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PUENTE ATLÁNTICO

del siglo XXI

RESEÑA

Santiago Montobbio. Nicaragua por dentro


Alhaurín el Grande, El Bardo. Colección de poesía, 2019
Reseña de José María Balcells, Ph.D. UNIVERSIDAD DE LEÓN

Desde el Romanticismo, la cuestión de la referencialidad se ha ido


convirtiendo en una problemática cada vez más evidente y
abordada en relación sobre todo a las creaciones de índole poética.
Muy escuetamente, anoto que hoy en día resulta aceptada la idea
de que cuanto dice un texto de esa naturaleza, y en general un texto
literario, comienza y acaba su significación en el texto mismo, y por
tanto sin extravasarla fuera de él rebasando dicho límite. Puede
suceder, sin embargo, que ese consenso filológico no siempre sea
de aplicación en todos sus términos, y desde luego no se ajusta
demasiado a la peculiar praxis poética del escritor barcelonés
Santiago Montobbio, cuyas obras se fundamentan en una
autorreferencialidad sistemática que se vincula casi siempre a
continuados referentes circunstanciales que consisten en datos
objetivos que no son objeto de recreación en sí mismos, sino que se
insertan sin modificaciones creativas reelaboradoras en el poema, el
cual en sí es una recreación vivencial.

En esa manera de poetizar se inscribe el libro de 2019 Nicaragua por dentro, acogido al sello de la
colección de poesía El Bardo, desde hace algunos años radicada en tierra malacitana, aunque con
raíces bien conocidas en la ciudad condal, donde en los sesenta el editor José Batlló iba a abrir
esa mítica colección a libros poéticos que impulsasen, lográndolo en paralelo con otras iniciativas,
la renovación de la poesía española de aquel entonces, renovación a la que no fue ajena la edición
de algún que otro poeta latinoamericano, por ejemplo César Vallejo y Ernesto Cardenal. Teniendo
presente lo que en el primer párrafo de la reseña comenté sobre la referencialidad, cabría añadir
que la praxis literaria de Santiago Montobbio encaja muy bien en El Bardo porque es
desprejuiciada y en su virtud puede interpretarse como renovadora en la medida que resulta
anticonvencional.

Puente Atlántico | Otoño 2020 ISSN 1989 -9394


Uno diría incluso que el autor, posiblemente sin pretenderlo, desmonta el cliché crítico que se ha
establecido como un mantra filológico casi de precepto, el de una referencialidad que cobra
sentido en el tejido textual, lo que es innegable, pero agregaríamos que lo referido también tiene
sentido al margen de él, de manera que ambos sentidos se alimentan mutuamente como si de una
osmosis se tratase. Y es que, en mi sentir, las referencialidades mencionadas en la obra de este
poeta tienen, en su mayoría, cabal significación y existencia fenoménica fuera de sus textos
poemáticos, aunque se enriquezcan dentro de él. Y es caso es que el lenguaje no proporciona
otro modo de hacer mención de esas referencias, literaria o no literariamente, que el empleado por
el autor de Nicaragua por dentro.

El libro consta de dos partes, una primera titulada “Dariana”, título que coincide con el de uno de
los textos que en ella se insertan, y una segunda que lleva la misma intitulación de la obra. Los
textos de “Dariana” están escritos en forma prosística, lo que no obsta para que se incluyan unos
pocos versos asimismo, en tanto los de “Nicaragua por dentro” se plasmaron como
composiciones versales, aunque nunca bajo pautas regladas. ¿Son poemas en prosa las prosas
de Nicaragua por dentro? No vamos a remitirnos, para justificarlo, a la convicción de Santiago
Montobbio según la cual la poesía está y se encuentra en todas las cosas, pero sí a otra de sus
convicciones, la de que donde hay temblor en el sentir, y ese temblor no puede darse más que en
virtud de estar vivo, alienta la poesía, que surgiría como el respirar. Sería entonces una poesía
“respirada”, como ya sintió Claudio Rodríguez e iba a asumir Antonio Colinas. Lo que parece
bastante claro es que en esas prosas se percibe que las impregna un emocionado temblor de
vida. Desde ese prisma, y aun desde otros, estaríamos ante poemas en prosa, no ante prosas
poéticas, porque no distingo en los textos decursos rítmico-melódicos para calificarlas así, aparte
de que este poeta no parece que los priorice casi nunca en su personal idiolecto literario.

