebra la fiesta de San Pedro y San Pablo? ¿Qué
relación puede tener su elección con el Príncipe de los Apóstoles, con el "romano" que
lo acompaña?, pues no lo sé. Ni nadie lo puede saber. Si la Profecía no se equivoca,
como parece ser por los aciertos anteriores, este pontificado estará atribulado por la
última persecución a la Iglesia. Si Roma no es destruida durante el pontificado de
GLORIA OLIVAE, lo será durante PETRUS ROMANUS. La tercera guerra mundial
vendrá a llevar al colmo la desesperación de los hombres y el terrible Juez juzgará al
mundo. En el Cap. XIII el Profeta Isaías dice: "Ved que se acerca el día de Yahveh, y
cruel con cólera y furor ardiente, para hacer de Tierra un desierto y exterminar a los
pecadores. Las estrellas del cielo y sus luceros no darán su luz; y el Sol se oscurecerá
en naciendo y la Luna no hará brillar su luz. Yo castigaré al mundo por sus crímenes, a
los malvados por sus iniquidades... Yo haré estremecer a los cielos y temblará la Tierra
en su lugar ante la indignación de Yahveh Sebaot el día del furor de su ira". Y el
Profeta Joel escribe (Cap. II, 31): "Se cubrirá de tinieblas el Sol y de sangre la Luna
antes que venga el día grande y terrible de Yahveh".
Llama mucho la atención cómo es coincidente la profecía sobre fin del mundo de Cristo
y los profetas del Antiguo Testamento. Se refieren a los astros, a las estrellas, a la Luna,
al Sol... Isaías, por ejemplo, dice que el Sol se "oscurecerá". No dice que explotará, que
cambiará de lugar, sino que su luz por alguna razón, será oscurecida igualmente la de la
Luna. Las estrellas y los luceros tampoco darán su luz. Joel dice que la luz del Sol "se
cubrirá". Y que la Luna se cubrirá de sangre. Dios no tiene que destruir una estrella a
dos años luz de la Tierra para castigar el pecado de los hombres. No tiene que destruir el
Sol o las estrellas o la Luna. Toda la profecía sugiere más bien que algo en la misma
Tierra ocultará la luz del Sol y de la Luna. Las profecías de Cristo hablan en la misma
forma. Sugieren lo mismo. En San Mateo, dice que el Sol se oscurecerá, y la Luna
perderá su resplandor. Lo mismo leemos en San Marcos: el Sol se oscurecerá y la Luna
perderá su resplandor. San Lucas dice que habrá "señales en el Sol, en la Luna y en las
estrellas". Todas las profecías sugieren que algo en la misma Tierra cubrirá la luz del
Sol, de la Luna y de las estrellas. La estupidez del hombre es tan grande, que ellos
mismos se destruyen. La secta satánica de los Iluminati provocó la primera guerra
mundial y la segunda, y ahora mismo preparan la tercera, con el objeto de debilitar,
desesperar, aterrar y confundir a los hombres y a las naciones, a fin de que acepten la
imposición del Gobierno Mundial. ¿De qué dimensiones podría llegar a ser esa guerra?,
¿se le daría a un niño una granada para que juegue en el patio de su casa?. El
Apocalipsis habla de que los destructores de la Tierra serán castigados. ¿De esa
hecatombe mundial se pueden levantar humos y cenizas que oscurezcan la atmósfera, o
puede suceder que un cuerpo del espacio exterior se estrelle contra la Tierra levantando
una nube de polvo que oculte la luz del Sol y de la Luna y de las estrellas?, ¿y quién lo
sabe?. Pero todo parece apuntar a la estupidez de los hombres. A la destrucción
concentrada en el mismo planeta Tierra. Lo cual no sería nada raro. Solamente quedaría
una duda. En San Mateo se dice que las estrellas caerán del cielo y las fuerzas de los
cielos serán sacudidas. ¿A dónde caerán estas estrellas?, CAER, según el Diccionario es
venir un cuerpo de arriba a abajo por su propio peso. Cuando una de esas estrellas se
salga de su lugar, ¿está cayendo, o subiendo, o acercándose a la izquierda o a la
derecha?, necesariamente se entiende que está cayendo a la Tierra. Una masa
incandescente, millones de veces más grandes que el Sol -solamente el Sol es 1,200,000
veces mayor que la Tierra y el Sol es una pequeña arenilla comparado con muchas
estrellas, nos calcinaría casi instantáneamente al aproximarse a la Tierra, y ya no
podríamos ver que las siguientes estrellas cayeran. En San Marcos se dice que las
estrellas "irán cayendo del cielo". Esto es, con un determinado lapso entre una y otra.
¿Qué castigo medicinal puede ser para los hombres que tres, o cuatro, o veinte o mil
estrellas tengan una terrible colisión a mil años luz de la Tierra que puede ni siquiera
verse sino sólo con los telescopios, después de haber sido calcinada la Tierra con el
primer acercamiento estelar?, ¿para qué serviría ese "castigo" si ya no hay hombres
sobre la Tierra?. Algunos exégetas dicen que esas estrellas que caen son los grandes de
la Iglesia y de la Ciudad Católica, que en los últimos tiempos se harán partidarios de la
Bestia y yo creo como ellos. Pero así como Cristo pudo haber mezclado una profecía
cósmica y otra espiritual igualmente que mezcló la destrucción de Jerusalén con la
destrucción final del mundo, pudo haber hablado en sentido espiritual y el Sol
oscurecido es la Iglesia y la Doctrina predicada por los grandes de la Iglesia.
Indudablemente, lo sabremos en cuanto sucedan las profecías. Y no antes. Si el lenguaje
de Cristo fue espiritual solamente, entonces tenemos un motivo más para estar
prevenidos, porque el fin se presentará inesperadamente. Y esto se repite en los
Evangelios con toda claridad varias veces. Entonces, no se verán las cosas imaginadas
por una interpretación torcida, sino solamente las que se entiendan con un espíritu recto
y desde una perspectiva correcta, que los progresistas herejes no pueden tener. Cuando
todos esperaban que viniera el Profeta Elías como precursor del Mesías y vieron al
Mesías sin haber visto a Elías, nuestro Señor Jesucristo les dijo que la profecía se había
cumplido, pues Elías era Juan el Bautista venido con el espíritu de Elías. Y anunció que
volvería al fin del mundo. Y creo que esto ya se podría estar repitiendo, y estar ya Elías
y Enoc en el mundo, en algunos poquísimos que luchan contra el Anticristo, pero no
como a ellos se les pega la gana, sino como Dios manda.
San Gregorio Magno en su obra LOS MORALES dice algo al respecto asombrosamente
coincidente con lo que estamos viendo, indudablemente por su gran conocimiento de las
sagradas Escrituras y por la inspiración del Espíritu Santo, que sólo se da en la
verdadera Iglesia y especialmente al Sumo Pontífice -el fue Papa del año 590 a 604,
MUY lejos del fin del mundo-, según se lee en el Evangelio de San Lucas (Cap. VIII, 4
a 15): "A VOSOTROS ES DADO conocer el misterio del Reino de Dios, PERO A LOS
DEMAS sólo en parábolas, PARA QUE VIENDO NO VEAN Y OYENDO NO
ENTIENDAN" . Así, los pobres protestantes y todos quienes están separados de la
Iglesia, podrán leer la Biblia como única fuente de revelación, y conocer él texto
interpretado como quieren, sin llegar a entender muchas cosas. En ese mismo lugar se
han puesto hoy los herejes del Vaticano apóstata. Dice San Gregorio: "Las caídas de los
fuertes, son argumento de la perdición de los flacos. Y que por el Sol sea significada la
sutileza de la sabiduría, Salomón claramente lo manifiesta, diciendo por comparación:
El sabio permanece así como el Sol, y el necio así como Luna se muda (Ecles. XXVII,
12). Pues ¿que otra cosa entendemos aquí por los rayos del Sol, sino las sutilezas de los
hombres sabios?. Porque, como muchos de aquellos que en la santa Iglesia parecían
resplandecer en luz de sabiduría, entonces, cautivados por las persuasiones o espantados
por las amenazas o afligidos por los tormentos, se someterán al dominio de aquel
Leviatán -está hablando del tiempo del reinado anticrístico-, dícese rectamente que
estarán bajo de los rayos del Sol, como si claramente dijese: Aquellos que por sutileza
de sabiduría parecía que derramaban dentro de la Iglesia rayos de claridad y que
resplandecían sobremanera en autoridad de justicia, se sojuzgarán por sus malas obras al
poderío del Leviatán, de tal forma que no resplandezcan ya en recta predicación, mas
perversamente obedeciéndole, sean sojuzgados. Así que los rayos del Sol estarán
debajo de él cuando los varones doctos no levantarán las sutilezas de su sabiduría
obrando libremente, mas se inclinarán a las pisadas de ese Leviatán con la perversidad
de la obra y con los halagos de la adulación, para que el entendimiento que resplandeció
en ellos de arriba, así como el Sol por don divino, sea por la codicia terrenal derribado
debajo de los pies del enemigo antiguo. Y por eso ahora cuando cualquiera de los sabios
y doctores por el provecho o gloria de la vida temporal se somete con lisonjas a los
poderosos de la Tierra que mal obran, entonces el rayo del Sol se derriba debajo del
Anticristo" (Lib. XXXIV, Cap. XIV, 25). Igualmente, en el Lib. XX, Cap. XL, 77, dice:
"La Iglesia siente gravemente en las entrañas el dolor de la última persecución cuando
perecerán algunos de ella, y otros más fuertes serán afligidos en tristeza; muchos
enfermos, provocados por dones, o afligiría por persecuciones caerán en ella del
estado de la Fe, y después de haber caído la perseguirán -a la Iglesia-, ellos mismos".
San Mateo dice que "las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas". Igualmente
dice San Marcos y San Lucas. En la versión de Nácar-Colunga dice que "los poderes de
los cielos se conmoverán" (Marcos). En San Mateo leemos: "las columnas del cielo se
conmoverán". San Lucas dice que las columnas del cielo se conmoverán. En la versión
de Straubinger, San Marcos dice que "las fuerzas que hay en los cielos serán
sacudidas". Con los mismos términos hablan otras versiones de la Biblia.
CONMOVER: perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente. SACUDIR: mover
violentamente, golpear una cosa o moverla con violencia, arrojar de sí una cosa con
violencia, apartar de sí con aspereza a una persona. Yo creo que nuestro Señor no está
hablando aquí, mas que del tiempo del anticristo y de la Apostasía final. La verdad será
alterada, será perturbada, será golpeada, será apartada con violencia, esto provocará una
inquietud muy grande en los fieles. No dice en ningún momento Cristo que la verdad
caerá por tierra. No creo que aquí se esté refiriendo a sucesos cósmicos. Todo esto
pasará inadvertido para los seguidores del anticristo y los que militen en la Apostasía.
