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Para un próximo estudio acerca del oficio de evangelista, lea Hechos 8:4-
40, un relato del ministerio de Felipe. Se debe notar en dicha narración la
importancia de la interdependencia de los dones ministeriales (vea en
particular los versos 14-25) y cómo Felipe no sólo predicó el evangelio a
las multitudes sino que Dios también le guió a ministrar en forma
individual (ver Hechos 8:25-39).
¿Qué es un evangelista?
Efesios 4:11-13 dice, "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". En
Hechos 21:8 a Felipe se le nombra como evangelista, y en 2 Timoteo 4:5 Pablo
exhorta a Timoteo a hacer el trabajo de evangelista. Estos son los únicos tres
usos de la palabra evangelista en toda la biblia. Otras personas podrían
considerarse "evangelistas" ya que predicaron las buenas nuevas, incluyendo a
Jesús mismo (Lucas 20:1) y Pablo (Romanos 1:15), sin embargo, Felipe es la
persona a la que específicamente se le llamó evangelista en la escritura.
Felipe había sido uno de los siete diáconos escogidos para que los apóstoles
pudieran realizar su labor de la enseñanza y la oración (Hechos 6:2-4).
Evidentemente, Felipe se había establecido en Cesarea, y había vivido allí
durante unos 20 años antes de que Pablo llegara en Hechos 21. La labor
evangelística previa de Felipe fue en Samaria (Hechos 8:4-8). Él "proclamó el
Mesías" a los samaritanos (versículo 5) e hizo milagros, entre los cuales estaban
el expulsar demonios y sanar paralíticos. Cabe mencionar que Felipe realizó el
bautismo en agua en el nombre de Jesús, pero el bautismo del Espíritu Santo no
ocurrió hasta que los apóstoles vinieron a Samaria.
El oficio del evangelista será necesario hasta que la iglesia llegue a la madurez
de Cristo mismo (Efesios 4:13). Las buenas nuevas deben ser compartidas. Y
tenemos la mejor noticia de todas: Jesús murió y resucitó, y salva a todos los que
le invocan" (Romanos 10:9-13).
El Ministerio de Evangelista
Para introducirnos al tema iniciaremos definiendo la palabra evangelista.
8.- La Vida Interior del Evangelista, debe ser una vida de comunión con
Dios que se refleje en sus acciones.
2. Enseñar, 1 Timoteo 4:13.
Bibliografía:
“…que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende,
exhorta con toda paciencia y doctrina… haz obra de evangelista” (2 Timoteo 4:1-5).
“…y él mismo constituyó a unos… evangelistas” (Efesios 4:11).
Lista de temas en esta Web relacionados con "Evangelista"
Curso de capacitación ministerial
La iglesia ideal. Sus EVANGELISTAS. Lección 1. ¿Con qué propósito constituyó Cristo
a evangelistas? ¿Qué acción tomó Jesucristo para constituir a los primeros
evangelistas? ¿A quién responsabiliza el apóstol Pablo la selección de “hombres fieles
que sean idóneos” para servir como evangelistas? El caso de Pablo y Timoteo ilustra
perfectamente el precedente divino. Criterios para la selección de candidatos a
evangelista. Buen testimonio. Trasfondo familiar. ¿Cuántos años de edad tenía Timoteo
cuando fue instruido a escoger a "hombres fieles... idóneos"? ¿Con qué preparación
contaba para la ejecución de tan importante tarea?
La iglesia ideal, según Dios. Sus EVANGELISTAS. Lección 4. El caso complicado
del hermano RUFO. De veintiún años de edad, bautizado hace seis años, muy activo en
la congregación, estudiante universitario. Candidato, potencialmente, a evangelista. El
estatus espiritual de sus padres, hermano mayor y dos hermanas. La lucha reñida de
Rufo con su “pecado secreto”. ¿Escogería usted a este varón como candidato a recibir
preparación para evangelista, o lo recomendaría?
Fecha: 11/04/2014Autor/a: rtello20104 Comentarios
Hoy vamos a acudir a la Palabra de Dios para ver cuáles son los principios y
lineamientos que Dios nos da para ser testigos eficaces del Señor. No estoy hablando
que todos tenemos que tener el don de evangelista, pero lo que digo es que todos
hemos sido llamados a cumplir la Gran Comisión, y en ese sentido somos llamados
a compartir las Buenas Nuevas de Salvación. Pero la verdad es que como jóvenes
muchas veces nos enfrentamos a diversas dificultades al momento de compartir la
Palabra de Dios: vergüenza, poca preparación, un mal testimonio, presión del grupo
y diversas distracciones que se nos presentan en el camino.
