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Justicia Especial para la Paz (JEP)

El Tribunal para la Paz y las Salas de Justicia de la JEP como órganos jurisdiccionales
sui generis *
e Court and Justice Chambers of the Special Jurisdiction for Peace as sui generis jurisdictional institutions

DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.vj69.tpsj
Diego Fernando Tarapués Sandino a
Universidad Santiago de Cali, Colombia
Recepción: 07 Octubre 2019
dtarapues@usc.edu.co
Aceptación: 21 Octubre 2019
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0048-655X Publicación: 30 Junio 2020

Resumen:
El presente artículo de reexión plantea que tanto el Tribunal para la Paz como las Salas de Justicia de la JEP son instituciones
sui generis que se han forjado gracias a la evolución de los instrumentos y órganos judiciales que se han gestado desde el derecho
internacional para la determinación de responsabilidades penales en escenarios de graves violaciones de derechos humanos y a
las experiencias domésticas que en materia de justicia transicional ha experimentado Colombia. Para el desarrollo de la labor
encomendada a la JEP, se han creado los principios de preferencia y prevalencia que rigen como presupuestos jurisdiccionales con la
nalidad de que el Tribunal para la Paz y las Salas de Justicia de la JEP concentren y absorban el conocimiento de los casos asociados
con el conicto armado, que anteriormente correspondían a diversas autoridades jurisdiccionales e incluso disciplinares y scales.
Este artículo busca reexionar sobre la naturaleza institucional de la JEP como juez natural del conicto armado colombiano,
destacando varios rasgos particulares de sus órganos jurisdiccionales que le diferencian de los demás jueces y tribunales nacionales.
Palabras clave: Jurisdicción Especial para la Paz, Tribunal para la Paz, Salas de Justicia, principios de preferencia y prevalencia,
conicto armado.

Abstract:
is reection article states that both the Court for Peace and the Justice Chambers of the Special Jurisdiction for Peace can be
considered as sui generis jurisdictional institutions. ey have been built thanks to the evolution of the judicial instruments and
institutions from international law for the ascription of criminal responsibilities in scenarios of serious human rights violations and
thanks to the domestic experiences that Colombia has experienced in the area of transitional justice. e principles of preference
and prevalence that govern as jurisdictional budgets have been created so that the Special Jurisdiction for Peace concentrates the
competence of the cases associated with the armed conict, which previously corresponded to various jurisdictional and even
disciplinary and scal institutions. is article aims to debate on the institutional nature of the Special Jurisdiction for Peace as a
natural judge of the Colombian armed conict, highlighting several features of its jurisdictional institutions that differentiate it
from other national judges and courts.
Keywords: Special Jurisdiction for Peace, Court for Peace, Justice Chambers, principles of preference and prevalence, armed
conict.

Introducción

La JEP constituye el componente de justicia dentro del SIVJRNR [1] . Su labor principal se centra en satisfacer
el derecho de las víctimas a la justicia y en cumplir con el deber estatal de investigar y juzgar las graves
violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario ocurridas
en el desarrollo del conicto armado colombiano [2] . Aunque claramente hace parte del ordenamiento
jurídico y del sistema político colombianos, es posible armar que la naturaleza y los objetivos de esta
institución van más allá de los mandatos nacionales de hacer justicia -en contextos ordinarios- y se

Notas de autor
a Autor de correspondencia. Correo electrónico: dtarapues@usc.edu.co
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articulan a la lucha internacional contra la impunidad en escenarios de macrocriminalidad, diferenciándose


tangencialmente de los demás órganos jurisdiccionales colombianos por varios rasgos identitarios propios.
La creación de un tribunal y de unas salas de justicia posteriores a la ocurrencia de las conductas que se
le asignan para su conocimiento, con mandato temporal y producto de un acuerdo político es algo atípico
en la historia institucional colombiana. Lo más parecido a nivel nacional había sido la creación de Salas de
Justicia y Paz [3] , sin embargo, hay que resaltar que estas se incorporaron a los Tribunal Superiores de algunos
Distritos Judiciales dentro del poder judicial tradicional y que los scales de Justicia y Paz hacían parte de una
Unidad Especial dentro de la misma Fiscalía General de la Nación [4] . Es decir, son experiencias orgánicamente
diferenciables y con alcances jurisdiccionales divergentes, ya que en el modelo estructurado en Justicia y Paz no
se creó una jurisdicción especial con órganos propios y con autonomía administrativa y nanciera, ni tampoco
se diseñó a partir de lo acordado en una negociación entre los actores.
Si bien la JEP parte de la experiencia adquirida con el modelo implementado a través de la Ley de Justicia y
Paz (Ley 975 de 2005) [5] y de los presupuestos constitucionales incorporados a través del denominado
Marco Jurídico para la Paz (AL 01 de 2012) [6] , la creación orgánica e institucional de la JEP -por lo menos
de su órgano judicial de cierre, es decir, el Tribunal para la Paz- encuentra sus raíces en experiencias foráneas.
Para la JEP se han creado tribunales ex post facto y ad hoc para investigar y juzgar de manera especializada
ciertos delitos que, además, han sido cometidos con anterioridad a la creación del respectivo órgano
jurisdiccional [7] .
En este orden de ideas, a continuación, se hará una aproximación general a los principales rasgos que
concurren en el Tribunal para la Paz y en las Salas de Justicia de la JEP, con el propósito de
comprender las particularidades existentes en su diseño institucional, las cuales le diferencian de los
demás órganos jurisdiccionales que tradicionalmente han conocido y judicializado los crímenes
perpetrados en el marco del conicto armado colombiano.

La naturaleza institucional de la JEP

El modelo inicial acordado en La Habana contemplaba un diseño institucional de la JEP, tanto del
Tribunal para la Paz como de las Salas de Justicia, más orientado a las tendencias contemporáneas en el
derecho internacional y extranjero de establecer tribunales penales híbridos con una composición mixta de
magistrados [8] . Este tipo de órganos jurisdiccionales (hybrid courts) hacen parte de una nueva generación
de cortes (penales) con connotación internacional [9], a los cuales se les ha llegado a llamar tribunales
penales “internacionalizados” [10]. Estos se caracterizan no solo por su composición mixta donde convergen
jueces nacionales y extranjeros, sino que además encuentra fundamentos jurídicos para su constitución
y funcionamiento tanto en el derecho nacional como en el derecho internacional [11]. Son tribunales que no
surgen de la imposición de organismos internacionales, sino que se crean y se legitiman jurídicamente desde
adentro, es decir, desde el propio Estado soberano, pero además cuentan con el apoyo férreo de la
comunidad internacional, bien sea de un conjunto de países o de alguna organización internacional [12].
Si bien en el caso de la JEP su conformación no se concretó como se había acordado inicialmente, a partir
de una convergencia de magistrados nacionales y una minoría de magistrados extranjeros que le hubiese
aportado a su naturaleza de corte internacionalizada, se conservó una atípica conformación a través de la
participación de juristas extranjeros como amicis y con un proceso de selección de sus integrantes por parte
de un comité conformado mayoritariamente por extranjeros. Además, no se debe pasar por alto, entre
otras cosas, que normas internacionales hacen parte del derecho que debe aplicar la JEP para la cali
cación jurídica de las conductas [13] , que de acuerdo con el texto constitucional se debe garantizar la
“libertad de escoger abogado acreditado para ejercer en cualquier país” [14] y que el apoyo de la comunidad
internacional para su creación, implementación e incluso nanciación y funcionamiento administrativo ha
sido signicativo [15] .
Diego Fernando Tarapués Sandino. El Tribunal para la Paz y las Salas de Justicia de la JEP ...

En este sentido, se pueden evidenciar algunas particularidades que deben considerarse a la hora de analizar
la naturaleza institucional de los órganos jurisdiccionales que conforman la JEP y que explican los rasgos
identitarios propios que se advierten de entrada [16]. Algunos de estos rasgos se encuentran en su origen
político, en el fundamento de su jurisdicción a través de los principios de preferencia y prevalencia, en su
conformación, proceso de selección de jueces, ubicación institucional, en la forma mediante la cual adelanta
su labor jurisdiccional, así como en el derecho internacional aplicable para el ejercicio de sus funciones. Estos
rasgos institucionales pasarán a revisarse a continuación.

