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CURSO: DERECHO MERCANTIL I

Antecedentes históricos del Derecho Mercantil con


respectos a la Edad Antigua, Edad Media, Edad
Moderna y Contemporánea.

CATEDRATICO: KRAYSIS DIAZ

PRESENTADO POR: DARWIN ENAMORADO

FERNANDEZ

CUENTA: 2110501

FECHA: 25 DE SEPTIEMBRE 2020


INTRODUCCION

Desde la civilización la s0ciedad fueron teniendo varias etapas de desarrollo, al


principio en la edad antigua las sociedad fue en busca de satisfacer sus
necesidades y ende se fueron organizando al tal punto que podían
intercambiar bienes y servicios pero que dichos actos solo se realizaban con el
objeto de consumirlas y satisfacer dichas necesidades que por lo regular eran
básicas como alimentos y vestido, es lo que hoy en día conocemos como
trueque , pero con el pasar del tiempo no solo se pretendía la satisfacción de
necesidad básica sino también obtener cierto tipo de ganancia aunque no
existían normas especiales que regularan dicha actividad; En Roma
encontramos el Echazón por avería. En la edad media con la caída del imperio
romano surgió el feudalismo y que procuraba garantizar la seguridad de sus
siervos; el feudalismo se caracterizó por la producción para el auto consumo. A
lo lardo de la edad media se dieron cambios económicos, políticos y sociales.
La edad moderna viene a cambiar los estatutos por leyes expeditas por los
soberanos, la costumbre perdió interés durante esta época; Los cambios en la
regulación del derecho mercantil no solo obedecieron a los cambios sufrido en
la realidad económica y política sino también en las ideas filosóficas del
renacimiento, la cual termina con la ilustración y se creó una revolución
científica en donde los actos de comercio tienden a ser más amplios y con
regulaciones mas acordes

OBJETIVOS

OBJETIVOS GENERALES

1. Conocer cuales fueron la etapas del desarrollo del comercio mercantil

2. Analizar cuáles fueron las regulaciones existentes en cada etapa


3. Explicar cómo el desarrollo de las sociedades va de la mano con los actos

de comercio

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Clasificar cada una de las etapas del desarrollo de los actos mercantiles

2. Identificar los puntos más relevantes del desarrollo.

3. Definir la importancia que tuvo cada etapa en el transcurso del tiempo

ANTECEDENTES

En la compleja organización de la sociedad surge un fenómeno que se le


conoce con el nombre de trueque (1), que tal vez en sí mismo no puede ser
calificado de mercantil, pero que tiene como consecuencia el comercio. De esta
manera surge el comercio, el cambio por el cambio: y junto la figura de los
distintos oficios entre ellos el de comerciante, el hombre que se dedica a
interponerse en el cambio de satis factores. Haciendo un recuento dentro de la
historia del derecho mercantil mencionaremos a las leyes rodias (2), que
nacieron en la isla de Rodas, habitada por un pueblo heleno, donde la
legislación con respecto al comercio marítimo fue excelente. A través de su
incorporación en el derecho romano las leyes rodias han ejercido una influencia
que perdura hasta nuestros días.

La caída del Imperio Romano de occidente (3), vino a agravar las condiciones
de inseguridad social creadas por las frecuentes incursiones de los bárbaros
que la precedieron, inseguridad social que produjo las más completas
decadencias de las actividades comerciales. El comercio resurgió a
consecuencia de las cruzadas, que no solo se abrieron vías de comunicación
con el Cercano Oriente, sino que provocaron un intercambio de los productos
de los distintos países europeos. Este florecimiento del comercio ocurrió en
condiciones políticas y jurídicas muy distintas a las que habían prevalecido en
Roma. Los gremios de comerciantes establecieron tribunales encargados de
dirimir las controversias entre sus agremiados sin las formalidades del
procedimiento, y sin explicar las normas del derecho común, sino los usos y
costumbres de los mercaderes; así fue creándose un derecho de origen
consuetudinario e inspirado en la satisfacción de las peculiares necesidades
del comercio. En el derecho mercantil medieval, se encuentra el origen de
muchas instituciones comerciales contemporáneas el registro de comercio, las
sociedades mercantiles, la letra de cambio, etc. La formación del derecho
mercantil explica que fuera predominantemente un derecho subjetivo, cuya
aplicación se limitaba a la clase de los comerciantes, pero desde un principio
se introdujo un elemento objetivo

