Sie sind auf Seite 1von 13

CARITATE CHRISTI COMPULSI 779

II. Los remedios.


CARITATE CHRISTI COMPULSI * A) Planteamiento.
10-11. Confianza en Dios.
(3 de mayo de 1932) 12. Necesidad de Dios por parte de la humanidad.
13. Dilema del mundo contemporáneo: con Dios o con -
tra Dios.
B) Medios a utilizar.
a) 14. Llamamiento a la unión de todos los creyente».
b) 15. Necesidad de una más justa distribución de los bie-
nes terrenos.
c) 16. Necesidad de oración y penitencia.
FUENTES a) 17-19. La oración en sí.
Acta Apostolicae Sedls vol.24 p. 177-194. 20. La oración como remedio a la concupiscencia de
los bienes temporales.
21-24. Y como camino hacia la paz.
EXPOSICION HISTORICA P) 25. Penitencia.
26-27. Crisis de la noción de penitencia.
Esta encíclica, que aparece casi exactamente un año después de 28. Separación de religión y vida.
la Q u a d r a g e s i m o anno, es considerada como continuación de ella y 29. La penitencia como saludable remedio.
de la encíclica N o v a impenden*, de 2 de octubre de 1 9 3 1 a. Contem- ; 30-31. La penitencia como camino de paz incluso en el
terreno económico.
pía, como ya lo había hecho el mensaje B e n e d e c t o il natale, la crisis
d) 32-33. Conversión del mundo a Dios.
económica de 1929, que, en sentir de muchos, no fué sólo una crisis
de funcionamiento del régimen capitalista, sinp una crisis de estructura, III. Conclusión. 34-36. La festividad del Sagrado Corazón como ocasión
como se puso de manifiesto con las transformaciones posteriormente para la unión de preces y expiaciones.
37. La limosna y la aceptación de las estrecheces pre-
operadas en el mundo a consecuencia de aquella crisis, y, sobre todo,
sentes como forma de penitencia.
una crisis moral, siendo este último el aspecto principalmente conside-
38-39. Imprecación final.
rado por la encíclica.

BIBLIOGRAFIA
[I. INTRODUCCIÓN]
SCHMIDLIN, J., Papstgeschichte der neuesten Zeit t.4 p.48.—VERMEERSOH,
(Bruges 1932). <
La société guérie par la charité selon l'encyclique de S. S. Pió XI
MARMY, E.,La communauté humaine (Fribourg-París 1949) p.850.—TESTORE,C„ [A) Crisis económica]
art.Caritate Christi, en «Enciclopedia Cattolica» vol.3 col.835. [1 ] M o v i d o s ' p o r la caridad de C r i s t o , incitamos, p o r nuestra
carta encíclica Nova impendet, de f e c h a 2 de o c t u b r e d e l p a s a d o
S U M A R I O
a ñ o b , a los h i j o s de la Iglesia católica y a todos los h o m b r e s de
I. Introducción: la crisis contemporánea. b u e n corazón, a u n a c r u z a d a de a m o r y de a y u d a c o n el f i n de ali-
A) Crisis económica. viar en algo los terribles males o r i g i n a d o s p o r la crisis e c o n ó m i c a
1. Ante los peligros del momento, exhortación a la unión q u e a p r e m i a n p o r t o d o s lados; i n v i t a c i ó n nuestra a c o g i d a p o r l a
y a la colaboración de todos. liberalidad y la diligencia de t o d o s c o n admirables e n t u s i a s m o y
2. Gravedad de la situación. u n a n i m i d a d . M a s , agravándose d e d í a e n d í a las dificultades, c r e c e n
3. Sus causas: la concupiscencia del dinero. p o r d o q u i e r a v e r d a d e r o s ejércitos d e h o m b r e s c o n d e n a d o s a l p a r o
B) Crisis política.
[1] Caritate Ghristi compulsi, Catholicae Ecclesiae filios atque adeo
4. El amor desordenado de la patria. cordatos homines universos, Encyclicis Litteris Nova impendet die n mensis
5-6. El peligro del comunismo ateo. octobris anno superiore datis, incitavimus ad piam quandam amoris feren-
C) Crisis espiritual. daeque opis contentionem, qua teterrima mala e rei oeconomicae discrimine
7-9. Los ataques a la religión. Se identifican la lucha por emanantia hominumque societatem undique prementia nonnihil subleva-
un nivel de vida humano y la lucha contra Dios. rentur; quam quidem invitationem Nostram, miro quodam animorum ar-
dore consensuque, omnium liberalitas navitasque excepit. Attamen rerum
• Carta encíclica sobre las preces y expiaciones que deben ofrecerse al Sacratísimo Co-
razón de Jesús en las presentes aflicciones del género humano. » Cf. p.771.
» C f . P.77X.
700 PÍO X I CARITATE CHRISTI COMPULSI 781

forzoso, resultando de ello, por el abuso que no pocos sediciosos ! Aquellos mismos, pocos ciertamente, que, por hallarse dotados de
hacen'de tales calamidades cada cual en beneficio de su partido, que cuantiosas riquezas, parecen tener en sus manos el gobierno del
aun las mismas instituciones públicas atraviesan momentos suma- . mundo; los mismos, poquísimos, que, entregándose a inmódicas
mente críticos y los tumultos y el peligro de destrucción total ame- ganancias, fueron y siguen siendo en gran parte la causa de tantos
naza gravemente a la sociedad humana. Ante tal estado de cosas, males, esos mismos—decimos—se ven no pocas veces, vergonzosa-
movidos por esa misma caridad de Cristo, os incitamos de nuevo mente aplastados, ellos los primeros, por los propios males que
a todos vosotrós, venerables hermanos; a los fieles confiados a causabarí, arrastrando en su ruina los bienes y las fortunas de otros
vuestra custodia y, finalmente, a todos los hombres, exhortando muchos, haciéndonos ver de este modo cómo se comprueba díe
a cada uno a que, unidas amigablemente las fuerzas, trate, cada una manera tremenda, respecto de todo el orbe de la tierra, lo que
cual con la ayuda que le fuere posible, de hacer frente a las cala- el Espíritu Santo ha dicho de cada uno de los pecadores en esta
midades que en la hora presente agobian a la sociedad civil y a las sentencia: Eso mismo en que el hombre peca será su tormento1.
más graves que pueden sobrevenir.
[3 ] Lamentando desde lo más profundo del alma una tan
[2] A quien considere la larga y tremenda serie de fatigas,' dolorosa situación, nos sentimos como arrastrados por tina cierta
triste herencia del pecado, con que van distinguiéndose como etapas necesidad a manifestar, dentro de nuestra pequeñez, aquellos mis-
en la peregrinación del hombre caído sobre esta vida mortal, podrá mos amorosos sentimientos del Sacratísimo Corazón de Jesús, excla-
observar que apenas, después del diluvio, el género humano ha mando Nos también: Me da pena esa turba2. Pero mucho más
sido probado tan profunda y generalmente por tantas y tan graves deplorable aún es la raíz misma de que procede una tan triste
calamidades de cuerpo y de espíritu como vejnos que es afligido en situación, pues si en todo tiempo fué muy apropiada al caso la sen-
la actualidad, ya que las más terribles calamidades y desastres, cuyos tencia del Espíritu Santo promulgada por el apóstol San Pablo,
vestigios persisten en los anales y en la vida de las naciones, azotaron esto es, que la raíz de todos los males es la concupiscencia 3, sobre
ahora a este pueblo, luego al otro. Hoy, en cambio, es toda la huma- todo lo es en la actualidad. Esa avidez de bienes caducos, que el
nidad la que se halla agobiada por dificultades tanto financieras propio poeta pagano tildó justamente de «sagrada hambre de oro»;
como económicas; hasta tal punto que, mientras más se esfuerza ese sórdido afán de exclusivamente lo propio con que, como.único
por hallar una solución, más complicaciones encuentra; de donde móvil, se instituyen con frecuencia las relaciones entre sí tanto de
resulta que no hay nación, ni Estado, ni sociedad, ni familia alguna los individuos como de las sociedades; finalmente, esa concupis-
que no se encuentre más o menos gravemente acometida por difi- cencia, llámesela como se quiera, ¿no es acaso la principalísima causa
cultades o no se vea arrastrada al precipicio por ruinas ajenas.
immo ii ipsi, pauci profecto, qui cum ingentissimis divitiis praediti sint, mun-
angustiis in dies ingravescentibus, hominum agmina otio coacto afflictorum di gubernacula regere videntur; ii, porro perpauci, qui immodico quaestui
vix non ubique excreverunt; quibus incommodis cum seditiosi homines in servientes, tantorum malorum, magnam partem, causa et fuerunt et sunt;
süae quisque factionis utilitatem abutantur, hinc fit ut publica ipsa instituta ii ipsi—inquimus—haud raro iisdem hisce malis inhonesteobruuntur prími,
praesentissimum in discrimen adducantur, tumultusque rerumque omnium plurimorum bona fortunasque in suam perniciem rapientes; adeo ut, tre-
eversionis periculum sravius usque civili consortioni impendeat. Quae cum mendum in modum, de orbe terrarum universo comprobatum videamus,
íta sint, eadem Christi caritate excitati, vos omnes iterum, venerabiles fratres, quod de singulis flagitiosis hominibus Spiritus Sanctus ea sententia edixe-
fidelesque vobis concreditos, universos demum homines compellamus, sin- rat: Per quae peccat quis, per haec et torquetur.
gulos adhortantes ut, viribus amice consociatis, calamitatibus quibus civilis
societas nunc premitur atque vel gravioribus in posterum ingruentibuS, [3] Cui dolendae rerum condicioni intimo ex animo ingemiscentes,.
quadam veluti necessítate compellimur eosdem Sanctissimi Cordis Iesu
quacumque possunt ope, obsistere contendant.
amoris sensus, pro Nostra tenuitate, efferendi, illud et Nos inclamantes;
[2] Diuturnam acerbamque aerumnarum seriem, infelicem peccati he- Misereor quper turbam. At vero radix ipsa, ex qua tristissima repetitur rejrum
reditatem, perpendenti, quibus hominis lapsi in hac mortali peregrinatione condicio, multo magis deploranda; etenim si nullo non tempore Spiritus
veluti stationes connotantur, vix, post diluvium, tot tantisque et animi et Sancti sententia, per Paulum Apostolum promulgata, aptissime rei congrue-
corporis angustiis humanum genus tam alte tamque communiter téntatum re visa est, radioem videlicet omnium malorum cupiditatem esse, at nunc quam
occurrit, quantis in praesentia exagitatum conquerimur; cum vel teterrimae máxime. Nonne enim illa fluxorum bonorum aviditas, quae vel ab ethnico
calamitates cladesque, quarum vestisria in nationum annalibus vitaque per- Poeta iure mérito «aun sacra famés» sugillata est; nonne sordidum illud sua-
stant sempiterna, modo hanc modo illam gentem funestaverint. Hac vero rum tantum rerum studium, quo unice movente persaepe sive singulorum
temoestate, hominum genus universum cum pecuniae caritate tum rei oeco- sive societatum inter se necessitudines instituuntur; nonne denique cupidi-
nomicae angustiis adeo comprimitur, ut, quo magis se expedire nititur, eo tas, quocumqué demum nomine aut forma appelletur, in causa potissimum
inextricabilius se irretitum exneriatur; ex quo fit, ut iam nulla sit natio, 1 Sab. 11,17. '
nulla Civitas, societas aut familia nulla, quae vel ipsa calamitatibus levius 2 Me. 8,2.
gravius non obruatur, vel aliena ruina in praeceps raptari non videatur. Quin 1 CE 1 Tin». 6,10.
782 PÍO XI CARITATE q H R I S T l COMPULSI 783
de que veamos al género humano arrastrado lastimosamente a los^ tración pública se conculquen las leyes sagradas y la norma de toda
más extremos peligros? De aquí ciertamente esos brotes d« mutua vida y cultura civil; que se subviertan los firmes fundamentos del
desconfianza, que enervan el vigor de toda relación humana; de derecho y de la fe, sobre que se sustenta el Estado; que se corrom-
aquí las envidiás, que reputan como daño propio los bienes ajenos; pan y se olviden, por último, las enseñanzas transmitidas por nues-
de aquí la inmundicia de ese desmedido egoísmo, que ordena y tros mayores, que ponían en el culto de Dios y en la puntual .ob-
somete todas las cosas a su exclusivo beneficio, pretiriendo o con- servancia de su ley el esplendor y el más firme pilar de las ciudades.
culcando por completo el bien dé los demás; de aquí, pqr último,
la inicua perturbación de las cosas y la desigual distribución de [5] ! Pero los destructores de todo orden, llámense «comunis-
los bienes, con lo que viene a ocurrir que las riquezas de las naciones tas» o como se quiera, mezclando las gravísimas estrecheces eco-
se acumulen en manos de unos pocos particulares, los cuales—como nómicas con tan enorme perturbación de las costumbres-—lo que
advertíamos en el año pasado en la carta encíclica Quadragesimo debes considerar como el más peligroso de todos los males—,
dirigen con suma audacia sus fuerzas a "promover, suprimido
anno—gobiernan a su arbitrio, con incalculable daño de los pueblos,
todo freno y rotos los vínculos de la ley tanto humana como divina,
el comercio de todo el orbe.
la más atroz de las guerras contra toda religión y contra el mismo
[B) Crisis política'] Dios, proponiéndose arrancar de raíz de la mente de los hombres,
desde su más tierna edad, toda idea y sentimiento religioso, sabiendo
[4] Pues si, abusando del legítimo amor a la patria y conce- muy bien que, borrada de lá mente humana la ley y las enseñanzas
diendo mayor importancia de la debida a los sentimientos de piedad divinas, ya no les quedará nada por intentar. Y así, lo que nunca
para con la propia nación (piedad que el recto orden de la caridad jamás hemos leído que ocurriera, vemos con nuestros ojos por
cristiana no reprueba, antes bien con sus normas ennoblece y vivi- todas las regiones de la tierra a hombres impíos, agitados por
fica), el excesivo amor de sí y de los suyos introdujera un criterio criminal furor, levantando desvergonzadamente bandera contra Dios
semejante en los procedimientos y relaciones mutuas entre los y contra toda religión. '
pueblos, nada habría ya tan anormal que no pareciera exento de
culpa, hasta el punto de que aun el mismo crimen, que, perpetrado - [6]' Si, efectivamente, jamás han faltado, en el curso de k»
por individuos privados, merecería la unánime reprobación de todos, tiempos, hombres perversos que negaran a Dios, éstos fueron pocos,
ese mismo, realizado por amor a la patria, se juzgaría honesto- y permanecieron aislados, y o temieron manifestar públicamente sus
hasta laudable. De aquí que a la ley divina de la caridad fraterna, impíos pensamientos, o lo consideraron inoportuno. Lo que parece
mediante la cual todas las naciones y pueblos permanecen unidos haber insinuado el salmista, bajo el soplo del Espíritu divino, en
én una familia bajo el Padre que está en los cielos, suceda necesa- ómnibus exitiale; in re autem publica gerenda leges sacrae, cuiuslibet civil»
riamente el odio, para todos funesto; de aquí que en la adminis- vitae cultusque norma, concúlcente; firma iuris fideique fundamenta ever-
tantur, quibus res publica innititur; tradita, denique a maioribus instituía
est, cur hominum genus ad extremum discrimen adductum migrantes con- corrumpantqir atque oblitterentur, quae in Deo colendo eiusque tege fir-
spiciamus? Hinc siquidem mutiíae suspicionis surculi, cuiuslibet humani miter servanda vigentem usque civitatum florem columenque tutissimum
commercii vigorem enervantis; hinc invidia'e faces, sibi damno aliena bona reponebant. :>

