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CÍRCULOS

CC Caro
CÍRCULOS

CC Caro
Lo más saludable es
reinventarse a sí mismo

73M0
Índice

Agradecimientos 7
Noviembre, 2004 10
Cuauhtemoc 12
Primer viaje a Europa, Francia 15
Segundo viaje a Europa, Alemania 17
Último viaje 19
Experiencia ajena 27
Nexo 30
Lucy 34
Javier 46
Ecuentros 37
Gerardo 44
Cortejo 47
El mejor regalo 51
Juegos 53
Cuando vives en e éxtasis 55
Advertencias 60
Punto Final 63
Muestras hostiles 70
La mayor pérdida 73
Tinieblas 79
Índice

Conversaciones I 83
Subidas y bajadas 85
Eddy 92
La guía 97
Un nuevo año 102
Sesiones 111
Vaivén 121
Desencuentros 129
Confesiones 135
Fernando 137
Conversaciones II 141
El amor es libertad 144
El equilibrio se aproxima 151
Alberto 153
Cuestión de suerte 156
Un nuevo comienzo 160
La semana perfecta 164
Se baja el telón 172
Conversaciones III 175
Catársis 177
Vórtice 179
Lecciones de vida 184
Epílogo 187
Agradecimientos

Con gran orgullo y aprecio doy las gracias a quienes han contri-
buido a la realización de éste libro.
En primer lugar, a mi familia por siempre esta ahí cuando lo
necesito. Todo lo que soy se lo debo a ellos.
Gracias también a todos los involucrados directa o
indirectamente en las historias que aquí se relatan. Sin duda su
aportación es la columna vertebral para lograr que éste libro tenga
sentido.
A mis amigos... cada uno de una forma diferente, pero todos
aportando su granito de arena.
Gracias a Lucy, por ser mi mejor amiga, por estar siempre ahí
y por no dejarme caer nunca. Aunque a veces nos cuesta trabajo
expresar lo que sentimos, no es necesario, lo sabemos de
antemano. Gracias por escogerme como tu amigo.
Gracias a Louis Lyon. Aunque la convivencia entre tu y yo no
es posible por muchas cosas, siempre has estado cuando me he
sentido más vulnerable, y también cuando me he sentido más
fuerte. Es bueno tenerte como amigo.
A Fernando... por los sabios consejos y los regaños
necesarios. Aunque a veces no esté de acuerdo en la formas y
métodos, siempre serás una gran persona en mi vida.
A Cris por las analogías que funcionaban cada vez que acudía
a tí en busca de apoyo. Saber que siempre estás ahí aunque no te
vea me hace sentir afortunado.
Gracias a E.R. Ramírez. Gracias por tus aportaciones
artísticas y personales. Pero sobre todo por motivarme para
completar este libro. Gracias por creer en mi.
Al señor Arellano por ser testigo en gran parte de los relatos
aquí mencionados, y por el constante aprecio que siempre has
mostrado.
Gracias a Javier. Nunca te lo he dicho, pero eres mi mejor
amigo y te quiero como tal. Además siempre he sentido tu apoyo y
tu cariño aun en los momentos más oscuros, y en los más brillantes
también. Eres un gran ser humano.
A mis compañeros de trabajo, por su honestidad y
comprehensión. La vida es más divertida trabajando a su lado.
Un agradecimiento especial a Lucy, Valeria y Anny, que sin su
valiosa ayuda al momento de leer los borradores no me hubiera
motivado para publicar el escrito. ¡Muchas gracias!
Y por último, gracias a mi propio esfuerzo, porque en un
intento de liberarme de todos los demonios comencé con ésta idea
sin saber a dónde podía llegar, y sin saber a dónde nos llevará el
camino de la vida. Eso es lo interesante de vivir.
La felicidad es individual,
las consecuencias son colectivas

73M0
Noviembre, 2004

- ¿No tienes ganas de enamorarte? - Dijo Cris con un ánimo


auténtico
- ¿A qué te refieres? - Respondió Temo tímidamente, ya que
jamás le había pasado por la cabeza una idea tan sencilla y universal
- Sí, a que llegue alguien que te haga vibrar, que mueva todas
tus emociones, que te levantes y pienses en esa persona, que tengas
ganas de oler su piel todo el tiempo. De estar con esa persona todo
el tiempo que te queda de vida. ¿De verdad no tienes ganas de eso?
- Pues... nunca lo había pensado – Dijo Temo un poco
pensativo. - Yo creo que eso sólo pasa una vez en la vida, solo hay
que estar en el momento indicado en el lugar correcto.
- Eso sí – Respondió Cris amargamente.
Y es que a éste par de amigos los unen varias cosas, pero la más
importante es que tienen vidas paralelamente parecidas en tiempo
y espacio. Y años más tarde compartirían otra situación
equivalente lo cual los uniría más... la falta del ser querido
- Pero para que nos preocupamos, tenemos 19 años, y nos
falta toda una vida por delante. No hay que presionarnos,
finalmente si llega o no, tenemos amigos, familia y salud, que es lo
más importante. - Dijo Cris un tanto analítica
- Sí... así es más divertido. - Respondió finalmente Temo
Cuauhtémoc

En el hospital Guadalupano de la ciudad de Morelia nació un niño


de 8 meses, padre de un empleado de gobierno y un ama de casa.
Migraron algunos años atrás de Ciudad de México, buscando una
mejor calidad de vida de la que la gran capital del país podía
ofrecerles, sobretodo buscaban tranquilidad. Al poco tiempo de
haberse mudado, los familiares de los padres los siguieron, y
pronto toda la familia directa de ambas artes vivía en la misma
Ciudad.
La pareja ya había tenido un hijo, 3 años atrás, en el mismo
hospital. Fue un niño sano, grande y fuerte. En el segundo
embarazo, al octavo mes el padre se intoxicó con champiñones y
fue a parar al hospital, algo grave. Al mismo tiempo, a la madre se le
adelantó el parto debido a la impresión. El padre, contra toda
recomendación médica el señor salió del hospital donde estaba
internado para ver a su segundo hijo nacer.
Debido a que le faltó un mes para completar el ciclo natural
del embarazo, el niño nació con un soplo en el corazón. Estuvo
internado 2 días después de nacer. Sus padres estaban al pendiente,
sus abuelos, sus tíos y su pequeño hermano. Al tercer día salió del
hospital, estable. Sus padres decidieron ponerle “Cuauhtemoc”,
en honor al último emperador azteca, que aunque sufrió un
martirio jamás flaqueó, como su hijo al nacer.
Sus primeros años fueron maravillosos, en el seno de una
familia unida, feliz y comprometida. Aunque Temo (como
posteriormente sería conocido) tuvo varias enfermedades...
neumonía, le fallaba el hígado, alergias, etc... no le quitaban las
ganas y la alegría de vivir. Su infancia fue sencillamente feliz.
Desde pequeño se mostró diferente a los demás... veia cosas...
entendía muchas cosas. Situaciones extrañas que un niño de su
edad no experimenta, por lo general.
En la primaria comenzó a ver las cosas un poco diferentes... le
atraían más los niños que las niñas, disfrutaba de su compañía. En
la secundaria pasó lo mismo, aunque por costumbre y cultura
“hacía lo correcto” teniendo novias a ratos. Al final de la
secundaria se unió a un grupo de amigos, con los cuales bailaba y
aparecían en tardeadas o festivales de la escuela. En ésa época
estaba de moda el “teen-pop”, con artistas como Backstreet Boys,
Britney Spears o NSYNC. Era el “boom” de finales de los
noventas.
En la preparatoria siguió con esa tendencia, pero para el
segundo año dejó de hacerlo, y no es que no le gustara más, al
contrario, le apasionaba bailar, mostrarse, que lo vieran, pero optó
por ser mas “normal”... se alejó de sus amigos con los que
compartía la misma pasión y se acercó a otros, igual de buenas
personas, pero que le enseñaron un mundo totalmente nuevo a su
alcance.
Comenzó a fumar, a tomar, a ir de fiestas, a no llegar a su casa,
a tener sexo, etc... Se envició en lo que los jóvenes de su edad
normalmente hacían. Al principio se sintió bien, aceptado,
querido, y le disfrutaba su nueva forma de vida, aunque fuera
autodestructiva. Al mismo tiempo descubrió que efectivamente
era gay, sólo que no sabía como actuar ante ello.
Al entrar a la Universidad, el enviciamiento o conducta
autodestructiva se calmó. Era un ambiente nuevo, con gente nueva
y experiencias nuevas, aún así se adaptó.
Los años de Universidad fueron buenos, divertidos. Viajó por
Europa, conoció gente, exploró su sexualidad. La carrera le
gustaba... pero no le apasionaba. En diciembre de 2006 decidió
darse un tiempo de los estudios y perseguir el equilibrio que sentía
le hacía falta, encontrar su lugar en el espacio.
Primer viaje a Europa, Francia

Era 2005, su mamá lo había motivado a irse, tal vez por competir
con sus jefas que mandaron a sus hijos un año anterior, y Temo se
dejó consentir. Así que en julio de ese año viajó a Francia para
formar parte de un grupo de voluntarios para la reconstrucción y
aseo de varios pueblitos en el centro del país.
Tomó el vuelo a Lyon, haciéndo conexión en Paris, y
posteriormente tomaría un tren hacia Moulins, y de ahí pasarían
por el para llegar a Saint Hilaire. El proyecto de desarrollaría en el
estado de Auvergne, en el departamento de Allier, justo en el
centro de Francia.
Era la primera vez que viajaba tan lejos, no sabía el idioma
nativo, pero las ganas y la emoción eran su arma... además del
inglés, claro está. No temía viajar sólo, así que se desenvolvió lo
mejor que pudo en aeropuertos, estaciones de trenes, etc... Por fin
llegó a Moulins, capital del departamento de Allier, y ahí lo
esperaba el líder del grupo de voluntarios y el alcalde de Saint
Hilaire, el primer pueblo donde estarían. Era la 1 a.m. Y estaban
todos cansados, sin embargo la curiosidad y el éxtasis de una nueva
aventura los mantenía despiertos. Llegaron finalmente a Saint
Hilaire, y Helder, el líder del grupo le mostró la casa en la que
viviría la próxima semana y media, pero a oscuras y en silencio, ya
que los demás voluntarios estaban dormidos.
Al despertar Temo conoció a sus nuevos amigos, y estaba
maravillado, había jóvenes de todos los rincones del mundo. Él era
el único de las Américas, había gente de Francia, Hungría,
Lituania, Turquía, Portugal, Rusia, Corea y Togo. Rápidamente se
adaptó y se instaló con sus nuevos compañeros.
Saint Hilaire era un pueblo de 600 habitantes, enclavado en las
montañas centrales del país, rodeado de lagos, bosques y ríos. La
calle principal también era la carretera, sin embargo la arquitectura
típicamente europea con teja en los techos, puertas enormes de
madera, las calles adoquinadas, los faros de estilo neo clásico, las
paredes empedradas, y la brisa fresca del bosque hacían que ese
pequeño pueblo fuera un minusculo paraíso.
El proyecto era en tres pueblos, además de Saint Hilaire
vivieron y trabajaron en Tronget y Besson, todos muy cerca de
otros. En ése mes Temo también viajo a ciudades más grandes
alrededor como Moulins y Bourbon, además de pasar un fin de
semana en Paris y dos días al final de su viaje en Lyon.
El viaje llegaba a su fin, y Temo regresó a México con nuevos
bríos y una experiencia fenomenal detrás de sí.
Segundo viaje a Europa, Alemania

Tal como el año pasado, ésta vez también se inscribió para otro
proyecto de voluntarios, sólo que ésta vez en el marco de la Copa
Mundial de Fútbol, en 2006, de la cual Alemania fue la sede.
La experiencia del año pasado le ayudó a desenvolverse mejor
en los aeropuertos, estaciones de tren y de metro. El vuelo llegaría
a Frankfurt, después tenía que tomar un tren a Stuttgart, y de ahí
moverse en el metro de la ciudad hacia el norte para llegar al casa
comunal y conocer a sus nuevos compañeros. En ésta ocasión
había gente de Alemania, Francia, Serbia, República Checa,
Finlandia, Estados Unidos, Corea, Japón, Egipto y otras dos
personas mexicanas.
El trabajo aquí era diferente, como voluntario oficial de la
FIFA (federación que organiza el mundial) debía ser un punto de
referencia de los turistas y fans que viajaban al país a disfrutar del
mundial. Así que recibió capaticación para ser un experto en el
evento y en la ciudad en la que estaban. Algunas veces
simplemente deambulaba en el centro de la ciudad en espera de
orientar a algún fan en cualquier asunto que necesitara; otras veces
iba al estadio a ayudar a evitar algún desorden con las entradas o a
revisar acreditaciones. En ocasiones le tocaba trabajar en el
FanCamp, que fue como un hostal de tiendas de campaña para los
fans que no podían pagar un hostal u hotel formal. Y finalmente
algunas otras veces era su turno de estar en el FanFest, un tipo
festival que en todas las ciudades anfitrionas se establecía en el
centro de cada una de ellas, con pantallas gigantes, conciertos,
tiendas, bares, etc... para ofrecer a la gente que no podía pagar un
boleto para ver un partido un espacio en donde podían sentir el
ambiente dentro del estadio.
Su estadía en Stuttgart, una ciudad de 600,000 habitantes fue
magnifica, con más opciones de entretenimiento que el año
pasado y con más gente a su alrededor disfrutó cada uno de los
minutos ahí. Desde fiestas, cultura, viajes recreativos, y por
supuesto, de su propia sexualidad, pero con responsabilidad. Y de
visitas a otras ciudades en Alemania como Nurmberg, Munchen,
Ludwisburg, Heidelberg, Frankfurt, Kaiserlautern, y a países
cercanos como Suiza o Austria
El viaje acabó con una estadía en Turquía de una semana,
visitando a sus amigos turcos que había hecho el año pasado en
Francia.
Ésta nueva experiencia fue espectacular, no sólo por el hecho
de viajar, si no que lo hizo formando parte de un evento del cual
Temo era super fanático. Ahí conoció a su amiga Sabrina, que le
ofrecería su casa y trabajo para cuando él quisiera en Berlín.
Último viaje

3 de Febrero de 2007

Cuando Temo les dijo a sus papás que iba a dejar la escuela un
tiempo para irse a trabajar a Alemania, éstos dieron el grito en el
cielo. Sin embargo, Temo había demostrado ser prudente en sus
decisiones, y tenía argumentos lo suficientemente fuertes para
convencerlos. Todo estaba planeado, trabajaría en un hostal,
viviría con su amiga Sabrina, y tenía dinero ahorrado, así que en la
madrugada del 3 de febrero todos se subieron al carro para llevarlo
al Aeropuerto de Ciudad de México por tercera ocasión en dos
años...
La platica de despedida ya había tenido lugar, un día antes en
casa de los Caro, pero la más difícil estaba a punto de venir.
El aeropuerto estaba semi-lleno, la estrada a salidas
internacionales lucía en orden, y ya habían hecho el check-in de las
maletas. Temo giró para darle un abrazo fuerte a su hermano.
- Cuídate, te caigo en Agosto. - dijo su hermano
- Claro que sí, te espero con unas chelitas bien frías. -
respondió Temo
Después siguió su papá... con un abrazo, éste le dijo...
- No eres ni más ni menos que nadie, y si tienes problemas ve a
la dirección que te dije. - Refiriéndose a la dirección en Berlín de la
organización a la que su papá era miembro.
- Si, papi, ya me aprendí el protocolo – dijo su hijo
Por último... su mamá... Una señora de 45 años, cuyo único
deseo en la vida era ver a sus hijos con ella hasta que muriera. Era
tan apegada a sus hijos que había ocasiones en las que tenían que
forzarle el brazo para que los dejara de abrazar. Y aunque algunas
veces pecaban de intolerantes, sabían muy bien que era la mejor
mamá del mundo. Temo la miró a los ojos y le dijo...
- No te preocupes, voy a llamar cada semana
- Lo sé. - dijo ella con voz entrecortada, lo abrazó y le dió la
bendición más larga que Temo haya recordado jamás.
- Gracias, mami... te quiero
- Yo también te quiero...
Habiéndose despedido de todos, Temo recordó la película
“Star Wars, Episodio 1: La amenaza fantasma” cuando los jedis se
llevan al joven Skywalker a su entrenamiento final. Su mamá le
había dicho “no mires atrás”... y cuando se despidieron, el futuro
Darth Vader no resistió la presión, miró atrás y fue corriendo a los
brazos de su madre... Temo pensó en lo mismo... y decidió no
actuar así. Así que pasó su equipaje de mano por la banda
transportadora... pasó debajo del detector de metales y entró al
espacio para pasajeros, donde están las tiendas de Duty-Free. <<No
mires atrás>> se decía una y otra vez... Pero no resistió la presión...
y lo que vió fue uno de los momentos más dolorosos que
recuerde... Su mamá estaba pegada a la maquina de rayos X con los
ojos empapados, y un rostro visiblemente perturbado. Temo la
miró, le mandó un beso restringiéndose las ganas de correr con ella
y de llorar. Finalmente se dió la vuelta y pensó <<ahora sí, no
mires atrás>>... Y no lo hizo, caminó fingiendo seguridad hacia la
escalera que lo dirigía a las salas de última espera... y una vez hubo
llegado a ellas... se metió en un baño pletóricamente limpio... y
descargó su tristeza... Y la siguió descargando en las 10 horas de
vuelo, y más aún... 2 semanas después de haberse instalado en el
departamento de Niederbanimstrasse...

La experiencia en una ciudad tan contrastaste como Berlín


fue muy buena... A pesar de extrañar a su familia y amigos, Temo
consiguió lo que quería... Un tiempo alejado de todos y todo para
estar consigo mismo, obtener un trabajo oficial en otro pais, burlar
el sistema de migración alemán (no por ser ilegal, si no por que le
favoreció una minúscula cláusula de papeleo) y disfrutar su
sexualidad plenamente... Y es que era tan fácil hacerlo... Por un
lado el alcalde de la ciudad en turno era abiertamente gay, como
típico país avanzado las relaciones entre personas del mismo sexo
son aceptadas, el distrito gay de la ciudad estaba marcado con una
pequeña bandera en todos los mapas, y había infinidad de lugares
para encontrar absolutamente todo lo que uno deseara.
Eso fue lo que más disfruto Temo de su estancia en la ciudad
del muro. Por supuesto también se dio sus paseos culturales, pero
la experiencia de hacer lo que deseara sin tener el compromiso con
alguien más era lo que más disfrutó... al final de cuentas, toda su
vida hasta ese momento había sido así, sólo que con hora de
llegada a casa y en una sociedad no tan tolerante.
En una de sus visitas culturales en Berlín decidió ir a ver la
columna de la Victoria, ubicada en la calle principal de Berlín, justo
en medio de Tiergarten. La construcción de la columna se inició
para conmemorar la victoria de Prusia en alianza con el Imperio
Austriaco contra Dinamarca en la Guerra de los Ducados de 1864.
Inicialmente erigida frente al edificio del Reichstag, la columna fue
trasladada a su ubicación actual durante la Alemania Nazi,
conservándose en pie tras el final de la Batalla de Berlín en el
marco de la Segunda Guerra Mundial. Al terminar dicho conflicto,
Francia quiso dinamitar el monumento, pero no pudo por el veto
angloamericano. Eso si, los franceses se llevaron los relieves que
aludían a su derrota. Actualmente, la columna esta en una glorieta
en medio de dos avenidas muy transitadas, rodeadas de un enorme
bosque. Es una columna de 69 metros de altura, que en su punto
más alto tiene a Niké, la diosa griega de la victoria, y un mirador, es
muy parecido al Ángel de la independencia en Ciudad de México.
El acceso para llegar a la columna era por unos pasos a
desnivel debajo de la calle, en cada uno de los extremos en el
parque alrededor de la columna. Pero Temo no sabía eso, así que
como orgullosamente mexicano quiso atravesar la calle buscando
un espacio entre los carros. Estaba a punto de hacerlo cuando de
repente lo detuvo un policía. “¡Espera!” dijo el hombre. Era un
hombre alto, blanco, de ojos azules, de cuerpo trabajado, casi 40
años, en el pecho se leía la leyenda “TOURISMUS POLIZEI”.
Cuando Temo volteó el policía dijo en perfecto inglés:
- No atravieses la calle, hay pasos a desnivel
La vergüenza de Temo no fue discreta y el policía lo notó.
- No tengas pena, mucha gente no lo sabe, pero el acceso es
por esas puertas – señalando unas columnas de tipo clásico que
daban conducían a unas escaleras y a los pasos a desnivel.
- Gracias – dijo Temo
Temo lo miró a los ojos, el policía también... y en ese
momento Temo lo supo, el policía también era gay.
- Pero te acompaño, porque es un poco peligroso, hay muchos
indigentes que viven en los túneles.- dijo el policía. - Me llamo
Andy, por cierto
- Ah, muchas gracias, yo soy Temo.
Andy lo acompañó en el túnel, y tal cual lo había dicho, era un
poco inseguro, mucha gente tirada en el piso, olor a orina y a
humedad, y algunas luces no servían. Sin embargo, en el trayecto
Andy le preguntó de dónde era, que hacía, etc... La conversación
por los 30 metros fue amena y Temo se sintió muy cómodo con él.
Al salir del túnel ya se encontraban en la glorieta.
- Gracias, Andy, te lo agradezco – dijo Temo
- No hay por qué, es mi trabajo, además es un gusto ayudar a
un chico guapo como tú
<<Ya ligué>> pensó Temo. Se despidieron, y aunque la
intención de Temo era sinceramente hacer un recorrido cultural
obtuvo algo extra, y no le desagradaba. Pagó su acceso a la
columna, observó el museo en la base de ella y subió los 285
escalones en espiral para llegar al mirador. La vista era
espectacular. Todo el Tiergarten se observaba pletórico, las
embajadas con sus edificios monumentales, la Torre de Tval este, y
al sur Potzdamer Platz, el distrito comercial. Valió la pena subir
tantos escalones. Cuando Temo bajó, para su sorpresa Andy lo
esperaba en la base de la columna
- Te esperé para regresarte, se ve que no eres de aquí y más vale
que te ven acompañado de un policía. - dijo Andy
- Ay... gracias, de verdad – dijo tímidamente Temo
En el regreso platicaron de más cosas, no era necesario para
ambos decir que eran gay, eso ya lo sabían, así que Andy le dio su
número de celular y quedaron en verse. A los días siguientes Temo
le marcó y desafortunadamente Andy estaba ocupado, sin
embargo le preguntó si le gustaba en fútbol, a lo que Temo le dijo
que sí. Entonces acordaron verse afuera del estadio olímpico de
Berlín el fin de semana próximo para que Temo tuviera acceso al
partido. El sábado llegó y Temo estuvo a la hora acordada en el
punto que Andy le había dicho. El policía llevó a Temo por varios
puntos de acceso y finalmente entraron al estadio, Andy tenía que
estar afuera para evitar cualquier desorden al final del partido, así
que Temo disfrutó del juego HSC Berlin contra BV Dortmund él
sólo. Aún así, saber que tenía un “amigo” policía lo hacía sentir
bien seguro.
Las citas con Andy por lo regular eran así, y los días que
ambos tenían libres y podían coincidir los compartían de una
forma más física en casa del policía.
Esa fue la primera experiencia de pareja de Temo, ninguno se
enamoró, era atracción física e interés de evitar la soledad de
ambos. Sin embargo, y hasta la fecha, mantienen comunicación a
través del correo electrónico y guardan un bonito recuerdo el uno
del otro.
La estancia de seis meses en Berlín se vió truncada por el
sistema de migración alemán, sin embargo Temo disfrutó mucho
su vida en Europa. Viajó por ciudades cercanas como Dresden o
Postdam, o en otros países como Varsovia y Cracovia en Polonia.
Cuando finalmente llegó a México, acompañado por su
hermano, tenía una nueva forma de pensar... pero contrario a lo
que pasa cuando alguien de su mismo nivel socio-cultural viaja a
Europa, para él fue inverso. Llegó humilde y centrado. Y no era
para menos, aunque se había divertido y gozado de una libertad
exquisita y nueva, hubo momentos extremos de soledad, espacios
en el tiempo que debía decidir entre una marca de pasta o la que era
más barata para ahorrar, en los que su única conversación era con
él mismo. Regresó valorando cada instante, cada lugar, cada
persona, cada centavo, cada momento... y ése había sido su plan...
lo había logrado. Todo pintaba como una nueva era en su vida; y así
fueron los primeros siete meses de su regreso a Morelia.

