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Instituto Tecnológico de Santo Domingo

(INTEC)

Área de Economía y Negocios

Estrategias de Negociación Transcultural

LNI – 305 – 01

Trabajo Final:
Ética en los Negocios Internacionales

Presentado por:

Ernesto Emilio Cedeño ID: 1070757

Profesor titular:
Vladimir Camilo Pimentel Florezan

Santo Domingo, Distrito Nacional


República Dominicana
Octubre del 2020
Introducción
La ética estudia la conducta humana, lo que esta correcto y lo incorrecto, lo que es debido
hacer tanto de forma individual y como grupo.

La ética en los negocios se basa en las reglas escritas o verbales en las que se manejan los
negocios, las acciones de estos y cómo las empresas tanto locales como internacionales
toman sus decisiones para que estas no afecten a sus colaboradores, el medio ambiente,
sean integras y siguen produciendo beneficio.

En el trabajo a continuación, veremos lo que varios puntos importantes de la Ética en los


Negocios Internacionales, como son la Responsabilidad Social Empresarial, los Principios
y Valores en los Negocios, Casos de Corrupción en los cuales la ética no se ha manejado
de forma correcta y la importancia de mantener valores éticos en nuestras actividades
empresariales.
Ética en los Negocios

La ética en los negocios se basa en una serie de reglas escritas y tácitas sobre los principios
que rigen las acciones y toma de decisiones de una empresa. La ética viene de una rama
de la filosofía que ve los valores humanos en relación con su conducta a lo bueno o malo,
lo correcto e incorrecto. En el mundo de los negocios, esta ideología asegura mejores
colaboradores y más inversiones.

¿Por qué es importante mantener este valor en las empresas?

1. Aumenta la retención de empleados. Los trabajadores querrán permanecer más tiempo


en un lugar donde sus líderes valoran sus derechos y opiniones.

2. Atrae a los inversionistas. Un negocio que promueve la ética en su gestión crea un


ambiente favorable a la inversión. Los inversores pondrán su dinero en donde creen que
es seguro.

3. Ayuda a construir y mantener una buena reputación. Una gran parte de asegurar el
éxito empresarial es tener una buena imagen entre nuestros clientes. De hecho, una de
las principales razones por la que los consumidores deciden participar en un negocio o no
depende de la ética de este.

4. Es la clave para mejorar la productividad. El personal trabajará mejor si cree que lo que
está haciendo es lo correcto y estarán motivados pues sentirán que están contribuyendo
a un mundo mejor.

5. Conduce a ganancias a largo plazo. Una empresa que valora la ética cree en los
beneficios a largo plazo.

6. Ayuda a mantener la calidad. Una compañía ética se esforzará por entregar buenos
productos y servicios a sus clientes, incluso en momentos en que la demanda es superior
a la oferta.

7. Crea lealtad en los clientes. Pues se tendrá una imagen positiva en el mercado. Esto, a
su vez, hace que los consumidores confíen en sus productos y servicios y pasarán esta
información a sus amigos y familiares.
Gestión de la ética en el extranjero

La ética de los negocios (business ethics), también conocida como ética de la empresa
(éthique de l'entreprise) o ética empresarial, es una disciplina nueva. En Estados Unidos
y Europa fue puesta en boga a finales de la década de 1980 y principios de la siguiente
(Cuevas, 2004). Pero la preocupación por la dimensión ética de las actividades
económicas tiene antecedentes en Aristóteles y su rotunda crítica a la práctica de la usura.
Los grandes pensadores de la Edad Media, teólogos comprometidos con su iglesia,
también condenaron la avaricia y la codicia de los hombres de negocios. A esa época se
remonta la idea de que los negocios son amorales. Se trata de una forma de pensar muy
enraizada en nuestra cultura. Robert Solomon habla del persistente "mito de los negocios
amorales" (Solomon, 1995). Se puede decir, incluso, que la historia de la filosofía moral
es una continua diatriba contra el afán de lucro. Esta forma de pensar no cambió ni
cuando los hombres de negocios separaron la ética de la economía, a finales del siglo
XVIII por influencia de los economistas clásicos, quienes justificaron la economía con un
enfoque utilitarista y, para efectos de análisis, la consideraron un conjunto de actividades
lucrativas ajenas a consideraciones éticas. De esta época es la tesis de que la ética es una
cosa y los negocios otra, la cual aún ahora atrae la simpatía de muchos propietarios y
ejecutivos de empresa. No obstante, desde mediados del siglo xx diversos autores han
advertido sobre el rápido deterioro de la moral económica, visible en el aumento de
personas que violan las leyes, engañan al consumidor, contaminan el ambiente, roban a
los accionistas, hacen trampas contables, omiten pagar derechos de autor, utilizan mano
de obra infantil o arriesgan la salud de sus empleados usando tóxicos en la elaboración de
sus productos.

