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Alfred Muller Armack Un Economista Preoc
Alfred Muller Armack Un Economista Preoc
Eugenio Yañez
Universidad Adolfo Ibáñez
Chile
Abstract
Existe una forma de ejercer violencia contra las personas a través de la economía. Se puede
hacer de forma manifiesta o más encubiertamente. Esto sucede generalmente cuando la
economía queda librada a su lógica mercantil y economicista y reniega, por ejemplo, de la
ética. Así lo demuestran los últimos escándalos financieros. Sin embargo, existe una forma
de entender la economía como una ciencia moral capaz de combinar exitosamente el
crecimiento económico con la justicia social, respetando la dignidad humana. Es la llamada
Economía Social de Mercado
Keywords
Economía, ética, justicia social
Introducción
Si se me preguntara por dos rasgos característicos de nuestra época, respondería que son la
soledad y la violencia. Y nos hemos acostumbrado a vivir con ellas. Y como nos hemos
acostumbrado a vivir con ellas, muchas veces pasan desapercibidas, ocultan sus rostros o
los cubren con el maquillaje de la hipocresía.
2
Dentro del amplio espectro de la violencia, como las guerras, el terrorismo, el aborto,
la violencia intrafamiliar, el abuso sexual, la miseria, y un largo y fatídico etc. encontramos
otras formas menos visibles, pero no por ello menos dañinas. Me refiero a la violencia que
puede ejercer un sistema económico injusto, como por ejemplo el denominado “capitalismo
salvaje” o el “colectivismo” del cual Latinoamérica puede dar un extenso testimonio. Ejercen
violencia, pues ambos modelos pierden de vista a la persona y su dignidad. Este sesgo
antropológico los lleva a rechazar cualquier forma de regulación que no se técnica o
económica, por ejemplo, la regulación ética. Existe abundante evidencia empírica que
demuestra que la aplicación dogmática de las recetas económicas liberales genera
concentración de la riqueza, profundiza la desigualdad social, que Benedicto XVI llama el
“escándalo de las disparidades hirientes” (Caritas in veritate, 22) y excluye del bienestar
social a los más pobres. En Chile todavía existen 2,5 millones de pobres, lo que representa un
15,1% de la población. Presenta, además, uno de los índices de mayor desigualdad en el
mundo3. En Argentina la pobreza oscila entre 10 millones y 12 millones y, de ellos, serían
indigentes entre 3,5 millones y 4,4 millones4.
1
“Gewalt ist die Hebamme jeder alter Gesellschaft, die mit einer neuen Schwanger geht“ (la violencia es la
partera de toda vieja sociedad, preñada de una nueva“). La traducción es nuestra. Das Kapital. Band 1.
Siebenter Abschnitt: Der Akkumulationsprozess des Kapitals. MEW 23, S. 779, 1867. En español véase: El
Capital, Tomo 1, Volumen 3, p. 940, México, Ediciones Siglo XXI, 2002. Marx “institucionaliza” la violencia
y Nietzsche la diviniza.
2
El ámbito filosófico no es la excepción. La palabra cuando se ocupa para descalificar al otro, también hiere y
mata. El filósofo nunca debería olvidar el viejo adagio latino: fortite in re, suaviter in modo
3
La diferencia entre los hogares del quintil más pobre y el más rico supera las 14 veces.
4
Datos entregados por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica de Argentina (UCA) el
2010
3
Desde hace muchos años se nos viene repitiendo que la reflexión económica sólo
concierne a los economistas, dado que ella se ha ido convirtiendo en una ciencia cada día
más compleja y especializada. Esta autarquía no ha dado buenos frutos. Precisamente una
de las nefastas consecuencias del rechazo ético, han sido los escándalos financieros
conocidos en el último tiempo como el de Enron o Madoff, o la crisis subprime. Desde esta
óptica no se necesita de ninguna ciencia o disciplina extraña, como la filosofía o más
precisamente la ética que le diga a la economía lo que debe hacer o dejar de hacer, incluso
en situaciones de crisis. Para decirlo coloquialmente, así como las penas del fútbol se pasan
con más fútbol, las crisis económicas se superan con más economía.