Origen político y negociado

En primer lugar, hay que tener presente que la JEP existe en virtud de un acuerdo político suscrito entre la
extinta guerrilla de las FARC-EP y el Gobierno Nacional, acuerdo dirigido a terminar el conicto armado
que sostuvieron las fuerzas regulares del Estado colombiano con lo que fue dicha agrupación insurgente [17] .
Este es un aspecto de suma importancia que no se debe pasar por alto, por el contrario, debe ser el punto de
partida para su comprensión holística. Pues bien, la creación de la JEP como componente judicial del actual
modelo de justicia transicional se da luego de la transición (política) hacia la paz que fue acordada con esta
organización y, por consiguiente, su creación institucional puede entenderse como una clara manifestación
de la lex pacificatoria [18] .
Este proceso de transición política se puede clasicar en términos comparativos como un proceso de
transición de tipo “responsabilizante” en lo referente a su contenido [19] y propio del tipo de “transiciones
democráticamente legitimadas” respecto al procedimiento que se siguió [20] . Es decir, no se trató de modelos
impuestos de judicialización punitiva, como tampoco de modelos amnésicos o compensatorios, bien sea
concertados o autodecretados, en los que se suelen invisibilizar a las víctimas [21] . Por el contrario, bajo lo
establecido en la “Declaración de principios” de junio 7 de 2014 [22] , las partes en negociación vislumbraron
todas las alternativas posibles para resolver la situación jurídico penal de las partes inmersas en el conicto,
atendiendo ante todo a la satisfacción de los derechos de las víctimas y a lo establecido en el DIDH, DIH
y DPI.
Este modelo se centró en la creación de un sistema integral y holístico enfocado en los derechos de las
víctimas, donde, entre otras cosas, la persecución penal de los crímenes (internacionales) más representativos
que fueron cometidos por los máximos responsables es irrenunciable y los comparecientes deben cumplir
a cabalidad un régimen de condicionalidad dirigido a garantizar que se contribuya con los mecanismos
judiciales y extrajudiciales que integran el SIVJRNR. Esto, con el propósito de garantizar el cumplimiento
de las obligaciones adquiridas y la satisfacción de los derechos de las víctimas a la verdad, justicia, reparación
y no repetición [23] .
En efecto, la creación de la JEP es un pacto político resultado de la negociación del “Acuerdo parcial sobre
las Víctimas del Conicto” de diciembre 15 de 2015 [24] . Este fue el punto de la agenda más difícil [25] , en
donde más se prolongó la negociación e incluso se tuvo que conformar una comisión especial compuesta por
tres delegados de cada una de las partes en negociación, con el propósito de construir de manera técnica y
consensuada lo que había sido imposible estructurar en la mesa de negociación en La Habana [26] .
Producto de este acuerdo, las FARC-EP se comprometieron a comparecer ante la justicia. Para cumplir
con la dejación de armas, así como con el compromiso de rendición de cuentas ante la justicia institucional
del Estado #institucionalidad que habían desconocido y combatido por décadas#, las FARC-EP reclamaron
políticamente la creación de un juez natural preferente. Asimismo, exigieron condiciones que brindaran
seguridad jurídica frente a lo pactado en el Acuerdo Final. Por esta razón, no solo se creó la JEP para avocar
conocimiento de manera preferente y prevalente sobre las conductas cometidas en el conicto armado, sino
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que también se constitucionalizó la garantía de no extradición como mecanismo judicial para defender la
seguridad jurídica y el principio del juez natural ante eventuales requerimientos de autoridades judiciales
extranjeras [27] .
Con relación a los miembros de la fuerza pública que estén implicados en conductas cometidas en el marco
del conicto armado, se decidió que también podrían y deberían resolver su situación jurídica en este nuevo
escenario judicial. Respecto a los agentes del Estado que no hayan sido miembros de la fuerza pública, al
igual que frente al caso de terceros cuyas conductas también estén relacionadas con el conicto armado, se
jó que podrían someterse a la JEP, pero de manera voluntaria [28] . Por esta razón, la Corte Constitucional
ha jado que la JEP representa “el juez natural de los excombatientes” [29] , debido a esa obligatoriedad de
comparecencia para las partes involucradas en la confrontación bélica.
Sin embargo, desde la perspectiva del derecho penal de acto, es posible calicar a la JEP no tanto como
juez natural de los excombatientes, sino mejor como el juez natural de las conductas perpetradas en el marco
del conicto armado colombiano. Pues bien, incluso en los casos de comparecencia voluntaria de terceros
y de aquellos servidores públicos que no fueron combatientes, solamente es posible si se trata de conductas
relacionadas directa o indirectamente con el conicto armado [30] .

Conocimiento preferente y prevalente de las conductas cometidas en el conflicto

Para fundamentar el ejercicio de la labor judicial encomendada a la JEP se creó el principio de preferencia que
rige como presupuesto jurisdiccional para absorber y concentrar el conocimiento de los casos asociados con
el conicto armado interno, los cuales anteriormente correspondían de manera difusa a diversas autoridades
no solo jurisdiccionales, sino también disciplinares y scales.
Este principio se incorporó en la Constitución Política por medio del art. transitorio 5 del art. 1 del AL 01
de 2017. De conformidad con este principio, exclusivo de la justicia transicional colombiana, la JEP, como
componente de justicia del SIVJRNR y según lo pactado en el Acuerdo Final, administra justicia de manera
transitoria y autónoma, conociendo “de manera preferente sobre todas las demás jurisdicciones y de forma
exclusiva de las conductas cometidas con anterioridad al 1.° de diciembre de 2016, por causa, con ocasión o en
relación directa o indirecta con el conicto armado, por quienes participaron en el mismo, en especial respecto
a conductas consideradas graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario o graves violaciones de
los Derechos Humanos” [31] .
El principio de preferencia resulta esencial para activar la competencia de la JEP, del mismo modo que lo
es #aunque sin ser lo mismo# el principio de complementariedad para la CPI, el principio de subsidiaridad
para la Corte IDH o el principio de jurisdicción universal para un tercer Estado que se propone investigar y
judicializar crímenes internacionales que ocurrieron en otro Estado. Pues bien, en ninguno de estos escenarios
judiciales #incluyendo la JEP# es posible conocer directamente de un caso que compete a las autoridades
judiciales ordinarias sin antes darse los presupuestos procesales preliminares que exigen cada uno de estos
principios, para activar el ejercicio de su jurisdicción.
En ese sentido, este principio constitucional es el eje que sustenta y dinamiza los alcances jurisdiccionales
de la JEP, al tratarse de una jurisdicción especializada que funciona en el ámbito institucional nacional, en
donde les sustrae funciones a los órganos tradicionales del poder judicial y a órganos de control disciplinar y
scal. Sin este principio no habría claridad ni precisión de lo que le corresponde investigar, juzgar y resolver
a la JEP, ya que a partir de él se posibilita el conocimiento ad hoc y ex post de los órganos de esta jurisdicción.
El establecimiento de un principio tan imperioso para fundamentar el conocimiento de los casos sobre los
cuales la JEP puede decidir, conlleva a una estricta delimitación de los factores competenciales concurrentes
que activan el carácter preferente de esta jurisdicción. Por esa razón, la disposición que crea este principio trae
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consigo, de forma inherente, la demarcación de aquellos criterios que delimitan el alcance del ejercicio del
principio Kompetenz-Kompetenz de los órganos jurisdiccionales de la JEP.
Tal como se desprende literalmente del art. transitorio 5 del art. 1 del AL 01 de 2017, el conocimiento
preferente y exclusivo que tiene la JEP sobre las otras jurisdicciones solo se da si concurren tres presupuestos:
(i) con relación a la ratione personae deben ser conductas perpetradas por los actores que participaron en
el conicto armado, atendiendo al universo delimitado de combatientes y civiles sometidos y aceptados en
el SIVJRNR [32] ; (ii) respecto a la ratione temporis las conductas deben haber sido cometidas durante la
existencia del conicto armado, considerando como referente temporal la entrada en vigor del Acuerdo
Final -hasta antes del 1 de diciembre de 2016-, siendo la única excepción los delitos relacionados con el proceso
de dejación de armas [33] ; y (iii) en lo atinente a la ratione materiae deben ser conductas causadas, ocasionadas
o relacionadas de manera directa o indirecta con el conicto armado, atendiendo especialmente a conductas
consideradas como graves violaciones o infracciones al DIDH y al DIH [34] .
Como se puede ver, el conicto armado constituye un elemento transversal que está presente en los factores
temporal, material y personal que prevé el principio de preferencia al momento de determinar la competencia
de la JEP. Su ubicuidad se explica por la nalidad esencial del SIVJRNR de edicar componentes que
permitan esclarecer y superar lo acontecido, justamente, en el conicto armado colombiano, lo que vuelve a
la JEP el componente de justicia que debe resolver la situación jurídico penal de las conductas asociadas con
el conicto. La valoración de la relación con el conicto armado se puede dar procesalmente en diferentes
momentos, no solo al activar competencia, sino también al conceder benecios de menor y mayor entidad.
Por esta razón, el órgano de cierre hermenéutico de la JEP ha denido que especialmente la relación material
con el conicto armado se debe evaluar en diferentes niveles de intensidad, según el estado del proceso y las
pruebas [35] .
A partir de aquella nalidad orientada a la superación, esclarecimiento y determinación de
responsabilidades derivadas de los hechos producidos en el marco del conicto armado es que la JEP
debe apelar al conocimiento exclusivo y preferente que la Constitución le ha brindado. Este conocimiento
preferente sobre los delitos cometidos en el marco del conicto va de la mano con la competencia prevalente
que ejerce la JEP sobre los asuntos que admite.
En efecto, junto con el principio de preferencia que demarca la labor de la JEP, el texto constitucional
ha previsto su carácter prevalente para establecer que los órganos jurisdiccionales de esta nueva jurisdicción
tienen una competencia que se sobrepone por encima de la que pueda llegar a tener cualquier otra institución.
En estricto sentido, el art. transitorio 6 del art. 1 del AL 01 de 2017 establece que la JEP “prevalecerá sobre
las actuaciones penales, disciplinarias o administrativas por conductas cometidas con ocasión, por causa o
en relación directa o indirecta con el conicto armado, al absorber la competencia exclusiva sobre dichas
conductas” [36] . Estos alcances de la prevalencia se reproducen en el art. 36 de la Ley Estatutaria de la JEP,
aunque incorporando además las actuaciones scales [37] .
De esta disposición constitucional y legal que ja la prevalencia, la Corte Constitucional además extrae la
fuente constitucional para la determinación del fuero de atracción de la JEP. Al respecto, la Corte señala: “El
tema que se incorpora en la citada disposición es el de la competencia y prevalencia de la JEP sobre actuaciones,
tanto penales como disciplinarias, scales y administrativas, adelantadas en relación con conductas vinculadas
con el conicto armado, también denominado fuero de atracción” [38] .
El art. transitorio 6 del art. 1 del AL 01 de 2017 igualmente ja en su segundo inciso el alcance de esta
competencia prevalente en la revisión o extinción de responsabilidades que van más allá de la determinación
o extinción de responsabilidad penal, al indicar que con relación a las
sanciones o investigaciones disciplinarias o administrativas, incluidas las pecuniarias impuestas a personas naturales en
cualquier jurisdicción, la competencia de la Jurisdicción Especial para la Paz se limitará bien a anular o extinguir la
responsabilidad o la sanción disciplinaria o administrativa impuesta por conductas cometidas con ocasión, por causa o en
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relación directa o indirecta con el conicto armado, o bien a revisar dichas sanciones, todo ello a solicitud del sancionado
o investigado [39] .

