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Era un frío atardecer y Harry, Ron y Hermione estaban sentados en unos sillones
de la sala común, cerca del fuego, estudiando para la difícil prueba de pociones
que tendrían mañana Lunes a primera hora.
Los tres tenían "Pociones y filtros mágicos" en sus manos, enfundadas por
guantes negros con el escudo de Griffindor en la parte superior.
-A ver... ¿cuántas colas de rata africana se necesitan para fabricar la poción para
dormir sin soñar?- preguntó Hermione.
-La pregunta era para Ron, Harry- reprochó Hermione- pero igual debo
felicitarte, la respondiste correctamente.
-¿Ron?
-¿Si Harry?
-¿Qué color toma la poción para enmudecer si la agregas más uñas de dragón que
lo debido?
-Es una buena idea- aprobó Ron- ya estoy harto. Estudiar pociones me hace
recordar a Snape, y recordar a Snape me hace sentir enfermo, y sentirme enfer...
Harry y Ron abrieron mucho los ojos, parecían no dar crédito a sus oídos. Harry
tartamudeó:
-Claro tonto.
Cerca de las siete y media, los tres amigos volvieron, con las narices frías y los
bolsillos abultados. Subieron a sus dormitorios y dejaron allí todo lo que los
pudiera delatar: cerveza de manteca, golosinas de todo tipo, bombas fétidas, la
capa invisible y, por supuesto, el mapa del merodeador.
-Sí, pero ahora es mejor que vayamos a la Sala Común, sino los chiquilines
empezarán a sospechar- respondió Harry.
-De acuerdo.
Luego de entrar a la Sala Común, los tres amigos decidieron jugar una partida de
Snap Explosivo, y, cuando Ron estaba a punto de ganarles, Neville se acercó a
hablarles.
-Ehhh... nosotros...
-Nosotros estábamos...
-¿Si? ¿Solos? ¿Por qué no se unieron a la Batalla que se armó detrás del colegio?
Griffindor contra Hufflepuff. Les ganamos 16 personas contra 6. Salía del juego
el que se rendía. Terminamos cuando la profesora Mc Gonagall nos fue a buscar.
-Si...
-Tenemos hambre...
-Mucha.
-Muchísima.
-Estamos famélicos.
-"Me recuerda a cuando tenía el giratiempo - pensó Harry extrañado- otra súbita
desaparición ". Pero enseguida olvidó a Hermione y su misterioso
comportamiento y se concentró plenamente en lo que decía Dumbledore.
"- Este año el equipo de Quidditch que resulte ganador (no importa la casa)
tendrá derecho a participar del viaje que se hace a fin de año con los alumnos de
séptimo, serán como los invitados." El gran salón estalló en aplausos aunque los
que más aplaudían eran los integrantes de los equipos, ya que ellos tomarían
parte de la experiencia.
-Estaba estudiando.
-Estoy hablando en serio, Ron. Ella venía atrás nuestro y, al segundo, ¡Zass!, ya
no estaba.
-Pues yo no le creo.
-Tomen asiento. Cinco puntos menos para Griffindor por llegar antes de la hora.
-Es un... es un... idiota- dijo Ron, con las orejas coloradas, cuando se sentaron
furiosos en el banco más alejado de Snape.
La clase ya estaba ahí. Tanto los Griffindor como los Slytherin estaban nerviosos,
se frotaban las manos y se mordían las uñas. Hermione se sentó al lado de Ron y
Snape dijo:
-¡El siguiente!
Pasaban los minutos. Harry, Ron y Hermione hablaban en susurros.
Hermione se levantó, respiró hondo y caminó con inseguridad. Pasó por al lado
de Malfoy, que estaba atrás del pupitre que tenía el caldero de la prueba, y llegó
hasta Snape.
-Diez puntos menos para Griffindor por demorar. Y ahora, si no le molesta, Srta.
Granger, empiece de una vez.
Una hora más tarde, ya toda la clase había pasado. Ahora miraban expectantes a
Snape, esperando que les diera los resultados.
-Y ahora les diré los resultados. La nota mínima aceptable es 5 y la máxima 10.
-Lavander 5
- Goyle 8
-Crabbe 8
Snape siguió. Nadie sabía porque, pero estaba diciendo los alumnos en desorden.
-Malfoy 10
-Finnigan 7
-Thomas 6
-Parkinson 6
-Granger 3
-¿¿¿Qué???- gritaron todos los Griffindor y algunos Slytherin, de la sorpresa.
- ¡Pum! Un golpe seco hizo que todos giraran la cabeza hacia el fondo del aula.
Allí, a un costado del banco, yacía Hermione, desmayada, en el suelo.
Continuará...
Nadie le hizo caso, Hermione les importaba más, aunque algunos Slytherin se
reían como tontos.
-Es injusto- comentó Ron por lo bajo- siempre nos saca puntos por cualquier
excusa.
-Cállese, Weasley- gruñó Snape. Malfoy- el chico lo miró asustado- haz el favor
de ir a buscar al profesor Dumbledore. Dile que venga, quiero hablar con él.
Malfoy salió del aula y sus pasos se perdieron en el pasillo. En ese momento
llegó Lavander acompañada de Madam Pomfrey. Esta corrió hacia donde estaba
Hermione y le hizo beber una poción de color anaranjado.
-No es nada grave- dijo para alivio de muchos de los presentes- se recuperará.
Pero no entiendo que le provocó este desmayo.
-Sí.
-Entonces, ¿por qué no despertó con el Ennervate que hice?- preguntó Ron,
desconcertado.
-Lo habrás hecho mal- respondió Madam Pomfrey, sin darle importancia.
-¡Dios mío!- exclamó. -¿Qué ha pasado aquí?- pregunto nuevamente, esta vez
mirando a Madam Pomfrey.
-No lo sé.
-Yo sí. Porque se sacó tres en el examen de pociones- dijo Ron, disimulando una
sonrisa.
