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Ilmo.

Ayuntamiento de Estepona

PROPUESTA DE RESOLUCIÓN QUE EMITEN EL


FUNCIONARIO QUE SUSCRIBE EN ATENCIÓN A LAS
DISTINTAS ALEGACIONES Y OBSERVACIONES
PRESENTADAS DURANTE EL PERÍODO DE EXPOSICIÓN
PÚBLICA DEL CONVENIO URBANÍSTICO, SUSCRITO
ENTRE EL ILTMO. AYUNTAMIENTO DE ESTEPONA,
(MÁLAGA), y LAS ENTIDADES MERCANTILES
URBANIZADORA XXI, S.A., PROYECTOS ARROYO
VAQUERO, S.L. y PROYECTOS GUADALOBÓN, S.L., EN
PREVISIÓN DEL DESARROLLO DE LOS ÁMBITOS DE
SUELO URBANIZABLE NO SECTORIZADO DE
GUADALOBÓN Y DE ARROYO VAQUERO, (SUNP-R2 –
SUNP-O6– SG-R1-SUNP).-

I.- ANTECEDENTES.-

A.- En el ejercicio de las competencias urbanísticas que le vienen


legalmente atribuidas el Iltmo. Ayuntamiento de Estepona está
interesado en planificar, a corto y/o medio plazo, las actuaciones, que
contribuyan al desarrollo económico y social del municipio, siendo
uno de sus objetivos principales la implantación de un Campus
Universitario en el Sistema General de Guadalobón (SG R1 SUNP), con
una superficie de 300.000 m2 -que no incluye el Parque Fluvial y que
tendrá la consideración de SG de Espacios Libres, conforme a lo
establecido en el art. 29.1 del POCSO-, y una Ciudad Deportiva en el
Sistema General de Arroyo Vaquero (SUNP 06), con una superficie de
600.000 m2.

Con el fin de dar contenido a esta iniciativa, el Ayuntamiento de


Estepona suscribió un Acuerdo Marco Interadministrativo con la
Universidad de Málaga y con la Consejería de Innovación, Ciencia y
Empresa de la Junta de Andalucía, el día 21 de febrero de 2.008,
merced al cual se convenía en la necesidad y oportunidad de
implantar un Campus Universitario, en el Sistema General de
Guadalobón, (Término Municipal de Estepona), dependiente de la
Universidad de Málaga, destinado a impartir los grados y titulaciones
propias de una oferta académica vinculada al deporte, turismo e
industrias del ocio.

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Del mismo modo, y merced a unas dilatadas negociaciones con los
propietarios de los suelos, el Iltmo. Ayuntamiento de Estepona ha
alcanzado, junto a éstos, unos acuerdos de ordenación y
planeamiento que posibiliten, igualmente, el desarrollo del Sector de
Arroyo Vaquero, con el fin de armonizar el interés de la iniciativa
privada, con las previsiones de la Ciudad Deportiva a que se ha hecho
anterior mención.

A tal efecto, y de común anuencia con las partes interesadas, se dio


redacción a un Borrador de documento convencional, en el que se
han pretendido introducir, las líneas maestras y los objetivos
urbanísticos básicos que han de determinar el futuro desarrollo de
ambos sectores.

Así, dando cumplimiento a lo determinado en los Artículos 30.4 y 39.2


de la vigente Ley 7/2002, de 17 de diciembre, de Ordenación
Urbanístico de Andalucía y en el Artículo 11 Ley 8/2007, estatal del
Suelo, en virtud de edicto del Sr. Alcalde de fecha 24 de septiembre
de 2.010, se dispuso el sometimiento a información pública del
Convenio Urbanístico, susceptible de ser suscrito entre el
Ayuntamiento de Estepona y las mercantiles Urbanizadora XXI, S.A.,
Proyectos Arroyo Vaquero, S.L. y Proyectos Guadalobón, S.L. referido
al ámbito de los Sectores SUNP-R2 –SUNP-O6– SG-R1-SUNP;
procediéndose, en fecha 5 de Noviembre de 2010, a la publicación del
acuerdo de aprobación del citado Texto Convencional en el BOP nº
211, Edicto 16713/10.

B.- Como consta en la certificación del Sr. Secretario Accidental que


obra en el expediente, se han formulado las alegaciones que a
continuación quedan relacionadas, cuyo contenido se da por
reproducido íntegramente a los efectos de su valoración, análisis y
resolución, en aras del principio de economía procedimental. Así
formularon alegaciones:

 D. Miguel Quirós Espinosa, en nombre y representación de


Plataforma Vecinal de Estepona, de fecha 15 de noviembre de
2010, registrado bajo el número 18.333 del Registro General de
Entrada del Ilmo. Ayuntamiento de Estepona.-
 D. José Navarro Aguilar, en nombre y representación de la
formación política Bloque Nacionalista Andaluz, de fecha 15 de
noviembre de 2010, registrado bajo el número 18.340 del
Registro General de Entrada del Ilmo. Ayuntamiento de
Estepona.-
 D. José Carlos Navarro Vázquez, en nombre y representación del
Consejo Local de UPyD en Estepona, de fecha 17 de noviembre

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de 2010, registrado bajo el número 18.486 del Registro General
de Entrada del Ilmo. Ayuntamiento de Estepona.-
 D. Juan Manuel Rodríguez Ortega, Concejal del Ilustrísimo
Ayuntamiento de la Villa de Estepona, de fecha 25 de
noviembre de 2010, registrado bajo el número 19.063 del
Registro General de Entrada del Ilmo. Ayuntamiento de
Estepona.-
 D. Francisco Calvo Sánchez, representante legal de la
Asociación Socio-Cultural Progresistas de Estepona, de fecha 26
de noviembre de 2010, registrada bajo el número 19.189 del
Registro General de Entrada del Ilmo. Ayuntamiento de
Estepona.-
 Don Francisco José Zamorano Vázquez, Doña Asunción López
Martín, Doña María Victoria López Cabezón, Doña María Luisa
Rodríguez-Pino Sánchez y Doña María del Carmen Miralles
Márquez, Concejales electos de la Corporación Municipal de
Estepona, de fecha 2 de diciembre de 2010, registrada bajo el
número 19.437 del Registro General de Entrada del Ilmo.
Ayuntamiento de Estepona.-
 Don José Ignacio Crespo de Lucas y Don Manuel Reina
Contreras, Concejales del Grupo Municipal del Partido Estepona,
PES, de fecha 2 de diciembre de 2010, registrada bajo el
número 19.462 del Registro General de Entrada del Ilmo.
Ayuntamiento de Estepona y
 Don F. Sergio López López, Concejal Socialista, de fecha 3 de
diciembre de 2010, registrada bajo el número 19.595 del
Registro General de Entrada del Ilmo. Ayuntamiento de
Estepona.-

Con el fin de resolver las cuestiones suscitadas y advertidas por sus


proponentes a través de los respectivos escritos a que se ha hecho
anterior mención, se emite el presente Informe que, a su vez, resulta
ser comprensivo de los que han sido elaborados, en relación con las
alegaciones formuladas, por el Funcionario Técnico de Administración
Especial, Asesor Jurídico, adscrito a la Delegación de Urbanismo, D.
Andrés A. Flores Gómez, de fecha 19 de enero de 2011 y por el
Arquitecto Municipal de dicha Delegación, D. Francisco de Asís
Gamboa González, 12 de enero de 2011.

II.- ALEGACIONES RECIBIDAS Y SU VALORACIÓN.-

A.- Ciertamente, como el Tribunal Supremo en la Sentencia de 22 de


enero de 1986 reconoce, la alegación o la reclamación durante el

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período de información pública, no es un recurso, no es un acto de
impugnación, sino instructor que tienen la virtualidad de coadyuvar a
la formación de la voluntad, política, en este caso, puesto que la
finalidad del trámite de información pública, además de un
llamamiento para la aportación de datos y elementos de juicio, con
vistas al mayor acierto y perfección en la decisión corporativa,
supone, también, una ocasión u oportunidad para los afectados de
alegar o reclamar en defensa de sus intereses, alegaciones o
reclamaciones que de ser atendidas les evitaría un posterior proceso
jurisdiccional.

Ahora bien, como acertadamente advierte el Informe del Funcionario


Técnico Asesor Jurídico de Urbanismo, Sr. Flores Gómez, de fecha 19
de enero de 2.011, -incorporado a este Expediente-: “…las distintas
alegaciones presentadas, algunas en su integridad u otras en su
mayor parte, no versan sobre la legalidad del documento, sino que
proponen una distinta redacción del mismo basada en cuestiones de
oportunidad o conveniencia, ya sea mediante distintas alternativas al
ejercicio discrecional de la potestad de planeamiento o de las
obligaciones que las mercantiles debieran asumir -que en ningún
caso en el ámbito convencional podrían determinarse
unilateralmente-, materias sobre las que al suscribiente no le
corresponde pronunciarse.”