“Dariana” abarca un tercio del libro, y comprende una veintena de textos ubicados
cronológicamente con precedencia al viaje a Nicaragua que emprenderá el sujeto enunciador para
participar principalmente en un evento, el afamado festival internacional de poesía de Granada, y
para impartir también una o más charlas sobre Rubén Darío, amén de otras actividades, entre
ellas lecturas de sus propios poemas. Tales textos reflejan acciones aconsejables antes de realizar
un viaje, las de prepararse mentalmente a ese fin aproximándose uno a la idiosincrasia cultural del
país que va a ser visitado, pero integrando esas acciones en el acontecer cotidiano, en el que se
combinan lecturas varias de autores diversos que no vamos a detallar y que van ocupando las
horas de enriquecimiento del hablante, junto a otras experiencias culturales, y a la continuada
creación poética. Y desde este ángulo las prosas de “Dariana” son de carácter diarístico, no
porque se nos trasladen escrituras diarias sistemáticas, sí porque en aquellas que se participan a
los lectores se les da cuenta de lo que siente, de lo que piensa hacer y de lo que hace o no hace
su autor, manifestando que son páginas desordenadas que nacieron “de manera espontánea e
imprevista…” (87)

Rubén Darío constituye una guía inmejorable para lograr esa aclimatación previa, ý máxime
habiendo de hablar sobre el autor de Cantos de vida y esperanza en su propia tierra. Y una de las
lecturas que el viajero realiza es justamente la del ensayo dariano “El viaje a Nicaragua”. A una de
las prosas poéticas que escribe la titula “Viaje a Darío”, porque viajar a Darío es hasta cierto punto
viajar a Nicaragua, y viceversa, lo que conlleva que paralelamente al viaje efectivo y material que
realiza el hablante, este anticipa, vive y vivirá un viaje interior nicaragüense antes, durante y
después de viajar a Nicaragua o, si se quiere, a sus claves culturales y de espiritualidad, en las
que se sumerge y que pervivirán en él.

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Como si fuese entre paréntesis diré también que el hablante cuenta en una de las prosas la
anécdota curiosa de que en esos días preparatorios no pudo asistir a una convocatoria tan
sugestiva como la de una conferencia en Barcelona titulada “Rubén Darío y el Japón: el poeta que
nunca estuvo allí”. Sin embargo, sí pudo acompañar al músico nicaragüense Ofilio Picón, que ha
cantado poemas suyos en escenarios distintos, a ver la casa que había compartido Rubén en
Barcelona con Francisca Sánchez y un hijo de ambos, morada que fue la última del poeta en
Europa antes de su muerte.

En la prosa “El color, la forma, la pintura” dice el sujeto de la enunciación que tiene previsto
adquirir la Vida de Rubén Darío escrita por él mismo. Damos este libro por adquirido y asimilado
antes o después de saber, por el referido hablante, que iba a ir leyendo despacio la obra poética
dariana completa. En otra prosa, la titulada “El 27, el 98 y Rubén Darío”, comenta que en sus
charlas sobre Darío en el país centroamericano se propone poner énfasis en el Darío interior, aun
discrepando de que pueda deslindarse esa faceta de otra que sería contrapuesta, tesis a mi
entender bien fecunda y hasta cierto punto revulsiva si alguien está dispuesto a desarrollarla
desbrozando el considerable alud de todos los impedimentos críticos que van a condicionarla en
sentido distinto. Pero el hablante pretende acentuar al Rubén Darío “herido”, y así lo hará ante sus
oyentes en Nicaragua.

Quienes se interesen por la obra literaria de Santiago Montobbio, que ha cedido su voz al
personaje que se expresa en esas prosas, habrán de tomar buena nota de cómo ha influido
directa o indirectamente el poeta de Azul en su propia escritura, porque el hablante aporta algunas
informaciones al respecto en la prosa recién alegada, así como algunas ideas sustanciosas más
en la parte segunda y más amplia del libro, la titulada “Nicaragua por dentro”, de la que anticipo
que proporcionará informaciones acerca de sus pasos más tempranos en el mundo poético, con
especial detenimiento en alguno de sus más interesantes poemas de entonces.

Hallándose todavía el emisor en la ciudad condal, por el argumentario poemático sabemos que
ahí le llega la noticia del fallecimiento de Claribel Alegría. Y en lo que de esa jornada triste se nos
cuenta se incluyen dos poemas lamentatorios, no solo por ese hecho luctuoso, sino porque ya el
viajero no podrá reunirse con ella en su jardín de Managua, donde la escritora había convocado un
encuentro entre ambos. Estas composiciones en verso son las únicas de “Dariana” en esa zona
de una obra que enseguida, desde “Nicaragua por dentro”, ya no acogerá textos prosísticos.

Hemos tenido repetidamente la oportunidad de leer creaciones poéticas relativas a viajes en los
que la ruta principia en un aeropuerto. Así ocurre en Nicaragua por dentro, que comienza con una
docena de textos localizados en el espacio aeroportuario barcelonés de El Prat. Se trata de textos
de distintas texturas, uno de ellos un evidente micropoema, anticipo de otros varios que se
insertan en el libro. La praxis literaria habitual de Santiago Montobbio se hace ostensible en este
grupo: sencillez en el decir, no sin algún giro con sello estilístico muy personal;
despreocupaciones esteticistas y melódicas; indiferencia hacia reservar para fin de línea palabras
llamadas “plenas”, o bien voluntad consciente de no proscribir en ese vértice las que se considera
que no lo son; y también, entre otros rasgos, el de desarrollar momentos poemáticos a base de
implementaciones concatenadas a partir de una palabra, de un concepto, de una idea, de una
imagen. Al propio tiempo, el sujeto de la enunciación nos va participando que todo es poesía si
todo se vive desde el sentimiento, y en la segunda parte sobre todo a cómo es vista la poesía,
atisbos a los que aludirá numerosamente a través de distintas comparaciones imaginísticas.