LA EDAD ANTIGUA

El comercio, como fenómeno económico y social, se presentas en todas las


épocas y lugares. Por ello aún en los pueblos más antiguos pueden
encontrarse normas aplicables al comercio, o más bien, a algunas de las
relaciones e instituciones a que aquella actividad da origen. Así sucede en los
sistemas jurídicos de Babilonia, Egipto, Grecia, Fenicia, Cartago, etc. Sin
embargo, en esos sistemas jurídicos no existió un Derecho especial o
autónomo, propio de la materia mercantil. Es decir, no existió un Derecho
Mercantil como hoy lo entendemos, sino tan sólo normas aisladas relativas a
determinados actos o relaciones comerciales. Entre esas normas los autores
hacen especial mención de las llamadas "Leyes rodias" (de la isla de Rodas),
que en realidad constituyeron una recopilación de un conjunto de usos sobre el
comercio marítimo. Esas "leyes" han alcanzado fama a través de su
incorporación al derecho romano

El ejercicio del comercio está íntimamente ligado al Derecho Mercantil. De la


edad antigua se tienen referencias precisas respecto al ejercicio del comercio
por los caldeos y asirios, chinos, persas, hebreos, indios, árabes, fenicios,
griegos y romanos. Tal vez la más antigua legislación mercantil sea el Código
Hammurabi (668-626 A.C.), escrito en Babilonia en tabletas de arcilla. Trata de
la compraventa, de la asociación, del crédito y de la navegación. Los persas
con sus expansiones territoriales fomentaron el comercio asiático y aumentaron
el número y seguridades de las comunicaciones, estableciendo ciertos
mercados regulares. La actividad comercial de los fenicios dio nacimiento a las
modalidades sociales de los puertos y factorías; así como a la regulación del
comercio por medio de tratados, que contribuyeron en gran parte a la iniciación
del crédito. Los griegos con su expansión colonial y su comercio generalizaron
el uso de la moneda acuñada. A ellos se debe la ley Rodia, que reglamentó la
echazón, esto es, el reparto proporcional de las pérdidas que resultasen de
echar objetos al mar, para salvarlo, entre los interesados en el manejo de un
buque. Los romanos, que alcanzaron una organización jurídica maravillosa,
logran el fomento de los mercados y ferias como instituciones que perduran
hasta nuestros días, amén de que en su derecho instituyeron la “acto
execratoria”, que se daba en contra del dueño de un buque para el
cumplimiento de las obligaciones contraídas por su capitán, y la “Náutica
venus” o préstamo marítimo, que el derecho actual conoce con el nombre de
préstamo a la gruesa”.\ A consecuencia de las invasiones de las tribus
bárbaras el Imperio Romano se fraccionó en dos: El de Occidente, cuya capital
continuó siendo Roma; y el de Oriente con Constantinopla como centro
principal. En el Occidente se produjo el choque entre los pueblos de tradición
Germana y Romana, lo que determinó la disgregación social y política junto con
el debilitamiento de los órganos centrales del estado, la absoluta impotencia de
la autoridad para mantener el orden establecido, las guerras incesantes y la
inseguridad de las instituciones. El florecimiento comercial de las viejas
civilizaciones mediterráneas sufrió una parálisis general. Desde la caída del
Imperio Romano hasta el siglo 1.100 después de J. C., fueron desapareciendo
incluso las vías de comunicación. Durante los primeros siglos de la Alta Edad
Media, la zona europea dominada antes por el vasto imperio Romano se vio
incomunicada en la práctica a causa principalmente por el triple cerco puesto
por los árabes en el sur, por las tribus bárbaras procedentes de Asia y por los
pueblos bárbaros del norte de Europa, con la implicación de la ruptura de
cualquier clase de tráfico comercial. La economía cambió su estructura
haciendo de cada castillo, villorrio, conjunto de cabañas un mundo cerrado, un
mercado autosuficiente que producía solo para sí y consumía solo lo que
producía. Con la coronación de Carlomagno en la navidad del año 800 por el
papa León III se inició un nuevo período en la historia de Occidente: El del
Sacro Imperio Romano y germánico. Este hecho político significó la ruptura con
el imperio de Oriente y determinó profundos cambios de orden económico.
Como las fuerzas feudales y la Iglesia detentaban la única fuente de
subsistencia y riqueza, vale decir la tierra, la economía era de tipo cerrado y las
mercancías no circulaban puesto que cada quien se limitaba a satisfacer sus
propias necesidades. El sistema feudal desintegró todavía más el poder público
que pasó a los señores feudales, y la condición normal de la población rural era
la servidumbre

