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LA APLICACIÓN DEL DERECHO A LA LIBRE DETERMINACIÓN COMO

CONTRIBUCIÓN A LA PREVENCIÓN DE CONFLICTOS

INFORME DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EXPERTOS


CELEBRADA EN BARCELONA
DEL 21 AL 27 DE NOVIEMBRE DE 1998

Organizada por la División de derechos humanos, democracia y paz de la UNESCO y el


Centro UNESCO de Cataluña

Dr. Michael C. van Walt van Praag


y
Onno Seroo
Editores

---Borrador de traducción al castellano---


ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN
· Mensaje del Director General de la UNESCO

· Objetivo de la Conferencia

· Contexto de la Conferencia

· Metodología

· Participantes

II. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LA CONFERENCIA

III. INFORME Y ANÁLISIS DE LA CONFERENCIA POR MICHAEL VAN


WALT VAN PRAAG
· La libre determinación está sólidamente establecida en el derecho internacional

· Los titulares del derecho a la libre determinación


Naciones
Pueblos indígenas
Minorías

· Contenido del derecho a la libre determinación: libre determinación interna y


externa

· Consenso: Libre determinación en su sentido más amplio


La libre determinación es un proceso sin resultado predeterminado
La libre determinación es un derecho a elegir, participar y controlar
La libre determinación es un proceso continuo
La libre determinación es un proceso para la satisfacción de las
necesidades humanas
Identidad cultural
Control de recursos naturales
La noción de libre determinación de los pueblos indígenas
Elementos externos de la libre determinación
La secesión o separación del estado
La libre determinación no es un derecho absoluto
El concepto amplio de libre determinación
Efectos del aumento de la interdependencia, la regionalización, la
globalización y las estructuras supranacionales
El concepto amplio de libre determinación en el derecho internacional
Medios para lograr la libre determinación
Conflicto armado

· LA LIBRE DETERMINACIÓN COMO MEDIO PARA PREVENIR Y


RESOLVER CONFLICTOS: CONCLUSIONES
I. INTRODUCCIÓN

“En el marco del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos


tenemos una contribución orientada hacia el futuro. Somos conscientes de que no es
suficiente recordar la lista inicial de derechos humanos elaborada en 1948, o las añadidas
por declaraciones posteriores o convenios internacionales en materia de derechos
humanos. Hemos tratado de centrar nuestro seminario en una cuestión especialmente
delicada y compleja con la convicción de que, si aclaramos una serie de puntos y
estudiamos la forma de hacer que la ejecución del derecho a la libre determinación sea
viable, estaremos contribuyendo a la prevención o solución de muchos conflictos
presentes y futuros. Con esta idea en mente, hemos concebido nuestro seminario.” Félix
Martí, Director del Centro de la UNESCO en Cataluña, discurso inaugural, 22 de
noviembre de 1998.

Mensaje del Director General de la Unesco

“El tema de esta conferencia es, desde mi punto de vista, especialmente importante para
la comunidad internacional. Muchos de los conflictos actuales tienen lugar dentro de
estados en los que las comunidades aspiran a un mayor reconocimiento de su identidad
cultural y política. Debemos estudiar detalladamente estas situaciones y decidir en qué
medida los textos internacionales sobre el derecho a la libre determinación se adaptan
verdaderamente a las circunstancias actuales y pueden prevenir este tipo de conflictos.

Una de las misiones de la UNESCO es estudiar de manera más profunda la cultura de la


paz. Otras organizaciones del sistema de las Naciones Unidas deberán tener cuidado con
los aspectos operativos del derecho a la libre determinación. Nuestra aportación debe
centrarse en la mejora de la definición moral y jurídica de este derecho. Creo que la
Conferencia de Barcelona va a ser muy útil si, al tiempo que profundiza en aspectos
conceptuales del derecho a la libre determinación, examina la forma de ejecutar este
derecho. En mi opinión, debemos tener en cuenta tres puntos.

En primer lugar, el pleno desarrollo de los procesos democráticos. Observo, a mi


alrededor, un deseo universal de los individuos y comunidades de una mayor
participación política. Esto me hace ser optimista en cuanto a nuestra capacidad de hacer
desaparecer viejos modelos de política a través de la dominación. Se ha iniciado un
proceso por el cual están surgiendo nuevas autoridades internacionales y desafiando
viejas soberanías. Existe un creciente deseo de reformar la ONU y convertirla en una
autoridad mundial capaz de responder a retos mundiales: la distribución desigual de la
riqueza, el desarrollo insostenible y la negación de las identidades culturales, entre otros.
Pero las aspiraciones democráticas también se manifiestan en la toma de conciencia
gradual de muchas comunidades humanas y su determinación a participar en la toma de
decisiones. La democracia está firmemente establecida sólo cuando los ciudadanos
individuales y los grupos constituidos libremente pueden disfrutar de una participación
plena en todos los aspectos de la sociedad.

La UNESCO quiere ayudar a elaborar nuevas formas de ejercer el poder político. En el


mundo actual, se han relativizado las antiguas fronteras entre estados. Deben
desarrollarse estructuras políticas nuevas y más apropiadas. Debe hacerse todo lo posible
para garantizar que los intereses inmediatos de los estados no pongan en peligro las
aspiraciones de libertad y otros derechos legítimos de todos los pueblos. Debe haber
negociación entre todas las partes implicadas para prevenir el conflicto y encontrar
soluciones pacíficas. Debemos abrir el camino hacia estados de múltiples comunidades,
creando una familia humana universal en la que se desconozcan los privilegios especiales
y la exclusión.

En segundo lugar, debemos tener en cuenta la necesidad de garantizar un desarrollo sin


obstáculos de las identidades de las comunidades dentro del contexto de una economía y
una red de comunicación global. Aunque la globalización abre nuevas y excitantes
posibilidades a todas las sociedades y culturas, también conlleva amenazas para los
pequeños o los débiles. En la UNESCO, creemos que la ciencia, la tecnología y la
educación deben utilizarse en favor de la diversidad cultural. También creemos que cada
uno de los sistemas religiosos y culturales del mundo deben ser libres para establecer sus
prioridades respecto a los valores humanos comunes expresados en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, cuyo 50 aniversario celebramos este año.

En cualquier caso, necesitamos diseñar un futuro que permita a todas las comunidades
humanas vivir sin miedo y evolucionar en paz. El derecho a la libre determinación debe
incluir derechos culturales, lingüísticos y comunicativos, así como sociales, económicos
y políticos. Todos dependen de todos. Si queremos preservar la riqueza de nuestra
diversidad, debemos tener principios éticos e instrumentos jurídicos capaces de fomentar
los derechos culturales y políticos de todas las comunidades. Debemos atrevernos a
aprovechar los aspectos positivos de la globalización sin renunciar a nuestra maravillosa
diversidad cultural. La propuesta de la Ciudad de Barcelona de celebrar un Foro
Universal de Culturas en el año 2004 representa un paso importante en esa dirección.

La tercera idea que creo que deberíamos tener en cuenta es la noción de que el derecho a
la libre determinación es una contribución específica a una cultura de la paz. El mundo
está cansado de violencia y de guerras. Existe un reconocimiento, cada vez mayor, de que
la guerra es realmente un medio lamentable para resolver conflictos. Nosotros aspiramos
a algo mejor. Por tanto, no es utópico creer que, en pocas décadas, podemos acabar con la
guerra, así como hemos rechazado la esclavitud, el fascismo y el totalitarismo en otros
momentos de la historia humana. Debe cambiar el concepto de seguridad: hasta ahora,
hemos creído que invertir en armamento era la clave para garantizar la seguridad. Hoy
sabemos que nuestros verdaderos enemigos son la pobreza, la ignorancia, la destrucción
del medio ambiente (es decir, la violación de los derechos humanos).

Siguiendo con esta idea, es necesario hablar de la seguridad de los pueblos que se
identifican con una comunidad cultural concreta y desean ser aceptados como actores,
por derecho propio, en la escena internacional. La represión cultural, la negación de los
derechos de los pueblos y la marginación política de muchas comunidades son causas de
la falta de seguridad. Si queremos que la estabilidad política y la paz estén presentes en
todos los rincones del mundo, debemos progresar en nuestro respeto por las identidades
culturales y políticas de los pueblos. Necesitamos la ayuda de criterios morales y marcos
legales. Debemos comprender que se pueden aplicar los principios de la libre
determinación de diversas maneras, si bien es necesario cierto grado de autogobierno
para prevenir el conflicto.

En ocasiones, se aborda el derecho a la libre determinación de manera demasiado


simplista, como una opción rígida entre todo o nada -entre la formación de un estado
independiente o la completa negación de la identidad cultural y política. Creo que
debemos buscar aquellos procesos o vías que se adaptan a la diversidad y poner en
marcha experimentos imaginativos de diferentes formas de autoadministración. Ya
hemos logrado reconocer la legitimidad de la intercesión y la mediación bajo las leyes
humanitarias. Ahora, es el momento de reflexionar sobre los modos de garantizar el
respeto a los derechos humanos y culturales.

Sé que aquí se van a discutir estas cuestiones con rigor intelectual y prudencia. Por mi
parte, estoy convencido de que los temas delicados y complejos relativos a la libre
determinación son los mismos que los que están en la base de los grandes debates
actuales sobre el futuro de la vida democrática, la diversidad cultural y la paz en el
mundo. Confío plenamente en que sus deliberaciones nos ayudarán a avanzar.”

Federico Mayor

Objetivo de la Conferencia

El objetivo de la Conferencia era explorar nuevas formas de aplicar el derecho a la libre


determinación de manera que contribuya a la prevención de conflictos. Félix Martí,
Director del Centro UNESCO de Cataluña y organizador de esta conferencia, mostró, en
su discurso de apertura, estar convencido de que la correcta aplicación de la libre
determinación como un proceso dinámico y continuado podría servir para prevenir
futuros conflictos. Dijo también que era necesario buscar la forma de sustituir las
estructuras políticas heredadas del pasado por otras más racionales y justas que tuvieran
en cuenta la necesidad de autoexpresión y autogobierno de los pueblos.

Con el fin de que los participantes de la Conferencia lograran este objetivo, se les pidió
que examinaran, en primer lugar, la naturaleza y la evolución del derecho a la libre
determinación, y luego los métodos para aplicar este derecho de forma constructiva y
efectiva.

Contexto de la Conferencia

Con ocasión del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se


ha organizado un gran número de conferencias y seminarios para reflexionar sobre los
progresos que se han hecho en el campo de los derechos humanos desde la adopción de la
Declaración, el 10 de diciembre de 1948. El preámbulo de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos resalta la necesidad de respetar los derechos humanos para que la
gente no se vea forzada, en último caso, a buscar la rebelión como recurso contra la
tiranía. La libre determinación es, en sí misma, un derecho humano y un requisito previo
para el pleno disfrute de otros derechos humanos. Asimismo, los pueblos consideran a
menudo la realización de este derecho como un modo de liberarse de la opresión y la
tiranía. Gran número de los conflictos armados contemporáneos se basan en la
reivindicación de la libre determinación.

Aunque el derecho de los individuos a la libre determinación ya no se cuestiona


seriamente, el de los pueblos provoca polémica sobre todo cuando se cree que puede
amenazar la integridad territorial de los estados. A veces, se suele argumentar que ceder
ante las reivindicaciones de libre determinación precipita el conflicto. Pero el Premio
Nobel de la Paz Jose Ramos-Horta y Carlos Spottomo, Secretario General de la Comisión
Española de la UNESCO, recordaron a los participantes en la sesión inaugural que es más
frecuente que el rechazo a la aplicación del derecho a la libre determinación provoque
conflictos y guerras. Señalaron que la aplicación constructiva y efectiva de este derecho
ha resuelto conflictos en el pasado y puede evitar que surjan nuevos conflictos en el
futuro.

