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CAPÍTULO V

Derecho penal
6555 A. Tipos de infracciones penales: delitos graves, delitos menos graves y delitos leves 6560
B. Causas de exención o atenuación de la imputabilidad. Circunstancias de exención o atenuación de 6700
la culpabilidad. Supuestos de exclusión de la punibilidad
C. Penas y medidas de seguridad: su aplicación. Las consecuencias accesorias 6792
D. Responsabilidad penal y responsabilidad civil derivada de delitos 6850
E. Responsabilidad penal de los menores 6835
F. Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Penas y criterios de determinación. Responsabilidad 7028
civil
A. Tipos de infracciones penales: delitos graves, delitos menos graves y delitos leves

6560 1. Concepto de delito en el sistema penal vigente 6562


2. Distinción entre delito grave y menos grave y leve 6565
3. Penas graves, menos graves y leves 6570
4. Regla del CP art.13.4 6575
5. Consecuencias de la distinción entre delito grave, menos grave y leve 6580
6. Desaparición de las faltas 6590
1. Concepto de delito en el sistema penal vigente
(CP art.10)

6562 El CP art.10 introduce en el sistema una definición legal de delito, frente a lo que suele ser habitual en las
legislaciones de nuestro entorno jurídico y cultural. Tal precepto dispone que «Son delitos las acciones u omisiones
dolosas o culposas penadas por la ley» (que se corresponde, a su vez, con el CPM art.1 , conforme al cual «Solo
serán penadas como delitos militares las acciones u omisiones dolosas o culposas previstas como tales en este
código». Se trata, sin embargo, de una definición en la que priman las notas de carácter formal (delito es lo que la
ley dice que es delito) que muy poco indican sobre el contenido intrínseco o sustancial del delito. No obstante, no
resulta infrecuente que la doctrina sostenga que en tal disposición legal se encuentran presentes todos los elementos
de la definición material de delito, entendida como acción u omisión típica, antijurídica y culpable o cualquiera de
las variantes habituales. Así, el CP art.10 exige que exista una acción u omisión, con lo que se incluye el elemento
básico. Esa acción u omisión debe tener un componente subjetivo: el dolo o la culpa o imprudencia, con lo que lo
que el núcleo de la tipicidad subjetiva, o si se quiere, de la culpabilidad, se encuentra recogido. En la expresión
«penadas por la ley», se encontraría reflejada la tipicidad y la antijuridicidad. Sin embargo, en todo caso, es una
definición incompleta ya que en ella falta, al menos, la referencia a la conciencia de la antijuridicidad (como mucho
implícita en la referencia al dolo) y a la imputabilidad. Para obtener la definición completa es preciso, pues, un análisis
completo del sistema; entre otros, del CP art.20 que regula las eximentes, de donde se desprende la necesidad de
que concurra imputabilidad; del CP art.19 , cuando dispone que la mayoría de edad penal se establece a los 18 años;
del CP art.14.3 que regula el error de prohibición y que determina la exigencia de conciencia de la antijuridicidad; etc.
En definitiva, el valor de la declaración del CP art.10 se reduce, lo que ciertamente no es poco, a subrayar el
principio de legalidad y a excluir la posibilidad de responsabilidad objetiva, si bien, en cuanto a esto último, no debe
olvidarse que se trata de algo reiterativo, toda vez que se desprende también del CP art.5 («No hay pena sin dolo
o imprudencia»).
2. Distinción entre delito grave y menos grave y leve

6565 En la actualidad la ley penal realiza esta distinción tripartita que procede de los Códigos Penales de 1848 y 1870.
Desde el punto de vista positivo, la distinción entre delitos graves, menos graves y leves alude a la subdivisión
contenida en el CP art.13 dentro del concepto genérico de delito que hemos visto. Conforme al citado CP art.13 «1.
Son delitos graves las infracciones que la ley castiga con pena grave. 2. Son delitos menos graves las infracciones
que la ley castiga con pena menos grave. 3. Son delitos leves las infracciones que la ley castiga con pena leve.

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4. Cuando la pena, por su extensión, pueda incluirse entre las mencionadas en los dos primeros números de este
artículo, el delito se considerará, en todo caso, como grave». Por su parte, la distinción entre penas graves, menos
graves y leves se ubica en el CP art.33 , por ejemplo, se reputa siempre pena grave la privativa de libertad superior
a 5 años, etc. (volveremos sobre ello posteriormente).
En definitiva, se trata de una distinción por la gravedad del hecho. No obstante, se detecta históricamente una
discusión sobre si la distinción entre delito, graves y menos graves, y leves (antiguas faltas) es de índole cuantitativa
o cualitativa. De forma muy mayoritaria se estima que se diferencian tan solo cuantitativamente, de forma que todos
ellos participan de la misma naturaleza jurídica. Esto es especialmente claro en determinados casos. Así en los
supuestos de hurto, donde el CP art.234.1 castiga como delito de hurto la sustracción de cosa mueble ajena cuando
esta posea un valor superior a 400 euros; mientras que el CP art.234.2 castiga como delito leve los mismos hechos si
el valor de lo sustraído es inferior a esa cantidad. No obstante, es claro que no siempre existe esa correlación entre
delitos graves, menos graves y leves, de forma que no todo delito integrado en la primera categoría se corresponde
con un paralelo delito de otra (por ejemplo, paradigmáticamente, dentro de los delitos contra la libertad e indemnidad
sexual no hay un delito leve).
3. Penas graves, menos graves y leves

6570 Como hemos visto, el criterio para diferenciar entre delitos graves, menos graves y leves es el de la pena prevista.
De esa forma, son delitos graves las infracciones que la ley castiga con pena grave; son delitos menos graves las
infracciones que la ley castiga con pena menos grave; y son delitos leves las infracciones que la ley castiga con pena
leve. A su vez, es el CP art.33 el que regula qué penas se corresponden con tales categorías. Este último precepto
diferencia según se trate de penas imponibles a personas físicas y jurídicas. En cuanto a las primeras, en síntesis,
la ley establece la siguiente clasificación:
En primer lugar, son penas graves la prisión permanente revisable (introducida por la LO 1/2015 ), la prisión superior
a 5 años, la inhabilitación absoluta, las inhabilitaciones especiales por tiempo superior a 5 años, la suspensión de
empleo o cargo público por más de 5 años, la privación del derecho a conducir vehículos de motor y ciclomotores por
más de 8 años, la privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo superior a 8 años, la privación del
derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos, la privación del derecho a comunicarse o aproximarse a
determinadas personas por tiempo superior a 5 años y la privación de la patria potestad.
En segundo lugar, son penas menos graves: la prisión de 3 meses a 5 años, las inhabilitaciones especiales hasta 5
años, la suspensión de empleo o cargo público hasta 5 años, la privación del derecho a conducir vehículos a motor y
ciclomotores de 1 año y un día a 8 años, la privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a
8 años, la inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales
y para la tenencia de animales de un año y un día a 5 años, la privación del derecho a residir en determinados lugares
o acudir a ellos, la privación del derecho a comunicarse o aproximarse a determinadas personas por tiempo de 6
meses a 5 años, la multa de más de 3 meses, la multa proporcional de cualquier cuantía y los trabajos en beneficio
de la comunidad de 31 días a 1 año.
En tercer lugar, son penas leves: la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores de 3 meses
a 1 año, la privación del derecho a la tenencia y porte de armas de 3 meses a 1 año, la inhabilitación especial para
el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales de 3
meses a un año, la privación del derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos y la privación del derecho
a comunicarse o aproximarse a determinadas personas por tiempo inferior a 6 meses, la multa de hasta 3 meses, la
localización permanente de un día a 3 meses y los trabajos en beneficio de la comunidad de uno a 30 días.
En lo que respecta a la responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa, tendrá naturaleza de grave o leve
en función de la pena de multa a que sustituya ( CP art.33.5 ).
4. Regla del CP art.13.4

6575 El CP art.13 regula, asimismo, cómo considerar el delito cuando está castigado con pena que puede incluirse por su
extensión a la vez en dos categorías (apartado 4). En estos casos, cuando pueda incluirse a la vez entre las de pena
grave y menos grave, el delito se considerará, en todo caso, como grave. Mientras que cuando pueda considerarse
como leve y como menos grave, el delito se considerará, en todo caso, como leve ( CP art.13.4 inciso último, cuya
literalidad procede de la reforma del Código Penal operada por la LO 1/2015 ).
La doctrina ha puesto de manifiesto los problemas que esta última regla ocasiona, toda vez que delitos que no se
pretendía convertir en leves (antiguas faltas) quedan transformados en tales, lo que conlleva consecuencias que
veremos en cuanto a su prescripción, competencia, enjuiciamiento, etc. (p.e., las indicaciones de la Circular de la

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Fiscalía General del Estado 1/2015, sobre pautas para el ejercicio de la acción penal en relación con los delitos
leves tras la reforma penal operada por la LO 1/2015, ap.3.2 ).
Entre los problemas que se plantean se encuentra el de cómo resolver la cuestión de la calificación de aquellos delitos
en los que se señalan penas alternativas o cumulativas que pertenecen a distinta categoría (p.e., pena menos grave
y, alternativamente pena leve). La citada Circular 1/2015 sobre pautas para el ejercicio de la acción penal en relación
con los delitos leves tras la reforma penal operada por la LO 1/2015 (ap. 3.3) entiende prevalente aplicación el CP
art.13.2 sobre el CP art.13.4 , de modo que el delito habría de considerarse menos grave.
Para solucionarlo la L 41/2015 ha añadido una LECr disp.adic.6ª , conforme a la cual «Sin perjuicio de lo establecido
para los procesos especiales, los delitos que alternativa o conjuntamente estén castigados con una pena leve y otra
menos grave se sustanciarán por el procedimiento abreviado o, en su caso, por el procedimiento para el enjuiciamiento
rápido de determinados delitos o por el proceso por aceptación de decreto».
5. Consecuencias de la distinción entre delito grave, menos grave y leve

6580 La clasificación entre delitos graves, menos graves y leves no obedece exclusivamente a una necesidad teórica de
sistematización, sino que origina consecuencias prácticas, desde el punto de vista penológico y desde el punto de
vista procesal.
6581 En primer lugar, desde la perspectiva penológica, hay que hacer referencia a las reglas de medición de la pena,
la prescripción, reincidencia y antecedentes penales.
1. Los delitos menos leves no computan a efectos de reincidencia ( CP art.22.8 ).
2. Los delitos leves no se someten a las reglas de medición de la pena de los delitos ( CP art.61 a 72 ), sino que,
conforme al CP art.66.2 , los jueces y tribunales procederán «según su prudente arbitrio, dentro de los límites de
cada una, atendiendo a las circunstancias del caso y del culpable». No obstante, ello no equivale a plena libertad,
de forma que, especialmente, si el juez decide superar la mitad inferior de la pena abstracta, debería motivarlo
convenientemente en la sentencia. Lo mismo acaece con las penas accesorias ( CP art.57.3 ).
3. La responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa de un día de privación de libertad por cada dos
cuotas diarias no satisfechas, en el caso de los delitos leves, podrá cumplirse mediante localización permanente ( CP
art.53.1 ).
4. Los plazos de prescripción son diferentes en unos y otros casos. Los delitos leves prescriben al año ( CP art.131.1
inciso último ), mientras que los delitos graves y menos graves se sujetan a unos plazos de prescripción diferentes
en función de la gravedad de la condena, establecidos en el mismo CP art.131.1 .
5. El perdón del ofendido extingue la responsabilidad criminal cuando se trate de delitos leves perseguibles a
instancias del agraviado ( CP art.130.1.5º ).
6. Los delitos leves tienen unos plazos inferiores para la cancelación de antecedentes ( CP art.136.1 a ).
6582 En segundo lugar, de la distinción entre delito grave, menos grave y leve derivan consecuencias procesales, en
lo que concierne a la aplicación del principio de oportunidad, a la distinción entre instrucción y enjuiciamiento y a la
competencia.
1. En cuanto a los requisitos de perseguibilidad, la mayoría de los delitos leves son perseguibles a instancia de
parte, al requerir de la denuncia previa del perjudicado, salvo los relacionados con la violencia de género y doméstica.
2. En relación con los delitos leves se ha introducido el principio de oportunidad ( LECr art.963 ) lo que implica,
en síntesis, que las actuaciones se podrán sobreseer cuando lo solicite el Ministerio Fiscal, utilizando el criterio de la
escasa gravedad, o las circunstancias del hecho o autor, y ausencia de interés público relevante.
3. Los delitos leves se someten a reglas procedimentales especiales ( LECr art.962 s. ).
4. Finalmente, la clasificación que nos ocupa determina la atribución de la competencia objetiva para enjuiciar los
hechos. La atribución de la citada competencia objetiva para enjuiciar los hechos se hace teniendo en cuenta la pena
en abstracto señalada a cada delito y no en atención a la efectivamente pedida. Sin embargo, hay que descartar que
la penalidad determine, por efecto de la degradación de la pena, la naturaleza o la clase de infracción por la que se
castiga; por ejemplo, si por ser cómplice de un delito menos grave se ha de imponer una pena de carácter leve, ello
no significa que el cómplice responda por un delito leve, sino que sigue respondiendo por complicidad en un delito
menos grave (el partícipe no responde por un delito sui generis, sino por el mismo delito que el autor); lo mismo se
podría decir de las actos preparatorios.
6583 En síntesis, la situación sería la siguiente ( LECr art.14 ):

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A. Para el conocimiento y fallo de los juicios por delito leve será competente el juez de Instrucción, salvo que
la competencia corresponda al juez de violencia sobre la mujer ( LECr art.14.5 ) (se ha suprimido la atribución de
competencia anterior al juez de paz para determinadas faltas).
B. Para el conocimiento y fallo de las causas por delitos a los que la ley señale pena privativa de libertad de
duración no superior a 5 años o pena de multa cualquiera que sea su cuantía, o cualesquiera otras de distinta
naturaleza, bien sean únicas, conjuntas o alternativas, siempre que la duración de estas no exceda de 10 años, así
como por delitos leves, sean o no incidentales, imputables a los autores de estos delitos o a otras personas, cuando
la comisión de la falta o su prueba estuviesen relacionadas con aquellos, será competente el juez de lo penal (o el
juez central de lo penal, sin perjuicio de la competencia del juez de Instrucción de Guardia del lugar de comisión del
delito para dictar sentencia de conformidad, o del juez de violencia sobre la mujer competente en su caso, en los
términos establecidos en el LECr art.801 . Todo ello salvo que el delito fuere de los atribuidos al tribunal del jurado.
La regulación ha suscitado la crítica doctrinal en la medida en que las sanciones pueden ser muy elevadas para ser
decidida por un órgano unipersonal.
C. Para el conocimiento y fallo de las causas en los demás casos -que son fundamentalmente los delitos graves-,
será competente la audiencia provincial (o la sala de lo penal de la Audiencia Nacional, LOPJ art.65 y 89 bis 3 ). Todo
ello salvo que el delito fuere de los atribuidos al tribunal del jurado.
D. Por último, debe tenerse en cuenta lo previsto en el LECr art.14 bis cuando de personas jurídicas se trata.
Conforme a tal precepto «Cuando de acuerdo con lo dispuesto en el artículo anterior el conocimiento y fallo de una
causa por delito dependa de la gravedad de la pena señalada a este por la ley se atenderá en todo caso a la pena
legalmente prevista para la persona física, aun cuando el procedimiento se dirija exclusivamente contra una persona
jurídica».
6. Desaparición de las faltas

6590 La actual clasificación tripartita entre delitos graves, menos graves y leves, ha sustituido a la anterior a la aprobación
de la LO 1/2015 , donde el Código distinguía entre delito grave, delito menos grave y falta. El concepto de falta,
sin embargo, sigue apareciendo en importantes normas. Así, por ejemplo, permanece en el CC art.1092 («Las
obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se regirán por las disposiciones del Código Penal») o en el LECr
art.100 («De todo delito o falta nace acción penal para el castigo del culpable, y puede nacer también acción civil para
la restitución de la cosa, la reparación del daño y la indemnización de perjuicios causados por el hecho punible»).
De la desaparición de las faltas se ha dicho que tiene algo de fraude de etiquetas, en la medida en que en la mayor
parte de los casos se han transformado en delitos leves (las antiguas referencias a las faltas en la LECr pasan a ser
a los delitos leves conforme a la LO 1/2015 disp.adic.2ª ), con un significativo incremento de las penas, al tiempo
que, desde una perspectiva procesal, se mantiene la tramitación que antiguamente se correspondía con la de las
faltas ( LECr art.962 s. ). Desde otra perspectiva, sin embargo, la reforma supuso algo más que un simple cambio
de denominación ya que han desaparecido aproximadamente un tercio de las viejas faltas, lo que supone una cierta
descarga de la jurisdicción penal y singularmente de los juzgados de instrucción. Entre estas últimas, algunas han
sido despenalizadas y transformadas en infracciones administrativas (frecuentemente más gravemente penadas)
y otras, simplemente, determinan responsabilidad civil ( CC art.1902 ), pero no punitiva de ninguna clase. Dentro de
las primeras, podemos destacar ejemplificativamente, la realización de actividades sin seguro obligatorio y la falta de
respeto y consideración a agentes de la autoridad y la desobediencia leve del anterior CP art.634 . Entre las segundas,
entre otras, se encontrarían las antiguas faltas de homicidio y lesiones por imprudencia leve (anteriormente reguladas
en el CP art.621 ); las faltas de incumplimiento de obligaciones familiares (de los viejos CP art.618.2 y 622 , salvo
los incumplimientos graves de convenios reguladores o sentencias que podrían constituir un delito de desobediencia
del CP art.556 ) y la falta de injurias leves y vejaciones injustas del anterior CP art.620 , salvo las referidas a las
personas indicadas en el CP art.173.2 .
B. Causas de exención o atenuación de la imputabilidad. Circunstancias de exención o atenuación de la
culpabilidad. Supuestos de exclusión de la punibilidad

6700 1. Introducción 6705


2. Ausencia de acción 6710
3. Causas de atipicidad 6725
4. Causas de justificación 6735
5. Causas de exculpación 6750
6. Causas de exclusión de la punibilidad 6765

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7. Circunstancias de atenuación 6775
1. Introducción

6705 Antes de dar comienzo al análisis de las causas de exención o atenuación de la imputabilidad, circunstancias de
exención o atenuación de la culpabilidad y a los supuestos de exclusión de la punibilidad se antoja necesario realizar
una breve precisión sobre su título y el contenido que se desarrolla en este espacio.
El título del capítulo es el señalado en el programa del ejercicio de profesión de abogado y alude únicamente a
las circunstancias de exención o atenuación de la imputabilidad y de la culpabilidad. En sentido estricto, deberíamos
ocuparnos entonces solo de las denominadas causas de exculpación ( CP art.20.1 a 3 ) así como de las circunstancias
atenuantes ( CP art.21 ) en lo que a la culpabilidad pudieran afectar, obviando aquellas referidas al injusto. Junto a
esto, siempre a la luz del citado programa, se señalarían los supuestos de exclusión de la punibilidad.
No obstante lo anterior, se antoja fundamental el conocimiento y manejo de las distintas causas que excluyen o
atenúan la responsabilidad criminal del sujeto en general y, por ello, se opta por una interpretación amplia del título.
6706 Aclarado lo anterior, corresponde adelantar a continuación el sentido del contenido de las páginas que siguen.
Con independencia de relevantes discusiones doctrinales, existe un amplio consenso en torno a la definición de
delito, entendiendo por tal la acción típica, antijurídica y culpable, a la que se le atribuye una pena o una medida
de seguridad.
De este modo, si alguno de los elementos que lo componen (acción, tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad y, según
algunos autores, punibilidad) no concurre, entonces el sujeto que ha lesionado un bien jurídico protegido por el
ordenamiento penal, no será responsable penalmente, es decir, estará exento de responsabilidad criminal.
Por otro lado, en virtud del principio de culpabilidad entendido como la necesaria proporcionalidad que debe existir
entre el grado de responsabilidad del sujeto en la producción del resultado y la sanción impuesta, se contemplan una
serie de circunstancias atenuantes que disminuyen la determinación de la pena. El fundamento de esta previsión
radica en el menor injusto o en la menor reprochabilidad que atribuyen al actuar del sujeto. Empezando por el estudio
de las causas o circunstancias que eximen de responsabilidad criminal, sirva este cuadro de introducción:
Delito Exención de responsabilidad
Acción Ausencia de acción:
• Vis absoluta.
• Movimiento reflejo.
• Sueño o sonambulismo.
Típica Causas de atipicidad:
• Error de tipo.
• Ausencia de imputación objetiva.
Antijurídica Causas de justificación:
• Legítima defensa.
• Estado de necesidad.
• Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio
o cargo.
Culpable Causas de exculpación:
• Inimputabilidad.
• Error de prohibición.
• Causas de inexigibilidad.
Punible Causas de exención de punibilidad:
• Excusas absolutorias.
• Condiciones objetivas de punibilidad.
2. Ausencia de acción

6710 Para que se considere que se ha llevado a cabo una acción con relevancia jurídico penal, comprendiendo en el
término acción tanto la acción en sentido estricto como la omisión, es necesario que el sujeto actúe con voluntad
en sus movimientos o en la no realización de la conducta debida (en el caso de la omisión). De esta manera, si se
realiza una conducta de modo involuntario o no se lleva a cabo del mismo modo, se considerará que estamos ante
un supuesto de ausencia de acción o de ausencia de omisión.

© Lefebvre El Derecho 5 MARÍA TERESA ENCISO


Tradicionalmente, la doctrina ha señalado tres supuestos específicos de ausencia de acción o de omisión, al margen,
claro está, de cualquier otra situación en la que el sujeto actúe de forma involuntaria. Estos son: fuerza irresistible o
vis absoluta, los movimientos reflejos y los movimientos efectuados durante el sueño normal o sonambulismo.
6712 Fuerza física irresistible o «vis absoluta»
Un ejemplo clásico planteado por la doctrina de ausencia de acción por vis absoluta es aquel en el que se produce
un accidente de trenes porque el guardavía se encuentra atado a una silla.
En casos como el anterior, no existe acción u omisión cuando el movimiento, o en el supuesto descrito su ausencia,
derivan de una fuerza externa al sujeto que le obliga o impide realizarla.
Esta fuerza convierte al sujeto sobre quien se ejerce en un instrumento de la comisión de una acción u omisión
típicas por lo que no concurre ni finalidad ni voluntad en el sujeto a quien se atribuye y, por lo tanto, no es posible
admitir que sus actos constituyen la realización de un delito.
6714 Movimientos reflejos
Los movimientos reflejos constituyen otra categoría de movimientos propia de la ausencia de acción o de omisión. Se
identifican con aquellos que realiza el sujeto como consecuencia de un incentivo externo que transmite directamente
a los centros motores una reacción concreta, sin que intervenga voluntad alguna del sujeto que mueve una parte de
su cuerpo. De este modo, no es posible establecer una relación entre el acto y la personalidad del sujeto.
Entiende Silva Sánchez que una característica fundamental de estos movimientos, que además la distingue de los
denominados «cortocircuito», su capacidad de reproducirse, de repetirse. De este modo, se considera que ante el
mismo estímulo siempre se llevará a cabo la misma reacción ya que es una reacción mecánica. Así, por ejemplo,
ante un objeto que se introduce en el ojo o un deslumbramiento repentino del Sol, un conductor cerrará los ojos.

Precisiones

No obstante, la práctica demuestra que no resulta fácil tal distinción. Sirva de ejemplo el célebre caso resuelto
por el Tribunal Supremo discutido por la doctrina, entre otros, por el ya mencionado Silva Sánchez. Nos referimos al
supuesto en que un sujeto, junto con la víctima y otro amigo, después de haber estado bebiendo copas, decidieron
ir a la bodega de uno de ellos para continuar bebiendo y cuando el procesado se encontraba agachado para sacar
vino de una barrica y con las piernas separadas, hallándose de espaldas a quien resultó víctima, este agarró a aquel,
fuertemente, por los genitales, en cuyo momento, el procesado, al sentirse dolorido, giró bruscamente su cuerpo
empujando con el codo a la víctima quien perdió el equilibrio cayendo al suelo y golpeándose la cabeza, por lo que los
dos amigos le trasladaron en un automóvil hasta las inmediaciones de su domicilio, sin dar importancia al accidente
y no queriendo el agredido ir al médico. Sin embargo, resultó que tenía una contusión frontoparietal izquierda y
hematoma aparenquimatoso, y falleció horas después. El tribunal consideró que el empujón se realizó de manera
maquinal, fruto de un movimiento corporal instintivo al sentir el dolor producido por la presión ejercida sobre sus
órganos genitales, por lo que tal movimiento corporal no puede estimarse como constitutivo de una acción penalmente
relevante. Sin embargo, Silva Sánchez lo califica de un acto «cortocircuito» ya que resulta dudoso que siempre que
se produzca un estímulo de las características del caso se produzca la misma reacción en forma de giro brusco y
golpe con el codo al sujeto pasivo. Esta reacción está afectada por la personalidad del sujeto. Un movimiento reflejo
habría sido un movimiento hacia la zona dolorida y no un giro brusco ( TS 23-9-83, EDJ 10552 ).
6716 Movimientos ejecutados durante el sueño normal o sonambulismo
Finalmente, tampoco son considerados acción, desde una perspectiva penal, los movimientos llevados a cabo durante
el sueño normal o durante el sonambulismo tampoco son considerados acción, desde un punto de vista jurídico
penal.
Resulta, sin embargo, dudoso el caso de quien actúa en estado de hipnosis. Si bien la mayor parte de la doctrina
considera que sí hay acción porque el sujeto hipnotizado no queda privado totalmente de su voluntad, lo que no
implica que no pueda reconocerse inimputabilidad.
6718 Excurso: «Actio libera in causa»
No obstante lo anterior, existe una excepción por la que en ausencia de acción o de omisión se atribuye voluntariedad
en sus actos al sujeto. Esto ocurre cuando se produce la denominada actio libera in causa. Esta se identifica con
aquellas situaciones en las que un sujeto ha actuado en ausencia de acción o de omisión, porque se encuentra en
un estado de inconsciencia, pero ha sido él mismo el que se ha situado en dicho estado de forma voluntaria.
De este modo, estas acciones se consideran libres en su causa porque en el momento de ejecutarlas existe ausencia
de acción o de omisión pero es posible atribuir voluntad al sujeto en la realización si se acude al momento en que
se colocó en el estado de ausencia de acción o de omisión.

MARÍA TERESA ENCISO 6 © Lefebvre El Derecho


En este sentido se ha manifestado el Tribunal Supremo en numerosas ocasiones, al señalar que «la teoría de la actio
libera in causa parte de una previa capacidad de culpabilidad del sujeto que pierde conscientemente para cometer
el hecho, bien por falta de valor para ejecutarlo, bien como consecuencia de ponerse a cubierto de una posible
responsabilidad criminal por su estado de incapacidad mental, buscándose, como dice el Código penal italiano, "una
excusa", es claro que tal resorte no puede ser aplicado a situaciones como la juzgada de alteraciones o anomalías
mentales permanentes, es decir, enfermedades mentales crónicas o muy cronificables, pues en tales supuestos el
sujeto es inimputable con anterioridad a dar comienzo a la ejecución del hecho, sin que pueda controlar, o no, su
disposición a liberar una causa de excepción a su responsabilidad criminal, lo que no sucede, por el contrario, ni en
el propio trastorno mental transitorio, ni en la drogadicción o en sustancias de efectos análogos, razón por la cual el
sistema legal responde a una explicación científica, y por ende, el motivo no puede ser estimado», citando la sentencia
TS 14-4-93, EDJ 3545 ( TS 31-5-16, EDJ 80322 ).
3. Causas de atipicidad

6725 Para que un sujeto lleve a cabo un ilícito penal, además de realizar una conducta voluntaria, consciente, este actuar
deberá corresponderse con un tipo penal. Es decir, es necesario que coincida con lo previsto en la descripción
normativa de un delito. De lo contrario, la acción no será típica y no se seguirán evaluando los demás requisitos
exigibles del delito.
Teniendo en cuenta esto, y a modo de ejemplo, cuando el CP art.138 tipifica la muerte de otro, para que una conducta
sea subsumible en él será necesario que un sujeto mate a otro sujeto, por lo que si la muerte es de un insecto o
su conducta consiste en arrancar unos hierbajos de su jardín, aunque se esté quitando la vida de un ser vivo, estas
conductas no serán subsumibles en el tipo penal porque ese «otro» del precepto, se refiere a un ser humano.
Siendo esta la forma más burda de atipicidad, puede ocurrir que un sujeto mate a otro y, sin embargo, dicha conducta,
tampoco sea típica.
Grosso modo, los motivos por los que una conducta aparentemente subsumible en el tipo no resulta típica serán la
concurrencia de un error de tipo invencible o la ausencia de imputación objetiva (también sería atípica la conducta
imprudente que no tenga prevista sanción penal).
6727 Error de tipo
En el CP art.14 se prevé la respuesta del ordenamiento jurídico ante el denominado error de tipo, es decir, ante el
desconocimiento o error por parte del sujeto relativo a la existencia de alguno o algunos de los hechos que constituyen
la infracción penal.
Conforme a lo previsto en este precepto, solo será atípica la conducta derivada de un error invencible, ya que cuando
este sea vencible será castigada como imprudente, siempre y cuando sea punible.
El carácter de vencible o invencible viene determinado por las condiciones en las que se encontraba el sujeto para
evitarlo o para haberlo podido prever. De este modo, si empleando el debido cuidado el sujeto hubiera podido evitarlo,
el error será vencible, mientras que si el error se encontraba fuera incluso de posibilidad de previsión, se considerará
invencible.
Señalado lo anterior, y aunque no procede detenerse en el análisis de las distintas clases de error de tipo y sus
particularidades, debe advertirse que el error in persona será irrelevante tanto si es vencible como invencible, salvo
que tuviera consecuencias en la calificación de los hechos.
Finalmente, independientemente de la clase de error ante la que nos encontremos, este debe probarse «como
cualquier causa de irresponsabilidad, por lo que no es suficiente con la mera alegación» ( TS 24-2-15, EDJ 26815 ).
6729 Ausencia imputación objetiva
Aun a riesgo de simplificar en exceso la Teoría de la Imputación Objetiva, no puede faltar una breve alusión a ella
en el ámbito de la tipicidad de la conducta. Y es que, para que una acción, entendida en sentido amplio, sea típica
es necesario que exista una relación de causalidad entre esta y el resultado producido, es decir, la lesión del bien
jurídico protegido (o su puesta en peligro).
En la actualidad se exige que el resultado se pueda imputar objetivamente a la conducta llevada a cabo por el sujeto,
lo que implica que se deben tener en cuenta otros factores más allá de la relación de causalidad naturalística. De
este modo, la conducta del sujeto debe ser condictio sine qua non del resultado, pero también deberá lesionar los
siguientes principios ( TS 26-11-08, EDJ 222314 ):
A. Principio de confianza. En este principio se apoyan los miembros de la sociedad en su conjunto, ya que se confía
en que cada uno de los demás respete las reglas establecidas para evitar la puesta en peligro de un bien jurídico.
Siendo esto así, si un sujeto va cumpliendo con las distintas normas del tráfico vehicular, por ejemplo, y un peatón
cruza por un lugar no indicado, desencadenando un accidente que le produce la muerte o lesiones, aunque estas

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han sido derivadas de la acción del sujeto que iba conduciendo, no se le puede imputar el resultado de lesiones o
muerte por no haber evitado al peatón, ya que en virtud del principio de confianza, el sujeto no tenía que prever el
cruce de un peatón en ese lugar.
B. Principio de riesgo permitido. Este principio parte del presupuesto de que, para que exista progreso, es necesario
poner en riesgo bienes jurídicos. No obstante, este riesgo está delimitado a través de normas que regulan las
actividades peligrosas o creadoras de riesgos. Teniendo en cuenta esto, al sujeto que cumple escrupulosamente con
las normas no se le puede imputar objetivamente el daño derivado de su conducta porque forma parte del riesgo
autorizado.
De esta manera, solo se atribuyen al agente las lesiones o riesgos concretados, cuando se comprendan por el tipo
penal, derivados solo de determinadas conductas. Siendo esto así, se atribuirá al sujeto un resultado causado por
una conducta humana (en el sentido de la equivalencia de las condiciones), si dicha acción ha creado (o aumentado)
un peligro jurídicamente desaprobado, y el peligro se ha materializado en el resultado típico. Así, es relevante tanto
el peligro creado y el resultado, como el carácter jurídicamente desaprobado de ese peligro.
4. Causas de justificación

6735 Una vez que se ha llevado a cabo una conducta humana de forma voluntaria y que es subsumible en un tipo penal,
esta deberá ser antijurídica, es decir, contraria a Derecho. Para ello será necesario que el actuar concreto no esté
permitido por la ley porque si no se justificará la conducta del sujeto y se considerará acorde a Derecho.
La ley penal contempla en el CP art.20.4, 5 y 7 los supuestos por los que una conducta típica es legítima. En ellos
se establece que está exento de responsabilidad criminal: el que obre en defensa de la persona o derechos propios
o ajenos; el que, en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno lesione un bien jurídico de otra persona
o infrinja un deber; y el que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo.
6737 Legítima defensa
(CP art.20.4)

La legítima defensa se identifica con aquella defensa necesaria para repeler una agresión injusta, antijurídica, a
bienes jurídicos, intereses propios o ajenos.
En la actualidad se le atribuye una naturaleza justificativa. De este modo, forma parte de las causas de justificación
que prevé la ley. La doctrina mayoritaria considera que esta previsión responde a un doble fundamento, individual
y colectivo ya que únicamente permite la defensa, la protección, de bienes individuales pero no sitúa al agresor y
al defensor en una posición igualmente válida frente al orden jurídico (mientras que el agresor niega el Derecho, el
defensor lo afirma), sino que el Derecho se inclina a favor del defensor y, en principio, le permite lesionar al agresor
en la medida en que resulte necesario para impedir que el injusto prevalezca sobre el Derecho.
Deteniéndonos en lo que a su regulación se refiere, para que sea admisible esta causa de justificación, es necesario
que se cumplan los siguientes requisitos:
- agresión ilegítima;
- necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión;
- falta de provocación suficiente por parte del defensor.
6738 Agresión ilegítima
El primero de los requisitos que exige la ley para admitir que un sujeto ha obrado en legítima defensa es que dicho
actuar sea respuesta a una agresión ilegítima. Por «agresión», tradicionalmente, la jurisprudencia ha entendido
«acometimiento físico violento contra la persona». Se trata de un concepto muy restringido de agresión que, sin
embargo, concuerda con el lenguaje ordinario. No obstante, en la actualidad se admiten ataques a bienes inmateriales
como la honestidad y el honor, así como la agresión sin acometimiento físico. Este entendimiento de la agresión
tiene perfecto encaje con la previsión legal, la cual habla de defensa de la persona y de sus derechos, como dos
alternativas de igual valor, lo que no sería posible si se exigiera el carácter físico.
Parece que dicha agresión debe provenir de una persona, y así lo exigen doctrina y jurisprudencia, si bien en sentencia
de la AP Sevilla se admitió la legítima defensa de un hombre mató a un perro porque estaba atacando a su nieta
( AP Sevilla 4-2-00, EDJ 10614 ). Por otro lado, tampoco está clara la admisibilidad de esta causa de justificación en
supuestos de inexistencia de acción, por ejemplo frente al acto de un sonámbulo, ni de imprudencia, ya que falta el
matiz energético, la voluntad de lesionar.
Para que se cumpla con el primer requisito, la agresión deberá ser ilegítima, es decir, contraria a Derecho, lo que
no implica que deba ser típica.