-Yo no he tenido nada que ver. La poción de Granger estaba realmente mal
hecha.
-Ese maldito - murmuró Ron- seguro que tuvo algo que ver.
-Si, vamos.
Llegaron a la clase. La profesora estaba paseándose por el fondo del aula, y ellos
tomaron asiento en uno de los primeros bancos.
-¿Qué le ha pasado?
-Se ha desmayado.
Diez minutos más tarde llegó con los ojos rojos y despeinada.
-Supongo que no les habrá contado, lo tiene prohibido, pero nuevamente está
usando un giratiempo. Pueden irse.
Ron y Harry salieron del aula, y el último dijo, con miedo en la voz.
Continuará...
-Nosotros también- contestó Ron.- Pero no podemos hacer nada para ayudar.
-Lo sé... lo sé... es difícil. Los comprendo. Si quieren, solo por hoy, tienen
permiso para ir a ver a su amiga y faltar a mí clase.
-¿En serio?
-Sí Harry. Pero no les digan nada a sus compañeros, porque sino todos querrían
faltar, y eso no está bien. Nada bien.
-No era una pregunta, lento. No vamos a ir a la enfermería ahora, sino que vamos
a la biblioteca.
-Ya cállate.
Sacó de su bolsillo una firma, que más que firma parecían unos garabatos
ilegibles.
-¿Cómo...?
-¿Sí?
-Claro. Sabemos que Malfoy tiene algo que ver y que Hermione usa el
giratiempo indebidamente.
-Es obvio. Hermione no tenía nada que hacer la noche que desapareció cuando
íbamos caminando hacia el Gran Salón. Al menos eso es lo que dijo ella.
Entonces ¿Por qué se fue? ¿Tenía que hacer algo tan urgente que requería del
giratiempo? Y si fuera así ¿qué era eso tan importante que tenía que llevar a
cabo? Es muy raro ¿no te parece?
-No lo sé. Pero mejor lo averiguamos, y que sea pron...- Ron enmudeció.
Acababa de abrir el libro y lo tenía sobre las piernas. Lo que veía lo dejó
espantado. No podía ser, nada era tan horrible como aquello. A no ser...
Continuará...
-¿Qué es eso?- preguntó Harry, horrorizado, tras haberle echado una hojeada al
libro.
-No sé muy bien. Me parece que son efectos a unos hechizos que no se usan hace
siglos.
-No.
-A ver si entendí. Esta es una enfermedad que ataca a los adolescentes, para la
cual no hay cura. Un día desapareció misteriosamente y nadie más se enfermó de
algo parecido.
-Exactamente.
-Esta y muchas de las del libro fueron originadas por un hechizo de un mago muy
poderoso. Aunque solo son teorías, se piensa que cuando este murió, la plaga se
fue con él.
-Salazar Slytherin.
Esa noche, mientras cenaban en el Gran Salón, los chicos pensaban en la manera
de llegar hasta Hermione. Se había prohibido la entrada a la enfermería, por
miedo a que fuera una enfermedad contagiosa y ahora, ni siquiera ellos podía
entrar a ver como estaba.
-Es una locura, Harry- dijo Ron nervioso- imagínate si nos descubren.
El hechizo había funcionado. Harry sentía como las sábanas se corrían por una
gran mano invisible. Se incorporó. El suave resplandor de la luna iluminaba
tenuemente la habitación.
De repente, un gran chorro de agua le cayó en la cara. Reprimió un grito y, a
tientas, se arrastró hasta el baño. Allí se secó el rostro con una toalla. Luego se
acercó a la cama de Ron y lo sacudió. Tuvo que esquivar una bofetada, a Ron no
le gustaba que lo despertaran a medianoche.
-Sí, vámonos.
Llegaron a la enfermería.
Penetraron en la sala oscura. Empezaron a examinar las camas sin hacer el menor
ruido. De repente, Ron soltó una exclamación y señaló un lugar.
-No. A ver... Sí, espera. Aquí tiene algo- señaló su brazo.- Pero no distingo que
es. ¡Lumus!
Continuará...
Una mala nota
Se miraron.
Al llegar a la sala común, los chicos se tiraron en el sillón más cercano. Cuando
sus respiraciones se calmaron y pudieron hablar, Ron preguntó:
-¿Nada más?
-Ojalá fuera solo eso. También estaba el signo de Voldemort, una calavera con
lengua de serpiente y, por último, estaba el escudo de Slytherin.
-Pero... hay una cosa que no entiendo... ¿por qué a Hermione? Y... ¿tiene algo
que ver con aquel tres de pociones?- preguntó Ron, desconcertado.
Los chicos decidieron discutirlo mañana, ahora estaban tan cansados que no
podían pensar bien. Además, a Harry le dolía la cabeza, no se sentía bien.
A la mañana siguiente Harry y Ron se levantaron con unas grandes ojeras.
Bajaron a desayunar con Dean y Seamus, tratando de disimular su preocupación.
Ginny se les unió en el camino, venía con Colin, charlando animadamente.
A llegar al Gran Salón, los chicos se sentaron a desayunar. A los pocos minutos,
llegó el correo. Hedwing le traía la respuesta a una carta que le había enviado a
Sirius. También había otra lechuza, de color pardo, que dejó caer un sobre
grueso, de color azul. Al voltearse, Harry se dio cuenta que Ron tenía en sus
manos un sobre de idénticas dimensiones e igual color.
Harry Potter:
El Mortífago Asesino.
Ron levantó la cabeza. Había leído ya su carta y estaba pálido. Intercambiaron las
cartas. Harry leyó la de Ron:
El Mortífago Asesino.
-Harry, esto es serio- dijo Ron, que miraba por encima de su hombro. Me parece
que lo correcto seria decirle a Dumbledore.