Todo esto solamente se descubrirá visto desde una especial óptica: la ortodoxia. Habrá
un resto fiel que espere al Señor sin que se hayan manchado con la Apostasía. Que
siguieron al Señor a donde quiera que El esté. Sus vestiduras están limpias, dice el
Apocalipsis, y no se atrevieron a tener ninguna clase de contacto con la mujer prostituta
-la gran Ramera apocalíptica-, por compromisos sociales o familiares o de cualquier
índole.
Ana Catalina Emmerich en una visión que tuvo del tiempo del Anticristo y de la
Apostasía que Cristo llamaba la gran tribulación del fin del mundo, como no la hubo
nunca ni la habrá, dice: "Yo vi además, la nueva y extraña iglesia que ellos trataban de
construir. No había nada de santo en ella... Unas personas amasaban pan en la cripta
subterránea... pero ese pan no fermentaba, ni ellos recibían el Cuerpo de nuestro
Señor sino solamente pan. Los que estaban en el error, mientras no hubiesen cometido
ninguna falta y desearan piadosa y ardientemente el Cuerpo de Jesús, eran consolados
espiritualmente, pero no por su Comunión. Entonces Jesús me dijo: He aquí a Babel".
Dudo mucho que en el tiempo de esta mística, alguien hubiese comprendido sus
palabras para cambiar la idea que se tenía del Anticristo persiguiendo cruentamente a
los católicos, cerrando iglesias para impedir el Sacrificio, etc., como hasta hoy piensan
muchos despistados equivocadísimos. Ana Catalina Emmerich habla claramente de una
suplantación del Rito que invalida la Misa y el Sacramento, por eso muchos van a
comulgar y no reciben más que un pan que no es el Cuerpo de Cristo. La instalación de
la abominación de la desolación de que Cristo habla para el final de los tiempos, no se
podría dar, si no hay en las iglesias una expulsión del Rito de la Misa, PERO también
una introducción de un falso e inválido rito con la aprobación del clero y de la máxima
autoridad de la Iglesia, es decir, de un individuo que ocupa el Trono de San Pedro
usurpándolo, porque si no fuera un usurpador sino un verdadero papa, esto no podría ser
posible.
Este es, entonces, el tiempo de la perturbación, el tiempo del engaño y de la seducción
anticrística, de la inquietud de los espíritus, de la confusión, de la alteración, de la
violencia, de la degradación, de la grosería, de la rebeldía, de la corrupción, del tiempo
en el que se arroja lejos apartando la verdad íntegra de la Fe. Es el tiempo en el que el
pueblo de Dios se ha quedado sin fuerza ni defensa, sin la virtud de los Sacramentos y
del Sacrificio. Es el tiempo del negro abismo que los hombres tienen bajo sus pies.
Entonces, todos ellos marchan al desastre y se introducen todos en la tempestad que los
superficiales, los cauterizados, los indiferentes, y los que tienen contactos de
conveniencia con el mal, para evitar daños mundanos, no ven o se niegan a ver. Es el
tiempo en el que la luz del Sol se oculta y se camina en tinieblas. He aquí Babel. No la
Iglesia de Dios. No la Ciudad Católica que ha pasado a ser cosa del pasado porque el
hombre de hoy ya no la puede soportar.
Yo creo que no en todo, Cristo habló en sentido material y espiritual al mismo tiempo,
sino que hubo cosas que predijo solamente en un sentido o en otro. Como decía Pascal,
iremos viendo el cumplimiento de los acontecimientos y así iremos sabiendo como
ahora sabemos sobre lo que en este momento se está cumpliendo.
El Profeta Daniel dice en el v. 10 del Cap. XII: "los impíos seguirán haciendo el mal;
ningún impío comprenderá nada". Las profecías, como he dicho en otras partes, no se
escribieron para que se cumplieran, sino que, porque se han de cumplir, se escribieron.
El texto de la sagrada Escritura no obliga a la voluntad del hombre, que es libre y
soberana. Dios respeta la voluntad del hombre que quiere salvarse o condenarse. Si
Daniel dice que el mal se incrementará hasta el día final que los impíos seguirán
haciendo el mal, y que no comprenderán nada, es que en los últimos tiempos así serán
los hombres por propia voluntad. Y unos a otros se contagiarán y enfermarán al Cuerpo
místico de Cristo, hasta que todos ellos den a luz al Anticristo y a la generación del día
final.
LA IGLESIA,
¿HA APROBADO O REPROBADO
LAS PROFECIAS DE SAN MALAQUIAS?.
El Concilio Vaticano I consideró las profecías privadas y los milagros que en la Iglesia
suceden, como señales ciertísimas y manifiestas de la revelación de Dios a los hombres.
Son pruebas de la divinidad de las Escrituras, y son pruebas también de la divinidad de
la Iglesia. La profecía atribuida a San Malaquías -de un completo y asombroso
cumplimiento-, se ocupa de acontecimientos absolutamente imprevisibles: de la
elección de 112 papas futuros que incluso no han nacido, pues la lista profética
comienza en el año de 1139, hasta el fin del mundo. En ella se habla de las
características del pontificado, de la familia del papa, de la fecha en que es elegido, del
escudo familiar, de los hechos históricos que tienen lugar durante el pontificado etc.,
anunciado todo asombrosamente sólo con dos o tres palabras latinas. Esta Profecía que
es tan conocida ¿ha sido aprobada o reprobada por la Iglesia?. Oficialmente la Iglesia
jamás se ha declarado a favor o en contra ni por lo que respecta a su atribución a San
Malaquías, ni por lo que respecta al cumplimiento de lo que anuncia. Si la Iglesia la
hubiese reprobado, hace siglos hubiese callado para siempre. Entonces, la Profecía sigue
hablando, Si Benedicto XVI hubiese condenado las barbaridades dichas y hechas por
Juan Pablo II junto con sus tres predecesores y partidarios, la imagen de la Bestia que
fue herida de muerte que sin embargo vivió, hubiese callado y no seguiría hablándole al
pueblo. Pero el poder papal usurpado de Benedicto, le ha permitido a Juan Pablo II
seguir hablándole a los fieles, como siguen hablando después de siglos de haber muerto
San Agustín o Santo Tomás de Aquino o San Juan de la Cruz. Este texto de San Juan en
el Apocalipsis, prueba indubitablemente que el Anticristo estará sentado en el Trono de
San Pedro. El usurpador, blandiendo el poder de los papas tiene el poder de hacer callar
a Lutero, por ejemplo, que ya no habla para la Iglesia, o permitir que hable la imagen
de Juan Pablo II. No se trata de una imagen parlante. Esto así entendido es una
estupidez.
El canónigo I. Cristiani en su libro NOSTRADAMUS, MALAQUIAS Y COMPAÑIA
dice que existe una "indulgente benevolencia" en las altas esferas de la Iglesia. Por otro
lado, la Iglesia nunca ha impedido -o condenado al silencio- la publicación de la
Profecía. Y en los últimos 4 siglos, han sido muy abundantes las publicaciones que han
contado con la aprobación de los censores eclesiásticos. El IMPRIMATUR ha sido
concedido. Los defensores de la Profecía, dicen que si un documento tan conocido y tan
relacionado con el máximo puesto de la Iglesia, dañara en alguna forma a la Iglesia, esta
habría respondido con la inhabilitación y el silencio oficial. Un paréntesis para insistir
en la forma en la que la imagen de una persona puede hablar. Y San Malaquías sigue
hablando.
No ha sido condenado al silencio y al olvido. Benedicto XVI es cómplice de la Bestia
que fue herida de muerte y sin embargo vivió, porque con su poder, como dice el
Apocalipsis, -usurpado, desde luego-, hace que la Bestia hable.
Oficiosamente, las manifestaciones de la Iglesia con respecto a la Profecía de San
Malaquías son más significativas. Las medallas conmemorativas de algunos papas, se
refieren al lema asignado para ellos en la Profecía. En la medalla de Alejandro VIII
aparece la inscripción POENITENTIA GLORIOSA, en la de Clemente XI aparece el
lema FLORES CIRCUNDATI, y en la Pío VI, aparece el lema PEREGRINUS
APOSTOLICUS. León XIII ha usado el lema de San Malaquías más abiertamente, pues
incluso lo incluyó en su escudo familiar. Igualmente, L'Osservatore Romano, que es el
órgano oficioso del Vaticano, ha utilizado en más de una ocasión para referirse a los
papas, el lema impuesto por San Malaquías. Por todo el mundo católico, circuló en su
tiempo, que Pío XII, era el pastor angélico.
El Abate Jeannin, escribió su libro IGLESIA Y FIN DEL SIGLO, que es un esquema
prefigurativo de la evolución de los modernos progresistas que han sustituido ya en su
mente la Revelación por los misterios ocultistas de las sectas para entregarse al
Sincretismo crítico que está en la base de esa Religión Universal que hoy tratan de
imponer. El escribe: "La Iglesia Católica, posee la verdad, la verdad única, absoluta, la
verdad que resuelve todos los problemas que la inteligencia humana puede y debe
plantearse. Pero la mantiene encerrada en un laberinto inextricable de dogmas, cuyas
contradicciones desalientan al más intrépido de los cristianos: la reviste de ropajes que
ocultan sus formas para hacerla más aceptable a unos vulgares prejuicios, y ahoga su
voz en la inercia del sueño; sólo muestra su imagen figurativa, materializada y afeada;
y le da el nombre de Revelación. Los principales dogmas católicos, no son más que una
reminiscencia o una reedición del pasado. Es la antigua Isis vestida a la moderna de
acuerdo con los gustos o los intereses de los que la han adorado o explotado. Es la
verdad revestida de velos -dice este hereje- de diversos matices. Es la religión única
universal, de todas las épocas y de todos los lugares, pero adaptada a una forma
especial que ha podido ser conveniente para determinadas épocas y para determinadas
razas, pero que no puede ser apta para la nuestra. Ocurre que la mente humana ha
evolucionado, y exige unas creencias razonables para obedecerlas "rationabile
obsequium". Ocurre que la ley del progreso es ineludible. Inquebrantable en su dogma,
que es la verdad, debe adaptar su fórmula a las exigencias de la mente humana,
liberada de prejuicios. Debe desprender el velo con el cual cubre el alma en su teología
y repudiar las viejas fórmulas escolásticas" (Pág. 148).
"El deber de cada uno de nosotros en estos momentos, consiste en favorecer la
evolución que debe llevar a cabo el papado -¡ojo!- para ponerse en armonía con el
nuevo espíritu del mundo y con las ciencias racionales, sin renegar de los principios
fundamentales del Evangelio" (EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, Abate Roca,
Pág. 130).
"La humanidad, largo tiempo bajo la influencia exclusiva de los partidos religiosos y
que, habiendo perdido la confianza en esos partidos, busca una nueva religión al
margen de los dogmas, de los postulados y de las infalibilidades; religión adaptada a
una nueva perspectiva sana y realista del futuro espiritual de la humanidad" (Revista
masónica martinista LA INICIACIÓN; 4o. trimestre de 1964, Pág. 218).
