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Mi vida,

mi revolución
La vida de un obrero
llamado Luis Fisher

Editor: Lenin Fisher


N 923.2
F533m Mi vida, mi revolución: la vida de un obrero llamado Luis
Fisher/Luis Fisher; editor: Lenin Fisher. - - León, Nic.:
Editorial Universitaria, UNAN-León, 2010.
111 p.
ISBN: 978-99924-56-95-8
1. FISHER, LUIS-VIDA Y OBRA 2. OBREROS
NICARAGÜENSES-TESTIMONIOS HISTÓRICOS
3. NICARAGUA-HISTORIA-FSLN-1961-1979
I. Fisher, Lenin, ed.

© Lenin Fisher
© Editorial Universitaria, UNAN - León. 2010

ISBN: 978-99924-56-95-8

Diseño y Diagramación: Editorial Universitaria, UNAN - León

Derechos reservados conforme a la leyes de la República de


Nicaragua

Editorial Universitaria, UNAN-León


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Fax 311 - 5013 ext. 1051
e-mail: editorial@unanleon.edu.ni
“…un pueblo ´olvida`
cuando la generación
poseedora del pasado
no lo transmite a la siguiente,
o cuando ésta rechaza lo que recibió
o cesa de transmitirlo a su vez,
lo que viene a ser lo mismo.”

Yosef Hayim Yerushalmi


Reflexiones sobre el olvido

3
4
Agradecimiento a:

Jilma Romero Arrechavala,


por todas las sugerencias hechas.

Edgar Tijerino Mantilla,


por obsequiarme el libro “La epopeya de la
insurrección”.

Jesús Inocente Cerda,


por regalarme el libro “La saga de los Somoza”.

Rodolfo Mairena Baca,


por su apoyo incondicional.

El editor.

5
Índice

Introducción................................................... 7

Testimonio: Mi vida, mi revolución........ 11

Epílogo........................................................ 103

6
Introducción

“Mi vida, mi revolución. La vida de un obrero llamado


Luis Fisher”, es la experiencia vital de un obrero
nicaragüense, un ciudadano común y corriente,
alejado de las esferas del poder, que participó en la
lucha contra la dictadura somocista, formando parte
de la guerrilla que antecedió y originó al Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Luis Fisher nació en Bonanza, el 10 de abril de 1936.


Su padre: Malcolm Fisher. Su madre: Juana Pérez. El
origen inglés de su apellido se remonta a la migración
relacionada con la fiebre del oro en California. Su
bisabuelo no hizo el viaje completo, desde la zona
fronteriza con Canadá -a través de “La ruta del
tránsito”-, sino que se radicó en la Costa Atlántica, en
ese tiempo llamada La Mosquitia.

La principal motivación para escribir este testimonio


autobiográfico de Luis Fisher, fue el interés de
transmitir y registrar su importante vivencia,
contribuyendo así, con la memoria histórica del pueblo
de Nicaragua. Porque, en definitiva, su testimonio no
sólo pertenece a su familia, sino que es patrimonio
de todo el pueblo nicaragüense y en consecuencia
de la humanidad. Y es que este testimonio refleja la

7
historia real, de carne y hueso; y no necesariamente la
historia de estatuas de bronce, académica.

De acuerdo a Romero Arrechavala, la transmisión de la


historia oral “…implica inquirir a las personas acerca
de su pasado, sus experiencias y su participación en
la gestación de un hecho histórico.” 1 Eso es lo que
revela este testimonio: la vida de un obrero dentro
de una revolución armada. Contemporáneos de Luis
Fisher que pueden respaldar o negar cualquier cosa
escrita en este testimonio son: Tomás Borge Martínez,
Edén Pastora Gómez, Bayardo Altamirano, Francisco
Jarquín y José Reyes Monterrey.

La metodología empleada fue la siguiente: primero,


en los meses de marzo y abril de 2007, le hice una
entrevista de tipo abierta a Luis Fisher que permitió
grabar en siete cassettes el relato espontáneo. Segundo,
transcribí la entrevista en los meses de noviembre y
diciembre del año 2009. Tercero, imprimí un borrador
en enero de 2010, el cual fue revisado por ambos
durante ese mismo mes. Cuarto, se incorporaron
todas las correcciones. Quinto, el entrevistado hizo
una última revisión en el mes de mayo de 2010. Sexto,
se hicieron las últimas correcciones.

El lenguaje grabado en la cinta magnetofónica es


espontáneo. La transcripción, si bien respetó la
esencia del relato, incluyó algunas modificaciones

1
Jilma Romero Arrechavala. Historia oral: un proyecto inconcluso
en Nicaragua en la década de los ochenta. Voces Recobradas. Buenos
Aires, Argentina. Año 12; No. 26. 16-25

8
leves, de estilo, sobre todo para facilitar la redacción
y la lectura. Algunos hechos son contrastados con
fuentes escritas.

Con su testimonio, Luis Fisher aporta elementos


históricos sobre la forma en que sucedieron
algunos hechos, tales como: la rendición del Frente
Revolucionario Sandino (FRS) ante el ejército
hondureño; el origen del primer himno del FSLN; la
primera fusión, en Cuba, del FRS con el Movimiento
Nueva Nicaragua – Frente de Liberación Nacional
(MNN-FLN); la primera escuela político-militar del
MNN dentro de Nicaragua; el entrenamiento de
guerrilleros nicaragüenses en Cuba persiguiendo
a los contrarrevolucionarios en las montañas del
Escambray; las torturas y las condiciones de las
cárceles de la dictadura somocista; y el destierro en
San Juan del Norte.

El testimonio de este obrero, escrito a partir de una


historia oral, confirma, contrasta y a veces refuta
algunos aspectos enunciados en fuentes escritas (casi
oficiales), lo cual lo vuelve más interesante. “Desde
el comienzo de la historia de la humanidad –según
Laura Benadiba-, la transmisión oral ha sido la forma
de conservar la memoria colectiva.”2 Testimonio e
historia oral individual y a la vez colectiva, social,
porque el hombre es un ser social, la sociedad está
formada por individuos y por lo tanto, hablar de un

2
Laura Benadiba. ¿Qué es la historia oral?
Historia oral, relatos y memorias. Maipue.
Buenos Aires. 2007: 17

9
individuo es en cierta manera hablar de la sociedad.
Eso es el presente testimonio, que no fue transcrito
por un historiador profesional o académico, sino
por un espontáneo aficionado que experimentó la
indagación de omisiones y olvidos, y el encuentro
con detalles dispersos e incompletos en lo ya escrito.

Agradezco, al personaje viviente de este valioso


testimonio, el esfuerzo hecho y las horas dedicadas
a la entrevista, a la lectura y a la revisión del texto.
Y me disculpo públicamente por haber dejado pasar
tanto tiempo entre la grabación de la entrevista y la
transcripción.

Satisfecho por haber concluido la publicación de


este testimonio, estoy seguro de que será útil y que
estimulará a otros a recopilar y publicar su historia
oral, que es la memoria histórica de todos.

10
Mi vida, mi revolución
(La vida de un obrero
llamado Luis Fisher)

Antecedentes familiares

Los antecedentes del apellido Fisher, del autor de


este testimonio, así como su lugar de nacimiento en
la zona minera de Bonanza, están relacionados con la
migración desde el norte del continente hacia el sur, a
su vez vinculada a fenómenos económicos y sociales.

En la segunda mitad del siglo XIX el capitalismo


mundial alcanzó la etapa industrial liberal. Potencias
europeas, Inglaterra en primer lugar, encabezaron
este desarrollo para lo cual necesitaron, además de
mercados para sus productos, fuentes de materias
primas para la industria mecanizada. En América,
los estados del norte de Estados Unidos, alcanzaron
este desarrollo capitalista burgués, que se extendió
por todo el país, en la década de 1860, después de la
Guerra de Secesión.3

3
Jilma Romero Arrechavala. Consideraciones socioeconómicas acerca
del desarrollo regional de Nicaragua (siglo XVI-1893). Universidad
Central de Las Villas. Cuba. 1988: 79. Tesis de Maestría en Historia de
Nicaragua.

11
El desarrollo capitalista acelerado, sobre todo, en
la costa Este de los Estados Unidos, demandó la
existencia de una infraestructura para abaratar
los costos, así como agilizar y facilitar todas las
operaciones mercantiles. Por ello, Estados Unidos e
Inglaterra concretaron sus aspiraciones de unir la ruta
Atlántico – Pacífico mediante una ruta interoceánica
a través de Nicaragua. Poco después de descubiertas
las minas de oro californianas, esta necesidad fue
mayor para Estados Unidos que, en 1949, firmó
con Nicaragua un tratado de paz y amistad, y una
convención para la ejecución del canal.4

El descubrimiento de minas de oro en California,


desató en 1848, la fiebre del oro. Estados Unidos ya
le había robado a México la mitad de su territorio.
Los gringos viajaban desde la costa este hacia la
costa oeste; para evadir el ataque de los indios y las
dificultades de atravesar a todo lo ancho la América
del Norte, pasaban del océano Atlántico al Pacífico
por medio del río San Juan y el lago Cocibolca de
Nicaragua, utilizando “La ruta del tránsito” (New
York, Océano Atlántico, San Juan del Norte, Río San
Juan, Lago Cocibolca, puerto La Virgen, recorrido
por tierra en carruajes tirados por caballos a través
del istmo de Rivas, San Juan del Sur, Océano Pacífico
y California), según Reyes Monterrey. 5

4
J. Romero Arrechavala. op., cit.
5
José Reyes Monterrey. Apuntamientos básicos para el estudio de la
historia general de Nicaragua. Universitaria. León, Nicaragua. 1989:
117

12
En 1850, Inglaterra y Estados Unidos firmaron el
tratado Clayton-Bulwer con el cual, ambas potencias
decidieron unirse para construir un canal por
Nicaragua, sobre el que ninguna de las dos ejercería
control exclusivo.6

Los conquistadores españoles llamaron “el


desaguadero” al río San Juan, desagüe del Cocibolca.
El descubrimiento, conquista y colonización de
Nicaragua, en 1524, estuvieron determinados por la
búsqueda de una ruta interoceánica, que comunicara
el océano Pacífico con el Atlántico; el mítico “estrecho
dudoso”, es decir, el paso marítimo desconocido que
buscó Cristóbal Colón para alcanzar las costas de
China y Japón, una vez que supo que no estaba en las
Indias Orientales.7

Los ingleses desde el siglo XVIII promovieron una mo-


narquía indígena con la cual establecieron una amañada
base local para extender su frontera colonialista sobre
la costa oriental de Nicaragua, lo que ellos llamaban La
Mosquitia. En 1894, el gobierno nacionalista, de corte
liberal, del general José Santos Zelaya reincorporó La
Mosquitia al territorio nacional, aunque sólo fuera de
manera formal. En 1895, la denominada reserva de La
Mosquitia, una inmensa franja territorial, fue incorpo-
rada a Nicaragua con el nombre de Zelaya, en honor al
presidente de ese momento.8

6,7
J. R. Monterrey. op., cit., 117
8
Sandra Centeno Rojas. Propuesta para un estudio regional de
Nicaragua a partir del análisis general de sus estructuras económicas
y sociales contemporáneas (1893-1979). Universidad Central de Las
Villas. Cuba. 1980; 30. Tesis de Maestría en Historia de Nicaragua.

13
El transporte de los aventureros era el rentable
negocio de “La Compañía Accesoria del Tránsito”
propiedad del magnate yanqui, el comodoro
Cornelius Vanderbilt, quien nunca pagó impuestos
a Nicaragua, empresa que después fue un objetivo
de William Walker. Los buscadores de oro tenían dos
opciones más: el estrecho de Magallanes -en el cono
sur-, y el ferrocarril transoceánico de Panamá. Sin
embargo, la ruta más corta, era evidentemente, la de
Nicaragua. 9

La empresa de Vanderbilt monopolizó el transporte de


mercancías y pasajeros, transportaba 200 mil viajeros
mensualmente, y se comprometió con el gobierno
nicaragüense a pagar 10 mil pesos anualmente más
el 10% de las ganancias líquidas, compromiso que
cumplió únicamente el primer año.10

“La fiebre del oro, llamada gold rush en inglés,


trajo a mi bisabuelo desde la frontera de Estados
Unidos-Canadá hasta Nicaragua, donde terminó
estableciéndose. Mi bisabuelo, Roberto Fisher, fue
un buscador de oro. Luego, mi abuelo también
llamado Roberto Fisher descubrió la mina de oro La
Primavera, cerca de Monte Carmelo, en la zona que
hoy se conoce como el triángulo minero.”

9
J. R. Monterrey. op., cit., 117
10
J. Romero Arrechavala. op., cit., 80.

14
“En La Primavera, posteriormente, también trabajó
mi papá. Nací en Bonanza, Zelaya, Nicaragua, el 10 de
abril de 1936, como resultado de la unión de Malcolm
Fisher y Juana Pérez; mis padres me llamaron Luis
Fisher Pérez.” El apellido Fisher llegó, entonces,
como una casualidad histórica relacionada con la
ruta del tránsito, la fiebre del oro y la migración del
norte hacia el sur.”

“Mi abuelo Roberto y mi abuela Jenny Gómez tuvieron


ocho hijos en total, dos varones y seis mujeres:
Malcolm, Félix, Guadalupe, Paulina, Magdalena,
Amalia, Matilde e Irma. Félix peleó contra Sandino
porque era soldado, traductor de los marines yanquis;
él murió en un combate contra los guerrilleros de
Sandino. Félix tuvo un hijo que se llamaba Sebastián.
Pero casi 30 años después, yo, un sobrino de Félix,
dentro del Movimiento Revolucionario Sandino seguí
la bandera del Héroe Nacional, fui cofundador del
Frente Sandinista de Liberación Nacional y todavía
enarbolo la bandera roja y negra como militante del
FSLN.”

Mi infancia y adolescencia

“Fui el primer nieto que tuvo mi abuelo. Según me


dijo mi tía Lupe, yo fui el primero, único y último nieto
que mi abuelo Roberto había chineado; yo tuve ese
privilegio. Cuando mi papá se separó de mi mamá, se
casó con otra mujer (María Lidia Sotomayor), quien
me crió como a un hijo, desde la edad de siete años.
Mi primera hermana fue Evelyn, luego nacieron
mis otros hermanos: Jenny, Gina, Malcolm, Roberto,

15
Manuel y María. Era el hijo mayor de mi papá. Ayudé
a criar a los niños, a cuidarlos, a chinearlos. Yo quería
mucho a mi madrastra. Mi papá y doña María Lidia
vivieron sus últimos años en Estados Unidos, donde
murieron. Ellos se fueron de Nicaragua durante la
Revolución. También tengo una hermana, por parte
de padre, llamada María Elsa. Roberto, mi hermano,
fue el último que estuvo trabajando en la explotación
de la mina La Primavera hasta 1979.”

“Mi papá estudió cursos de electricidad por


correspondencia en el American School, desde donde le
enviaron los libros necesarios y su respectivo diploma.
Con mi papá, mi mamá y mis hermanos, cuando yo era
hijo de dominio, vivimos en diferentes departamentos.
Primero, cuando tenía como siete años vivimos en la
recién descubierta Mina El Limón. Luego, vivimos en
Estelí, de donde salí de 15 años; después, en Managua
donde, me separé de la familia al irme a Matagalpa -a
rodar fortuna decía uno- de manera escondida; ellos
supieron al ver que no llegaba a la casa ni a dormir ni a
comer. En Matagalpa busqué a un primo de mi mamá
María Lidia, él se alegró al verme y le expliqué que
andaba huyendo de mis padres, quienes no me habían
hecho nada malo.”

“El primo de mi mamá María Lidia me dijo que no me


afligiera. Me consiguió trabajo en la casa distribuidora
de los cigarros de la Tabacalera Nicaragüense, donde
laboré casi un año. Estaba haciendo y entregando
un paquete de cigarros para un cliente de origen
chino, cuando de repente sentí una mano en la
espalda, volteé a ver y miré la cara de mi papá; él me

16
vio la cara de asustado. Pensé que iba a reaccionar
violentamente porque su carácter era fuerte. Mi papá
me dijo: no te pongás nervioso, concentrate en lo
que estás haciendo, después vamos a platicar. Eso
me tranquilizó. Guardé el dinero en el maletín y nos
fuimos a la agencia distribuidora que manejaba un
señor apellido Mansel en su propia casa. La familia
Mansel me estimaba y decían que yo era responsable
con mi trabajo a pesar de ser un adolescente.”

El tuno

“Por la tarde platiqué con mi papá en un parque. Me


dijo que me buscaba porque me necesitaba, ya que
tenía una concesión para explotar la madera llamada
tuno (que produce una savia lechosa para hacer
chiclet o goma de mascar). Ya se había agotado la
fuente anterior que eran los árboles de níspero. Era
el turno del tuno. La región donde se trabajaría era la
parte norte del departamento de Zelaya (hoy Región
Autónoma del Atlántico Norte, R.A.A.N.).”

“Hablamos con el señor Mansel y su esposa; les


presenté a mi papá. Ellos le dijeron que confiaban
mucho en mí; yo manejaba mucho dinero cuando
cobraba durante la distribución de cigarros El Gallito
y Montecarlo (que los fumaban los más pobres),
Valencia (que lo compraba más que todo la clase
media) y Esfinge (el más refinado y caro); todos eran
cigarros que no tenían filtro. A veces andaba hasta
cinco mil pesos en el maletín, lo que en esos tiempos
era mucho dinero.”

17
“Una semana después regresó mi papá y nos fuimos
a Managua. En una semana salimos para Bonanza
mi papá, mi mamá, mis hermanas Evelyn y Jeny.
Allá encontramos a mi tía Matilde porque su marido
ahí trabajaba. Tomamos un avión que iba a Monte
Carmelo donde se cargaba de cal para la mina de
Bonanza. Yo tenía entre 15 y 16 años. Monte Carmelo
era una pista de aterrizaje rústica, ocho casitas, una
quebrada y lluvias tremendas; le habían hecho a mi
papá una casa de bambú para que ahí funcionara un
comisariato. Para mí fue un cambio brusco.”

“Cuando llegamos, realmente había mucha madera.


Trabajamos en esa zona durante dos años y medio.
Mi papá dirigía a 300 trabajadores y tenía como 12
mulas. Nos metíamos a la montaña a sacar la materia
prima obtenida de la leche de tuno para hacer chiclet.
Le sacábamos la savia al árbol de tuno, le hacíamos
un corte como collar o un corte en forma de “V” para
que saliera la leche del árbol. Cada 60 cm., se hacía
un collar en el tronco del árbol, dependiendo de
su altura y grosor, se hacía un canalito en la misma
corteza; abajo se ponía un saco bañado con leche de
hule para que no se saliera la leche del árbol que el
hombre iba picando de abajo para arriba. Al saco le
decían el chulero; con cada saco se recogían 60, 80 ó
90 libras de leche de hule. Cuajaban la savia lechosa y
nosotros llegábamos a recogerla. Yo hacía la orden de
pago y me encargaba de la otra etapa que consistía en
cocinar la materia prima. Siempre los campamentos
se hacían a la orilla de un río, quebrada o caño y
buscábamos una poza donde el agua nos llegara a la
rodilla porque cocíamos cuatro veces el producto y

18
lo lavábamos varias veces para después meterlo, en
forma de trenza, en una caja hasta llenarla y dejarlo
así durante tres días para que se escurriera el agua.
Trabajábamos día y noche en eso. Durante un mes
recogíamos el producto y lo trasladábamos a Monte
Carmelo en mulas y bueyes.”