-¿Estás loco? ¿Sabés lo que diría? Nos diría que es muy grave y que, por nuestra
propia seguridad, se acabaron las visitas a Hogmeade, los partidos de Quidditch,
la cabaña de Hagrid, en fin, nos tendrían encerrados todo el día dentro del
colegio.
Se levantaron y salieron del Gran Salón. Tenían tiempo antes de que empezara su
primera clase, así que fueron a la torre de Griffindor. Allí, leyeron la carta de
Sirius.
Querido Harry:
Bueno. Te cuento que yo estoy bastante bien. He engordado tres kilos (y eso es
bueno, teniendo en cuenta la dieta que tengo).
Sirius.
-Bueno, al menos sabemos que él está bien- comentó Ron, tratando de sonreír.
-Si, por suerte, él está bien; pero nosotros no. Cartas anónimas. Lo que nos
faltaba.
-Sí, y encima con amenazas. Esto es horrible. Pero ahora mejor nos vamos,
tenemos Herbología.
-Vamos.
Al llegar al invernadero número cinco, que tenía plantas muy peligrosas, los
chicos trataron de aparentar normalidad.
-Buenos días- dijo la profesora Sprout- hoy desdentaremos a una de las plantas
más terribles que tenemos en este invernadero. Se llama Hujil y es de origen
sueco.
-Buena pregunta- dijo la profesora, sin hacer caso al tono de Seamus. - Los
dientes de esta planta tienen un gran poder. Hechos polvo, sirven tanto como una
poción para dormir. También se los usa con el efecto inverso. Antiguamente
curaban enfermedades gravísimas.
Se oyó un gruñido.
-¿Saber qué?
-Tu amiga Granger, la sangre- sucia, es víctima del primer ataque que marca el
comienzo de una nueva era.
En ese momento tocó el timbre. Malfoy llamó a Crabbe y Goyle y salió del aula,
caminando con la frente alta y muy arrogante.
-Tenemos que hablar- respondió Harry, en voz baja. - Malfoy me dijo unas cosas
que podrían ser reveladoras.
-¿Qué la disculpe? Sí es por mí, se puede ir al Caribe con tal de no tener clase-
exclamó Ron.
-Voy a buscar los anónimos- dijo Harry, muy serio.- Así podemos examinarlos.
-Bien.
-¿Mis hermanos?
- ¿Quién más sino? Pero se ve que se equivocó al escribirla, ya que tenía un gran
manchón de tinta.
-Ahh.
-¿Sabés qué? Hay algo extraño en eso de los dibujos del brazo de Hermione.
Dumbledore no dio muestras de haberlas visto. No dijo nada. Es raro.
-Es cierto. Lo que tendríamos que hacer es ir esta noche a ver nuevamente los
signos.
-¿Quién?
-Claro.
-¿Qué es lo que te dijo Malfoy?- preguntó Ron, cambiando de tema.
-Me dijo que Hermione era la primera víctima de una nueva era, la era oscura, la
era de Voldemort.
-¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta por el lago?- preguntó Ron.
-Cierto. Entonces, ¿qué te parece si, en vez de ir al lago, leemos los anónimos?
-Está bien.
-¡Ginny!- gritó Harry, y se abalanzó sobre ella. Ron corrió tras él, muy alarmado.
-Vamos.
Harry tomó a Ginny por las axilas y Ron agarró sus piernas. Lentamente,
caminaron hasta llegar a la enfermería.
-Todo depende de que tenga Weasley, y recen para que no sea lo que tiene
Hermione. Y ahora váyanse rapidito que se pueden contagiar.
-Ron, mejor vamos a comer, te hará bien- dijo Harry, con voz cautelosa.
-¿Estás loco, Harry? Pensé que conocías a Colin. Ahora, en menos de lo que
canta un gallo, todo Hogwarts se habrá enterado de lo de mí hermana.
-¿Y?
Comieron lo que pudieron, debido a que su moral no era buena; más bien, anda
por el piso. Luego salieron del Gran Salón, huyendo de las curiosas miradas que
los seguían; parecía que Colin había hecho su trabajo a la perfección.
Esa tarde la pasaron muy deprimidos. Se había corrido la voz de que Ginny había
caído enferma y ellos no cesaban de pensar en ella y Hermione. No fueron a
cenar, sino que directamente se dirigieron a la torre de Griffindor, para acostarse
temprano. Mañana sería otro día.
Harry Potter:
¿Me recuerdas? Yo creo que sí, tu memoria no puede ser tan mala. Es curioso
pensar que todavía no curaste a las chicas que se hallan en la enfermería.
Piensa un poco, no es tan difícil. Te haré una prueba; tu tienes que encontrar la
manera de sanar a tus amiguitas. Si la encuentras, cosa que no pasará, dejo de
molestarte; pero sino, te acecharé hasta matarte.
¡Ah! Otra cosa. Cada día que pase y no hallas encontrado la solución, caerá
enfermo alguien más.
El Mortífago Asesino.
-Eso parece. Pero ahora nos está aportando datos importantes. Está claro que
existe una manera de curar esta enfermedad; por lo tanto, podrá ser una
enfermedad de Slytherin, pero no es incurable.
... la bruja se abrió, dando paso a Ron y Harry. Estos, que ya habían charlado sus
planes, corrieron hacia la enfermería.
-Fase uno del plan, completada- dijo Harry, creyéndose James Bond.
-"Una de las enfermedades más comunes hace siglos era la conocida como
Prytation.- leyó Ron. - Sus síntomas- siguió- eran muchos, pero los más
frecuentes son los siguientes: desmayos provocados por sorpresas o
decepciones, decaimiento, cambios en la personalidad y mareos. Una vez que la
persona está en el auge de la enfermedad, se sumerge en un sueño permanente,
donde puede oír, ver y sentir lo que está a su alrededor; pero no puede hacer
ningún movimiento voluntario. La única manera de sanar al individuo; si no se
quiere que siga durmiendo toda su vida, es hacer una poción con dientes de la
planta Hujil cortados en trozos y sangre de dragón albino venezolano y; por
último, el hechizo Regresarun Despiertien, que tiene que ser llevado a cabo
por..."- Ron se interrumpió.