Dichos autores han señalado como causa de estos comportamientos oportunistas el


divorcio de la ética y los negocios (Fernández, 1993). Idea que la opinión pública reafirmó
el 26 de mayo de 2006, cuando un jurado de 12 personas declaró a Kenneth Lay, fundador
de Enron, una de las mayores corporaciones de Estados Unidos y del mundo, culpable de
seis cargos de conspiración, fraude y maniobras financieras para ocultar las pérdidas y
exagerar los beneficios de su empresa. Las mentiras de Kenneth Lay provocaron pérdidas
a sus inversionistas, entre ellos algunos fondos de pensionados, por más de 1 200 millones
de dólares. El colapso de Enron, el mayor en la historia corporativa de Estados Unidos,
fue el primero de una serie de escándalos empresariales que incluyó el derrumbe de
WorldCom, Global Crossing, Health South y Adelphia Communications. La frecuencia y
magnitud de estos escándalos han revivido el viejo mito de los negocios amorales. Parte
del problema radica en la mayor integración económica mundial. La apertura de las
economías nacionales al libre comercio coloca al mundo de los negocios frente a grandes
tentaciones. La falta de una fuerte conciencia ética, combinada con la práctica de
subcontratar operaciones a quien ofrezca mayores ahorros en el costo de mano de obra,
es fuente de innumerables abusos. En paralelo, aplicaciones comerciales de Internet, la
red mundial por excelencia, como el comercio (e–commerce) y el marketing electrónico
(e–marketing) se han convertido en medio de fraudes al consumidor.

Razones para la ética

Por extraño que parezca, el movimiento de la ética de los negocios no se presenta como
una respuesta a la mala fama de los corporativos. No hay solución de continuidad entre
los escándalos y las promesas de un mejor comportamiento. La renovada conciencia ética
del mundo de los negocios se apoya en la tesis de que la falta de ética provoca pérdidas a
las empresas y a los mercados. Se dice, por ejemplo, que una actuación deshonesta puede
afectar negativamente los resultados financieros de las empresas que coticen en bolsa
(López, 2007) y que la corrupción de un país desalienta la inversión (Murray, 2002). Es
un hecho bien conocido, afirma Murray, que entre más corrupción haya en una economía
empresarial habrá menor inversión, con la consecuente disminución de crecimiento
(2002:3). Una versión extrema de esta tesis afirma que los negocios no pueden tener éxito
sin ética. Pero abundan casos que desmienten semejante suposición. La falta de ética en
los negocios y los fraudes al consumidor significan grandes ganancias. Un ejemplo
ampliamente denunciado en México es la venta de gasolina en una menor cantidad de la
que efectivamente se cobra al consumidor, ya sea que se alteren las bombas de despacho
o se adultere la misma gasolina mezclándola con un gas incombustible de muy bajo
precio. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) estima entre 18 mil millones a
20 mil millones de pesos el beneficio económico que obtienen las gasolineras robando a
los consumidores (Reforma, 18/mayo/2005).
Una segunda tesis afirma que la ética es un buen negocio, que "invertir en ética es quizá
uno de los negocios más rentables para la empresa" (Fundación Chile Unido, 2003). Para
quienes defienden esta tesis, la ética eleva las ventas y mejora la imagen corporativa,
fortalece la lealtad y el compromiso de los empleados, impide la sobrerregulación del
mercado, evita perder negocios y brinda mayor acceso de financiamiento, entre otras
ventajas. Todo lo cual es cierto, y hay casos ejemplares que lo prueban; pero la ética
también puede llegar a ser un mal negocio. Un ejemplo, citado por Stephen Murray, es el
caso de las empresas que se adhirieron a la Ley para Prácticas Corruptas de Estados
Unidos; las que, de acuerdo con el Departamento de Comercio de ese país perdieron 15
mil millones de dólares en 1997 por negarse a vender productos a compañías con mala
reputación (Murray, 2002).

