Más allá de las reacciones a la lección magistral de Benedicto XVI en el aula magna de la Universidad de Regensburgo, que se calmaron después de una serie de aclaraciones del mismo pontífice, permane- ce vivo el problema central: la relación entre una concepción de la vi- da que prescinde de la referencia a Dios y una orientación que ve en aquella relación la inspiración de su obrar. Esta reflexión pretende re- pensar la relación entre ética laica y ética cristiana, en una perspec- tiva histórica, para subrayar algunos aspectos no siempre presentes en la discusión.
Etica cattolica ed etica laica, Rivista di Teologia Morale 153 (2007)
61-79.
En esta reflexión, utilizaremos persona que vive, según la expre-
el término laico como referido a sión de Ugo Grozio, “etsi Deus una persona que en su vida, juicios non daretur” (aunque Dios no y acciones prescinde de toda refe- existiera). rencia religiosa y confesional; una
RESPUESTAS DEL PERÍODO ANTIGUO
Et et, la “re-decibilidad” de la periencia cristiana y experiencia
experiencia cristiana humana y, por tanto, a la re-deci- bilidad del evangelio y de la vida que brota de él en términos huma- El período antiguo se caracte- namente comprensibles, podemos riza por la afirmación de la re-de- remitirnos a san Justino (+165): cibilidad o de la in-decibilidad de “todos los escritores, por medio de la experiencia cristiana. Esta dia- la semilla innata del Logos pueden léctica se encuentra ya en los pri- ver oscuramente la realidad. Pero meros pensadores cristianos. Hay una cosa es una semilla y una imi- que notar que cada autor, aun de- tación admitida como posible y fendiendo una de las dos posturas, otra, la cosa en sí, de la que, por admite como posibilidad la alter- su gracia, se tienen la participación nativa. Por tanto, la preferencia no y la imitación”. Justino, partiendo es absoluta y exclusiva. Por lo que de la unicidad de la verdad y de la respecta a la continuidad entre ex- sinceridad de la persona, muestra 59 el lazo recíproco entre bondad y mitieron ni siquiera buscar en la verdad, entre la dimensión ética de cultura pagana los semina Verbi. la persona y su comprensión del Con la venida de Cristo, ya no hay bien. Y, si parece que interpreta a otra posibilidad de acceso a la ver- Cristo a partir de la sabiduría y de dad que el evangelio. La verdad la cultura pagana, en realidad tie- revelada ha puesto fuera de juego ne como objetivo mostrar cómo la presunción de los filósofos pa- éstas estaban ya impregnadas del ganos, que no expresan más que Logos spermatikos. Por esto, el arrogancia y toda clase de corrup- cristianismo encarna el aspecto ción. Por el contrario, la Escritura más verdadero del pensamiento y es el fundamento auténtico de la del ethos propios de la cultura pa- verdad. En general, Tertuliano po- gana, y se esfuerza para expresar- ne en contraposición el estilo de los en términos nuevos a partir de vida de los cristianos y los paga- la inspiración cristiana. No debe nos. Así se lanza contra algunos haber oposición entre experiencia aspectos del ethos comunitario de cristiana y experiencia humana, ya su tiempo, como la manera de ves- que existe un único diseño divino tir de las mujeres (De cultu femi- en el cual las dos encuentran su co- narum y De virginibus velandis), locación ordenada y no contra- la participación en los espectácu- puesta. los (De spectaculis), el servicio militar en cuanto incompatible con la fe cristiana (De corona), la ac- Aut aut, la “in-decibilidad” de tividad económica que juzga com- la experiencia cristiana prometida con aspectos de idola- tría (De idolatria). Se trata de temas de naturaleza moral que Al mismo tiempo se afirma confrontan el comportamiento de también la convicción de que el los paganos con la interpretación misterio de la vida cristiana es to- que Tertuliano da al vivir cotidia- talmente original y excluye cual- no a partir del evangelio. quier continuidad entre la manera de vivir según la razón natural y la No podemos olvidar, con todo, moral cristiana. En esta perspecti- que incluso en Tertuliano existe la va es útil releer a Tertuliano (155- tensión de ser en el mundo pero no 220). Su convicción es que no pue- ser del mundo. Se muestra cons- de haber nada en común entre el ciente de que la irreductibilidad de mundo del cristianismo y todo lo la experiencia cristiana no impide que pasa fuera de él. Su integris- al cristiano una vida de relación mo y su intransigencia no le per- con el mundo pagano.