Lo entendemos, sabemos que es difícil muchas veces pero aun así la responsabilidad
ha sido dada. Una vez, hace mucho tiempo en un lejano país donde no había muchos
cristianos, un pastor interrogaba a un joven convertido si era verdad que había
conocido al Señor Jesús hace algunos meses atrás. El joven le decía que sí, que
efectivamente si era creyente. El pastor continuo y le pregunto: “Y cuantas personas
has ganado para Jesús?” – el joven respondió: “Bueno, yo soy solo un aprendiz y
no tengo un nuevo testamento, ¿Cómo podría hablarle a alguien de Jesús?”. El
pastor le miro a los ojos y le pregunto: “¿Tienes velas en casa?” – “Claro!”,
respondió el joven.
Espíritu de servicio
Pablo está refiriéndose a sí mismo en esta carta y usa a veces el pronombre nosotros
para parecer orgulloso en su disertación; pero bien podemos extender lo que el
escribe a todo siervo y sierva de Dios que anhela obedecer a Su Señor. “Teniendo
este ministerio” nos dice Pablo, y si preguntamos ¿Cuál ministerio? tendríamos que
retroceder al capítulo 3 donde el apóstol nos habla del ministerio de muerte (la ley)
frente al ministerio del Espíritu, que también es llamado ministerio de justificación.
Leamos por favor 2 Corintios 3: 5-6:
“no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de
nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo
nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, más el espíritu vivifica”
Somos siervos “según la misericordia que hemos recibido”, no por méritos propios,
por nuestros estudios, por nuestra experiencia, inteligencia, virtud, carácter o buena
apariencia. La palabra aquí traducida misericordia significa “sentir compasión o
simpatía por la miseria ajena”. Me hace recordar a Tito 3: 5 que dice que “nos
salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho, sino por su misericordia”. La
misericordia de Dios para salvarnos es la misericordia que usa para llamarnos a su
servicio. Hermanos, la iglesia en la actualidad está plagada de hombres y mujeres
sumamente confiados en sí mismos, en sus capacidades y talentos; que, como
estrellas de rock exigen y no dan, dedicándose a servir por su provecho personal y
no por la causa del Señor.
Hermano, recibiste misericordia y por eso estas aquí en el Señor. Por la pura gracia
de Dios has sido salvo y vas a ir al cielo. Pudo ser otro y no tú, pero a Dios le plació
verte con ojos de gracia, ¿Cómo no habrás de estar agradecido? La semana pasada
aprendimos que un creyente debe ser agradecido por su salvación y que un creyente
verdadero ruega al Señor que le deje servirle. Has recibido misericordia y ¿no estas
agradecido a Dios? ¿No le servirás? ¿No le entregaras tu vida entera a su servicio?
La diferencia sustancial entre Pablo y muchos otros de su tiempo es que el estaba
sumamente agradecido con Dios. Él se consideraba “el primero de los pecadores” y
“el más pequeño de los apóstoles”; por eso estaba dispuesto a derramar su vida en
gratitud a Dios. Pero, ¿Qué vemos ahora? Vemos auto estima, auto promoción,
comodidad, confort, descanso, alegría. No! Eso no lo vemos en Pablo. En el vemos a
un siervo pequeño, débil, hambriento, desnudo, con frio, perseguido, humilde, pero
poderoso en las Escrituras y en el poder de Dios. Mientras menos importancia le
demos a nuestra propia vida, mas podremos enfocarnos en lo que es verdaderamente
importante.
Perseverancia
“No desmayamos”. No bajamos los brazos, no nos cansamos. Esta palabra significa
descorazonarse, perder la pasión y el motor de lo que hacemos. Pablo era un hombre
de carácter, no decaía en lo que hacía y por eso era un evangelista eficaz y un siervo
admirable. Tenía la mirada puesta en el premio y no consideraba lo que estaba detrás
sino que se extendía a lo que estaba adelante, al premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesús. No hay peor cosa que servir a Dios sin pasión. No hay cosa
más lamentable que ser un cristiano tibio. Hermano, ojala fuéramos fríos o calientes,
pero jamás tibios! Ojala nos fuéramos del todo de la iglesia, nos volviéramos al
mundo a revolcarnos en el pecado y le diéramos la espalda por completo al
Salvador, pero lo peor que podemos hacer es darle un beso en la mejilla al Señor y
con la otra mano entregarlo.
