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Poder Judicial de la Nación

"Año del Bicentenario"

SENTENCIA DEFINITIVA Nº 16.708

EXPEDIENTE Nº 8.086/2006 SALA IX JUZGADO Nº 8

En la Ciudad de Buenos Aires, el 30 de noviembre de 2010


para dictar sentencia en los autos caratulados "TABORDA
CLAUDIO DARIO c/ SEÑAL ECONÓMICA S.A. Y OTROS s/ DESPIDO” se
procede a votar en el siguiente orden:

El Dr. Alvaro E. Balestrini dijo:

I.- La sentencia de primera instancia que


hizo lugar al reclamo contra Señal Económica S.A. y Daniel
Alejandro Sede y lo rechazó respecto de la Diócesis de San
Justo, suscita la queja de ambas partes a tenor de los
memoriales presentados por ambas codemandadas y la parte
actora a fs. 487/494 y fs. 495/501, respectivamente.
II.- Por cuestiones metodológicas analizaré,
en primer término, los planteos de Señal Económica S.A.
El Sr. Juez “a quo” tuvo por acreditado que
la relación que unía a las partes reconocía su causa en un
contrato de trabajo (arts. 21, 22, y 23 de la L.C.T.) y como
correlato hizo lugar a las indemnizaciones derivadas del
despido causado (arts. 242 y 246 de la L.C.T.), en los
términos de la ley 12.908. Para así resolver, sostuvo que la
demandada no había demostrado la tesis defensiva articulada
en el responde, es decir, el supuesto carácter autónomo de
los servicios prestados por el actor; en tanto que, por el
contrario, la prueba producida –testimonial, documental e
informativa- y los hechos relatados por la propia parte en
el escrito de contestación de demanda eran concluyentes en
orden a acreditar la naturaleza laboral del vínculo.
Contra tal decisión recurre Señal Económica
S.A. y, en lo principal, cuestiona la calificación
jurisdiccional del vínculo.
Me anticipo a señalar que la argumentación
recursiva ni aún con un criterio amplio de admisibilidad
formal puede ser considerada como una verdadera expresión de
agravio en el sentido contemplado en el art. 116 de la L.O.,
pues se ciñe a confusas consideraciones generales y a
escuetas y aisladas referencias de la prueba testifical,
totalmente ineficaces para revertir el panorama que surge de
la sentencia en crisis.
En síntesis, la quejosa se limita a discrepar
con la solución adoptada en tanto le resulta adversa, pero
no opone argumentos atendibles que permitan controvertir los
aspectos que dieron sustento al fallo apelado (art. 116 de
la L.O. y 265 del C.P.C.C.N.).
A guisa de ejemplo, hago hincapié en que
resulta francamente inadmisible que la hoy apelante pretenda
desdecirse de sus propios dichos alegando “un error
involuntario en la transcripción de un párrafo” del escrito
de contestación de demanda, donde reconoció –en mi opinión,
despejando cualquier duda al respecto- la naturaleza laboral
de la relación.
La lectura del memorial obrante a fs. 83/88
(en particular, ver. fs.85) deja traslucir claramente que no
se trató de un mero equívoco; antes bien, el párrafo “A
pesar de ello nunca se le negó al actor mientras duró la
relación laboral lo que por derecho le corresponde, a saber:
sus recibos de haberes, ...certificado de trabajo...sus
haberes, todo ello siempre estuvo a disposición del actor en
la empresa ....mi mandante actuó siempre conforme a derecho,
cumplió perfectamente con las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo,....” aparece como la conclusión de los
hechos expuestos en los párrafos precedentes y en los que se
trató de atribuir los incumplimientos que derivaron en la
rescisión contractual a circunstancias supuestamente ajenas
a la empresa (imposibilidad de acceder a instalaciones de la
radio por el accionar de un tercero, situación económico-
financiera, pedido de quiebra), en un intento fallido de
justificar su conducta disvaliosa.
Para más, aun si pudiéramos acoger
favorablemente este aspecto de la defensa articulada, la
solución no habría diferido en lo sustancial.