MARÍA TERESA ENCISO 8 © Lefebvre El Derecho


No obstante, se exceptúa en los supuestos de agresión ilegítima al patrimonio y a la morada o sus dependencias, los
cuales sí deberán ser reconducibles a un ilícito penal. Además, en el primero de estos casos, junto con que la exigencia
de tipicidad, será necesario que se ponga en grave peligro de deterioro o pérdida inminente del bien protegido.

Precisiones

La doctrina ha criticado estas restricciones y aboga por una unificación de criterio que evite problemas
interpretativos, los cuales resultan más patentes en el caso de la legítima defensa frente a la entrada indebida en
la morada o sus dependencias. Y es que, tradicionalmente, la entrada indebida en las dependencias no constituye
allanamiento de morada, por lo que no parece que la conducta pueda ser típica. Por otro lado, del texto se desprende
que solo se contempla la legítima defensa frente a la entrada, mientras que el tipo de allanamiento de morada
contempla tanto la entrada como la permanencia en la morada sin el permiso del morador. Resulta un sinsentido que
no quepa legítima defensa frente a la permanencia en la morada, y sí respecto de la entrada.
6739 Necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión
El segundo requisito legal es el referido a la «necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la
agresión». Tanto la doctrina como la jurisprudencia lo han desdoblado este requisito en dos, distinguiendo entre
necesidad de la defensa en abstracto y necesidad de la defensa en concreto:
a) La necesidad en abstracto se identifica con la necesidad de que la agresión sea actual o inminente.
Se trata de establecer unos límites cronológicos a la legítima defensa, que impiden la concurrencia de legítima
defensa si la agresión ha concluido o si todavía no es inminente. En definitiva, se niega la legítima defensa preventiva.
Si se respondiese ante una agresión ilegítima no actual o inminente, se produciría un exceso extensivo de la defensa,
tal y como lo califica la jurisprudencia.
Junto a los límites temporales del desenvolvimiento de la legítima defensa será necesario también que se ponga en
grave peligro inminente los bienes jurídicos defendidos y que la defensa sea el único medio para que no se consume
la agresión o para que esta finalice. Teniendo en cuenta esto último, parece que si cabe la huida, no sería admisible
la legítima defensa. No obstante, se ha considerado que sí es posible actuar en legítima defensa en estos supuestos
porque la huida siempre es deshonrosa. Dicho esto, en la actualidad se entiende que habrá que estar al caso concreto
ya que, por ejemplo, si el agresor es un enfermo mental o un niño, parece que se deberá huir antes que repeler o
evitar la agresión, si se tuviera esta opción.
b) Por otra lado, la necesidad de defensa en concreto, supone que debe haber racionalidad en el medio defensivo
interpuesto, de tal manera que en el caso en que el medio empleado sea irracional, estaremos ante un exceso
intensivo, tal y como lo define la jurisprudencia.
Para determinar si un medio empleado es racional, no existen pautas fijas. Será necesario evaluar la índole de la
agresión y los medios de los que se dispone en el momento concreto para impedirla o repelerla. De este modo, no se
exige que la respuesta defensiva sea absolutamente proporcional (aunque, alguna Sentencia vincula la racionalidad
del medio empleado con su proporcionalidad ( AP Barcelona 30-5-11, EDJ 182778 , en la que se califica de
desproporcionado el «estrellar en el rostro de su oponente un vaso de cristal»). Lo realmente determinante será que,
de entre los medios de los que un sujeto disponga para repeler o impedir la agresión, seleccione el que menor daño
produzca al agresor, de tal manera que si solo cuenta con un medio para defenderse, la ley no puede obligarle a
soportar la agresión ( TS 21-6-07, EDJ 70231 ).
Otro problema que se plantea respecto a la racionalidad del medio es si cabe o no interponer los denominados
offendicula , aquellos medios defensivos que se activan de forma automática cuando se produce la agresión (ejemplo:
valla eléctrica). La doctrina considera que se debe estudiar caso por caso pero, en general, serán admisibles cuando
sean racionales y cuando sean claramente perceptibles para el eventual agresor. Así, por ejemplo, no sería admisible
una valla electrificada que no se avise pero sí lo son unos cristales encima de una tapia.
6740 Falta de provocación suficiente por parte del defensor
El último de los requisitos exigidos es la «falta de provocación suficiente por parte del defensor». El sentido de este
requisito es impedir que quien ha provocado la agresión pueda alegar legítima defensa. Obviamente, no bastará
cualquier provocación, sino que deberá ser «suficiente», lo que significa que si la agresión ha sido provocada pero
su índole no guarda proporción con la provocación previa, entonces sí podrá concurrir legítima defensa.
En la evaluación de este requisito, se plantea un problema respecto a los supuestos en los que la legítima defensa se
alega en el transcurso de una pelea o riña aceptada por ambas partes. El Tribunal Supremo ha establecido que,
en casos de riñas aceptadas por las dos partes no cabe legítima defensa porque no se cumple con el requisito de
falta de provocación suficiente por parte del defensor. En estos casos se entiende que hay provocación recíproca y
esto excluye apelar a la legítima defensa. No obstante, la doctrina matiza esta afirmación advirtiendo que habrá que

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estar de nuevo al tenor literal del requisito. Si los contendientes deciden pelearse con los puños y en el transcurso
uno saca un arma, sí cabe legítima defensa ( TS 10-2-05, EDJ 71503 ).

Precisiones

No se considera provocación suficiente rozar un vehículo ya que son innumerables los incidentes de este tipo que
diariamente cursan con un simple parte amistoso a las compañías aseguradoras ( TS 18-12-01, EDJ 56466 ).
6741 Restricciones
Lo expuesto en los marginales anteriores, sin embargo, se enfrenta a importantes restricciones. El art.2 del Convenio
Europeo de Roma de 1950, de 4 de noviembre, para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales recoge el derecho de toda persona a la vida al tiempo que prevé una serie de excepciones: el precepto
no se vulnera cuando la muerte se causa en defensa de una persona contra una agresión ilegítima. La cuestión que
se plantea es cómo interpretar el concepto de persona que aparece en la citada norma. El Tribunal Supremo ( TS
23-11-10, EDJ 259026 ) y la doctrina mayoritaria vienen sosteniendo que el citado precepto del Convenio Europeo
restringe el derecho a la legítima defensa, de modo que solo se puede causar la muerte de una persona en legítima
defensa de la vida, la salud, y la integridad (incluida la autodeterminación sexual).
6742 Estado de necesidad
El estado de necesidad está previsto como causa general de exención de responsabilidad criminal en el CP art.20.5 .
Sin embargo, desde que Berner plantease su Teoría diferenciadora, la doctrina le ha venido atribuyendo una
doble naturaleza, considerando que puede concurrir como causa de justificación o como causa de exclusión de la
culpabilidad.
La diferencia entre una causa y otra radica en el conflicto de intereses que se produce. De este modo, cuando el
conflicto es entre intereses de distinto valor, rige el principio de interés preponderante y, en estos casos, el mal que
se causa se puede justificar por el Derecho, es una causa de justificación, por encontrarse en estado de necesidad si
es menor que el que se trata de impedir. Por el contrario, cuando el conflicto se produce entre intereses de igual peso
o cuando el mal que se causa es idéntico al evitado, esta conducta no puede ser justificada por el Derecho, pero sí
no reprochada, de manera que se exculpa la conducta, como veremos en el apartado de las causas de exculpación.
En el Código Penal no se lleva a cabo esta distinción pero se puede identificar en los requisitos previstos. Tampoco
se lleva a cabo una enumeración ni definición de las situaciones de necesidad sino que, simplemente, se excluye la
respuesta penal en los casos de estado de necesidad, aunque se lesione un bien jurídico de otra persona o se infrinja
un deber, siempre que se actúe para evitar un mal propio o ajeno. Teniendo en cuenta esto, se identifica el estado de
necesidad con aquella situación de amenaza grave, inminente, para un bien jurídico propio o ajeno que únicamente
puede ser eludida lesionando bienes jurídicos ajenos o dejando de cumplir un deber jurídico.
Esta situación de necesidad debe diferenciarse claramente de las situaciones de legítima defensa con las que solo
tiene en común: el conflicto de intereses ante una amenaza para bienes jurídicos propios o ajenos, que resuelve
el sujeto lesionando bienes jurídicos. En el estado de necesidad la amenaza no procede de una agresión ilegítima
(ejemplo: hurto para no morir por inanición, AP Madrid 17-9-04, EDJ 145442 ) como ocurre en la legítima defensa,
y además, en el estado de necesidad nunca se puede causar un mal mayor que el que se evita mientras que, en la
legítima defensa ya se ha señalado que sí es posible en determinados supuestos. Finalmente, y al contrario de lo
que ocurre en la legítima defensa, en el estado de necesidad el conflicto se produce entre dos intereses protegidos
por el Derecho y no entre uno protegido frente a otro que no lo está.
6743 Señalado lo anterior, corresponde analizar los requisitos exigidos para que se admita la actuación en estado de
necesidad, como causa de justificación ( CP art.20.5 ):
- el mal causado deberá ser menor que el que se trata de evitar;
- la situación de necesidad no puede haber sido provocada intencionadamente por el sujeto. Esta cláusula plantea
algunos problemas interpretativos, en los supuestos en que se actúa en estado de necesidad de un tercero o en caso
de auxilio necesario. Y es que habrá que determinar quién es el sujeto que no debe haber provocado la situación de
necesidad, si quien produce el mal para evitar otro menor, o quien se auxilia. La doctrina entiende que solo excluye
el estado de necesidad la provocación dolosa de la propia situación de necesidad. La jurisprudencia, sin embargo,
ha sido más errática en sus soluciones y no existe una jurisprudencia constante;
- el necesitado no puede tener por su oficio o cargo obligación de sacrificarse. De este modo, aquellos cuya profesión
comporta un sacrificio podrán alegar estado de necesidad pero de un modo más restrictivo.
6745 Cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo
El cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo responde a un doble fundamento,
formal y material. Por un lado, en lo que a su fundamento formal se refiere, se basa en el principio de unidad del

MARÍA TERESA ENCISO 10 © Lefebvre El Derecho


ordenamiento jurídico, conforme al cual se exige eliminar las posibles contradicciones normativas y valorativas que
puedan presentarse en él. De este modo, aunque resulta una tautología referirlo y quizá se podría prescindir de su
previsión, quien obra de acuerdo con el Derecho obra justificadamente. Pero, por otro lado, se fundamenta también
en el conflicto de intereses que se produce, resolviéndose a favor del interés público concreto.
La doctrina tiende a reducir la referencia del apartado 7 del CP art.20 a las cuatro causas de justificación: cumplimiento
de un deber, ejercicio legítimo de un derecho, ejercicio legítimo de un oficio y ejercicio legítimo de un cargo; a dos:
cumplimiento de un deber y ejercicio legítimo de un derecho.
En relación con el cumplimiento de un deber, este deberá ser un deber jurídico ( AP Palencia 26-1-98, EDJ 68852 ).
Resulta habitual que el deber sea de carácter profesional, por eso se confunde esta causa de justificación con el
ejercicio legítimo de un cargo.
El caso más característico es el empleo de la fuerza de la violencia, por las fuerzas y cuerpos de seguridad. Al
respecto se plantean dudas en relación al alcance del amparo del despliegue de violencia típica. Parece que, en
estos casos, se exige que la violencia sea ejercida por un agente en el desempeño de sus funciones y que exista
necesidad del recurso a la fuerza, adecuación de la misma y que sea proporcional ( AP Málaga 2-5-03, EDJ 168766 ).
No obstante, aquí no tendría cabida el disparo doloso, el cual, considera la doctrina dominante, únicamente está
legitimado en legítima defensa propia o de otro.
En lo que al ejercicio legítimo de derechos se refiere, se entiende que quien ejercita un derecho no puede obrar en
contra del Derecho. Para que se considere que se actúa de tal modo, es necesario que se lleve a cabo la conducta
dentro de los límites del citado derecho.
En este contexto, la doctrina distingue según se trate de derechos profesionales o no profesionales. Dentro de
estos últimos se encuentran el ius corrigendi, de los padres, madres o tutores en relación con los hijos, en el que
no se encuentran amparadas las lesiones, o el ejercicio legítimo de la práctica del deporte, donde será relevante el
consentimiento ante el riesgo ante las lesiones deportivas, siempre y cuando se respeten las reglas del juego, o el
ejercicio de un derecho mediante vías de hecho, lo que supone el ejercicio de un derecho al margen de los Tribunales
y en contra de la voluntad de otra u otras personas (como es el caso en que un sujeto se lleva lo que es suyo en contra
de la voluntad de otro). Por su parte, en el caso de los derechos profesionales, estos se encuentran habitualmente
reglados. Aquí se comprenden el derecho a la información de los periodistas frente a acusaciones de violar el honor
o la intimidad de las personas, el derecho al secreto profesional de los abogados, aunque suponga encubrimiento de
un delito, o el secreto profesional de los médicos respecto a sus pacientes.
5. Causas de exculpación

6750 Con independencia de discusiones doctrinales en relación al lugar donde se ubica el dolo, si corresponde a un
elemento del tipo o forma parte de la culpabilidad, existe cierto consenso en relación a los requisitos que deben
concurrir en un sujeto para reprocharle penalmente la realización de una acción típica y antijurídica: imputabilidad,
conciencia de la antijuridicidad y posibilidad de actuar acorde al Derecho.
Siendo esto así, si alguno de los requisitos anteriores no está presente no se podrá calificar la conducta delictiva
de culpable.
En el Código Penal se prevén causas por las que esto puede ocurrir, distinguiéndose entre causas de inimputabilidad
(nº 6752 s. ), error de prohibición (nº 6756 ) y causas de inexigibilidad de una conducta distinta (nº 6758 s. ).
6752 Causas de inimputabilidad
Estas son:
- minoría de edad ( CP art.19 );
- anomalía o alteración psíquica alteración psíquica o trastorno mental transitorio ( CP art.20.1 );
- estado de intoxicación plena o síndrome de abstinencia ( CP art.20.2 );
- alteraciones en la percepción desde el nacimiento ( CP art.20.3 ).
6753 La minoría de edad como causa de exculpación debe matizarse ya que sí se reconoce la responsabilidad penal del
menor de edad, mayor de 14 años. De este modo, en puridad se debe señalar que la inimputabilidad es del menor de
14 años pero, conforme al Código Penal, solo se exigirá responsabilidad penal a los mayores de 18, reservándose
para los menores de entre 14 y 18 años una regulación específica. Al respecto nos remitimos al apartado de este
Memento dedicado a la Responsabilidad penal de los menores (Tapia Ballesteros, P.) (nº 6893 s. ).

© Lefebvre El Derecho 11 MARÍA TERESA ENCISO


Teniendo en cuenta esto, se presume iuris et de iure que los menores de 18 años son inimputables de acuerdo al
Código Penal, mientras que los mayores son imputables iuris tantum. Es decir, se presume su imputabilidad salvo
que concurra alguna de las causas previstas en el CP art.20.1 a 3 .
6754 De este modo, en los tres primeros apartados del art.20 se prevén los supuestos en los que un sujeto es considerado
inimputable debido a que, en el momento de llevar a cabo el ilícito penal, no se encuentra en plenas facultades
mentales:
a) Quien cuenta con una anomalía o alteración psíquica que le impide comprender la ilicitud del hecho o actuar
conforme a esa comprensión. En relación con esta causa, se critica la falta de rigor médico-legal.
En cualquier caso, en ella se comprenden las oligofrenias agudas, las psicosis endógenas (esquizofrenia-paranoide,
psicosis delirante, psicosis maníaco depresiva) y las psicosis exógenas (producidas por causas externas, como son
las neurosis y las psicopatías).
Además, se contempla la posibilidad de que el trastorno sea transitorio, siempre y cuando no haya sido provocado
por el propio sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera podido o debido prever su comisión.
b) Quien se halla en estado de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas,
estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado
con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se halle bajo la influencia de
un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias, que le impida comprender la ilicitud
del hecho o actuar conforme a esa comprensión. Remisión al apartado de las circunstancias atenuantes, donde se
señala las diferencias entre esta causa de exculpación y la circunstancia atenuante.
c) El que, por sufrir alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia, tenga alterada
gravemente la conciencia de la realidad. Se plantean problemas de delimitación entre esta causa de inimputabilidad
y el error de prohibición el cual, como se señalará a continuación, está relacionado con la falta de conciencia de la
ilicitud de los actos.
6756 Error de prohibición
(CP art.14.3)

Una vez que se ha descartado la eventual inimputabilidad del sujeto que ha realizado un ilícito penal, es necesario
que este sujeto haya obrado con conciencia de la antijuridicidad de sus actos para que se le considere culpable. De
lo contrario, incurrirá en un error de prohibición. Se entiende como tal el error sobre la ilicitud del hecho constitutivo
de la infracción penal.
Al igual que ocurría en el error de tipo, el error de prohibición podrá ser calificado de vencible o invencible y solo este
último error deriva en una exención de la responsabilidad penal del sujeto, mientras que cuando el error se considere
vencible se aplicará la pena prevista para el caso concreto inferior en uno o dos grados ( TS 21-5-12, EDJ 107924 ).

Precisiones

El Tribunal Supremo ha consolidado su doctrina en relación al error de prohibición. Entre otras cuestiones, se
establece que «la apreciación del error de prohibición no puede basarse solamente en las declaraciones del propio
sujeto, sino que precisa de otros elementos que les sirvan de apoyo y permitan sostener desde un punto de vista
objetivo, la existencia del error. El análisis -nos dice la sentencia TS 27-2-03, EDJ 4268 - debe efectuarse sobre el
caso concreto, tomando en consideración las condiciones del sujeto en relación con las del que podría considerarse
hombre medio, combinando así los criterios subjetivo y objetivo, y ha de partir necesariamente de la naturaleza del
delito que se afirma cometido, pues no cabe invocar el error cuando el delito se comete mediante la ejecución de una
conducta cuya ilicitud es de común conocimiento» ( TS 22-12-14, EDJ 261492 ).
6758 Causas de inexigibilidad de una conducta distinta
Finalmente, para que pueda reprocharse penalmente a un sujeto su actuar delictivo, es necesario que se le pueda
exigir una conducta distinta a la que realizó, es decir, una conducta acorde a Derecho. Esto se fundamenta en la
imposibilidad de imponer conductas heroicas o extraordinarias a los legislados porque la ley se dicta para personas
normales en situaciones normales.
De modo explícito se reconoce esta premisa en el CP art.195.1 cuando sanciona a «El que no socorriere a una
persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de
terceros [...]», así como en el CP art.450.1 del mismo cuerpo legal al tipificar a «El que, pudiendo hacerlo con su
intervención inmediata y sin riesgo propio o ajeno, no impidiere la comisión de un delito que afecte a las personas en
su vida, integridad o salud, libertad o libertad sexual, [...]».

MARÍA TERESA ENCISO 12 © Lefebvre El Derecho


Junto a estas causas de inexigibilidad de realizar la conducta debida, en favor de la integridad física propia, se
contemplan otras generales en el art.20 CP . Se trata de permisos débiles, vinculados con la idea de inexigibilidad
de una conducta distinta, acorde al Derecho, que nada tienen que ver con las causas de justificación.
6759 Estado de necesidad
En el estudio de las causas de justificación ya anunciamos que se atribuía distinta naturaleza al estado de necesidad
( CP art.20.5 ), según el conflicto de intereses concreto que se produjera. De este modo, en el estado de necesidad
como causa de exculpación, el conflicto se produce entre bienes de igual valor.
Existen ejemplos clásicos que ayudan a clarificar su sentido: náufrago que mata a otro náufrago para comer su carne
y poder sobrevivir o la tabla de Carneades, referido al náufrago que impide que otro náufrago se agarre al madero
que se hundiría con el peso de los dos.
Orts Berenguer y González Cussac plantean otros más cercanos a nuestra realidad y donde los bienes jurídicos
enfrentados no son la vida, sino la propiedad privada: «Agricultor que para evitar la sequía de su huerta, se apropia
del agua que correspondía a su vecino.» o el caso de «Quien para evitar que el incendio llegue a sus árboles, tala
los del vecino».
En todos los casos referidos, no es posible ponderar los bienes jurídicos en conflicto ya que el Derecho debe proteger
a ambos por igual, sin embargo, tampoco se puede exigir un comportamiento distinto al sujeto que lleva a cabo la
conducta lesiva. Por ello, para que se admita la concurrencia de esta causa de exculpación, se exige que se cumplan
con los siguientes requisitos (entre otras TS 2-10-02, EDJ 37207 ):
- el mal que se produce no puede ser mayor que el que se trata de evitar. Se entiende por mal tanto la lesión de
un bien jurídico como su puesta en grave peligro;
- debe existir una verdadera situación de necesidad. Esto implica que exista un peligro actual, absoluto, efectivo,
grave, inminente, injusto e ilegítimo para el bien jurídico que se trata de proteger;
- la persona que la invoca el estado de necesidad exculpante ha de saber que se encuentra en estado de necesidad.
Así se desprende del texto cuando dice «para evitar...», si bien el precepto no obliga a que se logre evitar finalmente
ese mal para que se pueda aplicar la eximente. (Por ejemplo, sujeto que quiere robar en un garaje privado, y al romper
la puerta evita que un escape de gas termine en una explosión destrozando todos los coches);
- se deben haber agotado todos los recursos existentes para solucionar el conflicto antes de proceder
antijurídicamente (entre otras AP Barcelona 15-9-14, EDJ 227564 );
- los medios empleados han de ser adecuados para alcanzar el fin perseguido para salvar al bien jurídico en peligro;
- que el sujeto necesitado no haya provocado intencionadamente (dolosamente) la situación de necesidad;
- que el necesitado no tenga, por razón de su cargo u oficio, la obligación de asumir o sufrir los efectos del mal.
6760 Miedo insuperable
El miedo insuperable resulta una causa de exculpación especialmente compleja ya que no se regula en otros
ordenamientos de nuestro entorno y, lo más importante, el legislador nacional no le atribuye ningún contenido, de
manera que se antoja complicada su definición.
La ausencia de definición legal ha propiciado el desarrollo de concepciones que tratan de delimitar o aclarar cuándo
existe miedo insuperable. Baste en este momento conocer la propuesta por el Tribunal Supremo, la cual es de carácter
exclusivamente psicológica, al considerar que el miedo es un estado psicológico personalísimo y debe haber sido
causado por la amenaza de un mal a los bienes jurídicos de quien lo percibe y, en consecuencia, no deberse a ningún
otro motivo.
Se entiende que esta situación incide sobre la capacidad de elección o decisión, sin llegar a anularla; de ahí que lo
que interese sea ver al miedo como aquella afectación psicológica que deja al sujeto una posibilidad de actuación,
pero que, en mayor o menor medida, afecta a la voluntad del sujeto.
Teniendo en cuenta esto, se pueden establecer unos criterios que ayuden a determinar cuándo puede admitirse la
concurrencia de esta causa de exculpación en la realización de un ilícito penal de un sujeto ( TS 29-1-15, EDJ 7402 ):
- debe existir un mal que coloque al sujeto en una situación de temor invencible determinante de la anulación de la
voluntad del sujeto. Esto implica que el miedo esté inspirado en un hecho efectivo, real y acreditado y que el miedo
sea invencible, incontrolable o imposible de dominar por el común de las personas con pautas generales de los
seres humanos, huyendo de las situaciones extremas relativas a los casos de sujetos valerosos o temerarios y de
personas miedosas o pusilánimes. Se lleva a cabo así una valoración desde la perspectiva «del hombre medio», es
decir, del común de las personas. La doctrina mayoritaria y el Tribunal Supremo consideran que se debe tener en
cuenta para comprobar la insuperabilidad del miedo: el sexo, la edad, la condición física, el oficio y los conocimientos
específicos o profesionales, del autor como de la víctima, así como el lugar y el tiempo de la acción;

© Lefebvre El Derecho 13 MARÍA TERESA ENCISO


- el miedo ha de ser el único móvil de la acción. No obstante, Rubio Lara entiende que si concurre el miedo junto
con otros móviles, en virtud del principio in dubio pro reo, se deberá considerar que concurre la eximente;
- el temor debe anunciar un mal igual o mayor que el causado. Así estaba previsto en el Código Penal anterior.
Un ejemplo recurrente de esta causa de exculpación, es el pago de rescate exigido por una organización terrorista
a los familiares de una persona secuestrada. Otro supuesto relativamente frecuente, es el del sujeto requerido a
cometer un delito ante la amenaza de lesionar a su familia ( TS 16-2-06, EDJ 16025 ).
En ambos supuestos podría plantearse la concurrencia de un estado de necesidad exculpante, si bien se plantean
dudas en relación al cumplimiento de todos los requisitos exigidos. Es por esto que se establece el miedo insuperable
como alternativa a los casos en los que no pueda admitirse el estado de necesidad. En este sentido, Cuerda Arnau
circunscribe los supuestos de miedo insuperable a los casos en que el mal temido en realidad no existe (estado de
necesidad putativo), o cuando se cause un mal mayor que el que se trata de evitar, y también en determinados casos
de exceso intensivo en la legítima defensa, en concreto, cuando el exceso en el medio empleado para repeler o
impedir la agresión se derive del miedo.
6. Causas de exclusión de la punibilidad

6765 La doctrina discute sobre si la punibilidad comprende el último de los elementos del delito o si, por el contrario,
es un elemento independiente que no configura la definición y contenido de aquel. No obstante lo anterior, resulta
incontestable que existen una serie de circunstancias que, cuando concurren, impiden la aplicación de la sanción
penal prevista ante la comisión de un delito.
6767 Excusas absolutorias
Las excusas absolutorias son unas cláusulas legales que describen determinadas circunstancias por las que se
exime de pena a un hecho típico, antijurídico y culpable, en virtud de razones político-criminales. Claro ejemplo
es la previsión del CP art.268.1 , en el que se establece que «Están exentos de responsabilidad criminal y sujetos
únicamente a la civil los cónyuges [...] y los ascendientes, descendientes y hermanos por naturaleza o por adopción,
así como los afines en primer grado si viviesen juntos, por los delitos patrimoniales que se causaren entre sí, [...]».
Las excusas absolutorias también se prevén en los delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social, en
relación a las defraudaciones realizadas, cuando se reintegren las subvenciones, ayudas o desgravaciones percibidas
ilícitamente y calificadas como delictivas ( CP art.305, 307 y 308 ).
6769 No cumplimiento de las condiciones objetivas de punibilidad
En ocasiones, se exige el cumplimiento de condiciones objetivas para que pueda imponerse la pena. Estas
condiciones son extrañas a la propia conducta, ajenas al sujeto que ha realizado el ilícito penal y no tienen por
qué ser, ni siquiera, conocidas por él.
Un ejemplo de condición objetiva de punibilidad es la exigencia de que recaiga sentencia condenatoria en causa
penal para crear el tipo agravado del falso testimonio ( CP art.458.2 ).
7. Circunstancias de atenuación

6775 Las circunstancias de atenuación son una clase de circunstancias que modifican la responsabilidad penal del sujeto
que ha llevado a cabo un acto delictivo o que ha participado en su realización. En concreto, estas circunstancias,
disminuyen la responsabilidad penal. Se trata de elementos accidentales del delito que gradúan el contenido del
injusto y de la culpabilidad.
En el caso de las atenuantes, se prevén de modo general en el art.21 CP , y afectarán principalmente a la
determinación de la culpabilidad. Estas circunstancias serán calificadas como «generales» porque son susceptibles
de concurrir en la generalidad de los tipos penales recogidos en el Código Penal, si bien cabe la posibilidad de que
un delito concreto contemple alguna u algunas circunstancias especiales por las que se disminuya la pena, es decir,
la responsabilidad atribuida a quien realice el ilícito penal.
6777 Eximente incompleta
Centrándonos en las circunstancias generales del CP art.21 , este da inicio con la denominada eximente incompleta.
Se trata de una cláusula cuya finalidad es matizar la concurrencia parcial de algunos elementos esenciales del delito,
la antijuridicidad y la culpabilidad. En puridad no es una circunstancia atenuante, de facto se regula su concurrencia en
el CP art.68 a diferencia de la de las circunstancias atenuantes ( CP art.66 ) pero tradicionalmente se ha reconocido
junto a ellas quizá porque, al igual que las circunstancias atenuantes, disminuye la pena.

MARÍA TERESA ENCISO 14 © Lefebvre El Derecho


El contenido de la eximente incompleta se obtiene acudiendo al CP art.20 , ya que el CP art.21.1 realiza una remisión
al Capítulo anterior. No obstante, esta remisión general representa un sinsentido ya que abarca tanto el citado CP
art.20 , referido a las causas que eximen de responsabilidad criminal, como el CP art.19 , que versa sobre la edad
necesaria para que el sujeto sea considerado responsable penalmente conforme al Código Penal. Como resulta obvio,
la edad se tiene o no se tiene, es un criterio único y objetivo que no puede desgajarse de manera que en vez de
considerar que se exime de responsabilidad criminal se atenúa la culpabilidad del sujeto. De este modo, hubiera sido
preferible que la remisión se llevara a cabo únicamente al CP art.20 .
Advertido lo anterior, las distintas eximentes incompletas han sido delimitadas por la doctrina y la jurisprudencia, ya
que la ley no establece qué requisitos son susceptibles de ausentarse y cuáles no. De este modo, a continuación se
exponen las eximentes incompletas consensuadas, siendo las no referidas atendidas caso por caso:
a) Legítima defensa incompleta. Doctrina y jurisprudencia coinciden en que para aceptar la actuación en legítima
defensa incompleta será necesario que exista una agresión ilegítima así como la necesidad racional en abstracto ( AP
Guadalajara 28-6-12, EDJ 183901 ). De este modo, existiendo una agresión ilegítima actual o inminente, se aprecia
legítima defensa incompleta si el medio empleado para impedirla o repelerla no es racional o si el sujeto que alega
la legítima defensa ha provocado de manera suficiente dicha agresión ilegítima.
b) Estado de necesidad incompleto. En este caso, de los tres requisitos que se prevén en el CP art.20.5 , es
necesario que concurran, al menos, los dos primeros, es decir, el mal causado no podrá ser mayor que el evitado y
este último no puede haber sido causado intencionadamente por quien actúa en estado de necesidad.
c) Miedo insuperable. En el caso del miedo insuperable, para que se considere su concurrencia como eximente
incompleta, deberá concurrir un miedo inspirado en un hecho efectivo, real y acreditado, no siendo necesario que
sea insuperable aunque sí se exige que alcance un grado bastante para disminuir notablemente la capacidad electiva
de la víctima.
6779 Actuar a causa de grave adicción
A bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos
análogos.
Esta circunstancia está relacionada con la imputabilidad y, por lo tanto, con la culpabilidad. Se trata de una
circunstancia subjetiva que afectará en la determinación de la responsabilidad penal solo del sujeto en el que
hubiera concurrido.
Resulta complejo delimitar esta circunstancia de la eximente incompleta del obrar en estado de intoxicación plena
del CP art.20.2 en relación con el CP art.21.1 . Con el fin de facilitar esta tarea y aportar algo de claridad, el Tribunal
Supremo ha establecido algunas pautas distinguiendo entre el consumo de drogas y el consumo de alcohol.
En relación con el consumo de drogas ( TS 4-11-08, EDJ 272908 ).
a) Se considerará que concurre eximente completa:
- cuando se pueda acreditar que el sujeto padece una anomalía o alteración psíquica derivada de un consumo muy
prolongado y muy intenso (ejemplo, los daños producidos por el consumo de heroína);
- cuando los efectos anulatorios de las funciones cognoscitivas y volitivas del sujeto se producen en el momento
del hecho como consecuencia de una intoxicación plena por consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas,
estupefacientes o sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos;
- cuando el sujeto se encuentre bajo un síndrome de abstinencia severo a causa de su dependencia de tales
sustancias.
b) Se considerará que concurre una eximente incompleta:
- cuando los efectos de la anomalía, de la intoxicación o del síndrome de abstinencia debidos al consumo de drogas,
aun siendo profundos, no sean totales;
- cuando la drogodependencia grave se asocia a otras causas deficitarias del psiquismo del agente, como pueden
ser leves oligofrenias, psicopatías y trastornos de la personalidad;
- cuando se constata que en el acto enjuiciado incide una situación próxima al síndrome de abstinencia, momento
en el que la compulsión hacia los actos destinados a la consecución de la droga se hace más intensa, disminuyendo
profundamente la capacidad del agente para determinar su voluntad, aunque en estos últimos casos solo deberá
apreciarse en relación con aquellos delitos relacionados con la obtención de medios orientados a la adquisición de
drogas.
c) Se considerará que concurre una circunstancia atenuante, cuando existe una grave adicción y además se acredite
que esta sea la causa del delito enjuiciado, de tal manera que el impulso del autor hacia la conducta delictiva venga
condicionado por una adicción cuya gravedad se haya acreditado.