El Director General de la UNESCO convocó una serie de cuatro reuniones de expertos


con el fin de avanzar en la dilucidación del concepto general de los derechos de los
pueblos, prestando especial atención a la identidad cultural. La primera reunión tuvo
lugar en 1985 en Harare. En ella se trataron los problemas relativos a los derechos de los
pueblos y el significado histórico y práctico de estos problemas (véase el Informe Final
SHS-85/Conf.613/10). La segunda reunión se llevó a cabo en Camberra en 1987 y se
centró en la clarificación de la relación entre los derechos de los pueblos y los derechos
humanos tal como se define en los instrumentos internacionales universales existentes
(véase el Informe Final SHS-87/CONF.802/7). La tercera reunión tuvo lugar en París en
1989 y su informe final (SHS-89/CONF.602/7) reafirmó la existencia de los derechos de
los pueblos como un concepto aceptado del derecho internacional y examinó la
polémicaque había suscitado la elaboración de estos derechos. La cuarta reunión,
celebrada en Budapest en 1991, abordó cuestiones relacionadas con la libre
determinación y los derechos culturales en concreto (véase el Informe Final, SHS-
91/CONF.605/3). Además de reconocer la delicadeza y complejidad de los debates sobre
el derecho de los pueblos a la libre determinación, los expertos coincidieron en que este
derecho no está limitado a los pueblos sometidos al yugo colonial en el pasado, tal como
algunos habían afirmado. Descubrieron que no son los estados, sino el propio derecho
internacional, quien confiere a los pueblos el derecho a la libre determinación. También
destacaron que su puesta en práctica debe llevarse a cabo dentro del contexto de los
objetivos globales del derecho internacional, que incluyen la necesidad de garantizar la
paz y la seguridad, así como el desarrollo económico y social. Los expertos reafirmaron
que el respeto hacia los derechos de los pueblos es una condición indispensable para el
disfrute de los derechos humanos y pidieron a la UNESCO que “continuara su trabajo
pionero de dilucidación de los derechos de los pueblos”. Ante los cambios políticos que
se estaban produciendo en todo el mundo, era especialmente importante que se prestara
atención a la cuestión de la libre determinación y la identidad cultural y que las Naciones
Unidas tomaran una iniciativa totalmente nueva a la hora de abordar el tema de la
derogación de los derechos de los pueblos, incluyendo el derecho a la libre
determinación.
Desde la Reunión Internacional de Expertos de 1991, no se han celebrado más encuentros
y la UNESCO apenas ha trabajado en relación con los derechos de los pueblos y el
derecho a la libre determinación en particular. La UNESCO no cuenta, actualmente, con
ningún programa centrado específicamente en los derechos de los pueblos. Sin embargo,
según Janusz Symonides, la cuestión de la libre determinación se trata de forma cotidiana
en el marco de los programas de la UNESCO sobre la democratización y los derechos
humanos que él dirige, partiendo de la perspectiva, no tanto de los derechos de los
pueblos, sino más bien de los derechos individuales.

Janusz Symonides señaló en su discurso inicial en esta conferencia que esta reunión se
estaba celebrando en un momento en el que la gente está deshaciéndose de la política de
la dominación. La gente quiere que se reconozca su identidad cultural y siente la
necesidad de asegurar la libre expresión de esa identidad frente a un nuevo desafío, el de
la globalización. La importancia del concepto de libre determinación no ha hecho más
que crecer en los últimos años, convirtiéndose en una cuestión central en muchas disputas
y conflictos, tanto intraestatales como, en ocasiones, interestatales. A menudo, las
discusiones se polarizan, de modo que, por un lado, están los que creen que todos los
grupos étnicos tienen el derecho a separarse unilateralmente y crear un nuevo estado y,
por otro, están los que defienden a toda costa el status quo y la integridad territorial de los
estados. Y, precisamente en esas circunstancias, tiene lugar la discusión sobre “la
aplicación del derecho a la libre determinación como contribución a la prevención de
conflictos”, descrita en este informe.

Metodología y programa de la Conferencia.

El encuentro consistió en una conferencia de cinco días de un pequeño grupo de personas


de todos los continentes con un amplio conocimiento y experiencia en cuestiones
relacionadas con los conflictos y el derecho a la libre determinación. Entre los
participantes se encontraban expertos en el ámbito del derecho internacional y
académicos de otros campos de estudio relacionados con el tema, funcionarios de
organizaciones internacionales, representantes de pueblos, líderes de movimientos por la
libre determinación y expertos en el campo de la resolución de conflictos e investigación
para la paz.

Se mantuvieron intensas discusiones en un tono informal que permitió a todos los


participantes expresar sus ideas, intercambiar opiniones y llegar a un consenso en temas
importantes. La discusión se dividió en nueve sesiones, en las que se trataron ocho temas
diferentes pero relacionados entre sí, siendo la novena la sesión de clausura. Dos o tres
ponentes invitados iniciaban cada sesión y, a continuación, comenzaban interesantes
discusiones.

El programa fue el siguiente:

Sesión I: El derecho a la libre determinación: evolución, límites y cambios.


Sesión II: El derecho a la libre determinación como herramienta para evitar conflictos.

Sesiones III y IV: Opciones para aplicar el derecho a la libre determinación.

Sesión V: Procedimientos para ejercer el derecho a la libre determinación.

Sesión VI: Actores en la aplicación del derecho a la libre determinación.

Sesión VII: Aplicación del derecho a la libre determinación dentro del concepto de
seguridad humana.

Sesión VIII: La aplicación del derecho a la libre determinación en relación con la


reforma de la ONU.

Sesión IX: Conclusiones.

PARTICIPANTES DE LA CONFERENCIA

Gudmundur ALFREDSSON, Co-Director, Instituto Raoul Wallenberg, Universidad de


Lund

Jose Antonio AMORIM DIAS, representante del Timor Oriental en Unrepresented


Nations and Peoples Organization (Organización de las Naciones y los Pueblos No
Representados).

James ANAYA, Indian Law Ressource Centre, Estados Unidos

Aurelí ARGEMI, Secretario General del CIEMEN (Centro Internacional Escarré para las
Minorías Étnicas y las Naciones)

Paul ARTHUR, Magee College, Irlanda del Norte

Salvador CARDÚS, Universidad Autónoma de Barcelona

Estebancio CASTRO, Becario indígena Kuna de la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Helen CORBETT, Secretaria General, Unrepresented Nations and Peoples' Organization


(UNPO)

Wolfgang DANSPECKGRUBER, Director del Liechtenstein Research Programme on


Selfdetermination, Universidad de Princeton

Jonan FERNÁNDEZ, Coordinador del movimiento Elkarri

Vicenç FISAS, Coordinador de la Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos,


Universidad Autónoma de Barcelona
Enric FOSSAS, Universidad Autónoma de Barcelona

Johan GALTUNG, Director de TRANSCEND

Seif Sharif HAMAD, Presidente de la Asamblea General de UNPO.

John HENRIKSEN, Miembro del equipo indígena de la Oficina del Alto Comisionado
de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Gurutz JAUREGUI, Universidad del País Vasco

Hanauni KAY-TRASK, KaLahui Hawai'i, Universidad de Hawai'i

Michael KEATING, Universidad de Western Ontario

Sebastian LARA, Centro de Documentación sobre Pueblos Indígenas, Vitoria (País


Vasco)
Fèlix MARTÍ, Director del Centro UNESCO de Cataluña, Barcelona

Martin MIRIORI, Secretario del Gobierno Interino de Bougainville

Paul ORTEGA, Director del Centro UNESCO del País Vasco

John PACKER, Asesor legal del Alto Comisionado para Minorías Nacionales de la
OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa)

Pau PUIG I SCOTONI, Doctor en Historia por la Universidad de Lund

José RAMOS HORTA, Premio Nobel de la Paz 1996

Jaume RENYER, Universidad Rovira i Virgili

Onno SEROO, Responsable de Relaciones Internacionales del Centro UNESCO de


Catalonia

Edi SHUKRIU, Universidad de Pristina (Kosovo)

Mohamed SIDATI, Ministro Consejero de la Presidencia de la República Árabe Saharaui


Democrática (RASD)

Carlos SPOTTORNO, Secretario General de la Comisión Española de Cooperación con


la UNESCO

Janusz SYMONIDES, Director de la División de Derechos Humanos, Democracia y Paz


de la UNESCO

Edita TAHIRI, Foreign Relations Advisor to President Ibrahim Rugova, Kosova

Leonie TANGGAHMA, West Papuan Peoples Front


Tracey TE AROHA WHARE, Becaria indígena Maori de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Michael C. VAN WALT VAN PRAAG, Peace Action Council; antiguo Secretario
general de UNPO

Joe L.WASHINGTON, SIM-Universidad de Utrecht

Myo WIN, Vice-Presidente de Shan Democratic Union

Nota:
Gudmundur Alfredsson y Helen Corbett finalmente no pudieron atender la conferencia.
Pero las ponencias que habían praparado fueron distribuidas y sirvieron de base para el
trabajo de la conferencia.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LA CONFERENCIA

Los participantes de la Conferencia obtuvieron y adoptaron las siguientes conclusiones


el 27 de noviembre de 1998, tras un extenso y profundo debate:

El principio y derecho fundamental a la libre determinación de todos los pueblos está


sólidamente establecido en el derecho internacional, incluyendo la ley de derechos
humanos, y debe ser aplicado equitativa y universalmente.

La aplicación pacífica del derecho a la libre determinación en su sentido más amplio es


una contribución clave a la prevención y resolución de conflictos, especialmente de los
que implican intereses opuestos de estados y pueblos existentes, incluyendo a pueblos
indígenas y comunidades minoritarias. En este punto, es importante entender la libre
determinación como un proceso continuado de elección para garantizar la seguridad
humana y satisfacer las necesidades humanas con un amplio espectro de posibles
resultados y expresiones adaptadas a las diversas situaciones en particular. Éstas pueden
ser, entre otras, garantías de seguridad cultural, formas de autogobierno y autonomía,
autogestión económica, participación efectiva a nivel internacional, derechos sobre la
tierra y capacidad de proteger el medio natural, libertad espiritual y las diferentes formas
de asegurar la libre expresión y protección de la identidad colectiva con dignidad.

La libre determinación se alcanza mediante procesos completamente participativos y


democráticos en los que tomen parte las personas que buscan el ejercicio de la libre
determinación, incluyendo el referéndum cuando sea necesario. La prevención efectiva
de conflictos debe ser "proactiva" y requiere la acción inmediata y comprometida. Esto es
esencial para evitar que cualquier actor relevante, ya sean los gobiernos, organizaciones
internacionales y otras, individuos y corporaciones, lleven a cabo acciones que impidan el
ejercicio del derecho a la libre determinación, tales como la agresión y manipulación
demográficas, la asimilación cultural y la destrucción del medio natural importante para
la supervivencia de los pueblos.

El desarrollo de un sentimiento universal de respeto por la diversidad cultural y nacional,


así como una mayor comprensión de la libre determinación, son esenciales para el
impulso de la paz en todos los lugares del mundo. Para fomentar esta cultura de la libre
determinación, debe prestarse especial atención al papel, potencialmente positivo, de los
medios de comunicación y al desarrollo de una educación de la libre determinación y su
inclusión en la educación para los derechos humanos.