Al regresar de Berlín Temo encontró trabajo en una imprenta,


le iba bien, era divertido, hizo amigos y aprendió mucho acerca de
su carrera. En enero reingresó a la escuela, aunque un poco
incómodo, ya no era lo que esperaba. Alternó trabajo-escuela ese
semestre, había días que se le dificultaba, pero nunca pecó de
irresponsable en ambos lugares.
Al finalizar el semestre su abuela murió... todo un golpe para
la familia porque no lo esperaban. Después de tantas experiencias,
tantas vivencias positivas y desagradables... Temo sentía un
profundo vacío... una profunda tristeza que aunque trataba de
disimular, y lo hacía muy bien, lo carcomía por dentro. Así que
habló con sus papás y les pidió ayuda a lo que él llamó como
“depresión”. Su hermano, psicólogo, le recomendó un lugar... A
las pocas semanas ya estaba hecho su diagnóstico por el psiquiatra:
sufría “depresión severa”. Empezó una terapia psiquiátrica,
psicológica y médica para tratar la depresión... todo en medio de la
relación más maravillosa que haya tenido.
Experiencia Ajena

Febrero 2008, 10:40 pm

Estaba Temo esperando en el carro con una mujer que había


conocido 2 horas antes en la reunión. Estaban escuchando un
poco de música mientras afuera Lucy y su novia discutían afuera
del edifico de departamentos en el cual Gina vivía. La situación era
un poco tensa, por un lado Temo es serio por naturaleza y siempre
le ha costado un poco de trabajo romper el hielo los primeros
momentos al conocer a una persona. Por el otro, la mujer (cuyo
nombre no recuerdo) estaba en la misma situación, creando un
poco de conversación vana para amortiguar la constante
incomodidad de tener que presenciar una discusión ajena.
Finalmente, después de unos gritos Lucy se subió al carro al
tiempo que Gina subía las escaleras rumbo a su elegantemente
adornado departamento.
Temo arranco el carro y nadie dijo una palabra en unos 10
minutos. La situación continuaba siendo muy incómoda. Fue ésta
mujer la que habló primero
- No te preocupes Lucy, se le va a pasar, siempre es así con ella
– dijo la mujer
- Si, pero no deja de agüitarme que sea tan celosa y quiera más
cosas que yo no puedo darle - Respondió Lucy
Temo sólo escuchaba la conversación clásica de aliento entre
amigas, pero sobretodo ponía su total atención en la descripción
que Lucy hacía de lo que Temo entendió como “amar a una
persona”. Lo cual hasta ese momento de su vida era totalmente
ajeno a su comprehesión... no por falta de oportunidades ni de
cultura, si no porque él estaba convencido que el “amar” era
cuestión de querer hacerlo o no, una simple decisión voluntaria; y
hasta ése momento no entendía todas las implicaciones
universales que tenía “amar” a alguien.
- Con todo respeto amor, la neta es que estás así porque
quieres – le dijo Temo a Lucy
- ¿Cómo porque quiero? - Respondió un tanto ofendida Lucy
- Si... O sea... sabes que no te conviene por mil razones, los
celos, su hija, su carácter, su falta de ambiciones, su falta de interés
a veces... y creo, y no me dejarás mentir que lo que te une más a ella
es el excelente sexo que tienen, ¿no? - Dijo Temo muy convencido
de su argumento
- Si, - dijo Lucy – El sexo es bueno, y es importante pero es
amor, no se expresarlo pero amo a esa mujer, y no puedo estar sin
ella
- Pero... amor... llevas desde la prepa teniendo novio tras
novio y después novia tras novia, yo creo que deberías estar un
tiempo sola, para ver si te bastas a tí misma.
- Posiblemente, pero cuando te enamores me vas a entender –
Respondió Lucy con cierta ternura
Para Temo aquellas palabras le sonaban vacías. ¿Enamorarse?
¿No bastarse a uno mismo? ¿Cómo es posible que una persona
inteligente como su mejor amiga no pueda bastarse sola, y que,
además, ponga en la capacidad de otra persona gran parte de su
felicidad? El concepto era simplemente extraño. Y es que casi 23
años sin experimentar el “amor” no le incomodaba para nada a él.
Tenía una vida que había vivido como había querido, y no le faltaba
nada más. Estaba un poco programado para eso. Para bastarse a sí
mismo.
Nexo

Soñar es un proceso mental involuntario en el que se produce una


reelaboración de informaciones almacenadas en la memoria,
generalmente relacionadas con experiencias vividas por el soñante
los días o meses anteriores . El soñar nos sumerge en una realidad
virtual formada por imágenes, sonidos, pensamientos y/o
sensaciones. Los recuerdos que se mantienen al despertar pueden
ser simples (una imagen, un sonido, una idea, etc.) o muy
elaborados. Los sueños más elaborados contienen escenas,
personajes, escenarios y objetos. Se ha comprobado que puede
haber sueños en cualquiera de las fases del dormir humano. Sin
embargo, se recuerdan mejor los sueños y estos son más
elaborados en la llamada fase MOR(Movimiento ocular rápido),
que tiene lugar en el último tramo del ciclo del sueño.
Los estados y las fases del sueño humano se definen según los
patrones característicos que se observan mediante el
electroencefalograma (EEG), el electrooculograma (EOG, una
medición de los movimientos oculares) y el electromiograma de
superficie (EMG). El registro de estos parámetros
electrofisiológicos para definir los estados de sueño y de vigilia se
denomina polisomnografia. Estos perfiles entregan dos estados
del sueño:
Sueño sin movimientos oculares rápidos (NMOR). Se divide
en 4 estados:
- La fase 1 del NMOR (fase del sueño ligero) es la transición
desde la vigilia al sueño; se la reconoce por la desaparición del
patrón regular a (alfa) e instauración de un patrón de amplitud baja
y de frecuencua mixta, predominantemente en el intervalo theta (2
a 7 Hz), con movimientos oculares lentos "en balancín".
- La fase 2 del NMOR se define por la aparición de complejos
K y de husos de sueño superpuestos a una actividad de base similar
a la del estado 1. Los complejos K son descargas lentas, negativas
(hacia arriba) y de amplitud elevada que se continúan
inmediatamente después por una deflexión positiva (hacia abajo).
Los husos de sueño son descargas de alta frecuencia de corta
duración que presentan una amplitud característica con subidas y
bajadas. No hay actividad ocular y el EMG da un resultado similar
al estado 1.
- La fase 3 del NMOR se caracteriza por ser un sueño con más
del 20% (pero menos del 50%) de actividad delta de amplitud
elevada (> 75 microV)(0,5 a 2 Hz). Los husos del sueño pueden
persistir, sigue sin haber actividad ocular, y la actividad del EMG
permanece en un nivel reducido.
- En la fase 4 del NMOR (la fase de mayor profundidad en el
sueño), el patrón electroencefalográfico lento y de alto voltaje de la
fase 3 comprende al menos el 50% del registro.
El conjunto formado por las fases 3 y 4 del NMOR se
denomina sueño de ondas lentas (SOL), delta o profundo.
- Sueño de movimientos oculares rápidos (MOR), conocido
también como "sueño paradójico", desincronizado o D. El sueño
MOR se caracteriza por un EEG de baja amplitud y de frecuencia
mixta similar al de la fase 1 del NMOR. En este contexto, se
producen brotes de actividad más lenta (3 a 5 Hz) con deflexiones
negativas superficiales ("ondas en diente de sierra") que se
superponen con frecuencia a este patrón. El EOG da muestras de
MOR similares a las que se observan cuando la persona en
cuestión permanece despierta y con los ojos abiertos. La actividad
del EMG permanece ausente reflejando la atonía muscular
completa de la parálisis motora descendente característica de este
estado.
Soñar es un proceso mental natural, y se da de manera
espontánea. Sin embargo, se puede acceder al “sueño” de forma
voluntaria mediante un gran nivel de concentración que se
aprende con años de práctica, o por genética.
Cuando entramos al “sueño” nuestra conciencia se
transporta al “nexo”, que es el pasillo entre la tercera y la cuarta
dimensión. Segú varias teorías, cuando morimos nos
desprendemos de nuestro cuerpo físico y nuestra conciencia
(alma, espíritu, etc...) se transporta la cuarta dimensión para una
existencia superior. Cuando alguien fallece por accidente o sin
prepararse correctamente para la transición su conciencia no
puede llegar como debería a la cuarta dimensión; y al mismo
tiempo no pueden estar totalmente en la tercera por la falta de
cuerpo físico y por las frecuencias bajas que produce, ya que en la
tercera los “habitantes” producen frecuencias altas.
No es coincidencia que la mayoría de las culturas antiguas
celebren a la muerte o a los muertos a finales de Octubre y
principios de Noviembre. Es por esas fechas que la tercera y cuarta
dimensión se acercan demasiado la una a la otra y el nexo entre
ambas se expande por opresión. Y es cuando los de la cuarta tienen
la oportunidad de bajar a la tercera por el espacio más abierto del
nexo mismo.
Lucy

Lucy Krabenhoeft nació en Septiembre de 1985, en la Ciudad de


México. Fue hija única de una pareja que duró pocos años junta, su
abuelo era alemán. Cuando sus padres se divorciaron Lucy se fue a
vivir con su mamá. Su infancia fue feliz, plena y divertida. Al entrar
a la secundaria Lucy se mudó a Morelia con su abuela.
Desde pequeña Lucy se mostró diferente a las demás niñas.
Aún así desde la secundaria fue muy coqueta y llegó a tener varios
novios.
Fue en el segundo año de la preparatoria cuando conoció a
Temo. De inmediato se hicieron amigos, posiblemente ambos
sabían que más adelante compartirían un vínculo especial. Lo que
primero fue una especie de atracción física pronto de convirtió en
amistad verdadera.
Durante la preparatoria Lucy tuvo varios novios, pero duraba
muy poco tiempo con cada uno. Y fue precisamente en ésa época
que Lucy le confesó a Temo sus preferencias sexuales reales. Por
supuesto él hizo lo mismo, y desde ése momento se volvieron
inseparables. E incluso fue de cierto modo natural que se utilizaran
el uno al otro para evitar problemas con sus respectivas familias,
fingiendo tener una relación.
Ya en la Universidad, viviendo sola y con un trabajo estable
Lucy comenzó a involucrarse con mujeres, y a visitar lugares gay
invitando algunas veces a su amigo.
Lucy pasó por varias relaciones infructuosas, algunas buenas,
otras malas. Amó y fue amada, pero no tenía equilibrio. Tuvo una
relación en particular que le hacía más mal que bien, le afectaba en
todos los aspectos de su vida y no podía crecer como persona.
Finalmente Lucy encontró a alguien que le devolvió el
equilibrio. Alguien centrada y positiva, que le ha devuelto la luz en
un camino que sólo la llevaba a la oscuridad. Un camino de vicios,
sexo, fiestas, y relaciones negativas que sólo la dejaban más sola. Al
fin llegó a su vida quien comparte sus frecuencias y las estabiliza.
Javier

Carlos Javier nació en 1985. Fue el segundo de cuatro hermanos


varones dentro de una familia unida y estable. Vivió su infancia y
adolescencia feliz, pero como sus futuros amigos, no era como los
demás niños.
En 2005 conoció a Temo cuando trabajaban juntos en el
restaurante de comida rápida SUBWAY. Por la convivencia y las
similitudes pronto se hicieron buenos amigos, aunque nunca nadie
se atrevió a mostrar sus verdaderas preferencias, era demasiado
obvio que pertenecían al mismo grupo.
Fue en 2006, después que Temo renunciara al trabajo, que se
volvieron a encontrar en un bar gay. Y a partir de entonces jamás
han dejado de convivir y compartir una gran amistad.
Javier siempre ha estado cuando Temo lo ha necesitado, y
viceversa, y más alla de los malos ratos, juntos pasan momentos
muy divertidos y enriquecedores.
Encuentros

Jueves, Marzo 2008...

Iba a ser una noche normal. Era semana santa y los turistas se
arremolinaban en todos los bares del centro de la ciudad. Temo
tenía la sensación de que algo mágico iba a ocurrir esa noche. Llego
al bar solo, esperando a su amiga Lucy que salía del trabajo hasta la
1 a.m.
Esa noche decidió no tomar alcohol, así que compró una
botella de agua y se instaló debajo del umbral de una puerta, junto a
la pista de baile.
Ir solo para Temo era lo más normal del mundo. Así fuera a
un bar, al café, a pasear, o a viajar. Y no tenia problema en pasar un
tiempo a solas.
Debajo del umbral, Temo empezó a reconocer a las personas
que veía, como si de un catálogo se tratara. Aunque no era su
intención, ligar esa noche estaba abierto a las posibilidades. De
pronto lo vió... a tres metros de distancia, en el borde del escalón
que lleva a la barra ahí estaba. Un hombre moreno de
aproximadamente 25 años, atractivo, delgado, con lentes, un
cigarro en la mano y una cerveza en la otra... Temo sentía que lo
veía y le devolvía la mirada... pero ninguno se atrevió a cruzar esa
barrera. Así pasó media hora, cada quien en su sitio intentando
sacar información del otro a través del espejo del alma. Lo que
atrajo la atención de Temo hacia ese muchacho fue que nunca lo
había visto por ahí... y su forma de bailar... tan erótica, tan sensual...
A la 1:20 a.m. Llegó Lucy, y al momento de verla, Temo se
dirigió a ella para platicar, no del chico, si no de cualquier otra cosa.
Temo olvidó por un momento que estaba mirándose con alguien y
fue a la pista para bailar con su amiga.
Ya en la pista, el muchacho que Temo había visto estaba a
escasos dos metros, sólo los separaba una pareja que lucía muy
enamorada. Los dos estaban mostrando sus mejores pasos para
impresionar al otro, y discretamente volteaban a verse...
Llego la hora de irse a su casa y Lucy y él salieron del bar... Con
la ínfima esperanza de volver a ve a ese hombre tan misterioso.

Viernes, Marzo 2008

Fue un día pesado en la imprenta, los trabajos se acumulaban


y debían salir cuanto antes. El plotter que el dueño había
comprado meses antes ahora estaba pagando la factura de haber
sido explotado durante las elecciones estatales en 2007. Los
cabezales estaban tapados y a algunos les faltaba calibración.
Imprimir en esa enorme máquina sin darle el debido
mantenimiento era un suplicio para todos. A los pocos minutos de
arrancada la impresión debían pausarla para aspirar debajo de los
cabezales y evitar que se obstruyeran. Por esa razón y la saturación
en trabajos especiales para el gobierno del Estado obligaron a
Temo a quedarse hasta tarde. Sin embargo, pidió permiso en su
casa y del trabajo sus amigos pasarían por él para salir a divertirse
un poco.
Cuando los amigos de Temo pasaron por él no sabían a dónde
ir... había muchas opciones de diversión, desde el típico bar o antro
hasta eventos culturales nocturnos. Sin embargo, y para no faltar a
la tradición, decidieron ir al bar de siempre. Temo deseaba por
dentro que así fuera, así tenía una oportunidad más de ver al
hombre que lo intrigó tanto la noche anterior.
Partieron al bar y una vez dentro, Temo buscaba
discretamente a ése hombre, pero no estaba en donde lo había
visto por última vez... Pasó probablemente una media hora,
cuando de pronto lo vió... del otro lado del bar ahí estaba... en una
zona oscura, detrás de la pista... fumando... con una camisa gris
media abierta... El hombre era un sueño para Temo, deseaba estar
con él, pero más deseaba por lo menos saber su nombre...
Temo tuvo que llegar temprano a su casa así que no vió más al
hombre, pero una cosa estaba clara... Si era un turista, y había ido
los dos días santos al antro, probablemente iba a ir el tercer día, y
era la última oportunidad de Temo para verlo, y por lo menos,
conseguir su número.
Sábado, Marzo 2008

Las veces que Temo salía a ligar eran muy predecibles. Temo
no daba el primer paso, la gente se le acercaba y de ahí decidía si
seguía el juego o no. Ese noche no se podía quedar sin las ganas de
acercarse a ése hombre. Temo lo sintió... las frecuencias eran
aleatorias, pero constantes... una buena señal. Así que movió a sus
amigos y amigas, y planeó todo para tener una noche de éxito. Esta
vez fue él quien propuso ir a ése bar, fue él quien acordó la hora,
pero no fue él quien tomó la iniciativa...
Estando en el bar con sus amigos, inmediatamente ubico al
hombre. Solo necesitaba esperar un poco de tiempo para tener el
suficiente valor (o nivel de alcohol en la sangre) para acercársele.
Temo estaba con sus amigos cerca de la puerta de entrada
platicando, cuando de pronto “él” pasó por detrás de Temo,
volteando al mismo tiempo se cruzaron sus miradas una vez más.
Como era costumbre, Temo no se entregaría fácilmente. Era
un juego de estira y afloja... a ver quién cedía primero, y él era
bueno para no estirar ni aflojar. El hombre tenía una cerveza en la
mano, y estaba a unos 3 metros de distancia. Intercambiaron
miradas otra vez, y el hombre le hizo una seña de “salud” con la
cerveza, a lo que Temo le correspondió. El hombre se le acercó al
oído y le preguntó:
- ¿Quieres bailar?
- ¿Qué? - dijo Temo, dándose a desear
- ¿Que si quieres bailar conmigo en la pista?
- Ah, ¡claro!
Pronto se instalaron en la pista, el hombre era mucho más
atractivo de cerca, era un poco más alto que Temo, olía delicioso...
- ¿Como te llamas? - preguntó el hombre
- Temo, de Cuauhtemoc, ¿y tú?
- Gerardo, mucho gusto.
- Igualmente.
Siguieron bailando y platicando (dentro de lo que el ruido
ensordecedor permitía) de cosas generales, edad, trabajo,
ocupación, etc... Gerardo era médico, tenía su consultorio en Santa
Ana Maya, una pequeña ciudad al norte de Morelia, vivía ahí de
lunes a viernes y los fines de semana venía a Morelia a divertirse.
Temo sentía unas enormes ganas de besarlo, como si una catapulta
dentro de su ser estuviera tan tensa al punto de soltar la piedra en
cualquier momento. Pero debía aguantar. Pronto, como por la
inercia del baile, Gerardo tomó su mano, metió sus dedos entre los
de Temo y se apretaron fuerte. Se miraron a los ojos, y se dieron un
beso tan tierno e intenso que Temo sentía que en cualquier
momento le iba a faltar el aire; pero lo disfrutaba...
Pasaron la siguiente hora bailando, abrazándose, besándose,
conociéndose... Temo no había experimentado nada como eso
anteriormente... sentía las frecuencias, sabía que no mentían, no
era un ligue de una noche, podría convertirse en algo mucho mas
tangible y trascendente.
Llegó la hora de ir a casa y Temo se despidió, pero Gerardo
tenía otros planes. - Yo te llevó – dijo él, y Temo accedió. Se
despidieron de sus respectivos amigos y salieron. Afuera no los
esperaba un carro, si no un taxi, aún así no importaba, estaban
iniciando el vínculo, el transporte era lo de menos. Temo pudo
haberse ido caminando si así se requería, pero al lado de Gerardo,
de la mano, por el mismo camino. En el trayecto siguieron
platicando, tomados de la mano, juntos. Llegó el taxi a casa de
Temo y Gerardo salió, se despidieron con un tierno beso después
de intercambiarse los números de celular. Prometieron seguir en
contacto, seguir conociéndose, y probablemente amarse...
Temo durmió con una sonrisa en su boca, sabiendo que lo
que había vivido esa noche era algo único. Algo puro y elemental
empezó a nacer esa noche: era amor.

Domingo, Marzo 2008

Ya era de noche ése domingo, un domingo cualquiera, pero


con la esperanza y la emoción a flor de piel. Su papá le pidió que
pusiera gasolina al carro, y Temo fue a hacerlo. De repente recibió
un mensaje.

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Hola, como estas? Yo bien, a punto de dormir,
pensé en verte hoy
Hora: 21:12 p.m.

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: Bien grax, y disculpa, no es por ti, pero últimamente
he estado un poco deprimido, pero el próximo fin nos vemos,
que te parece?
Hora: 21:14 p.m.
BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Es que soy un iluso, disculpame, que tengas buenas
noches
Hora: 21:16 p.m.

¿Iluso? ¿Por qué? Temo no entendió el mensaje... sin


embargo, mientras el tanque estaba llenándose a la mitad recibió la
llamada de Gerardo.

- Si, ¿bueno?
- Hola, disculpa, es que no aguante las ganas de escuchar tu
voz
- Ah, muchas gracias, que lindo, ¿cómo estás?
- Bien, pensé en verte hoy, tengo muchas ganas de verte
- Si, disculpame, pero como te digo, estoy en un proceso un
poco fuerte, de depresión y así, y a veces sólo quiero encerrarme
- Mmm... pues debo sacarte de la depresión, ¿podré verte el
próximo fin de semana?
- Claro que si, que te parece ir al cine...
- Ok, me parece excelente
- Entonces, seguimos en contacto
- Si... me interesas Temo, ¿me dejas conocerte?
- No se trata de dejarte... yo soy un libro abierto si tu quieres
- Gracias, entonces te dejo, que tengas buenas noches
- Igualmente Gerardo, que descanses
Y colgaron. Nunca nadie había sido tan consistente en tan
poco tiempo. Eso le agradaba, le exigía muchas cosas también,
pero sentía que debía hacerlo.
Gerardo

J. Gerardo Hernández fue el último hijo de la segunda familia de un


Señor, en un pueblo cercano a Ciudad Altamirano, Guerrero. La
infancia no fue fácil, la familia era grande y modesta. Desde
pequeño Gerardo tuvo que trabajar para ayudar a sostener su casa.
Después de unos eventos trágicos dentro de su familia, y
personales, su mamá decidió irse a Altamirano con todos sus hijos,
no estaba dispuesta a tenerlos en ese lugar peligroso y hostil, y
depender a medias de un hombre que apenas atendía a sus hijos.
Así que llegaron a la ciudad, los primeros meses fueron extremos,
desde dormir teniendo como único techo al cielo furioso en plena
lluvia, hasta racionar la comida para que todos los miembros de la
familia pudieran tener algo en el estómago.
Todas éstas situaciones hicieron que Gerardo forjara un
carácter muy fuerte. Decidido, inteligente, seguro. En la
secundaria no era raro que Gerardo se metiera en problemas, y no
porque él los provocara, si no por defender lo que él creía justo. Su
mamá al ver que no era sostenible tenerlo ahí, y no porque no lo
quisiera, si no porque con su intelecto tendría más oportunidades
en una ciudad más grande y lejos del ambiente en el que había
crecido en los primeros años de la adolescencia, lo mandó a
Morelia a estudiar y vivir con su tía.
Gerardo, aún adolescente, se instaló en Morelia, pero al poco
tiempo se dio cuenta que estando con su tía no era completamente
feliz. Con el dinero que le mandaban su mamá y sus hermanos y
hermanas, Gerardo decidió vivir solo, muy joven. Antes de entrar a
la Facultad de Medicina de la UMSNH, conoció al que sería el
amor de su vida, un estudiante de las artes. Al día siguiente de
conocerse se mudaron juntos, y dio inicio a una relación de seis
largos años. Fue una relación difícil, hubo muchas mentiras,
violencia, agresiones... pero se amaron demasiado.
Gerardo terminó su carrera de medicina con honores. Fue el
mejor promedio de la generación. Le apasionaba lo que hacía, lo
disfrutaba, y lo consiguió con el sudor de su frente, solo él contra el
mundo. Vivió un tiempo en Veracruz, Veracruz, haciendo el
internado que requería la carrera. Ahí también vivió situaciones y
experiencias que forjarían en él más vicisitudes en su difícil, pero
productivo carácter.
Él y su novio artista terminaron. Después de mucho dolor,
sufrimiento y desgaste físico y emocional. Gerardo tenía 23 años,
ya estaba titulado y ejercía su profesión con cariño y dedicación.
Después se involucró con otras personas, relaciones que no
funcionaban por uno u otro lado. Posiblemente Gerardo buscaba
en los demás lo que el artista tenía, sólo él lo sabría, pero siempre
estaba esperanzado en encontrar el amor, el amor puro y
verdadero, de ésos que perduran por mucho tiempo. Cuatro años
más tarde, el ex-novio artista falleció... y sólo Gerardo sabe lo que
significó y sigue significando para él. A los 26 años de edad, en
2008, decidió un jueves de semana santa ir al bar en Morelia...
Cortejo

Al fin de semana siguiente, Gerardo y Temo fueron al cine. Vieron


la película de moda: “Jumper”. En la sala mientras veían la película
Gerardo le hacía cariñitos a Temo en la pierna. Él lo disfrutaba.
Antes del cine se sentaron en un café cercano a platicar y
conocerse más profundamente, hablando de sus familias, de sus
vidas en general.
Al terminar el cine, fueron al bar donde se conocieron... se
abrazaban, se besaban, todo era sutilmente perfecto. Sentir su
cuerpo pegado al suyo era la gloria para Temo, no encontraba
explicación para tal exquisitez. El mundo dejaba de girar y sólo
existían ellos dos... Todo quedaba en silencio y lo único que se
escuchaba era su respiración. Temo lo sabía... se estaba
enamorando.
Salieron del bar y Temo llevó a su casa a Gerardo... afuera se
quedaron platicando en el carro, bajo la cubierta de una noche
cálida. Prendieron un cigarro mientras el estereo era el telón de
fondo de la conversación.
Temo le contó con detalles su depresión, los factores que
intervinieron, cómo se sentía, etc. Al finalizar, Gerardo dijo:
- Yo te puedo sacar de la depresión
- Gracias... - dijo Temo, inseguro
- Y lo voy a hacer, ya lo verás. - dijo Gerardo con seguridad
Se despidieron, y quedaron de verse al día siguiente para pasar
otra velada fantástica; y así lo fue. Cada vez se conocían más, se
gustaban más, se querían más. Pero fue hasta el siguiente fin de
semana cuando pasó algo que Temo no había previsto.
Era un viernes, otra vez en el bar, y Gerardo y Temo estaban
bailando en la pista. Se escuchaba “La soledad” de Laura Pausini de
fondo en su versión remix. Gerardo vio directamente a los ojos de
Temo, y dijo:
- ¿Quieres ser mi novio?
¿Que debía responder? En un estado frágil, tomando anti-
depresivos, un poco inseguro... ¿Podría darle a ese hombre lo que
necesitaba? Quería estar con él, de eso no había duda, pero ¿Tan
rápido?
Temo no dijo nada, lo agarró de la mano y lo llevó fuera de la
pista. Una vez en un lugar menos atestado de gente, le dijo:
- Me ahuité, disculpa
- Si, lo noté, ¿pasa algo? - preguntó Gerardo
Organizando sus ideas para responder algo que dejara
satisfechos a ambos, le dijo:
- En este momento no puedo ser tu novio, pero eso no
significa que no quiera estar contigo. No te voy a decir que si ahora,
pero tampoco es un no. Te quiero mucho, me encantas, me haces
sentir especial, y quiero estar junto a ti el mayor tiempo posible. -
dijo Temo agarrándole la mano
- Esta bien, como tú quieras estar, pero dejame estar a tu lado
– respondió Gerardo
- Gracias.
- Gracias a ti por ser honesto.
Se abrazaron y Temo esperó con toda el alma que Gerardo no
se fuera de su lado por estar en una situación inconveniente.
“La Soledad”... ambos no querían estar solos, tenían ganas de
amar, de sentirse vivos, de respirar el mismo aire. Temo jamás
había tenido una sensación tan fuerte como ésa, y no era para
menos, se estaba enamorando.
El día siguiente acordaron verse en casa de Gerardo, que
realmente no era su casa, ahí vivía su mejor amiga, y los fines de
semana él se quedaba ahí en un cuarto que tenía desocupado. Pero
la tarde la tenían libre para ellos. Temo llegó. Gerardo lo esperaba
con una caja de chocolates y una flor. ¿Acaso podía pedir algo más?
El hombre estaba haciendo los méritos necesarios, Temo había
sido honesto y quería seguir siéndolo, así que le dio un abrazo y un
beso. Temo quería estar con él.
- Disculpame por la regada – dijo Gerardo
- No, disculpame tu a mí, quiero estar contigo.
- Yo también. - respondió finalmente con una sonrisa
La tarde la pasaron sentados viendo fotografías en la
computadora de Gerardo, platicando de proyectos y anécdotas,
escuchado música. Pero ambos sentían la necesidad de expresarse
su amor de otra forma. Instintivamente se acercaron, empezaron
con un beso suave, caricias, abrazos... Gerardo cargó a Temo hasta
su cuarto. Y lo que sucedió ha sido la experiencia más maravillosa
que Temo ha vivido jamás. Por primera vez en su vida, a los 22
años por fín hacía el amor. Sexo es lo menos que Temo quería de
Gerardo, y él lo entendió. A cambio le regalo el momento más
erótico y especial que alguien le haya dado jamás.
El sudor caía en su rostro, Temo lo veía a contraluz, pero
identificó sus ojos negros y profundos.
- Te amo, Temo...
¿Era el cielo aquella escena? ¿Existía el paraíso, y Temo no lo
había descubierto hasta esa noche? ¿Dónde había estado ese ser
humano fantástico en toda su vida?
- Te amo, Gerardo...
El mejor regalo

Abril 2008, 1:00 am

- Te amo, - dijo Temo – Y es la primera vez que amo a alguien.