Sin embargo, un grupo de académicos alemanes, a comienzos de la década del 30,
conocidos como los padres de la Economía Social de Mercado (ESM) entendieron que la
ética no era un obstáculo para el progreso económico, por el contrario, era una condición de
su desarrollo, habida cuenta de que la economía es una ciencia moral Dicho de otro modo,
entendieron que opus iustitiae pax, es decir, que la paz social se alcanza no sólo con
crecimiento económico, sino también con justicia social.
relevantes que la economía, sin embargo, no pueden existir sin ella5. Él y un grupo de
economistas, juristas, y sociólogos alemanes se preguntaron cómo ordenar política, social y
económicamente la sociedad, de modo que se respete y promueva la dignidad humana, sin
tener que sacrificar ni la libertad, ni la igualdad, obteniendo al mismo tiempo justicia social
y crecimiento económico. La pregunta era acuciante pues tenían ante sí un panorama
económico que distaba mucho de promover a la persona humana. Por un lado una suerte de
capitalismo “salvaje” que violaba la dignidad humana al considerar al hombre sólo como
un factor de producción, un homo faber, y homo economicus, hecho para producir y
consumir. Por otro lado, una economía centralmente planificada que negaba la libertad, la
iniciativa económica (emprendimiento diríamos hoy) y la propiedad privada.
La ESM aspira, según la conocida frase de Erhard a “más bienestar para todos”, que
no es primeramente un bienestar material, sino espiritual o si se quiere psicológico y luego
5
Müller-Armack escribió sobre muchos temas no económicos. Véase por ejemplo, Religión und Wirtschaft,
Haupt Verlag, Stuttgart 1981.
6
A. Müller-Armack: Soziale Marktwirtschaft. En: Erwin Beckerat (Editor), Handwörterbuch der
Sozialwissenschaften, ref.dada, Pág. 390. La traducción es nuestra.
7
A. Müller A. Müller-Armack: Der Moralist und der Ökonom, Pág. 126.
5
económico. Dicha meta sólo es posible en una sociedad organizada democráticamente, pues
para desarrollar este “bienestar”, se requiere de un amplio catálogo de medidas, a saber:
1. Creación de un orden empresarial, en el que el trabajador no sea considerado sólo como
tal, sino también como persona y, al mismo tiempo, en donde la iniciativa privada y la
responsabilidad no sea coartada.
2. Realización de un orden competitivo como una tarea pública
3. Desarrollo de una política anti-monopolio que evite el abuso en la economía.
4. Implementar una política de empleo frente a la coyuntura, que proteja al trabajador
frente a eventuales crisis.
5. Igualdad de los ingresos, tendiente a la superación de las perniciosas diferencias en los
ingresos y las posesiones.
6. Una política social con la inclusión de una política de inmigración, de vivienda social,
de ayuda comunitaria, de construcción de la seguridad social, sueldos mínimos y
seguridad de los ingresos personales.8
Siguiendo a Müller-Armack podemos decir que la libertad termina siendo un
concepto vacío, si ella no va unida a la justicia social. Ella “debe ser elevada con y al lado
de la libertad a una parte integrante de nuestro futuro orden económico”9
8
Véase A. Müller-Armack: Die künftige Verfassung der Sozialen Marktwirtschaft (La futura constitución de
la economía social de mercado). En: Genealogie der Sozialen Marktwirtschaft , ref. dada, pág. 187ss.
9
A. Müller-Armack: Vorschläge zur Verwirklichung der Sozialen Marktwirtschaft). Propuestas para el
desarrollo de la economía social de mercado). En: Genealogie der Sozialen Marktwirtschaft, ref. dada, pág.
90.
6
siempre son muy claros, es necesario estar siempre fijando nuevos límites en virtud de
dicho principio. El Estado debe realizar aquello que el hombre por sí solo no puede hacer y
debe, al mismo tiempo, crear las condiciones para que éste pueda hacer uso pleno de su
libertad responsablemente. No debe absorber a la persona, sino apoyarla cuando ella no
pueda por sí sola, sino con ayuda de otros, llevar a cabo alguna iniciativa. Mientras que
cada hombre o cada grupo deben asumir tanta responsabilidad como sea posible, el Estado
y la sociedad, por su parte, deben asumir tanta responsabilidad como sea necesaria. De este
modo, se garantiza la libertad personal y social contra la amenaza de los sistemas
totalitarios. La intervención estatal en los ámbitos económicos y sociales, se debe llevar a
cabo sólo en la medida en que las personas o grupos de personas no puedan realizar por sí
mismos sus labores.