60 Cataldo Zuccaro RESPUESTAS DEL MEDIOEVO
Et et, la fides quærens sofía que no es aniquilada, sino
intellectum exaltada por la fe, por ser su inter- locutora real. De ahí la convicción de que una razón autónoma, en el Es conocido que la fides sentido de Kant, no ayuda en la quærens intellectum se atribuye a búsqueda de la autenticidad de la Anselmo (1033-1109). En sustan- experiencia humana y cristiana. En cia existe una continuidad entre fe una palabra, lo que asegura el éxi- y razón y, por tanto, entre una di- to de la búsqueda de sentido de la mensión laica de la ética y una di- verdad es la articulación dialécti- mensión cristiana. Esta tendencia ca entre la perspectiva de fe y de hunde sus raíces en Agustín (354- aquella que se podría definir lai- 430). No sólo por su fe en la razón ca. humana, sino también porque el comportamiento moral de la per- sona puede condicionar el éxito en Aut aut, la absorción de la la búsqueda de la verdad. Es como razón ética en la mística si el conocimiento de la verdad fuera obra del amor, más que de la razón. La vía cristiana que condu- Existe también en el medioevo ce a la verdad no se considera co- una tendencia opuesta a la que he- mo alternativa a la experiencia hu- mos descrito y que pone en evi- mana, sino que ambas se ponen al dencia la necesidad de decidirse servicio de la única finalidad. Ade- por un único punto de vista. En tér- más, no puede existir una “vía cris- minos teóricos se podría expresar tiana” hacia la verdad que no pue- con la siguiente alternativa: o la da explicar la razón: es necesario interpretación cristiana de la vida, entender para creer. De aquí la que tiene como criterio hermenéu- convicción de que la lectura cris- tico la fe, o bien aquella puramen- tiana de la experiencia humana no te humana, que se fundamenta en elimina la mediación de una razón, la sola razón. Pero en la realidad que es “autónoma” de la fe, y ve el problema no se pone en estos en ella un verdadero interlocutor. términos, puesto que se afirma que Por otra parte, la experiencia me- sola la experiencia cristiana pue- dieval es consciente de que la “vía de dar razón de la dimensión ética cristiana” hacia la verdad no se que, en realidad, desparece como puede justificar sobre la base de la dimensión propia de la vida y es sola razón, independientemente de absorbida, conocida y vivida en la la fe, puesto que hay que creer pa- unidad de la experiencia espiritual. ra entender. De ahí el adagio me- A este resultado, es decir, a la irre- dieval de la “philosophia ancilla levancia del plano laico y natural theologiæ”, es decir, de una filo- en la reflexión ética, parece con- Ética católica y ética laica 61 ducir la filosofía nominalista de rarse de que la acción responde a Guillermo de Ockham (1285- la voluntad divina. 1350), que marca un punto de in- En este contexto se podría re- flexión en la dirección de Alberto cordar también la visión de san Magno y Tomás de Aquino. En la Bernardo (1090-1153) contra el perspectiva del Doctor invincibi- monje Abelardo (1079-1142). La lis, sólo las individualidades sub- teología del Doctor mellifluus es- jetivas y concretas existen real- tá penetrada de misticismo, nutri- mente, poseen “sustancia real”. da por la Escritura y la lectura de Los conceptos universales no exis- los Padres: insiste en la necesidad ten como substancias reales, sólo de una actitud interior de humil- representan las expresiones lin- dad y simplicidad de corazón pa- güísticas que sirven para indicar el ra acoger el misterio y alcanzar la conjunto al que pertenece una sus- unión del alma con Dios. En este tancia concreta. Si existe sólo el contexto se inserta el discurso so- particular, el singular, único, cada bre la conciencia y sobre la vida particular se convierte en un abso- moral. La experiencia moral se ve luto: Dios es un absoluto, pero como el diálogo natural con Dios también todo ser humano es un ab- y la conciencia como la sede en la soluto, si bien en dependencia del cual Dios se hace presente al alma creador. La caída de los universa- y se une místicamente con ella. Pa- les y la absolutización de lo parti- ra esto es necesario que la concien- cular privan a la norma moral de cia sea pura; de lo contrario sería su valor universal y racional. La incompatible con la santidad de razón no está en condición de co- Dios. Para hospedar a Dios, la con- nocer los motivos que justifican la ciencia debe ser el espejo que re- norma moral, porque su funda- fleje la santidad y la verdad. mento no se puede encontrar en un orden universal. Para dar legitimi- Por consiguiente, también en dad a la moral no queda más que el medioevo existe la raíz de una la voluntad de Dios, un legislador separación que hace posible acer- que escoge, entre tantos posibles, carse al fenómeno de la moralidad un universo moral que representa desde el punto de vista de la fe o el bien para el ser humano. Por es- el de la razón. Naturalmente en el to la obligación moral no se funda medioevo la elección cae sobre la en la dimensión ontológica de la dimensión cristiana porque se en- persona, es decir, en la naturaleza cuentra en un contexto de cristian- humana. La obligación moral se dad universal. Pero, de hecho, se funda en la voluntad de Dios que ponían ya las condiciones para impone un cierto número de pre- que, cambiando el contexto, la ceptos: la moralidad, por tanto, elección unilateral pudiera ignorar consiste en el cumplimiento de la experiencia cristiana y absolu- unas normas morales para asegu- tizar la que hoy llamamos laica.