¡Feliz cumpleaños!
- Yo también te amo, gracias – Respondió Gerardo con una
luz especial en sus ojos – Y aunque no es la primera vez que siento
que amo a alguien, tú me haces sentir cosas padrísimas. Pero
cuando más amé es cuando más me decepcionaron. No lo hagas,
tu no Temo, por favor.
- No lo haré- dijo Temo, al tiempo que abrazaba a su novio y le
daba un tierno beso con sabor a cerveza.
Juegos

Mayo, 2008

Era sábado en la noche. Lucy, su novia Gina y Temo esperaban a


Gerardo adentro del carro. Y no es que fuera una noche muy fría,
pero había mucha gente alrededor. Habían planeado ir a casa de
una pareja amiga de ellas, y jugar el juego de mesa “Agarrón entre
parejas” que popularizó un programa nocturno unos meses atrás.
Gerardo llegó a tiempo al punto de encuentro y arrancaron
rumbo al aeropuerto, a una de esas colonias cercanas a él, pero un
poco lejos del centro de la ciudad.
- Entonces ¿ese juego de qué se trata? - preguntó Temo,
divertido
- Pues es un juego de preguntas y respuestas, pero se juega en
pareja, - dijo Lucy – y pues ahí se ve si se conocen mucho o poco.
Al final la pareja que más se conozca es la que gana, porque con
cada pregunta acertada avanzas una casilla.
- Pero no es justo, apenas tenemos unos meses juntos – dijo
Gerardo
- Ése es el chiste, que los invitamos a ustedes para que no
perdamos nosotras – dijo Gina y todos empezaron a reír.
Después de veinte minutos llegaron a casa de la otra pareja,
Martha y Rosy. Ellas vivían juntas desde hace años, y de pareja
tenían muchos más. Así que Gerardo y Temo estaban en
desventaja en el juego de mesa.
Se instalaron, se presentaron y platicaron de cualquier cosa
antes de empezar a jugar. Gerardo estaba a la derecha de Temo, y
mientras éste apoyaba la mano en su rodilla, Gerardo lo abrazaba
por la espalda baja. Comenzaron a jugar.
El juego, como se los había explicado Lucy, consistía en
hacerle una pregunta a un miembro de la pareja y el otro tenía que
responder por escrito en un pequeño pizarrón lo que el otro se
supone que respondería, y cuando hubo acabado de escribir, la
persona a la que le hicieron la pregunta respondía verbalmente al
tiempo que el otro mostraba el pizarrón para ver si coincidían las
respuestas.
Estaban en una clara desventaja, Martha y Rosy llevaban casi
9 años de pareja, Gina y Lucy otros 3, y Temo y Gerardo apenas 3
meses. Mientras las mujeres avanzaban y se felicitaban por
responder bien, los hombres se rezagaron. Pero el ánimo no decaía
para ellos, el juego era divertido, y representaba una manera
diferente de conocerse un poco más.
Le tocó el turno a ellos y la pregunta fue para Gerardo.
- ¿Cuándo fue la última vez que viste a Temo llorar? -
preguntó Gina
Temo se quedó pensando un momento y escribió algo en el
pizarrón. Hizo una señal y Gerardo respondió:
- Nunca lo he visto llorar
Las mujeres incitaron a Temo a que volteara su pequeño
pizarrón de plástico, y como si el destino jugara en su contra, o a su
favor, la respuesta que escribió fue:

Nunca me ha visto llorar

Todas gritaron de alegría al ver a la pareja de hombres sumar


su primer punto. Ellos se abrazaron, se dieron un beso y se
felicitaron. La respuesta correcta significaba que se conocían un
poco, y que además... en esos momentos, no había por qué llorar.
Todo era perfecto. La respuesta que les dio el único punto de esa
noche, irónicamente, se trataba de llanto.
La hora de irse a su casa llegó y pidieron un taxi. Se
despidieron, subieron al taxi y arrancó. Se instalaron en la típica
posición que adoptaban en un carro. Temo de espaldas a Gerardo
y éste abrazándolo.
- Como quisiera que durmieras conmigo ésta noche – dijo
Gerardo
- No sabes las ganas que tengo de hacerlo... estar contigo toda
una noche. - respondió Temo
De regreso era más fácil dejar primero a Gerardo en su casa, y
así lo hicieron. Temo se bajó, le dio un beso de buenas noches y
subió nuevamente al carro. Pidió que lo llevaran a su casa, “a la
Chapultepec Oriente, por favor”, dijo, y arrancó...
Cuando vives en el éxtasis

Como cada año, la mamá de Temo organizaba un viaje a Six Flags


Mexico, el parque de diversiones más grande de América Latina.
Este verano planeaban ir su familia, amigos de su hermano, su
prima y sus hijos y Temo. Sin embargo sus papás, hermano y sus
amigos no pudieron asistir por diversas razones. Sólo su prima, sus
hijos y algunos amigos de ella. Entonces Temo pensó en la cita
perfecta en el lugar perfecto con el acompañante perfecto:
Gerardo.
Así que lo llamo tres días antes de ir, y él aceptó. En esta
ocasión Temo invito el viaje, no le pesó, al contrario, era un gusto
invitar al hombre que amaba.
El papá de Temo lo llevó al punto de encuentro donde ya se
encontraba él, los presentó formalmente, claro que en esa
situación Gerardo era solo un amigo. Pero aún así ese acto de
formalidad le gustó a Temo, e imaginar que algún día podría
presentarlo como su novio lo motivaba a seguir adelante con el.
En las tres y media horas de viaje Temo y Gerardo nunca se
soltaron de la mano, su prima en esos momentos no sabía de su
homosexualidad, entonces se tapaban con una cobija. Era
demasiado excitante hacer las cosas a escondidas... ambos lo
disfrutaban.
Cuando llegaron al parque se separaron del grupo para estar
solos y disfrutar de ése maravilloso día juntos, solos ellos dos. A
Temo siempre le han encantado los juegos mecánicos, a Gerardo
no tanto, pero aún así se atrevió a acompañar a su novio a cada uno
de los juegos que éste quería disfrutar.
Al primer juego que subieron fue a la montaña rusa de madera
más grande del América Latina,“Medusa”... era el juego favorito de
Temo y no dudo en subirse inmediatamente.
En casi todos los juegos de ese tipo, hay una curva, o una
bajada en donde se ubica una camara de fotos programada para
capturar una serie de fotografiáis de cada una de las personas que
viajan en la atracción, capturando así sus reacciones espontáneas
de sorpresa, miedo o felicidad. Temo conocía esta montaña rusa
bien, así que conocía la ubicación de la camara de fotos. Así que
cuando bajaba en una de las ultimas curvas Temo hizo un gesto
como de besar a Gerardo, que estaba a su lado.
Cuando bajaron de la montaña rusa Gerardo estaba nervioso,
pero le había encantado sentir esa sensación de fuerzas G y anti
gravedad. Vieron el panel donde había tomado las fotos la camara
en la atracción, y ahí estaba... en una de las pantallas, Temo dándole
un beso de lejos a su novio, mientras éste aparecía gritando de
emoción, una foto que mantendría siempre consigo...
Temo no dudo un instante, y sin importarle que los demás lo
vieran o lo escucharan pidió su foto para llevarsela como recuerdo.
El resto del día fue maravilloso, comieron juntos, se
coqueteaban discretamente, se besaba cuando podían hacerlo, y en
ese lugar que a Temo le encantaba, compartir esos momentos con
el amor de su vida era un éxtasis terrenal.
Cuando regresaban, en el camión oscuro y cómodo, se
metieron debajo de la cobija y se besaron intensamente... Era
demasiado el amor, pero ambos lo gozaban.

La pasión de Temo por el baile seguía intacta. Aunque lo haya de


dejado cuando lo hacía de forma amateur disfrutaba cuando el
sonido invadía sus músculos. Así que cuando entró a la
Universidad, su amigo Luis Manuel lo incitó a cambiar de estilo,
dejando un poco el jazz y acercándose a la salsa.
Luis Manuel sabía bailar, así que fue él quien le enseño cómo
moverse. Al principio iban a fiestas, después salían a los bares de
salsa bastante seguido. Sin embargo, aunque Temo disfrutaba
bailar de nuevo, le costaba trabajo soltarse con un baile tan
espontáneo como la salsa, ya que estaba acostumbrado a los
movimientos predecibles y duros del jazz.
Cuando conoció a Gerardo y platicaron acerca de la
depresión que Temo sufría, éste se sorprendió al saber que su
amado también bailaba salsa. Y no solo eso, le había excitado su
manera de bailar en el bar... imaginándolo bailando ese ritmo tan
erótico era un sueño para él.
Cuando salían a algún bar en ocasiones bailaban en la pista, en
otras por la mesa donde estaban sentados, en otras por la barra. Y
ambos lo disfrutaban muchísimo. Al momento de bailar en pareja,
juntos, era perfecto, sin embargo cuando bailaban separados había
una diferencia abismal.
Por un lado Temo había aprendido que no era necesario
gastar demasiadas energías cuando se bailaba sin unos pasos a
seguir, es decir, cuando tenía que hacerlo espontáneo, así que sus
movimientos eran discretos, tranquilos. Gerardo por su parte era
un trompo bailando lo que fuera. Es por eso que cuando lo hacían
juntos se complementaban; Gerardo lo movía a su ritmo, y Temo
lo tranquilizaba.
En algunas ocasiones, cuando estaban en casa de Gerardo
ponían discos de salsa y bailaban, sin nadie alrededor, sólo por el
gusto de hacerlo. Y a Temo le encantaba cómo su novio lo llevaba
de un lado a otro, y tal vez fue por el amor que sentía o por la
comodidad de no tener que hacer un movimiento espontáneo,
pero a Temo le gustaba dejarse bailar por Gerardo. Hubo una vez
que incluso en lugar de ir al bar invitaron a varios amigos a casa de
Gerardo e hicieron una fiesta de salsa.
Había muchas cosas que los unían, Temo no podía creer todo
lo maravilloso que le estaba pasando en ése momento; todo
coincidía, las frecuencias se interceptaban y creaban una sola.
Estaba enamorado y era correspondido. ¿Podía pedir algo más?

Gerardo siempre se mostró mas sexual que Temo. Aun cuando su


relación empezó sin sexo, pronto se convirtió en un aspecto
básico.
Lo tenían cuando podían y/o cuando tenían las hormonas a
flor de piel. Algunas veces no se podía por falta de lugar o de
dinero. Pero generalmente se las arreglaban y podían disfrutarse
intensamente.
Y es que no hay palabras para describir el nivel de éxtasis que
alcanzaban... se fundían en una misma conciencia y compartían
cada uno de sus pensamientos. Era como si el mundo dejara de
girar y sólo existieran ellos dos en el cosmos. Como si
compartieran la misma alma y reconocieran con sus manos cada
rincón de su cuerpo.
Adventencias

Octubre 2008, 4:00 pm

Habían planeado ir las dos parejas a nadar a una ciudad cercana a


Morelia famosa por sus parques acuáticos. El día había sido
divertido, hacía mucho calor y la frescura de las cervezas
refrescaba sus cuerpos. Gerardo tenía que irse a la ciudad donde
vivía de Lunes a Viernes, que por cierto quedaba muy cerca,
entonces se separó del grupo y fue a cambiarse de ropa.
- ¿Como que está raro no? Está como serio – preguntó Carla
(la pareja que había equilibrado a su amiga Lucy) a Temo en un
tono preocupado en la alberca en dónde sólo quedaban ellos 3.
- Pues sí... últimamente se ha portado como distante... - dijo
Temo
- ¿Distante? - preguntó Lucy con cierta agresividad – Si fuera
distante por lo menos no lo demostraría en frente de nosotras. ¿No
viste cómo te dijo cuando salvamos a la rana? ¡Casi te golpea! ¡Y era
sólo una rana!
- Si... a veces me regaña, pero vamos... es mi novio, si me
golpea lo termino – Bromeó Temo
- No vaya siendo que algún día él te golpeé o te empuje y
entonces él te termine – dijo Carla
- Bueno, es que ha tenido mucha presión con lo de su examen
para la especialidad, siempre se pone como tenso – Dijo Temo.
Así había sido cada vez que Gerardo tenía algo importante de
su carrera, se ponía tenso, triste, alterado... Y Temo lo toleraba, era
más el amor que sentía por él a lo que él pudiera demostrar cuando
tenía una presión grande.
- Wey, hazme caso – dijo Lucy – antier te dijo que no iba a salir
y ayer te dice Chucho que lo vio en el antro con otro wey, ¿No nos
acabas de contar eso?
- Amor... bien sabes que Chucho quiere conmigo, y no, no
tendría porqué mentirme, pero tampoco lo tendría que hacer mi
novio, ¿estás de acuerdo? - respondió Temo
- Eso sí... pero ¿Hace cuánto que no tienen sexo? ¿Un mes? -
preguntó Lucy
- Más o menos, pero... a veces es por falta de dinero, o de lugar,
o porque tengo que llegar a mi casa, tu sabes... - Dijo Temo
- No te engañes Temo, tu nos has dicho que han ido a los
moteles esos baratos, y bien puedes pedir permiso para quedarte a
dormir con Lucy y te lo dan, ¿No es cierto? - preguntó Carla
- Si, si puedo... pero tampoco me gusta abusar de esos
recursos, al rato me van a querer casar con tu vieja ja, ja, ja –
Respondió nervioso Temo
- Tu atento Temo, neta... a mis 30 y tantos años yo te lo digo,
más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Temo lo sabía, sabía que había algo extraño, pero se lo atribuía
al examen ése para la especialidad. No importa qué tan raro
Gerardo se portara, él era feliz, como jamás había sido. Sólo que a
veces no sabía como actuar en un terreno tan virgen para él como
el amor...
Punto final

Octubre 2008

Acababa de entrar a su nuevo trabajo y Temo se sentía muy feliz.


Por un lado era una oportunidad nueva de hacer amigos, por otra
parte, y tal como la psicóloga se lo sugirió, era el momento
perfecto para ser él mismo desde el principio, sin fingir ni
pretender ser alguien más. Las primeras semanas de la capacitación
fueron excelentes. El plan de ser transparente daba resultado, así
que si le preguntaban si era gay, decía que si; o si había una
oportunidad no lo bastante obvia él mismo lo decía.
Fue un sábado saliendo del curso en el trabajo cuando Temo
propuso su casa como sede de una fiesta con sus compañeros.
Todos asistirían y ya iban en camino cuando Temo le mandó un
mensaje a Gerardo para invitarlo. No parecía muy convencido,
pero había dicho que sí iría.
Ya estaban en su casa conviviendo y platicando, cuando
Gerardo llegó... Temo salió a la puerta para recibirlo....
- Hola precioso... - dijo Temo dándole un abrazo
- Hola... ¿hay mucha gente? - preguntó Gerardo
- Pues somos como 15, pasa...
- Pero no los conozco, me voy a sentir incómodo
- Pues ahorita los conoces, además estás conmigo, eres mi
novio
- Esta bien...
Entraron a la casa y Temo presentó a su novio con sus
compañeros del trabajo. La charla era amena, divertida, relajada...
menos para Gerardo. Temo sentía la incomodidad de su novio y la
veía en su rostro. Sin embargo trataba por todos los medios para
que se sintiera a gusto. De alguna manera Temo supo que sus
amigos también notaron la incomodidad de su novio, ya que
algunos le preguntaban cosas, o le hacían bromas.
Pasaron unos cuarenta minutos desde que había llegado y
entonces se levantó despidiéndose de todos. Ya afuera en la puerta
Temo le preguntó:
- ¿Por qué tan rápido?
- Es que no me siento a gusto, y no me pelas... mejor me voy a
mi casa
- Quédate, y disculpa, estoy haciendo lo posible para que te
sientas cómodo
- Si, pero no funciona, ya me voy
- ¿De verdad?
- Si, te veo luego
Le dio la mano, se despidieron y se fue... Temo entró a la casa,
un poco desconcertado, pero debía fingir un poco... debía ser un
buen anfitrión. Así que siguió en la fiesta. A los 10 minutos recibió
un mensaje....

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Estoy afuera de tu casa, puedes salir?
Hora: 11:10 p.m.

Temo se sintió raro con ese mensaje, pero salió, con la


esperanza de que Gerardo se hubiera arrepentido y que se quedaba
más rato en la reunión.
- ¿Que pasó, precioso?
- Es que quiero hablar contigo... - dijo Gerardo
- Dime...
- Pues es que ya no estoy a gusto...
- ¿Por qué?
- Pues... es que yo me desvivo por ti y siento que no soy tu
prioridad. Sólo vengo los fines, pero nada más nos vemos en las
noches o tardes. Si te invito a comer o a desayunar dices que no
puedes porque estás con tu familia. No puedes quedarte a dormir
conmigo, y prefieres estar con tus amigos a decirles que se vayan
para estar los dos solos... Y estoy sufriendo – dijo Gerardo con un
tono triste
- Disculpame precioso... Pero... por ejemplo los domingos es
el único día que estamos toda la familia junta, y a ellos les debo
todo lo que soy, por lo menos comer con ellos es algo que tengo
que hacer y lo hago con gusto. No puedo quedarme a dormir
contigo porque vivo con mis papás y hay reglas. Y por otro lado, no
es que no te dé tu lugar, pero no voy a correr a mis amigos, por eso
te invito, para que los conozcas y convivas con ellos. Y no es que
haya cambiado, siempre he sido así, así me conociste, ¿o no?
- Si... pero... necesito ser tu prioridad, y no lo soy
- Gerardo, ¡pero tú eres mi prioridad! Sólo que tenemos otro
concepto
- Eso es lo que me hace sufrir... Y no me gusta sufrir... No
quiero sufrir
- ¿Que puedo hacer? - preguntó triste Temo
- No lo sé... pero... Te quería más cuando estabas deprimido...
- dijo Gerardo
Al principio esta frase no la entendió muy bien Temo... Así
que no le prestó importancia. Se quedaron callados un momento.
Temo sabía que estaban terminando, o al borde de hacerlo. Era la
primera vez que le pasaba así que no sabía como procedían esas
cosas. Su intención era que Gerardo no sufriera, pero difícilmente
podría cambiar las costumbres de su casa para que él se sintiera su
prioridad. En ése momento no valoró las cosas, tenía muy poco
tiempo para decir o hacer algo, así que su primera reacción fue
darle algo para que dejara de sufrir, así que dijo finalmente Temo:
- Te amo Gerardo... pero haz lo que tengas que hacer para
estar bien... Porque el amor es eso, respetar a la persona que amas...
- Si... pues ya me voy... te cuidas mucho.
- Cuídate tu, y no olvides que te amo...
- Gracias. - dijo Gerardo
Se abrazaron, y él se fue. Temo entró a su casa... bloqueó
cualquier tristeza para dar una impresión de “todo está bien” y
siguió en la reunión.
Al día siguiente, Temo recibió un mensaje:
BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: No estaba terminando, sólo espero que podamos
superar esto
Hora: 11:45 a.m.

El día para Temo fue raro. Si no estaba terminando ¿a qué se


debió la plática de un día anterior? ¿Por qué la frase “te quería más
cuando estabas deprimido?”. En ése momento Temo no contestó el
mensaje; en primer lugar porque no tenía crédito para hacerlo, y en
segundo lugar porque no sabía que contestar realmente ante la
falta de congruencia que mostraba Gerardo. Aún así se sintió
aliviado al saber que “no estaban terminando”. Más tarde ese domingo
recibió otro mensaje:

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Pues veo que no tienes interés en solucionar las
cosas, mejor ahí la dejamos
Hora: 9:00 p.m.

No habría calificativos para expresar lo que sintió en ése


momento. ¿De qué se trataba? ¿De jugar? ¿De poner a prueba?
¿De confundir? Sin embargo Temo tomó el teléfono de su casa y le
marcó a Gerardo:
- Si, ¿bueno? - dijo Gerardo
- Hola, ¿como estas?
- Pues... aquí en Santa Ana...
- Oye, disculpa no tengo crédito, ¿por qué dices que no tengo
interés?
- Porque ayer lo sentí así, me dejabas ir sin hacer nada.
- Pues habías tomado una decisión, luego me dices que
siempre no, pero al final que siempre sí, entonces no entiendo. -
dijo Temo
- Pues ya, mira... si no tienes interés no hay problema,
terminamos y no pasa nada
- Gerardo, no tengo crédito, ¿no ves que te estoy marcando de
mi casa?
- Si, pero pues ya no hay nada que hacer... - dijo Gerardo
Temo sabía que por más que Gerardo estuviera convencido
tenía que hacer un esfuerzo para que la relación no terminase ahí.
Así que hizo lo que él consideró necesario para no separarse de él.
- Bueno, vamos a hablar, podemos solucionarlo, ¿no?
- No, Temo, prefiero que sea así
- ¿Por qué? - preguntó Temo
- Porque así está mejor...
- Dejame hablar contigo, por favor
- No, Temo, no tiene caso, digas lo que me digas no voy a
volver contigo, así que mejor ahorrémonos esto y quedamos bien.
Después de unos intentos fallidos de rogarle, Temo entendió
que la decisión estaba tomada. No había nada que hacer, excepto
terminar lo mejor posible.
- Te amo, Gerardo – dijo Temo
- Yo te quiero mucho Temo, y así va a ser siempre. Y cuando
ocupes algo no dudes en decírmelo.
- Gracias... no quiero que terminemos...
- Así son las cosas, pero podemos ser amigos, ¿te parece?
- Pues... si es la única forma en la que puedo estar contigo, me
parece bien
La conversación terminó con frases de cariño y “amistad”.
Aunque Temo sabía perfectamente que no iba a poder ver a ese
hombre como su amigo, pero lo iba a intentar.
En esos momentos Temo no dimensionó la pérdida tan
grande que iba a significar el rompimiento. No tenía experiencia en
las relaciones, y su falta de convicción para retener o agotar los
recursos para quedarse con el amor de su vida fueron una reacción
instintiva. No hay un manual para el amor, Temo jugaba sólo y
hacía lo mejor que podía.
En los días siguientes no se mandaron mensaje. Temo se
sentía triste, pero lo suficientemente satisfecho por la forma en
que terminaron, <<Un amigo, eso es bueno>> pensaba. Le contó
a su amiga Lucy del rompimiento, con todo detalle, y su amiga le
aconsejó que mantuviera esa relación, aunque fuera amistosa.
Aparentemente todo iba a bien en su vida, saliendo de la
depresión, un trabajo nuevo, nuevos amigos, la pérdida de un
novio pero que también significaba el comienzo de una gran
amistad.
Muestras hostiles

El viernes próximo, los amigos de Temo le propusieron ir al bar


gay para divertirse y convivir en un lugar que no fuera el trabajo. Al
principio no estaba muy convencido, pero al final accedió y el
viernes entraron Temo y dos amigos nuevos al bar. La noche fue
normal, sin nada que contar. Tomaron, platicaron, etc... Al salir
fueron a cenar a un puesto de tacos en la contra
esquina del bar, y se fueron cada quien a su casa. Temo no vio a
Gerardo en el bar, y se le hizo extraño.
Temo despertó ése sábado alrededor de las doce del día. Miró
su celular para ver la hora, como de costumbre, y se encontró con
el siguiente mensaje:

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Me hubieras dicho que andabas con ese anciano y
no te hubiera llorado una puta lágrima. Eres un pendejo que
no vale la pena
Hora: 3:01 a.m.
¿Que significó eso? ¿De qué anciano hablaba? ¿Acaso Temo
andaba con alguien sin siquiera saberlo? ¿Por qué lo insultaba de
esa manera? ¿Por qué si Gerardo estaba en el bar no se le acercó
para siquiera saludarlo, o a reclamarle? ¿Por qué enviar ese mensaje
a esa hora, si Gerardo bien sabia que Temo salía del bar a las 2:20
a.m. Para llegar a su casa a la hora acordada? ¿Acaso Gerardo
estaba en el bar o le contaron que lo vieron con alguien? ¿Debía
responder la agresión? ¿Debía pedir perdón por algo que no había
hecho? ¿Debía hablarle y aclarar las cosas? ¿Por qué unos días
antes le decía que lo ama, después que lo quería mucho, y al final lo
ofendía como si le hubiera arruinado la vida? ¿Acaso la excelente
persona que Temo creía que Gerardo era estaba finalmente
mostrando su verdadero “yo”?
Temo no podía responder esas preguntas, pero de algo estaba
seguro: El pedestal en el que Gerardo estaba, que había construido
con méritos... se había caído. Todo lo bueno que veía en Gerardo
con ése mensaje había desaparecido. Pero no lo culpaba, al final del
día en el mundo hay muchos tipos de personas, y afortunadamente
Temo era una de ésas personas con educación y respeto a los
demás. Sin embargo no pudo dejar de intentar averiguar de qué se
trataba el mensaje.

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: Disculpa? De que se trata?
Hora: 12:34 p.m.
Gerardo no respondió. Ni lo haría. Esa tarde, Temo entró al
messenger. Ahí se encontró a un conocido que le coqueteaba
cuando era novio de Gerardo. Este conocido le preguntó que si
habían terminado, a lo que Temo respondió que sí. Este muchacho
le explicó a Temo que le preguntaba eso porque el día anterior los
había visto a cada quien por su lado en el bar, y que había visto a
Gerardo con “alguien” en un plan que no era de amigos.
Anteriormente los chismes y especulaciones le habían llegado a
Temo, todos sobre lo mismo, el haber visto a Gerardo con otras
personas en distintos antros. Sin embargo Temo tenía fé en su
novio. ¿Y por qué no tenerla? Si finalmente eran novios, había
confianza, y confiaba plenamente en él. No lo perturbaban los
chismes. Pero todo tenía sentido... Gerardo sólo necesitaba el
pretexto perfecto para no responsabilizarse de sus propios actos.
Y cuando vio el momento perfecto decidió engañarse a sí mismo
culpando al otro de haber hecho lo que él mismo hacía. O por lo
menos esa impresión daba.
Las siguientes semanas fueron difíciles. Por un lado Temo
sentía algo negativo por la persona que amaba. Se sentía fuerte,
pero al mismo tiempo quería estar con él. Cada vez que sentía
ganas de verlo recordaba el mensaje y suprimía las ganas. Dejó de ir
al bar, sobre todo para evitar alguna agresión física, y porque no era
el momento de exhibirse en tan poco tiempo de haber terminado.
Para su desgracia, mientras más pasaban los días más lo
extrañaba. Lo que al principio fue fortaleza se iba convirtiendo en
incertidumbre y nostalgia. Cada día se sentía más vacío, más sólo, y
menos querido. Lo que había sido un sueño ahora eran pesadillas.
No sabia a dónde ir, ni qué hacer. Salía con nuevas personas, pero
no era lo mismo. Nunca pudo haber sido lo mismo.
La mayor pérdida

Los días pasaban con ellos toda la tranquilidad que le quedaba.


Poco a poco se hundía en un abismo de soledad y tristeza que le
quemaba cada uno de sus sentidos. La vida no era igual sin “él”,
aún con todos sus defectos, con sus virtudes, con lo bueno y lo
malo; nada era lo mismo. Verlo que cambiaba de acompañante
cada semana era como una daga envenenada que entraba poco a
poco sobre la herida abierta. Sin nadie que tomara su mano era
como caminar entre la niebla sin rumbo fijo.
Las nuevas oportunidades no eran lo que esperaba, y aunque
también había salido con alguien y se había exhibido en el bar, no
se comparaba con lo que había vivido. Temo estaba solo... y
aunque podía escoger con quien estar, el que hubiera elegido
hubiera dicho que no: Gerardo.
Debía de ser congruente consigo mismo, pero no podía. Su
mente le decía que se alejara, que lo borrara, que lo guardara en un
rincón de su mente y sellarlo para que no saliera ni por un instante;
pero su corazón le decía que lo necesitaba para salir con
normalidad, que corriera a sus brazos, que ignorara la hostilidad.
Quería pensarlo bien, pero no podía hacerlo, así que dejó que sus
impulsos ganaran, y un domingo le envió un mensaje...

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: No es lo mismo sin ti, te amo, eres el amor de mi
vida, te extraño muchísimo
Hora: 2:45 p.m.

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Perdón? Creo que te equivocaste de teléfono
Hora: 3:02 p.m.

Para su sorpresa él respondió, pero no fue sorpresa el


contenido del mensaje, Temo esperaba algo así desde el principio.

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: No me equivoque...
Hora: 3:04 p.m.