Finalmente, el art. transitorio 27 del art. 1 del AL 01 de 2017 plantea una cláusula de ultraactividad
relacionada con la aplicación prevalente del Acuerdo Final en caso de que se expidan normas posteriores que
“provocaren que los (combatientes o no combatientes que hayan cometido conductas relacionadas directa o
indirectamente con el conicto) sean excluidos de la competencia de la Jurisdicción Especial para la Paz, o
tuvieren como resultado la inaplicación de dicha jurisdicción”; frente a estas personas “el Tribunal Especial
para la Paz ejercerá su jurisdicción preferente en las materias de su competencia conforme al presente Acto
Legislativo”, sin importar lo que establezcan normas contrarias a futuro. Al respecto, la Corte Constitucional
ha sostenido que el Acuerdo Final resalta “el carácter autónomo, preferente y excluyente de la JEP sobre los
asuntos de su competencia, descartando a la justicia ordinaria y a cualquier otra que se instale en el futuro” [40] .
En suma, no solo el carácter preferente y exclusivo de la JEP devela un nuevo escenario de concentración
judicial para el conocimiento de toda conducta que se relacione con el conicto armado bajo los presupuestos
(personal, temporal y material) establecidos en el Acuerdo Final, sino que además el carácter prevalente, tanto
funcional como temporal, evidencian una estructuración institucional atípica si se le compara con los demás
órganos jurisdiccionales colombianos.

Juristas extranjeros en su conformación

Tal como se indicó al inicio, el diseño inicial de la JEP se caracterizaba por una composición mixta similar a
los tribunales híbridos que se han creado recientemente en países como Timor Oriental, Camboya, Kosovo,
Sierra Leona y Líbano [41] . En ese sentido, el primer documento del Acuerdo Final contemplaba la siguiente
disposición al momento de jar la composición del Tribunal para la Paz: “Deberán elegirse 20 magistrados
colombianos, y además 4 extranjeros que actuarán en las Secciones en caso de ser solicitados. (…) En
el supuesto de incrementarse el número de magistrados, se aumentará proporcionalmente el número de
magistrados extranjeros” [42] . De forma similar se contemplaba la participación de jueces extranjeros en las tres
Salas de Justicia, pues se había acordado lo siguiente: “Respecto a la nacionalidad de los magistrados podrá
haber hasta dos magistrados extranjeros por Sala, a solicitud del compareciente” [43] .
Por otra parte, en el “Acuerdo de desarrollo del numeral 23 del ‘Acuerdo de creación de una jurisdicción
especial para la paz’ del 15 de diciembre de 2015”, propiamente en el punto 5.3, referente al acuerdo
complementario sobre el SIVJRNR, se rearmaba esta composición mixta de la magistratura tanto en el
Tribunal como en las Salas de Justicia: “En el Tribunal para la Paz ejercerán la magistratura un mínimo de 20
magistrados o magistradas colombianos y 4 magistradas o magistrados extranjeros. En las Salas de Justicia de
la Jurisdicción Especial para la Paz ejercerán la magistratura 18 magistradas o magistrados colombianos y 6
magistradas o magistrados extranjeros”. Además, en este mismo documento dentro del diseño del componente
investigativo y acusatorio de la JEP se jaba también la participación de scales extranjeros de la siguiente
forma: “La Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz estará integrada por
un mínimo de dieciséis (16) scales, de los cuales doce (12) serán de nacionalidad colombiana y cuatro (4)
serán de nacionalidad extranjera”.
La inclusión de jueces y scales extranjeros dentro de la JEP fue requerida principalmente por las FARC-
EP como una garantía adicional de independencia, a lo cual el Gobierno no se opuso. En consecuencia, ambas
partes estimaron en el marco de la negociación que “la participación de jueces extranjeros garantizaría la
compatibilidad de la jurisprudencia con los estándares internacionales” [44] .
Si bien la concreción de la participación institucional de extranjeros en calidad de magistrados tanto del
Tribunal como de las Salas hubiese sido un elemento que le hubiera acercado más a la naturaleza institucional
propia de tribunales mixtos, el desmonte de estos jueces y scales extranjeros y la readaptación institucional
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de la JEP a partir del segundo y denitivo Acuerdo de Paz, no desdibujó del todo las particularidades jurídicas
e institucionales de estos nuevos órganos jurisdiccionales asociadas con el derecho internacional. Así se
evidencia, por ejemplo, con la conservación de la participación de juristas extranjeros dentro de las labores de
esta nueva jurisdicción, si bien ya no como magistrados, sí al menos bajo la gura de amicus curiae [45] .
Tal como lo resaltan Ambos y Aboueldahab, la gura del amicus curiae es “ampliamente reconocida por los
tribunales de derecho (penal) internacional”, donde el amici se caracteriza por su participación independiente
dentro de los procesos, proporcionando “información especializada sobre cuestiones pertinentes en casos en
los que se requiera de sus conocimientos especializados”, con el propósito de “facilitar la apropiación por
parte de los magistrados de los tribunales de elementos de juicio, información y valoraciones que puedan ser
necesarias para la toma de alguna decisión en sus procesos” [46] .
Las particularidades con que quedó consignada esta gura no solo en el Acuerdo Final, sino también en
la reforma constitucional que le dio vida a la JEP, hacía pensar que mediante esta nueva gura se cumplía
incluso “un papel cuasi-judicial” [47] . Pues bien, además de las singularidades relacionadas con la restricción
numérica de amicis, así como de los requisitos y proceso de selección de estos por parte del mismo Comité
de Escogencia que seleccionó a los magistrados, existía una expresión normativa en los incisos 2.° y 3.º del
artículo transitorio 7 del artículo 1 del AL 01 de 2017 que señalaba: “[c]uando se requiera la intervención de
los juristas extranjeros, estos participarán en los debates de la Sección o [Sala] en la que se hubiera requerido
su intervención, en las mismas condiciones que los magistrados, pero sin derecho de voto”.
Esta disposición constitucional facultaba a los juristas extranjeros para hacer parte de los procesos
deliberativos y decisorios (presenciales) de las Secciones y Salas en las mismas condiciones de los magistrados
titulares, con la única salvedad de que no contaban con derecho a voto, el cual se reservaba a los
magistrados (colombianos). Sin embargo, esta facultad de los amicis fue declarada inexequible por la Corte
Constitucional, la cual estimó que por esta vía se “invade y obstruye la realización de la labor judicial” [48] , y
con ello condujo a que los amicis estén formalmente en la normativa constitucional, legal e interna de la JEP
[49]
, pero que en la práctica no cumplan el papel que se preveía en el Acuerdo Final.

Proceso de selección por comité de escogencia internacionalizado

Además de la gura extraordinaria del amicus curiae, la conformación de los órganos jurisdiccionales de la
JEP se diferencia signicativamente de los demás tribunales ordinarios de justicia que existen en Colombia,
por la especialísima forma en que fueron seleccionados no solo sus jueces y amicis que hacen parte de la
magistratura, sino también el director de la Unidad de Investigación y Acusación y el Secretario Ejecutivo
de esta jurisdicción.
En efecto, el proceso de creación no solo de la JEP, sino de todo el SIVJRN implicó a la vez el diseñó de
un Comité de Escogencia (mixto) mediante el Decreto (con fuerza de ley) 587 de 2017, el cual siguió las
orientaciones dadas por el parágrafo 1° del art. transitorio 7 del artículo 1 del AL 01 de 2017 para la escogencia
de los altos funcionarios de la JEP, de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y de la Unidad de
Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Este Comité de Escogencia que cumplió un papel transitorio, autónomo e independiente estuvo
conformado por tres miembros extranjeros y dos nacionales, lo cual develó una signicativa representación
de actores de la comunidad internacional en el proceso objetivo de conformación de la JEP. Lo anterior de
conformidad con el art. 2 del decreto que establecía que los miembros de este Comité serían los delegados
designados por: (i) la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, (ii) el Secretario General de Naciones Unidas,
(iii) la Comisión Permanente del Sistema Universitario del Estado, (iv) el presidente de la Corte Europea
de Derechos Humanos, y (v) la delegación en Colombia del Centro Internacional de Justicia Transicional
(ICTJ) [50] .
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Apartándose del tradicional modelo de escogencia por cooptación con el que se eligen los magistrados de
la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, así como también del especialísimo procedimiento
de selección de magistrados de la Corte Constitucional por parte del Senado luego de evaluar las ternas que
envían el Presidente de la República, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado, el Comité de
Escogencia adelantó su labor bajo un proceso transparente realizado a partir de una convocatoria pública y
mediante el empleo de medios tecnológicos incluyentes de consulta y participación. Además, este proceso de
selección estuvo condicionado normativamente a que cada escogencia se debía dar por una “mayoría de 4/5
de los miembros participantes en la votación, con un sistema de votación que prom[ovió] el consenso” [51] .

