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I. INTRODUCCIÓN
· Mensaje del Director General de la UNESCO
· Objetivo de la Conferencia
· Contexto de la Conferencia
· Metodología
· Participantes
“El tema de esta conferencia es, desde mi punto de vista, especialmente importante para
la comunidad internacional. Muchos de los conflictos actuales tienen lugar dentro de
estados en los que las comunidades aspiran a un mayor reconocimiento de su identidad
cultural y política. Debemos estudiar detalladamente estas situaciones y decidir en qué
medida los textos internacionales sobre el derecho a la libre determinación se adaptan
verdaderamente a las circunstancias actuales y pueden prevenir este tipo de conflictos.
En cualquier caso, necesitamos diseñar un futuro que permita a todas las comunidades
humanas vivir sin miedo y evolucionar en paz. El derecho a la libre determinación debe
incluir derechos culturales, lingüísticos y comunicativos, así como sociales, económicos
y políticos. Todos dependen de todos. Si queremos preservar la riqueza de nuestra
diversidad, debemos tener principios éticos e instrumentos jurídicos capaces de fomentar
los derechos culturales y políticos de todas las comunidades. Debemos atrevernos a
aprovechar los aspectos positivos de la globalización sin renunciar a nuestra maravillosa
diversidad cultural. La propuesta de la Ciudad de Barcelona de celebrar un Foro
Universal de Culturas en el año 2004 representa un paso importante en esa dirección.
La tercera idea que creo que deberíamos tener en cuenta es la noción de que el derecho a
la libre determinación es una contribución específica a una cultura de la paz. El mundo
está cansado de violencia y de guerras. Existe un reconocimiento, cada vez mayor, de que
la guerra es realmente un medio lamentable para resolver conflictos. Nosotros aspiramos
a algo mejor. Por tanto, no es utópico creer que, en pocas décadas, podemos acabar con la
guerra, así como hemos rechazado la esclavitud, el fascismo y el totalitarismo en otros
momentos de la historia humana. Debe cambiar el concepto de seguridad: hasta ahora,
hemos creído que invertir en armamento era la clave para garantizar la seguridad. Hoy
sabemos que nuestros verdaderos enemigos son la pobreza, la ignorancia, la destrucción
del medio ambiente (es decir, la violación de los derechos humanos).
Siguiendo con esta idea, es necesario hablar de la seguridad de los pueblos que se
identifican con una comunidad cultural concreta y desean ser aceptados como actores,
por derecho propio, en la escena internacional. La represión cultural, la negación de los
derechos de los pueblos y la marginación política de muchas comunidades son causas de
la falta de seguridad. Si queremos que la estabilidad política y la paz estén presentes en
todos los rincones del mundo, debemos progresar en nuestro respeto por las identidades
culturales y políticas de los pueblos. Necesitamos la ayuda de criterios morales y marcos
legales. Debemos comprender que se pueden aplicar los principios de la libre
determinación de diversas maneras, si bien es necesario cierto grado de autogobierno
para prevenir el conflicto.
Sé que aquí se van a discutir estas cuestiones con rigor intelectual y prudencia. Por mi
parte, estoy convencido de que los temas delicados y complejos relativos a la libre
determinación son los mismos que los que están en la base de los grandes debates
actuales sobre el futuro de la vida democrática, la diversidad cultural y la paz en el
mundo. Confío plenamente en que sus deliberaciones nos ayudarán a avanzar.”
Federico Mayor
Objetivo de la Conferencia
Con el fin de que los participantes de la Conferencia lograran este objetivo, se les pidió
que examinaran, en primer lugar, la naturaleza y la evolución del derecho a la libre
determinación, y luego los métodos para aplicar este derecho de forma constructiva y
efectiva.
Contexto de la Conferencia
Janusz Symonides señaló en su discurso inicial en esta conferencia que esta reunión se
estaba celebrando en un momento en el que la gente está deshaciéndose de la política de
la dominación. La gente quiere que se reconozca su identidad cultural y siente la
necesidad de asegurar la libre expresión de esa identidad frente a un nuevo desafío, el de
la globalización. La importancia del concepto de libre determinación no ha hecho más
que crecer en los últimos años, convirtiéndose en una cuestión central en muchas disputas
y conflictos, tanto intraestatales como, en ocasiones, interestatales. A menudo, las
discusiones se polarizan, de modo que, por un lado, están los que creen que todos los
grupos étnicos tienen el derecho a separarse unilateralmente y crear un nuevo estado y,
por otro, están los que defienden a toda costa el status quo y la integridad territorial de los
estados. Y, precisamente en esas circunstancias, tiene lugar la discusión sobre “la
aplicación del derecho a la libre determinación como contribución a la prevención de
conflictos”, descrita en este informe.