En efecto, una vez reconocida la prestación
de servicio se torna operativa la presunción que emana del
art. 23, de la LCT, y lo cierto es que la prueba testifical
producida a instancias de la demandada y que hoy pretende
reivindicar (Rithner a fs. 199-I y Prieto a fs. 200-I) en
modo alguno ha sido lo categórica y concluyente que era
requerible –máxime, en ausencia de otros medios probatorios-
como para descalificar la aplicación del dispositivo legal
mencionado.
A mayor abundamiento, destaco que de la
ausencia de reclamos en vigencia de la relación no puede
colegirse ninguna renuncia de derechos (cfr. art. 58 de la
L.C.T.), y que la circunstancia de que el actor facturara
por sus servicios tampoco empece a la existencia de un
vínculo dependiente, pues cabe recordar que, más allá de las
formas que se utilicen para instrumentarlo (me refiero, en
el caso, al mentado contrato de locación de servicios cuya
copia se encuentra agregada a fs. 82) la naturaleza del
mismo debe resultar de la realidad de la relación observada
entre las partes, y en tal sentido, la aquí apelante no
demostró que el actor organizaba el servicio que prestaba
como titular de su propio emprendimiento, cualquiera que
fuese la modalidad.
Las consideraciones hasta aquí vertidas
brindan suficiente respaldo para determinar el rechazo de la
queja y confirmar el fallo apelado, tanto en lo que respecta
a la calificación del vínculo cuanto, obviamente, a la
legitimidad del cese dispuesto por el trabajador (arts. 242
y 246, L.C.T.).
IV.- La forma de resolver que propongo en el
apartado anterior me exime de cualquier análisis relacionado
con la aplicación de la ley que regula la actividad
periodística, pues su tratamiento fue supeditado por la
apelante Señal Económica S.A. a la naturaleza no laboral
del vínculo que pretendió reivindicar con suerte adversa en
esta Alzada.
V.- En otro orden, el actor cuestiona el
rechazo de la acción entablada contra la Diócesis de San
Justo y, a mi criterio, con razón.
En efecto, el informe evacuado por la
Jefatura de Gabinete de Ministros Comité Federal de
Radiodifusión (fs. 136 I) da cuenta de que la licencia de
explotación de la radioemisora AM 1150 KHZ fue otorgada a la
Diócesis de San Justo, y si bien es cierto que a la fecha de
la consulta aún no se había emitido el decreto de
autorización (ver, fs. 135 I, y planteo defensivo articulado
por la requerida en la contestación de demanda), no lo es
menos que ello no impidió que, en tal carácter, la Diócesis
iniciase las actividades pertinentes y encomendara a Señal
Económica S.A., con fecha 13 de enero de 2004, el
asesoramiento, la producción artística, la asistencia
técnica, la coordinación de la administración de la radio,
la selección y ejecución de contenidos y la coproducción del
30 % de la programación de la misma (ver. fs. 107/110).
En síntesis, los términos contractuales
denotan que la usuaria de la frecuencia radial cedió –en
parte- a Señal Económica S.A. la explotación de la emisora,
que no se desligó del resultado y que aun cuando dicha
actividad en modo alguno puede considerarse como la normal y
específica de la Diócesis se trató, en definitiva, de un
medio para cumplir con su cometido, según surge del propio
instrumento notarial (“...optimizar el manejo y
administración de la RADIO buscando cumplir con la finalidad
específica e inalterable que llevo su puesta en el aire,
para cumplir con la misión que es de su esencia...).
Para más, es de destacar que en la Cláusula
cuarta del mencionado acuerdo la cedente se reservó la
facultad de controlar el cumplimiento de los deberes que la
Ley de Contrato de Trabajo pone en cabeza del empleador –
entre otros-, y aun cuando no se discute que la Diócesis
ejerció su función de contralor, en concreto, éste resultó
insuficiente para detectar y conjurar la anomalía registral
que surge de lo actuado.
A ello me permito agregar que, si bien llega