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Precisiones

El Tribunal Supremo señala, además, que en los supuestos en que la adicción a las drogas sea apreciable es
posible determinar la existencia de una afectación leve de las facultades del sujeto, dando lugar a una atenuante
analógica del CP art.21.7º en relación con el CP art.21.1ª y 20.1ª y 2ª , todos del Código Penal.
6780 Estos criterios no coinciden plenamente cuando la anulación o disminución de las facultades mentales es derivada
por la ingesta de alcohol en vez de drogas o sustancias psicotrópicas. Por lo general, en el caso del consumo de
alcohol, se tiene en cuenta también el origen fortuito o culpable de la alteración de las facultades mediante el consumo
de alcohol ( TS 4-12-05, EDJ 225579 ).
- concurre eximente completa por trastorno mental transitorio, cuando la embriaguez es plena y fortuita;
- concurre eximente incompleta, cuando la embriaguez es fortuita pero no plena, siempre y cuando las facultades
intelectivas y volitivas se encuentra seriamente disminuidas cuando la ejecución de los hechos;
- se entiende que es una circunstancia atenuante, cuando la embriaguez no es habitual ni provocada con el propósito
de delinquir, que determine o influya en la realización del hecho delictivo;
- se puede aprecia circunstancia atenuante analógica, cuando la disminución de la voluntad y de la capacidad de
entender ha sido leve, cualesquiera que sean las circunstancias alcohólicas que las motivan.
6782 Arrebato u obcecación
El arrebato u obcecación consiste en obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato,
obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
Es lo que se denomina, estados pasionales. Habitualmente es alegado en los casos de violencia de género si bien,
también con frecuencia, se descarta ( TS 12-12-06, EDJ 358857 ) aunque se puede encontrar alguna resolución
donde ha sido aceptado ( TS 5-10-01, EDJ 34747 ).
Son datos que afectan a la imputabilidad del sujeto. El fundamento de esta atenuante es una disminución de la
imputabilidad, que nada tiene que ver con la valoración que merezcan los motivos, sino solo con su intensidad, pues
no nos movemos ahora en el ámbito del injusto, sino en el de la imputación personal.
Para determinar cuándo concurre esta circunstancia, el Tribunal Supremo ha establecido que deben estar presentes
una serie de requisitos ( TS 19-12-02, EDJ 59267 ; 19-1-06, EDJ 3972 ):
- los estímulos han de proceder de la persona que resulta después ser la víctima de la agresión;
- la activación de impulsos ha de ser debida a circunstancias no rechazables por las normas;
- debe existir una razonable conexión temporal entre la causa o el estímulo y la emoción o la pasión con la que se
ha actuado.
Respetando lo anterior, resulta evidente que si el arrebato, obcecación u otro estado pasional llegan a excluir por
completo la imputabilidad, darán a lugar a la estimación de la eximente de trastorno mental transitorio ( CP art.20.1 )
y si la disminución de imputabilidad es muy considerable puede motivar la aplicación de la eximente incompleta ( CP
art.21.1 , en relación con el CP art.20.1 ).
6784 Haber confesado la infracción a las autoridades
Esta circunstancia, junto con la siguiente, (reparar el daño o disminuir sus efectos), en el Código Penal anterior
aparecían como una sola, aludiendo al arrepentimiento espontáneo.
Ambas se fundamentan en la conveniencia político-criminal de fomentar determinados comportamientos
posteriores que faciliten la persecución judicial o la reparación del daño causado, y responden a la misma ratio, ya
que buscan atenuar la pena de quien confiesa o ayuda a esclarecer los hechos acaecidos, y de quien repara el daño.
No obstante, no se exige el arrepentimiento, como ocurría en la legislación derogada, bastando con que se lleven a
cabo datos objetivos de confesión o ayuda en el esclarecimiento de los hechos o reparación del daño.
6786 Reparación del daño ocasionado a la víctima o disminución de sus efectos
Para considerar alguna de estas acciones como circunstancia que atenúe la responsabilidad criminal deben haberse
realizado en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral.
6788 Dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento
Esta circunstancia fue incorporada mediante la modificación del Código Penal llevada a cabo a través de la LO 5/2010 .
La dilación no se identifica con el incumplimiento de los plazos procesales sin más. Será necesario que el juez o
tribunal evalúe el caso concreto, atendiendo a la proporcionalidad entre el delito y el tiempo empleado para esclarecer

MARÍA TERESA ENCISO 16 © Lefebvre El Derecho


los hechos, y a la paralización o inacción procesal, derivada de una falta de diligencia por parte de la Administración
de Justicia.
6790 Cualquier otra circunstancia de análoga significación que las anteriores
El Tribunal Supremo ha señalado que la aplicación de esta circunstancia analógica dependerá de la existencia de
una analogía en la idea general en que se apoya la atenuante y no las circunstancias concretas de atenuación que
están previstas en los demás apartados del CP art.21 ( TS 5-6-08, EDJ 97505 ).
De este modo, en la sentencia citada, se acepta como circunstancia atenuante por analogía el mal fáctico sufrido por
el autor en la comisión del delito porque ya implica una compensación (parcial) de la culpabilidad por el hecho que
se debe descontar para que la pena no sea un mal superior al causado por el autor.
C. Penas y medidas de seguridad: su aplicación. Consecuencias accesorias

6792 1. Sistema del Código Penal de 1995 6795


2. Penas 6800
3. Medidas de seguridad 6835
4. Penas y medidas de seguridad 6845
5. Consecuencias accesorias 6846
1. Sistema del Código Penal de 1995

6795 El sistema penal español, a partir de la entrada en vigor del Código Penal de 1995 y hasta la reforma operada mediante
la LO 5/2010 , contenía lo que se ha venido a llamar por la doctrina como modelo «dualista flexible» o «dualista
mitigado». Esto se debe a que se preveía dos posibles respuestas o vías ante un acto delictivo: la pena y la medida
de seguridad, permitiendo su aplicación conjunta de modo sustitutorio, en casos concretos.
De esta manera, la pena se reservaba como respuesta única a los sujetos imputables, mientras que se hacía lo propio
entre las medidas de seguridad y los inimputables. Adicionalmente, se podían aplicar ambas a los sujetos calificados
como semi-imputables ( CP art.104 ).
Sin embargo, este sistema se ha visto alterado en parte tras las reformas del Código Penal llevadas a cabo
por LO 5/2010 y LO 1/2015 , en las que se contemplan supuestos en los que penas y medidas de seguridad se
aplican conjuntamente, de modo acumulativo, a sujetos imputables. En concreto, se prevé la imposición de la libertad
vigilada, una nueva medida de seguridad que se incorpora al ordenamiento jurídico penal español con la modificación
del año 2010.
6796 A modo de resumen:
SUJETOS RESPUESTA PENAL
Imputabilidad Características Solo Solo medida de Pena y medida de
Pena seguridad seguridad
Imputable Entre 14 y 18 años ( LO 5/2000 ) NO SI
Plenas facultades mentales.
A partir de 18 años (CP) SÍ NO SÍ, solo para
determinados delitos.
Inimputable Menores de 14 años. NO NO NO
Los señalados en el CP art.20.1, NO SÍ NO
2y3
Semi-imputable Sujetos imputables en los NO NO SÍ, de modo sustitutorio
que concurre una eximente con la pena.
incompleta ( CP art.21.1 )

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2. Penas

6800 Clases
El Capítulo I del Título III del Libro I del Código Penal de 1995 versa «De las penas, sus clases y efectos»,
enumerándose las clases de penas en la Sección 1ª ( CP art.32 a 34 ). Dichas penas son clasificadas conforme a su
duración (gravedad), naturaleza y carácter principal o accesorio.
6802 En relación con la gravedad y naturaleza de las penas, sirva el cuadro siguiente para conocer las distintas penas y
su clasificación en función de los criterios señalados (Capítulo I, secciones 2ª, 3ª y 4ª):
Duración NATURALEZA
Privativas de Privativas de otros derechos Multa
libertad
GRAVE • Prisión • Inhabilitación absoluta
permanente • Privación de la patria potestad
revisable. Superior a 5 • Inhabilitaciones especiales.
• Prisión superior años • Suspensión de empleo o cargo público.
a 5 años. • Privación del derecho a residir o acudir en un
determinado lugar.
• Prohibición de aproximarse a la víctima u otros.
• Prohibición de comunicarse con la víctima u
otros.
Superior a 8 • Derecho a conducir vehículos a motor o
años ciclomotores.
• Derecho a la tenencia o porte de armas.
MENOS Prisión de 3 Hasta 5 años • Inhabilitaciones especiales Más de 3 meses.
GRAVE meses hasta 5 • Suspensión de empleo o cargo público. Proporcional
años. • Inhabilitación especial para el ejercicio de (salvo las de
profesión, oficio o comercio que tenga relación personas
con los animales y para la tenencia de animales jurídicas)
(desde 1 año y 1 día)
De 6 meses a 5 • Privación del derecho a residir en determinados
años lugares o acudir a ellos.
• Prohibición de aproximarse a la víctima u otros.
• Prohibición de comunicarse con la víctima u
otros
Desde 1 año y 1 • Privación del derecho a conducir vehículos a
día hasta 8 años motor y ciclomotores
• Privación del derecho a la tenencia y porte de
armas.
Trabajos en beneficio de la comunidad de 31 días a 1 año.
LEVE De 3 meses a 1 • Privación del derecho a conducir vehículos a Hasta 3 meses
año motor y ciclomotores.
• Privación del derecho a la tenencia y porte de
armas.
• Inhabilitación especial para el ejercicio de
profesión, oficio o comercio que tenga relación
con los animales y para la tenencia de animales.
Inferior a 6 • Privación del derecho a residir o acudir en
meses determinados lugares.
• Prohibición de aproximarse a la víctima u otros
(desde 1 mes).
• Prohibición de comunicarse con la víctima u
otros (desde 1 mes).
• Localización permanente de 1 día a 3 meses.
• Trabajos en beneficio de la comunidad de 1 a 30 días.

MARÍA TERESA ENCISO 18 © Lefebvre El Derecho


6804 Junto a la clasificación anterior, ya se ha advertido que también se distingue entre penas principales y accesorias
( CP Libro I, Titulo III, Capítulo I, Sección 5ª ).
Las penas principales son aquellas que se prevén en el precepto donde se describe el tipo penal, mientras que
las accesorias, por lo general, están previstas en la Parte General (Libro I) y van asociadas a la imposición de una
principal, si bien en ocasiones se establecen en el precepto del delito tanto la pena principal como la accesoria.
Esta asociación con las penas principales tiene una de sus manifestaciones en la determinación de la duración de la
pena, ya que coincidirá con la de la pena principal, salvo que se establezca lo contrario ( CP art.33.6 ). No obstante,
y a pesar de que dicha vinculación es un mandato legal, los Jueces y Tribunales tienen la obligación de imponerlas
explícitamente en la sentencia condenatoria ( CP art.79 ).
6806 Teniendo en cuenta lo anterior, y sin perjuicio de disposiciones específicas, las penas accesorias se asocian de la
siguiente manera con las principales ( CP art.55 a 57 ):
Pena principal Penas accesorias
PRISIÓN # 10 años OBLIGATORIAS POTESTATIVAS
• Inhabilitación absoluta (salvo • Inhabilitación especial para
que esté prevista como pena el ejercicio de patria potestad,
principal). tutela, curatela, guarda o
acogimiento (si hubieran tenido
relación directa con la comisión
del delito)
• Privación de patria potestad
(si hubiera tenido relación directa
con la comisión del delito).
< 10 años Alguna o algunas de las siguientes:
• Suspensión de empleo o cargo público.
• Inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo.
• Inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión,
oficio, industria, comercio, ejercicio de la patria potestad, tutela,
curatela, guarda o acogimiento o cualquier otro derecho, la privación
de la patria potestad, si estos derechos hubieran tenido relación
directa con el delito cometido.
DELITO Homicidio, aborto, lesiones. POTESTATIVAS
Contra la libertad, de torturas y • Privación del derecho a residir o acudir en determinados lugares.
contra la integridad moral. • Prohibición de aproximarse a la víctima u otros.
Trata de seres humanos. • Prohibición de comunicarse con la víctima u otros.
Contra la libertad e indemnidad Duración:
sexuales. # 10 años, si el delito fuera grave
La intimidad, el derecho a la # 5 años, si el delito fuera menos grave.
propia imagen y la inviolabilidad Si el juez o tribunal acuerda 1 o más penas accesorias, y la pena
del domicilio, el honor. principal concreta fuera de prisión, se establecerá para la pena
El patrimonio y el orden accesoria una duración de entre 1 y 10 años superior al de la pena
socioeconómico. de prisión impuesta, si el delito fuera grave y entre 1 y 5 años si fuera
menos grave.
Mismos delitos, con víctima: OBLIGATORIA POTESTATIVAS
Sea o haya sido cónyuge o • Prohibición de aproximarse a la • Privación del derecho a residir o
análogo, aun sin convivencia. víctima u otros. acudir en determinados lugares.
Descendientes, ascendientes o Duración: • Prohibición de comunicarse con
hermanos por naturaleza, # 10 años, si el delito fuera grave. la víctima u otros.
adopción o afinidad, propios o del # 5 años, si el delito fuera menos Duración: por un tiempo que no
cónyuge o conviviente. grave. excederá de 6 meses, cuando
Menores o incapaces que con tengan la consideración de delitos
él convivan o que se hallen leves.
sujetos a la potestad, tutela,
curatela, acogimiento o guarda de
hecho del cónyuge o conviviente.
Persona amparada en cualquier
otra relación por la que se
encuentre integrada en el núcleo
de su convivencia familiar.

© Lefebvre El Derecho 19 MARÍA TERESA ENCISO


Pena principal Penas accesorias
Personas que por su especial
vulnerabilidad se encuentran
sometidas a su custodia o guarda
en centros públicos o privados.
6808 No se puede terminar el apartado dedicado a las clases de penas sin aludir, al menos, a las penas dirigidas
a las personas jurídicas, incorporadas al Código Penal de 1995 a través de la LO 5/2010 , con la que se
reconoció la responsabilidad penal de estas. Al respecto, nos remitimos al apartado de este Memento dedicado a la
Responsabilidad penal de la persona jurídica (Gómez Tomillo, M.) (nº 7028 s. ).
6810 Aplicación
Como es sabido, el Código Penal español no establece una pena concreta, determinada, fija, para cada uno de los
tipos penales, sino que se ofrece al Juzgador un marco legal, lo que se ha venido a llamar «horquilla», dentro del
cual este puede moverse atendiendo a las circunstancias específicas del caso.
Esto no significa que los Jueces y Tribunales puedan individualizar la pena de un modo discrecional ya que, en
virtud del Const art.24.1 , se reconoce el derecho a una tutela judicial efectiva que exige que las resoluciones estén
fundadas en Derecho, es decir, que las sentencias expliciten de forma suficiente las razones de sus fallos ( CP art.72 ).
Además, el Código Penal contempla en el Capítulo II del Título III del Libro I del Código Penal las reglas generales
que, salvo que se establezca otra cosa específica ( CP art.64 y 67 ), se deben respetar en la realización de esta tarea.
Señalado lo anterior, antes de aplicar las referidas reglas, se antoja necesario destacar que la previsión de la pena
en los preceptos de la ley penal se establece en relación con los autores de los ilícitos penales para los supuestos en
que se haya llegado a consumar la infracción ( CP art.61 ). De este modo, cuando en el CP art.138 , por ejemplo,
se prevé una pena de prisión de 10 a 15 años para el reo de homicidio, se está sancionando en el supuesto en el
que el juzgado sea el autor de los hechos y que estos, efectivamente, hayan provocado el resultado de muerte, la
lesión del bien jurídico protegido (vida).
Sin embargo, no es ajena a la responsabilidad penal la participación de otros sujetos en la realización del delito
( CP art.63 ) así como la punibilidad de los actos dirigidos a lesionar el bien jurídico protegido que, por causas externas
a la voluntad del sujeto, no llegan finalmente a lesionarlo ( CP art.62 ). Además, se deberá considerar también la
eventual concurrencia de circunstancias materiales o personales en la realización de los hechos delictivos, las
cuales afectarán a la valoración del injusto o de la culpabilidad de los autores y/o partícipes de los mismos.
6811 Es sobre la base de estos presupuestos, y con el objeto de salvaguardar el principio de proporcionalidad, que la ley
otorga a los jueces y tribunales unas precisiones máximas para facilitar la individualización de la pena, previéndose
la aplicación en su mitad superior, en su mitad inferior, superior en grado o inferior en grado. Así:
a) La pena superior en grado se formará partiendo de la cifra máxima señalada por la ley para el delito de que
se trate y aumentando a esta la mitad de su cuantía, constituyendo la suma resultante su límite máximo. El límite
mínimo de la pena superior en grado será el máximo de la pena señalada por la ley para el delito de que se trate,
incrementado en un día o en un día multa según la naturaleza de la pena a imponer ( CP art.70.1.1º ). Por ejemplo,
en el caso del homicidio, si el marco legal es pena de prisión de 10 a 15 años, la pena superior en grado será 15
años y 1 día a 22 años y 6 meses.
Deberá tenerse en cuenta los límites máximos de cada clase de pena.
b) La pena inferior en grado se formará partiendo de la cifra mínima señalada para el delito de que se trate y
deduciendo de esta la mitad de su cuantía, constituyendo el resultado de tal deducción su límite mínimo. El límite
máximo de la pena inferior en grado será el mínimo de la pena señalada por la ley para el delito de que se trate,
reducido en un día o en un día multa según la naturaleza de la pena a imponer ( CP art.70.1.2º ). En el mismo ejemplo,
la pena inferior en grado será 5 a 10 años menos 1 día de prisión.
En el caso de la prisión permanente revisable, la pena inferior en grado será de 20 a 30 años.
En los demás supuestos, los jueces y tribunales no se encuentran limitados por las cuantías mínimas señaladas en
la ley para cada clase de pena. Sin embargo, cuando al llevar a cabo la determinación de la pena inferior en grado,
el resultado sea una pena de prisión inferior a 3 meses, esta deberá sustituirse por las penas de multa, trabajos en
beneficio de la comunidad o localización permanente ( CP art.71 ).
c) La mitad superior y la mitad inferior se calculan dividiendo entre dos el período concreto del marco legal. Así,
en nuestro ejemplo, la pena en su mitad inferior será de 10 a 12 años y 6 meses, y en su mitad superior de 12 años,
6 meses y un día a 15 años.
Sobre los cálculos anteriores, resta añadir que los días multas no se podrán dividir ( CP art.70.2 ).

MARÍA TERESA ENCISO 20 © Lefebvre El Derecho


6813 Conocidas las precisiones máximas para determinar la pena, corresponde mostrar cuáles son las reglas generales
que deben respetar para su individualización:
1. Autoría y participación en relación con el iter críminis ( CP art.62 y 63 )
Participación Grado de ejecución
Consumado Tentativa
Autor Marco penal Inferior en 1 o 2 grados
Cómplice Inferior en grado Inferior en grado (autor tentativa)
6814 2. Por otro lado, en los supuestos de delitos dolosos en los que eventualmente concurren circunstancias
modificativas de la responsabilidad penal, los Jueces y Tribunales deben regirse por las reglas previstas en el CP
art.66.1 , salvo en el caso de los delitos leves. Tanto en estos últimos como en los delitos imprudentes se determinará
la pena concreta conforme a su «prudente arbitrio» ( CP art.66.2 ).
CP CIRCUNSTANCIAS EFECTOS
art.66.1 Atenuantes Agravantes Obligatorios Potestativos
1 1 0 Mitad inferior
2 #2 0 Inferior en grado Inferior en 2 grados
# 1 muy cualificadas.
3 0 1ó2 Mitad superior
4 0 >2 Superior en grado en su
mitad inferior
5 Puede Multirreincidencia Superior en grado (con
atenuante: en mitad
inferior)
6 0 0 Marco penal Marco penal
7 # 1 SÍ #1 Fundamento atenuatorio:
Inferior en grado
Fundamento agravatorio:
Mitad superior
El CP art.66 se cierra con una cláusula ( CP art.66.8ª ) mediante la cual se otorga la potestad a los jueces y tribunales
de determinar la pena concreta en toda su extensión en los supuestos en que se aplique la pena inferior en más
de un grado.
Con relación a las circunstancias que modifican la responsabilidad penal, se debe tener en cuenta los distintos efectos
de expansión que se producen entre autores y partícipes, según su naturaleza sea personal o material. Y es que
solo las relacionadas con la ejecución material del hecho o con los medios empleados para realizarlos (circunstancias
de naturaleza material), afectarán a aquellos que hubieran tenido conocimiento de las mismas en el momento de
la acción o de la cooperación en el delito, mientras que las personales únicamente se tendrán en cuenta para la
determinación de la pena de aquellos sujetos en los que concurran ( CP art.65 ).
6816 Vistas las reglas relativas a la autoría y participación, al iter críminis y la eventual concurrencia de circunstancias que
modificación la responsabilidad penal, resta señalar «Reglas especiales para la aplicación de las penas», referidas
a los concursos de delitos, y previstas en la sección 2ª del capítulo II del título III del libro I del Código Penal.
La regla general está prevista en el CP art.73 , donde se regula el concurso real de delitos: la aplicación de todas
las penas correspondientes a las diversas infracciones para su cumplimiento simultáneo, si fuera posible.
Si esto no resultare factible, se prevé el cumplimiento sucesivo de las penas, atendiendo a su mayor gravedad ( CP
art.75 ), si bien el máximo de cumplimiento efectivo no podrá exceder del triple del tiempo por el que se imponga
la más grave de las penas, de manera que se declararán extinguidas aquellas que procedan desde dicho máximo,
que no podrá exceder de 20 años. No obstante, se establecen algunas excepciones en el CP art.76.1 a este límite
máximo de 20 años en aquellos casos en que el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos. De este modo:
- límite máximo de 25 años de cumplimiento, cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y alguno
de ellos esté castigado por la ley con pena de prisión de hasta 20 años;
- límite máximo de 30 años de cumplimiento, cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y alguno
de ellos esté castigado por la ley con pena de prisión superior a 20 años;
- límite máximo de 40 años de cumplimiento, cuando el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y, al menos,
dos de ellos estén castigados por la ley con pena de prisión superior a 20 años, así como cuando el sujeto haya

© Lefebvre El Derecho 21 MARÍA TERESA ENCISO


sido condenado por dos o más delitos referentes a organizaciones y grupos terroristas y delitos de terrorismo del
capítulo VII del título XXII del libro II del Código Penal y alguno de ellos esté castigado por la ley con pena de prisión
superior a 20 años;
- en los casos en que el sujeto haya sido condenado por dos o más delitos y, al menos, uno de ellos esté castigado
por la ley con pena de prisión permanente revisable, se estará a lo dispuesto en las reglas específicas de esta nueva
pena sobre progresión al tercer grado ( CP art.78 bis ) y suspensión de la pena ( CP art.92 ).
6817 No obstante todo lo anterior, se prevén soluciones diferentes para determinados supuestos ( CP art.74 y 77 ):
a) Cuando en ejecución de un plan preconcebido o aprovechando idéntica ocasión, se realice una pluralidad de
acciones u omisiones que ofendan a uno o varios sujetos e infrinjan el mismo precepto penal o preceptos de igual
o semejante naturaleza: será castigado como autor de un delito continuado y se establecerá la pena más grave,
en su mitad superior, pudiendo incluso establecer una pena dentro de la mitad inferior de la pena superior en grado
( CP art.74.1 ).
b) Cuando se trate de infracciones contra el patrimonio: se impondrá la pena teniendo en cuenta el perjuicio total
causado. En estas infracciones el juez o tribunal impondrá, motivadamente, la pena superior en uno o dos grados,
en la extensión que estime conveniente, si el hecho reviste notoria gravedad y ha perjudicado a una generalidad de
personas ( CP art.74.2 ). Esto será así, siempre y cuando las ofensas no sean a bienes eminentemente personales,
salvo las constitutivas de delitos contra el honor y la libertad e indemnidad sexuales que afecten a un mismo sujeto
pasivo. En estos casos, se atenderá a la naturaleza del hecho y del precepto infringido para aplicar, o no, la continuidad
delictiva ( CP art.74.3 ).
c) Cuando un solo hecho constituye dos o más delitos: se aplica la pena prevista para la infracción más grave
en su mitad superior, sin que pueda exceder de la que hubiera resultado de la suma de las penas que hubieran
correspondido, si se hubieran sancionado separadamente las infracciones. Si fuera así, se penará cada delito por
separado ( CP art.77.2 ).
d) Cuando uno de los delitos es necesario para cometer el otro: se impondrá una pena superior a la que habría
correspondido, en caso concreto, por la infracción más grave, sin poder exceder de la suma de las penas concretas
que hubieran sido impuestas separadamente por cada uno de los delitos ( CP art.77.3 ).
Para concluir este apartado referido a la aplicación de las penas, debemos llevar a cabo, de nuevo, una remisión al
capítulo de este Memento dedicado a la responsabilidad penal de las personas jurídicas (Gómez Tomillo, M.) en
lo que a la determinación de sus pena se refiere ( CP art.66 bis ) (nº 7028 s. ).
6819 Suspensión de las penas privativas de libertad
El capítulo III del título III del libro I del Código Penal versa sobre «Las formas sustitutivas de la ejecución de las penas
privativas de libertad y de la libertad condicional». Dentro de este capítulo resulta de especial importancia lo previsto
en la sección 1ª en relación a la suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad ( CP art.80 a 87 ).
Esta institución, incorporada al ordenamiento jurídico penal español a principios del siglo XX, representa una
alternativa básica a la pena privativa de libertad.
6820 En el cuadro que sigue, se describen las situaciones en las que se puede conceder dicha suspensión, así como los
requisitos exigidos para que se conceda y el período de duración de la misma ( CP art.80 y 81 ).
Circunstancias fácticas Requisitos Plazo de suspensión
Pena # 2 años • Que el condenado haya delinquido por De 2 a 5 años
Valorando: primera vez. De 3 meses a 1 año (en
• Circunstancias del delito • Que la pena o la suma de las impuestas no las penas leves).
• Circunstancias del penado sea superior a 2 años.
• Antecedentes penales • Que se hayan satisfecho las
• Reparación del daño responsabilidades civiles que se hubieren
• Efectos esperables de la suspensión originado y se haya hecho efectivo el
decomiso acordado en sentencia.
Pena # 2 años Excepcionalmente solo se requiere: De 2 a 5 años
Reos no habituales. Que se hayan satisfecho las De 3 meses a 1 año (en
Valorando: responsabilidades civiles que se hubieren las penas leves).
• Circunstancias del delito originado y se haya hecho efectivo el
• Circunstancias del penado decomiso acordado en sentencia.
• Reparación del daño

MARÍA TERESA ENCISO 22 © Lefebvre El Derecho


Circunstancias fácticas Requisitos Plazo de suspensión
Enfermedad muy grave con padecimientos Que en el momento de la comisión del delito
incurables no tuviera ya otra pena suspendida por el
mismo motivo.
Pena # 5 años • Que el condenado se encuentre De 3 a 5 años
Delito cometido a causa de dependencia deshabituado o sometido a tratamiento.
de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, • Que se hayan satisfecho las
estupefacientes, sustancias psicotrópicas u responsabilidades civiles que se hubieren
otras que produzcan efectos análogos. originado y se haya hecho efectivo el
decomiso acordado en sentencia.
Adicionalmente a los requisitos señalados, se prevé en los delitos que únicamente pueden ser perseguidos previa
denuncia o querella del ofendido, que este o quien le represente sea oído por el juez o tribunal antes de adoptar
una decisión sobre la concesión de los beneficios de la suspensión de la ejecución de la pena.
6821 Además, el mantenimiento de la suspensión de la pena, puede condicionarse al cumplimiento de una serie de
prohibiciones o deberes, dirigidos a evitar el peligro de la comisión de nuevos delitos, así como de prestaciones o
medidas. De este modo el juez o tribunal, podrá establecer al condenado ( CP art.83, 84 ):
Prohibiciones Deberes/Obligaciones
• Aproximarse a la víctima u otras personas • Aproximarse a la víctima u otras personas que
que determine el juez o tribunal. determine el juez o tribunal.
• Establecer contacto con personas • Mantener su lugar de residencia en un
determinadas o con miembros de un grupo lugar determinado con prohibición de abandonarlo o
determinado, cuando existan indicios que ausentarse temporalmente sin autorización
permitan suponer que pueden facilitarle la • Comparecer personalmente con la periodicidad
ocasión para cometer nuevos delitos o incitarle que se determine para informar de sus actividades y
a hacerlo. justificarlas.
• Residir en un lugar determinado o de acudir • Participar en programas formativos, laborales,
al mismo, cuando en ellos pueda encontrar la culturales, de educación vial, sexual, de defensa del
ocasión o motivo para cometer nuevos delitos. medio ambiente, de protección de los animales, de
• Conducir vehículos de motor que no igualdad de trato y no discriminación, y otros similares.
dispongan de dispositivos tecnológicos que • Participar en programas de deshabituación de
condicionen su encendido o funcionamiento sustancias o comportamientos adictivos.
a la comprobación previa de las condiciones • Cumplimiento del acuerdo alcanzado por las partes,
físicas del conductor, cuando el sujeto haya en virtud de la mediación.
sido condenado por un delito contra la • Pago de una multa.
seguridad vial y la medida resulte necesaria • Realización de trabajos en beneficio de la comunidad
para prevenir la posible comisión de nuevos
delitos.
6822 Todas estas condiciones podrán ser modificadas, sustituidas o alzadas, por el juez o tribunal conforme cambien las
circunstancias del penado ( CP art.85 ), pudiendo incluso prorrogar el plazo de suspensión de la pena, sin que exceda
de la mitad de la duración del plazo fijado inicialmente ( CP art.86.2 ). Adicionalmente, podrán también revocar la
suspensión y, consecuentemente, ordenar la ejecución de la pena privativa de libertad cuando el penado ( CP art.86 ):
- sea condenado por un delito cometido durante el período de suspensión;
- incumpla de forma grave o reiterada las prohibiciones, deberes, prestaciones o medidas que le hubieran sido
impuestos;
- facilite información inexacta o insuficiente sobre el paradero de bienes u objetos cuyo decomiso hubiera sido
acordado; no dé cumplimiento al compromiso de pago de las responsabilidades civiles a que hubiera sido condenado;
o facilite información inexacta o insuficiente sobre su patrimonio.
En el supuesto en que transcurra el tiempo establecido de la suspensión de la pena sin ningún incidente el juez o
tribunal acordarán la remisión de la pena, siendo necesario, en su caso, acreditar la deshabituación del sujeto o
la continuidad del tratamiento para que no se ordene su cumplimiento o se establezca una prórroga del plazo de
suspensión por un tiempo no superior a 2 años, si es que así se aconseja para poder continuar con el tratamiento
( CP art.87 ).
6824 Sustitución de las penas privativas de libertad
En la sección 2.ª del capítulo III del título III del libro I del Código Penal se regula «La sustitución de las penas privativas
de libertad».

© Lefebvre El Derecho 23 MARÍA TERESA ENCISO


Sin embargo, con la reforma llevada a cabo mediante LO 1/2015 , de 30 de marzo, ha quedado prácticamente vacía de
contenido ya que solo contempla la sustitución de las penas privativas de libertad para los ciudadanos extranjeros,
a quienes se podrá llevar a cabo tal sustitución por la expulsión del territorio español ( CP art.89 ).
6826 Libertad condicional
Con la LO 1/2015 , de 30 de marzo, se ha modificado profundamente la sección 3ª del capítulo III del título III del
libro II del Código Penal, dedicada a «La libertad condicional» (CP art.90 a 92 ), afectando dicha modificación incluso
a su propia naturaleza.
Tradicionalmente, a pesar de las críticas derivadas de la ubicación de su regulación, se calificaba como el cuarto
grado penitenciario ya que la libertad condicional supone la última fase de cumplimiento de las penas. No obstante,
con la reforma, se la identifica con un modo de sustitución de la pena, lo que tiene otro fundamento diferente, dirigido
a limitar el uso de la privación de libertad.
Otros cambios a destacar son la atribución de la competencia al juez de vigilancia penitenciaria y la eliminación del
cómputo para el cumplimiento de la pena del tiempo transcurrido en libertad condicional, si esta fuera revocada.
En lo que a la regulación de la libertad condicional se refiere, se establece como plazo de suspensión de la ejecución
del resto de la pena un período de 2 a 5 años, si bien dicha suspensión y la libertad condicional no podrán ser inferiores
a la duración de la parte de pena pendiente de cumplimiento.
6827 Para acordar la libertad condicional, se tendrán en cuenta la personalidad del penado, sus antecedentes, su conducta
durante el cumplimiento de la pena, sus circunstancias familiares y sociales, las circunstancias del delito cometido, la
relevancia de los bienes jurídicos lesionados o puestos en peligro con el mismo y los efectos que cabe esperar de la
suspensión de la pena y de la libertad condicional. Una vez que el juez de vigilancia penitenciaria lleva a cabo esta
valoración, la concesión de la libertad condicional depende del cumplimiento de una serie de requisitos que varían
en función del grado de cumplimiento de la pena ( CP art.90 y 91 ):
Grado de cumplimiento Requisitos
3/4 Partes de la pena er
• Calificado en 3 grado.
• Buena conducta.
• Responsabilidad civil satisfecha.
2/3 Partes de la pena. • Desarrollo de actividades laborales, culturales u
Salvo delitos de terrorismo o delitos cometidos en el seno ocupacionales, durante el cumplimiento de la pena,
de organizaciones criminales que hayan modificado favorablemente las circunstancias
personales relacionadas con la actividad delictiva previa.
er
• Calificado en 3 grado.
• Buena conducta.
1/2 Parte de la pena. • Propuesta de Instituciones Penitenciarias e informe
Se podrá adelantar, en relación a la exigencia de 2/3 previo del Ministerio Fiscal y de las demás partes.
partes de la pena, la concesión de libertad condicional er
• Calificado en 3 grado.
hasta un máximo de 90 días por cada año transcurrido de • Buena conducta.
cumplimiento efectivo de condena, • Desarrollo de actividades laborales, culturales u
Salvo delitos de terrorismo o delitos cometidos en el seno ocupacionales, durante el cumplimiento de la pena,
de organizaciones criminales que hayan modificado favorablemente las circunstancias
personales relacionadas con la actividad delictiva previa.
• Participación efectiva y favorable en programas de
reparación a las víctimas o programas de tratamiento o
desintoxicación, en su caso.
1/2 Parte de la pena • Primera condena de prisión y que esta no supere los 3
Salvo por delitos contra la libertad e indemnidad sexuales. años de duración.
er
• Calificado en 3 grado.
• Buena conducta.
• Desarrollo de actividades laborales, culturales u
ocupacionales, durante el cumplimiento de la pena,
que hayan modificado favorablemente las circunstancias
personales relacionadas con la actividad delictiva previa.
Cumplir 70 años de edad o enfermedad muy grave con • Calificado en 3er grado.
padecimientos incurables. • Buena conducta.