-Si, venía leyendo esta página y, al pasar a la otra, me di cuenta que falta. La
numeración salta desde la 34 a la 37.
-Es muy raro. Pero eso ya no importa, vamos a llevarle a Dumbledore lo que
averiguamos.
Apenas los chicos terminaron de hablar Dumbledore se puso de pie, les dijo -
¡Síganme! y salieron rumbo a las mazmorras del castillo, con paso rápido,
rapidísimo.
-Severus ¿estás ahí?- preguntó Dumbledore cuando se detuvieron enfrente al
despacho de Snape.
-Ya voy- respondió una voz gruñona. La puerta se abrió, dando paso al profesor
de pociones, con su pelo grasiento y su nariz ganchuda más feos que nunca. -
¿Qué hacen ellos aquí?- preguntó al ver a Ron y Harry parados junto a
Dumbledore.
-Vienen a ayudarte.
-Esto se está poniendo feo- le susurró Harry a Ron, en voz muy baja.
-No lo dudo, señor Potter- Snape lo había escuchado y lo miraba con un odio
enorme. Harry respondió de igual manera y Snape ya estaba por sacarle puntos a
Griffindor cuando...
-Severus, necesito que me hagas una poción con dientes de Hujil cortados en
trozos y sangre de dragón albino venezolano- dijo Dumbledore.
-Por supuesto, Severus. La necesitamos para curar a las chicas que se hallan en la
enfermería.
-Gracias - dijo Dumbledore. -Chicos- se volvió hacia ellos- ya han hecho todo lo
que estaba a su alcance, vuelvan a la torre de Griffindor.
-Si profesor- respondió Ron. - Todo con tal de no ayudar a Snape- añadió,
dirigiéndose a Harry.
-Lo escuché, señor Weasley- dijo Snape, con voz venenosa- cinco puntos
menos...
-De acuerdo- aceptó el profesor, mientras que Albus se lo llevaba dentro del
despacho.
Una vez cerrada la puerta, los chicos se encaminaron a la sala común de
Griffindor, no tenían ganas de cenar, había sido un día muy largo.
Iban por el pasillo cuando de repente escucharon un chillido que les heló la
sangre. Doblaron un recodo y encontraron a alguien tirado en el suelo, alguien de
Ravenclaw. Ese alguien era Cho Chang.
-No dramatices Ron, puede no estar igual que Hermione y Ginny- dijo Harry,
aunque su voz no mostraba seguridad, más bien, todo lo contrario.
-Fíjate si tiene las marcas- sugirió Ron, temeroso. Harry asintió y levantó la
manga de la túnica del brazo izquierdo de la chica. Allí se veían, claramente, los
tres signos. Harry sintió como un escalofrío le recorría la espalda.
Se miraron.
-Ya no hay dudas- dijo Ron deprimido, cuando Harry le contó lo sucedido -
Alguien más ha enfermado.
-El Mortífago Asesino hablaba en serio. Otra más a caído. Esto es peligroso-
susurró Ron cuando se hallaban en la habitación de la torre de Griffindor.
-Opino lo mismo.
A la mañana siguiente (que era lunes), se había corrido la voz de que Cho Chang
también estaba en la enfermería.
-Severus- dijo el director- necesito llevarme a dos de tus alumnos ¿De acuerdo?
Snape abrió la boca, seguramente para decirle que no estaba de acuerdo, pero
Dumbledore ya les había hecho una seña a los chicos y ellos salieron
apresuradamente al pasillo.
-Lo que ayer me han revelado es de mucha importancia, por favor, entren
conmigo; trataré de llevar a cabo el encantamiento, ahora ya tengo la poción.
-Sí profesor.
-Poppy, necesito ver a solas Hermione Granger, Ginny Weasley y Cho Chang, es
urgente.
-Ya lo sé, pero parece que nuestros jóvenes amigos han encontrado la manera de
curar a las chicas- señaló a Ron y Harry y les sonrió.
-De acuerdo Albus, pero que sea rápido- aceptó Madam Pomfrey, llevándose al
chico de tercero para afuera de la enfermería y cerrando la puerta tras ella.
Vertió un poco de la extraño poción dorada en una cuchara y la introdujo por los
labios de Hermione. Luego se remangó la túnica, alzó la varita y dijo:
-Regresarun Despiertien
Todo los que se hallaban en la enfermería (menos los enfermos, por supuesto)
contuvieron la respiración. Pasó un minuto, luego dos, tres, cuatro, al llegar a los
cinco minutos, Dumbledore dijo:
-Lo siento.
Y salieron de allí.
La tarde pasó sin grandes acontecimientos, salvó que se cuente como uno que la
hora de Defensa Contra las Artes Oscuras había sido suspendida, ya que al
profesor que la dictaba estaba enfermo, aunque no sabían que tenía.
-Chicos, se acerca el baile de Hallowen, así que consigan sus parejas. Otra cosa-
añadió, antes que el bullicio provocado por algunos alumnos se lo impidiera-
quiero pedirles que tengan mucho cuidado, especialmente las personas allegadas
a las que se encuentran en la enfermería y los amigos de Harry Potter -. Harry se
sonrojó. Como ustedes ya sabrán, ha habido otra enferma, una Ravenclaw. Sean
cuidadosos.- Dumbledore miró especialmente hacia Harry y Ron, luego se sentó
y siguió comiendo.
Los chicos estaban cansados, así que junto a Neville, Dean y Seamus se
encaminaron a la torre de Griffindor.
Iban hablando sobre Quidditch, el último mundial, los mejores jugadores, etc. Al
llegar al Retrato de la Dama Gorda, Harry se percató de algo.