Sesión VII: Aplicación del derecho a la libre determinación dentro del concepto de
seguridad humana.
PARTICIPANTES DE LA CONFERENCIA
Aurelí ARGEMI, Secretario General del CIEMEN (Centro Internacional Escarré para las
Minorías Étnicas y las Naciones)
Estebancio CASTRO, Becario indígena Kuna de la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos
John HENRIKSEN, Miembro del equipo indígena de la Oficina del Alto Comisionado
de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos
John PACKER, Asesor legal del Alto Comisionado para Minorías Nacionales de la
OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa)
Michael C. VAN WALT VAN PRAAG, Peace Action Council; antiguo Secretario
general de UNPO
Nota:
Gudmundur Alfredsson y Helen Corbett finalmente no pudieron atender la conferencia.
Pero las ponencias que habían praparado fueron distribuidas y sirvieron de base para el
trabajo de la conferencia.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LA CONFERENCIA
Recomendaciones
La Conferencia recomienda
· Que cree un mecanismo efectivo dentro de las Naciones Unidas para colaborar en la
resolución de las reivindicaciones de autode-terminación y de los conflictos;
· Que cree un foro permanente de pueblos dentro del sistema de las Naciones Unidas
que tenga carácter consultivo con la ONU.
A la UNESCO:
· Que preste especial atención al papel positivo de la libre determinación dentro del
marco de sus programas de cultura de la paz, la democratización y el pluralismo
cultural y que incorpore todo ello a los programas nacionales de la UNESCO de cultura
de la paz y la reconciliación.
Que impulsen el derecho a la libre determinación, apoyando a los pueblos que luchan por
él y presenten casos concretos a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y a otros
foros apropiados.
Decisiones
La Conferencia decide
· Crear una lista de direcciones de correo electrónico de los participantes para que
puedan informarse mutuamente sobre los avances en el ámbito de la libre
determinación e intercambiar documentos útiles sobre el tema.
Gran parte de los conflictos armados que han hecho estragos en todo el mundo a lo largo
de este siglo, así como la gran mayoría de los que surgieron desde el final de la Guerra
Fría y continúan hoy, se centran en la búsqueda de la libre determinación por parte de los
pueblos, sea o no de forma explícita. Precisamente por esta razón, la conferencia
consideró imprescindible la exploración de nuevas formas de cambiar la percepción de
libre determinación como factor influyente o incluso como causa de conflicto por una
noción de libre determinación que actúe como base e instrumento para una efectiva
prevención y resolución de conflictos.
En este cambio, resulta fundamental el desarrollo de una comprensión más clara del
significado de la libre determinación y de sus posibles aplicaciones. Mientras la libre
determinación signifique todo para todos, el concepto seguirá suscitando pasiones,
expectativas y miedos que, en su mayoría, son innecesarios, inútiles e injustificados.
Tan importante como las conclusiones a las que llegamos es el propio contenido de la
discusión que tuvo lugar. Los participantes, que acudieron a la mesa dispuestos a aportar
sus amplios conocimientos, mostraron opiniones diversas y, en ocasiones, muy opuestas
sobre los diferentes asuntos. Algunos de los participantes estaban directamente
implicados en luchas por la libre determinación o en la prevención y resolución de
conflictos. Otros, eran dirigentes de organizaciones internacionales y académicos. Ningún
participante fue indiferente a los asuntos tratados. Teniendo en cuenta todo esto, resulta
incluso más revelador que un grupo de expertos tan diverso llegara, por medio de una
extensa e intensa discusión, aun entendimiento común y una opinión compartida en
cuanto a la libre determinación dentro del contexto de la prevención y resolución de
conflictos.
Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho,
establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo
económico, social y cultural.