“Mi papá alquilaba cada mes un avión, en vuelo tipo


charter, desde Monte Carmelo hasta Managua, para
enviar tres mil o cuatro mil libras de hule a la empresa
norteamericana que le compraba, la Really Company.
Ahí, lo pesaban y medían el grado de humedad porque
entre más seco estuviera el producto era mejor.”

“Sólo una vez se le sacaba la savia al tuno. Dependía


mucho de la habilidad del cortador para que sólo
cortara la corteza del árbol y no llegar a la profundidad
o cuerpo del árbol. Algunos árboles morían. Los
árboles que no morían podían volver a dar la savia
después de dos años, mientras se curaban los collares
que se le hacían. Nunca reforestamos con tuno.”

“Después de dos años y medio de trabajo, se


comenzó a agotar el tuno. Cada vez teníamos que
internarnos mucho más en la montaña para conseguir
más árboles de tuno. En esos tiempos, 1951, eran
unas montañas espesas y había muchos animales:
culebras, tigres, lagartos, leones, dantos, venados
y chanchos de monte. Estos últimos nos servían de
alimento, pero eran realmente peligrosísimos cuando
encontrábamos a la manada. Los dantos pasaban
cerca de los campamentos nuestros. Mirábamos
huellas de todo tipo de animales y por supuesto

19
a los animales. Los tigres llegaban a acechar a los
campamentos por la noche.”

“En la noche nos iluminábamos con seis lámparas


de carburo. Mientras estábamos trabajando en
la poza, lavando el producto, mirábamos pasar
repentinamente en el río, nadando, a culebras que
iban velozmente a morder a las lámparas; la luz
las atraía; al sentir que no podían hacerle nada a la
lámpara se alejaban. Así nos asustaban las culebras.
Si uno se movía y se le atravesaba en el camino a
la culebra, seguro que la culebra le picaba. Eran
culebras venenosas; era un riesgo como otros:
las plagas, la lluvia, el lodazal, el ején. Cuando
estábamos dormidos en el campamento, dejábamos
seis o siete mulas amarradas, y de repente oíamos
el relincho de las mulas y simultáneamente oíamos
el rugido del tigre. Era un alboroto. Disparábamos.
Nos levantábamos para calmar a las mulas. Cuando
el tigre pasaba cerca, se sentía un tufo como a sarna.”

“Cuando se desataba un temporal se desbordaban


los ríos y los caños; los ríos crecidos no te permitían
volver ni podías hacer nada; te tenías que quedar en
el campamento y esperar a que los ríos bajaran. El
temporal nos podía echar a perder la provisión de
alimentos que llevábamos para una semana y nos
podíamos quedar comiendo sólo pinol. Durante un
temporal era difícil hasta cazar, tirar animales. Al
finalizar las lluvias, entonces sí, podías buscar un
pavón o un venado; eran unas grandes comilonas las
que armábamos. Un pavón es un chompipe del monte.
Cuando los alimentos escaseaban, cazábamos monos;

20
cocíamos la carne de mono con sal y la comíamos con
guineo cocido.”

“En esos tiempos eran verdaderas montañas


boscosas, espesas, montañas de verdad. Había toda
clase de pájaros, reptiles, pavones. Era tal el bosque,
la abundancia de árboles, que a veces a las 3 ó 4 de
la tarde ya no mirabas a corta distancia, sobre todo
cuando se desataba el invierno infernal, lluvioso.”

“Al pasar del tiempo, la producción bajó, se tenía que


entrar mucho más montaña adentro; se le tenía que
pagar más a la gente. Un día que llegó de Bonanza
mi papá, le dijo a mi mamá, que le habían ofrecido un
trabajo en la mina de Bonanza, pero que necesitaba
tres meses para dejar en orden todo lo relacionado con
la concesión del tuno. Mi papá puso como condición
vivir en el staff.”

Bonanza y el staff

“El staff era una zona donde vivían los jefes que
normalmente eran extranjeros, gringos casi todos;
aunque había algunos chilenos, rusos y canadienses.
El staff era un lugar donde había todo tipo de
comodidades: muebles, electrodomésticos, lavadora,
refrigeradora, agua fría y caliente en el baño, etc. En
el staff había un club-hotel, piscina grande, billares
para chavalos y para adultos, diversiones. Yo tenía
derecho de ir al club y a la piscina. Mis hermanas,
Evelyn y Jenny, como estaban pequeñas, iban a
piñatas y yo las acompañaba. En el staff se celebraba

21
la navidad el 4 de julio; en esos días eran unas
grandes bebederas y bailes, y llevaban conjuntos
musicales de Managua. A estos fiestones sólo asistía
la gente que vivía en el staff. Hacían fiestas por el
cumpleaños del gerente, por cualquier cosa hacían
fiestas.”

“Todo, todo lo que se consumía en el staff era


importado, venía desde Estados Unidos. En ese
tiempo, 1951, en el norte se endulzaban los refrescos
con atado de dulce, dulce de caña, producido en los
trapiches; en Bonanza no conocían el azúcar refinada.
Todos esos productos entraban por los ríos de cierto
caudal que eran navegables en lanchas pequeñas de
motor, las cuales los recibían de barcos más grandes.
Después, en la pista de macadán de Bonanza
aterrizaban aviones que venían de Estados Unidos.”

“El staff era cercado con malla ciclón y tenía


vigilantes civiles en los portones; ahí sólo entraban
las empleadas domésticas, el tren de aseo y el camión
del comisariato que llevaba la provisión a todos los
extranjeros los días miércoles (provisión para 15
días). Un empleado del comisariato recogía la lista de
necesidades de cada casa con anticipación. Nosotros
vivíamos en el staff; yo viví en el staff durante dos
años. Era una vida tranquila, de abundancia; mi papá
trabajaba ahí y ganaba bien; pero el pueblo no vivía
así, los trabajadores no vivían de esa manera.”

22
“Mi papá era el segundo jefe del departamento
eléctrico. El tenía que atender la transmisión y
distribución de la energía eléctrica; había una planta
eléctrica en la presa El Salto, desde donde traían la
corriente eléctrica y tenían que poner transformadores.
También mi papá tenía que atender la parte industrial
del taller; cuando el gerente de dicha área viajaba a
Estados Unidos, mi papá quedaba de responsable.
Entonces, mi papá tenía mucho trabajo, ganaba bien
y era reconocido como un gringo más en el staff. Mi
papá hablaba bien el inglés, lo traducía y lo leía.
Además, su biotipo físico era de un típico anglosajón.
Después de haber vivido en medio de las dificultades
de trabajar buscando tuno, pasé a vivir con muchas
comodidades en el staff.”

“Había un comando de la Guardia Nacional (G.N.)


en Bonanza, que velaba por la seguridad de los
intereses de los gringos, o sea, vigilaba el staff y el
comisariato. La guardia siempre estaba cerca del staff,
como a una cuadra de distancia. El jefe del cuartel era
un teniente y mantenían un posta vigilando afuera.
Yo iba mucho al pueblo porque a mí me gustaba ir.
Iba a dejar a mi hermanita a su casa, en el pueblo,
y regresaba. Tenía muchas amistades y novias en
Bonanza. Iba al pueblo muy frecuentemente por la
tarde, regresaba al staff a las 9 ó 10 de la noche. Los
sábados y domingos iba después del almuerzo. Una
tarde, como a las cinco, pasaba por el cuartel de la
G.N.; regresaba del pueblo. Un gringo pasaba por
el cuartel, venía del comisariato, ebrio. Cerca del
cuartel, estaba un campesino de los que trabajaban
en la mina, ebrio también y como todo bolo, necio,

23
le habló al gringo, queriéndole saludar. El gringo se
apartaba del campesino bolito. El yanqui se enojó, le
dio un golpe en la cabeza al campesino. Este cayó al
suelo y el gringo agarró a patadas al campesino.”

“Todo eso ocurrió como a 50 metros de distancia del


cuartel de la G.N. Los guardias estaban de frente a los
hechos, vieron, se rieron y no actuaron porque era un
gringo el que golpeaba a un trabajador nicaragüense.
El gringo se fue y los guardias no hicieron nada. A mí
me dio mucho pesar la situación del trabajador nica,
independientemente de que estaba ebrio (“bolito”
como decimos en Nicaragua). Sentí mucho malestar y
empecé a sentir algo diferente; se me quedó grabada
aquella imagen en la mente. Para mí ya no había
tranquilidad en el staff. Entonces, más salía para el
pueblo, para Bonanza.”

“Mi papá me reclamaba que yo ya no iba a la piscina,


que no iba al club; yo le respondía que no me
interesaba. El me reclamaba que mucho iba al pueblo.
Eso fue parte de mi proceso de transformación de un
joven rebelde en contra de la injusticia. Además, de
que mi papá trabajaba como un obrero, como obrero
calificado, yo trabajaba en el taller eléctrico bajo el
mando de otra persona que a su vez era subordinada
de mi papá. Porque a la semana de haber llegado al
staff, le dije a mi papá que yo quería trabajar. Así que,
yo recibía un sueldo por mi trabajo. Eso me permitía
ir al pueblo con mis reales sin molestar a mi papá.”

24
“Decidí irme a Managua; le dije a mi padre que no
me sentía tranquilo. Le conté lo que había sucedido
con el campesino golpeado y pateado por el gringo
y le dije que pensaba que eso no era correcto.
No estaba bien que golpearan a un trabajador
nicaragüense. El campesino, aunque estaba bolo, no
estaba peleando;más bien, quería saludar y platicar
con el gringo. Este era más alto, más fuerte y mejor
alimentado. Me fui a Managua. Mi papá y mi mamá
se quedaron viviendo en el staff. Vivía en casa de
mi tía Matilde. Comencé a trabajar en la empresa
Luz y Fuerza. Tuve posiciones políticas diferentes
al gobierno de Somoza porque había desempleo,
falta de libertad de expresión y de prensa, y porque
ya se habían adueñado de toda Nicaragua. La G.N.,
causaba inquietud porque había asesinado a muchos
jóvenes o políticos. Eso me motivó a una reflexión.”

Mokorón

“En aquellos tiempos, los años 50 del siglo XX, los


Somoza buscaban como hacer algo para que el
pueblo olvidara los problemas políticos y sociales
existentes; inventaban cualquier cosa para distraer
al pueblo, por ejemplo, el caso de Mokorón, en la
frontera con Honduras, diciendo que los hondureños
atacarían.” El conflicto fronterizo por el territorio
en litigio estalló el 1 de mayo de 1957, el mismo día
que asumió la presidencia Luis Somoza Debayle.11

Humberto Ortega Saavedra. La epopeya de la insurrección.


11

Lea. Tibás, Costa Rica. 2004: 99

25
“Después de la jornada de trabajo, cuando llegamos
a descansar, encontramos a la guardia que nos dijo
que los jóvenes nos montáramos al camión; ahí me
llevaron; tenía como 18 años; no nos preguntaron si
queríamos ir o no; y nos llevaron al Estadio Nacional;
ahí nos encerraron, nos dieron instrucción militar
durante 22 días; y nos decían que íbamos a defender a
la patria; pero no hubo nada, no hubo guerra, porque
era un show propagandístico del gobierno.”

1959

Este fue el año del triunfo de la Revolución Cubana, el


1 de enero, hecho que estimuló mucho más las acciones
rebeldes contra la dictadura de la familia Somoza.

El 31 de mayo, se produjo el desembarco aéreo en


Mollejones, Chontales; el 1 de junio ocurrió otro
desembarco en Olama, Boaco; ambos procedentes
desde Costa Rica y encabezados por Pedro Joaquín
Chamorro Cardenal. El 24 de junio de 1959, en El
Chaparral, en territorio que hoy pertenece a Honduras,
sucedió el combate, cerco y masacre del movimiento
guerrillero conocido como El Chaparral, donde fue
herido en su pulmón derecho Carlos Fonseca Amador,
quien formó parte de la columna “Rigoberto López
Pérez”, dirigida por Rafael Somarriba. En junio, la
columna dirigida por Julio Alonso Leclaire, no pudo
actuar por fallas de comunicación y coordinación con
la guerrilla de El Chaparral. 12

12
H. Ortega Saavedra. op., cit., 104-117

26
Desde junio hasta noviembre, en las montañas de
Matagalpa (Las Bayas, Pancasán, El Bijao), surgió
espontáneamente la conocida guerrilla de Carlos
“Chale” Haslam. Entre el 24 de julio y el 7 de agosto
incursionó desde Honduras la columna “Augusto
C. Sandino” al mando de Manuel Díaz y Sotelo. En
octubre de 1959, la “Columna 15 de Septiembre”,
al mando del capitán Julio Alonso Leclaire, se
coordinó con el Frente Revolucionario Sandino y
atacaron Susucayán y Quilalí. Sucedieron algunos
movimientos armados en el sur del país, escaramuzas
aisladas, como el ataque a Los Sábalos, donde
participó Róger Deshon Argüello. 13

La decisión.
23 de julio de 1959: masacre estudiantil.

“Lo que a mí me consolidó el antisomocismo que tenía


por dentro, fue la masacre de los estudiantes en León,
el 23 de julio de 1959, lo cual me causó un impacto
tremendo. Yo era un obrero, nunca había estado en la
universidad; pero los masacrados eran jóvenes como
yo. Eso me hacía sentir un rechazo rotundo; algo
estaba explotando o aclarándose dentro de mí.”

“Fue entonces, cuando decidí hacer algo para


combatir a la dictadura. 14 Renuncié al trabajo en Luz
y Fuerza, y me fui a Estelí. Yo había vivido en Estelí

H. Ortega Saavedra. op., cit., 104-117


13

Lenin Fisher. Fernando Gordillo: a 50 años de la masacre


14

del 23 de julio. La revolución antineoliberal. Editronic. 2009: 147

27
cuando tenía siete años; ahí me crié, ahí pasé de la
niñez a la adolescencia hasta los 16 años.”

Hacia Honduras

“En Estelí tuve muchas amistades, estudié en la


escuela pública de varones; en el tiempo en que
sólo había dos escuelas en Estelí, que era un pueblo
pequeño. En ese tiempo, mi papá era el encargado de
manejar todo el sistema eléctrico de Estelí. Me contacté
con unos amigos. Los movimientos insurreccionales
eran fronterizos, en el norte o en el sur. Me dieron la
respuesta positiva dos semanas después. El enlace
con el movimiento guerrillero situado en la frontera
con Honduras, era un señor, del cual no recuerdo el
nombre, perteneciente al Partido Conservador, que
era antisomocista y tenía una camioneta de pasajeros
con la que viajaba diariamente a Ocotal. Preparé una
maleta pequeña y me fui.”

“Ese señor me llevó, me dio las instrucciones.


Pasamos por Ocotal, luego de cumplir su rutina de
transportista, nos dirigimos por la carretera a Dipilto
y Las Manos. En el trayecto nos detuvimos en una
hacienda cafetalera y ahí me dieron un guía.”

“El terreno fronterizo, formado por serranías, es-


taba sembrado de café, tanto en el lado de Nicara-
gua como en Honduras. El guía iba adelante y subía
y subía; cuando llegamos al filo de la montaña, me
dijo: bueno, aquí lo dejo. Allá a lo lejos, se miraba una
carretera de macadán o tierra, ya en territorio hon-

28
dureño. Mientras iba en busca de la carretera, debía
tomar medidas de seguridad como parte del clandes-
tinaje. Al comenzar a bajar la montaña, todo corría
por mi cuenta. Caminé como una hora bajando, ba-
jando.”

El Movimiento o Frente Revolucionario


Sandino (FRS)

“Aunque estaba en la montaña, no debía confiar en


nadie; tenía que evitar encontrarme con personas
nicaragüenses u hondureñas; los pasos que tenía que
dar debían ser en solitario. Escuché que venía un
camión cargado de cortadores de café y me escondí
para que no me vieran. Tenía que tomar la carretera
a El Paraíso y llegué a este pueblo, como a las seis y
media de la tarde. En una casa esquinera, de barro,
donde había un pozo, yo debía entrar en contacto
con los compañeros del movimiento guerrillero. Fui
a pedir agua y pregunté si vendían comida. Cerca
del pozo estaban dos muchachos jóvenes que me
quedaron viendo. Les di la contraseña. Ellos eran los
compañeros del Movimiento o Frente Revolucionario
Sandino (FRS). Uno de ellos era Pedro Pablo Ruiz,
“El Negro”. El otro era Faustino Ruiz, “El Cuje”. Nos
saludamos, nos abrazamos. Me dijeron que tenían
dos semanas de estar esperando.”

El FRS fue fundado en 1959, por los hermanos Ale-


jandro y Harold Martínez sobrevivientes del movi-
miento guerrillero comandado por los coroneles Ra-
món Raudales y Heriberto Reyes (1958), así como de

29
El Chaparral (1959), bajo el mando de Rafael Soma-
rriba (ex–teniente de la G.N.). Estando en Honduras,
Alejandro Martínez, Héctor Zelaya, el argentino Che
Basante y otros nicaragüenses, que sumaban 12 en to-
tal, combaten defendiendo al gobierno constitucional
del presidente hondureño Ramón Villeda y Morales
(1957-1963), que sufrió un intento de golpe de esta-
do. Con las mismas armas antigolpistas se introdu-
jeron en Nicaragua, en la región de El Capire, en los
márgenes del río Poteca. En el sector de Las Trojes
formaron el campamento que llamaron La Culebra,
a 10 Km., de la frontera con Honduras, donde, junto
a los coroneles de Sandino, Lázaro Salinas, Heriberto
Reyes y Santos López, así como el capitán Chavarría
de la caballería de Sandino, fundaron el Frente Re-
volucionario Sandino (FRS). En la asamblea de fun-
dación se acordó que el FRS sacaría del anonimato al
General Sandino. A inicios de 1960 atacaron Las Tro-
jes y tras un combate de cuatro horas (desde las 10
p.m., hasta las 2 a.m.,) capturaron al gringo Thomas
DeCapt, asesor del gobierno. Al campamento de La
Culebra llegó un primer grupo de estudiantes desde
México (Bayardo Altamirano, Héctor Zelaya y Carlos
Medina); en un segundo grupo llegaron Edén Pasto-
ra y Pedro José Martínez. El primer destacamento de
combate del FRS se llamó Ramón Raudales. 15 El FRS
operó entre noviembre de 1959 y marzo de 1960 en la
zona de El Dorado y Las Trojes, en el antiguo territo-
rio en litigio con Honduras. 16

15
Jesús Miguel Blandón. Entre Sandino y Fonseca.
2da. ed., Segovia, Managua, Nicaragua. 2008: 495-499
16
H. Ortega Saavedra. op. cit. 117

30
“Un jeep llegó a medianoche; teníamos que irnos; el
mensajero habló con el contacto de la casa; y salimos
en el jeep como una hora después. Viajamos como tres
o cuatro horas. Llegamos a la orilla de un río, se bajó
el conductor, observó; hizo señas con las luces. Al rato
llegaron dos muchachos campesinos, como a las cinco
de la mañana; nos cruzamos el río y entramos a su fin-
ca. Nos dieron café. Como a las 11 de la mañana, ba-
jaron unos guerrilleros; éstos sacaron provisiones que
tenían guardadas en la finca. Así que nosotros entra-
mos cargados; fue la primera experiencia en la lucha
guerrillera. Llegamos a un campamento intermedio
como a las seis de la tarde y muy de mañana salimos
para llegar como a las 12 del día al campamento cen-
tral, montaña adentro, en la región llamada territorio
en litigio, en disputa entre Honduras y Nicaragua.
Los Somoza cedieron el territorio en litigio para qui-
tarle zonas de entrenamiento y vías de acceso a los
movimientos guerrilleros invasionistas que acampa-
ban en Honduras.”

