Sie sind auf Seite 1von 4

1

12 DESIERTOS III (CONT).


CUATRO PRINCIPIOS DE FE
Por Ricardo Vivas Arroyo

La fe es el fundamento que nos da firmeza (1ª Co. 16:13, 2ª Co. 1:24, Col. 2:7), y para establecer sus
cuatro principios en el creyente, es que Dios ejerce otras cuatro disciplinas, prefiguradas por los cuatro
últimos desiertos que Israel peregrinó rumbo a Canaán, aprendamos de ellos (1ª Co. 10:6-12):

9.- DESIERTO DE BEER (Nm. 21:16-18). Beer significa pozo, en él Dios les da un receso antes de
iniciar la guerra, se detiene para enseñarles el primer principio de fe, mediante la disciplina de la
iniciativa. La Biblia nos narra que en ese lugar no bebieron agua de la peña, como durante los 40 años
anteriores. Dios le dijo a Moisés que juntara al pueblo para darles agua, luego le pidió a Moisés y a los
príncipes del pueblo, que tomaran su bordón, símbolo de autoridad y sirvieran al pueblo cavando un
pozo en la arena seca del desierto, era necesario que los líderes creyeran que Dios les daría agua en ese
lugar y obedecieran a Dios cavando para suplir la necesidad del pueblo, mostrando el primer principio
de fe que es fidelidad del pastor por las ovejas, confiando en que Dios mismo supliría por medio de
ellos (Is. 33:22). Dios respalda al que llama y le obedece fielmente caminando en su llamado. Cuando el
pueblo ve a sus ministros cavar en la arena obedeciendo a Dios y haciéndolo fielmente hasta
encontrarla, es inspirado en esa fe y la va a imitar (He. 13:7), por eso el pueblo empieza a cantar
palabras de fe: sube pozo, sube pozo. Y el milagro sucedió, el agua brotó del pozo y suplió su sed. Era
algo completamente nuevo, estaban por empezar una aventura de fe: la guerra, y debían confiar y
obedecer a sus líderes, a sus ministros, porque ellos a su vez confiaban y obedecían a Dios, que llama
las cosas que no son y vienen a ser (Mr. 11:22, Ro. 4:17).

… A Él cantad, la alabanza a Dios es el lenguaje de la fe (Sal. 106:12), que canta y confiesa que Dios
dice la verdad y esta se cumple (2ª Co. 4:13). El pueblo cantó a Dios mientras sus ministros cavaban,
confesando que creían y dieron palabras de fe hasta que el agua brotó. Debió ser maravilloso beber de
esa agua provista en otra manera milagrosa, la fidelidad es fe sostenida bajo presión, cuando lo natural
contradice lo que Dios nos ha prometido y nosotros nos mantenemos confesando la verdad de Dios
hasta que se manifieste. Los ministros son dechados o ejemplos a la grey, el pueblo va a caminar en lo
que el ministro vive, más que en lo que el ministro predica, pues sus actos de obediencia confirman su
predicación.

Pablo como fiel ministro por el rebaño les advierte de falsos ministros (Hch. 20:18-21, 26-27), y les
enseña a discernir entre los ministros y los que se dicen ministros (Hch. 20:28-31). Porque un ministro
es fiel y hace lo que cree, dando ejemplo a los creyentes. Pablo fue fiel al rebaño y daba su vida por
suplir lo que faltaba a su fe (Hch. 21:13-14, Fil. 1:21-26, Fil. 2:16-18), también Timoteo y Epafrodito
servían fielmente a las iglesias (Fil. 2:22, 25-30).

Los ministros fieles muestran la iniciativa velando por el rebaño (He. 13:17). Un ministro fiel se gasta él
y lo suyo con gusto para bien del rebaño (2ª Co. 12:14-15, 2ª Ts. 2:9-13). Al tomar la iniciativa de fe, el
ministro fiel siembra fe en las ovejas, que nunca podrán ir más allá de ellos (Mt. 10:24, Lc. 6:40).
2

La referencia al Legislador con sus bordones, muestra a Cristo obrando detrás de los ministros, siendo
ellos sus herramientas en sus manos, es importante reconocer que no son ellos sino Dios a través de
ellos, como lo confirma el siguiente principio.