El derecho a la libre determinación de los pueblos está reconocido por muchos otros
instrumentos internacionales y regionales, incluyendo la Declaración sobre los Principios
de Derecho Internacional relativos a las Relaciones Amistosas y la Cooperación entre
Estados aprobada por la Asamblea General de la ONU en 19702, el Acta Final de
Helsinki, aprobada por la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa
(CSCE) en 19753, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos de 19814, la
Carta de París de la CSCE para una Nueva Europa, aprobada en 19905, y la Declaración
y Programa de Acción de Viena de 19936. Ha sido ratificado por la Corte Internacional
de Justicia en el Caso Namibia7, el Caso del Sahara Occidental8 y en el Caso de Timor
Oriental9, en los que se confirmó su carácter erga omnes. Además, el alcance y
contenido del derecho a la libre determinación han sido ampliados por el Comité de
Derechos Humanos de la ONU10 y el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial11, así como un gran número de destacados juristas internacionales.
La idea de que el derecho a la libre determinación forma parte de la llamada 'ley dura' ha
sido ratificada por la Reunión Internacional de Expertos para la Dilucidación de los
Conceptos de los Derechos de los Pueblos, convocados por la UNESCO desde 1985 hasta
199112. Se llegó a la conclusión de (1) que los derechos de los pueblos están reconocidos
en el derecho internacional; (2) que la lista de estos derechos no está muy clara, pero
también (3) que el derecho duro incluye en cualquier caso el derecho a la libre
determinación y el derecho a la existencia, en el sentido de la Convención sobre el
Genocidio. La Conferencia de Barcelona concluyó que el principio y derecho
fundamental a la libre determinación de todos los pueblos aparece establecido de forma
sólida en el derecho internacional.
un grupo de seres humanos individuales que tienen en común todos o algunos de los
siguientes elementos:
(a) tradición histórica común;
(b) identidad racial o étnica;
(c) homogeneidad cultural;
(d) unidad lingüística;
(e) afinidad religiosa o ideológica;
(f) conexión territorial;
(g) vida económica común.15
Los expertos de la UNESCO afirmaron, además, que "el grupo como un todo debe tener
la voluntad de que le identifiquen como un pueblo o la conciencia de ser un pueblo",
elemento subjetivo clave para otras definiciones legales de los pueblos. El pueblo debe
estar formado por número determinado de personas, que no necesita ser muy grande pero
que debe ser más que "una simple asociación de individuos dentro de un estado" según
estos expertos, que también consideraron de gran importancia la existencia de
"instituciones u otros medios de expresar sus características comunes y su voluntad para
identificarse".
El significado corriente de la expresión "todos los pueblos" incluye a los pueblos bajo
subyugación o dominación colonial o extranjera, los que están bajo una ocupación, los
pueblos indígenas y otras comunidades que cumplen los criterios aceptados de forma
general para determinar la existencia de un pueblo.
Naciones
Los conceptos de 'nación' y 'pueblo' están muy relacionados y resulta difícil distinguirlos.
Así, podemos considerar los criterios utilizados para una nación como similares a los
utilizados para un pueblo. Uno de los participantes describió a los pueblos como naciones
sin estado. Johan Galtung define una nación como un grupo de gente con ciertos puntos
en el espacio y en el tiempo que consideran sagrados. En este análisis, el espacio es la
patria y el tiempo se refiere a ciertos momentos de la historia, a menudo traumáticos. Esta
definición no incluye criterios tales como una lengua común, una identidad étnica o una
religión compartida para identificar una nación, sino que da gran importancia al arraigo
territorial. Sin desechar los criterios de Kirby, los participantes coincidieron en la
necesidad de reconocer la importancia de los símbolos y mitos que unen y mueven al
pueblo en su identificación con una nación o pueblo. Michael Keating identificó una
nación como un grupo que reivindica la libre determinación, sin ser, necesariamente, un
grupo étnico y homogéneo. Utilizó el ejemplo de Quebec, como una nación que tiene el
derecho a la libre determinación, aunque, en este caso, el concepto de nación no es
étnico. Estados Unidos es una nación multiétnica y multicultural, pero se podría
argumentar que se trata de una nación en proceso de formación. Michael Keating
adelantó varias definiciones, pero dio razones en contra de una definición clara, puesto
que el concepto de nación tiene diferentes significados en diferentes lugares y una
definición uniforme podría llegar a provocar conflictos. La tendencia a considerar las
naciones como unidades monolíticas que ocupan territorios mutuamente exclusivos está
especialmente cerrada a matices y resultó ser incompatible con la percepción indígena de
nación.