Recomendaciones

La Conferencia recomienda

A las Naciones Unidas:

· Que se comprometa de forma "proactiva" en la prevención y resolución de conflictos


que afecten a estados y pueblos o comunidades minoritarias. Para ello, las Naciones
Unidas deberían respetar e impulsar la aplicación de la libre determinación en el amplio
sentido que se ha tratado en esta conferencia, como modo de promover la paz con
justicia;

· Que cree un mecanismo efectivo dentro de las Naciones Unidas para colaborar en la
resolución de las reivindicaciones de autode-terminación y de los conflictos;

· Que cree un foro permanente de pueblos dentro del sistema de las Naciones Unidas
que tenga carácter consultivo con la ONU.

A la UNESCO:

· Que avance más en su tarea respecto al derecho a la libre determinación y se plantee


preparar publicaciones especiales sobre el tema;

· Que preste especial atención al papel positivo de la libre determinación dentro del
marco de sus programas de cultura de la paz, la democratización y el pluralismo
cultural y que incorpore todo ello a los programas nacionales de la UNESCO de cultura
de la paz y la reconciliación.

A las organizaciones interguber-namentales y regionales:

Que introduzcan la libre determinación en sus agendas y tengan en cuenta el trabajo de


las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, incluyendo éstos en sus
actividades.

A las organizaciones no guberna-mentales:

Que impulsen el derecho a la libre determinación, apoyando a los pueblos que luchan por
él y presenten casos concretos a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y a otros
foros apropiados.

Decisiones
La Conferencia decide

· Impulsar la utilización de los actuales mecanismos de la ONU y de otras organiza-


ciones para fomentar un mayor entendimiento y aplicación del derecho a la libre
determinación en un esfuerzo por promover la paz y la justicia y, concretamente,
- plantear la cuestión de la autodeter-minación y otros asuntos tratados en ésta y
futuras conferencias ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU;
- con el fin de progresar y continuar con el trabajo de esta conferencia, crear un
grupo de trabajo experto en la libre determinación que se reúna todos los años antes que
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU discuta el punto de su orden del día
relativo a la autodetermina-ción.

· Organizar reuniones regionales para tratar la libre determinación y otros temas


relacionados.

· Explorar la posibilidad de elaborar una publicación periódica sobre la autodeter-


minación y la legitimidad de los estados.

· Crear una lista de direcciones de correo electrónico de los participantes para que
puedan informarse mutuamente sobre los avances en el ámbito de la libre
determinación e intercambiar documentos útiles sobre el tema.

La Conferencia decide, por último, transmitir estas conclusiones y recomendaciones al


Secretario General de las Naciones Unidas, al Director General de la UNESCO, al
Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y al Presidente del Grupo de
Trabajo sobre Poblaciones Indígenas y publicarlas como parte del informe final de la
Conferencia.
III. INFORME Y ANÁLISIS DE LA CONFERENCIA
Michael van Walt van Praag

Las conclusiones a las que se ha llegado en la Conferencia de Barcelona en el transcurso


de cinco días de intensas discusiones y debates son muy significativas. Éstas preparan el
terreno para una utilización constructiva y "proactiva" del concepto y el derecho a la libre
determinación como una parte integral de la prevención y solución de conflictos. La
Conferencia trató la libre determinación como un proceso para la prevención y resolución
de conflictos, así como un principio básico para la resolución y la prevención sustanciales
de conflictos.

Los participantes de la Conferencia llegaron a un claro consenso en cuanto al hecho de


que el principio y derecho fundamental de la libre determinación está establecido de
forma sólida en el derecho internacional. Descubrieron que puede contribuir de forma
significativa a la prevención y resolución de conflictos siempre que este derecho se
comprenda y utilice en su sentido más amplio, coincidiendo en la necesidad de aplicarlo
extensivamente. Pero los participantes también reconocieron la ansiedad que provoca la
noción de libre determinación entre los gobiernos de los estados y organizaciones
intergubernamentales. Estas instituciones temen la aplicación de este principio, pues
consideran que amenaza la soberanía y la integridad territorial de los estados existentes y
que, por tanto, tiene el poder de causar tensiones, conflictos e inestabilidad, más que de
prevenirlos o resolverlos. Además, la Conferencia reconoció el poder que la noción de
libre determinación tiene para crear expectativas a menudo poco realistas y útiles entre
las comunidades, especialmente entre las que se sienten oprimidas y desprovistas.

Gran parte de los conflictos armados que han hecho estragos en todo el mundo a lo largo
de este siglo, así como la gran mayoría de los que surgieron desde el final de la Guerra
Fría y continúan hoy, se centran en la búsqueda de la libre determinación por parte de los
pueblos, sea o no de forma explícita. Precisamente por esta razón, la conferencia
consideró imprescindible la exploración de nuevas formas de cambiar la percepción de
libre determinación como factor influyente o incluso como causa de conflicto por una
noción de libre determinación que actúe como base e instrumento para una efectiva
prevención y resolución de conflictos.

En este cambio, resulta fundamental el desarrollo de una comprensión más clara del
significado de la libre determinación y de sus posibles aplicaciones. Mientras la libre
determinación signifique todo para todos, el concepto seguirá suscitando pasiones,
expectativas y miedos que, en su mayoría, son innecesarios, inútiles e injustificados.

Tan importante como las conclusiones a las que llegamos es el propio contenido de la
discusión que tuvo lugar. Los participantes, que acudieron a la mesa dispuestos a aportar
sus amplios conocimientos, mostraron opiniones diversas y, en ocasiones, muy opuestas
sobre los diferentes asuntos. Algunos de los participantes estaban directamente
implicados en luchas por la libre determinación o en la prevención y resolución de
conflictos. Otros, eran dirigentes de organizaciones internacionales y académicos. Ningún
participante fue indiferente a los asuntos tratados. Teniendo en cuenta todo esto, resulta
incluso más revelador que un grupo de expertos tan diverso llegara, por medio de una
extensa e intensa discusión, aun entendimiento común y una opinión compartida en
cuanto a la libre determinación dentro del contexto de la prevención y resolución de
conflictos.

La libre determinación está sólidamente establecida en el derecho internacional

Un análisis minucioso de la evolución y del actual estatus de la libre determinación


despeja cualquier duda respecto al hecho de que éste es hoy en día y, en realidad, lo ha
sido durante mucho tiempo, un principio básico y un derecho fundamental dentro del
derecho internacional.

El principio de libre determinación aparece plasmado, de forma destacada, en el Artículo


I de la Carta de las Naciones Unidas. Anteriormente, fue adoptado explícitamente por el
presidente norteamericano Woodrow Wilson, Lenin y otros, convirtiéndose en el
principio rector de la reconstrucción de Europa tras la I Guerra Mundial. El principio se
incorporó en 1941 a la Carta Atlántica y a las propuestas de Dumbarton Oaks, que se
convirtieron en la Carta de las Naciones Unidas. Su inclusión en la Carta de la ONU
supone el reconocimiento universal del principio como base para el mantenimiento de
relaciones amistosas y pacíficas entre estados. Se reconoce como un derecho de todos los
pueblos en el primer artículo común del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y
Políticos y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que
entraron en vigor en 19761. El párrafo 1 de este Artículo establece que:

Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho,
establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo
económico, social y cultural.

El derecho a la libre determinación de los pueblos está reconocido por muchos otros
instrumentos internacionales y regionales, incluyendo la Declaración sobre los Principios
de Derecho Internacional relativos a las Relaciones Amistosas y la Cooperación entre
Estados aprobada por la Asamblea General de la ONU en 19702, el Acta Final de
Helsinki, aprobada por la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa
(CSCE) en 19753, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos de 19814, la
Carta de París de la CSCE para una Nueva Europa, aprobada en 19905, y la Declaración
y Programa de Acción de Viena de 19936. Ha sido ratificado por la Corte Internacional
de Justicia en el Caso Namibia7, el Caso del Sahara Occidental8 y en el Caso de Timor
Oriental9, en los que se confirmó su carácter erga omnes. Además, el alcance y
contenido del derecho a la libre determinación han sido ampliados por el Comité de
Derechos Humanos de la ONU10 y el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial11, así como un gran número de destacados juristas internacionales.

La idea de que el derecho a la libre determinación forma parte de la llamada 'ley dura' ha
sido ratificada por la Reunión Internacional de Expertos para la Dilucidación de los
Conceptos de los Derechos de los Pueblos, convocados por la UNESCO desde 1985 hasta
199112. Se llegó a la conclusión de (1) que los derechos de los pueblos están reconocidos
en el derecho internacional; (2) que la lista de estos derechos no está muy clara, pero
también (3) que el derecho duro incluye en cualquier caso el derecho a la libre
determinación y el derecho a la existencia, en el sentido de la Convención sobre el
Genocidio. La Conferencia de Barcelona concluyó que el principio y derecho
fundamental a la libre determinación de todos los pueblos aparece establecido de forma
sólida en el derecho internacional.

La inclusión del derecho a la libre determinación en los Pactos Internacionales sobre


Derechos Humanos y en la Declaración y Programa de Acción de Viena, mencionados
anteriormente, subrayan que la libre determinación es una parte integral de la legislación
de los Derechos Humanos que tiene una aplicación universal. Asimismo, se reconoció
que la conformidad con el derecho a la libre determinación es una condición fundamental
para el disfrute de otros derechos humanos y libertades fundamentales, sean civiles,
políticas, económicas, sociales o culturales.

El concepto de libre determinación es muy poderoso. Tal como señaló Wolfgang


Danspeckgruber: "Ningún otro concepto es tan poderoso, visceral, emocional,
incontrolable y excesivo creando aspiraciones y esperanzas como la libre determinación".
Inspira emociones, expectativas y miedos que, a menudo, llevan a conflictos y
derramamiento de sangre. Según uno de los participantes de la conferencia, 50 de los
conflictos que existen en el mundo hoy en día están relacionados con el antagonismo
entre reivindicaciones de libre determinación y soberanía estatal. Los participantes de la
conferencia estaban convencidos de que, en la mayoría de los casos, no es la afirmación
de las reivindicaciones por parte de las comunidades oprimidas, sino la denegación de la
libre determinación por parte de las autoridades estatales lo que provoca conflictos
armados. Con el fin de proponer medios para prevenir y resolver éstos y otros conflictos
relacionados, los participantes exploraron y discutieron varios enfoques, a veces
contrapuestos, para la realización de la libre determinación. Algunos expertos sostuvieron
que los titulares deberían estar o están limitados por el derecho internacional. Otros
creían en la necesidad de limitar el posible resultado para todas o algunas categorías de
titulares. Por último, la conferencia coincidió en que la mejor propuesta es la de
considerar el derecho a la libre determinación en su sentido más amplio, como un proceso
que aporta un gran abanico de posibles resultados que dependen de las situaciones,
necesidades, intereses y condiciones de las partes interesadas.

Los titulares del derecho a la libre determinación.

Los instrumentos legales internacionales sobre la libre determinación la consideran como


un derecho perteneciente a "todos los pueblos". Algunos participantes de la conferencia
sostuvieron que, para determinar quiénes son los titulares del derecho a la libre
determinación, debería tomarse como punto de partida el significado corriente del
lenguaje. Una máxima muy bien establecida en el derecho internacional, presente en la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados y ratificada por la Corte
Internacional de Justicia, es que los términos de los instrumentos legales internacionales
deben interpretarse, generalmente, según su significado corriente13.