“El Negro y El Cuje encontraron a amigos o conocidos


de Ocotal. Yo encontré a ex-compañeros de primaria
en Estelí, entre ellos a Bayardo Altamirano, quien
fungía como secretario del jefe del grupo guerrillero,
Alejandro Martínez. Nos entrenaron. Nos dieron
uniformes. Todo era escaso. No había abundancia
ni de armas, ni de municiones, ni de alimentos. Era
poco lo que llegaba y la columna guerrillera iba
creciendo. Ese era el campamento del Movimiento
Revolucionario Sandino. Eramos los tres nuevos y
doce compañeros más; éramos como quince. Luego
llegaron otros grupos.”

31
“Como a los 4 ó 5 meses de estar en ese campamento,
llegó Edén Pastora. El venía de México, donde
estudiaba segundo año de Medicina, pero decidió
dejar sus estudios y combatir a la dictadura. Llegó con
el doctor Hugo Cuadra. La experiencia de trabajar
en las montañas del norte de la Costa Atlántica
recolectando la materia prima del chiclet, a partir
del tuno, me sirvió para adaptarme y sobrevivir en
la guerrilla; y entre otras cosas, para cazar monos y
comer carne de mono.”

“Al cabo de siete meses, la columna creció hasta 36


compañeros, la alimentación era más difícil, teníamos
que cazar animales con mucho cuidado. Bajábamos a
combatir a la guardia en Nueva Segovia. Atacamos
el cuartel de Las Trojes dos veces y otro comando
en Teotecacinte. Bajábamos hasta el río Patuca.
Eran ataques en la madrugada y en la mañana
llegaba la aviación de Somoza a bombardearnos
para luego entrar las patrullas de refuerzo. En una
ocasión, les quitamos el comando de Las Trojes a
los guardias, nos tomamos ese comando, como a
la una o dos de la mañana. Los guardias dejaron
radios de comunicación, huyeron, dejaron rastros de
sangre. Hablamos con los campesinos de alrededor,
los estuvimos concientizando; les explicamos el
motivo de la lucha. Alrededor de las tres y media,
empezamos a retirarnos porque sabíamos que
vendría la aviación.”

32
“En Las Trojes fue mi bautizo de fuego guerrillero;
ahí comencé a sentir la satisfacción de poder combatir
a la dictadura somocista. Esos fueron mis primeros
granitos de arena para la posterior formación de
lo que se llamaría Frente Sandinista de Liberación
Nacional. En el campamento teníamos la bandera
roja y negra del Ejército Defensor de la Soberanía
Nacional de Nicaragua (EDSNN) de Sandino. Fuimos
el primer grupo guerrillero, de todos los grupos que
ingresaron por el norte y el sur, que levantó la bandera
del General de los Hombres Libres.” De acuerdo a las
memorias de Alejandro Martínez Sáenz, citadas por
Chuno Blandón, en Las Trojes fue el bautizo de fuego
de Edén Pastora Gómez. 17

En el libro “Entre Sandino y Fonseca” capítulo XXII


titulado El Frente Revolucionario Sandino (1958-
1961), se encuentra una fotografía de guerrilleros del
Frente Revolucionario Sandino, donde aparece Luis
Fisher, sentado a la derecha; así como Edén Pastora,
Alejandro Martínez, Modesto Duarte, Bayardo
Altamirano, Leónidas Rodríguez, el internacionalista
cubano Renán Montero y otros. 18 Esa misma foto
fue publicada en el libro “Un pueblo alumbra su
historia” editado durante la Revolución Popular
Sandinista; pero con el apellido Fisher mal escrito
(decía Chischer).19

J. M. Blandón. op. cit. 499 y 505


17, 18

Departamento de Propaganda y Educación Política del FSLN.


19

Un pueblo alumbra su historia. Managua. 1981: 10

33
Según Edén Pastora, para el combate en el cerro El
Capire, en 1960, ya eran 70 guerrilleros, entre los
cuales estaban: Heriberto Rodríguez, el coronel
Lázaro Salinas (que habían sido del ejército de
Sandino), Faustino Ruiz, Bayardo Altamirano, Luis
Fisher, Chico Toribio, Luciano Vílchez, Pedro Joaquín
Ríos y Pepe Martínez.20

“Cuando estuvimos durante un año en el campamento


guerrillero, causábamos preocupación a la Guardia
Nacional, porque nosotros permanecíamos en
Nicaragua y no salíamos del territorio nacional.”

“Pedro José Martínez (El Chino Zapador) era un


compañero muy hábil manejando los explosivos
y minas. Era nuestro zapador. Un día, cuando
preparaba el minado defensivo del campamento
guerrillero, ya casi finalizando dicha tarea, resultó
gravemente herido al explotarle una carga de
dinamita. Cuando oímos la explosión, todos
pensamos en “El Chino Zapador” y lo encontramos
vivo y muy ensangrentado. Lo cargamos hasta Danlí,
hasta donde llegaba la carretera; lo llevamos a la casa
de los colaboradores, cerca del río, los siguientes
compañeros: “El Cuje”, Edén Pastora, Pedro Pablo
Ruiz, Daniel García (Wiwilí), Santiago Mateo Jirón y
yo.”

20
J. M. Blandón. op., cit., 506

34
“Luego, la Cruz Roja se lo llevó y cinco días
después las tropas del Condeca estaban rodeando
nuestro campamento. Seguramente la red de
contrainteligencia hondureña recabó información
a partir de que la Cruz Roja trasladó a un herido
que necesitaba atención médica urgente y que fue
posteriormente hospitalizado.”

“Decidieron atacarnos con el Condeca, la alianza de


ejércitos centroamericanos, porque nos habíamos
vuelto un dolor de cabeza para la G.N. Así fue
como en febrero-marzo de 1960, tuvimos momentos
críticos hasta enfrentarnos con el ejército hondureño
con el cual negociamos cuando nos rodearon y un
fuerte contingente de soldados catrachos, incluyendo
a su jefe, cayó en la trampa que nosotros habíamos
preparado en el campamento central: un campo
minado. Les advertimos que si atacaban se morirían
porque estaban en un campo minado, lo cual se lo
demostramos. Así pudimos negociar. Esto sucedió
15 días después que atacamos por segunda vez al
comando de Las Trojes, a las dos de la madrugada;
ahí desalojamos a los guardias, pero no pudimos
capturar a ningún guardia”.

“En este segundo combate de Las Trojes, Edén Pastora


y yo avanzamos para atacar por sorpresa a la guardia.
Pastora llevaba un fusil Garand y yo un Springfield;
además, yo llevaba una bomba de mecha (dinamita
en una lata envuelta en papel). Era una madrugada
oscura, oscura; con una brisa persistente.”

35
“Avanzábamos con dificultad hacia el cuartel de la
G.N., cuando de repente nos dimos cuenta de que
estábamos dentro de un chiquero, entre los chanchos
que los guardias criaban. Los cerdos comenzaron
a gruñir y nos delataron; perdimos así, el factor
sorpresa. Los guardias comenzaron a dispararnos y
yo no tuve tiempo de encender la mecha de la bomba.
Corrimos, bajamos y se entabló el combate. Después,
nos causaba mucha risa recordar ese episodio.”

“Pues entonces, cuando el ejército hondureño


nos atacó y nosotros hicimos que su exploración,
conformada por al menos 12 soldados, cayera en el
campo minado, obligamos a los mandos catrachos a
negociar. Nuestro plan ante la embestida del Condeca
era dirigirnos al Kilambé; pero el accidente del Chino
Zapador nos obligó a decidirnos quedarnos ahí, en
el campamento central y no ir al Kilambé. Mientras
negociábamos con los catrachos, en medio de mucha
tensión, Edén Pastora Gómez tuvo el valor de pasar
una parte del campo minado, lenta y cautelosamente,
para demostrarles a los exploradores del ejército
hondureño que era totalmente cierto que habían
caído en una trampa, el campo minado.”

“Pastora Gómez fue hasta donde estaba la caja con


10 candelas de dinamita y se las mostró. Yo tenía
en mis manos dos cables con sus extremos pelados
para hacer contacto con una batería de carro y hacer
explotar esa caja con las candelas de dinamita cuando
me dieran la señal o los hondureños dispararan.”

36
Prisioneros en Honduras

“Se pidió, entonces, que llamaran a la Cruz Roja, la


cual nos llevó a Tegucigalpa, al primer batallón de
infantería del ejército hondureño, cerca de Toncontín,
donde estuvimos como un mes. De esa manera fuimos
capturados, no evacuando heridos como se señala en
el libro “La epopeya de la insurrección”.21 Luego el
ejército nos entregó a la policía porque comenzaban
las protestas de los estudiantes. Nos llevaron a la
comisaría San Francisco, donde estuvimos como mes
y medio. En ambos sitios estuvimos incomunicados.
Hicimos huelga de hambre. Los estudiantes
universitarios hondureños continuaron haciendo
presión. Logramos que entrara una delegación de
los estudiantes con un periodista y conversamos con
ellos. Los estudiantes decían que nuestra causa era
una causa noble. El gobierno hondureño nos ofrecía
mandarnos al exilio a otros países como El Salvador
o Guatemala, lo que era similar a ser enviados a
Nicaragua.”

Estudiantes hondureños: salvavidas

“En esos días, hubo un congreso de estudiantes en


Cuba donde asistieron estudiantes centroamericanos.
El caso nuestro había llegado a conocimiento
del canciller hondureño. Los estudiantes
centroamericanos regresarían de Cuba. En Costa Rica,
se dio una reunión de cancilleres, donde acudieron

21
H. Ortega Saavedra. op., cit.

37
los cancilleres de Cuba y Honduras. El canciller
hondureño le planteó el caso nuestro al canciller
cubano Roa (llamado el “Canciller de la Dignidad”
por los cubanos).”

“El canciller hondureño le propuso que se podía


aprovechar el avión en que se regresaban de Cuba los
estudiantes centroamericanos. Todo revolucionario
era bienvenido en Cuba, fue la respuesta del canciller
Roa. Ellos acordaron la salida nuestra desde
Honduras hacia Cuba. Entonces, en el mismo avión
en que regresaron los estudiantes centroamericanos
desde Cuba, nosotros viajamos a la isla de Cuba. No
todos los guerrilleros viajamos a Cuba; algunos se
quedaron en Honduras.”

Hacia Cuba

“Viajamos a Cuba, a inicios de 1960, los siguientes


compañeros: Daniel García (Wiwilí), Bayardo
Altamirano, Francisco Toribio, Alejandro Martínez,
Leopoldo Rodríguez Membreño, Leónidas
Rodríguez, Faustino Ruiz (El Cuje), Pedro Pablo
Ruiz, Heriberto Rodríguez, Leonel Montoya, Tomás
Palacios, Antonio López, Modesto Duarte, Gustavo
Vílchez y yo. Eramos como veinte.”

“El Frente Revolucionario Sandino estaba formado


por más combatientes; pero algunos no quisieron
viajar a Cuba y se quedaron en Honduras, entre ellos:
Hugo Cuadra, el sobrino de Alejandro Martínez,
los norteamericanos Jack Nordin y John Rigsbee,

38
el dominicano Antonio Reu, Edén Pastora, Héctor
Zelaya (hondureño), José (Chepe) Matey y otro
puertorriqueño, Fanor Rodríguez (ex-GN, quien era
nuestro radio-operador y que había sobrevivido,
herido, en la jornada de El Chaparral), así como
Luciano Vílchez (El León del Dorado) y su hijo
Victorino (Toyanito) Vílchez. Asimismo, viajó a
Cuba, Pedro J. Martínez (El Chino Zapador) cuya
condición era de prisionero hospitalizado –y quien
perdió una mano-, por lo cual nosotros exigimos que
se fuera con todo el grupo. Es importante aclarar que
en esta etapa no estuvo con nosotros Harold Martínez
Sáenz, hermano de Alejandro Martínez Sáenz, ya
que él había sido herido en El Chaparral y se estaba
recuperando en Costa Rica.”

Edén Pastora Gómez

“Edén Pastora era un compañero muy valiente,


temerario en el combate; muy sincero, que daba todo
lo que podía, muy solidario para compartir. El era del
Partido Conservador. Tenía mucho odio a la Guardia
Nacional porque le habían asesinado a su padre
para robarle tierras, una propiedad. Provenía de una
familia cómoda, con buen estatus económico, el cual
se deterioró por el asesinato del papá.”

“Parece que en aquél momento influyó en su


decisión de no viajar a Cuba, la propaganda negativa
hecha por el imperio que calificaba de comunista a
la Revolución; a pesar de que la Revolución Cubana
no se había declarado socialista, pero sí estaba

39
impulsando la reforma agraria, la nacionalización de
empresas y de los ingenios azucareros, etc. A Edén
Pastora y al doctor Cuadra yo les enseñé a comer
mono en la montaña. Al inicio, Pastora se resistía a
comer mono. Conocí a Edén Pastora en Estelí, cuando
teníamos como 18 años porque una hermana de él
vivía enfrente de la casa de mi familia y fue madrina
de mi hermano Malcolm.”

Sobrevivientes del FRS en 2006

“En el año 2006, Bayardo Altamirano, Edén Pastora,


Chico Toribio y yo escribimos una lista de los
compañeros que estuvimos en ese movimiento
guerrillero, la cual es como sigue: Modesto Duarte,
Faustino Ruiz (El Cuje), Alejandro Martínez Sáenz,
Bayardo Altamirano, Edén Pastora Gómez, Daniel
García (Wiwilí), Dr. Hugo Cuadra, Francisco
(Chico) Toribio, coronel Lázaro Fajardo Salinas
(ex-combatiente de Sandino), Rurfilio (de Wiwilí),
Jimmy Rodríguez, Leopoldo Rodríguez Membreño,
Leonidas Rodríguez (combatiente de la guerrilla del
coronel Ramón Raudales), Antonio Reu, Pedro Pablo
Ruiz, Heriberto Rodríguez (que anduvo en la guerrilla
de Raudales), Leo, Joaquín Basanta (argentino, el Che
Basanta), Fanor Rodríguez (radioperador), el sobrino
de Alejandro Martínez, Manuel Montoya, Héctor
Zelaya, Tomás Palacios, Antonio López, José (Chepe)
Matey, Luciano Vílchez, “El Puertorriqueño”,
Victorino Vílchez, Jack Nordin (gringo), John Rigsbee
(otro gringo), Gustavo Vílchez, Manuel Pastrana,
Manuel Gamero, Víctor Urbina, Santiago Mateo Jirón

40
(salvadoreño), Eduardo Medina, Pedro José Martínez
(El Chino Zapador) y Luis Fisher Pérez. En total,
logramos reconstruir una lista de 38 combatientes
guerrilleros del Movimiento o Frente Revolucionario
Sandino (FRS).”

“El Che Basanta, nosotros teníamos nuestro che


argentino, estaba encargado de apoyo logístico
(dinero, provisión, contactos políticos, armas,
municiones, etc). Parte del avituallamiento que él
nos llevaba incluía: arroz, azúcar y leche condensada.
Con estos tres elementos, Leónidas Rodríguez hacía
arroz con leche que resultaba un plato exquisito para
todos nosotros.”

En Cuba

“Estuvimos en Cuba como año y medio, hasta


mediados de 1961, cuando regresé clandestinamente
a Nicaragua. El gobierno cubano nos acogió; nos
dieron asistencia médica porque todo movimiento
guerrillero de lo que más padece es de desnutrición;
el primer hotel donde nos alojaron fue en el Habana
Milton, que pocos días después fue nacionalizado
pasando a llamarse Habana Libre, aunque cuando
esto ocurrió ya estábamos alojados en el Hotel
Nacional, donde ocupamos varias habitaciones
durante mes y medio.”

“En el Hotel Nacional durante la dictadura de Batista


se practicaba el racismo. Todo el personal era blanco;
nadie podía ser negro. En ese hotel se hospedó

41
Winston Churchill y durante la Revolución todavía
se conservaba ese lobby donde había estado el primer
ministro inglés fumando puros cubanos; con eso
promovían el turismo, a pesar de que Churchill era
uno de los líderes imperialistas del mundo.”

“Pasamos un período de recuperación como de tres


meses. Después, nos encontramos con otros grupos
de nicaragüenses revolucionarios. Ahí conocí a
Tomás Borge, Silvio Mayorga, Noel Guerrero y por
último a Carlos Fonseca Amador.”

“Meses después, llegó el coronel Santos López,


quien sobrevivió al asesinato de Sandino, Francisco
Estrada, Juan Pablo Umanzor y Sócrates Sandino
el 21 de febrero de 1934 en Managua, y que según
él mismo nos relató fue ayudado por un grupo de
cuatreros que lo encontraron herido y armado en la
periferia de la capital. Para ese entonces, se empezó
a hablar de la unidad. Nos unimos. Estábamos en
unos apartamentos del barrio llamado Miramar. En
esos días, Carlos Fonseca Amador llevó a ese hotel a
Blanca Segovia Sandino, la hija de Sandino, con sus
familiares; ahí los conocimos.”

“Nos trasladamos a una quinta muy grande, de


dos manzanas de extensión, con árboles frutales,
propiedad de un terrateniente. En ese lugar estábamos
todos los grupos. Nuestro grupo, el del FRS era el
mayor. Fuimos el primer contingente guerrillero del
Movimiento Nueva Nicaragua (MNN) que después
formó el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Recibíamos preparación política, académica, militar.

42
Nos formábamos con escobas, palos, haciendo
ejercicios. Luego nos dieron unas pocas armas. Nos
asistía un joven campesino cubano, de raza negra,
con grado de capitán, que había sido de la columna
guerrillera del Che Guevara.”