MARÍA TERESA ENCISO 24 © Lefebvre El Derecho


6828 Junto a los requisitos anteriores, cuando la condena sea por delitos de terrorismo o en el seno de una organización
criminal, se exige adicionalmente que el penado muestre signos inequívocos de haber abandonado los fines y los
medios de la actividad terrorista y haya colaborado activamente con las autoridades.
Finalmente, se debe señalar que, tal y como se establece para los supuestos de suspensión de la pena de privación de
libertad en general, es posible que el juez de vigilancia penitenciaria imponga al penado el cumplimiento de alguna de
las prohibiciones u obligaciones previstas en el CP art.83 , pudiendo revocarse la suspensión y libertad condicional,
en caso de incumplimiento de las condiciones establecidas.
6829 Con la incorporación de la pena de prisión permanente revisable, a través de la LO 1/2015 , se ha establecido una
regulación específica para otorgar su suspensión y la libertad condicional ( CP art.92 ). En estos supuestos, el tribunal
deberá valorar la existencia de un pronóstico de reinserción social favorable, a la vista del estudio de la personalidad
del penado, sus antecedentes, las circunstancias del delito cometido, la relevancia de los bienes jurídicos que podrían
verse afectados por una reiteración en el delito, su conducta durante el cumplimiento de la pena, sus circunstancias
familiares y sociales, y los efectos que quepa esperar de la propia suspensión de la ejecución y del cumplimiento
de las medidas que fueran impuestas. Haciendo un breve paréntesis, llama la atención que, en esta ocasión, no se
aluda directamente al juez de vigilancia penitenciaria, salvo en lo que a la revocación de la suspensión de la pena
se refiere ( CP art.92.3.3º ).
6830 En cualquier caso, los requisitos para otorgar la suspensión de la pena de prisión permanente revisable y conceder
la libertad condicional son:
a) Que el penado haya cumplido 25 años de su condena, siempre y cuando el penado no haya sido condenado por
varios delitos y dos o más de ellos estén castigados con una pena de prisión permanente revisable, o bien uno de
ellos esté castigado con una pena de prisión permanente revisable y el resto de penas impuestas sumen un total de
25 años o más, en cuyo caso, deberá haber cumplido 30 años.
b) Que se encuentre clasificado en tercer grado.
c) Si se trata de una condena por delitos de terrorismo o referentes a organizaciones y grupos terroristas será además
necesario que el penado muestre signos inequívocos de haber abandonado los fines y los medios de la actividad
terrorista y haya colaborado activamente con las autoridades.
En el caso de la pena de prisión permanente revisable, el plazo de suspensión será de 5 a 10 años.
3. Medidas de seguridad

6835 Introducción
El Código Penal de 1995 reserva el título IV del libro I (CP art.95-108 ) a la regulación de las medidas de seguridad,
si bien, en el Título preliminar, así como en las disposiciones comunes de las penas se llevan a cabo importantes
referencias a las mismas relacionadas con su aplicación.
Para aproximarnos al concepto de medidas de seguridad, reproducimos la definición propuesta por Sanz Morán,
quien establece que las medidas de seguridad constituyen «un mecanismo jurídico-penal de respuesta al delito,
complementario de la pena, aplicado conforme a la ley, por los órganos jurisdiccionales, en atención a la peligrosidad
del sujeto, con finalidad correctora o asegurativa». La idoneidad de esta definición radica en que, por fin, se dan por
resueltas algunas de las polémicas tradicionales que, en la actualidad, han alcanzado un relativo consenso doctrinal.
Siendo esto así, las medidas de seguridad se fundamentan en la peligrosidad del sujeto, frente a las penas cuyo
fundamento radica en su culpabilidad. Comparten con estas, sin embargo, el carácter post-delictual. Y es que,
tradicionalmente se confundían las medidas de seguridad con aquellos otros mecanismos dirigidos a controlar la
peligrosidad, en el mejor de los casos, o el modo de vida que llevaban determinados sujetos, como ocurría con los
denominados «vagos y maleantes» a quienes iban dirigidas la L 4-8-1933 y la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación
social de 1970. No obstante, a partir de la aprobación de la Constitución española de 1978, el Tribunal Constitucional
de forma reiterada ha manifestado que las medidas pre-delictuales vulneraban el principio de legalidad penal
( Const art.25.1 ) al imponerse antes de que se hubiera cometido el hecho delictivo o, conforme a los supuestos
concretos resueltos por el Alto Tribunal, antes de que la jurisdicción penal se hubiera manifestado sobre la comisión
y culpabilidad de los mismos por el sujeto imputado ( TCo 23/1986 ; 21/1987 , o 131/1987 ). Por otro lado, hoy en
día se reconoce la naturaleza jurídico-penal de las medidas de seguridad. Esta característica ha sido justificada por
la doctrina en base al momento en que se impone (después de cometerse un acto delictivo), a su fundamentación
(preventivo especial), y, finalmente, a la observancia de los límites y garantías propios del Derecho penal en la
aplicación de las mismas. Es decir, se deben respetar el principio de legalidad, entendido en sentido amplio, junto con
el principio de proporcionalidad. Finalmente, se les atribuye una finalidad preventivo-especial. Esto último significa
que su objetivo es evitar que el sujeto a quien se impone vuelva a delinquir neutralizando su peligrosidad, lo que se
podrá alcanzar mediante técnicas correctoras (educativas, terapéuticas) o inocuizadoras (asegurativas). La doctrina

© Lefebvre El Derecho 25 MARÍA TERESA ENCISO


mayoritaria, y así parece lo propio de un Estado de Derecho, considera que la generalidad de las medidas deberá
perseguir la reinserción social y reeducación de los delincuentes peligrosos, con independencia de que existan
medidas orientadas al aseguramiento de la sociedad.
6837 Clases
Al igual que en el caso de las penas, las medidas de seguridad se clasifican conforme a su naturaleza, pudiendo
distinguirse entre: privativas y no privativas de libertad. De este modo, son medidas de seguridad privativas de
libertad: el internamiento en centro psiquiátrico, en centro de deshabituación o en centro educativo especial ( CP
art.96.2 ), mientras que serán medidas no privativas de libertad: la inhabilitación profesional, la expulsión del territorio
nacional de extranjeros no residentes legalmente en España, la libertad vigilada, la custodia familiar, la privación del
derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores y la privación del derecho a la tenencia y porte de armas ( CP
art.96.3 ).
Todo ello sobre la base de lo previsto en el precepto del Código Penal, en el que se reconoce la peligrosidad criminal
como la fundamentación de las medidas de seguridad, aunque se vinculan los límites máximos temporales y de
gravedad de las mismas con «la pena abstractamente aplicable al hecho cometido» ( CP art.6 ). De manera que, el
legislador penal español optó por la vinculación del principio de proporcionalidad con los hechos realizados.
No son pocos los autores que se han mostrado críticos con la previsión de este apartado del CP art.6 ya que,
consideran, la peligrosidad criminal futura se vincula a hechos pasados y, como consecuencia, la duración de la
medida no puede superar la que hubiera correspondido si se le hubiera impuesto una pena, independientemente de
que la medida haya alcanzado su fin preventivo-especial. Sin embargo, también hay quien considera que usar como
criterio delimitador de la duración de la medida la peligrosidad del sujeto, conlleva un riesgo importante para el respeto
de garantías propias del Estado de Derecho tan relevantes como la seguridad jurídica, el principio de legalidad y la
dignidad humana.
6839 Aplicación
(CP Libro I, Tit IV Cap.II, art.101 a 108)

Sorprende que en este Capítulo solo se comprendan las distintas medidas de seguridad que pueden aplicarse a los
sujetos en función de que los mismos sean calificados como inimputables o semi-imputables, sin aludir de un modo
explícito a la posibilidad de imponer medidas de seguridad a los sujetos imputables, más allá de la referencia a la
libertad vigilada y su previsión de modo acumulado a una pena.
Para concretar los supuestos en que se produce tal posibilidad, se debe acudir a los tipos concretos en los que se
prevé, a lo largo del Libro II.
6840 Teniendo en cuenta lo anterior, en el cuadro siguiente se recogen las medidas de seguridad previstas para cada uno
de los supuestos:
SUJETO MEDIDA DE SEGURIDAD
No privativa de libertad Privativa de libertad
INIMPUTABLES
Art.20.1 Internamiento para tratamiento
Inhabilitación profesional.
Padecer anomalía o alteración médico o educación especial en un
Expulsión del territorio nacional
psíquica. establecimiento adecuado al tipo de
de extranjeros no residentes
anomalía o alteración psíquica que
legalmente en España.
se aprecie. Libertad vigilada
Art.20.2 Internamiento en centro de Custodia familiar.
En estado de intoxicación plena o deshabituación público, o privado Privación del derecho a conducir
síndrome de abstinencia. debidamente acreditado u vehículos a motor y ciclomotores.
homologado. Privación del derecho a la tenencia
y porte de armas.
Art.20.3 Internamiento en un centro
Sufrir alteraciones en la percepción educativo especial.
desde el nacimiento o desde la
infancia
Eximente incompleta en relación con 20.1, Internamiento, según corresponda.
2y3
Imputable Libertad vigilada
6841 En los supuestos en los que se imponga una medida de seguridad privativa de libertad, o mientras se esté
ejecutando esta, el juez o tribunal podrán imponer razonadamente una o varias de las medidas siguientes, teniendo
en cuenta los informes emitidos por los facultativos y profesionales encargados de asistir al sometido a la medida
de seguridad ( CP art.105 ):

MARÍA TERESA ENCISO 26 © Lefebvre El Derecho


Duración Medida de seguridad
#5 años • Libertad vigilada.
• Custodia familiar.
#10 años • Libertad vigilada, cuando expresamente lo disponga el Código.
• Privación del derecho a la tenencia y porte de armas.
• Privación del derecho a conducir vehículos de motor y ciclomotores.
No obstante los plazos señalados, en virtud del fundamento de las medidas de seguridad (peligrosidad del sujeto) se
prevé la revisión de la continuidad de la aplicación de dicha medida. Así, en el CP art.97 se establece que el juez o
tribunal sentenciador podrá mantener la ejecución, decretar el cese, si es que hubiera desaparecido la peligrosidad
criminal, sustituir la medida de seguridad por otra más adecuada o dejarla en suspensión. Dicha revisión, deberá
llevarse a cabo, al menos anualmente, en los supuestos en que se haya impuesto una medida privativa de libertad
( CP art.98 ). De igual manera se establece para los casos en los que se imponga la libertad vigilada a continuación
de una pena privativa de libertad.
4. Penas y medidas de seguridad

6845 Ya se ha advertido que nuestro ordenamiento contempla la posibilidad de que penas y medidas de seguridad se
apliquen de modo conjunto en determinados supuestos. Siendo esto así, corresponde ahora explicar brevemente
cuándo ocurre y cómo se lleva a cabo dicha aplicación.
El supuesto tradicional en el que pena y medida de seguridad concurren es el de los sujetos semi-imputables, es
decir, en aquellas situaciones en las que se contempla una imputabilidad disminuida al concurrir lo previsto en el CP
art.21.1 con cualquiera de los tres primeros apartados del CP art.20 del mismo cuerpo legal. En estos supuestos, en
virtud del CP art.99 , el juez o tribunal ordenará el cumplimiento de la medida de seguridad, en primer lugar, cuando
se trate de concurrencia de penas y medidas de libertad privativas de libertad, y el tiempo de cumplimiento de aquella
se abonará del de la pena. Además, la pena puede suspenderse o aplicar una medida no privativa de libertad si, una
vez alzada la medida de seguridad, se considera que los efectos conseguidos por ella se ponen en riesgo. Sirva de
ejemplo, entre tantos otros, AP Baleares 11-5-15, EDJ 119328 en la que concurre la eximente incompleta de enfermo
mental del CP art.21.1 en relación con los ap.1 y 3 del CP art.20 .
Distinto es el supuesto en el que la pena y la medida de seguridad se imponen a un sujeto imputable. En puridad,
la única medida de seguridad prevista para imponer a un sujeto imputable será la libertad vigilada. En estos casos, el
juez o tribunal decretará la imposición de la medida con posterioridad a la pena privativa de libertad. Así se aprecia
en la Sentencia condenatoria a un sujeto por un delito continuado de abuso sexual sobre una menor de 13 años, con
prevalimiento de una relación de superioridad, a una pena de 12 años de prisión, e inhabilitación para el derecho de
sufragio pasivo, prohibición de aproximarse a menos de 100 metros respecto de la víctima, su domicilio, colegio o
cualquier otro lugar en el que se encuentre, así como de comunicar con ella por cualquier medio durante 15 años, así
como medida de 6 años de libertad vigilada ( TS 28-5-15, EDJ 105519 ).
5. Consecuencias accesorias

6846 Las consecuencias accesorias se encuentran previstas en el ( CP título VI del libro primero arts.127-129 bis ). Este
título ha sido modificado ampliamente mediante la reforma del CP operada por la LO 1/2015 , de 30 de marzo, lo que
ha supuesto la incorporación de los ( CP arts.127 bis-127 octies ) dedicados a la regulación del comiso.
Se discute cuál es la naturaleza jurídica de las consecuencias accesorias, ya que no pueden calificarse de penas
pero tampoco de medidas de seguridad, a pesar de que son impuestas por jueces y tribunales en el proceso penal.
Se trata de reacciones jurídicas ante delitos:
• en los que se produce una ganancia. Se establece el comiso de la ganancia, aunque en realidad la previsión del
comiso en el ordenamiento jurídico penal español es más amplio, CP arts.127-128 ;
• que sean cometidos «en el seno, con la colaboración, a través o por medio de empresas, organizaciones, grupos o
cualquier otra clase de entidades o agrupaciones de personas que, por carecer de personalidad jurídica, no estén
comprendidas en el CP art.31 bis » ( CP art.129 ). Se realiza una remisión a las penas previstas en el CP art.33.7 para
las personas jurídicas, en sus apartados c) a g) donde se establece consecuencias tales como: la suspensión de las
actividades, la clausura de locales o establecimientos, la prohibición de realizar en un futuro actividades relacionadas
con la comisión del delito, la inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas o la intervención judicial para
salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores;

© Lefebvre El Derecho 27 MARÍA TERESA ENCISO


• ante delitos graves contra la vida, la integridad de las personas, la libertad, la libertad o la indemnidad sexual, de
terrorismo, o cualquier otro delito grave para la vida, la salud o la integridad física de las personas ( CP art.129 bis ).
Se establece la posibilidad de inscribir en la base de datos policial los indicadores de ADN del sujeto.
6847 Comiso
(CP art.127-128)

La primera de las consecuencias accesorias que se contempla en el Título VI es la referida al comiso. Tal y como se
ha indicado, su regulación se ha visto modificada sustancialmente, incorporándose con la LO 1/2015 siete preceptos
dirigidos a ampliar los supuestos en los que puede decretar el comiso de los bienes, efectos, instrumentos o ganancias
derivados de un delito. El comiso no es de aplicación preceptiva ni automática. Debe ser instado por la parte
acusadora y el juez o tribunal puede no decretarlo o decretarlo parcialmente cuando los efectos del delito o los
instrumentos utilizados para realizar el delito «sean de lícito comercio y su valor no guarde proporción con la naturaleza
o gravedad de la infracción penal, o se hayan satisfecho completamente las responsabilidades civiles» ( CP art.128 ).
Siguiendo la clasificación propuesta por Orts Berenguer/González Cussac, se puede distinguir entre:
6848 Comiso ordinario
(CP art.127)

En el texto original del CP 1995 se preveía únicamente el comiso de los efectos, bienes, medios o instrumentos con
los que se haya preparado o ejecutado un delito, así como de las ganancias que de él provengan, con independencia
de las transformaciones que hayan podido producirse. Se observaba, sin embargo, una excepción, cuando estos
bienes hubieran sido adquiridos por un tercero de buena fe.
Con la reforma del CP operada a través de la LO 15/2003 , de 25 de noviembre, se amplió su regulación permitiendo
el comiso de bienes que tuvieran un valor equivalente a los efectos, bienes, medios o instrumentos con los que se
haya preparado o ejecutado un delito, así como las ganancias derivadas de él, si es que no fuera posible su comiso.
Además, se contempla la posibilidad de acordar el comiso en los supuestos en los que la persona que ha llevado a
cabo el delito se calificase exenta de responsabilidad penal o en aquellos casos en los que se hubiera extinguido la
responsabilidad criminal. Finalmente, con la reforma del 2003 se estableció que el destino de los bienes decomisados,
si son de comercio lícito, será la venta para satisfacer con ella la responsabilidad civil del penado, o, si no pertenecen
al comercio lícito, se les dará el destino que se tenga previsto y, si no hay nada determinado, se inutilizarán.
Esta consecuencia accesoria se vio nuevamente modificada con la LO 5/2010 , de 22 de junio. Tras la aprobación de
esta reforma, en el CP art.127 se presume que proviene de la actividad delictiva el patrimonio de todas y cada una
de las personas condenadas por delitos cometidos en el seno de la organización o grupo criminal o terrorista o por
un delito de terrorismo cuyo valor sea desproporcionado con respecto a los ingresos obtenidos legalmente por cada
una de dichas personas, y por lo tanto debe decomisarse. Además, por primera vez, se contempla la posibilidad de
aplicar el comiso en los delitos imprudentes que tengan prevista una pena privativa de libertad superior a un año.
En la actualidad, el CP art.127 se encuentra redactado conforme a la reforma de la LO1/2015, la cual ha incorporado
siete artículos más referidos a la materia, propiciando la simplificación del CP art.127 . En él, se contempla el comiso
para los delitos dolosos y, de manera potestativa, para los imprudentes en los que se prevea la imposición de una
pena privativa de libertad superior a un año. Junto a esto, se mantiene la previsión referida a los supuestos en los que
no fuera posible el decomiso, contemplando la posibilidad de acordar el decomiso de otros bienes por una cantidad
que corresponda al valor económico y al de las ganancias que se hubieran obtenido de ellos.
6849 Decomiso ampliado
(CP art.127 bis)

Teniendo en cuenta la regulación del comiso ordinario, se establece una presunción que amplía los supuestos en
los que se puede aplicar la consecuencia accesoria y los bienes a decomisar CP art.127 bis . En este sentido, se
presume, a partir de «indicios objetivos fundados», que los bienes o efectos provienen de una actividad delictiva, si
no se puede acreditar su origen lícito, para un extenso catálogo de delitos sustancialmente más amplio que el de
la reforma del año 2010.
De este modo, se aplica esta presunción a: delitos de trata de seres humanos; delitos relativos a la prostitución y
a la explotación sexual y corrupción de menores y delitos de abusos y agresiones sexuales a menores de dieciséis
años; delitos informáticos de los apartados 2 y 3 del CP art.197 y 264 ; delitos contra el patrimonio y contra el orden
socioeconómico en los supuestos de continuidad delictiva y reincidencia; delitos relativos a las insolvencias punibles;
delitos contra la propiedad intelectual o industrial; delitos de corrupción en los negocios; delitos de receptación del
apartado 2 del CP art.298 ; delitos de blanqueo de capitales; delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social;
delitos contra los derechos de los trabajadores de los CP arts.311 a 313 ; delitos contra los derechos de los ciudadanos
extranjeros; delitos contra la salud pública de los CP art.368 a 373 ; delitos de falsificación de moneda; delitos de

MARÍA TERESA ENCISO 28 © Lefebvre El Derecho


cohecho; delitos de malversación; delitos de terrorismo; delitos cometidos en el seno de una organización o grupo
criminal.
En el apartado 2 se establece un catálogo abierto de indicios que sirven de guía para poder determinar si los bienes
o efectos provienen de una actividad delictiva. Estos son:
• la desproporción entre el valor de los bienes y efectos de que se trate y los ingresos de origen lícito de la persona
condenada;
• la ocultación de la titularidad o de cualquier poder de disposición sobre los bienes o efectos mediante la utilización
de personas físicas o jurídicas o entes sin personalidad jurídica interpuestos, o paraísos fiscales o territorios de nula
tributación que oculten o dificulten la determinación de la verdadera titularidad de los bienes;
• la transferencia de los bienes o efectos mediante operaciones que dificulten o impidan su localización o destino y
que carezcan de una justificación legal o económica válida.
6849.1Decomiso sin sentencia condenatoria
(CP art.127 ter)

Se contempla la posibilidad de acordar el decomiso aunque no exista sentencia condenatoria, siempre y cuando se
haya acreditado la ilicitud de la situación patrimonial en un proceso contradictorio y concurra alguna de las siguientes
situaciones: ( CP art.127 ter )
• el sujeto haya fallecido o sufra una enfermedad crónica que impida su enjuiciamiento y exista el riesgo de que
puedan prescribir los hechos;
• el sujeto se encuentre en rebeldía;
• al sujeto no se le imponga pena por estar exento de responsabilidad criminal o por haberse extinguido.
6849.2Decomiso de bienes de terceros
(CP art.127 quater)

Existe la posibilidad de decomisar los efectos, bienes y ganancias procedentes de la realización de un delito que
hayan sido transferidos a un tercero, siempre y cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes: ( CP
art.127 quater )
• que el tercero haya adquirido los efectos y ganancias con conocimiento de que proceden de una actividad ilícita o
cuando una persona diligente hubiera tenido motivos para sospechar de ello;
• que el tercero haya adquirido otros bienes con conocimiento de que así dificultaba su decomiso o cuando una
persona diligente hubiera tenido motivos para sospechar de esa dificultad.
En ambos escenarios se presume iuris tantum el conocimiento o la obligación de haber sospechado, cuando la
transferencia se ha producido a título gratuito o por un precio inferior al real del mercado.
6849.3Decomiso por actividad delictiva continuada
(CP art.127 quinquies y 127 sexies)

En los CP arts.127 quinquies y sexies se regula otro decomiso ampliado, referido a la actividad previa del
condenado, siempre y cuando el beneficio de la actividad delictiva haya superado los 6.000 euros y concurran las
siguientes condiciones:
• El sujeto haya sido condenado por alguno de los delitos previstos en el CP art.127 bis.1 .
• El delito se haya cometido en el contexto de una actividad delictiva previa continuada. En el precepto se establece
que se entenderá que el delito se ha cometido en el contexto de una actividad delictiva continuada siempre que:
- el sujeto sea condenado o haya sido condenado en el mismo procedimiento por tres o más delitos de los que se
haya derivado la obtención de un beneficio económico directo o indirecto;
- o por un delito continuado que incluya, al menos, tres infracciones penales de las que haya derivado un beneficio
económico directo o indirecto;
- o en el período de seis años anterior al momento en que se inició el procedimiento en el que ha sido condenado
por alguno de los delitos a que se refiere el CP art.127 bis , hubiera sido condenado por dos o más delitos de los
que hubiera derivado la obtención de un beneficio económico, o por un delito continuado que incluya, al menos, dos
infracciones penales de las que ha derivado la obtención de un beneficio económico.
• Que existan indicios fundados de que una parte del patrimonio del penado procede de una actividad delictiva
previa. En este sentido, a modo de guía se determina que son indicios relevantes: la desproporción entre el valor

© Lefebvre El Derecho 29 MARÍA TERESA ENCISO


de los bienes y efectos de que se trate y los ingresos de origen lícito de la persona condenada; la ocultación de la
titularidad o de cualquier poder de disposición sobre los bienes o efectos mediante la utilización de personas físicas
o jurídicas o entes sin personalidad jurídica interpuestos, o paraísos fiscales o territorios de nula tributación que
oculten o dificulten la determinación de la verdadera titularidad de los bienes, y la transferencia de los bienes o efectos
mediante operaciones que dificulten o impidan su localización o destino y que carezcan de una justificación legal o
económica válida.
En el contexto de este decomiso, se establecen una serie de presunciones relacionadas con la adquisición de bienes
y gastos realizados en el período comprendido entre los seis años antes de la fecha de apertura del procedimiento
penal y el inicio de este procedimiento: ( CP art.127 sexies )
• se presume que todos los bienes adquiridos en ese período de tiempo se adquieren libres de cargas y proceden
de su actividad delictiva;
• se presume que los gastos realizados se pagaron con fondos procedentes de su actividad delictiva.
Estas presunciones pueden no aplicarse por el juez o tribunal cuando, en las circunstancias concretas del caso, se
revelen incorrectas o desproporcionadas.
La regulación del comiso se cierra con una serie de disposiciones comunes relacionadas con su ejecución (CP
arts.127 septies y 127 octies ):
• se prevé la posibilidad de acordar el decomiso de otros bienes, incluso de origen lícito, en aquellos supuestos en
los que no pueda ejecutarse el comiso de los bienes, efectos o instrumentos que procedan del delito. Y lo mismo se
establece para los supuestos en los que el valor de lo decomisado sea inferior al que tenían en el momento de su
adquisición ( CP art.127 septies ).
• con el objeto de garantizar la efectividad del decomiso, se permite la aprehensión o el embargo de los bienes,
medios, instrumentos o ganancias desde el momento de las primeras diligencias ( CP art.127 octies 1 ).
• en lo que se refiere al destino de esos bienes, instrumentos y ganancias decomisados por resolución firme, salvo
que deban ser destinados al pago de indemnizaciones, serán adjudicados al Estado, que les dará el destino que se
disponga legal o reglamentariamente ( CP art.127 octies 3 ).
6849.4Consecuencias accesorias para entes sin personalidad jurídica
(CP art.129)

Remisión al estudio realizado en este mismo texto por Gómez Tomillo en F. Responsabilidad penal de las personas
jurídicas. Penas y criterios de determinación. Responsabilidad civil.
6849.5Toma de muestras biológicas e inscripción en la basa de datos policial
(CP art.129 bis)

Esta prueba consiste en la realización de análisis para la obtención de identificadores de ADN. Con la LO 1/2015
se incorpora al título VI, donde se contempla la posibilidad de que el juez o tribunal decrete la recogida de muestras
biológicas, el análisis pertinente para obtener los indicadores de ADN e inscribirlos en la base de datos policial ante
delitos graves contra la vida, la integridad de las personas, la libertad, la libertad o indentidad sexual, de terrorismo,
o cualquier otro delito grave que conlleve un riesgo grave para la vida, la salud o la integridad física de las personas.
Para ello debe valorarse el peligro de reiteración delictiva, conforme a las circunstancias del hecho, los antecedentes,
la valoración de su personalidad, o cualquier otra información de la que se disponga.( CP art.129 bis )
D. Responsabilidad penal y responsabilidad civil derivada de delitos y faltas

6850 1. Responsabilidad civil derivada de delito: introducción. Concepto 6850


2. Naturaleza jurídica 6855
3. Requisitos de la responsabilidad civil derivada de delito 6860
4. Alcance 6865
5. Articulación de la responsabilidad: personas civilmente responsables 6880
6. CP art.122: la participación a título lucrativo. Concepto, requisitos y límites 6885
1. Responsabilidad civil derivada de delito: introducción. Concepto

6852 Con la imposición de una pena o de una medida de seguridad no se agotan las posibles reacciones estatales ante la
verificación de un hecho descrito como delito. Cabe, asimismo, la exigencia de responsabilidad civil. Se suele indicar

MARÍA TERESA ENCISO 30 © Lefebvre El Derecho


que mientras la responsabilidad penal descansa en la lesión o puesta en peligro del bien jurídico, la responsabilidad
civil se centra en las pérdidas patrimoniales infligidas a las víctimas y en los sufrimientos de toda índole padecidas
por estas.
El CP art.116 dispone que «Toda persona responsable de un delito lo es también civilmente, si del hecho se derivaren
daños o perjuicios». Se trata de una regulación paralela a la del LECr art.100 : «De todo delito o falta nace acción
penal para el castigo del culpable, y puede nacer también acción civil para la restitución de la cosa, la reparación del
daño y la indemnización de perjuicios causados por el hecho punible». No obstante, conviene advertir que no siempre
hay lugar para tal reclamación. No surge responsabilidad civil en:
- determinados delitos, como por ejemplo, en los delitos de delitos de peligro abstracto, entre otros, en la tenencia
ilícita de armas ( CP art.563 s. ) o en la conducción bajo el influjo de bebidas alcohólicas ( CP art.379.2 ); o
- en algunos casos de tentativa. Por ejemplo, en el caso de un hurto intentado, normalmente no habrá lugar a la
reclamación de cantidad alguna, mientras que una tentativa de agresiones sexuales o de homicidio sí que puede
generar responsabilidad civil, en tanto, la víctima haya sido hospitalizada, necesite atención psicológica, etc.
En definitiva, hay que tener en cuenta que no por el mero hecho de que haya delito hay responsabilidad civil, sino por
haberse realizado un hecho dañoso. Con razón, se ha dicho que no debería hablarse de responsabilidad ex-delicto,
sino más bien habría que hablar de responsabilidad ex-damno (Alastuey Dobón).
2. Naturaleza jurídica

6855 «Las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se regirán por las disposiciones del Código Penal» ( CC
art.1092 ). La inclusión de normas reguladoras de la responsabilidad civil derivada de delito en el Código Penal (título
V, libro I CP) se ha venido explicando sobre la base de la inercia que representa la tradición jurídica de nuestro país
en el que la codificación penal fue anterior a la civil. Pese a tal ubicación, la doctrina especializada y la jurisprudencia,
tanto de una como de otra disciplina, de forma mayoritaria, ha venido sosteniendo su naturaleza eminentemente
iusprivatista ( TS 16-12-05, EDJ 237406 , FJ 4º). Lejos de ser una cuestión estrictamente teórica, de ahí se desprenden
numerosas consecuencias prácticas.
a) Estamos ante normas que poseen el carácter de ley ordinaria ( LO 10/1995 disp.final 6ª ).
b) No le afecta la irretroactividad característica de las normas sancionadoras.
c) Cabe el recurso a la analogía, prohibida en general en normas de carácter sancionador.
d) Se puede renunciar al ejercicio de la acción civil, lo que no ocurre generalmente en la acción penal. Al respecto,
debe considerarse, entre otras normas, el LECr art.100 que regula la posibilidad de acumular ambas acciones o de
reservarse la acción civil para su posterior ejercicio en ante la jurisdicción civil. El Ministerio Fiscal, si no se indica
lo contrario, ejercita ambas, si bien el tribunal de oficio puede reservar el ejercicio de la acción civil ( TCo 28/1995,
FJ 4º , en un caso en que no se había oído a uno de los responsables civiles). En los casos de conformidad con la
pena, pero disconformidad con respecto a la responsabilidad civil, el proceso debe continuar, exclusivamente ceñido
a esta última ( TS 22-6-15, EDJ 129547 , FJ 2º).
e) Cabe responsabilidad objetiva, esto es, en ausencia de dolo o culpa, lo que se encuentra proscrito en el Derecho
penal en virtud de los CP art.5 y 10 (y dimana de la propia Constitución).
f) Los plazos de prescripción se regulan en el CC art.1964 o 1968 ( TS 11-9-07, EDJ 213159 , FJ 60ª) lo que ha
generado la crítica de algún autor.
3. Requisitos de la responsabilidad civil derivada de delito

6860 La exigencia de responsabilidad civil derivada del delito está subordinada a que se cumplan una serie de requisitos:
a) Se requiere una acción antijurídica, aun cuando no sea culpable ( CC art.1089 ; CP art.118 y 119 ).
b) Es necesaria la causación de un daño. En general se sostiene que existe una identidad entre las
expresiones «daño» y «perjuicio», conforme a la doctrina civilista y el propio Código Civil que las usa conjunta e
indiferenciadamente, de forma que la habitual distinción entre ambas sería una mero recurso estilístico sin repercusión
práctica. No obstante, en ocasiones, se entiende que el daño se inflige a las cosas y el perjuicio a las personas.
Desde otra perspectiva, también se ha dicho que el daño mira al pasado -daño emergente- y el perjuicio al futuro -
lucro cesante- (sobre todas estas cuestiones, vid. Alastuey Dobón).
c) Se precisa acreditar un nexo de causalidad entre la conducta desplegada por el responsable penal y el daño
causado (el cual es muy matizable, especialmente en el caso de delitos de omisión).

