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Santiago de Urraza Farrell

UC3M. Políticas de la Mirada.

Apropósito de Vice Photo Issue 2010: Naturalezas Muertas.

Es abyecto lo que nos provoca náusea, desagrado, horror...


Este malestar es generado porque lo abyecto
cuestiona violentamente al yo, sus límites, su estabilidad.1

Hagamos un breve recorrido por varios conceptos que tienen relación: siniestro,
abyecto y feo. Empezaremos con una definición que hace Sigmund Freud acerca de lo
siniestro: lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que afecta a las cosas conocidas y
familiares desde tiempo atrás. Atendiendo a una de las acepciones que nos otorga de
diccionario de la Real Academia de la Lengua española (desde ahora RAE), siniestro es
aquello que tiene propensión o inclinación a lo malo; resabio, vicio o dañada costumbre que
tiene el hombre o la bestia. Julia Kristeva fue quien acuñó el término abyecto con respecto a
estética artística: Surgimiento masivo y abrupto de una extrañeza que, si pudo resultarme
familiar en una vida opaca y olvidada, me acosa ahora en tanto radicalmente separada,
repugnante2. La RAE lo expresa así: despreciable, vil en extremo. Feo, no hace ahondar
mucho, será lo que no contenga belleza.

Demasiadas prácticas bellas, armoniosas, se suceden en los cánones de las artes


plásticas, pero esto tenía, necesariamente que tener un fin. Remo Bodei en un artículo
titulado La sombra de lo bello3 nos explica que en época de Hugo y Baudelaire la
introducción de lo feo, en todas sus variantes, se proponía recuperar la carga emotiva de una
belleza que, en la época moderna, había abdicado de ella en favor de lo sublime y que, por tanto,
corría el peligro de degradarse en lo bonito y agradable4. Si no fuera porque los hechos
fueron otros podríamos decir que todo se sucedió hasta que nos saturamos. Pero, no.
Cuando Hugo y Baudelaire comenzaron sus prácticas subversivas, ya había escrito relatos
E.T.A. Hoffman, en especial El hombre de arena, paradigma de lo siniestro y, por ende, de
una estética literaria que deseaba abrir horizontes adentrándose en el lado sombrío de la
imaginación.

Bien, lo que nos interesa a nosotros es observar cómo una práctica posmoderna
como lo es la fotografía, nos revela (me gustaría decir positiva en papel) que la realidad, es
abyecta, fea y siniestra. Es todo lo contrario a lo que hemos venido aprendiendo. Que lo
bello, agradable y hermoso, suele ser sólo la fachada. Y no por ello es menos agradable
vivir. Dice el filósofo Fernando Broncano en una entrada de su blog5: El posmodernismo

1 La subversión de la náusea. http://estonoesliteratura.blogspot.com/

2 Kristeva, Julia. Powers of horror. An essay on abjection. Columbia University Press, 1982. p.2
3 Le forme del bello. Il Mulino, Bolonia, 1995.
4 íbid.
5 http://laberintodelaidentidad.blogspot.com/2011/01/cuando-eramos-posmodernos.html
Santiago de Urraza Farrell
UC3M. Políticas de la Mirada.

(que algunos datan en el final de la Primera Guerra Mundial, pero que en realidad se impuso
tras la caída del Muro) se identifica por muchos rasgos que, sin embargo, se resumen en uno: no
hay un horizonte único en la perspectiva del futuro. Yo digo que la mejor fotografía está aún por
venir. Sírvanos de nuevo unas palabras de Bodei para ilustrar una labor importante del
arte: El arte tiene el deber concreto de ocuparse de lo amorfo, lo disonante, lo repudiado, de
profundizar en todas las manifestaciones deformadas y desfiguradas de una verdad dolorosa,
que - obligada a esconderse y disfrazarse para escapar a la persecución de los poderes
establecidos - ha acabado asumiendo un rostro híspido, repulsivo y terrible6 . Una muestra de
ello son los notables retratos de Diane Arbus centrados en seres que tenían que vivir al
margen de la sociedad, en la oscuridad del freakshow business y en las luces de las farolas;
el trabajo de Cindy Sherman, toda esa serie de vida no titulada que da la vuelta a todo
concepto que se tiene de la mujer y lo enfrenta con la sociedad; o la obra de Joel-Peter
Witkin, donde se utilizan cuerpos muertos y con malformaciones reales, utiliza
monstruos. Todos estos son ejemplos de lo indefinido, de lo intersticial, de lo abyecto: si
son personas, ¿por qué son repudiados? Por que nos sacan del sitio, nos hacen viajar por
un mundo en el que todo es posible, porque toda fotografía es un espacio intermedio, en
ella se contiene un antes y un después.

No sólo Joel-Peter Witkin utiliza muertos en su trabajo. Los vemos día tras día en
las imágenes de las noticias de cada uno de los desastres que nos rodean: guerra,
derrumbes, incendios, asesinatos... Es la lógica que determina el media showbusiness:
hacer negocio con la mediación del mostrar. Y entonces los artistas se quedan sin
cuerpos, o como le sucede a Larry Clark procuran vetarle exposiciones en París por
mostrar adolescentes desnudos y es que a cada yo su objeto; a cada superyo su abyecto7. Y si
la realidad es transparente, ya nos encargamos nosotros de oscurecerla, de tapar sus
fisuras. Pero entonces las cámaras activan sus flashes y los fotógrafos disparan, se
acercan, y comienzan a mostrar una y otra vez, con más frecuencia, con la mayor
rigurosidad pornográfica, el lado que se oculta, el lado abyecto del poliedro; porque
cuando deseamos tapar en nombre de la decencia, siempre hay una rendija por la que
asoma el olor a pestilencia, por donde los flujos escapan, donde lo real es abyecto, donde
la intimidad salpica, y nos mancha sentados frente a la pantalla tecleando palabras tales
como vicio.

6 Le forme del bello. Il Mulino, Bolonia, 1995.


7 Kristeva, Julia. Powers of horror. An essay on abjection. Columbia University Press, 1982. p.2

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