Harry pensó. La última vez que lo había visto era cuando habían cruzado las
puertas de Gran Salón. Los jóvenes volvieron sobre sus pasos. Enseguida se
toparon con el cuerpo de Ron, inerte, en el suelo.
-No, no está muerto.- tranquilizó Harry. Miró el brazo de Ron. - Está desmayado-
dijo, aunque sabía que no era verdad.
-Ron- dijo Harry- sé que me escuchas. - Quería que se fueran ellos para hablar
contigo. Muy pronto encontraremos la forma de curarte, a ti y a las chicas. No te
preocupes. Ahora te llevaré a la enfermería.
-¿No ha habido ninguna reacción por parte de las enfermas?- dijo Harry, con una
leve nota de esperanza en la voz.
Harry volvió solo por los pasillos. Pero no fue a la torre de Griffindor, se
encaminó al despacho de Albus Dumbledore. Al llegar, Harry recordó que no
sabía la contraseña.
-Bueno, íbamos hacia la Sala Común, cuando de repente me di cuenta que Ron
faltaba.
-¿Tanto tiempo estuvieron caminando sin darse cuenta que Ron faltaba?
Harry se sonrojó. Pensó que Dumbledore tenía razón, ¿como podía importarle tan
poco un amigo? Se sintió mal y avergonzado.
-Es que me siento tonto. No entiendo como pude dejar de lado a Ron. Si hubiera
estado con de él, nada de esto hubiera pasado.
-Pero pasó, y ahora ya no puede volverse atrás. Será mejor que descanses para
recuperar fuerzas, mañana hablaremos. Que duermas bien.
Ya en su cama, Harry pensaba en Ron. "Pronto estará curado"- se dijo. Falta poco
para el baile de Hallowen, pensaba Harry, ¿con quien voy a ir? Él quería ir con
Ginny, pero ella estaba en la enfermería y, además, no sabía se querría ir con él.
Un hombre con una serpiente hablaba con otro, que acariciaba a un león.
Aparentemente estaban gritando, discutían muy enojados.
-Estás del lado perdedor, pasa para el buen bando, conseguirás más poder del que
puedas imaginar.
-No quiero, ¡piensa en todos los inocentes que morirán, en todas las personas que
tendrás que matar para alcanzar tus fines!
-No importa, son sacrificios que hay que hacer, riesgos que hay que correr.
-Las personas cambian, compañero. ¿Sabes que? Tengo un secreto que contarte.
Hay una cámara en Hogwarts, que oculta un basilisco.
-Es lo que ustedes pensaron. Pero yo no cambio de opinión, nada hace cambiar a
uno de los cuatro magos más poderosos del mundo, Salazar Slytherin.
-Lo dudo. Nadie se enterará de lo que hemos hablado, pues tu estarás muerto.
-Esto no quedará así, Salazar. ¡Juró por todos los magos y muggles del mundo!
¡Por Helga y por Rowena, mí hermosa esposa! ¡Mi heredero me vengará! ¡La
lucha de los Griffindor y los Slytherin será eterna, hasta que tu último
descendiente caiga abatido en un duelo mortal!
La mano de Salazar Slytherin alzó una varita. Un rayo de luz verde rasgó el aire y
se escuchó un grito. Un golpe sordo y seco indicó que Godric Griffindor, uno de
los cuatro magos más poderosos del mundo y fundadores de Hogwarts, había
muerto; asesinado por su mejor amigo.
Harry se levantó, cubierto por un sudor frío y con la respiración agitada. Había
tenido una pesadilla, una bastante fea. Se levantó y fue hasta la cama de Ron,
pero la encontró vacía.
Miró el reloj que tenía encima de la mesita de noche. Eran las seis de la mañana.
-No falta tanto para que amanezca- pensó Harry- solo un par de horas. Se vistió,
cuidando de no hacer ruido y bajó a la sala común. Esta estaba desierta, así que
salió por el agujero del retrato hacia los campos de Quidditch. Pero en el camino
se cruzó con Snape.
-Nada, profesor.
-Ya te enterarás.
-¿Cuándo?
- Muy pronto.
Harry decidió obviarlas, y se recostó en un sillón. Cerró los ojos y, sin quererlo,
se durmió.
-¡Harry! ¡Harry!
Abrió los ojos. Estaba en la sala común. El sol entraba débilmente por las
ventanas y un chico y una chica lo miraban preocupados.
-Son las ocho Harry. ¿Qué haces aquí?- el que preguntaba era Dean Thomas,
extrañado.
-Si.
Mientras desayunaban, Harry recordó su sueño.
-Profesor Dumbledore.
-¿Si Harry?
-De acuerdo.
-¡No trate de cambiar los hechos, Dumbledore!- amenazó Fudge, rojo de la rabia.
-Eso no demuestra nada. Usted puede decir eso, pero es un invento, lo sé-
interrumpió Fudge.
-Harry. Harry, Harry. Mira en el problema que estoy metido- Dumbledore sonrió.
-Pero bueno, eso a ti no te interesa ¿no? Cuéntame lo que tenías que decirme.
-¡Qué va! Salazar tiene su varita. Entonces, al ver que va a morir, Godric dice
algo parecido a una profecía; habla de que su heredero lo vengará, lo jura por su
esposa, Rowena y...
-¿De qué hablas, Harry? Godric Griffindor murió sin dejar descendencia porque
no tenía esposa ni hijos.
-¿¿¿Qué??? ¡Así fue como murió Godric Griffindor! Asesinado por Salazar
Slytherin, su amigo del alma. ¡Has aportado un dato muy importante a la historia,
Harry!
-¿Saberse? Se pensaba que Godric se había suicidado o algo por el estilo. Nadie
los vio a ellos discutir. Un día, Godric desapareció, nadie lo vio, nunca más.