"Todas las iglesias divisionarias, caminan hacia su ruina; se hunden de lleno para
dejar sitio a la Iglesia Unitaria, a esa basílica social que englobará a todas las épocas,
a todas las capillas del pasado y del presente para constituir el redil único de que habló
Jesucristo" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 399).
Por eso vimos a Juan Pablo II acercarse y participar en los ritos de los Vudus, de los
indios americanos y norteamericanos, de los de la India, de los del Islam, de los judíos y
de cuanta religión que pasó por su mente o por su puerta, con el aplauso general
manejado de tal forma que pareciera un principio de conversión a la Iglesia Católica.
"Creo que todas las iglesias que se han formado en la cristiandad a partir del siglo IX
por el desmembramiento sucesivo del tronco apostólico (y que por tal motivo son
llamadas sectas o sectores), participan de la gran Iglesia Católica de la cual forman el
cuerpo con unos miembros dispersos. Creo que entre esas iglesias, incluida la que se
conoce con el nombre de Ultramontana, existe un lazo de afinidad que las une, o, mejor
dicho, un fondo común de cristianismo que facilita el encuentro y en el cual se basará
la asociación general" (EL PAPA Y LA DEMOCRACIA, Abate Roca).
"La unidad de las iglesias, nos llevaría a "la profundidad y a la universalidad" de los
cristianos con el cual se pondrían en armonía todos los centros religiosos de la Tierra"
(GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 122).
"Al Cristo-hombre doliente, sucede en nuestros días el Cristo-espíritu triunfante. El
Cristo que se manifestará también en la ciencia, y será reconocido por judíos,
brahamanes, hindúes, chinos, tibetanos..." (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca,
Pág. 525).
"Un Cristianismo nuevo, sublime, amplio, profundo, realmente universalista,
absolutamente enciclopédico, el cual terminará por hacer descender sobre la Tierra,
todo el Cielo, como ha dicho Víctor Hugo, por reprimir las fronteras, los sectarismos,
las iglesias locales, étnicas y celosas, los templos divisionarios, los alveolos que
retienen prisioneras de César -o sea de los papas católicos-, a las moléculas doloridas
del gran cuerpo social de Cristo" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca, Pág. 123).
"Sucederá algo que dejará estupefacto al mundo y que le hará caer de rodillas ante su
Redentor. Y ese algo será la demostración del acuerdo perfecto entre los ideales de
Cristo y de su Evangelio. Ello significará la consagración del nuevo orden social -es
decir, NUEVO ORDEN MUNDIAL-, y el solemne bautismo de la civilización
moderna" (EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO, Abate Roca, Pág. 282).
"El convertido del Vaticano -con esto Roca se está refiriendo al "papa" que ellos están
esperando y preparando-, no tendrá que revelar a sus hermanos, según Cristo, una
enseñanza nueva; no tendrá que impulsar a la cristiandad ni al mundo en pleno hacia
otros caminos que no sean los caminos seguidos por los pueblos bajo la inspiración
secreta del espíritu, sino sencillamente confirmarles en aquella civilización moderna
cuyos principios evangélicos, cuyas ideas y cuyas obras esencialmente cristianas, se
han convertido a pesar nuestro en los principios, las ideas y las obras de las naciones
regeneradas antes de que Roma soñara en preconizarlos. El pontífice se limitará a
confirmar y a glorificar la obra del Espíritu de Cristo o del Cristo-espíritu en el espíritu
público y, gracias al privilegio de su infalibilidad personal/ declarará canónicamente
URBI ET ORBI, que la civilización actual es hija legítima del santo Evangelio de la
redención social" (GLORIOSO CENTENARIO, Abate Roca/ Pág. 111).
¿No se ha notado que de las iglesias están desapareciendo los Cristos crucificados y
dolientes, sustituidos por imágenes de Cristo resucitado?, ¿y no se dedican hoy día
templos a Cristo resucitado?, ¿no significa esta nueva representación de Cristo la
resurrección de la Iglesia Sincrética Universal que los satánicos tratan de construir y lo
están haciendo hasta hoy
aceleradamente y con buen éxito?.
Comprenderán los católicos que
los templos progresistas no deben
de ser visitados por ningún
pretexto, pues no solamente se
ingresa a un lugar en el que está
instalada la abominación de la
desolación que a Dios ofende tan
gravemente, sino que la presencia
en esos lugares es hacerse solidario
en la construcción de una nueva
Iglesia Universal, y de la esclavitud
que el Gobierno Mundial ha de
imponer a todos los hombres,
concebido por la mente enferma de
algunos facinerosos. ¿Qué motivo o intereses pueden justificar avalar el horror
encubierto que ante las narices del pueblo se está construyendo?, ¿puede haber una
inconsciencia más lamentable y más grande?.
¿Y cómo se llama el movimiento universal que ante las narices del pueblo está llevando
a todas las religiones a la formación de la religión sincrética?, SE LLAMA
"ECUMENISMO" el cual, dicen, busca la unidad de todos los cristianos y el
acercamiento con las religiones no cristianas, pues Cristo quiere la unidad de la Iglesia,
por la cual se debe trabajar, y la conversión de las demás religiones.
Pero no es la unidad cristiana la que se está buscando. No puede llamarse así. No es la
pugna por la unidad la que se observa. Es la Revolución la que después de dos siglos al
fin se introdujo en la Iglesia. Pero, ¡qué digo!. Sería más correcto decir que es la
Revolución a la que se dejó entrar en la Iglesia, y que Mons. Gaume en 1877 la
describió en una memorable página en la que parece que la misma Revolución habla:
"No soy lo que se cree, escribía Mons. Gaume, muchos hablan de mí y muy pocos me
conocen. No soy ni el carbonarismo masónico, ni el motín, ni el cambio de la
monarquía en república, ni la sustitución de una monarquía por otra, ni la alteración
momentánea del orden público. No soy ni los aullidos de los jacobinos ni los furores de
la Montaña, ni el combate en las barricadas, ni el pillaje, ni el incendio, ni la ley
agraria, ni la guillotina, ni los ahogados. No soy ni Marat, ni Robespierre, ni Baboeuf,
ni Mazzini, ni Kossuth. Estos hombres son mis hijos. Estas cosas son mis obras, no soy
ellas. Estos hombres y estas cosas son hechos pasajeros y yo soy un estado
permanente. Yo soy el odio a todo orden que no haya establecido el hombre y en el
cual yo no sea a la vez, rey y Dios". El 3 de diciembre de 1970, Paulo VI en Sidney
dijo: "El aislamiento ya no está permitido: ha llegado la hora de la gran solidaridad de
los hombres entre sí, para el establecimiento de una comunidad mundial unida y
fraterna". Proclamaba nuevamente aquello mismo que urgió en su discurso en la sede
de las Naciones Unidas: el Gobierno Mundial. Hipócritamente había declarado que
después del Concilio Vaticano II, el humo de Satanás se había metido en la Iglesia,
cuando él era el jefe de aquellos que le habían abierto las ventanas que en su tiempo fue
el "papa bueno" Juan XXIII, iniciador de la "dinastía" satánica usurpadora.
En el Salmo XXVI, 4, se dice: "No voy a sentarme con los falsos, no ando con
hipócritas; odio la asamblea de malhechores, y al lado se los impíos no me siento".
¿No debería ser esta la actitud de los fieles a quienes el Señor les ha concedido ver lo
que a casi todos está oculto, y han sido llamados a los pequeños reductos del Señor?:
"Una cosa he cedido a Yahveh, una cosa estoy buscando: morar en la casa de Yahveh
tocos los días de mi vida, para gustar la dulzura de Yahveh y cuidar de su Templo"
(Salm. XXVII, 4). Hay una carga sumamente pesada de responsabilidad cuando se pone
un pie en los templos de la Iglesia progresista del Vaticano. Ellos, no solamente han
impuesto sus reformas y sus prostituciones. No, sino que continúan destruyendo lo
que queda de Iglesia Católica y asociados con las sectas satánicas, están atentando
contra nuestras familias y contra todo lo que consideramos más sagrado y más
querido. Quieren ver a nuestros hijos esclavos. Los quieren ver hambrientos, y a
los pies de los amos del mundo. Quieren que se diluya lo poco de cristianismo que
conservan. ¿Vamos a sentarnos con ellos?, ¿vamos a ser tan frívolos y traidores que
nos sentaremos en una de sus comedias sacrílegas en la otrora casa de Dios que me han
arrancado a mí y le han arrancado a mi familia?
El Ecumenismo que comenzó a funcionar después del Concilio Vaticano II es el
pretexto para la creación de una Iglesia Unitaria, como quieren imponer los satánicos
enemigos de la Cruz. Esas reuniones y connivencias entre los líderes de las sectas y de
las religiones, les sirven para ir ajustando el rompecabezas. Se toman acuerdos que nada
tienen que ver con la unidad en la Doctrina de Cristo y mucho menos con la conversión
a la única Iglesia verdadera. Esos líderes herejes y cismáticos son tan traidores a sus
fieles, como lo son los jefes de la Iglesia del Vaticano. Son una mafia amarrada al carro
de la subversión y de la creación del Gobierno Mundial.
La idea del ecumenismo que contribuye muy especialmente para crear el estado de
confusión actual y de la que los católicos parecen complacidos por presentarse con la
máscara de caridad, surgió por primera vez en 1927 en Lausanne, durante la celebración
de un Congreso protestante. En ese Congreso se oyó por primera vez la palabra
Ecumenismo. Los diccionarios dicen que el Ecumenismo es un movimiento favorable a
la unión de todas las iglesias cristianas en una sola. Esta misma definición la condena.
No es posible encontrar la fórmula para unir la verdad y el error. Si esa unidad fuera
hecha, lógicamente sería en base a la afirmación y confirmación de errores contra la Fe,
y a la negación de verdades reveladas que serían olvidadas o negadas. De esta unidad se
obtendría que la Iglesia Católica perdería su esencia y ya no podría ser considerada
como la Iglesia única y verdadera. Ahora la verdadera Iglesia sería esa creada por la
mente del hombre, en la que se admiten como la parte de un todo, todas las creencias
que cada secta tiene y predica. La unidad de las sectas cristianas en una sola Iglesia.
Esto es lo que proclaman. No se dice la unidad en la Iglesia verdadera. Se trata de otra
iglesia nueva. No se dice la conversión a la Iglesia verdadera. Eso no se pretende. Y en
esto están comprometidos todo el clero que pertenece al Vaticano traidor, muchísimos
pastores de las sectas y líderes de otras religiones. Hay una asociación y ataque mundial
contra la verdadera Iglesia de Cristo, tan poderoso como no se conoce en toda la
historia, porque incluye la corrupción de la sociedad, la destrucción de la familia, la
toma de poder de gobiernos anticatólicos, etc., etc.