“En esta etapa de entrenamiento conocí a Germán


Pomares Ordóñez, cuando todavía no lo llamaban El
Danto”, sobrenombre que posteriormente le pusieron
el coronel Santos López y Víctor Tirado López, en
el transcurso de la guerrilla de Bocay, en 1963, de
acuerdo a Ortega Saavedra.22

El Himno “Luchar y Vencer”(I)

“En esa quinta estábamos unidos los miembros del


FRS y del MNN y pasamos a ser MNN; en esta misma
quinta fue donde el FRS entregó el disco de vinilo con
la grabación del himno “Luchar y vencer”. En esta
misma fase conocí al compañero Francisco Jarquín
(Camilo), de quien soy vecino en Sutiaba y a quien
veo con alguna frecuencia en León.”

22
H. Ortega Saavedra. op., cit., 131

43
Unión MNN-FRS: dos momentos

Así que, la primera unión MNN-FRS ocurrió en


Cuba, en 1960. A mediados de 1962, en la montaña,
sucedió lo que podría llamarse la segunda fusión
MNN-FRS, es decir, el proceso de fusión MNN-
Frente de Liberación Nacional (FLN)-FRS. Esta
fracción del FRS, formada por sobrevivientes de la
columna “Ramón Raudales”, fue la reorganizada
por Edén Pastora y Harold Martínez apoyados por
el general del EDSNN Simeón González, su hijo
Remigio González, Luciano Vílchez, Jaime Alfaro, el
mexicano Doradoña y el baquiano Cipriano. Proceso
que comenzó con las conversaciones en Piedra Chata
(desembocadura del río Guineo, afluente del río
Patuca). Carlos Fonseca Amador, el coronel Santos
López y un tercero por el MNN-FLN iniciaron las
pláticas con Edén Pastora Gómez, Luciano Vílchez
y Doradoña, en representación del FRS para formar
lo que después se llamaría FSLN, según Ortega
Saavedra.22 El segundo acompañante de Fonseca
Amador fue Víctor Tirado López, de acuerdo a J. M.
Blandón, quien cita a Edén Pastora Gómez.23

Para esos días, Luis Fisher estaba preso en Managua.


Pastora Gómez ha señalado que el FRS asumió el
nombre de Sandino para su movimiento y retomó la
bandera roja y negra del EDSNN, fundado y dirigido
por Sandino, en tiempos en que hasta los coroneles
Santos López y Ramón Raudales dudaban retomar

23
H. Ortega Saavedra. op., cit., 127

44
la bandera roja y negra. Probablemente los coroneles
del EDSNN no querían atemorizar ni alejar a los
posibles colaboradores y resto de la población ya
que la campaña de desprestigio y desinformación
promovida por la dictadura somocista en contra
de todo símbolo sandinista, desde el asesinato de
Sandino y su Estado Mayor, había sido continua,
venenosa. Como se sabe, Fonseca Amador aceptó
incorporar el apellido de Sandino a las siglas del FLN
para formar, después de un proceso de discusiones y
contradicciones internas, el FSLN.24

Defensa de La Habana

“Ya se sentían los aires de una invasión yanqui.


El gobierno cubano advertía de la amenaza. Una
madrugada, se oyeron explosiones poderosas. Nos
levantamos todos. Nosotros no sabíamos nada.
Alguien nos explicó que los mercenarios estaban
atacando los aeropuertos cubanos. Por la tarde nos
enviaron a una base militar donde nos uniformaron y
armaron. Nuestra misión era formar parte del cordón
defensivo de La Habana. Ahí estuvimos durante toda
la invasión y pasamos mes y medio en esa misión.
Los mercenarios no aguantaron ni la arrancada. A lo
largo de dos o tres meses el plan de alerta se mantuvo,
a pesar de la victoria de las fuerzas armadas cubanas
y de que ya había una gran cantidad de mercenarios
presos.”

24
J. M. Blandón. op., cit., 509

45
El Escambray

“Nos sacaron del cordón defensivo de La Habana


y nos encomendaron la misión de incorporarnos
a la persecución de los contrarrevolucionarios
en las montañas de El Escambray. Teníamos que
buscarlos; capturamos a algunos; la derrota de la
invasión de Playa Girón los había desmoralizado.
Nos ordenaron subir hasta la cima de El Escambray
para luego venir arriando, de arriba hacia abajo,
a los contrarrevolucionarios. Pasamos tres meses
combatiendo a “los contras” cubanos en El Escambray,
zona que es fría por su altura. Hacíamos emboscadas
donde pasábamos dos o tres días esperando a los
contras.”

El Himno “Luchar y Vencer” (II)

“Cuando estábamos en Miramar, nos asistía un


muchacho cubano, blanco, pelo crespo, amarillento,
cuyo aspecto era de clase media, que probablemente
había sido del frente interno del Movimiento 26 de
Julio. Los grupos todavía no nos habíamos unido; pero
nos reuníamos a platicar. Alguien dijo, no recuerdo si
fue Modesto Duarte, que nosotros necesitábamos un
himno. Como Modesto era medio poeta, entonces
Bayardo Altamirano le dijo: vos que sos medio pueta
hacé la letra. Todos tomamos en serio el tema del
himno.”

46
“Esperamos la llegada del cubano que nos asistía y
visitaba dos o tres veces a la semana; ese joven cubano
llegaba en un carro Oldsmobile, colores rosado y
blanco. En ese carro nos sacaba a pasear y a comer
sandwichs en algunos kioscos. A él le planteamos
la idea del himno, le gustó; se llevó algunas estrofas
escritas por Modesto Duarte; dijo que platicaría con
gente que podía ayudar.”

“Un día, el cubano nos visitó, llevó una grabadora


con un cassette, y nos reunió para escuchar el primer
himno del FSLN; aquél titulado “Luchar y vencer” que
dice: “Luchar, luchar, luchar/es nuestro grito de guerra/
vencer, vencer, vencer/es nuestro ideal…” Años después,
Radio Sandino lo ponía en sus transmisiones
clandestinas. Esa es la historia del primer himno
del FSLN. El Movimiento o Frente Revolucionario
Sandino (FRS) tuvo la idea y el compañero cubano
le puso mucho dinamismo porque consiguió coro y
orquesta para grabarlo.”

“Cuando el FRS se unió al grupo del Movimiento


Nueva Nicaragua (MNN), donde estaban Carlos
Fonseca Amador, Tomás Borge Martínez, Silvio
Mayorga Delgado y Noel Guerrero, el FRS llevó
grabado el himno “Luchar y vencer” en un disco de
vinilo de 33 revoluciones por minuto, es decir, en un
long play. Dicho himno se convirtió en el primer himno
del Ejército Popular Sandinista (EPS). El segundo
himno del FSLN ya fue escrito y musicalizado por
Carlos Mejía Godoy en 1979.”

47
“De tal manera que, no es cierto que el himno “Luchar
y vencer” surgió de las guerrillas del valiente Julio
Alonso Leclaire y que después el FRS adoptó como
propio, como señala el general Ortega Saavedra.25 El
himno “Luchar y vencer” fue escrito, musicalizado y
grabado en Cuba cuando el MNN y el FRS se unieron
allá, en 1961.”

Alejandro Martínez Sáenz y Bayardo


Altamirano

“Bayardo Altamirano a veces hacía de nuestro jefe,


sustituyendo a Alejandro Martínez Sáenz, quien era
nuestro jefe en la montaña. Alejandro tuvo problemas
en Cuba porque violó algunas normas; no se podía
acumular armas, municiones o pertrechos para no
dar pretextos a la CIA. Alejandro era el único que
dormía sólo en un cuarto. El tenía un paracaídas con
la marca de la Unión Soviética. Cayó preso en Cuba.
Lo juzgaron y lo condenaron. Entonces, Bayardo
asumió la jefatura del grupo e hizo las negociaciones
con el grupo de Carlos Fonseca y Tomás Borge.”
Años después, las autoridades cubanas liberaron a
Alejandro Martínez considerándolo inocente, según
documentación presentada en “Entre Sandino y
Fonseca” por Jesús Miguel Blandón, quien además,
describe que Martínez Sáenz se integró al Frente Sur
del FSLN para la Ofensiva Final de 1979. 26

25
H. Ortega Saavedra. op., cit., 133
26
J. M. Blandón. op., cit., 507, 508, 510

48
Entrenamiento militar

“Iniciaron en serio las prácticas militares: con


disciplina, horario, táctica militar, tiro y triangulación
con morteros. A los dos meses, le pedíamos al capitán
cubano tener prácticas de tiro. En un camión militar
nos llevaron a un polígono. En el grupo habían
compañeros con alto nivel académico: Modesto
Duarte, era bachiller; Tomás Borge y Silvio Mayorga,
estudiantes de leyes. Ellos captaban las enseñanzas
teóricas para hacer los cálculos. Estuvimos una
semana disparando morteros de 82mm. Luego,
continuamos con el entrenamiento de armas de
infantería: Garand, Thompson, carabina M-1, fusiles
Fal, ametralladoras 30 y 50. Pasábamos al terreno;
nos arrastrábamos debajo de una alambrada de púas
mientras nos disparaba una ametralladora calibre
30mm.; llevábamos mochila y no podíamos dejar que
el cañón del fusil se llenara de lodo. Disparábamos a
los blancos.”

“Tomás Borge me llamaba El Gato porque con


frecuencia lo sorprendía o lo capturaba, durante
los entrenamientos, sin hacer mucho ruido (Tomás
siempre tuvo una gran facilidad de palabra, lo que
le permitía enamorar sin dificultad a las mujeres; y
con esa labia conquistaba mujeres muy hermosas).
Después, nos dividieron en grupos. Hacíamos
ejercicios en la madrugada, corríamos. Entre las
clases teóricas recibimos clases de clandestinaje (el
tiempo prudencial que puede pasarse en una casa
de seguridad, como viajar de un lugar a otro con
pasaporte falsificado, como trabajar en células de 3 a

49
5 personas, conservar la seguridad de la célula, como
resistir las torturas).”

En el clandestinaje, el tiempo de vida promedio del


guerrillero sandinista era de sólo seis meses.

Regreso clandestino a Nicaragua

“El regreso a Nicaragua se caracterizó por la


desaparición repentina de compañeros. De repente
no veíamos a alguien y nos preguntábamos entre
nosotros mismos. Después que desaparecieron los
primeros dos, nos convencimos de que nuestro
turno tenía que llegar. Carlos Fonseca Amador fue el
primero que desapareció.”

“Un día, me llegó el turno a mí; me dijo Noel Guerrero:


Fisher te quedás conmigo en la tarde. Ya había
desaparecido “Wiwilí”, que era muy amigo mío, yo
le preguntaba muchas cosas. Entonces, me llevaron
a una casa en La Habana, me sacaron a pasear. Al
día siguiente tenía que salir para Honduras con un
pasaporte de un estudiante universitario hondureño.
Pasé practicando la firma del estudiante durante 3
ó 4 días; sólo interrumpía la práctica para comer y
bañarme. Memoricé la edad, dirección y todos los
datos del estudiante. A los diez días de estar ahí, salí.”

“La ruta que me dieron los compañeros era: Cuba,


México, Honduras; el viaje era por avión; salí de Cuba
un poco después de la una de la tarde; iba de traje,
llevaba una valija, varios pantalones y una cobija en

50
la valija. Yo traía el libro de Gregorio Selser llamado
“Sandino, General de Hombres Libres”, envuelto en
una sábana. A partir de ese momento todo estaba bajo
mi responsabilidad. Llegué al aeropuerto de México
como a las cinco de la tarde, había mucha neblina.
Todos los aviones que aterrizaban ahí iban a una zona
común donde había por lo menos dos aviones; pero
el de Cubana de Aviación no iba a esa zona. Cuando
comenzamos a bajar en el andén ancho y de concreto
que te llevaba desde el avión hasta migración, nos
recibió una batería de fotógrafos gringos, que te
retrataban desde todos los ángulos mientras recorrías
el andén hasta que entrabas al edificio.”

“No podía demostrar nerviosismo, tenía que


demostrar una actitud normal. Estaba advertido de
que esos fotógrafos eran de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA). Mostré el pasaporte; abrieron la
valija; salió el libro de Selser; no podían cerrar la valija;
pregunté por el libro y me respondieron que lo tenía
que reclamar en una procuraduría; por supuesto que
no fui a reclamarlo. Pasé la prueba.”

“Mientras estaba en el salón de espera, caminaba para


que me vieran; de repente apareció una muchacha;
ella me dijo la contraseña y yo respondí; me preguntó
sobre el viaje y dijo que me guiaría; me llevó en un
carrito a un hotelito, me llevó a comer y me dijo que
no saliera del hotelito para nada, ni que abriera la
puerta, que no hablara con nadie porque era peligroso
por los ladrones. Dos días después, llegó una persona
a traerme; yo tenía que estar siempre listo. Me llevó al
aeropuerto con el boleto para Honduras. En la aduana

51
de Honduras logré pasar; ahí fue lo más crítico,
porque los mismos guardias que nos chequearon
cuando íbamos para Cuba estaban ahí otra vez. Nada
más que yo regresaba rasurado, sin bigotes.”

“En la sala de espera, del aeropuerto hondureño,


cuando yo estaba viendo una vitrina, apareció un
muchacho, al que le di la contraseña y me llevó en un
microbús a una casa de seguridad donde encontré a
“Wiwilí”y Tomás Borge; en esa casa estuvimos cinco
días.”

“Una tarde, Tomás Borge nos dijo que ingresaríamos


a Nicaragua en pareja, “Wiwilí” y yo; que nos iríamos
con un baquiano nicaragüense. Salimos en un jeep
Land Rover como a las 8 de la noche, viajamos a través
de un camino difícil, hasta que llegamos a las 12 de
la noche a la casa de un campesino, donde dormimos
dos horas. A las dos de la madrugada, iniciamos a
caminar hacia Nicaragua. Como a las cinco de la
mañana caminamos a través de una serranía con
muchos pinos. Al rato, el campesino nos dijo: aquí
estamos en Nicaragua. Sólo van a subir y bajar este
cerro, ¡pero qué cerro!; allá abajo, está una hacienda;
hablen con el señor de esa hacienda. Así fue, el señor
nos recibió, nos dio unas alforjas y un sombrero de
palma. Nos dijo: aquélla es la carretera vieja que va
para Ocotal; a 50 metros está la pavimentada; a las
seis pasa un microbús para Managua. Al ratito pasó
el microbús y nos montamos.”

52
Clandestino, miré a mi papá

“A las 7:30 – 8:00 a.m., pasamos por Estelí porque


en ese tiempo no había by-pass, desvío o carretera
de circunvalación; así que, pasamos por el centro de
la ciudad. Cuando pasamos por el parque central,
el microbús iba lento buscando pasajeros. “Wiwilí”
iba sentado adelante y yo atrás, con algunos asientos
de distancia. Yo ví a mi papá caminar en la acera del
Parque Central en el mismo sentido en que íbamos
nosotros. Yo no sabía cuánto quería a mi papá; me
di cuenta hasta ese momento; yo estuve a punto,
a un pelito de violar las medidas de seguridad del
clandestinaje; casi me bajo; quería bajarme del bus y
darle un abrazo a mi papá, sentirlo cerca de mí; pero
no lo hice; me bajé el sombrero para cubrirme la cara
y evitar que mi papá me viera cuando pasáramos
enfrente de él; y me fui con esa congoja durante
todo el viaje hasta llegar a Managua. Sólo recordaba
a mis hermanitas, a mi mamá. Se me chorrearon las
lágrimas. Lloré, claro que lloré, pero en silencio.”

“Llegamos a Managua y nos bajamos en la carretera


norte. Pagamos un taxi para ir por Campo Bruce por
donde era la tercera compañía de la Guardia Nacional;
yo me orientaba porque ya conocía Managua; era la
Managua antes del terremoto de 1972. “Wiwilí” no se
orientaba porque era campesino de verdad. Esa acera
de la tercera compañía era como la cárcel “La 21” o de
la Aviación en Managua. Fui a la casa esquinera que
me habían indicado, eran como las diez de la mañana,
toqué la puerta y quien me abrió fue, una señora que
después supe que era la mamá de Silvio Mayorga,

53
quien se parecía mucho a Silvio; me preguntó qué
desean, le dije que tenía que esperar a un compañero
y le di la contraseña (que era la mitad de un billete de
un córdoba). Nos dijo que pasáramos, nos atendió.
Ella fue a traer la contraseña, la otra mitad del billete.
Ahí estuvimos todo ese día.”

“La orden era que “Wiwilí” tenía que quedarse ahí y


que a mí me llegarían a traer en la tarde. Así fue. Como
a las cinco y media, se apareció Germán Gaitán, a
quien yo no conocía. Me preguntó si yo era Fisher. Vos
te venís conmigo. Me fui con Germán Gaitán. El iba
platicando con el conductor del taxi, que para mí era
un colaborador. Pasamos por el centro de Managua,
luego pasamos por Altagracia; ya como a las seis de la
tarde llegamos a una quinta. Se bajó Germán, habló
con la gente de la casa y me dijo que entrara. Ahí en
esa casa, que era de una familia apellido Baltodano,
encontré a Carlos Fonseca Amador con quien estuve
durante una semana compartiendo el mismo cuarto.
Carlos leía mucho; fumábamos los dos; cuando no
platicaba, Carlos estaba leyendo.”

Carlos Fonseca Amador

“¿Cómo era Carlos?...Desde que yo lo conocí en


Cuba, cuando ocurrió la unión y lo mirábamos varios
días a la semana por el trabajo que tenía que hacer,
entre otras cosas, conseguir logística, era de hablar
pausado. Nosotros cometíamos errores, discutíamos
y él nos aconsejaba. Cuando nos daban pase en la
noche y llegábamos muy tarde, nos anotaban esas

54
faltas. El leía las faltas y te llamaba. A mí me llamó
como tres veces. El no te insultaba. Con una mirada
te castigaba. Una mirada de Carlos decía mucho.
Cuando te quedaba viendo firmemente con sus ojos
azules, ese era el más fuerte llamado de atención. Era
miope, nunca le faltaban sus anteojos. Su hablar era
pausado. Siempre estaba hablando de la lucha, de la
moral, del comportamiento del revolucionario.”

“Una vez, Carlos Fonseca Amador dijo que a pesar


de todos los sacrificios que hacíamos y que haríamos
en el futuro, ningún revolucionario tenía excusa para
olvidarse de su familia, su mujer e hijos. Algunos
compañeros toman esa actitud, pero estar en la lucha
revolucionaria no es pretexto para no querer a sus
familiares, decía.”

Casa Colorada: primera escuela militar del


MNN

“En abril de 1962, Carlos Fonseca me dijo que yo


estaría en el clandestinaje y que trabajaría con él
directamente; que él sería mi responsable. Mi tarea
sería formar la primera escuela político-militar del
movimiento, del MNN, que posteriormente sería
el Frente Sandinista. Le dije que sí, que no había
problema y que estaba entrenado para eso. Nueve
días después, llegó a traerme Germán Gaitán, quien
me llevó a Casa Colorada, El Crucero, Managua,
sobre la carretera sur, a una casa abandonada de su
papá.”

55
“En esa casa no había luz. El agua la sacábamos de
un pozo. Una señora con dos chavalitos vivían ahí.
Gaitán me enseñó los diagramas de las armas; me
insistió mucho en que debía enseñar sobre el Garand.
Me dejó ahí y se fue. Al día siguiente, comencé a
arreglar todo.”