imputantis; hinc sordes proprii amoris immodici, omnia in sui unice com-
modum ordinantis ac subiicientis, aliorum commodo, ftedum neglecto, con- [5] Atvero—quod malorum omnium periculosissimum dixeris—cuius-
culcato; hinc denique iniqua rerum perturbatio imparque bonorum partitio, vis ordinis eversores, sive «communistae» sive alio nomine appeüantur, in
qua fit ut civitatum opes in perpaucorum hominum privatorum manibus tanta morum perturbatione gravissimas rei oeconomicae angustias exagge-
coacerventur, qui—ut superiore anno Encyclicis Litteris Quadragesimo anno rantes, eo vires summa audacia intendunt, ut, quolibet freno a cervicibus
monuimils—immenso cutn populorum detrimento, totius orbis commercía excusso legisque cum humanae tum divinae vinculis praecisis, in reügkmem
ad suum libitum moderantur. omnem ipsumque in Deum bellum atrocissimum commoveant; illud «ibi
proponentes ut ex hominum mente, vel inde a tenellula aetate, notitiam sen-
[4] Quod si legitimo in patriam studio abutens debitaeque erga suam sumque religionis radicitus exstirpent; cum probé sciant, divina lege doctri-
Nationem pietatis sensus plus aéquo extollens (quam quidem pietatem rectus naque ex hominum mente deleta, nihil iam sibi arrogare non poste. Atque
christianae caritatis ordo, nedum improbet, at suis normis sanctam vivacio- i ta, quod numquam usquam legimus accidisee, oculis cemimus impios ho-
remque efficit), nimius id genus sui suorumque amor in mutuas inter po- mines, nefando furore agitatos, vexilla contra Deum religionemque omnem
pulo» rationes ac necessitudines subrepserit, nihil iam erk tam abnorme, ubique gentium terrarumque impudenter extulisse.
quod culpa carere non videatur; adeo ut quod facinus a privatis hominibus
perpetratum omnium iudicio vituperandum haberetur, idem patriae carita- [6] Quod si numquam, cursu temporum, improbi viri defuere, ñeque
tis causa interposita, et honestum et laude dignum censeatur. Hinc divmae qui Deum esse negarent, ii tamen et numero perpauci, singuli ac singulares,
legi fraternae caritatis, qua gentes populique omnes devincti in unam faflái- impiam suam mentem apertius prodere vel metuebant vel inopportunum
liam coalescunt sub uno Patre qui in caelis est, odium succedat necesse est putabant. Quod divino spiritu afflatua innuiase Psaltes videtur iig verbi»;
CARITATE CHRISXI COMPULSI
Pío XX
estas palabras: Dijo el necio pará sí: \No hay Dios4; esto es, cuál sí [CJ Crisi? espiritual] /
presentara a. un impío de estaíndole como solitario en medio de
la muchedumbre, negando efectivamente la existencia de Dios, ' t?3 Añádese que los jefes y* autores de tan inicua facción,
Hacedor de todas las cosas, pero guardándose el horror de este trayendo a su provecho la actual carencia de todo, ponen todo SU
pecado en la intimidad de su corazón. En estos tiempos, en pambio, empaño en acusar con torpes sofismas ante la plebe a" Dios y a la
un tan pernicioso error, ampliamente difundido ya, se expone hasta religión de ser la causa de tantos males; la misma sacrosanta cruz
en las escuelas populares y se propala abiertamente en losí teatros, de Cristo, bandera de humildad y de pobreza, se ve írtézclada
y, p ú a que alcance todavía 'mayor difusión, sus fautores recurren entre lás banderas de la actual pasión de mando, comp si efectiva-
al auxilio de los más recientes inventos, a las cintas cinematográficas, mente la religión estuviera aliada en pacto amigable con esos tene-
a conciertos y charlas gramofónicas y radiofónicas; contando coi) brosos conventículos, que tanto daño han causado al orljie. entero,
editoriales propias, publican libelos en todos los idiomas, organizar* Por esta razón, y no sin deplorable éxito, tratan de hac& .g^táón
manifestaciones y exponen públicamente las doctrinas y los ejem- común de la lucha por el pan cotidiano, por la posesión de t+i} predio
plos de su impiedad. ¥ no es esto solo, sino que, distribuidos y en propio, por un salario justo, por una vivienda digna, en nnajáaiábra,
estrecha vinculación entre sí por los sectores políticos, económicos y por un nivel de vida propio de seres humanos, con la criminosa gu£-
militares, se entregan con la mayor diligencia a una obra tan de- ' rra contra Dios. Esos mismos, además, rompiendo ya toda, rry^djidja,
testable valiéndose de sus propagandistas ya en asambleas, ya recu- consideran a un mismo nivel las más legítimas apetencias die la natu-
rriendo a carteles y pasquines y a todos los demás medios con que raleza y las más desenfrenadas pasiones, con tal de que contribuyan
poder difundir solapada o abiertamente sus opiniones en todos los al éxito de sus impíos designios y doctrinas ; como si las leyes
órdenes sociales, en mítines y encrucijadas callejeras; apoyados, eternas promulgadas por Dios estorbaran la felicidad de los hom-
ñnalmence, en orden al mismo propósito en la autoridad y en el bres, siendo así que, por el contrario, son sus más seguras realiza-
trabajo de sus universidades, acaban por atraer poderosamente a doras y salvaguardas; o las fuerzas humanas, por más que las ayuden
los incautos, que van a engrosar sus lilas. Viendo Nos una tan los novísimos inventos de las ciencias, fueran capaces, contra la
solícita diligencia puesta al servicio de una causa criminal, se nos voluntad de Dios, de proporcionar al mundo un orden nij,éyo y
viene espontáneamente al pensamiento y a los labios aquel triste superior. ,
lamento de Nuestro Señor Jesucristo: Los hijos de este siglo son
más prudentes en su generación que los hijos de la luz5. [8] Ahora bien, cosa digna de lamentarse : innumerable'^Ét
titud de hombres, convencidos de que luchan por el pan y la CÚMÍ^L,
Dixit iñsipieris in córde suo: Ñón ést Deas; qiiasi videlicet huiusmodi impium destruida totalmente lá noción de verdad, adhiriéndose a taie&Üó-
induxerit, veluti in multitudine solitarium, negantem quidem Faetorem fismas, se vuelven contra Dios y contra la religión; y no sólo contra
suum ÍDeum esse, hoc tamen sceius intimo in animo comprunentem. Verum,
Eac nostra aetate, perniciosissimus hic error, 'late iam in vulgus propagatus, [7] Age vero, tam iniquae factionis duces auctorésque, hodiern&íá'ifé-
in igsas populares scholas insinuatur palamque se in theatris matules tat: quo rum omnium inopiam in süam rem derivantes, toti sunt ut nefaikfiS caáfittá-
autem latius usque possit eitiuere, eiusdem fautores vel a recentissime ín- tionibus Deum religionemque apud plebem, tamquam tantorum ttíáBtákí
ventis, cinematographicis, quas dicunt, scenis, grammophomcis ac radiopho- causam, criminentur; Christi Servatoris Grüx ipsa sacrosancta, huxaíIÍÍÍD8
nicis concentibus sermcínibusque, opem petunt; proprns oííicinis libraras paupertatisque insigne, cum hocüernae imperandi Ubidiiüs insigtutí&^á&i-
praediti, opelias ómnibus linguis exaratas excudunt, pompas agunt trium- ponatur; quasi videlicet religio cum tenebricosis illis conventiCtifis, '^báe
phantium more, suaeque impietatis monumenta et documenta publice pro- tantam orbi universo molem molestiarum intulerunt, amico forera £pnso-
ponunt. Nec satis; at m factiones políticas, oeconomicas, militares disfnbu- ciaretur. Atque hac ratione, nec sine exitiali exitu, contoduntMtljígtw, a j -
ti arcteque consociati, per suospraecones qua comitiis, qua ímagmibus ta- tidiani decertationes postulationesque praedii proprii possidendi, a^ji^eonef-
bellisque, ceterisque omnibas quibus sua placita clam paiam possint in cedií, honesti domicilU, eius denique vitae.condicionis, quae honttfljflfl non
omnes ordines, coetus, trivxa diftundere, impigre in tam scelestum opus in- dedeceat, cum bello nefario in Deum permisceant. Adde quod (ffijircy mp-
cumbunt; cui ülterius proveheodo, suarum studiorum Umversitatum aucto- dum omnem excedentes, legitimas naturae appetitiones cupi-
ritate operaque suffulti, illud tándem nervosa industria pervincunt, ut in- ditates iuxta reputent, dummodo impiis consiliis institutisque suis id con-
cautos in suum gregem cooptatoe validissime constringant. Quam mvita- dúcele videatur; perinde ac leges aeternae divinitus promulgfíUé M> homi-
tem adeo sollertem in nefariae causae commodum collocatam Nobis con- num felicitate discreparent, cuius potius sint certissimae e&ctrioes cuato-
i spicientibus, menti labiisque ultro subit maestissima illa Ghristi Domini , desque, aut vires humanae, utut novissimis artium inventis ioatáictae, con-
querela: Füii huius saecúli prudentiores fiiiis lucís in generatione sua sunt. tra Dei Optimi Maximi potentissimam voluntatem, novum ocbi rerum or-
dinem eundemque potiorem addueere valerent. vm. .. . ^
* Sab. I3,i y 52,1. ^
• * Ve. 16, i. [8] Iamvero, quod sane dolendum est, homines paene inñmti, .rati se
pro victu cultuque dimicare, notione veri funditus eversa, huiusmodi com-
mentis adhaerentes, in Deum religionemque conviciis invehuntur; ñeque in
•y.i^F' -