Por último, una tesis alternativa justifica la ética de los negocios en términos
estrictamente normativos con el argumento de que los negocios no son un mundo aislado
y separado con valores diferentes de los de la sociedad en que actúan. Para quienes
defienden esta tesis, la ética de los negocios es una aplicación de la ética a un área
específica de la actividad humana y en esa medida expresa un interés general. En
consecuencia, la justificación de la ética de los negocios no radica en su utilidad para
ganar dinero; se puede ganar dinero faltando a la ética y se puede perder dinero siendo
ético. Lo que verdaderamente justifica a la ética es su contribución al orden social. La ética
es un saber práctico que dota de coherencia a la conducta humana, ajustándola a valores
aceptados por la mayoría. Adela Cortina (2003), autora de la obra en español más
completa sobre el tema, caracteriza la ética de los negocios como un saber práctico que
consiste en tomar decisiones prudentes y justas. Concebir a la ética de los negocios como
parte de una teoría de las decisiones no es poca cosa.

Las decisiones tomadas por el ceo de una compañía tienen influencia sobre el medio
ambiente, la distribución del ingreso, el desarrollo tecnológico y las condiciones sociales
y políticas (Lindabaek, 2003). No es casual que esta tesis conduzca directamente al
concepto de responsabilidad, aplicada no a los individuos sino a la empresa:
"responsabilidad social de la empresa" o "responsabilidad empresarial" o
"responsabilidad corporativa".
Responsabilidad social de la empresa

Por responsabilidad social de la empresa se entiende la responsabilidad que la empresa


asume frente a la sociedad en general (Lindabaek, op. cit.). Se trata de una obligación
voluntariamente asumida por la empresa como institución hacia la sociedad en su
conjunto, en reconocimiento y satisfacción a sus demandas o en reparación de los daños
que pudiera haberle causado (Valor, 2001). Es un concepto relativo que depende de las
demandas concretas de cada sociedad. Supone ajustar la conducta de la empresa a las
normas, los valores sociales y las expectativas de una sociedad en un momento
determinado.

La responsabilidad social es ahora algo bien aceptado en el mundo de los negocios, pero
en sus primeros tiempos la idea de que las empresas estuvieran moralmente obligadas a
un mayor compromiso social fue duramente cuestionada por influyentes autores, como
Milton Friedman, premio Nobel de Economía. Friedman publicó en 1970 un breve
artículo en el suplemento dominical del prestigiado diario The New York Times, en el que
se manifestó contrario a cargar de obligaciones éticas a los negocios; en su opinión,

hay una y sólo una responsabilidad social de la empresa: usar sus recursos y
comprometerse en actividades diseñadas para incrementar sus ganancias en tanto respete
las reglas del juego, esto es, la competencia libre y abierta, sin caer en el fraude o el
engaño.

Actualmente, el concepto de responsabilidad social se entiende como sinónimo de


compromiso de la empresa con todos los que tienen interés directo en su funcionamiento:
accionistas, empleados, clientes, proveedores, competidores y las comunidades donde
operan. A este heterogéneo conjunto de personas y grupos de referencia se les llama
stakeholders. Así, la responsabilidad de la empresa se concibe de forma acotada, no es
con la sociedad en abstracto que la empresa se obliga, únicamente lo hace con la
comunidad en la que participa de manera directa.
Corrupción: Casos de Estudio

1. El empleado que robó dinero a Banorte

Un ex ejecutivo de Banorte, en sus oficinas de Monterrey, Nuevo León, montó un esquema


que expedía documentos idénticos a los de la institución financiera, como contratos y
estados de cuenta, para defraudar a una docena de clientes por un monto aproximado de
500 millones de pesos.

El ex empleado supuestamente responde al nombre de Orlando Salinas Salinas, sin


embargo la institución financiera no lo ha confirmado. Además informó que se haría
responsable del caso.

Al realizarse una investigación, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) multó


al ex operador de dicha institución financiera con 5.6 millones de pesos, misma que
Banorte absorbió.

2. El acoso sexual en las empresas

Uno de los temas con mayores implicaciones en la vida laboral de algunas mujeres cobró
mayor importancia: el acoso sexual.

El caso más significativo es la denuncia de 10 mujeres que acusan al presidente de Estados


Unidos, Donald Trump, por acoso y agresión sexual.

