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PROGRAMA PREVENIR
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Estrategias de intervención1 de los promotores de salud comunitarios


para la prevención del UID2

Lic. Ricardo G. Iufe

Introducción

El Prevenir es un programa de prevención del Uso Indebido de Drogas (UID) que se


implementa en el ámbito comunitario, desde una perspectiva de prevención integral, es decir en
todos los ámbitos de acción comunitaria, los espacios públicos y sus instituciones. Si las
intervenciones preventivas se agrupan en dos grandes bloques, el de la reducción del consumo
denominado reducción de la demanda y el de reducción de la oferta con vistas a disminuir la
disponibilidad de la sustancia en el mercado al que accede el consumidor, a través de leyes y
controles; nuestro programa se orienta a fortalecer la estrategia respecto de la primera. Este estilo de
abordaje se centra tanto en el individuo como también en los grupos que integran en sus
comunidades. Propicia el cambio de actitudes, percepciones y conductas.
En este contexto, la prevención se puede entender como un proceso sociocultural en el que
se articulan un conjunto diverso de actuaciones, tanto informativas como educativas y
conductuales; encaminadas a eliminar o modificar los problemas asociados al consumo de drogas,
con la finalidad de evitar que éste consumo se produzca, se retrase en su inicio o que no se
convierta en un problema para el individuo y/o su entorno social. Estos tres aspectos se reconocen
hoy como prevención universal, dirigida a toda la población (el llegar antes), selectiva, hacia los
grupos que ya consumen pero todavía no han adquirido ese habito, o no están en condiciones
problemáticas respecto a ese consumo, y la diferenciada donde la prevención se centra en tender a
cierto control grupal e individual para no llegar a la discapacidad, la muerte o a producir daños a
terceros.
La prevención es una tarea, que para este programa, le compete al municipio como espacio
estatal más cercano a los ciudadanos.
En la acción para la intervención comunitaria y en las actividades dirigidas a los grupos que
la componen, especialmente al abordar a los más vulnerables, se aplican distintas teorías y
modalidades de la labor profesional de las ciencias sociales. Las tareas de prevención del UID, si
bien no excluyen diversas acciones estratégicas, para la perspectiva del presente trabajo, el
abordaje comunitario a partir de los promotores es un eje fundamental (y hasta diría) insustituible.
Dado que el trabajo comunitario debe ser una tarea educativa de promoción de las propias
capacidades de los integrantes de la comunidad, éste debe procurar un proceso de gestión asociada 3

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Entendemos por estrategias de intervención a las formas, actitudes, acciones y actividades elegidas para acceder a un
tema en los distintos grupos y personas integrantes de una comunidad local en particular, a partir de un diagnóstico de
la situación de esa comunidad respecto a un tema. Intervenir significa en este contexto actuar para incidir en el
mejoramiento de las condiciones causales que llevan a la emergencia de un tema en una comunidad determinada que
se considera, o que es considerado por esa comunidad, como un problema que debe ser resuelto.
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Hay variados conceptos que se aplican, como sustancias psicoactivas, psicotrópicos, adicciones, etc. Elegimos el
termino Uso indebido de Drogas por ser el utilizado en todos los documentos del Programa Prevenir.
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entre el equipo interviniente y cada comunidad local, desde el inicio del procedimiento mismo de
la intervención hasta el momento en que se logra la autonomía de acción de esa comunidad.
El apoyo especializado se nutre de un diálogo constante, que promueva una reflexión
profunda con respecto al proceso de cambio. Para lograr dicho fin hay que desarrollar un trabajo
complejo, que propicie la operación democrática de procesos sociales que puedan convertirse en
parte de los mecanismos regulatorios y de la normatividad de la comunidad, en un proceso de
crecimiento que incorpore lo propio de cada lugar y en el conocimiento y el respeto de sus
derechos.
Para que los recursos y el potencial de una comunidad se materialicen en prácticas sociales
perdurables, es imprescindible un proceso de gestión del cual sean dueños los propios
participantes. Para esto es factible ofrecer modalidades de operación y estrategias, que faciliten los
procesos de reflexión y de elaboración requeridos por la comunidad, en un proceso de aprendizaje.
La experiencia de trabajo con grupos de usuarios de drogas y de personas viviendo con
VIH, nos lleva a una serie de reflexiones fundamentales. En este trabajo trataré sobre un conjunto
de acciones de diversa índole, o sea maneras para tender a concienciar y acercar a los miembros de
una comunidad local a los objetivos de crecimiento, que en conjunto ellos mismos se establezcan.
El vehículo para llegar a este fin serán los promotores comunitarios para la implementación de
dispositivos de intervención comunitaria.
El conocimiento científico probado y actualizado de las ciencias sociales es esencial para el
adecuado desarrollo de los planes de trabajo, para las estrategias de acción, la selección y el diseño
de mecanismos aplicables. Sin embargo, la esencia del proceso no estriba sólo en la técnica, sino
en la posibilidad de trabajar con otros (cercanos o no); de llegar a la reflexión con respecto al
sentido de la acción; como es cada comunidad y sus grupos; sus objetivos; sus valores y principios
que definen un proyecto propio; y los intereses diversos que obstaculizan el camino que se traza la
propia comunidad. Todo esto debe entonces contextualizarse en su propio marco local y de su
propio entendimiento cultural.
Son sujetos sociales tanto los integrantes de una comunidad, como los profesionales que se
abocan a llevar a cabo alguna acción. Todos están implicados en procesos institucionales
complejos. Cuando nos referimos a prácticas y procesos institucionales, hablamos de una densa red
de interacciones y de flujos sociales. Estos son producidos por la incidencia de grandes
instituciones como la familia; la religión; la propiedad; la división del trabajo; el mercado de
trabajo; el Estado; la empresa; la escuela; la universidad; la ciencia; las representaciones sociales y
los imaginarios; la cultura o las culturas; etc. Sus componentes simbólicos, sus prácticas, nociones
y modalidades de incidencia configuran, en una comunidad determinada, el medio social en su
conjunto y el local en particular. Es más, regulan y norman su acción social. En este marco, la

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Se entiende por gestión a una serie de acciones para ordenar procesos de trabajo, conducirlos y generar productos
esperables mediante medios previamente planificados. Es la forma de encarar grupalmente la manera de llevar a cabo
realizaciones. La gestión puede ser llevada adelante por un grupo específico externo a la comunidad, como el Estado o
una ONG. En el otro extremo se ubica la llamada autogestión, proceso por el cual es la propia comunidad que por si
sola se organiza para una o varias realizaciones propias o dadas por terceros. Es deseable llegar a este punto. Por eso la
Gestión Asociada se entiende como un paso intermedio, donde el Estado o una ONG, o ambos, se asocian con la
comunidad o grupos de esta para llevar adelante y en conjunto realizaciones barriales. Es un proceso de aprendizaje por
el cual el Estado y/o la ONG, transmite a la comunidad las herramientas necesarios para llevar a cabo la gestión y se
asocia de esta manera con la primera.
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dinámica propia de cada institución establece prácticas institucionales y los límites posibles de
entendimiento y de acción de cada grupo en la sociedad4.

En el presente trabajo, se pretende destacar la conveniencia de rebasar el marco con el que se


intenta entender un fenómeno sociocultural complejo como el del UID, y situarlo en un contexto
social y cultural relacional desde el cual encuentra su sentido en diversos ámbitos de la vida, que
trasciende al vínculo íntimo que se mantiene entre el individuo y la sustancia, entendiéndolo en su
contexto de la sociedad de consumo. En este marco es donde se debe entender para generar
intervenciones preventivas válidas.

Las intervenciones en prevención necesitan de un saber que deje de centrarse en el objeto


droga-sustancia para detenerse en las personas y en sus relaciones, entre sí y con ese objeto y en el
marco de la sociedad de consumo y su liquidez de la actualidad. Esto conlleva a pensar cada sujeto
en relación con su mundo afectivo y éste con respecto a las representaciones sociales y sus discursos
sociales hegemónicos actuales, donde al parecer, cada sector social debe agenciarse frente a
tendencias generales en las cuales el amor está en desuso, al igual que la solidaridad y lo político,
donde proliferan los miedos y las inseguridades que generan nuevas patologías como las fobias y
pánicos, donde se actúan impulsivamente los deseos, la sexualidad y el placer, donde crece el
sufrimiento, la angustia, el conflicto, el cinismo, la sin razón, la destrucción de lo público, la
edificación de lo individual, la defensa de lo privado frente a lo colectivo, las nuevas formas de
familia, el manejo del poder, la desorganización social, el crecimiento de la pobreza, la caída de los
modelos de desarrollo, los nuevos lenguajes y simbolismos, los nuevos lugares de la mujer y del
hombre, la discriminación de los grupos minoritarios, los nuevos fenómenos en los lazos sociales
urbanos y de la producción cultural y contra-cultural, entre otros.

Todo un nuevo saber sobre la prevención en la problemática del consumo de alcohol y otras
drogas, no puede encerrarse en el mundo de la sustancia, ni limitarse al señalamiento de un nuevo
arquetipo de los seres infames, al decir de Foucault, del mundo del “ser adicto”, pues con ello se
está tomando por el camino de la enfermedad y del poder, tal como la medicina lo ha hecho por
siglos. Se trata de un nuevo saber para abordar la “supuesta fuga química” que le permite al hombre
evadir su terrible realidad frente a la fragmentación, como si nada existiese fuera del pensamiento
individual, fuera de la búsqueda del poder, del interés personal, aún aunque sea, solo de la
supervivencia miserable.

La prevención hacia la que apunto, necesita de la capacidad de elaborar un proyecto


suficientemente creíble y atractivo para quienes va dirigido. Un programa de prevención hace
necesaria la construcción previa de una cultura común a todos los intervinientes y desde donde poder
entenderse mutuamente. Desde un enfoque centrado en la persona. Esto lleva a imaginar una acción
de prevención que tiene que ver con todos los comportamientos frente al UID, cualquiera que sea su
status jurídico, tanto el de las drogas ilícitas como el de las lícitas. De esta manera se podrá captar
mejor los nuevos comportamientos de las prácticas de multiconsumo que asocian numerosas drogas
(lícitas e ilícitas) incluyendo el alcohol. Distinguir uso, uso nocivo y dependencia, es tomar los
hechos tal cual son y no como uno querría que fuesen. Es decir, estamos admitiendo que la política
de prevención no puede tener como único objetivo la abstinencia del consumo de alcohol y otras
drogas, o un mundo de drogas cero.

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Para ver más sobre este tema, ver Mary Douglas, Estilos de pensar y Como piensan las instituciones.
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El modelo de prevención debe enfatizarse en el rol de la comunidad, donde las políticas se
deben basar en su promoción social. Se debe proponer mejorar el acceso a un sistema de salud de
mejor calidad, actuando al mismo tiempo en una misma intervención en el evitar y reducir los
riesgos y daños, incorporando la posible acción precoz y el tratamiento. Priorizar las acciones de
cuidado sobre las personas que sufren las consecuencias de un problema, es al mismo tiempo actuar
sobre las personas que aún no han desarrollado los problemas asociados con el consumo, ya que es la
misma lógica de consumo que los impulsará hacia esa práctica. Además si el consumo no ha sido lo
suficientemente alto ni frecuente, este es el momento indicado para prevenir futuros problemas. Al
mismo tiempo los costos de estas acciones son menores que los que conllevan los actuales
tratamientos. La prevención que pretendemos, tiende a adquirir las nociones de la promoción social
y de la salud con una intención más inespecífica, es decir, bajar la probabilidad del consumo con
daños entre las personas identificadas con algún nivel de vulnerabilidad 5 o evitar que las personas en
general, tengan un alto nivel de riesgo o de daños.

Los objetivos realistas, establecidos sobre una base científica, son los que deben constituir la
base de una política pública de prevención coherente frente a la actualidad de la sociedad de
consumo y en especial frente al UID. Esta debe partir de la elaboración de un discurso conformado
por mensajes creíbles y eficaces que no sean rechazados por los interlocutores, que permitan
establecer una conexión y un diálogo amigable con ellos y que a la vez tiendan a ser capaces de
generar reflexión, para pensar y decidir sobre sus prácticas en general y en especial sobre su
consumo o sobre su no-consumo, y al mismo tiempo evitar el paso del uso al abuso o uso nocivo y a
la dependencia.

Las formas masificadas de las prácticas actuales referidas al consumo de drogas y alcohol, se
han modificado y son más complejas. Se debe, al mismo tiempo de actuar sobre la población en
general, focalizar acciones para cada grupo de consumidores según la forma de sus prácticas, para
prevenir el impacto que puedan tener para sí y para terceros.

Las personas dependientes erróneamente siguen siendo la referencia en cuanto a la


comprensión del fenómeno del UID y a la elaboración de acciones de tratamiento y prevención,
generando discursos y mensajes equivocados que no son tenidos en cuenta por nadie, o por lo
menos, por los consumidores de alcohol y otras drogas, o por quienes están en riesgo (y cada vez son
muchos más) de pasar a ser consumidores de estas sustancias.

En este sentido se debe tender a acciones preventivas para que la comunidad, y cada grupo de
ella, actúe sobre la red de causalidades, comprendiendo la sociedad de consumo actual y
transformando, en función de sus posibilidades locales, sus factores de vulnerabilidad y riesgo, y
potenciando sus posibles factores o fortalezas de protección, lo que quiere decir, apoyarse sobre las
competencias positivas, modificando a la vez, las representaciones sociales estigmatizantes
preconcebidas, referidas a la expulsión social y la marginalización. Esto hará al conjunto de la

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Al referirme al concepto de vulnerabilidad, me refiero a una construcción teórica que conjuga diferentes categorías de
análisis como; la desprotección en la cobertura de beneficios sociales, la inseguridad laboral, la persistencia de
situaciones de exclusión social de población en condición de pobreza referidas a la desigualdad de oportunidades de
movilidad social y en la valorización social, generando formas de vida y ethos culturales propios con un impacto en el
sistema de categorías de desigualdad que refuerza diferencias étnicas y de género. La vulnerabilidad está unida a la
emergencia de nuevos riesgos sociales, uso de drogas, delincuencia, VIH, etc. y a la inseguridad como la dificultad de
supervivencia cotidiana.
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sociedad (incluidos en primera instancia los consumidores de drogas) competentes para sostener e
intermediar en las acciones de prevención.

Algunos conceptos previos para la lectura sociocultural del UID.

El consumo de alcohol y otras drogas siempre estuvo presente en la historia de las distintas
culturas de las sociedades, pero en cada contexto cobraba un sentido diferente con pautas culturales,
para cada época, que servían de límites. Es en la sociedad y en la cultura de esta modernidad tardía
globalizante de la actualidad, donde forma parte del resultado de un orden social específico, que
ejerce una influencia en las formas de organización grupal de dichos procesos socioculturales y
donde encuentran su sentido. Mecanismos sociales hacen a la conformación de formas de identidad
social que juegan un papel condicionante en la construcción de “representaciones sociales” 6 como
las que tienen que ver con el estereotipo del consumidor de alcohol u otras drogas. A través de estas
representaciones cobran sentido y se extienden al resto de la sociedad y, de este modo, organizan los
modos de relación.

Zygmunt Bauman se refiere a la sociedad actual como una sociedad líquida, dirá: “La vida
líquida es una vida devoradora. Asigna al mundo, a las personas, y a todos sus demás fragmentos
animados e inanimados el papel de objetos de consumo: es decir, de objetos que pierden su utilidad
(y, por consiguiente su lustre, su atracción, su poder seductivo, su valor) en el transcurso mismo del
acto de ser usados. Condiciona, además, el juicio y la evaluación de todos los fragmentos animados e
inanimados del mundo ajustándolos al patrón de tales objetos de consumo. (...) el problema consiste
en aferrarse rápidamente a la única identidad disponible y mantener unidos sus pedazos y sus piezas
mientras se combaten las fuerzas erosivas y las presiones desestabilizadoras, reparando una y otra
vez las paredes que no dejan de desmoronarse y cavando trincheras aún más hondas. (...) viven en el
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El mundo de la vida cotidiana es aquel que se da por establecido y como “la realidad”. El sentido común que lo
constituye se presenta como la "realidad por excelencia", logrando de esta manera imponerse sobre la conciencia de los
sujetos, en tanto que se presenta a estos como una realidad ordenada y objetivada. Pero es una construcción
intersubjetiva, sociocultural, un mundo compartido, lo que presupone procesos de interacción y de comunicación
mediante los cuales se comparte con los otros. Es una realidad que se expresa como un mundo dado, naturalizado, por
referirse a un mundo que es "común a muchos".
Se incorpora al otro, a los sucesos, a los acontecimientos y objetos por medio de matrices y esquemas de aprendizaje
tipificadores que se vuelven progresivamente anónimos, en la medida que se alejan del aquí y ahora, y de la situación
cara a cara, es decir, el conocimiento cotidiano se construye y reconstruye, no sólo con y mediante los semejantes, con
quienes se establece la interacción directa, sino con los contemporáneos y no sólo con ellos, sino con los antecesores y
con los sucesores, con los que me han precedido y me sucederán en la historia total de la sociedad.
El conocimiento circula como evidencia anónima, independiente de los hombres y las situaciones que lo crearon, es
conocimiento o más bien realidad dada y por tanto posibilidad de existencia y reproducción de la vida cotidiana. Existe
en tanto la expresividad humana logra concretarse, cristalizarse u objetivizarse, en signos, símbolos o significaciones
agrupados en sistemas, los cuales son accesibles objetivamente. El sistema de signos por excelencia en la sociedad
humana, lo constituye el lenguaje en un marco cultural que le da sentido en un grupo social.
Para ampliar en estos conceptos ver: Berger y Luckman. La construcción de la realidad social. Ed. Amorrortu. Buenos
Aires. Argentina. 1994. Pág. 39.
A finales de los años sesenta, Berger y Luckmann marcaron un hito en el desarrollo de las corrientes simbólicas al
mostrar que toda la realidad social es una construcción de la misma sociedad. Los significados que una sociedad da a una
cierta cosa repercuten en el modo mismo de ser de esa cosa, en las formas en que nos comportamos en relación a ella, y
también en las maneras en que la “cosa” se comporta. De ahí que hechos que consideramos objetivos “verdaderos” y
“eternos”, son producto de procesos sociales generados por circunstancias históricas específicas. Extraído de: Touze,
Graciela. Construcción Social del problema droga. (Mimeo). Buenos Aires. Argentina. 2006.
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presente y por el presente. Viven para sobrevivir (en la medida de lo posible) y para obtener
satisfacción (tanta como puedan). (...) hasta formar un presente perpetuo y dominado por la
preocupación de la supervivencia y la gratificación (se necesita gratificación para seguir viviendo y
se necesita sobrevivir para obtener más gratificación) (...) no deja margen para preocuparse por
ninguna otra cosa que por lo que pueda ser consumido y disfrutado en el acto: aquí y ahora. (...) La
velocidad y no la duración es lo que importa. A la velocidad correcta, es posible consumir toda la
eternidad dentro del presente continuo de la vida terrenal. (...) no hay por qué desesperarse. Si todas
esas (aparentes) varitas mágicas no son suficientes o, a pesar de su facilidad de uso, son consideradas
demasiado farragosas o lentas, existen drogas que promueven una visita inmediata (aunque breve) a
la eternidad (de la que, con un poco de suerte, habrá otras drogas que nos garanticen un boleto de
regreso). (...) “Consumidores” y “objetos de consumo” son los polos conceptuales de un continuo a
lo largo del cual se distribuyen y se mueven a diario todos los miembros de la sociedad. (...) la
distinción es momentánea y efímera, y siempre condicional.7

La experiencia humana, en todos sus ámbitos de conformación, no puede quedar expresada a


través de un sólo campo de explicación, ni desde una lógica disyuntiva: o biológica o histórica o
cultural o social o psicológica; la experiencia humana está inmersa en cada uno de estos ámbitos y
como tales, pero al mismo tiempo, se inscribe en todos ellos a la vez, y tal es la condición de su
complejidad8, como formas de relación entre múltiples niveles de la realidad de cada sociedad, y su
opacidad9, esto lleva a la necesidad de una postura multirreferencial10 que abarque la complejidad del
consumo de alcohol y otras drogas, o como lo llamamos para este trabajo, el UID, como práctica
social y que trascienda el mero acto explicativo que caracteriza al pensamiento simplificador,
entendiéndolo inmerso en la lógica que precede a esta práctica.