El diccionario Webster de la lengua inglesa define pueblo como "todo un grupo de


personas que constituyen una comunidad u otro grupo en virtud de una cultura, religión o
elemento similar comunes"14 . En 1989, la Reunión Internacional de Expertos para la
Dilucidación de los Conceptos delos Derechos de los Pueblos de la UNESCO elaboró
una definición más detallada, concretamente con el propósito de identificar a los titulares
del derecho a la libre determinación. Esta descripción (que, en ocasiones, los
participantes llamaban "la definición Kirby", por su autor principal, Justice Michael
Kirby), define a pueblo como:

un grupo de seres humanos individuales que tienen en común todos o algunos de los
siguientes elementos:
(a) tradición histórica común;
(b) identidad racial o étnica;
(c) homogeneidad cultural;
(d) unidad lingüística;
(e) afinidad religiosa o ideológica;
(f) conexión territorial;
(g) vida económica común.15

Los expertos de la UNESCO afirmaron, además, que "el grupo como un todo debe tener
la voluntad de que le identifiquen como un pueblo o la conciencia de ser un pueblo",
elemento subjetivo clave para otras definiciones legales de los pueblos. El pueblo debe
estar formado por número determinado de personas, que no necesita ser muy grande pero
que debe ser más que "una simple asociación de individuos dentro de un estado" según
estos expertos, que también consideraron de gran importancia la existencia de
"instituciones u otros medios de expresar sus características comunes y su voluntad para
identificarse".

El significado corriente de la expresión "todos los pueblos" incluye a los pueblos bajo
subyugación o dominación colonial o extranjera, los que están bajo una ocupación, los
pueblos indígenas y otras comunidades que cumplen los criterios aceptados de forma
general para determinar la existencia de un pueblo.

John Packer sostuvo que, en el derecho internacional actual, la libre determinación es un


derecho que concierne sólo a los pueblos que se encuentran bajo una subyugación,
sufriendo regímenes coloniales, racistas y ocupantes (como un derecho compensatorio) y
al total de la población de todos los estados, en cuanto al derecho a determinar su estatus
político y su desarrollo económico, social y cultural (derecho primordial). Esta opinión
no era compartida por todos, ya que se creía que el derecho a la libre determinación,
dentro del derecho internacional contemporáneo, se extendía más allá de esas categorías
limitadas e incluía a grupos dentro de la población de los estados considerados como
"pueblos". Todo el mundo coincidió en que muchos pueblos están sufriendo bajo formas
contemporáneas de colonialismo que no encajan dentro del concepto tradicional y
arbitrario de "colonialismo de agua salada". Por ejemplo, los pueblos indígenas siguen
sufriendo bajo formas actuales de colonialismo o por las consecuencias de un antiguo
colonialismo.

Naciones, pueblos indígenas y minorías


Sería importante distinguir entre pueblos, naciones, pueblos indígenas y minorías en la
medida en que se diferencian los derechos de cada grupo.

Naciones

Los conceptos de 'nación' y 'pueblo' están muy relacionados y resulta difícil distinguirlos.
Así, podemos considerar los criterios utilizados para una nación como similares a los
utilizados para un pueblo. Uno de los participantes describió a los pueblos como naciones
sin estado. Johan Galtung define una nación como un grupo de gente con ciertos puntos
en el espacio y en el tiempo que consideran sagrados. En este análisis, el espacio es la
patria y el tiempo se refiere a ciertos momentos de la historia, a menudo traumáticos. Esta
definición no incluye criterios tales como una lengua común, una identidad étnica o una
religión compartida para identificar una nación, sino que da gran importancia al arraigo
territorial. Sin desechar los criterios de Kirby, los participantes coincidieron en la
necesidad de reconocer la importancia de los símbolos y mitos que unen y mueven al
pueblo en su identificación con una nación o pueblo. Michael Keating identificó una
nación como un grupo que reivindica la libre determinación, sin ser, necesariamente, un
grupo étnico y homogéneo. Utilizó el ejemplo de Quebec, como una nación que tiene el
derecho a la libre determinación, aunque, en este caso, el concepto de nación no es
étnico. Estados Unidos es una nación multiétnica y multicultural, pero se podría
argumentar que se trata de una nación en proceso de formación. Michael Keating
adelantó varias definiciones, pero dio razones en contra de una definición clara, puesto
que el concepto de nación tiene diferentes significados en diferentes lugares y una
definición uniforme podría llegar a provocar conflictos. La tendencia a considerar las
naciones como unidades monolíticas que ocupan territorios mutuamente exclusivos está
especialmente cerrada a matices y resultó ser incompatible con la percepción indígena de
nación.

El razonamiento, por parte de algunos, de que los estados deberían formarse tomando
como base el carácter distintivo de cada nación, principio que llevó a la formación de las
naciones-estado en Europa a lo largo del siglo XIX, es desacertado y puede ser peligroso
en la actualidad. La realidad es la existencia de orígenes étnicos solapados y múltiples
identidades. De hecho, existe muy pocas naciones-estado verdaderas. Al mismo tiempo,
el concepto de nación es también una realidad que, además, tiene una fuerza enorme.
Mientras que los estados se crean, se separan o desaparecen, las naciones tienden a
sobrevivir. Esto no implica que no se hayan erradicado algunas naciones. Por ejemplo,
algunas de las primeras naciones de las Américas ya no existen como consecuencia del
genocidio. La cuestión es que, mientras que los estados no son más que construcciones
artificiales y pragmáticas para el ejercicio efectivo de la jurisdicción y muchos de ellos
han sido impuestos por potencias coloniales externas sin atender a realidades geográficas,
étnicas o históricas, las naciones son una realidad antigua y muy asumida que une al
pueblo de generación en generación y sobrevive a los cambios en las fronteras y
gobernantes. Muchas naciones han sobrevivido a esfuerzos coordinados para hacer
desaparecer su existencia distintiva. Así, por ejemplo, tras siglos de esfuerzos
sistemáticos por parte de las autoridades del estado francés para absorber todos los
grupos nacionales y erradicar sus identidades distintivas con el fin de crear una identidad
nacional francesa, las naciones bretona, corsa, alsaciana y vasca siguen existiendo.
Pueblos indígenas

Desde el punto de vista indígena, la expresión 'pueblos indígenas' no tiene un significado


intrínseco. Se trata, simplemente, de un término técnico que permite a ciertos pueblos
participar, aunque de modo limitado, en discusiones internacionales que afectan a su
situación. Los pueblos indígenas se identifican a sí mismos por el nombre distintivo de su
nación o pueblo: Quechua, Sami, Maori, Navajo, Naga, Maasai, Papú, etc. La profesora
Erica-Irene A. Daes, la Presidenta-Relatora del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas
para las Poblaciones Indígenas, no cree realmente que "exista otra distinción entre
pueblos 'indígenas' y 'pueblos' en general que el hecho de que el grupo identificado
normalmente como 'indígena' no haya podido ejercer el derecho a la libre
determinación".16

El Relator Especial de la Subcomisión de la ONU para la Prevención de la


Discriminación y la Protección de las Minorías, José Martínez Cobo, elaboró, en su
"Estudio del problema de la discriminación contra poblaciones indígenas", una
"definición de trabajo" de los pueblos indígenas que sigue actuando como un importante
punto de referencia en los debates de las Naciones Unidas. Escribió:

Son comunidades, pueblos y naciones indígenas los que, teniendo una continuidad
histórica con las sociedades anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron
en sus territorios, se consideran distintos de otros sectores de las sociedades que ahora
prevalecen en esos territorios o partes de ellos. Constituyen ahora sectores no
dominantes de la sociedad y tienen la determinación de preservar, desarrollar y
transmitir a futuras generaciones futuras sus territorios ancestrales, y su identidad étnica
como base de su existencia continuada como pueblo, de acuerdo a sus propios patrones
culturales, sus instituciones sociales y sus sistemas legales.17

Aunque utilicemos esta definición de pueblos indígenas u otras similares, los elementos
más importantes son la auto-identificación y un especial arraigo y prioridad en el tiempo
respecto al territorio ancestral.

Minorías

Lo que constituye una minoría es también, en gran parte, una cuestión de auto-
identificación. No obstante, los elementos principales en cualquier definición incluyen la
inferioridad numérica, características étnicas, lingüísticas, culturales o religiosas distintas
a las del resto de la población de un estado, así como la posición no dominante de la
minoría. Muchas minorías están relacionadas con la población de un estado emparentado,
a menudo vecino, pero no siempre es así. La consecuencia de la identificación como una
minoría puede ser importante, puesto que, en general, se entiende que, si bien los pueblos
tienen el derecho a la libre determinación según el derecho internacional, las minorías no
poseen tal derecho.

Las categorías que acabamos de abordar no necesariamente se excluyen mutuamente y


algunos grupos pueden evolucionar pasando de una categoría a otra según cambien las
circunstancias. Así, una comunidad que puede tener el derecho a la protección que ofrece
a las minorías la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas
Pertenecientes a Minorías Étnicas, Religiosas y Lingüísticas, puede también considerarse,
y ser reconocido, como un pueblo indígena que posee los derechos que contiene la
Convención 169 de la OIT y cubiertos por el borrador de la Declaración de los Derechos
de los Pueblos Indígenas. También deberíamos tener en cuenta que algunas comunidades
parecen no encajar en ninguna de las categorías de forma concreta y, por el contrario,
poseen elementos de una o más categorías. Por ejemplo, Kosova está considerado por
algunos como una región de minoría nacional albanesa dentro de Serbia, pero no es así
como lo definen los propios kosovares. Los albaneses de Kosova forman parte del pueblo
y la nación (que es mayor que el estado de Albania) albaneses. Pero Kosova es también
una entidad política diferenciada en su propio derecho con una reivindicación creible de
libre determinación.

Si bien puede haber fluidez en la clasificación de comunidades y poblaciones por


categorías y puede que las definiciones precisas e inflexibles no hacen justicia a la gran
diversidad de situaciones en las que estos grupos pueden encontrarse, sigue siendo
importante determinar cuáles son los derechos de estos grupos.

Contenido del derecho a la libre determinación: Libre determinación interna y


externa

En la Conferencia, hubo un gran debate tanto a favor como en contra de la distinción


entre el derecho a la libre determinación interna y la libre determinación externa. La
oposición fue especialmente dura en la medida en que esta distinción suponía la
discriminación respecto a los derechos de las diferentes categorías de pueblos.

Se entiende por libre determinación interna la democracia participativa: es el derecho que


tiene toda la población de un estado a decidir la forma de gobierno y la identidad de los
gobernantes y el derecho de un grupo de población dentro del estado a participar en la
toma de decisiones en el ámbito estatal. La libre determinación interna puede implicar
también el derecho a ejercer la autonomía cultural, lingüística, religiosa o (territorial) o
política dentro de las fronteras del estado existente.

Se entiende por libre determinación externa (que algunos describen como libre
determinación "plena") el derecho de un pueblo a decidir su estatus político y su posición
en la comunidad internacional con respecto a otros estados, incluyendo el derecho a
separarse del estado existente del que forma parte el grupo en cuestión, y a crear un
nuevo estado independiente.