firme a esta Alzada que el actor desempeñó tareas como
periodista en eventos deportivos, lo cierto es que el
servicio prestado redundó en beneficio directo del
principal, habida cuenta de que la Diócesis y la codemandada
Señal Económica S.A. compartían la coproducción del 30 % de
la programación en la que se insertó el trabajo del
demandante(art. 30, 3º párrafo de la L.C.T.).
En consecuencia, propicio revocar el fallo
apelado en el punto bajo análisis y hacer extensiva la
condena a la codemandada Diócesis de San Justo en los
términos del art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo.
VI.- Igual temperamento sugiero adoptar con
relación al rechazo de la indemnización contemplada en el
art. 80 de la L.C.T. en su último párrafo (modificación
introducida por el art. 45 de la ley 25.345).
Si bien he sostenido reiteradamente que de
conformidad con lo dispuesto por el art. 3º del decreto
146/01, para que proceda la reparación respectiva el
trabajador debe respetar el plazo previsto para cursar a su
empleador la intimación tendiente a requerir la entrega de
los certificados de trabajo (ver SD Nº 11.777 del registro
de esta Sala IX del 31/08/04 "in re" "Gonzalez Juan Carlos
c/ Italia Bella S.A. s/ despido", entre muchos otros);
recaudo formal que en el caso no se advierte cumplido a luz
de los propios términos del planteo revisor, y que en
principio ello podría significar el rechazo de la reparación
pretendida, no es menos cierto que tal circunstancia puede
ser aplicable en el caso en que no se desconozca por parte
de la empleadora la relación laboral y no, como ocurre en el
particular supuesto de autos, en que la codemandada Señal
Económica S.A. rechazó injustificadamente que mediara entre
las partes un vínculo laboral. Las circunstancias expuestas,
impiden, a mi entender, aplicar el plazo condicional
previsto en el citado decreto, cuando surge claramente que
la intimada no daría cumplimiento con su obligación (ver
S.D. Nº 11.435 del registro de esta Sala IX del 27/04/2004
"in re" "Fabbro, Patricia Beatriz c/ Carlos D'Aria S.A. y
otro s/ despido").
A partir de la forma de resolver que
propongo, corresponde elevar el capital de condena en la
suma de $ 2.400 (3 x $ 800), por lo que éste quedará
expresado en la suma de $ 27.750,68 ($ 25.350 más $ 2.400).
VII.- Por el contrario y de prosperar mi
voto, no tendrán favorable recepción en esta Alzada los
planteos relativos al rechazo de las indemnizaciones
previstas en el art. 16 de la ley 25.561 y art. 2º de la ley
25.323.
Respecto al primero de los tópicos
mencionados, cabe recordar que a la fecha del cese
(14/11/2005) se encontraba vigente la ley 25.972 (B.O.
17/12/2004) y que el art. 4, 2º párrafo del dispositivo
legal resulta suficientemente claro en orden a que el
incremento indemnizatorio modula sobre el art. 245 de la Ley
20.744 (t.o. 1976 y sus modificatorias).
Por ser ello así, y toda vez que en el
supuesto de autos no resulta controvertido que la relación
individual de trabajo se encontraba regulada por la ley
12.908 (publ.3/2/1947) y que ésta contempla un régimen
especial para resarcir el despido incausado que desplaza en
su aplicación a la norma general, no cabe sino y tal como lo
anticipé, confirmar el fallo apelado en lo que fue materia
de análisis.
La forma de resolver no implica un
pronunciamiento contradictorio con anteriores precedentes de
esta Sala que se dictaron con anterioridad al marco
normativo determinado por la ley 25.972.
En lo que atañe a la reparación contemplada
en el art. 2º de la ley 25.323, me remito a la doctrina que
emana del Fallo Plenario nº 313, en autos: “Casado, Alfredo
Aníbal c/ Sistema Nacional de Medios Públicos S.E.”, donde
se dijo: “El recargo previsto en el art. 2º de la ley 25.323
no se aplica, en las relaciones regidas por la ley 12.908, a
las indemnizaciones dispuestas en el artículo 43, incisos b)