El razonamiento, por parte de algunos, de que los estados deberían formarse tomando
como base el carácter distintivo de cada nación, principio que llevó a la formación de las
naciones-estado en Europa a lo largo del siglo XIX, es desacertado y puede ser peligroso
en la actualidad. La realidad es la existencia de orígenes étnicos solapados y múltiples
identidades. De hecho, existe muy pocas naciones-estado verdaderas. Al mismo tiempo,
el concepto de nación es también una realidad que, además, tiene una fuerza enorme.
Mientras que los estados se crean, se separan o desaparecen, las naciones tienden a
sobrevivir. Esto no implica que no se hayan erradicado algunas naciones. Por ejemplo,
algunas de las primeras naciones de las Américas ya no existen como consecuencia del
genocidio. La cuestión es que, mientras que los estados no son más que construcciones
artificiales y pragmáticas para el ejercicio efectivo de la jurisdicción y muchos de ellos
han sido impuestos por potencias coloniales externas sin atender a realidades geográficas,
étnicas o históricas, las naciones son una realidad antigua y muy asumida que une al
pueblo de generación en generación y sobrevive a los cambios en las fronteras y
gobernantes. Muchas naciones han sobrevivido a esfuerzos coordinados para hacer
desaparecer su existencia distintiva. Así, por ejemplo, tras siglos de esfuerzos
sistemáticos por parte de las autoridades del estado francés para absorber todos los
grupos nacionales y erradicar sus identidades distintivas con el fin de crear una identidad
nacional francesa, las naciones bretona, corsa, alsaciana y vasca siguen existiendo.
Pueblos indígenas
Son comunidades, pueblos y naciones indígenas los que, teniendo una continuidad
histórica con las sociedades anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron
en sus territorios, se consideran distintos de otros sectores de las sociedades que ahora
prevalecen en esos territorios o partes de ellos. Constituyen ahora sectores no
dominantes de la sociedad y tienen la determinación de preservar, desarrollar y
transmitir a futuras generaciones futuras sus territorios ancestrales, y su identidad étnica
como base de su existencia continuada como pueblo, de acuerdo a sus propios patrones
culturales, sus instituciones sociales y sus sistemas legales.17
Aunque utilicemos esta definición de pueblos indígenas u otras similares, los elementos
más importantes son la auto-identificación y un especial arraigo y prioridad en el tiempo
respecto al territorio ancestral.
Minorías
Lo que constituye una minoría es también, en gran parte, una cuestión de auto-
identificación. No obstante, los elementos principales en cualquier definición incluyen la
inferioridad numérica, características étnicas, lingüísticas, culturales o religiosas distintas
a las del resto de la población de un estado, así como la posición no dominante de la
minoría. Muchas minorías están relacionadas con la población de un estado emparentado,
a menudo vecino, pero no siempre es así. La consecuencia de la identificación como una
minoría puede ser importante, puesto que, en general, se entiende que, si bien los pueblos
tienen el derecho a la libre determinación según el derecho internacional, las minorías no
poseen tal derecho.
Se entiende por libre determinación externa (que algunos describen como libre
determinación "plena") el derecho de un pueblo a decidir su estatus político y su posición
en la comunidad internacional con respecto a otros estados, incluyendo el derecho a
separarse del estado existente del que forma parte el grupo en cuestión, y a crear un
nuevo estado independiente.
Por el contrario, otros sostuvieron que esta propuesta equivale a decir que existen
diferentes categorías de "pueblos": una primera clase que posee el pleno derecho a la
libre determinación y una clase menos importante que tiene sólo un derecho limitado a la
libre determinación interna. La distinción es arbitraria, limita el derecho a elegir y se
opone al significado corriente de todos los instrumentos que establecen que "todos los
pueblos" tienen el derecho a la libre determinación, incluyendo el derecho a "determinar
libremente su condición política". Se señaló que, partiendo incluso de un enfoque
positivista de la "ley dura", llegamos a la conclusión de que no existe en la actualidad
ningún instrumento internacional en vigor que haga tal distinción o afirme un derecho a
la libre determinación interna.18
Sin resolver del todo estas diferencias en cuanto al enfoque, todos coincidieron en que los
aspectos internos y externos de la libre determinación se podrían diferenciar de forma útil
para discutir formas concretas de aplicar este derecho. Además, es importante destacar
que reivindicar la libre determinación no implica necesariamente reivindicaciones de
secesión; de hecho, generalmente se limitan a demandas de derechos que se han de
ejercitar dentro de las fronteras de los estados existentes. También hubo un claro acuerdo
con respecto a la necesidad de reconocer derechos compensatorios a grupos vulnerables
como los pueblos indígenas y minorías.