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Ah... pues ahorita estoy en Santa Ana, pero mañana
voy a morelia, si quieres nos vemos en la noche
Hora: 3:09 p.m.
<<Pensé que iba a ser más complicado>> Pensó Temo. Pero
como su naturaleza le indica... siempre hay que tener fe.
Acordaron verse el lunes en un café del centro de la ciudad el
lunes por la noche. Temo iba nervioso, no sabía que esperar... todo
era tan impredecible, y todo pasó en tan poco tiempo que apenas
estaba empezando a asimilarlo.
Temo caminaba por los portales, entre las cafeterías y la
estudiantina cantando, cuando lo vio. Recargado en la pared de
cantera ahí estaba él. Se acercó y Temo pudo ver como esbozaba
una sonrisa al saludarlo. Hacía tanto tiempo que no lo abrazaba, y
se sentía tan bien... que Temo podía quedarse ahí para siempre, ése
era el lugar que quería, en sus brazos.
- ¿Cómo estás? - preguntó Gerardo
- He estado mejor – dijo Temo con una mueca...
- Bueno, peor es nada
- Pues si... ¿a dónde vamos?
- Vamos al café de las Rosas, ¿te late? - preguntó Gerardo
- Si, donde quieras.
De camino al café platicaron de sus trabajos, y de cosas
intrascendentes en ésos momentos. Y aunque Temo moría de
ganas por besarlo en ese preciso instante debía ser prudente, sólo
un poco.
Se sentaron, pidieron un café cada quien, y seguían hablando
de cualquier cosa, hasta que Gerardo rompió el hielo.
- ¿Por qué me mandaste ésos mensajes?
- Porque es la verdad, te amo...
- Y ¿por qué me lo dices ahora? - preguntó Gerardo
- Pues hasta ahora me haces mucha falta...
- Tú me hacías falta, y en este mes y medio no dijiste nada.
- No tenía que decir algo, estaba aterrado... me ofendiste. -
dijo Temo
- Se quedaron callados un momento...
- ¿Por qué me ofendiste con ese mensaje? - dijo Temo,
visiblemente triste
- Para que reaccionaras...
- ¿Reaccionar? Yo no soy cualquier wey con el que sales,
precioso, yo no reacciono así, te caíste del pedestal en el que
estabas con ese mensaje. Sin embargo estoy aquí diciéndote que te
amo con todas mis fuerzas.
- Lo hubieras pensado cuando salías con esos weyes... - dijo
Gerardo
- Bueno, yo no vengo a hablar ni a reclamar si salimos o si nos
acostamos con otras personas en este tiempo. Yo vengo aquí a
tratar de recuperarte – dijo Temo, con lágrimas en los ojos
El silencio reinó otra vez por unos instantes, mientras un
músico amateur cantaba una canción a unos pocos metros de ahí.
- Yo me desvivía por tí, venía los fines de semana sólo por ti. Y
no hiciste nada para retenerme.
- ¿A qué te refieres?
- A que no ví tu interés en regresar... hacía años que no lloraba
por un hombre, pero contigo volví a hacerlo, porque sentía que no
tenías ganas de verme. Empezaste a trabajar, y con eso de la
depresión ya me gustó el que eras. A veces siento que andabas
conmigo como por interés.
- ¿Interés? ¿De qué, Gerardo? ¿Interés por unas cervezas?
Tampoco me subestimes...
- Pues así era... - dijo Gerardo, dándole un sorbo a su café
medio tibio.
- No te confundas, precioso, yo te agradezco que me hayas
invitado todas o la mayoría de las veces. Pero si era así fue porque
tu lo querías, ¿no te acuerdas?
- Bueno, como sea...
- Yo nunca te falté Gerardo... dijo Temo, mientras rodaba una
lágrima por su mejilla a medio rasurar.
- Pues como haya sido... ahora voy a hacer mi especialidad,
porque mi carrera es lo único que tengo. Hubiera pedido
quedarme en Morelia a hacerla y quedarme contigo. Pero ya no hay
nada que me detenga aquí. Así que será León o Cancún, mañana
me dicen. Y desde que terminamos no he querido estar con nadie,
porque no tengo tiempo para distraerme. Este es mi futuro y tengo
que ser mejor que todos esos weyes que van por un lugar también
en la especialidad. - <<Claro, por eso te encontraron con tu nuevo
novio en la playa hace unas semanas>> pensó Temo. - Yo te
agradezco que vengas y me digas lo que sientes – continuó
Gerardo – pero ya no se puede hacer nada. Ya no estoy enamorado
de ti, te quiero mucho, pero no te amo.
El pecho se le calentó y sus extremidades empezaron a
dormirse. No esperaba escuchar eso, era demasiado fuerte.
Afortunadamente había servilletas con las que podía tapar su
rostro ante la vergüenza de exhibirse ante él y la demás gente. Por
un momento Temo pensó <<me quería mas deprimido, ¿o no?>>
y pensó en reclamarle, pero no estaba ahí para eso.
Cuando se levantaron caminaron hacia el carro, ya que Temo
ofreció llevarlo a su casa. La conversación ahora es un recuerdo
borroso, como su visión en ese momento. Solo recuerda palabras
de aliento y al mismo tiempo de rechazo de Gerardo. Llegaron a su
casa y Temo rompió en llanto como un niño... Gerardo tomó de la
mano a Temo...
- Yo te quiero mucho. Pero no regresaría contigo así de
deprimido. Que ya no esté enamorado de ti no significa que no
puedas contar conmigo como amigo. Cualquier cosa que
necesites, si te sientes mal u ocupas una receta sólo dímelo. Y no
llores por favor, y menos por mi.
- No prometo no hacerlo...
- Pero inténtalo, ¿de acuerdo?
- De acuerdo... - dijo Temo
Se dieron un abrazo... Gerardo se metió en su casa... y llegó la
oscuridad...
Tinieblas

Martes. Temo despertó con pesar... abrió los ojos y deseó quedarse
dormido más tiempo, pero no sólo unos minutos, quería estar
dormido todo el tiempo... mucho tiempo... no despertar de la
realidad tan triste y vacía en la que estaba, quedarse en el nexo por
siempre. Al levantarse de su cama sentía como si sus piernas
pesaran una tonelada, tenía el cuerpo frágil y débil. Él sabía que sus
ojos funcionaban, pero no veía nada más allá... era como mirar al
infinito y perderse en las sombras, sus ojos estaban pesados,
hinchados, agotados...
Caminó como por inercia hacia el baño, pero no quería verse
en el espejo... le daba terror reconocerse devastado y ver sus ojos
secos, sin el brillo de antaño. Miró su cuerpo desnudo y atacado
por la alergia... no era para nada una visión agradable. Sus brazos,
que antes habían arropado al amor de su vida ahora parecían tan
vacíos sin su presencia... tan inútiles, sin propósito.
Abrió el grifo de la regadera y esperó unos minutos en silencio
mientras salía el agua tibia. No había pensamientos en su mente,
sólo el vacío. Miraba sin punto fijo, ahí sólo y desnudo en el frío
piso del cuarto de baño... Se sentía tan sólo... Como si fuera una
minúscula partícula en el inmenso cosmos. No había un
sentimiento más atroz que el de la incertidumbre. Temo sabía que
hacía frío, su cuerpo lo sentía, tenía la piel de gallina pero él no
sentía nada. Teniendo el peor sentimiento del mundo dentro tuyo
y sabiendo que la persona que amas no te quiere a su lado te hace
inmune a los efectos físicos del clima.
Entró a la regadera, realmente no sentía la necesidad de
bañarse, ¿con qué propósito? Si al final de cuentas su cuerpo
estaba sucio, gastado, débil... ¿Para qué? Si no había nadie para que
oliera su piel. Los movimientos de Temo eran automáticos...
lavarse el cuerpo con jabón neutro, lavarse el cabello con el
shampoo, lavarse la cara con las manos... ¿Realmente estaba
despierto? O ¿Estaba aún en el nexo? Parecía como si su mente
hubiera renunciado a trabajar... fue demasiada la presión de
saberlo perdido que simplemente se desconectó. El único
propósito al parecer era sobrevivir con el mínimo esfuerzo.
Debajo del agua caliente, con la mirada hacia la nada de
repente llegó una ola de emociones que fue imposible de detener...
Temo se derrumbó en el piso de la regadera, y por un momento
parecía como si de sus ojos fluyera más agua que de la regadera. Si
el hubiera sido otra persona en ese momento pasando por afuera
del baño hubiera corrido en socorro del accidentado, porque el
llanto era como si alguien se hubiera lastimado. Era tristeza,
desesperación, impotencia, soledad, rabia, terror, miedo,
frustración...
Ahí... sólo con el agua cayendo en su vulnerado cuerpo... con
el alma quebrantada y la consciencia perdida, estuvo a punto de
pedirle a Dios que no dejara ir a aquél hombre... Pero no, Temo
sabía que Dios iba a hacer lo mejor para ambos. Sin embargo...
¿debía al menos intentarlo?
Salir de la regadera no mejoró la situación. Se cambió, arregló
sus cosas y salió rumbo al trabajo. En todo el camino sólo había un
pensamiento en su mente <<Ya no te quiere>>... En otra
situación le hubiera dado pena que la gente que pasaba lo viera
llorar, pero no en ésta; era demasiado el dolor como para
preocuparse de las opiniones externas, de fingir, de pretender...
Al llegar al trabajo se sintió afortunado de estar en un lugar un
poco aislado, sin demasiada gente; así que podía refugiarse en sí
mismo y no pensar en nada ni hablar con nadie. Sin embargo la
situación también afectaba en su trabajo... sus jefes lo notaron y lo
llevaron al baño para que se despejara, pero de poco sirvió.
Necesitaba ser escuchado, así que le mandó un mensaje a la
única persona que en ese momento él sabía que lo iba a entender...
a su amiga Lucy. Que para su fortuna trabajaba en el mismo lugar.
Se vieron afuera del edificio.
- ¿Que pasó, amor? - preguntó ella
Temo no dijo nada, se refugió en los brazos de ella y rompió
en llanto. Era la primera vez que lo veía llorar en más de 7 años de
amistad. Como pudo, Temo le contó a su amiga lo sucedido la
noche anterior... era tan duro hablar de eso... hubiera deseado
suprimir los recuerdos y seguir su vida como si nunca hubiera
pasado nada, como si nunca hubiera conocido a ese hombre,
como si jamás hubiera estado ahí esa noche de semana santa.
- Ya no me quiere, amor... - le dijo Temo a Liz al tiempo que
volvía a sus brazos y desahogaba todo el mar de tristeza que llevaba
dentro suyo
El día pasó como una sombra pasa por la luz... lento, oscuro y
frío. Cuando llegó a su casa tuvo que tomar fuerzas de su interior
para fingir estar bien ante su familia. Y mientras cenaban y
platicaban Temo suprimió cada minúsculo ápice de tristeza y
disfrutó de una cena que antes le hubiera sido agradable, pero ése
día era una prisión de la cual quería escapar para refugiarse en sus
propios pensamientos, un lugar en el que por miedo y costumbre
le era imposible ser él mismo. Además no podía mostrarse débil
ante sus padres, a ellos les debía todo, siempre lo habían apoyado.
Pero la cena terminó y se encerró en su cuarto... En su pequeño
espacio en el mundo donde él tenía el control... pero quería
perderlo y aventurarse en las profundidades de su soledad por
mucho tiempo. Ésa noche durmió temprano, tal vez por la
necesidad de no estar físicamente en un lugar donde sufría... Del
otro lado, por lo menos, no estaba “él”.
Conversaciones I

- ¿Qué te ha pasado?
- Falta de amor
- El amor es la unión de conciencias en beneficio de la
existencia, sigues teniendo eso
- Pero no el tipo de amor que se me arrebató
- Eso es cierto, no dio oportunidad para estabilizar tus
frecuencias. Además las acciones negativas que has recibido han
alterado notablemente a las mismas. Aquí hay muchas
conciencias así, debería venir...
-¡No!
- No somos quien para decidirlo, pero podemos modificar
el tiempo-espacio para liberarte un poco del lastre
- No creo que sea necesario
- No llegará aquí, será tangible
- Pero a ustedes no les corresponde cobrar el desfase
karmático
- No, pero esa es tu ventaja sobre los demás, puedes
acelerar el proceso
- No creo que esté bien
- Dejalo en nuestras manos
- Confío en ustedes, al final de cuentas compartimos en un
periodo del tiempo-espacio el vínculo físico y espiritual básico
- Exactamente, deja que nos encarguemos del desfase
- Lo quiero...
- Lo sabemos, somos tus abuelos...
Subidas y bajadas

Miércoles. La misma rutina, el mismo espacio, idéntico


sentimiento. No había nada que cambiara el humor y el
sentimiento que tenía. Él se iba a ir, no lo quería y no había nada
que hacer. ¿Era tan malo? ¿Era tan feo? Temo sabía y conocía sus
capacidades, pero en ese momento dudaba de sí mismo. Dudaba si
era lo suficientemente bueno para alguien, si era lo
suficientemente atractivo como para provocar el libido de una
persona, si era lo suficientemente inteligente como para no co
depender de alguien más. Sin embargo nadie respondía sus dudas...
Estaba sólo... necesitaba liberarse.
Ésa noche decidió compartir el secreto con sus amigos más
cercanos, debía hacerlo de inmediato para sentir un poco de apoyo
en esos momentos difíciles, y debía hacerlo una sola vez y de forma
masiva. Hablar con cada uno resultaría tardado, y no sentía el valor
ni las ganas como para hablar de eso en frente de nadie. Así que la
opción más sostenible fue enviar un correo electrónico,
explicando su situación y confesándose gay con todos ellos.
Una vez redactado el correo, siendo lo más coherente consigo
mismo lo envió esperando una respuesta que le hiciera sentir un
poco mejor. Se durmió rezando por Gerardo, como cada noche...
sólo que ésta vez rezaba también por él mismo.
Al día siguiente en su buzón de entrada había correos
respondiéndole. Todos y cada uno de ellos mostrando su gratitud
por la confianza y el apoyo moral que tanto necesitaba en ése
momento. Salir del clóset con ellos fue como liberarse de una loza
enorme la cual no lo dejaba respirar con facilidad. Y el sentir el
amor y el cariño de sus amigos fue como una cobija abrigadora en
pleno invierno. A pesar del sentimiento de vacío había pasado una
cosa buena después de todo.
En uno de los mails, Luis Manuel, su mejor amigo en la
Universidad le sugirió una reconquista, lo cual Temo juzgó como
buena idea. Finalmente ahora le tocaría a él conquistar al hombre
que ama, no sólo dejarse seducir.
Con la idea en mente tuvo un cambio de actitud, y empezó a
pensar cómo podría recuperar lo que le había dolido tanto perder,
pero con entusiasmo... hubo un momento que hasta se sintió feliz
por imaginar que daría resultado.
Tenía dos ideas en mente, pero iban a tomar tiempo ya que
eran un poco laboriosas. Temo se preguntó para qué era bueno,
qué quería expresar, cómo se lo iba a decir, etc... el plan constaba de
dos partes. La primera fue producir un video con fotos de ambos, y
necesitaba una canción de fondo que hablara por él. Tardó un día
en escoger las fotos, y dos horas en escoger la canción. Durante los
siguientes días antes y después del trabajo sólo se dedicaba a eso.
Aún sentía tristeza, pero la esperanza actuaba como un dínamo
que no lo dejaba detenerse, al contrario, lo obligaba a aumentar la
velocidad. Además del video usó la experiencia de su carrera y su
antiguo trabajo y le diseñó un fondo de escritorio para su
computadora. Uno sencillo pero espectacular.
La segunda parte tendría que esperar al ver la reacción de
Gerardo en la primera. Era llevarle una serenata... Temo no sabía
dónde. Si lo hacía en Santa Ana podría exponer a Gerardo ante sus
pacientes, y eso sería contraproducente, y un poco peligroso por
manejar por la noche en carretera, o si lo hacía en Morelia debía
saber que día exactamente se iba a quedar en la ciudad para no dar
la serenata en vano. El plan era esperanzador y Temo sentía una
efervescencia desde el fondo de su ser que lo incitaba a darle lo
mejor a aquél hombre. Sus amigos le habían dado su apoyo y lo
acompañarían para cantarle al pie de su ventana, y de paso,
conocerlo.
Independientemente del sentimiento de esperanza que Temo
tenía en esos momentos, y a pesar de que hubiera regresado con él
en ese mismo instante, él sabía que estaba ofendiendo un poco a su
propia dignidad, inteligencia, a su orgullo y a su auto estima. De
acuerdo a su educación, cultura y valores, una persona que ofende
y que no se responsabiliza de sus propios actos no vale la pena. Es
de los que Temo llama “robadores de oxígeno”. Temo lo sabía
perfectamente, Gerardo encajaba en el perfil, no lo merecía. Sin
embargo, y contra todo lo anterior, lo amaba. El amor era más
fuerte que cualquier valor, educación, sentimiento o circunstancia,
y no estaba dispuesto a perder el amor por nada de eso.
Un sábado metió en un sobre grande un disco, en el que había
grabado el video de fotos y el fondo de escritorio. Con letras
grandes escribió “Gerardo Hernández”, y lo arrojó debajo de la
puerta de la casa donde Gerardo se quedaba cuando venía a
Morelia. Temo esperaba que nadie lo abriera más que él, y con la fe
en el nivel más alto se fue a su casa.
Ésa semana fue un poco mejor, Temo podía ver un poco de
luz entre tanta oscuridad. Ya no se sentía tan abatido, tenía un poco
más de fuerza. El plan de la serenata seguía en pie, sólo faltaba una
reacción positiva de Gerardo.
Ése viernes, después de más de un mes Temo fue al bar solo,
esperaba ver a Gerardo. Tenía una actitud positiva y anhelaba ver la
reacción de su amado.
Después de unos minutos lo vio, estaba cerca de la pista, iba
sólo. Temo lo había visto con otras personas en el bar, le llegaban
chismes, pero para su fortuna esa noche no iba acompañado de
nadie. Así que se le acercó, le dio un abrazo y le preguntó:
- ¿Me dejas invitarte un cigarro?
Gerardo accedió y salieron, ya que en ese entonces no se
permitía fumar adentro del lugar. Desde que terminaron Gerardo
se mostraba hostil, distante, como si ignorara u odiara a Temo,
pero debía tener esperanza... Una vez afuera Temo se sintió lo
suficientemente fuerte para preguntar:
- ¿Cómo estás?
- Más o menos, mira – dijo Gerardo señalando una cicatriz del
lado izquierdo de su cabeza
- ¿Qué te pasó?
- Me atropellaron hace como 2 semanas – dijo Gerardo
- ¿Cómo? O sea... ¿cómo estuvo? ¿dónde estabas o que?
- Acababa de regresar de vacaciones, iba caminando por la
carretera hacia Santa Ana, y un wey iba muy rápido y ebrio, creo, y
me golpeó. Alcancé a esquivarlo un poco pero aún así me dio
Temo conocía la historia, o por lo menos sabía por sus
propias capacidades del accidente...
- Y ¿estás bien? - preguntó Temo
- Pues sí, solo me dio un tirón en el ligamento de la rodilla,
unos raspones y ya, pero todo bien.
- Ah, que bueno...
Pasó un momento y...
- ¿Recibiste el disco que dejé en tu casa? - preguntó
esperanzado Temo
- No... - dijo Gerardo - ¿Cuál disco?
- Ah... - con un tono triste – es que te dejé un disco con una
sorpresa debajo de la puerta.
- No, no ví ni me dieron nada...
- Ah... esta bien
La reacción inmediata de Temo fue de tristeza, <<No lo
vió>>. Pero también aún albergaba la leve esperanza de que
alguien ahí lo hubiera guardado, y que se lo mostrase después. En
ése momento llegaron otros amigos de Gerardo y los fue a saludar.
Pasaron unos minutos y Temo supo que debía irse... no debía estar
ahí... y se fue.
El sentimiento de catástrofe lo inundaba, y no pudo dejar de
derramar lágrimas esa noche. De cierta manera se había
acostumbrado a llorar por él, así que no se le hacía extraño. Sin
embargo deseó no haberlo hecho, no haberse expuesto de esa
manera. Ésa misma noche le envió un correo electrónico. Sabía
que en vivo no podía o debía decirle lo que sentía, y por mensaje no
se iba a exponer a otra ofensa. El método más seguro, como hasta
ese entonces le había dado resultado, fue un correo.
Al día siguiente recibió la respuesta... Y apenas leyó el mensaje
lo borró inmediatamente. No quería volver a leerlo, era demasiado
duro, demasiado violento, no podía con tanta hostilidad. Pero a
Temo se le quedaron grabadas algunas frases... “Ya no estoy
enamorado de ti”, “No soy el amor de tu vida”, “Si, si vi el video y el
wallpaper”, “Esos detalles me los hubieras dado antes”, “No quiero que me
vuelvas a buscar”, “Evitame la pena de quitarte de mis contactos”, “Ya es muy
tarde”, etc...
No encontraba alguna explicación lógica ante la situación...
Temo había hecho todo dentro de sus posibilidades para tener una
relación sana y duradera. Le daba su lugar, si por alguna razón
Gerardo se sentía mal por algo que Temo hacía o dejaba de hacer
pedía disculpas, la fidelidad, dejar que él tuviera placer a costa de su
dolor, lo procuraba, lo presumía, lo esperaba... etc... ¿En qué fue lo
que falló? ¿Cuándo y cómo se equivocó? ¿Cuándo lo perdió?
Y surgían aún más preguntas sin responder... ¿Qué tiene “el
otro” que no tenga yo? ¿Por qué me odia tanto? ¿Me faltó picardía
en la cama? ¿Lo ofendí de alguna manera? ¿Acaso no era amor lo
que él sentía?... y una infinidad más que lastimaban su auto estima.
En los días siguientes Temo se sentía igual de triste, pero
menos vulnerable. No tenía el control aún, pero lo estaba
recuperando, y conforme se daba cuenta que existía la posibilidad
de que amar a ese hombre no valía la pena, surgían más preguntas
sin respuestas, pero ahora eran a su favor... ¿Será que no pudo
conmigo? ¿Fuí mucha pieza para él? ¿No era suficiente la paz que
le brindaba? ¿No sería congruente que si me quería más cuando
estaba deprimido, me hubiera idolatrado estando devastado como
me vió? O ¿Es que deprimido era más manejable y él necesita eso,
alguien a quien manejar a su antojo? Etc...
Su plan de reconquista había fallado. No había nada que
hacer. Sin embargo, y por primera vez en dos meses se sintió lo
suficientemente fuerte. No iba a buscarlo otra vez, no iba a ser su
intención verlo. Él iba a regresar solo... Temo no sabía cuándo ni
cómo, pero regresaría buscándolo.

La noche de año nuevo. Diciembre había pasado rápidamente


y el frío se sentía por toda la ciudad. Los bares abrirían esa noche
para despedir al año que se iba y recibir al nuevo con ánimos
mejorados. Temo planeó la celebración con sus amigos... pasada la
una de la mañana, después de la cena y abrazo se quedaron de ver
en el bar...
Eddy

Cuando tenía 15 años, Eduardo Gómez ya había experimentado


casi todo en el ambiente homosexual. Además tenía un novio, y
llevaba con él 2 años. Su papá era pastor de una iglesia cristiana,
herencia de su padre, y de muchas generaciones atrás. La familia
profesaba una profunda convicción cristiana, a tal grado de que
cuando murió el abuelo de Eduardo (o Eddy, como lo llaman sus
amigos) depositaron en él todo el peso de seguir los pasos de su
abuelo y convertirse en ministro. Y a Eddy no le desagradaba la
idea, pero también quería explorar y vivir su sexualidad como lo
creyera más conveniente.
Un día, sin embargo, estando en la secundaria en el pueblo de
Acámbaro, Guanajuato, el y su novio salieron del salón para
“encontrarse” en el baño. Era el único lugar dentro de la escuela
donde podían profesarse su amor sin contratiempos... Casi sin
contratiempos... Ellos estaban abrazados junto al lavabo; cuando
la silueta alta y robusta del prefecto de la escuela se empezó a colar
por el espacio abierto entre la puerta y la pared... En un instante
pasional, y por instinto Eddy abrió los ojos y vió por el espejo al
enorme hombre viéndolos... No pudo hacer nada más que
retirarse de su pareja y quedarse impávido.
La historia fue muy sencilla, el prefecto fue a la oficina del
director y le contó lo que había visto, asimismo el director, también
pastor de la misma iglesia, no tuvo más remedio que contarle al
padre de Eddy lo sucedido.
Lo siguiente fue una experiencia nada grata para Eddy, y
desde ése momento, a sus 27 años, aún duda si es conveniente o no
hacer una vida gay. Ya han pasado más de 10 años, pero el trauma
aún sigue latente. Ahora es un hombre independiente, titulado,
maestro de niños en la iglesia de Acámbaro, pero con unas
enormes ganas de amar... aunque las experiencias dolorosas no lo
dejen como él desea.

Noviembre, 2008

Temo conoció a Eddy una noche en el bar. Esa noche él no se


sentía muy bien, y como cualquier persona en depresión decidió
curar sus penas con alcohol. Temo no fue al antro a buscar algo
más... estaba sentado en una mesa junto a la barra, su amigo el
mesero le había servido la segunda cerveza cuando Eddy lo
abordó de una manera que Temo jamás esperaría...
- Él sacrificó su vida por ti... tu no la desperdicies por “él”... -
dijo Eddy, primero, refiriéndose a Jesucristo, y después, a quien
hubiera sido aquél por el que Temo estaba así
- ¿Perdón? - respondió Temo
- Disculpa – dijo Eddy, sentándose en la mesa sin pedir
permiso – pero es que sé por qué estás así...
- ¿Ah, si?, y ¿cómo?.
- Es bastante obvio, ustedes venían cada fin de semana, ahora
él viene con alguien más y tu vienes sólo entre semana. Y lo
lamento, pero creo que cada quien tiene lo que merece.
- ¿Disculpa? - dijo Temo un poco enfadado, y no era para
menos, que alguien llegara a decir ese tipo de cosas a una persona
triste y con el duelo a flor de piel era para alejarse de él. Sin
embargo, Eddy notó su incomodidad y dijo:
- No, no me malentiendas, deja que me explique...
La naturaleza de Temo es tener fe en todas las personas y en
todas las cosas, así que se quedó a escuchar lo que aquél muchacho
atractivo tenía que decir.
- Disculpa, no es mi intención ofender – dijo Eddy – a lo que
me refiero con que todos tienen lo que merecen es que tú por un
lado ya no tienes a una persona perversa a tu lado, porque no lo
mereces, y él no te merece. - <<Él no es perverso>> pensó Temo,
pero para los cristianos perverso no significa tener maldad, si no
no tener escrúpulos al pasar los demás. - Y por ejemplo él, merece
estar con quien tiene ahorita a su lado porque es lo que ocupa, un
chavito mediocre al que pueda hacer como quiera... así no
evoluciona la gente.
- Tienes razón... ¿eres filósofo? - preguntó Temo
- No, soy cristiano. - dijo Eddy mostrando su cruz en el pecho
de su camisa medio abierta
- Pues no hablas como tal.
- No por pertenecer a un grupo tenemos que actuar como la
mayoría de la gente cree que actúan, tu por ejemplo no te ves gay, y
lo eres. - dijo seguro Eddy
- Gracias... creo...
- Y no me tengas desconfianza, no es que te espíe, pero yo
también vengo seguido y los veía juntos, no veo más allá de lo
evidente.
- ¿Y qué es lo evidente?
- No soy yo quién darte la información que quieres, sé a dónde
va tu pregunta, pero créeme, aunque te va a doler mucho tiempo, lo
mejor para ti es no estar con él.
Temo sabía que tenía razón... sin embargo, las hormonas que
seguía produciendo lo obligaban a sentir amor y ternura por aquél
hombre... Y es que por más que su mente trabajaba a marchas
forzadas por desprenderse de él, el amor es una reacción química...
y no hay cosa para contrarestarlo... ni el alcohol.
- Soy Eduardo, por cierto, me dicen Eddy
- Mucho gusto, Eddy, soy Temo, de Cuauhtemoc.
- Si, no de Artemio.
- Ja, ja, ja... ¡Oye! Ése es mi chiste. - dijo Temo
- ¿Ah, si? Pues te lo robé un poco.
Esa noche, Temo y Eddy platicaron mucho rato en aquella
mesa del medianamente lleno bar... mientras la música sonaba y
las parejas bailaban, los meseros servían bebidas a los jóvenes, y
uno que otro muchacho pasaba y los miraba. Temo sintió que
Eddy no sólo se le acercó para platicar... Pero Temo no sentía “la
chispa” en él... lo reconocía atractivo, física y mentalmente, pero no
tenía tiempo ni ganas en pensar en nadie como hombre.
Temo tenía su propia versión de los cristianos, << son
católicos extremos >>, y no tenía nada de malo, pero ésa noche
cambió su perspectiva hacia ellos, y de una manera positiva.
Además... cualquier ayuda que llegara en ese momento era
bienvenida, viniera de la corriente que viniera y de la filosofía,
religión, hermandad o rito que fuese.
Ya era tarde y Eddy se ofreció a llevar a Temo a su casa, pero
éste se negó... no quería dar la más mínima muestra de afecto con
tal de preveer una posible mala relación en los momentos de duelo
que tenía... Sin embargo... Eddy tenía un argumento más fuerte...
- Mira, no pretendo ligarte ni mucho menos... Mi intención
contigo es que te acerques a Jesucristo, él te puede quitar las
cadenas. Por alguna razón el me ponía ahí para verte con tu ex
pareja, y por alguna razón te trajo a tí hoy en un día en el que no
sueles venir y yo estuve aquí. Tal vez ésa sea mi única misión en la
vida. Déjate ayudar... Todo es consecuencia, nada coincidencia... -
Temo lo pensó por un momento y accedió... En el trayecto a
su casa siguieron platicando de cosas que Temo interpretaba como
metafóricas... pero había un profundo sentido de verdad en ellas.
Al final se despidieron...
- No sabes cuánto te agradezco la ayuda.
- Agradecele a “él”, que nos puso en el momento indicado, en
el lugar correcto... - dijo Eddy – y nos seguimos viendo
- Claro que sí, me avisas cuando llegues, por fa'. - dijo Temo
- Con gusto Temo de Cuauhtemoc... - Y se fue...
Hasta el día de hoy, ambos mantienen una relación amistosa
muy sana, de repente sobrepasan la línea de la amistad, pero no es
algo que acabe con la conexión cordial entre ellos.
La guía