La Iglesia, ha prevenido contra esta peste, desde hace muchos años. La voz de esos
papas que según los masones ya no tienen nada que decir a las nuevas generaciones, las
cuales no tienen oídos para oírlos, hablaron claro sobre el tema y lo condenaron como
un peligro que estaba suspendido sobre el cielo católico.
Estando en el Solio Pontificio el Papa Pío IX que reinó del año de 1846 al año 1878, el
Santo Oficio, envió una carta a los obispos de Inglaterra el 16 de septiembre de 1864, en
la que dice entre otras cosas lo siguiente: "Se ha comunicado a la Santa Sede que
algunos católicos y hasta varones eclesiásticos han dado su nombre a la sociedad para
procurar, dicen ellos, la unidad de la cristiandad -erigida en Londres en el año 1857- y
que se han publicado ya varios artículos de revistas, firmados por católicos que
aplauden a dicha sociedad o que se dicen compuestos por varones eclesiásticos que la
recomiendan. Y a la verdad, qué tal sea la índole de esta sociedad y a qué fin tienda,
fácilmente se entiende no sólo por los artículos de la revista que lleva por título THE
UNION REVIEW, sino por la misma hoja en que se invita e inscribe a los socios. En
efecto, formada y dirigida por protestantes, está animada por el espíritu que
expresamente profesa, a saber, que las tres comuniones cristianas: la romano-católica,
la greco-cismática y la anglicana, aunque separadas y divididas entre sí, con igual
derecho reivindican para sí el nombre católico. La entrada, pues, a ella está abierta
para todos, en cualquier lugar que vivieren, ora católicos, ora greco-cismáticos, ora
anglicanos, pero con esta condición: que a nadie sea lícito promover cuestión alguna
sobre los varios capítulos de doctrina en que difieren, y cada uno pueda seguir
tranquilamente su propia confesión religiosa. Mas a los socios todos, ella misma
manda recitar preces y a los sacerdotes celebrar sacrificios según su intención, a
saber: que las tres mencionadas comuniones cristianas, puesto que, según se supone,
todas juntas constituyen ya la Iglesia Católica, se reúnan por fin un día para formar
un solo cuerpo...".
"El fundamento en el que la misma (sociedad) se apoya es tal, que trastorna de arriba a
abajo la Constitución divina de la Iglesia -lo mismo se puede afirmar del Ecumenismo
actual: trastorna de arriba a abajo la Constitución divina de la Iglesia-. Toda ella, en
efecto, consiste en suponer que la verdadera Iglesia de Jesucristo consta parte de la
Iglesia Romana difundida y propagada por todo el orbe, parte del cisma de Focio y de
la herejía anglicana, para las que, al igual que para la Iglesia Romana, hay un solo
Señor, una sola Fe y un solo Bautismo (Efe. Cap. IV, v. 5)... Nada ciertamente puede
ser de más precio para un católico que arrancar de raíz los cismas y disensiones entre
los cristianos, y que los cristianos todos sean solícitos en guardar la unidad del espíritu
en el vínculo de la paz (Efe. Cap. IV, v. 3)... Mas que los fieles de Cristo y los varones
eclesiásticos oren por la unidad cristiana, guía dos por los herejes y, lo que es peor,
según una intención en gran manera manchada e infectada de herejía, NO PUEDE DE
NINGUN MODO TOLERARSE".
Es decir, que esas reuniones tan frecuentes y tan extendidas a las parroquias, en todas
las sedes episcopales y en la misma Roma, o con la participación de supuestos "papas"
asistiendo a reuniones y templos de herejes, ESTA ABSOLUTAMENTE
PROHIBIDO, pero les ha valido un bledo, pues están comprometidos construyendo
una Nueva Iglesia.
La misma carta dice: "Otra razón por que deben los fieles aborrecer en gran manera
esta sociedad londinense es que quienes a ella se unen, favorecen el indiferentismo y
causan escándalo".
Hay que considerar varias cosas:
1. Los católicos que asisten a los templos progresistas están haciendo algo que está
PROHIBIDO POR LA IGLESIA GRAVEMENTE. Muchos no han terminado de
comprender que la Iglesia del Vaticano no es la Iglesia de Cristo, como no lo es la
Iglesia Protestante o cualquier secta que se diga cristiana. El hecho de que los católicos
hayan adorado en esas iglesias muchos siglos, no los justifica para unir sus oraciones o
simplemente su presencia con los que ofenden a Dios y están destruyendo Su Iglesia.
Moralmente se entiende, que aunque la prohibición dice específicamente sobre las
reuniones para orar por la unidad, tampoco deben participar en cualquier culto elevado
al Ser cuya obra, la Iglesia, están destruyendo. Esos son propagadores del
INDIFERENTISMO, y la verdad es que creo que los que tal cosa hacen, ya están
inficionados por este escandaloso error. Quienes piensan que esto no tiene ninguna
importancia, ya han entrado por un mal camino.
2. La carta del Santo Oficio de 1864 a los obispos ingleses dice que esa sociedad
londinense ecuménica exige a sus socios iguales derechos de llamarse "católicos" tanto
a los que pertenecen a la Iglesia Católica, como a los que pertenecen a la Iglesia griega
cismática o a la Iglesia Anglicana, porque "todas juntas constituyen ya la Iglesia
Católica". Igualmente, esa sociedad prohíbe a sus socios "promover cuestión alguna
sobre los varios capítulos de doctrina en que difieren", y cada miembro así, "puede
seguir tranquilamente su propia confesión religiosa". Se comprenderá muy bien aquí,
por qué motivo Benedicto XVI, siguiendo los pasos de sus cuatro predecesores, ha
"clausurado" el Limbo, y aprueba las doctrinas heréticas de Juan Pablo II sobre el
Infierno que lo pone más cerca de las doctrinas de los esotéricos, y tantas otras cosas.
Ahora ya anuncia, siguiendo en la obra de demolición, dirigir sus baterías contra el
Purgatorio y el Seno de Abraham, porque, dicen, no tienen sustentación en las
Escrituras. Nótese que son doctrinas no profesadas por muchas sectas protestantes
además. Por eso las están eliminando camino a la edificación de una Iglesia Universal
Sincrética. Por eso el regreso al latín, y a ciertas formas tradicionales en la Liturgia que
a muchos ilusionaron, pero que a casi todos desorientaron, no son más que trucos y
juegos sucios de este viejo usurpador al que muy poco le falta para ir a, presentar sus
respetos al Diablo.
3. La carta del Santo Oficio prohíbe la reunión de fieles católicos para orar con herejes o
cismáticos porque esto no solamente es peligroso para la Iglesia, sino para el alma de
cada fiel que se atreve a tal cosa. Nunca se ha visto que si a una olla de comida se
introduce un trozo de carne podrida, toda la comida buena cure de su pudrición a la
mala. Sucederá lo contrario, pues lo podrido contagia y lo pudre todo. El individuo
corrupto en una comunidad de fieles, o en un convento, lo corrompe todo. El contacto
con programas televisivos inmorales, en alguna forma van a afectar y corromper el
alma. Quien considera que en su caso eso no puede suceder, en contra del consejo de
nuestra maestra divina la Iglesia, que con su experiencia de siglos y la inspiración del
Espíritu Santo habla, es un hombre que sólo va a oír lo que le conviene y a desechar lo
que no le conviene. Es un hombre que ya no oye doctrinas, sino opiniones, dañado ya,
de Indiferentismo, entre otras cosas.
4. ¿Qué ha dicho la Iglesia sobre el Indiferentismo?, lo veremos un poco más adelante.
Igualmente, el 8 de julio de 1927, se le preguntó al Santo Oficio si eran lícitas las
reuniones con herejes o cismáticos para procurar la unidad de todos los cristianos. A la
pregunta siguiente: "Si es lícito a los católicos asistir o favorecer las reuniones,
asociaciones, congresos o sociedades de acatólicos, cuyo fin es que cuantos reclaman
para sí de un modo u otro el nombre cristiano se unan en una sola alianza religiosa?",
respondió: "NEGATIVAMENTE". Y hay que atenerse totalmente al Decreto publicado
por esta misma Suprema Sagrada Congregación el día 4 de julio de 1919 "SOBRE LA
PARTICIPACION DE LOS CATOLICOS EN LA SOCIEDAD PARA PROCURAR LA
UNIDAD DE LA CRISTIANDAD". Resulta comprensible que la Iglesia de Cristo toda
unida, pida a Dios Su ayuda para terminar el cisma. ¡Pero resulta incomprensible que
los dirigentes de las sectas cismáticas y herejes se reúnan con los católicos para pedir la
unidad de los cristianos, cuando sus doctrinas son tan furiosamente inconmovibles y
defendidas, con la misma furia con la que llaman todos a una, a la Iglesia la gran
Ramera apocalíptica y al papa el Anticristo!. ¿A qué se acercan esos?, ¿no es buscando
la oportunidad de llevar agua a su molino?, ¿a quién le dan pan que llore?. ¿Qué
doctrina han cambiado esos con tanta ostentación o rito, como se oye que la Iglesia
Católica del Vaticano ha hecho?, ¿qué doctrina han negado para acercarse a la Iglesia
Católica?, entonces, ¿cuál es el juego?. Lo sabemos de sobra. Destruir a la Iglesia
Católica de forma que de ella no quede ni el recuerdo. Convertirla en una organización
social que les sirva a los agentes del Gobierno Mundial para el manipuleo de gentes.
¿Cómo podemos ser tan traidores y tan inconscientes y tan fríos y tan indiferentes ante
tanta desgracia, ante tanta devastación, ante tanta corrupción de nuestra sociedad y de
nuestras familias mismas, divididas, confundidas, equivocadas provocadas por estos
gamberros que han metido los dedos en lo más íntimo para romper los ligamentos de la
religión que son más fuertes incluso que los ligamentos de la sangre?. ¿Debemos tener
algún contacto con ellos, o debemos "aborrecer" como dice el Santo Oficio alguna
comunicación con ellos?.
Ellos hablan ahora de los derechos humanos, de la igualdad entre los pueblos, de la
injusticia de las riquezas, de la defensa de la vida y contra el aborto, pero ese es un rollo
interminable que como una cantinela aburrida oímos todos los días. Todo aquí abajo, en
la Tierra. La paz entre los hombres, la unidad de las iglesias según las normas del
Ecumenismo. La fraternidad, el amor. Trompetean y vuelven a trompetear
ensordecedoramente sus caminos hacia el bienestar del mundo, pero al mismo tiempo
han aherrojado las puertas que conducen a las fuentes de la gracia y de la felicidad
eterna. Decirles hipócritas es muy poco. San Pío X en su Encíclica PASCENDI los
denunció como los peores enemigos que la Iglesia haya tenido nunca. Invadiendo a la
Iglesia de Cristo, amasan entre sus manos la totalidad de las herejías, errores y
bestialidades que los espíritus hayan soportado nunca. Son los dueños de un cerebro que
supura toda la cochinada del Infierno para arrojarla a la cara de sus fieles. "Yahveh
devasta la Tierra"",- dice Isaías en su Apocalipsis. La devastación de la Tierra es poco
castigo para el horror que están contemplando los Ojos divinos. Un hereje modernista o
progresista le decía en una ocasión a San Pío X lo que pretendían hacer en el futuro con
la Iglesia y el Papa le contestó: "Amigo, cuando ustedes hagan eso, los que están dentro
se irán, pero los que están fuera nunca entrarán".