-Si... tiene razón... ¡Ah! Otra cosa. He tenido otro sueño. Godric, estoy seguro
que era su voz, decía gritando:
-Dice "La lucha entre los Griffindor y Slytherin será eterna; hasta que tu último
descendiente caiga abatido en un duelo mortal".
-No. Y, ahora que lo dices, no suelo tener tanta memoria. Es que la frase me
quedó como grabada.
Harry se quedó con la boca abierta. No podía ser, alguien tan bueno, amable,
comprensivo ¿en Slytherin? ¿en la casa con la peor reputación de todas?
-Cierra la boca, Harry, si no quieres que te entre una mosca. Además, Slytherin
no es tan mala. Recuerda que tu estuviste a punto de ir allí.
-Profesor, ¿es cierto que fue Slytherin?, ¿de verdad?- se rehusaba a creerlo. -
Porque no quise ofenderlo.
En ese momento, Harry sintió que se mareaba. Veía todo nublado. La cicatriz le
ardía. Se desmayó y no sintió nada más...
-¡Harry!
-¡Harry!
-No. A menos que cuentes como extraño haber pasado casi todo el día
desmayado- dijo Dumbledore y le guiñó un ojo.
-Poppy, ¿te puedo pedir que tu y los chicos salgan por un ratito? Tengo una
charla pendiente con Harry.
-Está bien- aceptó ella a regañadientes y salió con los muchachos de la sala.
-De acuerdo.
-Te dije que, ahora que lo pensaba, sabía quien era el descendiente de Griffindor.
-Una muy fuerte. Harry ¿no alcanzas a adivinar quien era ese mago?
De repente, Harry sintió una sacudida en el estómago. Recordó otro sueño que
había tenido hace algunos días, sobre su padre. Su padre... le pedía que se
cuidara, que no se metiera en muchos líos, y que valorara a los amigos. Su
padre... Se le hizo un nudo en la garganta y sintió como se le humedecían los
ojos. Pero no quería llorar, no delante de Dumbledore. Bajó la cabeza y dejó
escapar un murmullo apenas audible:
-Dilo
-Mi padre.
-En efecto Harry, tu padre. Dumbledore lo tomó por la barbilla, le levantó la cara
y lo miró a los ojos:
-Tú- dijo gravemente- eres el descendiente de Godric Griffindor.
-Si, eso es lo que pienso. Todas son suposiciones, pero encajan con los datos que
tenemos... y con tu sueño.
-Justin...
-Sí
-¿Y qué hacías tu allí Neville?- a pesar de las circunstancias, Harry no pudo
evitar una sonrisa.
Harry perdió la tenue sonrisa que aún conservaba y dijo -¿Porqué? ¿Me puedes
contar?
-De acuerdo. Nunca se lo he dicho a nadie... pero creo que ha llegado el
momento. ¿Puedo confiar en ti? ¿No se lo dirás a nadie?
-No, lo prometo.
-Está bien. ¿Nunca te has preguntado por qué vivo con mí abuela?
Harry comprendió. Sabía por donde venía la mano. Lo que le había contado
Dumbledore. Eso era lo que perturbaba a Neville.
-Es... porque mis padres fueron atacados por los mortífagos- Neville estaba
pálido.
Neville sonrió con aceptación y dijo, secándose las lágrimas con el dorso de la
mano: - Si, tienes razón, ya la encontrarán.
Harry salió de la enfermería esa misma noche. En el Gran Hall todos se daban
vuelta a mirarlo, sin duda la noticia de su desmayo se había esparcido
velozmente. Mientras los demás cenaban, Harry no lograba llevarse nada a la
boca, se le había cerrado el estómago. Pensaba en sus amigos, la mayoría de ellos
en la enfermería y justamente por eso, porque eran sus amigos. Nada les hubiera
pasado de no haberlo conocido a él, él era el que atraía los problemas, y luego
otros salían lastimados. Y ahora, encima, resultaba que era el heredero de
Griffindor, ¡lo que le faltaba! Sin embargo, nada podía hacer para cambiar la
realidad, únicamente podía mejorarla. Si- se dijo Harry, luego de reflexionarlo un
buen rato- esta noche mientras todos duermen intentaré, por lo menos para sentir
que hice algo, llevar a cabo el hechizo Regresarun Despiertien.
Harry esperó a que se vaciara la sala común. Luego que el último de los
estudiantes se fue a dormir, sacó de abajo del sillón la capa y el mapa del
merodeador. Una vez en el pasillo, Harry se cubrió con la capa y se internó en la
oscuridad.
Como había hecho días atrás, pronunció el hechizo Alohomora y la puerta se
abrió con un suave clic.
Penetró a la sala. Justin y Ron estaban del lado izquierdo, mientras que Ginny,
Hermione y Cho se encontraban del derecho.
Harry decidió que primero trataría con Ginny, así que se acercó a ella y vertió en
sus labios un trago de la poción robada del armario de los medicamentos. Luego
se remangó el brazo, levantó la varita y exclamó:
- Regresarun Despiertien
Nada sucedió. Ginny no se movió, ni siquiera hizo la más leve señal de mejoría.
Harry esperó, y esperó y esperó. Pero, al cabo de diez minutos, se tuvo que dar
por vencido. El Mortífago Asesino le había ganado. Nada podía hacer, salvo
resignarse y aguardar.
Ese mañana, Harry despertó muy tarde. Cuando bajó a la sala común la encontró
desierta, así que se dirigió al Gran Hall para desayunar. Mientras caminaba lo
asalto un recuerdo horrible, el intento fallido por despertar a los de la enfermería.
Al llegar al Gran Hall, lo esperaba una sorpresa. A diferencia de días anteriores,
los alumnos (sobre todo los Griffindor) sonreían y charlaban animadamente,
algunos hasta aplaudían. Dumbledore, que estaba de pie, aparentemente dando
una noticia, pidió silencio.