Diciembre 2008, 6:00 pm

Temo sabía que no podía con la carga él sólo... necesitaba más


argumentos para entender lo que pasaba por mente en ese
momento. No sólo lo tangible, sino algo más. Y decidió llamarle a
“Rosita”... la consejera de la familia.
Rosita es una señora de 60 años. Nacida en el Distrito Federal,
de padres muy cultos y estudiosos, ella desde pequeña aprendió a
relacionarse con gente de cualquier clase y cultura. Su interés por la
física cuántica la llevo a estudiar un semestre de la carrera de Física
en la UNAM. Pero ella quería ayudar a las personas, y siendo física
no iba a poder hacer mucho. Así que tuvo la oportunidad y se
mudó sóla a Morelia, donde entró a la facultad de medicina de la
UMSNH. Siendo médico podía ayudar a las personas en la parte
fisiológica y además apoyarse con sus conocimientos científicos
que había adquirido como herencia por parte de sus padres.
Terminó su especialidad en medicina interna, y buscó una beca en
la Universidad de Calcuta, India. Su viaje por el continente asiático
no se limitó a unos cuántos países, visitó Nepal, Bhután, China,
Bangladesh, Japón, Corea, Tailandia y Sri Lanka. Ahí en Sri Lanka
tuvo a oportunidad de visitar los templos budistas de Threvada,
donde adquirió más conocimiento sobre el universo. Su viaje la
llevaría a Europa, a visitar grandes Universidades, y por otro lado,
para entrevistarse con los masones de Bélgica. Después de un paso
rápido por la Meca y Tierra Santa, Rosita llegó a México a
establecerse, formar una familia y ayudar a las personas mediante
la medicina y sus conocimientos.
Fue en el verano de 1985 que conoció a Servando, papá de
Temo en la organización a la pertenecen y ahí se hicieron amigos.
Cuando Temo nació, Rosita les dijo a sus padres que el niño venía
de oriente, y que su aura le deparaba un futuro brillante. Y con los
años... cualquier situación que no tenga una explicación tangible
para la familia, acuden con Rosita, para que ella les explique por
métodos científicos que causa es la culpable de la situación.
Temo tocó la puerta de su pequeña casa, adornada por fuera
con muchas plantas y encima de la puerta una pirámide de metal.
Rosita salió...
- Mi niño, ¿cómo estás?- dijo amorosamente Rosita
- Más o menos, ¿y tú? - respondió tímidamente Temo
- Bien, mi niño, pasa... no te quedes afuera...
Entraron a su casa, en el pasillo había una fuente de metro y
medio de alto, donde circulaba el agua constantemente
proporcionando una sensación de tranquilidad. Su casa por dentro
era un mimetismo de culturas e ideologías diferentes. En las
paredes hay flores de Liz, Budas, Cristos, Tetragramatones,
compases, ángeles, etc... no muy diferente a la casa de Temo, pero
sí más saturado. Había una estatuilla de Ganesha en el centro de
mesa de la sala, junto a una veladora de San Judas Tadeo. La casa
estaba impregnada de inciensos de canela, y en una pared desnuda
estaba pintado el árbol de la vida. Se sentaron y Rosita preguntó...
- ¿Que tienes mi niño? Estas devastado, platícame.
En ése momento, por alguna extraña razón, Temo se sintió en
total libertad y confianza de explicarle cuál era su problema, pero
lo hizo llorando, sin poder controlarse. Cuando finalmente
terminó de contarle, la cara de Rosita cambió.
- O sea... ¿es un compañero?
- Si, soy gay, - dijo Temo
- Ah... pero eso no importa, las relaciones de apego a nivel
mental y físico aplican por igual no importando el género. Pero
creo que entonces ya tienes dos secretos muy importantes que no
saben tus papás... - dijo Rosita
- Pues si, pero no quiero ser imprudente - respondió Temo
- Lo sé, descuida – contestó Rosita amablemente.
Rosita tenía razón, finalmente el amor era una reacción
química hormonal a una serie de impulsos eléctricos creados por el
cerebro. No importando si se tratase de amar a un hombre, mujer o
animal. La oxitocina, dopanima y feniletilamina se liberan a partir
de impulsos, como resultado de la apegación por algo o alguien.
- Descríbeme físicamente cómo es el muchacho. - pidió
Rosita, y Temo lo describió
La conversación siguiente fue una explicación mediante la
fisica cuántica de porqué Temo se encontraba frenado por el
“amor” que sentía. Muchas cosas no fueron suficientemente
claras, pero otras sí. Y sólo había una cosa que hacer. Rosita se
levantó, fue a un cuarto junto a la sala y sacó de él varios papeles y
una caja de colores. Lo que Rosita había puesto en manos de Temo
eran Mantras. Ejercicios budistas para liberar energía negativa. Los
mantras son ejercicios milenarios, usados por los monjes budistas
como instrumento para enseñar s sus discípulos el manejo de la
energía elemental, y de concentración. Después de estar
trabajando en los mantras bajo la música de relajación Rosita hizo
un comentario en un tono muy serio.
- No entres al nexo en ese estado, tu conoces los riesgos, y ya
hicieron daño
- Si, lo sentí al día siguiente, lo lamento, pero ocupaba
respuestas. - Dijo Temo concentrando su mirada al círculo
impreso en el papel que estaba sobre la mesa
- Las respuestas las puedes obtener en otra parte, y si debes
entrar ahí como estás ahorita, ven conmigo y te ayudo. Yo no
puedo entrar, pero puedo ayudarte de soporte.
- Gracias... te lo agradezco... ¿el daño es grave?
- No, pero ya está hecho. Eso pasa cuando no tienes control
en tus frecuencias. Pero ya no tiene caso que intentemos reparar el
daño, debes repararte a tí.
Rosita sabía perfectamente de lo que hablaba, y ahora ella
sabía otro secreto de Temo que sus papá ignoraban. Los dos de
igual magnitud de trascendencia. Y aunque ella no podía entrar en
el nexo, poseía la capacidad como para saber lo que ocurría ahí, y
aun más, para guiar a Temo a través de él.
El resto de la hora paso rápidamente, y al finalizar Temo se
sintió un poco aliviado, aunque faltaba mucho trabajo por hacer.
El equilibrio aún estaba lejos, y sólo con el equilibrio podría
quitarse la loza que tanto le pesaba.
- Gracias Rosita, de verdad, muchas gracias – Dijo Temo
dándole un abrazo a ella
- No tienes que agradecer, lo hago con gusto – dijo ella
pasandole una mano sobre la espalda – Y trata de descansar, tienes
mucha tensión .
- Trataré – respondió el, y se fué.
Un nuevo año

Primero de Enero, 2009, 10:40 am

Temo recibe una llamada a su celular de su papá


- ¿Donde estás? Ya es tarde.
- Ya voy en camino, llego en 20 minutos. - Respondió Temo
Cuando salió del antro estaba un poco tomado, así que no
prestó atención a dónde se encontraban. Pero recuerda que se
encontró a su amigo Juan de la prepa y salió del clóset con él esa
noche. Después fueron a su casa, en la fiesta, Temo se quedó
dormido, y despertó sólo para despedirse y correr a su casa.
Temo pidió un taxi en lo que él reconoció como “la calle de las
Tijeras”, y así lo fué. Fue una noche extraña y dolorosa, pero por la
resaca dedujo que se la había pasado regularmente bien. Dentro
del taxi llegaron a su mente recuerdos... buenos y malos... como
ráfagas de viento en un huracán, todo pasaba muy rápido.
Posiblemente la combinación de tristeza y alcohol aceleraron sus
lagrimales, porque a medio camino Temo estaba llorando,
apenado de que el taxista lo viera.
- No se preocupe joven, todos tenemos días malos, pero lo
bueno de todo esto es que hoy empieza un nuevo año, y será mejor
que el otro, ya verá – dijo el taxista convencido y en un tono
amable.
Temo no habló en el camino... por fin llegó a su casa y se
acordó que había dejado su suéter en el antro... << un suéter
menos >> pensó. Abrió la puerta de la cochera, subió las escaleras
y se metió inmediatamente a su cuarto, ignorando a sus papás y a su
hermano que estaban en la cocina reunidos.
- ¡Oye ven! - gritó su papá
Temo trató de disimular las lágrimas y esperaba que su familia
atribuyera sus ojos rojos a la embriaguez.
- ¿Que tienes? - preguntó en un tono amoroso y preocupado
su mamá
- No quiero hablar de eso, sorry – dijo Temo apenado y con
miedo
- ¿Cómo que no quieres hablar? A ver siéntate y dinos que
chingados traes... - dijo su papá – Gorda ponle un café para que se
tranquilice – Y es que Temo estaba nervioso, llorando, alterado,
temblando y por deducción lógica al ver la cara de sus papás
dedujo que se veía realmente mal. Varias ocasiones lo habían visto
llegar ebrio a casa, y sólo lo mandaban a dormir, pero ésta vez era
diferente. El lo sabía, pero no pensó que su semblante y estado
fuera de tal magnitud como para que su familia se mostrara así de
preocupada.
Temo se sentó en la silla que da la espalda a la ventana, y con
voz temblorosa dijo...
- Es que no soy correspondido...
Un silencio sepulcral lleno la cocina... A éstas alturas la
ruptura había sido la cosa más difícil que había atravesado Temo.
Ni la muerte de sus abuelos, ni la de su abuela que era su mejor
amiga hacía unos meses, ni la pérdida de su perro que fue su
compañero 10 largos años, ni la difícil “depresión severa” que le
diagnosticó el psiquiatra meses atrás, ni el shock de saberse
rechazado por un país en el cual tenía tantas expectativas... nada era
comparable con el amor no correspondido.
- ¿Qué? ¿Y por eso lloras? Ya ni la chingas! - dijo su papá en
tono severo - ¿De verdad es por eso que estás así medio pedo y
llorando? No no no... ésto es mi culpa... por no haberlos hecho
fuertes, son débiles tu y tu hermano... pero no es su culpa, si no
mía.
- Bueno Servando, déjalo que hable – dijo su mamá al tiempo
que le daba un café cargado y medio frío - ¿Qué te pasó hijo?
Temo sabía que si decía la historia completa podría correr el
riesgo de que lo corrieran de la casa, o en un plano más leve, que le
dejaran de hablar unos meses, y es que teniendo unos papás
conservadores en el aspecto de costumbres y valores, decir que era
gay era un riesgo demasiado fuerte a esas alturas. Por otro lado, ya
había hecho planes de vivir sólo meses antes, pero por gracia
divina no se pudo, y seguía en la comodidad de vivir con sus
padres.
- La verdad, es que no quiero hablar de eso... y sé que suena
efímero pero... amo a esa mujer, y verla con otro... Perdón es que...
nunca había sentido así de feo – confesó Temo
- ¿Amas a esa mujer? A Lucy te refieres... - aseguró su papá
- No...
- ¿Entonces? ¿No que Lucy es con quien te quieres casar y te
quedas a dormir en su casa? ¿A qué estás jugando? - dijo su papá,
quien siempre ha sido muy ecuánime, pero analítico.
- Lucy es la mujer con quien algún día me casaría... pero no
somos novios – dijo Temo
- ¿Entonces que? ¿Le pones el cuerno? Así no te educamos, te
hemos dado un ejemplo...
- ¡Cálmate! - interrumpió la mamá al papá – si no quiere
contarnos con detalle está en su derecho, no lo juzgues, y no le
grites, que esa no es la forma de ni de tratar a tu hijo ni de hablar
con alguien medio borracho y frágil como él en estos momentos.
Ahora, si no eres correspondido por equis persona... tienes que ser
fuerte y no dejar que te ponga así, porque si tú estás mal, todos
estamos mal, ¿te acuerdas? Somos una familia, siempre unidos, y
siempre apoyándonos. Dinos... ¿Te hizo algo esa vieja
desgraciada?
Temo no podía creerlo... toda la vida su papá era el centrado,
el neutral, el que siempre tenía la respuesta correcta y
reconfortante. Su mamá en cambio, era visceral y pasional, hasta
un poco imprudente, y Temo no podía creer lo tranquila y apacible
que su mamá mostraba en ese momento. Además... agradecía el
voto de confianza...
- Estaba yo con Lucy en el antro – empezó a relatar Temo con
su voz entrecortada, como la de un niño pequeño cuando quiere
contar qué le pasó mientras llora, al tiempo que tomaba un poco de
café y le robaba un cigarro a su papá – Y pues ahí estaba... “la
otra”... bailando con alguien, pero equis... quise ser fuerte ¿no?...
Pero era alguien diferente a con quien la había visto, como el
tercero diferente...
Afortunadamente su familia siempre había sido abierta en
hablar de temas como sexo, religión o cosas un tanto tabúes; no
por algo en su casa había tanto Cristos como Budas, Flores de Liz
como símbolos masónicos, libros como la Biblia junto al Corán
islámico, y los dos hijos habían sido educados no sólo para creer en
algo, sino creer en todo. Y lo practicaban. Temo sintió la
confianza, como siempre, de decir qué le pasaba... al final de
cuentas eran una familia sólida y por más que su hijo estuviera
medio ebrio el amor era inquebrantable.
- Entonces atravesamos la pista para saludar a unos amigos de
Liz, con una cerveza en la mano – siguió Temo – Y no me
pregunten porque ni cómo ni que intenciones tenía, pero Lucy tiró
cerveza en el brazo de ésta chava... Yo era el último del grupo y
cuando la ví abri los brazos para darle el abrazo de año nuevo...
pero me ignoró y yo pensé que no me había visto... - Lucy no fue al
antro ese día, si no Javier, su mejor amigo, pero Temo considero
prudente y coherente contarlo como si ella hubiera ido.
- ¿Y por eso estás así? - preguntó impaciente su papá
- Papá, dejalo, no lo interrumpas – pidió su hermano
- Gracias – dijo Temo – Y pues equis... seguí bailando, pero
después salí a fumar... y ahí estaba ella fumando también, me le
acerqué con los brazos abiertos diciéndole << feliz año >>, en eso
me empujó un poco fuerte y me dijo << después que la pendeja de
tu amiga me tira la chela a propósito, no mames! >> y se metió al
antro. Yo me quedé en shock... no supe que hacer... y seguí
fumando, con la pena de las personas que estaban viendo...
Después volvió a salir ella y me dijo << discúlpame wey, pero no
mames, como me tira la chela >>, y yo le respondí << no fuí yo, ¿o
si? >>, y me dijo << no, pero no mames >> me dio un abracillo
equis y se metió... Y no saben como me dolió que me dijera “wey”,
sentí como si fuera uno más del montón, cuando para mi es la
persona que más quiero en el mundo, después de ustedes, ya
saben...
Eso fue verdad... Después de amar a Gerardo... y de terminar
“como amigos”... que lo violentara aunque hubiera sido con un
empujón era devastador para Temo. Además, después de los “te
amo”, “precioso”, “mi amor” que solían decirse, el “wey” era una
aberración para un amor tan puro, y para todo lo bueno que Temo
veía en Gerardo. Aunque la demostración de violencia no le
extraño a Temo, ya antes había mostrado signos de eso, pláticas en
las que Gerardo se exhibía en cuestiones violentas. Después de la
terminación, también lo violentaba con actitudes, palabras
hirientes, desplantes, etc...
Por primera vez en la conversación, su papá no habló ni
interrumpió... se limitaba a escuchar y a fumar cigarro tras
cigarro... como su hijo abatido y derrotado. Su mamá en cambio
mostró su lado mas maternal y condescendiente, toda una
sorpresa. Su hermano también aportaba consejos e ideas amables
y motivadoras. Temo se sentía realmente protegido y seguro en las
palabras de su familia. Finalmente, su mamá y su hermano tenían
que salir para ir por la abuela a su casa e ir a casa del tío para el
recalentado. Su mamá se despidió con el beso y el abrazo más
tierno que Temo jamás recuerda. Una vez solos, su papá habló
tajante...
- Mira hijo... culos hay un chingo...
- ¿Culos? ¡Papá! Ella no es un culo... es el amor de mi vida –
dijo Temo
- Si, ahorita lo es, pero no deja de ser un culo... ¿Cuántos culos
más hay en el mundo? ¡Un chingo! ¿Y estás así por sólo uno?
La sola idea de llamar “culo” al amor de su vida es algo que a la
fecha le resulta inconcebible... no sólo porque se escuche vulgar, si
no porque “culos” había tenido bastantes, pero no uno al que amara
con toda su alma.
- Pues si... pero es el culo que amo, papi – dijo Temo
- ¡Pues a la chingada con ese culo! Si te trata así no merece el
amor que dices que sientes... Y si fueras tu una mujer y el wey te
hiciera eso voy y le parto su madre...
- No papá, no hace falta... Pero gracias, creo – Dijo Temo
La siguiente media hora fue entera de su papá, relatando cosas
que Temo jamás había escuchado, de sus amores antes de su mamá
y sus respectivas frustraciones amorosas. Su papá se levantó y fue a
su cuarto, cuando regreso tenía una cajita de metal en sus manos, y
dijo...
- Aquí adentro hijo, hay un quita-penas, es un monito hecho
de hojas de maíz que representa a u espíritu... es una tradición
maya. Yo creo que ni la medicina, ni nuestras conversaciones de
leyes universales naturales te va a ayudar ahorita, vamos a probar
esto. - Su papá sacó de la cajita un monito con forma humanoide
de 2 centímetros de altura, y dijo – Esto lo preparé yo mismo
cuando estabas deprimido, pero saliste bien con la medicina, pero
ahora quiero que lo uses.
Su papá le explicó como activarlo para que funcionara para él.
- Lo pones debajo de tu almohada y le vas a contar cada noche
lo que te pasa. Y él te quita las penas – dijo su papá
- Gracias... - respondió Temo
- Ahora métete a bañar porque vamos con tu tío, y deja que el
agua se lleve tus preocupaciones, lávalas todas, que se vayan por la
coladera...
- Si papi, gracias.
El amor es una decisión... algo que uno decide conservar... en
todas sus modalidades... pero el amor de una familia, una familia
unida, de un padre que le da consejos a su hijo, de una madre
amorosa que siempre tiene un abrazo que dar, de un hermano
intranquilo por el bienestar del otro, de una mascota que siente tu
frecuencia baja y que trata de absolverlas para que tu te sientas
mejor recargando su cabeza en tu pierna... ese amor es
incondicional y para siempre. Temo es afortunado... porque
aunque no sea correspondido tiene una familia que es un bloque
de hierro, infranqueable y fuerte, que siempre está ahí cuando el lo
necesite.
Temo se metió a bañar... llorando como un niño pequeño, y
pensó << por favor Dios, quitame ésta carga, mándame una señal
>> Lo que pasó a continuación fue bastante peculiar. Temo acabó
de bañarse... agarró la toalla y se la puso en la espalda para secarse...
y de repente sintió un piquete doloroso en el cuello. Su reacción
inmediata fue quitarse lo que le estuviera picando con la mano... y
vió a una abeja caer al suelo, agonizando... moribunda... solitaria...
Y Temo pensó... << y la abeja sacrificó su vida para darme a mi un
poco de esperanza >>.
El día transcurrió triste, pero estable... hasta la fecha... el peor
día de su vida, pero también uno de los más especiales. Porque
aunque el amor por Gerardo era una loza pesada con la que cargar,
el amor de su familia le ayudaba a cargarla. Para eso son las familias.
Sesiones

Enero 2009

La psicóloga le había pedido que trajera todo lo que


físicamente pudiera recordarle a Gerardo: fotos, regalos, cartas,
etc... Así que Temo se fue preparado para la sesión.
- Saca lo que vamos a desechar primero. - dijo la psicóloga
Temo sacó de su mochila un pequeño paquete de cartón,
extrajo de él una cámara fotográfica y se la mostró a la psicóloga.
- ¿Vamos a desechar eso? - preguntó sorprendida ella
- Pues tu me dijiste que trajera regalos, y así... - dijo
sorprendido Temo
- Sí, ¡pero no los que costaran dos mil pesos! - dijo ella – a
menos de que en verdad quieras deshacerte de ella, la tendríamos
que romper. Y funciona en este ejercicio, pero a regalos o
recuerdos me refería a algo más significativo, más personal, más
íntimo. Aún así puedes conservar la cámara, es tu decisión.
Temo lo pensó un segundo, y valorando las cosas decidió
conservar la cámara.
- Me la quedo, no solo porque es cara y así, si no porque fue el
primer regalo que me dio. Y quiero recordarlo cuando era bueno, y
ésta cámara me lo recuerda así.
- Está bien...Ahora ¿qué más trajiste? - preguntó ella.
Temo sacó de la mochila su laptop y un disco duro externo y
se los mostró a la psicóloga.
- ¡¿No me digas que también te regaló una computadora?! -
preguntó sorprendida ella
- Ja, ja, ja. - reía Temo – Aquí en la computadora tengo fotos,
muchas fotos, la computadora la compré yo.
- Ah... menos mal... - dijo ella, aliviada.
Temo encendió la máquina, accedió a la ruta donde se
encontraban las fotos y las abrió.
- Bien, fotos. - dijo entusiasmada la psicóloga – Eso sirve
perfecto. Antes de empezar, Temo, quiero que quede una cosa
bien clara. Éste es un ejercicio muy serio, muy fuerte, y sólo va a
servir si eliminamos TODAS las fotos, así que confío en tí, sólo tú
sabes en que carpeta están o si tienes unas en papel, sólo tú lo
sabes, por mi no hay ningún problema si me engañas, pero no te
engañes a ti, ¿de acuerdo?
- De acuerdo – dijo él.
- Bien, lo que vamos a hacer es abrir cada foto, y como si
estuvieras hablando con él, le vas a contar qué día, en qué
situación, o alguna anécdota que haya pasado cuando tomaron esa
foto, ¿me explico? - preguntó ella
- Sí
- Perfecto. Cuando hayas acabado te despides de esa foto
como tú quieras, con una frase, mentalmente, con un beso, como
tú quieras despedirte, y la borras. Yo me voy a sentar junto a tí,
porque aunque confió en tí quiero ver que el ejercicio se haga de la
forma correcta.
- Está bien, sin problema.
- De acuerdo, empieza...
Temo comenzó con una foto en donde aparecen ellos dos
sonriendo a la cámara.
- Ésta foto nos la tomamos a la semana que me regalaste la
cámara. La estrenamos esa noche. Tu llevas tu playera naranja, yo
una camisa azul. Aún no me ponían la resina en el diente, y ahí se
ve. Adiós foto... - Y la eliminó
- Ésta otra fue inmediatamente después, pero aquí nos
estamos dando un beso. Adiós...
Y así fue eliminando cada una de las fotos, al principio no le
costó tanto trabajo, pero conforme avanzaba se le iba quebrando
la voz, y cada vez era más difícil oprimir la tecla “Supr”.
- Ésta fue el 15 de Septiembre. Ésa noche me llamó mi papá
para regresar inmediatamente a mi casa, por las bombas que
arrojaron en el centro. Tú me llevaste a mi casa en un taxi que nos
costó mucho trabajo conseguir. Y al llegar tú a tu casa me hablaste
y me dijiste “Con todo lo que pasó hoy sentí mucha desesperación. Nosotros
caminamos por ahí unos minutos antes. Y si te hubiera pasado algo no sé que
hubiera hecho”. Yo te dije “Pero estamos bien, no nos pasó nada, pero gracias
por preocuparte, te amo”. - Y la borró.
Cada vez era más doloroso y tenía menos ganas de borrar las
fotos, era un dolor insoportable saber que estando lejos, no habría
manera alguna de poder siquiera ver su rostro en el monitor. Y que
los recuerdos buenos los tendría sólo en su memoria. Pero debía
desprenderse de él, había que dejarlo ir.
- Bien Temo, vas bien, sácalo todo, despídete, déjalo ir. - decía
la psicóloga, que cuando veía que flaqueaba apoyaba la mano en su
espalda para darle ánimo.
Cuando las hubo borrado todas Temo era ya un mar de
lágrimas. No había marcha atrás. Los recuerdos físicos no los
podría recuperar. Cuando pensó que había acabado el ejercicio, la
psicóloga dijo:
- Ahora, necesito que vacíes la papelera de reciclaje, que no
haya manera de recuperarlas, ¿han sido todas?
- Sí, ya no hay más. - dijo Temo
- Entonces, hazlo. Borra de tu computadora todo rastro de las
fotos de Gerardo.
Temo titubeó, había que hacerlo, por salud mental. Colocó el
puntero en el icono de la papelera, le dió click al botón derecho,
eligió la opción “vaciar papelera de reciclaje”. Una ventana de diálogo
se abrió diciendo “¿Está seguro de eliminar los 87 elementos?”...
- Estás listo, házlo. - lo animó la psicóloga
Aún había dudas. En el fondo no quería borrar las fotos, el
único medio por el cual tuviera la oportunidad de verlo, pero
dolía... dolía porque ya no estaba ahí. Y debía vivir sólo en su
memoria. Temo dió click en la opción “Sí”... se escuchó un ruido
como de arrojar un papel... y todo había terminado. Temo se
quedó en silencio unos segundos, como asimilando lo que acababa
de ocurrir. Finalmente no aguantó más y rompió en llanto
mientras la psicóloga lo abrazaba.
- Bien, hiciste bien. Déjalo ir... déjalo que se vaya... libérate...
De ninguna manera podía recuperar las fotos, lo lamentaba,
pero también lo agradecía. El ejercicio era de importancia para
desprenderse del recuerdo físico de Gerardo.
Ya en casa, Temo abrió su armario, sacó toda la ropa que había
en él y en el fondo se encontraba una cajita de metal con un
candado. La sacó y la puso sobre la cama. Del armario sacó un
pantalón que casi no usa, urgo en la bolsa trasera y sacó un papel
doblado en muchas partes. De él sacó una pequeña llave. Abrió el
candado de la cajita y sacó un sobre de papel con la imagen de una
“medusa” mitológica. Adentro estaba la foto más importante que
tiene de Gerardo. Una que representa todo lo que siente por aquél
hombre...

La siguiente sesión...