Estructura integral y autónoma

Más allá de la creación de un tribunal o de unas salas especializadas, lo acordado en La Habana cimentó
toda una jurisdicción autónoma, ad hoc y ex post facto, para resolver la situación jurídico penal de los
excombatientes; e investigar, juzgar y determinar la responsabilidad penal individual de las más graves
violaciones a los derechos humanos ocurridas en casi medio siglo de guerra irregular. De conformidad con el
AL 01 de 2017, la JEP cuenta con un régimen legal propio y con autonomía administrativa, presupuestal y
técnica y todos sus órganos en conjunto administran justicia de manera transitoria y autónoma, orientados
por los objetivos constitucionales de: (i) satisfacer el derecho de las víctimas a la justicia; (ii) ofrecer verdad a
la sociedad colombiana; (iii) proteger los derechos de las víctimas; (iv) contribuir al logro de una paz estable
y duradera; y (v) adoptar decisiones que otorguen plena seguridad jurídica a quienes participaron de manera
directa o indirecta en el conicto armado interno [52] .
Desde el ámbito judicial, a la JEP se le han conferido tres misiones funcionales: la acusatoria, la
jurisdiccional y la de vigilancia [53] . De conformidad con lo señalado por la Corte Constitucional, cada una
de estas funciones tiene una delimitación temporal; en este sentido, advierte la Corte que
[e]l artículo transitorio 15 determina que el plazo para la función acusatoria es de 10 años contados a partir de la entrada
efectiva en funcionamiento de la totalidad de las salas y secciones de la JEP, y que el de la función jurisdiccional es de cinco
años adicionales, plazo este que en todo caso puede ser prorrogado mediante ley, a solicitud de los magistrados, y que la
Sección de Estabilidad y Ecacia puede constituirse en cualquier momento. [54]

Los mismos plazos están contemplados en la Ley Estatutaria de Administración de Justicia de la JEP, la
cual además precisa que “la conclusión de las funciones y objetivos misionales de la JEP, en cualquiera de sus
salas o secciones, no podrá ser superior a 20 años” [55] .
En este sentido, la JEP no puede entenderse como una corporación de la misma forma en que son vistas
a nivel nacional altos tribunales como la Corte Constitucional, el Consejo de Estado o la Corte Suprema
de Justicia o a nivel internacional la Corte Interamericana de Derechos Humanos o el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos. La JEP es algo más grande y estructurado que una corporación, representa una
jurisdicción completa que agrupa a un conjunto de órganos, en donde el Tribunal para la Paz obra como
alta corte, siendo la máxima instancia de esta jurisdicción y, por consiguiente, actúa como órgano judicial de
cierre[56]. Así lo ha señalado expresamente la jurisprudencia constitucional al señalar que la JEP
conforme al artículo transitorio 7 del Acto Legislativo 01 de 2017, está conformada por tres Salas, el Tribunal para la Paz,
la Unidad de Investigación y Acusación y la Secretaría Ejecutiva. Adicionalmente, dispone de una instancia de gobierno. De
esta manera, la JEP no es una Corporación, sino que es una jurisdicción con diferentes órganos, cuyo órgano de cierre es el
Tribunal para la Paz y dispone de unas características especiales asignadas por el Acto Legislativo 01 de 2017. [57]

En este orden de ideas, los órganos jurisdiccionales de la JEP están encabezados por el Tribunal para la Paz[58]
que, además de ser el alto tribunal de la jurisdicción, es el único encargado del juzgamiento a través de
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sus cuatro Secciones. Dos de estas Secciones son de Primera Instancia y su conocimiento varía en función del
reconocimiento o no de responsabilidad de los comparecientes, lo cual a su vez demarca el tipo de juzgamiento
que se adelantará a través de procesos dialógicos o adversariales, respectivamente [59] . Una Sección de Revisión
a la cual se le han asignado un conjunto de funciones particulares como, por ejemplo, la de dirimir conictos
de competencia dentro de la JEP o de resolver las solicitudes de garantía de no extradición, pero que, ante
todo, enfoca su labor en los procedimientos judiciales de revisión de sentencias y de sustitución de sanciones
propias del SIVJRNR en los casos donde ya hay condenas por conductas no amnistiables ni renunciables de
persecución penal [60] . También hay una Sección de Apelación que ejerce como segunda instancia de las Salas
y Secciones y que, además, ha sido encomendada legalmente como órgano de cierre hermenéutico de la JEP
[61]
. Finalmente, se le conere al Tribunal para la Paz la labor de cumplimiento y observancia de las decisiones
judiciales que tome la JEP a través de la aún no instalada Sección de Estabilidad y Ecacia [62] .
Junto con el Tribunal para la Paz, la magistratura de la JEP está conformada por otros tres órganos
jurisdiccionales que son las Salas de Justicia de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de
Determinación de los Hechos y Conductas [63] , de Amnistía o Indulto [64] y de Denición de Situaciones
Jurídicas [65] . Estas Salas de Justicia fueron creadas para coadyuvar en la resolución de la situación jurídica de
los comparecientes, aunque sin asignárseles funciones de juzgamiento [66] . Por esta razón, las Salas de Justicia
no emiten sentencias ni autos conducentes a determinar responsabilidad penal, sino que su labor de denir
situaciones jurídicas la adelanta mediante resoluciones judiciales.
Tal como lo establece el ordenamiento constitucional y lo ha reiterado la jurisprudencia constitucional, esta
nueva jurisdicción no solo se conforma por los cuatro órganos jurisdiccionales autónomos que estructuran la
magistratura, sino que además han sido creados constitucionalmente la Unidad de Investigación y
Acusación[67], que es el órgano encargado de realizar las investigaciones judiciales correspondientes y de
adelantar el ejercicio de la acción penal dentro de la JEP, así como la Secretaría Ejecutiva que no es
considerada como un órgano, sino como una institución constitutiva de la JEP[68] que está encargada de la
administración, gestión y ejecución de sus recursos[69].
Pese a la pluralidad de órganos constitucionales que convergen en la JEP con f unciones dif erentes y
autónomas, esta jurisdicción se encuentra representada externamente en una sola gura, creada igualmente
por norma constitucional, que es la Presidencia de la JEP [70] . El magistrado que asume la presidencia de la
JEP no representa solamente al Tribunal para la Paz como corporación judicial máxima dentro de esta
jurisdicción y a toda la magistratura en su conjunto, incluyendo a las tres Salas de Justicia, sino que su
representación además comprende a todo el conjunto de instituciones constitucionales de la JEP. Lo
mismo sucede con el Órgano de Gobierno de la JEP, el cual toma las principales decisiones
administrativas del conjunto de órganos, instituciones y dependencias de toda la jurisdicción[71]. Estas
instituciones de rango constitucional que estructuran conjuntamente la JEP pueden verse en la gura 1.
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FIGURA 1.
Estructura institucional de la JEP
Fuente: elaboración propia

Aparte de estos órganos e instituciones constitucionales, la Ley Estatutaria de Administración de Justicia de


la JEP establece la creación del Comité de Coordinación del SIVJRNR, el cual también se encuentra regulado
en el Reglamento Interno de la JEP [72] . Además, en el marco de la autonomía administrativa, presupuestal y
técnica conferida por la Constitución, la JEP ha diseñado un conjunto de dependencias y cuerpos colegiados
creados reglamentariamente. Estos son: el Grupo de Análisis de la Información (GRAI) y su Comité de
Dirección, la Secretaría Judicial, la Relatoría, la Comisión Territorial y Ambiental, la Comisión Étnica y la
Comisión de Género [73] .

Ubicación institucional por fuera del poder judicial tradicional

Junto a esta forma particular de estructuración interna y de representación externa, vale resaltar que la JEP
ha sido congurada como una jurisdicción especial y autónoma por fuera del poder judicial tradicional.
A diferencia del modelo diseñado mediante la Ley de Justicia y Paz, la JEP se encuentra al margen de la
tradicional rama judicial del poder público, componente de la arquitectura constitucional que agrupa a las
diferentes jurisdicciones, es decir, a la ordinaria, la contencioso administrativa, la constitucional e incluso la
especial de las comunidades indígenas, siendo la única excepción la jurisdicción penal militar que se encuentra
adscrita al poder ejecutivo [74] .
En efecto, la JEP se inserta en el sistema político del Estado colombiano dentro de una estructura
institucional independiente y temporal, en la que se edica el SIVJRNR en su conjunto, sistema que es ajeno
a cualquier poder público tradicional existente y que ha sido incorporado a través de un título transitorio
de la Constitución. La especicidad de la ubicación institucional de esta jurisdicción, la fuerte autonomía e
independencia que le ha dado el ordenamiento constitucional y los objetivos que le ha jado la Constitución
resaltan aún más los aspectos diferenciadores de los órganos jurisdiccionales de la JEP en relación con los
otros tribunales nacionales.
Por las razones anteriores, la Corte Constitucional ha precisado que el AL 01 de 2017
no solo alteró ex post el esquema regular de distribución de competencias jurisdiccionales, sino que, además, al hacerlo,
traslado sus competencias a un organismo creado ex post y ad hoc, separado del poder judicial, y estructurado a partir de
objetivos y principios diferentes de los que dieron lugar a la Rama Judicial en la Constitución. [75]

Justamente por esos rasgos propios dados por su carácter ad hoc y ex post facto, sumado a que fue producto
de la negociación política entre el Gobierno y las extintas FARC-EP, es que la Corte concluye que la JEP no
puede ser juez natural de terceros civiles, ni de agentes del Estado que no hayan sido miembros de la fuerza
pública [76] .
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Forma atípica en que adelanta su labor jurisdiccional

Además de estas características institucionales de la JEP que le diferencian del resto de instituciones que
hacen parte del poder judicial colombiano, se debe agregar un aspecto relevante en relación con su quehacer
jurisdiccional. Respecto al conocimiento de los casos de su competencia, el trámite de los procesos no inicia,
ni se adelanta bajo la tradición procesal del ejercicio de la acción penal que ejerce de ocio la Fiscalía o que
adelanta ésta luego del conocimiento de la noticia criminal mediante denuncia, querella o petición especial,
tal como sucede en la justicia penal ordinaria [77] .
Efectivamente, la JEP “no recibe ni tramita denuncias individuales”, así lo ha indicado la Corte
Constitucional, aunque reriéndose a un caso concreto de una persona que presentó una acción de tutela
contra la JEP en la que planteaba poner en conocimiento su situación como presunta víctima. Entre otras
cosas, advierte la Corte:
En rigor, la Jurisdicción Especial para la Paz no recibe ni tramita denuncias individuales de presuntas víctimas. Estas
deben promoverse y adelantarse ante la Fiscalía General de la Nación (…). En ese orden, quien desee acceder a la JEP, en
calidad de víctima, debe hacerlo inicialmente mediante los informes colectivos correspondientes, presentados a la Sala de
Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas, de conformidad con la Ley
1922 de 2018 por medio de la cual se adoptaron las reglas de procedimiento de esa jurisdicción. [78]