Algunos participantes sostuvieron que la libre determinación externa es un instrumento


de descolonización, que tiene escasas posibilidades de aplicación, dentro del derecho
internacional actual, fuera de aquella situación y la de los territorios ocupados. Según este
argumento, pocos pueblos, incluyendo los indígenas, tienen el derecho a reivindicar la
libre determinación externa. Sin embargo, de acuerdo con esta idea, los pueblos
indígenas, la mayoría de los demás pueblos y las minorías pueden reivindicar sus
derechos bajo el signo de la libre determinación interna.
Para apoyar esta idea, se expuso que disminuiría la oposición de los estados a la
realización de la libre determinación y que podría ejercer una forma de libre
determinación un mayor número de grupos vulnerables que bajo el derecho internacional
actual.

Por el contrario, otros sostuvieron que esta propuesta equivale a decir que existen
diferentes categorías de "pueblos": una primera clase que posee el pleno derecho a la
libre determinación y una clase menos importante que tiene sólo un derecho limitado a la
libre determinación interna. La distinción es arbitraria, limita el derecho a elegir y se
opone al significado corriente de todos los instrumentos que establecen que "todos los
pueblos" tienen el derecho a la libre determinación, incluyendo el derecho a "determinar
libremente su condición política". Se señaló que, partiendo incluso de un enfoque
positivista de la "ley dura", llegamos a la conclusión de que no existe en la actualidad
ningún instrumento internacional en vigor que haga tal distinción o afirme un derecho a
la libre determinación interna.18

Sin resolver del todo estas diferencias en cuanto al enfoque, todos coincidieron en que los
aspectos internos y externos de la libre determinación se podrían diferenciar de forma útil
para discutir formas concretas de aplicar este derecho. Además, es importante destacar
que reivindicar la libre determinación no implica necesariamente reivindicaciones de
secesión; de hecho, generalmente se limitan a demandas de derechos que se han de
ejercitar dentro de las fronteras de los estados existentes. También hubo un claro acuerdo
con respecto a la necesidad de reconocer derechos compensatorios a grupos vulnerables
como los pueblos indígenas y minorías.

Consenso: Libre determinación en su sentido más amplio

La libre determinación debería entenderse o reformularse en su sentido más amplio. Si así


se hace, puede contribuir verdadera y profundamente a la prevención y resolución de
conflictos. Los participantes de la conferencia llegaron a esta conclusión tras una larga
discusión sobre el significado y naturaleza de la libre determinación. Esto concuerda con
la comprensión y la situación de la libre determinación dentro del contexto global del
derecho internacional, cuyo principal fin es mantener la paz, las relaciones amistosas
entre estados y la seguridad. Es también el contexto en el que el Artículo 1 de la Carta de
las Naciones Unidas sitúa la libre determinación.

La libre determinación es un proceso sin resultado predeterminado

La libre determinación es más un proceso que un resultado. En realidad, no existe ningún


resultado predeterminado en el ejercicio de la libre determinación. La Asamblea General
de las Naciones Unidas, en su Declaración sobre los principios de derecho internacional
referentes a las relaciones de amistad y de cooperación entre los Estados, estipuló que:

El establecimiento de un Estado soberano e independiente, la libre asociación o


integración con un Estado independiente o la adquisición de cualquier otra condición
política libremente decidida por un pueblo constituyen formas del ejercicio del derecho
de libre determinación de ese pueblo.19
Según la Corte Internacional de Justicia, el requisito básico es que el resultado
corresponda a la elección libre y voluntaria del pueblo en cuestión.20

La libre determinación es un derecho a elegir, participar y controlar

En esencia, la libre determinación significa que los seres humanos, de forma individual y
como grupos, deberían tener el control de su propio destino y que, de acuerdo a eso,
deberían concebirse las instituciones de gobierno. Ésta es la idea que fomentó la caída de
las estructuras coloniales clásicas y la abolición del apartheid y que hoy promueve la
reforma democrática en todo el mundo.

La libre determinación sigue manteniendo sus raíces y estando unida de forma


inseparable al concepto básico de democracia, entendida como el derecho a elegir los
gobernantes y participar en la toma de decisiones. Los dirigentes que gobiernan con una
política basada en estos principios cuentan con el consentimiento de los gobernados. En
este sentido, el derecho a la libre determinación es un derecho a elegir y un derecho a
participar. Pero el ejercicio de la libre determinación puede implicar asimismo que un
pueblo elija ser gobernado por dirigentes de su propia comunidad, ya sea dentro o fuera
del contexto de un estado existente.

La libre determinación es un proceso continuo

La libre determinación no debería verse como una elección puntual, sino como un
proceso prolongado que asegure la continuidad de la participación de un pueblo en la
toma de decisiones y el control sobre su propio destino. Según Paul Arthur, este enfoque
fue el que permitió a Gerry Adams sostener que, aunque el acuerdo sobre Irlanda del
Norte adoptado en 1998 no resulta en la creación inmediata de una Irlanda unificada,
pone en marcha un proceso de libre determinación en el que las partes pueden trabajar
para llegar a un cambio de estatus por medios políticos democráticos. Félix Martí señaló
también el proceso en el que se encuentra Cataluña como un proceso dinámico de libre
determinación. Este enfoque hace posible que los cambios "incrementales" se realizen sin
tener que forzar a las partes a llegar a un acuerdo sobre cambios definitivos, lo que puede
ser demasiado radical para algunos e insuficiente para otros. En este sentido, la libre
determinación no debería considerarse de una forma tan antagonista al estado o a la
situación en que se encuentra el pueblo. Debería verse, más bien, como un proceso por el
que las partes ajustan y reajustan su relación, si es posible para beneficio mutuo.

La libre determinación es un proceso para la satisfacción de las necesidades


humanas

Joe Washington estableció el objetivo del ejercicio de la libre determinación desde la


perspectiva de las necesidades humanas. Los pueblos y comunidades luchan por ganar el
control de los medios para poder satisfacer las necesidades de sus miembros. De estas
necesidades, las más importantes son las de seguridad y bienestar humanos. Aquí, por
seguridad se entiende la seguridad económica, sanitaria, medioambiental y alimentaria,
así como la seguridad personal respecto a la violencia física, lo que implica respeto a los
derechos humanos y libertades. Por lo tanto, se pueden concebir diversos medios,
estructuras políticas y organizaciones que podrían satisfacer las necesidades humanas de
las comunidades y de sus miembros. John Henriksen señaló que existe esta seguridad
cuando el pueblo y sus miembros gozan de garantías verificables tanto legales como
políticas para el ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales, así como de una
sensación de seguridad. Este elemento subjetivo es especialmente importante a nivel
colectivo en el contexto de la libre determinación. La necesidad de seguridad puede ser
un objetivo prioritario en la lucha por la libre determinación, sobre todo en el caso de
pueblos a los que se les ha privado de sus derechos, que han sido oprimidos o han sufrido
deportaciones, asimilación forzada, persecuciones religiosas, etc. Sin embargo, se debe
tener cuidado con el uso del término 'seguridad', de forma que no sirva de pretexto para
que los militares asuman un papel indeseado, con el fin de prestar seguridad.

Identidad cultural

La cultura, que es un elemento distintivo básico de los pueblos y demás comunidades, es,
a menudo, el eje central de la reivindicación de la libre determinación cuando la identidad
y la expresión cultural de una comunidad se ven suprimidas o amenazadas. El respeto a
los valores culturales distintivos y a la diversidad es fundamental en la noción de libre
determinación. Para algunas comunidades, el reconocimiento dentro del estado del valor
y el carácter distintivo de un grupo puede ser una expresión del uso de su derecho a la
libre determinación. Para otros, la autoridad y la capacidad para ejercer la plena
autonomía cultural dentro de un territorio determinado (o para ejercerla de una forma no
territorial) es un componente esencial de su ejercicio de la libre determinación.

Control de recursos naturales

El control, la gestión y, en la mayoría de los casos, la posesión de la tierra y de otros


recursos naturales en ésta, pueden ser cruciales para un pueblo o comunidad en su lucha
por mantener su identidad, cultura, estilo de vida y autonomía. Esto tiene una importancia
significativa con respecto a los pueblos indígenas cuyo vínculo con la tierra y el entorno
natural es especialmente fuerte. Pero otros pueblos también pueden derivar su fuerza y
vitalidad espiritual, cultural o económica de la tierra y sus recursos naturales. Las
Naciones Unidas, en la Resolución 1803 de la Asamblea General (XVII), proclamaron
"el derecho de los pueblos y naciones a la soberanía permanente sobre sus riquezas y
recursos naturales"21 y los Pactos Internacionales sobre los Derechos Humanos
reconocen, en su Artículo I (2) común, el derecho de los pueblos a "disponer libremente
de sus riquezas y recursos naturales".

La importancia de este aspecto es especialmente evidente cuando el estado niega a un


pueblo el derecho a controlar su tierra y sus recursos naturales. Esto ocurre normalmente
cuando esos recursos tienen un gran valor económico y, por tanto, son explotados por el
pueblo dominante o elite para su propio beneficio, el de todo el estado o el de
corporaciones extranjeras (transnacionales). Esta explotación normalmente provoca
importantes cambios en el entorno donde vive el pueblo cuyo territorio se está utilizando.
En ocasiones, se profanan lugares sagrados, se destruyen bosques vírgenes, se arruinan
tierras fértiles, se desplazan pueblos y ciudades y las comunidades ya no pueden
mantener su forma de vida. Dicho de otro modo, se viola el derecho del pueblo a la libre
determinación de una manera fundamental y, a veces, irreversible.

La noción de libre determinación de los pueblos indígenas

Los pueblos indígenas presentan sus reivindicaciones fundamentalmente en términos de


libre determinación. A menudo, se interpreta esto como un desafío a la integridad
territorial de los estados existentes, ya que se teme que los pueblos indígenas quieran
formar sus propios estados. En este miedo está implícita la suposición de que el estado es
la forma de organización básica, y más importante, a la que aspiran todas las
comunidades, incluyendo los pueblos indígenas. Pero, según James Anaya y otros
participantes, los pueblos indígenas expresan su derecho "a vivir de forma libre y a
determinar su propio destino" sin relacionarlo con la idea de estados cuyos territorios y
soberanías se excluyen mutuamente. "En lugar de esto, las interrelaciones son el telón de
fondo. No se insiste tanto en la separación, sino que, más bien, el objetivo son las
relaciones y conexiones. La separación en este contexto es tan sólo una transición para
apartarse de lo negativo y crear nuevos vínculos."22 Aunque el fondo es diferente, las
aspiraciones de los pueblos indígenas están relacionadas con el concepto básico de libre
determinación: la necesidad de instituciones de gobierno que trabajen permitiendo al
pueblo vivir libremente y determinar su propio destino. La determinación de los pueblos
indígenas a cambiar la situación en la que viven en la actualidad proviene del hecho de
que las instituciones bajo las cuales se han visto forzados a vivir desde que fueron
colonizados fueron creadas de forma ilegítima y eliminan su capacidad de vivir
libremente y elegir su propio destino.

Una parte fundamental de la forma de vida y las creencias espirituales indígenas es la


conservación de un vínculo nutriente con la naturaleza, con la Madre Tierra, que es la
verdadera fuente de nuestro sustento. La destrucción y la sobreexplotación de la tierra y
sus recursos no sólo dañan el entorno vivo, sino que impide a la Tierra mantener a las
generaciones futuras y viola nuestro derecho a proteger y cuidar la Madre Tierra y sus
recursos naturales. Según esto, nadie es dueño de la naturaleza o la tierra. Su existencia
no tiene como fin el provecho personal o el enriquecimiento de un individuo o grupo,
sino el beneficio colectivo de nuestra generación y las futuras. Asimismo, la necesidad de
seguridad humana de los pueblos indígenas supone siempre buenas garantías relativas a
la propiedad, posesión o control de la tierra y los recursos naturales. Esto sucede porque,
en la situación actual, la ausencia de estas garantías impide a los pueblos indígenas
mantener su relación esencial con la tierra y los recursos naturales, que es el eje de sus
diversas culturas.