“Dos días después, llegó Germán con un muchacho, a


quien no debía preguntarle nombre ni nada; pasaron
entrenándose conmigo como 20 muchachos durante
dos días cada uno –entre ellos Oscar Benavides
Lanuza, que caería en combate en Nueva Guinea,
en mayo de 1979 junto a otros 129 guerrilleros-, ellos
fortalecerían la guerrilla de los ríos Patuca y Coco.
Les enseñé arme y desarme; a triangular; arrastre;
consejos para la montaña; explicaciones sobre cómo
operaba la G.N.”

“Pasaron los días. Pasó más de un mes. Una norma del


clandestinaje decía que no podíamos pasar más de un
mes en un mismo lugar; talvez un mes y una semana
más. Le dije preocupado a Gaitán: estamos violando
las normas de seguridad; mirá, a la izquierda, a 150
metros, tengo el cuartel de la Guardia Nacional; a
la derecha, tengo la mansión de Luis Somoza con
toda su seguridad y el Batallón Somoza. A Gaitán le
dije que yo necesitaba bajar para hablar con Carlos
Fonseca. Me autorizó para bajar y así fue. Le expliqué
a Carlos la situación, un día domingo. Carlos me dijo
que dentro de una semana conseguirían una casa
para pasarnos ahí porque estaríamos con mejores
condiciones. El martes a las siete de la noche llegó
la G.N., a la casa; llegaron los guardias cercanos. Yo

56
tenía un Garand, pero con sólo dos tiros; y tenía un
rifle Springfield; la pistola 45 sólo tenía dos balas para
el entrenamiento.”

Mi captura

“Ellos sospechaban porque miraban esa casa sola,


dijeron. A mí me capturan, me “enchachan”, es decir,
me esposan y me tienen ahí; llamaron a la Seguridad.
A las ocho de la noche llegó la Seguridad y me
aventaron a la parte posterior del jeep. Me llevaron
a la Loma de Tiscapa, la Presidencia de la República,
debajo de la cual estaban las oficinas de tortura de
la Seguridad. Gaitán es capturado posteriormente,
porque llegó a la casa, al igual que otro muchacho que
trabajaba con él. Miembros de la Oficina de Seguridad
Nacional (OSN), habían quedado emboscados en la
casa para capturar a más guerrilleros.” La captura
fue aproximadamente en junio de 1962.

Prisionero en La Loma de Tiscapa

“Estuve en las cárceles de la Loma de Tiscapa durante


25 días, sufriendo torturas, día y noche; luego, sólo
era de noche y de madrugada. Al inicio yo creía que
era el único preso en Nicaragua y el mundo; después
supe que otros compañeros habían sido capturados.
Ahí me torturaron Gonzalo Lacayo y uno que le
decían “El Coto”. Cuando te decían que ibas a la sala
de investigación, era en realidad la sala de tortura.”

57
“A mí me tenían en la zona de la planta eléctrica, donde
había una escalera debajo de la cual habían hecho la
cárcel llamada “La chiquita” que tenía el ancho de
una escalera. Arriba, tenían unos leones africanos y
una pantera negra; te obligaban a pasar pegadito a la
jaula, corriendo el riesgo de un arañazo.”

“El carcelero llegaba a la una de la mañana a sonarte


las llaves y se iba. Te hacían esperar para torturarte
sicológicamente. Te encapuchaban, te golpeaban en
el estómago, espalda y costillas. Te levantaban. Te
ponían un palo detrás de las rodillas y te sentaban en
cuclillas; cuando tenías 15 minutos de estar sentado
en esa forma, no aguantabas y te ibas para atrás y te
caías. Luego te levantaban a patadas. Mojaban el piso
con agua y te ponían descargas eléctricas con cables
pelados colocados en los testículos.”

“Te metían la cabeza en un tanque con agua salada


hasta casi ahogarte. Y el maltrato verbal, insultos,
vulgaridades, hijo de tal por cual, etc. No sé como
se me zafó la palabra compañero al responder: “yo no
conozco a ese compañero”…estábamos acostumbrados
a tratarnos de compañeros en los campamentos en
Cuba; entonces, un guardia dijo al oír la palabra
compañero: ¡eh!...es comunista, este es comunista,
dale más duro a este hijo de tal… que no quiere decir
nada.”

58
Prisionero en el Campo Marte

“A los 25 días me sacaron de ahí para enviarme al


Campo Marte. Ahí, la misión militar de los Estados
Unidos en Nicaragua, como parte de su lucha
anticomunista asesorando a la Guardia Nacional, en
ese tiempo, construyó una cárcel con ocho celdas en
fila con una puerta cada una. La primera puerta tenía
la ventanilla arriba, la segunda la tenía abajo, y así se
alternaban. Una sola tubería de aguas negras para las
ocho celdas. Todo era de puro concreto, arriba, abajo
y a los lados. Arriba, había una bujía empotrada, de
500 watts, encendida toda la noche y todo el día;
entonces sentías un calor sofocante y si te mojabas
era peor con el vapor. Para respirar sacabas la nariz
por la ventanilla de la puerta. Yo fui el primero que
llegué a esas celdas, las estrené.”

“Cinco días después, metieron a otro; llevaron


después a 6 ó 7 compañeros. Nunca platiqué con ellos,
no nos sacaban al sol. Se hablaban entre ellos. Para mí
eran extraños. A las cinco de la tarde, los guardias
taqueaban la tubería de las aguas negras para que se
inundaran todas las celdas con heces, orina, etc. Un
mes estuve en el Campo de Marte.”

Prisionero en La Aviación

“Una madrugada, nos montaron en un bus y nos


llevaron a La Aviación. Me metieron en la cárcel donde
habían estado, años atrás, Edwin Castro, Cornelio
Silva y Ausberto Narváez -asesinados, el 18 de mayo
de 1960, el día del 65 aniversario del nacimiento de

59
Sandino-, por estar vinculados a Rigoberto López
Pérez, el ajusticiador del dictador Anastasio Somoza
García, el 21 de septiembre de 1956.”

“El mismo sargentón nos llevó, nos dijo que


entráramos; que íbamos a estar mucho tiempo ahí;
que no intentáramos fugarnos porque el que intentaba
eso se moría; y para que creyéramos, nos mencionó
los nombres de los tres héroes y mártires; quisieron
hacer eso y miren donde están, dijo.”

“En La Aviación vi a Gaitán, a quien ya conocía.


También miré al joven Constantino Baltodano,
de la casa de seguridad de Carlos Fonseca. A los
demás, no los conocía. Ya en la celda de La Aviación
conocí a René Pérez Sandoval, Julio Corrales, Denis
Barquero y un joven farmacéutico de Masaya de
quien no recuerdo el nombre.” El Comandante de la
Revolución Tomás Borge Martínez lo describió así:
“El MNN realizó una primera escuela político-militar
en Casa Colorada, en abril de 1962. Al ser localizada
por el enemigo, fueron a la prisión de San Juan del
Norte Germán Gaitán, Julio Corrales, Luis Fisher,
Constantino Baltodano, Denis Barquero y René Pérez
Sandoval.” En julio de 1961, Carlos Fonseca fundó el
Movimiento Nueva Nicaragua (MNN), antecedente
fundamental del FSLN, señaló Borge Martínez.27

Tomás Borge Martínez. La paciente impaciencia.


27

Vanguardia. Managua. 4ta. ed., 1990. p. 172

60
Antecedente inmediato de lo que inicialmente se
conocerá como Frente de Liberación Nacional (FLN)
y que posteriormente pasará a ser conocido como
FSLN, según Ortega Saavedra.28

La descripción de Borge Martínez es citada por el


también Comandante de la Revolución, General
Humberto Ortega Saavedra, quien agrega lo siguiente:
“…Los miembros y colaboradores del MNN realizaron
jornadas agotadoras para transportar a los primeros
cuadros clandestinos que ingresaron a las ciudades
del Pacífico de Nicaragua, tanto desde Honduras
como de Costa Rica.” Y continúa Ortega Saavedra:
“…En las Sierras de Managua, en abril de 1962, se
monta la primera escuela de instrucción militar como
parte de los esfuerzos para la implementación de la
guerrilla del Patuca-Río Coco,…”29

“Sin embargo, debe aclararse que los capturados


en Casa Colorada no fuimos detenidos juntos o
simultáneamente, sino que uno por uno, en diferentes
momentos. El primero de los capturados fui yo, luego
Germán Gaitán; después los demás compañeros,
porque los agentes de la OSN los estaban esperando,
escondidos, en la casa realmente “colorada”, ubicada
en Casa Colorada.”

28
H. Ortega Saavedra. op., cit., 124, 125
29
Idem. 126

61
“Estuvimos presos en La Aviación durante un mes.
Estábamos aislados, sin ver a nadie. Las cárceles eran
seguidas. Nuestra cárcel era muy especial. Siempre
teníamos un posta, a diferencia de la cárcel de los
presos comunes; es que nosotros éramos comunistas,
guerrilleros.”

“Comíamos gallopinto y un banano en el almuerzo y


la cena; en la mañana, comíamos un pedazo de pan
y una taza de café. Nos hablábamos entre nosotros,
cuando el posta se alejaba, lo cual nos relajaba un
poco. La orden era que no podíamos hablarnos entre
nosotros.”

Confinados en San Juan del Norte

“A las tres de la mañana llegó el sargentón y nos


despertó; nos formó y nos dijo: ya ustedes están
juzgados y condenados; van confinados a San Juan
del Norte. Aunque en realidad, no habíamos sido
ni juzgados ni condenados por ningún tribunal de
justicia civil o militar. La condena era de siete años
de confinamiento.”

“Yo le agradezco al locutor deportivo Evelio Areas


Mendoza porque con su carro, un lanchón, se apare-
ció con tres madres de presos, entre ellas venía mi tía
Lupe. Por lo menos, la vi. Nos montaron en un bus,
nos dijeron que agacháramos la cabeza y la levanta-
mos hasta llegar a la carretera. Un pelotón de guar-
dias del Batallón Somoza, con un teniente de jefe nos
vigilaban, porque nosotros éramos peligrosísimos.”

62
“Los guardias iban con nosotros hasta San Juan del
Norte. Llegamos a Granada como a las seis de la
mañana. Era una carretera de macadán hasta cierto
punto. En el muelle del lago Cocibolca había una
lancha esperándonos. Al ratito, llegó el carro de
Evelio Areas Mendoza. Mi tía llevaba pinolillo, pan.
Comí pan y bebí pinolillo. Tenía mucho tiempo de no
tomar ningún tipo de fresco.”

“Nos fuimos en la lancha. Fuimos condenados a


confinamiento en San Juan del Norte por siete años;
pero estuvimos seis meses. Llegamos a El Castillo.
Los guardias nos dijeron que siempre andaban
bala en boca, que cuidado. Nos montaron en otro
lanchón. A un lado, nosotros; enfrente, al otro lado,
todos los guardias encañonándonos con los Garand.
Nos disparaban sobre la cabeza. ¡Vamos a ver qué
nervios tienen ustedes! dijo el teniente. Así fue todo
el viaje en ese lanchón de puro hierro, que navegaba
lentamente.”

“Un día después llegamos a San Juan del Norte


temprano, como a las tres de la tarde. El pueblo lo
formaban pocas casitas habitadas. En una de ellas
vivía un hermano del jugador de béisbol Mundo
Robert, quien era lanzador del equipo Cinco Estrellas
(novena patrocinada por la G.N., y cuyo nombre era
en honor de las cinco estrellas del grado militar de
general, es decir de Somoza). A los pocos habitantes
del lugar les habían dicho que nosotros éramos
violadores, asesinos, ladrones, los peores criminales.
Viviríamos en una casa de tambo de dos pisos, de las
casas antiguas, de las ruinas del viejo San Juan del

63
Norte, con el zinc del techo sarroso, tan deteriorado
que parecía pascón. Nos pusieron en fila.”

“El teniente puso a cuatro guardias en los puntos


cardinales y nos dijo: si ustedes dan un paso más allá
de donde está cada guardia, se mueren. Pasamos el
resto del día sin comer. Al día siguiente fuimos al
pueblito, pero todas las casas estaban cerradas; o nos
cerraban las puertas cuando nos miraban. Durante
quince días no nos dejaron salir de la casa en ruinas.”

“Un día, miramos a un pescador y nos acercamos a él,


que resultó ser el hermano de Mundo Robert, el cual
estaba dándole de comer carne de tortuga carey a los
perros y nos preguntó si habíamos comido. Nosotros
le preguntamos si esa carne la podíamos comer los
seres humanos. Nos dijo que sí; que ellos estaban
aburridos de comerla; y que a él sólo le interesaba
el carey. Nos regaló la carne, toda la tortuga. Así,
pasamos tres meses continuos comiendo carne de
tortuga.”

“A los tres meses, los guardias sintieron el rigor


de las condiciones porque ellos estaban sufriendo,
a su manera, el confinamiento: no miraban a sus
familiares, no se escribían, se terminaba la provisión,
no sabían cuándo los relevarían, no salían de pase,
etc. Todo eso hizo que la tropa empezara a ablandarse
con nosotros.”

“Decía el teniente: cada quien tiene sus ideas. Y nos


preguntaban los guardias: ¿y es cierto que ustedes
son asesinos, violadores?...No, no es cierto, les

64
respondíamos, y les explicábamos las razones por
las cuales nos habían capturado. Se desarrolló una
camaradería con la tropa de guardias; íbamos a
bañarnos juntos al mar; los guardias hasta dejaban
los fusiles en la arena sin nadie que los cuidara.”

“En San Juan del Norte me encontré a una señora que


había trabajado para mis tías en Bonanza, cuando era
joven, y al oír el apellido Fisher se acercó y platicamos;
ella vivía con el guardia encargado del telégrafo del
lugar y me regalaba pescado para llevarle a mis
compañeros. Ya la gente nos abría las puertas, nos
daba una tacita de café o carne de tortuga cocinada
por una mujer.”

Amnistía: fin del confinamiento

“Se dieron elecciones y el candidato de Somoza


era René Schick Gutiérrrez, abogado y alcohólico
anónimo; que en su campaña electoral prometió
una amnistía para los presos políticos. Schick ganó
y cumplió su palabra. Eso nos benefició a nosotros
los confinados y a los guardias mismos. Estábamos
en el confín del mundo, sin ley, ni nada. Pasamos
dos meses más allá, a pesar de que ya habían dado la
orden de regresarnos, según nos dijeron los mismos
guardias. Estos pasaban enojados e insultando a los
coroneles que no se preocupaban por ellos porque
sólo pasaban en los casinos militares. En el viaje
de regreso por el lago Cocibolca, los fusiles de los
guardias venían amontonados. Ya no nos apuntaban,
ni nos disparaban, ni traían bala en boca.”

65
“A la mitad del recorrido del río San Juan encontramos
otra lancha donde iba mi mamá y mi hermana Evelyn
con familiares de otros compañeros. Se detuvieron
las dos lanchas. Nos encontramos. Iban preocupadas
porque no sabían si nos habían matado después de
dos meses del decreto de amnistía política. Todo era
alegría, comimos, batimos pinol y compartimos con
los guardias. Llegamos a San Carlos donde estuvimos
otro día más. Salimos para Granada en una lancha
que traía ganado. Llegamos a Granada.”

“Los guardias decían que se tomarían sus cervecitas


bien frías en el Casino Militar (pero en el de clases y
soldados, no en el de la alta oficialidad). Y de ahí nos
llevaron otra vez a Campo Marte en Managua. Los
guardias se despidieron de nosotros. El teniente nos
dijo: hablé con el oficial de día y parece que a ustedes
no los van a soltar tan fácil; nosotros ya nos vamos;
lo sentimos mucho; es una lástima porque sabemos
cuánto han sufrido. Pero ya los familiares estaban
con nosotros.”

“Llegaron reporteros, periodistas de La Prensa. Al


siguiente día en la tarde, nos sacaron; pero primero,
otros guardias nos sentenciaron: por esta vez, se
salvaron; en la segunda, no salen vivos. Me fui
con mi mamá, María Lidia, y Evelyn a Estelí al día
siguiente. En Estelí estuve recuperándome porque
había comido muy mal en San Juan del Norte y había
muchas plagas en ese lugar.”

66
Oscar Benavides Lanuza: contacto en Estelí

“Un día salí a dar una vuelta en Estelí y me encontré


en el parque central a Oscar Benavides Lanuza, uno
de los que yo había entrenado en la primera escuela
político-militar del FSLN, situada en Casa Colorada,
El Crucero, Managua. Me dijo que él tenía un contacto
para apoyar a la guerrilla en la montaña, dentro de
una semana, para dirigirnos a Matagalpa. Yo sabía que
esa era la columna a la que yo pertenecía, desde que
estaba en Cuba, y que venía entrando por Jinotega.
El me preguntó si quería participar y le respondí que
estaba dispuesto.”

En el cerro Kilambé: Raití-Bocay 1963

“Una mañana salí con el compañero Oscar Benavides


Lanuza y fuimos a Matagalpa, en la casa de seguridad
había ocho jóvenes; el dueño de la casa era un
zapatero colaborador. A la tercera noche, nos llevaron
montaña adentro. Llegamos hasta el cerro Kilambé;
viajamos en un jeep largo, de doble transmisión, hasta
cierto punto. Pasamos todo un día enmontañados.
Continuamos en las faldas del Kilambé; subimos
durante dos horas para ubicarnos. El muchacho
líder, apellido Navarro, pelo liso, bajo, tenía mucha
conciencia revolucionaria. Llevábamos provisión y
esperamos 20 días en el Kilambé a los compañeros
de la columna. Eramos 11 jóvenes, la comida se había
agotado dos días antes, el invierno era intenso, llovía
mucho y hacía mucho frío. Navarro tuvo que ir a
Matagalpa.”

67
“Esperamos. A los 10 días, Navarro regresó desde
Matagalpa y nos dijo la verdad: la guardia detectó a
los compañeros y les causó muchas bajas; tendremos
que salir poco a poco para que ustedes estén listos para
un siguiente llamado. Salimos de cuatro en cuatro; yo
me quedé de último. Me fui a Managua desde donde
hablé a mi casa en Estelí. Eso correspondió al fracaso
del movimiento guerrillero en Raití-Bocay en 1963,
donde murió Faustino Ruiz, “El Cuje”, que era un
gran amigo mío. Ellos no pudieron llegar hasta el
Kilambé a traernos a nosotros.”

“Yo siempre estuve dispuesto a engrosar las filas


guerrilleras. Ya tenía mucha conciencia revolucionaria.
No era sólo el odio contra la dictadura como cuando
me incorporé al Movimiento Revolucionario Sandino.
Ya tenía conciencia de clase, de obrero, tenía un norte
bien definido para luchar.”