62 Cataldo Zuccaro RESPUESTAS DE LA ÉPOCA MODERNA
Et et, el descubrimiento del cordarse sobre todo las obras de
derecho natural los jesuitas españoles Juan Azorio (1536-1603) y Tomás Sánchez (1550-1610). En estas obras se La época moderna está marca- puede notar el progresivo distan- da por el descubrimiento de Amé- ciamiento de la moral respecto a rica (1492) y, en la historia de la la escritura y a la dogmática, y la iglesia, por la reforma de Lutero y relación más estrecha con el dere- la concomitante “contrarreforma” cho natural. En estos manuales de la iglesia católica que se expre- morales post-tridentinos encuen- sa, de modo especial, en el Conci- tra un lugar la argumentación ba- lio de Trento (1542-1563). El des- sada en la ley natural, como reac- cubrimiento de “los otros”, que ción a un cierto dualismo maniqueo habitaban el nuevo mundo, y el fin de molde luterano que oponía la del etnocentrismo provocaron la obra de la creación a la redención reflexión ética, obligándola a inte- y afirmaba la necesidad de la fe y rrogarse sobre el sentido de una la inutilidad de la razón para la sal- moral tan lejana y distinta de la eu- vación eterna. ropea. Y el énfasis de la reflexión luterana sobre la sola fides, sola La idea significativa del conci- scriptura, llevaron a la teología lio de Trento es afirmar la ciudada- moral católica a interrogarse sobre nía del derecho natural, es decir, lo el papel que la razón moral y la ley que hoy llamaríamos laicidad de la natural tienen en la historia de la naturaleza humana, en el interior salvación. De una parte, algunos de la tradición católica. La tradi- misioneros como Bartolomé de las ción de fe y la dimensión cristiana Casas (1474-1566) buscaron po- no se contraponen al intento de ner en evidencia la bondad moral comprender la experiencia huma- de algunas costumbres de los pue- na a partir de una clave de lectura blos indígenas. Por otra parte, teó- natural. Pero como sucede no ra- logos como Francisco de Vitoria ras veces, este deseo de laicidad ha (1492-1546) recogieron las leccio- acabado por ser exasperado y asu- nes de los misioneros y teorizaron mido como forma alternativa a la que también “una vida digna y experiencia cristiana de la vida. conforme a la ley natural […] constituye un argumento válido en favor de la verdad”. Aut aut, las raíces de la separación A su vez, aparecen los prime- ros manuales de teología moral con el nombre de Institutiones Tanto el renacimiento como la theologiae moralis. Merecen re- reforma protestante habían prepa-
Ética católica y ética laica 63
rado el terreno para una separación debe dar y debe tener valor etsi entre la moral religiosa y la laica. Deus non daretur (aunque Dios no Se asiste a una especie de “giro an- existiera). En el lado de la refor- tropológico”: dentro del horizon- ma protestante, la acentuación de te cristiano, el interés se dirige al la separación entre fe y razón, teo- compromiso intramundano. Ade- logía y filosofía condujo a la elec- más, los nuevos descubrimientos ción unilateral de la fe, abandonan- científicos llevan a la teología mo- do razón y ética como inútiles ral a concentrarse mayormente en para la salvación. Sin embargo, ha los argumentos racionales. En el puesto las condiciones favorables cristianismo existe una innegable para un “vuelco hegeliano” de las atenuación del anhelo místico y es- posiciones. Kant y todo el ilumi- piritual del medioevo. La fe no es nismo absolutizaron la dimensión abandonada, pero resulta poco re- ética y racional, dejando caer la levante en lo que concierne a la tensión propia de la fe. A este orientación ética de la persona. No eclipse no sigue inmediatamente se olvide que el jurista holandés el ocaso de la experiencia de fe co- Ugo Grozio (1583-1645), en los mo formando parte de la experien- albores del iluminismo, había des- cia de la vida, sino el amanecer de crito los presupuestos teóricos pa- un nuevo modo de entender la vi- ra una neta separación entre la teo- da a partir de un punto de vista hu- logía y la ética, sosteniendo que la mano, dejando en la sombra una dimensión ética de la persona se fe que ha perdido todo interés.