En esencia, la libre determinación significa que los seres humanos, de forma individual y
como grupos, deberían tener el control de su propio destino y que, de acuerdo a eso,
deberían concebirse las instituciones de gobierno. Ésta es la idea que fomentó la caída de
las estructuras coloniales clásicas y la abolición del apartheid y que hoy promueve la
reforma democrática en todo el mundo.
La libre determinación no debería verse como una elección puntual, sino como un
proceso prolongado que asegure la continuidad de la participación de un pueblo en la
toma de decisiones y el control sobre su propio destino. Según Paul Arthur, este enfoque
fue el que permitió a Gerry Adams sostener que, aunque el acuerdo sobre Irlanda del
Norte adoptado en 1998 no resulta en la creación inmediata de una Irlanda unificada,
pone en marcha un proceso de libre determinación en el que las partes pueden trabajar
para llegar a un cambio de estatus por medios políticos democráticos. Félix Martí señaló
también el proceso en el que se encuentra Cataluña como un proceso dinámico de libre
determinación. Este enfoque hace posible que los cambios "incrementales" se realizen sin
tener que forzar a las partes a llegar a un acuerdo sobre cambios definitivos, lo que puede
ser demasiado radical para algunos e insuficiente para otros. En este sentido, la libre
determinación no debería considerarse de una forma tan antagonista al estado o a la
situación en que se encuentra el pueblo. Debería verse, más bien, como un proceso por el
que las partes ajustan y reajustan su relación, si es posible para beneficio mutuo.
Identidad cultural
La cultura, que es un elemento distintivo básico de los pueblos y demás comunidades, es,
a menudo, el eje central de la reivindicación de la libre determinación cuando la identidad
y la expresión cultural de una comunidad se ven suprimidas o amenazadas. El respeto a
los valores culturales distintivos y a la diversidad es fundamental en la noción de libre
determinación. Para algunas comunidades, el reconocimiento dentro del estado del valor
y el carácter distintivo de un grupo puede ser una expresión del uso de su derecho a la
libre determinación. Para otros, la autoridad y la capacidad para ejercer la plena
autonomía cultural dentro de un territorio determinado (o para ejercerla de una forma no
territorial) es un componente esencial de su ejercicio de la libre determinación.
Los pueblos y comunidades pueden buscar la secesión porque les parece que el estado
independiente como único medio de obtener el nivel de libertad y seguridad al que
aspiran. En parte, esto se debe a que el sistema legal y político internacional no aporta
formas adecuadas de protección y garantías a las comunidades que se encuentran dentro
de las fronteras de los estados independientes, cualquiera que sea el estatus de éstas
dentro del estado. Los conceptos de derechos de las minorías, derecho de los pueblos
indígenas yderechos humanos han demostrado, en muchas ocasiones, ser insuficientes
para proteger a las comunidades contra la persecución colectiva, la explotación y la
eliminación. Incluso se han llevado a cabo genocidios, como en el caso de Ruanda, y
ataques armados masivos, como el de Chechenia, sin que la comunidad internacional
haya actuado de forma efectiva. Pero el deseo de crear un estado independiente existe
también a causa de una atención insuficiente dada a las experiencias positivas que han
resultado de la aplicación de formas de libre determinación diferentes a la secesión.
Cuanto más se pueda demostrar que las necesidades humanas individuales y colectivas de
las comunidades, sobre todo la de sobrevivir y desarrollarse dentro de un entorno seguro,
pero también la de dignidad y aceptación internacional, se pueden garantizar
adecuadamente mediante soluciones que no lleguen a la secesión, más atractivas serán
estas opciones.
Apenas ningún derecho reconocido por la ley es absoluto. Esto ocurre también con la
libre determinación, que no se puede ejercer ni aplicar de forma unilateral. Cuando el
derecho, del modo en que se reivindica, tropieza con otros principios legales y derechos
internacionales, todos y cada uno de estos derechos deberían ser sopesados, teniendo en
cuenta el objetivo primordial del derecho internacional de mantener la paz y la seguridad.