“Conocí el quetzal en el cerro Kilambé; ahí vi volar


a varios quetzales, verdes; en esa época se miraba
el quetzal ahí; el quetzal es de tierra helada, fría; en
ese tiempo en el Kilambé se formaba una neblina
impenetrable, todo se mantenía húmedo. En el
Kilambé también oí cantar al jilguero, que es un
pájaro chiquito, que se para en la punta del árbol más
alto y comienza a cantar con su tremendo trinar; está
tan alto y es tan pequeño que vos no lo ves, sólo oís
su canto.”

68
Agente OSN intentó asesinarme

“Regresé a Estelí, donde mi papá era el jefe de la


planta eléctrica y el sistema eléctrico de la ciudad.
El me consiguió trabajo como operador. A los tres
meses, salí con un amigo, hermano del dueño de la
planta eléctrica de Estelí, a beber cervezas. En el bar,
un informante u oreja de la G.N., que yo conocía y
que era un tipo flaquito, se dirigió a la mesa donde
yo estaba, pero no de frente sino a mi espalda,
golpeándome la cara con su pistola 45. Yo quedé
aturdido por el golpe; me fracturó un diente, me
aflojó otro; yo sangraba del rostro, me disparó 3 ó 4
veces sin pegarme ninguno, pero hirió gravemente a
mi amigo, quien se levantó de la mesa, caminó como
veinte pasos, salió por la puerta y cayó al suelo.”

“Luego, todo el alboroto: un muerto, un muerto. La


gente me lavó la cara. Se cerró el bar. La dueña de
la casa le dijo a una muchacha que me sacaran por
lo ribera del río Estelí. Uno de los disparos pegó
cerca del dedo gordo de mi pie derecho y la onda
expansiva me provocó hinchazón y dolor por varios
días. El soplón de la G.N., quería matarme a mí; pero
no tuvo el valor, salió huyendo.”

“La gente me conocía. No querían pasarme por el


centro del pueblo porque yo vivía en dirección de la
carretera a Ocotal. Y ellos asumiendo el riesgo, me
llevaron por la ribera del río. Hasta que llegué a la
casa de mi papá a quien le platiqué lo sucedido; ahí
estuve encerrado y esperé que la guardia llegara;
pero talvez como había un muerto de por medio, no

69
llegaron. Días después, Ulises González Hernández,
odontólogo, me trató el diente fracturado (el incisivo
derecho), pero a escondidas por el peligro. El doctor
González Hernández había sido compañero mío en la
escuela primaria; él llegaría a ser alcalde y diputado
del FSLN en la década de los noventa.”

Hacia León

“Cuando mi papá estuvo trabajando en Mina La


India, antes de casarse con mi mamá María Lidia,
tuvo una relación amorosa con una muchacha muy
hermosa, hermana de Antonio “Toño” Alvarado. Esa
muchacha le pidió a mi papá que le enseñara algo a
su hermano, Toño.”

“Mi papá entonces, le enseñó a su cuñado Toño, el


oficio de electricista. Toño inició como ayudante de mi
papá; pero él continuó aprendiendo más, se superó.
Por eso es que Toño Alvarado le agradecía mucho a
mi papá; decía que le agradecía como un hijo. Toño
Alvarado después llegó a ser un gran electricista,
tuvo su taller de embobinado de motores, durante la
década de los años 70, en el centro histórico de León,
en la Calle Real, frente al costado sur de la iglesia San
Francisco, cuando los campos fértiles leoneses eran
algodonales para la exportación. Cuando Toño se fue
a El Salvador, después del triunfo de la Revolución
Sandinista, se fue donde su hermana que vivía allá.
Al final, mi papá se enamoró de María Lidia y se casó
con ella. Mi papá me mandó a traer para vivir con
ellos en Mina El Limón.”

70
“Después que el oreja intentó asesinarme en Estelí,
me fui a León; llevaba una carta de recomendación del
dueño de la planta eléctrica de Estelí y la dirección de
Toño Alvarado. Fui donde Toño quien me recibió muy
bien, expresando agradecimiento a mi papá y me dijo
que su casa era mi casa. Me sugirió que descansara
algunos días, que no trabajara. Yo necesitaba hacer
algo para distraerme y dejar de pensar en mi situación
política. Quería estar en un lugar más seguro, por
eso escogí León; deseaba preservar mi vida porque
yo tenía la idea de continuar en la lucha dentro del
Frente Sandinista.”

Trabajando en León

“Tres días después, un jueves, fui a la empresa eléctrica


de León, Celsa, con mi carta de recomendación. Me
recibió un ingeniero, le entregué la carta y le expliqué
en qué me podía desempeñar. Me aceptó, me dijo
que regresara el lunes siguiente para comenzar la
semana. No había un área de trabajo definida; un
día podías trabajar en la colocación de medidores o
traslado de los mismos y otro día, en construcción y
línea. Como a los dos meses, me pasaron al área de
traslado de medidores o instalación de medidores
nuevos.”

71
Miriam Esperanza Chavarría, mis hijos: mi
familia.

“Un día, hice el traslado del medidor de la casa donde


vivía Miriam Esperanza Chavarría, que después sería
mi compañera y esposa. Ella se trasladó, dentro del
mismo barrio San Luis que limita con San Felipe, a
dos cuadras de distancia. Ella vivía en el barrio San
Luis y yo me llamaba Luis; pura coincidencia. En
esa ocasión, hice el traslado y me quedé platicando
un rato con ella, quizá una media hora; la camioneta
pasó por mí al poco tiempo y me fui.”

“Tres meses después hice otro traslado de medidor


de Miriam E. Chavarría; siempre dentro del mismo
barrio, pero más cerca de San Felipe. En tres meses se
cambió de casa dos veces. Yo trasladaba el medidor,
valoraba la instalación eléctrica, probaba la corriente
eléctrica, instalaba el medidor en su nuevo sitio y me
aseguraba de que las luces de la casa encendieran.
Hice mi trabajo y esperé que la camioneta pasara
trayéndome. La camioneta se dilató, se tardó
bastante. Ya éramos conocidos, habíamos platicado.
Ella me ofreció una silla y empezamos a platicar otra
vez. Ella me dijo que tenía hijos, pero que no tenía
marido. Estaban ahí Harold (de 6 ó 7 años) y Yader
(de 4 ó 5 años). Entonces yo la enamoré. Ella fue a
traer fresco de naranja, muy sabroso, y me regaló.
Yo seguí esperando la camioneta, aunque yo quería
que se atrasara más tiempo. Quedamos en que la
visitaría el fin de semana. Ella me aceptó. Llegué el
fin de semana siguiente. Era el año 1964.”

72
“El siguiente traslado de casa lo asumí yo; ese traslado
fue a Sutiaba, yo hice el traslado, yo lo pagué; ella
iba embarazada. Nos trasladamos de la gasolinera
Texaco Guido, 20 varas al sur, a mano izquierda,
yendo al sur. Era una casa de dos habitaciones. Ahí
fue donde nació mi hijo Luis. La dueña era una
señora de apellido Centeno. Viviendo en esa casa, un
día me llegó a buscar Edén Pastora, como en 1964, y
me dejó razón con Miriam: que me quería ver, que
no bebiera guaro, que la lucha venía; se despidió de
ella y siguió adentrándose en Sutiaba. Vivimos ahí
hasta que nació Luis; la casa resultaba pequeña. Yo
continuaba trabajando en Celsa. Nos trasladamos
al barrio El Coyolar. Ella buscó la casa, tenía mucha
habilidad para buscar casa. Vivimos entonces de la
esquina donde actualmente es la oficina de Western
Union, tres y media cuadras hacia al este (arriba),
a mano izquierda. En esa otra casa nació mi hijo
Malcolm. En el punto donde vivíamos, hasta ahí
llegaba la calle en esa época, era la ronda de la calle y
después seguían patios, solares.”

El afiche de Sandino

“Luego nos trasladamos, siempre en El Coyolar, una


cuadra y media hacia al oeste (abajo), a mano derecha,
frente a la quinta Dunia. Esta era una mejor casa, en
una mejor posición. Ahí nació mi hijo Vladimir. En
esta casa, yo pegaba en la pared de la cocina el afiche
de Sandino; afiche que publicaba cada año, cada 21
de febrero, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en La
Prensa; ese día, la foto de Sandino ocupaba toda una

73
página entera y Pedro Joaquín escribía un editorial.
Esa vez, yo recorté la página30 y le dije a Miriam:
este retrato es peligroso, pero lo vamos a poner al
fondo, en la cocina. Yo me acuerdo cuando le dije
a Harold quién era el hombre del retrato; le dije que
era Augusto César Sandino, el General de Hombres
Libres; que a ese hombre por haber luchado contra los
yanquis, Anastasio Somoza García lo asesinó y que
por él, el FSLN llevaba su nombre. Y clavé el retrato
que estuvo varios años ahí.31 Con el paso del tiempo
el retrato se puso pálido, le afectaba el humo de la
cocina. Pero el retrato de Sandino siguió pegado en la
pared. Nos fuimos de esa casa y yo lo dejé pegado en
el mismo lugar.”

Sócrates Flores

“Yo después le expliqué a Miriam cosas de la historia


de Nicaragua. Miriam fue tomando conciencia.
Claro, al hablar de política hablábamos bajito para
que no oyeran los vecinos. En esos días yo estaba
desconectado de la organización del FSLN. Miriam
tenía un radio pequeño con el que oía frecuentemente
Radio Circuito, situada en la esquina opuesta a la
esquina norte de la Universidad de León.”

30
Lenin Fisher. Sandino. Antisistémico.
Universitaria. 2006: 202
31
Idem.

74
“Un día anunciaron a Sócrates Flores, en un programa
de noticias y música transmitido entre 11 a.m., y 12
meridiano. Entonces, yo le dije a Miriam que ese
compañero había estado conmigo en Cuba. Sócrates
nos daba clases, era el encargado de la formación
académica. Sócrates llegó a Cuba como delegado
estudiantil y estuvo con nuestro grupo durante dos
meses.”

“Fui a buscar a Sócrates Flores al día siguiente.


Solicité una entrevista con él; llegué un poco antes de
las 12 del día. Esperé porque él estaba en la cabina de
transmisión. Sócrates se acordó de mí; yo le recordé
que en Cuba nos daba clases; me preguntó si vivía
en León y le dije que sí. Le expliqué que estaba
desorientado, desconectado del FSLN y que quería
restablecer los contactos.”

“Le conté que había estado preso, que fui sometido


a torturas, que me habían confinado y que intenté
incorporarme a la guerrilla en el cerro Kilambé. El
me dijo que sí tenía contactos, pero que desde hacía
un tiempo no tenía conversaciones con nadie. Dijo
que me avisaría y le di mi dirección.”

“Yo continué trabajando. A los dos meses, cuando


llegué a almorzar a la casa, me dijo Miriam que
Sócrates Flores me había llegado a buscar. El quería
que llegara a la radio a las 6 de la tarde. Sócrates
estudiaba Medicina y era líder estudiantil. Yo fui
esa tarde. Sócrates se había recontactado con los
compañeros. Me dijo que me cuidara porque venía
trabajo que hacer y que de un momento a otro me

75
podían llamar para cumplir alguna tarea. Seguí
trabajando. Acordamos que nos veríamos cada dos
semanas, ocasiones en que platicábamos de política.”

“Después de un año de contactarme con Sócrates,


un día me dijo que había un compañero que deseaba
verme; me dijo que lo buscara por la iglesia de El
Laborío, a las 7 de la noche. Esperá ahí, él te va a
reconocer. En ese tiempo no había alumbrado público
en ese lugar. Nos encontramos, nos sentamos en la
grama de la plaza. Ese compañero sabía mi nombre,
pero yo no sabía su nombre ni su pseudónimo. Me
dijo que el Frente se estaba fortaleciendo, que se
estaban organizando movimientos guerrilleros, que
él sabía que yo había sido bien entrenado en Cuba
y que me mantuviera dispuesto. Sólo esa vez vi a
ese compañero en persona. Creo que ese compañero
era José Benito Escobar porque cuando triunfó la
Revolución en 1979 empecé a ver las fotos de él.”

“Recuerdo que en 1967, Sócrates me comentó


cuando se tenía el plan de organizar un movimiento
guerrillero en la montaña; después supe que se trataba
de la acción militar de Pancasán, en las montañas de
Matagalpa. Sócrates, quien era Jefe del Frente Interno
en León, estuvo apoyando la organización de dicha
guerrilla, como efectivamente lo describe Chuno
Blandón.32 Sócrates me preguntó si yo estaba dispuesto
a irme; le dije que sí, pero le aclaré mi situación de
padre de familia de varios niños y sostén económico

32
J. M. Blandón. op., cit.

76
único. Yo nunca he pensado en abandonar la lucha,
le dije. A Sócrates le pedí que planteara a los cuadros
superiores del FSLN que me sacaran a Cuba con toda
mi familia para no tener obstáculos en Nicaragua. Yo
lo solicité así porque si yo caía, yo sabía que mis hijos
tendrían asegurada educación y salud. Sócrates me
respondió que haría mi planteamiento.”

“Mientras tanto, yo inicié el convencimiento de mi


esposa sobre esa posibilidad: viajar toda la familia a
Cuba, poco a poco, por la vía clandestina, para vivir
allá. A lo largo de ocho meses yo traté de convencer
a Miriam para irnos a Cuba, hasta que un día me dijo
que estaba dispuesta a viajar a la isla.”

“Le expliqué que conseguir el viaje a Cuba era difícil


para los compañeros del Frente, que viajar a Cuba era
casi un delito y que no sería tan fácil como agarrar
un boleto para montarnos en el primer avión que
saliera. Además, el que viajaba a Cuba era calificado
de comunista. Ella estaba acostumbrada a oír sólo
las mentiras que aquí decían de Cuba; pero yo le
explicaba la verdad. Hasta me compró un radio más
grande para poder escuchar Radio Habana Cuba,
ambos, por la noche. Pues, Miriam estaba preparada
para ir a Cuba y me dijo que ella no quería que en
el futuro yo dijera que por ella no había continuado
participando en la lucha.”

77
El antisomocismo de Miriam

“A mi esposa Miriam yo le explicaba qué era el


FSLN, en qué consistía la dictadura somocista. Ella
tenía un sentimiento antisomocista porque después
que Rigoberto López Pérez ajustició a Tacho Somoza
García, el 21 de septiembre de 1956, en la Casa del
Obrero de la ciudad de León, la guardia echó preso
a dos familiares suyos: el tío, Alfonso “Ponchín”
Chavarría, y el papá, Herminio Larios.”

De acuerdo a una charla de Tomás Borge Martínez,


en la Facultad de Derecho de la U.N.A.N.-León,
impartida en el año 2005, Herminio Larios fue de
los tres reos más torturados por la G.N., en León, en
1956, después del ajusticiamiento del tirano. Chuno
Blandón incluyó dentro de la lista de colaboradores
de Rigoberto López Pérez a Herminio Larios,33 quien
era un fabricante y comerciante de ladrillos, y uno
de los antisomocistas leoneses connotados. Herminio
Larios Silva y Mercedes Chavarría Padilla fueron los
padres de Miriam Esperanza Chavarría.

Asimismo, Torres Lazo menciona varias veces y en


diferentes páginas a Herminio Larios Silva, quien
colaboró con Edwin Castro Rodríguez, endosándole
un cheque de 200 córdobas; aunque Castro no le contó
a Larios que López Pérez ya estaba en León para una
sola cosa: ajusticiar a Somoza García.34

J. M. Blandón. op., cit.


33

Agustín Torres Lazo. La saga de los Somoza.


34

Historia de un magnicidio. Hispamer. 2da. ed., 2002: 385

78
“Miriam era la única que le llevaba comida a su tío
“Ponchín” preso; y miraba todas las injusticias que
los guardias hacían a los presos. A veces, la devolvían
con la comida. Miriam lo único que necesitó fue una
explicación política para entender el régimen de
entonces porque el antisomocismo ya lo tenía.”

“Luego vivimos en el barrio San Juan, enfrente del


cine Nica, mientras yo trabajaba en Celnicsa. De esa
casa salió Miriam cuando nació mi hijo Lenín en 1969;
el único hijo nacido bajo la cobertura de la seguridad
social, en el Hospital del Instituto de Seguridad
Social, que 10 años después, con la Revolución, se
llamaría Hospital Escuela “Dr. Oscar Danilo Rosales
Argüello”, en honor a uno de los héroes de la guerrilla
de Pancasán.”

“Cuando mi papá se fue a trabajar a la mina de Bo-


nanza, yo era subcontratista y pagaba mi cuota de se-
guridad social como empleador y empleado. Yo fui
de los primeros trabajadores que pagaron seguridad
social; en ese tiempo hasta miedo tenían los trabaja-
dores de pagar su cuota mensual porque pensaban
que les robarían el dinero, que era dinero perdido.
Después que nació mi hijo Lenín, nos cambiamos de
casa, otra vez. Nos pasamos a vivir en el barrio El Sa-
grario, un vecindario más céntrico, a cuadra y media
hacia el este (hacia arriba; a mano izquierda), de la
entrada principal del Hospital del Seguro Social, en
la calle donde está la panadería “El León Dorado”.
En esa misma casa fue donde Miriam, cuatro años y
medio después, murió de un infarto cardíaco, al estar
dormida, en la madrugada del 10 de agosto de 1973.”

79
“Miriam tenía una inteligencia natural, era muy
sagaz, tenía mucha capacidad. Una tarde al regresar
del trabajo me dijo que haría las gestiones para que
nuestro penúltimo hijo, Vladimir, fuera cubierto por
la seguridad social. El menor, Lenín, estaba totalmente
cubierto de acuerdo a la ley; pero ella se preocupó por
el penúltimo y lo logró. Ella era muy inteligente y
usaba su inteligencia para cosas buenas. Después de
su muerte, nos trasladamos a vivir al barrio San Juan,
de la esquina de las fajas William, media cuadra al
norte, a mano derecha. Alquilé una casa de la familia
Ayestas. Tuvimos que salir de la casa donde Miriam
murió por razones sentimentales y psicológicas que
podían afectar a todos mis hijos.”

La muerte de Miriam

“Cuando Miriam falleció, a los 36 años, yo trabajaba


con Celnicsa en La Paz Centro, en Momotombo, en
el montaje de unos transformadores de pozos; yo
venía a dormir a la casa en León, día de por medio.
Ponchín me llevó el mensaje hasta La Paz Centro el
mismo 10 de agosto; ese día yo tenía que viajar a León
para dormir allá. Me dio la mala noticia claramente.
Yo no creía la mala noticia que Ponchín me había
dado porque hacía menos de 40 horas que yo la
había dejado, viva, con vida, alegre. Delegué en el
trabajador más capacitado, pedí que alguien avisara
a los jefes en la oficina y salí para León.”

80
“Ponchín me dijo que Miriam había estado en su
casa hasta las diez de la noche; estuvimos chileando,
bromeando, alegres; ella le dio una Coca-Cola a cada
uno de sus hijos, de sus muchachos, porque andaban
con sed y se fue tranquila para su casa.”