Elementos externos de la libre determinación

Se suele considerar generalmente que el aspecto externo del derecho a la libre


determinación es el derecho a separarse del estado existente. Pero existen otros aspectos
externos de relevancia significativa para el ejercicio de la libre determinación por parte
de un pueblo, pero que no conllevan necesariamente la creación de un estado
independiente. Un buen ejemplo es la importancia que los pueblos indígenas dan a la
necesidad de proteger y alimentar a la Madre Tierra y sus recursos naturales. Y esta
necesidad transciende las artificiales fronteras administrativas y estatales. Una sola
comunidad no puede proteger la tierra y sus recursos si éstos están siendo objeto de una
destrucción masiva por otro lado. Por eso, los pueblos indígenas creen que es importante
participar en los procesos de toma de decisiones nacionales e internacionales relativos a
la conservación o explotación de la naturaleza. Igualmente, cualquier pueblo o
comunidad puede considerar que es fundamental incluir en su ejercicio de la libre
determinación la autoridad para participar en debates internacionales o la inclusión en las
organizaciones internacionales donde se toman decisiones respecto a aspectos esenciales
de su existencia y desarrollo. Esto podría incluir su participación en foros económicos
(como en el caso de la representación por separado de Tatarstan en las conferencias
económicas internacionales y la pertenencia, por separado también, de Hong Kong a
organizaciones económicas internacionales), en organizaciones regionales (como la
pertenencia del Consejo Sami al Consejo Nórdico y a la Conferencia Circumpolar), en
organizaciones mundiales (podríamos tomar como ejemplo la creación de un Foro
Permanente para los Pueblos Indígenas dentro del sistema de las Naciones Unidas) o en
organizaciones culturales o religiosas (el deseo de Cataluña de participar en la UNESCO
podría considerarse como un ejemplo). Los pueblos pueden querer reivindicar el derecho
a ser incluidos y no excluidos de los procesos de toma de decisiones sobre cuestiones tan
importantes como la guerra y la paz, asuntos reservados tradicionalmente a la autoridad
exclusiva de los estados. Hay ejemplos de regiones o comunidades que declaran la
neutralidad o zonas no nucleares, a pesar de pertenecer a estados cuyas políticas son
contrarias. El ejercicio de la libre determinación conlleva la no participación de una
unidad autónoma en una organización internacional a la que pertenece el estado (tenemos
como ejemplo el caso de la retirada de Groenlandia de la Unión Europea, en la que
Dinamarca sigue participando activamente).

La impresión de que sólo los estados plenamente independientes pueden mantener


relaciones internacionales y participar en las tomas de decisiones lleva a la interpretación
de que las demandas de una participación internacional por parte de pueblos no
independientes amenaza la integridad territorial y la soberanía de los estados e incluso
equivale al separatismo. Ciertamente, el grado en que las entidades no independientes
pueden participar en la toma de decisiones se ve limitado por el concepto de
responsabilidad estatal en el derecho internacional. De acuerdo con el derecho
internacional actual, sólo los estados tienen la responsabilidad legal y pueden hacerse
responsables de la aplicación de los tratados internacionales. No obstante, pueden
reconocerse, a nivel internacional, que las entidades no estatales representan intereses
legítimos sin existir amenaza alguna a la existencia ininterrumpida del estado al que
pertenecen. Así, según la constitución de Finlandia, los Sami no sólo gozan de autonomía
regional, sino que la institución elegida por el pueblo, el Parlamento sami, tiene también
la autoridad para representar a la comunidad sami de Finlandia a nivel internacional. De
igual forma, Cataluña y Quebec cuentan con sus propias oficinas representativas en
capitales extranjeras para la promoción del turismo y el comercio.

La secesión o separación del estado.

En el contexto más amplio de la libre determinación, la separación o secesión del estado


al que pertenece un pueblo debería considerarse como un derecho de último recurso. Así,
si el estado y sus sucesivos gobiernos han oprimido a un pueblo de forma repetida y
durante mucho tiempo, han violado los derechos humanos y libertades fundamentales de
sus miembros, han excluido a sus representantes de las tomas de decisiones, sobre todo
en cuestiones relacionadas con el bienestar y la seguridad del pueblo, han eliminado su
cultura, religión, lengua y otros elementos de identidad valorados por sus miembros,
habiéndose probado otros medios para conseguir un grado suficiente de autogobierno y
que han fracasado claramente, puede surgir entonces el tema de la secesión como medio
para la recuperación de los derechos y libertades fundamentales, así como el fomento del
bienestar del pueblo. Se podría considerar este derecho análogo al derecho de último
recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión a que se refiere el preámbulo de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Los pueblos y comunidades pueden buscar la secesión porque les parece que el estado
independiente como único medio de obtener el nivel de libertad y seguridad al que
aspiran. En parte, esto se debe a que el sistema legal y político internacional no aporta
formas adecuadas de protección y garantías a las comunidades que se encuentran dentro
de las fronteras de los estados independientes, cualquiera que sea el estatus de éstas
dentro del estado. Los conceptos de derechos de las minorías, derecho de los pueblos
indígenas yderechos humanos han demostrado, en muchas ocasiones, ser insuficientes
para proteger a las comunidades contra la persecución colectiva, la explotación y la
eliminación. Incluso se han llevado a cabo genocidios, como en el caso de Ruanda, y
ataques armados masivos, como el de Chechenia, sin que la comunidad internacional
haya actuado de forma efectiva. Pero el deseo de crear un estado independiente existe
también a causa de una atención insuficiente dada a las experiencias positivas que han
resultado de la aplicación de formas de libre determinación diferentes a la secesión.
Cuanto más se pueda demostrar que las necesidades humanas individuales y colectivas de
las comunidades, sobre todo la de sobrevivir y desarrollarse dentro de un entorno seguro,
pero también la de dignidad y aceptación internacional, se pueden garantizar
adecuadamente mediante soluciones que no lleguen a la secesión, más atractivas serán
estas opciones.

La libre determinación no es un derecho absoluto

Apenas ningún derecho reconocido por la ley es absoluto. Esto ocurre también con la
libre determinación, que no se puede ejercer ni aplicar de forma unilateral. Cuando el
derecho, del modo en que se reivindica, tropieza con otros principios legales y derechos
internacionales, todos y cada uno de estos derechos deberían ser sopesados, teniendo en
cuenta el objetivo primordial del derecho internacional de mantener la paz y la seguridad.

Otros derechos y principios que pueden considerarse en este proceso incluyen: los
derechos de las minorías o pueblos indígenas y otros pueblos y grupos de población
dentro del territorio del pueblo que reclama el derecho a la libre determinación; la
integridad territorial del estado, cuando la reivindicación del pueblo implique la
separación de éste; derechos y obligaciones a los que las partes pueden estar obligadas
como, por ejemplo, los tratados; y la disposición de la ley de los derechos humanos. A
menudo, se hace referencia al antagonismo existente entre el derecho a la libre
determinación y el principio de integridad territorial de los estados.
Los participantes de la Conferencia comentaron que, si bien el principio y derecho a la
libre determinación tenían una profunda base ética y moral, esto no ocurría con el
principio de integridad territorial, que es una construcción legal, política y pragmática.
Por otro lado, el principio de integridad territorial de los estados tiene un fin muy
práctico, con su objetivo primordial de mantener la paz y la seguridad basado en el
principio de no-intervención en los asuntos internos de los estados. El principio de
integridad territorial aparece invocado claramente en relación con la libre determinación
en la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos
coloniales (1960), la Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes
a las relaciones de amistad y de cooperación entre los Estados de conformidad con la
Carta de las Naciones Unidas (1970) y, más recientemente en la Declaración y Programa
de Acción de Viena (1993). Esta última (que utiliza prácticamente el mismo lenguaje que
la Declaración de relaciones de amistad) reconoce el derecho de todos los pueblos a la
libre determinación pero establece que:

...nada de lo anterior se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta acción alguna


encaminada a quebrantar o menoscabar, total o parcialmente, la integridad territorial o
la unidad política de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de
conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de
los pueblos y estén, por tanto, dotados de un gobierno que represente a la tolidad del
pueblo perteneciente al territorio, sin distinción alguna. (énfasis añadido).23

Este párrafo impone un requisito de legitimidad sobre un estado, invocando el principio


de integridad territorial contra la reivindicación de la libre determinación que amenaza
esa integridad. Esto significa que un estado que oprime, destruye o explota
deliberadamente a un pueblo o comunidad en lugar de protegerlo o representar sus
intereses no tienen derecho legítimo a invocar el principio de integridad territorial contra
ese pueblo o comunidad. Un estado que viola gravemente sus obligaciones fundamentales
con sus ciudadanos pierde la legitimidad de gobernarlos. Esto también es aplicable en
relación con las obligaciones del estado respecto a un pueblo o comunidad distinta
situada dentro de sus fronteras.

Jose Ramos-Horta llegó a la conclusión de que el mantenimiento de la integridad


territorial está en manos de los gobiernos en el poder. Al aceptar estas obligaciones,
incluyendo el respeto al derecho a la libre determinación con todas sus consecuencias, y
comprometiéndose a un diálogo con todos los sectores de la sociedad, un gobierno puede
mantener la integridad territorial del estado o asegurar que el cambio pacífico tenga lugar
de manera que beneficie al estado.

La libre determinación también impone responsabilidades respecto a los derechos


humanos a los que la reivindican, incluyendo los derechos de las minorías y pueblos
indígenas y de otros pueblos y comunidades que se encuentren dentro de su jurisdicción,
así como la obligación de resolver, de forma constructiva, problemas que surjan de la
aplicación de este derecho.

El concepto amplio de libre determinación


Del anterior análisis resulta un concepto de la libre determinación mucho más amplio,
flexible y complejo que una definición que limite la libre determinación a la separación.
Entendido así, la libre determinación no tiene por qué amenazar la integridad territorial
de los estados y puede ser bastante compatible con su defensa. Los principales obstáculos
a la comprensión y aceptación de este concepto de libre determinación son el apego al
concepto dogmático de nación-estado, la noción extrema de soberanía como atributo
exclusivo del estado independiente y la obsesión territorial.

La aplicación del concepto amplio de libre determinación puede llevar a gran número de
soluciones en las relaciones entre estados y grupos de población dentro de dichos estados
adaptadas a las necesidades concretas de las partes implicadas. Estas soluciones pueden
tener un carácter territorial o un carácter funcional no territorial y pueden tener
componentes tanto internos como externos. Para idear soluciones apropiadas, los
atributos más importantes son la creatividad, la flexibilidad y una buena comprensión de
lo que el pueblo que reivindica la libre determinación quiere conseguir concretamente y
de los intereses legítimos vitales de las demás partes. Al buscar soluciones adecuadas
para cada caso específico, resulta útil no limitarse a conceptos tradicionales de estado.
También es indispensable concebir formas de libre determinación que aporten garantías
suficientes para la aplicación efectiva a largo plazo de los acuerdos a los que se llegue.