En la denuncia explican cómo es que el empresario se convirtió en presidente y detallan


la conducta inapropiada del mismo.

Otra de las figuras relevantes acusada de actos similares fue el senador demócrata, Al
Franken, a quien se le acusa de tocar los senos de su asistente. También está en la lista el
ultraconservador republicano Roy Moore, quien en diciembre perdió su escaño en el
Senado por Alabama, debido a los rumores de acoso sexual que lo invadieron.

En el ámbito periodístico también surgieron las historias, pues en noviembre las cadenas
de televisión CBS y PBS anunciaron el despido del veterano presentador estrella, Charlie
Rose por el comportamiento “perturbador e intolerable” que tuvo el periodista con
algunas de las mujeres que trabajaron con él en su programa de entrevistas.

Esta ola de acusaciones hizo tanto eco en el mundo que la revista Time decidió reconocer
al movimiento #MeToo como Personaje del Año de su último número de 2017, debido a
las acusaciones que recibieron políticos, empresarios, personajes del medio artístico y
hasta productores de cine.

3. El Hackeo a Uber

Uber estuvo en medio de la controversia una vez más, ya que el propio CEO de la empresa,
Dara Khosrowshahi dio a conocer en un blog de la empresa que la base de datos de la
empresa de tecnología había sido hackeada en 2016, lo cual derivó en una fuga de datos
que incluían contraseñas, datos bancarios, direcciones y teléfonos de los usuarios y
conductores.

A partir de esto, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Filipinas exigieron una
explicación de por qué no informaron inmediatamente el hecho.

Semanas después se dio a conocer que Uber había pagado a otro hacker de 21 años para
ocultar el robo que exponía los datos de 57 millones de clientes y conductores.

4. Cabify y #TodosSomosMara

En septiembre, el asesinato de Mara Castilla, una joven estudiante en Puebla ocupó los
titulares de los principales diarios de circulación nacional. Un chofer de Cabify, una de las
empresas disruptivas que transforman la vida de las personas mediante servicios de
economía colaborativa, resultó ser el autor del crimen.

El tema encendió las alarmas a nivel nacional, pues todos los días 7.5 mujeres son
asesinadas en el país, de acuerdo con un estudio realizado por la Secretaría de
Gobernación, el Instituto Nacional de las Mujeres y ONU Mujeres.
Mara, de 19 años, desapareció después de abordar un auto de la compañía, la cual se
promocionaba como un medio seguro para que las mujeres llegaran a casa. Ocho días
después se encontró el cuerpo de la joven con signos de violencia y abuso sexual.

Esto causó protestas en las calles de distintas ciudades, así como denuncias y demandas
al gobierno para tomar acciones contra el feminicidio. También obligó a Cabify y Uber a
mejorar sus filtros de seguridad y la protección que ofrece tanto a conductores y clientes.

5. Los Paradise Papers

En noviembre salió a la luz la investigación de las filtraciones de 13.4 millones de


documentos obtenidos y publicados por el consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación en el que se da a conocer los paraísos fiscales que utilizaron empresas y
personajes públicos para evitar el pago de impuestos.

Personas destacadas en el mundo como la Reina Isabel II, asesores cercanos, familia y
miembros del gabinete del presidente Donald Trump, así como políticos y empresarios
mexicanos, fueron mencionados en los denominados ‘Papeles del Paraíso’.

Principios y valores en los negocios internacionales

AccountAbility, The Institute for Social and Ethical AccountAbility, fundada en 1995, ha
desarrollado un serie de normas internacionales, entre las cuales la Norma de Principios
de AccountAbility AA1000APS (2008) fija las premisas básicas para que cualquier
organización pueda ser accountable con respecto a sus grupos de interés.

El propósito de esta norma es proporcionar a las organizaciones un conjunto de principios


reconocidos internacionalmente, para enmarcar y estructurar la forma en la que éstas
entienden, gobiernan, administran, implementan, evalúan y comunican su
accountability. En este contexto la norma aclara que: “Accountability es el
reconocimiento, asunción de responsabilidad y actitud transparente sobre los impactos
de las políticas, decisiones, acciones, productos y desempeño asociado a una
organización.
Esto obliga a las organizaciones a implicar a los grupos de interés para identificar,
comprender y responder a los temas y preocupaciones referentes a la sostenibilidad.
Asimismo, obliga a informar, explicar y dar respuesta a los grupos de interés acerca de las
decisiones, las acciones y el desempeño. Incluye el modo en el que una organización
gobierna, formula su estrategia y gestiona su desempeño.”