Qué triste es ver a un creyente sirviendo a Dios con las sobras de su tiempo, de sus
fuerzas, de su dinero y de su inteligencia. Haz eso en una empresa y te despedirán en
el primer día, pero lo hacemos impunemente con nuestro Señor y Salvador. No mi
hermano, debemos ser fieles, perseverantes, pero excelentes en lo que hacemos. No
somos perfectos pero podemos hacerlo lo mejor posible. No desmayes, ni bajes los
brazos ni te descorazones por el tiempo, por las oraciones no respondidas, por las
pruebas, por el engaño, por la traición, por el dolor. Que tu corazón sea de acero y tu
rostro como el pedernal ante las circunstancias adversas. Jesucristo tu Señor afirmo
su rostro para ir a Jerusalén, el apóstol Pablo tu hermano en la fe se fortaleció y fue a
Jerusalén a ser capturado por los judíos que lo perseguían. Sigue sus ejemplos y
hazte fuerte y camina hacia tu deber sagrado: servir a Dios con toda tu vida, tu
corazón y tu mente, cueste lo que cueste, pierdas lo que pierdas. Hermano, servir a
Dios es prioridad y has sido llamado a ser un evangelista.
Integridad
Repito, Dios prueba los corazones y aprueba, o desaprueba, a sus siervos en la labor
que les ha encomendado. Un corazón avaricioso, amante del dinero, engañoso,
malicioso, impetuoso, celoso, mentiroso, envidioso, lujurioso no puede tener parte
en la bendita obra del Señor. Un corazón que le da más prioridad al trabajo, a los
estudios, a una mujer, a un hombre, al sexo, a la televisión, al internet, a los juegos,
a la inmadurez no puede ser utilizado por Dios correctamente, y muchas veces las
circunstancias que vivimos son simplemente pruebas permitidas por Dios para
aprobarnos como siervos suyos o someternos a disciplina porque no hemos
entendido que somos siervos y debemos rendir cuentas de nuestra administración a
Dios.
Sentido de urgencia y responsabilidad
“Decimos la verdad delante de Dios, y todos los que son sinceros lo saben bien”
(Nueva Traducción Viviente)
“Al contrario, Dios es testigo de que decimos sólo la verdad. Por eso, todos pueden
confiar en nosotros” (Traducción en Lenguaje Actual)
Aquí hay dos aspectos importantes: Pablo servía de manera correcta delante de los
hombres y delante de Dios. Una cosa no excluye la otra. No podemos servir a Dios
despreciando a los hombres ni podemos agradar a Dios haciendo lo que es impropio
o incorrecto a la conciencia de todo ser humano, conciencia que ha sido puesta por
Dios mismo. El otro aspecto es que Pablo servía en la presencia de Dios y eso
demanda urgencia y responsabilidad. Leamos 2 Timoteo 4: 1-2:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a
los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes
a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina”
La idea aquí es servir a la luz de la presencia de Dios que todo lo ve y que todo lo
sabe, aun lo profundo de nuestro corazón; eso implica responsabilidad. También es
servir a la luz del retorno inminente del Señor Jesucristo, eso implica un sentido de
urgencia. Por esta razón, Pablo se encomendaba a toda conciencia humana delante
de Dios, sirviendo con responsabilidad y con un sentido de urgencia. Hay mucha
labor por hacer, los campos están blancos, hay almas que necesitan oír el mensaje de
salvación y tenemos que tener las prioridades correctas. No podemos estar de brazos
cruzados sabiendo la gran necesidad que hay en este mundo y el llamado que Dios
ya nos ha hecho para servirle como evangelistas y como ministros del nuevo pacto.
Aun muchos creyentes necesitaríamos ponernos a cuentas con Dios antes que un
curso de evangelismo, puesto que no es muy difícil aprender a como compartir el
evangelio. Lo que es difícil es aprender a vivir el evangelio.
Lucha 2: No comprometerse con el
evangelio
Algo curioso que Pablo siempre repite en muchas de sus cartas es la frase “mi
evangelio”. Era suyo por apropiación. Es el evangelio de Dios; pero Pablo lo había
hecho suyo, se había identificado y comprometido con el de tal manera que había
entregado su vida entera a vivirlo, proclamarlo, enseñarlo y defenderlo. Si nuestro
compromiso es con nuestra propia seguridad y beneficio pero no con el evangelio
del Señor entonces es poco lo que podremos lograr, porque nadie da el 100% por
algo que no es suyo. Hermano, ¿el evangelio es “tu” evangelio o es algo que oyes a
veces en labios del pastor o de algún hermano? ¿Dios es “tu” Dios o es el Dios a
quien todos oran y tú también lo haces porque es lo que se supone que debes hacer?