EDAD MEDIA

El Derecho canónico, el romano-justinianeo y el germánico, vigentes en la


Edad Media, no se adaptaban a las necesidades del comercio. El Derecho
comercial nace, como rama separada del Derecho civil, en la segunda mitad de
la Edad Media (baja Edad Media) - como un Derecho separado, elaborado por
los comerciantes y para los comerciantes. Los comerciantes fueron formando
su propio Derecho, basado en las prácticas y costumbres. En las corporaciones
se crearon tribunales especiales para dirimir las controversias que se
suscitaban entre sus agremiados. La justicia era aplicada por los cónsules, con
recursos ante supe cónsules y, en algunos casos, ante la asamblea. Desde
luego, todos eran comerciantes, no versados en Derecho pero, como para
resolver las controversias se aplicaban los usos y costumbres formados en la
práctica del comercio, estos jueces comerciantes estaban en condiciones de
fallar.

Paralelamente a los tribunales de cada ciudad, existían los Tribunales de Feria


que, también, aplicaban la costumbre. Las sentencias que dictaban unos y
otros, sirvieron para fijar el Derecho consuetudinario.

El procedimiento mercantil se basó en la equidad, entendida como la búsqueda


de la verdad real más que la formal. Se impuso al juez examinar el caso
concreto y, después de conocido, aplicar el Derecho consuetudinario teniendo
en cuenta la buena fe.

Estatutos medievales
El Derecho consuetudinario se recogió en Estatutos. Cuando un cónsul asumía
el cargo, debía prestar juramento de administrar bien la corporación. Éste
contenía, al principio, reglas administrativas o industriales, sobre métodos de
trabajo pero, luego, se fueron incorporando normas recogidas de las
costumbres. Los juramentos, las resoluciones de los Consejos y de las
Asambleas se transcribían en volúmenes llamados Estatutos, en forma
cronológica. Después, con el tiempo, se instituyó una Magistratura entre los
comerciantes mejores, que comenzaron a poner orden sistemático en los
Estatutos

Nació así lo que se conoce como "Derecho comercial estatutario", procedente


de las costumbres, elaborado por comerciantes para los comerciantes
agremiados y aplicado por los comerciantes que integraban los tribunales
especiales. Estas normas constituyen la llamada lex mercatoria.

El origen del Derecho comercial actual, como Derecho especial, está


precisamente, en estos Estatutos medioevales. Es en ellos donde se encuentra
la fuente de la mayor parte de las instituciones típicas del Derecho comercial.
Basta recordar que la regulación jurídica actual en materia registral, la letra de
cambio, las sociedades comerciales, los negocios bancarios, la quiebra o los
distintos negocios jurídicos vinculados al Derecho marítimo, encuentran su
fuente originaria en las normas estatutarias de la Edad Media.

Como final del proceso de formación de la legislación estatutaria señalaremos


la conformación de compilaciones. En ellas se agrupan las normas estatutarias
de varias ciudades. Las más importantes se elaboran en la esfera del Derecho
Marítimo. Podemos mencionar, entre otras, los Rooles de Olerón redactados
hacia el siglo XI, que contienen los usos de las costas del Océano. El Libro del
Consulado del Mar en el siglo XIV, redactado en catalán y publicado en
Barcelona, compila usos y costumbres de la navegación mediterránea con
vigencia en el Golfo de Vizcaya. Los reglamentos de Wisby regulaban el
comercio en el Mar Báltico y sirvieron de base para las futuras legislaciones de
Dinamarca y Suecia. También, interesa mencionar las tablas de Amalfi. En
Alemania se dictaron las Ordenanzas Marítimas del Hansa Teutónica, que
regía en las ciudades del llamado Liga Hanseática, compuesto de las ciudades
de Lubeck, Brunswick, Dantzing y Colonia.