© Lefebvre El Derecho 31 MARÍA TERESA ENCISO


d) Por último, se exige por parte de algunos autores un mínimo elemento culpabilístico: dolo o, lo más normal,
imprudencia (al menos culpa in eligendo o in vigilando»). Esta última, sin embargo, posee un carácter objetivizante.
De hecho a lo largo del Código Penal existen normas que parecen orientarse más en sentido objetivista (p.e CP
art.120 ). Es razonable que para una reclamación puramente objetiva, a la vista de lo estricto de la exigencia, se
exija de una declaración legal expresa. Sin embargo, también cabe encontrar un fundamento para la responsabilidad
objetiva, concretamente el principio ubi commoda, ibi incommoda, principio de carácter objetivista que explica alguna
de las normas del CP art.120 y que resulta coherente con la idea de que el fundamento de la responsabilidad civil se
encuentra en la generación de un riesgo (p.e TS 1-4-14, EDJ 62250 , FJ 5º).
4. Alcance
(CP art.110)

6865 La responsabilidad civil comprende: la restitución, la reparación del daño y la indemnización del perjuicio material
y moral.
6866 Restitución
La restitución resulta el concepto menos complejo. Consiste en la devolución del bien que, normalmente, ha sido el
objeto material del comportamiento antijurídico. Procede, sobre todo, en los delitos patrimoniales, p.e. en el hurto. Si
no se puede restituir o resulta complejísimo se debe recurrir a la indemnización. Cabe una hipótesis mixta, como es
aquella a la que alude el CP art.111.1 cuando establece que «Deberá restituirse, siempre que sea posible, el mismo
bien, con abono de los deterioros y menoscabos que el juez o tribunal determinen».
El bien debe ser restituido aunque se halle en poder de un tercero que lo haya adquirido de buena fe ( CP art.111.2º ).
Al respecto, el CC art.464 , dispone que «La posesión de bienes muebles adquirida de buena fe equivale al título».
Sin embargo, a continuación establece que «El que hubiese perdido una cosa mueble o hubiese sido privado de
ella de ilegalmente podrá reivindicarla de quien la posea». Evidentemente, en estos casos, el tercero de buena fe
poseedor del bien podrá repetir contra quien corresponda, normalmente contra la persona de la que recibió el bien.
No obstante, debe considerarse lo dispuesto en el CP art.111.2 : «Esta disposición no es aplicable cuando el tercero
haya adquirido el bien en la forma y con los requisitos establecidos en las Leyes para hacerlo irreivindicable». Para
ello, a su vez, debe acudirse al CC art.1.764, 1.955 y 1.956 y CCo art.85, 86, 324 y 545.
6867 Reparación del daño
La reparación de daño se ha definido como una prestación personal tendente a paliar los menoscabos ocurridos en
una cosa (Gimeno Sendra). El Código Penal establece cuáles son las posibles modalidades de reparación: «podrá
consistir en obligaciones de dar, de hacer o de no hacer» ( CP art.112 , coincidiendo con el CC art.1088 ). La
obligación de dar puede consistir, por ejemplo, en la entrega de una cosa, cuando no se trate del objeto material del
delito, incluido dinero, como el pago de lo adeudado en el delito de impago de prestaciones civiles establecidas en
resolución judicial ( CP art.227.3 ); o el precio del objeto material del delito del que se vio privado el agraviado u otra
cosa sustitutoria de la sustraída, de igual valor. La obligación de hacer puede consistir en p.e. la publicación de la
sentencia condenatoria en los delitos de injuria y calumnia ( CP art.216 ); en la reconstrucción o restauración de la
obra, en el caso de un delito de daños o de un delito contra el patrimonio histórico ( CP art.321 ). La determinación
de la obligación de no hacer como actividad reparadora en el marco de la responsabilidad civil resulta de difícil
concreción (Alastuey Dobón).
En relación con las tres modalidades de reparación, el CP art.112 dispone que son los jueces y tribunales los que
establecen una u otra modalidad de reparación; para ello deben atender a la naturaleza del daño, a las condiciones
personales y patrimoniales del «culpable», determinando si han de ser cumplidas por él mismo o pueden ser
ejecutadas a su costa.
6868 Indemnización del perjuicio tanto material como moral
Indemnizar implica pagar una cantidad de dinero suficiente para compensar los menoscabos causados. Desde el
punto de vista de los daños materiales, implican una disminución efectiva en el patrimonio de la víctima evaluable en
dinero. Al respecto, debe considerarse el efectivo daño o perjuicio causado; se atiende, por ejemplo, a los días en
que se dejó de trabajar, estancia en hospital, cirugía plástica; en caso de homicidio, los gastos de sepelio y entierro;
etc. Dentro de los perjuicios materiales hay que considerar el lucro cesante.
Desde el punto de vista de los daños morales, éstos resultan de difícil conceptuación. Se incluyen entre ellos p.e. el
sufrimiento en los familiares como consecuencia de la muerte del padre, marido, etc. Puede ser ilustrativa la sentencia
del Tribunal Supremo que afirma que «por su propia naturaleza no pueden ser determinados de forma precisa ( TS
28-1-14, EDJ 5297 ) y aquella que afirma que solo puede calcularse en un juicio global basado en el sentimiento
social de reparación del daño producido atendiendo a la naturaleza del daño, su gravedad y teniendo en cuenta la
realidad socio-económica del momento e incluso las posibilidades económicas del obligado» ( TS 18-10-10, EDJ
246602 ) (v., asimismo, la Resolución 75/7 del Comité de Ministros del Consejo de Europa, art.11, el cual incluye

MARÍA TERESA ENCISO 32 © Lefebvre El Derecho


la indemnización de disgustos y perturbaciones tales como insomnios, malestares o un sentimiento de inferioridad,
una disminución de los placeres de la vida», lo que incluye, por ejemplo, la imposibilidad o dificultad de mantener
relaciones sexuales, etc.).
6870 Para la determinación concreta de la cantidad el Código Penal proporciona muy escasas pautas. Tan solo el CP
art.114 regula lo que se conoce como compensación de culpas, admisible por tratarse de una cuestión de índole
civil: «Si la víctima hubiere contribuido con su conducta a la producción del daño o perjuicio sufrido, los jueces y
tribunales podrán moderar el importe de su reparación o indemnización». Se trata de un fenómeno frecuente en el
tráfico automovilístico. Sin embargo, en el precepto se hace referencia a la conducta de la víctima, porque puede que
no haya habido en ella culpa o imprudencia (v.g. se trata de un menor o de un disminuido psíquico).
Constatada la escasez de normas en la materia, se puede concluir que queda al arbitrio de los jueces y tribunales
la determinación concreta del quantum, el cual han de razonar en sus resoluciones (por todas TCo 78/1986 ). Así,
el CP establece concretamente que esta se ceñirá a «las bases en que fundamenten la cuantía de los daños e
indemnizaciones, pudiendo fijarla en la sentencia o en su ejecución» ( CP art.115 ). Dado que se trata de algo que
transcurre en el marco de la apreciación subjetiva, no es revisable en casación, aunque sí lo son las bases sobre las
que se asienta la decisión ( TS 30-9-10, EDJ 213613, FJ 6º ; 5-6-15, EDJ 111146 , FJ 3º, entre otras muchas). Se
ha de estar a muy variadas circunstancias, guiándose por las pautas que sobre el particular se vayan decantando
en las correspondientes resoluciones judiciales, de acuerdo con la realidad económica de cada momento histórico.
En el caso de los daños materiales, la cuestión resulta más sencilla, desde el momento en que se atienda a un
criterio compensatorio. En el caso de los daños morales resultan todavía más difíciles de precisar los criterios para la
determinación concreta de la cuantía de modo que se suele recordar que no cabe olvidar que cuando de indemnizar
los daños morales se trata, los órganos judiciales no pueden disponer de una prueba que les permita cuantificar
con criterios económicos la indemnización procedente, por tratarse de magnitudes diversas y no homologables, de
tal modo que, en tales casos, poco más podrán hacer que destacar la gravedad de los hechos, su entidad real o
potencial, la relevancia y repulsa social de los mismos, así como las circunstancias personales de los ofendidos y,
por razones de congruencia, las cantidades solicitadas por las acusaciones (p.e., TS 30-9-10, EDJ 213613 , FJ 6º).
6872 Desde el punto de vista procesal, hay que tener en cuenta que es doctrina consolidada que el tribunal no puede
superar lo pedido por el demandante (por muchas TS 5-6-15, EDJ 111146 , FJ 3º), si bien, como es lógico, la petición
de que se fije en ejecución la cuantía no vincula al tribunal.
Pese a todo lo señalado, existen normas de derecho positivo que proporcionan importantes pautas.
Concretamente, el texto refundido de la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos
a Motor ( RDLeg 8/2004 ) el cual en un anexo incorpora un «sistema para la valoración de los daños y perjuicios
causados a las personas en accidentes de circulación» (deben considerarse las resoluciones de la Dirección General
de Seguros en cuanto a sus actualizaciones). En él se encuentran tablas con las indemnizaciones que corresponden
a los perjudicados por muerte, lesiones e incapacidades. La aplicación de este sistema queda expresamente excluida
cuando los daños sean consecuencia de delito doloso (la razón de lo cual no está muy clara, desde el momento en
que la responsabilidad civil tiene un carácter compensatorio, salvo que se atribuya a esta un carácter sancionatorio
del que debería estar desprovista, sobre todo ni no se quiere incidir en un bis in idem prohibido), si bien se viene
considerando que en caso de indemnización por delitos dolosos el sistema de baremación del daño corporal puede
operar como referente (por todas, TS 6-3-13, EDJ 39176 , FJ 14º).
6874 En cuanto a los destinatarios de la indemnización, el Código Penal dispone que «La indemnización de los perjuicios
materiales y morales comprenderá no solo los que se hubiesen causado al agraviado, sino también los que se
hubiesen irrogado a sus familiares o a terceros» ( CP art.113 ). Así, pues, con carácter general, dentro de los
perjudicados por el delito pueden figurar un amplio número de personas.
En primer lugar, en cuanto a la persona «agraviada» se suele identificar con el sujeto pasivo del delito (o titular
del bien jurídico).
6875 Por lo que concierne a los familiares, se trataría de un concepto que capta a todas aquellas personas que se hallen
unidas por un vínculo de parentesco con el agraviado y que, cumulativamente, se vean directamente perjudicados
por el delito, debiéndose reservar a «quienes, efectiva y realmente, hayan padecido una severa aflicción por el
fallecimiento de la víctima derivada de unas especiales relaciones previas de afectividad con esta y, desde luego, cabe
advertir que la mera circunstancia de la consanguinidad no es elemento suficiente para determinar automáticamente
la realidad de esa significada afectividad, en ocasiones inexistente y que, sin embargo, se puede apreciar en relación
a miembros más lejanos de la familia en la línea de consanguinidad o afinidad» ( TS 27-11-03, EDJ 186728 ; 4-7-05,
EDJ 119240 , FJ 10º). Evidentemente se trata de un concepto que tiene especial trascendencia en el caso de delito
de homicidio -doloso o imprudente-, aunque también, por ejemplo, en las lesiones invalidantes.
Desde una perspectiva casuística, se puede señalar, en primer lugar, al cónyuge supérstite. Aquí no se incluye
al divorciado ( TS 13-10-04), salvo que tenga derecho a una pensión; en cuanto al separado, hay sentencias ( TS
2-3-92, EDJ 2001 ) para las que dado que la relación familiar no se ha extinguido, «máxime habiendo hijos comunes
y teniendo en cuenta que la sentencia de instancia no menciona a la mujer con la que convivía» concede a la mujer

© Lefebvre El Derecho 33 MARÍA TERESA ENCISO


separada la indemnización. En segundo lugar, los hijos, mayores de edad o no, dependientes del fallecido o no, si
bien lógicamente la dependencia y minoría de edad determinan un incremento en la cantidad a recibir (en el caso
de los no dependientes económicamente, solo perciben los daños morales y no los materiales ( TS 14-11-92, EDJ
11207 ). En tercer lugar, los padres, en términos análogos a los anteriores. Por lo que respecta a los hermanos, «a
la familia pertenecen los hermanos, quienes por su condición de tales, aunque no exista en la sentencia referencia
alguna a relaciones de convivencia o de particular afección, están legitimados para recibir iure propio la prestación
reparatoria por daño moral cuando no existan otros familiares más inmediatos...pues el vínculo de la común filiación,
salvo en los casos en que se pruebe un distanciamiento o rotura de la cohesión familiar, explica y justifica el dolor moral
que genera la indemnización, dado que los hermanos están dentro de un orden natural de afectos...» ( TS 4-7-05,
EDJ 119240 , FJ 10º; TCo 149/2006 , para la que, muy en síntesis, no puede reputarse injustificado o irrazonable
el criterio de la exclusión de los hermanos mayores de edad de víctimas mortales de accidentes de circulación sin
cónyuge ni hijos, cuando concurren con los ascendientes).
6876 Finalmente en cuanto a los terceros, la jurisprudencia considera que «terceros son solamente aquellos que han
sido directamente perjudicados por el hecho delictivo ( TS 9-6-99, EDJ 9721 ) sin que sea posible extender la
indemnización, como derivada del delito, a los perjudicados indirectos» ( TS 18-10-11, EDJ 269635 , FJ 5º.3). Se
puede señalar, ejemplificativamente, a las compañías aseguradoras, al propio Estado por los trabajos no prestados
por sus funcionarios o contratados, o por las cantidades sustraídas en la malversación de caudales públicos, y los
empresarios por el mismo concepto o las instituciones de sanidad pública (o, en su caso, privada) por los gastos
ocasionados, entre otros.
5. Articulación de la responsabilidad: personas civilmente responsables

6880 Personas directamente responsables


Cabe diferenciar varios grupos de hipótesis:
A. El autor del delito actúa solo. En tal caso debe hacer frente en solitario a toda la responsabilidad civil que se
determine.
B. Intervienen varios sujetos en los hechos. Dentro de esta segunda hipótesis cabe diferenciar, a su vez, dos
posibilidades:
1. Todos los intervinientes lo son a título de autor (se entiende que el concepto de autor es el que se desprende del CP
art.27 , lo que incluye a autores en sentido estricto, a inductores y a cooperadores necesarios). En este caso, el juez
debe señalar una cuota por la que debe responder cada uno de ellos (lógicamente en las hipótesis de indemnización
porque en la restitución normalmente no procede el establecimiento de cuota alguna). En la determinación de esa
cuota el juez o tribunal, en los términos que hemos visto, es libre. Todos ellos responden solidariamente entre sí por
el montante total ( CP art.116.2 ).
2. En los hechos han intervenido una pluralidad de sujetos, unos a título de autor y otros de cómplice. En este
caso, el juez o tribunal señala a cada interviniente la cuota por la que estima debe ser hecho responsable. La
regulación en este supuesto es excesivamente parca. Nuevamente hay que indicar que los jueces y tribunales operan
discrecionalmente en la determinación de la cuota que corresponde a cada uno. Sin embargo, no resultaría razonable,
v.g. una distribución de esta en la que la impuesta a un cómplice superase a la de un autor. Concurriendo autores
y cómplices, cada uno de los autores responde solidariamente por las cuotas de los demás autores; y cada uno de
los cómplices responde solidariamente por las cuotas de cada uno de los demás cómplices. Si no fuese posible ver
satisfecha la suma total de la cuantía que corresponde pagar a los autores, responde cualquiera de los cómplices
subsidiariamente. Del mismo modo, si no fuese posible ver satisfecha la suma total de la cuantía que corresponde
pagar a los cómplices responde subsidiariamente cualquiera de los autores ( CP art.116.2 ). Con otras palabras,
entre los autores, hay solidaridad, entre los cómplices hay solidaridad y entre uno y otro grupo, subsidiariedad. Por lo
pagado de más por cualquier sujeto tiene este acción para reclamar a los demás en la proporción que corresponda
( CP art.116.2.3º ). Ello ha generado alguna crítica, toda vez que el sistema complica extraordinariamente el cobro a
la víctima, por lo que se ha sugerido establecer un sistema de solidaridad total (Yzquierdo Tolsada).
Si el autor está en rebeldía, se procede a hacer responsable por el total al cómplice, sin que ello sea obstáculo para
que si posteriormente se condena a más personas, como autores o cómplices, se redistribuya el montante final.
6882 Personas subsidiariamente responsables
El Código Penal diferencia múltiples supuestos de responsabilidad civil subsidiaria, esto es, en defecto de quienes
los sean directamente, en los CP art.120 y 121 . Son reglas en la práctica muy importantes, en la medida en que la
frecuente insolvencia del responsable directo se compensa con la más habitual solvencia de quien es responsable
subsidiario. Frecuentemente se tratará de una responsabilidad de carácter objetivo, esto es, con independencia de
la potencial concurrencia de dolo o culpa en el responsable subsidiario. El fundamento de la responsabilidad debe

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hallarse en tales casos en la regla ubi commoda, ibi incommoda; se basa, pues, en la idea de que quien genera un
riesgo debe asumir todas las consecuencia, positivas o desfavorables, derivadas de aquel.
Enumeramos sucintamente tales supuestos de responsabilidad civil subsidiaria.
6883 1. El CP art.120.1 se refiere a la de los padres o tutores por los daños y perjuicios causados por los delitos o faltas
cometidos por los mayores de 18 años. Para ello es preciso que concurran tres requisitos.
a) Que se encuentren sujetos a su patria potestad o tutela.
b) Que vivan en su compañía.
c) Que haya por su parte culpa o negligencia, quebrantamiento, pues, de las normas objetivas de cuidado.
Debe tenerse en cuenta que el LO 5/2000 art.61.3 de Responsabilidad penal del menor dispone la responsabilidad
solidaria de padres, tutores, guardadores legales o de hecho y por este orden. Ello se regula así, sin ulterior requisito;
es decir, parece tratarse de una responsabilidad de carácter objetivo, por el mero hecho de ser padre, tutor, etc. En
la práctica ello significa que en la mayor parte de las veces, son los padres los que tienen que pechar con los gastos,
ya que los hijos son insolventes. En cualquier caso, el citado LO 5/2000 art.61.3 establece una regla que permite
atemperar la rigidez de tal planteamiento legal. En efecto, el citado precepto permite moderar la responsabilidad de
los padres cuando éstos no hubieren favorecido la conducta del menor con dolo o negligencia grave. En definitiva, se
permite al juez reducir la responsabilidad de los padres en un cierto porcentaje, valorativamente establecido cuando
se llega a la conclusión de que los padres poco tienen que ver con la conducta del hijo; por ejemplo, no se detectan
déficits de educación o atención al menor. La jurisprudencia viene sosteniendo que la separación nulidad o divorcio
de los padres no altera el régimen en lo referente al cónyuge no custodio.
2. Las personas naturales o jurídicas titulares de medios de comunicación, por los delitos cometidos a través de
éstos ( CP art.120.2 ). Por ejemplo, las sociedades editoras de periódicos, o las empresas radiofónicas o televisivas.
Debe tenerse en cuenta que el caso más frecuente será el de los delitos de injurias y calumnias. En este caso, debe
acudirse al CP art.212 que establece un régimen de solidaridad y no de subsidiariedad.
3. El CP art.120.3 , se refiere a las personas jurídicas por los delitos cometidos en sus establecimientos cuando
se hayan infringido reglamentos de policía (por ejemplo, los reglamentos de espectáculos).
4. El CP art.120.4 alude a la responsabilidad civil de las personas jurídicas por los delitos o faltas cometidos por sus
empleados en el desempeño de sus obligaciones (infra nos ocuparemos de su articulación con la responsabilidad
solidaria de la persona jurídica condenada por delito, prevista en el art.116.3 CP ).
5. Las personas naturales o jurídicas titulares de vehículos por los delitos o faltas cometidos en la utilización
de aquéllos por sus dependientes, representantes o personas autorizadas ( CP art.120.5 ). El precepto se ha
utilizado analógicamente para hacer responsables civiles subsidiarios a los propietarios de armas de fuego por delitos
cometidos utilizando estas (vid. Alastuey Dobón con cita de las sentencias TS 14-10-02, EDJ 42747 ; 27-6-03, EDJ
49540 ).
6. Los entes públicos (Estado, CCAA, provincias, municipios, e islas «y demás entes públicos») por hechos delictivos
cometidos por autoridades, agentes, contratados por aquéllas y funcionarios públicos ( CP art.121 ). Surge por hechos
delictivos cometidos por tales personas (por lo que se la ha criticado, toda vez que la búsqueda de la responsabilidad
civil subsidiaria del Estado implica frecuentemente la búsqueda de un cabeza de turco en los funcionarios públicos
contra los que se presenta la querella correspondiente. En cualquier caso, para la operatividad del CP art.121 es
preciso que se den dos requisitos:
a) Por una parte, que los hechos se produzcan en el ejercicio del cargo que desempeñen (p.e. torturas a detenidos;
malos tratos a internos; prevaricación en la concesión de un concurso administrativo o en un procedimiento judicial;
lesiones a niños por ausencia de vigilancia en un colegio público, etc.). Sin embargo, cuando se trata de, p.e. miembros
de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, el hecho de portar permanentemente armas es consecuencia del
modo de organización del Estado, luego, responde el Estado aun cuando el sujeto no se encuentre de servicio, salvo
en determinados supuestos cuando se emplean armas en un ámbito íntimo y privado ( TS 27-10-03, EDJ 127666, FJ
1º , con cita del acuerdo del pleno del Tribunal Supremo de 12-7-02).
b) Por otra, que la lesión sea consecuencia directa del funcionamiento de los servicios públicos que les estuvieren
confiados. Esto último ha sido el centro del debate doctrinal y jurisprudencial.

Precisiones

1) En las hipótesis en las que no exista posibilidad de reclamar en el marco de un procedimiento penal se puede
acudir a la vía jurisdiccional contencioso administrativa ( LRJSP art.32 s. ). Si se da la circunstancia de la existencia de
una reclamación en vía administrativa de responsabilidad patrimonial a la Administración, se plantea la posibilidad de

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simultanear ambas acciones (la administrativa o contencioso administrativa, por un lado, y la penal por otro). Procede
en este punto la cita del LRJSP art.37 : «1.- La responsabilidad penal del personal al servicio de las Administraciones
públicas, así como la responsabilidad civil derivada de delito, se exigirá de acuerdo con lo previsto en la legislación
correspondiente. 2.- La exigencia de responsabilidad penal del personal al servicio de las Administraciones públicas
no suspenderá los procedimientos de reconocimiento de responsabilidad patrimonial que se instruyan, salvo que la
determinación de los hechos en el orden jurisdiccional penal sea necesaria para la fijación de la responsabilidad
patrimonial».
2) La utilización de la vía penal abre un nuevo cauce diferente del anterior cara a la potencial obtención del
resarcimiento económico de los hechos. Incluso, en la doctrina algún autor recomienda la utilización simultánea
de ambas vías para garantizar la satisfacción indemnizatoria. Al respecto, se recuerda que si una vía es directa (la
reclamación en vía administrativa y, posteriormente en su caso, contencioso administrativa) y la otra subsidiaria (la
acción penal), ello es debido al diferente fundamento de una y otra. La primera deriva del funcionamiento de los
servicios públicos, la segunda de la potencial insolvencia del funcionario público que, conforme a lo descrito, debería
responder directamente. Debe quedar claro que no puede haber duplicidad indemnizatoria ( CP art.121 inciso final ).
6. CP art.122: la participación a título lucrativo. Concepto, requisitos y límites

6885 El CP art.122 contiene una regla relativa a la llamada impropiamente «receptación civil», o participación a título
lucrativo.
La jurisprudencia viene exigiendo, de forma más o menos uniforme, tres requisitos para su aplicación:
1º) Que alguien se aproveche del delito o falta.
2º) Que la persona obligada a restituir o resarcir no haya sido condenada como autora o cómplice de la infracción
penal, correspondiente.
3º) Que tal participación a los efectos de aprovechamiento civil ha de tener como causa un título lucrativo no oneroso
(así, puede verse, entre otras, TS 8-4-14, EDJ 110202, FJ 16ª ; 15-7-11, EDJ 166747, FJ 15ª ; 8-4-09, EDJ 56124,
FJ 5ª ; 11-2-09, EDJ 16840, FJ 7ª ).
En palabras de la más concisa sentencia «de acuerdo con el CP art.122 , supone una situación que se integra
por dos elementos: uno positivo y otro negativo. Como elemento positivo supone que la persona concernida se
ha aprovechado de los efectos del delito o falta... Como elemento negativo, se exige que la persona no haya sido
condenada como partícipe de la infracción correspondiente pues caso contrario sería responsable penalmente de
acuerdo con el CP art.116 » ( TS 20-11-14, EDJ 209381, FJ 5ª ).
Su fundamento, pues, no es común con la responsabilidad civil ex delicto, sino que implica una responsabilidad civil
derivada de la nulidad de los contratos con causa ilícita; en definitiva, se trata de impedir un enriquecimiento ilícito.
6886 La responsabilidad derivada del CP art.122 presenta una serie de características: se trata de una responsabilidad
solidaria y no acumulativa, subsidiaria y limitada.
En cuanto a las dos primeras ideas, afirma la sentencia TS 13-3-14, EDJ 42841, FJ 4ª que «no es que el tercero
responsable civil tenga que pagar una cantidad adicional a sumar a la correspondiente al responsable penal principal.
Sencillamente responde solidariamente y de manera conjunta con el responsable penal del importe de su beneficio».
Asimismo, es una responsabilidad subsidiaria. Al respecto, conviene la cita de la sentencia TS 17-4-13, EDJ 67866,
FJ 5ª conforme a la cual «El CP art.122 , solo se aplicará cuando no resulte exigible la responsabilidad civil subsidiaria
impuesta a las empresas y sociedades por los delitos cometidos por sus representantes, empleados o dependientes
( CP art.120 y 121 ) ( TS 14-3-03, EDJ 4267 )». Estaríamos, pues, ante una especie de subsidiariedad de segundo
grado.
6887 Por último, y en lo que a los límites concierne, al menos es posible señalar dos, uno de carácter material y otro
procesal.
A) En cuanto al primero, como es obvio, la responsabilidad derivada del CP art.122 tiene un límite constante: no
puede ir más allá del beneficio obtenido por el partícipe lucrativo. Al respecto, quizá sea indicativo poner de manifiesto
que la jurisprudencia sostiene que el ingreso de dinero por parte del responsable penal en las cuentas del partícipe
lucrativo no determina sin más la presencia de la figura, toda vez que no es imposible «que el paso del dinero en las
cuentas tuviera una simple finalidad nominal o transitoria, al objeto de dificultar el descubrimiento del fraude» ( TS
2-6-09, EDJ 134675, FJ 5ª con cita de las sentencias 24-9-04, EDJ 126776 , y 9-5-07, EDJ 32804 ; 24-9-04 y 9-5-07).
No obstante, incluye los intereses ( TS 11-3-09, EDJ 16552 ).
B) Desde la perspectiva procesal, por un lado, debe considerarse el LECr art.614 conforme al cual cuando en la
instrucción del sumario aparezca indicada la existencia de la responsabilidad civil de un tercero con arreglo a los
artículos respectivos del Código Penal, o por haber participado alguno por título lucrativo de los efectos del delito, «el

MARÍA TERESA ENCISO 36 © Lefebvre El Derecho


juez, a instancia del actor civil, exigirá fianza a la persona contra quien resulte la responsabilidad. Si no se prestase, el
Letrado de la Administración de Justicia embargará con arreglo a lo dispuesto en el Título IX de este libro los bienes
que sean necesarios». Por otra, parece obvia la necesidad de que el partícipe a título lucrativo haya sido parte en
el correspondiente proceso. Al respecto, debe tenerse en cuenta lo declarado por el Tribunal Supremo, conforme al
cual no es procedente que quien haya sido absuelto de la acción ejercitada, en este caso la responsabilidad penal y
la civil directa por su participación en un hecho delictivo, «sea condenado sin mediar esa acusación como partícipe
lucrativo en la instancia revisora del pronunciamiento absolutorio» ( TS 22-10-14, EDJ 183944, FJ 2º ). Sin embargo,
nada debería obstar a la condena en el caso en el que la acusación se hubiese ejercido en el mismo proceso,
al menos, de forma subsidiaria. En este sentido la sentencia ( TS 29-5-07, EDJ 70165 ) ya había precisado que el
hecho de que un responsable civil fuese convocado a juicio en calidad de tercero civil responsable directo y fuese
condenado como responsable civil subsidiario no afecta a sus derechos ni le ocasiona indefensión, porque tuvo plena
posibilidad de defenderse en juicio y esta responsabilidad lo es de segundo grado, esto es concebida en defecto
de la responsabilidad civil directa o de primer grado. Lo esencial es su consideración como responsable civil y la
posibilidad que ha tenido de negar cualquiera de esas dos posibilidades. Obviamente, de forma alternativa, siempre
cabe el ejercicio de acciones civiles, posteriores al procedimiento penal.
E. Responsabilidad penal de los menores

6893 1. Introducción 6895


2. Ámbito de aplicación 6900
3. Las medidas 6994
4. Proceso penal de menores 7010
5. Responsabilidad civil 7026
6. Mediación 7027
1. Introducción

6895 El Derecho penal juvenil se identifica con un sector del ordenamiento jurídico-penal dirigido solo a los menores de
edad. En concreto a aquellos a los que se reconoce responsabilidad penal. En el caso de España, se ocupa de regular
la responsabilidad penal de los menores de 18 años pero mayores de 14 años. Su principal característica consiste
en que comparte los mismos presupuestos que el Derecho Penal, es decir, los tipos penales se mantienen, pero las
consecuencias jurídicas difieren ya que no se prevé el establecimiento de sanciones penales como respuesta ante
un ilícito penal.
En la actualidad, lo encontramos previsto en la LO 5/2000 , reguladora de la responsabilidad penal de los menores
(en adelante, LORRPM), con la que se deroga definitivamente el texto refundido de la Ley de Tribunales Tutelares
de Menores (D 11-6-1948). Como no puede ser de otra manera, esta norma ya había sido ampliamente reformada,
especialmente, mediante la LO 4/1992 , y, previamente, la LOPJ había creado los Juzgados de Menores, si bien se
antojaba necesaria una nueva norma que se correspondiese con el período constitucional. De este modo, la LORRPM
se rige por lo previsto en los Const art.12 y CC art.315 , en los que se sitúa la mayoría de edad a los 18 años, al
tiempo que da cumplimiento al mandato del CP art.19 , de aprobar una regulación expresa de la responsabilidad
penal de los menores de dicha edad.
De la propia Exposición de Motivos se pueden extraer cuáles son los principios generales inspiradores de la
ley: «naturaleza formalmente penal pero materialmente sancionadora-educativa del procedimiento y de las medidas
aplicables a los infractores menores de edad, reconocimiento expreso de todas las garantías que se derivan del
respeto de los derechos constitucionales y de las especiales exigencias del interés del menor, diferenciación de
diversos tramos a efectos procesales y sancionadores en la categoría de infractores menores de edad, flexibilidad
en la adopción y ejecución de las medidas aconsejadas por las circunstancias del caso concreto, competencia de
las entidades autonómicas relacionadas con la reforma y protección de menores para la ejecución de las medidas
impuestas en la sentencia y control judicial de esta ejecución.».
6896 De este modo, la LORRPM se caracteriza por su especial naturaleza y por el reconocimiento del interés superior
del menor:
A. Naturaleza formalmente penal pero materialmente sancionadora-educativa. La naturaleza de la ley es
evidentemente penal ya que prevé un sistema de exigencia de responsabilidad jurídica a los menores infractores, no
obstante se establece una intervención adecuada a los sujetos sobre los que se aplica, sujetos todavía en fase de
formación, lo que requiere que se profundice en el componente educativo.

© Lefebvre El Derecho 37 MARÍA TERESA ENCISO


B. Reconocimiento expreso de todas las garantías que se derivan del respeto de los derechos constitucionales y
de las especiales exigencias del interés superior del menor. El reconocimiento expreso al principio del interés del
menor por encima de todo conlleva una serie de consecuencias. La primera de ellas, relacionada con la naturaleza
materialmente sancionadora-educativa de la ley, es la renuncia al principio de proporcionalidad entre el hecho y la
sanción, en beneficio de la finalidad educativa. De este modo, cede también o se flexibiliza el principio de legalidad ya
que, si bien están previstas las infracciones y las consecuencias atribuidas a su realización, no existe una concreta
relación entre el delito y la medida. Se trata de que, en virtud del interés del menor y en la búsqueda de alcanzar la
finalidad educadora, se imponga la medida más conveniente a las circunstancias del menor. En este mismo sentido, el
Ministerio Fiscal adopta una posición ambivalente, llevando a cabo una función acusatoria y de protección del menor.

Precisiones

Señalado lo anterior, y antes de comenzar el análisis de la regulación de la ley, se antoja necesario advertir que la
LORRPM, desde su aprobación no ha estado exenta de críticas. En este contexto, se llevó a cabo una importante
reforma en el año 2006, a través de la LO 8/2006 , con la que se modificaron prácticamente la mitad de los preceptos
de la LORRPM, dirigidos hacia un mayor endurecimiento de las respuestas previstas. A pesar de esto, la exposición
de motivos de la ley señalará que se mantiene el principio del superior interés del menor ya que «es perfectamente
compatible con el objetivo de pretender una mayor proporcionalidad entre la respuesta sancionadora y la gravedad
del hecho cometido pues el sistema sigue dejando en manos del juez, en último caso, la valoración y ponderación de
ambos principios de modo flexible y a favor de la óptima individualización de la respuesta».
2. Ámbito de aplicación
(LORRPM art.1.1; CP art.19)

6900 Ámbito subjetivo


En el CP art.19 se declara que «Los menores de 18 años no serán responsables criminalmente con arreglo a este
Código. Cuando un menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto
en la ley que regule la responsabilidad penal del menor». De manera que se establece un criterio estrictamente
cronológico para determinar la responsabilidad criminal prevista en el Código Penal. No obstante, esto no implica que
los menores de 18 años sean inimputables, sino que su responsabilidad penal se regula en una normativa específica.
Será el LORRPM art.1.1 el que delimite el ámbito subjetivo de aplicación, previendo su aplicación a «mayores de 14
años y menores de 18». Conforme a este precepto, los menores de 14 años no serán responsables penalmente,
de ninguna manera, es decir, se les declara inimputables. A ellos, se les aplicará lo dispuesto en las normas sobre
protección de menores previstas en el Código Civil y demás disposiciones vigentes, conforme a lo establecido en el
LORRPM art.3. Así, rige la LO 1/1996 , de Protección Jurídica del Menor cuando un menor de 14 años cometa un
delito, poniéndose en conocimiento del Ministerio Fiscal para que realice una valoración de la entidad de los hechos
y, solo en el supuesto en el que éstos sean suficientemente graves, se remitirá a los Servicios Sociales del ente
autonómico que corresponda para que apliquen las medidas más adecuadas al caso particular. En la práctica se
tiende a intentar que el menor permanezca en el ámbito familiar.
Adicionalmente, el CP art.69 se inclinaba por aplicar un tratamiento diferente a determinados semi-adultos, es decir,
a los mayores de 18 y menores de 21, extendiendo hasta los 21 años la normativa de los menores. En esta línea, el
LORRPM art.4 presumía iuris tantum la capacidad de culpabilidad plena del sujeto mayor de 18 y menor de 21, salvo
que se demostrase la falta de madurez, lo que plantea serias dificultades a la hora de comprobarlo y puede llegar a
crear inseguridad jurídica. En cualquier caso, fue derogado por la LO 8/2006 .
Volviendo al ámbito subjetivo de aplicación de la LORRPM vigente, en su determinación se aplican las causas de
exención o extinción de la responsabilidad criminal del Código Penal si bien, en los supuestos de inimputabilidad
( CP art.20.1º, 2º y 3º ) se podrán aplicar las medidas terapéuticas que contempla el LORRPM art.7.1 en sus letras
d y e (LORRPM art.5).
6992 Ámbito objetivo
Para delimitar el ámbito objetivo de aplicación, el LORRPM art.1.1, se remite al Código Penal, ya que las conductas
por las que un menor de 18 años, mayor de 14, es responsable penalmente, coinciden con las de un adulto. La
diferencia estriba en las consecuencias y en el proceso que se desencadena en función de la edad del infractor.