Por el contrario, los casos de determinación de responsabilidad inician a través de un sosticado y


complejo proceso, donde interactúan varios órganos de la JEP como la Sala de Reconocimiento de Verdad,
de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas, la Unidad de Investigación y Acusación
y el Tribunal para la Paz. La forma en que la JEP adelanta su labor jurisdiccional encaminada al juzgamiento
de las conductas parte de la actividad judicial llevada a cabo por la Sala de Reconocimiento, la cual desarrolla
un papel muy similar al que tiene una Pre-Trial Chamber en un tribunal penal internacional.
Las funciones de la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los
Hechos y Conductas [79] se centran principalmente en decidir si las conductas atribuidas son competencia del
sistema, en recibir y agrupar informes de determinadas entidades estatales y de organizaciones de víctimas y de
derechos humanos, recibir declaraciones de aporte de verdad y reconocimiento, para luego, a partir del análisis
de todo lo anterior, decidir si emite resolución de conclusiones para que los (macro)casos (priorizados) sean
judicializados mediante el principio dialógico que rige los procesos que tienen lugar en la Sección de Primera
Instancia con Reconocimiento del Tribunal para la Paz. O, de manera alternativa, decidir si somete a la UIA
las conductas no reconocidas para que esta ejerza la acción penal dentro de la JEP y adelante la respectiva
acusación dentro de un proceso adversarial ante la Sección de Primera Instancia sin Reconocimiento del
Tribunal.

El derecho internacional aplicable para el ejercicio de sus funciones

Finalmente, se debe precisar que las fuentes normativas para la calicación jurídica de las conductas de
conocimiento de esta jurisdicción parten no solo del derecho (penal) nacional, sino que además abarcan las
normas del Derecho Internacional en lo concerniente a las reglas y principios contenidos en el DIDH, el
DIH y, sobre todo, el DPI [80] . Estos recogen conjuntamente instrumentos dirigidos a proteger y materializar
efectivamente los derechos humanos hasta llegar al ámbito de la responsabilidad individual [81] , lo cual
coadyuva a la labor de garantía jurisdiccional tanto de los derechos de los comparecientes, como de las
víctimas, al existir un cuerpo normativo más amplio, ajustado a los desarrollos internacionales y que implica
la aplicación favorable de disposiciones normativas nacionales e internacionales que hacen parte del bloque
de constitucionalidad.
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Sobre la potestad de los jueces de calicar las conductas de su conocimiento acudiendo al Derecho
Internacional, el texto constitucional establece:
La JEP al adoptar sus resoluciones o sentencias hará una calicación jurídica propia del Sistema respecto a las conductas
objeto del mismo, calicación que se basará en el Código Penal Colombiano y/o en las normas de Derecho Internacional en
materia de Derechos Humanos (DIDH), Derecho Internacional Humanitario (DIH) o Derecho Penal Internacional (DPI),
siempre con aplicación obligatoria del principio de favorabilidad [82] .

En igual sentido está planteado en el art. 23 de la Ley 1957 de 2019, que reere al derecho aplicable
por parte del Tribunal para la Paz, las Salas de Justicia y la Unidad de Investigación y Acusación. Esta
disposición estatutaria retoma lo dispuesto en el texto constitucional, agregando en su inc. 2° que “[l]a
calicación resultante podrá ser diferente a la efectuada con anterioridad por las autoridades judiciales,
disciplinarias o administrativas para la calicación de esas conductas, por entenderse aplicable como marco
jurídico de referencia el Derecho Internacional”. Al respecto, la Corte Constitucional, en ejercicio de su
control normativo previo sobre esta norma, sostuvo que la constitucionalidad de esta disposición se funda
en: “[l]a importancia de que la Justicia Especial para la Paz cuente con instrumentos normativos del orden
nacional e internacional para sustentar sus decisiones en el marco constitucional de la justicia transicional en
Colombia, en relación con su ámbito competencial” [83] .
Aparte del papel que juega el derecho internacional en el derecho sustantivo aplicable en la JEP para la
calicación jurídica, las reglas de procedimiento de esta jurisdicción señalan en su cláusula remisoria que, en
el ámbito del derecho adjetivo aplicable, en todos los procesos que se adelanten ante la JEP sobre víctimas de
violencia basada en género, en especial de violencia sexual, se debe proceder “de conformidad con lo previsto
en el bloque de constitucionalidad [y] las Reglas de Procedimiento y Prueba del Estatuto de Roma” [84] . Con
ello, la Ley 1922 de 2018 establece la posibilidad de remitirse a disposiciones normativas procedimentales y
probatorias que hacen parte del DPI para ser aplicadas en los procesos que se adelanten en la JEP.
Si bien la aplicación directa y autónoma de derecho internacional para la calicación jurídica puede
resultar problemática debido a que su uso directo sin adaptación ni articulación jurídica al ordenamiento
penal colombiano podría generar afectaciones a principios como el de legalidad, en casos —por ejemplo—
del empleo retroactivo de la gura de responsabilidad por el mando para fundamentar la responsabilidad
penal individual [85] , la posibilidad de recurrir al derecho internacional tanto sustantivo como adjetivo, de
conformidad con lo permitido por las disposiciones constitucionales y legales citadas, pareciera que adquiere
una nueva connotación práctica que va más allá de la usual aplicación judicial del mismo mediante las ya
conocidas guras del bloque de constitucionalidad y del control de convencionalidad.
Esto se puede deducir no solo de la especicidad de las normas citadas, sino también de la postura jada por
la Sección de Apelación mediante sentencia interpretativa, en la que precisa, entre otras cosas, que mediante
este tipo de sentencias —con fuerza jurídica vinculante— da uniformidad interpretativa a la aplicación de
disposiciones contenidas en instrumentos internacionales sobre derechos humanos, derecho penal y derecho
internacional humanitario, que suelen ser normas jurídicas de textura abierta [86] .

Conclusiones

Con base en lo planteado en este artículo de reexión, es posible sostener que tanto el Tribunal para la Paz
como las Salas de Justicia de la JEP son órganos jurisdiccionales que han sido creados atendiendo a una rica
y progresiva herencia nacional e internacional en la estructuración de instituciones que buscan judicializar
las más graves violaciones de derechos humanos. La JEP constituye el primer escenario judicial negociado y
acordado políticamente para superar un conicto armado de carácter no internacional, que ha sido creado en
fecha posterior a la raticación del Estatuto de Roma.
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Con el diseño de la JEP se ha innovado en términos de ingeniería constitucional debido a su atípica y


compleja estructuración institucional, en donde el Tribunal para la Paz, sin ser en estricto sentido jurídico un
tribunal híbrido o mixto, se acerca más en términos estructurales, institucionales y funcionales a estos que a
los tribunales ordinarios de la justicia nacional.
Debido a las particularidades de la negociación y de la fuerte inuencia de los desarrollos dados por el
derecho internacional, este ha sido el primer escenario de pacicación que ha tenido Colombia, en el que se
han atendido considerablemente estándares internacionales dirigidos no solo a la persecución penal de los
crímenes más representativos y, en especial, de sus máximos responsables, sino también a la concesión más
amplia de amnistía bajo un estricto modelo de perdones responsabilizantes y condicionados. Dentro de este
sistema integral y holístico de justicia transicional, el régimen de condicionalidad pasa a ser el principal prisma
jurídico que irradia todos los componentes judiciales y extrajudiciales del SIVJRNR del cual hace parte la
JEP. Este régimen es una garantía jurisdiccional para la materialización efectiva de los derechos de las víctimas
a la verdad, justicia, reparación y no repetición.
Se debe advertir, además, que la JEP no hace justicia solo para los colombianos, sino que atiende a un
mandato y a un deber supranacional de persecución penal de crímenes consensuados por la comunidad
internacional, que, por lo tanto, ofenden y agravian a la especie humana más que a los nacionales de un solo
país. Los crímenes que persigue, si bien han sido perpetrados en Colombia y han afectado principalmente
a los colombianos, estremecen y preocupan a todos los miembros del sistema universal de protección de
derechos humanos y despiertan la solidaridad de diferentes naciones. A tal punto de que varios Estados
han acompañado y hasta nanciado la puesta en funcionamiento de la JEP y varios foros internacionales —
inclusive el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas— han sido epicentro de pronunciamientos que han
respaldado tanto el proceso de paz, como la implementación del sistema integral y de esta jurisdicción.
Si estos crímenes no son investigados ni juzgados en esta instancia nacional, pueden llegar a escenarios
internacionales y foráneos, en donde se podría reclamar el conocimiento de estos, bien sea por la
complementariedad que pueda activar la Corte Penal Internacional o porque un tercer Estado en virtud del
principio de jurisdicción universal así lo considere. Pues bien, dentro del sistema de justicia penal internacional
contemporáneo, estructurado en tres niveles [87] , el Estado territorial y el Estado del procesado tienen
conocimiento prioritario (primer nivel), pero de manera secundaria se asigna competencia complementaria a
la CPI (segundo nivel), así como también a terceros Estados con fundamento en el principio de jurisdicción
universal (tercer nivel) [88] . En este contexto, la JEP representa indudablemente una institución del orden
nacional que ha sido creada para que el Estado territorial (en el primer nivel) aborde de manera especializada,
preferente y prevalente esta tarea de juzgar los crímenes más representativos acontecidos en el conicto.
En suma, la JEP busca emular la labor de los tribunales internacionales y mixtos en la tarea de juzgar los
crímenes más representativos que han acontecido en el conicto armado colombiano en el marco de lo que se
ha denominado la lucha universal contra la impunidad. Esta jurisdicción reúne a un conjunto de órganos sui
generis a la luz del derecho nacional e internacional, los cuales desplazan en el conocimiento de las conductas
asociadas con el conicto a la justicia ordinaria y a sus órganos jurisdiccionales, que, por regla general, habían
tenido competencia sobre estos asuntos hasta el 1° de diciembre de 2016.