John Packer explicó el modo en que el Alto Comisionado de la OSCE para las Minorías
Nacionales abordó la cuestión de la división jurisdiccional entre el estado ucraniano y la
república autónoma de Crimea. En lugar de explorar lo que podría corresponder a la
jurisdicción de las autoridades de Crimea, el Alto Comisionado decidió trabajar en
dirección contraria, partiendo de lo que no estaría, razonablemente, dentro de sus
jurisdicciones. Encontró "únicamente cuatro materias: la defensa nacional, la política
monetaria, el mantenimiento de las fronteras nacionales y ciertos aspectos (no todos) de
la diplomacia internacional (incluyendo, de forma destacada, la capacidad de adquirir
responsabilidades en el derecho internacional)."24 Otros ejemplos creativos incluyen el
Acta de los Derechos de los Pueblos Indígenas de Filipinas (1997); las disposiciones de la
Constitución finlandesa con respecto a la autonomía territorial y funcional del pueblo
sami; el autogobierno deGroenlandia, que cuenta con aspectos internos y externos de
mucho alcance; el acuerdo de Nunavut en Canadá en relación con el pueblo Inuit, que
ahora tienen un gobierno separado que incluye una asamblea representativa, una rama
ejecutiva, un tribunal, un servicio civil y una capacidad limitada de participación en la
diplomacia internacional; la autonomía territorial de los Kuna Yala de Panamá, que
reconoce e incorpora instituciones indígenas dirigentes y ofrece protección a las selvas
vírgenes que son la base de la forma de vida de los Kuna; y los acuerdos de Chittagong
Hill Tracts que, si se aplican adecuadamente, podrían dar un grado significativo de
autogobierno a los pueblos indígenas de esta región de Bangladesh. Johan Galtung
propuso modelos de confederación de autonomías para pueblos de la misma nación (por
ejemplo, los kurdos y los mayas) a través de las fronteras de los diferentes estados en los
que se encuentran, de forma que no afectara a la integridad territorial de los respectivos
estados. Irlanda del Norte es un ejemplo reciente muy creativo que permite la existencia
de múltiples identidades que han sido desvinculadas del concepto restrictivo de territorio
y jurisdicción exclusiva.
Efectos del aumento de la interdependencia, la regionalización, la globalización y
las estructuras supranacionales.

El aumento de la interdependencia de todos los estados en aspectos económicos,


ambientales y políticos ha llevado a la dilución del concepto tradicional de soberanía
estatal. La soberanía estatal también se ha visto minada por el crecimiento de economías
de libre mercado y el papel cada vez más importante de entre 18.000 y 20.000
organizaciones no-gubernamentales (ONGs) en todo el mundo.

Un factor en la elaboración de soluciones para la autonomía y el autogobierno, así como


para otras expresiones de libre determinación, puede ser el papel de instituciones
supranacionales, como la Unión Europea, la Zona Norteamericana de Libre Comercio y
la Comunidad de Estados Independientes. Este tipo de instituciones y acuerdos
internacionales provoca la ruptura del monopolio del estado. La soberanía ya no es
ejercida de forma exclusiva por el estado, sino también por órganos supraestatales.
Además de esto, el progreso de la democracia y la relevancia cada vez mayor de los
derechos humanos refuerzan las posibilidades de expresión y realización del derecho de
libre determinación en su sentido más amplio.

Por otro lado, el actual dominio de los asuntos internacionales por parte de los Estados
Unidos y la creciente globalización, que aumenta la concentración de poder en pocas
manos, podría influir negativamente en la aceptación generalizada de la libre
determinación.

El concepto amplio de autodetermi-nación en el derecho internacional.

A pesar de que la Conferencia, como ya hemos mencionado, llegó a un total acuerdo en


cuanto a la incorporación del derecho a la libre determinación en el derecho
internacional, hubo una importante discusión entre los participantes sobre si la
interpretación amplia del derecho a la libre determinación está reconocida también en el
derecho internacional.

Algunos expresaron que el actual derecho internacional sólo reconoce el derecho a la


libre determinación de una pequeña categoría de pueblos, básicamente los que se
encuentran bajo el dominio y la represión colonial o extranjera o bajo regímenes racistas.
Se dijo que esta forma de libre determinación conlleva el derecho a crear un estado
separado. Otras soluciones, como la autonomía regional o funcional, no entran dentro del
concepto legal de libre determinación y, por tanto, deberían manejarse bajo otros
términos. Dichas soluciones entran dentro de la jurisdicción exclusiva del estado y, por
tanto, no forma parte del derecho internacional. La definición de la forma de
autogobierno o de otras soluciones corresponde únicamente a las autoridades del estado,
sin ningún tipo de intervención externa.

Otros argumentaron que el concepto amplio de libre determinación está aceptado en el


derecho internacional y que su puesta en práctica no entra exclusivamente dentro de la
jurisdicción nacional del estado, sino que, por el contrario, es una cuestión que afecta
mucho a la comunidad internacional. Se recordó, en primer lugar, que los instrumentos
internacionales, especialmente la Declaración sobre los principios de derecho
internacional referentes a las relaciones de amistad y de cooperación entre los Estados de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, establecen que los modos de
aplicación del derecho a la libre determinación van más allá del derecho a la secesión. La
Declaración señala:

El establecimiento de un Estado soberano e independiente, la libre asociación o


integración con un Estado independiente o la adquisición de cualquier otra condición
política libremente decidida por un pueblo constituyen formas del ejercicio del derecho
de libre determinación de ese pueblo. (énfasis añadido).

Este lenguaje incluye claramente la autonomía, el autogobierno y otras soluciones dentro


o fuera del marco del estado. Puesto que la libre determinación se incluye en la ley de los
derechos humanos, como ya se ha dicho, no es, por definición, una cuestión que afecte
exclusivamente a la jurisdicción nacional de los estados, sino que es una responsabilidad
y un interés internacional.

En segundo lugar, el derecho internacional evoluciona constantemente y la práctica


estatal, así como la opinión de los publicistas y expertos del derecho internacional (que
también se consideran fuentes legítimas del derecho internacional), tienden, cada vez
más, a interpretar la libre determinación de forma que incluya formas de autogobierno,
autonomía y otras soluciones dentro del marco estatal. Muchas de las soluciones de
autogobierno y autonomía aplicadas dentro de los estados, tales como las relativas a
Groenlandia, los Innuit, los Kuna Yala y otros casos ya descritos en esta publicación, son
prueba de una práctica estatal en evolución que incluye estas formas dentro de la libre
determinación. Esta idea aparece respaldada por el lenguaje actual del Proyecto de
Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que ha sido adoptado por el
Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas y la Subcomisión de la ONU de la
Prevención de Discriminaciones y la Protección a las Minorías. El Artículo 31 de dicho
proyecto establece que:

Los pueblos indígenas, como forma concreta de ejercer su derecho de libre


determinación, tienen derecho a la autonomía o el autogobierno en cuestiones
relacionadas con sus asuntos internos y locales, en particular la cultura, la religión, la
educación, la información, los medios de comunicación, la salud, la vivienda, el
empleo, el bienestar social, las actividades económicas, la gestión de tierras y recursos,
el medio ambiente y el acceso de personas que no son miembros a su territorio, así
como los medios de financiar estas funciones autónomas.

El Artículo 31 no se considera una cualificación del derecho a la libre determinación


(como se reconoce en el Artículo 3 del mismo proyecto) sino como un modo especial de
aplicarlo respecto a los pueblos indígenas.25

Con el fin de fomentar la aceptación y aplicación del concepto amplio de libre


determinación -que todos los participantes consideraron como un paso importante en la
prevención de conflictos armados-, algunos subrayaron que es importante destacar el
derecho consuetudinario emergente a este respecto.

Medios para lograr la autodetermina-ción.


El ejercicio de la libre determinación requiere, por su propia naturaleza, la expresión de la
voluntad del pueblo. Esto puede concebirse como una o más acciones bien definidas o
como procesos continuados de consulta, participación y toma de decisiones incluyente.

La celebración de un referéndum para determinar la voluntad del pueblo en relación con


un cambio de estatus y otras cuestiones es un acto propio de la libre determinación
totalmente aceptado. Surgen las dificultades, sobre todo en los referéndum, con
cuestiones relativas a derechos territoriales, en zonas que la comunidad que quiere ejercer
la libre determinación comparte con otros pueblos y comunidades. Según muchos
participantes de la Conferencia, cuando esos otros habitantes son colonos, no deberían
tener derecho a participar en dicho referéndum. Esto resulta ser cierto especialmente
cuando los colonos han sido desplazados a regiones indígenas o incitados a hacerlo por
un programa del gobierno elaborado para modificar la composición demográfica de la
región en cuestión. Estas prácticas, encubiertas o manifiestas, han provocado que muchos
pueblos se vean reducidos a una minoría numérica en sus propias tierras de origen. El
Sahara Occidental, Nueva Caledonia, así como Papua Occidental, Hawaii, Zanzíbar y el
Tíbet se tomaron como ejemplos de regiones en las que un gran número de colonos han
cambiado y siguen cambiando el equilibrio demográfico. En estos casos, un referéndum
en el que todos los habitantes tengan la misma voz no puede juzgarse como un acto de
libre determinación por parte del pueblo perjudicado. Un ejemplo que viene al caso es el
referéndum del Sahara Occidental, ahora previsto para Diciembre de 1999. La ONU ha
decidido que las personas que el gobierno de Marruecos ha enviado o incitado a
trasladarse allí desde 1975 no tienen derecho a votar en el referéndum.

La aplicación de la libre determinación no requiere necesariamente un acto único. La


voluntad del pueblo puede verse afectada dentro de un sistema democrático por la
utilización de las instituciones estatales existentes. Esto supone un sistema realmente
democrático y completamente participativo, no un sistema que limite el concepto de
democracia a la "decisión de una mayoría numérica". Cuando sólo importan los votos, un
pueblo o comunidad numéricamente inferior carece de control sobre su destino.

La libre determinación puede ejercerse también a través de uno o más procesos de


negociación y diálogo y de la firma de acuerdos entre las autoridades estatales y
representantes del pueblo en cuestión. En ocasiones, la participación de terceras partes
puede ser útil en estos procesos. La mediación del Secretario General de las Naciones
Unidas y de otros ha servido recientemente para avanzar en el proceso de paz de
Bougainville. El diálogo al nivel de la comunidad es muy importante en un proceso de
libre determinación. Fue, sin duda, un factor significativo en la consecución de los
acuerdos de Irlanda del Norte. Tanto en Bougainville como en el País Vasco, se están
poniendo en práctica importantes iniciativas que pretenden llevar a un consenso del
pueblo a través de procesos globales de diálogo y consulta altamente integradores, como
instrumentos básicos de libre determinación, entre todos los sectores de la sociedad. El
acto de libre determinación no se reduce a un referéndum, sino que se considera un
proceso integrado en el que el referéndum es sólo un elemento.

Existen escasos procedimientos bien definidos para la adjudicación o aplicación de las


reivindicaciones de libre determinación. Esto es, en parte, la razón por la que existen
tantos desacuerdos que provocan conflictos armados.

La Corte Internacional de Justícia ha dictado sentencias y opiniones consultivas sobre


cuestiones relativas a la libre determinación, especialmente en el caso del derecho de los
saharauis a la libre determinación, pero no está capacitado para hacer cumplir sus
decisiones. Entre otras vías judiciales internacionales se incluyen la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En la medida en que las reivindicaciones de libre determinación implican la demanda del


respeto a los derechos humanos o derechos de las minorías, los procedimientos del
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial pueden proporcionar vías para dirigirlas. El procedimiento de la UNESCO sobre
derechos culturales puede ser también una opción útil. Pero estos órganos carecen
igualmente de medios para imponer cualquier decisión.