El Derecho comercial estatutario fue un Derecho especial, independiente del


régimen jurídico feudal vigente en la época de su conformación. Fue un
Derecho profesional o corporativo: creado por los comerciantes para regir
exclusivamente a los comerciantes. Sólo regía para los comerciantes inscriptos
en la matrícula de la corporación gremial. Por ello se le califica como un
Derecho subjetivo, pues el alcance de su aplicación estaba determinado por la
calidad del sujeto, en tanto comerciante. Es preciso aclarar que se daban
subsidiariamente, además, rasgos objetivos. El estatuto y la competencia de
los tribunales especiales alcanzaba a los comerciantes inscriptos en la
corporación pero solamente cuando hubieran controversias causadas por su
actividad comercial. De manera que el estatuto de la corporación de los
comerciantes se aplicaba en función de la calidad de los litigantes (que fueran
comerciantes integrantes de la corporación) y de la vinculación del objeto
controvertido con su actividad comercial. El primero era el rasgo preeminente,
el segundo era accesorio. Por otra parte, debemos advertir que, si bien en el
comienzo la lex mercatoria tuvo alcance restringido, luego se percibe una
evolución tendiente a ampliar el radio de su aplicación. A ello contribuyó la
confianza que el público depositaba en los tribunales consulares. La primera
extensión se dio cuando el Derecho especial y la jurisdicción consular se
aplicaron a los extraños a la corporación que hubieren celebrado un negocio
con un agremiado. Se aplicaba, entonces, no sólo cuando el agremiado era
demandado por un extraño sino, también, cuando era éste el demandado. La
segunda extensión se produjo cuando se aplicó el Derecho mercantil a aquellas
personas que sin estar inscriptas en la corporación - como, por ejemplo, los
clérigos, nobles o militares – ejercían de hecho el comercio. Se les
consideraba, por una ficción, como comerciantes a los efectos de aplicarles el
Estatuto y de juzgarlos por los cónsules de la corporación. Gradualmente se
fue pasando, de este modo, de un criterio subjetivo a uno en que tenía mayor
importancia el dato objetivo de la realización de negocios mercantiles.

B. Fuente consuetudinaria
Es un Derecho de carácter privado extraído de los usos y costumbres. No es
creado por el poder público. No emana de una autoridad estatal sino que son
los propios particulares quienes se dan sus normas. Con el tiempo, en algunas
ciudades se consiguió que el municipio o las autoridades de la ciudad
reconocieran las normas estatutarias.

C. Uniformidad e interlocalidad

Se caracteriza al Derecho estatutario por la uniformidad. Se crearon normas


similares de ciudad a ciudad. El Derecho comercial no fue sólo un Derecho de
una ciudad sino, más que ello, fue un Derecho formado por costumbres y
prácticas de una clase social - la de los comerciantes – que existía en todas las
ciudades, con la misma mentalidad y necesidades. Por ello, se estableció un
Derecho que era uniforme para todos los comerciantes de distintas ciudades.
Además, otra causa de la uniformidad radicó en que el comercio más
importante era, precisamente, el que se desarrollaba entre las ciudades y en
las grandes ferias que se celebraban periódicamente. Por ello, en cada ciudad,
los gremios tendieron a la uniformidad de aquellas normas que mejor se
adaptaran a las necesidades del comercio, evitando los conflictos. Nació en
esta época, además, un Derecho comercial interlocal. Se creó en ocasión de
las ferias y, también, en relación al comercio y la navegación marítima, que se
desarrollaron extraordinariamente en la Baja Edad Media. Como ya dijimos, el
Derecho comercial más importante fue el interlocal nacido y aplicado en las
Ferias, destinado a aquellos vínculos de comerciantes de mayor envergadura
económica. Allí nació y se desarrolló la letra de cambio – que permitió evitar el
transporte de dinero – y los negocios bancarios. Por eso, volvemos a señalar
que se formaron dos Derechos mercantiles: el regulador del comercio local y el
interlocal.

EDAD MODERNA

La aparición de los Estados nacionales y los grandes descubrimientos


geográficos (finales del siglo xv) suponen importantes cambios políticos y
económicos que van a repercutir en el nuevo Derecho mercantil. La afirmación
de la soberanía del Estado, principalmente en las monarquías absolutas, inicia
una tendencia al reforzamiento de la ley, frente a la costumbre, como fuente del
Derecho. La norma escrita y de creación estatal va desplazando
progresivamente a la norma consuetudinaria, en la misma proporción en que el
poder estatal va absorbiendo los poderes sociales intermedios.

El ámbito de la soberanía estatal va configurando la existencia de un mercado


nacional y de una economía mercantilista basada en el protagonismo del
Estado en la regulación y el control del desarrollo del comercio y en la
obtención de riqueza.

El comercio de ultramar, que sigue a los descubrimientos geográficos, provoca


un desplazamiento de los centros de vida económica hacia el Occidente de
Europa (España, Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda). Sevilla, con la Casa
de Contratación, que monopoliza el comercio con Indias, se convierte, desde
comienzos del siglo xvi, en el mayor centro de actividad mercantil de Europa.

El espíritu de iniciativa propio del Renacimiento y el florecimiento del comercio


producen una expansión a otras clases sociales de actividades antes
reservadas a los mercaderes. La base del Derecho mercantil se amplía así a
otros protagonistas, que pasan a someterse a sus normas y a su jurisdicción,
aun careciendo de la cualidad de comerciantes. Por otra parte, la extensión de
instituciones jurídicas nacidas en el tráfico mercantil a otros sectores de
actividad económica provoca el progresivo crecimiento de su ámbito de
aplicación, que no se circunscribe ya exclusivamente al comercio, como
actividad profesional. De esa manera, el Derecho mercantil, aun conservando
su impronta original de Derecho de clase, va ampliando su esfera como
Derecho especial, invadiendo sectores antes reservados al Derecho común.