Dice Pablo que el evangelio esta encubierto aun entre los que se pierden. Sabemos,
porque la Biblia nos lo enseña, que el hombre pecador está muerto espiritualmente y
es incapaz de poder acercarse a Dios por sus méritos propios. No puede y no quiere
acercarse a Dios porque le odia, le aborrece y porque está muerto, apartado y
separado de Dios. Pero cuando se les presenta el evangelio a los incrédulos, Pablo
hace una revelación sorprendente: el dios de esta era, Satanás, ha cegado el
entendimiento de los incrédulos para que no vean la luz del evangelio. ¿De qué trata
este evangelio? De la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios mismo y quien lo
revela plenamente. Jesús es el camino, la verdad y la vida, nadie puede venir al
Padre sino es a través de Él. Y si un incrédulo no puede ver, si tiene la mente
entenebrecida, distraída, oscurecida no puede entender el mensaje, le es oculto y por
ende no puede llegar a la salvación.
En estos versos, Pablo usa la figura de luz y oscuridad que también uso en el
capítulo anterior. Claramente dice de los judíos que ellos tienen un velo que no les
permite entender correctamente la Palabra de Dios, pero cuando creen en Cristo, el
velo les es quitado (2 Corintios 3: 15-16); y esto es una verdad también para los
gentiles. Los incrédulos en generales están en penumbras espirituales y Satanás se
encarga de cegarles por medio de distracciones, de este mundo consumista y
materialista, por medio de teorías y filosofías que apartan a los hombres de Cristo.
Ojo: no decimos que Satanás pierde al hombre, porque el hombre ya está perdido.
Lo que dice Pablo es que Satanás obstaculiza la labor evangelística al confundir y
oscurecer la mente de los hombres incrédulos por medio de sus estratagemas y
trampas para que no entiendan el mensaje de la salvación.
Eso nos llama a ser estratégicos en la presentación del evangelio: debemos ser lo
más claros posible cuando compartimos el evangelio, los más sinceros, los más
humildes, los más excelentes, procurando que no haya nada que obstaculice la
presentación de la Palabra de Dios. Además, debemos depender de Dios porque,
como veremos más adelante, Él es quien puede traer a los hombres de la oscuridad a
la luz con su poder.
Jesucristo es Rey y es Señor sobre todo. No puedes esquivar sus mandatos: o los
obedeces o los desobedeces. No puedes ignorar su llamado: o crees en El o lo
rechazas. Con Cristo no podemos tomar medias tintas: o recogemos con El o
desparramamos, pero no podemos permanecer neutrales.
Somos responsables como siervos de Dios y como siervos de las personas: de los
hermanos en la fe para su edificación y crecimiento, y de los incrédulos para que
puedan oír el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Algún día daremos cuenta al
Señor de como usamos nuestros dones y talentos para la gloria de Dios, para la
edificación de la Iglesia, para la evangelización de los perdidos, o para esconderlos y
guardarlos y dedicarnos a buscar nuestro propio beneficio personal en vez de
obedecer al Rey.
Notemos el fuerte contraste que hace Pablo aquí: Jesús es kurios (Señor), nosotros
somos doulos (esclavos). Creo que no hay mayor necesidad de aclaración ¿cierto?
Él manda, nosotros obedecemos. El dispone, nosotros ejecutamos. Como esclavos,
¿hacemos la voluntad de nuestro Amo o la nuestra propia?
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria
de Dios en la faz de Jesucristo”. Aquí Pablo sigue usando la imagen de la luz y la
oscuridad, pero refiriéndose al evento de la creación cuando Dios dijo en medio de
la oscuridad “Hágase la luz” y fue hecha la luz. Este evento fue sobrenatural, Dios
creo la luz de la nada, por su poder y nadie más puede hacer eso. De la misma
manera, en la salvación, Dios obra en el interior de las personas que son salvas,
iluminándolas para que puedan conocer a Dios por medio de tener un encuentro
personal con Jesucristo.
Cuando Felipe pidió “Muéstranos el Padre y nos basta” Jesús le reprendió con
razón: Quien ha visto a Cristo, ha visto a Dios. Él es la imagen del Dios invisible y
el principal de toda la creación. El Hijo es quien revela al Padre, a quien nadie ha
visto jamás. Satanás obra externamente oscureciendo la mente de los pecadores
perdidos; pero Dios obra internamente, iluminando el corazón de aquellos que van a
ser salvos para que entiendan la predicación del evangelio, puedan creer y recibir la
salvación y la vida eterna. Este es el llamado eficaz de Dios, Jesús dijo en Juan 6:44
que “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere”. Es Dios
quien esta activamente involucrado en la salvación de las personas y nosotros
tenemos el privilegio de ser sus colaboradores como ministros del evangelio,
abriendo nuestras bocas para compartir la Palabra de Dios y el Señor obrando en los
corazones de quienes Él ha elegido para que respondan a la predicación del
evangelio, crean y sean salvos.