7
Bauman, Zygmunt. Vida Líquida. Editorial Piados. Barcelona. España. 2006. Fragmentos de la Introducción. El
término líquido se refiere a que no tiene forma, fluye y se adapta rápidamente a las formas por las que circula,
cambiando constantemente.
8
Una amplia teorización al respecto del paradigma de la complejidad puede encontrarse en diversos escritos de E.
Morin, en especial se refiere al lector a las obras de El Método y la del Pensamiento Complejo.
9
Ardoino, J., hace referencia al carácter complejo de toda práctica social, las cuales siempre requieren de una visión
múltiple para su abordaje, sin llegar a ser totalmente cognoscibles. En Ducoing, P., Las nuevas Formas de Investigación
en Educación, Embajada de Francia en Méjico y UAH. Méjico. 1993.
10
Ardoino nos dice que hay que entender el análisis multirreferencial como una lectura plural, bajo diferentes ángulos,
en función de referencias distintas, que no pueden suponerse reductibles una a otras, de objetos que se quieren
aprehender (...) No podemos emprender seriamente el análisis de dichas prácticas más que a partir del reconocimiento de
su complejidad y en consecuencia, de una comprensión considerablemente revisada del “estatuto” de su opacidad. Son
estas nociones en efecto, las que a través de los desarrollos de la antropología contemporánea (E. Morin) nos parecen las
más propias para fundar la legitimidad de un análisis multirreferencial. Más adelante menciona que a veces el análisis
multirreferencial se abocará a la comprensión de los conceptos y de las nociones, en una intencionalidad que se acerque,
a pesar de todo, a las preocupaciones explicativas, a veces se abocará a la comprensión de las situaciones. (…) De hecho
hay que distinguir entre:
-una multirreferencialidad comprehensiva, a nivel del enfoque clínico, forma de escucha destinada a la familiarización de
los intervinientes con las particularidades simbólicas, así como con las significaciones propias de lo obvio, las formas
triviales, puestas en marcha espontáneamente;
-una multirreferencialidad interpretativa, ejercida igualmente a nivel de las prácticas, a partir de datos precedentes y que
pretende un cierto tratamiento de este material a través de la comunicación;
-una multirreferencialidad explicativa, más interdisciplinaria y orientada hacia la producción de saber.
Aquí hay una dificultad para el pensamiento: la heterogeneidad evidente entre las multirreferencialidades
comprehensivas e interpretativas, por un lado, ligadas a la escucha, y ordenadas según la temporalidad y la
multirreferencialidad explicativa (que supone, ella misma, referenciales heterogéneos exteriores) siempre ordenada con
base en una especialización el menos ideal. En Ardiono J. El análisis multirreferencial. Págs.9-16.
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La visión unidireccional de cada disciplina científica resulta insuficiente para dar cuenta de
cualquier fenómeno, no sólo en el terreno de lo social, sino incluso en campos que parecían tan
“objetivos” y “precisos” como se les consideró por muchos siglos a las ciencias físicas. Los
preconceptos en la problemática del consumo de alcohol y otras drogas, intentaron cerrar en pocas
respuestas innumerable cantidad de preguntas, que cada disciplina científica construyó, ya sea desde
el derecho, desde la medicina o desde la psicología.

El consumo de alcohol u otras drogas entonces, debe ser comprendido desde un orden
simbólico sociocultural a partir del cual se puede planificar para intervenir en prevención. Es decir
que cualquier acción de intervención tiene que incidir en los procesos de construcción de las
representaciones sociales de esta cuestión sociocultural y de las conductas de los sujetos. En cuanto a
estas, no se debe pensar y actuar sólo sobre el hecho del consumo, conocido solamente como
“adicción”, ya que éste sería una suerte de efecto, hacerlo sobre esto último no posibilita un cambio
de representaciones que tenga persistencia en el tiempo, ya que no actúa sobre sus causas.

Investigaciones de antropología social y sociológicas en nuestro país, en estos últimos años,


como las de Pablo Semán, Alejandro Islas, Daniel Miguez, Gabriel Kessler, Maristella Svampa, y
otros, señalan que los cambios estructurales en nuestra sociedad, pueden considerarse con una
situación central que reconfigura las prácticas grupales y simbólicas y que a la vez tienen un fuerte
impacto para la conformación de las subjetividades. Se refieren al fin de la cultura del trabajo como
un hecho fundamental enmarcada en la crisis del mercado laboral argentino de los ´90, hecho
iniciado en el empleo informal que comenzó a predominar en los ´80.

Tradicionalmente, o por lo menos desde los años ´40, el universo simbólico de los
trabajadores, expresaba la idea del sacrificio (más se trabaja, más se capacita, más se educa; más se
gana, mejoras en las condiciones de vida y movilidad social ascendente hacia la clase media). Se
podía llegar a la casa propia, al mejoramiento de las condiciones de vida a largo plazo y el
autocontrol de los excesos era un valor necesario. Todo eso mutó con el fin de la posibilidad del
empleo formal fijo y posible, con la llegada de la lógica de la incertidumbre del futuro. “El largo
plazo, en el que se difería el impulso presentista, constituía un horizonte en el que se invertían
esfuerzos…”11

La caída del Estado de Bienestar y sus instituciones se suman a esta situación. “El
cortoplacismo parecería caracterizar a las culturas populares cuando no está relativamente
garantizado el acceso a instituciones convencionales que permitan una estimación de las
posibilidades de largo plazo.”12

La flexibilización laboral, el cierre de fábricas, el cambio en el modelo de acumulación que


presenciamos en los ´90, llevó a lo que muestra Svampa en su trabajo sobre “Identidades
Astilladas”, el cambio de las actitudes de los trabajadores más jóvenes y el corte generacional. Dirá
que, por ejemplo, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), fue uno de los ejes del modelo de
desarrollo nacional desde los ´40 hasta casi los ´80, con un potente sindicato y obra social y en
muchos casos llegó a representar los intereses de su sector más que los propios industriales. Así,
“El trabajador industrial se hallaba en el corazón de esta representación progresista del desarrollo
11
Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y Piquetes. Las Culturas Populares en la
Argentina reciente. Edit. Biblos-Sociedad. Buenos Aires. Argentina. 2006. En la introducción. Pág. 31.
12
Ídem. Pág. 31.
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histórico, identificado con una Argentina industrial y moderna. (…) el orgullo de trabajador
metalúrgico se vincula aquí con un estilo de vida y una aspiración al consumo, asociado tanto con
el trabajo del obrero calificado como con las conquistas económicas logradas (…) un conjunto de
supuestos sociales, políticos y culturales, que remiten a dos procesos diferentes: el primero vincula
al trabajador calificado con el estilo de vida de las clases medias; el segundo subraya la posibilidad
de valores obreristas entre los cuales se destacan la justicia social y la dignidad de los
trabajadores.”13 El imaginario y la conformación de las subjetividades de los integrantes de las
clases bajas y medias, en su mayoría se regían por esta lógica y su pérdida erosionó ambos factores,
bajó la capacidad de consumo y cayó la conciencia obrera. El viejo trabajador integrado
socialmente ha “desaparecido”, uso esta palabra de ex profeso, es difícil no poder entender
linealmente y en continuidad lo sucedido en el país sin las marcas de la dictadura.

Paralelamente se dieron los cambios en el espacio físico urbano, los ´90 marcaron la
consolidación de dos hechos que, a grandes rasgos, podemos caracterizar como de encierro. Por un
lado la guetificación de los sectores bajos y por otro, el “autoencierro” de los sectores sociales altos
en barrios privados o cerrados y en los countries.

En su versión tradicional, “…la guetificación es un fenómeno caracterizado por el


aislamiento de un grupo respecto al resto de la sociedad. El aislamiento, supone para las posturas
más radicalizadas, que estos enclaves de pobreza se encuentran desvinculados del tejido societal.
Así presentado supone que la sociabilidad popular excluye a sus vecinos de otras redes sociales.
Las concepciones de clausura absoluta de los guetos afirman que sus prácticas y representaciones
son el resultado de fenómenos locales que nada tienen que ver con lo que sucede en el resto de la
sociedad. La homogeneidad de los pobres, en su asociación con la delincuencia y la violencia, es
un elemento clave en la explicación de la segregación espacial.”14 Nuevas investigaciones señalan
también que este aislamiento no es tan concluyente; se conforman redes hacia fuera y hacia dentro
de los barrios populares que hacen que estos no sean tan cerrados como se suponía y unas son tan
importantes como las otras como estrategias de intercambios y de supervivencia, que refutarían a lo
planteado por Murmis y Feldman15 en la versión tradicional expuesta. Por lo tanto, hay una relación
entre la aparición de pautas culturales propias de los sectores populares, como agencia, y las que se
poseen como hegemónicas en el resto de la sociedad. “Es necesario aquí repensar una idea falaz,
que lleva a múltiples malas interpretaciones. La villa, los monoblocks, los barrios populares son
presentados como guetos. Se ha argumentado que los sectores populares están aislados, que sus
vínculos sociales se reducen a sus vecinos y están cercados de la vida social más allá de los límites
de su barrio. Esto nos impide ver las relaciones entre las moralidades populares y las que transitan
otras pertenencias de clase.”16

En cuanto a lo que podríamos denominar como desde el otro polo de la sociedad, en el


hecho de la proliferación de los barrios cerrados, Svampa su trabajo sobre las nuevas
13
Svampa, Maristella, Identidades astilladas. De la patria metalúrgica al heavy metal. En Svampa, Maristella (editora).
Desde Abajo. La transformación de las identidades sociales. Universidad Nacional de Gral. Sarmiento. Edit. Biblos.
Buenos Aires. Argentina. 2000. Págs. 122 y 123.
14
Clase virtual N° 3, Seminario de Antropología Urbana. Prof. Lic. José Garriga Zucal. Diplomatura de Antropología
Social – FLACSO. Mayo 2010.
15
Feldman, Silvio y Murmis, Miguel. Formas de sociabilidad y lazos sociales. Feldman, S., Murmis, M. y otros. En
Sociedad y Sociabilidad en la Argentina de los ´90. Universidad Nacional de Gral. Sarmiento. Edit. Biblos. Buenos
Aires. 2002.
16
Clase virtual op cit.
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urbanizaciones privadas, observa esta emergencia como la tendencia hacia una sociabilidad propia
y “homogénea” que lleva a la generación de círculos de exclusividad “hacia arriba” con eje en la
educación privada de los hijos y a moverse en circuitos propios, cada vez más internos a cada
barrio privado y fuera de las redes del resto de las clases sociales, incluida la media. Si bien no se
pierden las relaciones con el afuera, esta se limita a los lazos “entre confiables”.17

La debacle de los ´90, y en especial los sucesos de estallido social en los años 2001/02 en
nuestro país, instauraron la tan trillada “inseguridad”, sobre la que insisten los medios masivos de
comunicación, puede ser observada desde el trabajo de Rossana Regillo 18. Para esta autora
mejicana, “se reavivaron los miedos ancestrales”. Agrega que hay una “desterritoralización de los
miedos urbanos y la actualización de los monstruos temidos presentes en mapas imaginarios del
territorio”. El aislarse apareció como la gran solución imaginaria, que se expreso en forma
diferenciada en cada sector social. En este sentido, señala Svampa que “… la lógica del modelo
neoliberal terminó por insertar la incertidumbre y la inestabilidad en la cotidianeidad (para toda la
sociedad, agrego yo) y, como tal, en el extremo, trajo consigo la amenaza de una inversión de la
situación (entre ganadores y perdedores) que puede llegar con el próximo y no tan imprevisible
giro, arrojando al individuo (y su familia) fuera de las fronteras de su mundo. De manera más
gráfica, para los habitantes de countries y barrios privados esto significa “quedar del otro lado del
muro”. Esta sospecha de que, pese a la brillante carrera, nada está “asegurado”…”19.

Un hecho que me parece fundamental sobre los cambios de escenarios físicos y simbólicos
de los últimos años que llevaron a la reconfiguración de las culturas populares, es que el fin de la
cultura del trabajo “…se manifiesta en la mutación de la noción de esfuerzo por la de fuerza en las
clases populares (y) tiene su acento temporal en el presente: una cualidad moral al servicio de la
urgencia (…) la continuidad y la asociación de las propiedades físicas y morales parece ser
reguladora de la experiencia popular…”20. Creo que éste es uno de los puntos relevantes en cuanto
a los cambios que se presentan como ejes estructuradores del mundo simbólico y real del día a día
en la sociedad en conjunto, y en especial en los sectores populares, un fenomenal organizador de su
cosmovisión, el pasaje de la cultura del trabajo a una cultura dependiente de la falta de certezas, de
la no visión del futuro, de un presente continuo como consumidores con una posibilidad parcial de
su realización concreta. Hecho que entronca por lo ya expresado más arriba en lo expuesto por
Zigmunt Bauman en Sociedad Líquida.

“…La urgencia dramática (…) ha implicado una mutación estructural (que) no tendrá una
fácil reversión…”21. Miguez y Seman señalan que la cultura del trabajo, la posibilidad del asenso
social mediante esta vía, ha sido cambiada por nuevos conceptos, por nuevas situaciones con otra
simbología y otras mediaciones; los planes de trabajo, la ayuda, el puntero, el político, la ONG, el
comedor, el cirugeo, la changa, o el delito, todas como formas legítimas de subsistencia. Agregarán
estos autores, “…los símbolos de los sectores populares interiorizan (…) lo que desde una
perspectiva externa puede connotarse como violencia ilegítima y criminal (pero) desde el punto de

17
Svampa, Maristella. Las nuevas urbanizaciones privadas. Sociabilidad y socialización. Feldman, S., Murmis, M. y
otros. En Sociedad y Sociabilidad en… op. cit.
18
Reguillo Cruz, Rossana. ‘Los Miedos, sus Laberintos, sus Monstruos, sus Conjuros. Una Lectura
Socioantropológica.’ Etnografías Contemporáneas. Año 2, Nº 2. 2006.
19
Svampa, Maristella. Las nuevas urbanizaciones privadas. Op. cit. Págs. 92 y 93.
20
Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y … Op. cit. Pág. 29.
21
Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y … Op. cit.. Pág. 30.
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vista de estos actores hay prácticas violentas que son necesarias y que prestigian…”22. Luego
indicarán que adquiere un papel crucial en el mundo popular “la joda” (la diversión desbordada) y
la reivindicación del alcohol y las drogas, “…las connotaciones sociales negativas (…) no son las
únicas posibles y el imperio del estigma aparece cuestionado por el desarrollo de comprensiones
que le dan un lugar positivo (…) la ampliación del “tiempo libre”, la distancia de la disciplina
laboral o, en otros casos, la transformación del mundo laboral en un mundo intolerable e imposible
de asumir como fuente de identificación y experiencia positiva han dejado un espacio para la
reelaboración de la identidad y los estándares de valoración.”23.

Miguez y Seman, se refieren al cambio de la noción de temporalidad, que emerge en lo que


llaman el “postrabajo”, que lleva a la reivindicación y religitimación de prácticas y estilos de vida
condenables en la cultura del trabajo, como por ejemplo, una menor inhibición de la agresión. Esta
lógica atraviesa y se comprueba en las relaciones sociales que se establecen en los intercambios en
diversos órdenes de la sociedad. Se encontraría en el clientelismo con lo político 24, en la relación
con lo mágico en la religiosidad popular25, o en las relaciones domésticas26, y en cuanto a los gustos
musicales y sus representaciones en la llamada cumbia villera y en el llamado “rock chabom”,
donde se produce un desplazamiento cotidiano en los barrios de los códigos delictivos y
“tumberos” (de la cárcel como “tumba”) o analizable en la inserción en la cultura del “aguante” con
sus inscripciones en el cuerpo27.

En todos los casos, estas mutaciones28 muestran la tensión agencia-estructura social como
matriz generadora de universos simbólicos de resignifación, especialmente la capacidad popular de
generar agencia individual y colectiva como actores sociales, hecho no siempre tenido en cuenta
por los científicos sociales. Obviamente, lo expreso como una condición de posibilidad que se abre
hacia nuevas preguntas, pero que permite poder pensar la realidad de actuación de los diversos
sectores sociales en una lógica. El UID se inscribe en este marco.

Según Svampa, en los jóvenes surge “una masa apática y difusa” como un “quiebre del
mundo obrero”, de su desarticulación y de la transformación de su histórica identidad. Para el viejo
trabajador metalúrgico, su condición de obrero, de la UOM, con su pertenecía en el peronismo, son
valores indisolubles con la lucha colectiva por mejores condiciones de vida. Una generación
después, sólo la aspiración al consumo y a la movilidad social ascendente es el horizonte, el resto
ya no está presente. Es el obrero metalúrgico de la crisis de los ´80 que todavía se ubica en un
22
Idem.
23
Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y … Op. cit.. Págs. 30 y 31.
24
Ver los capítulos de Nathalie Poux referente a los partidos políticos y la pobreza y de Ferraudi Curto con los
movimientos sociales piqueteros que no serían no tan puros como se presentan, y agregaría también en la relación
compleja con las ONGs que muestra Gabriel Noel, que como bien señala el autor terminan siendo “pantallas” del
mismo mecanismo político. En Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y … Op. cit.
25
Ver capítulos de Seman, Carozzi y Martín. En Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y …
Op. cit.
26
Ver capítulos de Isla en la relación entre violencia, género y política y el de Rustoyburú. En Miguez, Daniel y Seman,
Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y … Op. cit.
27
Ver capítulos de Miguez y de Garriga Zucal-Moreira. En Miguez, Daniel y Seman, Pablo (editores). Entre Santos,
Cumbias y … Op. cit.
28
Prefiero expresar el concepto de mutaciones sociales, en vez de cambios, ya que al parecer, estas nuevas lógicas de
acción responden más a cuestiones inscriptas en mecanismos sociales de continuidad con la situación de dominación y
control, que a nuevas expresiones transformadoras. No obstante, queda abierta la incógnita sobre la capacidad de
agencia instituyente o de resistencia, de estas lógicas.
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espacio social con puntos de toque con el viejo obrero industrial. El corte generacional se
profundiza. “En los jóvenes el cambio del paradigma es tal que las generaciones mayores no
entienden (…) el trabajador metalúrgico acrítico-escéptico, parece no buscar nada, no perseguir
ningún objetivo específico, no intenta reconstruir ninguna identidad.”29. El trabajo es sólo percibido
como individual e instrumental para satisfacer el consumo inmediato; hecho que enlaza con la
visión que nos da Gabriel Kessler sobre los proveedores. Para Svampa: “Hemos entrado en una
época en la cual el proceso de construcción de las identidades personales y sociales ha sufrido
cambios considerables (…) el fin de las identidades “fuertes” y el ingreso a una era en la cual las
identidades son más efímeras y parciales, más fragmentarias (y al parecer, agrego yo) menos
inclusivas.”30. Esta conclusión, enlaza con lo que expresa Kessler. Estas categorías, tienen nuevos
significados entre los jóvenes, especialmente de los sectores populares, en lo que llama “el pasaje
de una lógica de trabajador a una de proveedor”. Así, con este eje, afirma que “… todos los
aspectos calificantes y socializantes del mundo laboral están restringidos por la calidad de los
empleos a los que acceden. Desprovisto de sus atributos tradicionales, el trabajo se reviste en un
sentido meramente instrumental, acercándose a las demás formas de provisión. En esta mutación, la
ley como frontera entre el tipo de acto a realizar se desdibuja, constituyendo sin duda una de las
consecuencias más crudas del eclipsamiento del trabajo como experiencia central de la
subjetividad: (…) el impacto de la inestabilidad no se liga sólo a la corta duración de las
actividades sino al tipo de experiencia laboral que estas ocupaciones conllevan.”31.