El director agregó -Pero no se sabe como ha despertado. Siento decirles que los
demás siguen en el mismo estado que antes.
La alegría se apagó un poco en el Gran Salón. Harry decidió que era el momento
de contar la verdad, aunque eso implicara confesar que había salido de noche,
entrado a la enfermería sin permiso y robado una poción. No le importaba, sabía
que hacía lo correcto, que, ahora sí, todo se arreglaría. Se incorporó y fue derecho
a hablar con el director. Este lo miraba sonriente, pero a la vez interrogativo.
-¿Lo sabes?
-Sí. Yo... ayer... bajé a la enfermería e hice el hechizo- dijo Harry de un tirón.
-¿Regresarun Despiertien?
-Si. Ese. Fue por eso que Ginny despertó. Aunque demoró un poco, no fue una
reacción instantánea. Debo reconocer que pensé que no había funcionado.
Dumbledore abrió los ojos como platos, mirándolo a través de sus anteojos con
forma de medialuna. Lugo sonrió y dijo:
Dejaron el Gran Salón ante las curiosas miradas de alumnos y caminaron hacia la
enfermería. Allí, Harry vio como Ginny le sonreía desde su cama, aunque se
encontraba un poco pálida, se notaba que estaba muy feliz. Cuando Harry pasó
por su lado, saludándola, ella le susurró sonriendo:
-Gracias
-Ginny- dijo Harry, una vez solos. -Me alegro mucho que te encuentres bien.
-Tú me salvaste, de verdad lo hiciste. Pero tengo una duda ¿por qué a mí
primero?
Algo extraño pasó por la mente de Harry, aturdida por la pregunta por que Ginny
la había hecho. Él no sabía por qué la había despertado en primer lugar, había
sido un impulso, un pensamiento...
-Ginny Weasley- dijo luego, muy rojo- ¿quieres? Digo... ¿te gustaría ser mí
novia?
-¡Claro Harry!- exclamó ella, llena de alegría- ¡es lo que he estado esperando
desde que te vi aquella vez, en la plataforma nueve y 3/4!
-Si muriera, sería capaz de acercarme, para así poder patearlo ¡toda la gente que
ha muerto por la culpa de ese asesino! Además, tu no tendrías el trabajo de espía
si no hubieras sido su secuaz.
-Y confío Severus, confío. Pero no puedes negar que en otros tiempos estuviste al
servicio del Señor Oscuro.
-Eso- dijo Dumbledore- es lo que les venía a plantear. Sigo sin saber el porqué de
tan singular hecho. No es que piense que Harry es incapaz, nada de eso, solo me
preguntó por qué será que no pude hacer el hechizo. ¿Me estaré volviendo un
squib?
-No digas tonterías, Albus. Sabes perfectamente que un mago como tú no puede
perder sus poderes mágicos, a no ser que sufra una enfermedad. ¿Y quieres que te
diga una cosa?, te ves magníficamente.
-Gracias por el halago, pero aquí hay algo que no encaja y voy a averiguar que
es- dicho esto salió precipitadamente de allí.
Jusin se hallaba recostado en la camilla, y lo único que indicaba que estaba bien
era que sus ojos se habían abiertos miraban en todas direcciones y sus manos se
abrían y cerraban velozmente.
-No saben lo que fue, una pesadilla- dijo el, luego de un rato. -¿Sabes lo que es
estar sin poder hacer ningún movimiento, ni decir lo que piensas?
-¡Hermione!
-¿Cómo te encuentras?
-Perfectamente- exclamó ella. -Pero tengo una duda, ¿me he perdido algún
examen?
Todos los que se hallaban en la enfermería rieron, pero de repente se escuchó una
voz fastidiada.
-Cuéntaselo.
-Ya lo sabemos- exclamaron todos a coro, riendo alegremente. -Te olvidas que
podían estar dormidos pero escuchábamos y veíamos igual.
-Bueno chicos- dijo Dumbledore- que suerte que ya están bien. Pero ahora
necesito que me digan que fue lo que los hizo desmayar.
-En mi caso- empezó Hermione con voz baja- fue la nota de pociones.
-En el mío- dijo Ginny- fue algo raro. Yo estaba en mí habitación leyendo un
libro cuando de pronto una especie de fantasma se acercó a mí y me lanzó un
hechizo.
-¡Eso fue lo que me sucedió a mí!- dijeron Cho y Justin al mismo tiempo.
-Era un hombre bajito, medio calvo y con una mano de plata. Recuerdo que me
llamó mucho la atención- dijo Cho, entrecerrando los ojos para acordarse mejor
-Bueno chicos, ya pueden salir. Madam Pomfrey dice que ya están curados-
comentó Dumbledore. -¡Ah!
¿Harry?
-¿Si?
Una vez en el despacho de Dumbledore, éste les dijo rápidamente lo que pensaba
hacer.
-Escuchen una cosa- dijo Dumbledore- lo que haremos será, ya mismo, atarlo-
hizo un chasquido y unas sogas ataron firmemente a Peter en las muñecas y
tobillos.
-No hace falta Albus, estoy aquí. Venía a seguir el informe para el ministerio.
-Por supuesto. Mi amo me ordenó que hiciera unos hechizos para desmayar a los
amigos de Harry Potter.
-El sospechaba que Potter era el heredero de Griffindor. Si Potter podía despertar
a sus amigos, eso solo podía significar que realmente era el heredero.
-Ginny Weasley nos dijo que lo vio a usted, pero mencionó a un fantasma.
¿Cómo es posible?- preguntó Dumbledore, taladrándolo con la mirada.
-Para que no me vieran en el lugar del hecho, mi señor me concedió unos poderes
para poder llevar a cabo el hechizo Fantasmalus Encatem. En ese hechizo lo que
tuve que hacer fue lo siguiente. Ordenarle que luego de una hora recién buscara a
la víctima y le lanzara la maldición Prytation, entonces se hizo mi fantasma y
¡pum! Solo lo pueden hacer los magos poderosos por eso me ayudó Voldemort.