786 PÍO XI CARITATE CHRÍSTI COMPULSI 787

la religión, católica, sino contra todas aquellas que reconocen a, Dios tremenda indudablemente la hora postrera de los míseros hombres
como autor de éste mundo visible y supremo rector de todas las que caigan en las manos de Dios vivo1
cosas. Y l^s sectas clandestinas, ^dispuestas siempre por naturaleza
a áyudar a los enemigos de Dios y de la Iglesia—quienesquiera que [i i ] Confirman cotidianamente esta inconcusa confianza nues-
éstos sean—> tratan de añadir nuevas llamas a ese odio vesánico, tra en la suprema victoria de Dios y de la Iglesia (¡qué infinita es
del cual no puede provenir la paz o la felicidad de ningún «orden la bondad de Dios!) ese noble ardor de las incontables almas que
civil, sino la segura ruina de los pueblos. se refugian en Dios que vemos en todas las naciones y en todas las
clases sociales. El incontrastable soplo del Espíritu Santo que ahora
[9] Así, pues, esta nueva forma de impiedad, al mismo tiempo recorre todos los confines del orbe impulsa, sobre todo, a los pe-
que suelta las riendas de las arrolladoras pasiones del hombre, clama chos juveniles a alcanzar las más sublimes alturas de la leycristiangi,
desvergonzadamente que jamás habrá paz o felicidad sobre la tierra y, elevándolos por encima de todo respeto humano, los induce a los
mientras no se haya e?rtirpádo radicalmente hasta el último vestigio más heroicos hechos; el soplo divino, decimos, agita en ¡efecto a
de religión y se haya eliminado el último de'sus partidarios. Cual si todas las almas, aun a las que se resisten, e, infundiéndoles, upa ín-
efectivamente esperaran en poder reducir a eterno silencio este tima solicitud, infunde al mismo tiempo la sed de Dios a ^s mis-
maravilloso concierto del mundo con que todas las cosas creadas mas que no se atreven a, confesar esta sed. Muchos por, todo él
cantan la gloria de Dios6. . orbe, dóciles y tnagnánimos, han recibido también nuestra invita-
ción a los hombres laicos, por la cual los llamamos a las filas dé la
[Ií. L o s REMEDIOS]
Acción Católica a fin de que se hicieran partícipes del apoStólado
jerárquico; y tanto en las ciudades cuanto en los pueblos crefee de
[A) Planteamiento ] día en día el número de los que, pugnando con todas sus fuerzas
. \ por defender las leyes cristianas y conformar a ellas toda ia vida
[10] Pero sabemos muy bien, venerables hermanos, que todos de la nación, tratan al mismo tiempo de confirmar sus palabras
estos conatos deben considerarse vanos, pues indudablemente ocu- con el ejemplo de una vida intachable. >" i,
rrirá que, en el momento por El mismo establecido, se levante Dios
y sean aniquilados sus enemigos 7; sabemos que las puertas del infierno f i 2 ] Pero, viendo una tan tremenda impiedad, una tan gr^ve
jamás prevalecerán 8 ; sabemos que el divino Redentor, como ha conculcación de las más sagradas enseñanzas, una tan enorme fuma
sido anunciado de El, ha de castigar a la tierra con la vara de su de almas inmortales y, finalmente, un tan reprobable desprecio dfc
poca y matará al impío con el espíritu de sus labios 9; y que ha de ser la divina Majestad,, no podemos menos, venerables hermanóé, dé
fecturum; atque horrendam sane miseris illis hominibus horam futuram,
unam catholicam religionem, verum in eas omnes, quae Deum adspectabilis qua incident in manus Dei viventis. . <.f
huíus mundi auctorem agnoscunt rerumque omnium moderatorem supre- [i i ] Hanc autem Nostram supremae Dei Ecclesiaeque victoyiae jncon-
Saum. Sectae autem clandestinae, suapte natura, semper Dei Ecclesiaeque cussam spem quotidie confirmat (quae infinita est Dei Bonitas!) nohifls ilfe,
hoslibus—quigumque demum ii sint—adiumento esse paratissimae, vesano quem ubique gentium et in quovis societatis ordine cernimus, innumeribi-
íúac odio, unde nullius ordinis civilis aut quies aut felicitas, at certa civita- lium animorum ardor in Deum se fefentium. Validissimus profecfo Spfaitus
tum ruina proficiscitur, novos usqué igniculos addere conantur. Sancti afflatus nunc térras omnes concursans, iuvenilia potissimtjpn pecara
ad sublimiora christianae legis culmina assequenda allicit, eaqué, sujpr? va-
[9] ítaque nova haec impietatis forma, praepotentium homirus libidi- nara hominum observantiam elevans, ad quaevis vel máxime ardua fecinora
ftum habenas dum" laxat, impudentissime condamat pacem aüt felicitatem instruit; divinus sane afflatus, inquimus, animas omnes, vel invitas, concutit,
fore nuHam in térra, dum religionis uhimum vestigium radreitus non fuerit iisque intimam iniieiens sollicitudinem, iis quoque Dei sitim ingeiat.- Quae
íxtttrbatum, ultimusque religionis assecla obtruncatus. Quasi vero mirabilem
hanc sitim fateri non audent. Etiam Nostram ad laicos homines invitati<)nem,
illuxn concentum, quo creata omnia enarrant gloriam Dei, aeterno silentio
qua eos in agmina Actionis Catholicae vocavimus ut apostolatus merarchici
premi posse opmarentur.
participes fierent, ubique terrarum dóciles magnanimique exceperunt plu-
. (10] Optíme novimus, venerábales fratres, hos omnes consrtus in irri- rimi; et tam in urbibus quam in pagis augescit in dies eorum liumérus, qui
tiim esse cessuros, cum procul dubio futurum sit ut stato a se tempore ad christianas leges propugnandas et secundum eas totam reí publicae vitam
exsurgqt Deus et dissipentur inimici eius; novimus portas inferi nunquam componendam dum totis viribus nituntur, intemeratae vitae exemplis sua
praevalituras; novimus divinum Redemptorem, ut de eo praenuntiatum est, ipsi dicta confirmare contendunt.
terram virga oris sui percussurum et spiritu labiorum suorum impium inter- [12] Verum, tantam impietatem, tantam sanctissimorum institutorum
cónculcationem, tantam immortalium animarüm cladjem, tantum denique
divinae Maiestatis contemptum cernentibus, Nobis temperare non possu-
« C f . Mt 16,18.
Iti V » Cf. Is. 11,4. ' >« Heb. 10,31.
l i o XI CAKITAIE' CIÍR^Sfi COMPULSI 789

