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Hace cincuenta años (1955) Frei Otto resolvió un pequeño pabellón de música
al aire libre con una sencilla superficie. Tenía planta cuadrada y sus
características resistentes venían determinadas porque sus cuatro vértices no
eran coplanarios. Pese a ser una superficie muy elemental, conocida como
paraboloide hiperbólico, había sido escasamente utilizada hasta ese momento
y fundamentalmente por el arquitecto español Félix Candela (Figura 1), aunque
hubiera precedentes bien conocidos, como las cubiertas de Antonio Gaudí
(Figura 2) o de M. Aimond (Figura 3). Frei Otto y Félix Candela desarrollaron su
trabajo en paralelo sin conocerse entre sí y con formas parecidas, casi en
coincidencia temporal. Véase la pista de baile de Colonia de Otto (Figura 4) y
compárese con el Restaurante Los Manantiales de Candela (Figura 5).
El pabellón de música de Kassel, esa era la obra inaugural, marcó el inicio de
un nuevo tipo constructivo y sus pequeñas dimensiones, no restaron valor a la
propuesta (Figura 6).
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Félix Escrig es también el autor de los dibujos
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Figura 6. Pabellón de música de Kasel en 1952 por Frei Otto.
Figura 11. Cubierta del Estadio Olímpico de Munich en 1972 por Benish and Partners. Los
primeros esquemas fueron de Frei Otto.
Figura 12. Pabellón de Estados Unidos en la Expo de Osaka de 1970 por Geiger y Berger.
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Su recalcitrante expresionismo tenía su contrapartida en la obra calmada y
clásica de Geiger y Berger, quienes en el pabellón USA de Osaka consiguieron
una de las obras más serenas y equilibradas de toda la historia de las
tensoestructuras (Figura 12).
Luego, a partir de los ochenta, fueron muchos los que hallaron en las
tensoestructuras una vía de expresión novedosa que apuraron al máximo.
Renzo Piano (Figura 13), Bodo Rash (Figura 14), José Miguel Prada (Figura
15), Muhlberguer (Figura 16) y Schlaich (Figura 17).
Figura 13.n Estadio de San Incola en Bari de 1990 por Renzo Piano
Figura 14. Sombrillas desplegables en La Meca por Bodo Rash.
Figura 15. Cubierta del Palenque de la EXPO 92 de Sevilla por José Miguel Prada Poole
Figura 16. Puerta Diadema en la Expo 92 de Sevilla por Harald Muhelberger
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Figura 18. Columbus´92 en Génova por Renzo piano. A la derecha una transcripción de uno de
sus primeros esquemas.
Figura 19. Plaza Italia en la Feria de Milan de 1986 por Máximo Majowiecki
Figura 20. Instituto de Estructuras Ligeras en Sttutgart por Frei Otto en 1969.
Podríamos pensar, por todo ello, que las tensoestructuras son formas con éxito
y que ocupan un lugar importante en la historia de la arquitectura.
Nada más lejos de la realidad. Ninguno de los arquitectos actuales de los
denominados de primera magnitud ha incorporado estas formas a su repertorio.
Ningún premio Pritzker ha hecho jamás un diseño con estas formas, a
excepción de Renzo Piano (Figura 18) gracias a la colaboración con Massimo
Majoviecki, gran especialista en tensoestructuras (Figura 19); ningún manual
general de arquitectura habla apenas de ellas con excepción de las mallas de
cables pretensadas, que no entran en nuestras consideraciones.
Los años setenta fueron de pugna entre el hormigón y el acero para adquirir
preeminencia en la construcción. Fue el acero quien ganó en esta contienda en
la altura y el espacio y las láminas de hormigón pasaron al olvido. No importó
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que en ambos terrenos Pier Luigi Nervi hubiera llegado a soluciones de
máxima belleza y de una inspiración clásica sólo superada por Mies en el
acero. Las tensoestructuras en ese momento intentaron acompañar el éxito del
acero como su complemento ideal y también fueron desplazadas en beneficio
de otros materiales ligeros, como chapas, paneles sándwich y vidrio. Su
consideración no pasó de lo efímero y del espectáculo de feria en que los que
sacrificó su imagen en busca del éxito fácil. Eso a pesar de sus múltiples
cualidades:
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Esto requiere una explicación adicional puesto que esta opinión ha sido polémica en los
ámbitos en donde la he expuesto. La calidez de la madera, unida a sus posibilidades de
extrañas secciones, así como la capacidad de la obra de fábrica para servir como elemento de
borde, nos permitiría insertarnos en la gran arquitectura; mientras que ligados al acero somos
un simple relleno para el que el vidrio es más tecnológico y con mejor imagen.
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Hay muchas más razones que ampliarían estas reflexiones con otros criterios.