Es decir, contienen y son expresivas de juicios de valor o de utilidad u


oportunidad, propias de la gestión política o social y, por tanto, con
un alcance extrajurídico, que impiden, por tanto, un pronunciamiento
expreso en este dictamen, ya que, en todo caso, habrá de
corresponder al Pleno de la Corporación y/o al Equipo de Gobierno de
la misma, -en el ejercicio de sus respectivas competencias-,
determinar la política urbanística, educativa o deportiva del
Municipio, con arreglo a los criterios de gestión que se tengan a
priori, que resulten más adecuados o aquéllos que hubieren de
corresponder al tratamiento de las decisiones que se contienen en el
clausulado del Convenio.

B.- Por tanto, advertida la naturaleza y el contenido específicamente


político o de oportunidad social de muchas de las alegaciones, y a
efectos de sistematizar la valoración de las recibidas, -que en gran
parte responden a una serie de modelos con ligeras variaciones-, se
han dividido, atendiendo a su contenido, en los siguientes grupos:

A. Alegaciones que abordan los aspectos administrativos y


procedimentales del documento de Convenio y de la
tramitación que le ha sido dada.-

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B. Alegaciones que se centran en analizar las cuestiones
económicas y financieras que pueden derivarse del
Convenio, especialmente, en garantía de las
obligaciones asumidas por las partes, o inferirse en su
fase de ejecución y desarrollo.-
C. Alegaciones tendentes a clarificar el contexto territorial
y el modelo de ordenación de ciudad y municipio en que
se sitúa el texto del Convenio.-
D. Alegaciones de naturaleza y contenido urbanístico
destinadas a concretar el sistema de gestión de los
sectores que constituyen el objeto del convenio, su
densidad, tipología, o la reserva de vivienda protegida,
entre otros aspectos.-
E. Alegaciones centradas en determinar el modelo
universitario y los grados previstos, destinados a
conformar la oferta educativa del proyectado “Campus
Universitario de Estepona”.-
F. Alegaciones que postulan la participación general en el
seguimiento del cumplimiento y ejecución del Convenio
y en las fórmulas de gestión de los proyectos en éste
contenidos.-

Aún así concurren algunas alegaciones de naturaleza heterogénea


que, en aras de ser, igualmente, valoradas y contestadas, han sido
tenidas en cuenta de forma independiente en función del objeto y fin
que interesan.

A.- Alegaciones que abordan los aspectos


administrativos y procedimentales del documento de
Convenio y de la tramitación que le ha sido dada.-

Por seguir un cauce lógico en la valoración de las alegaciones


presentadas, hemos de destacar un primer grupo de estas que
plantean, de un modo directo o indirecto, cuestiones relativas a
aspectos formales, procedimentales o adjetivos relacionados con el
iter administrativo que se le ha dado al expediente seguido, hasta
ahora, para la aprobación inicial del convenio. Y, concretamente,
estas alegaciones se concretan, principalmente, en el escrito
presentado por el Sr. Edil de la Corporación, no adscrito, D. Juan
Manuel Rodríguez Ortega; así como en el presentado por los también
Sr@s. Concejal@s, no adscritos, D. Francisco José Zamorano Vázquez,
Doña Asunción López Martín, Doña María Victoria López Cabezón,
Doña María Luisa Rodríguez-Pino Sánchez y Doña María del Carmen
Miralles Márquez. Así:

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A.1.- Por D. Juan Manuel Rodríguez Ortega, en la Primera de las


Alegaciones de su escrito, manifiesta que en “el ejemplar expuesto
al público “no aparecen foliados todos y cada uno de los folios que
componen el citado expediente”; que los informes técnico y jurídico
amen de no estar foliados no están cotejados por el Secretario
Municipal”. Solicitando, expresamente, que se subsane de manera
inmediata esta contingencia.

Ciertamente, como advierte el Sr. Rodríguez Ortega, el expediente es


una pieza clave en cualquier proceso administrativo. No en vano, ya
el Reglamento de Ordenación, Funcionamiento y Régimen Jurídico de
las Entidades Locales de 17 de mayo de 1952, -hoy sustituido por el
Real Decreto 2568/1986 de 28 de noviembre-, establecía una
definición del Expediente, según la cual el expediente administrativo
consiste en “un conjunto ordenado de documentos y actuaciones que
sirven de antecedente y fundamento a la resolución administrativa,
así como las diligencias encaminadas a ejecutarla” (art. 164.1).
Igualmente, e esta definición se ha referido la Sala Tercera del
Tribunal Supremo en varias sentencias, concibiendo el expediente
como una “serie de actuaciones administrativas debidamente
documentadas que reflejan el procedimiento de que el acto o
disposición trae causa”. V.gr. Sentencias del Tribunal Supremo de 18
de octubre y 4 de diciembre de 1979 (Ar. 3893 y 4176) y Sentencia
del Tribunal Supremo de 23 de abril de 1986 (Ar. 2956).

Más descriptivamente, el apartado segundo del art. 164 del citado


Reglamento precisa que “los expedientes se formarán mediante la
agregación sucesiva de cuantos documentos, pruebas, dictámenes,
decretos, acuerdos, notificaciones y demás diligencias deban
integrarlos, y sus hojas útiles serán rubricadas y foliadas por los
funcionarios encargados de su tramitación”. La jurisprudencia insiste,
del mismo modo, en la necesidad de respetar la meticulosa normativa
reglamentaria sobre la ordenación, conservación y presentación del
expediente, especialmente en la conservación del original “foliado y
con índice”, -indispensable en casos de gran volumen-, de las
actuaciones que comprende para evitar su pérdida (o sustracción...),
así de todo el expediente como de partes del mismo. Entre otras,
Sentencia del Tribunal Supremo de 26 de enero de 1990 (Ar. 598).

Consecuentemente, procede la ESTIMACIÓN de la presente


ALEGACIÓN, debiendo procederse al foliado y cotejo de todos y cada
uno de los documentos y particulares que conforman, hasta hoy, el
expediente administrativo a que hacemos mención.-

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A.2.- Por D. Juan Manuel Rodríguez Ortega, en la Segunda de
las Alegaciones de su escrito se opone que “(…)en la publicación
del Edicto no se establecen los medios de impugnación contra el
mismo”.

Al respecto, aún brevemente, hemos de manifestar que, como


materialización del Principio de Publicidad, la constitucionalización del
trámite de audiencia lo ha convertido en uno de los ejes alrededor de
los que gira el procedimiento administrativo, de forma que su omisión
constituye un vicio esencial del procedimiento, desencadenante de la
declaración de nulidad. No obstante, la audiencia del interesado en
que en definitiva consiste, como dice la STS de 16 de julio de 1997,
no decide ni directa, ni indirectamente el asunto y constituye un mero
acto de trámite no susceptible de recurso o de especial impugnación.
La funcionalidad del trámite de audiencia, dicen, García de Enterría y
Tomás Ramón Fernández, no se limita a asegurar la mera posibilidad
de formular alegaciones, sino que va más allá, en la medida en que
pretende facilitar al interesado el conocimiento de la totalidad del
expediente y permitirle realizar una defensa eficaz y completa de sus
intereses en base a lo actuado en el procedimiento. Pero por ello
mismo, su catalogación como garantía y, en definitiva, como acto de
trámite, limita la posibilidad impugnatoria a los supuestos que decida
directa o indirectamente el fondo del asunto, determine la
imposibilidad de continuar el procedimiento o produzca indefensión o
perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos (arts. 107.1
LRJAP y 25.1 LJCA).

En consecuencia, y por los argumentos citados procede, a juicio del


informante, la DESESTIMACIÓN de la ALEGACIÓN analizada.-

A.3.- Por D. Juan Manuel Rodríguez Ortega, en la Tercera de las


Alegaciones de su escrito entiende que “previo a la firma del
convenio se hace necesario la tramitación del pertinente expediente
de M.P.E .del PGOU para evitar eventuales problemas técnicos, así
como por respeto a la seguridad jurídica”.

Esta alegación, aún cuando incide en el carácter urbanístico del


documento sometido a pública información, plantea realmente una
interpretación del iter y cauce procedimental que ha de seguirse para
la consecución de los objetivos que aborda el Convenio. Es decir,
plantea que la voluntad de las partes, materializada en el Texto
Convencional, vaya precedida de la tramitación de las oportunas
innovaciones de planeamiento que garanticen su viabilidad.

Desde luego, el espíritu de la alegación es de todo punto loable, ya

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que pretende eliminar, ab initio, cualquier atisbo de duda o de
dificultad que se pudiere plantear en cuanto a las condiciones y
parámetros urbanísticos de las modificaciones de planeamiento
necesarias para hacer realidad, tanto el Campus Universitario, como
la Ciudad Deportiva proyectada; garantizando y materializando, con
absoluta precisión, cuáles serán estas condiciones y, en suma, los
derechos y obligaciones urbanísticas que han de asumir las partes en
la ejecución y desarrollo de los términos del Convenio.