Otros derechos y principios que pueden considerarse en este proceso incluyen: los
derechos de las minorías o pueblos indígenas y otros pueblos y grupos de población
dentro del territorio del pueblo que reclama el derecho a la libre determinación; la
integridad territorial del estado, cuando la reivindicación del pueblo implique la
separación de éste; derechos y obligaciones a los que las partes pueden estar obligadas
como, por ejemplo, los tratados; y la disposición de la ley de los derechos humanos. A
menudo, se hace referencia al antagonismo existente entre el derecho a la libre
determinación y el principio de integridad territorial de los estados.
Los participantes de la Conferencia comentaron que, si bien el principio y derecho a la
libre determinación tenían una profunda base ética y moral, esto no ocurría con el
principio de integridad territorial, que es una construcción legal, política y pragmática.
Por otro lado, el principio de integridad territorial de los estados tiene un fin muy
práctico, con su objetivo primordial de mantener la paz y la seguridad basado en el
principio de no-intervención en los asuntos internos de los estados. El principio de
integridad territorial aparece invocado claramente en relación con la libre determinación
en la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos
coloniales (1960), la Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes
a las relaciones de amistad y de cooperación entre los Estados de conformidad con la
Carta de las Naciones Unidas (1970) y, más recientemente en la Declaración y Programa
de Acción de Viena (1993). Esta última (que utiliza prácticamente el mismo lenguaje que
la Declaración de relaciones de amistad) reconoce el derecho de todos los pueblos a la
libre determinación pero establece que:
La aplicación del concepto amplio de libre determinación puede llevar a gran número de
soluciones en las relaciones entre estados y grupos de población dentro de dichos estados
adaptadas a las necesidades concretas de las partes implicadas. Estas soluciones pueden
tener un carácter territorial o un carácter funcional no territorial y pueden tener
componentes tanto internos como externos. Para idear soluciones apropiadas, los
atributos más importantes son la creatividad, la flexibilidad y una buena comprensión de
lo que el pueblo que reivindica la libre determinación quiere conseguir concretamente y
de los intereses legítimos vitales de las demás partes. Al buscar soluciones adecuadas
para cada caso específico, resulta útil no limitarse a conceptos tradicionales de estado.
También es indispensable concebir formas de libre determinación que aporten garantías
suficientes para la aplicación efectiva a largo plazo de los acuerdos a los que se llegue.
John Packer explicó el modo en que el Alto Comisionado de la OSCE para las Minorías
Nacionales abordó la cuestión de la división jurisdiccional entre el estado ucraniano y la
república autónoma de Crimea. En lugar de explorar lo que podría corresponder a la
jurisdicción de las autoridades de Crimea, el Alto Comisionado decidió trabajar en
dirección contraria, partiendo de lo que no estaría, razonablemente, dentro de sus
jurisdicciones. Encontró "únicamente cuatro materias: la defensa nacional, la política
monetaria, el mantenimiento de las fronteras nacionales y ciertos aspectos (no todos) de
la diplomacia internacional (incluyendo, de forma destacada, la capacidad de adquirir
responsabilidades en el derecho internacional)."24 Otros ejemplos creativos incluyen el
Acta de los Derechos de los Pueblos Indígenas de Filipinas (1997); las disposiciones de la
Constitución finlandesa con respecto a la autonomía territorial y funcional del pueblo
sami; el autogobierno deGroenlandia, que cuenta con aspectos internos y externos de
mucho alcance; el acuerdo de Nunavut en Canadá en relación con el pueblo Inuit, que
ahora tienen un gobierno separado que incluye una asamblea representativa, una rama
ejecutiva, un tribunal, un servicio civil y una capacidad limitada de participación en la
diplomacia internacional; la autonomía territorial de los Kuna Yala de Panamá, que
reconoce e incorpora instituciones indígenas dirigentes y ofrece protección a las selvas
vírgenes que son la base de la forma de vida de los Kuna; y los acuerdos de Chittagong
Hill Tracts que, si se aplican adecuadamente, podrían dar un grado significativo de
autogobierno a los pueblos indígenas de esta región de Bangladesh. Johan Galtung
propuso modelos de confederación de autonomías para pueblos de la misma nación (por
ejemplo, los kurdos y los mayas) a través de las fronteras de los diferentes estados en los
que se encuentran, de forma que no afectara a la integridad territorial de los respectivos
estados. Irlanda del Norte es un ejemplo reciente muy creativo que permite la existencia
de múltiples identidades que han sido desvinculadas del concepto restrictivo de territorio
y jurisdicción exclusiva.