Se dan, pues, en este período histórico unas notas de evolución del Derecho
mercantil que pueden resumirse así:

1. La primera fuente formal de producción del Derecho mercantil pasa a ser la


ley. La costumbre, sin perder su carácter de fuente que la ley le reconoce, pasa
a un segundo plano.

2. La potestad de dictar leyes radica en el Estado (en el poder del soberano,


dentro de la Monarquía absoluta). Este fenómeno de progresiva «legalización»
y «estatalización» de un Derecho mercantil inicialmente consuetudinario y
corporativo encuentra su más fiel expresión dentro de la Edad Moderna

en las Ordenanzas generales del comercio terrestre (1673) y del comercio


marítimo (1681) promulgadas por Luis XIV de Francia —llamadas Ordenanzas
de Colbert, por el ministro al que se debe su redacción—. Si bien el Derecho
que se recoge en estos cuerpos legales es, fundamentalmente, de origen
consuetudinario, se convierte así en Derecho escrito y estatal. En España, las

Ordenanzas de los Consulados se elaboran por privilegio real y precisan para


su vigencia de la aprobación del monarca (Burgos, 1494; Bilbao, 1737).

3. El criterio de delimitación de la materia mercantil continúa siendo,


esencialmente, subjetivo; pero, sobre ese núcleo profesional y clasista va
progresivamente ampliándose la aplicación del Derecho mercantil a otros
sujetos no comerciantes y a actividades económicas distintas del comercio.

4. La nota de internacionalidad cede ante un progresivo nacionalismo, que


afirma el poder del Estado en su ámbito territorial de soberanía.

Desde el reinado de los Reyes Católicos la población creció sin interrupción,


alcanzando al iniciarse el siglo XVI entre seis y siete millones de habitantes. Al
concluir la centuria se habían sobrepasado los ocho millones, con una
densidad media de 17 habitantes por km2, que en cualquier caso estaba muy
por debajo de la de otros países mediterráneos como Francia e Italia.

En el siglo XVIII el Censo de Floridablanca (1787) arroja una cifra próxima a los
diez millones y medio, que todavía se incrementa en el Censo de Godoy
(1797). Como a esos datos hay que sumar la que se ha llamado población
institucional (es decir, la radicada en conventos, hospitales, cárceles y
cuarteles), el total correspondiente a finales de siglo puede estimarse en unos
once millones y medio de personas.

La historia mercantil de la Edad Moderna abraza un periodo de tres siglos, que


está comprendido entre el descubrimiento de América y la revolución de
Francia, durante el cual la industria, la navegación y el comercio adquirieron
extraordinario impulso, a la vez que las costumbres, las instituciones y las leyes
experimentaron importante transformación.
Los hechos que principalmente determinaron esta notable evolución en el
modo de ser de los pueblos y que tanto influyeron en sus destinos, fueron: la
conquista de América, el descubrimiento de la India, la aparición del
protestantismo y la formación de los grandes Estados.