Ahora bien, el alegante ha de tener en cuenta que, precisamente, la


función y razón de ser del Convenio es, en todo caso, previa a la
modificación del planeamiento, ya que, el pacto convencional en que
consiste, trata, en definitiva, de armonizar la voluntad de las partes y
servir de base al acuerdo de las mismas en orden a la innovación de
la ordenación urbanística existente en una determinada dirección, en
todo caso, de interés para ambas.

El Tribunal Supremo ha abordado la figura de


los convenios urbanísticos sobre la base de la distinción doctrinal
entre el contrato y la convención. "La convención no contiene sólo un
juego de obligaciones recíprocas o entrecruzadas
(contraprestaciones), sino también compromisos paralelos de la
Administración y de la Entidad mercantil que lo concierta, dirigidos a
un fin coincidente y común, que tiende al aseguramiento futuro de la
ejecución de la modificación del Plan cuando, en su caso, se llegue a
aprobar el mismo. Tales compromisos, paralelos o convencionales,
tratan de fijar el régimen de una situación futura por lo que podrían
asemejarse en su estructura a las disposiciones generales. No lo
hacen en su naturaleza jurídica, que sigue siendo la de un
simple convenio ajeno a ellas.” (S.TS 9/Marzo/2001).

Así, como ha señalado el Alto Tribunal, los Convenios de gestión


urbanística "se concluyen para la gestión o ejecución de
un planeamiento ya aprobado mientras que
los Convenios de planeamiento, como el que ahora se enjuicia,
constituyen una manifestación de una actuación convencional
frecuente en las Administraciones Públicas. Tiene por objeto la
preparación de una modificación o revisión del planeamiento en
vigor".

Que el acuerdo de voluntades materializado en el Texto del Convenio


sea previo a cualesquiera modificaciones o innovaciones de Plan, no
merma, ni limita, en absoluto, la garantía de la seguridad jurídica. Ni

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de las partes firmantes, ni la de terceros afectados o interesados, en
la medida en que el Convenio puede ser impugnado o recurrido,
íntegra o parcialmente, con total autonomía o independencia a las
innovaciones que pudieren resultar del mismo.

De este modo, con relación a su posibilidad de impugnación


autónoma, añade el T.S. que "aunque el convenio o acto
convencional de planeamiento se dirige a preparar y poner en
marcha una alteración del plan, el convenio constituye una realidad o
acto sustantivo independiente del procedimiento de modificación o
revisión del Plan de que se trata. Carece por ello de consistencia el
alegato que se formula en este fundamento. El convenio no tiene
cobertura alguna en la modificación del Plan, que es, en su caso,
posterior e independiente de él. Por eso el convenio no resulta
afectado en su validez por las vicisitudes de la modificación puntual
del PGOU..." (SsTS 15/Marzo/1997 y 31/Enero/2002).

Por tanto, y siguiendo las palabras del T.S., lo cierto es que, por el
contrario "...el convenio celebrado entre las partes, entra de lleno en
el terreno de la practica urbanística que tiende a complementar las
determinaciones legales en la materia, posibilitando el acuerdo de las
partes afectadas, (...) de esta forma el Convenio viene a ser un
instrumento facilitador de la actuación urbanística que en modo
alguno puede implicar derogación ni un beneficio de la
Administración ni en favor de los particulares, de las
reglamentaciones de carácter imperativo, ni puede condicionar el
ejercicio de las potestades urbanísticas, por ser el urbanismo una
autentica función pública indisponible e irrenunciable" (STS.
2/Mayo/1998).

En consecuencia, y por los argumentos citados procede, a juicio del


informante, la DESESTIMACIÓN de la ALEGACIÓN analizada.-

A.4.- También por Don D. Juan Manuel Rodríguez Ortega, en la


Cuarta de sus Alegaciones manifiesta que: “Por parte del alegante
se entiende que el convenio, en aras de facilitar la gestion debe de ir
suscrito asimismo por Inmobiliario Acinipo SL y en su defecto que se
determine de forma clara y concisa cuales son las consecuencias en
caso de desacuerdo entre los firmante e Inmobiliaria Acinipo SL.”.

Tal y como destaca, el Técnico Asesor Jurídico, Sr. Flores Gómez, el


porcentaje de propiedad que correspondía a “Acinipo, S.L.U.” ha sido,
al parecer, adquirido por la mercantil “Urbanizadora XXI, S.A.”, por lo

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que la participación de “Acinipo, S.LU.”, por tal causa, adolece de
sentido y de legitimación negocial.

En todo caso, y como manifiesta el Técnico Jurídico, Sr. Flores, el


Convenio, a fecha de su aprobación definitiva, deberá ir acompañado
de las poderes y de las escrituras que justifiquen y acrediten, tanto la
personalidad jurídica de las mercantiles que lo suscriben, como la
titularidad del suelo del que resultan ser efectivamente propietarios.

A.5.- Por Don Francisco José Zamorano Vázquez, Doña


Asunción López Martín, Doña María Victoria López Cabezón,
Doña María Luisa Rodríguez-Pino Sánchez y Doña María del
Carmen Miralles Márquez, Concejales no adscritos de la
Corporación Municipal de Estepona, en la Primera de las
Alegaciones de su escrito presentado se contempla el siguiente
tenor: “En relación con la clausula primera: por los alegantes se exige
que el objeto del convenio se amplíe incluyendo “la creación del
CAMPUS DEL DEPORTE E INDUSTRIA DEL OCIO DE ESTEPONA”
conforme al acuerdo marco de colaboracion firmado entre la Junta de
Andalucía, la Universidad de Málaga y el Ayuntamiento.”.

Esta misma Alegación ha sido formulada por Don José Navarro


Aguilar, Secretario General de la formación política BLOQUE
NACIONALISTA ANDALUZ, en la primera de sus alegaciones
contempla lo siguiente “Exige que en la redacción de esta cláusula, el
objeto de este convenio no se atan sólo la sectorización de los
ámbitos de suelo urbanizable no sectorizados, así como establecer la
ordenación estructural de dichos Sectores, sino también, la creación
de una Universidad Pública y de una Ciudad Deportiva, debiendo fijar
el convenio los compromisos, plazos, condiciones, financiación (ante
todo) y demás pactos complementarios a fin de detallar la creación
de la Universidad Pública y la Ciudad Deportiva en Estepona.”

Estas alegaciones, transmiten un contenido eminentemente formal,


ya que ponen de relieve una omisión en que incide la cláusula
primera de las del documento convencional, al no hacer expresa
referencia al destino finalista de los suelos que han de ser cedidos al
Iltmo. Ayuntamiento y al origen del acuerdo por virtud del cual esos
suelos han de ser incorporados a un desarrollo universitario y a su
contexto deportivo y de ocio.

Ahora bien, a juicio personal de quien informa, aunque el convenio,


desde el punto de vista jurídico y técnico urbanístico, no deja duda de
esta destinación universitaria y deportiva de los terrenos de cesión,
no resulta baladí el que expresamente la adición propuesta al texto

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por los alegantes se incorporase a la literalidad de esa cláusula
primera, en la medida en que resulta expresiva y transmite, a
cualquier lector del convenio, el verdadero origen y la primordial
razón de ser del mismo y la justificación teleológica del interés
público que dentro del marco de urbanismo municipal ha determinado
su redacción y, en su caso, su ulterior aprobación y ejecución.

Por tanto, y por las razones aquí manifestadas, procede a juicio del
informante la ESTIMACIÓN de las presentes ALEGACIONES.-

A.6.- Igualmente, por Don Francisco José Zamorano Vázquez,


Doña Asunción López Martín, Doña María Victoria López
Cabezón, Doña María Luisa Rodríguez-Pino Sánchez y Doña
María del Carmen Miralles Márquez, en la Cuarta de las
Alegaciones de su escrito se propone que: “la Comision Mixta de
Seguimiento informe el convenio con carácter previo a su
aprobación.”