Pero lo fundamental es poner remedio a una situación derivada del
conformismo y la autosatisfacción.
Pensamos que la genialidad del primer empujón nos llevaría a ser los
protagonistas del diseño del futuro y quizás hay que atemperar esa ambición.
La situación actual me recuerda la del último periodo de las estructuras
laminares. En los Congresos en que nos reuníamos los especialistas ya no se
hablaba de proyectos de futuro sino de los éxitos del pasado. Ahora estamos
en una situación similar. Las tensoestructuras están relegadas a sesiones
marginales en donde los grandes maestros siguen mostrando las obras mil
veces publicadas. No hay proyectos nuevos o nadie cree en ellos. Si
analizamos la bibliografía reciente veremos que su calidad es más que dudosa.
Por de pronto, aunque la información gráfica es cada vez mejor, carece de
novedades.
1.- Debemos establecer una Normativa que nos ponga a un nivel legal similar
al hormigón y el acero. Sólo así habrá criterios objetivos para valorar la
seguridad de nuestros proyectos. Esto es una iniciativa comenzada repetidas
veces y que nunca ha fructificado. Habría que preguntarse por qué. Por el
momento hay que agradecer los intentos que realiza la IASS con el grupo de
trabajo 6 dirigido por Saitoh con la denominación genérica “Tension and
Membrane Structures”. Asimismo agradecer los pasos ya citados del grupo
Tensinet y los intentos de Shaffer para establecer un Standard en un mercado
tan difícil como el norteamericano. Pero de nada sirven estos esfuerzos si
están dispersos y no adquieren el papel de Códigos nacionales.
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tema más de veinte años sin haber cambiado su nombre merecen al menos el
reconocimiento de la supervivencia.
4.- Los criterios de cálculo deben simplificarse. Ahora mismo los programas son
inasequibles y alguien con autoridad debería decir que estas estructuras no son
tan complejas, que hay métodos de predimensionado muy eficaces e incluso
para la búsqueda de formas hay programas muy simples. El libro de Host
Berger “Light Structures. Structures of Light” tiene un apartado final de enorme
interés, lo mismo que el texto de Frei Otto “Tensile Structures”. Algunos otros
hemos hecho esfuerzos locales por facilitar el acercamiento al
predimensionado con el problema de la poca difusión.
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Hay muchas propiedades que podemos añadir a los materiales resistentes
flexibles. Algunas de estas propiedades ya han sido ensayadas incluso con
éxito pero todavía son inalcanzables.
1.- Los proyectos complejos requieren soluciones sencillas. Hay una tendencia
a resolver los detalles con complicadas piezas, en un afán por mostrar
tecnología. El detalle más sencillo es el mejor. Y todavía es mejor el inexistente
si no hace falta.
2.- El proyecto se mejora a medida que se eliminan elementos. Cuando ya no
puede quitarse ninguno hemos alcanzado la perfección.
3.- En arquitectura no sirven para nada las superficies mínimas. Debemos
buscar las superficies bellas, y las reglas de la proporción rigen en los
proyectos de textiles lo mismo que en los de piedra, ladrillo, hormigón o acero.
4.- Las tensoestructuras envejecen mal y hay que aprender a convivir con la
pátina sucia de la que se revisten. Diseñemos sabiendo que las superficies
nunca serán blancas.
5.- La sujeción por puntos da concentraciones de tensiones excesivas. Sin
embargo es una forma habitual de diseño. La sujeción por líneas de borde es
mucho más eficaz aunque menos vistosa.
6.- El diseñador no debe desvincularse de los pequeños detalles constructivos
remitiéndose a catálogos o a soluciones de empresas montadoras. Cada
detalle debe ser personal.
7.- Las grandes superficies deben se montadas en paños pequeños no sólo por
facilidad de emplazamiento sino también por la posibilidad de sus sustitución.
8.- No importa reconocer que se ha copiado si se ha hecho bien y se adecua al
nuevo emplazamiento. Muy pocas de las soluciones textiles están patentadas o
lo están tan genéricamente que no contienen restricciones en la práctica. Mas
vale copiar bien que improvisar sin criterio.
Es pretencioso pensar que en tan breve texto esté la solución y lo que pretendo
es eliminar el tono triunfalista con que contamos nuestros proyectos. Si un
cliente viene a nosotros porque no encuentra a nadie más que le resuelva un
problema con una tensoestructura, es que estamos en un mercado residual. Y
ese es un hecho constatado. Pertenecemos a una secta que habla un lenguaje
propio y tiene unos códigos para iniciados. Sin vocación universal somos una
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especie en vías de extinción. Si no queremos ver esto es que además de
ciegos somos estúpidos.
CONCLUSIONES.
¿ Por qué no empezar como hicieron los pioneros, de cero y sin prejuicios?.
REFERENCIAS.