“Como Ponchín era su tío que la quería mucho, su


esposa, doña Coco, tenía buena amistad con Miriam,
y además éramos vecinos, por lo que se visitaban
con alguna frecuencia. Ella me platicaba esas cosas.
Entonces ella se iba con sus seis hijos varones
(Harold, Yader, Luis, Malcolm, Vladimir y Lenin),
a la casa de su tío Ponchín –que quedaba a casi dos
cuadras de distancia, en la calle frente al costado este
del hospital-, en la noche, a platicar.”

“Yo creí hasta que la miré a ella fallecida, tendida. A


mí se me unió el cielo y la tierra en aquel momento.
No sabía qué hacer, no sabía qué pensar ni cómo
actuar. Nada. Fue un golpe duro. Yo tenía 36 años y
seis hijos a mi cargo, sin madre. A la vela durante
la noche llegó una cuadrilla de trabajadores con los
jefes a acompañarme. Eso me dio un poco de fuerzas.
Miriam era una mujer muy especial. Era dedicada
a sus hijos, a sus labores como ama de casa. Tenía
buenos deseos para sus hijos, como toda madre, para
que fueran algo en la vida. Después de la muerte
de Miriam, la compañía Celnicsa me autorizó dos
meses de vacaciones con goce de sueldo para que yo
me estabilizara y que mis hijos pasaran una fase de
transición junto conmigo.”

81
“Ya viviendo en el barrio San Juan tuve que trabajar
en el proyecto de electrificación de Jalapa, Nueva
Segovia. Tenía que dejar a mis hijos solos durante
un mes para poder trabajar. Cada fin de mes yo
miraba a mis hijos. Esos días fueron tristes. En 1976,
Celnicsa me planteó un proyecto de electrificación
en Matagalpa, donde laboré durante un año como
segundo responsable.”

Dinamita

“En el medio donde me desenvolvía, con los


trabajadores, yo siempre traté de formar conciencia
en los trabajadores, tomando todas las medidas de
seguridad. Luego, en 1977, me enviaron a La Gateada,
Chontales, donde también era el segundo al mando.
En el proyecto de La Gateada, había un supervisor
de una compañía española, de apellido Calero,
con el cual trabajábamos juntos en determinadas
condiciones. Hicimos una buena amistad y el tema
de la política siempre salía a relucir.”

“Nosotros muchas veces usábamos dinamita y un


compresor para hacer las excavaciones; era un trabajo
que no se podía hacer con barras de hierro. El capataz
Paulino Castilla, llamado “El Guapote”, llevaba el
compresor, a quien le preguntaba cuánta dinamita
necesitaba para después pedirle al ingeniero (que
había sido comunicador de línea de la Guardia
Nacional). Se tenía que presentar un programa
detallado del uso de la dinamita (ya el ambiente
político del país era casi insurreccional) para que un

82
guardia estuviera presente hasta el momento en que
se hacía explotar la dinamita.”

“Un día estaba Calero supervisando mientras se


intentaba hacer explotar una carga de dinamita. Pero
Calero estaba muy nervioso y fumando demasiado.
Le pregunté por qué se miraba nervioso y fumando
mucho. Entonces me respondió que le tenía
preocupado el guardia que no se separaba del sitio.
Pero ese es su trabajo, espiarnos, le dije. Sí hombre,
me dijo Calero, es que vos no sabés, cuando estemos
más separados del guardia te voy a explicar. Para
empezar, le señalé, yo soy sandinista, simpatizo con
la lucha del Frente. ¿De verdad? me preguntó. Luego,
en su jeep me explicó que necesitaban llevar dinamita
con sus fulminantes eléctricos para usarla en la
insurrección. El me aseguró que la preparación de
los explosivos se haría en otro lugar. ¿Desde cuándo
están haciendo esto? le pregunté. Es la primera vez,
me replicó.”

“Por esa razón es que Calero estaba muy preocupado


con la presencia del guardia. Le dije que no se
preocupara que desde ese momento íbamos a trabajar
los tres. ¿Pero cómo vamos a sacar la dinamita?
preguntó Calero. Cuando yo salga, las veces que yo
salga, yo me la llevo, le aseguré yo. El destino de la
dinamita era Masaya. Posteriormente, planificamos
con Paulino. A éste le dije que al terreno más frágil
le tenía que poner sólo la mitad de dinamita. Así, en
cada tirada economizábamos una candela.”

83
“En cada viaje, Calero se llevaba en su jeep Toyota,
color blanco, por lo menos 12 candelas de dinamita,
cada 20 días. Hizo como cuatro viajes y esa dinamita
sirvió para hacer bombas de contacto en Monimbó,
Masaya. Después, sucedió el ataque guerrillero a San
Carlos, Río San Juan, en octubre de 1977. La situación
se puso muy delicada.”

“Mataron a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el


10 de enero de 1978; el Comando “Rigoberto López
Pérez” del FSLN, encabezado por Edén Pastora
Gómez, asaltó y tomó el Palacio Nacional, el 22 de
agosto del mismo año; luego, estalló la Insurrección
de Septiembre de 1978. En León estaba crítica la
situación y por eso yo me llevé a mis hijos a La Gateada,
Chontales, lugar donde estaba el plantel, yo estaba
trabajando y había menos peligro. Pedí permiso al
jefe y éste comprendió mi caso. El plantel de Celnicsa
le daba pujanza económica a La Gateada, a pesar de
que era un pueblo de ganaderos y agricultores.”

Pintas del FSLN en el plantel

“El plantel de Celnicsa estaba a un kilómetro antes de


llegar a La Gateada. Una mañana, después de estar
durante una semana con mis hijos en La Gateada, me
mostraron que habían aparecido pintas de las siglas
del FSLN en las garruchas o cubiertas de los grandes
rollos de cables del plantel.”

84
“Y cada día aparecían más pintas. El jefe me llamó
la atención y me dijo: mirá Fisher, esos tus chavalos
me van a comprometer a mí; mirá, mirá como me
tienen todo el plantel con pintas. Sólo así llegaron
las pintas del FSLN a ese lugar, al plantel. Mis hijos,
unos niños, las llevaron. Los trabajadores miraban
las pintas porque en el plantel se reunían todos los
trabajadores. Antes de eso no hubo pintas porque el
somocismo controlaba toda esa zona.”

Huelga en Celnicsa. El poeta celador

“Después ocurrió una huelga de los trabajadores del


plantel de Celnicsa en La Gateada, en la que mi hijo
menor, Lenín, fue correo de los trabajadores y junto
con Amado Caballero, llamado el poeta celador, se
fue caminando hasta el propio pueblo de La Gateada,
para poner telegramas a las radios y periódicos sobre
la huelga.”

“Amado Caballero le dictó el contenido del


telegrama a mi hijo Lenín para que este se lo leyera al
telegrafista. Amado Caballero no sabía leer ni escribir
y le dictaba poemas a Lenín para que mi hijo los
escribiera. Mi hijo, con el primer semestre de tercer
grado de primaria aprobado, era su secretario. El
poeta celador fue asesinado por la G.N.”

“Yo nunca estuve inactivo. De esas otras formas


participé en la lucha contra la dictadura somocista.
Un día tuve que traer a mis hijos de regreso al Pacífico;
primero a Managua, luego a León. Me vine con

85
mis hijos en el jeep de Calero; traíamos además, 16
candelas de dinamita. Los fulminantes y la dinamita
iban separados y cubiertos por las mochilas. Había
muchos puestos de la G.N., revisando los vehículos
en los diferentes municipios. Calero tenía buena labia
y le daba cigarros o cinco pesos a los guardias. Pero lo
más crítico fue la entrada a Managua.”

“El objetivo era que no nos obligaran a bajarnos;


les enseñábamos el carnet de la empresa donde
trabajábamos; les explicábamos que traíamos a
varios chavalos (mis hijos). ¡Cuántos sustos pasamos
ese día! Debíamos tener bien puestos los pies sobre la
tierra para no caer desmayados. Logramos pasar la
dinamita.”

“Calero nos dejó por La Subasta, en la carretera norte,


porque el quería regresarse, evitar Managua e irse
por la carretera de Tipitapa hacia Masaya. Tomé un
taxi para ir a la parada de buses de León. Esa fue de
las últimas colaboraciones que hice para la causa del
FSLN antes del triunfo revolucionario. Aunque yo
siempre que tenía oportunidad de aclararle a alguien
por qué y para qué era esa lucha, lo hacía.”

Ultima vez capturado

“En abril de 1979 la guardia me capturó por última


vez; estuve preso durante 10 días en la terriblemente
célebre cárcel “La 21” de León. Un oreja de la G.N.,
me acusó de tener armas. Llegaron como a las tres de
la tarde a la casa donde vivíamos, en El Pochote, San

86
Felipe. Entraron violentamente, registraron, catearon
todo. Me llevaron en un jeep Toyota, color azul. A
mis hijos Malcolm, Vladimir y Lenin los pusieron de
espalda a la pared frontal de la casa, los interrogaron
y un guardia le preguntó varias veces a su jefe que si
les daban agua a los chavalos. El oficial le respondió
que no. En esa ocasión, en honor a la verdad, los
guardias no me torturaron. Yo deduzco que no estaba
fichado por la G.N., en León. Si hubieran sabido mis
antecedentes, ¡quién sabe!”

Ofensiva final

“Yo estaba trabajando todavía en La Gateada, cuando


estalló la Ofensiva Final de junio-julio de 1979. Me
costó llegar a Managua. En La Gateada, tuvimos que
cerrar el plantel, asegurar bodegas, arreglar detalles.
Muchos retenes había en la carretera. Llegamos en la
noche a Managua.”

“En el plantel de Celnicsa en Managua ya no había


nadie. Los dueños ya se habían ido. Era un ambiente
de guerra. Estuve dos días en Managua y no hallaba
qué hacer. Se oían los combates en Managua. Empecé
a pensar como salir de Managua hacia León. Hice
dos intentos. Por los rieles del ferrocarril, porque las
carreteras estaban ocupadas por la G.N., pude llegar
hasta Mateare; tuve que dormir en unos charrales
porque nadie me conocía. La G.N., patrullaba y
esperé un momento adecuado para salir.”

87
“Nadie buscaba como ir a León. Pasé una semana
más en el plantel de Celnicsa. Un amigo me sugirió
que me fuera por la Mina La India; me dijo que esa
ruta era peligrosa porque me encontraría con los
sandinistas y la guardia. Le dije: con los sandinistas
no hay ningún problema, la cuestión es lograr pasar
a la guardia.”

“Un comerciante de Sébaco pensaba viajar a su lugar;


le pedí raid y le expliqué que quería viajar a León a ver
a mis hijos. Me respondió que al amanecer intentaría.
Veamos hasta donde llegamos, todo va por nuestra
cuenta y riesgo. No importa, le dije. La guardia anda
nerviosa, dijo. Pasamos los puestos de Tipitapa y
San Francisco del Carnicero. En Puertas Viejas, el
pelotón de la G.N., no quería dejarnos pasar y nos
tuvimos que regresar a Managua donde llegamos
casi sin gasolina. Así que, pasé toda la Ofensiva Final
en el plantel de Celnicsa en el barrio La Primavera.
Comía donde una señora que siempre nos cuidó a los
trabajadores.”

“En La Primavera la gente se organizó para apoyar


a los guerrilleros sandinistas con café, azúcar, etc.;
además de zanjear las calles para evitar el paso de
los vehículos de la G.N. Se escuchaban los disparos,
los combates, a cierta distancia. De pronto ya no se
escuchaban, me imagino que eso coincidió con El
Repliegue.”

“Esa acción táctica a nosotros no nos involucró


porque estábamos al norte y la gente del Repliegue
vivía en los barrios orientales. Yo regresé a León hasta

88
una semana después del triunfo de la Revolución,
el 19 de julio de 1979. En ese momento ya estaban
saliendo algunos vehículos hacia León. Pedí raid a
una camioneta y me fui a León.”

La Revolución triunfante

“Después del triunfo de la Revolución Popular


Sandinista, Germán Gaitán, compañero ya fallecido,
que en ese momento trabajaba en el Ministerio del
Interior con el Comandante de la Revolución Tomás
Borge Martínez, me dijo que la revisión de los
expedientes y declaraciones tomadas por los agentes
de la seguridad somocista a los presos políticos,
revelaba que yo había declarado bien, es decir, sin
delatar a nadie.”

Defendiendo la Revolución.
Reservista voluntario: Batallón 40-14

“Me integré voluntariamente al Batallón de Reserva


40-14 de la ciudad de León. Después de unos pocos
días de entrenamiento nos mandaron a Ocotal, Nueva
Segovia, donde estuvimos en una base militar durante
una semana, entrenando más. Posteriormente, nos
enviaron a Mozonte a pocos kilómetros de Ocotal. El
resto del batallón fue dispersado por San Fernando,
Ciudad Antigua, etc. De esos municipios salíamos a
operar.”

89
“Yo era del primer pelotón de la primera compañía.
Esta compañía estuvo operando en el sector de Ocotal,
Río Coco abajo, donde existe un bolsón de montañas
que te permiten salir hacia Ciudad Antigua, Santa
Clara, Jalapa, Susucayán, Palacagüina, Telpaneca
y San Juan de Río Coco, que eran sectores donde la
contrarrevolución, “la contra”, se desplazaba. En
ese sector combatimos por varios días; estuvimos un
mes metidos ahí, combatiendo a la contra. El terreno
era difícil porque son serranías, nada es parejo; subís
y subís. Desalojamos a la contra de ese sector. Nos
ayudó la artillería.”

“Nos desmovilizaron del norte y regresamos a


nuestras casas. Al poco tiempo me movilicé otra vez
hacia Las Segovias, en el Batallón 40-14. Estuvimos
en Santa Clara y Jalapa. La ofensiva de la contra se
había neutralizado y nuestra actividad era sobre
todo patrullaje para no dejar penetrar a la contra.
Cumplimos la misión y nos regresamos.”

“En 1983-1984, movilizado voluntariamente en


el Batallón de Reserva 40-14, yo conocí a Carlos
Fonseca Terán, quien era un joven de 17 años, el
hijo de Carlos Fonseca Amador. De tal forma que
tuve la oportunidad de luchar junto al Comandante
en Jefe de la Revolución Sandinista y luego a la
par de su hijo, Carlitos. Cuando me tocó fundar la
primera escuela político-militar dentro de Nicaragua
localizada en Casa Colorada, El Crucero, impulsada
por el Movimiento Nueva Nicaragua (antecesor
inmediato del FSLN), yo estaba bajo las órdenes de
Carlos Fonseca Amador.”

90
“Platiqué varias veces con Carlitos en el Batallón
de Reserva 40-14; yo le platiqué algunas cosas del
Frente. Luego él pudo confirmarlas con Tomás Borge,
José “Che” Reyes Monterrey y otras personas. Yo le
tengo un gran aprecio a Carlitos y él siente lo mismo
hacia mí. Es una amistad sincera, sin precio, que
no necesita palabras para ser descrita. Es como una
amistad de padre e hijo. Una amistad que comenzó
con su papá, siempre dentro de la misma lucha, en
etapas diferentes de la lucha; pero siempre dentro del
mismo Frente Sandinista. El se parece bastante a su
padre.”

Reservista voluntario: Batallón “Paz Cubas”

“Trabajé en INE (Instituto Nicaragüense de Energía).


En 1985, en esa institución se formó un batallón
que llevaba el nombre de un compañero caído
cuyos apellidos eran Paz Cubas. Una compañía
de trabajadores de cada una de las instituciones
siguientes: INE, Telcor, Seguro Social y Ministerio
de Salud, conformaron el batallón. Desde Managua
salimos para Bluefields.”

“En la base militar de Bluefields, cercana a la pista


aérea nos dieron un entrenamiento intensivo, de
lucha irregular, durante 45 días. Resguardábamos a
la base militar y salíamos a operar al río Escondido y
sus afluentes (Caño Negro, Kukra Hill, entre otros).
Participamos en el operativo para liberar al diputado
Ray Hooker y una compañera militante sandinista.
En este batallón también me tocó pertenecer al primer

91
pelotón de la primera compañía. Nos mandaron a los
del primer pelotón en helicóptero y al resto de la tropa
la enviaron en barco. Fuimos a Bilwaskarma, cerca
de la desembocadura del río Grande de Matagalpa.
Hicimos un desembarco aéreo-transportado, saltamos
desde el helicóptero en el aire, con todos nuestros
equipos y dotaciones de tiros. Así aseguramos el
lugar que era habitado por indígenas antes conocidos
como Sumos, ahora llamados Mayangnas. Cerca de
ahí está la barra de La Cruz de Río Grande. Cuando
estaba toda la compañía, bajamos en bote y fuimos
hasta donde estaba un barco.”

“A las cinco de la tarde nos embarcamos para salir del


río Grande de Matagalpa a la barra de la Cruz de Río
Grande. Este sector es violento, el barco se estremecía.
Luego el barco giró hacia la derecha, hacia Tasbaponi;
el barco nos dejó a 200 metros de la playa. Nos
tiramos al agua, desembarcamos, nadamos, había
algunas zonas profundas y peligrosas, pero teníamos
que asegurar la playa. Cuando llegamos a ésta, nos
sentíamos cansados. En algunos lugares se puede
ver a la vez el mar y la Laguna de Perlas, que es una
laguna grandísima. Por estos lugares acostumbraba
pasar la contra. Era territorio enemigo. Aseguramos
la defensa. Descansamos una hora porque estábamos
agotados. A las seis de la tarde, comenzamos a
caminar; caminamos como cinco horas sobre la
playa, buscando Tasbaponi. Dormimos cerca de una
quebrada que venía de la laguna.”

92
“Nadie pudo dormir tranquilo por el zancudero.
A las cinco de la mañana comenzamos a caminar
otra vez. Había cocales que daba gusto, cocos de
color verde o amarillo. Unas palmeras eran bajas y
tenían cocos verdes que los cortábamos fácilmente
con nuestras manos; el agua de coco era el agua que
tomábamos. Llegamos a Tasbaponi a las cinco de la
tarde, era un caserío miskito. Un maestro nos recibió.
Pero la mayoría de la gente nos miraba con desprecio.
Desde ahí salíamos a operar en lancha sobre la
Laguna de Perlas y sobre la playa. No encontramos
nada. Hicimos trabajo político con la gente del
poblado; después, todos eran amigos nuestros;
pero no podíamos confiarnos porque sabíamos que
los hombres de las mujeres del poblado eran de la
contra. Como a los dos meses, nos trasladaron a la
base militar. Una semana después, la contra soltó a
Ray Hooker.”

“Los miskitos conservan sus tradiciones comunitarias;


viven de la pesca; los hombres salen a poner las
mallas o redes y duermen allá donde están pescando;
a las 6 ó 7 de la mañana regresan y empieza a sonar
la campana de la iglesia morava. Todo el pueblo sale
a recibir a los pescadores. Y la comunidad se reparte
el producto de la pesca, independientemente de la
calidad buena o mala de la pesca.”

93
Combatiendo a la contra de ARDE (dirigida
por Edén Pastora G.)

“Descansamos un mes en la base militar de Bluefields.