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Notas

[1] Así se desprende del Acuerdo Final, núm. 5.1. Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, b.
Componentes, y del Acto Legislativo 01 de 2017 en su art. 5.
[2] Esto se rearma especialmente en los artículos 2 y 29 de la Ley Estatutaria de la JEP. En el primero de ellos se aclara: “El
componente de justicia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR) se denomina
Jurisdicción Especial para la Paz. Los objetivos del componente de justicia del SIVJRNR son satisfacer el derecho de
las víctimas a la justicia, ofrecer verdad a la sociedad colombiana, proteger los derechos de las víctimas, contribuir al
logro de una paz estable y duradera, y adoptar decisiones que otorguen plena seguridad jurídica a quienes participaron
de manera directa o indirecta en el conicto armado interno, en especial respecto a hechos cometidos en el marco del
mismo y durante este que supongan graves infracciones del Derecho Internacional Humanitario y graves violaciones de
los Derechos Humanos”. En la segunda disposición mencionada se alude al “Deber del estado de investigar, esclarecer,
perseguir y sancionar”, especicando que: “En materia de justicia, conforme al DIDH, el Estado colombiano tiene el
deber de debida diligencia en la investigación, esclarecimiento, persecución y sanción de las graves violaciones del DIDH
y las graves infracciones del DIH”. Al respecto, véase también: Diego Tarapués, El sistema integral de justicia transicional
y sus mecanismos para satisfacer el derecho a la justicia de cara al deber estatal de investigar, juzgar y sancionar, en
Justicia Transicional, Reforma Constitucional y Paz: Reexiones sobre la Estrategia Integral de Justicia Transicional en
Colombia, 175 (D. Tarapués, Ed., Editorial USC, 2017).
[3] Sobre la creación de las Salas de Justicia y Paz dentro de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial, véase: Kai Ambos,
Florian Huber, Rodrigo A. González-Fuente Rubilar & John E. Zuluaga Taborda, Procedimiento de la Ley de Justicia y
Paz (Ley 975 de 2005) y Derecho Penal Internacional. Estudio sobre la facultad de intervención complementaria de la
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für Technische Zusammenarbeit (GTZ) GmbH, 2010).
[4] Sobre la Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz de la Fiscalía General de la Nación véase: Kai Ambos, op.
cit., 38 y 39.
[5] En detalle véase: Kai Ambos, Florian Huber, Rodrigo A. González-Fuente Rubilar & John E. Zuluaga Taborda, op. cit.
[6] Al respecto, véase Acto Legislativo 01 de 2012 [Congreso de Colombia]. Por medio del cual se establecen instrumentos
jurídicos de justicia transicional en el marco del artículo 22 de la Constitución Política; Diego Tarapués, op. cit., 170 y ss.
y Gustavo Cote & Diego Tarapués, El Marco Jurídico para la Paz y el Análisis Estricto de Sustitución de la Constitución
realizado en la Sentencia C-579 de 2013, en Justicia de Transición y Constitución, 197 y ss. (Kai Ambos ed., Temis,
Cedpal & KAS, 2014).
[7] Sobre los tribunales ad hoc de Núremberg, para el Lejano Oriente, para la ex Yugoslavia y para Ruanda, que han sido
modelos de justicia impuesta, así como de tribunales ex post facto de naturaleza hibrida y que han sido consensuados
entre las diferentes naciones y organismos internacionales, véase I Kai Ambos, Treatise on International Criminal Law:
Foundations and General Part, 40 y ss. (Oxford University Press, 2013); Gerhard Werle, Tratado de Derecho Penal
Internacional (Tirant lo blanch, 2° ed., 2011) y Gerhard Werle & Florian Jessberger, Principles of international criminal
law, 1 y ss. (Oxford University Press, 3.a ed., 2014).
[8] Es decir, el diseño contemplado en lo que fue el documento del primer Acuerdo Final suscrito el 26 de septiembre de
2016, el cual fue objeto de refrendación directa por la ciudadanía mediante el plebiscito por la paz el día 2 de octubre
de ese año; refrendación donde se sobrepuso el “No” y que generó un espacio de renegociación antecedido por acuerdos
alcanzados con los representantes del sector que ganó el plebiscito. Este modelo, que apuntaba a una especie de tribunal
mixto con la inclusión de jueces extranjeros, fue el acordado inicialmente por las partes que adoptaron el acuerdo parcial
sobre justicia transicional y víctimas alcanzado en la mesa de negociaciones de La Habana en septiembre de 2015 y que
hizo parte del Acuerdo de Víctimas fechado el 15 de diciembre de 2015.
[9] Al respecto véase, por ejemplo: Aaron Fitchtelberg, Hybrid tribunals: a comparative examination, 75 y ss. (Springer,
2015); Caitlin Carroll, Hybrid Tribunals are the Most Effective Structure for Adjudicating International Crimes Occurring
Within a Domestic State, Law School Student Scholarship Paper, n.° 90, 1-30 (2013); Kai Ambos & Mohammed
Othman (eds.), New Approaches in International Criminal Justice (Freiburg im Breisgau, 2003); Kai Ambos, op. cit.,
40 y ss.; III Kai Ambos, Treatise on International Criminal Law: International Criminal Procedure, 30 y ss. (Oxford
University Press, 2016).
[10] Werle enfatiza en que el más “internacional” de estos tribunales es el Tribunal Especial (Special Court) para Sierra Leona,
creado en virtud de un acuerdo celebrado entre las Naciones Unidas y Sierra Leona en 2002. Señala que el propio tribunal
en decisión de mayo 31 de 2004 (Taylor, AC, parágrafo 42), se autoreconoció como tribunal internacional, a lo que se
suma que “es una entidad con personalidad jurídica propia, distinta de –y con primacía sobre– los tribunales nacionales
de Sierra Leona”. Cfr. Gerhard Werle, op. cit., 191 y ss. y Gerhard Werle & Florian Jessberger, op. cit., 95 y ss.
[11] Gerhard Werle, op. cit., 191 y 197.
Diego Fernando Tarapués Sandino. El Tribunal para la Paz y las Salas de Justicia de la JEP ...

[12] Caitlin Carroll, op. cit., 25 y 26.


[13] Cfr. art. transitorio 22 del art. 1 del Acto legislativo 01 de 2017 [Congreso de Colombia]. Por medio del cual se crea
un título de disposiciones transitorias de la constitución de una paz estable y duradera y se dictan otras disposiciones.
4 de abril de 2017; y Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-080 de 2018, núm. 4.2. Análisis constitucional
del articulado.
[14] Esto de conformidad con el inciso 1° del art. transitorio 12 del art. 1 el AL 01 de 2017. Sin embargo, hay que resaltar
que, en una aparente contradicción a este precepto fundamental, la Ley 1922 de 2018 en su art. 1° ha establecido que
se debe respetar y garantizar la “(…) libertad de escoger profesional del derecho con acreditación, que se encuentra
legalmente autorizado por la legislación colombiana para apoderar a personas que deban acudir ante autoridad judicial
o administrativa”.
[15] Los recursos que se han empleado para la puesta en marcha de la JEP provenían del Fondo Multidonante para el
Posconicto (de enero a octubre de 2017) y del Fondo Colombia en Paz (de noviembre de 2017 a marzo de 2018). Sobre
los detalles de estos fondos y la elevada contribución de la cooperación internacional para poner en funcionamiento a la
JEP, véase: Informe Fuentes de nanciación ejecución recursos Jurisdicción especial para la paz. https://www.jep.gov.co
/Sala-de-Prensa/Paginas/Informe-Fuentes-de-financiaci%C3%B3n-ejecuci%C3%B3n-recursos-JEP.aspx (6 de abril de
2018); UN Multi-Partner Trust Fund for Sustaining Peace in Colombia. https://www.mptf.undp.org/factsheet/fund/
4CO00; Fondo Colombia en Paz. https://www.posconflicto.gov.co/consejeria/Paginas/Fondo-Colombia-en-Paz.aspx
(5 de abril de 2018). En general, sobre el amplio respaldo de la comunidad internacional véase: Comisión Internacional
de Juristas, Colombia: Jurisdicción Especial para la Paz, análisis a un año y medio de su entrada en funcionamiento
(International Commission of Jurists, 2019)
[16] Este tipo de rasgos distintivos ha servido para evaluar la naturaleza institucional de otros órganos jurisdiccionales como
tribunales constitucionales, véase, por ejemplo: La naturaleza institucional del Tribunal Constitucional en América del
Sur142 y ss. ( JGHG Publicaciones& Editorial USC, 2008).
[17] Al respecto, véase lo referente al Acuerdo de Paz en Colombia como un “Acuerdo Especial” según el DIH en Eduardo
Pastrana, Comentario al art.1, en Ley de Amnistía: Comentario completo y sistemático (Ley 1820 de 2016), 3-23 (K.
Ambos & G. Cote, Ed., Temis, Cedpal, Capaz & KAS, 2019).
[18] Esto a la luz del concepto desarrollado por Bell sobre la “ley de los pacicadores” que comprende las innovaciones
jurídicas derivadas de procesos de negociación y acuerdos de paz donde se forjan adaptaciones jurídicas internacionales
y constitucionales para la superación de conictos armados. Cfr. Christine Bell, On the law of peace: peace agreements
and the lex pacicatoria (Oxford University Press, 2008).
[19] Rodrigo Uprimny, Las enseñanzas del análisis comparado: procesos transicionales, formas de justicia transicional y el
caso colombiano, en ¿ Justicia transicional sin transición? Verdad, justicia y reparación para Colombia, 21-32 (Rodrigo
Uprimny et al. eds., Dejusticia, 2006).
[20] Rodrigo Uprimny, op. cit., 32-38.
[21] Rodrigo Uprimny, op. cit., 24 y ss.
[22] Declaración de principios (s. f.).
[23] Inc. 8° del art. transitorio 5° del art. 1 del AL 01 de 2017, arts. 14, 33 y 50 de la Ley 1820 de 2016, arts. 67 y 69 de la Ley
1922 de 2018 y art. 20 de la Ley 1957 de 2019. Véase también SRVR de la JEP, auto 061 de 2019, párr. 56 y ss.
[24] Acuerdo parcial sobre las Víctimas del Conicto (s. f.).
[25] Raúl Sánchez (ed.), Marco normativo de la Jurisdicción Especial para la Paz ( JEP), 15-16 (Tirant lo blanc, 2019).
[26] Al respecto, véase: Juan Manuel Santos, La batalla por la paz, 475-478 (Planeta, 2019)
[27] Cfr. art. transitorio 19 del art. 1 del AL 01 de 2017 y Tribunal para la Paz. Sentencia SRT-AE 030 de 2019, párr. 152 y ss.
[28] Así lo ha dicho la Corte Constitucional al revisar la constitucionalidad de los artículos transitorios 16 y 17 del AL 01 de
2017: “No ocurre lo propio, sin embargo, en relación con quienes no tienen la calidad de combatientes y no se someten
voluntariamente a la Jurisdicción Especial para la Paz, ni en relación con los destinatarios de los fueros constitucionales.
En relación con estos sujetos, el acceso forzoso a la JEP sí suprime la garantía del juez natural, en la medida en que,
por un lado, se dispuso un traslado de atribuciones de la jurisdicción ordinaria a la JEP, en asuntos que comprometen
directamente la libertad individual por referirse a la investigación y sanción de los delitos, y en la medida en que, por
consiguiente, bajo el nuevo modelo competencial se produjo una alteración de ex post y ad hoc de las reglas de competencia,
del órgano judicial, y del régimen jurídico al que se encuentran sometidos dichos sujetos, en relación con las infracciones
cometidas en el marco del conicto armado antes del 1º de diciembre de 2016”, Corte Constitucional de Colombia.
Sentencia C-674 de 2017, punto 5.5.2.4.
[29] En efecto, la Corte ha señalado que la JEP es el juez de los ex combatientes del conicto armado y ha precisado que la
introducción de este nuevo juez no viola la garantía del juez natural ni el debido proceso en general. Al respecto arma
la Corte: “El debido proceso es entonces, aun en la justicia transicional «piedra angular» irremplazable, y si bien es
cierto puede exibilizarse en aspectos tales como los términos judiciales o la creación de órganos de judicialización entre
otros, no podría anular los aspectos que conforman su núcleo esencial, en ese sentido, aun cuando se encuentre que la
Vniversitas, 2020, vol. 69, ISSN: 0041-9060 / 2011-1711