RESPUESTAS DESDE EL ILUMINISMO
HASTA LA POSTMODERNIDAD
Et et, la lamparilla de la fe al periencia íntima de Dios, el “Dios
lado de la Aufklärung de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. No de los filósofos y los En la ilustración, a pesar de la doctos. Certeza. Certeza. Senti- prevalencia cultural de la dimen- miento. Gozo. Paz. Dios de Jesu- sión laica y racional de la ética, to- cristo”. Esta experiencia podría in- davía es posible encontrar una pe- ducir a creer en la separación entre queña luz que reclama la presencia experiencia secular y experiencia de la fe como elemento significa- religiosa. Pero en otro texto, el fi- tivo de orientación moral. En con- lósofo matemático ayuda a com- creto, el referente es Blaise Pascal prender cómo la laicidad de la ra- (1623-1662) que no entra en la co- zón no se opone a la elección de rriente madura de la ilustración, la fe. Se trata de la “apuesta sobre pero del que es una especie de bi- Dios”. Más que saber si Dios exis- sagra. Sigue siendo célebre su ex- te o no, el interés de Pascal es sa- 64 Cataldo Zuccaro ber qué implicación tiene sobre y no depende de una realidad cons- la vida humana el creer o no creer. tituida (ontología). El sujeto, con El objeto de su razonamiento con- su actividad a priori, constituye el siste en mostrar que vivir como objeto, iluminando y ordenando si Dios existiese y plantear la los datos sensibles (dimensión elección moral a partir de la fe es trascendental de la filosofía). Esta conveniente para el individuo. Se autonomía del sujeto lleva a la explica así la mención del com- exaltación de la razón. La razón es portamiento concreto que no es so- incapaz de aprehender la existen- lamente querido por Dios sino cia de Dios, incluso si es forzada también exigido por la razonabili- a aceptarla como un “postulado”. dad humana: “¿qué mal os puede De esta manera Kant abrió el ca- acontecer con esta elección? Sed mino definitivo a la “laicidad de la fieles, honestos, humildes, recono- moral”: sólo la razón puede des- cidos, amigos, sinceros, verdade- cubrir y promulgar la ley del im- ros… Cierto, no viviréis en los pla- perativo categórico como medida ceres infectos, en la gloria, en el de la corrección del obrar. Toda lujo, pero ¿acaso no tendréis tentativa moral que se justificara otros?” con motivaciones externas a la ra- Esta pincelada es suficiente zón debe considerarse no auténti- para mostrar cómo también en el ca, en cuanto condicionada por in- período que dio un giro decisivo tereses de naturaleza personal. Lo negando toda apertura a la trascen- que importa “no es hacer el bien, dencia y a la fe, se puede encon- sino hacer bien”, en el primer pla- trar una presencia que valora la no no está la perfección moral de continuidad entre la experiencia la persona, sino la perfección de la de fe y la argumentación de la ra- acción, entendida como un “pro- zón para una hermenéutica de la ducto acabado”. La experiencia verdad moral. cristiana y la experiencia humana, en cuanto principios hermenéuti- cos del acto moral, están ahora Aut aut, la fuerza de la puestos en forma alternativa y la subversión alternativa, en la reflexión kantia- na, parece que se resuelve a partir de la razón “autónoma”. No se puede desconocer el in- flujo decisivo del pensamiento de También Soren Kierkegaard Immanuel Kant (1724-1804): se (1813-1855) pone la alternativa de trata de una especie de “revolu- la dimensión religiosa y laica de ción copernicana”. Para Kant el la moral en términos radicales. Por primado ya no corresponde a la esto, permanece punto de referen- ontología sino al singular: el suje- cia fundamental su obra Aut-Aut to (como el sol) ya no gravita al- de 1853. Aquí la libertad tiene una rededor del objeto (como la tierra) doble bifurcación: primero, entre Ética católica y ética laica 65 la dimensión estética de la vida y como condición de vida para el ser la dimensión ética; después entre humano, cuya libertad sólo enton- la dimensión ética y la dimensión ces es absoluta, sin más vínculos. religiosa. La propuesta final de Ya no se puede pensar la persona Kierkegaard es por la dimensión como una entidad fija e inmutable religiosa de la vida. Sólo la fe, co- que