manifestar el acérrimo dolor que nos aflige y, alzando nuestra Voz a plantear incesantemente cuestiones acerca de Dios, a quien ya
con la vehemencia de un pecho apostólico, defender los derechos creía haberse quitado de en medio.
divinos conculcados y los santos anhelos del alma- de los mortales,
que necesitan absolutamente de Dios; y esto tanto más cuanto que [3) Medios a utilizar ]
esas hordas enfurecidas por diabólico espíritu tratan de realizar
cuantó antes sus criminales propósitos, no sólo con palabras, sino [14] Así, pues, conjuramos a todos en nombre de Dios, tanto
avenando todos sus esfuerzos. ¡Ay del género humano si Dios, tan a los individuos particulares cuanto a las naciones, que, cuando se
despreciádo por las naturalezas que El mismo creó, dejara libre plantean tan graves designios, cuando se toman tan grandes deci-
cursó a estas olas devastadoras y se sirviera de ellas, como de un siones para la integridad del género humano, depongan ese sórdido
azote, para castigar al mundo! afán del bien exclusivamente propio y del desordenado amor de sí
mismo, que, enervando las mentes más poderosas, esterilizan ini-
[í 3 ] Es, por consiguiente, necesario, venerables hermanos, que ciativas nobilísimas que fuera de los apretados setos de la propiá
opongamos incansablemente un muro ante la casa de Israel n, unien r utilidad parecen no poder surgir; únanse todos, aun a costa de danos
do también nosotros-todas nuestras fuerzas, en un Único y apretado graves si fuera necesario, para salvarse a sí mismos y a toda la Socie-
escuadrón, contra esas inicuas falanges, no menos nocivas para dad humana. Unión de almas y de fuerzas, en que indudablemente
Dios que para el género humano. Ya que en esta lucha se decide deben reclamar para sí el primer puesto los que se glorían de cris-
sobre el, pleito más grave que puede plantearse a la libertad huma- tianos, recordando los insignes ejemplos de la era apostólica, cuando
na: o con Dios o contra Dios; he aquí una deliberación en que va eran uno el corazón y el alma de la multitud de los creyentes12; pero
implicada la suerte de todo el orbe, ya que en todo, en la política todos los demás también, cuantos reconocen a Dios y lo reverencian
como en la economía, en lás costumbres como en las disciplinas sincera y profundamente, deben aunar sus esfuerzos para ahuyen-
científicas y artísticas, en el Estado como en la, convivencia domés- tar el enorme peligro común del género humano que a todos ámé-
naza. Pues, teniendo necesariamente cualquier autoridad humana
tica y civil, en Oriente como en Occidente, en todo se plantea esta
que apoyarse en el reconocimiento de Dios, cual firme cimiento de
decisión, cuyas consecuencias son de la más alta importancia. Y^ocu-
todo orden civil, quienes no' quieran la perturbación y destrucción
rre de modó que hasta los mismos maestros de esa secta que, afir- de todo orden y de las leyes, es forzoso que tengan que luchar deci-
mando que el mundo consta sólo de materia, se jactaba de haber didamente para que los* enemigos de la religión no lleguen a impo-
demostrado hasta la evidencia que Dios no existía, se vea forzada ner esos proyectos, proclamados con tanta vehemencia y publicidad.

mus, venerabiles fratres, quin acerrimum, quo premimur, dolorem effun- ostendisse iactatrat, dé Deo disceptationes, quem iam se de medio abstulisse
damus; Nostramque vocem Apostolici pectoris vi extollentes, divina iura putaverint, iterum iterumque instituere adigantur.
conculcata ét mortalium animi, qui Deo prorsus indiget, sanctas appetitio-
neá defendamus; idque vel eo magis qúod haec turmae diabolico spiritu [14] Itaque omnes, tam privatos homines, quam civitates, ip Dominó
furentes non declamationibus tantum, sed viribus ómnibus coniunctis ne- obtestamur, ut, cum tam gravia agitentur consilia, tam grandia pro humani
faria Sua consilia quam primum exsequi conantur. Vae humano generi, si generis incolumitate ineantur discrimina, sordidum illud ponant prppríi tan-
Deus, a creatis ab se naturis tanto contemptui habitus, hisce vastationis tum commodi inordinatique sui amoris studium, quod acérrimas quasque
fluctíbus apertum cursum permitteret, iísque, tamquam flagellis ad punien- obtundens mentes, incepta quaelibet etiam nobilissima obtruncat, quae extra
dum mundum, uteretur! arcta propiae utilitatis septa vel mínimum exsilire videantur; coniungantw
omnes, gravia quoque, si opus fuerit, damna subeuntéS, ut se atque homi-
[13] Necesse est igitur, venerabiles fratres, ut indefesse opponamus num societatem sospitent universam. Qua in animorum viriumque conwM-
murtón pro domo Israel, vires omnes nostras nos quoque in unum soHdumque ctione primas profecto sibi vindicare debent, qui christiano gloriantur no-
agmen contra iniquas phalanges cóniungendo, non minus Deo quam hu- mine, illustria aevi apostolici exempla recolentes, cum multitudínis creden-
mano generi infensas. In hac enim pugna de máximo, quod humanae liber- tium erat cor unum et anima una; sed etiam omnes, qtíotquot Deum agnoscunt
tad ineuridum-proponi possit, dlsceptatur consilio: aut pro Deo aut contra sincereque atque ex animo reverentur, in idem suam conferant operam, ut
Deum; en rursus deliberatio, in qua universi orbis sortes continentur; in ingens, qtiod cufictis imminet, periculum ab humano genere propulBCtur.
quavis enim re, in re política et oeconomica, in moribus, disciplinis, arti- Dei enim agnitione, tamquam firmo cuiusvis civilis ordinis fundamento,
bus, in Civitate ac domestica civilique consortione, in Oriente et Occidente, cum humana quaelibet auctoritas innit&tur necesse sit, qui omnium rerum
ubique haec deliberatio occurrit, cuius consectaria summum prorsus mo- legumque omnium perturbationem ac resolutionem nolunt, ii strenue con-
mentum habent. Atque ita fit, ut vel ipsi sectae illius magistri, quae mundi tendant oportet, ne religionis hostes sua consilia, tam veHementer palamque
naturam sola materia constare effutiens, Deum non esse iam pro certo se conclamata, exsequantur.
11 E l . 13,S. « Act. 4,32.'
790 PÍO X I
CARITAlfc CHRlSTI COMPULSI
[15] Y no se nos oculta, venerables hermanos, que en esta
aquella frase ciertamente memorable: Este es de los que no se esepul-
lucha por nuestros altares hay, que recurrir incluso a las armas hu-
san sino con oración y ayuno 14 . Advertencia divina, venerables her-
manas legítimas a nuestro alcance. Por ello, Nos. siguiendo las ilus-
manos, que juzgamos debe aplicarse puntualmente a los males de
tres huellas de nuestro predecesor León XIII, de feliz recordación,
nuestro tiempo, ya que tampoco éstos pueden ser expulsados si
hemos propugnado con tanta decisión en nuestra encíclica Quadra-
no es por la oración y el ayuno.
gesimo atino una más justa distribución de los bienes terrenos, indi-
cando todos aquellos medios por los cuales puede darse de la ma-
nera más eficaz salud y vigor a toda la sociedad humana, así como [Oración]
reposo y paz a sus miembros dolientes. Puesto que el vehemente [17] Teniendo presentes, pues, los estrechos límites de nues-
anhelo de toda felicidad honesta asequible aun en la tierra ha sido tra naturaleza finita y conscientes de que dependemos en absoluto
sembrado en las almas de los mortales por el mismo Creador de del supremo Autor de todas las cosas, refugiémonos cuanto antes
todas las cosas, jamás la ley cristiana ha dejado de reconocer bené- en la oración. Por la fe sabemos cuán grande sea el poder de la ora-
volamente ni de fomentar con todo celo los legítimos impulsos para ción humilde, confiada y perseverante: ninguna otra bi&na obra
promover el ulterior desarrollo de la verdadera ciencia y llevar al quiso jamás el Omnipotente enriquecer con promesas tanamplias,
hombre por el camino recto a las cosas más altas. ' tan generales y tan solemnes como las oraciones por El recomenda-
das: Pedid, y seos dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá;
[16] Pero, venerables hermanos, puesto que contra este verda-
pues todo el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama,
deramente satánico odio contra la religión, que hace recordar aquel
se le abre15. En verdad, en verdad os digo: si pidiereis algo al Padre
misterio de iniquidad de que habla San Pablo 1 3 , no bastan sólo las
en mi nombre, os lo concederá 16. '
defensas humanas, Nos creeríamos faltar a nuestro ministerio apos-
tólico si dejáramos de mostrar a los hombres los admirables miste- • [18 ] ¿Y qué más digno de pedirse, qué más a propósito para
rios de luz, únicos que guardan en sí una recóndita fuerza para rendir adoración a la persona de Aqúel que es el único Mediador
enfrenar las desatadas potestades de las tinieblas. Ahora bien, cuan- entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús11, como suplicar que
do Nuestro Señor Jesucristo, regresando de los esplendorés del Ta- jamás falte en la tierra la fe en el único Dios vivo y verdaderó? Una
hor, sfinó a un muchacho maltratado por un demonio, respondió tal súplica ya tiene en sí parte de lo que ella misma pide; pues,
a sus discípulos, que no habían podido curarlo y le preguntaban dondequiera que alguien ora, allí mismo se une con Dios, y por ese
avergonzados: ¿Por qué np hemos podido expulsarlo nosotros?, con solo hecho hace ya viva la memoria de Dios en la tierra. Y, en verdad,