10.- DESIERTO DE CADEMOT (Dt. 2:26-31). El cuartel de guerra se establece en el desierto de


Cademot (Nm. 21:21-31). Cademot quiere decir: principios, de la raíz cadam, que quiere decir
enfrentar, asaltar, salir al encuentro. Por fin Israel iba a entrar en la guerra para heredar lo que Dios le
entregaba; Sehón, rey de los amorreos, le salió al encuentro con poderoso ejército, para pasar por la
disciplina de la oposición, necesaria para descubrir la fuerza de Dios mediante el segundo principio de
la fe, que es seguridad de gracia, Sehón, significa, arrebatador, que tenía su corazón endurecido, pero
Israel conquistó todas sus ciudades y las poseyó, porque Dios les dijo que Él se las había dado en su
mano (Jue. 11:19-23).

Israel no se amedrentó, algo había pasado, los principios de Dios estaban operando en él y peleó
valientemente, descubriendo que el atreverse a obedecer, libera el poder de la gracia de Dios. No vamos
a descubrir la potencia de Dios si no aprendemos a depender de la gracia de Dios (Ro. 1:16-17), como
Pablo lo aprendió cuando estuvo seguro que su propia fuerza no podía, pero también se aseguró que es
por gracia, es decir, no por mérito propio, sino por los méritos de Cristo, porque la gracia es depender
de lo que Dios hizo por nosotros en Cristo (2ª Co. 12:9-10).

El creyente debe saber que también es un soldado y que se encuentra en guerra, que debe conquistar lo
que Dios le ha dado y que el diablo siempre se va a oponer para intentar evitar que posea o herede lo
que Dios ya le prometió (2ª Ti. 2:1, 3-4). Sabemos que la fe es la única manera de agradar a Dios (He.
11:6) y la fe se libera por la gracia de Dios con toda seguridad, para vencer al enemigo y despojarlo de
lo que es nuestro (Ro. 4:16, Stg. 4:6-7).

Dios permite la oposición para que podamos ejercer la gracia y sucedan los milagros del poder de Dios
(Ro. 5:15, 17, 20). Si el poder de Dios se liberara por nuestra justicia, la gracia no tendría significado,
pero la gracia es garantía de que el poder de Dios se manifiesta, no por lo que nosotros somos, sino por
lo que Cristo es en nosotros, es por ello que tenemos seguridad de gracia (Hch. 11:23). Debemos
establecernos en el principio de seguridad de gracia en vez de confiar en lo que nosotros hacemos o
dejamos de hacer (He. 13:9), y terminamos haciendo la voluntad de Dios respaldados por su gracia.

11.- DESIERTO DE BASÁN (DT.3:8-11, 13). Basán significa, llano fértil, pues este desierto en
realidad dependía de un gran monte del que descendía su humedad (Sal. 68:15). Siendo una tierra
habitada por gigantes, descendientes de los Rafeos, que significa poderosos (Jos. 13:12), Dios los
sometió a la disciplina del peligro, al enfrentarlos a un enemigo más poderoso que el anterior y
vencerlos (Nm. 21:33-35). Og, rey de Basán, era más grande que Goliat, el gigante que enfrentó David,
el cual media 6 codos y 1 palmo (2.85 m.) (1º Sm. 17:4), por el tamaño de la cama de Og, que era de 9
codos, podemos deducir que él tendría por lo menos 8 codos (3.60 m.), así que era enorme,
impresionante, muy poderoso; en proporción, debió tener entre sus hombros como 2 codos (90 cm.
Mínimo. Seguramente su cama fue la primera King Size (tamaño regio) que hubo; en lo natural Og y
sus gigantes eran invencibles, pero Dios le había dicho a su pueblo: No temas, e Israel le creyó a Dios,
lo enfrentó y lo venció. El tercer principio de fe es precisamente fe invencible, porque nada para el
avance del que ha sido establecido en la fe.
3

Basán en realidad es un tipo del infierno, a donde el alma de Cristo descendió cuando murió en la cruz,
donde fue rodeado por los demonios, prefigurados por los fuertes toros de Basán, por la boca del león, y
librada su alma de los perros y los cuernos de los unicornios (Sal. 22:11-21), pero Cristo venció al
diablo y a sus huestes, y resucitó volviendo de Basán, del infierno (Sal. 68:22, Sal. 16:10, Hch. 2:27).
Ahora nosotros nos enfrentamos a un enemigo vencido, es un gigante poderoso, pero en Cristo pronto
quedará aplastado bajo nuestros pies (Ro. 16:20).

Cuando Cristo estuvo en la tierra, ministró en aquellas regiones de Basán, donde hizo varios milagros y
liberaciones (Lc. 9:12-14), Gádara y Gérgeza se encuentran en esta región, donde Cristo echó fuera a
legiones de demonios (Lc. 8:26-37, Mt. 8:28-34). Un endemoniado era de Decápolis, en Basán (Lc.
8:38-39). La fe invencible es una fe madura, poderosa, que no se detiene ante el peligro porque Dios en
nosotros es mayor que el enemigo (1ª Jn. 4:4).