La ilegalidad ha dejado de ser sinónimo simbólico de ilegitimidad, el delito y la


criminalidad, convive con los escasos trabajos, y esta lógica de la provisión, de lo necesario aquí y
ahora, no sólo es para los que la ejercen, se traslada en su lógica al resto. Este es un punto que me
parece central, y sobre el cual giro en mis reflexiones, desde ya es un eje del pensamiento
antropológico: estudiar a un grupo determinado de la sociedad, no sólo nos dice algo de ese grupo,
además, en muchos casos, es esta lógica la que penetra y se reproduce hacia el resto del grupo
social (y porque no al resto de la sociedad, pero en representaciones diferenciadas), que la lleva a
cabo en sus diferentes prácticas, obviamente en una tensión entre agencia y reproducción de
hegemonía, entre la generación de alternativas y la cooptación de lo dominante.

Situaciones que a simple vistas aparecen como excepciones negativas para el punto de vista
hegemónico, han adquirido un status de naturalización en los sectores populares. Si bien no es algo
homogéneo, ya que estos sectores y “sus culturas” (no hay una) son heterogéneos; no obstante, lo
que ocurre por ejemplo, en un grupo etáreo, puede entenderse como parte de las clasificaciones
posibles (parafraseando a Mary Douglas) socialmente habilitadas para todo el sector social y tal
vez, para la sociedad en su totalidad. Así “…las relaciones que se establecen en los grupos de pares
están signadas por el hecho de que se comparten pocas actividades en común. (…) Los grupos son
cambiantes, con límites difusos, y los jóvenes pueden alternar entre grupos con los que realizan
distintas actividades. (agrego yo que hasta aquí no se aprecia nada distinto de lo que ocurre en el
resto de la sociedad con la convivencia de diferentes roles en un mismo sujeto, pero…) (…) el robo
no aparece como un diferenciador central, lo que podría entenderse como un indicador de una
eventual transformación del sentido del mismo en el interior de la lógica de provisión. (…) no es
entonces un factor de exclusión del grupo de pares, ni tampoco una exigencia para mantenerse
29
Svampa, Maristella, Identidades astilladas. Op. cit. Pág. 138.
30
Svampa, Maristella, Identidades astilladas. Op. cit. Pág. 153.
31
Kessler, Gabriel. De proveedores, amigos, vecinos y barderos: acerca de trabajo, delito y sociabilidad en jóvenes del
Gran Buenos Aires. En Feldman, S., Murmis, M. y otros. En Sociedad y Sociabilidad en… op. cit. Págs. 148 y 168.
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dentro de él. Por el contrario, el consumo de droga si aparece como una acción poco aceptada en
los grupos de pares y en las relaciones de pareja que no la comparten (… en) el barrio como
espacio de sociabilidad central en la vida de los jóvenes.”32. Por ejemplo, en un barrio, los vecinos
establecen diversas estrategias, no sólo de estigmatización y exclusión de sus jóvenes, negocian
para garantizar la convivencia y hasta a veces su protección, y usufructúan la reducción de los
bienes que éstos roban. ¿Sólo necesidad, estrategias de la crisis, o en realidad tampoco son tan
distantes ni tan distintos?

Otro grupo clasificado en la muestra del trabajo de Kessler son “los barderos” como forma
de disrupción de la convivencia comunitaria, con acciones delictivas no para la provisión, sino por
sí mismas, pero sin generar una contracultura contrahegemónica (¿es posible que sea así sólo por
ahora?, agrego yo).

Cabría preguntarse entonces, hasta donde lo descripto es sólo aplicable para un sector o
grupo social o si nos muestra una tendencia general de nuestra sociedad, ya que encontramos
situaciones similares en otros grupos sociales no necesariamente populares, por ejemplo, cuando
las elites se mueven en la impunidad de sus maniobras financieras y especulativas, en el delito de
cuello blanco, etc.; o cuando se “encierran” en barrios privados. ¿Los cambios de fines del siglo
XX no han exacerbado prácticas generalizadas ya presentes y les han dado un marco de
justificación para todos, como una forma de mutación? Esto es algo que supera la capacidad de
análisis del presente trabajo.

En el trabajo de Svampa, la percepción de los jóvenes es de desencanto con la política como


“sucia, corrupta y mentirosa, irrelevante”, que incluye a la sindical. Nathalie Poux, señala en su
trabajo que los sectores populares tienen una relación de intercambio instrumental con la política33.
Al mismo tiempo, al parecer, despolitización y desmovilización política de los jóvenes, coexisten
con nuevas simbologías, distintos y nuevos códigos, que de alguna forma expresan contenidos
políticos, pero todavía alejados de la posibilidad de ser expresiones de cambio social y mucho más
en los términos tradicionales en que los conocíamos. Así, en la frase final del trabajo de Svampa, la
autora señala al referirse a los jóvenes y sus nuevas identidades fragmentadas: “…pero nunca
completamente desencastradas de una matriz conflictiva de relaciones sociales.”34; y por cierto que
este hecho, tal vez señalado al pasar, considero que tiene mucho peso. Todo inicio de la
movilización social, nos ha mostrado la historia, ha tenido su motor en el conflicto social, que se va
a expresar enmarcado en una situación puntual específica o de coyuntura, el conflicto es percibido
y expresado por los jóvenes actuales que lo codifican, simbolizan y llevan a la práctica en forma
distinta y difícil de comprender para los que ya hemos pasado un tiempo sobre la tierra, tal vez no
sea lo mejor, muchos están quedando en el camino, pero están agenciándose en forma de mutación,
aunque todavía no se perciban en ese camino del cambio, y menos aún podamos hacerlo nosotros,
los más viejos que ellos, que no tenemos las herramientas para poder percibirlo, ni menos aun para
conducirlo.

32
Kessler, Gabriel. De proveedores, amigos, vecinos y barderos: acerca de trabajo, delito y sociabilidad en jóvenes del
Gran Buenos Aires. En Feldman, S., Murmis, M. y otros. En Sociedad y Sociabilidad en… op. cit. Págs. 161 y 162.
33
Puex, Nathalie. Política y prácticas clientelisticas en las villas del conurbano bonaerense. Miguez, Daniel y Seman,
Pablo (editores). Entre Santos, Cumbias y … Op. cit.
34
Svampa, Maristella, Identidades astilladas. Op. cit. Pág. 154.
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Si bien la realidad que se les presenta a los sectores populares, y a los jóvenes en especial,
es poco estructurada y justificadora de sus prácticas desde la construcción simbólica de su propia
jerarquía de valores, donde la “fuerza” y el “respeto”35 ocupan un lugar organizador36, podemos
decir siguiendo a Bourgois cuando demuestra claramente en el Harlem-Este de Nueva York, para la
población marginal de puertorriqueños, que los cambios generacionales de éstos, su lógica de la
violencia y de la cultura callejera, es el resultado de la desigualdad estructural en la sociedad de los
EE.UU. y en especial, una respuesta de supervivencia37, pero articulando con la investigación de
Kessler para nuestro medio social, que en los jóvenes frente a su barrio “…se delinea la oposición
adentro-afuera como clave en la grilla de legibilidad (…) Es una estructura sociocognitiva primaria,
básica, pero que al menos otorga un criterio organizador…”38. Al parecer entonces, en marcos
aparentemente altamente negativos (para el sentido común y general de la población) algo pueden
ver y creo que pueden ver mucho más, aunque nos cueste entenderlo, y los medios de
comunicación insistan en lo contrario. Es posible que no esté todo perdido.

Este aparente sin sentido de la lógica en la cual se enmarca el UID, como hecho de la
sociedad de consumo, para vidas que sobran, indica también estrategias de resistencia y de
supervivencia frente a esto que es insoportable, señala y despeja los intercambios, “…más
precisamente: las economías de los intercambios que involucran directa o indirectamente a las
drogas (y) las modificaciones del lazo social vinculadas con la circulación y usos de drogas (que se
presentan como un) enmarañado e incompleto conjunto disperso de fragmentos…”39, pero que son
una unidad de significación, que es necesario conocer para poder operar con ella.

La distinción entre uso, uso nocivo y dependencia40

Como vemos, el UID remite para su entendimiento a la complejidad, pero al mismo tiempo,
puede decir muchas cosas diversas y al mismo tiempo. Muchas veces se tiende a homogeneizarlo sin
distinciones. En la realidad esto no ocurre así y hay documentos de uso internacional y de referencia,
que realizan distinciones claras para su mejor abordaje. La distinción entre uso, uso nocivo (abuso) y
dependencia, fue adoptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Asociación
Americana de Psiquiatría. Esta plantea diferencias en base a planteamientos científicos que pueden
servir para pensar políticas nuevas en referencia a la asistencia y a las intervenciones en prevención.

El uso se define como un consumo de drogas que no conlleva ni complicación ni daño, la


existencia de una conducta, regular o no, de consumo de drogas que no acarrearía daños. Esta
definición lleva a pensar que puede haber un uso regulado de consumo de drogas que no conlleva
necesariamente a daños y con el que se puede convivir. Cabe señalar que en esta apreciación no se
35
Conceptos expresados por Miguez y Semán en Entre Santos… Op. cit.
36
Como puede apreciarse para la cultura del “aguante”, en “El aguante”: hinchadas de futbol, entre la pasión y la
violencia, por José Garriga Zucal y María Verónica Moreira. En Miguez y Semán. Entre Santos… Op. cit.
37
Bourgois, Phillippe. Pensando la pobreza en el Gueto: Resistencia y Autodestrucción en el Apartheid Norteamericano.
Etnografías Contemporáneas. Año 2 Nº2. 2006.
38
Kessler, Gabriel. De proveedores, amigos,… Op. cit. Pág. 164.
39
Epele, María. Sujetar por la herida. Una etnografía sobre drogas, pobreza y salud. Edit. Paidos (Tramas Sociales).
Buenos Aires. Argentina. 2010. Pág. 25.
40
Basado en Parquet, Philippe Jean. “Para una prevención del uso de drogas, uso, uso nocivo, dependencia”. Universidad
del Derecho y de la Salud de Lille (Francia). Instituto Chileno de Salud Mental, ICHISAME¨. 1997.
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tienen en cuenta los daños ligados específicamente al carácter ilícito del consumo de tales sustancias
y a la respuesta punitiva indiscriminada, si es que estos ocurren.

El uso nocivo, tal como es definido por la OMS en la CIE-10 y por la Asociación Americana
de Psiquiatría en la DSM-IV (llamada en ella abuso) se caracteriza por un consumo de drogas
inadecuado susceptible de inducir daños en los dominios somáticos, psicoafectivos o sociales, sea
para el sujeto mismo, sea para su medio ambiente próximo o lejano, los otros, la sociedad, pero no
hace referencia al carácter lícito o ilícito del producto. El daño es caracterizado por la presencia de al
menos una de las manifestaciones siguientes en el transcurso de un periodo de doce meses:
utilización repetida de una sustancia que lleva a la incapacidad de cumplir con las obligaciones
mayores en el trabajo, en la escuela o en la casa (por ejemplo, ausencias repetidas o mal rendimiento
en el trabajo a causa de la utilización de la sustancia, exclusiones temporales o definitivas de la
escuela, negligencia de los hijos o de la tareas del hogar); en situaciones en las que puede ser
físicamente peligroso (por ejemplo, conduciendo un vehículo o haciendo funcionar una máquina),
problemas judiciales repetidos relacionados con la utilización de una sustancia (por ejemplo, arrestos
por “conducta anormal” en relación con la utilización de la sustancia); utilización de la sustancia a
pesar de los problemas interpersonales o sociales, persistentes o recurrentes, causados o exacerbados
por los efectos de la sustancia (por ejemplo, disputas con el cónyuge a propósito de las
consecuencias de la intoxicación o peleas). Los síntomas no han alcanzado jamás, los criterios de la
dependencia.

En estas definiciones, el acento se pone en el hecho que los daños no deben reducirse a lo que
se llama clásicamente los daños sanitarios. Estos daños inducidos por el consumo de drogas pueden
estar ligados con las sustancias mismas, con las modalidades de consumo, o con el contexto
sociocultural.

La definición de la dependencia establecida por la DSM IV, en 1994, integra datos de orden
biológico y de orden psicológico, pero también criterios de comportamiento social. Precisa además,
que la dependencia física no es indispensable para hablar de dependencia de drogas. Plantea que la
dependencia es un modo de utilización inapropiado de una sustancia, que acarrea un malestar o un
disfuncionamiento clínicamente significativo, como lo testimonian tres (o más) de las
manifestaciones siguientes, apareciendo en cualquier momento en el mismo periodo de doce meses:
primero la tolerancia, definida por una u otra de las manifestaciones de la necesidad de cantidades
netamente mayores de la sustancia para obtener una intoxicación o el efecto deseado; y/o el efecto
netamente disminuido en caso de uso continuado de la misma sustancia; segundo la privación, como
lo testimonia una u otra de las siguientes manifestaciones, el síndrome de privación característico de
la sustancia; la misma sustancia (o una sustancia emparentada) se toma con la finalidad de aliviar o
evitar los síntomas de privación; la sustancia tomada a menudo en cantidad superior o por un lapso
de tiempo más largo que el que la persona se proponía; el deseo persistente o esfuerzos infructuosos
para reducir o controlar la utilización de la sustancia; el tiempo considerable utilizado en hacer lo
necesario para procurarse la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos; las importantes
actividades sociales, ocupacionales o de entretenimiento que son abandonadas o reducidas en razón
de la utilización de la sustancia; y la mantención del uso de la sustancia a pesar del conocimiento de
la existencia de un problema físico o psicológico persistente o recurrente determinado o exacerbado
por la sustancia.
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Desde estas definiciones, se tiene en cuenta indirectamente, que ciertas sustancias no
aparecen con potencialidades farmacológicas fuertes para inducir una conducta de dependencia, esto
es, no estarían en condiciones de provocar daños primarios por acción directa de la sustancia, pero
serían susceptibles de provocar daños secundarios o indirectos, sea por su modo de consumo, sea por
su práctica de uso, sea por las complicaciones para su obtención y/o por las características del
consumidor. Además, para un cierto número de drogas y para un cierto número de consumidores, no
hay inevitablemente una evolución progresiva del uso hacia el uso nocivo y después a la
dependencia. Hay muchos consumidores que sólo quedan en el primero o en el segundo estadío. Se
insiste entonces en el hecho que la peligrosidad no se debe solamente a las actividad farmacológica
de las sustancias, sino que está relacionada con las características del consumidor y las
determinantes económicas y culturales asociadas a ese consumo, es decir sus prácticas respecto a es
consumo de drogas.

¿Por qué la intervención comunitaria?


Tomando una de las tantas definiciones de comunidad local, podemos decir, haciendo
hincapié en su capacidad de generar identidad de pertenencia, que “la comunidad es principalmente
un grupo social que se basa en el “sentimiento” que sus habitantes tienen unos por otros. Puede
existir sin organización formal y ni siquiera es necesario que estén conscientes de tener los mismos
fines e intereses, aunque esto pueda ayudar. En esencia, consiste en el sentimiento de pertenencia
respecto del bienestar del grupo y de participación en él. Se acrecienta con la reunión y con su
enlazamiento en grupos pequeños y democráticos de toda clase y aprendiendo a considerar el
bienestar de los demás y el respeto de sus opiniones”.41
En función de la anterior definición, podemos decir que el trabajo de intervención
comunitaria busca el fortalecimiento y el reconocimiento de los elementos productivos, positivos y
constructivos de una colectividad, en desmedro de los negativos (teniendo en cuenta la
autoapreciación que ese grupo realiza de lo positivo y lo negativo); al mismo tiempo busca la
superación de obstáculos y conflictos que se le presentan a dicha colectividad, siempre
respetándolos y en base a la definición y apreciación que ellos tengan de sí mismos42.
La tarea de intervención o de trabajo comunitario direccionado con grupos de una
comunidad local es, precisamente, la implementación de dispositivos para la intervención
comunitaria. Tarea que es un diálogo entre saberes sociales, cada uno con dinámicas y objetivos
distintos, pero complementarios: los del saber profesional y los de la propia comunidad, los
promotores comunitarios son sus “impulsores” y el nexo.
Si de algo puede servir, en concreto, el conocimiento sistematizado y la teorización de las
ciencias sociales, la sociología, la antropología social, la psicología social, el trabajo social, la

41
Batten, Thomas Reginald. Las comunidades y su desarrollo. Edit. Fondo de Cultura Económica. México D.F. 1974.
Pág. 80.
42
Aunque resalto el hecho de “las pautas culturales sobre sí mismos”, reiteradamente en este trabajo, no desconozco, las
situaciones de dominación, ni la existencias de reglas y valores generalizados, sin embrago, insisto en este punto, ya que
es muy común, y con la mejor de las intenciones, realizar abordajes que menos precian a comunidades en particular, en
especial las más vulnerables, y se cae en un etnocentrismo que desperdicia esas buenas intenciones. El punto de vista
del otro, del poblador local, del nativo, nunca puede menospreciarse, a lo sumo se deberá trabajar sobre él.
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PROGRAMA PREVENIR
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psicología comunitaria y disciplinas afines, es en su aplicación práctica por parte de grupos
sociales en comunidades específicas.
Por intervención no me refiero a una reingeniería social manipuladora de una comunidad,
sino a los medios por los cuales el proceso histórico y de aprendizaje, propio de cualquier
comunidad dada, puede y debe ser complementado y apoyado en su promoción y en sus
transformaciones, mediante el estudio sistemático de los resultados de la investigación científica
correcta metodológicamente e ideológicamente orientada en ese sentido.
Sería incorrecto no poner en práctica mecanismos que hagan posible aprovechar este
conocimiento científico para coadyuvar y complementar los procesos históricos propios del
desarrollo social, a la vez que descartando metodologías que ya han sido probadas en su
ineficiencia para el cambio social positivo. La aplicación del conocimiento de las ciencias sociales
es una oferta, una propuesta, una invitación que se hace a la comunidad. No debe ser una acción
que se ejerce para imponerse sobre ella. No es la mera implementación o aplicación de
conocimientos de forma antojadiza por quien los aplica, por más que la “Academia” lo avale en esa
aplicación, sino un trabajo conjunto de unos sujetos con otros; la comunicación entre ámbitos
sociales diversos; y la aplicación de unos saberes populares en interacción con los científicos. Una
complementariedad recíproca en la que las dos partes se ven modificadas, y en ocasiones
transformadas.