Esta fue una de las etapas por las cuales más tarde, cuando renació y floreció
el comercio, se sintió la necesidad de leyes y costumbres especiales que
desligasen la renovada actividad mercantil de los regla débiles y compasivas
que, por una mal entendida simpatía para con los deudores, se habían
introducido en el derecho de Roma imperial. (1) Si bien es cierto que los
romanos no tuvieron de los actos comerciales una conciencia jurídica clara y
completa, no por ese dejaron de penetrarse de que la legislación que los
regulara debía de tener por base la buena fe y la equidad, y a esto se debe sin
duda el que se preocuparan más de establecer las reglas que debían seguirse
para la más justa apreciación de los hechos y para asegurar el ejercicio de las
acciones y prevenir los fraudes, que de dictar disposiciones sobre las
transacciones sometidas a la voluntad y a las necesidades sin cesar movibles
del comercio. Si las leyes rodias son declaradas leyes del Imperio por un
rescripto del emperador Antonino, fue sin duda porque eran fiel reflejo de loa
usos marítimos de la época y porque no tenían otro fundamento que el de la
equidad. Ahora bien; por las razones aducidas en el texto, el Derecho mercantil
de Roma fue casi exclusivamente marítimo, constituyendo su base aquellas
leyes cuyos caracteres distintivos son: que comprenden algunas disposiciones
acerca del comercio terrestre, si bien en gran mayoría se refieren al marítimo;
que las primeras son del orden administrativo más bien que del civil, y que la.
Comisión, el préstamo a la gruesa y otros contratos mercantiles, están ya
regulados con más o menos perfección. Edad para defenderse centrados
abusos de los poderosos, y quizá para cometerlos por su propia cuenta, se
unieron los comerciantes, a fines del siglo x, siguiendo las tendencias de
aquellos tiempos, en corporaciones distintas de las otras clases sociales.
Formaron colegios constituidos según el vario ramo de su respectivo comercio
(llamados artes, paratici, convivía), que dieron origen más tarde a una
corporación principal designada con el nombre de universidad o comunidad de
los mercaderes, y a veces simplemente con el nombre de «el comercio». Estas
corporaciones llegaron poco a poco a ser poderosas, como lo atestiguan sus
residencias sociales; tuvieron privilegios y franquicias; participaron con sus
representantes de los cargos del cabildo municipal; mantuvieron la seguridad
en las vi as públicas; enviaron cónsules al exterior para proteger a los socios;
desempeñaron oficios de piedad religiosa y de socorros mutuos; tuvieron un
patrimonio inmobiliario, un almacén para custodia de las mercaderías; y
proveyeron a sus gastos con tributos de los socios, con peajes, con multas, con
derechos de aduanas y con donativos

El descubrimiento de la India se debió al célebre navegante portugués Vasco


de Gama, quien con una flota de tres buques tripulados por sesenta hombres
en total, se hizo a la vela en Lisboa el año 1497, y navegando por el que
entonces se consideraba inmenso cuanto misterioso mar que bajaba las costas
occidentales del continente africano, logró doblar el cabo de las Tormentas,
llamado después de Buena Esperanza, arribó al litoral de Mozambique, explora
el Océano Indico y desembarco en la bahía de Calicut, dejando con ello
descubierto el derrotero de las Indias Orientales, y volviendo a la capital
lusitana dos años después de su salida de ella. Le sigue Magallanes, marino
portugués al servicio de Espada, que con cinco buques zarpó de Sevilla en
1519; toca en las islas Filipinas, donde le mataron los indígenas; continuaron la
expedición sus compañeros, quienes perdieron cuatro naves, y al cabo de tres
años entre la Victoria en el puerto de Sanlúcar, con la fortuna de ser la primera
embarcación que dio la vuelta alrededor del mundo.

La apertura del nuevo camino de las Indias Orientales y el descubrimiento de


los numerosos pases que en ellas existan, acrecentó la navegación y el
comercio de los pueblos europeos, que acudieron al para llevar y traer
numerosos artículos, principalmente oro, plata, cobre, plomo, estado, hierro,
alumbre, azufre, sal, marfil, rubíes, zafiros, esmeraldas, perlas, vidrios, lozas,
porcelanas, abalorios, sedas, caballos, mariscos, perfumes, especias, gomas,
resinas, bálsamos, drogas, frutas, vinos, aceites, cereales, arroz, tabaco,
canela, azúcar, cera, miel, quincalla, maderas tintóreas, maderas finas,
maderas de construcción, tejidos de algodón y esclavos negros, lo cual imprimí
en las transacciones grande y provechosa actividad, facilita a la marina muchos
y buenos fletes, lleva al consumo ricos y variados productos, y proporción a la
industria nuevas y útiles materias.

3. La aparición del Protestantismo tuvo lugar en el siglo XVI, y fue debida al


presbítero alemán Martín Lutero, quien al observar la corrupción que exista en
Roma sintió un horror profundo contra Italia, y comenzando por atacar aquellos
abusos, concluye por combatir todos los dogmas católicos. Esta herejía tuvo
una grande y súbita resonancia en toda Alemania, donde después de sufrir
numerosas variaciones llegó a formar muchas sectas, que si bien estaban
disconformes entre sí, convengan todas en un solo punto, cuál era el de
protestar contra la autoridad de la Iglesia, derivándose de aquí el nombre de
protestantismo, el cual fue un hecho vulgar que adquirí extraordinarias
proporciones por la situación excepcional y la predisposición favorable en que
se encontraba Europa en el momento de aparecer.