La norma internacional “Norma de Principios de AccountAbility AA1000APS (2008)”


establece tres principios:

1. El Principio Básico de Inclusividad


2. El Principio de Relevancia
3. El Principio de Capacidad de Respuesta

El principio básico de Inclusividad es necesario para alcanzar los de Relevancia y


Capacidad de Respuesta. La unión de los tres principios respalda el alcance de la
accountability.

La Inclusividad es el punto de partida para determinar la relevancia. El proceso de


relevancia determina los temas que son más relevantes y significativos para la
organización y sus grupos de interés. Por otro lado, la Capacidad de Respuesta se refiere
a las decisiones, acciones y desempeño relacionado con aquellos asuntos relevantes.

Las empresas sostenibles ponen en el centro de su negocio la aplicación de buenas


prácticas de RSE y Sostenibilidad, integrando éstas en su actividad empresarial.

Código ético o de conducta

Hay empresas que desarrollan, de forma voluntaria, un código ético o de conducta para
manifestar sus valores y dar ejemplo, en la relación con sus grupos de interés. Estos
códigos cobran especial relevancia cuando, por ejemplo, una empresa intenta transmitir
sus valores a sus proveedores para que ellos también los asuman. No obstante, un código
ético o de conducta solo es una carta de intenciones, que de poco servirán, si la empresa
no implementa políticas y procedimientos para asegurar su cumplimiento.
El código ético o de conducta de una empresa, es un documento público que recoge los
objetivos, los valores y los principios de actuación de una organización respecto a sus
grupos de interés, y que presiden la política de la empresa, con el objetivo de:

→ Expresar explícitamente la cultura de la empresa y la función social que ésta desea


cumplir, reflejando la meta que la empresa pretende alcanzar.
→ Establecer un marco de referencia común para todas las partes implicadas en la
labor empresarial.
→ Establecer los mecanismos de resolución de conflictos en el seno de la propia
empresa.
→ Ser la carta de presentación de la empresa, tanto interna, como externamente,
estableciendo un elemento diferenciador con el resto de las empresas de la
competencia.
→ Crear una marca de garantía en responsabilidad social.

La característica más importante del proceso de elaboración de un código ético o de


conducta es la implicación de los grupos de interés de la organización de una forma
directa. Es aconsejable que la organización a nivel interno elabore una primera propuesta,
pero que ésta sea posteriormente analizada y comentada con las personas que forman la
organización. Sólo así, el código ético o de conducta conseguirá expresar de un modo lo
más realista posible el tipo de relación que se desea mantener con el entorno en el que
opera la organización.

Una vez implantado el código, es necesario formalizar mecanismos que permitan a las
organizaciones validar hasta qué punto el código se está cumpliendo, y disponer de las
vías necesarias para llevar a cabo las acciones que correspondan en caso de
incumplimiento. Es habitual disponer de un buzón de correo específico que permita
comunicar a cualquier parte interesada, tanto interna como externa, los posibles
incumplimientos del código de conducta que se produzcan.
Conclusión
Hoy en día la sociedad acepta de manera positiva la actividad de los negocios, persistiendo
sin embargo una sensación de que en este ámbito el aprovechamiento a ultranza es el
único objetivo. Al ser la actividad de la producción de bienes y servicios y su intercambio
consustancial a la cultura contemporánea, debemos reflexionar éticamente sobre ella y
profundizando la comprensión de las instancias valorativas en juego, impulsar el
desarrollo simultáneo de la búsqueda del bien común y de la justa rentabilidad o
beneficio.

La ética en los negocios deberá ser siempre un tema delicado y de trato especial en todas
las empresas, puesto que a través de esta es que se maneja como los empleados se están
desenvolviendo en su día a día, como la sociedad la percibe y cómo van tomando sus
decisiones. Como leimos y analizamos, existen varios reglamentos o codigos de conducta
internacional para manejar la ética en el ámbito internacional, guiándose de los
principios claves de la Relevancia, Capacidad de Respuesta e Inclusividad.
Bibliografía
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Gereffi, Gary, et al., "The NGO–Industrial Complex", Forei

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