A tenor de los arts. 30.2, 39.2, 41.3, 95.2.2.ª y 3.ª de la Ley 7/2002,
de 17 de diciembre (BOJA del 31), de Ordenación Urbanística de
Andalucía, a la luz de su examen sistemático y de la práctica
administrativa comparada, las principales fases que debe observar el
procedimiento de celebración de los convenios urbanísticos, son las
siguientes:

• 1.º Una vez negociados y suscritos, se someterán


al trámite de información pública mediante anuncio en
el Boletín Oficial correspondiente y, en su caso, en el
tablón de anuncios del Ayuntamiento, por un periodo
mínimo de veinte días. Habiéndose alcanzado un
acuerdo previo entre las partes, tras la oportuna
negociación, se suscribe el documento en el que se
refleja el contenido inicial del convenio proyectado,
sometiéndose a información pública.
• 2.º Tras la información pública, el órgano que
hubiera negociado el convenio deberá, a la vista de las
alegaciones, elaborar una propuesta de texto definitivo
del convenio, de la que se dará vista y audiencia a las
personas que hubieran negociado el convenio para su
aceptación, reparos o renuncia.
• 3.º El texto definitivo del convenio de planeamiento
deberá ser ratificado o aprobado definitivamente por el
Ayuntamiento Pleno. Esto es, el Pleno es quien

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debe aprobar el texto definitivo del convenio. En el
supuesto de Convenios inicialmente suscritos por
representantes de la Administración municipal y
autonómica, ese acuerdo de ratificación debería
adoptarse por los máximos órganos colegiados de cada
una.

En definitiva, no debe olvidarse que el contenido del convenio no


vincula al planificador y tampoco debe olvidarse que al hacer
referencia a su posible incorporación a un Plan, debe ser el órgano
competente para la aprobación de éste el que debe asumir
la competencia. Por ello, y en aplicación del art. 22.4 Ley 7/1985, de 2
de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local (LRBRL),
entendemos que se trata de una competencia no delegable.

Por tanto, esta indelegabilidad del Pleno a cualesquiera otros


Órganos, unipersonales o colegiados, internos o externos a la
estructura municipal, impediría la adopción de cualesquiera acuerdos
ajenos a los adoptados en el seno de la Corporación misma. Por otra
parte, el informe previo de una comisión de seguimiento, además de
resultar contrario a la lógica y a las funciones de dicha comisión que
no se olvide ha de nacer ex post facto, -es decir después de la
aprobación definitiva y firma del Convenio-, podría entrañar, por
introducir argumentos metajurídicos o de mera oportunidad, un
condicionamiento tácito o expreso de las conclusiones que alcancen
los técnicos municipales, éstos sí, obligados a emitir su dictamen al
respecto.

En consecuencia, la objetividad, legalidad y transparencia del


Convenio y de los acuerdos contenidos en su clausulado quedan
debidamente garantizadas, tanto por su análisis técnico jurídico-
urbanístico, por su conocimiento y alegación pública, como por su
debate y aprobación plenaria, en su caso.

En todo supuesto, y según interpretamos, las funciones básicas de la


Comisión de Seguimiento vendrán dadas tras la aprobación definitiva
y firma del Convenio y, sustancialmente, habrán de ser:

1. Velar por el exacto cumplimiento del Convenio.


2. Coordinar los trabajos de redacción del planeamiento de
desarrollo y de su ejecución.
3. Fiscalizar el cumplimiento de los plazos convenidos y los
legalmente previstos para las aprobaciones municipales y

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autonómicas en lo que sea necesario, y aquellos previstos para
la gestión y ejecución del planeamiento y la realización de las
obras que configuran las contraprestaciones adicionales.
4. Proponer la adopción de variaciones justificadas o cambios
aconsejables de las determinaciones inicialmente previstas en
este documento.

En consecuencia, y por los argumentos citados procede, a juicio del


informante, la DESESTIMACIÓN de la ALEGACIÓN analizada.-

B.- Alegaciones que se centran en analizar las


cuestiones económicas y financieras que pueden
derivarse del Convenio, especialmente, en garantía
de las obligaciones asumidas por las partes, o
inferirse en su fase de ejecución y desarrollo.-

En los aspectos económico-financieros del Convenio abundan muchas


de las alegaciones presentadas al texto de convenio presentado.
Algunas de éstas se centran, primordialmente, en destacar concretos
aspectos de la financiación de los proyectos aparejados a la ejecución
del convenio, mientras que, todas, coinciden en trasladar su
preocupación y su interés por garantizar, de un modo cierto y
efectivo, la realidad y tangibilidad de las inversiones y de las
aportaciones económicas que se derivan de los acuerdos y cláusulas
convencionales.

Sintéticamente, y para dejar constancia de estas alegaciones, se


transcriben, a continuación, todas las que, salvo error u omisión,
inciden en estas cuestiones, articuladas conforme al escrito
presentado por sus proponentes:

B.1.- Por Don F. Sergio López López, Concejal del Grupo Municipal
Socialista de este Ayuntamiento, se proponen las siguientes:

 “Requiere que se dote al Convenio del estudio económico


necesario que justifique y garantice la equidad de la
compensación, en los dos ámbitos.”
 “Solicita que se requiera informe económico-financiero y fiscal
sobre las mercantiles que deben de depositar los avales y lo
hace extensivo a Gestión y Desarrollo Estepona S.L de gestora
y administradora de las mercantiles intervinientes.”
 “Solicita que se anexe al convenio el compromiso de la Entidad
que financie la construcción del Campus Universitario.”

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Íntimamente relacionada con la financiación y régimen económico del
Convenio, el Sr. López López plantea, en el ámbito del sistema de
gestión de los suelos, conocer el valor expropiatorio de los terrenos
que se adscriben como sistemas generales en el ámbito de los
sectores R1-SUNP y SUNP-06, así como el valor del techo edificable
previsto en el SUNP-R2 y en el citado SUNP-06. Esta alegación que,
será contestada en su contexto urbanístico, pues, en definitiva,
aborda la elección por parte de la Instancia Municipal de un
determinado sistema de gestión y/o de obtención de los suelos,
plantea aquí, cuanto menos la duda de la necesidad de una serie de
valoraciones previas o, cuanto menos, coetáneas al trámite que nos
ocupa. Por tanto, y en aras de tener en cuenta todas y cada una de
las argumentaciones propuestas, no tenemos por menos que tenerlas
en cuenta a la hora de analizar las cuestiones planteadas en relación
a la economía del Convenio, de la obtención de los sistemas
generales, la financiación de los proyectos y de las infraestructuras y,
en última instancia, de la urbanización precisa.

En relación con el tema planteado por el proponente sobre la


insuficiencia e inexistencia de un Estudio Económico-Financiero que
analice y aborde los términos y las obligaciones asumidas por las
partes en el Convenio, solamente es preciso señalar la reiterada
doctrina jurisprudencial, que con sus pronunciamientos ha venido a
relativizar la importancia de dicho Estudio, así como los requisitos
exigibles al mismo.
En este sentido se pronuncia la TS S 15 Abr. 1992 que, textualmente,
dice:

“Es cierto que si se atendiesen sólo a los datos consignados en


el Estudio Económico-Financiero incorporado (…), resultaría razonable
albergar ciertas dudas respecto a la viabilidad del sistema
expropiatorio adoptado.
Sin embargo, una reiterada jurisprudencia, ha venido a poner de
manifiesto el valor relativo y hasta cierto punto provisional de
aquellas estimaciones económicas, a las que no debe exigirse que
contengan un estudio enteramente detallado e inalterable, pudiendo
admitirse, por tanto, que aquellas previsiones iniciales resulten
alteradas en función del carácter dinámico y por las vicisitudes por
las que discurre la ejecución del planeamiento...”.

Y en el mismo sentido se pronuncia la STS de 23 Ene. 1995 que en su


fundamento 9.º, dice textualmente:

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
“Pues bien la doctrina vigente reciente (SS 18 y 26Jul., 2 Nov., 15 Dic.
1993, etc.), estima que el Estudio Económico-Financiero no
constituye un presupuesto en el que deban constar cantidades
concretas de ingresos y gastos sino que es suficiente con que
indiquen las fuentes de financiación que quedarán afectadas a la
ejecución del Plan de acuerdo con la previsión lógica y ponderada
que garantice la real posibilidad de su realización; por otra parte
reconoce este Tribunal abiertamente que la importancia del Estudio
Económico-Financiero debe contemplar cumplidamente las
exigencias que viene exigiendo la doctrina de los tribunales en la
interpretación del art. 42 Regl. de Planeamiento.”
En el presente caso, el Convenio que se analiza adolece de informe
económico alguno, sin que en su tenor queden suficientemente
detallados los presupuestos de inversiones, la carga financiera, las
disponibilidades de inversión con un anexo de tablas y costes, y la
financiación por unidades de gestión, lo que da idea de su manifiesta
insuficiencia y de la necesidad de complementar las obligaciones que
las partes asumen en su ejecución, con un mínimo documento en el
que se contemplen, cuanto menos el volumen e identificación de las
inversiones, las previsiones de ingresos, su periodicidad o
determinación, los costes y flujos de gastos y las garantías que han
de asumir las partes.

Ello parece lógico si se tiene en cuenta que un Convenio, de la


naturaleza del que se nos ofrece, no puede ejecutarse sin movilizar
los recursos económicos indispensables, y por tanto el conocimiento
aproximado de éstos, desde el primer momento, permitirá aquella
movilización. Si el coste no se conoce, siquiera por vía de
aproximación, se dificulta, en gran manera, la acción urbanística.