En la Encíclica SATIS COGNITUM, escribió el Papa León XIII una página eterna e
infalible que condena para siempre a ese famoso Ecumenismo tan en boga y tan
cacareado incluso por el ciudadano de la calle que no sabe ni escribir. El Papa dice:
"Jesucristo no concibió ni formó a la Iglesia de un modo que comprendiera pluralidad
de comunidades semejantes en su género, pero distintas, y no ligadas por aquellos
vínculos que hirieran a la Iglesia indivisible y única, a la manera que profesamos en
SIMBOLO de la Fe: Creo en una sola Iglesia... Y es así que cuando Jesucristo hablara
de este místico edificio, sólo recuerda a una sola Iglesia a la que llama suya: Edificaré
mi Iglesia (Mt. 16, 18). Cualquiera otra que fuera de esta se imagine, al no ser
fundada por Jesucristo, no puede ser la verdadera Iglesia de Jesucristo...". Tanto las
pretensiones del Ecumenismo de amasar en una sola Iglesia nueva, sincrética y
universal a todas las sectas que reclaman para sí el nombre de cristianas que es
desvirtuar completamente la naturaleza misma de la verdadera Iglesia con el pretexto de
buscar la unidad que Cristo deseaba, lo cual es blasfemo, como la pretensión de que las
comunidades tradicionalistas son todas ellas en el cisma la verdadera Iglesia
"remanente", son ideas anticristianas que no pueden ser admitidas de ninguna manera.
Las comunidades tradicionalistas cismáticas y a veces herejes, porque en el cisma
insensiblemente caerán en la herejía que ya se comienza a oír por aquí y por ella, pues el
cisma es abono de la herejía, como decía San Jerónimo citado por Santo Tomás de
Aquino, no pueden ser reconocidas como la Iglesia verdadera de Cristo. Cualquier
pretexto que quieran blandir por grave que este sea, es siempre inválido. Continúa León
XIII: "Es, pues, la Iglesia de Cristo única y perpetua. Quien quiera de ella se aparte, se
aparta de la voluntad y prescripción de Cristo Señor y, dejando el camino de la
salvación, se desvía hacia su ruina". La Iglesia de Cristo, es una en su Doctrina, una en
su gobierno, una en su Bautismo, es una en su cuerpo, una en su espíritu, porque el
Espíritu Santo es como el alma en el cuerpo, y es su vida y su salud. No es posible que
sea la Iglesia de Cristo ese monstruo que los hombres quieren fabricar con el
Ecumenismo que presentan con la máscara de caridad. Las doctrinas variadas y hasta
encontradas que profesarían las sectas todas, solamente reunidas en una nueva Iglesia
que sólo visiblemente formaran esa Iglesia Ecuménica no pueden nunca formar a la
Iglesia de Cristo, porque ella está dirigida por el Espíritu Santo que es el Espíritu de la
verdad y no del error que se quiere amasar en una sola sociedad. Esto no lo quiere
Cristo, y pretenderlo es ofensivo a Dios. Es un insulto. Lo quieren hacer los satánicos
iluminati, cuyo jefe es Satanás. La están haciendo los traidores del Vaticano. Lo están
apoyando las fuerzas del mundo enemigas de la Cruz. Tampoco es posible que sea la
Iglesia de Cristo, aquella que no obedece a una sola cabeza -en lo que se incluye
también a los tradicionalistas-, con todas las prerrogativas que Cristo le concedió a San
Pedro y a sus sucesores incluso la infalibilidad. ¿Cómo se organizarían esos grupos
cristianos que no tienen la Fe Apostólica?, ¿en una mesa mundial democrática dirigida
por un Secretario General de las Iglesias Cristianas?, es éste el tiro de gracia que la
mano de Satanás daría soberbia el cuerpo místico de Cristo?.
Algunos pastores tradicionalistas, de dientes para afuera dicen que quieren la unidad,
asegurando que ella vendrá cuando Dios quiera, y que si Dios quiere, esta se hará. Esta
en una doctrina equivocadísima:
1. Porque Dios no puede querer que en algún momento Su Iglesia no tenga papa,
por lo cual la voluntad y la gracia divina asisten constantemente a quienes quieren, pero
también trabajan por la unidad.
2- Porque el Concilio Vaticano I declaró que Pedro tendrá perpetuos sucesores hasta el
fin del mundo. Dios no va a bajar a la Tierra para elegir al papa. Por lo tanto, si esto no
sucede, es por la dejación y traición de los mismos hombres. Esto no tiene vuelta de
hoja.
3. Porque San Pío X y Pío XII, declararon que en sede vacante, no hay deber mas
sagrado y mas urgente en la Iglesia que elegir papa. Esto es claro, taxativo y
contundente. No es discutible. No es opinable. No es adaptable. El decir "más" indica
que nada, absolutamente nada hay sobre esa prioridad. Y encontrar otras necesidades,
supuestamente urgentes, es desobedecer a la Iglesia con soberbia con insolencia y
terquedad. ¿Dónde está la ortodoxia de estos hombres dedicados, dicen, al servicio y a
la gloria de Dios?. Si la unidad de los tradicionalistas no se ha logrado, es porque no les
ha dado la regalada gana de terminar con el cisma enfrascados en pleitos de tomateras,
en chismes de todas clases, en condenas y juicios temerarios, viciosos y usurpados muy
lejos, pero muy lejos de la caridad. Porque están invadidos de fariseos, de jueces de
horca y cuchillo, de policías de la ortodoxia, de guardianes de la ortodoxia, de
abanderados de la Fe y de calificadores de los demás. Pero ellos mismos se conservan
con tranquilidad en el cisma, esperando que Dios les ponga sobre el tapete rojo las
facilidades para cumplir Su voluntad, según la propia voluntad. Es dramática la
situación de estos hombres que no entienden nada, que todo lo retuercen o justifican.
¡Es triste para llorar!. Obispos válidos -indudablemente- seguidos por sacerdotes, pero
que no son sucesores de los Apóstoles ni vicarios de Pedro al cual no eligen. Su anillo
es el símbolo de su matrimonio y unión mística perpetua con la Iglesia. ¿Que
matrimonio puede haber si no hay novia?, ¡que arrojen lejos de sí sus anillos que no
merecen!. La mitra es un ornamento de gran dignidad, es un ornamento real, porque
ellos son príncipes de la Iglesia. Son pastores de la Iglesia y vicarios de Pedro. ¿De qué
Iglesia son príncipes si no hay Iglesia en el cisma que mantienen, y de qué Pedro son
vicarios, si no hay Pedro, ni lo quieren elegir?, ¡que arrojen sus mitras lejos de ellos
porque no les corresponde usarlas!. El báculo es un ornamento que simboliza que son
pastores participando con Pedro del cuidado de las ovejas de Cristo. ¿De quién son
pastores, si no es sólo de sus microscópicas comunidades autodesignados en ellas como
micro-papas a las cuales mantienen enemistadas con todas las demás y en guardia
contra todas las que tengan a simple vista o ayudados de unos catalejos?, ¡que arrojen el
báculo lejos de ellos, porque si usan estos ornamentos episcopales propios de quienes
son vicarios de Pedro y sucesores de los santísimos Apóstoles, son como esos artistas
que usan alguna parafernalia para salir al escenario para asombrar a los espectadores sin
que a ellos pertenezcan. Conserven, tal vez, el solideo, que si tuvieran un poco de
vergüenza, se negarían igualmente a usar. Se creen dignos de que Dios baje a visitarlos
para darles una señal del momento de la unidad. No se equivocaba el Papa León XIII
cuando en la SATIS COGNITUM decía que cuando no está Pedro, los obispos se
convierten en "una masa de confusos y perturbados".
Sigue León XIII: "Mas el que la fundó única -a la Iglesia-, la fundó también una, es
decir, de tal naturaleza que cuantos habían de formar parte de ella, habían de estar
unidos entre sí; por tan estrechísimos vínculos que de todo punto formaran una sola
nación, un solo reino, un solo cuerpo: un solo cuerpo y un solo espíritu, como habéis
sido llamados en una sola esperanza de vuestro llamamiento (Efe. 4/ 4)... Mas el
necesario fundamento de tan grande y absoluta concordia entre los hombres es el
acuerdo y unión de las inteligencias, de donde naturalmente se engendra la
conspiración de las voluntades y la semejanza de las acciones ...". ¿Puede ser posible
que entre los hombres que formen la nueva Iglesia Ecuménica que el Vaticano de hoy
está construyendo existan vínculos tan estrechos como para formar una misma nación,
un solo cuerpo, un solo espíritu, una sola Doctrina?, ¿puede haber la unión de las
inteligencias si ellos mismos quieren la unidad de grupos que todo lo entienden de
manera diferente, y puede haber unidad de voluntades si cada secta esta proselitando a
los miembros de otras sectas en luchas desleales, y puede haber semejanza de acciones,
si cada grupo como los burros, jalan sus carretas en distintas direcciones?.
"...instituyó Jesucristo en la Iglesia un magisterio vivo, auténtico y juntamente perenne,
al que dotó de su propia autoridad, le proveyó del Espíritu de la verdad, lo confirmó
con milagros y quiso y severísimamente mandó que sus enseñanzas fueran recibidas
como suyas".
¡Aquí llegamos al culmen de la porquería!. Con la nueva Iglesia que está empeñada en
construir la Iglesia del Vaticano de hoy, con careta de caridad y de unidad cristiana
aliada con el Diablo, el Espíritu Santo tendría que revelar a cada facción que venga a
formar esa Iglesia Sincrética de la "unidad", cosas diversas hasta contrarias. Se acaba,
pues, el Espíritu que vitaliza a la Iglesia. Se acaba la única Iglesia de Cristo que ya sería
una más de todas. Se acaba la poseedora de la Doctrina eterna e inmutable. ESTO ES
BLASFEMO. Dios revela a unos una cosa y a los otros otra cosa. Dios es mentiroso,
Dios es un manipulador, Dios as la fuente de la división, del cisma y de los pleitos
entre Sus seguidores. Dios es mudable. Dios se adapta al capricho o conveniencia
torcida de los hombres. Dios es un demócrata que se adapta a lo que diga la mayoría.