10
W. Röpke: Die Lehre von der Wirtschaft, Eugen Rentsch Verlag, Erlenabch, 1956, pág. 45.
11
M. Spieker: Gewinn und Gemeinwohl (Ganancia y Bien Común). En: L. Roos/Ch. Watrin (Editores), Das
Ethos des Unternehmers (El ethos del empresario), 2. Edición, Trier 1990, pp. 106-107.
7
12
Otto Schlecht: Grundlagen und Perspektiven der Sozialen Marktwirtschaft, Tübingen, 1990, pp. 52-53.
8
mercado y de ese modo, desarrollara una cultura económica. Esto exige especialmente de
las empresas con gran poder económico que apoyen el sistema económico de mercado y
que renuncien en su campo de acción a manipular el mercado egoístamente13
No cabe duda de que las ganancias son necesarias para el buen funcionamiento de
una empresa. No se debe pasar por alto, que una empresa que obtenga ganancias debe ser
visto como un premio por un rendimiento positivo y del cual el sistema económico no
puede prescindir. En consecuencia la posibilidad de arrojar pérdidas debe ser un castigo por
un rendimiento deficiente. Además, se debe tener en cuenta, que a través de la competencia
se dispone de un eficiente instrumento para presionar a quienes ven en las ganancias de la
empresa el único fin.14
Un buen empresario dirige su empresa con eficiencia y alcanza ganancias para su
propio provecho, para la sociedad y los consumidores. Esta tarea es, incluso, una exigencia
moral. Sin un actuar económico eficiente se desperdician los enormes medios necesarios
para un nivel aceptable de vida. Por otra parte la eficiencia económica se funda en la
aceptación de un sistema económico que presupone la seguridad social, y la justa
distribución de la riqueza15
La empresa puede unir el comportamiento económico con el social. No existe
contradicción entre ambos. Se puede completar esta exigencia sin perjudicar la eficiencia
económica. La dirección de empresas, no significa poder, sino servicio para todos. Se
debe, sin embargo, agregar, expresamente, que la exigencia en el comportamiento ético, no
sólo vale para el empresario, sino también para el trabajador.
13
Eduard Gaugler: Das Unternehmen im Spannungsfeld betriebswirtschaftlicher und humanitärer
Erfordernisse (la empresa en un campo de tensión entre las exigencias económicas y humanitarias). En:
Arbeit, Ihr Wert, ihre Ordnung, 1984, pág. 84.
14
Véase Wilhelm Röpke: Die Lehre von der Wirtschaft, ref. dada, pág. 237.
15
Otto Schlecht: Grundlagen und Perspektiven der Sozialen Marktwirtschaft, ref. dada, pág. 46.
9
16
Ludwig Erhard: Ist die Marktwirtschaft noch gesichert? (¿Está asegurada la economía de mercado?) En:
Aktionsgemeinschaft Soziale Marktwirtschaft (Editor), Ist die Marktwirtschaft noch gesichert?
Tagungsprotokoll Nr. 36, Ludwigsburg 1971, pág. 29.
17
Wilhelm Röpke: Die Lehre von der Wirtschaft, ref. dada, pág. V. Véase también: Véase W. Röpke: Civitas
Humana, Erlenbach/Zürich 1944, pág. 80.
18
Véase Andreas Müller-Armack: Das Menschenbild der Sozialen Marktwirtschaft (La concepción de
hombre en la economía social de mercado). En: Politische Studien, Volumen 265, Tomo 3, München 1982,
pág. 464.
19
A. Müller-Armack: Zur Soziologie unserer Gegenwart (sobre la sociología de nuestro presente), Münster
1949, pág. 212.
10
que actúa siempre movido por sus propios intereses20 , para los segundos, como ya hemos
mencionado, el hombre es sólo una parte material más del sistema de producción.
La visión realista del hombre de la ESM, permite que la economía no olvide que el
individuo se deja llevar por sus propios intereses, teniendo la posibilidad de escoger entre
el bien y el mal. Como no es “ni ange ni bête” (Pascal), puede ser egoísta y por ello dirigir
sus pasos en vistas a este fin. Un sistema económico no puede evitar el egoísmo del
hombre, pero si limitarlo a través de medidas políticas y sociales. Por otro lado asume
como punto de partida la existencia de personas libres, interesadas, responsables, con
iniciativas, creadores de riqueza, que asumen esfuerzos y están dispuestos a rendir.