- Temo, lo que te pasó es lamentable... pero más lamentable es


que haya mostrado su lado oscuro... ahora podrás darte cuenta de
qué tipo de persona es. Y no es que sea mala o buena, si no que es
un tipo de persona que no conviene que esté a tu lado.
Posiblemente al lado de alguien más sí... pero no contigo. - dijo la
psicóloga
- Es mucha confusión, Adriana, duele mucho – dijo Temo
con la voz entrecortada
- Claro que duele, pero tiene muchas más cosas a favor. Tu
familia se mostró comprehensiva, tienes amigos que te están
apoyando, y nos tienes a nosotros que somos tu sostén para que no
recaigas. Y si miras alrededor puedes ver otras cosas igual de
buenas. Es cuestión de enfoque. Sé que en éstos momentos puede
costarte trabajo cambiar de enfoque, pero algún día lo verás, y
entonces estarás listo para enamorarte otra vez. - dijo ella
- Pero yo lo quiero a él nada más...
- Si, es comprehensible... siempre deseamos lo que no está a
nuestro alcance, lo que nos cuesta trabajo. ¡Y el mejor ejemplo eres
tú! ¿No me contaste que mientras más te hacías el difícil más estaba
Gerardo ahí?... - preguntó ella
- Si... - dijo tímidamente Temo
- ¡Ahí está! Cuando finalmente te tuvo y te sintió suyo ya no
había reto, ya no existía la motivación personal de querer
conquistarte. Mira... no es que esté bien o mal, sólo es así... Hay
personas cuya auto estima depende de los trofeos que puedan
conseguir.
- ¿Cómo? - preguntó Temo
- Te explico... – prosiguió ella – Éstas personas dependen de
triunfos o conquistas materiales o emocionales para sentir que son
fuertes, para sentir que valen la pena, que son “chingones”, vamos.
¿Me explico?
- Leve... - dijo Temo
- Bueno... Lo voy a decir en primera persona... Yo me siento
sola, me siento mal conmigo misma, no me valoro. Necesito
conquistar a alguien u obtener algún premio físico para entonces
decir “Ah mira, ya conseguí esto, ahora no estoy tan mal”. Y el premio me
hace sentir bien, me hace sentir que soy una fregonaza, pero una vez
que lo tengo me aburre porque necesito de otros premios para
extender el sentimiento de bienestar. - dijo ella - ¿Ahora si me
expliqué?
- Si... entiendo... - dijo Temo – ¿Es como si fueras insegura?
- Exactamente. - dijo complacida la psicóloga – Éste tipo de
personas dependen del exterior para sentirse bien con ellos. Y en
algunos casos, o la mayoría, las conquistas de personas son una
buena herramienta para lograrlo. Por eso pueden ser promiscuos,
o cambian de pareja muy seguido, o no son estables en un lugar y se
mudan constantemente, o de trabajo, o de escuela.
- ¿Entonces fuí un trofeo para ayudarlo a sentirse bien? -
preguntó Temo
- Si lo quieres ver de esa forma, sí.
- Pues... que feo ¿no?, digo, por un lado es como si te
utilizaran, pero todos utilizamos algo de las personas, porque al
final siempre te quedas con algo bueno o malo de alguien, ¿no?
- Si, muy bien, ¿que mas? - preguntó ella
- Por otro lado, puede ser bueno, porque es como hacer una
obra de caridad con alguien que no se basta a sí mismo – dijo Temo
- No Temo, no te confundas – dijo ella – Estás herido en este
momento, pero tampoco te vayas al extremo, no seas como esas
personas. No son obras de caridad. Uno se abre con las personas
con la mejor intención, tú lo hiciste. Y aportaste algo en este
muchacho para que se sintiera bien unos meses, y no es una obra
de caridad, porque no te costó trabajo y nadie te obligo, ¿o si?
- No, nadie... - dijo Temo
- Supongamos que efectivamente, éste muchacho es así, que
es lo más seguro, fuiste su premio, lo que quería conquistar y al
hacerlo lo hiciste sentir bien. Ése es tu aporte, darle unos
momentos de felicidad pasajera. Y no es que no pudiste haber
hecho más, lo que pasa es que él necesitaba conquistar algo más
para extender la sensación. Y eso sólo depende de él, en lugar de
estabilizarse a sí mismo con lo que tiene siempre está buscando
qué más obtener para estar bien consigo mismo. Finalmente,
Temo, todo es cuestión de educación, y no me refiero a la escolar,
eso es formación. Cuando digo educación me refiero a la que te
dan en casa, los valores, la cultura, las ideas, eso es educación. Y te
repito, no es que sea bueno o malo, sólo es así.
- Eso no me convence – dijo Temo
- Pues... no, no se trata de que te convenzas por eso. Si no de
que encuentres a alguien que busque lo mismo que tú.
Temo lo sabía, independientemente de que las frecuencias no
mentían, tampoco eran absolutas y podía cambiarlas de acuerdo a
sus propias necesidades. Sólo que era tan difícil desprenderse del
primer amor que inconscientemente no quería buscar a nadie más.
Incluso estar solo era una opción bastante agradable en esos
momentos.
- Ya no quiero verlo… - dijo Temo
- Pues entonces es tu decisión hacerlo o no – dijo la psicóloga
- Pero es que siempre me lo encuentro, y es bien duro…
- Lo es Temo, pero quieres ya no verlo, ¿qué debes hacer para
dejar de verlo?
- Pues… - Temo pensó por unos instantes - … ¿ya no ir al
antro?
- No me preguntes, sólo tu sabes si es bueno o no dejar de ir,
yo no te puedo decir “Sí, si ve” o “No, no vayas”, porque no es mi
papel aquí y además sólo tu sabes dónde puedes encontrártelo. Sin
embargo, si dejar de ir al bar por un tiempo significa no verlo es
una buena opción, ¿No crees? – dijo la psicóloga
- Si… suena coherente. – dijo Temo
- Aunque tampoco significa no ir “al bar”- dijo ella haciendo la
seña de comillas con los dedos - hay muchos otros en la ciudad en
los cuales te puedes divertir, miles de bares para escoger.
- Tienes razón… y la verdad es que no es sacrificar tanto…
- Muy bien Temo, hay que pensar en lo que nos hace bien,
pero no ser egoísta, si no lo que haga bien a todo nuestro entorno,
sin perjudicar a terceros. – dijo la psicóloga
- Si… no hay que ser como él…
- Pues… está bien si quieres verlo así, pero tampoco lo digas
con dolo, no te conviene a ti, Temo
- Si… lo sé, pero ya sabes como es uno cuando esta herido, je,
je, je… dijo Temo
El plan sonaba bastante bueno. Dejar de ir al lugar o lugares
donde podría verlo, lo liberaría un poco de la carga de sentirlo
cerca. Además, podría ser una oportunidad para estar consigo
mismo y conseguir un poco de estabilidad al alejarse del ambiente
que le recordaba a “él”.
Pasando las semanas Temo se iba sintiendo mejor, claro que
lo extrañaba, de repente lloraba por el dolor de ya no tenerlo o de
imaginarse sin él, pero mientras más tiempo de calidad pasaba
consigo mismo más se convencía de que era lo mejor para todos.
Porque la única forma de estar bien con el entorno es estar bien
con uno mismo.
Temo sólo ansiaba que llegara Febrero, para liberarse
completamente de Gerardo, ya que en esas fechas él se iba a ir, y
por lo tanto significaría ya no preocuparse por encontrarlo, o por
otro lado, ya no exponerse a alguna grosería. Sólo quedarían unos
días y Temo ya sentía el alivio de saber que el círculo se cerraba. Las
sesiones con la psicóloga y el psiquiatra le ayudaban día tras día, y
se sentía mejor a cada momento. Temo veía por fin la salida del
túnel oscuro de vacío y miedo en el que estaba viviendo… por fin
una luz en el camino oscuro…
Vaivén

Febrero 2009, 8 pm... conversación en Messenger

Gerardo: Oye, pues ya me voy, que estes bien


Temo: Gracias, igualmente
Gerardo: Oye...
Temo: que onda?
Gerardo: Te quiero un buen
(Gerardo ha cerrado sesión)

El día siguiente era domingo y Temo entraba muy temprano


al trabajo, por lo que se quedó en casa. Ignoró el final de la
conversación, finalmente él también “quería un buen” a Gerardo,
pero le dio gusto que al fin no se mostrara hostil y grosero.
<<Podemos ser amigos>> pensó Temo, y le dio un hilo de
alegría. Había pasado mes y medio desde la última vez que lo vio...
aquél fatídico primero de Enero. Y de alguna manera Temo se
estaba mentalizando a que ya no había oportunidad de tener algo
de lo que fue. Sin embargo esa conversación... tan inoportuna...
tan esperanzadora... tan rara... <<¿Por qué me habrá dicho
eso?>>...
Era la 1 am... Temo estaba apenas conciliando el sueño,
cuando de repente sintió una vibración en su buró... era su celular
anunciando la llegada de un mensaje...

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Vas a pensar que soy un tonto, pero he estado
pensando mucho en tí
Hora: :01:14 a.m.

<<¿De qué se trata?>> pensó Temo. ¿A qué venía al caso ese


mensaje mes y medio después? Temo hizo lo mismo mes y medio
después de que terminaran, aun así... no era conveniente. Temo ya
tenía la mente trabajada para dejarlo ir... ¿O podía regresar? ¿Valía
la pena intentarlo? ¿Era justo exhibir sus sentimientos una vez
mas? O ¿Debía no contestarle y perder la última oportunidad?
Cuando se hubo decidido era demasiado tarde para ser orgulloso.

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: No pienso que eres tonto, yo pienso en ti todo el dia
todos los dias, y no hay nada que quiera más en este mundo
que estar contigo
Hora: 01:20 a.m.
Lo que siguió después fue una serie de mensajes, iban y
venían, los dos aún enamorados y con ganas de perpetuar su amor
por el resto del tiempo. Era demasiado fantástico para ser verdad...
demasiado bueno... el último mensaje de esa noche fue el
siguiente...

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: No quiero que vayas a Cancun conmigo, te amo
pero ya no se puede, no insistas por favor, o voy a apagar el
celular
Hora: 2:59 a.m.

Entonces... ¿Que pretende? ¿Cuál es su intención al decirle


todo eso? ¿Por qué le baja la luna y las estrellas, casi lo pone en un
altar si no hay esperanza? Temo estaba confundido... esa noche no
durmió... No insistió más con algún mensaje... estaba devastado...
El día en el trabajo fue atroz... afortunadamente no había
demasiadas llamadas para contestar, por lo cual pudo desahogarse,
pero desafortunadamente por esa misma razón sólo pensaba en lo
que había ocurrido la noche anterior. ¿Qué era lo que Gerardo
quería? Primero terminarlo, violentarlo, humillarlo, después
emocionarlo, motivarlo... y detenerlo... ¿Para qué? ¿Por qué
llevarlo en ese vaivén de emociones que sólo lo dejaban más mal?
¿Por qué llega esa conversación en ese momento en el que Temo
estaba ahora tranquilo y medianamente estable? Posiblemente
Gerardo tenía más experiencia en las relaciones de noviazgo, pero
eso no justificaba tratar así a alguien que sabes que te adora.
Esa tarde, cuando Temo caminaba hacia su casa sintió su
mochila vibrar...

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Ayudame! Necesito ir a Cancun, ida y vuelta, de
lunes a viernes, para un papeleo antes de irme definitivo. pero
los boletos estan carísimos, a tí no te los dan mas baratos? No
se a quien más recurrir
Hora: 4:20 p.m

¿Y la dignidad?

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: No te preocupes, llego a mi casa y los compro por
internet, ahorita te aviso
Hora: 4:22 p.m.

¿Y el amor propio?

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Gracias! Te juro que te los pago, espero tu mensaje.
Te amo
Hora: 4:24 p.m.

¿Te amo? ¿Acaso fue todo un plan malévolo para comprar


boletos de avión? ¿Si los compraba, podría tener una oportunidad?
Si no... ¿Ya no lo amaría?
Temo llegó a su casa e inmediatamente entro a volaris.com,
compró los boletos con su tarjeta de crédito prohibida (y secreta)...
le envió a Gerardo la confirmación a su correo electrónico, y le
mando un mensaje (ahora sí) seco e indiferente.

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: Ya esta, te envio la confirmacion a tu email
Hora: 5:14 p.m.

En su interior... a Temo le habían enseñado que las obras de


caridad, fueran cuales fuesen, deben ser desinteresadas, y que si
tienes algo que le puede ayudar al otro, dáselo, sin esperar nada a
cambio. Comprar boletos de avión para la persona que
representaba todo su mundo no era una obra de caridad, era una
obligación moral, y por otro lado la oportunidad de hacerle
entender que con él no le falta nada.
Temo sabía que esos boletos representaban la ida de Gerardo,
el no verlo más, aún así compró esos boletos sin pesarle, sin
importar cómo ni cuándo los iba a pagar, pero sobretodo, con
alegría... con demasiada alegría... <<Podemos estar juntos>>
pensó...
Decidieron verse ese día para que Gerardo le pagara los
boletos en un café en el centro de la ciudad. Cuando Temo lo vio su
corazón palpitaba muy fuerte, sus piernas temblaban, se le cortaba
la voz y sudaba de las manos. Lo vio... se abrazaron... y se metieron
a la cafetería. Él pidió un americano y un pastel de moka, Temo un
frappuccino. Platicaban de cualquier trivialidad, de la alergia que
Temo estaba superando, del clima, y de lo caro y difícil que iba a ser
para Gerardo vivir en Cancún... Antes de pagar la cuenta Gerardo
dijo...
- Bueno, entonces te doy el dinero de los boletos. - Sacando
unos billetes de su cartera
- No .- dijo Temo, tomando su mano y retirándola – Lo vas a
necesitar, mejor cuando puedas y te sobre me los pagas.
- Pero es que...
- Nada... a mi no me hace falta, a tí si... luego me los das
- Gracias. - dijo Gerardo en un tono amoroso
- No tienes que agradecer... y lo sabes. - Dijo Temo,
convencido.
Salieron del café rumbo a la camioneta de Temo, el trayecto
no fue como la vez pasada... en la que Temo expuso su lado más
débil. Ésta en cambio iba aderezada por Britney Spears en el
estereo, y un Temo cantando y divertido. De hecho, ésta actitud le
sorprendió al propio Temo, ya que creyó que iba a desfallecer otra
vez ante el hombre de su vida. Llegaron a casa de Gerardo, y como
en un Deja-Vu, pero invertidos los papeles, Temo preguntó...
- ¿Por qué me mandaste ese mensaje?
- Por que es la verdad... sigo enamorado de ti
- ¿Y por qué mientes? O mentiste antes o mientes ahora...
- Porque estaba enojado contigo, por eso
- Enojado ¿por qué?, Gerardo
- Por tu actitud... - dijo Gerardo, titubeando. - No quería que
me rogaras exactamente... pero pensé que me amabas... y no ví
intención de tu parte, hasta meses después...
- Es que no lo entiendes, precioso, el amor es libertad... tu
elegiste terminar, no yo. Yo sufrí y sufro, pero fue tu decisión.
Después sí te rogué, pero tu ya tenías a alguien, al segundo después
de mi. Luego el tercero en año nuevo... y ahora, ¿Vienes y me dices
que aún me amas?
- No te estoy mintiendo, Temo
- Entonces ¿por qué no puedo ir a Cancún contigo? Ya te
explique el plan... nos conviene a ambos
- ¡No! - gritó Gerardo – ¡No quiero que vayas a Cancún! No
sería prudente de mi parte pedirte que dejes todo y vayas conmigo
a la aventura. Además... yo no estoy preparado para vivir con
alguien. Si, quedarme a dormir en tu casa, tu en la mía, pero cada
quien tiene sus cosas en la suya...
- No te entiendo... ¿y los planes que teníamos? .- dijo Temo,
triste
- Las cosas cambian, mi amor, ahora nada es igual...
- Todo es igual... hay amor, ¿o no?
- Si... pero yo ya me voy, y no te voy a llevar conmigo...
Se hizo un silencio mientras Temo seguía impasible en su
asiento de piloto. Gerardo en cambio hojeaba una revista de
descuentos que había por la camioneta con la mirada perdida... De
pronto, Gerardo agarró la mano de Temo entre las suyas... les dio
un beso al tiempo que se quitaba los lentes... y entonces Temo la
vió... la primer lágrima que le veía a la persona mas valiosa... Temo
recordó las lágrimas de su madre cuando se fue a Alemania... pero
ésta era especial... como del mismo nivel, pero diferente...
- Perdóname. - dijo Gerardo
- Yo no tengo que perdonar nada, perdónate tú
- Por... lo que sea... por el pasado, por el presente, por el... -
titubeó – perdóname
- Te amo...
- Yo también... perdón. - Se dieron un tierno beso... tomados
de las manos...
- Y entonces – dijo Temo – tengo una idea... regálame el
tiempo que estés aquí, por favor. No me voy contigo, pero quiero
estar contigo el tiempo que se pueda cuando regreses... y hasta que
te vuelvas a ir...
- Esta bien... vamos a salir... - dijo Gerardo
Se despidieron con un beso... uno tan tierno que Temo aún
siente la textura suave de los labios de Gerardo... Temo se fue a su
casa tranquilo y feliz... el tiempo que le quedaba lo iba a pasar con
“él”... era lo único que podían hacer, pero debería aprovecharlo al
máximo...
Desencuentros

En la semana que Gerardo estuvo en Cancún Temo le mandaba


mensajes, muchos mensajes, bastante empalagosos para algunos
gustos, y Gerardo se limitaba a responderlos con “Gracias, igual”,
“jejeje, si, besos”, “muy bien, grax”, etc... Temo atribuyó la falta de
interés a la presión de hacer el papeleo para por fin empezar con su
especialidad. Cuando se suponía que regresaba a Morelia, Temo se
ofreció para recogerlo a la central de autobuses. Pero Gerardo se
negó argumentando que llegaba muy tarde. La hora no era un
problema... nunca lo fue, ni lo sería para el... pero se negó. Al día
siguiente Temo trato de comunicarse para verse y aprovechar el
tiempo juntos. Pero la respuesta fue negativa, Gerardo estaba en
Santa Ana Maya. Su justificación fue que ya lo habían cubierto una
semana en el consultorio y no podía darse el lujo de pedir más
días... incluso no iba a venir los fines de semana, para ahorrar
dinero...
¿Y el amor? ¿Y el tiempo que les quedaba juntos? ¿Acaso...
mintió una vez más? Todas esas preguntas eran bastante obvias
para responder... pero Temo bloqueó cada una de las respuestas...
bloqueó y suprimió el amor una vez más.
Pasaron los días y los mensajes que Temo le mandaba no eran
respondidos en su mayoría. Las llamadas no eran contestadas, y
cuando sí lo eran Gerardo era hostil, algunas veces educado pero
cortante, algunas otras simplemente grosero. Las conversaciones
por messenger eran nulas o exageradamente básicas. Hubieron
dos frases en una llamada telefónica que Temo difícilmente podrá
olvidar:

Temo: Es que parece como si me odiaras, como si disfrutaras ser grosero


Gerardo: Si, si lo disfruto

Temo: Y ¿no te puedo invitar al cine? Por lo menos...


Gerardo: No, contigo ni siquiera a la esquina por chicles

Al cabo de unos días fue Gerardo quien mandó el mensaje


telefónico, era para verse y entregarle el dinero de los boletos de
avión. La esperanza de Temo al ver un mensaje de ese hombre se
terminó al leerlo. Aún así podía verlo una vez más.
Quedaron de verse en un punto cercano a la casa de Temo,
pero Gerardo llegó tarde, con un cubre bocas alrededor del cuello.
- Vengo rapidísimo, tengo que regresar, hay muchos
pacientes. - dijo Gerardo
- Bueno... - dijo Temo desilusionado – Te llevo a Santa Ana
- No, gracias.
- Bueno, te llevo a la parada del camión
- Mmm... esta bien.
Subieron a la camioneta y por más que Temo intentaba ser
amigable y tener una conversación más o menos amena, Gerardo
no daba pie a ningún tipo de acercamiento. Era como su hubiese
puesto una barrera invisible entre ambos que Temo no sabía como
derrumbar. Tenía al amor de su vida a su lado pero al mismo
tiempo estaba tan lejos de su alcance...
- Gerardo, antes de que te vayas quiero estar contigo por
última vez. - dijo Temo
- Pues aquí estamos, ¿no? - dijo él, irónico
- Sabes a lo que me refiero... - dijo muy serio Temo
- ¡Ay! Es que lo dices como si nos fuéramos a morir o algo así.
- ¿Es eso un “no”? - preguntó Temo
- Es un “no tengo respuesta para eso” - dijo Gerardo
Llegaron al paradero de camiones que llevan a los poblados
cercanos de Morelia. Gerardo sacó su cartera y le entregó el dinero.
- ¿Estás seguro que no los necesitas? - preguntó Temo
- Si, los necesito, pero prefiero que sea así, a que luego digas
que me aproveché de ti – dijo Gerardo
- ¿Me crees capaz?
- No lo sé, más vale prevenir.
Temo aceptó el dinero mientras Gerardo bajaba de la
camioneta.
- Gracias, luego nos vemos – dijo el
- Ok, cuidate mucho... - respondió Temo - ¡Oye!
- ¿Si? - preguntó Gerardo cuando estaba afuera de la
camioneta
- Te amo... - susurró Temo, pero de una forma que Gerardo
pudo entender. Éste esbozo una ligera sonrisa... y se fué.
Según las cuentas de Temo, faltaban apenas unos días para
que Gerardo se fuera a Cancún, entonces decidió verlo por última
vez, pero como amigos, sin ninguna otra intención. Sin embargo,
cada mensaje era una negativa, y cada invitación era rechazada.
<<¡No más!>> Pensaba Temo. Intentaba con todas sus
fuerzas salir de ése vórtice de miedo y frustración, pero por más
que intentaba aferrarse más se sentía arrastrado hacia el fondo...
Un viernes...

BUZON DE SALIDA
Para: Gerardo
Mensaje: ¡Hola! Oye, antes de que te vayas, te invito una chela
hoy en Rojas, que dices? De amigos
Hora: 8:45 p.m.

BUZON DE ENTRADA
De: Gerardo
Mensaje: Hola, no creo poder, estoy en Moroleon con mi jefe,
pero gracias
Hora: 9:10 p.m.

<<Bloquéate>> <<Ya, déjalo ir... ¿acaso no lo ves?>>

Aún así Temo estaba de humor como para divertirse con sus
amigos, así que le marcó a su mejor amigo Javier, quien
obviamente sabía toda la historia hasta esa noche.
- ¡Amigo! ¿Que hay que hacer? Vamos a Rojas, ¿no?
- ¡Ay, no! Temito, mejor vamos a Amnesia, hace mucho que
no vamos
- Mmm... ¿Amnesia?
- Andale si... vamos, al fin que Gerardo nunca va ahí... él es de
Rojas, así que será tu noche
- Mmm.. orale pues... ¿paso por ti?
- Va!
Y así Temo pasó por su amigo... llegaron al bar, estaba semi-
vacío... y pronto se les unieron un par de amigos más... Temo llamó
a Eddy y accedió a ir al bar... La noche pintaba para ser divertida.
Sin embargo... de repente Temo sintió una presión extraña en el
pecho, algo andaba mal. Se sentía incómodo, confuso, ido. Todo
estaba en orden, pero... había algo raro...
De repente lo vió... Gerardo iba entrando al bar con alguien
de la mano...
<<No pensé que se exhibiera tan rápido>> <<Qué tonto he
sido>> <<Claro... y yo aquí mendigando unos minutos
tuyos...>>
Pasaron tantos pensamientos, sintió tantas cosas que de
pronto se sintió saturado de emociones... Y en un microsegundo.
Sin embargo, se sentía fuerte esa noche. No se la iban a arruinar.
Así que Temo se acercó a Gerardo, lo tomó por el brazo y...

- ¡Hola! ¿cómo estás?


- ¡Ah! Hola... pues más o menos... - dijo Gerardo, nervioso
- Uh... que mala onda, ¿y eso?
- Este... - volteando a los lados – luego te cuento, es que me
buscan
- Ok, no hay problema, cuídate
La noche fue borrosa... los recuerdos habían sido
suprimidos... Había rabia, enojo, odio, coraje, frustración,
desesperación, impotencia... pero también había amor... Sólo que
ésa noche llegando a su casa fue diferente. Esa noche fue la
primera en la que Temo no rezaría por “él”. Esa noche había
cortado de tajo todo rastro de sentimientos buenos, lo visualizó, y
aunque sabía que sólo duraría un tiempo prefirió hacerlo de ese
modo... Hasta que su amigo Fernando le dio más armas a su
favor...
Confesiones

Febrero, 2009

Servando, el hermano de Temo salió de la ciudad por cuestiones de


trabajo en la Secretaria de Salud del Estado. Siendo psicólogo
responsable del área de prevención de adicciones, algunas veces
tiene que ir a reuniones, capacitaciones o talleres. En éste caso fue a
Cuernavaca a un taller con gente de todo el país.
Temo tenía que sentirse apoyado por alguien en su casa, que
conociera la verdad y entendiera cómo y porqué actuaba de una u
otra manera. Así que como antes había dado resultado, le envió un
correo electrónico para confesarse gay con él.
Cuando su hermano regresó platicaron. Hubo un poco de
regaños y de incomodidad, pero finalmente su hermano aceptó
sus preferencias. Y es que para eso son los hermanos, para
entenderse, para apoyarse, incluso si uno hace cosas que al otro no
le parecen. A ambos los educaron para ser responsables de sus
actos, y así lo hicieron los dos.
La incomodidad de Servando yace en que no se imaginó que
su hermano fuera así, entonces rara vez se habla del tema. Sin
embargo esto no significa que no se quieran y que no se respeten,
al contrario, entre más confianza y comunicación tienen mayor es
el cariño que los une.
Por fin alguien en su casa sabía sus verdaderas preferencias, y
aunque no estaba a gusto con eso, por lo menos una pequeña carga
se ha caído, y puede ser un poco más el en su propia casa.
Fernando

Fernando Medina acababa de ser operado... estaba en su cuarto


conectado a la red social hi5, pero estaba tremendamente
aburrido... así que decidió hacer nuevos amigos a través del portal.
Habían pasado 10 años de la muerte de su papá y ahora vivía con su
madre en una colonia del oeste de Morelia. Sus hermanos ya
estaban casados, o divorciados, pero él y una de sus hermanas eran
la única compañía de la señora. Nacido y criado en Morelia,
Fernando gozó de una educación y vida modesta pero suficiente.
En consecuencia a eso, su interés por la cultura lo llevo a lugares
inimaginables, e investigando a fondo llegó a tener una base muy
sólida para hablar de cualquier tema y parecer un experto.
Fernando transformó su entorno en una oportunidad para crecer
intelectualmente, y lo hizo. A los 18 años se enamoró de una mujer,
de esas relaciones tormentosas cuando terminan, que te
perjudican la salud de tanto y tanto sufrir... Finalmente... años más
tarde, no sabe si decidió o ya lo tenía en su interior, pero se hizo gay.
Pero como tantos pasan por eso, primero su intención fue ser
discreto, “de closet” como se le llama... Sin embargo... ese día
pegado en la pantalla del ordenador, buscando amigos en el hi5, se
encontró con un recién repatriado...
Cuando Temo vio el mensaje que le había mandado fue algo
incómodo... el mensaje era muy elegante y amistoso, pero el perfil
del que provenía era todo lo contrario... violento, caótico, hasta
sucio... y es que ése perfil fue creado por Fernando para molestar a
alguien, sin embargo, se metía ahí para “actualizar” los estados de
la víctima, y ¿por qué no? Para hacer amistades...
Temo contestó el mensaje, tratando de ignorar el perfil tan
anárquico del dueño. Sin embargo, después de intercambiar
correos electrónicos pronto empezó una gran amistad entre
ambos. Tenían cosas en común, otras no tanto, pero la tolerancia y
el respeto del otro fue el catalizador para que hasta la fecha
compartan ese sentimiento tan natural.
Al poco tiempo, el uno se convirtió en el confesionario del
otro, y aunque jamás se habían visto en vivo, la química que se
sentía a través del monitor era espectacular.
Temo fue testigo de la sanación por la cirugía a la que fue
sometido Fernando, de su recuperación, de sus primeros pasos
“fuera del closet”, de sus primeros amoríos. Fernando, de igual
manera, fue testigo de las broncas en la imprenta donde Temo
trabajaba, de su primer amor... y de su primera decepción.
Fernando sabía la historia... la vivió “en carne propia” (ya que
Temo le platicaba todo lo bueno y malo que pasó, y lo que seguía
aconteciendo). Fernando conocía a Temo... sabía que de alguna
manera no era justa la situación que vivía su amigo, pero... ¿qué es
justo en ésta vida?
Como por Abril de 2009, Temo y Fernando mantenían una de
sus conversaciones habituales por el famosísimo y explotado
Messenger. Fernando le fue contando su última experiencia gay
con alguien de su escuela. Se sentía motivado ya que el chico en
cuestión le gustaba bastante, y no sólo eso... si no que ya habían
tenido que ver físicamente...
El problema es que el chico tenía pareja. Y el conflicto moral
de Fernando se basaba en eso precisamente... Además de engañar
al tercero en cuestión... ¿por qué ser “el otro” cuando podía ser “el
único? Fernando se debatía entre el amor y la pasión que sentía por
el chico y la moral y los valores que tenía tan arraigados...
Temo leía con paciencia sus líneas... hasta que de pronto vió
una en especial que llamó su atención...

FERNANDO dice:
y pues me da cosa que le esté poniendo el cuerno a su wey de cancun conmigo

El pecho lo empezó a sentir caliente y frío a la vez... como si


una marejada de explosiones sucedieran lentamente adentro
suyo... Temo lo intuyó... lo supo desde que vió era oración... Pero
tenía que estar seguro...
Fernando jamás lo imagino, pero después de unos días de
investigación... por fin puedo confirmarlo... el muchacho al que le
estaban poniendo el cuero Fernando y el chico, y el ex novio de
Temo eran la misma persona.
Después de algunos días el chico, JC, quiso conocer a Temo.
A decir verdad a Temo también le llamaba la atención conocerlo,
pero no hizo nada para coincidir. JC sí. Y en unos días ya estaban
sentados JC, Temo y Fernando en un café platicando... Lo que JC
le dijo a Temo no tiene importancia, salvo detalles aislados de la
relación. Lo que le llamó la atención fue que el proceso de
conquistar por parte de Gerardo fue exactamente el mismo para
los dos... y muy probablemente para los que estuvieron entre uno y
otro, los del pasado y los del futuro. Por un lado eso era algo bueno,
le funcionaba a Gerardo... pero aún así le provocaba a Temo cierta
incomodidad saber que el hombre que ama no evoluciona, se
queda en lo mismo, obteniendo los mismos resultados, y por ello
su lista de ex novios aumenta cada 6 meses. Y no era incomodidad
por él, si no por Gerardo... con tanto potencial, con tantas ideas,
con tantas posibilidades... y estancado en el mismo circulo vicioso
del que no puede salir.
La sensación de alivio al saber que le habían sido infiel a
Gerardo alguien que él mismo escogió nunca le llegó a Temo... al
contrario, sintió pena y hasta un poco de frustración. <<¿Cómo le
puede “poner el cuerno”?>>... Posiblemente porque Temo no lo
hizo, ni lo haría, provocó aquella sensación amarga.
Durante la relación Temo tuvo oportunidades de hacerlo, ni
siquiera debía buscarlas, pero no lo hizo. Así se lo dictaba su
educación, sus valores, y el profundo amor que sentía por ese
hombre.
Conversaciones II

- Necesito preguntarte algo, estás ahí...