-¿Sabe porqué me desmayé cuando Dumbledore me estaba por decir que era el
heredero de Griffindor? -preguntó Harry, curioso.
-Si. Mi amo estaba al tanto de las sospechas de Dumbledore, así que lo tenía
vigilado. Cuando vio que estaba a punto de revelarte todo, hizo algo que nunca
antes había hecho. Se apareció cerca de Hogwarts y con un hechizo, corrió más
rápido que el viento hasta allí. No pudo entrar, pero solo por el hecho de su
presencia, tu te desmayaste, aunque debo decir que estuviste bastante tiempo
resistiendo.
-¿Qué eran esos signos en los brazos de los enfermos? ¿Por qué solo yo los podía
ver?
-Lord Voldemort me advirtió sobre algo así. Dijo que en los brazos de los
enfermos aparecerían unos "dibujos", pero que no había de que preocuparse, ya
que solo los podían ver los herederos de los cuatro de Hogwarts.
-Ese fue un hechizo puesto por Voldemort, para que si se acercaba a un enfermo
alguien que pudiera ver los signos, el se enterara en el acto. Escuchó el grito
mentalmente.
Después de esa peculiar respuesta, Peter empezó como a despabilarse. Pero antes
de que hiciera ningún movimiento, Snape (que seguía allí) lo desmayó
nuevamente.
Dumbledore y Ron solo habían entendido la mitad de las cosas dichas por Peter,
mientras que Hermione y Snape tenían cara de desconcierto total.
-Está bien- dijo Harry, viendo las caras de los presentes - paso a explicar.
Relató absolutamente todo lo que había pasado en esos últimos días. Cuando
terminó, se sintió mucho mejor, fue como sacarse un peso de adentro.
-Creo Harry- dijo Dumbledore- que personas como estas no cambian, por más de
que pasen su vida encerrados en el mismo paraíso. Además- añadió luego- su
condena será perpetua, por mucho que cambiara, a nadie conseguiría
demostrárselo.
Ya todos sabían lo que había pasado, aunque había tantas versiones que nadie
conocía la verdadera. Bueno, en realidad, nadie a parte de Harry Potter la sabía,
ya que el ni siquiera a Dumbledore le había contado todo lo pasado.
La mala nota de Hermione en pociones resultó ser otra jugarreta de Malfoy, que
había echado ingredientes incorrectos dentro del caldero de ella, cuando estaba
haciendo la prueba. Snape, contra su voluntad, se vio obligado a sacarle puntos a
Slytherin (cien, para ser exactos) y ponerle a Malfoy una detención (que consistió
en ayudar a lavar los platos a los elfos domésticos, supervisado por Dobby).
También tuvo que dejarle hacer nuevamente el examen a Hermione, el cual, por
supuesto, aprobó con diez.
-Queridos alumnos- dijo- les tengo que hacer un anuncio muy importante en esta
feliz noche, que estoy seguro que interesará sobre todo a Harry Potter. Durante
mucho tiempo han pensado que Sirius Black era un asesino, un traidor, en fin,
todo un criminal. Pues les tengo buenas nuevas. Esta mañana, en el juzgado, se
ha comprobado que Peter Pettigrew, a parte de haber fingido su muerte, mató a
un grupo de muggles, crimen por el cual fue sentenciado Sirius. Por lo tanto,
dadas las circunstancias, se han levantado todos los cargos. ¡Sirius Black es libre
y su nombre ha sido limpiado!
Harry, Ron y Hermione estallaron en vivas y aplausos, mientras que los demás
los miraban desconcertados.
-Se me ha olvido algo, para los que no lo saben, Sirius es el padrino de Harry-
aclaró Dumbledore.
Todas las cabezas voltearon para mirar a Harry, pero a él no le importó, estaba
tan feliz que ni Voldemort le hubiera arruinado ese instante.
Un rato más tarde Lavender y Parvati, que estaban sentadas cerca de allí, soltaron
una carcajada tan estrepitosa que los sobresaltó a todos.
Entonces, Harry recordó lo que le habían dicho aquella vez o, mejor dicho, lo que
no le habían querido decir.
-¿Lavender?
-¿Si Harry?
-¿Qué ra lo que no me querían decir, aquella vez en la Sala Común?
-Te íbamos a contar que Ginny gustaba tuyo, pero alguien lo hizo por nosotras-
continuó Parvati con una risita.
En ese momento, Harry sintió una voz que lo llamaba. Lentamente, fue
acercándose a la fuente de esa voz, salió del comedor y se encaminó a uno de los
baños de chicos del primer piso.
Cuando entró a él, la voz cesó. Uno de los espejos, el que estaba arriba del
lavabo, empezó a brillar, y en él apareció un rostro que solo había visto una vez,
en un sueño.
-Si, soy yo, heredero. Gracias por defender nuestro nombre, por luchar por la
sangre que corre en tus venas.
Has sido valiente, esta vez en otros aspectos. Me despido, esta vez para siempre,
pero hay alguien más que quiere hablarte. Adiós.
-Hola hijo, no sabes cuanto te extraño. Todos estos años has sido tan valiente...
tan travieso, me recuerdas a mi cuando joven. Tu madre también te quiere y dice
que te añora mucho. No creo que nos volvamos a ver, al menos no por ahora.
Pero no te aflijas, lucha por lo que quieres y cuida mucho a esa muchacha que
tienes como novia, es muy agradable, una persona valiosa. Gracias hijo, por ser
el motivo de este orgullo tan enorme que siento. Hasta siempre.
-Espera, papá- suplicó Harry, pero el rostro ya se había ido. Trato de no hacerlo,
pero las lágrimas resbalaron por su rostro. Solo después de un rato logró calmarse
y volver al comedor.
Fin