Dios acepta la prostitución espiritual del hombre inspirada por al Infierno. Dios es
servidor del Infierno y de las cosas que él inspira. Cristo dijo que los pecados contra El
mismo serían perdonados, pero no los pecados contra el Espíritu Santo, que es el
Espíritu de la verdad, ni en esta vida, ni en la otra. ¿Qué están haciendo los infames del
Vaticano modernista con la Iglesia?, están formando un cuerpo como el del monstruo
del doctor Frankenstein, espantoso y sanguinolento como el alma de sus constructores.
Un cuerpo con partes de cadáveres unas más podridas que otras. Una cosa abominable
imposible de crear ni para la más terrorífica película de horror. ¿Es lícito entrar en
contacto, pero ni siquiera acercarse a las iglesias donde están los que están
despedazando el purísimo Cuerpo místico de Cristo, injertándole trozos de piel muerta,
ojos estallados, cuero cabelludo injertado y costurado en pedazos, miembros desiguales,
amarrados, atornillados, costurados e inflamados?. Esta bestialidad que causa espanto
solamente puede ser concebida por el Diablo. Es la obra del Infierno con máscara de
unidad y de una Liturgia alegre creada para imbéciles que la soporten con la terrible
congruencia de una Iglesia y de una sociedad corrompidas, de familias desunidas y de
un estado general que se aproxima a ser arrasado y quemado con el mismo asco con el
que se destruye una gusanera apelmazada y apestosa que se descubre dentro de la casa.
Pero es mucho más horrible que este monstruo en fabricación avanzada, la ligereza y la
indiferencia con la que los católicos han tomado todo esto. Infinidad de tontos, dicen
que esto es una nueva visita del Espíritu Santo a la Iglesia y cantan aleluyas.
El Ecumenismo como la Revolución, ES UN ESTADO PERMANENTE, que no se
detiene nunca. No es sólo la destrucción del Sacrificio y de los Sacramentos, de la
Doctrina y de la disciplina de la Iglesia, no es sólo la destrucción del orden jerárquico y
del órden jurídico de la Iglesia, no es sólo la destrucción de la Constitución invariable
de la Iglesia. Es además, la prostitución de la sociedad y de los gobiernos, es la
prostitución y la división de la familia y de los hijos especialmente, es el camino a la
esclavitud que va a imponer el nuevo Orden Mundial con el cual están colaborando
estrechamente los Ecumenistas, es la desgracia irremisible de nuestros seres queridos y
la profanación y desprecio de todo lo más sagrado y querido que los hombres tienen. Es
la libertad de los hijos de Dios pisoteada por los corifeos del Diablo, es la bestialidad
impuesta como ley suprema para una humanidad enjaulada, e impotente por las
amenazas, por el terror y por el hambre, planeados para el momento en el que sea
revelada la doctrina luminosa, dicen, de Lucifer. El ecumenismo no solamente tiene
implicaciones religiosas, sino morales, sociales y políticas. Es la guerra final contra
Dios y contra Su Cristo. Es la gran tribulación del fin del mundo con la que muchos se
relacionan por ignorancia, o por compromisos sociales o familiares. ¡Qué horror!. La
Sangre pisoteada de Cristo no puede quedar impune. Una humanidad que ha llegado a
tales profundidades de prostitución, no es digna de la grandiosa Creación regalada por
Dios al hombre para que viva en paz cumpliendo su santísima Ley. Si no se participa
activamente en la construcción de tantos horrores, se participa pasivamente, por miedo
al qué dirán y por la vergüenza de confesar la profesión de la verdadera Doctrina de
Dios. Pobre humanidad si no puede comprender que las tempestades que al mundo se
avecinan contra ella son nada comparadas con las tempestades del espíritu y a través de
esas que se avecinan, comprende las realidades de estas. Con toda razón el Apocalipsis
dice que la gran Ramera "es la madre de las rameras y de las abominaciones de la
Tierra". Lo abominable es lo repugnante y lo detestable. Una ramera es una mujer que
comercia con su cuerpo, entregándolo a la prostitución. La Ramera prostituye al cuerpo
místico de Cristo. Prostituye el Sacrificio lo cual Cristo dice que es la abominación
desoladora introducida en el lugar santo. Esta es la madre de las rameras. Es la
prostitución por antonomacia que reúne la prostitución de todas las rameras de las que
es la madre. Reúne en ella todas las abominaciones de la Tierra. Entonces, trasciende lo
eclesiástico y espiritual. Se embarra con los líderes de la Tierra. También es la madre de
cuanta abominación sucede en la Tierra, de cuanto crimen se comete, de cuanta
injusticia sucede, de cuanta esclavitud se impone. Y ordena el Señor muy gravemente:
"Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen
sus plagas" (Cap. XVII). Es una orden de Dios. Se ve claramente que está hablando de
la Iglesia prostituida en los últimos tiempos. Esa ya no es la Iglesia. No hay qué verla ya
como Iglesia, y el contacto con ella podría considerarse como una complicidad con sus
abominaciones. Y de esto podría el hombre atraer sobre sí las plagas que deben venir
sobre ella. La familia de Lot fue salvada de la destrucción de Sodoma y Gomorra, pero
su mujer, desobedeciendo la orden estrictísima de Dios, volteó la mirada para ver la
destrucción. ¿Porqué lo hizo y porqué fue castigada convirtiéndose en estatua de sal?,
porque ella añoraba todo aquello que dejaba, porque voluntariamente no hubiese salido
nunca de Sodoma. Porque placenteramente allá gozaba de una vida que le agradaba.
Porque tenía el espíritu infectado en alguna forma de las abominaciones que allá se
cometían. Porque tal vez no las reprobaba tanto, porque no las veía tan mal. Se lamentó,
entonces, dejar Sodoma y por eso se volvió para mirar. ¿Y no sucede lo mismo con
muchos católicos, de los que sido llamados a los reductos de la Fe, que siguen añorando
la magnificencia de los templos, otrora casas de Dios, sus luces, sus espacios,
campanas, sus torres, sus flores, su música, y el entorno social, y figurado, renunciando
a ser de aquellos que como dice el Apocalipsis, seguido al Señor a donde quiera que El
vaya, y no se han manchado con mujeres y en sus bocas no fue encontrada ninguna
mentira ni hipocresía? (Cap. XIV).
Sería suficiente copiar textualmente párrafos de las Encíclicas de los papas y de las
enseñanzas de los doctores de la Iglesia para quedar bien enterado de lo que es el
Indiferentismo y del grave peligro que representa para la Iglesia y para las almas. Sin
embargo, haremos algunos comentarios pertinentes.
Comienzo copiando cuatro párrafos del SILABO o colección de los errores modernos
que el Papa Pío IX muy gravemente condenó en ese documento publicado el 8 de
diciembre de 1864.
Las siguientes proposiciones están condenadas por la Iglesia como errores contra la Fe:
l."Todo hombre es libre de abrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de la
razón, tuviere por verdadera". Esta es una de las doctrinas que enseñó el Concilio
Vaticano II y especialmente Juan Pablo II quien la predicó en todas las numerosas
naciones que visitó.
2. "Los hombres pueden encontrar en el culto de cualquier religión el camino de la
salvación eterna y alcanzar la eterna salvación". Esta es una doctrina herética que está
siendo difundida entre el pueblo, que ya tiene innúmeros seguidores. Ellos dicen que las
oraciones que las distintas religiones o sectas elevan al Cielo, son al mismo Dios aunque
lo imaginen de distinta manera. Entonces, no tiene nada de malo que los católicos se
reúnan con los cismáticos o los herejes a rezarle al mismo Dios.
3. "Por lo menos, deben tenerse fundadas esperanzas acerca de la eterna salvación de
todos aquellos que no se hallan de modo alguno en la verdadera Iglesia de Cristo".
Para los herejes modernistas, todas las religiones tienen ALGO de la verdad, -
denunciaba San Pío X en su Encíclica PASCENDI-, incluso la Iglesia Católica, porque
si no fuera así, Dios no permitiría que esas religiones existieran -esto es estúpido-. Así
entonces, el pueblo no se alarma cuando ve esas reuniones "ecuménicas", porque son
para orar por la unidad que Cristo quería.
4- "El Protestantismo, no es otra cosa que una forma diversa de la misma verdadera
Religión cristiana, y en él, lo mismo que en la Iglesia Católica, se puede agradar a
Dios". ¿No llamó el Concilio Vaticano II a los protestantes "hermanos separados"?, y
después de él, ¿no se multiplican hasta el infinito las reuniones "ecuménicas" -incluso
con los buduístas que hacen sacrificios de niños- con el pretexto de la unidad?, ¿y no la
Liturgia Católica ha sido deformada tan horriblemente que aquellas que se desarrollan
en el presbiterio parecen ceremonias protestantes más que católicas? .
El católico fiel a Cristo y a la Iglesia, ante la conciencia de los no católicos debe
profesar una absoluta intolerancia para el error y para la herejía, especialmente
tratándose de los herejes del Vaticano de hoy, porque esos son los peores enemigos que
han invadido nuestra casa. "Guerra a muerte a los errores", dice Bernhard Haring, en
su obra LA LEY DE CRISTO. "Nunca debe dar el cristiano la impresión de que en
LA PRACTICA pone en el mismo plano el error dogmático y la verdad católica, o de
que admite discusión sobre los errores condenados por la Iglesia". La tolerancia
dogmática teórica o práctica equivale a Indiferentismo, escepticismo, a falta de
verdadera adhesión a la Doctrina Católica, y por este camino se llega a la negación de la
Fe. Así dice el Haring (primera edición de LA LEY DE CRISTO, 1958). El que
promiscua o acostumbra promiscuar, no tiene una verdadera adhesión a la Iglesia de
Cristo. El que está dispuesto a promiscuar siempre que le convenga, aunque no se de el
caso, se ha metido por un camino muy resbaloso y pecaminoso. Es una disposición
moral sucia infectada por el Indiferentismo, que no debe ser tolerada en ninguna forma.
La situación actual de una Iglesia ortodoxa rodeada, apretada y arrinconada por las
legiones anticrísticas del Vaticano apóstata, ha incrementado brutalmente las situaciones
en las que se manifiesta un Indiferentismo desconocido antes. Otro peligro que aquí se
entraña es el de la tibieza de la fe. La fe pide esencialmente los ardores de la caridad que
le da su FORMA -porque una fe sin caridad es una fe informe y muerta-, y le da su
vida, por eso es muerta. Lo mismo pasa con la fe indecisa, que no sabe refutar las
objeciones que se presentan en el ambiente hostil en el que el mundo actual está
sumergido y las innúmeras tentaciones internas por la oscuridad de los misterios. Esta
oscuridad es un obstáculo para los espíritus soberbios, para los amadores del mundo y
para todo aquel que le tiene sin cuidado su propia instrucción religiosa. La ignorancia
que de esto nace es muchas veces verdaderamente vergonzosa. Los padres tienen la
gravísima responsabilidad ante Dios de llevar a sus hijos a una verdadera y cada vez
mayor instrucción religiosa sin contentarse sólo con una adecuada alimentación y
aprovechamiento en sus estudios profesionales. Los padres que exigen buenas
calificaciones pero se muestran tolerantes con la instrucción religiosa de los hijos, van a
dar cuentas muy estrechas a Dios de su indiferentismo. El conocimiento de la Doctrina,
puede significar la salvación o la condenación de los hijos que se van a enfrentar luego,
solos, a un mundo cada vez más hostil y anticatólico. En el caso de los soberbios, estos
creen que todo lo saben, y la mayoría de las veces no saben nada o lo que saben lo saben
todo deformado por su propia opinión. Son los de la ignorancia ilustrada que no admiten
ninguna enseñanza ni de sus superiores.