Tampoco desconoce que el hombre es considerado por regla general como un ser que está
naturalmente dispuesto y en situación de proporcionarse su propio sustento. Por ende,
responsable de sí mismo. El trabajador por ejemplo, desde esta óptica, es considerado en la
empresa, no como un factor de producción, sino como una persona que produce un bien o
un servicio. Es él y no el capital, el centro de la empresa, concebida principalmente como
una comunidad de personas y no sólo como una unidad productiva, orientada
exclusivamente al lucro.
En este contexto la relación entre ética y economía, que no son contradictorias, sino
que se complementan y necesitan mutuamente 21 , fue una preocupación permanente de
Müller-Armack. Un sistema económico sin un contenido ético, es desde su perspectiva,
impensable “El significado moral de un orden económico en general, el significado moral
del marco, dentro del cual, los individuos actúan en el mercado, es por lo menos, tan
Recordemos la famosa frase de Smith en La Riqueza de las Naciones: It is not from the benevolence of
the butcher the brewer, or the baker that we expect our dinner, but from their regard to their own
interest. We address ourselves, not to their humanity, but to their self-love, and never talk to them
of our own necessities, but of their advantages. (“No esperamos nuestra cena de la benevolencia del
panadero o del carnicero, no apelamos a su misericordia, sino a su interés”) Chapter 2, pág. 19.
21
Véase entre otros Röpke: Wirtschaft und Moral. In: Aktionsgmeinschaft Soziale Marktwirtachaft (Editor),
Was ist wichtiger als Wirtschaft. Tagungsprotokoll 15, Ludwigsburg 1960; Del mismo autor, Ethik und
Wirtschaftsleben (Ética y vida económica). En: K. Hohman (Editor), Grundtexte zur Sozialen
Marktwirtschaft, Tomo I, ref. dada, pág. 439s; A. Müller-Armack: Der Moralist und der Ökonom, ref. dada,
pág. 123s; Del mismo autor., Der humane Gehalt der Sozialen Marktwirtschaft, ref. dada, pág. 167s; A.
Müller-Armack/L. Erhard: Soziale Marktwirtschaft, Manifest 72, ref. dada, pág. 52s.
11
importante como la pregunta del proceder individual dentro de ese marco”22 . “Si yo hablo
del lado moral de la economía –argumenta Röpke- esto no significa solamente: derecho o
no derecho, decencia o no decencia para el individuo en el proceso económico, si no que
entra mucho más en juego, es decir, las relaciones éticas, en las cuales el individuo a través
de la vida económica, a través del sistema económico, a través de la política económica
debe desarrollar, con otras palabras: el significado, que tiene el sistema económico, el orden
económico, la política económica para nuestra existencia moral-espiritual, en última
instancia para nuestra libertad”.23 El contenido ético de la economía social de mercado,
radica, según Müller-Armack, entre otros en la complementación de este orden a través de
la seguridad social, y en las ulteriores correcciones a los daños de una desenfrenada
economía de mercado, mediante las políticas sociales del Estado. Pero en concordancia
con el mercado. Desde una perspectiva ética, la construcción del sistema social no puede
hacerse a cualquier precio. La economía tiene que ponerse al servicio, en todos sus
aspectos, de valores supra económicos, sin que ello implique necesariamente sacrificar el
crecimiento económico.
III. Preocupación por la paz social como un antídoto contra la violencia económica
22
W. Röpke: Wirtschaft und Moral, ref. dada, pág. 18.
23
W. Röpke, Ethik und Wirtschaftsleben, ref. dada, pág. 439.
24
A. Müller-Armack: Der humane Gehalt der Sozialen Marktwirtschaft (El contenido humano de la economía
social de mercado), ref. dada, pág. 173.
12
y los trabajadores. Este aspecto me parece que es de vital importancia para nuestros países,
en los cuales dicha relación históricamente ha sido muy conflictiva.
Müller-Armack no era ingenuo y sabía perfectamente que no bastaba con exhortar a
los empresarios a tratar con dignidad a sus empleados, a pagarle sueldos justos y a darles
condiciones laborales dignas, sino que eran necesarias leyes que garantizaran los derechos
laborales. En este sentido Erhard decía que se necesita más que un “masaje del alma” a los
empresarios.