Es claro que el coste que se conocerá a través de la evaluación


económica será, indiscriminadamente, el correspondiente a las obras
y servicios de todo el sector, a diferencia del coste más exacto de los
Proyectos de Urbanización y Reparcelación, que se reconduce a cada
Unidad de Ejecución. Pero el dato puede ser muy significativo para
calibrar la viabilidad del Plan y para canalizar hacia su ejecución las
voluntades de los propietarios y los medios de financiación que éstos,
legalmente, han de proporcionar, a menos de que se siga el sistema
de actuación por expropiación, -fórmula de gestión cuya evaluación
también se solicita por vía de alegación.

En cuanto a las obras y servicios a evaluar, el Convenio debe


diferenciar aquellas obras que deben ser sufragadas por los

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
propietarios, y aquellas otras y aquellos servicios que han de ser
satisfechos por la Administración. Y con ello, se dan igualmente
cabida, como cuestiones que han de despejarse en el citado estudio
económico-financiero el resto de las alegaciones que presentan un
contenido eminentemente económico. Así:
La propuesta por la Asociación Cultural Progresistas de
Estepona (B.2), conforme a la cual: “no se contempla la
cuantificación de las aportaciones económicas precisas que, (…),
deben de desembolsar las Sociedades propietarias de los terrenos
para la construcción del Centro Universitario y las instalaciones de la
Ciudad Deportiva.”

En igual medida, la presentada por la formación política Unión


Progreso y Democracia (B.3), cuando propone que: “por las
mercantiles se aporte el 50% de la financiación de de las obras de la
Universidad y por la Junta de Andalucía el 50% restante.”

O la fórmula de gestión y financiación económica planteada por el


Concejal de este Iltmo. Ayuntamiento, D. Juan Manuel Rodríguez
Ortega (B.4), quien propone que: “En relación con la clausula
décima se refiere a la inexistencia de la regulación de una supuesta
fundación y se pregunta por la forma en que se va a financiar la
construcción y gestión del complejo universitario, proponiendo que o
los promotores asumen los gastos para la construcción del complejo
universitario en su totalidad o en un gran porcentaje o por parte del
Ayuntamiento se destina el dinero procedente de los convenios
urbanísticos suscritos a sufragar esta estructura universitaria.”

También resulta susceptible de análisis a través del estudio


económico a que hemos hecho anterior mención las alegaciones
presentadas por el Partido de Estepona (B.5 y 6), según las
cuales:

• “(…) que no se hace referencia alguna a la obtención de


financiación que haga realidad la construcción del centro
universitario, una obligación que dimana de Acuerdo Marco de
Colaboración firmado en 2008 y solicita que la dotación inicial
de ocho millones de euros se destine a financiar esas obras.”
• “(…) que el 50% del aprovechamiento medio de cesión
obligatoria se monetarice y su importe se destine a sufragar
los costes de las edificaciones del futuro campus universitario.”

O en última instancia, la planteada por los Sr@s. Concejales Don


Francisco José Zamorano Vázquez, Doña Asunción López

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
Martín, Doña María Victoria López Cabezón, Doña María Luisa
Rodríguez-Pino Sánchez y Doña María del Carmen Miralles
Márquez (B.7), que mantiene: “En relación con los puntos Séptimo
y Décimo del Acuerdo Marco: los alegantes proponen la inclusión y
aceptación por las partes una clausula relativa a que el destino de la
cantidad a abonar al Ayuntamiento sea la construcción del Campus
Universitario, así como la exigencia de aval bancario que garantice la
actuación.”

En consecuencia, parece acertado, vista la profusión de alegaciones


que abordan el contenido económico del convenio y la financiación de
las cargas e infraestructuras que se contemplan en su clausulado, y,
la magnitud y relevancia territorial de los sectores que está llamado a
ordenar, dotar al mismo de un estudio que, analógicamente a lo
dispuesto para los Planes Generales en el artículo 42 del Real Decreto
2159/1978, de 23 de Junio, por el que se aprueba el Reglamento de
Planeamiento para el Desarrollo y Aplicación de la Ley sobre Régimen
del Suelo y Ordenación Urbana, contemple estas y otras cuestiones
hasta despejar, siquiera básicamente, -aunque con garantía cierta-,
las incógnitas y cauciones de financiación y ejecución de su contenido
obligacional.

Por tanto, y en el sentido aquí avanzado, las ALEGACIONES


reproducidas han de ser ESTIMADAS y complementado el Texto
Convencional, con el oportuno estudio económico financiero;
posibilitando, por otra parte, el cumplimiento de lo acordado por la
Corporación Plenaria de este Iltmo. Ayuntamiento, al punto, 5.12, de
su Sesión Ordinaria celebrada el 19 de febrero del pasado año 2.010,
en tanto que determinaba: “la exigencia del depósito de avales para
la construcción del campus universitario, del compromiso para la
construcción de las infraestructuras y el desembolso de los pagos
correspondientes a los aprovechamientos del convenio de gestión así
como de las cesiones de terrenos a que se obligaba el convenio
anterior.”

B.8 y B.9.- Tanto por la Asociación Cultural Progresistas de


Estepona, como por el Sr. Edil D. Juan Manuel Rodríguez Ortega
y por la formación Bloque Nacionalista Andaluz se plantea una
misma e idéntica alegación tendente a incluir en el texto del
Convenio una cláusula que garantice y salvaguarde los intereses y
derecho de los colonos que ocupan ambos sectores.

Respecto de esta alegación común cabe decir que, además de venir


predeterminada y aceptada, ya previamente, por el Ayuntamiento, en
el citado Acuerdo Plenario de fecha 19 de febrero de 2.010, su

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
salvaguarda constituye una premisa básica para posibilitar la
disponibilidad de los terrenos y de los suelos que abarca el Convenio,
y, por tanto, se erige en actuación de negociación y cumplimiento
previo a la materialización de las obligaciones y actuaciones
conveniadas. Por tanto, el acuerdo con los colonos, aunque no
necesariamente, tenga que quedar recogido en el Texto del Convenio,
ha de constituir, a todas luces y por mandato expreso del Pleno,
requisito de previo y especial cumplimiento, antepuesto, en todo
caso, a la aprobación definitiva y firma del Convenio de referencia;
debiendo quedar cumplida constancia de dicho Acuerdo en el
Expediente de Tramitación de este Convenio.

En su consecuencia, en salvaguarda y cumplimiento del Acuerdo


Plenario referido, la ALEGACIÓN presentada a este respecto ha de ser
ESTIMADA.-

C.- Alegaciones tendentes a clarificar el contexto


territorial y el modelo de ordenación de ciudad y
municipio en que se sitúa el texto del Convenio.-

Varias son las alegaciones que pretenden abordar el equilibrio del


convenio desde el punto de vista de la sostenibilidad, de la
Ordenación Territorial y del contexto urbanístico en que se sitúa.

C.1.- Así, por la Asociación Cultural Progresistas de Estepona y


por el Bloque Nacionalista Andaluz, en este contexto se plantea
que:

a) “se produce una ruptura del equilibrio medioambiental de la


zona, procediéndose a una ocupación indiscriminada de la
zona”,
b) que “se debe de detallar de forma más clara y precisa como
vincular este proyecto al Plan de Ordenación Territorial de
Andalucía como al Plan de Ordenación Territorial de la Costa del
Sol”

De la misma manera, y en idéntico sentido, esta misma cuestión es


planteada por la formación política Unión Progreso y Democracia
(c.2), quien solicita “que se reserven expresamente los terrenos y
ubicaciones exactas de las afecciones establecidas en el POTCSO”.

La Ley 1/94, Andaluza de Ordenación del Territorio, previó la


elaboración del Plan de Ordenación del Territorio en 1995 y la

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
focalización de sus previsiones en los Planes Subregionales
de Ordenación del Territorio. A este respecto, conviene recordar que,
tanto el Plan de Ordenación Territorial de Andalucía, como el Plan de
Ordenación Territorial de la Costa del Sol, son instrumentos de
Ordenación Territorial cuyo ámbito de vigencia supera el de los
Planes Generales. Ya que mientras éstos quedan limitados por el
término municipal los instrumentos de ordenación les superan. Y ello,
en tanto que mientras los instrumentos de Ordenación Territorial
regulan materias o cuestiones de interés supramunicipal y lo hacen
dentro de sus competencias; el PGOU o el resto de instrumentos de
planeamiento regulan materias de competencia municipal. Ambos
pueden coincidir con sus determinaciones en el territorio, pero
normalmente regulan materias o cuestiones distintas.