atraviesa el tiempo: está en un mo abandono a Dios “con los ojos devenir continuo. Por consiguien- cerrados”, libra al sujeto del sen- te, su obrar moral no puede encon- timiento de angustia, porque le ha- trar ningún criterio objetivo y ab- ce creer que “lo posible” no depen- soluto ni según la religión, ni de de él, sino que se encuentra en según la razón. El error fundamen- las manos de Dios. La fe, además, tal de la moral consiste en creer pone a la persona más allá del ré- que existe una responsabilidad en gimen de la ética, porque no le pi- el obrar, lo cual implicaría el “co- de un comportamiento racional y nocimiento” de la bondad de la ac- conforme a una ley universal. En ción y la “libertad de quererla”. La este sentido, la ética no es aboli- elección de realizar una determi- da, sino “suspendida”. Dios pue- nada acción nunca es del todo li- de pedir un acto completamente bre y consciente, es decir, no en- personal y por encima de la ética tra en la dimensión moral. Por el universal. El ejemplo invocado es contrario, el instinto de conserva- el de Abraham que vivió setenta ción y la tendencia a procurarse el años según la ley, y cuando recibe mayor placer posible determinan el don del hijo, recibe también la la acción. La jerarquía de valores orden de matarlo, actuando fuera que determina la visión moral de de la ley. La conclusión es que no la sociedad es el resultado históri- hay continuidad entre vida ética y co de una imposición del querer vida religiosa. La vida religiosa es del más fuerte sobre el débil. De una existencia vivida fuera y por aquí, el esfuerzo del hombre nietzs- encima de la ética. La vida de fe chiano es superar “el instinto gre- no tiene nada de racional, sino que gario”. La antropología auténtica, es irracional y absurda: no hay po- por consiguiente, exige la subver- sibilidad de conciliar razón y reli- sión y el derribo de cualquier or- gión, fe y ética. Aquí está la “pa- den moral y social actualmente radoja de la fe”: cuanto más constituido. De esta manera el su- irracional y absurda tanto más se perhombre (Übermensch) afirma- convierte en principio de libertad rá su “voluntad de poder” y se im- pondrá sobre la “moral gregaria”. para el cristiano. Aquí nos encontramos frente a la El surco excavado por Kant ha explosión del “subjetivismo” más llevado a Friedrich W. Nietzsche allá de toda razón universal y de (1844-1900) a resultados contra- toda dependencia religiosa y, al rios a la perspectiva de Kierke- mismo tiempo, frente a la total se- gaard. La muerte de Dios se pone paración entre fe y moral, ya que 66 Cataldo Zuccaro la única ética posible está más allá la fe como principio hermenéuti- del bien y del mal. co de la verdad moral lleva a la misma conclusión alternativa que Kant, Kierkegaard y Nietzsche la absolutización de la razón. representan tres tipologías de có- Cuando se teoriza una coyuntura mo se puede configurar la relación desfavorable conduce al eclipse de entre la ética laica y la ética reli- la razón y al eclipse de Dios, y en- giosa en términos de alternativa tonces la misma posibilidad de la incurable. Es interesante notar có- moral desaparece, según la lección mo esto no sucede necesariamen- de Nietzsche, y sólo deja espacio te por la eliminación de la fe, sino al nihilismo. que también la absolutización de
UNA INTERPRETACIÓN PERSONAL
Algunas instancias de la etc. Bajo este punto de vista, la
literatura contemporánea problemática de la elección alter- nativa sigue presente tanto en la impostación católica, como en la Resumiendo el itinerario histó- laica. Cuando se sostiene, por rico se pueden sacar dos conclu- ejemplo, la noción del “señorío de siones. Ante todo, que la relación Dios” sobre la vida humana ¿no se entre ética laica y ética cristiana opone una ética cristiana a una éti- ha tenido una interpretación osci- ca laica? O cuando, en nombre de lante, sobre una u otra vertiente. Y, la laicidad, se juzgan inútiles las en segundo lugar, que en el inte- tradiciones religiosas ¿no se cae rior de una interpretación domi- en la misma oposición? Desde ha- nante, no han faltado importantes ce un tiempo resulta evidente la elementos de la interpretación al- necesidad de conciliar la bioética