Silencio...
- Por favor, sólo una pregunta...
Silencio...
- ¿Estás aquí?
Frío alrededor... y la frecuencia empezó a mostrarse
- Sé cuál es tu pregunta
- Entonces díme la respuesta
- No sin antes que tu me contestes una
- Te escucho...
- ¿Es el vínculo primordial lo que sientes?
- Para esa pregunta no necesito contestarte, no vengo
protegido
- Es verdad... lo sé... pero ocupaba preguntarte... ahora... la
respuesta que tu estás buscando no te la puedo contestar yo. Tengo
poco tiempo aquí pero es como si fuera toda una vida, y ahora
comprendo muchas cosas. Para algunas personas no trabaja de
igual manera el vínculo, no penetra tanto en la consciencia
- Entonces ¿cómo recupero el equilibrio?
- No depende de ti
- ¿Quieres decir... ?
- Deja que los ciclos se cumplan, si éste no está cerrado las
coincidencias en el tiempo lo cerrarán. La otra forma es
físicamente.
- ¿Te refieres a....?
- Al contacto entre materia
- Pero ya hemos estado en la misma frecuencia, de eso se trata
el vínculo, tu lo has tenido
- Sí, pero no funciona así para él, ni para mí, no todos
emitimos la misma cantidad y calidad de impulsos
electromagnéticos. Lo que para ti es apenas justo, para otros,
incluyéndome, puede ser abismal. Yo tuve el mismo vinculo que tu
tienes, y él ha tenido el mismo problema que tu tienes ahora. La
diferencia es que él puede vivir con eso sin darle tanta importancia,
porque no desarrolla la capacidad, o no la tiene. Tu naturaleza en
cambio es menos física, y por lo tanto tus métodos son menos
tangibles.
- ¿Quieres decir que su oportunidad de equilibrarse se
terminó?
- Se aplazó...
- Y su vínculo... ¿Sigue?
- Sigue y seguirá... pero no como el tuyo, al igual que yo, allá
abajo no se entienden muchas cosas. Puedes darle equilibrio, pero
eso depende de ambos.
- ¿Cómo?
- Te lo repito, esa pregunta no te la puedo contestar yo
- ¿Quién puede?
- Ya vendrá...
- ¿Crees que vuelva?
- Las coincidencias tiempo-espacio suelen pasar una vez allá
abajo... Sin embargo ahí los acontecimientos son cíclicos, no
lineales, como aquí. Tu tienes el engrane que puede darle el
equilibrio en su línea temporal. Orden en el caos.
- No te vayas... ¡Necesito saber más!
- No puedo quedarme...
- ¿Vale la pena?
- Inténtalo...
- Espera...
El amor es libertad

Abril, 2009

Las sesiones con la psicóloga y el psiquiatra habían sido positivas.


Las cuestiones por las que lo diagnosticaron habían sido resueltas,
ahora lo que tenía mal a Temo era la separación de su novio. El
pidió a ambos especialistas que estuvieran juntos en esa sesión, y
accedieron.
- Y ¿has sentido ganas de hacerle daño? - preguntó el
psiquiatra
- No precisamente, pero no merezco ser tratado así, parece
como si me odiara – dijo Temo
- Claro que no, pero tampoco puedes depender de lo que él
sienta o no por ti – dijo la psicóloga
- Cuando uno se enamora el cerebro suelta hormonas, que se
siente mas o menos como cuando comes chocolate. Es una
reacción química. Pero cuando de repente tienes emociones
negativas hacia lo que te provocaba la sensación de bienestar se
crea un conflicto químico en el cerebro. Que no tiene que ver con
el aporte fisiológico que la fluoxetina le ha dado a tu cerebro - dijo
el doctor
- Lo que el Dr. Quiere decir – dijo la psicóloga – es que el
incidente del duelo con tu novio es una situación aislada a la
depresión que acabas de superar.
- No lo entiendo bien... - dijo Temo
- O sea... - explicó el psiquiatra pacientemente – tu viniste aquí
deprimido por “X” razones, las cuales se superaron. El término
del noviazgo y todo lo que sientes es un “bache” en el proceso de
recuperación. Es muy grande, pero bache finalmente.
- Y es en lo que tenemos que trabajar en lo consiguiente para
que ese “bache” no provoque otra depresión y empezar de nuevo
la sanación. - la psicóloga explicó
- Y tenemos que trabajar de inmediato, antes de que caigas
otra vez y empieces a perder peso nuevamente. - dijo con urgencia
el Psiquiatra.
Temo escuchaba atento, sabía que estaba expuesto a volver a
caer en esa sensación de vacío.
- Primero tienes que entender – dijo ella – que los duelos no
son express, posiblemente lo extrañes y lo quieras toda la vida, y ni
el doctor ni yo podemos de ninguna manera obligar a tu cerebro o
a tu alma a que cambie de opinión. No es magia. El por un lado
puede apoyar a tu cerebro a que siga produciendo serotonina a
través de los antidepresivos y a que tu cuerpo no se tense con los
relajantes. Yo por mi parte estoy aquí para ayudar a tu conciencia a
que entienda que puedes vivir sin él, mediante ejercicios y terapias,
¿está claro esto?
- Si, - dijo Temo – lo entiendo... y adelante. Pero quisiera que
de alguna manera fuéramos capaces o de borrar mi memoria o de
arrancar lo que siento de raíz.
- No lo podemos arrancar con fármacos – dijo el doctor –
puedes aprender a guardarlo con terapias, y en cuanto a la
memoria, eres un chico valioso, no necesitas borrarla. Además
éstas experiencias te ayudan a crecer como persona, y en eso
vamos a trabajar.
- Además, el amor que sientes es un regalo, aunque no te
corresponda, o te violente, o te trate mal, sientes amor, y es el
sentimiento mas maravilloso del mundo – dijo con un semblante
tierno la psicóloga.
- Lo que me da miedo es que no pueda involucrarme con
nadie más por “respetar” el amor que siento por él – confesó
Temo
- Puedes respetar ese amor dejando ir a este muchacho,
dejando que haga sus cosas, que viva, que se enamore, que trabaje,
que vaya a donde tenga que ir. - respondió el psiquiatra – Duele,
eso es un hecho y posiblemente vas a sufrir...
- Pero para eso estamos nosotros ayudándote – interrumpió
la psicóloga – disculpe doctor, siga..
- Je, je... Gracias... Como te decía... Puedes respetar el amor
que sientes dejándolo en libertad. El amor es libertad, Temo. El
amor no es estar con alguien todo el tiempo, no es ir al antro cada
ocho días, no es tener relaciones sexuales cuando se pueda. El
amor es un acto de fé. Es un proceso de libertad.
- Mmm... no estoy seguro de entender el “proceso de libertad”. -
dijo Temo
- Te explico. - dijo el psiquiatra. - ¿Por qué quieres a tu ex
novio?
- Porque me hace feliz estar con él – respondió Temo
- No Temo, esa es la consecuencia de quererlo, lo que te hace
sentir una vez que el sentimiento actúa, - dijo la psicóloga – lo que
el doctor quiere preguntar es ¿Por qué te hace feliz estar con él?
- Exactamente, gracias Adriana. - respondió el psiquiatra
Temo pensó por un momento... las lágrimas se acumulaban
en sus ojos... los recuerdos venían uno tras otro a su mente de
manera súbita. Todo era un caos en su mente y en su alma... pero
sabía la respuesta... Orden en el caos.
- Me hace feliz estar con él por que puedo ser yo mismo, sin
máscaras, sin fingir, sin pretender ser alguien más. En el antro, en el
cine, en la cama, siempre que estoy, o bueno... estaba con él me
siento pleno. Y lo quiero por que con nadie más puedo ser yo
mismo.
- ¡Excelente! - dijo entusiasmada la psicóloga
- Bien, Temo. ¿Lo ves? Eres libre de ser tú mismo cuando
estas y compartes ese sentimiento con él. El amor que sientes te da
la oportunidad de ser libre. No tienes ataduras cuando amas, no
tienes prejuicios, es la libertad de ser tú y ser respetado y aceptado.
Libertad, ¿me explico?
- Si, tiene razón doctor. - dijo Temo
- Entonces, volviendo a tu miedo, - dijo la psicóloga. - Puedes
respetar el amor que te hace libre dejando libre a la persona que
amas, es un proceso natural, difícil, más de lo que crees, pero así es.
- ¿Y por qué no me aceptó como era, ya al final? Me quería
más cuando estaba deprimido, pero cuando llegué deprimido con
él a rogarle que no se fuera, ahí ya no me quería. - dijo Temo
- Eso sólo lo puede saber él, Temo. No podemos responder
cosas que desconocemos, - dijo el doctor – pero creo que no pudo,
por alguna extraña razón, aceptarte al final, puede ser que se sentía
incómodo contigo. Es algo que tendrías que preguntarle tú, ya que
sólo él conoce la respuesta. Y puede ser, ¿dices que él es médico,
no? Que su producción de dopamina haya acabado, posiblemente
su cerebro actúa de esa manera.
- Y por eso, posiblemente, es que como tú dices, vaya de novio
en novio en poco tiempo. - explico la psicóloga
- El cerebro humano es muy complejo, Temo, y más complejo
es de persona en persona. No te mortifiques haciéndote preguntas
que no tienen respuesta. Mejor respóndeme algo ¿Crees que lo
hiciste feliz tanto como él a ti?
Temo pensó por un momento...
- Sí, creo que hubo un periodo en el que fue muy feliz
conmigo.
- Entonces ¿valió la pena hacer feliz aunque sea por un breve
momento a alguien? - preguntó el psiquiatra.
- Sí... vale la pena amar a Gerardo. - dijo Temo
- Y Gerardo debe sentirse complacido de saber que alguien
como tú lo ame de esa manera. - aseveró la psicóloga – Pero antes,
Temo, no te presiones tratando de buscar respuestas innecesarias,
no mediante nosotros. Estamos aquí para ayudarte a manejar lo
que TÚ sientes, no lo él pudo llegar a sentir. Somos TUS
terapeutas, y te ayudamos a TI.
- Si, gracias Adriana.
- Así que déjalo ir... Si alguna vez necesitas que él sepa lo que
sientes, deja que pasen unos meses, un año, un tiempo
considerable, vamos. Hasta que tu cerebro esté nuevamente
estable y fuerte y tus emociones estén en un lugar seguro. ¿De
acuerdo?
- De acuerdo...
- No conocemos la historia de este muchacho, no más allá de
lo que tu nos platicas de lo que él te contó, y no vamos a tener una
terapia de pareja en primera porque él no está aquí, en segunda
porque no aceptaría él, y en tercera, y una disculpa por ser así de
directa, pero ya no son pareja. - dijo la psicóloga – así que lo más
sano en estos momentos es acostumbrar a tu cuerpo y alma a
continuar sin una parte importante.
- Es como los atletas paralímpicos. - dijo el psiquiatra – no
tienen una pierna o un brazo, pero compiten al más alto nivel y se
vuelven campeones, ganan medallas. A ti te puede faltar alguna
parte de lo que se llama “alma” o en tu cerebro se aloja el recuerdo
que impide que otra parte del mismo trabaje al cien por ciento.
Pero aún así puedes tener una vida plena.
- No queremos subestimar lo que sientes, Temo. - explico la
psicóloga – sólo tú sabes cuánto te duele o cuánto te limita en tu
vida, pero creenos... no hay nada que no se pueda superar.
- ¿Saben? Alguna vez él me dijo muy seguro que iba ser él
quien me iba a sacar de la depresión... y sin menospreciarlos a
ustedes ni a mi propio esfuerzo... finalmente lo hizo, él me sacó de
la depresión... - dijo Temo
- No, fue el amor que sientes por él. - dijo la psicóloga
- El amor te liberó, Temo. - dijo con seguridad el psiquiatra.
La terapia continuó. Física y emocionalmente tenia algunas
respuestas convincentes. Y seguiría su proceso de duelo, tal vez
dure toda la vida, pero el amor es libertad, no pertenencia.
El equilibrio se aproxima

Lo que al principio era un vacío atormentador, para entonces ya


era un dolor controlado. Sentía algo por Gerardo, pero estaba
guardado en un pequeño rincón de su ser. Con tanta ayuda de
todos lados y tanto amor que recibía en todos los aspectos de su
vida la transición era cada vez menos difícil. El duelo iba por buen
camino.
Aún lo extrañaba y había noches que eran muy difíciles, pero
poco a poco fue aceptando que posiblemente ya no estaría más a
su lado. Y pensar en eso en lugar de tener la esperanza de volver
algún día a sus cálidos brazos amortiguaba el sentimiento de
pérdida. Porque aunque deseaba con toda el alma estar a su lado,
Temo sabía perfectamente que no era sostenible, por lo menos en
el corto y mediano plazo.
Temo decidió darse otra oportunidad, y conoció a varias
personas, y aunque estaba dispuesto a entregarse otra vez, ellos no
tenían “la chispa” que hacía que Temo sintiera escalofríos, que le
sudaran las manos, que le latiera el corazón fuertemente, que se
sintiera nervioso con sólo imaginar oler su piel... No eran
adecuados para que Temo se enamorara.
Pero llegaría alguien cuando menos lo esperaba...
Alberto

Alberto Gómez nació en 20 de Junio de 1982 en una pequeña


ciudad al sur de Jalisco llamada Autlán, un pueblo minero
establecido en el siglo XVII. Alberto fue el menor de 4 hijos, tuvo
un hermano y dos hermanas. Todos crecieron en Autlán, en el
rancho que hasta la fecha sigue siendo de la propiedad de su papá.
El ambiente en su niñez era duro, sobre todo porque Alberto sabía
que era diferente a los demás niños. Él prefería quedarse en casa y
jugar con sus hermanas que ir con su papá y su hermano a acarrear
paja al rancho. Desafortunadamente su papá era lo que se llama el
típico macho mexicano, y a su hermano mayor le gustaba esa idea;
así que Alberto tenía pocas opciones al momento de elegir una
tarea o una recreación.
En su adolescencia comenzó a salir con chicos de su edad,
empezó a fumar y a tomar, y pronto a los 17 años ya había tenido
experiencia mediana en el ambiente homosexual. En ese tiempo
sus papás se separaron, su hermano se fue a Estados Unidos a
vivir, y él se quedó con sus hermanas y su mamá. El proceso fue
duro, la separación de su familia, el ambiente que lo forzaba a ser
“macho”, las fiestas, la falta de identidad, un intento de violación...
Fue la etapa más difícil que haya pasado.
Al poco tiempo, en un bar de la pequeña ciudad, lo abordó un
hombre mucho más grande que él, en ese tiempo tendría unos 27
años, y le invitó una cerveza. A los 17 años Alberto era un
muchacho sumamente atractivo: blanco, un cuerpo atlético, ojos
grandes, nariz perfecta, labios finos, barba partida... pero sobre
todo llamaba la atención por su forma tan arrogante y segura. El
hombre que lo abordó lo convenció de ir a una mina abandonada,
con unas cervezas. En el trayecto el hombre lo iba seduciendo, a lo
que Alberto, por el alcohol y la falta de interés en algo específico,
fue cediendo. Al llegar a la mina, a unos kilómetros del centro del
pequeño poblado, se sentaron, comenzaron a hablar de
vanalidades, y finalmente el hombre le dió un beso en la boca.
Alberto se detuvo un poco, pero era más su arrogancia de tener a
otro en su lista que se dejó llevar, y pasó lo que tenía que pasar.
Lo curioso del caso es que después de esa noche, ese hombre
mayor que él por diez años se convertiría en su pareja, con la cual
duraría casi 10 años más. La relación, sin embargo, tenía muchos
problemas. Por un lado, el hombre era demasiado celoso, era casi
enfermizo, al grado de hacerle escándalos en la calle, en la estación,
en el trabajo, en la escuela, etc... Y Alberto seguía siendo inseguro
por dentro y temeroso de terminar con una persona trastornada.
Posiblemente hubo infidelidades de parte del hombre, ya que de
Alberto sí las hubo. Pero aún así compartían un vínculo, que sólo
ellos sabían qué tenía de especial.
A los 26 años, Alberto ya era un licenciado en Contaduría, era
empleado federal para la Comisión Nacional de Áreas Protegidas,
y era el contador de la famosa reserva de Manantlán, a un costado
de Autlán, estudiaba una maestría en administración, y todo
pintaba bien.
Para su fortuna, las oficinas centrales de la división de
Occidente de la comisión estaban en Morelia, así que viajaba mas o
menos seguido a la ciudad de cantera rosa.
Tres días antes de ir a Morelia por comisión había terminado
con su pareja. Había sido muy desagradable, ya que el otro no lo
aceptaba, se hizo el enfermo y Alberto lo tuvo que llevar al
hospital. Pero ya no había marcha atrás, Alberto se sentía
hostigado por un hombre trastornado y celoso, ya no tenían
relaciones, casi no se veían, y cuando lo hacían sólo peleaban. Así
que al llevarlo al hospital, Alberto le dijo muy claramente que eso
no cambiaba nada, la decisión estaba tomada. El hombre le juro
que no se iba a deshacer fácilmente de él, pero Alberto decidió
correr el riesgo; aunque eso significaba arriesgar un poco su salud,
ya que Alberto sufría de presión alta; y cualquier enojo o impresión
lo alteraban fácilmente.
Al tercer día, viajó a Morelia para encontrarse con sus jefes,
era un viaje de miércoles a domingo, y el jueves en la tarde se le
ocurrió que quería ir a Plaza las Américas, en el oriente de Morelia,
para distraerse un poco, y con suerte, comprarse una camisa nueva.
Cuestión de suerte

Eran las doce del día y Temo no se sentía presionado por ir al


trabajo, ya que había solicitado un día sin goce de sueldo. La
intención de pedirlo fue simplemente para descansar y relajarse un
poco de clientes molestos al teléfono. Así que su día iba a ser
especial. Comió con su familia, y por la tarde ya había visto todo lo
que le interesaba del internet. Así que se cambió y fue a la plaza
cercana a ver los más recientes discos que habían salido a la venta.
La plaza quedaba muy cerca de su casa, así que decidió ir
caminando, escuchando a Janet Jackson en su reproductor de
mp3.
Al llegar a la plaza comercial, entró a la tienda de discos y
estaba viendo qué comprar, pero nada le convencía. Por un lado, la
facilidad del internet le daba la oportunidad de bajar las canciones
de moda, y por otro lado tenía una convicción hacia sus artistas
favoritos: aunque bajara las canciones tenía que comprar el disco,
sólo para sentirse bien consigo mismo y no apoyar demasiado a la
piratería. Pero en la tienda no vio algo que valiera la pena comprar,
así que salió y fue a ver ropa... pero por supuesto vio algo más...
En la tienda C&A Temo estaba viendo las camisas, qué corte
tenían, la calidad de la tela, y es que su abuelo paterno fue sastre, y
por tradición esos conocimientos se los dio a su hijo, y éste a Temo.
Mientras revolvía los estantes sonaba una canción de Roxette, “Un
día sin ti”, la cual para Temo decía cosas con las que se
identificaba... y la empezó a cantar.
A dos estantes de ahí estaba un hombre de 26 años, blanco, de
ojos grandes y barba partida. El muchacho escuchó que alguien
cantaba su canción favorita y volteó instintivamente. Al mismo
tiempo Temo, como por inercia volteó hacia donde estaba el
hombre y sus miradas se conectaron. Por un instante especial
Temo vio en sus ojos un brillo que había más de un año antes...
pero esta vez en unos ojos más claros. Alberto le sonrió y Temo
devolvió la sonrisa.
Para Temo no es costumbre exponer su homosexualidad en
ese tipo de lugares, pero sentía que si no lo hacía se podía
arrepentir largo tiempo... Así que mientras fingía ver las camisas
que estaban más cerca de Alberto, cantaba con más ganas la
canción noventera...
Por fin estaban cerca y Alberto fue el que rompió el hielo...
- Hola, ¿te gusta Roxette?
- Sí, bueno, esta canción, la verdad no conozco mucho de ella
– dijo Temo
- Es buena, yo soy fan
- ¡Que bien! - dijo Temo, tímidamente
- Soy Alberto – dijo él extendiendo su mano
- Temo, de Cuauhtemoc.
Alberto empezó a reír.
- Es que luego me dicen “Temo de “Artemio” y pues no, es de
Cuauhtemoc – dijo Temo
- Ah bueno, que bien que lo aclaras... - dijo Alberto con un
acento que Temo reconocía
- Eres de Jalisco, ¿no?, por el acento
- Sí, de Autlán, ¿y tu?
- Yo de aquí.
- Si, los hombres morelianos son muy guapos.
Era bastante obvio que Temo había encontrado “algo” fuera
del antro. Y para su sorpresa era un hombre bastante guapo y
agradable. Alberto le invitó un café, y Temo accedió... Las
siguientes dos horas en el café Lilian's de la plaza fueron de lo
mejor. Platicando, conociéndose, bromeando, y ambos sintieron
una química especial... Temo sentía como la esperanza volvía...
Los fantasmas se iban y llegaba la luz... nuevamente.
Y la conversación siguió...
- Y ¿tienes pareja? - preguntó Alberto
- No, ¿tu?
- Tampoco, acabo de terminar hace unos días
- Lo siento
- Era lo mejor, fueron 9 años muy padres pero también muy
dolorosos
- Sí, así para a veces... - dijo Temo con melancolía
- Y ¿por qué no tienes pareja? - le preguntó Alberto
<<¿Cómo le explico...? Bueno, tampoco es una historia
nueva en este mundo, pero... >>
- Pues yo creo que no ha llegado nadie con la chispa
adecuada... - respondió Temo
- Sí... a veces tarda para llegar...
La siguiente parte de la conversación fue tan amena que el
tiempo pasó muy rápido... Y cuando menos se imaginó Temo,
estaba en el cuarto del hotel con Alberto...
Temo llegó a su casa a las 10 de la noche, pero había valido la
pena... Conoció a alguien con la chispa adecuada, y su naturaleza lo
convenció de que sus frecuencias eran paralelas.
Acordaron salir el día siguiente y el sábado, y así lo hicieron...
El antro, el cine, el centro... Y a cada minuto que pasaba más crecía
el cariño por el recién conocido muchacho jalisciense, y era
reciproco.
Un nuevo comienzo

Después de pasar un fin de semana extraordinario, Alberto fue a


casa de Temo el domingo, a despedirse... Temo salió y platicaron
unos instantes.
- Gracias por todo, te voy a extrañar. - dijo Alberto
- Gracias a ti, pero seguimos en contacto, ¿no?
- Sería un tonto si no lo hago... - dijo Alberto, esbozando una
sonrisa – Te compré algo... - Alberto sacó de la bolsa de su
pantalón una pulsera de hilos morados, un color tan especial y de
tanta importancia para Temo que éste apenas se lo creyó. - Iba a
comprarte otra cosa pero ya estaban cerradas las tiendas, espero
que te guste...
Temo vio la pulsera, la examinó por un instante y volteó a ver
al guapo hombre.
- Es lo mejor que me han dado, muchas gracias. - y abrazo a
Alberto
- Entonces ya me voy, te quiero . - dijo Alberto
- Yo también te quiero .- Temo miró alrededor y no había
nadie en la calle, así que le dio un pequeño beso a la nueva persona
que entraba en su vida.
- Lo bueno es que aquí nadie me conoce. - dijo Alberto,
divertido
- Y a mí me vale que me vean, entonces no tenemos bronca. -
le dijo Temo
Finalmente, se abrazaron una vez más, y Alberto partió hacia
Autlán. Ambos se quedaron con la esperanza de verse pronto, el
amor tocaba de nuevo a sus puertas, y no iban a dejar pasar la
oportunidad de sentirse vivos nuevamente.

La relación a distancia no fue tan complicada como


esperaban. El primer mes fue fantástico, se veían cada noche, y con
ayuda de la tecnología, literalmente se veían, a través de las
webcams. Se hablaban por teléfono, se mandaban mensajes. En
fín, compartían todo lo que una pareja físicamente cerca hacía,
excepto por la falta de contacto físico.
Al primer mes Alberto regresó a Morelia... de fin de semana,
así que Temo movió sus ocupaciones para tener esos dos días
libres para pasarlos con él. El viernes se vieron en su hotel, el
sábado comieron juntos y fueron a divertirse al bar. Esa noche, en
aquel cuarto de hotel en el centro de la ciudad, bajo la luz de una
lámpara de estilo neoclásico, haciendo el amor, Alberto lo dijo...
- ¿Quieres ser mi novio?
Los recuerdos entraban rápidamente a la mente de Temo...
recuerdos buenos, recuerdos malos, pero experiencias finalmente.
No quería cometer otro error, pero tampoco quería hacer algo de
lo que no pudiera salir nuevamente. Pero entonces pensó << ¿Qué
me está pasando? Por supuesto que quiero>>, y lo dijo:
- Claro que sí...
Los detalles son innecesarios en este momento, se fundieron
en una sola conciencia, dejando que sus emociones y sus instintos
primitivos guiaran sus actos.
Al día siguiente Temo despertó con un nuevo brillo en sus
ojos, con una nueva sensación de bienestar, con energía suficiente
para correr a donde quiera que lo llevaran sus pies sin descansar, y
lo quería hacer al lado de Alberto. La luz regresa... el equilibrio ha
vuelto.
El domingo, se vieron otra vez, pero en ésta ocasión fue en el
cine... y ahí agarrados de la mano, en la fila más alta de la sala, fue
nuevamente Alberto quien tomó la iniciativa...
-Temo...
- ¿Si?
- Te amo...
Los recuerdos otra vez... pero ahora era diferente... Temo lo
tenia bien claro. Por supuesto que podría llegar a amar a ése
hombre, pero no ahora, no en ese momento, su corazón le
pertenecía a otro hombre a miles de kilómetros lejos. Sin embargo,
ésta era la luz que tanto estaba pidiendo, la oportunidad de
recuperar el equilibrio... Las frecuencias nunca se equivocan, son
definitivas.
- Yo también te amo, Alberto.- lo había dicho... no había
marcha atrás... pero no se arrepintió, ya que el sentimiento existía,
solo faltaba un poco de tiempo... un poco más...
Se miraron a los ojos y festejaron el amor con un beso.
Pasó otro mes y Alberto volvió a Morelia, ésta vez por 6 días.
Y como siempre, todo era utópico. La realidad es que la falta de
convivencia diaria hacia que sus encuentros mensuales fueran
espectaculares, amenos, sin ninguna perturbación. Incluso los
amigos de Temo conocían y “aprobaban” a Alberto. Temo estuvo
a punto, incluso, de presentarlo a su hermano como su novio. Pero
había algo que perturbaba la relación, algo físico.
La semana perfecta

Lunes

Temo lo esperaba en su casa, nervioso por verlo otra vez, con la


emoción que emanaba de los poros de su piel. Estaba en su cuarto
cuando de pronto le llegó el mensaje de Alberto, ya estaba afuera
de su casa y lo esperaba en la camioneta.
Temo avisó que estaría afuera unos momentos y bajó
corriendo las escaleras. Antes de abrir la puerta que da a la calle,
suspiro y pretendió estar tranquilo. Alberto estaba unos metros
más allá, estacionado en la camioneta de su trabajo. Temo caminó
nervioso hacia la puerta del copiloto, entró, cerró la puerta don
delicadeza y lo miró a los ojos...
- Hola, mi amor
- Hola, preciosito... - dijo Alberto, con los ojos embelesados y
un tono amoroso
Temo no pudo seguir fingiendo que tenía el control, y en ese
momento se lanzó sobre Alberto con un abrazo y un beso
desesperado. Cuando ambos sintieron que una luz de un carro se
aproximaba se separaron, riendo...
Estuvieron una hora en la enorme camioneta, que dejaba un
gran espacio vacío entre ellos si no fuera porque estaban
abrazados, platicando del viaje de Alberto y de otras muchas cosas
que los hacían sentir especiales.
Finalmente se despidieron con un tierno beso que se
prolongó en tiempo e intensidad debido a las ganas de ambos de
estar juntos. Sin embargo Temo entró a su casa y Alberto se fue a
su hotel

Martes

El día se antojaba especial y mágico. Alberto trabajó en la


mañana y Temo en la tarde, por eso se vieron de nuevo en la noche.
Fue la misma operación en la que Alberto le mandaba un mensaje
y Temo salía de su casa para verlo.
Ya en la camioneta, después de abrazarse y reconocer sus
rostros una vez más, partieron con rumbo desconocido... querían
estar en un lugar solos, donde no pasaran carros con sus luces
incómodas ni personas que pudieran evidenciarlos. En el camino
no se soltaban de la mano, platicando de mil y una cosas. Temo
escogió un lugar cerca de su casa poco transitado y con poca
iluminación, pero era un barrio seguro. De un lado había un cerro,
del otro había una escuela, así que de ninguno de los dos lados
había peligro de que alguien saliera de repente, además en ningún
lado había iluminación, y eso los ayudaba a permanecer invisibles.
Llegaron, apagaron las luces de la camioneta y comenzaron a
abrazarse. Cada vez el contacto físico era más intenso, cada vez se
estaban dejando llevar por el instinto y el amor; sin embargo se
detuvieron, no querían exhibirse en un lugar público.
Como la noche anterior, Alberto dejó a Temo en su casa y
partió al hotel. Todo era perfecto, la estaban pasando bien, estaban
enamorados, ¿qué más podían pedir?