Consecuentemente, y como no podía ser de otra forma, la figura


jurídica del Plan está sometida al principio de jerarquía normativa. Y
así, los planes superiores prevalecen sobre los inferiores. En
consecuencia, los PGOU o los demás instrumentos de planeamiento,
no pueden contrariar ni contener determinaciones incompatibles con
lo establecido, en nuestro caso, por el Plan de Ordenación Territorial
de Andalucía, así como por el Plan de Ordenación Territorial de la
Costa del Sol. Por lo que de ello se deduce, necesariamente, que lo
dispuesto en ambos Instrumentos de Ordenación habrá de ser tenido,
forzosamente, en cuenta por los respectivos Planes de Sectorización a
que se alude en el Convenio. Y, por supuesto, habrán de respetar,
expresamente, el equilibrio medioambiental de la zona y del
planeamiento previsto para la misma.

Asimismo, conviene recordar a los alegantes que los planes están


sujetos al principio de subsidiariedad, como consecuencia del cual
cada instrumento debe contener las determinaciones que le son
propias y que la ley le asigna. Y por tanto, cada Plan debe desarrollar
las competencias que le son propias.

De lo expuesto se puede deducir que tanto el POTA, como el POTCSO


vinculan, en todo caso, al PGOU de Estepona y, por tanto, a
cualesquiera innovaciones o modificaciones que quieran practicarse
en el mismo; ya que la ordenación municipal no puede contener
determinaciones o decisiones contrarias a ambos instrumentos de
ordenación. Así mismo, ha de recordarse, por tanto, que ni el PGOU,
ni sus modificaciones, pueden contener determinaciones que sean
ajenas a las competencias municipales o que invadan las
correspondientes a la ordenación territorial. Y que sólo podrán

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
complementar estas determinaciones si afectan a las competencias
municipales y no invaden las sectoriales y de ordenación del
territorio, salvo que el POTA o el POTCSO le habilite expresamente
para ello.

No en vano, el artículo 10.3º de la LOUA establece expresamente: “3.


Los Planes Generales de Ordenación Urbanística contienen las
previsiones generales de programación y gestión de la ordenación
estructural, los criterios y circunstancias cuya concurrencia haga
procedente la revisión del Plan, así como, de manera expresa, la
valoración, justificación y coherencia de sus determinaciones con las
que, con carácter vinculante, establezcan los planes territoriales,
sectoriales y ambientales”.

Será, por tanto, de recordar que, en todo caso, los PGOU deberán
adaptarse a las previsiones de tales instrumentos -e incluso a las de
los sectoriales (de los que los ambientales, por cierto, no son sino una
subclase)- siempre que las mismas sean constitucionalmente
legítimas, lo que es tanto como decir siempre que no se excedan del
cometido y fines que les son propios y que respeten el ámbito
urbanístico irreductible en que debe cristalizar la autonomía local. En
una palabra, no toda determinación por el hecho de estar
contemplada en un instrumento autonómico debe vincular
irremisiblemente al planeamiento municipal; la relación entre ambos
sistemas de planeamiento -el territorial y el urbanístico- no sólo está
presidida por el principio de jerarquía, sino también por el de
competencia.

Y, desde luego, la plasmación de las determinaciones impuestas por


los Instrumentos de Ordenación Territorial aludidos no ha de ser
recogida en un texto de convenio, sino en los respectivos planes de
sectorización, conforme a los cuales se ordenarán y planificaran los
sectores a que alude el Convenio que analizamos.

Por tanto, y en la medida en que tales alegaciones recogen una


obligación predeterminada por Ley, que se supone ha de ser, en todo
caso, respetada, es por lo que no proceden ambas ALEGACIONES y,
en su consecuencia, han de ser DESESTIMADAS.-

c.3.- En relación con lo anterior, el Sr. Concejal D. Sergio López


López traslada su alegación por la que solicita “que se fije en el
convenio la obligación de hacer un estudio de los recursos hídricos”.

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
A este respecto, y como manifiesta el Arquitecto Municipal Sr.
Gamboa, ha de recordarse que “la obligación de justificar el
abastecimiento de agua potable o la de presentar un “Estudio
Hidrológico e Hidráulico del Sector de Actuación” junto con una
estimación de necesidades de recursos hídricos, situando el consumo
estimado de agua potable de la actuación en m³/día, es exigible a los
Planes de Sectorización conforme se establece en el Art. 12.4. LOUA”.

Por tanto, y por venir, igualmente, predeterminado por Ley el


momento y documento hábil para ello y la necesariedad de articular
tal estudio, la ALEGACIÓN ha de ser DESESTIMADA.-

c.4.- Por la Asociación Cultural Progresistas de Estepona se


plantea la cuestión de que: “a través de este convenio se va a a
agotar suelo para construir viviendas que preveía el PGOU 1994 con
el consiguiente riesgo de que se genere un duopolio”.

Y con ello se suscita una duda de verdadera relevancia en torno al


Convenio. Cuestión que es advertida y tenida, oportunamente, en
cuenta en el Informe correspondiente del Arquitecto Municipal, Sr.
Gamboa.

Así el Técnico Municipal mantiene que “No le es de aplicación al


convenio la Disposición Transitoria 4ª del Texto Refundido de la Ley
del Suelo 2008, dado que esta norma se aplica a los expedientes de
innovación del PGOU que incidan en la reclasificación de suelo o el
aumento de densidad, en su fase de aprobación definitiva, y toda vez
que en los dos años anteriores a la fecha no se ha aprobado
definitivamente ningún expediente de modificación puntual de
elementos que incida en la reclasificación de suelo o el aumento de
densidad”.

Ahora bien, expresamente, advierte: “No obstante lo expuesto es


necesario advertir que la tramitación de las dos innovaciones
establecidas en el convenio de forma conjunta, no permitiría al día
de hoy, alcanzar la aprobación definitiva de los dos Planes de
Sectorización, toda vez que esto supondría un incremento superior al
20 % de la población de derecho censada en el municipio conforme a
lo establecido en la Disposición Cuarta del texto refundido de la LS'08
”Criterios mínimos de sostenibilidad”.

Al respecto conviene tener en cuenta al respecto que, en puridad, el


art. 15.6 TRLS 2008, se remite a la legislación autonómica, para que
sea ésta la que distinga los casos en que se estará ante «revisión» o

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
«modificación» de la ordenación, del planeamiento, en definitiva
-otorgándose implícitamente relevancia cualitativa al factor de la
eventual afectación ambiental derivada del objeto de la alteración- y,
consiguientemente, vincule a los primeros al procedimiento
administrativo más complejo, especialmente para someterlo a la
evaluación ambiental previa.

Pues bien, en paralelo, y en uno de los contados supuestos en que la


LS 2008 prevé explícitamente una aplicabilidad directa frente a la
eventual inactividad del legislador autonómico, la Disposición
Transitoria Cuarta enuncia un supuesto en que se presumirá la
concurrencia de aquélla en todo caso, para la hipótesis de que la
legislación autonómica no la previera, a fecha de 1 de julio de 2008.
Todo ello, con el fin perseguido legalmente de mantener operativa la
diferenciación entre «modificación» y «revisión» del planeamiento,
positivizando la doctrina jurisprudencial en la materia, cuya última
actualización la constituye la batería de Sentencias del Tribunal
Supremo anulatoria de otras tantas Modificaciones Puntuales del Plan
General de San Sebastián de los Reyes (Madrid), porque encubrían
una revisión global de la ordenación preexistente sin seguir el cauce
procedimental propio para ella, más riguroso precisamente para
salvaguardar objetivos como el de la armonización con los
requerimientos de la protección ambiental.

Es por tanto, en este ámbito destinado a impedir actuaciones


parciales que, en realidad, traten de evitar las garantías legalmente
determinadas para el proceso de revisión del PGOU, donde hay que
buscar la eficacia de esta Disposición Transitoria. Y a este respecto,
conviene recordar que el vigente PGOU de Estepona, se encuentra
justamente en proceso de revisión, motivo por el cual, ya en puridad,
no sería aplicable, -además de por las razones dadas por el Arquitecto
Municipal, Sr. Gamboa-, para pretender la operatividad de la citada
Disposición Transitoria Cuarta.

Ahora bien, tal y como destaca el citado Técnico, “Asimismo se hace


necesario recordar a la Administración actuante que existen una serie
de expedientes de innovación del PGOU en fase de aprobación
Provisional, que de aprobarse definitivamente al dia de hoy,
impedirían la tramitación de los Planes de Sectorización de los
ámbitos objeto del convenio.”

Y es que resulta indudable que el Convenio que analizamos está


llamado a innovar el planeamiento de un amplísimo ámbito del

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
Término Municipal y, concretamente, una extensa área del mismo,
hasta el punto que bien podemos afirmar que este texto
convencional, teleológicamente, tiene una relevante vocación de
ordenación del territorio sobre el que se trata de aplicar, que no es
otro que casi todo el Sector Oeste del Término Municipal.