Esta revolución religiosa, al herir la conciencia de las naciones, que tantas


afinidades tengan con el Papado, suscitó guerras sangrientas, como la de los
hugonotes, la de los anabaptistas y la de los ingleses, que por espacio de
muchos años cubrieron y la democracia, reemplazo el régimen los campos de
cadáveres, los pueblos de ruinas y los hogares de luto. Al quebrantar el poder
del clero, que tantas influencias ejercía con la monarquía, la aristocracia del
gobierno templado por el sistema del arbitrario despotismo, porque faltos de
combinación estos tres importantes elementos, que el rey sin freno, la nobleza
sin vigor y el pueblo sin apoyo; y al promover la discordia de los pa ses que
tanto deban a la paz, perjudica considerablemente la agricultura, la industria y
el comercio, porque como consecuencia natural quedaron tierras abandonadas,
fábricas destruidas, transacciones cortadas, mercados desatendidos, depósitos
trasladados, monedas ocultas, caminos inseguros y navegaciones peligrosas.

La formación de los Grandes Estados fue la resultante de una labor política


continuada por muy dilatado tiempo; pues si bien es cierto que los barbaros se
distribuyeron los territorios invadidos, fundando varias monarquías; que sus
reyes premiaron a los guerreros concediéndoles muchas tierras y que los
nobles ejercieron soberana en sus respectivos feudos, con lo cual resulta la
propiedad territorial diseminada en numerosos estados, principados y seboros,
que constituían en su conjunto una variedad excesiva de poderes coexistentes,
aislados y opuestos, también es verdad que esta misma multiplicación de
organismos suscitó tan frecuentes luchas, rivalidades y arrogancias, que
tuvieron en jaque a los monarcas, quienes deseando afirmar su autoridad y
extender su soberana, comenzaron por ir debilitando poco a poco la
preponderancia de los nobles hasta llegar a destruir por completo el régimen
del feudalismo, y acabaron por llegar a anexionarse los estados de los más
débiles, con-siguiendo, al fin, por el empleo de estos procedimientos bélicos,
aunado al sistema de los vínculos matrimoniales, consolidar sus dinastas,
ensanchar sus dominios y formar grandes naciones.

De lo expuesto que la obra política del engrandecimiento territorial fu tan lenta


y laboriosa, que dar unos ocho siglos, pues empezó a iniciarse cuando el
pueblo trata de sacudir el yugo de los nobles buscando su emancipaci ón en el
régimen municipal, llegó a su apogeo cuando los reyes aumentaron su poder
con la conquista de los territorios ultramarinos y acabó de consumarse cuando
los revolucionarios franceses destruyeron el germen preexistente de las
antiguas instituciones.

CONCLUSIONES

En cuanto al aporte de la Edad Media al Derecho comercial, cabe destacar lo


siguiente. Surgen en la Baja Edad Media las principales instituciones del
Derecho comercial. Aparecen los contratos de comercio, la letra de cambio, las
operaciones bancarias, las sociedades comerciales, la jurisdicción comercial y
la quiebra, mediante la cual se ejecuta inmediatamente los bienes del deudor
insolvente, para el pago rápido y equitativo de los acreedores. De las
prohibiciones de la Iglesia, el ingenio de los comerciantes hizo nacer
instituciones como la commenda, origen de la sociedad en comandita.
No se sintió de ningún modo la necesidad de una disciplina especial para el
comercio en Roma, donde florecía el derecho civil y se plegaba solicito, por
obra de los magistrados y de los jurisconsultos, a las exigencias de acuerdo a
Vivate el espíritu de equidad que informó al desarrollo de aquel derecho, bastó
para ser eficaz tutela del comercio, ejercido lo mismo que por los ciudadanos
por los extranjeros (1). Sólo en los últimos siglos del Imperio, bajo la influencia
de tristes condiciones económicas, se trataba de acudir en auxilio de los
deudores con numerosas disposiciones legislativas que perjudicaban en gran
manera a los intereses del crédito. Esta fue una de las razones por las cuales
más tarde, cuando renació y floreció el comercio, se sintió la necesidad de
leyes y costumbres especiales que desligasen la renovada actividad mercantil
de los regla débiles y compasivas que, por una mal entendida simpatía para
con los deudores, se habían introducido en el derecho de Roma imperial. (1) Si
bien es cierto que los romanos no tuvieron de los actos comerciales una
conciencia jurídica clara y completa, no por ese dejaron de penetrarse de que
la legislación que los regulara debía de tener por base la buena fe y la equidad,
y a esto se debe sin duda el que se preocuparan más de establecer las reglas
que debían seguirse para la más justa apreciación de los hechos y para
asegurar el ejercicio de las acciones y prevenir los fraudes, que de dictar
disposiciones sobre las transacciones sometidas a la voluntad y a las
necesidades sin cesar movibles del comercio. Si las leyes rodias son
declaradas leyes del Imperio por un rescripto del emperador Antonino, fue sin
duda porque eran fiel reflejo de loa usos marítimos de la época y porque no
tenían otro fundamento que el de la equidad. Ahora bien; por las razones
aducidas en el texto, el Derecho mercantil de Roma fue casi exclusivamente
marítimo, constituyendo su base aquellas leyes cuyos caracteres distintivos
son: que comprenden algunas disposiciones acerca del comercio terrestre, si
bien en gran mayoría se refieren al marítimo; que las primeras son del orden
administrativo más bien que del civil, y que la. Comisión, el préstamo a la
gruesa y otros contratos mercantiles, están ya regulados con más o menos
perfección. Edad-lifedida. Para defenderse centrados abusos de los poderosos,
y quizá para cometerlos por su propia cuenta, se unieron los comerciantes, a
fines del siglo x, siguiendo las tendencias de aquellos tiempos, en
corporaciones distintas de las otras clases sociales. Formaron colegios
constituidos según el vario ramo de su respectivo comercio (llamados artes,
paratici, convivía), que dieron origen más tarde á una corporación principal
designada con el nombre de universidad ó comunidad de los mercaderes, y a
veces simplemente con el nombre de «el comercio». Estas corporaciones
llegaron poco a poco a ser poderosas, como lo atestiguan sus residencias
sociales; tuvieron privilegios y franquicias; participaron con sus representantes
de los cargos del cabildo municipal; mantuvieron la seguridad en las vi as
públicas; enviaron cónsules al exterior para proteger a los socios;
desempeñaron oficios de piedad religiosa y de socorros mutuos; tuvieron un
patrimonio inmobiliario, un almacén para custodia de las mercaderías; y
proveyeron a sus gastos con tributos de los socios, con peajes, con multas, con
derechos de aduanas y con donativos