ternativa. Después de este recorri- con las diversas tradiciones reli- do histórico, hace falta mostrar el giosas, capaces de sugerir a la re- trasfondo práctico de una discu- flexión laica ulteriores horizontes sión que no tiene sólo un valor his- para una adecuada solución de ca- tórico y meta-ético. La puesta en sos difíciles en el interior de una juego está hoy sobre temas más ur- sociedad plural. La reciente obra gentes, por ejemplo, los que se re- de Giovanni Fornero reconoce ex- fieren a “los confines de la vida”: plícitamente el interés y simpatía la investigación sobre los estados por la confrontación de las varias embrionarios, las técnicas de re- tendencias bioéticas religiosas. El producción asistida, la clonación objetivo central que persigue este terapéutica, la eutanasia, el empe- estudio es mostrar cómo entre el ño terapéutico, la suspensión del paradigma laico de la bioética y el mantenimiento vital, el living will, católico no hay posibilidades fáci- Ética católica y ética laica 67 les de conciliación, sino que per- cesariamente como una verdad manecen profundas e insalvables práctica, es decir, que llama al su- divergencias. Por tanto sería me- jeto a adecuar su conducta al sig- jor subrayar la colaboración ba- nificado que tiene para él. Traicio- sándose en la solución de casos narla equivaldría a traicionar la concretos, si bien esto remite a la misma dignidad de la persona. Ba- base metafísica subyacente a toda jo este punto de vista, el lema de actuación práctica. El mismo es- la ilustración etsi Deus non dare- tudio saca a la luz cómo, en el in- tur (aunque Dios no existiera) po- terior del panorama católico, co- dría ser compatible con aquel de existen dos tendencias: una que se impostación pascaliana veluti caracteriza por la inconciliabilidad Deus daretur (como si Dios exis- de la perspectiva católica con la tiera) Esto no significa que la fe no laica y otra que intenta una posi- sea relevante para la conciencia y ción de diálogo, aunque a juicio la práctica éticas; sólo quiere re- del autor, sobre esta tentativa pe- saltar cómo existe una verdad úni- sa la sombra de “su inconciliabili- ca que determina la correcta orien- dad con la perspectiva tradicional tación de la persona dentro de la del magisterio de la iglesia”. Sin historia en su relación con los otros entrar en detalles, es importante y con la realidad humana. La ver- notar que sigue vivo el problema dad de la persona no puede cam- de la relación entre la ética laica y biar de manera arbitraria ni a cau- la cristiana. sa de la existencia de Dios, ni a causa de su no existencia. Esto quiere decir que existe una verdad Una clave de lectura única de la persona y, por tanto, una continuidad entre el ejercicio de la razón laica que busca since- Da la impresión que los adjeti- ramente esta moral y su interpre- vos laica y católica se aplican a la tación a la luz de la fe cristiana. En ética de manera superficial según esta perspectiva se puede entender puntos de vista ideológicos. En la afirmación de Benedicto XVI realidad, el contenido de la ética cuando escribe “no obrar según la concierne a la verdad que contem- razón, no obrar con el logos, es pla la persona en sus diversas di- contrario a la naturaleza de Dios” mensiones y ámbitos de la vida. o cuando reafirma “la convicción Existe una verdad que el ser hu- de que obrar contra la razón es mano está llamado a realizar en la contradictorio con la naturaleza de vida afectiva y en la profesional, Dios”. en una palabra, en la vida de rela- ción. Esta verdad se configura ne-
68 Cataldo Zuccaro DIMENSIÓN CRISTIANA DE LA ÉTICA
La reflexión no se puede limi- mundo a su responsabilidad: todo