En general, desde el ámbito doctrinal, puede decirse que con este


tipo de convenios se ha venido pretendiendo por las Administraciones
urbanísticas reorientar el desarrollo urbano con la aprobación o
modificación del planeamiento necesario. Evidentemente, el convenio
no da lugar directamente a la modificación del planeamiento, sino
que orienta y prepara su modificación o revisión, dando lugar al
nacimiento del compromiso de promover la modificación del
planeamiento en lo que esté en el ámbito de su competencia, tal y
como en la LOUA (art. 30.1) se determina con claridad. Todo ello, bien
a cambio de una serie de obligaciones que, a su vez, en
contrapartida, contraen los particulares (mayores cesiones etc.), o
bien permitiendo reducciones de edificabilidad o correcciones de
derechos particulares consolidados sin afrontar las indemnizaciones
que de ello derivarían.

Ello ha llevado a un sector de la Doctrina a hablar, en puridad, de


convenios de ordenación, ya que abarcan la modificación del
planeamiento de amplios sectores de suelo.

La admisibilidad de este tipo de pactos, previstos en las diferentes


Leyes urbanísticas de las Comunidades Autónomas, era ya una
posición consolidada en la jurisprudencia, que, sin embargo, había
venido concretando una serie de límites y condiciones para esa
admisibilidad.

Así, el art. 30 LOUA, por ejemplo, permite que estos convenios


puedan posibilitar la preparación de reformas de planeamiento que
impliquen operaciones de auténtica formulación nueva o innovación.
Contenidos que, ya habían llegado a ser admitidos, en ausencia de
previsión normativa, por los Tribunales (v. gr. STS de 24-4-87, RJ
1987, 4757). Ahora bien, siempre la justificación de la modificación de
la ordenación urbanística debe fundamentarse y motivarse en el
interés público.

Es decir, este tipo de convenios no obliga a la Administración


urbanística a aprobar la modificación urbanística con el contenido
comprometido que deberá atender en el ejercicio de su potestad de

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
ordenación al interés general que legitima toda su actuación, aun a
costa de incumplir lo pactado. A lo que obliga a la Administración, su
suscripción, es a iniciar y tramitar el procedimiento urbanístico, de
forma que los contenidos pactados puedan dar lugar a una
ordenación urbanística aprobada. Es, en ese sentido, una obligación
de medios y no de resultado. Las determinaciones pactadas pueden,
finalmente, no ser recogidas y aprobadas en el documento
urbanístico si aparecen circunstancias apreciadas internamente o
señaladas por terceros que permitan apreciar la no coincidencia entre
el interés general y los contenidos pactados. (Así se pronuncia la STSJ
de Andalucía, de 14 de junio de 2005, Rec. n.º 3259/1999).

El convenio de ordenación urbanística carece, así, de fuerza para


vincular a la Administración a aprobar el plan urbanístico con las
determinaciones pactadas dejándose claro en la disposición recogida
que la no aprobación definitiva del planeamiento comprometido
puede producirse, que no podrá ser su cumplimiento pretendido por
los particulares y que el efecto directo de esa no aprobación es la
resolución del convenio.

Es por ello, por lo que las condiciones urbanísticas recogidas en el


texto convencional tan sólo encuadran el marco general y de
máximos de la que habrá de ser la ordenación definitiva de los dos
sectores incluidos en su ámbito. Y, por tanto, habrá de estarse a lo
que recojan con la debida especificidad los Planes de Sectorización
previstos; pudiendo afirmarse que, en sí mismo y en puridad, el
convenio que se informa no deja de ser más que la fijación de la
común voluntad municipal y de los particulares propietarios del suelo
de atender a su desarrollo en función de un interés que de lo
particular se torna en general, vista la carga e importancia pública
que entrañan los elementos de infraestructura previstos. Razón ésta
que, junto a la amplitud territorial que está llamado a ordenar,
aconseja su incorporación a los trabajos de revisión de planeamiento
que se lleven a cabo.

Y al hilo de esta consideración de generalidad conviene tener en


cuenta especialmente la alegación planteada por el Sr. Concejal D.
Sergio López López (c.5), conforme a la cual se sugiere que “se
redacten convenios independientes para ambos Sectores”.

Manifestación ésta en la que conviene incidir, ya que, a juicio del


informante, el texto del convenio que se comenta, dada su amplitud
y, por qué no, la generalidad de muchas de las condiciones que fija,
no puede aspirar a convertirse en el único texto que normativice la

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
ordenación de los sectores que constituyen su ámbito, requiriendo, en
todo caso, de una mayor concreción y pormenorización de su
ordenación.

Es por tanto que, sin perjuicio de validar, mediante la aprobación


definitiva, -si así procede-, la firma, publicación y registro del
presente texto de convenio, sería deseable que, subsiguientemente,
cada uno de los sectores objeto de ordenación e innovación del
planeamiento fueran objeto de ulteriores convenios, más específicos
y concretos, en los que se contuvieren las condiciones urbanísticas
puntuales que han de marcar el desarrollo de cada uno de estos a
través del que ha de ser el correspondiente Plan de Sectorización.

Y, para modular esta afirmación, conviene manifestar que la función y


contenido de los Planes de Sectorización aparece regulado en el art.
12 de la LOUA, en el que su función se podría definir como dirigida al
establecimiento de las determinaciones estructurantes y
eventualmente pormenorizadas de la ordenación urbanística,
necesarias para valorar la procedencia de acometer la transformación
urbanizadora de estos terrenos clasificados como suelo urbanizable
no sectorizado.

En este sentido, los Planes de Sectorización completan la ordenación


estructurante del correspondiente Plan General e incluso anticipan,
eventualmente, la pormenorizada o detallada sobre el ámbito de
suelo urbanizable no sectorizado que es objeto de una iniciativa de
transformación. Y, para cumplir su función y objeto, todo Plan de
Sectorización deberá:

• a) Ser coherente, en todas sus determinaciones,


con las estrategias globales regionales y municipales
para el desarrollo sostenible del territorio.
• b) Resolver la adecuada integración de la nueva
propuesta urbanística en la estructura de ordenación
municipal definida por el correspondiente Plan General.

Puesto que se conciben como mecanismo de integración de la


ordenación urbanística que, por definición, no habrá proporcionado el
planeamiento general.

Este suelo que están llamados a ordenar, en efecto, cual aquí


acontece, es un suelo con relación al cual el planeamiento general no
ha delimitado sectores, ni ha establecido las condiciones para su

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
desarrollo -pero eventualmente, sí las condiciones para esa
delimitación de sectores, o los elementos de las dotaciones generales
correspondientes, o incluso los usos considerados incompatibles, pero
poco más-, pues así aparece caracterizado en el art. 16.2 de la Ley
estatal 6/1998, de 13 de abril -en su versión original, subsistente en
el contexto de elaboración y aprobación de la LOUA-, y, en
consonancia con ella, en el Derecho autonómico [congruentemente,
el art. 10.1.A).e) LOUA], por lo que la legitimación de la
transformación requerirá aquí de un planeamiento de desarrollo que
tenga algún mecanismo a través del cual pueda insertarse
racionalmente en el planeamiento general del Municipio.

En concordancia con ello, por lo que atañe a su contenido sustantivo,


se precisa (art. 12.4): «4. (...) El Plan de Sectorización tendrá el
siguiente contenido sustantivo: a) La delimitación del sector o
sectores que serán objeto de transformación (...), que incorporará los
sistemas generales incluidos o adscritos (...) así como las
determinaciones relativas a la definición del aprovechamiento medio
(...).c) Las determinaciones de ordenación estructural y
pormenorizada propias de los Planes Generales de Ordenación
Urbanística para el suelo urbanizable sectorizado o, en su caso,
ordenado. d) Las determinaciones relativas a la organización de su
gestión (...). e) Los compromisos y garantías prestados para la
urbanización (...).f) Las certificaciones técnicas de los órganos
competentes respecto de la suficiencia de las infraestructuras,
servicios, dotaciones y equipamientos para garantizar los servicios
públicos que la propuesta demande (...).»

Con lo cual, todas estas previsiones, concretas y específicas de cada


uno de los sectores llamados a ser ordenados, son susceptibles de
integrar, respectivamente, nuevos acuerdos de las partes
materializados en el contexto de convenios urbanísticos
complementarios y más específicos; que, por razón de su propia
virtualidad, pueden tener calendarios de ejecución y desarrollo
distintos y adecuados a los elementos que están llamados a ordenar y
desarrollar.

En este sentido, y por lo que corresponde a estas ALEGACIONES


procedería la ESTIMACIÓN en estas condiciones que aquí se recogen.

D.- Alegaciones de naturaleza y contenido

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
urbanístico destinadas a concretar el sistema de
gestión de los sectores que constituyen el objeto del
convenio, su densidad, tipología, o la reserva de
vivienda protegida.-

En el ámbito específico de la gestión urbanística que recoge el


Convenio se han formulado múltiples alegaciones que pueden ser
agrupadas y analizadas con arreglo a una sistemática de contenidos.