creación de una nueva institucionalidad no desconoce la Constitución ni el parámetro del Juez natural, lo cierto es que,
ese nuevo juez –ahora el natural de los ex combatientes- deberá respetar al interior de todas sus actuaciones, el debido
proceso y la legalidad especial y transicional que regula sus actos”, sentencia C-112 de 2019, párr. 48. Asimismo, al revisar
la constitucionalidad del AL 01 de 2017 sostuvo: “la creación de una nueva jurisdicción para el juzgamiento de los delitos
cometidos en el marco del conicto armado no anula la garantía del juez natural”, Corte Constitucional de Colombia.
Sentencia C-674 de 2017, punto 5.5.2.1.
[30] Al respecto, véase, por ejemplo: Tribunal para la Paz, auto TP-SA 020 de 2018, párr. 16 y ss., 78 y ss.
[31] Inc. 1° del art. trans. 5 del art. 1 del AL 01 de 2017. La misma disposición normativa se reproduce en el art. 8 de la Ley
Estatutaria de la JEP.
[32] Inciso 1° del art. transitorio 5 del art. 1 del AL 01 de 2017 y arts. 63 y 64 de la Ley 1957 de 2019.
[33] Inciso 1° del art. transitorio 5 del art. 1 del AL 01 de 2017 y art. 65 de la Ley 1957 de 2019.
[34] Inciso 1° del art. transitorio 5 y art. transitorio 23 del art. 1 del AL 01 de 2017 y art. 62 de la Ley 1957 de 2019.
[35] Véase: Tribunal para la Paz, autos TP-SA 020, 048, 068 y 070 de 2018.
[36] Inciso 1° del art. transitorio 6 del art. 1 del AL 01 de 2017.
[37] Cfr. Art. 36 de la Ley 1957 de 2019. También en el art. 7 de la Ley 1820 de 2016 se abordan los alcances del principio de
prevalencia, aunque como principio aplicable a la hora de jar el régimen de benecios de menor y mayor entidad que
consagra esta ley, los cuales “prevalecerán sobre las actuaciones de cualquier jurisdicción o procedimiento, en especial
sobre actuaciones penales, disciplinarias, administrativas, scales o de cualquier otro tipo, por conductas ocurridas en el
marco del conicto interno, por causa, con ocasión o en relación directa o indirecta a este”. Al respecto, véase Natalia
Silva, Comentario al art.7, en Ley de Amnistía: Comentario completo y sistemático (Ley 1820 de 2016), 80-85 (K.
Ambos & G. Cote, Ed., Temis, Cedpal, Capaz & KAS, 2019).
[38] Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-674 de 2017, punto 4.5.2.4. (xiii).
[39] Inciso 2° del art. transitorio 6 del art. 1 del AL 01 de 2017
[40] Acuerdo Final de Paz [Gobierno Nacional y FARC-EP]. Acuerdo nal para la terminación del conicto y la construcción
de una paz estable y duradera. 12 de noviembre de 2016, puntos 5.1.2, numerales 9, 15 y 33, pp. 145, 146 y 149; Corte
Constitucional de Colombia. Sentencia C-674 de 2017, punto 4.4.9.
[41] Kai Ambos clasica el modelo inicial de la JEP dentro de la misma categoría del Alto Tribunal Penal Iraquí (Iraqi
Higher Criminal Court) y del Tribunal de Crímenes Internacionales de Bangladesh (International Crimes Tribunal in
Bangladesh), ya que esos tres casos no se basan en un acuerdo bilateral con la ONU o con alguna organización regional
como sí sucede en los casos del Tribunal Especial para el Líbano (Special Tribunal for Lebanon), del Tribunal para el
Genocidio Camboyano (Extraordinary Chambers in the Court of Cambodia) o del Tribunal Especial para Sierra Leona
(Special Court for Sierra Leone), ni tampoco forman parte de una administración de transición de Naciones Unidas o de
una organización regional como en los casos de Timor Oriental con la ONU y de Kosovo con la Unión Europea. Cfr.
Kai Ambos, op. cit., 30-44 (2016).
[42] Acuerdo Final (versión inicial suscrita el 26 de septiembre de 2016), núm. 5.1.2. Justicia, párr. 65.
[43] Acuerdo Final (versión inicial suscrita el 26 de septiembre de 2016), núm. 5.1.2. Justicia, párr. 66.
[44] I Kai Ambos & Susann Aboueldahab, Juristas extranjeros en la jurisdicción especial para la paz: ¿un nuevo concepto de
amicus curiae?, en Contribuciones al Derecho Contemporáneo: Derechos Humanos y Justicia Transicional, 27 (Diego
Tarapués & Adolfo Murillo coords., Diké & Editorial USC, 2018). Estos autores también señalan que además del rol de
los “los jueces extranjeros para la salvaguarda del cumplimiento del derecho penal internacional, ellos también podrían
servir como escudo protector contra la inuencia e interferencia de la política doméstica”.
[45] Al respecto, el art. transitorio 7 del Acto Legislativo 01 de 2017 establece: “(…) El Tribunal para la Paz estará conformado
por un mínimo de 20 magistrados colombianos titulares. Además, se contará con 4 juristas expertos extranjeros que
intervendrán. Excepcionalmente, a solicitud de las personas sometidas a su jurisdicción o de ocio, la Sección que vaya a
conocer el caso pedirá la intervención, como amicus curiae, de hasta 2 juristas extranjeros de reconocido prestigio. Estos
últimos actuarán con la única nalidad de aportar un concepto o amicus curiae sobre la materia del caso bajo estudio, con
el n de obtener elementos de juicio o informaciones relevantes al caso”. La misma gura del amicus se contempla también
en la conformación de las Salas: “(…) se contará con 6 juristas expertos extranjeros. Excepcionalmente, a solicitud de las
personas sometidas a su jurisdicción o de ocio, la Sala que vaya a conocer el caso pedirá la intervención, como amicus
curiae, de hasta 2 juristas extranjeros de reconocido prestigio, con el n de emitir un concepto o amicus curiae sobre la
materia del caso bajo estudio, con el n de obtener elementos de juicio o informaciones relevantes al caso”. Sobre el cambio
de magistrados extranjeros a amicus extranjeros, véase en detalle: Kai Ambos & Susann Aboueldahab, op. cit., 26 y ss.
[46] Kai Ambos & Susann Aboueldahab, op. cit., 28 y 29.
[47] Kai Ambos & Susann Aboueldahab, op. cit., 32.
[48] En la Sentencia C-674 de 2017, párr. 5.4.11, la Corte sostuvo: “(…) la intervención de estos expertos extranjeros implica
introducir un elemento extraño en la función jurisdiccional, que altera de manera sustantiva las dinámicas de deliberación
y deliberación de un cuerpo jurisdiccional como la JEP”.
Diego Fernando Tarapués Sandino. El Tribunal para la Paz y las Salas de Justicia de la JEP ...