Entre el Rama y Bluefields operaba ARDE (Alianza
Revolucionaria Democrática), que era el frente sur
de la contrarrevolución, dirigida por Edén Pastora
Gómez. Unos años atrás, Tomás Borge Martínez
le había preguntado a Pastora, en un acto público
en Masaya, ¿por cuánto venderías tu carnet Edén?
Los contrarrevolucionarios acostumbraban atacar a
los barcos y lanchas desde la ribera de los ríos, sin
importar que sólo civiles fueran transportados en
dichos barcos. Hacían así, ataques terroristas a los
pasajeros de la navegación fluvial. Eso era terrorismo.
Entonces, a la primera compañía nos mandaron a
operar en esa zona.”

“Llegamos a El Rama. En el sitio de El Banco, río abajo


de El Rama, estaba posicionada la contra (ARDE) y
nosotros teníamos que tomar ese lugar y volverlo
nuestra base para operar hacia el río Kama (afluente
del río Escondido). Combatimos contra ARDE
durante una hora y los desalojamos. Tomamos el
lugar, había como cinco casas, establecimos la base y
desde ahí salíamos a operar. Se calmaron los ataques
a las embarcaciones civiles, incluyendo al barco
expreso de Bluefields, porque nosotros sacamos de
esa zona a ARDE.”

“En esos lugares caminábamos en swampos,


pantanales o humedales. El agua y el lodo te llegaba
a las rodillas o a la cintura. Además, que vive

94
lloviendo. No dormís con tu ropa seca, no te podías
secar los pies y untarte talco; a veces no te lavabas
los dientes por tres días al andar operando. Estabas
en territorio enemigo, dominado por los contras.
Nos desmovilizaron a Managua tras seis meses de
andar persiguiendo a la contra. Esa fue mi última
movilización en la defensa armada de la Revolución.”

Levantando la producción de café

“Meses después, en 1986, participé en otra


movilización, esta vez, para levantar la producción,
cortando café en el norte del país. Los sindicatos de la
Unión Nacional de Empleados (UNE) conformaron el
batallón de la producción. Se formaron dos pelotones
de INE. Fuimos al departamento de Jinotega,
armados, a la hacienda Castillo Negro, cerca de San
José de Bocay, que era territorio de nadie.”

“Cortamos café en una cooperativa formada por


familiares de contras; nos recibieron como enemigos.
Nuestro trabajo era político y militar. El primer día
del viaje dormimos en Jinotega y el segundo día
llegamos al lugar a las cuatro de la tarde. De Asturias
para adentro era más peligroso, había mayor peligro
de emboscadas.”

“Castillo Negro era una finca grande. Se dividió el


batallón para establecer la defensa, ocupamos algunas
casas desocupadas. Al día siguiente, fuimos a cortar
café. Nos mandaban a los lugares más lejos y sucios,
llenos de monte, varios kilómetros de distancia de

95
la hacienda que lucía casi abandonada. Cortábamos
desde las siete de la mañana, nos llevaban el almuerzo
y salíamos a las cinco de la tarde. Se registraba el
café cortado y te pagaban lo cortado. Llevábamos
personal sanitario, la atención en salud brindada
a los campesinos permitió que nos acercáramos un
poco más a ellos.”

“A los campesinos los dejaban cerca de la hacienda,


en los mejores cafetales. Estos campesinos eran
familiares entre ellos y tenían familiares en la contra
que se habían ido voluntariamente o secuestrados.
En esta hacienda estuvimos tres meses durante la
temporada cafetalera de los años 1986-1987. Durante
la Revolución, a pesar de la guerra, nunca se dejó de
sacar la producción de café.”

“Al mes y medio, los campesinos iban junto con


nosotros a cortar en el mismo cafetal. Así comenzaron
las pláticas, el trabajo político. Cuando los campesinos
vieron que éramos gente tranquila, alegre, que ni
siquiera les hablábamos o preguntábamos sobre la
contrarrevolución, empezaron a tener confianza.
También les ayudábamos en el beneficio del café
donde se trabajaba de noche.”

Benjamín Linder

“En una ocasión hasta se hizo una fiestecita.


Ahí conocimos a Benjamín Linder, el cooperante
estadounidense que ayudaba en la construcción de
pequeñas represas hidroeléctricas y que la contra

96
asesinó. Linder durmió en Castillo Negro por la
noche y al día siguiente presentó algunos números
de payasos a los niños, con una bicicleta pequeña,
haciendo malabares; los niños pasaron alegres esa
mañana. Y nosotros entramos a los cafetales bastante
tarde, como a las 10 de la mañana.”

“Ya para la repela de café en Castillo Negro los


campesinos de la cooperativa, familiares de la
contra, eran muy buenos con nosotros. Cuando nos
desmovilizaron, los campesinos de la cooperativa
nos ofrecieron una fiesta; mataron una res y varias
gallinas; compraron guaro. Todos nos reunimos,
bailaron con los muchachos del batallón. Sin embargo,
nosotros siempre manteníamos la vigilancia.”

“Los campesinos nos contaron algunas cosas. La


contra les exigía demasiado a ellos cuando llegaba a
esos caseríos y se llevaban a la fuerza a los jóvenes.
A las familias que quedaban los amenazaban
o sentenciaban. Los contrarrevolucionarios les
hablaban mal de nosotros los sandinistas y del
gobierno; les decían que éramos comunistas, que no
creíamos en Dios; que si andaban escapularios los
sandinistas los matarían; que si tenían niños, Daniel
se los quitaría para almacenarlos porque los tenía
que enviar a Cuba donde Fidel vivía de la sangre
de los chavalos; en Cuba mataban a los chavalos, les
sacaban la sangre y se la daban a Fidel, les decían los
contrarrevolucionarios a los campesinos. La contra
les infundía miedo a los campesinos; obligaba a la
gente a ser contra. Les decían que no había iglesias
abiertas en Nicaragua.”

97
“El último día en Castillo Negro, a las ocho de
la mañana llegaron los camiones a traernos. Nos
despedimos. Las viejitas y algunas muchachas
lloraron.”

“El presidente y el secretario de la cooperativa


se despidieron de los miembros del batallón
de producción con abrazos. El presidente de la
cooperativa con palabras sencillas dijo a manera de
despedida que él, la cooperativa y los miembros de
la directiva de la cooperativa irían donde Daniel
Ortega a pedirle que al año siguiente mandaran otra
vez a ese mismo batallón de producción. Entonces,
la respuesta de los trabajadores que estábamos en
los camiones fue: ¡volveremos! ¡regresaremos! Los
campesinos estaban encantados con nosotros.”

Mi dolor de padre y madre

“En cuanto a los sentimientos y el sufrimiento de las


madres y padres por sus hijos puedo decir que yo
comprendía a las madres que tenían sus hijos en el
Servicio Militar Patriótico; pero éste era una forma
de defendernos de la agresión gringa representada
por la contrarrevolución. Como padre con hijos
defendiendo la Revolución, de diferentes formas y
en distintos momentos, sufría el miedo de que uno
o varios de mis hijos muriera, que no regresara, que
resultara herido o lisiado.”

98
“Tuve muchas noches de insomnio, de preocupación.
Yo entendía el dolor de las madres. Yo era padre y
madre a la vez. La guerra lo exigía así; no podíamos
echar pie atrás. Pero uno también es humano. Vos
podés ser revolucionario, pero sos humano. Tenés
familiares, hijos; sufrís, aunque quizás sufrís menos
que alguien que es políticamente más débil.”

“En un fin de año llegué a la casa desmovilizado


y no estaba ninguno de mis hijos; todos estaban
movilizados. Yo pasé solo, desmovilizado en la casa.
Así era en esa época de defensa de la Revolución,
si no era el papá, eran los hijos los movilizados.
Siempre había un desajuste, siempre alguien faltaba.
Estábamos movilizados en la defensa militar, o en
cortes de café o algodón.”

Mis hijos: un héroe; presos, torturados,


heridos

“Nuestra familia, mis hijos, sintieron en carne propia


el sufrimiento de la guerra. Harold, el mayor, fue
herido en la nariz, durante un combate con la G.N., en
el barrio La Providencia, el 10 de septiembre, durante
la insurrección de 1978, en León. Después, trabajó
muy de cerca con Carlos Manuel Jarquín, uno de los
Héroes de Veracruz, en la organización de la guerrilla
urbana. El 21 de enero de 1979 fue capturado en El
Pochote y torturado en “La 21”; luego, tuvo que irse
al exilio, a Costa Rica, para regresar combatiendo en
las filas del Frente Sur, donde perteneció a la columna
“Comandante Julio Buitrago Urroz”, cuyo jefe era
Harold Martínez, el antiguo miembro del FRS.”

99
“Durante la Ofensiva Final, en el Frente Sur, una noche
en que Harold sufría de fiebre intensa, causada por la
herida de un clavo sarroso al descargar un furgón de
armas, antes de dormirse, un señor bastante mayor
le dijo que probablemente al día siguiente llegaría
el Comandante “Cero”, Edén Pastora. Harold le
respondió que le gustaría conocer al Comandante
Cero porque su papá le había hablado mucho de él
ya que eran amigos.”

“Entonces, el señor bastante mayor se levantó de su


hamaca, encendió la lámpara de kerosene y le iluminó
la cara en el mismo momento en que le preguntaba: ¿Y
quién es tu papá, muchacho?...Harold le respondió:
Luis Fisher. Entonces, el señor bastante mayor, se
tiró una carcajada de alegría y sus ojos se pusieron
llorosos al decirle que él conocía a Luis Fisher porque
habían sido compañeros de lucha en el FRS en los
años 60 y habían estado en Cuba, después de lo cual
le dijo su nombre: Leónidas Rodríguez.”

“La muerte de Yader, el segundo en el orden, el 14


de enero de 1979, fue otro golpe duro; murió un día
después de haber sido herido en la región occipital,
al cubrir la retirada de sus compañeros, ejecutando
una acción de recuperación económica, en el barrio
San Juan, en León. Yader había combatido en la
Insurrección de Septiembre de 1978; fue miembro de
la escuadra de guerrilleros urbanos de El Pochote, San
Felipe, con la que participó en varios hostigamientos
a la G.N.”

100
“Luis, el tercero, fue capturado tres veces por la
G.N., y torturado en dos ocasiones, cuando era
un adolescente, en 1978 y 1979; él fue testigo del
asesinato de su amigo, Ramón Larios, joven de 15
años, combatiente guerrillero, el 20 de abril de 1979,
en el barrio El Pochote, de León. Después de eso, tuvo
que exiliarse en Costa Rica donde apoyó la lucha
dentro del comité de solidaridad.”

“Malcolm, el cuarto, fue herido por una granada de


M-79 en un combate con la contrarrevolución, en
Kiawe, cerca del río Prinzapolka, Región Autónoma
del Atlántico Norte, en septiembre de 1984; múltiples
charneles le hirieron el tórax, abdomen y extremidades
superiores. Cuando supe que Malcolm estaba herido
me imaginaba que estaba muerto.”

1990: neoliberalismo

“Después vinieron las elecciones de febrero de 1990


que ganó la derecha pro-yanqui. El FSLN perdió el
poder, pasó a la oposición. Iniciaron los gobierno neo-
liberales privatizadores y corruptos a desmantelar
la Revolución en todo sentido. Tuve la oportunidad
de dirigir en el terreno la construcción de la torre
de transmisión del canal 4 de televisión, que era
propiedad del Frente Sandinista. Me jubilé. He
votado por el FSLN en las elecciones presidenciales de
1984, 1990, 1996, 2001 y 2006; también he votado por
el Frente en las diferentes elecciones municipales. Me
he mantenido dentro del voto duro del sandinismo;
el voto ideológico; voto de convicción.”

101
“La muerte de mi papá, viviendo él en Estados
Unidos, fue algo desagradable, doloroso. No lo miré.
Lloré por mi papá. Luego, la muerte de mi hermana
Jenny (mi chinita, como yo le decía), que tanto la
quería yo. Después, la muerte de mi mamá, María
Lidia. Cuando murieron mi papá y mi mamá yo no
tomé ni un trago de licor.”

“El alcoholismo es una etapa superada por mí.


Actualmente tengo 12 años de sobriedad. El grupo
de alcohólicos anónimos me ha ayudado mucho. El
daño que en diferentes momentos me causó el licor a
mi vida, a mi familia, a mis hijos, en mi trabajo, etc.,
ha sido totalmente superado.”

“Al repasar toda esa historia de esfuerzo y lucha de


mi familia y de mi país, todos podemos sentir una
recompensa; Yader puede estar tranquilo: el FSLN
volvió al poder otra vez, desde el 10 de enero de 2007,
por la vía electoral. Ahora falta mantener el poder
y mantenerlo bien para lograr transformar el país,
poco a poco, como parte del avance de la izquierda
latinoamericana antineoliberal y anticapitalista, que
desde América del Sur ha alcanzado a Centroamérica.”

102
Epílogo

La mañana del día viernes 23 de julio de 2010, en el


Paraninfo de la Universidad Nacional Autónoma
de Nicaragua (U.N.A.N.), de León –la más antigua
universidad de Nicaragua-, el Comandante de
la Revolución Tomás Borge Martínez recibió
personalmente un más que merecido reconocimiento: el
Doctorado Honoris Causa del Alma Mater de la ciudad
metropolitana.

Borge Martínez, fundador sobreviviente del Frente


Sandinista de Liberación Nacional, en su discurso
de agradecimiento preguntó por el compañero Luis
Fisher y después de comprobar su presencia en el aula
magna universitaria, se refirió a él por varios minutos
y le hizo un reconocimiento público como co-fundador
del F.S.L.N., algo no acostumbrado y que causó cierto
asombro.

El comandante Borge, actual embajador de Nicaragua


en Perú, criticó el hecho de que Luis Fisher estaba
desatendido, con una baja pensión por jubilación.
Además, Borge Martínez señaló que Fisher conocía la
historia de fundación del Frente Sandinista y que era
necesario comenzar a rescatar la verdadera historia de
tal hecho.

103
Por la tarde del Día Nacional de los Estudiantes, en el
Teatro Municipal “José de la Cruz Mena” el mismo Borge
Martínez, Vice-Secretario del F.S.L.N., ante cuadros
políticos partidarios y gubernamentales, y destacados
militantes sandinistas, acotó que, León además de tener
buenos, muy buenos y exageradamente buenos poetas,
tenía también a personajes importantes en la historia
del F.S.L.N., entre ellos, Luis Fisher, uno de sus co-
fundadores, quien no se encontraba presente en dicha
actividad.

Y describió, el autor de “La paciente impaciencia”,


que Luis Fisher fue testigo de la formación del
F.S.L.N., que había estado enmontañado antes de
su fundación, que había estado con Carlos Fonseca
Amador y con él durante momentos difíciles, que era
un hombre sin pretensiones de poder, que combatió a la
contrarrevolución formando parte de los batallones de
reserva de León a la par de Carlos Fonseca Terán y que
ha permanecido fiel al F.S.L.N.

Borge Martínez -dueño de una amena y metafórica


prosa y quizá el mejor orador de los últimos 35 años
en Nicaragua-, sugirió a las autoridades municipales
y partidarias de León rescatar el testimonio con
información histórica que Luis Fisher podía brindar.

51 años después de la masacre estudiantil del 23 de julio


de 1959, hecho que lo llevó a integrarse a la guerrilla
revolucionaria, Luis Fisher, recibió públicamente
un reconocimiento moral, durante la entrega de un
Doctorado Honoris Causa a un Comandante de la
Revolución Sandinista y en dos de los lugares más
emblemáticos en la historia de la ciencia y la cultura de
Nicaragua.

104
Bibliografía y referencias

1. BENADIBA, Laura. Historia oral, relatos y memorias.


Maipue. Buenos Aires. 2007: 143

2. BLANDON, Jesús Miguel. Entre Sandino y Fonseca. 2da.


ed., Segovia. Managua, Nicaragua. 2008. 710

3. BORGE MARTINEZ, Tomás. La paciente impaciencia. 4ta.


ed., Vanguardia. Managua, Nicaragua. 1990. 589

4. CENTENO ROJAS, Sandra. Propuesta para un estudio


regional de Nicaragua a partir del análisis general de sus
estructuras económicas y sociales contemporáneas (1893-
1979). Universidad Central de Las Villas. Cuba. 1988. Tesis
de Maestría en Historia de Nicaragua.

5. DEPEP, FSLN. Un pueblo alumbra su historia. Managua,


Nicaragua. 1981

6. FISHER, Lenin. La revolución antineoliberal. Editronic.


Managua, Nicaragua. 2009. 287

7. FISHER, Lenin. Antisistémico. Universitaria. León,


Nicaragua. 2006. 202

8. ORTEGA SAAVEDRA, Humberto. La epopeya de la


insurrección. Lea. Tibás, Costa Rica. 2004. 510

9. REYES MONTERREY, José. Apuntamientos básicos para el


estudio de la historia general de Nicaragua. Universitaria.
León, Nicaragua. 1989. 218

105
10. ROMERO ARRECHAVALA, Jilma. Consideraciones
socioeconómicas acerca del desarrollo regional de Nicaragua
(Siglo XVI-1893). Universidad Central de Las Villas. Cuba.
1988. Tesis de Maestría en Historia de Nicaragua.

11. TORREZ LAZO, Agustín. La saga de los Somoza: historia de


un magnicidio. 2da. ed., Hispamer. 2002. 471

12. Voces recobradas. Gobierno de Buenos Aires, Argentina.


Dic. 2008. Año 12; No. 26

106
Otras publicaciones del editor

1. Diagnóstico de trauma craneoencefálico por tomografía y


resonancia. Unipres. Guatemala. 1999

2. Antisistémico. Universitaria. León, Nicaragua. 2006

3. La revolución antineoliberal. Editronic. Managua,


Nicaragua. 2009

4. Historia de la radiología en Nicaragua: la senda de la luz


invisible. Universitaria. Managua, Nicaragua. 2010

107
Luis Fisher Pérez en 1956, a los 20 años de edad,
cuando vivía y trabajaba en la capital Managua.

108
Miembros del Frente Revolucionario Sandino (FRS)
prisioneros en una base militar del ejército hondureño,
bajo resguardo del primer batallón de infantería, en
el aeropuerto de Toncontín, Tegucigalpa, Honduras;
después de ser capturados en El Capire. De pie y en el
orden acostumbrado, de izquierda a derecha: Luciano
Vílchez, Bayardo Altamirano, Victoriano Vílchez, Pedro
Pablo Ríos, Edén Pastora Gómez, Modesto Duarte, John
Rigsbee (periodista de EE.UU.), Alejandro Martínez
Sáenz y Francisco Castillo Martínez. Sentados, de
izquierda a derecha: Luis Fisher, un familiar visitante,
Daniel García (“Wiwilí”), Francisco “Chico” Toribio, dos
familiares visitantes, Leónidas Rodríguez, Renán Montero
(internacionalista cubano) y Ramón Altamirano (padre de
Bayardo Altamirano).

109
Luis Fisher en su casa de habitación
(León, 23-5-2010).

110
Luis Fisher a los 74 años de edad, jubilado, en su
casa, donde se realizó la entrevista, y su hijo Lenin
(10-4-2010).

111

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