randum respondit: Hoc genus non eiicitur nisi per orationem et ieittntum.
[15] Ñeque illud Nos latet, venerabiles fratres, in hac pro aris pugna
Quam divinam monitionem, venerabiles fratres, nostrorum quoque tcxn-
etiam humana quaevis legitima arma esse adhibenda, quae nobis praesto
gint. Idcirco Nos, claris s. m. decessoris Nostri Leonis XIII vestigiis in- porum malis adamussim aptandam esse putamus, quippe quae ni» «per
haerentes, Encyclicis Litteris Quadragesimo anno pro magis aequa bonorum orationem et ieiunium» et ipsa repelli non possint.
terrestrium partitione tam strenue propugnavimus, ea omnia indicantes, [17] Memores igitur nostrae angustis limitibus definitae naturae,^ nos-
quibus efficacissime hominum societatis universae sanitas vigorque, eiusque que a summo rerum Auctore omnino pendere probé conscii, ad precationem
membris laborantibus quies et pax reddi possint. Cum enim vehementis- in primis confugiamus. Fide novimus quanta sit demisse, fidenter, peree-
simum honestae cuiusdam felicitatis etiam in terris adipiscendae studium veranterque precandi vis: nulli enim unquam alii bono operi Deua omni-
ab ipso universarum rerum Conditore in mortalium animis satum sit, nun- potens tam ampias, tam communes, tam sollemnes promissiones adnexas
quam christiana lex legítimos nisus ad veram scienliam ulterius promo- voluit, quam admotis sibi precibus: F.tite et dabitur vobis, quaerite et inve-
vendam et ad altiora usque hominem recto calle provehendum non benevo- nietis, púlsate et aperietur vobis; omnis enim qui petit, accipit; et qui quaerit,
lenter agnovit, non fovit actuosissime. invenit, et pulsanti aperietur. Amen, amen dico vobis, si qui4 petitritis Patrem
in. nomine meo, dabit vobis.
[16J Quoniam vero, venerabiles fratres, adversus hoc, satanicum pror-
sus, in religionem odium, quod illud mysteríum iniquitatis a S. Paulo com- [18] Quid autem nostra precatione dignius, quid adorandae Illius
memoratum in mentem redigit, sola humana praesidia et hominunr provi- personae aptius, qui unus est Mediator Dei et hominum, homo Christus Iesus,
dentiae non sufficiunt, Nos apostolico Nostro ministerio deesse arbitraremur, quam impetrare ne fides in unum Deum vivum et verum exsulet a térra?
si homimbus mira lucis mysteria ostendere recusaremus, quae una recon- Talis precandi ratio iam ex parte habet in semet ipsa id quod petit: nam
ditam custodiunt vim effrenatas tenebrarum potestates subiugandi. Age ubi quis orat, ibidem ille cum Deo coniungitur iamque per hoc vivam Dei
vero, cum redux Christus Dominus e Thaboris splendoribus, puerum a memoriam in terris efficit. Et re quidem vera, qui orat, ipso sui demisso
daemooio vexatum sanasset, discipulis, qui illum liberare non potuissent,
demisse petentibus: Quare nos non potuimus eiicere illum? illud sane memo- Mt. 17,18-20.
15 M t . 10,7-8.
16 Jn. 16,23.
13 2 T e s . 2,7.
" 1 Tim. a,s.
CARITATE CBKISTI COMPULSI ,793
W s ' rfo.aqc
cerse como por sí so}o. Por ello, si los qué por la excesiva abundan-
el que ora, prosternando incluso humildemente su cuerpo, confiesa
cia de producción hán sido llevados al paro forzoso y a la indigéiv*
públicamente su fe en el Creador y. Señor de todas las cosas; cuan-
cia quieren dar a la oración el tiempo debido, muy pronto, lo mismo
tas veces, por consiguiente, realiza esto no en privado, sino en
el trabajo que la producción, encajarán dentro de unos límites ra-
común, por el solo hecho reconoce al Señor de soberana potestad,
zonables, y esa lucha qué ahora divide a la humanidad en dos in-
que impera no sólo sobre los individuos aislados, sino también
gentes bandos, enfrentados en lucha por los bienes temporales, aca-
sobre toda la humana sociedad.
barán en noble y pacífico concierto en orden a los bienes celestia-
- [19] ¡Qué maravilloso espectáculo ofrece, sin duda, al cielo y les' y eternos.
a la tierra la Iglesia orante cuando ininterrumpidamente, de día y de [21] Por este mismo procedimiento se abrirá el camino a la
noche, se cantan los salmos, escritos bajo la inspiración divina; no tan deseada paz, como bellamente insinúa San Pablo cuando une
hay hora que no esté santificada por una liturgia propia, no hay el precepto de rogar con los santos deseos de paz y de salvación
i edad de. la. vida humana que no tenga su lugar en las acciones de de todos los hombres: Ruego, pues, lo primero de todo, qué1se hagan
gracias, en las alabanzas, en las preces y en las expiaciones de esta preces, oraciones, peticiones, acciones de gracias por todos los hombtes:
oración del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia. Y de este por los reyes y por todos los que se hallan en la altura, para que tengamos
modo, como lo ha prometido el mismo divino Redentor, la Oración ' una vida quieta y tranquila en toda piedad y castidad. Pues está es
hace, presente a Dios entre los hombres: Dondequiera que haya dos bueno y grato ante Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los
o tres reunidos en mi nombre, alli estaré yo en medio de ellos 18. hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad I9.
[20] El anhelo de oración, además, quitará la causa de las ca-
[22] Pídase para todos la paz, pero especialmente para aque-
lamidades que antes hemos recordado, es decir, la insaciable con-
llos sobre quienes pesa la tremenda carga de regir a los hombres;
cupiscencia de bienes temporales. Pues el que ora, mira a lo alto,
pues ¿cómo podrán dar la paz a sus pueblos quienes no la tienen
esto es, a los bienes celestiales, en los cuales medita, los cuales
en sí mismos? Pero es la oración misma la que, según enséñ¿T5án
desea; se entrega por entero a la contemplación del orden estable-
Pablo, ha de aportar el don de la paz; o sea, la oración qu£ áé di-
cido por Dios, en que no existe pasión de vanagloria, que no tiene
rige, al Padre celestial y Padre común de todos los hombres; uña
estériles prisas; y de este modo, el equilibrio justo entre trabajo y
oración que exprese los sentimientos comunes de esa gran familia
descanso, ausente por completo del mundo actual, con grave daño
que rebasa los límites de toda nación y región.
de la vida tanto física y económica cuanto moral, vendrá a estable-