y c), de esta última ley. Asimismo, tampoco se aplica a la
indemnización dispuesta en el inciso d) del mismo
artículo.”.
VIII.- Por último, la persona física
codemandada (Daniel Alejandro Sede) cuestiona haber sido
condenada en forma solidaria.
Sin perjuicio de los reparos formales que me
merece la queja (art. 116, L.O.), observo que en el contexto
de comportamientos reprobables de la sociedad codemandada se
destaca que el vínculo laboral se desarrolló en la
clandestinidad. Todo ello implica, lisa y llanamente, que el
ente societario no efectuó los aportes previsionales al
sistema de la seguridad social ni cumplió con las cargas
impositivas relativas a la relación laboral habida entre las
partes, patentizándose un perjuicio concreto para el
trabajador; presupuesto que encuadra en las previsiones de
los arts. 54 y 274, primer párrafo de la ley 19.550, y que
involucra –en el marco de los hechos afirmados en la
sentencia anterior- a la persona física de que se trata, sin
que ésta haya invocado y mucho menos acreditado, haberse
opuesto a la irregularidad mencionada (art. 274, 2º y 3º
párrafo, ley 19.550), de lo que se deriva la responsabilidad
ilimitada y solidaria que le compete por los daños y
perjuicios resultantes de su acción y/u omisión.
IX.- El nuevo resultado del litigio impone
dejar sin efecto la atribución de costas y la regulación de
honorarios practicadas en la anterior instancia (art. 279
del CPCCN), sólo respecto de la acción deducida contra la
codemandada Diócesis de San Justo, a cuyo efecto, propongo
imponerle las costas del juicio junto con los restantes
codemandos (art. 68, 1º párrafo, CPCCN).
Por lo demás, Señal Económica S.A. y Daniel
Alejandro Sede han resultado vencidos en lo sustancial y
principal del reclamo –al margen de un criterio de
apreciación estrictamente numérico- y, en el caso, no median
circunstancias que convaliden apartarse del principio rector
que rige la materia establecido por el art. 68 del CPCCN y
que encuentra su razón de ser en el hecho objetivo de la
derrota.
Teniendo en cuenta el mérito, calidad y
extensión de las labores desarrolladas por los profesionales
intervinientes en el marco de la pretensión articulada
contra la Diócesis de San Justo, sugiero fijar los
honorarios de las representaciones letradas de la parte
actora y de dicha codemandada en la suma de $ 2.250, para
cada una de ellas, respectivamente (art. 38 de la L.O. y
arts. 6, 7, 8, y siguientes de la ley 21.839, cf. ley
24.432).
X.- Las costas de esta instancia serán
soportadas por los codemandados vencidos (art. 68,
C.P.C.C.N.), a cuyo efecto estimo los honorarios de los
presentantes de fs. 488/494, fs. 495/501 y fs. 507/511, en
el 25 % de lo regulado en la etapa anterior.

El Dr. Mario S. Fera dijo:

Adhiero al voto que antecede, por compartir


sus fundamentos.

El Dr. Daniel E. Stortini: no vota (art. 125 de la L.O.).

A mérito del acuerdo que antecede, el


TRIBUNAL RESUELVE: 1) Modificar parcialmente el fallo
apelado, elevando el capital de condena a la suma de $
27.750,68, según la solución propuesta en el apartado VI)
del primer voto; con más los intereses allí establecidos que
llegan firmes a esta instancia; 2) Revocar la sentencia de
grado en cuanto rechazó la acción interpuesta contra la
codemandada Diócesis de San Justo, haciendo lugar a la
demanda contra esta última, con costas y honorarios, según
la solución propuesta en el apartado IX) del primer voto; 3)
Confirmar la sentencia de grado en lo demás que decide y fue
materia de apelación y agravios; 4)Costas de Alzada a las
codemandadas vencidas (art. 68, C.P.C.C.N.); 5) Regular los
honorarios de los profesionales intervinientes en esta
instancia en el 25 % de lo que les corresponda percibir por
las tareas realizadas en la etapa anterior.
Cópiese, regístrese, notifíquese y vuelvan.

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