Construcción del dispositivo de intervención comunitaria


Llevar a cabo una intervención comunitaria local, a partir de la construcción de un
dispositivo de intervención concreto o plan de acción, debe tratar de seguir el esquema de pasos
lógicos propuesto e implica una serie de problemas que necesitan del diseño de estrategias
especificas en cada caso.
El o los profesionales intervinientes, junto con los promotores seleccionados, buscarán
incidir en el proceso comunitario de varias maneras. Además de ser ellos mismos portadores de
discursos e integrantes de instituciones, incidirán también de otras maneras, aun sin proponérselo.
Se verán envueltos, como sujetos sociales, en procesos que están fuera de su control e incluso de su
posibilidad de reconocimiento o visibilización. Entrarán en interacción con la comunidad local, la
cual los modificará. Sería posiblemente más acertado hablar de un equipo “interactor” antes que
interventor, de un equipo en interacción, más que de uno de intervención. Lo cierto es que del
proceso nadie saldrá incólume, para todos habrá modificaciones. Por ejemplo, y en un extremo,
alguno quizás encuentre pareja, otro un proyecto de vida, aquél un nuevo punto de vista para su
quehacer académico, para otros una nueva forma para afrontar su vida, etc.; todos se verán
influenciados y transformados en la experiencia a realizar, pero en diferentes grados.
Toda acción, por el mero hecho de ser algo distinto a lo que normalmente se lleva a cabo,
pondrá en evidencia para la comunidad, algo que antes no era percibido y que no había sido
reconocido. En el mejor de los casos se deberá buscar aprovecharlo integrándolo al trabajo
comunitario por su efecto sinérgico.
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PROGRAMA PREVENIR
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La postura teórica, política y ética del equipo profesional con promotores sociales

La postura ética del equipo profesional y los objetivos de su trabajo condicionarán la


manera en que se desarrolla un dispositivo, tanto en su diseño como en su implementación.
El respeto a la dinámica propia de la comunidad, a su cultura, a las alianzas históricas que
la configuran y a los demás aspectos propios del ámbito en el cual se trabaja, son elementos clave
que facilitan un trabajo de intervención social de apoyo al proceso de cambio en una o varias
problemáticas comunitarias locales, como una tarea de acción política.
Aunque toda intervención necesariamente integra un grado de acción política por parte de
quienes diseñan, y también de quienes operan un dispositivo, por lo menos en su inicio, las
diferencias pueden ser muy grandes según el enfoque ideológico puesto en juego en una dinámica
de poder en la relación entre saber técnico-profesional-político y una comunidad local determinada.
La moderación, la discreción, se puede decir incluso, la modestia del profesional o del equipo que
desarrolla un dispositivo, marca la diferencia entre acciones con sentidos distintos, sea
manipulatorios o de verdadera promoción social hacia cambios positivos de esa comunidad. El
resultado puede ser que el dispositivo se transforme en un medio por el cual la comunidad
intervenida es atravesada por discursos institucionales diversos. Por otra parte, puede simplemente
hacerse un trabajo incompetente que, en el mejor de los casos, sirva para que la propia comunidad
se reconozca y modifique, al visualizarse a si misma frente a este fracaso de otros sobre ella, o
puede significar, y esto es lo más peligroso, una frustración para esa comunidad local que la retrace
aún más en sus posibilidades de cambios positivos y de verdadera promoción.
Por lo tanto, ante el riesgo de avasallar implícitamente a una comunidad determinada, hay
que hacer un previo prediagnostico por parte del equipo interviniente, que los acerque a las
modalidades culturales propias de esa comunidad, que permita a ese equipo interactuar
adecuadamente en el proceso del diseño conjunto del dispositivo de intervención.
Un dispositivo adecuado al ámbito donde se va a actuar, ética y profesionalmente diseñado
e implementado, puede ser un medio respetuoso de la comunidad y al mismo tiempo poderoso,
puesto que es un recurso para potenciar el proyecto propio del medio social local, implícito o
explícito, y al mismo tiempo, de los objetivos de la intervención buscada. La implementación del
dispositivo puede, de hecho, ser justamente un medio que haga posible la explicitación del
proyecto comunitario, o bien la nueva puesta en rumbo de ese proyecto. El objetivo debe ser
apoyar la dinámica del medio social local en cuestión.
El trabajo comunitario se beneficiará en la medida en que se tengan claras y se hagan
explícitas las posturas teóricas, éticas y políticas de los integrantes del equipo interventor. Como
cualquier buen investigador lo hace para mejorar el trabajo de investigación, cada profesional y los
promotores, puede también mejorar su capacidad de ofrecer medios útiles a la comunidad, en la
medida en que aclaren su propia postura; su ideología; sus intereses, prejuicios y necesidades. Al
hacerlo logran también comprender mejor las características del campo social con el que trabajan.
En este proceso, el equipo interviniente, puede llegar a reconocer las teorías implícitas, las líneas
de acción política y las premisas éticas propias del entorno comunitario con el que trabaja.
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PROGRAMA PREVENIR
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El diagnóstico

Una vez que se establece el prediagnostico de aproximación a esa comunidad local, la


manera en que es construido el dispositivo de intervención, implica un diagnóstico y el análisis de
las modalidades de organización y acción propias de la comunidad en un proceso de investigación
más sistemático que el prediagnóstico y con la aplicación de técnicas y metodologías de las
ciencias sociales. Es a partir de este diagnóstico que se diseñará el dispositivo.
La construcción de un dispositivo de intervención comunitaria requiere de un diagnóstico
que puede constar de un proceso de aplicación de técnicas como la observación43, que puede ser
participante, por un lado, y no participante, por otro, mediante una guía de observación, el estudio
de fuentes documentales de esa comunidad local, el establecimientos de muestras para la
realización de entrevistas y cuestionarios de encuestas44, en una combinación de esas técnicas para
una conclusión final. Esta será la llamada “línea de base”45 de la que se parte para el inicio del
trabajo.
Para conocer a la comunidad local en cuestión, es necesaria una exploración de su historia,
su desarrollo, sus condiciones actuales, sus problemáticas, su situación económica, su ubicación
política, etc. Se busca un conocimiento profundo de la comunidad, para lo cual es necesario un
minucioso análisis, que en general implicará una total inmersión en el medio. Se buscará así
conocer sus atravesamientos institucionales y las formas en que su actuar, como comunidad, está
supeditado a limitaciones e intereses propios del proceso social e institucional del cual es parte, a la
vez de cual es la opinión de los integrantes de esa comunidad sobre sí misma, de cuales son sus
temas más sentidos y cuales no, de cual es el código de entendimiento de esa comunidad en sus
propios parámetros culturales.
Solamente una vez que se ha llevado a cabo el complejo trabajo inicial de diagnóstico, se
podrá entonces pasar al análisis de los objetivos y el estudio de las potenciales modalidades de
intervención.
Para pasar al diseño de estrategias para la intervención, sin embargo, se tendrá que pasar
por el análisis de la solicitud (de la demanda) hecha al profesional, equipo o institución. Por un
lado la realizada por la comunidad, como la principal sobre la que se deberá operar, si es que esta
ocurrió, y por otro lado, la realizada por el ente financiador y/o los decisores (instancias que
pueden ser una sola o dos por separado). Cuando ambos coinciden, o por lo menos se aproximan,
la tarea se facilita, si no es así, el equipo tiene toda una tarea previa de acercar ambos polos para
que se pueda intervenir. Esto debe ser paralelo al diagnóstico y también continuo durante todo el
proceso de intervención.
43
Es una técnica que se basa en el entrenamiento de la mirada de un investigador que selecciona que ver en una
comunidad dada, a partir de una serie de elementos que previamente ha elegido y que coloca en una guía. Puede ser
participativa cuando se integra con los integrantes de esa comunidad, o no participativa, cuando o hace como
observador externo y ajeno.
44
Una muestra es una selección a partir de alguna forma de clasificación, para la elección de un grupo de personas y no
otro para investigar sobre ella, se les aplicará cuestionarios de entrevista, se entablarán diálogos abiertos o se les dirá
que contesten una serie de preguntas de una encuesta. Luego se analizan todos los datos juntos para extraer
conclusiones.
45
Es la información referida a los valores iniciales de los indicadores definidos para la evaluación de impacto de un
programa. La construcción de una línea de base permite conocer el punto de partida y se establece a través de una
descripción del contexto (aspectos demográficos, geográficos, económicos, sociales, legales, grupos sociales relevantes,
etc.) y mediante la medición de una serie de indicadores diseñados para dicha tarea.
19

PROGRAMA PREVENIR
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Es importante reconocer que la mayor parte del trabajo necesario para arribar a una
intervención adecuada es el trabajo preparatorio, relacionado directa e indirectamente con el
diagnóstico y con el análisis de la demanda.

Análisis de la demanda

Las situaciones que se presentan en una comunidad dada son “producto de las relaciones
sociales y de los sistemas de intercambio simbólico (que le son propios) (...) La producción
simbólica es una acción asociada a la idea interpretativa de las operaciones automáticas, es un
sentido inmanente al pensamiento actuado y a la actuación pensada. Jamás la producción simbólica
es un acto reflexivo, sino un proceso actuado”.46
Lo que interesa al especialista que construye un dispositivo de intervención comunitaria es
“la manera como las comunidades organizan las condiciones que producen”47 mediante su acción
en ese proceso actuado donde sus formaciones simbólicas, sus representaciones sociales, su
imaginario social48, entran en juego, cuales son las condiciones de vulnerabilidad y cuales son los
grupos de población a los que hay que discriminar positivamente49 para actuar prioritariamente en
la intervención. Por ejemplo, una problemática comunitaria como el desempleo, es el efecto de
factores externos, tales como la situación económica, la geográfica y la cultural. Pero, incluso bajo
circunstancias similares, existen otros entornos comunitarios locales que pueden llegar a
“producir” empleo en formas alternativas. El entorno simbólico de una comunidad produce
circunstancias que pueden ser consideradas positivas y productivas, o bien desventajosas y
negativas. En ambos casos se puede generar una solicitud de intervención. En un caso para
transformar lo negativo y en el otro para mantener lo positivo. En la misma se integra un complejo
entramado de perspectivas sobre la situación: intereses; discursos instituidos; proyectos políticos y
otros elementos variados. Es con este complejo tejido con el que se trabajará.50
La petición o demanda que se le hace al profesional o al equipo encargo de la intervención,
puede ser descompuesta en una serie de solicitudes o demandas, tanto en las manifiestas, claras y
explícitas en el pedido, como en las que son latentes, no tan claras e implícitas. Sería inocente
pensar que pueden llegar a reconocerse todas, inclusive el pensar que se puedan identificar la
mayoría de los elementos integrados a la demanda. En el mejor de los casos, se pueden intentar
reconocer los elementos más importantes del entramado que entran en juego. En todos los casos se
debe aceptar la complejidad de los fenómenos sociales y el ámbito limitado de las acciones
posibles.

46
Araujo Monroy, Rogelio. Barrios terapéuticos: Identidades sociales y cura comunitaria. Edit. Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes. México, D.F. 2000. Pág. 5.
47
Ídem, pág. 13.
48
Estos tres conceptos se refieren a las formas de construcción mental y colectiva, por las cuales las personas perciben y
actúan las cuestiones que les ocurren en su vida cotidiana.
49
Considero con este concepto una forma de diferenciar específicamente a un grupo desfavorecido al que se le deben
focalizar acciones para compensar este lugar social, en general intencionalmente desfavorable.
50
Para ampliar este aspecto ver Geertz, Clifford, Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura en La
interpretación de las culturas, Edit. Gedisa, Barcelona, 1997, pp. 19-40; y también en Morin, Edgar, Introducción al
pensamiento complejo, Edit. Gedisa, Barcelona, España, 1994.
20

PROGRAMA PREVENIR
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En un momento dado, las herramientas, métodos de acción, la información y los medios
puestos a disposición de la comunidad, pueden tomar rumbos de los más inesperados. Los intereses
más disímiles pueden apropiarse de dichas herramientas generando impactos no esperados. El
proceso de análisis de la solicitud de acción técnico-profesional hacia la comunidad, no se
relaciona con la adecuación a los fines políticos, de activismo o la afinidad del proyecto que tengan
los profesionales. Sin embargo, los profesionales sí pueden tener un gran impacto político,
mediante la selección y adecuación de las herramientas, conocimientos y estrategias que ofrecen
para la acción de la comunidad. Esta diferencia es importante, dado que en ella estriba el carácter
de la intervención.
Lo que se ofrece, mediante la intervención comunitaria, en el dispositivo que se diseña e
implementa, es una extensión del conocimiento científico en ciencias sociales. Se puede decir que
es una modalidad de divulgación científica hacia la comunidad. Es una manera de dar vida al
conocimiento asequible a su implementación por parte de grupos en la comunidad. Es así que las
herramientas ofrecidas pueden llegar a hacerse, en su momento, parte de la dinámica social de una
comunidad local y para su promoción activa.
A lo largo de la intervención, el análisis de la demanda es parte de un proceso de
diagnóstico para la adecuación continua del dispositivo que se aplica. Es una vía por la cual se
pueden conocer factores relacionados con intereses económicos, luchas internas, la ponderación de
los actores en juego y proyectos encontrados de grupos en la comunidad. Es una herramienta
esencial para reconocer la dinámica política, en lo relativo a la intervención. Al incluir un estudio
de los intereses en juego, en lugar de tomar una postura de distanciamiento denominado
“profesional” o “técnico”, acrítico y finalmente manipulable, estamos permitiéndonos tomar en
cuenta elementos esenciales y consustanciales a todo proceso social; el poder y la acción política.
Difícilmente se puede diseñar una adecuada intervención sin tomar en cuenta elementos tan
importantes de la dinámica de una comunidad. En la medida en que el trabajo del equipo
interviniente se ubique en un rol y ámbito de incidencia bien definidos, el trabajo será más
profesional y a la vez más eficaz en los resultados de impacto esperados.

Análisis de la implicación

Es importante la manera en que una persona está involucrada en un ámbito de trabajo, sea
afectivamente, por afinidades o antipatías, con base en sus proyectos, en su cultura, incluso su
pertenencia a grupos o estratos sociales diferenciados. Un análisis de la implicación de cada
integrante en el equipo, con respecto al ámbito comunitario en el que intervienen y también en
cuanto a la problemática misma que se aborda, en este caso la prevención del UID, es
imprescindible porque va a influir en la intervención posterior.
En el diseño de las ofertas de intervención y de conformación de dispositivos, un problema
fundamental es que, tal vez las más de las veces, se encuentra también llevando a cabo un trabajo
de acción política propio. Dichas acciones pueden no haberse intentado explicitar. El interventor
técnico-profesional, o el promotor, puede estar ejerciendo un activismo, a partir de su historia
personal, su formación y desde su propia ubicación cultural, teórica y política, sin hacerlo
explícito, o a través de su inserción institucional formal, desde el Estado (y desde un gobierno con
una ideología determinada), desde una empresa, desde un organismo internacional o desde una
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PROGRAMA PREVENIR
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ONG51. Se convierte así en el instrumento a partir del cual alguna o varias instituciones, de las
cuales forma parte, atraviesan el entorno comunitario sobre el que actúa. Es así que un trabajo
comunitario, por ejemplo con mujeres, llevado a cabo a partir de un feminismo activista, en lugar
de llevarle a la comunidad herramientas plásticas, útiles para abordar y comprender las
problemáticas de género en la propia comunidad, se puede transformar en la puerta de entrada de
una suerte de imperialismo cultural ajeno, que no ha sido validado por la comunidad, o de
injerencias institucionales y de intereses externos. Es importante que se pueda reconocer el sentir
de cada uno en el equipo, con respecto a la problemática que se le presenta y sobre la cual se le
solicita operar. Es decir, trabajar para reconocer el deseo propio, antes que intentar imponerlo,
aunque esté convencido en la valoración positiva de su propuesta.
Muchas veces, dada la dificultad del posicionamiento sin prejuzgamientos, se necesita que
el análisis de la implicación sea un proceso que requiera del trabajo con un observador externo, ya
sea por parte de un profesional o bien de otro equipo menos implicado en el proceso. Al llevar a
cabo este trabajo, con respecto a su propia implicación en el campo, el equipo puede ofrecer la
propia perspectiva y postura sobre la problemática que se aborda, pero ahora con más claridad.
Por eso sostengo en este trabajo, a partir que se ha comprobado como altamente eficiente
para aminorar los extremos de academicismos profesionales o de excesos políticos o imposiciones
económicas, la implementación de un equipo técnico de intervención mixto con personal
profesional especializado y personas de la misma comunidad seleccionadas por su perfil para
actuar como operadores o promotores. Con esta operación se logra sumar sinérgicamente el saber
académico y el saber de los miembros de la comunidad en un paso intermedio y mediatizado antes
de poder operar con la comunidad toda o con gran parte de ella. Este es un paso importante y en la
mayoría de los dispositivos de intervención, un paso crucial y básico insustituible. Esta suma de
dos lógicas diferentes interactuando, tal como plantea el axioma de la Gestalt, genera una totalidad
que es mucho más que la suma de sus partes, y es a la vez, una forma altamente positiva de
contrarrestar este problema citado de la implicación.
Trabajando entonces desde el respeto cuidadoso para con la comunidad, toda oferta de
alternativas de organización es asequible de ser retomada, transformada, implementada y
asimilada, por el medio comunitario al que se apoyará para su transformación en sus aspectos más
vulnerables.