No existe un órgano internacional efectivo, dentro, por ejemplo, del sistema de las
Naciones Unidas, que adjudique las reivindicaciones de libre determinación y esté
autorizado para apoyar activamente y garantizar su ejecución pacífica. El estado de
Liechtenstein, por iniciativa de su Jefe de Estado, S.A.R. el Príncipe Hans Adam II,
presentó el proyecto de un pacto sobre la libre determinación a través de la
autoadministración para que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo valorara en
1993. Esta propuesta incluye disposiciones sobre procedimientos y estructuras para el
apoyo de una ejecución pacífica de la libre determinación. Desgraciadamente, no ha
recibido ningún apoyo significativo por parte de los estados miembros de la ONU.

Conflicto armado

En todas las regiones del mundo, los conflictos se convierten en violentos por el deseo de
los gobiernos estatales de un control total, por un lado, y por las reivindicaciones de libre
determinación (en sentido amplio) de los pueblos, minorías u otras comunidades, por otro
lado. Cuando los gobiernos reconocen y respetan el derecho a la libre determinación, los
pueblos puede ejercerlo de un modo pacífico. Cuando los gobiernos optan por hacer uso
de la fuerza para aplastar o prevenir este movimiento, o cuando pretenden imponer
políticas de asimilación contra el deseo del pueblo, las demandas se polarizan y,
normalmente, surge el conflicto armado. Los Tamil, por ejemplo, no buscaban la
independencia y no utilizaron la violencia durante los años 70, pero la negativa del
gobierno a aceptar la expresión igualitaria de su identidad distintiva llevó a una
confrontación armada y a una guerra de secesión. La tendencia de la comunidad
internacional a aceptar la libre determinación únicamente cuando se presenta con un
hecho consumado o a prestar atención a los conflictos una vez que ya son violentos,
incita a la violencia y perjudica a los que intentan recurrir a medios pacíficos y
democráticos.

En muchos casos, las luchas por la libre determinación se convierten en conflictos


armados. Un ejemplo de ello es la lucha en Eritrea, que dura ya 30 años. La pasividad de
las Naciones Unidas y de sus miembros no dejó otra opción a este país. Los albaneses de
Kosovo, bajo el acertado liderazgo de Ibrahim Rugova, han intentado, a lo largo de una
década, obtener el apoyo internacional necesario para conservar el carácter no violento de
su movimiento. El asunto no se tomó en serio a nivel internacional hasta que explotó
finalmente el conflicto armado. Los conflictos de Abkhazia (que no fue provocado, como
se ha dicho a menudo, por una búsqueda de la secesión) y de Chechenia (que comenzó
con un ataque militar ruso masivo) no recibieron ninguna atención digna hasta que las
televisiones de todo el mundo mostraron los horrores de la guerra. A pesar de la atención
prestada, sin embargo, las cuestiones que constituyen la base de dichos conflictos
continúan estando sin resolver. Asimismo, debería reconocerse que algunas luchas
armadas, como la de los Gagauz en Moldavia y la de los Jummas en Chittagong Hill
Tracts, han acabado en acuerdos en los que se otorgaba un grado considerable de
autonomía.

Incluso si se consigue la libre determinación tras una lucha armada, el conflicto armado
no asegura por sí mismo que se haga efectiva. La confrontación armada se concibe a
menudo como un elemento necesario de lucha y puede forzar a una parte reticente a
sentarse en la mesa de negociación, pero raramente llevará a una solución duradera,
incluso si hay victoria. Una vez más, para lograr una solución duradera, es necesario
llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes a través del diálogo.

Muchos países, industrializados o no, apoyan a dictadores corruptos y otros regímenes


represivos para salvaguardar sus propios intereses económicos y políticos. Esto, junto con
la venta sin escrúpulos de armas a éstos y otros actores no estatales pero igualmente
represivos, aumenta las posibilidades de que se inicien conflictos armados dentro de los
estados.

La libre determinación como medio para prevenir y resolver conflictos:


conclusiones

Los participantes de la Conferencia creían realmente que una mayor aceptación de la


libre determinación en su sentido más amplio, como un derecho que se puede ejercer por
medios democráticos y a través del diálogo y que no requiere la desmembración del
estado en la mayoría de los casos, podría contribuir significativamente a la prevención y
resolución de conflictos. La verdadera prevención no debería buscar el mantenimiento del
status quo, sino vías que permitan que el cambio se produzca de forma pacífica.

Esto precisa el desarrollo de una cultura de la libre determinación, siendo considerada


ésta como un proceso necesario y positivo de la emancipación humana y un corolario de
la democracia, en la que la gente tiene una mayor responsabilidad respecto a su
comunidad. Asimismo, la noción tradicional de nación-estado necesita una
transformación. La soberanía ya no puede ser entendida como una prerrogativa exclusiva
de las autoridades centrales de un estado, sino, más bien, como un conjunto de funciones
que se pueden ejercer de la mejor manera en los diferentes niveles de la sociedad, según
la naturaleza de las decisiones que han de adoptarse y el modo más apropiado de
ejecutarlas.
La prevención requiere la promoción del diálogo, la consulta y otros procesos para
garantizar que los pueblos ejerzan su derecho a la libre determinación, en el sentido
amplio con el que hemos trabajado en esta conferencia, por la vía pacífica y democrática.
En este contexto, es necesario tratar urgentemente la actual deficiencia de las
instituciones y procesos que permiten el diálogo e impulsan la resolución de las
demandas de cambio.

Los actores no estatales, incluyendo corporaciones transnacionales y nacionales,


organizaciones internacionales, comunidades organizadas, movimientos políticos e
individuos, deben responder de sus acciones, que también pueden provocar un conflicto,
oprimir a personas o llevar a la negación del derecho a la libre determinación.

En tal cultura de la libre determinación, los estados y otros actores deberían ganar
prestigio siendo coherentes con el principio de libre determinación y otros derechos
humanos. Ya existen hoy en día algunos ejemplos de estados que utilizan su conformidad
(o supuesta conformidad) con el principio de libre determinación como una fuente de
prestigio para su propio beneficio político. Así, el Primer Ministro de Belice pasó un
tiempo desmesurado, en la última Asamblea General de la ONU, explicando las políticas
de su gobierno respecto al pueblo indígena maya de su país. España alardea de su política
progresista respecto a la autonomía de Cataluña, y Panamá no pierde oportunidad alguna
para recibir elogios por su forma de llevar las relaciones con los Kuna Yala. Debería
impulsarse esta tendencia y, al mismo tiempo, los estados deberían poner en práctica lo
que dicen.

Para que exista paz, seguridad y estabilidad, cualquier asociación entre pueblos y
comunidades, o entre éstos y el estado, debe basarse en el consentimiento auténtico y
continuado, así como en el respeto y beneficio mutuo. La paz no puede existir en estados
que carecen de legitimidad o cuyos gobiernos amenazan las vidas o el bienestar de una
parte de la población. La comunidad internacional, sus miembros y sus instituciones
tienen la obligación de actuar cuando se viola el derecho internacional, incluyendo los
derechos humanos y, sobre todo, el derecho a la libre determinación. Éste es el momento
de entrar en acción, no cuando el conflicto ya está "maduro" para su resolución, como
dirían algunos. La prevención de conflictos precisa medidas activas para convencer a los
estados de que actúen de acuerdo con las normas legales internacionales respecto a sus
ciudadanos, incluyendo los pueblos y comunidades diferenciadas que se encuentran
dentro de sus fronteras, y desistan de acciones, tales como el traslado de poblaciones y la
asimilación forzada, que impidan el ejercicio de la libre determinación. Los estados
deben darse cuenta de que no se puede ignorar las aspiraciones de los pueblos y
comunidades.

Notes:
1. El derecho ya había sido reconocido en 1960 en la Declaración de las Naciones Unidas
sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, GA Res. 1514
(XV).
2. Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de
amistad y de cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas, GA Res. 2625 (XXV)
3. International Legal Materials Vol. 14, p.1292 (1975).
4. Aprobada el 27 de junio de 1981, International Legal Materials Vol. 21, p. 59 (1982).
5. International Legal Materials Vol. 30, p. 193 (1991).
6 Aprobada por la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos, Departamento de
Información Pública de la ONU (Nueva York, 1995).
7. 1971. CIJ 16
8. 1975. CIJ 12
9. 1995. CIJ 102
10. 1984. UN doc. HRI/GEN/1/Rev. 3.
11. 1996 UN doc. CERD/C/49/CRP.2/Add.7.
12. Para más detalles, véase el apartado “Contexto de la Conferencia”.
13. Véase La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, Art. 31, párrafo 1,
1155 U.N.T.S. 331. Competence of the General Assembly for the Admission of a State to
the United Nations, Advisory Opinion, 1950 ICJ 4, 8 (“Si las palabras en su significado
natural y normal tienen sentido en el contexto, la cuestión queda zanjada”)
14. Webster’s Collegiate Dictionary (Random House ed., 1955), p.1000.
15. UNESCO, International Meeting of Experts on Further Study of the Concept of the
Rights of Peoples: Final Report and Recommendations UNESCO doc. SHS-
89/CONF.602/7, pp.7-8.
16. Recogido por John Henriksen, "Implementation of the Right to Self-determination of
Indigenous Peoples Within the Framework of Human Security", p.230, en The
Implementation of the Right to Self-Determination as a Contribution to Conflict
Prevention. Report of the International Conference of Experts held in Barcelona from 21
to 27 November 1998, UNESCO Division of Human Rights, Democracy and Peace &
UNESCO Centre of Catalonia. Centre UNESCO de Catalunya, Barcelona, 1999.
17. José Martínez Cobo, Study of the Problem of Discrimination Against Indigenous
Populations, E/CN.4/Sub.2/1986/7/Add.4, párrafo 379.
18. A menudo se señala que los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos afirman
el derecho a la libre determinación interna de toda la población de los estados, mientras
que la Declaración y Programa de Acción de Viena vuelve al tradicional enfoque de la
descolonización. Sin embargo, la distinción no está muy clara según las palabras
utilizadas en los Pactos y en la Declaración de Viena, sino que podrían derivarse del
contexto y la historia legislativa. Se considera que el Acta Final de Helsinki tiene un
alcance mayor puesto que implica que todos los pueblos siempre tienen el derecho a la
libre determinación interna y externa. Sin embargo, este instrumento se limita a Europa.
19. Resolución GA 2625 (XXV), Artículo 1.
20. Advisory Opinion on Western Sahara, 1975 ICJ 12, 32-33.
21. Véase también la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, GA
Res. 3291 (XXIX).
22. James Anaya, en su presentación oral durante la Conferencia de Barcelona, el 23 de
noviembre de 1998.
23. Declaración y Programa de Acción de Viena, supra nota 6, párrafo 2.
24. John Packer, "Considerations on procedures to implement the right to self-
determination", p.161, The Implementation of the Right to Self-Determination as a
Contribution to Conflict Prevention- Report of the International Conference of Experts
Held in Barcelona from 21 to 27 November 1998, UNESCO Division of Humand Rights
Democracy and Peace & UNESCO Centre of Catalonia. Centre UNESCO de Catalunya,
Barcelona 1999.
25. John Henriksen, supra nota 16, en p. 235.

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