Efectos del aumento de la interdependencia, la regionalización, la globalización y
las estructuras supranacionales.
Por otro lado, el actual dominio de los asuntos internacionales por parte de los Estados
Unidos y la creciente globalización, que aumenta la concentración de poder en pocas
manos, podría influir negativamente en la aceptación generalizada de la libre
determinación.
No existe un órgano internacional efectivo, dentro, por ejemplo, del sistema de las
Naciones Unidas, que adjudique las reivindicaciones de libre determinación y esté
autorizado para apoyar activamente y garantizar su ejecución pacífica. El estado de
Liechtenstein, por iniciativa de su Jefe de Estado, S.A.R. el Príncipe Hans Adam II,
presentó el proyecto de un pacto sobre la libre determinación a través de la
autoadministración para que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo valorara en
1993. Esta propuesta incluye disposiciones sobre procedimientos y estructuras para el
apoyo de una ejecución pacífica de la libre determinación. Desgraciadamente, no ha
recibido ningún apoyo significativo por parte de los estados miembros de la ONU.
Conflicto armado
En todas las regiones del mundo, los conflictos se convierten en violentos por el deseo de
los gobiernos estatales de un control total, por un lado, y por las reivindicaciones de libre
determinación (en sentido amplio) de los pueblos, minorías u otras comunidades, por otro
lado. Cuando los gobiernos reconocen y respetan el derecho a la libre determinación, los
pueblos puede ejercerlo de un modo pacífico. Cuando los gobiernos optan por hacer uso
de la fuerza para aplastar o prevenir este movimiento, o cuando pretenden imponer
políticas de asimilación contra el deseo del pueblo, las demandas se polarizan y,
normalmente, surge el conflicto armado. Los Tamil, por ejemplo, no buscaban la
independencia y no utilizaron la violencia durante los años 70, pero la negativa del
gobierno a aceptar la expresión igualitaria de su identidad distintiva llevó a una
confrontación armada y a una guerra de secesión. La tendencia de la comunidad
internacional a aceptar la libre determinación únicamente cuando se presenta con un
hecho consumado o a prestar atención a los conflictos una vez que ya son violentos,
incita a la violencia y perjudica a los que intentan recurrir a medios pacíficos y
democráticos.
Incluso si se consigue la libre determinación tras una lucha armada, el conflicto armado
no asegura por sí mismo que se haga efectiva. La confrontación armada se concibe a
menudo como un elemento necesario de lucha y puede forzar a una parte reticente a
sentarse en la mesa de negociación, pero raramente llevará a una solución duradera,
incluso si hay victoria. Una vez más, para lograr una solución duradera, es necesario
llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes a través del diálogo.
En tal cultura de la libre determinación, los estados y otros actores deberían ganar
prestigio siendo coherentes con el principio de libre determinación y otros derechos
humanos. Ya existen hoy en día algunos ejemplos de estados que utilizan su conformidad
(o supuesta conformidad) con el principio de libre determinación como una fuente de
prestigio para su propio beneficio político. Así, el Primer Ministro de Belice pasó un
tiempo desmesurado, en la última Asamblea General de la ONU, explicando las políticas
de su gobierno respecto al pueblo indígena maya de su país. España alardea de su política
progresista respecto a la autonomía de Cataluña, y Panamá no pierde oportunidad alguna
para recibir elogios por su forma de llevar las relaciones con los Kuna Yala. Debería
impulsarse esta tendencia y, al mismo tiempo, los estados deberían poner en práctica lo
que dicen.