penitus abest. Etenim si qui ob nimiam rerum confectarum copiam in Gtiutn


corporis habiíu, suam in omnium rerum Conditorem ac Dominum fidem
egestatemque sunt adacti, debitum ii precationi tempus daré veHent, brevi
pslam profitetur; quoties vero non privatim sed communiter hoc praestat, et opus et rerum prolatio intra rationabiles fines constringerentuf, eáque
per id ipsum supremum et summae potestatis Dominum agnoscit, non contentio quae humanum genus nunc in binas ingentesque pro fluxie rebus
modo singulis hominibus sed universae etiam humanae societati imperantem. pugnantium acies dividit, in nobilem pacificamque transiret concertatioftem
[19] Quam iucúndum sane cáelo ,terraeque spectaculum praebet Ec- ad caelestia aeternaque boija consequenda.
cleaia orans, cum, totos continenter dies noctesque totas, psalmi divino
[21] Hac itidem ratione tantopere . expetitae paci sterneretur yia, ut
afflatu conscripti concinantur in terris: nulla per diem compute tur hora,
pulchre insinuat beatus Paulus, ubi precandi praeceptum cum sanctis et
quae propria non consecretur liturgia; nulla humanae vitae aetas, quae
pacis et omnium hominum salutis desideriis coniungit: Obsecro ¡gitur pri-
suum non habeat locum in gratiarum actionibus, laudibus, precibus, pia- mum -omnium fieri obsecrationes, orationés, postulationes, gratiarum, ostiones,
culis communis huius obsecrationis mystici corporis Christi, qupd est pro ómnibus hominibus: pro regibus et ómnibus qui in sublimitate sunt,ui quietam
Eccleaia. Atque ita precatio, quemadmodum divinus ipse Redemptor spo- et tranqüillam vitam agamus in omni pietate et castitate. Hoc enim bonitm est
ponderat, Deum hominibus praesentem facit: Ubi sunt dúo vel tres congre- et acceptum coram Salvatore nostro Deo, qui omnes homines vult salvos fieri
gati in nomine meo, ibi sum in medio eorum. et ad agnitionem vetitatis venire. ,
í' [20] Ipsam praeterea aerumnarum causam, quam sup«rius comniemo- [22] Pro ómnibus postuletur'pax, sed iis potissimum in quos gravis-
ravimus, auferet precandi studium; inexplebilem dicimus temporalium bo- simum recidit munus regendi homines; nam quo pacto suis gentibus pacem
norum cupiditatem. Nam qui orat, in excelsum suspicit, ad caelestia nempe daré possint, quam in se ipsi non habeant? Precatio autem ipsa est, quae,
bona, quae meditatur atque exoptajt; se totum abdit in mirum contemplan- docente Apostolo, pacis donum afierre debet; precatio niipirum, quae ad
, dum ordinem a Deo statutum, in quo nulla adest vanae gloriae libido, nulla Patrem caelestem eundemque omnium hominum patrem, h^betur; precatio,
- maioris usque celeritatis vana contentio; atque ita aequalis illa .operis quie- quae communes exprimit magijae illius familiae sensus, quae cuiuslibet
tisque compensado quasi sponte restituetur, quae ab hodierna societate, nationis regionisque transgreditur fines.
magno cum totius vitae et physicae et oeconomicae et moralis detrimento,
»» 1 Tim. 2,1-4*
18 MT. 18,20. '
794 PÍO X I
CARITATE CHRISTI COMPULSI 706
[23] : Quienes en cualquier nación ruegan al mismo Dios para
des y aflicciones del pueblo cristiano, siempre que apremiaba la
que haya paz en la tierra, no son hombres que arrojen sobre los
necesidad de los divinos auxilios, los fieles, ya espontáneamente,
pueblos el fuego de las discordias; quienes honran a la divina Ma-
ya la mayor parte de las veces incitados por el ejemplo y la exhorta-
jestad orando, no son de los que llevan a su pueblo la ambición de
ción de sus sagrados pastores, recurrieron siempre a estas dos po-
dominio, ni fomenten ese desordenado amor a la patria con que
derosísimas armas de la vida espiritual: la oración y la penitencia.
- cada pueblo hace un dios de su nación; finalmente, quienes miran
Por aquel sagrado sentido de que el pueblo cristiano se deja llevar
constantemente al Dios de la paz y del amor20 y llegan hasta El
espontáneamente, a no ser que sea desviado del recto camino por
con sus súplicas por Cristo, que es nuestra paz 2 1 , ésos ciertamente
los sembradores de la discordia, que, en definitiva, no es otro que
no se aquietarán hasta que esa paz que el mundo no puede dar
el sentido de Cristo, de que habla San Pablo 25 , jamás los fielés cris-
llegue finalmente del Dador de todos los bienes a los hombres de
tianos en tales circunstancias dejaron de sentir inmediatamente que
buena voluntad22.
cada uno tenía que limpiarse el alma de pecados, y por ello nunca
[24 ] Aquellos anuncios de las alegrías pascuales, aquel saludo dejaron no sólo de arrepentirse íntimamente, sino también de recu-
Paz a vosotros23, con que Cristo Nuestro Señor se dirigió a sus rrir al sagrado tribunal y de dar satisfacción a la justicia divina con
apóstoles y primeros discípulos, y que desde entonces comenzaron ejercicios externos de expiación.
a resonar igualmente en la sagrada liturgia de la Iglesia, deben hoy [26 ] No ignoramos, y lo lamentamos juntamente con vosotros,
igualmente, como siempre, levantar y consolar los ánimos de los <• venerables hermanos, que, en nuestros días, la noción y hasta el
hombres oprimidos por la angustia. mismo nombre de «expiación» y de «penitencia» han perdido ánte
muchos no poco de la virtud con que en otros tiempos excitaba a
[Penitencia]
los pechos magnánimos y los incitaba a emprender obras arduas,
[25] Pero a la oración hay que unir también la penitencia; es pues que a los hombres imbuidos de una profunda fe les parecían
decir, el anhelo de penitencia y la práctica de la penitencia cristiana. marcadas con el sello de Cristo y de sus santos; y no faltan quienes
Esto nos enseña el Preceptor divino, que inculcó ante todo la pe- querrían desterrar, entre las cosas caídas en desuso, las aflicciones
nitencia: Comenzó Jesús a predicar y decir: haced penitencia24. Esto, externas del cuerpo; ni qué vamos a decir del hombre actual, libre
además, nos enseñan no sólo la doctrina recibida de los mayores, o autónomo, como gusta de llamarse, que desprecia olímpicamente
sino también toda la historia de la Iglesia; en las grandes calamida- toda penitencia como algo servil. Y no es de extrañar ciertamente;
pues mientras más se debilita la fe en Dios, más propensión hay
[23] Qui in quavis re publica eundem Deum rogant ut pax habeatur
in terris, non ii sunt homines qui inter gentes discordiae faces iniiciant; calamitatibus, magnis in populi christiani aerumnis, quandocumque divini
qui divinam'Maiestatem precando honorant, non ii sunt qui dominandi auxilii maior premebat necessitas, christifideles, vel sua sponte vel saepius
cupiditatem in suam gentem inferant illumque inordinatum foveant patriae a sacris Pastoribus exemplo et hortatione incitati, utraque arma in vita
amorem, quo singuli populi suam cuiusque rem publicam sibi Deum faciunt; spirituali validissima semper arripuerunt: pyecationem et poenitentiam.
qui denique Deum pacis et dilectionis continenter respiciunt eumque sup- Sacro illo sensu, quo christiana plebs nisi a discordiae satoribus transversa
plices adeunt per Christum, qui est Pax riostra, ii profecto non acquiescent agatur, sponte ducitur, quique nihil aliud tándem est quam sensus Chnsti
doñee pax illa, quam mundus daré non potest, ab omnium bonorum Datore ab Apostolo commemoratus, numquam Christi fideles in huiusmodi rerum
hominibus bonaé voluntatis tándem adveniat. adiunctis non illico persenserunt suum cuiusque animum ab admissis esse
mundandum, ideoque et intime dolere, et sacro se tribunali sistere et ex-
[24] Paschalium illa gaudiorum nuncia, salutatio Pax vobis, qua Christus ternis quoque piacularibus exercitiis divinae Iustitiae facere satis numquam
Domínus Apostólos suorumque discipulorum primitias compellavit, quaeque non contenderunt.
exinde identidem in sacra Ecclesiae Liturgia resonare consuevit, eadem hodie,
si unquam alias, hominum ánimos angustiis oppressos attollere sursum sola- [26] Nos equidem non fugit, idque vobiscum, venerabiles fratres,
rique debet. vehementer lamentamur, nostris temporibus ipsam piaminis et poenitentiae
nedum notionem at ipsum nomen apud complures haud parum amistase
[25] Veru^n cum precatione poenitentia .quoque coniungatur oportet:
pristinae suae virtutis, qua olim magnánimos ciebant sensus et ad fortia
studium videlicet poenitentiae et christianae poenitentiae usus. Id nos
impellebant suscipienda, quippe quae hominibus fide alte imbutis sacro
docet divinus Praeceptor, qui ante omnia poenitentiam ipsam inculcavit:
Christi eiusqué Sanctorum sigillo insignita apparerent; nec desunt qui
Coepit Iesus praedicare et dicere': Poenitentiam agite. Id praeterea docemur
externas corporis afflictationes inter obsoletas res amandare velint; ne quid
et accepta a maioribus doctrina ét historia Ecclesiae universa; magnis in
dicamus de hodierno homine libero seu autonomo, quem vocant, qui poeni-
" 2 Cor. 13,11. ' tentiam quamlibet ut servile quid superbe contemnit. Nec mirum sane:
« Ef. 2,14. quo magis enim in Deum fides debilitatur, pronum est ut eo magis primaevi
2 2 Le. 2,14.
25 Jn. 20,19-26.
peccati ac pristinae hominis contra Deum rebellionis notio obfuscetur atque
" M t . 4,17.
« 1 Cor. 2,16.
CARITATE C ^ R I S ^ I COMPULSt 707
79$ rfoaa

a que la noción del primer pecado y de la prístina rebelión contra fe y honestidad de los procedimientos antiguos» a la probidad del
mutuo comercio, tan elogiada aun por los oradores y poetas paga-
Dios se ofusque y se desvanezca, llegando a sentirse cada vez menos
nos, suceden ahora los sórdidos afanes de lucro, que arrastrah por
necesidad alguna de expiación y de penitencia.
todas partes a muchos a tratar de una manera impúdica y pérfida
[27] Pero Nos, venerables hermanos, en cumplimiento de los negocios tanto propios como ajenos. Y, en verdad, ¿qué comer-
nuestro oficio pastoral, debemos tener en el máximo honor, y cui- cio humano puede tener consistencia, qué vigor van a tener los
dar que las tengan los demás, éstos nombres y cosas santas, conser- pactos, si no existe el compromiso de conciencia? ¿Y qué compro-
. varíes indemne su genuina noción y nobleza, y, lo que es más, miso de conciencia puede haber cuando no existen ni fe .ni temor
tratar de que las mismas se apliquen a la práctica de la vida cristiana. de Dios? Quitado este fundamento, por consiguiente, se viene abajo
Esto e>dge de Nos esa misma defensa que propugnamos de Dios toda ley moral, y nada puede impedir que poco a poco, pero necesa-
y de la religión, puesto que la penitencia, por su misma1 naturaleza, riamente, caigan igualmente los pueblos, las familias, el £stado y
reconoce y restaura el orden de las costumbres, qué se fundamenta aun la misma cultura humana.
en la ley eterna, es decir, en el mismo Dios. Quien ofrece expiacio-
nes a Dios por el pecado, confiesa que las supremas leyes de las [2g ] La penitencia es, pues, un saludable género de arma dé
costumbres son santas y reconoce la fuerza de obligar de las mismas, que se sirven los intrépidos soldados de Cristo que desean lucljaren
así como el derecho de castigar a-sus violadores. la defensa y restauración del orden moral; un arma que penetra
hasta cortar la raíz de todos los males, queremos decir, la concupis-
[28] Es indudable que entre los más funestos errores de nues- cencia de los bienes corruptibles y las pasiones deshonestas de la
tro tiempo hay que enumerar ese que con criminal atrevimiento vida. Recurriendo espontáneamente a la expiación, absteniéndose
separa las costumbres de la religión, quitando con ello a toda ley incluso con dolor de cosas agradables, entregándose a diversas' prác-
su legítimo fundamento. Error de la mente que pudo ser tolerado ticas de penitencia, el hombre cristiano domina las abyectas concu-
hasta cierto punto y parecer, tal vez, menos dañino cuando se man- piscencias que lo incitan a transgredir la ley moral. Y si arde tan
tenía entre unos pocos y cuando la fe era todavía patrimonio común vehementemente en el respeto de la ley divina y en el amor frateraíjí
de todo el género humano, de manera que podía tácitamente pre- cuanto ciertamente debe, entonces se entrega a la penitencia no
suponerse aun en aquellos mismos que ya no la manifestaban en sólo para limpiarse él mismo de sus pecados, sino que también
público. Mas ahora, cuando el ateísmo inficiona incluso las masas toma a su cargo expiar, los pecados ajenos, imitando los grandiosos
populares., las atroces consecuencias de este error se tocan en la ejemplos de los santos, que, para cargar con los pecados todos de
, experiencia cotidiana f salen al paso por doquiera. En vez de la ley
moral, que, quitada la-fe en Dios, es necesario que caiga igualmente, in Deum fide, decidat pariter necesse est, vis bruta imponitur omnium iura
se conculcaría. Antiquam agendi fidem atque honestatem mutuique commercii
_ impone la fuerza bruta, conculcando los derechos de todos. A — la
probitatem, vel ethnicorum rhetorum ac poetarum laudibus tantopere fconi-'
evanescat, multoque magis iam,nulla piaculi poenitentiaeque necessitas mendatam, excipiunt nunc sórdida lucri studia, quibus incensi complures
persentiatur. sua aliorumque negotia impudenter passim perfideque agunt. Et sane, .qui
possunt humana oonsistere commercia, qui vim nancisci pactiones, ubi
[27] Nos vero, venerabiles fratres, pro pastorali muñere, haec nomina nullum sit conscientiae vadimonium? Quodnam autem conscientiae sit
sanctasque res sümmo in honore habere utque habeantur curare, iisque vadimonium, ubi nulla sit in Deum fides, nullus Dei timor ? Hoc enim sublato
germanam notionem nobilitatemque servare indemnem, atque adeo, quod fundamento, omnis morum decidit lex, nihilque impedire poterit quomiríus
pluris est, ut ad vitae christianae usum eaedem applicentur cóntendere gradatim, at necessario, praecipites rUant gentes, familiae, res pública! ip-
débemus. Hoc a Nobis expostulat ipsa, quam propugnamus, Dei Religio- seque humanae vitae cultus. '
nisque defensio, cum poenitentia suapte natura ordinem morum agnoscat
restituatque, qui lege aeterna, id est Deo ipso, innitatur. Qui Deo piamina [29] Poenitentia itaque salutare armorum est genus, quibus utuntur
offert pro peccato, is sanctas esse profitetur supremas morum leges, earumque strenui Christi milites pro universo morum ordine propugnando restituen-
obligandi vim atque in violatores animadvertendi ius agnoscit. doque dimicare cupientes: armorum est genus, quod ad omnium malorum
radicem resecartdam descendit, cupiditatem dicimus corruptibilium divi-
[28] In perniciosissimis profecto nostrae aetatis erroribus ille est an- tiarum inhonestarumque vitae voluptatum. Piacula sponte suscipiens, iucun-
numerandus, qui nefario ausu mores a religione seiungit, quodvis scilicet dis rebus vel aegre abstinens, variis poenitentiae operibus indidgens, chris-
legibus subducens fundamentan. Qui quidem mentís error praetermitti tianus homo vere magnanimus abiectas cupiditates coercet, quibus ad
quadantenus poterat fortasse minusque exitiosus videri, cum inter paucos morum normam transgrediendam allicitur. Quod si idem divinae legis studio
coritinebatur, cumque in Deúm fidés commune totius humani generis pa- atque fraterno amore tam vehementer flagrat, quantum sane debet, tum
trimoniüm adhuc erat, adeo ut ii quoque qui eam iam non profiterentur non modo pro se suisque luendis commissis poenitentiae dat operam, sed ,
aperte, tacite tamen opinione admitiere cogerentur. At nunc, cum atheismus etiam aliena peccata in se suscipit expianda, grandia Sanctorum exempla
etiam populares inficit coetus, átrOcia illius erroris consectaria quotidiano imitatus, qui ad totius suae aetatis peccatorum poenas ferendas, piaculares
lisu tanguntur et obviam occurrunt passim. Pro morum lege, quae, sublata
7®R P Í O AQ CARITATF, CHRISTI COMPULSI 799

