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Robert W. Hefner.
Hace seiscientos años el gran historiador árabe, Ibn Khaldun, observó que la religión popular
atribuyó este ciclo cultural a rasgos ecológicos y de la organización social particulares del
Medio Oriente. Notó que los asentamientos urbanos a lo largo de la región, estaban ubicados
entre praderas y desiertos habitados por nómadas, sólo controlados nominalmente por
ciudades. Sin embargo, tentados por los placeres de la vida cosmopolita, éstos se hundieron,
este desliz moral. El resultado es que los nómadas tienen el potencial para servir como
reserva militar siempre y cuando surja un reformador islámico, que condene la decadencia
urbana y exija el retorno a la pureza del Mundo. Si éste puede tocar así el resentimiento
nómada, Khaldun subrayó que el reformador podría tener éxito presionando a la población
urbana para que regrese a una piedad bíblica, por una generación o dos. Eventualmente, las
tentaciones urbanas atraen nuevamente a los habitantes de la ciudad hacia las antiguas
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mucho del modelo Khalduniano aún parece convincente. Su principal aporte recae no tanto
importancia, Khaldun nos recuerda que tanto en los tiempos modernos como clásicos, los
predicadores piadosos para vincular sus ambiciones religiosas con algunas clases sociales
ofendidas o en desventaja. Cuando tal vínculo se ha creado, los movimientos para la reforma
islámica pueden extender sus horizontes más allá de una mayor piedad, hacia una meta de
Dirigidos hacia los Estados Unidos, los ataques del 11 de septiembre provocaron una
capturó esta vívida preocupación: ¿“Por qué nos odian?: Las raíces de la Rabia del Islam y
Qué Podemos Hacer al Respecto”. Tras una tragedia tan grande como la de los ataques del
comprensibles y necesarias. Aún así, sería una vergüenza si el enfoque en las amenazas a
nuestra propia libertad nos lleve a ignorar el hecho que la violencia fue dirigida no solamente
hacia los Estados Unidos sino hacia los musulmanes moderados y demócratas del mundo.
El ataque sólo fue el último capítulo en una larga lucha entre los musulmanes moderados y
los islamistas fanáticos por los corazones y mentes de los creyentes musulmanes.
Sin embargo como lo observó Khaldun, la competencia entre las visiones rivales del Islam,
no es nada nuevo, en los últimos 30 años la lucha ha tomado una nueva forma. A fines de la
década del 50, la gran mayoría de los musulmanes eran todavía campesinos. Sin embargo,
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programas de educación masiva. Para la década de los 70, habían tenido éxito en
medios de comunicación llevaron aún más a los musulmanes al nuevo “ecúmene global”
(Hannerz 1992). A través de éstos y otros cambios, las sociedades musulmanas estuvieron
Todo este desarrollo trajo serias amenazas a los líderes tradicionalistas islámicos, cuya
congestionadas barriadas del Cairo, Kabul o Yakarta, el poco soporte familiar, linaje e imán
local ya no servían más como espacios adecuados para los residentes. En los primeros años
En estas circunstancias inestables en la década del 70 y 80, el Mundo musulmán fue testigo
del conocimiento religioso, el ulama (lit. “aquellos que saben”, por ejemplo los eruditos
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islámicos de educación tradicional), que requerían permisos para predicar en público. A fines
islámicos baratos (Atiyeh 1995) hizo que la literatura islámica sea accesible a un amplio
público lector. Aunque no tenían las credenciales de los eruditos tradicionales, los
musulmanes comunes comenzaron a creer que también tenían el derecho de determinar las
A través de estos y otros avances, la vida pública en las sociedades musulmanas fue testigo
y el control de las instituciones formales e informales que los producen y los sostienen”
intérpretes de la fe desafiada por varios líderes musulmanes rivales. El significado del Islam
A diferencia de las exigencias de los islamistas fanáticos y algunos informes en los medios
occidentales, no hubo y aún no existe una disposición política uniforme para el resurgimiento
entre los israelitas y palestinos, la difícil situación de los musulmanes en Bosnia y otros
civilizaciones” entre el Islam y Occidente (ver Fuller y Lesser 1995: Halliday 1996 y en el
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Otros pertenecientes al nuevo liderazgo musulmán encontraron que su fe era bastante
sociedad con Occidente (An – Na’im 1990; Esposito y Voll 2001; Cooper, Nettler y Mahmoud
1998). Esta rama de la política moderna musulmana ha traído muchos términos incluyendo
énfasis precisos del Islam democrático varían en los diferentes escenarios nacionales. Sin
embargo en general, los demócratas musulmanes abrazan los conceptos del gobierno
tres puntos opuestos directamente a los puntos de vista islamistas: libertad e igualdad en la
de segunda clase de “minorías protegidas” (dhimmi); iguales derechos ciudadanos para las
y la libertad de los musulmanes para discernir contra las opiniones religiosas establecidas
frente al peligro de destierro y la muerte como apostatas (ver, por ejemplo An-Na’im 1990,
Soroush 2000).