Para que exista paz, seguridad y estabilidad, cualquier asociación entre pueblos y
comunidades, o entre éstos y el estado, debe basarse en el consentimiento auténtico y
continuado, así como en el respeto y beneficio mutuo. La paz no puede existir en estados
que carecen de legitimidad o cuyos gobiernos amenazan las vidas o el bienestar de una
parte de la población. La comunidad internacional, sus miembros y sus instituciones
tienen la obligación de actuar cuando se viola el derecho internacional, incluyendo los
derechos humanos y, sobre todo, el derecho a la libre determinación. Éste es el momento
de entrar en acción, no cuando el conflicto ya está "maduro" para su resolución, como
dirían algunos. La prevención de conflictos precisa medidas activas para convencer a los
estados de que actúen de acuerdo con las normas legales internacionales respecto a sus
ciudadanos, incluyendo los pueblos y comunidades diferenciadas que se encuentran
dentro de sus fronteras, y desistan de acciones, tales como el traslado de poblaciones y la
asimilación forzada, que impidan el ejercicio de la libre determinación. Los estados
deben darse cuenta de que no se puede ignorar las aspiraciones de los pueblos y
comunidades.
Notes:
1. El derecho ya había sido reconocido en 1960 en la Declaración de las Naciones Unidas
sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, GA Res. 1514
(XV).
2. Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de
amistad y de cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas, GA Res. 2625 (XXV)
3. International Legal Materials Vol. 14, p.1292 (1975).
4. Aprobada el 27 de junio de 1981, International Legal Materials Vol. 21, p. 59 (1982).
5. International Legal Materials Vol. 30, p. 193 (1991).
6 Aprobada por la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos, Departamento de
Información Pública de la ONU (Nueva York, 1995).
7. 1971. CIJ 16
8. 1975. CIJ 12
9. 1995. CIJ 102
10. 1984. UN doc. HRI/GEN/1/Rev. 3.
11. 1996 UN doc. CERD/C/49/CRP.2/Add.7.
12. Para más detalles, véase el apartado “Contexto de la Conferencia”.
13. Véase La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, Art. 31, párrafo 1,
1155 U.N.T.S. 331. Competence of the General Assembly for the Admission of a State to
the United Nations, Advisory Opinion, 1950 ICJ 4, 8 (“Si las palabras en su significado
natural y normal tienen sentido en el contexto, la cuestión queda zanjada”)
14. Webster’s Collegiate Dictionary (Random House ed., 1955), p.1000.
15. UNESCO, International Meeting of Experts on Further Study of the Concept of the
Rights of Peoples: Final Report and Recommendations UNESCO doc. SHS-
89/CONF.602/7, pp.7-8.
16. Recogido por John Henriksen, "Implementation of the Right to Self-determination of
Indigenous Peoples Within the Framework of Human Security", p.230, en The
Implementation of the Right to Self-Determination as a Contribution to Conflict
Prevention. Report of the International Conference of Experts held in Barcelona from 21
to 27 November 1998, UNESCO Division of Human Rights, Democracy and Peace &
UNESCO Centre of Catalonia. Centre UNESCO de Catalunya, Barcelona, 1999.
17. José Martínez Cobo, Study of the Problem of Discrimination Against Indigenous
Populations, E/CN.4/Sub.2/1986/7/Add.4, párrafo 379.
18. A menudo se señala que los Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos afirman
el derecho a la libre determinación interna de toda la población de los estados, mientras
que la Declaración y Programa de Acción de Viena vuelve al tradicional enfoque de la
descolonización. Sin embargo, la distinción no está muy clara según las palabras
utilizadas en los Pactos y en la Declaración de Viena, sino que podrían derivarse del
contexto y la historia legislativa. Se considera que el Acta Final de Helsinki tiene un
alcance mayor puesto que implica que todos los pueblos siempre tienen el derecho a la
libre determinación interna y externa. Sin embargo, este instrumento se limita a Europa.
19. Resolución GA 2625 (XXV), Artículo 1.
20. Advisory Opinion on Western Sahara, 1975 ICJ 12, 32-33.
21. Véase también la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, GA
Res. 3291 (XXIX).
22. James Anaya, en su presentación oral durante la Conferencia de Barcelona, el 23 de
noviembre de 1998.
23. Declaración y Programa de Acción de Viena, supra nota 6, párrafo 2.
24. John Packer, "Considerations on procedures to implement the right to self-
determination", p.161, The Implementation of the Right to Self-Determination as a
Contribution to Conflict Prevention- Report of the International Conference of Experts
Held in Barcelona from 21 to 27 November 1998, UNESCO Division of Humand Rights
Democracy and Peace & UNESCO Centre of Catalonia. Centre UNESCO de Catalunya,
Barcelona 1999.
25. John Henriksen, supra nota 16, en p. 235.