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"Almas bajo el altar." Aquí la escena cambia de la tierra al cielo. Juan vio en el cielo, "bajo el
altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el
testimonio que tenían." Bajo el altar era que caía la sangre de los sacrificios en el Antiguo
Testamento. Por estas mismas dos razones Juan fue desterrado a Patmos.
Los mártires del período de la Iglesia pedían perdón para sus verdugos (Hech. 7:60); estos
clamaban por venganza, pues fueron martirizados en un tiempo de ira y de juicio. 6:10.
¿Qué dirán a esto los que enseñan que cuando la persona muere, el alma duerme, que queda
inconsciente? ¡Aquí vemos almas que sienten, hablan, piden, escuchan! ¡Esto es otra prueba
de la inmortalidad del alma!.
"Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo,
hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de
ser muertos como ellos" en el resto de la Gran Tribulación. Este es otro pasaje que confirma la
verdad bíblica de la inmortalidad del alma y la plena conciencia de ésta después de la muerte; y
que no existe tal cosa como "sueño del alma
." A estas almas "se les dieron vestiduras blancas." Fueron justificados. ¡Almas vestidas!
Por causa de nuestra mente acostumbrada a lo físico, a lo material, a lo tangible, nos resulta
difícil comprender esto de un alma vestida. Pero el alma es tan real o más real que el cuerpo,
pues el cuerpo donde moraban esas almas ya se había deshecho en el polvo, más las almas
seguían conscientes.
Además, San Pablo nos dice que "hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales." Si un alma
es vestida es porque tiene cuerpo celestial o espiritual. Los unitarios descartan la personalidad
del Padre y del Espíritu Santo, porque no han asumido cuerpo humano como el que tomó el
Hijo. Pero el cuerpo espiritual del Padre y del Espíritu Santo son tan reales y verdaderos como
el cuerpo tangible del Hijo. La personalidad, la inteligencia, la voluntad, los sentimientos, no
residen en la materia, sino en el espíritu. El cuerpo humano es mortal; el espíritu es inmortal.
¿Cuál es su petición?
(Ro 12:19) "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la
ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor."
¿Hasta cuando va a permitir Dios que los incrédulos hagan sufrir a los
creyentes y los maten? Ellos no dudan de la aparente inactividad de
Dios, porque saben que él intervendrá finalmente para vindicar.
Estos son Juicios por medio de la Naturaleza: Los primeros cuatro sellos son juicios políticos,
sociales, económicos, demográficos;
pero el sexto sello son juicios por medio de las leyes físicas de la Naturaleza. AI ser abierto el
sexto sello, suceden seis espantosos juicios:
(1) "Un gran terremoto," con todas sus desastrosas consecuencias. En los juicios de la Gran
Tribulación suceden cuatro terremotos:
d— Bajo la séptima copa (16:18). Los terremotos en el mundo han traído grandes estragos en
todo sentido. Cada siglo el número de terremotos aumenta en número y en intensidad. En el
siglo pasado hubo un total de 2.119 terremotos. En el presente siglo 20, en la década del 60 ya
se había sobrepasado ese número.
(2) "El sol se puso negro." Durante los juicios de la Gran Tribulación, el sol se oscurecerá
cinco veces: a—Sexto sello (6:12);
(3) "La luna se volvió como sangre "También la luna será afectada cinco veces,
correspondiendo al oscurecimiento del sol.
(4) "Las estrellas del cielo cayeron." Igualmente, cinco veces serán las estrellas afectadas,
pero solamente dos veces caerán sobre la tierra: a— Sexto sello (6:13); b— A la segunda
venida de Cristo (Mat. 24:29-31). (5) "El cielo se enrolla." El cielo se enrolla como un
pergamino, tal vez dejando ver a los hombres una visión en el cielo del rostro "del que está
sentado sobre el trono; y de la ira del Cordero."
Pero parece que lo que más les produjo terror, no fue el terremoto, ni el oscurecimiento del sol,
ni el enrojecimiento de la luna, ni la lluvia de estrellas, ni la remoción de montes e islas, sino
que fue el enrollamiento del cielo, pues todos aterrorizados se escondían en cuevas y
clamaban a las peñas que cayeran sobre ellos; "y escóndenos del rostro de aquel que está
sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién
podrá sostenerse en pie?
" Es muy significativo que estos usaron un lenguaje bíblico y profético en su consternación y
desesperación; es que allí habrá muchos que fueron cristianos y se descarriaron, muchos que
oyeron continuamente el Evangelio y lo rechazaron, muchos que combatieron mucho a la
Iglesia y a la obra de Dios, muchos falsos religiosos, muchos materialistas y ateos que segaron
muchas vidas de cristianos, pero en vez de arrepentirse y acercarse al Señor, se escondieron
de El. ¡En vez de clamar a la Roca de los Siglos, clamaron a las peñas!.