Atravesamientos institucionales
En el universo simbólico propio de una comunidad particular local se encuentran instituidas
perspectivas sobre la realidad, enfoques y modos de actuar que la regulan y norman, además de dar
sentido a las acciones y a las relaciones del medio social en conjunto en las cuales están inmersos.
Estos atravesamientos institucionales son representaciones sociales y culturales propias de esa
comunidad local y muchas de ellas también de toda la sociedad en que se enmarca dicha
comunidad, que configuran procesos que se deben tomar en cuenta para definir el quehacer previo
a la intervención y durante esta.
La producción y vitalidad de la comunidad se verá frenada, desviada e impedida
precisamente en función del universo de instituciones que la atraviesan, que actúan y que se suman
51
Obviamente cada una de estas instituciones transmite y hasta impone una ideología que será sinérgica o no sobre la
intervención y el dispositivo a construir.
22

PROGRAMA PREVENIR
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a las propias de cada comunidad local. Si la acción comunitaria puede lograr mayor autonomía,
será en base a los procesos que permitan operar en colaboración entre diversos actores y tomando
en cuenta esos universos de sentido y de representación.
Por ejemplo, Rolando Montaño Fraire plantea que: “si el Instituto Nacional de Nutrición
atiende a personas de escasos recursos que requieren atención médica especializada, por ejemplo,
para dolencias cardiacas, llevando a cabo acciones complementarias de atención psicológica, de
trabajo social y otras, esto puede ser de interés para la construcción de un dispositivo de
intervención comunitaria. Establecer una Fundación para financiar válvulas de corazón para
pacientes de escasos recursos, puede ser una actividad encaminada a la acción comunitaria para
complementar la atención médica. Definir acciones encaminadas a la obtención de fondos
gubernamentales para los mismos fines puede ser otra estrategia. Establecer una red de personas
que han sido operadas y de familiares y otros interesados puede ser otro recurso.52
Cada estrategia puede tener un carácter y cualidad particular. Se puede indicar el carácter
asistencialista o de promoción de una propuesta; las bondades de acciones encaminadas hacia el
establecimiento de políticas públicas; las desventajas de propuestas que colocan en el ámbito
privado asuntos propios de la acción pública; la importancia del fortalecimiento social mediante
mecanismos democráticos y autogestivos que fomenten la autonomía o el llamado
‘empoderamiento’ de la comunidad, privilegiar una determinada estrategia frente a otras o de un
determinado discurso, en un código específico más efectivo para el entendimiento de esa
comunidad.
Los componentes y propuestas de un dispositivo para la intervención comunitaria deben
tomar en cuenta las prácticas institucionales establecidas, a la vez que las representaciones sociales
del conjunto de la sociedad en la cual se encuentra una comunidad local determinada, y por sobre
todo, las particularidades culturales y simbólicas de esa comunidad.
Puede ser muy problemático proponer acciones que impliquen la sustitución o
superposición con ámbitos de competencia propios de alguna o varias instituciones. Si el objetivo
del equipo interviniente es ofrecer recursos útiles para abordar una problemática, no es adecuado
que las propuestas lleven hacia un conflicto de intereses, incluso un conflicto político. Las
prácticas institucionales imperantes, los intereses de grupo, de externos e internos, y la situación
política y económica, deben tenerse en cuenta en la selección y el diseño de las acciones que se
proponen. Esto implica favorecer la negociación y la colaboración con las instituciones que se
encuentran operando en el ámbito, esto es abrir un interjuego o un escenario de contención y
consenso entre todos los actores locales y externos intervinientes.
Mientras que la negociación es la vía regia para obtener los mejores resultados, no se puede
negar que la lucha es otro camino. Sea esta última mediante acciones encaminadas a la promoción
de legislación específica; para generar presión que lleve a la definición de políticas públicas,
empresariales o institucionales adecuadas y en el beneficio de una comunidad local; mediante la
protesta, mediante la petición, etc. La acción política propiamente dicha, en el ámbito de la lucha
social, es un camino viable y a la vez democrático mientras no se transforme en delito frente a las
autoridades legítimas y legales y a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, y especialmente como
primera instancia y en función del pequeño territorio y el escaso poder de los intervinientes, se
52
Montaño Fraire, Rolando. Dispositivos para la intervención comunitaria y prácticas institucionales. UAM-
Xochimilco - Área de investigación: Los procesos grupales, institucionales y sus interrelaciones. Departamento de
Educación y Comunicación. D.F. México. 19 de Marzo de 2003.
23

PROGRAMA PREVENIR
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deben ofrecer estrategias de acción para la planificación de intervenciones en la comunidad, que
deben enfatizar la negociación y la suma de esfuerzos en la búsqueda de escenarios consensuados
como forma de resolución democrática, cualesquiera que sean los intereses implicados, y como
recurso eficaz para el logro de objetivos.
El objetivo del trabajo comunitario debe ser: poner a disposición de la comunidad los
medios necesarios para que sus propios integrantes la transformen. Para ello el equipo técnico-
profesional y los promotores intervinientes, deben actuar mediante estrategias de intervención con
dispositivos para impactar positivamente, especialmente sobre los más vulnerables. Deberán
ofrecer dinámicas alternativas para la organización social y para su promoción que sean asimiladas
por su utilidad, gracias a su adecuación con los fines propuestos y por el potencial que ofrecen para
el desarrollo social local, sentidas como tales por los integrantes de esa comunidad. Deben ser
comprendidas en su discurso y por lo tanto no rechazadas.
Cuando a partir de un proceso de gestión asociada entre la comunidad y el equipo
interviniente, se pueden llegar a transferir herramientas hacia una la gestión independiente de sus
propias soluciones por parte de los integrantes de una comunidad (autogestión) y cuando a partir
del proceso de intervención esto se vuelve la norma, el proceso social llevará a decisiones y
acciones propias (autónomas) que respondan a las necesidades de dicha colectividad. Tal resultado
será el fin último e ideal del proceso de cambio, el mejor impacto positivo esperado en un proceso
de acompañamiento y apoyo enmarcado en las estrategias más pertinentes para lo que esa
comunidad necesita.
Si el o los profesionales junto con los promotores, en un equipo de intervención conjunto,
han colaborado con las acciones emprendidas por una comunidad mediante sus intervenciones,
logran ofrecer y transferir recursos que promuevan y faciliten el proceso de cambio, entonces su
trabajo habrá cumplido el objetivo propuesto. En aquellos casos en que esto se logre, el trabajo en
comunidad dejará una huella profunda en todos que habrán crecido juntos.
Durante el proceso algo se habrá aprendido que se pueda teorizar y sistematizar, y que
podrá quizás ser de utilidad, tanto en el medio científico como en las tareas cotidianas de cualquier
comunidad que necesite generar condiciones para poder modificarse positivamente desde sus
propios parámetros de entendimiento de la realidad, es decir, para su promoción social.

¿Qué es un promotor comunitario?

Si partimos del campo de la salud, se entiende por salud comunitaria a un modelo de


atención pública, que es de acercamiento a la población, en el que ella participa con el propósito de
resolver las necesidades de salud sentidas como propias en su comunidad.

Los promotores se ocupan, integrando la mirada social, de las tareas de promoción de la


salud y de los hábitos saludables, así como de la prevención. Son los que acompañan a los
necesitados de atención, los que gestionan permanentemente en el centro de salud u otras
instituciones locales, o los que adecuan la llegada real de los programas a los beneficiarios. Para
esto necesitan de la capacitación en conocimientos sanitarios, en comunicación y educación
24

PROGRAMA PREVENIR
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popular53, y en ciencias sociales. De esta manera elevan el impacto y la eficacia de las
intervenciones en su comunidad y sobre el mismo sistema de salud. Los promotores intentan que
en el territorio se puedan incorporar habilidades preestablecidas desde el enfoque promocional54,
preventivo55 y de la APS56.

Los promotores comunitarios son personas de la comunidad, entrenadas en temas de salud y


de la acción social, para interactuar adecuadamente con el primer nivel de atención de la población,
el de atención primaria de salud (APS) y en los centros barriales y comunales territoriales,
articulando con sus profesionales y llegando a ser su principal herramienta de acción. Son los que
conocen vivencialmente la problemática de su comunidad y, en general, tienen un compromiso de
atenderla.

Uno de los rasgos más importantes de estos programas con promotores, es que fortalecen
las redes comunitarias57 ya existentes o accionan para formarlas donde no existan. Como ya señalé,
están en posición privilegiada para desempeñarse como enlaces entre la población local y el
sistema de salud, en general residen en las comunidades en las que trabajan, entienden que es
relevante para estas comunidades, y se comunican en el idioma y en los códigos locales. Forman
parte de cada barrio (comparten o por lo menos conocen la identidad cultural, y las prácticas
tradicionales locales) para ayudar a los miembros de esa comunidad a manejar y promover su salud
(Wilson, Brownstein, & Blanton, 1998; Walters & Simoni 2002)58. Así, los llamados trabajadores
de salud comunitaria, también conocidos como activistas de salud comunitaria, educadores de
salud no especializados, copromotores de salud, representantes comunitarios de la salud o
simplemente como promotores de salud, son “miembros de la comunidad que trabajan casi
exclusivamente en los entornos comunitarios. Se desempeñan como enlaces entre los consumidores
de servicios de atención de salud y los proveedores, a fin de promover la salud en grupos que
tradicionalmente han carecido del acceso a una atención de salud adecuada."(Witmer 1995, p.
1055)59

Como opción ideológica y política, los promotores, deben establecer asociaciones con el
sistemas local para conectar a las personas con esos servicios que necesitan y para estimular una
acción social que ejerza una influencia hacia la participación comunitaria en el sistema de salud (Di

53
Se refiere a dos herramientas de acceso no formal a sectores de la población con escaso o nulo nivel educativo.
Utiliza técnicas de juegos (lúdicas) y vivenciales, y dinámicas de grupo, con la función de construir colectivamente
aprendizajes en forma amena, accesible, rápida y fija.
54
Denominamos promoción a las actividades que tienden a que la población incorpore hábitos beneficiosos, en nuestro
caso sanitarios. Son actitudes y habilidades que deben impulsarse para generar su aprendizaje.
55
Prevenir se refiere a implementar en la población instancias previas a las actitudes desfavorables para su salud o la
de terceros, es una forma de llegar antes de un problema, de evitarlo antes que se genere o de evitar sus peores
consecuencias (se pueden prevenir, en diferentes grados, diversas consecuencias negativas sin llegar a evitar del todo
un problema). También es una forma de promoción indirecta de hábitos saludables.
56
APS es el primer escalón de la atención del sistema de salud, es la instancia directa del sistema en los lugares donde
habita la población local. Es donde se consulta en primera instancia. La atención secundaria se refiere a la terapéutica
en un nivel mayor de complejidad, hasta llegar al terciario que es la internación para las acciones especializadas de
máxima complejidad y de interespecialidades medicinales.
57
El concepto de redes se refiere a una serie de personas, grupos e instituciones relacionadas e interconectadas en un
espacio determinado territorial y/o espacialmente esparcidos, que interactúan en diversas formas de apoyo mutuo.
58
Ver referencia de texto en la lista bibliográfica al final del presente trabajo.
59
Idem.
25

PROGRAMA PREVENIR
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Clemente, Grady & Kegler 2002)60. Para eso proporcionan la base comunitaria de cuidado y apoyo
social que complementa, pero no sustituye, los servicios de atención (Oregon Public Health
Association)61.

También generan insumos a los profesionales de los equipos sobre las necesidades de la
comunidad y la relevancia cultural de sus intervenciones (Witmer 1995)62 al ayudar al sistema de
atención a adquirir una competencia cultural relevante sobre “los otros” que pretende atender, para
cumplir con las finalidades del sistema y a la vez para cada comunidad local (Institute of Medicine
2002)63.

Cabe señalar además que, al utilizar su posición y habilidades locales, con una base de
conocimientos, pueden de forma viable reducir los costos de atención (Witmer 1995)64.

El Estudio Asesor Nacional de Salud Comunitaria (National Community Health Advisor


65
Study) realizó, con la Universidad de Arizona y la Fundación Annie E. Casey (1998), una
investigación en la que contactó casi 400 promotores con el fin de identificar las funciones,
competencias y cualidades básicas. Identificaron las siguientes siete funciones claves del promotor
de salud comunitario:
1. Brindar mediación cultural entre las comunidades y el sistema de atención de salud;
2. Proporcionar educación e información, en materia de salud, de forma accesible y
culturalmente apropiada a la realidad cultural propia de cada lugar, utilizando con frecuencia
métodos de educación popular;
3. Tender a garantizar que las personas de una comunidad, cuenten con los servicios que
necesitan;
4. Proporcionar asesoría informal y apoyo social, grupal e individual;
5. Realizar activismo político para concientizar a los individuos y grupos de las comunidades
locales en cuanto al ejercicio de sus derechos dentro del sistema de políticas sociales y de salud,
además del ejercicio de sus derechos;
6. Proporcionar servicios directos (tales como primeros auxilios básicos) y administrar
exámenes básicos de diagnóstico;
7. Fomentar las capacidades, de las personas y los grupos, de las comunidades locales.

En función de estos siete principios organizaré este trabajo para reflexionar en torno al rol
del promotor, y en especial en referencia a las tareas de prevención del UID.

60
Idem.
61
Idem.
62
Idem.
63
Idem.
64
Idem.
65
Idem.
26

PROGRAMA PREVENIR
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¿Qué es un dispositivo para la intervención comunitaria hacia el cambio con un “otro”?
Un dispositivo para la intervención comunitaria es un plan de trabajo, que integra una serie
de estrategias diseñadas para ofrecer alternativas de acción en un tema o en un grupo de temas
determinados. Es un medio para ofrecer nuevas modalidades de interacción social; un medio de
presentar distintos conceptos, ideas y conocimientos que puedan ser útiles en un área social local y
para una situación o problemática específica. Su fin es que los integrantes de una comunidad local
puedan operar un cambio en su entorno social inmediato y entre sí.
El siguiente ejemplo, tomado por Rolando Montaño Fraire66 y elaborado a partir del texto
llamado: Un estudio desde la subjetividad de los miembros de la Coordinadora Comunitaria
Miravalle, escrito por Ana Laura Barroso Arias, ambos autores mejicanos (ver bibliografía al
final), nos ayudará a entender la forma en que funciona un dispositivo de intervención comunitaria
desde la perspectiva que estoy tratando de explicar para el presente trabajo: “En una colonia en los
márgenes de la ciudad, una joven psicóloga ofrece un espacio de trabajo grupal a promotoras de
salud que trabajan como voluntarias en una organización cooperativa. Gracias al trabajo grupal
ellas llegan a reconocer la manera en que los jóvenes pasantes de medicina, a los cuales se ha
recurrido en busca de asistencia, son colocados por ellas, por todos, en lugares de poder. En
consecuencia ellas asumen nuevamente el lugar de decisión y dirección que les es propio.
Simultáneamente la cooperativa se somete a procesos denominados “fortalecimientos
institucionales”, que llevan a cabo profesionales contratados sólo para ese menester (ad hoc). Dada
su perspectiva y ubicación teórica se redefine el trabajo de la cooperativa con base en nociones de
eficiencia económica y productiva. A pesar de dicha intervención profesional el proyecto propio de
la cooperativa, y de la comunidad misma, es rescatado por los propios integrantes de la comunidad.
La acción se encamina nuevamente al beneficio de la comunidad, sin importar la falta de
“eficiencia” y en oposición con los intereses económicos que comenzaban a imponerse. El
“fortalecimiento institucional” surte efecto, si bien no exactamente en la dirección y sentido que el
equipo interventor se proponía”.67 El ejemplo citado nos muestra la manera en que las
intervenciones inciden en el proceso de cambio de una comunidad local. Pero la manera en que se
puede asimilar y aprovechar el conocimiento especializado, en un proceso de transferencia de estos
como insumo, varía en la capacidad de ceder a esa apropiación. Así, podemos decir que distintos
actores específicos entran a jugar en una red de interacciones donde el actor principal, los
miembros de la comunidad (en adelante “la comunidad”), se apropiará de los saberes que necesitan
pero en función de su propio perfil cultural, de aspiraciones y valoraciones. El objetivo puede ser
modesto; no tiene que ser ambicioso.
Desde ya que este es un proceso que lleva un tiempo, en un desarrollo complejo y con
acciones por etapas como las siguientes:
1. Generar en el equipo profesional una concepción única para la acción.
2. Aproximación y negociación con la comunidad, en una tarea de prediagnóstico, de
ponderación de los actores intervinientes, con los decisores y financiadores incluidos, en la
conformación de un escenario de planificación consensuado entre todos los actores
intervinientes.
3. Un proceso de diagnóstico sociocomunitario local realmente participativo.
66
Montaño Fraire, Rolando. Op. cit.
67
Barroso Arias, Ana Laura. Género y poder: Un estudio desde la subjetividad de los miembros de la Coordinadora
Comunitaria Miravalle (Cocomi, A.C.). Inédito. Ensayo de fin de trimestre (Invierno de 2000). Maestría en Psicología
Social de Grupos e instituciones. Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, México, D.F. 2000.
27

PROGRAMA PREVENIR
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4. Un proceso continuo de análisis y discusión de la/s solicitud/es y/o demanda/s de la
problemática/s que actuará/n como base para la elaboración de un programa de trabajo o un
proyecto con y desde la comunidad.
5. El diseño del dispositivo de intervención propiamente dicho, en el cual se puedan integrar
estrategias, modalidades de trabajo, indicadores de medición y elementos de su verificación,
así como las herramientas y acciones específicas de un programa o proyecto que se expondrá en
la puesta en acción del plan de trabajo planificado.
6. Procesos de evaluación permanente o actividades que permitan apreciar el grado de
adecuación del dispositivo; de las modalidades de trabajo del equipo profesional; y la utilidad y
pertinencia del trabajo realizado, en función del impacto en la comunidad, de su receptividad, es
decir, en función de los objetivos establecidos en el programa o proyecto.

Habilidades, actitudes, conocimientos y fases, en la tarea del promotor:

Las habilidades y competencias identificadas según el Manual de entrenamiento,


Estrategias de Promotores Comunitarios de Salud, de Teresa Andrews y Lucy Bittar, The
California Endowment, Rural Community Assistance Corporation68, de febrero de 2006, son las
siguientes:

1. Habilidades para Comunicarse


a. Actitud para escuchar mucho
b. Uso de lenguaje apropiado para cada grupo local y en forma confidencial
c. Comunicación escrita de lo registrado

2. Habilidades para Interrelacionarse


a. Actitud positiva para dar consejos sobre hábitos saludables
b. Establecer relaciones y lazos de confianza

3. Conocimiento Básico
a. Conocimiento de la comunidad local y de ese territorio
b. Conocimiento en áreas especificas de salud en función de objetivos de promoción y/o de
prevención
c. Conocimientos sobre prácticas saludables y respetar las propias de cada grupo, tendiendo a un
aprendizaje de reducción de daños, como apotema básico de salud
d. Conocimientos generales del sistema de salud y de los programas y servicios sociales (guías de
recursos locales)

4. Habilidades de Coordinar
a. Habilidad para identificar y acceder a recursos
b. Habilidad para construir coaliciones y redes de colaboración entre los vecinos o pobladores e
instituciones
c. Habilidad para dar seguimiento a las tareas iniciadas

5. Capacidad para Mejorar Habilidades Personales


68
Ver referencia de texto en la lista bibliográfica al final del presente trabajo.
28

PROGRAMA PREVENIR
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a. “Empoderamiento”, construir la posibilidad de obtener capacidad de decisión y que ésta se lleve
a cabo
b. Habilidad para identificar problemas y recursos de cada uno y de cada grupo, para ayudar a
resolver problemas por si mismos
c. Actitud de liderazgo positivo y cooperativo

6. Habilidades para Compartir Conocimientos


a. Habilidad para compartir información
b. Habilidad para aprender nueva información, planear, conducir, reunir y usarlo para la comunidad

7. Habilidades para Organizar


a. Habilidad para fijar metas y diseñar planes
b. Habilidad para manejar diferentes prioridades y manejar el tiempo en función de estas.

Todos estos puntos se organizan en una serie de cuatro fases:

• Primeras Fase: reclutamiento, selección y capacitación.

Los promotores son reclutados por programas específicos, que a partir de la capacitación y
de los ejercicios de aplicación de lo aprendido, son seleccionados con el perfil necesario para
realizar ese rol en sus barrios de pertenencia.

Este es un punto clave. Promotores muy distantes de la problemática pueden ser más fáciles
de conducir, pero se corre el riesgo de no poder interactuar, especialmente con la población más
comprometida con el UID, cabe señalar que es posible que éstos sean los principales impulsores de
esa práctica local y de su lógica de acción. Entonces, en general muchas veces, la elección del/los
promotor/es se acerca mucho en su/s perfil/es a las problemáticas que deberá trabajar, esto facilita
el acercamiento, pero puede dificultar la distancia necesaria para llevar a cabo la tarea.