En cuanto al aporte de la Edad Media al Derecho comercial, cabe destacar lo


siguiente. Surgen en la Baja Edad Media las principales instituciones del
Derecho comercial. Aparecen los contratos de comercio, la letra de cambio, las
operaciones bancarias, las sociedades comerciales, la jurisdicción comercial y
la quiebra, mediante la cual se ejecuta inmediatamente los bienes del deudor
insolvente, para el pago rápido y equitativo de los acreedores. De las
prohibiciones de la Iglesia, el ingenio de los comerciantes hizo nacer
instituciones como la commenda, origen de la sociedad en comandita.

No se sintió de ningún modo la necesidad de una disciplina especial para el


comercio en Roma, donde florecía el derecho civil y se plegaba solicito, por
obra de los magistrados y de los jurisconsultos, a las exigencias de acuerdo a
Vivate El espíritu de equidad que informó al desarrollo de aquel derecho, bastó
para ser eficaz tutela del comercio, ejercido lo mismo que por los ciudadanos
por los extranjeros (1). Sólo en los últimos siglos del Imperio, bajo la influencia
de tristes condiciones económicas, se trató de acudir en auxilio de los deudores
con numerosas disposiciones legislativas que perjudicaban en gran manera a
los intereses del crédito.

Al estudiar el derecho mercantil desde sus primeras etapas primitivas


encontramos que surge por una necesidad en el que el hombre se dedicaba la
crianza de animales o cultivo pero eran variedad de productos y al no tener
este una de las que necesitaba y le sobraban o tenían en exceso de las que
producía fue así como se comenzó hacer trueque para cubrir esas necesidad,
al pasar de los años ya muchos pensaron en que también se podría obtener
una utilidad y comenzó a realizar actos de comercio en cantidades más
grandes hasta que al desapacer roma se pasa a otra etapa donde también los
actos de comercio van desarrollándose hasta la edad moderna en que hay una
sociedad más científica y se pretende hacer regulaciones en cuanto a los actos
de comercio. El ser al estar en una sociedad es quien hace que los actos
mercantiles tomen importancia hasta nuestros días en donde existen leyes
especiales para poder regular dichos actos.

BIBLIOGRAFIA

Rodríguez Juan, Pérez Rafael, Fernández Manuel, comercio y cultura en la


edad moderna, Comité editorial, Sevilla España 2015.

Cesar Vivante, Derecho mercantil, tribunal superior de justicia, México D.F


2012

Código mercantil de Honduras vigentes

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3259/3.pdf

https://es.scribd.com/doc/55632273/El-Comercio-en-La-Edad-Antigua

http://repositorio.ual.es/bitstream/handle

https://www.marcialpons.es/media/pdf/9788415948384.pdf

www.derechocomercial.edu

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