MARÍA TERESA ENCISO 38 © Lefebvre El Derecho


3. Las medidas

6994 Clases de medidas


El título II de la LORRPM comprende el catálogo y la regulación de las medidas que se pueden imponer a un menor
responsable penalmente de un hecho delictivo.
En concreto, las medidas que los jueces de menores pueden imponer se encuentran recogidas en el LORRPM art.7,
las cuales se clasifican conforme al bien o valor que con su imposición se afecta, así como por su especial finalidad.
Recuérdese que el juzgador elige dentro de este catálogo la más idónea al menor infractor, en función de las
circunstancias en las que se encuentra, si bien, no es este el único criterio a tener en cuenta ya que existen ciertas
reglas y garantías que debe respetar.
6995 Con el objeto de conocer las medidas que se pueden imponer a un menor infractor, sirva de apoyo el siguiente cuadro:
Privativas de libertad Privativas de otros Terapéuticas Educativas
derechos
• Internamiento • Libertad vigilada • Internamiento terapéutico • Asistencia a un centro de
• Permanencia de fin de • Prohibición de • Tratamiento ambulatorio. día.
semana aproximarse o comunicarse • Convivencia con otra
con la víctima u otros. persona, familia o grupo
• Prestaciones en beneficio educativo.
de la comunidad. • Prestaciones en beneficio
• Privación del permiso de la comunidad.
de conducir ciclomotores y • Realización de tareas
vehículos a motor, o del socio-educativas.
derecho a obtenerlo, o de • Amonestación.
las licencias administrativas
para caza o para uso de
cualquier tipo de armas.
• Inhabilitación absoluta.
La medida privativa de libertad por excelencia es el internamiento. Resulta obvio señalar que se trata de la medida
más grave y severa que comprende la LORRPM, cuya afección es sobre la libertad ambulatoria del sujeto. Dentro de
esta medida, la ley contempla distintas modalidades, según finalidad (ordinarias y terapéuticas) y según la intensidad
de la restricción de la libertad ambulatoria (régimen cerrado, semi-abierto y abierto).
6996 Teniendo en cuenta esto, podemos distinguir dentro de la LORRPM las siguientes clases de internamiento
(LORRPM art.7.1):
A. Internamiento ordinario. Será el reservado para los menores infractores imputables. Se fundamenta en la
mayor peligrosidad del sujeto, manifestada en la naturaleza particularmente grave de los hechos realizados. Este
internamiento podrá tener una mayor o menor intensidad, distinguiéndose entre:
1. Internamiento en régimen cerrado. El menor reside en un centro donde desarrolla todo el proyecto educativo,
laboral y de ocio. Esta situación puede cambiar si en el transcurso del cumplimiento de la medida el menor alcanza la
mayoría de edad y el juez de Menores decide ordenar que se continúe cumpliendo con ella en un centro penitenciario.
Por otro lado, cuando dicha medida se imponga a quien ya ha cumplido 21 años o haya alcanzado dicha edad mientras
la cumplía, el juez de menores ordenará la continuidad de la misma en un centro penitenciario, salvo que proceda una
modificación o sustitución de la medida o el sujeto esté respondiendo a los objetivos de la sentencia (LORRPM art.14).
2. Internamiento en régimen semi-abierto. En este caso, el menor reside en el centro, aunque puede desarrollar
fuera de este alguna de las actividades formativas, educativas, laborales y de ocio establecidas en el programa
individualizado de ejecución de la medida, siempre y cuando la persona evolucione favorablemente y vaya cumpliendo
con los objetivos previstos. De no ser así, el juez de Menores puede suspenderlas por tiempo determinado, acordando
que todas las actividades se lleven a cabo dentro del centro.
3. Internamiento en régimen abierto. Finalmente, en esta categoría de internamiento, el menor lleva a cabo todas las
actividades del proyecto educativo en los servicios normalizados del entorno pero reside en el centro como domicilio
habitual, con sujeción al programa y régimen interno del mismo.
B. Internamiento terapéutico. Esta clase de internamiento se reserva para los menores que, conforme a su edad,
son responsables penalmente en virtud de la LORRPM pero son declarados inimputables por concurrir alguna
de las circunstancias previstas en los tres primeros números del CP art.20 (LORRPM art.5.2), es decir, presentan
alguna anomalía o alteración psíquica, llevaron a cabo los hechos en una situación de intoxicación plena, síndrome

© Lefebvre El Derecho 39 MARÍA TERESA ENCISO


de abstinencia, o presenta alteraciones en la percepción. Este internamiento se caracteriza por prestar una atención
educativa especializada, por conllevar un tratamiento específico dirigido a menores que se encuentren en las
circunstancias descritas si bien, el menor puede rechazar un tratamiento de deshabituación y, en esos supuestos, el
juez aplicará otra medida que se adecúe a sus circunstancias.
Al igual que en el caso del internamiento ordinario, el internamiento terapéutico podrá ser en régimen cerrado, semi-
abierto o abierto.
Junto a esta medida de privación de libertad, se prevén otras menos aflictivas: la permanencia de fin de semana
y el tratamiento ambulatorio. Cuando se establece la primera de ellas, el menor debe permanecer en su domicilio o
en un centro hasta un máximo de 36 horas entre la tarde o noche del viernes y la noche del domingo, a excepción,
en su caso, del tiempo que deban dedicar a las tareas socio-educativas asignadas por el juez que deban llevarse
a cabo fuera del lugar de permanencia. Por su parte, el tratamiento ambulatorio, consiste en asistir a un centro
designado con la periodicidad requerida por los facultativos que las atiendan y seguir las pautas fijadas para el
adecuado tratamiento de la anomalía o alteración psíquica, adicción al consumo de bebidas alcohólicas, drogas
tóxicas o sustancias psicotrópicas, o alteraciones en la percepción que padezcan.
6997 En lo que a las medidas restrictivas de otros derechos se refiere, la libertad vigilada es la medida de mayor
aplicación, debido a su versatilidad. En la ley se contemplan sus distintas manifestaciones, las cuales, en esencia,
consisten en controlar, en hacer un seguimiento, de la actividad del menor, con el objeto de superar los factores que
propiciaron la comisión del delito (LORRPM art.7.1.h). De este modo, el juez de menores podrá establecer alguna o
algunas de las siguientes reglas de conducta:
- obligación de asistir con regularidad al centro docente correspondiente, si el menor está en edad de escolarización
obligatoria;
- obligación de someterse a programas de tipo formativo, cultural, educativo, profesional, laboral, de educación sexual,
de educación vial u otros similares;
- prohibición de acudir a determinados lugares, establecimientos o espectáculos;
- prohibición de ausentarse del lugar de residencia sin autorización judicial previa;
- obligación de residir en un lugar determinado;
- obligación de comparecer personalmente ante el juzgado de menores o profesional que se designe, para informar
de las actividades realizadas y justificarlas.
6998 Pero la libertad vigilada no es la única medida restrictiva de otros derechos diferentes a la libertad que se contempla
en el catálogo de medidas del LORRPM art.7. Así, el juez puede establecer la prohibición de aproximarse o
comunicarse con la víctima o con aquellos de sus familiares u otras personas que determine el juez. También puede
proponer prestaciones en beneficio de la comunidad, con lo que se pretende potenciar los efectos beneficiosos de
la actividad laboral, frente a otras medidas más aflictivas, aunque para su aplicación es necesario el consentimiento
del menor. Junto a estas, se prevé la privación del permiso de conducir ciclomotores y vehículos a motor, o del
derecho a obtenerlo, o de las licencias administrativas para caza o para uso de cualquier tipo de armas. Esta medida
podrá imponerse como accesoria cuando el delito se hubiere cometido utilizando un ciclomotor o un vehículo a motor,
o un arma, respectivamente aunque, como resulta obvio, su aplicación es escasa porque muchos de estos derechos
se ejercen solo a partir de los 18 años y solo tendrá sentido su imposición cuando se extienda la medida más allá
de la mayoría de edad. Finalmente, dentro de las medidas restrictivas de otros derechos, se prevé la inhabilitación
absoluta, cuya imposición implica la privación definitiva de todos los honores, empleos y cargos públicos sobre el
que recaiga, aunque sean electivos; así como la incapacidad para obtener los mismos u otros, y la de ser elegido
para cargo público, durante el tiempo de la medida. Por ejemplo, al menor al que se le imponga esta medida se le
podría privar de su condición de miembro del Consejo escolar en su Centro Educativo.
6999 De especial relevancia en este sector del Derecho penal resultan las medidas educativas por ir dirigidas,
directamente, a reconducir la conducta del sujeto que, todavía, se encuentra en formación. De este modo, el LORRPM
art.7 contempla la posibilidad de imponer la asistencia a un centro de día a realizar actividades de apoyo, educativas,
formativas, laborales o de ocio. Se trata de una medida que se ejecuta en medio abierto, lo que reporta multitud
de consecuencias positivas como el permitir al menor no separarse de su entorno habitual. También se prevé el
establecimiento de la convivencia con otra persona, familia o grupo educativo, pretendiendo que el menor se
relacione en un ambiente de socialización positivo. Esta es considerada la medida más adecuada para los supuestos
en los que se evidencia que el núcleo familiar original ha fracasado en la socialización primaria del menor. El juzgador
podrá imponer la realización de tareas socio-educativas, de contenido educativo, dirigidas a facilitarle el desarrollo
de su competencia social. Y, en último término, se prevé la simple amonestación, con la que se pretende hacer
comprender al menor la gravedad de los hechos y las consecuencias que tienen o habrían podido tener. Se trata
de una advertencia, adecuada para menores sin antecedentes penales que han cometido actos delictivos de menor
trascendencia.

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7000 Teniendo en cuenta lo anterior, se puede afirmar que, a pesar de que la ley alude a una naturaleza sancionadora-
educativa de las medidas, existen elementos que las acercan estrechamente a las penas y a las medidas de seguridad.
Así, coinciden con las penas en que el presupuesto necesario para su imposición es la realización de una conducta
tipificada en el Código Penal, cuya consecuencia es la privación de derechos. Pero, también cuentan con elementos
propios de las medidas de seguridad, ya que se dirigen a la prevención y no a la represión del acto cometido,
adecuándose a la situación del sujeto más que a los hechos llevados a cabo.
De este modo, las medidas de menores son una especie de medidas de seguridad sui generis , con una indiscutible
naturaleza penal propia de una sanción aunque con una finalidad educativa específica orientada a la recuperación
individual y social del menor.
7002 Aplicación de las medidas
Ya se ha advertido que en lo que a las medidas se refiere existe una indeterminación legal, debido a que no está
prevista una medida concreta para cada delito, sino que se deja al arbitrio del juzgado de menores la determinación
de la consecuencia jurídica concreta, en función, de la edad, las circunstancias familiares y sociales, la personalidad
y el interés del menor (LORRPM art.7.3). Dicho juzgador, además, no estará limitado a la imposición de una sola
medida en cada caso, sino que se contempla la posibilidad de aplicar una o varias de las medidas, con independencia
de que se trate de uno o más hechos, aunque en ningún caso se impondrá a un menor en una misma resolución más
de una medida de la misma clase (LORRPM art.7.3).
7003 En general, para llevar a cabo esta tarea, se contemplan las siguientes directrices:
- la medida restrictiva de otros derechos distintos a la libertad, será preferente siempre frente a la medida de
internamiento;
- la prueba y la valoración jurídica de los hechos, debe evaluarse de modo flexible y lo realmente determinante en la
concreción de la medida o medidas a imponer serán la edad, las circunstancias familiares y sociales, la personalidad
y el interés del menor;
- la medida no puede ser más grave ni de mayor duración que la pedida por el Ministerio Fiscal, en virtud del principio
acusatorio;
- la medida de internamiento no puede tener una duración mayor que la que hubiera correspondido a la pena privativa
de libertad, si el sujeto hubiera sido mayor de edad e imputable;
- debe buscarse la finalidad educativa.
Las anteriores pautas se desprenden de la LORRPM, donde se establece el principio acusatorio (LORRPM art.8) y
el régimen general de aplicación y duración de las medidas (LORRPM art.9) reservándose el LORRPM art.10 del
mismo texto legal a la previsión de unas reglas especiales, sobre las que nos referiremos después.
7004 Así, en función de los hechos imputados, se deben contemplar las siguientes reglas de determinación de la medida
y de su duración (LORRPM art.9 y 10):
Delito Medida Duración
Delitos leves (*) Libertad vigilada # 6 meses
(*) El LORRPM art.9.1 habla Amonestación
de faltas, las cuales han sido
derogadas por la LO 1/2015, Permanencia de fin de semana # 4 fines de semana
que reforma el Código Penal Prestaciones en beneficio de la # 50 horas
español de 1995, incorporando la comunidad
categoría de delitos leves
Privación del permiso de # 1 año
conducir o de otras licencias
administrativas
Prohibición de aproximarse o # 6 meses
comunicarse con la víctima u otros
Realización de tareas socio-
educativas
Medidas Infractor (edad)
14 o 15 16 o 17
Delitos graves Todas las medidas LORRPM art.7 Regla general # 3 años # 6 años
Delitos menos graves pero con Prestaciones en # 150 # 200
violencia o intimidación en las beneficio de la horas horas
personas, o generando grave comunidad

© Lefebvre El Derecho 41 MARÍA TERESA ENCISO


Delito Medida Duración
riesgo para la vida o integridad
física de las mismas
Delitos que se cometan en Permanencia de fin de # 12 # 16
grupo o el menor perteneciere o semana
actuare al servicio de una banda, Si reincidencia: De 1 a 6
organización o asociación Obligatorio años.
internamiento régimen # 5 años
cerrado obligatorio.
Libertad vigilada
Medidas Infractor (edad)
14 o 15 16 o 17
Delitos CP art.138, 139, 179, 180 Todas las medidas del LORRPM Obligatorio De 1 a 5 De 1 a 8
y 571 a 580 art.7 Internamiento régimen años años
Delito con pena de prisión # 15 cerrado
años
Potestativo libertad # 3 años # 5 años
vigilada
Si CP art.571-580 . De 4 a 15
Obligatorio años, superior a
Inhabilitación absoluta la duración de
la medida de
internamiento en
régimen cerrado
Delitos menos graves Todas las medidas LORRPM art.7 Regla general: # 2 años
Prestaciones en beneficio de la comunidad: #
100 horas
Permanencia de fin de semana: # 8
Las anteriores reglas de duración máxima deben respetarse incluso cuando el menor sea responsable de dos o
más infracciones, siempre que sean conexas o estemos ante una infracción continuada, así como cuando un solo
hecho constituya dos o más infracciones (LORRPM art.11.1). Únicamente en el caso en que alguno, o algunos de
los actos se correspondan con los delitos previstos en los CP art.138, 139, 179, 180 y 571 a 580 o contemplen una
pena de prisión igual o superior a 15 años, podrá preverse la imposición de la medida de internamiento en régimen
cerrado por un tiempo no superior a 10 años, si el menor infractor fuera mayor de 16, y de 6 años si tuviera entre 14
y 16 años, junto con la medida de libertad vigilada que eventualmente pudiera corresponder (LORRPM art.11.2).
4. Proceso penal de menores

7010 El procedimiento jurídico que se sigue para determinar la responsabilidad penal del menor de edad, mayor de 14 años,
se encuentra previsto también dentro de la LORRPM. En concreto, se dedican a esta tarea los Títulos III-VII, donde se
regula todo lo referido a la instrucción, la audiencia, la sentencia, los posibles recursos y la ejecución de las medidas.
El proceso se inicia de oficio, como consecuencia de una denuncia o mediante un atestado policial, o a instancia de
parte, con la presentación de una querella. Esta última opción, se incorporó a la ley mediante la LO 25-11-2003, con
la que se abrió camino a la acusación particular en el procedimiento, incluso para instar la imposición de una medida
sancionadora-educativa respecto del menor acusado de una infracción penal. Así, tienen derecho a personarse y ser
parte en el procedimiento y a ser informados de todas las resoluciones que puedan afectar a sus intereses.
Una vez que se constata la realización de unos hechos susceptibles de ser delictivos, será el Ministerio Fiscal el
encargado de admitir a trámite la denuncia o querella, o de archivar la causa, si comprende que los hechos no son
constitutivos de delito o si estuviera ante el caso de no existir un autor conocido. En el supuesto de que admita a
trámite la denuncia o querella, llevará a cabo entonces la instrucción del caso, si bien su función no se limitará a
encarnar la mera acusación pública sino que deberá velar también por el interés del menor, es decir, por su educación
o reeducación.
7011 Durante esta fase de instrucción, el Ministerio Fiscal puede desistir o, incluso, no llegar a iniciar el proceso en virtud
del principio de oportunidad, siempre y cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes (LORRPM art.18
y 19):

MARÍA TERESA ENCISO 42 © Lefebvre El Derecho


- los hechos constituyan delitos menos graves sin violencia o intimidación en las personas, o delitos leves (el art.18
dice faltas, las cuales han sido derogadas del Código Penal, como ya advertimos), no sea reincidente y se prevea
una corrección en el ámbito educativo y familiar;
- los hechos constituyan un delito menos grave o leve y se ha llevado a cabo una conciliación o reparación entre
el menor y la víctima, o el menor se haya comprometido a cumplir una actividad educativa propuesta por el equipo
técnico.
7012 Si decide iniciar, o continuar con la instrucción, entonces se produce la incoación del expediente, lo que supone el
inicio stricto sensu de la instrucción, reconociéndose una serie de derechos para el menor investigado (LORRPM
art.22.1):
- ser informado por el juez, el Ministerio Fiscal, o agente de policía de los derechos que le asisten;
- designar abogado que le defienda, o a que le sea designado de oficio y a entrevistarse reservadamente con él,
incluso antes de prestar declaración;
- intervenir en las diligencias que se practiquen durante la investigación preliminar y en el proceso judicial, y a proponer
y solicitar, respectivamente, la práctica de diligencias;
- ser oído por el juez o tribunal antes de adoptar cualquier resolución que le concierna personalmente;
- la asistencia afectiva y psicológica en cualquier estado y grado del procedimiento, con la presencia de los padres o
de otra persona que indique el menor, si el juez de menores autoriza su presencia;
- la asistencia de los servicios del equipo técnico adscrito al juzgado de menores.
7013 Respetando los derechos anteriores, el Ministerio Fiscal deberá realizar las diligencias necesarias para determinar la
responsabilidad penal del menor. Estas podrán ser a propuesta propia o a petición de las partes (LORRPM art.26), y
resultan esencialmente idénticas a las del proceso penal de adultos: inspecciones oculares, determinación del cuerpo
del delito, identidad del menor y sus circunstancias, declaración del menor imputado, declaración de testigos, careo
de testigos y expedientados, informes periciales, entrada y registro en lugar cerrado, de libros, papeles, apertura de
correspondencia escrita y telegráfica, intervención de comunicaciones.
Con el objeto de asegurar el enjuiciamiento del presunto responsable y la ejecución de la sentencia, es posible solicitar
durante la instrucción al juez de menores la adopción de medidas cautelares. Estas consistirán en internamiento,
libertad vigilada, prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima u otros sujetos que considere el juez, o
convivencia con otra persona, familia o grupo educativo, en función de la gravedad de los hechos, las circunstancias
personales y sociales del menor, la existencia de un peligro cierto de fuga, y, especialmente, que el menor haya
cometido o no con anterioridad otros hechos graves de la misma naturaleza (LORRPM art.28).
Será también en este momento procesal cuando se elabore el informe del equipo técnico, integrado por psicólogos,
educadores y trabajadores sociales, u otro tipo de profesionales que exija el caso concreto. Este informe deberá
contener las circunstancias personales, familiares y sociales del menor y será de especial importancia tanto para que
el Ministerio Fiscal solicite la actuación más adecuada para alcanzar la reeducación del menor responsable de los
hechos, como para que el Juzgador pueda sentenciar con todos los elementos de conocimiento necesarios (LORRPM
art.27).
7014 Una vez que se ha llevado a cabo todo lo anterior, se inicia la denominada fase intermedia en la que el Ministerio
Fiscal comunica a las partes personadas la resolución por la que decide la conclusión del expediente y solicitar al
juez de menores bien la apertura de la fase de audiencia, bien el sobreseimiento de las actuaciones y, en su caso, la
remisión de las actuaciones a la entidad competente en materia de protección (LORRPM art.30). De este modo, son
los jueces de menores los competentes para conocer y resolver los actos delictivos llevados a cabo por menores de
edad, mayores de 14 años, salvo en los actos de terrorismo, cuya competencia se encuentra en el Juzgado Central
de Menores de la Audiencia Nacional (LORRPM art.2).
7015 En lo que a la fase de audiencia se refiere, esta da inicio con el traslado simultáneo a quienes ejerciten las acciones
penal y civil, de manera que puedan formular sus respectivos escritos de alegaciones y propuesta de pruebas,
en un plazo común de 5 días (LORRPM art.31). En este momento, si el escrito de alegaciones de la acusación
solicita la imposición de medidas distintas al internamiento y existe conformidad del menor y de su letrado, así
como de los responsables civiles, el juez de menores dictará sentencia de conformidad (LORRPM art.32). En caso
contrario, deberá tomar una decisión sobre el proceso, la cual podrá ser desde continuar con la audiencia, hasta
dictar sobreseimiento del caso, aceptar la práctica de pruebas denegadas durante la fase de instrucción o remitir las
actuaciones al juez que considere competente (LORRPM art.33).
Si se decide celebrar la audiencia, entonces el juez de menores deberá dictar un auto de apertura que determine
el día y la hora, y donde se resuelva sobre la propuesta de las pruebas solicitadas por las partes (LORRPM art.34).

© Lefebvre El Derecho 43 MARÍA TERESA ENCISO


Dicha audiencia será pública, salvo que el juez acuerde lo contrario en interés de la persona imputada o de la víctima
(LORRPM art.35.2).
Antes de dar inicio a la audiencia como tal, el juez dará la oportunidad al menor de que se conforme con los hechos de
los que se le acusa, así como con la medida solicitada, pudiendo este conformarse por ambos o solo con los hechos,
en cuyo caso la audiencia se llevará a cabo solo para determinar la medida a imponer (LORRPM art.36).
7016 Posteriormente, ya en la celebración, el juez invitará al Ministerio Fiscal, a quienes hayan ejercitado, en su caso,
la acción penal, al letrado del menor, y eventualmente y respecto de las cuestiones que estrictamente tengan que
ver con la responsabilidad civil al actor civil y terceros responsables civilmente, a que manifiesten lo que tengan
por conveniente sobre la práctica de nuevas pruebas o sobre la vulneración de algún derecho fundamental en la
tramitación del procedimiento, o, en su caso, les pondrá de manifiesto la posibilidad de aplicar una distinta calificación
o una distinta medida de las que hubieran solicitado.
Esta fase continuará con la práctica de las pruebas propuestas y admitidas, seguido de la declaración del equipo
técnico sobre las circunstancias del menor. Posteriormente, el juez oirá al Ministerio Fiscal, a quien haya ejercitado
en su caso la acción penal, al letrado del menor y al actor civil y terceros responsables civilmente respecto de los
derechos que le asisten, sobre la valoración de la prueba, su calificación jurídica y la procedencia de las medidas
propuestas; sobre este último punto, se oirá también al equipo técnico y, en su caso, a la entidad pública de protección
o reforma de menores. Finalmente, el juez oirá al menor (LORRPM art.37).
7017 Con todo lo anterior, el juez deberá dictar sentencia en la que se resuelvan las cuestiones planteadas por las partes
en sus escritos de alegaciones en relación con la concurrencia o no de los hechos que se imputan al menor, su
calificación jurídica, el grado de responsabilidad del menor y la medida o medidas a imponer, así como sobre el
contenido y la extensión de la responsabilidad civil (LORRPM art.39). Es posible que se decrete la suspensión
de la ejecución del fallo cuando la medida impuesta no sea superior a dos años de duración, durante un tiempo
determinado y hasta un máximo de 2 años, no suspendiéndose, claro está, lo relacionado con responsabilidad civil
derivada del delito (LORRPM art.40).
Contra esta Sentencia cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial, si la hubiera dictado el juzgado de
menores, o ante la Audiencia Nacional, si hubiera hecho lo propio el Juzgado Central de Menores de la Audiencia
Nacional, se llevará a cabo ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (LORRPM art.41). Frente a estas
resoluciones, es posible presentar recurso de casación ante la sala segunda del Tribunal Supremo, cuando la medida
a imponer sea en relación con los delitos graves, menos graves pero se haya empleado violencia o intimidación en
las personas o se haya generado un grave riesgo para la vida o la integridad física, o los hechos se cometan en grupo
o el menor perteneciera o actuase al servicio de una banda, organización o asociación (LORRPM art.42).
7018 Refundición de las medidas
(LORRPM art.47)

La ley prevé el cumplimiento simultáneo de las medidas, pero hay ocasiones en las que esto se antoja imposible. Para
estos casos, la LORRPM contempla una serie de reglas que deben seguirse a la hora de configurar un cumplimiento
sucesivo, y que rigen también para los supuestos en los que se imponen medidas en distintas resoluciones judiciales.
En estos casos, si las medidas son de la misma naturaleza el juez competente para la ejecución, previa audiencia
del letrado del menor, refundirá dichas medidas en una sola, sumando su duración, hasta alcanzar un límite máximo
del doble de la más grave de las refundidas.
Las reglas de prelación de las medidas son:
- la medida de internamiento terapéutico se ejecutará con preferencia a cualquier otra;
- la medida de internamiento en régimen cerrado se ejecutará con preferencia al resto de las medidas de internamiento;
- la medida de internamiento se cumplirá antes que las no privativas de libertad, y en su caso interrumpirá la ejecución
de estas;
- las medidas de libertad vigilada contempladas para los supuestos de delitos graves, menos graves pero ejecutados
con violencia o intimidación o generando un riesgo grave para la vida o la integridad física de las personas, o
para hechos delictivos llevados a cabo en grupo o por un menor que pertenece o actúa al servicio de una banda,
organización o asociación.
No obstante lo anterior, en virtud del interés del menor, se podrá alterar este orden motivadamente.
7019 Se plantea un problema en los supuestos en que el sujeto está cumpliendo una o varias medidas, ha alcanzado
la mayoría de edad y comente un delito por el que se le impone una pena o una medida de seguridad. En estos
supuestos, la LORRPM prevé la ejecución simultánea, siempre y cuando sea posible. Para aquellas situaciones en
las que no es viable dicha ejecución, se cumplirá la sanción penal, quedando sin efecto la medida o medidas impuestas
dentro del régimen de responsabilidad penal del menor, salvo que la medida en curso sea de internamiento y la pena

MARÍA TERESA ENCISO 44 © Lefebvre El Derecho


impuesta sea de prisión. Si esto ocurre, se seguirá cumpliendo la medida de internamiento solo que en un centro
penitenciario y, cuando termine, se ejecutará la pena, todo ello salvo que el juez de menores adopte otra solución.
7020 Ejecución de las medidas
(LORRPM art.44 y 45)

La LORRPM somete el cumplimiento de las medidas a un doble control: administrativo y judicial. De este modo, el juez
sentenciador será el encargado de controlar la ejecución de las medidas establecidas, mientras que de la ejecución
material se ocuparán los medios proporcionados al respecto por las CCAA y las ciudades de Ceuta y Melilla, las
cuales podrán establecer acuerdos y convenios de colaboración con otras entidades públicas o privadas sin ánimo
de lucro, bajo su directa supervisión.
Para dar inicio a la ejecución de la medida es necesario en primer lugar que el juez de menores apruebe un
Programa de Ejecución de la medida impuesta. En este se identifica al menor, se establece la medida a imponer, los
objetivos que se pretenden alcanzar durante la ejecución, los horarios y actividades a desarrollar, el tipo de inserción,
metodología utilizada, recursos y evaluación. Posteriormente, el secretario del juzgado de menores competente, será
quien proceda a la liquidación de dicha medida, teniendo en cuenta el tiempo cumplido por las eventuales medidas
cautelares, para lo que abrirá un expediente de ejecución donde hará constar las incidencias que se puedan producir
en el transcurso de la ejecución.
De todo esto, junto con testimonios e informes técnicos que el juez considere oportuno, se dará traslado a la entidad
pública de protección o reforma de menores competente para el cumplimiento de las medidas, designada en
Sentencia firme. Esta entidad abrirá un expediente personal único para el menor, donde se recogerán los informes
relativos a él, las resoluciones judiciales que le afecten y demás documentación que se genere durante la ejecución, y,
además, designará a un profesional quien deberá encargarse del seguimiento de la medida y, en su caso, de designar
un centro de internamiento (LORRPM art.46 y 48).
Una vez que da comienzo la ejecución de la medida, conforme a lo previsto en la LORRPM, la entidad pública remitirá
al juez de menores y al Ministerio Fiscal informes periódicos sobre la ejecución de dicha medida y las eventuales
incidencias que se hubieran podido producir, elaborándose un informe final en el que se dará cuenta de la situación
en la que se encuentra el menor después de la ejecución de la medida (LORRPM art.49).
7021 Siendo lo anterior aspectos comunes de la ejecución de toda medida, la LORRPM prevé algunas particularidades a
tener en cuenta en relación con la ejecución de las medidas privativas de libertad, en el capítulo III del título VII. En
puridad, en este capítulo, lo que se hace es establecer las condiciones y características de los centros donde se
desarrollará la medida de internamiento (LORRPM art.54), recordar el principio que debe regir y respetarse siempre
en la ejecución de esta y todas las medidas, que no es otro que el de resocialización (LORRPM art.55), así como
declarar los derechos y deberes de los menores internados (LORRPM art.56 y 57) y el régimen disciplinario al que
quedan sometidos por encontrarse, precisamente, en un centro de menores (LORRPM art.58 a 60).
De este modo, en cuanto a los centros de cumplimiento de la medida privativa de libertad se establece la prohibición
de que coincidan con centros penitenciarios, destinados a adultos que han llevado a cabo un acto delictivo y a los que
se aplica lo previsto en el Código Penal. Si lo que se pretende es la resocialización del menor, es preciso mantenerlo
en un entorno que se asemeje lo máximo posible a la vida en libertad. Es por ello que el funcionamiento interno se
rige por una normativa propia que permita la convivencia ordenada, la ejecución de los diferentes programas y la
custodia de los menores internados, pero también compatible con el desarrollo de vínculos sociales, el contacto con
familiares y allegados, y la colaboración y participación de entidad públicas y privadas que favorezcan la integración
social. Con esta finalidad resocializadora, también se dividen los centros en módulos adecuados a la edad, madurez,
necesidades y habilidades sociales de los menores.
7022 Dentro de los centros de cumplimiento de las medidas privativas de libertad, a los menores se les reconocen una serie
de derechos, derivados todos de un derecho fundamental básico, que no es otro que el derecho a que se respete
su propia personalidad, su libertad ideológica y religiosa y los derechos e intereses legítimos no afectados por el
contenido de la condena. De este modo, se reconoce los siguientes derechos:
- a que la entidad pública de la que depende el centro vele por su vida, su integridad física y su salud. Esto implica
que, en ningún caso, el menor interno podrá ser sometido a tratos degradantes o a malos tratos de palabra o de obra,
ni ser objeto de un rigor arbitrario o innecesario en la aplicación de las normas;
- del menor de edad civil a recibir una educación y formación integral en todos los ámbitos y a la protección específica
que por su condición le dispensan las leyes;
- a que se preserve su dignidad y su intimidad. Este derecho conlleva que la información sobre su condición de
internado sea estrictamente reservada frente a terceros;
- al ejercicio de los derechos civiles, políticos, sociales, religiosos, económicos y culturales que les
correspondan, siempre y cuando no sean incompatibles con el objeto de la detención o el cumplimiento de la condena;

© Lefebvre El Derecho 45 MARÍA TERESA ENCISO


- a estar en el centro más cercano a su domicilio;
- a la asistencia sanitaria gratuita, a recibir la enseñanza básica obligatoria que corresponda a su edad, y a recibir
una formación educativa o profesional adecuada a sus circunstancias;
- a un programa de tratamiento individualizado y a participar en las actividades del centro;
- a comunicarse libremente con sus padres, representantes legales, familiares u otras personas, y a disfrutar de
salidas y permisos, con arreglo a lo dispuesto en la ley;
- a comunicarse reservadamente con sus letrados, con el juez de menores competente, con el Ministerio Fiscal y
con los servicios de Inspección de centros de internamiento;
- a una formación laboral adecuada, a un trabajo remunerado, dentro de las disponibilidades de la entidad pública,
y a las prestaciones sociales que le correspondan;
- a formular peticiones y quejas a la Dirección del centro, a la entidad pública, a las autoridades judiciales, al Ministerio
Fiscal, al Defensor del Pueblo o institución análoga de su comunidad autónoma y a presentar todos los recursos
legales que prevé esta ley ante el juez de menores competente, en defensa de sus derechos e intereses legítimos;
- a recibir información personal y actualizada de sus derechos y obligaciones, de su situación personal y judicial,
de las normas de funcionamiento interno de los centros que los acojan, así como de los procedimientos concretos
para hacer efectivos tales derechos, en especial para formular peticiones, quejas o recursos;
- a que sus representantes legales sean informados sobre su situación y evolución y sobre los derechos que a ellos
les corresponden;
- de las menores internadas a tener en su compañía a sus hijos menores de 3 años, en las condiciones y con los
requisitos que se establezcan reglamentariamente.
7023 Correlativamente a estos derechos, se establecen una serie de obligaciones relacionadas con su situación en el
centro. Así, los menores internados deberán:
- permanecer en el centro a disposición de la autoridad judicial competente hasta el momento de su puesta en
libertad;
- recibir la enseñanza básica obligatoria que legalmente les corresponda;
- respetar y cumplir las normas de funcionamiento interno del centro y las directrices o instrucciones que reciban
del personal de aquel en el ejercicio legítimo de sus funciones;
- colaborar en la consecución de una actividad ordenada en el interior del centro y mantener una actitud de respeto
y consideración hacia todos, dentro y fuera del centro;
- utilizar adecuadamente las instalaciones del centro y los medios materiales que se pongan a su disposición;
- observar las normas higiénicas y sanitarias, y sobre vestuario y aseo personal establecidas en el centro;
- realizar las prestaciones personales obligatorias previstas en las normas de funcionamiento interno del centro para
mantener el buen orden y la limpieza del mismo;
- participar en las actividades formativas, educativas y laborales establecidas en función de su situación personal
a fin de preparar su vida en libertad.
7024 Para garantizar el cumplimiento de las obligaciones así como la buena convivencia y respeto de los derechos
individuales de cada interno, en los centros regirá un régimen disciplinario, el cual deberá respetar en todo momento
la dignidad de los menores sin que en ningún caso se les pueda privar de sus derechos de alimentación, enseñanza
obligatoria y comunicaciones y visitas.
Las faltas en las que puede incurrir el menor se clasifican en muy graves, graves y leves, según la violencia empleada,
la intencionalidad, el resultado de la misma y el número de personas ofendidas. Al respecto, solo se establece en la
LORRPM las posibles sanciones que se pueden prever, conforme a la calificación de la falta infringida (LORRPM
art.60).
Medida GRAVEDAD DE LA FALTA/DURACIÓN DE LA MEDIDA
Muy Grave Grave Leve
Separación del grupo De 3 a 5 fines de De 1 a 2 fines de
semana. semana.
De 3 a 7 días, si existe 2 días, si persiste
evidente agresividad, evidente agresividad,