En el caso que él/los promotor/es viva/n con VIH, sea/n usuario/s o ex usuario/s de drogas,
o que esté/n relacionado/s fuertemente a las problemáticas locales que debe trabajar como
promotor/es, se recomienda no hacerlo a partir de su propia condición. Es decir, realizar el trabajo
como cualquier promotor. Si bien es útil aprovechar la propia experiencia para comprender al otro
e intervenir ante ciertos conflictos, al centrarse en él mismo corre el riesgo de teñir todo el trabajo,
lo que provoca mucha tensión y al mismo tiempo resulta poco efectivo. Además puede repercutir
negativamente en el promotor, por lo que se recomienda, si es necesario, el acompañamiento
psicológico. Esto podrá ser percibido por el personal técnico profesional, por todo el grupo de
promotores o por cada uno de ellos. Es un punto que nunca debe perderse de vista.

Si algunos o todos los promotores elegidos no se encuentran dentro de lo expuesto, se


necesitará de una capacitación más profunda para que puedan alcanzar a todos los grupos de
población de esa comunidad. En general se recomienda que para el grupo de promotores se elija
una combinación entre ambos perfiles, en un número que será acorde al presupuesto con el que se
cuente para costear algún tipo de retribución por su tarea y/o en función del perfil de aspirantes
para promotores con el que se cuenta en cada lugar.

• Segunda Fase: planificaciones de las acciones de acercamiento.


29

PROGRAMA PREVENIR
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Los promotores se hacen conocer en su comunidad como tales y comienzan a planificar sus
acciones organizadas sobre la población objetivo (piensan y escriben el tema a tratar, cual es su
objetivo, que actividades llevaran adelante, en que tiempos y fechas, con que materiales, que
resultados, que impacto esperan, y como suponen que harán su seguimiento y evaluación) con la
que deben interactuar, con su escucha y con técnicas específicas de acercamiento.
Su fundamento está en el trabajo de calle69 y en las estrategias de proximidad70.

• Tercera Fase: el registro del trabajo de calle en el cuaderno de tareas

Los promotores deben llevar un registro de observación de la comunidad local en su


cuaderno de campo, de lo que sienten en sus rutinas de trabajo, de las acciones que consideran
positivas y de las negativas. El registro debe ser el más detallista posible. Sirve para el seguimiento
de las tareas planificadas y como una forma rápida y fácil de evaluar cotidianamente lo realizado.
Esto en función de generar cambios positivos en cuanto a los objetivos que se buscan, evitando
situaciones negativas y no esperadas.

• Cuarta Fase: reuniones de apoyo, acompañamiento, covisión, intercambio y planificación.

Durante todas las etapas estarán acompañados por los profesionales y/o técnicos de apoyo y
de covisión71 de tareas. Podrán ser distintas personas o una que cumpla con las distintas funciones a
la vez. Estos acompañan a los promotores. La reunión grupal sirve para el intercambio y la
reflexión conjunta sobre lo positivo y lo negativo de las acciones, sobre los miedos y las dudas,
donde en conjunto se llega a conclusiones superadoras y en una producción colectiva de
conocimiento. En ésta se suma el saber académico de los profesionales con el saber no profesional
de los promotores locales (pero que es tal vez el más rico) de manera de poder planificar la
estrategia más positiva a seguir.

La comunicación

Un dispositivo de intervención debe integrar, no solamente aquellas herramientas y


conocimientos que se puedan llegar a utilizar en la comunidad, sino también estrategias mediante
las cuales se pueda inducir o apoyar procesos de comunicación y discusión para la reflexión y el
entendimiento. Estas estrategias son indispensables para que los participantes descubran y
reconozcan los cambios requeridos y las líneas de acción según las características propias del
medio social de su comunidad local. Sin embargo, es algo más que ofrecer información actualizada
69
Trabajo de calle se refiere a las actividades en el barrio fuera de los edificios institucionales, directamente en los
domicilios de los vecinos, en los espacios públicos, con grupos y/o individuos determinados.
70
Estrategias de proximidad son las formas de acción que privilegian el acercamiento a la población objetivo, sin
esperar que ellos lo hagan. No se los convoca, el operador va hacia ellos con la finalidad de construir primero lazos de
confianza y luego recién poder intervenir con acciones adecuadas a los objetivos de promoción y prevención social y
de salud que busca que ellos incorporen.
71
Este concepto es una variación de la supervisión. Esta se basaba en alguien que “sabía más” y desde ese saber se
ubicaba por fuera del grupo e indicaba que estaba bien o no en las tareas que se llevaban a cabo. Era un personaje que
centraba su accionar en un lugar de poder. Covisión es una variación que horizontaliza el procedimiento, por el cual,
todos se reúnen para evaluar y determinar lo positivo y los cambios necesarios. Si bien es deseable la figura de una
visión externa al grupo de trabajo, este no interactúa como una figura excluyente y de poder, sino desde su rol
diferenciado pero al mismo nivel de los demás en un proceso de reflexión-acción conjunto.
30

PROGRAMA PREVENIR
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sobre asuntos específicos. Al llevar a cabo un dispositivo de intervención se le está ofreciendo a la
comunidad medios para operar cambios y la información entra dentro de este objetivo; debe ser
una información reflexionada por los participantes. Puede ser conveniente integrar al dispositivo
estrategias con las cuales se intente volver visibles necesidades o características aún no reconocidas
por la comunidad, pero que el equipo de intervención ya aprecia. Pero al implementarlas el equipo
interviniente debe tener en cuenta que, en última instancia, la decisión será de la propia comunidad,
desde sus propios parámetros de entendimiento y aceptación, o sea, aunque resulte ya redundante,
como ya habrá observado el lector de este trabajo: siempre se debe hacer hincapié en avanzar desde
la propia cultura de cada comunidad, desde la propia mirada sentida del otro. Por ejemplo: no se
puede transmitir algo a otro si se le habla en un idioma que no entiende, o si se le plantea algo que
es visto de una determinada manera por nosotros y no lo ve así el otro, por más que se insista no
hay comunicación y por lo tanto, habrá rechazo, el que no entiende se sentirá no respetado o
agredido y es posible que intente defenderse rechazando lo que vive como una agresión que no
tiene porque aceptar. Quien está inmerso en su problemática, podrá o no padecer por esa
problemática, pero seguramente, estará adaptado a convivir con ella y habrá aprendido una forma
de soportar o hasta de cambiar su apreciación sobre ella, de esta manera puede seguir adelante con
su vida. Es parte de la tarea no subestimar este hecho, sino todo lo contrario, ponerlo como parte
del foco de la acción de intervención comunitaria y de la construcción del dispositivo de
intervención.

Cabe señalar que un lenguaje adecuado a la tarea del promotor es fundamental. El contenido
y la forma del código del discurso que se aplique, debe ser amigable frente a los receptores, que
genere cercanía y que conforme lazos de confianza. No sirve de nada un discurso, aunque sea uno
repleto de verdades imposibles de contrastar, si no es tenido en cuenta por los receptores, si no
genera vinculo, si no sirve a la tarea preventiva, ya que no es tomado por los receptores, por el
contrario, los aleja, los espanta imposibilitando el vínculo básico para la tarea que se debe iniciar.

Primeras estrategias de acción posibles:

1. Elaborar un diagnóstico participativo de la situación de salud y social local, referente al


UID.

2. El equipo técnico debe elaborar una propuesta metodológica y temática de trabajo para el
área prevención del UID.

3. Elaborar un plan del seguimiento de las acciones sobre la prevención del UID, según los
temas seleccionados y con sus prioridades.

4. Generar un espacio de consejería sobre UID72, para la población local.

72
Una Consejería Comunitaria es un espacio dedicado a la prevención del UID, del VIH/Sida y a la promoción de la
Salud Sexual y Reproductiva (SSyR), (ambas problemáticas importantes y relacionadas al UID) así como de otras
problemáticas de salud y sociales o referentes al ejercicio de los derechos ciudadanos. Esta se organiza y gestiona con
personas provenientes de la misma comunidad, articuladas con profesionales y técnicos del área social y de salud,
referentes a la prevención del UID, y que se han capacitado como promotores de salud para llevar adelante tareas de
prevención.
31

PROGRAMA PREVENIR
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5. Mantener la capacitación permanente, según los temas que se planteen como necesarios de
abordar, en función del avance del proceso de trabajo del plan. Para el caso de los promotores
antiguos, estos expresarán los temas que ven necesarios para mejorar su accionar. Para la
incorporación permanente de nuevos promotores la capacitación empecerá de cero y podrá
involucrar a los promotores más capacitados y con más experiencia, dentro del equipo de
capacitadotes.

6. Generar, mantener y fortalecer espacios de participación73 barrial en los que se discutan los
problemas locales, tanto sociales como de salud, así como su participación en los programas y
centros locales de APS, junto con los equipos locales interdisciplinarios de salud de esos
programas y centros o con centros sociales locales.

7. Realizar un plan de ampliación de trabajo en salud y/o social, según lo advertido por el
grupo de promotores.

8. Integrar en la planificación general del equipo técnico, los logros del equipo de promotores.

9. Reorientar los esfuerzos hacia los sectores de la población más vulnerables 74, con miras a
aprovechar sus recursos y generar acciones que permitan alcanzar su mejora e inclusión. No se
debe caer en el error de subestimar la capacidad de agencia 75 de los grupos en condición de
vulnerabilidad. Estos tienen la capacidad de identificar sus necesidades más prioritarias y de buscar
alternativas para su propio progreso, haciendo uso de sus propias potencialidades y recursos en
armonía con el medio en que se desenvuelven. De hecho, están incluidos de una forma diferencial
pero logran conformar lazos con el resto de la sociedad.

73
La participación real se distingue de la participación simbólica en la existencia de poder de decisión vincular que
obliga a llevar adelante lo que se decide en esos espacios participativos.
74
Se considera población en condición de vulnerabilidad al sector de población en el que coinciden una serie de
factores (pobreza, códigos comunicacionales y culturales que no generan hábitos de autocuidado, exponerse a
situaciones de descontrol y de exposición a accidentes, falta de aprendizajes básicos para la vida en la sociedad actual,
desconocimiento de informaciones básicas, creencias equivocadas y falsas, desvalorización grupal e individual,
precariedad laboral, falta de visón de proyección a futuro, falta de actitud reflexiva y crítica, ingenuidad frente a
hechos de la sociedad, condiciones de vida materiales paupérrimas y de extrema miseria, falta de contención familiar
y/o barrial, falta y desconocimiento del ejercicio pleno de sus derechos humanos, sometimiento a la arbitrariedad de las
autoridades y de otros sectores sociales, con vivencias de ser discriminados y fácilmente discriminadores, en situación
de sufrimiento de abusos y violencia, estigmatizados y señalados, que naturalizan situación delictivas y violentas, etc.)
que condicionan su posibilidad de integración social plena y saludable, por lo tanto los exponen a situaciones riesgosas
y para terceros, diariamente y configuran un problema social y sanitario para la sociedad en su conjunto.
Algunos principios teóricos suponen un cambio importante en relación a los supuestos en los que se basaban las
intervenciones en salud y, en particular, la epidemiología tradicional. Precisamente en este campo, el de la
epidemiología, en la década del 80 surgieron algunos cuestionamientos a la noción de factores de riesgo,
fundamentadas en un simplismo causalista que no consideraba los determinantes sociales, culturales y económicos
presentes en la relación salud-enfermedad. De esta forma, a partir de la incorporación de estos aspectos, se pasó a
afirmar la noción de vulnerabilidad desde una dimensión procesual que incluye la vulnerabilidad individual, social e
institucional de los sujetos y conjuntos sociales. Dentro de esta vulnerabilidad estructural hay procesos de exposición
de carácter eventual, crónico y permanente que repercuten en la salud de determinados grupos y personas.
75
Agencia, es la capacidad de cualquier sujeto o grupo, no importa su situación (aunque es obvio que para los más
desfavorecidos esta posibilidad es más compleja) de entender su realidad y a la cuestión social toda, para poder generar
sus propias respuestas, desde sus propias valoraciones, para mejorar sus propias condiciones. Para algunos autores esto
se relaciona con la capacidad de algunos grupos de generarse pautas de resiliencia, es decir, para generarse respuestas
positivas frente a lo negativo.
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PROGRAMA PREVENIR
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El promotor comunitario local como agente preventor y de consejería sobre el UID76:

Podemos partir de la tarea de consejería como una de las tareas que debe llevar a cabo un
promotor y preventor del UID. Esta se refiere a una formación para este menester.

En la Consejería Comunitaria se brinda información y asesoramiento a individuos, parejas,


familias o grupos de la comunidad o del barrio local. Estos son los consultantes 77. Desde ella se
planifican actividades preventivas y de promoción, para ser desarrolladas con grupos comunitarios,
organizaciones sociales e instituciones locales. Sirve también como herramienta de investigación
para diagnosticar en forma permanente la situación actual sobre el tema en un espacio local, ya que
se obtiene continuamente datos cualitativos78 sobre la situación del UID, que sirven de insumos
dinámicos para saber sobre el tema en una comunidad.

A diferencia de las consejerías instaladas en hospitales o centros de salud, la Consejería


Comunitaria está fuera del circuito médico-asistencial porque las consultas no se vinculan
directamente con “lo médico”, sino a la información, la contención y la promoción de prácticas de
cuidado. Obviamente deben estar en articulación con el sistema de salud y social, ya que se
constituyen en un complemento adecuado para la eficiencia de los objetivos buscados de salud
pública y de asistencia social directa. Pero, por otra parte, su trabajo no está limitado a las
actividades que se desarrollen dentro de la institución, sino que se trata de priorizar actividades
extra-muros, en los espacios donde transcurre la vida cotidiana de las personas de la comunidad
local, la escuela, la calle, los comercios, los espacios de trabajo, los espacios públicos como las
plazas, las esquinas, etc. Se realizan en función de las estrategias y modalidades planteadas en los
apartados anteriores referidos a los criterios de proximidad y de trabajo de calle, que consideramos
propios de la actividad del promotor.

Dentro de una consejería comunitaria existen dos tipos de actividades:

A) De consultas: La Consejería Comunitaria es un instrumento de prevención integral que resulta


adecuado para trabajar con las personas que planteen sus dudas sobre el UID, como con aquellos
que viven con usuarios de drogas o son sus amistades. Sirve para generar procesos reflexivos y de
76
Muchos de los señalamientos se realizaron tomando como modelo la "Guía para Promotores Comunitarios sobre
Derechos Humanos y SIDA", realizada por la Fundación Huésped y la Embajada Real de los Países Bajos.
77
Son las personas o grupos que se acercan y consultan a los promotores, así como las formas de acercamiento (“ir
hacia”) propias de la tarea del promotor, para llevar esa actividad a las personas y grupos de la comunidad en sus
lugares de circulación barrial habitual o en sus espacios de concentración habitual, según cada persona o grupo al que
se pretende acceder.
78
En la investigación social existen dos tipos de datos, por un lado los cuantitativos, que son valores numéricos y
porcentajes sobre una situación social dada y que posee técnicas para su medición, y por otro lado los cualitativos, datos
sobre actitudes de individuos y/o grupos que miden particularidades y generalidades sobre un aspecto social. También
tienen sus técnicas de medición específicas y a veces también pueden ser expresados en números y porcentajes aunque
este no sea su fin.
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PROGRAMA PREVENIR
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aprendizaje sobre formas de cuidarse de manera efectiva, o para avanzar en el objetivo de la
abstinencia.

La actividad es de asesoramiento a los integrantes de la comunidad que buscan alguna


información o que necesitan contención. Se realiza a través de entrevistas en un espacio que
permita generar un clima íntimo y confidencial79.

El objetivo del proceso de asesoramiento es que la persona o las personas, pueda/n


reflexionar sobre los riesgos de sus prácticas e identificar que medidas preventivas deben aplicarse
para protegerse o para no perjudicar a los demás. Se analiza con los consultantes cuáles son las
situaciones en que vive y si se presentan dificultades en la aplicación de medidas de cuidado. Por
ejemplo, la resistencia al uso de preservativo, para el caso del VIH, o la presión del grupo de pares
para consumir alcohol u otras drogas; esto con el fin de pensar juntos estrategias que permitan
superar dichos obstáculos.

El promotor debe estimular la adopción del cuidado como una situación placentera en el
marco de su libertad, y que ésta se equipare a las situaciones de riesgo que el UID puede aparejar.

Para lograr un lenguaje que resulte claro y comprensible, el promotor debe:


• Conseguir una relación cercana y de confianza con quienes consultan.
• Desarrollar una manera de escucha activa y sensible.
• Preguntar las veces que sea necesario para comprender qué quiere decir el consultante
cuando habla sobre sus miedos, sus comportamientos y sus dificultades.
• Ser respetuoso de las ideas y prácticas de las personas que se acercan, aún si estas son
diferentes a las propias.
• Mantener la confidencialidad de la información recibida.
• Colaborar con la persona o grupo que consulta para que ésta o éstas pueda/n valerse por si
misma/s, tomar decisiones informadas y adaptarse a nuevas situaciones.

En este contexto, las funciones esenciales de la consejería son:

• Evaluar la vulnerabilidad del o de los consultante/s. Para esto se necesita identificar cuáles
son las creencias y opiniones sobre el UID, tanto del consultante, como de la comunidad a la que
pertenece; identificar si implementan estrategias de cuidado; poder establecer los obstáculos para
que ello suceda y cómo influye esto sobre las prácticas de riesgo 80 que llevan a cabo; reconocer
también qué recursos tienen las personas para incorporar prácticas de cuidado (por ejemplo, si
pueden o no negociar con sus parejas el uso del preservativo, si cuentan con acceso a preservativos
y a jeringas en el caso de ser usuarios drogas inyectables (UDIs), etc.)

79
La información dada por los consultantes es secreta y no debe ser dicha a otros identificando quienes lo dijeron,
salvo en las reuniones con el equipo técnico y de promotores quienes deben guardar la misma precaución. En algunos
casos su divulgación es considerada delito, pero en especial se pierde la confianza para acercarse a consultar, valor
fundamental para el promotor.
80
El riesgo no se entiende aquí como una situación preexistente, sino como el resultado de la confluencia de diversos
factores de vulnerabilidad que llevan a la resultante de una práctica o conducta que conlleva riesgos y daños
aparejados.
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PROGRAMA PREVENIR
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• Brindar Información. Deben generar aprendizajes sobre los temas de consulta en los
consultantes, sobre las prácticas del UID, sobre las estrategias para la promoción hábitos más
seguros y saludables (para ellos mismos y para terceros), a la vez que sobre la reducción de riesgos
y daños asociados. Es fundamental informar sobre sus derechos, en especial el derecho a la
atención de la salud, y orientar sobre las instituciones que pueden asistirlas, especialmente para
abandonar el consumo.

• Evaluar si se debe ofrecer la derivación a servicios de asistencia especializados para


usuarios de drogas. Para ello deben poder evaluar el compromiso de consumo (a grandes líneas), el
tipo de pedido de quien consulta y en especial, conocer sobre los diversos recursos de derivación
(no se podrá hablar de internación si se carece de ese recurso, pero sí de atención ambulatoria, si se
posee esa posibilidad). La institución que recibe la derivación deberá estar en articulación con los
promotores y confiar plenamente en su criterio. El promotor podrá realizar el acompañamiento, si
así se requiere.