¡Qué gran privilegio tenemos tú y yo! Somos parte de la obra de Dios, tenemos el
ministerio de la reconciliación, como si Dios rogase por medio de nosotros, debemos
rogar a los hombres, exhortando, aconsejando, predicando, hablando y llamando a
los hombres al arrepentimiento y a la fe. Nosotros sembramos y plantamos, pero es
Dios quien da el crecimiento. Nosotros abrimos la boca para predicar, pero es Dios
quien usa Su Palabra en nuestros labios para poder obrar en las personas.
La fortaleza del evangelista (v. 7-10)
Por último, el apóstol reconoce que, a pesar de que tenemos un llamado privilegiado
y una responsabilidad, somos débiles y falibles ante semejante realidad. Dios lo
diseñó así para enseñarnos humildad, dependencia de Él y de su gracia y para que
por medio de los padecimientos que pasamos, maduremos, nos identifiquemos más
con Cristo y le demos la gloria a Él, dado que su poder se perfecciona en medio de
nuestra debilidad.
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro” es lo primero que dice Pablo. Aquí
Pablo usa un fuerte contraste para llamar nuestra atención: Todo lo que ha
mencionado anteriormente, el poder de Dios para salvar, para quitar el velo que
impide a los hombres ver a Cristo, todo ello es un tesoro grandioso y precioso; pero
ese tesoro Dios lo ha puesto en vasijas de barro. Vasijas frágiles, comunes, rusticas,
que son formadas del barro pero cocidas a fuego y expuestas a las inclemencias del
tiempo. Estas son características nuestras y que no debemos olvidar. Solo somos
portadores de la gloria de Dios, pero nosotros mismos somos débiles, falibles e
inadecuados para semejante responsabilidad y llamado. ¿Cómo podemos ser
entonces evangelistas exitosos y siervos de Dios como corresponde?
“para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” nos responde el
apóstol. Dios es el alfarero y nosotros somos barro en sus manos. Él nos ha formado
así porque le ha placido y en ello hay un propósito sabio y soberano: Que su nombre
sea glorificado por medio de manifestarse a través de la debilidad humana. La
palabra traducida por excelencia es juberbole, que nos habla de supereminente,
grandeza. El poder grandioso de Dios, suficiente, completo, pleno se manifiesta a
través de la fragilidad de sus siervos, haciendo El en ellos lo que nosotros no
podemos hacer. Esto no es excusa para no esforzarnos sino es un aliento para
entender que debemos ser excelentes pero aun así, si Jehová no edificare la casa, en
vano trabajan los que la edifican. Si Dios no bendice su obra, si Dios no respalda su
Palabra, si su Espíritu no toca los corazones, en vano hacemos lo que hacemos.
Ninguna fuerza, inteligencia, sabiduría y talento humano puede hacer lo que solo
Dios puede hacer: hacer resplandecer luz en medio de la oscuridad, traer vida en
medio de la muerte, dar nuevo nacimiento a criaturas que están muertas
espiritualmente.
Pablo termina estos versos indicando 4 pares de situaciones en las que se encuentra
como evangelista:
Una vez en la India, el parlamento de esa nación discutía una nueva constitución
para el país. Una frase algo difícil de la constitución decía: “Se garantiza el derecho
a la persona de profesar, practicar y propagar su fe.” Algunos de los legisladores
quisieron omitir la palabra “propagar”, la cual significaba que habría conversiones.
Durante el debate, un miembro del parlamento, que profesaba el hinduismo, se
levantó y dijo: “El deber de propagar su fe es inseparable de la fe cristiana; así que
si no les da el derecho de propagarla, tampoco se les da el derecho de profesarla ni
de practicarla.” La frase en cuestión fue aprobada. ¿No es extraño que un político
hindú viera lo que muchos cristianos no han reconocido, que el deber de propagar su
fe es inseparable de la fe cristiana? La conclusión práctica es esta: Los que no
propagan su fe, no la practican y no tienen derecho de profesarla.
Haz obra de evangelista, cumple tu servicio a Dios. Has sido salvado por el Señor,
tienes el Espíritu Santo en ti, tienes el llamado y el ministerio de la reconciliación y
el privilegio de colaborar con Dios en la salvación de los hombres. Asume la
responsabilidad y pon las manos en el arado. Dispón tu corazón y toma decisiones
firmes.