Miércoles

Por esas fechas se estrenaba la película “G.I. JOE, The Rise Of


Cobra”, adaptación cinematográfica de la famosa serie de figuras
de acción de los 80's, y como es costumbre la premier sería el
miércoles a la media noche.
Ni a Temo ni a Alberto les gustaban esos juguetes, nunca
tuvieron uno, sim embargo fue la excusa perfecta para verse más
tiempo ese día. Así que Temo les dijo a sus papás que iría a la
premier, y que llegaba cuando acabara la película; calculando que
duraría dos horas aproximadamente tenía margen de error a la
hora de llegada.
Temo llegó al hotel en el centro de la ciudad como a las 10
p.m., y subió el elevador setentero rumbo al tercer piso. La puerta
se abrió y lo saludo amablemente un ama de llaves. Caminó hacia la
izquierda, y en el fondo del pasillo ahí estaba la habitación 315.
Tocó a la puerta latiéndole fuerte el corazón, Alberto la abrió y lo
recibió con un enorme beso y un gran abrazo.
Las siguientes cuatro horas y media fueron una mezcla de
pasión desenfrenada y conversaciones profundas. Con un poco
más de tiempo del habitual se mostraron más abiertos el uno con
el otro y lograron que el vínculo se hiciera más fuerte. De vez en
cuando se sentaban en el balcón que daba hacia la plaza “del
caballito” (así le llama ya que tiene una estatua de José María
Morelos en un caballo) para fumar un cigarro y seguir platicando.
Pero algunas otras veces les ganaba la atracción física y se
envolvían en una atmósfera de pasión y locura, aunque con
precaución y descansos intermedios, para salvaguardar la salud de
Alberto dentro de lo posible.
La hora de ir a su casa llegó y Alberto lo acompañó a su carro.
Tomaron por asalto el elevador fundiéndose una vez más en la
pasión antes de que las puertas abrieran, y se despidieron.
No hace falta describir el sentimiento que ambos sentían al
mismo tiempo... era simplemente maravilloso.

Jueves

El día pasó rápido, sin mayor preocupaciones. A Temo le


urgía que llegara la noche para ver a Alberto de nuevo. Como los
dos primeros días de la semana Temo lo esperaría en su casa para
salir un rato a verlo. La hora acordada había llegado, pero Alberto
no llegaba, o por lo menos no le había mandado mensaje. Después
de media hora Temo se preocupó, con la salud tan delicada y él
sólo en otra ciudad Temo creyó conveniente marcar a su celular, y
también para averiguar por qué no había llegado a la cita.
El teléfono sonó...

- Si... ¿bueno? - dijo Alberto en un tono de pereza


- Hola mi amor, ¿que pasó? ¿estás bien? - preguntó
preocupado, y un poco molesto Temo
- Este... si. .. ¿qué hora es?
- Las diez y media, ¿dónde estás?
- ¡No manches! ¡Ya voy para allá! ¡Discúlpame! Me quedé
dormido... ya voy para allá – dijo Alberto preocupado
- No, ya no vengas... ya es tarde y mejor descansa, ¿seguro que
estás bien?
- Si, ¡discúlpame! Tuve mucho trabajo y me dormí un ratito,
no sonó el despertador. ¡Perdóname, por favor! Pero ya voy para
allá.
- No mi amor, esta bien – dijo Temo – ya mañana nos vemos y
platicamos – dijo Temo con un tono de decepción
- ¡Ay! ¡Disculpa! No fue mi intención, ¡No manches! ay... -
decía Alberto un poco triste
- Lo bueno es que estás bien, me preocupé – dijo Temo
- Perdoname mi amor... de verdad... ¿me disculpas? -
preguntó Alberto
- ¿Tu crees que no lo haría? ¡Claro que si! - dijo Temo con
ánimo
- Gracias, y perdón otra vez... te lo voy a compensar
- Eso espero eh...
- Vas a ver que sí... te amo – dijo Alberto
- Yo también te amo, te marco mañana para vernos en la
noche, ¿va?
- Si mi amor, disculpa otra vez, te amo
- Gracias, yo también te amo, que descanses, precioso
- Tu también... buenas noches
- Buenas noches
Más allá de saber que estaba bien, a Temo le quedó una
amargura al darse cuenta que hasta en las utopías había fallas. No
era la primera vez que Alberto le quedaba mal, anteriormente
había fallado un par de veces es sus citas cibernéticas, pero si la
primera que desaprovechaba tiempo valioso para verse, que casi
nunca tenían. Entonces la pérdida de ese tiempo de calidad era lo
que hacía que Temo sintiera tristeza, y hasta un poco de decepción.
Sin embargo tenía fé, como siempre la había tenido, y sólo
esperaba que fuera un nuevo día para tener otra oportunidad de
estar con ése hombre que tanto quería.

Viernes

No iba a dejar que volviera la angustia. Así que Temo se


levantó del mejor humor, hizo lo que tenía que hacer, fue al trabajo
y fue un gran día. Sólo esperaba extender la gran armonía para con
su novio, que a pesar del pequeño problema de la noche anterior,
Temo sabía que se podía superar.
Ésa noche el plan cambiaba, Temo pasaría por Alberto al
hotel y de ahí planearían si saldrían a algún bar.
Temo llegó al hotel a la hora acordada y platicaron acerca de la
noche anterior. No había motivos para desconfiar de Alberto, así
que dejó que explicara cómo se quedó dormido. Al finalizar se
abrazaron, era más el amor que cualquier situación incómoda.
Esa noche salieron al mismo bar de siempre. Tomaron un par
de cervezas cada quien y regresaron al hotel para darse tiempo de
calidad y pasión.
Cuando más pasaban juntos teniendo relaciones más se
fortalecía el vínculo entre ambos. Tenían una hora y media antes de
que Temo se fuera a su casa, y la pasión crecía más con cada minuto
que pasaba. Cuando por fin Temo se vistió para regresar a casa se
miraron a los ojos... y en un impulso de lujuria se fundieron una vez
más en el vórtice del amor... Al final, ya en el elevador siguieron
con su ritual de cariño antes de que abrieran las puertas...
Alberto acompañó a Temo a tomar el taxi, y se despidieron.
- Te amo... - murmuró Alberto
- Yo también a ti, mi amor... - respondió Temo
Y el taxi partió a su casa...

Sábado

Ése Sábado Temo lo tuvo libre en el trabajo. Así que planeó


todo para pasar todo el día con su novio. Se vieron en el hotel en la
tarde y decidieron ir a un lugar diferente... bastante diferente...
Estaban Alberto y Temo caminando por uno de los pasillos
de grava roja, con familias pasado a su alrededor y animales a
ambos lados del camino. En el zoológico, y caminando muy
juntos, Alberto dijo:
- Estoy tan enamorado de ti, Temo. No sé hasta dónde llegue
esto y no me quiero atormentar pensando si acabará o no. Pero te
amo y quiero estar contigo todo lo que me resta de vida. Cuando
despierto lo primero que pienso es en ti, y cuando duermo eres el
último pensamiento que tengo... Siempre que te veo se me acelera
el corazón... pero no te preocupes, se me acelera por amor, no por
la presión je, je, je... Y te veo y eres lo que siempre he deseado. Sólo
espero ser yo lo que tu esperas que sea...
Temo sabía exactamente que responder. El hombre se había
abierto totalmente con él, era exageradamente guapo, divertido,
inteligente, y le había regresado la paz y el equilibrio que en su
momento le hizo mucha falta.
- Eres todo lo que puede pedir un hombre, Alberto. Tu
conoces mi historia, no me fue bien la última vez que me entregué,
pero eso no significa que no tenga fe en nosotros. Yo también
estoy enamorado de ti, y quisiera estar contigo todo el tiempo.
Llegaste en el momento exacto en el lugar correcto, y te agradezco
por eso.
- ¿Te lo molesta si te tomo de la mano? - preguntó Alberto
- Me molestaría si no lo haces- dijo Temo sonriendo divertido
Así caminaron de la mano platicando de sus planes, de su
amor, de sus vidas. El tiempo pasaba lento cuando estaban juntos,
y era extraordinario sentirse nuevamente amado. Ambos lo
necesitaban y estaban dispuestos a entregarse.
El día siguió con otra visita al bar, ahora con los amigos de
Temo. Alberto se adaptó rápido a ellos y parecía como si los
conociera de años atrás. La velada fue especialmente divertida,
pero como la noche anterior, salieron del bar temprano para pasar
otra hora y media solos en ese cuarto de hotel.
Después del frenesí de pasión, Temo bajo con el de la mano
por el elevador y se despidieron... Al día siguiente no se verían
porque Alberto salía temprano rumbo a Autlán. Ésta sería la
última vez que iba a mirar esos ojos profundos y cálidos...
Se baja el telón

Septiembre 2009, 9 am

Como era costumbre, Temo mandó un mensaje de buenos días a


Alberto. De ese tipo de mensajes amorosos y un tanto
empalagosos. Así era la costumbre, y no les pesaba. La misma
rutina en la escuela... la misma en el gimnasio...
12 pm... Alberto no contesta
1 pm... 30 pesos de crédito al numero de Alberto
3 pm... ya en el trabajo...Alberto no aparece. Pero habrá que
esperar a la noche, seguramente tuvo un mal día en el trabajo, pero
como costumbre, en la noche se conecta.
10 pm... No está...
11 pm... Un mensaje enviado a Alberto
12 am... Alberto no responde cuando Temo marca...
2 am... Notablemente triste, preocupado y angustiado
Temo se va a dormir, Alberto desapareció...
En los tres días siguientes, Temo mandaba mensajes, hablaba
y esperaba a que Alberto se conectara... pero no había respuesta.
El sentimiento era catastrófico, todo pasaba por su mente.
Miedo, angustia, desesperación, tristeza, enojo... Todo lo que tanto
temía lo volvía a sentir... pero ahora no tenía ni oportunidad de
verlo por coincidencia en el antro, estaban separados por 600
kilómetros...
Al cuarto día Temo decidió dejar de buscarlo. No tenía
porqué hacerlo. Si Alberto no quería contestarle era su problema,
pensaba. Así que los 3 días posteriores Temo sacó de lo más
profundo de su ser la fuerza necesaria para no caerse otra vez...
Había que aprender del pasado. Temo estaba enamorado de
Alberto, pero no lo amaba. Aún así, el sentir el vacío del amor era
otra vez penosamente insoportable.
A la semana de la desaparición de Alberto, Temo no pudo
más... y consiguió el teléfono de su oficina. El dilema de marcar o
no le carcomía la mente una y otra vez. ¿Y si sus papás veían una
llamada a Autlán? ¿Diría que era el novio del contador? ¿Que
pretexto decir? Pero tenía que saber, lo que fuera... pero no podía
quedarse con la incertidumbre... Finalmente Temo marcó el
número...
- Reserva Natural de Manantlán, buenos días... - dijo la
secretaria
- Hola, buenos días... - dijo muy seguro Temo – sería tan
amable de comunicarme con el Contador Alberto Gómez, por
favor.
- ¿Quien lo busca?
- Cuauhtemoc, un amigo de Morelia – Temo decidió no
mentir, o no mentir tanto
- Ah, eres Cuauhtemoc... - dijo con voz triste la secretaria –
Soy la secretaria de Alberto, y el me contó de ti...
Temo no dijo nada, hubo un momento de silencio abrumador
y la secretaria siguió...
- No hay problema... pero, lamento decirte que Alberto
murió...
El concepto de muerte era y es bastante aceptable para Temo,
es un traslado hacia la cuarta dimensión liberando la conciencia (o
alma) del cuerpo, para una existencia superior. No había nada que
temerle... pero la muerte de alguien que quieres... de una pareja...
una muerte inesperada... No hubo tiempo para reaccionar.
- No... - dijo en voz baja Temo
- Tuvo un infarto en la madrugada, y temprano hace ocho días
su hermana lo encontró en su cama – la voz de la secretaria se
empezó a entre cortar. - Lo siento mucho...
¿Que reacción se esperaba? ¿Que seguía? ¿Había algún
protocolo que seguir en la conversación?
Temo colgó el teléfono... Y una parte de él también se fue...
Conversaciones III

- ¿Estás ahí? No te siento... ¿dónde estás? ¿Por qué nadie me


ayuda a encontrarlo?
- No lo encontrarás...
- ¿Por qué?
- El llegará a tí cuando él lo crea conveniente
- Pero lo necesito ahora, quiero despedirme
- No es necesario
- ¿Quién eres?
- No es necesario, él me ha mandado
- ¿Cómo sé si es verdad?
-Porque sólo por él sabría que el amuleto morado que llevas
en el brazo te lo dio él
- ... ¿Está bien?
- Si
- ¿Por qué no puedo sentirlo?
- El lo ha querido así
- Lo extraño
- El irá a ti cuando menos lo esperes, tus frecuencias y las
suyas están alteradas por la transición y no es conveniente que
coincidan. Ambos pueden permanecer atrapados aquí
- Entiendo...
- La transición está más allá de tu comprehensión, sin
embargo debes aceptar que para todo hay un espacio en la línea
temporal, y que él llegará a tí cuando lo permitan sus frecuencias
- ¿Será a través de aquí?
- Sólo el podría saberlo
- ¿Puedes decirle que lo extraño y que lo lamento mucho?
- No es necesario, el ya lo sabe...
Catársis

Temo no pudo expresar lo que sentía... Debía fingir otra vez,


pretender estar bien, dibujar una sonrisa falsa cuando lo ameritaba.
Actuar que era fuerte y que podía sobrevivir... Por supuesto lo creía
así, pero la muerte... tan imprudente e inesperada competía con él
por ver quien era el más fuerte.
Con tantas cosas por vivir, con tantas cosas por hacer... ¿Por
qué sentir el vacío otra vez? ¿Acaso la vida le ponía pruebas para
ver que tan fuerte podía ser? ¿No era suficiente la sensación de
pérdida reciente? ¿Debía forzosamente dejar ir a alguien más?
La desaparición de Alberto dejó un profundo hueco en el
corazón de Temo que jamás podrá llenar. Sin embargo saber que
se había ido para nunca volver lo reconfortaba, y no es que le diera
gusto saber que había muerto, si no que ante eso no podía hacer
nada, y si la vida lo quiso así, debía respetar esa decisión. No había
sido culpa de ninguno de los dos, simplemente pasó...
Las semanas siguientes fueron de un profundo proceso de
entendimiento y mentalización, ya que aunque extrañaba a
Alberto y le costaba trabajo aceptar la muerte, debía convencerse a
sí mismo que era lo mejor para él.
Nadie podrá reemplazarlo, pero su recuerdo vivirá en su
memoria donde todas las cosas buenas pertenecen. Y es que ahí,
en su memoria, se quedarán por siempre los mejores momentos de
su vida. Ahora había dos círculos abiertos, y ninguno parecía que
se iba a cerrar.
Vórtice

Primero de Noviembre

El día anterior Temo había salido y tenía un poco de jaqueca


debido a la alcoholización. Físicamente se sentía un poco débil,
pero mentalmente el día no era bueno.
Todos los primeros de noviembre habían sido difíciles, sobre
todo por la cantidad de frecuencias no adaptadas en la tercera
dimensión.
Este día especialmente fue más complicado... Había sido un
año difícil y estaba un poco vulnerable... así que decidió quedarse
en casa y no salir, refugiarse en su mente y bloquear cualquier
intento de intromisión. Hacía un poco más de frío de lo habitual, y
el ambiente se sentía misterioso.
Nunca había entrado al nexo en uno de esos días... y tuvo la
teoría de que si entraba estaría más vacío debido a que todos
estarían “abajo”. La curiosidad le ganaba, además de la
oportunidad de coincidir con Alberto, tal vez lo estaría esperando
allá.
Se concentró como habitualmente... pero estaban saturadas
las vías de acceso. Todo se volvía negro, con miles de ráfagas de
colores pasando a una velocidad inimaginable. Ahí no existía el
dolor, ni el frío, ni el miedo. Era de los poco que querían entrar, con
todos los demás queriendo salir para aprovechar la extensión
temporal de la apertura.
Temo lo había sentido en sus sueños, pero el estar ahí
conciente y experimentar todo tipo de frecuencias era demasiado
abrumador. Sim embargo iba protegido, y aunque quisiera
acercársele pronto se daban cuenta que no podían llegar a él.
Estaba en el vórtice. Ésa noche no entraría por respuestas,
sólo para dejar de sentir el frío que provocaban los que bajaban, y si
por coincidencia veía a alguien que pudiera orientarlo habría valido
la pena el trayecto. De repente sintió una intromisión en su
conciencia...

- ¿A qué has venido? No es común que entren aquí este día


- Quería experimentarlo
- La protección que tiene no evita que seas predecible, ¿A
quién buscas?
- Si no evita que sea predecible ya conoces la respuesta
- Es verdad, lo hemos visto
- Pero aún no está listo para verme, lo sé
- Suponía que vendrías aquí hoy, siempre está cerca tuyo
- Lo he sentido, sí...
- Y nos ha pedido que te hagamos una oferta
- ¿Cuál?
- Cerrar el círculo que dejó
¿Podían cerrar el círculo? ¿No es por medio de la experiencia,
meditación y aceptación como se debe cerrar cuando el otro
desaparece de ésa forma? ¿Si él lo había pedido así, porque no era
él quien le ayudaba a cerrarlo?
- Debes dejarnos entrar...
- Con todo respeto, ¿no es él quien debería entrar?
- No puede, si entra se fundiría en tu conciencia y ambos
quedarían en el nexo por siempre
- Aún no está listo...
- Así es, él nos ha dado la información que se requiere
¿recuerdas el amuleto morado?
- Si...
- Entraremos a través de él
- ¿Y mi protección?
- Lo que en el tiempo-espacio se llama amor es más fuerte que
cualquier protección inter dimensional, y es a través del amuleto
que tendremos acceso a tí. No lo podríamos hacer si su
autorización, pero la tenemos. Además en caso de duda tu misma
protección nos expulsaría de inmediato.
- Muy bien, ¿qué debo hacer?
- Abre tu conciencia, deja que la alcancemos
Se dejó llevar... en el nexo no había mentiras, se sentían las
frecuencias, no mentían. Las cosas no son iguales allá arriba.
Sintió como entraban esas conciencias cálidas y revolvían
cada parte de la suya... la sensación era como si una licuadora girara
dentro de ti y el dolor fuera tan intenso que apenas sería
perceptible. Al mismo tiempo tenía la sensación de que se
desprendieran de el todos sus recuerdos y sus pensamientos. Era
como estar en una montaña rusa a toda velocidad sin nada que la
detuviese, sintiendo el vacío que deja el sentirte sin gravedad.
Temo deseaba que parase, que salieran inmediatamente, que
se detuviera la sensación de vacío... pero de repente lo sintió... era
él, por fin... No había nada que decir, nada que reclamar, nada que
expresar. Él lo sintió, observaba el procedimiento. Se acercó a su
conciencia y murmuró:
- Ahora el círculo se ha cerrado, debes dejarme ir, yo te cuidaré siempre...
Dejó que su conciencia se perdiera con esas palabras... Era
una sensación agradable... Se fundió en el vórtice mientras sus
frecuencias se realineaban consigo mismo... Estaba cerrado.

Temo despertó al siguiente día cansado, pero tranquilo. Lo


primero que pensó fue que había sido un sueño... efectivamente lo
fue, pero consciente. La tristeza por la pérdida seguía, pero era
contrarrestada por la alegría de saber que estaría ahí con él
siempre, aunque fuera en otro plano.
Vio su brazo derecho, y el regalo de Alberto no estaba... miró
debajo de las cobijas, en el suelo, en el buró, pero no la encontraba.
<<¿Se la habrán llevado como prueba?>> pensó. Pero en un
movimiento automático, miró debajo de la almohada, y ahí
estaba... la pulsera morada abierta, sin el nudo que la unía en la
muñeca de Temo.
En ese instante Temo recordó por qué vale la pena vivir... Es
por esos instantes mágicos en los que por un segundo sientes que
el mundo deja de girar, que la persona que amas corresponde a ese
amor y no importa cuánto tiempo pasen juntos, comparten un
vínculo que a los dos los deja sin aliento. Esos pequeños detalles
que hacen la diferencia entre vivir porque te tocó así, y hacer que te
toque lo quieres vivir.
Comenzó a llorar, pero ésta vez no sentía dolor, era una paz
infinita que lo reconfortaba con una calidez maravillosa. Un
círculo estaba cerrado.
Lecciones de vida

La vida está regida por leyes universales. La de gravedad, la de


atracción, las electromagnéticas, y todos los seres vivos físicos o
intangibles están delimitados por éstas. No podemos evitar que la
gravedad nos mantenga en el suelo, creamos o no en ella ahí está y
actúa igual para todos. Las electromagnéticas, aunque no creamos
en ellas mantienen a los rayos ultravioleta del sol alejados de
nuestra piel, y funciona para todos. Y la de atracción, aunque no
creamos en ella existe y aplica igual para todos: lo que piensas es lo
que obtienes.
Cuando nos sentimos tristes y desamparados creamos más
pensamientos negativos y por ley universal atraemos más cosas
negativas. Al contrario cuando estamos en un estado feliz y
productivo nos llegan más cosas y situaciones positivas. Todo lo
que tenemos en la vida, bueno o malo, físico o espiritual, es
producto de nuestro pensamiento.
Pero las leyes no son definitivas... desafiamos la gravedad al
construir aviones, al viajar al espacio, al ver a las aves o insectos
volar en el cielo; y aunque la gravedad los mantiene seguros dentro
de la atmósfera se rebelan para llegar más allá del suelo. Las
electromagnéticas tampoco lo son, debido a la polución nuestro
sistema de dinamo terrestre tiene fallas y lo los rayos UV del sol
tienen un acceso menos restringido al planeta. Y la de atracción...
aunque todo lo que tenemos es producto del pensamiento, nuestra
vida también depende en cierta medida de situaciones externas o
terceras personas. Por ejemplo, hay gente que no piensa en estar
enfermo, pero por una situación desafortunada lo está; o personas
que no pensaban terminar con su pareja, pero los pensamientos
del otro sí y se separan.
Es ahí donde tenemos que aprender a adaptarnos a las
situaciones que se nos presenten. Es nuestra capacidad de mutar y
reinventarnos lo que nos da la ventaja contra las leyes universales.
El ser humano es una máquina perfecta, creada para desafiar las
situaciones adversas. Si no es así no hubiéramos evolucionado
creando casas para cubrirnos de la lluvia, ropa para cubrirnos del
frío, transportes para acortar distancias, maquinas para hablar con
otras personas a miles de kilómetros. Cuando más adversa es la
situación es cuando debemos tener más fe, y evolucionar... si no
tienes pareja porque ya no te quiere o porque murió ¡construye una
gran fortaleza en tu interior para sostenerte solo!
A lo largo de la historia siempre el que se muestra más
vulnerable es el más fuerte, y viceversa. Porque tiene la fortaleza
necesaria para disfrutar y expresar su dolor. Es lo suficientemente
seguro de sus sentimientos que no teme mostrarlos ni hablar de
ellos. Se hace responsable de sus acciones y comprende y acepta
sus consecuencias.
El dolor de perder a alguien es devastador, te quema las venas,
te roba el aliento, sientes como si no pudieras dar un paso sin dejar
un rastro de alma en el camino... pero no es definitivo. Hay muchas
cosas por las que valen la pena levantarse y abrir los ojos a un
nuevo día. El amor nos engrandece, y si tenemos dentro de
nosotros ese sentimiento tan primitivo y tan absoluto ya tenemos
ganada la partida, porque es a partir del amor que se derivan los
demás sentimientos, y a partir de ellos nuestras acciones. El amor
puro y elemental nos hace mejores personas para con nosotros
mismos y para con los demás.
Las experiencias aquí redactadas pueden ser un catalizador
para construir una mejor calidad de vida, para visualizar que
siempre hay esperanza, para observar cómo aunque sientas que
todo está en tu contra siempre vienen cosas mejores.
Somos una torre de repetición de frecuencias, mientras más
transmitamos amor a nuestros semejantes más recibiremos amor,
y ésa si es una ley definitiva. No importa cuántos círculos cerremos
o dejemos abiertos, la experiencia de construirlos, o tratar de
cerrarlos o completarlos es lo que hace que la vida valga la pena.
Por ley universal, el sol siempre sale por el horizonte todos los
días, y por ende, en nuestras vidas siempre saldrá la luz justo
después de la hora más oscura.
Epílogo

Diciembre 2009

Hoy me desperté agitado... Entré al nexo de la manera en la


que todos pueden entrar. No esperaba nada, era un día como
cualquier otro. Había hecho mis quehaceres e ido a trabajar. La
tarde había pasado rápido viendo la televisión en la sala que por el
momento era mi cuarto. Al momento de dormir recé como todas
las noches, y no había pedido nada en especial, sólo por el
equilibrio.
El problema de entrar al nexo espontáneamente es que no
todo es claro y congruente, pero pude verlo... Cuando lo busqué
no apreció, sentía que huía de mi. Pero era más mi necesidad de
despedirme apropiadamente de él, de decirle que lo quería, que
hubiera sido todo maravilloso, hasta que decidí dejarlo en paz y
esperarlo hasta que estuviera listo.
Me dijo que lo sentía, que no había planeado irse, y que estaría
conmigo cuando lo necesitara, pero no ahí... si no en otro plano
que no estoy seguro de entender completamente. Me dijo, además,
que no me preocupara, que el círculo que había dejado se iba a
cerrar sólo, por ley natural ya que no se había completado el
vínculo. El segundo círculo no era el problema... Pero para el
primer círculo debía trabajar yo mismo para cerrarlo. <<¿Más?>>
pensé... pero es que nunca será suficiente. Mis frecuencias siguen
bajas en esa situación, y seguirán bajas hasta el día que reciba el
apoyo exclusivo que se necesita para cerrarlo.
También me dijo que siguiera por ese camino, que afinara las
cosas que no eran totalmente positivas, pero que llegaría a
coincidir en el espacio-tiempo con otra conciencia, y posiblemente
el punto de intersección sería grande y de baja velocidad.
Por último me instó a no abandonar el amor que llevo dentro,
éste me da fuerzas y me inspira a seguir... que sólo yo podía
equilibrar a esa otra consciencia, pero que era difícil.
Y de pronto se fue, sentí sus vibraciones una vez más. Lo
bueno es que al saber de él se completaba la secuencia abierta, y eso
me dejó tranquilo. Sin embargo, y así como lo dijo Alberto, el
primer círculo seguía abierto... y seguirá hasta que el tiempo nos
quite el aliento a alguno de los dos.
Gracias a ti, que sigues teniendo el poder de
inspirarme para lograr cosas maravillosas.
Donde quiera que estés en esta tercera dimensión...
CÍRCULOS
de CC Caro
2009

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