1. El pacto social
Uno de los mayores desafíos de un sistema económico, consiste en la superación de la
división entre capital y trabajo. Según Müller-Armack, ni una economía centralmente
planificada, ni una liberal, ofrecen una solución para la superación de esta división. En
ambos casos se ejerce una forma de violencia en contra de los trabajadores. En una
economía social de mercado, el pacto social representa un camino para la superación de
este conflicto, pues intenta llevar a cabo una relación armónica entre capital y trabajo, lo
cual es, al mismo tiempo, un factor esencial de producción. En este sentido, se podría decir
que este pacto es una fórmula pacífica para regular las relaciones entre empresario y
trabajador. Este pacto social (Sozialparnertschaft) genera un equilibrio entra las partes, que
se traduce no sólo en una igualdad legal, sino también social. De este modo, ni los
sindicatos de trabajadores, ni las organizaciones empresariales, podrían obligar al otro o
imponer por la fuerza sus condiciones.
Sin embargo, el pacto social no es una panacea que supere mágicamente los
conflictos entre ambos sectores, pero sí representa una alternativa pacífica y racional para
su superación. Además, es un efectivo antídoto contra los egoísmos grupales en la
sociedad. Por otra parte, constituye una alternativa real contra la lucha de clases, porque
allí, donde prevalece el trabajo en conjunto y no los propios intereses, ni la dignidad
humana, ni la libertad, ni el desarrollo personal pueden verse en peligro. La negociación
colectiva y la estructura social de la empresa, como aplicación concreta del pacto social,
constituyen, junto con la competencia, pilares fundamentales de la economía social de
13
Reflexiones finales
¿Puede Alfred Müller-Armack ser considerado como un pensador que anuncia un nuevo
amanecer? Creo que sí, y me parece que hoy más que nunca se requiere de economistas
25
Recordemos que la violencia puede ser entendida como el “uso intencional de la fuerza o poder físico (de
hecho o como amenaza) contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que causa o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muertes, daños psicológicos, trastorno del desarrollo o privaciones” OMS
26
Véase A. Rauscher: Gibt es für die Soziale Marktwirtschaft eine Zukunft? In: Die Kirche und sie Welt,
Band II, Würzburg 1988, pág. 368.
27
Véase, A. Rauscher: Gibt es für die Soziale Marktwirtschaft eine Zukunft?, ref. dada, pág. 365ss.
14
como él, que piensan la economía más allá de la propia economía. Más aún, me parece que
en un continente con 190 millones de pobres (Cifra de la ONU, 2010), la ESM es una
forma digna y eficiente de superar la violencia de la pobreza y de la miseria. En parte la
reducción de la pobreza en nuestro continente se debe en parte a políticas económicas en el
espíritu de una ESM.
Como decía Pablo VI en Populorum progressio, “la paz no se reduce a la ausencia
de guerra fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día,
en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta
entre los hombres” (76). La ESM se parece mucho a ese orden querido por Dios.
Quizá la peor forma de violencia sea la indiferencia ante la violencia. Ya no nos
horrorizábamos ante ella, lo que permite que ésta se siga ejerciendo.
Una forma de evitar la violencia económica es tratar de edificar una cultura del ser y no del
tener. Esto es más grave aún cuando son muy pocos los que tienen mucho y muchos los que
tienen muy poco. Más aún aquellos pocos que poseen mucho, muchas veces son esclavos
de la posesión, es decir, atrapados en la continúa sustitución de los objetos por otros
mejores. Es el llamado consumismo. La economía social de mercado, no sólo rechaza el
consumismo, sino que además, exige de los consumidores cierta austeridad. Insistimos, la
ESM asume la necesidad del desarrollo económico, pero este está al servicio del desarrollo
de la persona, ser espiritual y material a la vez. Para decirlo con Paulo VI, de lo que se trata
es del desarrollo integral “de todo el hombre y todos los hombres” (populorum progressio,
42). Esta visión de la economía, podríamos decir que es una visión “humana” de la
economía. El desafío, entonces, que nos acerque a un nuevo amanecer, luminoso y
esperanzador, es el de humanizar la economía, es decir, recordar y poner en práctica el
verdadero sentido de la economía y de sus fines, a saber: estar al servicio del hombre.