tar a poner en evidencia la conti- esto resulta significativo para re- nuidad entre la ética cristiana y la solver una problemática concreta. laica. Se trata, además, de mostrar Ciertamente no se puede proceder la característica de la dimensión por deducción, como si la respues- cristiana de la ética desde una tri- ta a los problemas que ponen los ple vertiente. descubrimientos científicos se pu- diera obtener aplicando directa- mente la revelación. Pero una co- Revelación de Dios sa es tratar de encontrar la solución orientándose sobre la base de va- lores fundamentales y otra proce- Ante todo, la ética cristiana no der sin ninguna referencia vincu- puede ignorar el hecho de la reve- lante. Por esto la ética cristiana lación, es decir, que Dios mismo tiene la presunción de ofrecer el ha comunicado a los seres huma- conocimiento de algunos valores nos no sólo el conocimiento de su que no se pueden comprometer sin vida íntima sino también de la ver- comprometer la dignidad de la per- dad que le atañe, aquella verdad sona. de cuyo cumplimiento depende su felicidad en el mundo y la reali- zación de su misma dignidad. Pe- La verdad moral y su ro no podemos pretender encon- realización trar en la revelación de Dios, particularmente en la biblia, indi- caciones concretas a problemas La segunda característica se si- desconocidos en el mundo bíbli- túa en la vertiente de la verdad co. Con todo, Dios había revela- moral. Lo que caracteriza una ver- do el significado de la vida huma- dad moral es su dimensión prácti- na, interpretándolo en algunos ca. Conocer la verdad moral con- contextos particulares como, por lleva la responsabilidad de ejemplo, el de los afectos, el de la realizarla, aunque, a veces, puede relación con los bienes terrenos, el ser necesario un espacio de tiem- de la importancia de la vida. Así, po entre el conocimiento y la rea- en la revelación, no se encuentran lización. Pero la convicción de normas sobre temas particulares fondo no cambia: no es suficiente (por ejemplo, la clonación huma- conocer el bien para poderlo rea- na, la investigación sobre las célu- lizar, el intelectualismo ético está las madre), pero la consciencia de superado. Hace falta, además del que Dios es el creador del hombre conocimiento, el amor por el bien, y de la mujer, que los ama con hasta tal punto que la regla del amor infinito, que ha confiado el bien es la persona buena. El co- Ética católica y ética laica 69 nocimiento de la verdad moral es- bien como respuesta práctica a la tá condicionado a su práctica de tal llamada al seguimiento. Por con- manera que, si es verdad que la siguiente, en el momento en que persona se decide en base a la ver- el creyente se decide por un valor dad moral que conoce, todavía es objetivamente correcto en orden a más verdad que sólo conoce hasta la construcción del mundo, a la re- el fondo la verdad moral que ha lación con los otros y a la realiza- decidido cumplir y la ha cumplido ción de la propia perfección, está de hecho. Por esto la verdad mo- expresando, en el plano ético, su ral, es decir el bien, requiere la santidad. En otras palabras, la éti- energía interior para que su cono- ca cristiana no tiene sólo un valor cimiento y su elección sean real- humano, en cuanto realiza a la per- mente posibles. El camino hacia el sona y promueve la humanización bien moral encuentra obstáculos de las relaciones sociales, sino en el corazón del ser humano. Una también un “valor teologal”, en característica importante de la éti- cuanto vivida como el diálogo me- ca cristiana consiste en la ayuda de diante el cual expresa su fidelidad la gracia de Cristo, que remueve a la llamada de Dios. Naturalmen- los obstáculos que impiden un co- te, esta dimensión teologal sólo se nocimiento pleno de la verdad y la puede cultivar en el interior de una capacidad de poderla realizar. ética cristiana, en la cual el obrar expresa la respuesta a la voluntad de Dios. Una dimensión así de la Valor humano y teologal vida moral no sólo tiene conse- cuencias para el creyente, sino que también permite una visión, de al- Existe todavía otro significado gún modo transfigurada, del valor del adjetivo cristiana aplicado a la moral. El valor no cambia su na- ética. Se refiere a la interpretación turaleza al ser acogido en un con- del discípulo de Cristo acerca de texto cristiano, sino que el fiel con- la orientación y la elección de los sigue verlo bajo una luz particular. valores por medio de los cuales el De hecho, iluminarlo es la inten- creyente realiza su propia plenitud ción del Maestro. Es el proyecto humana y cristiana. Esto significa que Jesús ha pensado para aquella que el cristiano vivirá su relación realidad humana determinada. con los valores morales y con el