• Para la prevención del VIH, se deberá promover el testeo voluntario de sangre y el uso del
preservativo. Los UID son una población de riesgo frente a la transmisión del VIH/Sida, ya sea por
compartir jeringas, en el caso de los UDIs, o por inhalación de cocaína que produce derrames
imperceptibles o por las lesiones por el uso de “pipas” rudimentarias para consumo de pasta
base/paco. Por otro lado, bajo el efecto de cualquier droga (incluido el alcohol, que no es más que
otra droga), es posible que las relaciones sexuales se realicen sin preservativo o que no se haya
usado como corresponde. Por lo tanto, si nunca se ha/n realizado un análisis de VIH, o si se ha/n
descuidado desde la última vez (no utilizó preservativo) que se lo hizo/hicieron, se brindará
información sobre los centros de testeo más cercanos y se ofrecerá asesoramiento y contención
sobre que consiste el testeo (extracción de una pequeña muestra de sangre), sus implicancias (la
única forma de saber si se está infectado con VIH, existe tratamiento y no implica muerte, período
ventana, etc.) y en especial las consecuencias si no se realiza (hoy es una enfermedad crónica con
medicación, sin ésta puede ser mortal).

B) Talleres de prevención con grupos de la comunidad local: En la Consejería Comunitaria


puede realizarse un segundo tipo de actividades destinadas a la prevención con grupos específicos
de la comunidad y que son elegidos ex profeso por sus condiciones de vulnerabilidad, además
también puede hacerse con grupos de población en general. Estas actividades pueden ser charlas
informativas sobre temáticas específicas de interés, como ser UID, SSyR81 y VIH/Sida, sobre algún
problema de salud local, alguna campaña sobre un tema específico (dengue, Gripe, diarréas, etc.)
acompañadas por material audiovisual o gráfico, o la realización de talleres de prevención
participativos con temario abierto a las diversas problemáticas locales, sean estas de salud, sociales
o sobre el ejercicio de derechos, discriminación, etc.

El Taller es una reunión que tiene por propósito convocar a un grupo de personas a la
misma hora y lugar con la intención que piensen, se expresen, se informen, busquen soluciones a
problemas comunes, tomen decisiones y actúen frente a las situaciones que los afectan. No es
cualquier tipo de reunión, sino que se orienta específicamente a establecer un encuentro para el
aprendizaje y la producción en conjunto.

81
Salud Sexual y Reproductiva.
35

PROGRAMA PREVENIR
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Las actitudes del promotor comunitario

Deben tender a:
• ser buenos asesores y orientadores, intentando comprender sin imponerse,
• acompañar sin hacer todo por los demás, sino generando confianza en la comunidad
mostrándoles que están capacitados para ser “dueños” de sí mismos, motivándolos a una
actitud activa frente a los problemas cotidianos,
• incentivar el fortalecimiento y la autonomía de los grupos con los que trabajan,
• tratar a todas las personas de igual manera, sin favoritismos ni actitudes
sobreprotectoras,
• reconocerse en los propios límites y estar dispuesto a buscar y recibir ayuda,
• desarrollar capacidades de adaptación para trabajar con distintos grupos y en
diversas circunstancias,
• no quedarse con el propio diagnóstico de situación y buscar distintas miradas y
opiniones, especialmente las colectivas de los grupos de la comunidad con la que
interaccionan,
• saber escuchar y trasmitir confianza,
• tener la capacidad de identificar los propios prejuicios respecto a determinados
temas para poder manejarlos y que éstos no influyan sobre la intervención que realicen, si
están actualizados en los temas que abordan y cuentan con la última información
disponible, van a poder reflexionar sobre sí mismos y sobre su tarea,
• capacitarse en cuestiones específicas sobre el UID, pero también sobre salud
integral y otros temas,
• continuar o bien retomar su formación educativa, tanto de escolaridad primaria,
como secundaria o terciaria,
• conocer el ámbito de trabajo y los cambios que en él se producen,
• tener disponibilidad para trabajar en equipo con personas provenientes de diversos
sectores y con distintos saberes y experiencias,
• incentivar las interacciones con distintos actores y el trabajo en red con las
organizaciones de la comunidad,
• aprender a manejar las propias frustraciones cuando no se logra resolver todo lo que
se propusieron,
• privilegiar el desarrollo de los demás por sobre el propio protagonismo,
• practicar y promover el respeto a los demás en toda circunstancia,
• desarrollar un liderazgo democrático, participativo e inclusivo, y
• generar habilidades de comunicación y de relación interpersonal.

Actividades a llevar adelante como estrategias de intervención de los promotores:


36

PROGRAMA PREVENIR
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Las actividades a realizar por los promotores para la prevención del UID en la comunidad
local, además de la consejería, deben proponerse trabajar la problemática con grupos de la
comunidad mediante dinámicas específicas. Estas deben partir de una planificación del equipo y no
ser acciones aisladas, sino con un sentido de continuidad y de proceso, para cada comunidad
específica y teniendo en cuenta sus características propias.

Cada situación local será la que determinará que actividades llevar a cabo, con que perfil y
presupuesto y es la creatividad de cada equipo la que debe generar las nuevas alternativas
innovadoras.

Estas podrían ser:


• actividades lúdicas o juegos con el cuerpo o de mesa preparados para este fin,
• charlas dictadas por especialistas o por ellos mismos o por el equipo técnico profesional
que los coordina,
• actividades de video-debate,
• actividades de reflexión sobre temas puntuales (por ejemplo, ante un caso de
discriminación que haya ocurrido, o por un caso de violencia o de uso de drogas o por una noticia
local),
• actividades que se proponen realizar algún producto final relacionado con la prevención y
la promoción de la salud y que tienen cierta continuidad en el seguimiento de un grupo de personas
que lo llevarán a cabo con otros, como es el caso de un grupo de maestras, de niñeras o de madres
cuidadoras, etc.,
• talleres para la producción de folletos, historietas o posters, mensajes y/o programas de
radio, filmación de videos, pequeñas dramatizaciones u otra técnica que desde un dispositivo
cultural o artístico facilite la difusión de mensajes preventivos,
• campañas de prevención mediante eventos masivos en espacios públicos y en la calle,
donde se habla con los participantes, se reparte material con información preventiva en forma de
folletería y/o se realizan muestras artísticas vinculadas a la temática, y con el mismo fin encuentros
deportivos locales y/o masivos.

Cuatro momentos para la aplicación de estrategias

Independientemente de la actividad o tipo de técnica que se decida utilizar para abordar una
problemática, hay 4 momentos estratégicos o etapas que deben pensarse a la hora de planificar un
proyecto, actividad o acción:

Primer momento: Sensibilización. Se trata que los participantes reflexionen y entiendan sobre el
tema como un problema82, que reconozcan sus diferentes dimensiones, cómo se manifiesta en la
vida cotidiana de las personas y en la comunidad.

82
Toda situación de la vida puede ser sentida de diferentes maneras. Como algo natural, del destino, imposible de
cambiar, para soportar o para resistir. Tomarla como problema significa que es algo que puede no ser positivo y por lo
tanto, problematizarlo significa, pensar en su posible solución y en los distintos caminos alternativos para lograrlo, con
sus pros y sus contras, de manera de tomar una decisión y sostenerla.
37

PROGRAMA PREVENIR
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Segundo momento: Información. Se trata de brindar información cierta, clara y precisa sobre la
temática a trabajar con los participantes, y de aclarar las dudas que puedan tener, tanto las previas
como aquellas que la misma actividad les generase.

Tercer momento: Multiplicación. Se trata de extender las acciones realizadas, ya sea para informar
a otros miembros de la comunidad que no participaron en la actividad, como para colaborar con el
cambio de aspectos fuertemente arraigados y que la misma comunidad reconoce como negativos.

Cuarto momento: Seguimiento y evaluación. Luego de una o varias acciones se debe tener
planificada alguna forma de seguimiento y evaluación para poder aproximarse a la efectividad de
lo realizado, para determinar si se han modificado las actitudes en los participantes y si eso incide
en la comunidad local en su conjunto. Es decir, si se pueden percibir mejoras respecto a lo tratado
como objetivo de lo realizado.

Las técnicas

Se agrupan en tres grandes categorías, según el tipo de trabajo que requieren, las acciones que
promueven y los actores a quienes están dirigidas:

Primer grupo: Técnicas grupales.

Son técnicas destinadas a trabajar problemáticas a través de actividades que involucran


dinámicas grupales, juegos, etc. Es importante aclarar que no se trata de "juegos" para llenar el
tiempo, sino de actividades didácticas que se eligen por la necesidad de cada momento grupal y
que deben incluirse en una planificación para aprovechar todo su potencial. Son útiles para
sensibilizar a los participantes y de este modo trabajar en profundidad temáticas complejas
arraigadas en las comunidades, como la discriminación, la SSyR, la violencia, los miedos y
supuestos falsos, etc. También las hay de presentación, para dinamizar la tarea, de comunicación o
para observar en forma activa situaciones puntuales.

Muchas veces, estas dinámicas sirven para hacer visibles conflictos que se encuentran
ocultos o disimulados. Por eso es muy importante contar con entrenamiento, ya que se debe tener
la capacidad para acompañar y contener a los participantes que puedan movilizarse frente a
algunos temas con los que se identifican o por situaciones psicológicas propias.

Estas técnicas deben complementarse con un momento de información y reflexión conjunta,


donde se puedan saldar las dudas que se generan. Algunos ejemplos son las manchas, juegos con
pelotas, rayuelas, juegos didácticos, juegos con palabras, juegos con el cuerpo, etc. Existen
manuales y diversas publicaciones, cada equipo deberá evaluar la elección de los textos para la
dinámica que utilice.

Segundo grupo: Técnicas de multiplicación entre pares.

Las estrategias de multiplicación de la información y de las prácticas preventivas entre


grupos de pares siempre han sido más efectivas que aquellas desplegadas por profesionales de los
servicios de salud o de aplicación de políticas sociales. Entre pares, por ejemplo entre los
38

PROGRAMA PREVENIR
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adolescentes, la comunicación es más fluida, los problemas son vistos desde ópticas similares, y
los condicionantes culturales son compartidos. Además se comunican en sus códigos.

Toda técnica tiene que contar con un momento de información o capacitación en la


temática, para luego poder plasmar una mirada propia en algún soporte, ya sea gráfico-visual,
auditivo, audiovisual, o informático.

Tercer grupo: Técnicas de reclamo.

Las técnicas de reclamo son acciones legales o administrativas y las movilizaciones


comunitarias o populares, que pueden hacerse ante diferentes organismos e instituciones para
exigir el cumplimiento de derechos. Se proponen influir en las políticas y en la opinión pública.

Las herramientas principales de reclamo son las cartas de petición a las autoridades, las
cartas de lectores en revistas y periódicos, la recolección de firmas o los escritos legales, además de
diversas expresiones callejeras, incluidas las artísticas.

Cuarto grupo: Técnicas de trabajo de calle y de proximidad.

Basándonos en el concepto de Bourdieu (1998) que caracteriza el habitus como una


formación estructurante que opera como matriz de percepción y clasificación de las prácticas
basadas en una trayectoria colectiva e individual de los sujetos, y de carácter inconciente; esta nos
facilita la comprensión de las potencialidades presentes en cada sujeto, tanto para facilitar su
exposición a factores de vulnerabilidad, como para desarrollar acciones de prevención y mejoría de
su calidad de vida.

En el caso de la problemática del UID, si abrimos un margen para esta posibilidad de incidir
en el habitus, el trabajo de calle es una forma de aproximación que pretende “no esperar a que nos
llegue”, sino que se basa en “ir hacia él”, para establecer contacto con la mayor cantidad posible de
usuarios de drogas en la implementación de intervenciones dispuestas a escuchar y tratar con las
personas en su lugar y desde su habitus.

En nuestro país el trabajo de calle no es una práctica frecuente. Esto nos dice que el sistema de
salud no está articulado con el sistema social para una llegada directa y de detección y seguimiento de
las problemáticas en los propios territorios, como en cuanto a su asistencia social, asesoramiento legal e
inserción o reinserción laboral; con una la lógica dominante de desentenderse de las problemáticas de
quienes no llegan a él.

El objetivo es hacer contacto con aquellos que no llegan al sistema de salud desde la estrategia
la de ir a buscarlos, necesita de la proximidad a ellos en sus propios lugares. Los promotores en trabajo
de calle intentan hacer contacto con ellos, distribuir material educativo, escucharlos, evaluar sus
necesidades, discutir el tema en conjunto y derivarlos si es necesario. Se desplazan en rutinas de
circulación con días y horarios fijos que se repiten y que no deben dejar de cumplirse.

La metodología consiste en la aplicación de técnicas participativas combinadas con técnicas


de trabajo de acercamiento (outreach work) en las calles y con los grupos reunidos en sus lugares de
reunión. Estas son intervenciones de bajo umbral de exigencia para los participantes ya que no hay
pre-exigencias, se trabaja con esa realidad tal cual es y sirve para conocer a los individuos en su
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PROGRAMA PREVENIR
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propio territorio y reflexionar sobre ese “conocerte” donde estás, en lugar de plantearles “donde
deberían estar”.

El primer paso es el acercamiento, luego la confianza, posteriormente la incorporación de


actividades de intercambio social distintas a las que habitualmente realizan, tales como la
organización de una comida, que permite, por ejemplo, ir transfiriendo herramientas que posibiliten
la asunción progresiva de responsabilidades con una actividad organizativa con división de roles y
simple. La lógica de estas intervenciones apunta a propiciar cambios en las prácticas habituales,
introduciendo una suerte de intervalo en la continuidad del aparente sin sentido del estar en la
esquina o en la plaza, por ejemplo. Mientras no se puedan incorporar nuevas nociones del uso del
tiempo, con nuevas significaciones que tengan un valor productivo diferente desde el punto de vista
de los participantes, no se podrá pasar, por ejemplo, al sostenimiento de una rutina de cumplimiento
con un empleo o con la asistencia escolar. Hay pasos previos, lógicas que la situación del UID ha
permitido su transformación, y que por ende, necesitan de un trabajo previo para su reconocimiento
y para que sean recuperadas.

Al mismo tiempo se plantean nuevas informaciones, se intercambia y reflexiona en un


proceso de transferencia de saberes, prácticas y herramientas de razonamiento nuevas que
posibilitan la apropiación simbólica de los nuevos recursos. Paulatinamente los sujetos de la
intervención deberán devenir en protagonistas responsables de sus cambios.

Se tiende a acercarse para producir la posibilidad de la transformación de actitudes y


creencias estereotipadas que obstaculizan tanto la modificación de prácticas cotidianas dañinas,
como la adopción de las nuevas prácticas, precisamente porque el daño social constituye un daño
mayor que el producido por el uso de drogas.

Así entonces, la particularidad del contexto implica el diseño de dispositivos e


intervenciones acordes a las particularidades de lo local.

Podemos decir que esta perspectiva puede señalarse como de “tratamiento comunitario”.
Este se entiende un conjunto de acciones, instrumentos, prácticas y conceptos organizados en un
proceso que tiene como fin el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas
relacionadas al UID, y que están en lo que llamamos una situación de exclusión social y de
vulnerabilidad. Se encuadra en el marco del mejoramiento de las condiciones de vida en las
comunidades locales, en las cuales viven y donde los promotores deberán intervenir.

Parte de Construir una relación personal y directa y de mantener el contacto continuo en el


proceso de acercamiento.

Por lo tanto, el trabajo de calle en el sentido de la prevención universal, selectiva y


diferenciada, explicada al inicio de este trabajo, debe tender a evitar que se empiece a consumir
drogas, maximizar el número de los que quieren salir de la situación de dependencia, minimizar los
riesgos para la salud de los que actualmente están consumiendo y mejorar la de los que no se
cuidan suficientemente, tratando de incidir para evitar el incremento de las condiciones de
desintegración social de los usuarios y de sus familias, tender a disminuir la tasa de incremento de
las personas con hepatitis y/o VIH/Sida, así como accionar sobre las condiciones de vulnerabilidad
asociada a la marginación social, la criminalidad, generando la ampliación y mejoría de los
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PROGRAMA PREVENIR
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conocimientos referentes al UID, sobre la creación y desarrollo de alternativas saludables al
consumo y el desarrollo de actitudes y conductas que posibiliten asumir responsabilidad consigo
mismo por parte de la población objetivo.

El trabajo del promotor social en calle considerado como educativo, debe ser entendido
como un proceso de formación, un eje vital para revertir elementos desintegradores en la exclusión
de las poblaciones y que niegan o dificultan la incorporación e impiden la posibilidad real de
convertirse en agentes de su propio cambio. Se deben generar acciones en los niveles de
prevención y de atenuación del riesgo, de compensación al déficit adquirido y de identificación y
fortalecimiento de los factores resilientes83 y de las capacidades de cambio.

Cabe señalar la “técnica de la bola de nieve”. Esta es muy utilizada por los operadores de
calle cuando es necesario interrelacionarse con personas de la comunidad de un determinado perfil.
Por ejemplo, si buscamos intervenir con un grupo de usuarios de drogas que consumen de una
determinada manera o alguna droga en particular, y que son parte de una población llamada oculta
o de difícil acceso para alguien fuera de su círculo de influencias, el operador o promotor, buscaba
contactar a alguno de ellos, generar el lazo de confianza y que este le presente a otro del mismo
grupo y así ir reproduciendo el circuito hasta conformar el grupo objetivo. La imagen se asemeja a
una bola de nieve que va creciendo a medida que ruada por una cuesta abajo incorporando más
nieve a su paso.

La técnica del taller:

Dentro de las técnicas de la animación cultural sociocomunitaria, la de taller es la más


extendida de todas. Es una forma de aprender, y a la vez de transmitir, por la cual lo fundamental
no es lo que hace y dice quien oficia de docente, coordinador o facilitador, sino el aprender
participando, interactuando y produciendo entre pares de los prticipantes, en un espacio grupal
horizontal, en el que todos se suman tendiendo a ser iguales y en el que construyen un saber en
común.

Como instrumentos, el coordinador se valdrá de diversas herramientas de la dinámica de


grupos, en forma más o menos lúdica, para que se expresen todos los participantes.

El coordinador será entonces quien planifique y ordene el taller desde el inicio y hasta que
los integrantes aprendan a hacerlo por sí solos.

La apropiación de la metodología por los participantes, constituye un punto de inflexión


que la transforma en un instrumento de trabajo grupal como una herramienta política y cultural
superadora.

Así, el taller de prevención y promoción del UID, tanto en la consejería comunitaria, como
en el resto de las actividades referidas al tema, tiene los siguientes objetivos:

83
Se refiere a un concepto por el cual algunas personas y/o grupos tienen una capacidad para restablecerse frente a
situaciones adversas, sacando lo mejor de sí mismos, mientras que otros frente a la adversidad quedan atrapados sin
tener respuesta para despegarse y transformar positivamente su situación.
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PROGRAMA PREVENIR
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• promover la aplicación de medidas de cuidado,
• promover la no discriminación,
• revisar la información de los participantes sobre la temática, aclarar dudas y corregir errores
en la información,
• reflexionar sobre creencias y prejuicios y debatir sobre las distintas reacciones que causa el
tema, como la estigmatización84, y
• complementar con la entrega de folletería con información preventiva.

El taller se puede dividir en etapas para su realización:

1. Acercamiento a la población objetivo y convocatoria. Esta debe pensarse en


función del lazo construido con la comunidad y la modalidad más adecuada para
logar una respuesta favorable. Muchas veces deben ensayarse diversas formas
hasta encontrar la más adecuada. Se recomienda implementarla sólo con un
grupo de la comunidad para no generar fricciones y en especial con referentes
que sean líderes de la población objetivo a convocar.