MARÍA TERESA ENCISO 46 © Lefebvre El Derecho


Medida GRAVEDAD DE LA FALTA/DURACIÓN DE LA MEDIDA
Muy Grave Grave Leve
violencia y alteración violencia y alteración
grave de la convivencia. grave de la convivencia.
Privación de salidas de fin de semana De 15 días a 1 mes De 1 a 15 días
Privación de salidas de carácter De 1 a 2 meses 1 mes
recreativo
Privación de participación en De 7 a 15 días De 1 a 6 días
actividades recreativas del centro
Amonestación Amonestación
Teniendo en cuenta los derechos de los menores que se encuentran internos, cuando se imponga la sanción de
separación del grupo, esta implicará la permanencia del menor en su habitación, u otra análoga, durante el horario
de actividades del centro, excepto para asistir a la enseñanza obligatoria, recibir visitas y disponer de 2 horas de
tiempo al día al aire libre.
7025 Modificación o sustitución de la medida
Sobre la base del principio resocializador de las medidas y la naturaleza socio-educativa de la LORRPM, en esta
última se prevé la adaptación de la ejecución de la medida impuesta al desarrollo y evolución del menor, de manera
que el juez podrá dejarla sin efecto, reducir su duración o sustituirla, actuando de oficio o a instancia del Ministerio
Fiscal o del letrado del menor (LORRPM art.13). Si bien es cierto que, si tras la sustitución de la medida, el menor
evoluciona desfavorablemente, podrá dejarse sin efecto tal sustitución. Además, en los casos en que se produzca
acuerdo entre la víctima y el menor infractor, podrá dejarse también sin efecto la medida impuesta, siempre y cuando
se considere que la duración de la medida ya cumplida expresa suficientemente el reproche que merecen los hechos
cometidos por el menor (LORRPM art.51), lo cual no deja de ser sorprendente si tenemos en cuenta la conciliación
con la víctima y los principios inspiradores de la ley.
5. Responsabilidad civil

7026 Nos remitimos a lo indicado en el tema de la responsabilidad civil derivada del delito (nº 6850 ).
6. Mediación

7027 Dentro de la LORRPM se prevé la mediación, como mecanismo extrajudicial de resolución de conflictos aunque
integrado dentro del procedimiento judicial. En concreto, se regula:
a) La conciliación. Supone que el menor reconoce el daño causado y se disculpa ante la víctima, siendo aceptado
por esta.
b) La reparación del daño. Alude al compromiso asumido por el menor con la víctima o perjudicado de realizar
determinadas acciones en beneficio de ellos o de la comunidad, seguido de su realización efectiva.
Ambas se configuran como soluciones privadas del conflicto social y no como sanciones penales, considerando
que las partes están en disposición de solucionar de manera adecuada el conflicto sin necesidad de que concurran
dichas sanciones. Estas soluciones se llevarán a cabo a través de la mediación efectuada por el equipo técnico quien,
precisamente, se ocupará de informar al Ministerio Fiscal sobre los compromisos alcanzados y, en su caso, el grado
de cumplimiento. Se pueden llevar a cabo en dos momentos diferentes: antes de dictar sentencia, en concreto,
durante la fase de instrucción (LORRPM art.19) o una vez dictada Sentencia, pudiendo estar en ejecución la medida
(LORRPM art.51.3).
a) Si se llega a la conciliación o al compromiso de reparación del daño durante la fase de instrucción, entonces, el
Ministerio Fiscal podrá proceder a solicitar al juez de menores el sobreseimiento en la continuación del expediente.
Para ello, los hechos deberán ser constitutivos de un delito menos grave o leve (la LORRPM dice falta) y valorará la
gravedad de los hechos, prestando especial atención al uso de violencia o intimidación graves en su comisión, así
como las circunstancias personales del menor. En el supuesto en que el menor no cumpliera con la reparación, el
Ministerio Fiscal continuará con el expediente.
b) Por su parte, cuando la conciliación entre el menor y la víctima se produzca después de haberse dictado sentencia,
tal y como hemos advertido en el epígrafe anterior, el juez de menores competente deberá tener en cuenta el tiempo
de duración de la medida que se haya cumplido y valorar si con este se expresa suficientemente el reproche que
merecen los hechos cometidos por el menor.

© Lefebvre El Derecho 47 MARÍA TERESA ENCISO


F. Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Penas y criterios de determinación. Responsabilidad civil

7028 1. Introducción 7030


2. Sujetos a los que alcanza 7031
3. Delitos imputables a las personas jurídicas 7034
4. Criterios de imputación de conductas delictivas a las personas jurídicas 7035
5. Culpabilidad 7044
6. Tipicidad, culpabilidad y carga de la prueba en la jurisprudencia del Tribunal Supremo 7050
7. Circunstancias atenuantes 7052
8. Extinción de la responsabilidad 7053
9. Penas aplicables a las personas jurídicas 7054
10. CP art.129 7063
11. Responsabilidad civil 7070
1. Introducción

7030 En España, la responsabilidad penal se introdujo por medio de la LO 5/2010 . Pese al escaso periodo de tiempo de
vigencia del sistema y su reducida aplicación, la LO 1/2015 reformó todo el sistema. Seguimos con ello la tendencia
mayoritaria en el derecho comparado y particularmente el modelo de los países anglosajones. Se ha superado, pues,
definitivamente, el viejo aforismo Societas delinquere non potest o Universitas delinquere nequit.
La regulación se encuentra alojada, esencialmente, en los CP art.31 bis.a, 31 quinquies, 33.7 y 129 .
2. Sujetos a los que alcanza

7031 Concepto penal de persona jurídica


En el caso del Código Penal español, los CP art.31 bis y 129 genéricamente se refieren a la responsabilidad penal
de las personas jurídicas. Sin embargo, no se especifican qué debe entenderse por este último concepto.
Normalmente, se asume que personas jurídicas, son las que el derecho privado reconoce como tales (ese es
el criterio de la Circular de la Fiscalía General del Estado 1/2011, p. 16); en cuanto a las entidades extranjeras se
remite a su propio ordenamiento jurídico, con cita del CCo art.9.11). Sin embargo, pueden presentarse problemas
en determinados casos. Solo a título de ejemplo, las comunidades de bienes, conforme a los parámetros civiles,
carecen de personalidad jurídica ( TS 16-7-15, Rec 503/15 ). Pese a ello, de acuerdo con el ET art.1.2 , pueden ser
empresarios. Del mismo modo, las Uniones Temporales de Empresas carecen de personalidad jurídica ( L 18/1982
art.7.2 ). Sin embargo, de acuerdo con el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades ( LIS art.7 y 9.3 ),
deben tributar por lo que pueden en abstracto cometer, por ejemplo, el delito del CP art.305 .
La cuestión, pues, es dilucidar si el Derecho penal está subordinado al concepto de persona jurídica característico
de otras ramas del Derecho (en cuyo caso en los dos supuestos anteriores y otros análogos no sería posible la
exigencia de responsabilidad penal) y, singularmente, del Derecho civil. O si, por el contrario, puede desarrollar un
concepto propio, independientemente de la regulación del Derecho civil, como ocurre con el de funcionario público
( CP art.24 ) y que captase tales supuestos. Un concepto de persona jurídica estrictamente penal, suficientemente
flexible, podría ser suficiente para captar tales casos. Así sería necesario una triple exigencia: cierto reconocimiento
por parte del ordenamiento jurídico (para ser «jurídica»), capacidad de afectar al bien jurídico y capacidad de hacer
frente al pago de la multa.
7032 Entidades públicas, partidos políticos y sindicatos
Ulteriormente, se debate si se excluyen del ámbito de potenciales sujetos activos a entidades públicas. Ese ha
sido el criterio del CP español al excluir la punición del Estado, CCAA, municipios y provincias, y en general
a la administraciones institucionales, organismos reguladores, agencias y entidades públicas empresariales, a las
organizaciones internacionales de derecho público, ni a aquellas otras que ejerzan potestades públicas de soberanía
o administrativas ( CP art.31 quinquies ). La Circular 1/2009 interpreta que sí que cabe hacer responsables a los
colegios profesionales y a las corporaciones de Derecho público porque defienden intereses privados. Ello puede tener
relevancia, por ejemplo, cara al CP art.319 . Por fin, se excluye la responsabilidad penal de sociedades mercantiles
públicas que ejecuten políticas públicas o presten servicios de interés económico general, a las que, sin embargo,
solo les podrán ser impuestas las penas previstas en las letras a) y g) CP art.33.7 (multa e intervención judicial,

MARÍA TERESA ENCISO 48 © Lefebvre El Derecho


respectivamente). Esta limitación no es aplicable cuando el juez o tribunal aprecie que se trata de una forma jurídica
creada por sus promotores, fundadores, administradores o representantes con el propósito de eludir una eventual
responsabilidad penal.
Del mismo modo ha existido cierta discusión en torno a partidos políticos y sindicatos, los cuales, en España,
inicialmente, se encontraban exentos de responsabilidad penal, probablemente con el argumento de que se trata de
instituciones centrales para el funcionamiento del Estado democrático. Sin embargo, se trata de un punto de vista
ya rectificado en la reforma del CP de 2012 (considérese, especialmente, los nuevos delitos de financiación ilegal
de partidos políticos, CP art.304 bis ).

Precisiones

La reforma se operó mediante la LO 7/2012 , de 27 de diciembre, por la que se modifica la LO 10/1995 , de 23 de


noviembre, del Código Penal, en materia de transparencia, lucha contra el fraude fiscal y de la Seguridad Social.
7033 Compatibilidad de la sanción a la persona física y a la jurídica
(CP art.31 ter)

La sanción a la persona física, no excluye la de la persona jurídica ni a la inversa. Cada una de ellas, pues, responde
por su propio injusto y culpabilidad. No obstante, en el caso en el que se sancione conjuntamente a ambos, en CP
art.31 ter.1 dispone que: «Cuando como consecuencia de los mismos hechos se impusiere a ambas la pena de multa,
los jueces o tribunales modularán las respectivas cuantías, de modo que la suma resultante no sea desproporcionada
en relación con la gravedad de aquéllos».
En definitiva, se podrá disminuir la multa a ambos, incluso por debajo del marco legal, sin que se haya establecido
ningún criterio para concretar hasta dónde pueden llegar jueces y magistrados, los cuales gozan en este punto de
una discrecionalidad excesiva. Se trata de una cláusula que, probablemente, tenga más fundamento en los casos
de pequeñas empresas, empresas familiares, pero difícilmente en las de gran tamaño. No obstante, la norma parece
haberse concebido en términos imperativos y no meramente potestativos.
3. Delitos imputables a las personas jurídicas

7034 Una segunda cuestión relevante que se plantea es la relativa a los delitos afectados por el nuevo sistema. Desde
un punto de vista comparado, lo más habitual es que los ordenamientos jurídicos recurran a un sistema de crimina
societatis, conforme al cual a las organizaciones tan solo se les pueden imputar determinadas figuras de delitos,
aquellos que expresamente así lo prevean. Con otras palabras, no todo delito susceptible de ser cometido por las
personas físicas puede imputarse a una persona jurídica. Eso es lo que ocurre en España, donde las figuras delictivas
por las que pueden hacerse responsables a las personas jurídicas son muy numerosas, pero en todo caso se trata de
un numerus clausus que no permite la sanción penal a la persona jurídica, por ejemplo, por homicidio o lesiones.
La ley permite la sanción a las personas jurídicas en 18 grupos de delitos, lo cuales han sido ampliados después de
la reforma de 2015. Concretamente, la ley se refiere a la favorecimiento, facilitación o publicidad del tráfico ilegal de
órganos ( CP art.156 bis ), trata de seres humanos ( CP art.177 bis.7º ), delitos relativos a la prostitución ( CP art.189
bis ), delitos de descubrimiento y revelación de secretos ( CP art.197 quinquies ), estafa ( CP art.251 bis ), insolvencias
punibles ( CP art.258 ter ), daños informáticos ( CP art.264 ter ), propiedad intelectual, industrial y contra el mercado
y los consumidores ( CP art.288 ), blanqueo de capitales ( CP art.302.2 ), delitos contra la Hacienda Pública y la
Seguridad Social ( CP art.310 bis ), delitos relativos a la ordenación del territorio, el urbanismo y el medio ambiente
(CP art.328), delitos relativos a la energía nuclear y radiaciones ionizantes ( CP art.343 ), tráfico drogas ( CP art.366 ),
falsificación de tarjetas de crédito, débito o cheques de viaje ( CP art.399 bis ), el delito de cohecho ( CP art.427 bis ),
tráfico de influencias ( CP art.430 ), corrupción de funcionarios extranjeros (CP art.445), criminalidad organizada ( CP
art.570 quater ) y financiación del terrorismo (CP art.576 bis), el delito de contrabando ( LO 6/2011 art.2.6 ).
En la reforma del Código Penal operada por la LO 1/2015 se añadieron el delito de financiación ilegal de partidos
políticos ( CP art.304 bis ), los delitos contra los derechos de los trabajadores extranjeros ( CP art.318 bis ), los delitos
contra la salud pública farmacéutica y alimentaria, seguridad alimentaria ( CP art.366 ), el delito de falsificación de
moneda ( CP art.386 ) y, finalmente, el delito de provocación al odio ( CP art.510 bis ).
4. Criterios de imputación de conductas delictivas a las personas jurídicas

7035 En general
Al margen de lo expresado, debe examinarse cuándo procede exigir responsabilidad penal a las personas jurídicas,
cuáles son los presupuestos o los requisitos para poder imputar un delito a una persona jurídica. Se trata de una

© Lefebvre El Derecho 49 MARÍA TERESA ENCISO


cuestión que se encuentra condicionada, por un lado, por el hecho de que los tipos penales están mayoritariamente
diseñados pensando en la conducta de personas naturales y no se han visto modificados por el cambio del sistema.
Por otro lado, las personas jurídicas no tienen una existencia física, sino que son una creación instrumental del
Derecho.
Aun cuando la cuestión se encuentra sometida a debate, probablemente para la afirmación de la tipicidad de una
actuación social, deberían verificarse, al menos, dos extremos:
- en primer lugar, la actuación de una o más personas físicas, lo que se viene llamando hecho de conexión
(Anknüpfungstat en la extendida terminología alemana);
- en segundo lugar, que tal actuación aparezca externamente como hecho de la persona jurídica, que solo tenga un
sentido social, empresarial, o, en palabras del CP art.31 bis , que se lleve a cabo la actuación «en nombre o por
cuenta de la persona jurídica y en su beneficio directo o indirecto».
No obstante, el Tribunal Supremo obiter dicta ha requerido para la exigencia de responsabilidad penal de la persona
jurídica analizar si el delito cometido por la persona física en el seno de aquella «ha sido posible, o facilitado, por la
ausencia de una cultura de respeto al Derecho». ( TS 29-2-16, EDJ 10795 ; 16-3-16, EDJ 18524 FJ 5 , in fine). Sin
embargo, en la práctica, hasta ahora, de tal criterio tan solo ha extraído consecuencias desde la perspectiva de la
carga de la prueba de la existencia e idoneidad de programas de cumplimiento. Estos son, en palabras del CP art.31
bis.2 , «modelos de organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir
delitos de la misma naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión». Si la persona jurídica
adopta tales programas cabe eximirla de responsabilidad o, al menos, atenuarla, en los términos del CP art.31 bis.2
y 31 bis.4 . A ello nos referiremos posteriormente.
7036 Hecho de conexión y sujetos que pueden llevarlo a cabo
En cuanto a la exigencia de un hecho de conexión, alguna persona física tiene que haber llevado a cabo una
conducta delictiva, susceptible de ser imputada a las personas jurídicas. Tal exigencia, sin embargo, no equivale
automáticamente a requerir la identificación o imputación del concreto autor físico (entre otras cosas porque así se
establece en el CP art.31 bis.2 ). Por consiguiente, si, p.e., una sociedad paga a un funcionario para que este haga
o deje de hacer algo relacionado con el ejercicio de su cargo, sin que conste quien efectuó el pago se podría actuar
contra la sociedad misma, con plena independencia de lo que acaezca con la persona física directamente responsable.

Precisiones

V. el CP art.31 bis.2 : «La responsabilidad penal de las personas jurídicas será exigible siempre que se constate
la comisión de un delito que haya tenido que cometerse por quien ostente los cargos o funciones aludidas en el
apartado anterior, aun cuando la concreta persona física responsable no haya sido individualizada o no haya sido
posible dirigir el procedimiento contra ella».
7037 Aceptado que es preciso un hecho de conexión llevado a cabo por una persona física, debe examinarse quién puede
llevar a cabo ese hecho de conexión.
Probablemente se pueda decir que del CP art.31 bis se deduce que el sistema español, responde a lo que se
conoce internacionalmente como estándar respondeat superior, procedente del Derecho civil norteamericano, es
decir, cualquier sujeto que actúe en el marco social, empresarial u organizativo puede comprometer penalmente a la
sociedad misma. Concretamente, el CP art.31 bis se refería en su redacción anterior a 2015 a los representantes
legales, a los administradores de hecho o de derecho y a los trabajadores. Ahora se habla de los representantes
legales, de «quienes están autorizados para tomar decisiones en nombre de la persona jurídica» y «quienes ostentan
facultades de organización o control» y, finalmente, cualquier persona sometida a la autoridad de las anteriores, esto
es, cualquier trabajador de la empresa. Dentro de ese modelo la ley opta por uno de los más expansivos posibles,
en la medida en que cabe sostener que ni siquiera es necesaria una vinculación laboral con la empresa, sino que es
suficiente, con una menos consistente, como es el mero arrendamiento de servicios o que el trabajador preste sus
servicios por cuenta de una empresa de trabajo temporal (Gómez Tomillo, 2010, VI, 5.3; sigue literalmente nuestro
criterio la Circular 1/2011, 46).
No es necesaria una estricta acotación entre los representantes legales, «quienes están autorizados para tomar
decisiones en nombre de la persona jurídica» y «quienes ostentan facultades de organización o control». La ley
equipara la capacidad de todos ellos para comprometer penalmente a la persona jurídica. Lo que sí tiene importancia
es encontrar el límite inferior entre directivos y sus subordinados, caracterizados esencialmente por la ausencia de
capacidad de decisión.
7039 En cuanto a los trabajadores de la empresa, la ley española ha requerido un plus para exigir responsabilidad penal
a la empresa. Se puede decir que el minus que implica exigir responsabilidad a la persona jurídica por la simple
actuación de un trabajador subordinado, se compensa por un plus. Este último es, conforme al CP art.31 bis.1 b)

MARÍA TERESA ENCISO 50 © Lefebvre El Derecho


el «grave incumplimiento de los deberes de supervisión, vigilancia y control de sus actividades». Este último es
un elemento puramente normativo que solo puede ser dotado de contenido valorativamente en contacto con las
circunstancias del caso concreto. No obstante, debe indicarse que ausencia de control no es lo mismo que una
defectuosa selección del personal, de forma que cabe que haya habido esta última y, sin embargo, no haya existido
un deficiente control. Sobre la cuestión volveremos al examinar la culpabilidad de la persona jurídica (nº 7044 ).
La discusión que probablemente más relevancia ha tenido en cuanto a si los mandos intermedios (como el director
de una sucursal bancaria), pueden comprometer directamente a la entidad o si, por el contrario, es exigible ese plus de
ausencia del debido control sobre ellos. Considerando que en las grandes empresas múltiples decisiones se adoptan
en ese nivel y no por el consejo de administración, y que tales mandos tienen capacidad de decisión por sí mismos, no
hay duda de que los mandos intermedios tienen capacidad para comprometer penalmente a la entidad directamente
sin ulteriores requisitos.
En todo caso, la citada exigencia de «grave incumplimiento de los deberes de supervisión, vigilancia y control» de
las actividades de los trabajadores va a plantear un problema de carga de la prueba. Es decir, se va a discutir a
quién le concierne acreditar si hubo o no tal deficiente control. La cuestión es si concierne a la acusación acreditar un
deficiente control o si, por el contrario, corresponde a la defensa acreditar que la empresa hizo todo lo posible para
controlar a su trabajador que actuó al margen de tales medidas. Probablemente, deba concluirse que concierne a la
defensa acreditar su diligencia y no a la acusación su falta de diligencia (sigue literalmente nuestro criterio, la Circular
1/2011, p. 48). Las razones que abonan tal punto de vista son múltiples:
En primer lugar, resulta razonable eximir de la prueba de lo que resulta excepcional o, lo que es lo mismo, se puede
presumir lo que es normal, en nuestro caso que si se ha cometido un delito en el seno de una persona jurídica por
uno de sus trabajadores ello ha sido debido a la ausencia de suficiente nivel de control, vigilancia o supervisión.
En segundo lugar, reclamar que los elementos excluyentes de la responsabilidad penal de las personas jurídicas
sea acreditado por quien los alega se encuentra en línea con lo que es normal en la responsabilidad penal de las
personas físicas (piénsese en una legítima defensa o en la causa de inimputabilidad de intoxicación plena).
En tercer lugar, es el criterio habitual entre otros, en el derecho anglosajón (due diligence defence), de donde procede
la responsabilidad penal de las personas jurídicas.
Finamente, el criterio expuesto es el que se desprende de la jurisprudencia del Tribunal Supremo en su sala de lo
contencioso-administrativo, en materia de sanciones administrativas ( TS 4-3-04, EDJ 17558, FJº 5º ; 6-6-08, EDJ
97539, FJº 5º ; 31-10-07, EDJ 206144, FJ 4º , etc.).
7040 Exigencia de que la conducta aparezca externamente como hecho de la persona jurídica
(CP art.31 bis.1)

Esta exigencia implica los siguientes requisitos:


A. Actuación en nombre o por cuenta de la persona jurídica.
B. Actuación en beneficio de la persona jurídica.
7041 A. Requisito de que la acción u omisión se lleve a cabo en nombre o por cuenta de la persona jurídica
Para que pueda existir responsabilidad penal de la persona jurídica, el CP art.31 bis.1 requiere que cualquiera de
ellos, administradores, representante legal o trabajador, actúe «en nombre o por cuenta» y «en beneficio directo o
indirecto» de la persona jurídica.
En cuanto al primer requisito (actuación «en nombre o por cuenta» de la persona jurídica), debe entenderse que su
concurrencia es alternativa entre sí (o en nombre o por cuenta). Por lo demás, se ha discutido sobre su alcance.
Probablemente cuando la ley exige que la persona física actúe «en nombre» de la persona jurídica hace referencia
a cuando se cuenta con habilitación formal para actuar por la persona jurídica, por ejemplo, por medio de un acuerdo
del consejo de administración de la sociedad. La intelección expuesta explica que los trabajadores sin poder de
decisión solo puedan actuar «por cuenta» y no «en nombre» de la persona jurídica, puesto que nunca cabe deducir
de su posición que cuentan con autorización para comprometer a la entidad. El segundo caso, cuando se actúa u
omite hacerlo «por cuenta» de la persona jurídica, supone carencia de un poder formal habilitante, pero implica una
actuación material del dirigente o trabajador, presente cuando un tercero, un espectador objetivo, razonablemente
creería que el agente poseía autorización de la empresa. De ello se deduce que los excesos del sujeto actuante u
omitente, su actuación en contra de lo que era la política social, o incluso contra las órdenes expresas no excluyen
automáticamente la posibilidad de imputar objetivamente el hecho a la persona jurídica (rechaza también que la
extralimitación implique ausencia de responsabilidad de la persona jurídica la Circular 1/2011, p. 41).
7042 B. Actuación en «beneficio directo o indirecto» de la persona jurídica
Por otra parte, el Código Penal ha introducido la exigencia de que se actúe «en beneficio directo o indirecto» de la
persona jurídica. El beneficio directo implica la obtención de cualquier clase de ventaja no solo económica, sino de

© Lefebvre El Derecho 51 MARÍA TERESA ENCISO


cualquier otra índole, incluyendo cualquier otro elemento menos tangible, como el prestigio social, mercantil, etc. El
beneficio indirecto capta especialmente el ahorro de costes. Permanece el problema de interpretación de tales
expresiones, toda vez que tal requisito se puede interpretar subjetiva u objetivamente e, incluso, dentro de cada uno
de esos dos bloques caben diversas alternativas.
- desde un punto de vista subjetivo, «en beneficio directo o indirecto» equivaldría a la intención del sujeto actuante
de beneficiar a la empresa;
- desde un punto de vista objetivo, «en beneficio directo o indirecto» puede ser entendido, a su vez, de dos maneras
distintas. Bien como la exigencia de constatación del efectivo beneficio, bien como la efectiva tendencia de la acción a
conseguir ese provecho. Esta última intelección es la más sólida. Se estaría requiriendo la constatación de la idoneidad
ex ante de la conducta de la persona física para que la persona jurídica obtuviese alguna clase de beneficio asociado a
aquélla, aunque tal beneficio no fuese directo o inmediato, por ejemplo, por ser una posibilidad futura que, finalmente,
no acaeciese. Para verificarlo debería recurrirse al criterio de un espectador objetivo. En suma, la ley requiere que se
trate de un hecho de empresa que carezca de sentido, que sea, pues, incomprensible desde otra perspectiva.
5. Culpabilidad

7044 Concepto y contenido de la culpabilidad de las personas jurídicas


También el delito imputable a las personas jurídicas debe ser entendido como acción u omisión típica, antijurídica y
culpable. En cuanto a este último elemento, el Tribunal Constitucional viene sosteniendo que la culpabilidad es un
principio estructural básico del Derecho penal vinculado a los Const art.10, 24 y 25 , sin el cual no es posible imponer
la sanción. Ello incluye a las personas jurídicas. En definitiva, se debe responder a la pregunta de en qué consiste la
culpabilidad de las personas jurídicas y cuándo se puede excluir ( TCo 59/2008, FJº 11 ).
Probablemente, la construcción más adecuada en el estado actual de la ciencia jurídica es, con ciertos importantes
matices, la desarrollada por Tiedemann, la cual goza de reconocimiento casi universal. Como es conocido, conforme a
tal criterio debe hablarse de culpabilidad de las personas jurídicas por defecto de organización (p.e., K. Tiedemann,
1996 entre otras obras de este autor). Desde tal punto de vista, entendemos que la culpabilidad implicaría un juicio
de censura que se formula frente a una persona jurídica porque ha omitido la adopción de las medidas que le son
exigibles para garantizar un desarrollo ordenado y no infractor de la actividad relativa al hecho de la empresa. Como
en el caso de las personas físicas, la culpabilidad de las entidades colectivas implicaría un complejo juicio valorativo
que requiere la ponderación de múltiples cuestiones por parte del juez. Esos datos a tener en cuenta son múltiples,
por lo que tan solo se pueden aquí considerar algunos de los más importantes, sin que pueda aspirar a agotar la
cuestión: la existencia o ausencia de un programa de cumplimiento, las características personales del sujeto físico
realmente actuante, la presencia de dolo o imprudencia en este último, la existencia o no de instrucciones expresas
de evitar la conducta delictiva o de llevar a cabo conductas lícitas alternativas, etc. La ausencia de culpabilidad, esto
es, de defecto de organización, supondría excluir la presencia misma de la infracción y, por lo tanto, de la posibilidad
de sancionar (recordemos que se trata de un elemento estructural del Estado de Derecho mismo, en los términos
que los plantea nuestra jurisprudencia constitucional).
Puede ser ilustrativo de lo que se quiere expresar proponer algún ejemplo. Piénsese en el caso del trabajador de una
empresa que «enloquece» y abre las compuertas de la balsa en la que se almacenan los purines de la granja dedicada
a la explotación avícola o porcina, determinando un vertido contaminante. En principio la empresa no debería ser
sancionada, salvo que, por ejemplo, el patente estado psíquico del sujeto en cuestión hiciera prever la posibilidad
de que acaeciese el hecho.
En cualquier caso, evidentemente, es inevitable un acto valorativo por parte del juzgador en cuanto a si hubo
o no defecto organizativo, como ocurre con la culpabilidad característica de las personas físicas, que pondere las
circunstancias del caso concreto. No es lo mismo el empleado de una granja porcina al que parece claro no hay
necesidad alguna de someterlo a controles psiquiátricos que el piloto de una línea aérea.
7045 Aceptada, pues, la culpabilidad de la persona jurídica en los términos expuestos como defecto organizativo, cuya
ausencia determina la ausencia misma del delito imputable a la persona jurídica se debe plantear qué elementos
pueden condicionar la existencia o inexistencia de tal culpabilidad de empresa. Probablemente, deberán
considerarse varios factores que citamos, sin olvidar que normalmente será un dato valorativo que requiere la
ponderación de múltiples cuestiones por parte del sujeto encargado de sancionar:
En primer lugar, será central la presencia o ausencia de un programa de cumplimiento ex ante serio, eficaz,
correctamente implementado y actualizado. Ausentes tales características deberá ponderarse una disminución de la
culpabilidad, la cual es una categoría elástica; a su vez, ello debería tener eficacia en la cantidad de pena a imponer
en la línea de lo previsto en los CP art.31 bis.2, párrafo último y 31 bis.4, párrafo último , que permiten atenuar la pena.

MARÍA TERESA ENCISO 52 © Lefebvre El Derecho


En segundo lugar, entendemos que sistemáticamente es aquí donde deben considerarse algunos de los rasgos de
las personas físicas realmente actuantes u omitentes, como la presencia o ausencia de causas de disculpa (como
el miedo insuperable, CP art.20.6 ), de inimputabilidad (como la anomalía o alteración psíquica ( CP art.20.1 ) o el error
de prohibición ( CP art.14.3 ). Sin embargo, como subrayaremos posteriormente, y a diferencia de lo que ocurre en el
caso del delito tradicional, la constatación de cualquiera de los elementos citados automáticamente no determinará
la exclusión de la responsabilidad del ente, puesto que, precisamente, puede constituir un síntoma de una deficiente
organización o, por el contrario, excluirlo absolutamente.
En tercer lugar, es en la culpabilidad donde se debe analizar el carácter doloso o imprudente de la conducta del
agente físico, puesto que el déficit organizativo no puede estimarse idéntico en uno u otro caso.
En cuarto lugar, probablemente en este contexto se plantee la cuestión de si es suficiente para excluir la culpabilidad
social con la existencia de instrucciones expresas por parte de quien tiene poder de dirección frente al trabajador
a fin de que se abstenga de llevar a cabo la conducta que acaba desencadenando el correspondiente procedimiento
penal (o, por el contrario, a fin de que lleve a cabo una determinada acción que excluiría, por ejemplo, el resultado
lesivo). La cuestión no admite una toma de posición general, sino que depende del conjunto de circunstancias en
las que cursan los acontecimientos y que implican valorar un conjunto amplio de elementos, como el énfasis con
el que se emitieron las instrucciones, su claridad, las posibilidades de tomar medidas alternativas de vigilancia, la
capacidad del sujeto que recibió las órdenes, los antecedentes de este, etc. Ello explica la disparidad de resoluciones
jurisprudenciales en estos casos en la experiencia de aquellos países que nos han precedido en el reconocimiento
de responsabilidad penal a las personas jurídicas (así, puede verse, p.e., United States v. Hilton Hotels, The Director
General of Fair Trading v Pioneer Concrete (UK) Ltd.).
7046 Programas de cumplimiento y culpabilidad
Con la redacción del CP art.31 bis.2 , dada por la LO 1/2015 , parece clara la posibilidad de que los programas
de cumplimiento tengan un papel eximente de la responsabilidad. Tales programas serían, en palabras del Código
Penal, «modelos de organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir
delitos de la misma naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión». Se trataría, en
definitiva, de protocolos dirigidos a organizar la actividad social de manera orientada a impedir la comisión de delitos,
e infracciones administrativas. Si se cometiese un delito o una infracción administrativa, la presentación de esos
programas en el correspondiente proceso tendrían la virtualidad de servir de base, de indicio, a la exclusión o
atenuación de la culpabilidad y, consecuentemente, de la responsabilidad de la empresa.

Precisiones

«2. Si el delito fuere cometido por las personas indicadas en la letra a) del apartado anterior, la persona jurídica
quedará exenta de responsabilidad si se cumplen las siguientes condiciones ( CP art.31 bis.2 ):
1ª. El órgano de administración ha adoptado y ejecutado con eficacia, antes de la comisión del delito, modelos de
organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma
naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión.
2ª. La supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención implantado ha sido confiada a un
órgano de la persona jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga encomendada legalmente
la función de supervisar la eficacia de los controles internos de la persona jurídica.
3ª. Los autores individuales han cometido el delito eludiendo fraudulentamente los modelos de organización y de
prevención.
4ª. No se ha producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus funciones de supervisión, vigilancia y control
por parte del órgano al que se refiere la condición 2ª.
En los casos en los que las anteriores circunstancias solamente puedan ser objeto de acreditación parcial, esta
circunstancia será valorada a los efectos de atenuación de la pena».
7047 Su contenido no puede detallarse aquí, pero incluiría con carácter general múltiples cuestiones:
1. Identificación de riesgos penales ( CP art.31 bis.5.1º ); p.e. una empresa dedicada a contratar con la administración
pública, tiene un elevado riesgo de cometer delitos de cohecho y seguramente nulo de cometer un delito relativo a
la prostitución.
2. Nombramiento de un compliance officer ( CP art.31 bis.2.2ª ) y una comisión de cumplimiento, encargados de
verificar que el programa de cumplimiento efectivamente se cumple y con poder ejecutivo para tomar decisiones.
3. Adopción de un código ético.
4. Una estricta política de selección del personal, el establecimiento de cursos periódicos de formación del personal,
la organización de auditorías periódicas, control de los regalos a empresas, sistemas de delación interna anónimos,
obligatoriedad de documentar todas las instrucciones dadas a los trabajadores, mandos intermedios, etc.