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A los textos recién mencionados les siguen unos cuantos de carácter aviónico. La poesía
española registra composiciones de ese tenor desde las primeras décadas del pasado siglo,
constituyendo una materia inspiradora que con el tiempo ha evolucionado hasta el punto de que
apenas se plasman en verso vicisitudes aéreas, aunque sí se da noticia de una de ellas en
Nicaragua por dentro, la del azoramiento que se produjo en el hablante cuando por poco pierde
en Miami el vuelo a Managua, trayectos en los que fueron creados distintos poemas, toda vez que
la literatura del escritor Santiago Montobbio nace de la cotidianidad, y sin excepción situacional
alguna. Los poemas aviónicos, los del vuelo de Barcelona a Miami, y de Miami a la capital
nicaragüense, pudiera decirse que son textos principalmente metapoéticos sobre la escritura y
metafísicos sobre la existencia humana, anundándose el decir y vivir con el lazo de lo misterioso.

La serie consecutiva se contextualiza en la ciudad de Granada, sede del antedicho encuentro


internacional de poesía en el que el viajero fue invitado a participar, y donde Montobbio interviene
leyendo poemas suyos en el atrio de la Iglesia de la Merced. Paseos, sentires, recuerdos de
España y de Barcelona, y el anecdotario vivido en tan hermosa y artística urbe de marchamo
colonial son expresados en ese ciclo poemático granatense al que sucede una primera secuencia
capitalina ubicada en Managua, e integrada por veintiún poemas.

Las vivencias de Managua que se recrean en la mencionada veintena de composiciones se


refieren, entre otras, a una emotiva y aleccionadora misa campesina a la que asistió el viajero, y
donde iba a coincidir con Ernesto Cardenal, a cuya casa acudiría después más de una vez para
establecer con él diversos cambios de impresiones, mayormente sobre libros y lecturas. También
va a ir al jardín donde había de haberse producido el encuentro con Claribel Alegría, un encuentro
que espiritualmente se produjo, aunque in absentia corpórea.

Uno de los epicentros de esta agrupación de composiciones gira en torno al ensayo y posterior
actividad poético musical de Ofilio Picón en el Palacio de Cultura de Managua, donde el cantautor
interpretaría versos de Darío y de Montobbio, trazándose otro de los vínculos que en el libro unen
Barcelona con Nicaragua. Acto seguido van sucediéndose poemas localizados en León, donde se
alza una casa que fue habitada por Rubén Darío, convertida desde hace lustros en Museo y
archivo dariano de singular provecho para los que se acercan a tan memorable edificio. La visita a
la localidad, en cuya catedral reposan los restos del poeta, supuso y añadió al viajero una especial
predisposición anímica antes de dar su conferencia dariana unos días más tarde, aunque no en
esa urbe emblemática.

En Managua acontecerán los trece poemas siguientes, y allí va a tener lugar un encuentro con el
escritor y político Sergio Ramírez en su casa. Como sea que la creación poética de Santiago
Montobbio brota en cualquier circunstancia, lo que no implica que haya de brotar necesariamente
en todas y cada una de las circunstancias, en el trayecto de la capital hasta Ribes que los
organizadores del viaje le promovieron al poeta barcelonés, también van a componerse textos
incorporados al libro, pese a los baches y saltos consiguientes de la ruta por carretera. En Ribes
dará una charla en la Universidad Pablo Freyre ante unos trescientos maestros que la escucharon
con total receptividad, tras la cual efectúa el retorno a Managua, a donde llegará con más poemas
creados por el camino.

De nuevo en la capital del país, en ese ámbito se situarán los sesenta y cinco poemas que
conforman la tercera de las series escritas e inscritas en Managua.

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José María Balcells Doménech es Catedrático de
la Universidad de León, de la que se ha jubilado
como docente en 2013, permaneciendo
vinculado a la institución como investigador. Es
autor de diversos estudios y ediciones sobre
escritores del Siglo de Oro, entre ellos Fray Luis
de Granada y Francisco de Quevedo. Acerca de
poesía española del siglo XX ha publicado
ediciones críticas de la poesía de Rafael Alberti,
Miguel Hernández, José Corredor-Matheos y
Rafael Ballesteros, así como varias monografías.
Entre otros libros destacan Ilimitada voz.
Antología de poetas españolas. 1940-2002
(2004) y Voces del margen. Mujer y poesía en
España. (2009). De 2016 es su obra La epopeya
burlada. Del ´Libro de buen amor´ a Juan
Goytisolo, y de 2020 la titulada Miguel
Hernández y los poetas hispanoamericanos y
otros estudios hernandistas.

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