2. Planificación. El tallerista debe previamente planificar como supone que


debería ser el taller, contar con el espacio, mobiliario y material adecuado para
lo que desea realizar.

3. Apertura. Una vez reunido el grupo, el tallerista se presenta, expone la tarea a


realizar y propone una técnica de presentación de los integrantes del grupo, casi
siempre lúdica, que sirve para romper el frío del inicio de la reunión y crear un
clima de acercamiento que facilite la participación. También puede recabar
sobre las expectativas que traen los concurrentes sobre “que esperan del taller”,
mediante una lluvia de ideas85, de manera de centrarse en estas y poder
responder durante el taller, aunque sea en parte. Si las expectativas son
demasiado diversas o distantes del objetivo del taller, deberá señalar esto para
dejar en claro que cosas sí se harán en el taller y cuales no. Además puede
aplicar alguna cuestionario de encuesta pequeña para saber que es lo que saben
sobre el tema del taller y previamente a la actividad, esto se denomina encuesta
“pre”. Al final de la actividad se realiza la llamada encuesta “post”, que puede
contener las mismas preguntas u otras, para ver si hubo cambios en la visión
sobre el tema después de la actividad. También se puede realizar un cuestionario
de encuesta de medición respecto al nivel de satisfacción de la actividad
realizada.

84
Howard Becker, en su libro Autsiders, se refiere a un fenómeno social de estigmatización, por el cual se atribuyen
elementos peyorativos a una práctica y a quien/es la realiza/n, que es de carácter peyorativo, discriminatorio y hasta
señalada negativamente para su exclusión y/o represión, por el conjunto de la sociedad. Quien asume este lugar,
también se coloca dentro de sus características como forma de identificación y alimenta el estigma social del conjunto
hacia él o ese grupo. Se asumen como propias estas características conductuales.
85
Técnica por la cual el coordinador hace una pregunta y anota rápidamente todas las respuestas que le dan los
participantes del auditorio, luego puede reflexionar con ellos sobre estas respuestas para realizar conjuntamente una
conclusión unitaria.
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PROGRAMA PREVENIR
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4. Inicio y consigna de trabajo. El tallerista realiza un breve comentario sobre el tema que
trata el taller, mediante técnicas lúdicas o mediante una sintética exposición. Puede utilizarse
alguna técnica disparadora y movilizadora atractiva, o la proyección audiovisual. A veces se
necesita desarrollar algún tema en forma más extensa o con algún especialista. Se tratará en este
caso, de ser claro y que la exposición no dure más de dos horas (en general una hora y media es lo
aconsejable para mantener la atención en personas que han perdido dicho hábito). La didáctica se
facilita si se utilizan láminas escritas y/o con ilustraciones o con un proyector (cañón) para exponer
el tema acompañado por un power point diseñado al efecto.

5. Desarrollo. Para el trabajo grupal (o en los subgrupos) el tallerista propone una consigna de
trabajo y el producto al que se debe llegar, y cuenta con los materiales necesarios que debe
suministrar a los participantes. A veces les solicita, antes de la reunión, que concurran con ciertos
materiales. Puede ser parte de la convocatoria atrayendo a quienes van a participar en él y ayudar a
generar expectativas sobre lo que se realizará en el taller.

El tallerista, indica a los integrantes los “cómo hacer”, incluyendo la tarea a realizar, que se
transformará en objetivo de trabajo grupal. Para esto pueden conformarse subgrupos más
pequeños. El tallerista controla los tiempos para que se cumplan los objetivos en los
horarios previamente estipulados.

Una vez dada la consigna, el tallerista debe dejar hacer. Sólo se acercará para aclarar alguna
duda u obstáculo en la producción, dejando que se genere la auto-organización grupal para
realizar la tarea dada, sin interferir él mismo e impidiendo que observadores externos lo
hagan y se perjudique el proceso grupal autónomo.

6. Síntesis y debate colectivo. Una vez que se ha realizado la tarea concreta solicitada en la
consigna, en función del tiempo propuesto por el tallerista para su realización (que debe ser la
porción de tiempo más extensa de la división de tiempos del taller), éste debe convocar a todos a
reunirse (si es que se habían subdividido) con la intención de realizar una discusión sobre lo
realizado en concreto. Cada subgrupo (si los formaron) deberá elegir un vocero, o más de uno, para
presentar cada subproducto. Si el grupo no se dividió, igual un vocero elegido por todos será quien
relate cómo fue su proceso grupal, qué sintieron y qué hicieron en concreto.

El tallerista deberá apoyar y acompañar el relato y efectuar los comentarios que crea
conveniente aportar en función de clarificar en la temática y hacia su objetivo del taller. El
resto del grupo también participa con sus reflexiones al respecto. Para esto el tallerista
puede utilizar una pizarra o un papelógrafo. Este último es más apropiado porque al grupo
le queda un material escrito y bien visible que puede retomar en otras actividades. En esta
etapa final se realiza una conclusión de todo lo realizado en el taller.

7. Cierre del taller. El tallerista comenta sus impresiones por lo realizado. Este cierre se puede
realizar mediante técnicas lúdicas o con un cuento u otra actividad. Es importante que los
participantes se vayan del taller llevándose consigo saberes e inclusive nuevas dudas o
interrogantes, con una sensación de haber hecho algo positivo con un rédito para sí y a la vez para
la organización y para el esclarecimiento grupal. Si a eso se agrega la sensación de haber estado en
una actividad gratificante y placentera, se habrá abonado el terreno para la participación en otros
talleres o actividades similares.
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PROGRAMA PREVENIR
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Metodología:

El uso de la palabra y de la interacción interpersonal como vehículo de la reflexión grupal


para generar un producto conciso de esa reflexión, en un vínculo entre los integrantes del grupo
entre sí y con el tallerista.

Cabe mencionar que los tiempos indicados pueden ser menores y las dinámicas pueden
modificarse en función del escaso espacio disponible, de la ocasional falta de materiales o de la
cantidad de integrantes.

Cuando se trabaja con más de un tallerista, ambos se combinan en el rol, en términos


gestálticos; cuando uno actúa en figura, el otro asiste desde el fondo y viseversa.

Ejemplo de planificación para un taller de reflexión sobre prevención del UID:

Tema: Prevención del UID.

Acercamiento a la población objetivo y convocatoria:


• Reunión con los referentes barriales para consensuar su apoyo para la participación del
grupo de vecinos elegido: adolescentes entre 15 y 20 años.

Objetivo general:
• Reflexionar sobre la problemática UID en un clima de discusión, participación y de
aprendizaje esclarecedor.

Objetivos específicos:
1. Que los participantes del taller reflexionen sobre la red intercausal propia para su
grupo de edad que transforma en un problema social y de salud pública al UID.
2. Apuntar a la comprensión de la problemática con elementos que la ubican como
emergente del funcionamiento estigmatizador y discriminizador de la sociedad y que se acrecienta
en los sectores sociales que la crisis sociocultural deja en condición de vulnerabilidad.
3. Que los participantes del taller reflexionen sobre que es el UID.
4. Que los participantes del taller reflexionen sobre los discursos más apropiados para
acercarse al resto de la comunidad como multiplicadores en su espacio de acción.
5. Que los participantes del taller reflexionen sobre las acciones colectivas factibles
para la prevención.
6. Que los participantes del taller generen un producto común, suele ser gráfico, que
sintetice lo realizado.
7. Tender a que los participantes del taller se organicen para llevar a cabo actividades
sobre la problemática en sus lugares de acción.

Etapas de desarrollo del taller:

A) Apertura: Preparación del espacio del taller con los asientos en disposición
circular para el trabajo “cara a cara” y la presentación del tallerista. Ronda de
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PROGRAMA PREVENIR
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presentación de los participantes mediante una dinámica grupal. Tiempo: 15 min.
máximo.

B) Inicio y consigna de trabajo. Motivación al debate: Aplicación de la


encuesta “pre”, luego el tallerista realiza una breve aproximación a la línea de
pensamiento sobre la problemática, incentivando las preguntas y la lluvia de ideas
de los participantes con un pequeño debate centrando al grupo en el tema y
recabando las expectativas de los participantes respecto al taller en el que están por
participar. Tiempo: 30 a 45min. máximo.

C) Desarrollo del trabajo en subgrupos: Dinámica grupal para separar a los


participantes en pequeños subgrupos. Entrega del material (fibrón, papel afiche,
tijeras, cola de pegar, papeles en blanco y de periódicos y revistas, tarjetas con
palabras disparadoras) para realizar un afiche como producto de cada subgrupo.
Consigna: deben pegar palabras, dibujos, fotos, generando algún mensaje referido a
la temática. Cada grupo se organiza libre y autónomamente y el tallerista no
interfiere en su realización, sólo puede reforzar la explicación de la consigna. Cada
grupo debe elegir uno o dos integrantes que luego explicarán a todos lo realizado.
Tiempo: 1 hora máximo.

D) Sintesis y debate colectivo. Reunión en plenario: Nuevamente se debe


preparar la disposición del espacio del taller con los asientos en forma circular para
el trabajo “cara a cara”. Se pegan los afiches juntos en un lugar que puedan ser
vistos por todos. Los representantes de cada subgrupo por turno, presentan lo
realizado a los demás, con el apoyo del resto del subgrupo. El tallerista puede
intervenir para pedir alguna aclaración o para realizar algún señalamiento. Los
participantes pueden realizar preguntas al subgrupo de turno o al tallerista. Tiempo:
30 a 45min. máximo.

E) Conclusiones y cierre: Finalizada la exposición de los subgrupos el


tallerista realiza una síntesis de devolución de lo escuchado, en la que hará hincapié
en los aspectos fundamentales no abordados y que cree importantes agregar, así
como propuestas de prevención y de acción específicas.

El tallerista realiza una actividad de cierre que puede ser un juego o un cuento para
la reflexión y plantea alguna posibilidad de seguir en contacto o los convoca para la
realización de otra actividad. Luego entrega los cuestionarios “post” y los de
medición de satisfacción de la actividad. Tiempo: 60 min. máximo.

Ejemplo de un Plan de actividad (agrgar los renglones que sean necesarios)


El nombre del promotor o promotores______________________________________
Programa al que pertenece_________________________________________
Tema_____________________________________ Fecha__________________
Lugar ____________________________________________
Dirección _________________________________ Teléfono___________________
Persona/s de contacto con los que se realizó la convocatoria
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PROGRAMA PREVENIR
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(referentes indispensables para llevar a cabo la actividad)
_______________________________________________________________________________

Objetivo: (Qué es lo que quiere lograr) _____________________________________________________________


Objetivos específicos:
_______________________________________________________________________________

Audiencia: (Quiénes son los participantes)____________________________________________________________________


Puntos Importantes: (Cuáles son los mensajes importantes para que las personas recuerden)
_______________________________________________________________________________________________
Dinámicas a utilizar
(se recomienda utilizar actividades lúdicas de educación popular o de animación sociocultural)
_______________________________________________________________________________
Duración de la actividad y de cada etapa de la misma
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________

Materiales necesarios_____________________________________________________________
_______________________________________________________________________________

Elementos a considerar para la prevención del UID en una comunidad desfavorecida.

Analizar las condiciones de salud. Cuando discuta con el grupo acerca de las
condiciones para la prevención del UID, centre la atención en las condiciones
de salud de la población, de la comunidad local y de su relación con el sistema
de salud.

Analizar los condicionantes sociculturales y económicos de desvalorización


internalizadas en las poblaciones más desfavorecidas. Como las condiciones
socioeconómicas han condicionado la situación en la que viven las personas,
se ha llegado al punto que supongan que esas condiciones no pueden ser
cambiadas, y en la creencia de que es parte se su destino y por eso lo deben
aceptarlo haciendo lo mejor que pueden para sobrevivir entre el dolor y la
pobreza.

Otro elemento devaluador, es que su propia cultura es considerada


como sin valor y por lo tanto debe de ser olvidada para adoptar la cultura
dominante. En el proceso, las personas pierden no solo su autoestima,
también aceptan que las traten como ignorantes, flojas y hasta minusválidas.
Bajo esas circunstancias es como “si los hayan entrenado para ser pasivos,
para no quejarse y hacer lo que pueden para sobrevivir”. Generación tras
generación el ciclo se repite, las personas toman su lugar dentro de sus
circunstancias y es raro que cuenten con una motivación que las mueva en
otro sentido. Puede muchas veces tener un efecto paradojal, por el cual el cual
condiciones desfavorables se convierten en aspectos a ser reivindicados como
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PROGRAMA PREVENIR
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parte de la propia identidad y a la vez revalorizados generándose en aspectos
de resistencia.

Como parte de la tarea del promotor se cuenta el tratar de revertir esas


circunstancias, interactuar e intentar involucrar a las personas para que
influencien activamente en el ambiente en el que viven y de esta manera,
mejorar su calidad de vida concientemente de este movimiento constructivo.

Otros aspectos a tener en cuenta por el promotor:

El lugar y la hora de reunión. El promotor siempre debe pensar en


que es lo más conveniente para las personas que invitará o con quienes irá a
su encuentro; el día de la semana y la hora en que es más probable que ellos
estén disponibles, etc. Deberá seleccionar para las convocatorias, lugares lo
más cómodos posible, con mobiliario adecuado, que tengan buena
iluminación, ventilados (con aire fresco en verano o calefacción en invierno, si
es posible) y con suficiente espacio para que tanto el promotor como los
participantes, se puedan mover para acercarse a los rotafolios, pasar a hablar
al frente, etc. Cuando se va a los lugares donde están es obvio que lo único
posible es que el promotor se adapte a trabajar en ese lugar.

Organización. Siempre se debe dar la impresión de estar bien


organizado, el promotor debe tener las agendas listas especificando el tiempo
destinado para cada actividad y debe seguir con lo planeado (salvo que algún
elemento nuevo deba obligar a modificar totalmente o parcialmente el eje de
la reunión), o con sus materiales a la mano y arreglados en el orden en que los
va a usar, para las actividades convocadas y con los folletos y el cuaderno de
campo, cuando va al terreno. Es posible que imponderables impidan la salida
o la modifiquen de algún modo.

Puntualidad. El promotor debe llegar al lugar de la reunión antes de la


hora en que espera a los participantes y empezarla puntualmente, tal vez al
principio habrá gente que llegue tarde, pero poco a poco aprenderán a llegar a
tiempo si no quieren perderse lo que pasa, es una forma de mostrar respeto
por las personas que hicieron el esfuerzo de llegar a tiempo. Se debe finalizar
en el horario previsto. Lo mismo ocurre con los horarios de las salidas, estas
son rutinas lo más fijas posibles. Para las personas a las que se acerca este
hecho genera confianza y expectativas positivas hacia la credibilidad de la
tarea del promotor.

Estatus Social. Cualquier perspectiva que las personas tengan sobre


cuál es su lugar en la sociedad, se verá reflejada en la manera en que el grupo
se relacione. Por ejemplo en una discusión en donde haya trabajadores,
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PROGRAMA PREVENIR
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proveedores de servicios, líderes locales, etc., las personas que sientan que
tienen menos estatus tenderán a permanecer calladas, permitiendo que los
demás hablen. Si sus ideas no fueron consideradas importantes en otras
instancias de sus vidas, porque ahora si lo serán, se creen no habilitados para
expresarse. Como facilitador de la reunión, el promotor, debe incluir a todos
los presentes en la discusión y valorar lo que digan demostrándolo
claramente. Debe tener en cuenta esta situación e intervenir para tratar de
balancear el encuentro apoyando la participación de quienes menos se
expresan.

Representación. La dinámica de trabajo del grupo será mejor si incluye


una variedad de personas. En lo posible se debe invitar al mismo número de
hombres que de mujeres de diferentes edades y estado civil, cuanto más
heterogeneidad, entre mayor y más diversa es la representación, es mejor
para contar con una amplia variedad de opiniones y una base diversa que
facilite lograr el apoyo de varios segmentos diferenciados en la población de la
comunidad local. Esta regla se limita cuando se organizan grupos homogéneos
por alguna razón, por ejemplo jóvenes y adolescentes o un grupo focal86.

El Poder. El promotor debe tomar en cuenta que durante el proceso de


la reunión grupal, las relaciones de poder que tradicionalmente existen en la
comunidad podrían ser desafiadas y/o cambiadas, de manera que podrían
causar reacciones en los grupos que lo detentan. En la medida de lo posible,
debe incluir en sus planes algunas ideas para enfrentar esos desafíos. El poder
de la colaboración viene de la inclusión; se debe incluir entonces el mayor
número de personas que tengan interés en el programa de promoción que
lleva a cabo y que por lo tanto sean los aliados del promotor. Si los distintos
grupos pueden incluir a integrantes de la comunidad que tengan el poder para
tomar decisiones o de bloquearlas, y a las afectadas por las decisiones de los
anteriores, además de personas con información relevante, expertos o con
experiencia en el área temática de la actividad, suele ser positivo relevar la
actitud de los actores que participarán, esto es el poder ponderarlos para
saber de antemano si se cuenta con los suficientes aliados, contrarios o
neutros, y que lugar tienen estos en la comunidad, de poder o no. El promotor
podrá realizar alguna actividad previa para modificar, si es posible, este
“mapeo de actores locales” a su favor. También deben ponderarse los actores
externos a la comunidad local pero que tienen una posición de influencia con
la tarea que se está llevando a cabo. También en este caso se pueden generar
estrategias para contrarrestar los efectos negativos.

Tiempos limite. El promotor no debe esperar que todos los pasos


descritos como parte del proceso pasen automáticamente. En cada grupo la
dinámica será diferente y necesitará adaptarse a su paso. Por ejemplo,
algunos grupos necesitaran reunirse varias veces para llegar a un acuerdo. Sin
86
Este tipo de grupos pequeño, suele ser homogéneo y se utiliza en el relevamiento de datos cualitativos para saber
opinión y percepción sobre algún tema específico que sólo este tipo de grupo puede brindar.
48

PROGRAMA PREVENIR
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embargo, no debe dejar pasar el momento de entusiasmo; debe mantenerlos
motivados hacia alcanzar la meta, pero ni muy rápido que asuste, ni en forma
muy lenta que los aburra.

Participación Activa. El promotor debe tratar de establecer un sistema


de comunicación entre los participantes. Generar debate y permitir expresarse
a los más cayados. Al principio tal vez necesiten ayuda, pero es importante
que se les haga saber que el promotor está ahí para apoyarlos.

Apoye a y de los líderes locales. Sin los referentes o líderes locales


de cada comunidad el promotor no podrá acceder a la población, además
serán los referentes los que puedan contener al resto en el ciclo de las
actividades que se planifique realizar en la comunidad. Con el tiempo es
posible y deseable que el promotor pueda alejarse y dejar instalada una
respuesta autogestiva (que se gestiona a sí misma).

Por último el promotor debe ser creativo y planear suficientes


actividades para que todos se mantengan activos y motivados, pero al
mismo tiempo, no tantas o tan grandes que los miembros se sientan
abrumados.

Bibliografía consultada:

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Comunitarios de Salud. The California Endowment, Rural Community Assistance Corporation, de
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PROGRAMA PREVENIR
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Lic. Ricardo G. Iufe


Consultor Región Patagonia
Programa Prevenir
SEDRONAR

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