La lectura de revistas y periódicos acatólicos o anticatólicos que a veces se presentan
con la máscara de "científicos", es una muestra de Indiferentismo, de desobediencia
grave cuando se les ha advertido del peligro que corren al leerlos y de soberbia. Todas
estas publicaciones están gravemente prohibidas por la Iglesia. Los que las leen ponen
en peligro la fe. Jamás se debe leer sin un permiso de la autoridad eclesiástica. Y
hacerlo sin permiso siempre es pecado. El Derecho Canónico exige a los fieles el
correspondiente permiso. Lo mismo se puede decir del cine, de la radio o de la
televisión. Los padres que permiten a sus hijos escuchar o ver programas inmorales y en
general peligrosos son responsables no solamente de su propia corrupción espiritual,
sino también de la de los hijos. La maldad, la indecencia, la disolución familiar y otras
corruptelas que se infiltran desde lo más íntimo del hogar a todo el entorno, están
diabólicamente preparados a fin de que no se perciban, o se aprueben. El que alguien
diga: "yo no veo dónde esté lo malo de esto o aquello", no revela más que un
Indiferentismo, una soberbia, una rebeldía, una inconsciencia, una desobediencia y a
veces una estupidez brutales. Estos "maestros morales" superiores a la enseñanza y
advertencia de la Iglesia son unos verdaderos coprofági eos. Los padres no sospechan ni
lejanamente el mal que se están haciendo y están haciendo a sus hijos accediendo a tales
porquerías, vulgares o por lo menos anticulturales. En esto los padres deben de ser muy
estrictos y proteger a los suyos como se les protegería de una víbora suelta en la casa.
Pero han sido inficionados por un Indiferentismo feroz que hoy se respira por todas
partes. Quieren ellos que sus hijos sean personas decentes, preparadas, profesionales,
útiles a la sociedad, pero se han olvidado de la salud espiritual y del eterno destino de
quienes han sido puestos por Dios en sus manos.
Otro producto del Indiferentismo, son los matrimonios mixtos. El Dr. Haring dice al
respecto: "Los matrimonios mixtos son el más grave peligro para la fe, como
demuestra la experiencia. Por eso la Iglesia, llevada de su amor pastoral, conjura a los
fieles a que los eviten. El cristiano debe preferir abstenerse del matrimonio a contraer
uno que pueda poner en peligro próximo su fe y la de sus hijos. Sólo un católico lleno
de apostólico celo puede prudentemente arriesgarse a un matrimonio con persona
acatólica o infiel. Por tanto, cuando un católico que ha llevado hasta entonces una vida
más bien tibia, cree tener motivos poderosos para un matrimonio mixto, no se ha de
contentar con las simples cautelas que exige el Derecho Canónico... sino que ha de
esforzarse por adquirir verdaderos sentimientos de celo apostólico por la fe", porque el
ascendiente del cónyuge incrédulo, arreligioso o infiel, va a ejercer indudablemente una
influencia fuertísima en los hijos, aun sin pretenderlo. Pero es que también, a la hora de
escoger pareja, el mundo actual está penetrado de Indiferentismo que luego dará
funestos resultados.
El hombre es libre para casarse o para no casarse. Dios no obliga a nadie a contraer
matrimonio, pero una vez contraído, queda obligado a cumplir con fidelidad los
preceptos que Dios ha impuesto para el matrimonio. Porque se convierten en
cooperadores de Dios para reproducir a la raza humana. El matrimonio y todo su
entorno, es una de las instituciones que los hombres de hoy han corrompido más
gravemente, y hay una rebeldía general contra los preceptos de Dios que se contradicen
o se atacan con más violencia.
También habla Háring de la participación en "ritos que incluyen la adhesión a una fe
herética", dice: "están siempre prohibidos, pues equivale a negar la verdadera Fe",
"...la asistencia a actos religiosos heterodoxos, será pecado en la medida en que pueda
constituir peligro para la fe o dar lugar a escándalo".
Así está el mundo de hoy. Los cristianos que están dispuestos a los mayores sacrificios
y renuncias por el amor a Dios, han desaparecido de sobra la Tierra. Por eso, los
enemigos han humillado a la Iglesia, y la han arrodillado ante sus enemigos, la han
penetrado y desde sus lugares más encumbrados la están destruyendo ante la mirada de
los indiferentes que buscan solamente la felicidad en esta Tierra. Por eso la crisis
mundial, por eso la corrupción de la sociedad y de la Doctrina, porque cuando ha
llegado el momento de ofrecer el incienso a los ídolos, o padecer el martirio, como
sucedió en los tiempos gloriosos de los mártires, todos cobardemente han preferido
ofrecer incienso a los dioses paganos para tener derecho de una limosna de felicidad
mundana. Solamente que esta situación se ha enraizado tan férreamente, que el mundo
está a punto por su perversidad de ser arrasado pues los hombres han renunciado a
cumplir las leyes más elementales del Creador. ¡Pobre humanidad tan tonta y tan ciega
voluntaria, que al arrojársele un mendrugo de pan duro para saciar el hambre de infinito
que tiene, se le llena el rostro de felicidad olvidando que tiene un Padre que le ofrece a
cambio de un poco de amor y de un poco de sufrimiento en su paso por el mundo, la
felicidad eterna, y una herencia tan grande como inexplicable.
¿Y qué ha dicho el Magisterio de la Iglesia sobre el Indiferentismo?, veamos:
El Papa Gregorio XVI (1831-1846) en su Carta Encíclica MIRARI VOS
ARBITRAMUR del 15 de agosto de 1832 dice: "Tocamos ahora otra causa ubérrima
de males, por los que deploramos la presente aflicción de la Iglesia, a saber: el
Indiferentismo, es decir, aquella perversa opinión que, por engaño de hombres
malvados, se ha propagado por todas partes, de que la eterna salvación del alma puede
conseguirse con cualquier profesión de fe, con tal que las costumbres se ajusten a la
norma de lo recto y de lo honesto... Y de esta de todo punto pestífera fuente de
Indiferentismo, mana aquella sentencia absurda y errónea, o más bien aquel delirio de
que la libertad de conciencia ha de ser afirmada y reivindicada para cada uno".
El Papa Pío IX, en su Encíclica QUANTA CURA igualmente dice: "Partiendo de esta
idea completamente falsa el gobierno social, no teme favorecer esa opinión errónea y
funesta al máximo para la Iglesia Católica y para la salvación de las almas, que
nuestro predecesor Gregorio XVI, de feliz memoria, calificaba de "delirio", a saber:
que "la libertad de conciencia y de cultos es un derecho que debe ser proclamado y
garantizado por la ley en toda sociedad bien organizada".
Asombra sobremanera, la radical contradicción entre estos textos del supremo
Magisterio de la Iglesia, y lo que enseñó el Concilio Vaticano II. ¿Qué dijo este
Concilio herético?, pues que "Este derecho de la persona humana a la libertad
religiosa DEBE SER RECONOCIDO en el orden jurídico de la sociedad, de forma
que se convierta en un DEBER CIVICO" . La proclamación de una enseñanza contra
la enseñanza del Magisterio de la Iglesia es un pecado de herejía, que es tanto más grave
cuando el que la profiere mayor dignidad e influencia tiene en el pueblo católico. Lo
que dijo y enseñaron y firmaron los padres del Concilio Vaticano II, es un gravísimo y
pestilente pecado de herejía. ¿Y qué papas señalaron y condenaron este error?, Gregorio
XVI en su Encíclica MIRARI VOS de 1832. Pío IX en su Encíclica QUANTA CURA y
en el SILABO en 1864. León XIII en sus encíclicas IMMORTALE DEI. de 1885 y
LIBERTAS de 1888. Pío XI en su Encíclica QUAS PRIMAS de 1925 y el Papa Pío XII
en su Discurso del 6 de diciembre de 1953, entre otros. ¿Cómo es que se atrevieron los
padres del Concilio a proclamar tamaña herejía?,
1. Porque el pueblo ignorante y confiado no protestaría y aceptaría la nueva dirección
tomada como un signo de que la Iglesia se estaba modernizando y adaptándose a los
nuevos tiempos.
2. Porque los enemigos de la Iglesia ya estaban dentro comenzando a poner en práctica
los planes que siglos atrás pretendían para destruir a la Iglesia.
3. Principalmente, porque era un punto básico y esencial para el establecimiento de la
Religión Universal que los luciferianos pretenden. Un Concilio justificaría su acción.
Les daría la autoridad y el pivote que los avalara para no aparecer que atacan las
doctrinas de la Iglesia. Se inaugura, pues, el Ecumenismo que es la Revolución dentro
de la Iglesia.
En otra parte de la Encíclica citada de Gregorio XVI dice sobre este tema: "A este
pestilentísimo error le prepara el camino aquella plena e ilimitada libertad de opinión,
que para ruina de lo sagrado y de lo civil está ampliamente invadiendo, afirmando a
cada paso, algunos con sumo descaro que de ella dimana algún provecho a la religión.
Pero, "¿qué muerte peor para el alma que la libertad del error?", decía San Agustín
(Ep. 166). Y es así que roto todo freno con que los hombres se contienen en las sendas
de la verdad, como ya de suyo la naturaleza de ellos se precipita, inclinada como está
hacia el mal, realmente decimos que se abre el pozo del abismo (Apoc. 9, 3), del que
vio Juan que subía una humareda con que se oscureció el Sol, al salir, de él langostas
sobre la vastedad de la Tierra...".
"Se oscureció el Sol" dice Gregorio XVI. Se oscureció la Iglesia, se oscureció la luz de
la Iglesia. ¿Según el Magisterio de la Iglesia no se puede afirmar que el Concilio
Vaticano II es un corruptor de los hombres y de la sociedad?, ¿no está proclamando y
apoyando la libertad del error?.