© Lefebvre El Derecho 53 MARÍA TERESA ENCISO


5. Adopción de un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el incumplimiento de las medidas que
establezca el modelo.
6. Establecimiento de un canal de denuncias que posibilite el conocimiento de irregularidades en el seno de la persona
jurídica y que garantice el anonimato de quien a él acuda.
En relación con tales programas, el CP art.31 bis.2 exime de responsabilidad cuando, siendo idóneos para
prevenir la comisión de delitos o reducir significativamente el riego de comisión, el delito ha sido «cometido» por
«representantes legales» o por aquellos que actuando individualmente o como integrantes de un órgano de la
persona jurídica, están autorizados para tomar decisiones en nombre de la persona jurídica u ostentan facultades
de organización y control dentro de la misma». Sin embargo, desde un punto de vista puramente estadístico, parece
razonable entender que su operatividad jurídica entrará sobre todo en juego en el caso de conductas desplegadas
u omitidas por empleados sin poder de dirección y, especialmente, aunque no solo, en el caso de conductas
imprudentes, más que en las dolosas. En estos últimos casos, la redacción no deja lugar a la duda en cuanto a la
posibilidad de eximir de responsabilidad toda vez que el precepto establece que ( CP art.31.bis.4 ):
«4. Si el delito fuera cometido por las personas indicadas en la letra b) del apartado 1, la persona jurídica quedará
exenta de responsabilidad si, antes de la comisión del delito, ha adoptado y ejecutado eficazmente un modelo de
organización y gestión que resulte adecuado para prevenir delitos de la naturaleza del que fue cometido o para reducir
de forma significativa el riesgo de su comisión. En este caso resultará igualmente aplicable la atenuación prevista en
el párrafo segundo del apartado 2 de este artículo».
Con independencia de que el concreto delito haya sido cometido por persona que ocupe una posición dirigente
o subordinada en la estructura empresarial o social, parece claro que la idoneidad del programa para impedir
la verificación de delitos en el marco de la persona jurídica debe contemplarse desde una perspectiva ex ante,
aunque ex post tal programa no haya sido suficiente. Lo que no cabe racionalmente es la exigencia de un compliance
perfecto, sin fisuras, que, con toda probabilidad, sería incompatible con un ejercicio razonablemente eficaz de las
tareas empresariales. Del mismo modo, y como es obvio, un programa de cumplimiento meramente cosmético no
debería determinar la exclusión, ni siquiera la aminoración, de la responsabilidad de la empresa. Sin embargo, va
a resultar particularmente complejo acreditar en el caso concreto que el programa fue objetivamente idóneo para
impedir la comisión de delitos o infracciones administrativas.
Lo expuesto no resulta alterado en las hipótesis en las que la persona jurídica, en cuyo seno se haya llevado
a cabo un delito imputable a la entidad en nombre o por cuenta y en beneficio directo o indirecto de aquella,
tenga implementado un programa de cumplimiento certificado conforme a la UNE 19601 de sistemas de gestión de
compliance penal. Como es conocido, esta establece los requisitos para implantar, mantener y mejorar continuamente
un sistema de gestión de compliance penal en las organizaciones con el objetivo de prevenir la comisión de delitos
en su seno y reducir el riesgo penal, «a través del impulso de una cultura ética y de cumplimiento».
La importancia de tal norma es indiscutible. En todo caso, se encuentra lejos de ser una especie de solución mágica,
pese a que parezca que quien obtenga la certificación de su compliance adquirirá una especie de salvoconducto
penal. El poseer el citado certificado ciertamente puede ser un elemento de prueba significativo. Sin embargo, ni
es vinculante para el juez, ni puede alterar las reglas generales de la carga de la prueba, como si de una especie de
prueba tasada se tratase, de forma que, emitida la certificación correspondería a la acusación acreditar bien que dicha
certificación fue irregular, bien que elementos significativos de violación implicaron una modificación del sistema.
A fin de cuentas, por una parte, ninguna de las disposiciones reguladoras de la normalización y certificación tiene
rango para derogar, matizar o limitar las normas de responsabilidad penal o las de la carga de la prueba. Por otra,
como indica Nieto Martín, la empresa adquiere el estatus de cliente frente a la certificadora, lo que, evidentemente,
puede comprometer su imparcialidad (Nieto Martín, 2013-b, 43).
Asimismo, cabe pensar en la posibilidad de que, pese a la certificación, de hecho, las irregularidades organizativas
fuesen tan groseras que se pueda concluir que en modo algún era idóneo el programa de cumplimiento y por
consiguiente no cabe apreciar ni la eximente, ni siquiera la atenuante. De igual forma, no por el hecho de no
tener acreditado el sistema de compliance automáticamente debería excluirse la posibilidad de atenuar o excluir la
responsabilidad (lo que, en todo caso, será excepcional). Existente el compliance, seguramente mediante dictámenes
periciales, se puede llegar a la conclusión de que el programa de cumplimiento era idóneo ex ante para disminuir
de forma muy significativa el riesgo de infracciones penales y, por consiguiente, apto para excluir la responsabilidad
en el caso concreto.
7048 Cuestión diversa es la del marco dogmático en el que se insertan los programas de cumplimiento. Una exposición
de todo un sistema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas resulta en este momento imposible. Así
pues, partimos genéricamente de que la culpabilidad debe exigirse también en la imposición de penas y sanciones
administrativas a las personas jurídicas. Asimismo, entendemos que debe estimarse que tal culpabilidad debe consistir
en un defecto de organización y que la ausencia de tal defecto de organización excluye la presencia misma de la
infracción y, por lo tanto, de la posibilidad de sancionar.

MARÍA TERESA ENCISO 54 © Lefebvre El Derecho


Desde tal perspectiva, es claro que la adopción de un programa de cumplimiento serio, eficaz y correctamente
implementado excluye la culpabilidad, entendida como defecto de organización y, con ello, la posibilidad de imponer
una pena, o sanción administrativa, a la persona jurídica. Formulado en otros términos, mal puede censurarse a una
empresa un defecto organizativo, cuando se dotó a sí misma de un programa de tales características (otra cosa es que
se tenga programa y que, sin embargo, no sea un programa serio, eficaz o siéndolo, no se encuentre correctamente
implementado). No tiene sentido preventivo alguno que si un sujeto ha agotado todos los medios a su alcance para
impedir la comisión de un hecho delictivo se le sancione por ese hecho. Se trataría de un inaceptable e inconstitucional
supuesto de responsabilidad objetiva.
La consecuencia tangible de entender que un programa de cumplimiento excluye la culpabilidad de la persona
jurídica sería que corre de cargo de esta la prueba de una organización no defectuosa. Entendemos que en modo
alguno vulnera el derecho fundamental a la presunción de inocencia estimar que corre de cargo de la persona jurídica
la prueba de una organización no defectuosa. Obviamente existen razones prácticas para propugnar que sea la
persona jurídica la que acredite su diligente organización: es ella la que tiene la información y quien se encuentra en
óptimas condiciones de hacerlo. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, aceptado que la presunción de inocencia
debe operar en iguales términos en el Derecho penal de las personas físicas y en el de las jurídicas, nuestro criterio
se apoyaría en múltiples motivos, ya expuestos, más allá de tales razones prácticas (resulta razonable eximir de la
prueba de lo que resulta excepcional o, lo que es lo mismo, se puede presumir lo que es normal, en este caso que
el programa de cumplimiento no funcionó correctamente; también los elementos excluyentes de la responsabilidad
penal de las personas físicas han de ser acreditados por quien los alega; ése es el criterio habitual en el derecho
comparado).
6. Tipicidad, culpabilidad y carga de la prueba en jurisprudencia del Tribunal Supremo

7050 Pese a lo expuesto, a nivel de tipicidad, el Alto Tribunal requiere para la exigencia de responsabilidad penal de
la persona jurídica analizar si el delito cometido por la persona física en el seno de aquella «ha sido posible, o
facilitado, por la ausencia de una cultura de respeto al Derecho». Dentro de esa cultura de respeto se incluiría la
implementación de un adecuado programa de cumplimiento ( TS 29-2-16, EDJ 10795 ; 16-3-16, EDJ 18524 FJ 5 ,
in fine). Lo cierto es que, por un lado, el Tribunal Supremo, hasta la fecha no ha analizado la existencia o inexistencia
de una cultura de cumplimiento como causa de atipicidad en casos concretos. Por otro, se trata de una cuestión muy
controvertida, en el seno del propio tribunal, toda vez que en el voto particular formulado por 7 magistrados a dicha
sentencia se sostiene un criterio distinto: «Los presupuestos específicos de la responsabilidad penal de las personas
jurídicas o elementos del tipo objetivo a que se refiere la sentencia mayoritaria, vienen expresamente definidos por
el legislador en los párrafos a) y b) del párrafo 1º del CP art.31 bis , y estos son los que deben ser probados por
la acusación, y expresamente reflejados en el relato fáctico de la sentencia, para permitir la subsunción jurídica
adecuada».
Llama la atención la incorrección del criterio que asume el tribunal por dos razones. Por una parte, por la
imposibilidad de que la ausencia de una cultura determinada facilite nada. Y, por otra, por utilizar un criterio muy
discutible como núcleo de la exigencia de responsabilidad penal de las entidades jurídicas.
Comenzando por lo primero. Hemos indicado que es más que cuestionable que «la ausencia de una cultura de
respeto al Derecho» pueda hacer posible o facilitar el delito de cualquier forma. Dicho de otra manera, parece
afirmarse que de una omisión (el no haber promovido una cultura determinada) puede derivarse algo (el delito),
cuando un abstenerse de actuar es una nada fáctica y de la nada, nada puede surgir, ex nihilo nihil fit. Puede
ser ilustrativa la remisión a la discusión que en términos idénticos se desarrolla en el marco de los delitos de
comisión por omisión. Por otro lado, resulta muy cuestionable el criterio de la cultura de respeto al derecho como
«elemento imprescindible la determinación del actuar de la persona jurídica, relevante a efectos de la afirmación
de su responsabilidad penal...». La idea de la cultura empresarial como base de la responsabilidad de las personas
jurídicas aparece en el Derecho angloamericano. Sin embargo, resulta excesivamente ambigua y determina una
excesiva restricción de las posibilidades sancionatorias, reducidas al ámbito de lo excepcional, puesto que una cultura
tal es más propia de las organizaciones criminales que de las personas jurídicas que operan en el mercado y que,
excepcionalmente, incurren en un delito.
7051 Ulteriormente, pueden aquí subrayarse dos últimas ideas conexas entre sí. Por un lado, que a una empresa recién
creada claramente se le puede imputar un delito, pero difícilmente se puede decir que carezca de una cultura de
cumplimiento, puesto que esta no parece que se pueda improvisar, sino que conceptualmente implica una proyección
dilatada en el tiempo. Por otro, un injusto consistente en la ausencia de una determinada cultura, implicaría claramente
una transición de un Derecho penal del hecho a una especie inasumible de Derecho penal de autor asociado al modo
de conducción de la vida en nuestro caso social, empresarial, u organizativa ( TCo 150/1991, FJ 4 ; 185/2014, FJ 3 ).
Sea como fuere, del punto de vista que sostiene la jurisprudencia parece desprenderse una consecuencia desde la
perspectiva de la carga de la prueba: es a la acusación la que debe acreditar la ausencia de esa cultura de respeto

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de la legalidad, o lo que es lo mismo, la inexistencia, inadecuación o falta de actualización de los programas de
cumplimiento. En palabras de la propia sentencia de 29-2-16: «en la práctica, será la propia persona jurídica la que
apoye su defensa en la acreditación de la real existencia de modelos de prevención adecuados, reveladores de la
referida «cultura de cumplimiento» que la norma penal persigue, lo que no puede sostenerse es que esa actuación
pese, como obligación ineludible, sobre la sometida al procedimiento penal, ya que ello equivaldría a que, en el
caso de la persona jurídica no rijan los principios básicos de nuestro sistema de enjuiciamiento penal, tales como
el de la exclusión de una responsabilidad objetiva o automática o el de la no responsabilidad por el hecho ajeno».
Sin embargo, el criterio del voto particular a dicha sentencia es el contrario: «La conveniencia de que las personas
jurídicas dispongan de una cultura de control y de instrumentos eficaces para prevenir la comisión de delitos en el
seno de su actividad social constituye indudablemente uno de los motivos relevantes que justifican la decisión del
Legislador de establecer en nuestro ordenamiento su responsabilidad penal. Pero la acreditación de la ausencia
de esta cultura de control no se ha incorporado expresamente en nuestro derecho positivo como un presupuesto
específico de la responsabilidad penal de las personas jurídicas o como elemento del tipo objetivo, desempeñando
una función relevante como causa de exención o atenuación de la responsabilidad penal a través de lo prevenido en
los párrafos 2º y 4º del CP art.31 bis» (ver nº 7039 , las razones por las que la carga de la prueba de la existencia,
adecuación y actualización de los programas de cumplimiento recae sobre la persona jurídica).
7. Circunstancias atenuantes
(CP art.31 quater)

7052 Por lo que concierne a las circunstancias atenuantes, el precepto establece un numerus clausus : «Solo podrán
considerarse circunstancias atenuantes de la responsabilidad penal de las personas jurídicas haber realizado, con
posterioridad a la comisión del delito y a través de sus representantes legales, las siguientes actividades...».
El criterio legislativo de limitar el número de circunstancias atenuantes a las personas jurídicas, merece una
consideración sumamente crítica. No se entiende que no quepa aplicar a las personas jurídicas la circunstancia
atenuante por analogía característica del Derecho penal de las personas físicas; o, por ejemplo, las razones por
las que no debe aplicarse a las personas jurídicas la nueva circunstancia atenuante del CP art.21.6 , relativa a las
dilaciones extraordinarias e indebidas en la tramitación del procedimiento. La propia Circular de la Fiscalía 1/2011
tácitamente lo critica, con toda la doctrina. Incluso ya se ha planteado su posible inconstitucionalidad.
Sea como fuere, se establecen las siguientes circunstancias atenuantes:
a) Haber procedido, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra ella, a confesar la infracción a
las autoridades.
b) Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas, en cualquier momento del proceso, que fueran
nuevas y decisivas para esclarecer las responsabilidades penales dimanantes de los hechos.
c) Haber procedido en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad al juicio oral a reparar o disminuir el
daño causado por el delito.
d) Haber establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y descubrir los delitos que
en el futuro pudieran cometerse con los medios o bajo la cobertura de la persona jurídica.
Lógicamente a ellas habrá que añadir la cláusula prevista en el CP art.31 bis.2 , párrafo último, esto es, cuando tan
solo puedan ser objeto de acreditación parcial, la adopción de programas de cumplimiento o los descritos «modelos
de organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma
naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión».
No se han establecido agravantes, aunque tácitamente el CP art.66 bis parece admitirlas.
8. Extinción de la responsabilidad

7053 Del mismo modo que en el caso de las personas físicas, la extinción de la personalidad, conlleva la extinción
de la responsabilidad, cualquiera puede pensar que bastaría con la disolución, por ejemplo, de la sociedad para
hacer ilusoria la efectiva responsabilidad penal. Sin embargo, tal eventualidad se ha previsto solo parcialmente
en el CP art.130.2 . Conforme a tal precepto, «no extingue la responsabilidad penal la disolución encubierta o
meramente aparente de la persona jurídica. Se considerará en todo caso que existe disolución meramente encubierta
o meramente aparente... cuando se continúe su actividad económica y se mantenga la identidad sustancial de clientes,
proveedores y empleados o de la parte más relevante de todos ellos». En definitiva, la ley parece sugerir que será
la sociedad que se forme en sustitución de la anterior la que debería hacer frente al pago de la multa o sobre la que
puede recaer la pena de prohibición de llevar a cabo determinadas actividades, etc. Ello puede plantear el problema
de cómo articular procesalmente esa especie de responsabilidad penal subsidiaria, lo que probablemente pueda

MARÍA TERESA ENCISO 56 © Lefebvre El Derecho


dilucidarse en el marco de la ejecución de la pena. La Circular 1/2011 sostiene que los Fiscales pedirán como medida
cautelar la intervención en esas circunstancias (p. 24).
Algo semejante ocurrirá en los casos de transformación, fusión o absorción donde la pena se traslada a las
entidades resultantes a tenor de lo dispuesto en el mismo CP art.130.2 , párrafo primero, si bien acepta una
moderación de la pena en función de la «proporción que la persona jurídica originariamente responsable del delito
guarde con ella».
9. Penas aplicables a las personas jurídicas
(CP art.33.7)

7054 Cuestiones generales


Las penas aplicables a las personas jurídicas se encuentran reguladas en el CP art.33.7 . En ese contexto debe
partirse de que ya algunos autores venían sosteniendo que el sistema, con anterioridad a la reforma del Código Penal
de 2010, había aceptado la responsabilidad penal de las personas jurídicas, independientemente de las etiquetas que
se utilizasen para designarlo. En cualquier caso, sintéticamente, a partir de la LO 5/2010 , se producen dos cambios
centrales en la regulación del fenómeno en el Código Penal español.
a) En primer lugar, desde un punto de vista formal, dejan de denominarse consecuencias accesorias del delito, las
medidas susceptibles de ser impuestas a las personas jurídicas, para denominarse expresamente penas.
b) En segundo lugar, desde un punto de vista material, deja de ser necesario que se exija responsabilidad a una
persona física para imponer medidas punitivas a una entidad colectiva, por lo que estas adquieren carácter autónomo.
7055 Todavía hoy, existe una cierta corriente de opinión que estima que el sistema que establece nuestro Código Penal
es solo formalmente penal, pero que materialmente no hay penas para las personas jurídicas. Conforme a tal punto
de vista, la expresión «responsabilidad penal de las personas jurídicas» que aparece en la ley no es obstáculo,
puesto que también se habla de responsabilidad penal del menor, sin que propiamente haya tal responsabilidad. Se
trata de una perspectiva minoritaria. En todo caso, de tales posiciones se derivarían importantes consecuencias
negativas. Destacamos dos.
a) Por una parte, aceptado que frente a tales entidades es necesaria alguna clase de reacción jurídica, se construiría
un sistema paralelo de «semipunición» de entidades, de naturaleza confusa y de segundo nivel, lo que no contribuye
a la eficacia preventiva del sistema (recuérdese, además, que el CP art.129 ya prevé medidas accesorias frente a
entidades carentes de personalidad jurídica que se sumarían a estas otras, lo que atomizaría extraordinariamente el
panorama de consecuencias jurídicas asociadas al delito).
b) Por otra, si no estamos ante penas, es posible disminuir las garantías. Sería posible, pues, no respetar plenamente
principios garantistas esenciales a ellas vinculados y que van desde el principio de culpabilidad, incluyendo el de
personalidad de las penas, a la presunción de inocencia y principios del debido proceso, pasando por las garantías
asociadas al principio de legalidad, incluido el non bis in ídem, y el principio de proporcionalidad. No es baladí en
ese contexto que las sanciones a personas jurídicas puedan ser impuestas a partir de la reforma no «solo» a las
empresas, sino en ámbitos democráticamente sensibles, como los partidos políticos y los sindicatos.
7057 Concretas penas aplicables
(CP art.33.7)

Aceptada, pues, la innegable realidad jurídico-positiva, se recogen las siguientes penas aplicables a las personas
jurídicas: multa por cuotas o proporcional; disolución de la persona jurídica; suspensión de actividades; clausura de
sus locales y establecimientos; prohibición de realizar actividades; inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas
públicas; intervención judicial.
1. Multa proporcional y multa por días. Se trata de la pena central para las personas jurídicas, que debe ser impuesta
en todos los casos. En la mayoría de los casos se dispone la multa proporcional, esto es, vinculada al beneficio
obtenido o al perjuicio patrimonial causado. No obstante, cuando éstos criterios no sean posibles de determinar, se
sustituye por días multa ( CP art.52.4 ). Esta última, asimismo, se impone cuando no se prevea la multa proporcional.
En tal caso, además de las reglas generales, se aplican los siguientes criterios:
- la extensión mínima será de 10 días y máxima de 5 años ( CP art.50.3 );
- la cuota diaria tendrá un mínimo de 30 euros y un máximo de 5.000 euros ( CP art.50.4 );
- se ha previsto la posibilidad del fraccionamiento del pago de la multa durante un periodo de hasta 5 años, cuando
la multa, por su cuantía, pueda poner en peligro la supervivencia de la empresa o el mantenimiento de los puestos
de trabajo existentes o cuando sea aconsejable por el interés general ( CP art.53.5 );

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- si la persona jurídica no procede a la satisfacción voluntaria o por vía de apremio de la multa impuesta, se podrá
acordar su intervención hasta el pago total de la multa ( CP art.53.5 ).
2. Disolución de la persona jurídica. Tal pena es la consecuencia jurídica más grave que se puede imponer a una
persona jurídica (con razón se ha dicho que equivale a la pena de muerte). De ahí que deba ser aplicada con criterios
restrictivos. Concretamente el CP art.66 bis dispone que para su aplicación será preciso que se dé alguna de las
dos circunstancias siguientes:
- que se esté ante el supuesto de hecho previsto en la regla 5.ª del CP art.66.1 (esto es, cuando concurra la
circunstancia agravante de reincidencia con la cualificación de que el culpable al delinquir hubiera sido condenado
ejecutoriamente, al menos, por tres delitos comprendidos en el mismo título, siempre que sean de la misma
naturaleza);
- que la persona jurídica se utilice instrumentalmente para la comisión de ilícitos penales. Se entiende que se está ante
este último supuesto siempre que la actividad legal de la persona jurídica sea menos relevante que su actividad ilegal.
3. Suspensión de actividades, la cual tiene necesariamente carácter temporal, sin que su duración no podrá superar
los 5 años. El código permite, asimismo, su adopción como medida cautelar.
4. Clausura de la empresa, sus locales o establecimientos. Como en el caso anterior, solo puede ser temporal
y nunca superar los 5 años de duración.
5. Prohibición de realizar actividades en cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. Esta
prohibición podrá ser temporal o definitiva. Si fuere temporal, el plazo no podrá exceder de 15 años. El código permite,
asimismo, su adopción como medida cautelar.
6. Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con el sector público y para gozar
de beneficios e incentivos fiscales o de la Seguridad Social, por un plazo que no podrá exceder de 15 años.
7. Intervención judicial para salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores por el tiempo que
se estime necesario, que no podrá exceder de 5 años. La intervención puede afectar a la totalidad de la organización
o limitarse a alguna de sus instalaciones, secciones o unidades de negocio. El juez o tribunal, en la sentencia o,
posteriormente, mediante auto, determinará exactamente el contenido de la intervención y determinará quién se
hará cargo de la intervención y en qué plazos deberá realizar informes de seguimiento para el órgano judicial. La
intervención se puede modificar o suspender en todo momento previo informe del interventor y del Ministerio Fiscal.
El interventor tiene derecho a acceder a todas las instalaciones y locales de la empresa o persona jurídica y a recibir
cuanta información estime necesaria para el ejercicio de sus funciones. Reglamentariamente se deben determinar
los aspectos relacionados con el ejercicio de la función de interventor, como la retribución o la cualificación necesaria.
Cabe, por fin, su aplicación como medida cautelar.
7060 Salvo en lo que a la pena de multa respecta, el CP art.66 bis dispone que, para la aplicación del resto de penas,
habrán de tenerse en cuenta tres factores:
- su necesidad para prevenir la continuidad de la actividad delictiva o de sus efectos;
- sus consecuencias económicas y sociales, y especialmente los efectos para los trabajadores;
- el puesto que en la estructura de la persona jurídica ocupa la persona física u órgano que incumplió el deber de
control.
10. CP art.129

7063 El CP art.129 se refiere a una serie de medidas aplicables.


«En el caso de delitos cometidos en el seno, con la colaboración, a través o por medio de empresas, organizaciones,
grupos o cualquier otra clase de entidades o agrupaciones que, por carecer de personalidad jurídica, no estén
comprendidas en el CP art.31 bis ...».
El Código Penal parece haber optado, pues, en el caso en el que se pueda imputar un determinado delito a una entidad
o agrupación sin personalidad jurídica (independientemente del alcance que se otorgue a esta idea) por imponerle
solo medidas accesorias y no auténticas penas.
Desde el punto de vista dogmático, la nueva regulación plantea el problema de la naturaleza jurídica de las medidas
a las que se refiere el legislador (consecuencias accesorias conforme a la dicción del CP art.129.2 ). Las posiciones
oscilan entre los que estiman que se trata de medidas sui generis, pasando por los que sostienen que se trata de
medidas de naturaleza civil o administrativa a quienes, finalmente, entienden que, pese a la denominación legal de
«medidas accesorias» estamos ante auténticas penas. Esta última perspectiva parece la más adecuada. No deja de
ser un fraude de etiquetas la denominación formal empleada por el legislador, puesto que se llama «consecuencia

MARÍA TERESA ENCISO 58 © Lefebvre El Derecho


accesoria» a algo que tiene idéntico contenido que las penas en sentido estricto, hasta el punto de que hay una
remisión expresa al CP art.33.7 que es, precisamente, el que contiene las penas aplicables a las personas jurídicas.
Es posible que en la mente del legislador se pretendiera solventar algunos de los problemas que, sin duda, va
a plantear la normativa. Concretamente, admitir que estamos ante auténticas penas determinaría la necesidad de
garantizar derechos como el de oír al acusado, el cual, al no tener una existencia formal, puede tener dificultades
para articular su defensa. En todo caso, lo que no cabe es la imposición de medidas como las que nos ocupan,
materialmente coincidentes con las penas y, por consiguiente, aflictivas, sin garantizar que quien las padece, aunque
carezca de personalidad jurídica, pueda ser escuchado (para lo que, obviamente, se requiere que su imposición sea
expresamente solicitada y razonada en la sentencia).
De forma estrechamente conectada con lo anterior, se plantea, de modo análogo a lo que ocurría con la redacción del
art.129 del Código Penal anterior a 2010, si la aplicación del precepto requiere la previa punición de una persona
física. Parece claro que la aplicación de la norma debe entenderse sin perjuicio de la responsabilidad penal en la que
puedan incurrir tales personas físicas.
7065 En cuanto a los sujetos a los que les son aplicables, la cuestión es extraordinariamente complicada. La ley se refiere
a «empresas, organizaciones, grupos, entidades o agrupaciones o cualquier otra clase de entidades o agrupaciones
que, por carecer de personalidad jurídica, no estén comprendidas en el CP art.31 bis ».
Las opciones interpretativas son varias. Destacamos dos:
A) Cabe entender que se refiere a cualquier clase de organización que carezca de personalidad jurídica, entre otras,
comunidades de bienes, uniones temporales de empresas, supuestos de nulidad previstos en la LSC art.56 (la citada
norma regula las causas de nulidad de las sociedades, entre las que se incluye la no aportación en la escritura de
constitución o en los estatutos sociales de la denominación de la sociedad, las aportaciones de los socios, la cuantía
del capital, el objeto social o, finalmente, por no respetarse el desembolso mínimo del capital legalmente previsto).
B) Alternativamente cabe entender que el Derecho penal no está subordinado al concepto de persona jurídica
característico del Derecho privado. Por consiguiente, y como hemos señalado, habría persona jurídica, a efectos
penales, siempre que concurriera una triple condición: cierto reconocimiento por parte del ordenamiento jurídico
(para ser «jurídica»), capacidad de afectar al bien jurídico y capacidad de hacer frente al pago de la multa (única
pena excluida en el CP art.129 ). Si ello es así, las comunidades de bienes, las UTE s y demás supuestos antes
citados frecuentemente podrían ser sancionados sin más como «personas jurídicas». El papel del CP art.129 sería
puramente residual, como una escasamente útil cláusula de cierre del sistema, singularmente para hipótesis en las
que no se pudiera hacer efectivo el pago de la multa.
Las consecuencias susceptibles de ser aplicadas son las previstas en las letras c) a g) del apartado 7 del CP art.33 .
Esto es, las ya vistas suspensión de actividades; clausura de sus locales y establecimientos; prohibición de realizar
actividades; inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas y, finalmente, intervención judicial.

Precisiones

Por último, permanecen sin resolver múltiples cuestiones, entre las que destacamos tres: En primer lugar, si es
posible aplicar a las consecuencias accesorias las reglas referentes a la prescripción de las penas ( CP art.133 ). En
segundo lugar, si es posible acumular a estas medidas accesorias responsabilidad civil ( CP art.116.3 ). Por último, si el
incumplimiento de estas consecuencias accesorias podría determinar un delito de quebrantamiento de condena ( CP
art.468 ). Parece que lo más consecuente, aceptado su carácter de auténticas penas, es una respuesta afirmativa.
11. Responsabilidad civil de las personas jurídicas

7070 El sistema de responsabilidad civil de la persona jurídica como consecuencia de delito a ella imputable se encuentra
recogido en el Código Penal ( CP art.116.3 ), el cual establece la responsabilidad solidaria de la persona jurídica
con las personas físicas condenadas por los mismos hechos. Se debe plantear el modo en el que se ha de
articular la nueva regulación con la anterior dimanante del CP art.120.4 , precepto diseñado cuando todavía no
había responsabilidad penal de las personas jurídicas. Esta última norma establece un régimen de responsabilidad
subsidiaria de las personas jurídicas por los delitos cometidos por sus empleados o dependientes, representantes
o gestores en el desempeño de sus obligaciones o servicios, entre los que se puede encontrar sus administradores,
representantes legales o trabajadores. Estos, a su vez, ahora pueden ser condenados penalmente junto a la empresa
empleadora. Obviamente, parece producirse un cierto conflicto con el nuevo CP art.116.3 que establece un régimen
de solidaridad con las personas físicas condenadas por los mismos hechos (evidentemente, si no hay tal condena
decae el contenido del precepto). Probablemente deba llegarse a la conclusión de que el CP art.120.4 se aplica

© Lefebvre El Derecho 59 MARÍA TERESA ENCISO


cuando no haya responsabilidad penal de las personas jurídicas (o, habiéndola, se proceda a su absolución por
cualquier razón, por ejemplo, procesal) y el CP art.116.3 cuando sí que la haya.
7073 Con carácter general, se puede decir que tal responsabilidad se caracteriza por:
- derivar del propio hecho de la persona jurídica;
- ser solidaria con la persona física condenada; y
- ser objetiva.
1º) En primer lugar, y frente a lo que acaecía hasta la LO 5/2010 cuando se introdujo en el CP la responsabilidad
penal de las personas jurídicas, la responsabilidad civil es autónoma, derivada del propio hecho. Del mismo
modo que acaece con la responsabilidad penal, la persona jurídica responde civilmente por su propio ilícito, no por
el ilícito ajeno. Apoya tal punto de vista lo establecido en el CP art.31 ter.1 : no es presupuesto de la condena penal
la individualización de la persona física (representante legal, persona con poder de decisión, organización o control,
o trabajador). Obviamente, cuando no sea posible individualizar a la persona física no surgirá responsabilidad, ni
penal ni civil, de esta última. No obstante, en los casos en los que se condene a la persona jurídica sin condena a
persona física alguna (por ejemplo, por no ser habida) y con posterioridad, por cualquier causa, y en otro proceso
se acabe condenando a esta última, surgirá a favor de la primera acción para reclamar a la segunda la parte que le
corresponda de la cantidad en su caso efectivamente satisfecha (lo que requerirá el establecimiento de cuotas en
el segundo procedimiento).
2º) En segundo lugar, la responsabilidad es solidaria. Como es obvio, ello implica la posibilidad en manos del
perjudicado por el delito de reclamar la totalidad de la cantidad en que consista la indemnización derivada de aquel
a cualquiera de los obligados solidariamente ( CC art.1144 s. ). El establecimiento de una responsabilidad civil de
esta clase otorga una mayor protección a la víctima, la cual queda mejor cubierta que con cualquier otro (siguiendo la
línea que ya antes se establecía en la coautoría, CP art.116.2 , o en los delitos de injurias y calumnias, CP art.212 ).
7076 Resulta imprescindible que la sentencia razone tanto la cuantía a la que asciende la indemnización como las cuotas
en las que se divide. En cuanto a qué corresponde pagar a cada uno de los corresponsables solidarios (en nuestro
caso, personas físicas y jurídicas), el CP art.116.3 no hace una expresa referencia a ello. Parece razonable, pues,
poner este último precepto en relación con el CP art.116.1 , inciso último, conforme al cual, los jueces y tribunales
señalarán la cuota que le corresponde a cada uno de «los responsables del delito». Al respecto, debe tenerse en
cuenta que la jurisprudencia viene señalando que en los casos en los que los jueces de instancia no fijen las cuotas,
debe presumirse la igualdad sin hacer distingos ni por la calidad de cada uno (autor, cooperador necesario, cómplice),
ni por el mayor o menor protagonismo encarnado ( TS 23-12-13, EDJ 273811, FJ 10º con cita del CC art.1138 ). Una
vez que la exigencia se dirige contra alguno de los responsables civiles y se ve satisfecha la pretensión indemnizatoria,
quien pagó por el resto dispone de una acción de reembolso contra cada uno de los corresponsables y por las cuantías
que se correspondan con las respectivas contribuciones al daño. Sobre el particular, la sentencia TS sostiene que
un nuevo pleito entre corresponsables solidarios para determinar las cuotas de responsabilidad vulnera los límites
de la cosa juzgada ( TS 13-3-07, EDJ 19751 ).
3º) Por fin, la responsabilidad civil por delitos imputables a las personas jurídicas es de carácter objetivo. Dado que
aquéllas son sujetos que asumen los efectos positivos y negativos, favorables y desfavorables, fundamentalmente
económicos, derivados del delito, adquiere sentido que la ley les haga cargar con la responsabilidad civil derivada
de los delitos a ellas imputables, en aplicación del principio cuius commoda eius incommoda de carácter objetivista.
No resulta, pues, necesario la constatación expresa de la presencia de dolo o imprudencia para que se proceda a
la condena civil.

MARÍA TERESA ENCISO 60 © Lefebvre El Derecho

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