[49] Además del artículo transitorio 7 del artículo 1 del AL 01 de 2017, la gura del amicus curiae está regulado legalmente
en los arts. 98, 99, 101 y 108 de la Ley 1957 de 2019 e internamente en los arts. 43, 48 y 118 del Reglamento Interno
de la JEP, Acuerdo 01 de 2018.
[50] Los delegados designados fueron: José Francisco Acuña (Colombia), Diego García Sayán (Perú), Claudia Vaca
(Colombia), Álvaro Gil Robles (España) y Juan Méndez (Argentina), respectivamente.
[51] Decreto 587 de 2017. Por el cual se conforma el Comité de Escogencia para la selección de unos miembros del Sistema
Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVIRNR). 5 de abril de 2017, art. 6.
[52] Cfr. art. transitorio 5 del art. 1 del AL 01 de 2017.
[53] Tribunal para la Paz. Sentencia TP-SA-SENIT 01 de 2019, párr. 14.
[54] Corte Constitucional, sentencia C-674 de 2017, punto 5.4.9.
[55] Art. 34 de la Ley 1957 de 2019.
[56] De conformidad con el inciso 2° del art. transitorio 7 del art. 1 del AL 01 de 2017, el art. 90 de la Ley 1957 de 2019
y el art. 47 del Reglamento Interno de la JEP (Acuerdo 01 de 2018). Igualmente, así lo ha raticado la jurisprudencia
constitucional al señalar: “El Tribunal para la Paz es el órgano rector de la jurisdicción y máxima instancia de la JEP”,
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-674 de 2017.
[57] Corte Constitucional de Colombia, sentencia C-080 de 2018, 4.1.4. Estructura orgánica y características de la
Jurisdicción Especial para la Paz.
[58] El Tribunal para la Paz se creó por mandato de los incisos 1° y 2° del art. transitorio 7 del art. 1 del AL 01 de 2017. Véase,
igualmente, art. 91 de la Ley 1957 de 2019.
[59] Arts. 92 y 93 de la Ley 1957 de 2019.
[60] Art. 97 de la Ley 1957 de 2019.
[61] Arts. 25 y 96 de la Ley 1957 de 2019.
[62] Parágrafo del art. 91 de la Ley 1957 de 2019.
[63] Art. 79 de la Ley 1957 de 2019.
[64] Art. 81 de la Ley 1957 de 2019.
[65] Art. 84 de la Ley 1957 de 2019.
[66] Las Salas de Justicia fueron creadas por mandato de los incisos 1° y 3° del art. transitorio 7 del art. 1 del AL 01 de 2017.
[67] La UIA reúne a un equipo de scales e investigadores a cargo de un director, quien es autónomo en la conformación de su
equipo y en el desarrollo de sus funciones. La UIA de la JEP se creó por mandato de los incisos 1° y 5° del art. transitorio
7 del art. 1 del AL 01 de 2017.
[68] De conformidad con el art. 72 de la Ley 1957 de 2019 y el art. 6 del Reglamento Interno de la JEP, Acuerdo 01 de 2018.
[69] La SE agrupa a un conjunto de funcionarios administrativos que responden a la Secretaria Ejecutiva, quien es autónoma
en la conformación de su equipo y en el desarrollo de sus funciones. La SE de la JEP se creó por mandato de los incisos
1° y 9° del art. transitorio 7 del art. 1 del AL 01 de 2017.
[70] La Presidencia de la JEP se creó por mandato del inciso 1° del art. transitorio 7 del art. 1 del AL 01 de 2017. Asimismo,
véase el art. 6 del Reglamento Interno de la JEP, Acuerdo 01 de 2018.
[71] Si bien el Órgano de Gobierno de la JEP se crea formalmente por el art. 110 de la Ley 1957 de 2019 y por los arts. 12-17,
del Reglamento Interno de la JEP, Acuerdo 01 de 2018, el parágrafo 2° del art. transitorio 5 del art. 1 del AL 01 de 2017
ja las bases constitucionales respecto al gobierno y administración autónoma de esta jurisdicción.
[72] Art. 155 de la Ley 1957 de 2019 y arts. 124-126 del Reglamento Interno de la JEP, Acuerdo 01 de 2018.
[73] Respectivamente regulados en los arts. 70-74, arts. 75-81 y arts. 100-105 del Reglamento Interno de la JEP, Acuerdo
01 de 2018.
[74] Al respecto, véase Luis Orjuela, La competencia jurisdiccional entre la justicia penal militar y la justicia ordinaria (Ibáñez,
2018).
[75] Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-674 de 2017, punto 5.5.2.8.
[76] Al respecto, enfatiza la Corte: “En otras palabras, aunque en principio la creación de una instancia ad hoc y ex post
según las directrices de un acuerdo de paz suscrito entre el gobierno nacional y uno de los combatientes en el conicto
armado podría ser admisible en el presente escenario de transición de cara a la garantía del juez natural, lo es únicamente
en relación con los combatientes, pero no para someter de manera forzosa a los demás actores, y en particular, a los no
combatientes, como los terceros civiles, los agentes del Estado que no integran la fuerza pública, y los propios aforados
constitucionales”, Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-674 de 2017, punto 5.5.2.8.
[77] Cfr. Códigos de Procedimiento Penal, arts. 26 y ss. De la Ley 600 de 2000 y arts. 66 y ss. de la Ley 906 de 2004.
[78] Corte Constitucional de Colombia. Sentencia SU-139 de 2019, párr. 29.
[79] Véase art. transitorio 15 del art. 1 del AL 01 de 2017, arts. 27-27d de la Ley 1922 de 2018 y arts. 78-80 de la Ley 1957.
[80] Esto fue pactado en el núm. 19 de lo acordado en el punto 5.1.2. Justicia, donde se establece: “Para efectos del SIVJRNR,
los marcos jurídicos de referencia incluyen principalmente el Derecho Internacional en materia de Derechos Humanos
(DIDH) y el Derecho Internacional Humanitario (DIH). Las secciones del Tribunal para la Paz, las Salas y la Unidad
Vniversitas, 2020, vol. 69, ISSN: 0041-9060 / 2011-1711

de Investigación y Acusación, al adoptar sus resoluciones o sentencias harán una calicación jurídica propia del Sistema
respecto a las conductas objeto del mismo, calicación que se basará en el Código Penal colombiano y/o en las normas
de Derecho Internacional en materia de Derechos Humanos (DIDH), Derecho Internacional Humanitario (DIH) o
Derecho Penal Internacional (DPI), siempre con aplicación obligatoria del principio de favorabilidad”. Sobre el particular
véase: Acuerdo Final numerales 65, 66 y 68 del punto 5.1.2. junto con el “Acuerdo de desarrollo del numeral 23 del
‘Acuerdo de creación de una jurisdicción especial para la paz’ del 15 de diciembre de 2015”, propiamente en el punto 5.3
concerniente al acuerdo complementario sobre el “Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición”.
[81] Véase Kai Ambos, Protección de Derechos Humanos e internacionalización del derecho penal, Revista Penal, n.° 30,
3-12 (2012).
[82] Inc. 7° del art. trans. 5 del art. 1 del AL 01 de 2017.
[83] Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-080 de 2018, núm. 4.2. Análisis constitucional del articulado.
[84] Parágrafo del art. 72 de la Ley 1922 de 2018.
[85] Al respecto, véase el análisis crítico que sostiene Gustavo Cote sobre “por qué resultaría problemático aceptar que éstas
son normas penales sustanciales aptas para fundamentar autónomamente la responsabilidad penal individual, sobre todo
a luz de los principios de legalidad y culpabilidad”. Gustavo Cote, La responsabilidad por el mando en el Acuerdo de
Paz firmado por el Gobierno Colombiano y las FARC-EP: un análisis sobre la base del caso Bemba de la Corte Penal
Internacional, 15 Nuevo Foro Penal, n.° 92, 159 ss. y 177 (2019).
[86] En su primera sentencia interpretativa, la Sección de Apelación señala lo siguiente: “Los instrumentos internacionales
sobre derechos humanos, derecho penal y derecho internacional humanitario son de textura abierta en un sinnúmero de
materias. Para propiciar consensos, dejar margen a la regulación estatal y no lesionar desproporcionadamente la soberanía,
la comunidad internacional acuerda marcos generales. En consecuencia, la justicia transicional contempla cláusulas
normativas y diseños institucionales amplios, cuya concreción le corresponde a la JEP, en general, y a la SA, como instancia
de cierre hermenéutico. Por otra parte, aunque los derechos humanos se postulan como ideales ‘indivisibles’ –según la
Proclamación de Teherán– e ‘interdependientes’ –como lo proclama la Declaración de Viena–, la realidad evidencia que
en ocasiones están en conicto. Para alcanzar la aspiración de unidad, indivisibilidad e interdependencia se requiere un
esfuerzo interpretativo, que dentro de la JEP deben realizar todos sus órganos. Sin embargo, para darles uniformidad a sus
resultados puede acudirse a las Senit, con el n de asegurar en el universo de la JEP un patrimonio común de conceptos y
marcos operacionales enderezados a hacer efectivos los designios del derecho transicional”. Tribunal para la Paz, sentencia
TP-SA-SENIT 01 de 2019, párr. 22.
[87] Véase Kai Ambos, Internationales Strafrecht, Part II, sección 5, 97 y ss. (5° ed., Beck, 2018).
[88] En términos de Werle se trata de un “paralelismo entre mecanismos de aplicación directos e indirectos [que] puede llevar a
que tribunales nacionales e internacionales reclamen, al mismo tiempo, el ejercicio de su competencia para la persecución
penal”, Gerhard Werle, op. cit., 161.
* Artículo de reexión. Este artículo es producto del proyecto de investigación del CEDPAL (Alemania) denominado: “Ley
de Procedimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz: aciertos, debilidades y desafíos del derecho penal en contextos
de justicia transicional”.

Licencia Creative Commons CC BY 4.0


Cómo citar este artículo: Diego Fernando Tarapués Sandino, El Tribunal para la Paz y las Salas de Justicia
de la JEP como órganos jurisdiccionales sui generis, 69 Vniversitas (2020). https://doi.org/10.11144/Javeria
na.vj69.tpsj

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