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8-Carlos I de España: la consolidación de la unidad

Con la muerte de Fernando II de Aragón en el año 1516, Carlos, el hijo de Felipe el Hermoso y Juana la loca, heredó la Corona de Aragón
y Castilla con sus respectivas colonias y los reinos de Nápoles y las Dos Sicilias. El nuevo rey, Carlos I (1516-1556), llegó con 17 años y un
cortejo de señores flamencos a España y sin saber hablar español.
Los altos cargos se los repartieron entre los flamencos (es decir los de la región de Flandes. Carlos había nacido en Gante y educado en
Flandes), hecho que generó malestar en el pueblo español. Las cortes de Valladolid, le pidieron al nuevo rey que respetara las leyes
castellanas, como por ejemplo hablar en castellano y no otorgar cargos a extranjeros. Carlos juró en Barcelona como rey de España.
El malestar aumentó cuando falleció, en 1519, el emperador Maximiliano I, abuelo paterno de Carlos. Este último presentó su
candidatura al Sacro Imperio Romano Germánico, ya que tenía muchas posibilidades por ser su nieto, y dejó como regente en Castilla al
Cardenal de Utrecht. Necesitaba mucho dinero para obtener este cargo, y para obtenerlo pidió créditos a la casa bancaria de los
Füguer y a las Cortes, que reunidas en Santiago se lo dieron de mala gana. A causa de esto hubo dos rebeliones, en Castilla y Valencia,
pero fueron sofocadas.
El Imperio era pretendido, además de Carlos I de España, por Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra. Sin embargo, gracias al
dinero juntado por el rey de España, se logró convencer a los electores que elegían al emperador.1 El 23 de octubre de 1520, en
Aquisgrán, Carlos fue coronado emperador de Alemania con el nombre de Carlos V.
Carlos luego de ser coronado emperador, se queda ahí durante dos años y regresa a España en el año 1522. Al regresar estaba muy
cambiado, hablando castellano, interiorizado de los problemas ibéricos y colocando en los cargos a españoles. Otra determinación muy
bien vista en España fue su casamiento con la infanta Isabel de Portugal.
Existió un pequeño periodo de tranquilidad. Se realizó una apertura de artistas renacentistas italianos. Se recibieron noticias de las
exitosas expediciones de Cortés en México y Pizarro en Perú, pero el monarca no le dio importancia a los asuntos americanos, sus
preocupaciones permanecían en Europa. En su gobierno tuvo que enfrentarse con los siguientes conflictos externos:

Con respecto a la guerra con Francisco I de Francia, una de las causas fue porque el rey francés se sintió lastimado en su orgullo por la
elección de Carlos como emperador alemán. El segundo motivo fue que ambos monarcas pretendían apoderarse del Milanesado.
Francia argumentaba que lo había heredado de Valentina Visconti y Carlos V lo consideraba feudo de su Imperio, a esto se le suma que
Francisco I reclamaba la devolución de Navarra a la casa de Albrit y Carlos reivindicaba la Borgoña. Pero el motivo real era la lucha por
la supremacía en Europa.
En la batalla de Pavía, Francisco I fue capturado por el rey español. A consecuencia de esto se firmó el Tratado de Madrid,
comprometiéndose a darle fin a las hostilidades, pero el monarca francés no hizo caso a esto y se unió al Papa Clemente VII y Solimán
el Magnífico, Sultán de Turquía. Otro episodio importante fue el Saqueo de Roma, cuando los alemanes y españoles como revancha de
la alianza con los turcos saquearon Roma durante ocho días. Una peste diezmó al ejército francés y se firmó la paz de las Damas.
Luego Francisco I ocupó el Milanesado y firmaron la paz de Niza, para después, unirse nuevamente a los turcos y saquear Niza. La etapa
tuvo su fin con la paz de Crépy, donde Carlos devuelve Borgoña y Francisco I renunció a Flandes, Artois y Nápoles. Cuando murió
Francisco I (1547), su hijo Enrique II conquistó Metz, Toul y Verdún. Carlos no pudo recuperar Metz y firmó la Paz de Vaucelles (1556).
La muerte de Francisco I y la abdicación de Carlos V (1556), legaron a sus hijos la continuación y finalización del conflicto.
Efectivamente, Enrique II de Francia y Felipe II (1556-1598) de España volvieron a la lucha; pero el avance de los calvinistas en Francia,
la bancarrota de ambas naciones y las victorias españolas de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558) prepararon el terreno para la firma
de una paz definitiva. Esta fue la de Cateau-Cambrésis, sellada en 1559 y que, entre otras cláusulas, excluía a Francia totalmente del
territorio italiano que quedó para España. Por lo que respecta al enfrentamiento con los turcos Otomanos, estos provenían de Asia
central (el Turquestán), quienes llegaron al Califato de Bagdad, en el siglo IX. De a poco se hicieron poderosos y pudieron derrotar a la
dinastía gobernante, fundando la propia con Otman I, de quien deriva el nombre de otomanos. El Imperio turco creció de forma
importante, y en el siglo XI su imperio ocupaba extensos territorios en Europa Oriental, Asia y África. En el año 1453, Mohamed II tomó
la ciudad de Constantinopla y la fijó como capital del Imperio. El avance turco no cesó y llegó a acercarse a Europa Occidental. En el año
1529, los turcos capitaneados por Solimán el Magnífico ocuparon las Balcanes y sitiaron Viena, la capital de los dominios de Carlos V.
Este enfrentamiento no solo tuvo connotación política sino también religiosa, dado que los turcos predicaban la guerra santa en
defensa al Islam. Carlos solo logró alejarlos. La situación continental empeoró en lo que respecta a España, por su cercanía con Berbería
y Argel, en el norte de África. Los berberiscos y argelinos, apoyados por los turcos, asolaban las costas del Mediterráneo. Los
musulmanes, capitaneados por el pirata Barbarroja conquistaron el reino de Túnez (1535). El emperador reconquistó este reino
temporalmente, pero otras campañas contra la piratería no tuvieron éxito. Ante la imposibilidad de vencer a los turcos, Carlos V
renunció a su propósito inicial. La amenaza otomana siguió acosando a la corona española por años. Felipe II, sucesor de Carlos, se haría
cargo del problema, tal vez con mejor suerte.
Y por último, bajo el reinado de Carlos V, se produce la revolución luterana en el Imperio Alemán2. Martín Lutero, un monje alemán,
emprendió una reforma en la iglesia alemana y Carlos V decidió intervenir en este asunto debido a dos motivos: que estaba sucediendo
en su Imperio y por considerarse un monarca católico. Como veremos mas adelante, el conflicto entre luteranos y católicos terminó con
la Paz de Augsburgo, en 1555, saliendo a favor de los primeros. Cansado y abrumado por el gran trabajo que significó ser rey de España
y emperador de Alemania en forma simultánea, abdicó a favor de su hermano Fernando y su hijo Felipe. Sus posesiones se repartieron
de la siguiente manera: A Fernando le correspondió el Imperio alemán y los territorios austriacos, y a Felipe le tocó España, las
posesiones italianas, la Casa de Borgoña y los territorios de ultramar. Libre ya de sus responsabilidades como estadista, se retiró al
monasterio de los jerónimos levantado en Yuste, donde murió el 21 de septiembre de 1558.
Guía N°8
1- ¿Qué problemas debió enfrentar Carlos al llegar al trono español?
2- ¿Cuáles fueron los territorios que heredó de su madre y cuáles de su padre?
3- ¿Qué conflictos internos debió enfrentar?
4- ¿Por qué renuncio a su trono y como dividió al imperio?

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