El Papa Pío IX en su Alocución SINGULARI QUADAM del 9 de diciembre de 1854
dice: "En efecto, por la Fe debe sostenerse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana
nadie puede salvarse; que ésta es la única arca de salvación; que quien en ella no
hubiere entrado, perecerá en el Diluvio...", "...hagamos asiduas súplicas para que todas
las naciones de la Tierra se conviertan a Cristo". Pío IX quiere la conversión de los
hombres a Cristo. No pide alianzas ni pretende crear una Iglesia Sincrética Mundial que
reúna a todas las religiones solamente por las cosas que tienen semejantes y por amor
fraternal, o por la paz del hombre. "Estas doctrinas tienen que ser fijadas
profundamente en las mentes de los fieles, a fin de que no puedan ser corrompidos por
doctrinas que tienden a fomentar la INDIFERENCIA DE LA RELIGION que para
ruina de las almas se infiltra y se robustece con demasiada amplitud".
San Pío X en su Encíclica PASCENDI del 8 de septiembre de 1907 escribió: La
inmanencia vital brota de los escondrijos de la subconsciencia y este es el "germen" de
toda religión "y la razón de cuanto ha habido o habrá en cualquier religión". "He aquí,
pues, el origen de toda religión, aun de la sobrenatural: son, efectivamente todas mero
desenvolvimiento del sentimiento religioso. Y nadie piense que se va a exceptuar a la
religión católica, sino que se la pone absolutamente al nivel de las demás; puesto que
no nació de otro modo que por el proceso de la inmanencia vital de la conciencia de
Cristo, hombre de naturaleza privilegiada, cual jamás hubo ni habrá". Esta afirmación
de los modernistas o progresistas que invaden hoy el Vaticano, es una negación clara de
la divinidad de Cristo. ¿No son estos unos blasfemos?. "Los modernistas no lo niegan,
dice también San Pío X, antes bien, unos más o menos oscuramente, otros con toda
claridad, pretenden que todas las religiones son verdaderas... sería lícito inferir que
todas las religiones que existen son verdaderas, pues de lo contrario no existirían".
Las doctrinas que expone el santo Papa, y condena también, no han desaparecido. Son
las que profesan los invasores que las declaran con mayor o menor claridad, según sea
el caso y convenga a modo de llevar a la Iglesia a formar parte de la Iglesia Sincrética
Universal como una más de ellas y en igualdad absoluta.
El Indiferentismo ha infectado también el campo llamado "tradicionalista" . Si el
Bautismo y otros Sacramentos son válidos en otras religiones, ¿qué de malo tiene
recibirlos en esas otras religiones cuando las circunstancias lo exijan?. Mons. Francisco
de Asís Aguilar, en 1888, escribió un COMPENDIO DE HISTORIA ECLESIASTICA
GENERAL. En la Pág. 70 del tomo I leemos: "Semejante atmósfera de calumnias y de
desprecio -hacia los cristianos de los primeros años-, que podría llamarse la
PERSECUCION DEL SARCASMO formaba un obstáculo a la conversión de los
gentiles, mucho mayor de lo que ahora nos parece, pues el que se convertía, había de
resignarse a ser odiado de sus parientes, abandonado de sus amigos y encarnecido de
todos. Se ha considerado poco la oposición que el cristianismo hubo de vencer dentro
de la familia, y la grandeza del esfuerzo que debían hacer los cristianos para sustraerse
a una influencia tan íntima y natural". Esos fueron los hombres que llevaron a la Iglesia
de Cristo al triunfo. Unos derramando su sangre en medio de tormentos brutales, pero
otros clavando sus carnes en la Cruz de la renuncia, del sacrificio de amigos, familias y
seres queridos. ¡Esos eran los gigantes de la Fe, con una fe a prueba de todo!. ¿Podemos
comparar a nuestra raquítica, vergonzosa y convenenciera época con la de aquellos que
nos dejaron Iglesia para los siglos de la que seguimos gozando algunos como sánganos
sin aportar ninguna clase de esfuerzo?. Aquellos fijaron su vista en el Cielo y en la
gloria de la eternidad. La actual generación ha bajado la vista y la pone con deseo, con
ardor y con un apego enfermizo en la tierra. Estos son los que comen lodo, caminan en
el pantano, chapotean carroña y la adoran al mismo tiempo. Su vientre está en la
comida, su mente en el bienestar y en el gozoso momento de entrar en íntimo contacto
con la materia. Ahora sólo estamos viendo enanos desnutridos llevados por toda clase
de vientos hacia un lado y hacia el otro.
En el Cap. VI (v. 2) del Evangelio de San Juan en ocasión de la multiplicación de los
cinco panes de cebada y dos peces, dice el evangelista que las multitudes seguían a
Jesús "porque veían las señales que realizaba en los enfermos". Sin embargo, en el v.
26, Cristo les dice además: "En verdad en verdad os digo, que vosotros me buscáis, no
porque habéis visto señales sino porque habéis comido de los panes y os habéis
saciado". ¡Qué tristeza para el Redentor de los hombres!. Poco efecto haría en el alma
de los hombres presenciar los milagros portentosos por los cuales lo seguían, para ver
con morbosidad si podían presenciar algún milagro. Sí lo seguían por esto, pero
principalmente, porque les daba de comer y se embutían el estómago hasta el cuello.
Entonces aprovechaba para predicarles sin esperar mucho resultado espiritual, pues iban
por los milagros y por la comida. Porque muchos son los llamados y pocos los
escogidos.
Y no ha cambiado esto en nuestro tiempo absolutamente. Los hombres buscan a Dios
para que los cure y les conserve la salud, ¿no saben que indudablemente tienen que
cumplir con la suprema ley de la muerte de la que no fue librado ni el Hijo de Dios, ni
su santa Madre?; lo buscan para que les quite un dolor, para que les solucione su
pobreza, para que les de trabajo, para que les mate el hambre. El hombre busca las cosas
del mundo, pide las cosas del mundo, no la salud espiritual ni el conocimiento de las
verdades eternas. No la santidad, sino el bienestar y la posición social. La ciencia
mundana por la cual sufre, se sacrifica, pero no la ciencia divina, aquella que dura hasta
la eternidad. Esta no le interesa, le tiene sin cuidado.
Cuando Dios no da lo que quiere la voluntad o el capricho, entonces se le abandona. Ya
no hay tanto compromiso, tanta obligación de seguirlo. Así hicieron los judíos cuando
vieron a Cristo ensangrentado, coronado, de espinas, reo de graves ocusaciones y
enjuiciado a muerte por los sacerdotes del Templo. Ya no podía en esas condiciones
llenarles el estómago, ni resucitar a sus muertos ni levantar a sus paralíticos, ni curar a
sus endemoniados. Entonces pidieron su crucifixión a gritos, para quedar bien con los
sacerdotes y con Caifas. Y deben haber querido ubicarse en un lugar para gritar la
muerte del Nazareno, en un lugar apropiado para que Caifás los viera bien.
Los primeros cristianos arrinconados, apretados en los lugares de culto que podían
tener, desvestidos de todo el lujo del Templo, en silencio la música de los instrumentos
y de los oros y las piedras talladas y los humos del incienso y de los sacerdotes
revestidos con majestad, arriesgando sus vidas y las de sus seres queridos, siguieron a
Cristo a donde quiera que El fue y no les importó nada más. Los cristianos de nuestro
decadente final, -porque el mundo agoniza-, asisten a los lugares a los que incluso los
incrédulos van, buscando sólo la ostentación exterior y social. Los cristianos de los
primeros siglos se desprendieron de sus recursos e incluso de las cosas necesarias,
porque puestos a los pies de sus sacerdotes, sabían que aquellos bienes se los
encontrarían convertidos en gloria y en riquezas eternas. Los de hoy, adoran como a un
verdadero Dios sus bienes y los almacenan con avaricia. ¿Van a ser capaces ahora de
luchar contra el Anticristo posesionado de los controles de la Iglesia, que es el enemigo
más fuerte que la Iglesia ha tenido en todos sus dos mil años de historia, cuando no
fueron capaces de detener y destruir a los primeros piojos que se llegaron a sus muros
para comenzar a penetrarla? ¡Por Dios, qué tontería!.
Por eso la Iglesia está muriendo o ha muerto a manos de sus enemigos como Cristo a
manos de los suyos. No hubo quien los defendiera.
La misma multitud que un día presenció los milagros de Cristo, lo aclamaba y pedía que
fuera rey, unos días después pedía a gritos Su muerte. Es que vieron que ya no les
convenía, que ya no le sacarían ningún provecho, que había caído en desgracia a los
ojos de las autoridades religiosas. Sus ojos se cerraron herméticamente a las cosas
espirituales del Reino de Dios, que tal vez nunca abrieron. Porque el que paga manda,
porque el que da, ordena y el pobre Ajusticiado ya no estaba en condiciones ni de pagar
ni de dar nada en el mundo, quien era ya Su enemigo.
Creo que hay que reflexionar atenta y profundamente lo que dijo el Papa Gregorio XVI
copiado antes: "A este pestilente error -el Indiferentismo-, le prepara el camino aquella
plena e ilimitada libertad de opinión, que para ruina de lo sagrado y de lo civil, -hay
que destacar muy bien la forma en la que el Papa mezcla las cosas religiosas y civiles
que son prostituidas por un solo error-, está ampliamente invadiendo, afirmando a cada
paso, algunos con sumo descaro, que de ella dimana algún provecho a la Religión". La
libertad es uno de los postulados de la Masonería. El mundo está siendo ampliamente
invadido por el Indiferentismo. Por la idea de libertad. Los progresistas del Vaticano
dicen que el Ecumenismo que es Indiferentismo, conlleva muchas ventajas para la
Religión. Pero según dice el Papa, es un "pestilente error". "Pero, ¿qué muerte peor
para el alma que la libertad del error", decía San Agustín (Ep. 166). Es indudable. El
Concilio Vaticano II es un matador de almas. Es un corruptor de los espíritus que son
condenados a la peor muerte. "Y es así que roto todo freno con que los hombres se
contienen en las sendas de la verdad, como ya de suyo la naturaleza de ellos se
precipita, inclinada como está hacia el mal, realmente decimos que se abre el pozo del
abismo (Apoc. 9, 3), del que vio Juan que subía una humareda con que se oscureció el
Sol, al salir de él langostas sobre la vastedad de la Tierra..." .
¿No nos está diciendo Gregorio XVI que el Ecumenismo y el Indiferentismo son
pestilentes errores que pueden abrir una vía al Infierno de la que ha de salir una gran
humareda que va a oscurecer el Sol y la luz de la Iglesia el día que llegaran a invadir los
campos de la Iglesia?, ¿qué hemos de pensar cuando vemos que estos son dos errores
extendidos por toda la Tierra, alimentados por las autoridades del Vaticano, enseñados a
todos los fieles como algo que trae "algún provecho a la religión"?, ¿no estamos
ciertamente en el momento en el que el Sol se ha oscurecido y las estrellas del cielo han
caído?. La palabra de Cristo, es evidente, se está cumpliendo al pie de la letra.
PROGRESISTAS Y RETRÓGRADOS.