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Tenía Crowley unos dieciséis años cuando su madre lo invitó a pasar una
vacaciones en Escocia y descubrió el montañismo. No tardó en
convertirse en un devoto y en 1894 se transladó a los Alpes austriacos
con su querido tutor. De regreso se inscribió en Cambridge, con el
objetivo de estudiar filosofía ética, y ante la nueva vida que avizoraba
tomó la decisión de cambiarse el nombre por el de Aleister, una versión
libre de "Alaisder", es decir, Alexander en gaélico escocés.
Perdurabo
Años más tarde, cuando la fraternidad se divida, Yeats será uno de los
grandes enemigos de Crowley, que en medio del cisma permanecerá fiel a
Mathers. En una carta dirigida a un amigo, Yeats comentará que "Crowley
ha estado haciendo imágenes de cera de todos nosotros y clavando
alfileres en ellas". A partir de allí se referirá a él lisa y llanamente como "el
loco" o "ese hombre loco".
En la cima
De las altas cumbres, Crowley viajó a París, donde descubrió que Gerald
Kelly había trabado amistad con un joven escritor inglés, todavía
principiante, llamado William Somerset Maugham. En París también
frecuentó a Marcel Schwob y al escultor Auguste Rodin, en cuyo estudio
se cuenta que llegó a trabajar fugazmente.
Equinoccio
Muchos afirman que Crowley, con los años, fue volviéndose más
democrático. Prueba de esto sería que en 1937 la Left Review llevó a cabo
una encuesta entre intelectuales británicos, preguntándoles de qué lado
estaban en la Guerra civil española, y el ex propagandista alemán votó en
contra de Franco y por los Republicanos. Otra prueba sería que al estallar
la Segunda Guerra Mundial, Crowley mandó a imprimir un panfleto
titulado Thumbs Up! ("Pulgares arriba") que empezaba diciendo:
"Inglaterra, Inglaterra, ponte de pie". Ilustraba la portada del panfleto el
dibujo inconfundible de un pene y dos testículos.
La Abadía de Thelema
Como la heroina era ilegal en Gran Bretaña y muy difícil de obtener por
aquellos tiempos, Crowley decidió mudarse a otro país. La idea del viaje
fue engrandeciéndose, hasta desmbocar en el proyecto de fundación de
una suerte de comunidad utópica, "arquetipo de una nueva sociedad", tal
como proclamaba en su Liber Legis. La Abadía de Thelema acabó siendo
establecida en la costa norte de Sicilia, en un promontorio muy cercano al
pueblo de Cefalu. "Sicilia era barata, confortable y bastante tolerante en
comparación con otros sitios de Europa", informa Hutchinson.