la religión de la vida pública y su relegación a un plano puramente privado. Durante los años
políticas en Occidente el cual decía que la modernización requiere que la religión se retire de
la vida pública de esta manera; hoy en día muchos especialistas de la religión en Occidente
se han dado cuenta que, de hecho, las tradiciones religiosas en países como los Estados
Unidos continua jugando un papel importante en la vida pública (ver Casanova 1994;
Wuthnow 1988). La lección es que uno puede ser religioso y democrático al mismo tiempo.
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La clave para saber cómo hacerlo se encuentra en el abandono de cualquier ambición de
Occidente, los demócratas musulmanes insisten en que su fe es compatible con los hábitos
tolerancia. Al fortalecer los valores democráticos, la religión puede dar los recursos sociales
democracia”.
Como el judaísmo, el Islam es una religión de ley divina o Shari`ah. A largo plazo, la reforma
musulmanes que deseen y puedan llevar su tradición a un diálogo no sólo con las fuentes de
la ley sino también con las exigencias de este mundo moderno (An-Na’im 1990). El éxito a
mediano plazo de este esfuerzo dependerá por su parte no sólo de la contundencia de los
argumentos intelectuales, sino también del equilibrio de poderes entre las agrupaciones
Es este último hecho que hace que la campaña militar de los Estados Unidos en Afganistán
esté tan llena de oportunidades y riesgos. Los islamistas Jihadi todavía están utilizando la
campaña para movilizarse en contra de sus rivales moderados. Aún si la campaña de los
Estados Unidos en Afganistán pruebe ser un éxito, la batalla entre estas dos visiones de
A largo plazo, para obtener un resultado favorable, los Estados Unidos y otros países
deberán dedicarse a resolver de una vez por todas el conflicto israelí palestino. Mientras esa
crisis continúe, los llamados de los musulmanes demócratas a la paz y la tolerancia entre las
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civilizaciones recibirán una fría recepción en algunos círculos musulmanes. Un resultado
positivo para la lucha por el Islam dependerá también del compromiso a largo plazo de
necesarios para asegurar que la mayoría de musulmanes se den cuenta que tienen una
apuesta en su gobierno y en el orden político mundial en el que son tratados como socios
apreciados.
toma lugar en la civilización musulmana donde los ultraconservadores compiten contra los
moderados y demócratas por el alma del público musulmán. La globalización tan extendida
que el proceso ha hecho es aclarar que los intereses que compartimos con la gran mayoría
de los musulmanes. Esperamos que los americanos no olvidemos que este hecho en el
que nuestro sufrimiento y esta atrocidad fueron compartidos por millones de musulmanes.
Nos miran para recordar cuán profundamente compartimos los desafíos políticos y una
humanidad en común.
Referencias
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