12.- DESIERTO DE MOAB DEL JORDÁN (Nm. 22:1-4). Este desierto es diferente al del hijo de
Lot, este era habitado por los madianitas, cuyo rey Balac, pidió al profeta Balam que maldijera al
pueblo de Israel (Nm. 22:5-7, 35). Esta es una larga historia con mucha enseñanza, pero en resumen
Balam fue tentado por la codicia e intentó maldecir al pueblo y terminó bendiciéndolo tres veces (Nm.
23:11-12, 23, 25-27, 24:1-2, 10-11). El pueblo no imaginaba lo que estaba pasando y cómo se estaban
haciendo agüeros en su contra, pero Dios dice que no hay agüeros contra su pueblo. Nosotros podemos
estar seguros que Dios nos ha equipado para vencer toda fuerza del enemigo y nada nos dañará (Lc.
10:19, Mr. 16:16-18).

Mientras Balac intenta maldecirlo, en este desierto Moisés ora por si Dios le concediera pasar a ver la
tierra prometida, pero Dios ya dictaminó que no, así que le concede subir al monte Pisga para verla
desde lejos (Dt. 3:23-29).

Allí en Moab del Jordán el pueblo es sometido a la disciplina del discipulado (Dt. 4:1-2, 34-40), allí se
dio el Deuteronomio, o repetición de la ley (Dt. 5:1-33). Después, les dice cómo deben transmitirla a sus
hijos para que lo conozcan y lo teman, acordándose, de las palabras de Dios, aplicándolas, repitiéndolas,
poniéndolas por señal en sus casas, escribiéndolas, enseñándolas a sus hijos (Dt. 6:1-13), todos estos
aspectos son los principios del discipulado. Esta disciplina es aplicada por Dios mediante los libros de
Samuel, con los de Reyes y los de Crónicas, donde Dios repite muchas cosas para confirmarlas en su
pueblo. Es también usado para nosotros mediante los 4 evangelios, que nos confirman en las enseñanzas
de Cristo y nos muestran enfoques diferentes de ellas.

El apóstol Pablo usa el mismo recurso para confirmar a las iglesias en la doctrina (Fil. 3:1), y le encarga
a Timoteo ceñirse a él (2ª Ti. 4:2). Pedro también usa el mismo principio (2ª P. 1:12-15).

Moisés subió al monte Pisga y vio la buena tierra que Dios les había dado, y después murió y Dios
mismo lo sepultó (Dt. 34:1-5). Moisés, Pablo, Pedro y nuestros pastores y ministros, cuando son fieles
en su labor y discipulan al pueblo enseñándole a temer a Dios y a servirle, establecen un vínculo con
ellos y la fe sembrada se manifiesta en el último principio de la fe, el aprecio de las ovejas por el
pastor, y el pueblo los llora, con profunda reverencia, porque están agradecidos a Dios por su vida y
entrega (Dt. 34:6-12, Hch. 20:36-38).
4

Cuando muere Moisés, el pueblo ya tiene otro pastor que Dios les dio, a Josué (Nm. 27:18-23), a quien
el pueblo reconoció y obedeció como a Moisés (Jos. 1:16-18, 3:7-13), Dios respaldó a Josué que
también fue un pastor fiel y el principio de aprecio por el pastor fue establecido en su pueblo (Jos. 4:14),
como lo debe ser en la iglesia ahora (He. 13:17).

TABLA RESUMEN DE LOS PRINCIPIOS Y LAS DISCIPLINAS DE DIOS A SU PUEBLO

PRINCIPIO FUNDAMENTAL DESIERTO DISCIPLINA

AMOR

Sumisión al Señorío de Cristo Shur De la Negación.

El dar de Cristo Sin De la Privación.

Unión con Cristo Sinaí De la Palabra.

Llevar el vituperio de Cristo Parán Del Rechazo.

ESPERANZA

No Apresurarse (reposar) Zin De la Demora.

Derramamiento del Espíritu Santo Edom Del Castigo sobre la Carne.

Hablar en otras lenguas Moab Del Cambio.

Testificar con poder Ammón Del Desafío.

FE

Fidelidad del pastor Beer De la iniciativa.

Seguridad de Gracia Cademot De la Oposición.

Fe invencible Basán Del Peligro.

Aprecio de las ovejas por su pastor Moab del Jordán Del Discipulado.

-----o-0-o-----

Das könnte Ihnen auch gefallen