sti tirapo, se ofrecían muchas veces a sí mismos como víctimas [31] La penitencia: trae, además, a cadji uno de los hombres
propiciatorias; imitando sobre todo al divino Redentor, hecho Cor-1 la paz estable, apartándolos dé los bienes terrenos y perecederos,
dero de Dios, que quita el pecado del mundo26. elevándolos a las cosas eternas y dándoles, aun en medio de las
angustias y tristezas, esa paz que el mundo, con todas sus riquezas
[30] ¿No se oculta acaso también, venerables hermanos, en y placeres, no puede dar. ¿Acaso uno de los más dulces y alegres
este aahelo de penitencia un misterio de paz? No hay paz para los poemas que jamás se oyeron en este valle de lágrimas no es aquel
impíos 2 7, dijo el Espíritu Santo, los cuales contradicen y se oponen celebérrimo de San Francisco, el Poema del sol o de las creaturas?
siempre al orden de la naturaleza, ^establecido por su mismo Creador. Y su autor, escritor y cantor se cuenta, indudablemente, entre los
Sólo cuando este orden haya sido restablecido, cuando todas las más austeros discípulos de Cristo; nos referimos al Póbrecillo de
gentes lo reconozcan y observen espontánea y fielmente, cuando Asís, que nada tenía absolutamente en la tierra y que llevaba en
las razones íntimas de los pueblos y de sus mutuas relaciones con su cuerpo, extenuado por la delgadez, los cruentos estigmas del
otras naciones descansen sobre este fundamento, sólo entonces po- Señor crucificado.
drá haber en la tierra una paz estable. Pero esta tan deseada aura
de paz estable no podrán traerla ni las alianzas de paz, ni los más [Conversión del mundo a Dios]
solemnes pactos de las asambleas plenarias o los sufragios de los [32] La oración y la penitencia, por consiguiente, son dos
pueblos, ni los nobles y sinceros deseos de los gobernantes si pre- poderosos espíritus dados por Dios a nosotros en esta edad para
viamente no hay un reconocimiento de los sagrados derechos de la hacer volver a El a la mísera humanidad, errante de un lado a otro
ley natural y divina. Ningún rector de la economía pública, ninguna sin guía, y que disiparán y extirparán la causa primera y principal
pericia en él empleo y organización de las fuerzas podrá desarrollar de toda perturbación y defección—esto es, la rebelión del hombre
pacificamente los recursos de la sociedad si antes no triunfa, dentro contra Dios—. Pero también los pueblos son llamados, finalmente,
del ámbito mismo de la economía, la ley moral, la conciencia funda- a una suprema deliberación; esto es, a que o se confien a estos
da en Dios. Este es el principal sostén de todo vigor de la vida tanto benévolos y benéficos espíritus, y humildes y arrepentidos retomen
política como económica de los pueblos, éste el valor más seguro a su Señor y Padre de las misericordias, o se arrojen todos, junta-
de todos, firme el cual, nada de lo demás puede cambiar, puesto mente con lo poco de felicidad que aún queda en la tierra, en manos
que está asegurado por la inmutable y eterna ley de Dios, esto es, del enemigo de Dios, o sea, a la venganza y a la ruina espiritual.
por la más firme autoridad. ,
[33] Nada queda, por tanto, a este mundo mísero, que ha
derramado tanta sangre, que ha abierto tantos -túmulos, que ha
se hostias saepenumero exhibebant; imitatus quin immo divinum Redemp- [31] At poenitentia et singulis hominibus firmam affert pacem, eos
tórem, Agnum Dei factum, qui tollit peccatum mundi. a terrenis fluxisque bonis abducens, ad aeterna sustoljens, eosque v«l iñ
mediis aftgüstiis aerúmnisque constituios, illa donans pace, quam mundos,
[30] Nonne, venerabiles fratres, in hoc poenitentiae studio pacis quo- quibusvis divitiis voluptatíbusque suis. daré non potest. Nonne unos ex
que mysterium abditur? Non est pax impiis, inquit Spuritus Sanctus, qui iucundioribus laetioribusque concentibus, qui in hac Iacrimarum valle un-
ordíni a natura atque adeo ab eius Conditore statuto semper contradicunt quam sint exauditi, notissimum illud est Sancti 'Francisci «Canticum solis
et repugnant. Tune sólummódo, quando hic ordo restitutus erit, quando seu creaturarum»? Atqui eius auctor, scriptor, cantor austerissimis Christi
omnes gentes illum ultro fideliterque agnoverint et servaverint, quando asseclis est profecto annumerandus; illum dicimus Assisiensem paupercu-
irítimae populorum rationes et mutuae cum aliis nationibús necessitudines lum, qui nihil prorsus possidebat in térra, quique in corpore suo, ihacie
hoc nitantur fundamento, tune solummodo firma in terris pax haberi pote- consumpto, cruenta Domini crucifixi stigmata pertuüt.
rit. At optatam hanc firmae pacis auram nec pacis foedera nec sollemniores
pactiones, nec communes populorum conventus aut consultationes, nec [32] Precatio igitur et poenitentia dúo sunt validi spiritus, nobis hac
Civitatum rectorum nobiles sincerique conatus adducere poterunt, nisi aetate a Deo dati, ut miseram humanitatem, huc illue sine dude errontem,
prius sacra naturalis diviaaeque legis iura sint agnita. Nullus oeconomiae ad ipsum reducamus; qui causam prímam praecipuamque omnis perturba-
publicae moderator, nulla virium ordinandarum et componendarum peritia, tionis defectionisqueT—rebellionem scilicet hominis in Deum—dissipent at-
societalis rationes pacifice ¿xtricare poterit, nisi prius in ipso oecononuae que expient. Sed ipsae gentes ad summam tándem deliberationem vocantur;
ambitu lex moralis, Deo conscientiaque innixa, triumphet. Hic nervus ut nimirum, aut his benevolis beneficisque soiritibus se credant et humiles
praecipuus totáus roboris tam politicae quam oeconomicae populorum vitae; dolentesque ad Dominum suum misericordiarumque Patrem revertantur;
hoc pretium omnium certissimum, quo firmo, reliqua ornnia nutare non poe- aút in manus hostis Deum adversantis, id est vindictae spiritualisque ruinae,
suskt, quippe quae immutabili aeternaque Dei lege, validissima scilicet auc- se totos illudque modicum quod adhuc in terris maneat beatitatis residuum
toritate, solidentur. coniiciant. ' ' ¡
[33'] Níhil ergo aliud restat quam ut mi serum hunc mundum, qui
18 Jn. 1,29.
« fe. 4Dtn. » tam copiosum sanguinem effudit, tot aperuit tumulos, tot insignes res
\ . ' ' l

<«00 PÍO Xf CARITATE CHRlSTÍ COMPULSl 801


destotóo tárrtás' Cosas insignes, Ka privado, por último, a tintos sando su firme fe, sü ségura esperanza y su ardiente Caridad,'pidan
hombres tie pan y de trabajo ; nada queda, repetímos, sino compeler fervorosamente a ese mismo corazón santísimo, interponiendo el
a ésté miindo con aquellas amantísimas palabras de la sagrada Iitur- poderoso patrocinio dé la Virgen Madre de Dios, Mediadora de
giaí fConviértete al Señor, tu Dios.' todas las gracias, por sí y por los suyos, por la patria, por la Iglesia,
por el vicario de Cristo y por los demás pastores, llamados a partici-
par en el mismo gravísimo gobierno de las almas; e igualmente por
[III. Conclusión. sus hermanos, los que están de acuerdo en la misma fe, los disiden-
Lá festividad del Sagrado Corazón] tes o caídos en la impiedad o en la infidelidad, e incluso, finalmenté,
por los mismos enemigos de la Iglesia, para que al fin se conviertan
y vivan.
[34] Ahora bien, para esta unión de preces y de, expiaciones,
¿qué ocasión más oportuna elegiremos para indicaros á vosotros,- [36] Anhelo de oración y voluntad de expiación que seguirán
venerables hermanos, qué él día solemne, ya próximo, consagrado fomentando todos durante toda la octava, que por privilegio litúr-
al Sacratísimo Corazón de Jesús ? Siendo su nota peculiar—según gico Nos hemos dispuesto que distinguiera la festividad del Sacra-
manifestamos ampliamente en la encíclica Miserentissimus, publi- tísimo Corazón; en los cuales días, meditando dé continuo cuanto
cada hace cuatro años--el-anhelo, bajo el impulso de la "caridad, de anteriormente hemos explicado, practiquen esos ejercicios de virtu-
expiación de los pecados de los hombres, hemos acordado que en des y de piedad que, según las circunstancias de cosas y lugares,;
todos los templos del orbe y a perpetuidad, en esta fiesta, se reparen os pareciere a vosotros, venerables hermanos, que deben aconse-
públicamente con expiaciones las muchas ofensas que se infieren jarse o mandarse para que consigamos misericordia y encontremos gra-
al divino corazón. cia en el auxilio oportuno 2*.
[35]' Esperamos confiadamente que este año, en el día dedicado [37] Y en esta octava—que deseamos esté dedicada igualmen-
al corazón divino, los hijos de la Iglesia universal se entreguen con te en todo el orbe de la tierra a la expiación de los pecados, a una
santaemulación a la expiación de los pecados y a impetrar fervoro- santa severidad, a una moderación de las pasiones y a peculiares
samente los dones de Dios. Que, acercándose en él mayor número plegarias— absténganse los fieles de espectáculos, diversiones y re-
a la mesa eücarística y prosternados ante los altares, venerando al galos corporales, aun siendo honestos; y los que disfrutan de ma-
redentor del género humanó, oculto bajo los velos del sacramento yor abundancia de bienes, teniendo presente la austeridad cristia-
— q u e procuraréis, venerables hermanos, que en todos los templos
se exponga solemnemente en este día—, derramen ante ese corazón firmam, certam spem, ardentem caritatem profitentes, idem Cor Sanctissi-
misericordiosísimo, que ha probado los aguijones de todos los dolo- mum, validissimo patrocinio Virginis Deiparae, omnium gratiarum Media-'
res humanos, la mole de las angustias que los atormentan y, coñfe- tricis, interposito, pro se suisque, pro patria, pro Ecclesia, pro Christi
Vicario ceterisque Pastoribus, eiusdem gravissimi animarum regiminis in
delevit, tot denique hominibtls pane operaque interdixit; nihil, inquimus,
partem adscitis, fervide deprecentur; itemque pro fratribus de eadem fide
aliud restat, quam ut hunc munauim amantissimis sacrae Liturgiae vocibus
sive consentientibus, sive dissentientibus, sive impietatis aut infidelitatís
compellemus: «Convertere ad Dominum Deum tuum!»
labe infectis, ac pro ipsis denique Dei Ecclesiaeque hostibus, ut tándem et
[34] Iamvero, ad hanc precum operumque piacularium conspiratío- convertantur vivant.
nem quamnam vobis, venerabiles fratres, occasionem opportunjorem indi-
candam nanciscamur quam sollemnem diem, qui iam imminet, Sacratis- [36] Quod precandi studium voluntátemque expiandi per Octavam to-
siírió Iesu Cordi dicatum? Cuius cum sit nota peculiaris—quemadmodum tam, quo litúrgico privilegio Sacratissimi Cordis festum Nos ipsi insigmtum '
Encyclicis Litteris Miserentissimus quattuor abhinc annis datis copiose de- voluimus, fovere pergant omnes: quibus diebus illa semper animo mente-
nnronstravimus—hominum seelerum expiandorum studium Caritate incitante, que spectantes, quae superius enucleate attigimus, eas virtutum pietátisque
in ómnibus Orbis templis perpetuun», sacro anniversarío recurrente, püblfce exercitationes peragant, quae, pro rerüm locorum adiunctis, vobis, venera-
totftagitia, quibus Cor illud divinum impetitur, piaculis reparanda decre- biles fratres, vel indicandae vel decernendae videantur: ut misericordiam
vimus. conseauamur et gratiam inveniamus in auxilio opportuno.
[35] Equidem confidimus futurum ut hoc anno, die divino Cordi sacra, [37] Hac vero Octava—quam equidem toto terrarum orbe expiandis
Ecclesiae filii universae certatim in flagitia expianda divinaque impetranda flagitiis, sanctae severitati, cupidinum refrenationi, peculiaribusque suppli-
doná studiosius incumbant. Qui fréquentissimi ad JEucharisticam mensam cationibus dicatam cupimus—spectaculis, ludicris, corporisque deticiis,
aCceüenitíS, fet circum altaría provóluti, humará generls Redemptoreta ,sub quamquam alioquin honestis, christifideles abstineánt; qui vero maiore bo-
Sacramenti yelis delitescentem venerantes—quod proinde, venerabiles fra- nor,um copia perfruuntur, christianae austeritatis memores, a consueto vitae
tres, in ómnibus templis ea die sollemniter exponendum curabitis—in illud licet moderato cultu nonnihil subducant quod egenis largiantur; cum libe-
Cor misericordissirnum, omnium humanorum dolorum acúleos in se ex-
pertum, molem angorum, quibus afficiuntur, efFundant; fidemque suam »« Heb. 4,16.
Doctr. pontif. 3
802 fio aa
CARITATE C H R I S T I C O M P U L S I 803
na, quiten algo de su trato acostumbrado, aun siendo éste moderado,
de la redención humana, cuya gloriosa invención celebramos hoy,
para darlo a los necesitados, puesta que la liberalidad para con los
impartimos amantísimamente a vosotros, venerables hermanos; al
pobres vale mucho para redimir los pecados y para atraerse la divina clero y al pueblo a vosotros confiado y, finalmente, a todo el orbe
misericordia. V los pobres o los que, disminuido su sueldo a causa católico la bendición apostólica.
del paro, tienen que vivir con menos holgura, informados también
por la misma disciplina de austeridad cristiana, traten de sobrelle- Dada en Roma, junto a San Pedro, a 3 de mayo, festividad de
var pacientemente por amor de Dios la carencia de cosas—que por la Invención de la Santa Cruz, de 1932, año undécimo de nuestro
defecto de los tiempos o por la condición misma de las cosas su- pontificado.
fren, y que el providentísimo Dios, por un arcano y, sin duda, be- riosam Inventionem recolimus, vobis, venerabiles fratres, clero populoque
nignísimo designio, les asignó en la sociedád civil—; y, recibiendo vobis commisso, orbi denique catholico universo, apostolicam benedictio-
los sufrimientos de la penuria, más graves indudablemente ahora nem peramanter impertimus. ^
por las calamidades comunes que a todos alcanzan, obsecuente y Datum Romae apud Sanctum Petrum, die m meftsis Maii, in festo
confiadamente de la mano de Dios, eleven el pensamiento y el cora- Inventionis S. Crucis, anno MDCCCCXXXII, Ponfificatus Ñostri undécimo.
zón a ese divino ejemplo a todos propuesto, Cristo crucificado;
considerando, además, que, aun cuando la obra y el trabajo se
estimen entre las mayores defensas de la vida, la salvación de
los hombres consiste en el amor de Dios paciente, y levanten el ánimo
con este seguro consuelo; que, tolerando con cristiana virtud las
angustias y dolores, realizarán una obra eficacísima para acelerar
los tiempos de la paz y de la misericordia.
[38 ] El divino corazón de Jesús oirá indudablemente las voces
y súplicas de su Iglesia y dirá, finalmente, a su Esposa amantísima,
afligida y llorosa por tan enorme cúmulo de dolores y calamidades :
¡Grande es tufe! ¡Hágase como tú quieres!

[39] Firmes en esta confianza, que robustece la conmemora-


ción de la cruz, no sólo signo, sino también instrumento preciosísimo

rales in pauperes largitiones suis admissis redimendis divinaeque misericor-


diae sibi conciliandae máxime conducant. Qui autem vel in egestate versan-
tur, vel, ob operum intermissionem, mercede imminuta angustius nunc
vivere coguntur, eadem et ipsi christianae austeritatis disciplina informati,
rerum defectus—quibus a temporum tristitia ipsáque rerum condicione la-
bórant, quam iisdem providentissimus Deus, arcano quidem at certe be-
nignissimo consilio, in civili societate assignavit—patienter Dei amore stu-
deant tolerare; penuriaeque aerumnas, graviores nunc profecto ob commu-
nes angustias quibus omnes exercentur, e Dei manu obsequenter fidenter-
que accjpientes, mentem artimumque ad divinum illud exemplum ómnibus
propositum attollant, Christum crucifixum; porro reputantes, etsi opus
láborque oro maximis vitae praesidiis recte aestimetur, tamen hominum
salutém Dei patientis amore constitisse, eo certissimo solacio animum eri-
gant: se suis angustiis doloribusque, christiana virtute toleratis, temporibus
pacis misericordiaeque maturius reducendis operam efficacissimam posi-
turos.

[38] Audiet profecto divinum Cor Iesu Ecclesiae sua'e voces supplica-
tionesque dicetque tándem Sponsae amatissimae, tot dolórum angorumque
cumulo afflictae atque ingemiscenti: Magna est fides tua! Fiat tibi sicut vis.

[39] Hac freti fiducia, quam Crucis firmat commemoratio, humanae


redemptionis et sighi et instrumenti pretiosissimi, cuius hodierna die glo-

Das könnte Ihnen auch gefallen