Así, respecto del sistema de actuación elegido:

D.1.- Por la Asociación Cultural Progresistas de Estepona se


entiende que “(…) se debe de establecer como sistema el de
cooperación.”

D.2.- Por el Concejal del Grupo Municipal Socialista, Sr. López López
se solicita conocer “(…) cuál sería el valor de expropiación de los
terrenos del SG-R1-SUNP y el techo edificable que correspondería en
este caso al ámbito del SUNP-R2.”; idéntico valor pero
correspondiente al “(…) SG incluido en el ámbito del SUNP-O6”; así
como, “(…) el techo edificable que correspondería en este caso al
ámbito del SUNP-O6.”. Con esta alegación se pretende, obviamente,
conocer el valor de justiprecio de los suelos, con el fin de analizar la
procedencia o conveniencia económica de aplicar el sistema de
expropiación.

D.3.- Por la formación política, Partido de Estepona se propone


“(…) que se sustituya el sistema de compensación por el de
cooperación en el Sector Arroyo Vaquero en base a velar por el
desarrollo simultáneo de los proyectos urbanístico y universitario y
propone asimismo que se suprima el párrafo referido a la obligación
por parte del Ayuntamiento de sustituir, en su caso, el sistema de
cooperación por el de compensación en el sector Guadalobón.”. En el
mismo sentido se pronuncian las alegaciones presentadas por el
Bloque Nacionalista Andaluz.

Para contestar todas estas alegaciones, que inciden en un común


objeto que es el sistema de actuación elegido para la gestión del
suelo y los sectores sobre los que ha de incidir el Convenio, hemos de
tener presente que la opción por el sistema en cada unidad de
ejecución corresponde, incuestionablemente, como sabemos, a la
Administración -art. 108 LOUA-, debiendo realizar la opción en el
instrumento de planeamiento que realice la ordenación del sector o
unidad de ejecución, o en su defecto por el procedimiento establecido
para la delimitación de unidades de ejecución, mediante elección

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
motivada entre los tres sistemas de actuación. Sin que ninguno de los
sistemas de actuación goce de preferencia en el esquema de la LOUA,
siguiendo en este punto el planteamiento del TR92, y separándose de
la LRSV, -art. 4-, que preconizaba la participación de la iniciativa
privada.

Como normas legales complementarias debemos tener en cuenta


que, si la elección corresponde al sistema de compensación, dentro
de él, siempre será preferido el subsistema de gestión en que la
participación de los propietarios sea mayoritaria -art. 131.3.a) LOUA-.
Por último, el apartado 2 del art. 108, establece la posibilidad de
definir por acuerdo entre la administración y los propietarios que
representen al 50% de la superficie de la unidad de ejecución, el
sistema de actuación que se considere más adecuado, a través de la
figura del convenio.

No obstante, parece fuera de toda duda que


la elección del sistema de ejecución del planeamiento que
corresponde decidir, como competencia indeclinable de las
Administración urbanística actuante, es de la máxima importancia en
orden a conseguir la materialización de las previsiones del
planeamiento para que dejen de ser una manifestación voluntarista
de una determinada idea del desarrollo urbanístico y vean su efectiva
materialización.

Por ello, la elección del sistema de ejecución del planeamiento debe


hacerse en función de los parámetros de eficacia y eficiencia
predicables de toda decisión razonablemente meditada. Y así,
la gestión urbanística deberá ser caracterizada porque los agentes de
la misma -sean públicos o privados- puedan garantizar mayores cotas
de eficacia y eficiencia para los intereses generales de la comunidad.

Una adecuada combinación de factores de transparencia en la


actividad administrativa y de la participación de los interesados en la
ejecución sistemática del planeamiento, sean los mismos propietarios
o no, podrá ser la fórmula que permita tomar la decisión más
adecuada en cada caso.

Por lo que resulta innegable que el Ayuntamiento debe tomar sus


decisiones en esta materia teniendo en cuenta, entre otros factores,
sus propias necesidades, los medios económico-financieros con los
que cuente y la colaboración de la iniciativa privada que sea
esperable en unas determinadas circunstancias de lugar y tiempo.

El ordenamiento jurídico español inmediatamente anterior al vigente,


ya reconocía la iniciativa privada expresamente y en los términos del

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
art. 4 de la Ley 6/1998, en el que se contienen claras referencias a
que “Los propietarios deberán contribuir, en los términos establecidos
en las leyes, a la acción urbanística de los entes públicos...” que
deberán, no sólo respetar la iniciativa privada, sino que “... la
Administración actuante promoverá, en el marco de la legislación
urbanística, la participación de la iniciativa privada aunque ésta no
ostente la propiedad del suelo” lo que obliga a los entes públicos a
ser consecuentes con los mandatos legales anteriormente expuestos,
que se reafirman en la LS 2008.

En efecto, el citado art. 4.2 LRS 98 contenía la previsión de la


participación privada en los siguientes términos: “La gestión pública a
través de su acción urbanizadora y de las políticas de suelo suscitará,
en la medida más amplia posible, la participación privada”. Es decir,
casi el mismo tenor literal que el del actual art. 3.3 LS 2008. Pues
bien, como afirma el Tribunal Constitucional en su STC 164/01, de 11
de julio: “... la dirección y control de la ejecución -cuyo alcance y
contenido no son definidos por el precepto- es siempre, pues, una
actividad pública, dado que la transformación de suelo a través de la
urbanización se configura como una obra pública, sin perjuicio de
que, como establece el art. 4.2, dicha gestión pueda ser asumida
directamente por la propia Administración o encomendada a la
iniciativa privada o a entidades mixtas”. Por lo que, a priori, nada
descarta la posibilidad de que la ejecución y la gestión del Plan de
Sectorización correspondiente pueda ser asumida, tanto por la
Administración, como por los propios particulares titulares del suelo,
sin que, al menos teóricamente, haya de primar sistema concreto
alguno.

Ahora bien, la eficacia en la gestión determina que en relación con


cada unidad de actuación la Administración municipal deberá elegir
un determinado sistema de ejecución; considerando, a tal fin, los
medios económico-financieros con que cuente, su capacidad de
gestión, la colaboración de la iniciativa privada y las demás
circunstancias concurrentes. Extremos éstos que deben concretarse y
analizarse, muy particularmente, en el Convenio que se analiza, dada
cuenta la importancia que para el Municipio revisten y representan
las actuaciones que se prevén.

Por tanto, entendemos que, sin perjuicio de la carga y el componente


político que dicha decisión entraña, en tanto que puede ir vinculada al
modelo o a la idea de urbanismo auspiciada por cada Corporación, -y
aunque la elección del sistema pueda llevarse a cabo en el propio
plan, o bien en el momento en que se proceda a la delimitación de la

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respectiva unidad de actuación-, en el caso que nos ocupa tendría
que decidirse, en todo caso, una vez valorado y analizado el
correspondiente Estudio de Viabilidad, antes visto, en tanto medio de
determinación de los medios económico-financieros y de la capacidad
de gestión de los actores urbanísticos.

Ello, con la garantía sobreañadida de que dicho sistema, además,


podrá ser modificado en caso de incumplimiento de los plazos
previstos en el planeamiento, o, en su defecto, una vez transcurridos
cuatro años desde la delimitación de la unidad de actuación sin que la
urbanización y ejecución estuviera concluida.

En consecuencia, y con las previsiones aquí manifestadas se estiman


las ALEGACIONES analizadas, sin que, por ello, se entienda sustituido
un sistema de ejecución propuesto por aquel fijado en el Convenio,
sino que la previsión y concreción del mismo vendrá fijada
razonadamente por las resultas del Estudio de Viabilidad a que se ha
hecho anterior mención.-

D.4.- También por el Concejal Sr. D. Sergio López López se


propone “(…) que se fijen los plazos de ejecución de las obras de
urbanización exteriores e interiores de los dos ámbitos.”

Entendemos que esta alegación resulta por previa y prematura,


extemporánea, ya que, tal y como destaca en su Informe el
Arquitecto Municipal, Sr. Gamboa, “las determinaciones relativas a la
organización de su gestión y, en especial, las condiciones de plazos
de ordenación y ejecución establecidas en el Art. 18.2 LOUA se
exigen en la redacción de los Planes de Sectorización, conforme a lo
establecido en el Art.12.4.d. LOUA”.

Por lo que, será en el Plan de Sectorización de cada uno de los


ámbitos en los que incide el Convenio analizado, donde se habrán de
prefijar, en todo caso, conforme a otras determinaciones
pormenorizadas del planeamiento de ambos, los plazos materiales de
ejecución de las actuaciones previstas y de sus obras urbanizadoras,
ya que como nos recuerda la Doctrina del Tribunal Supremo, Sala
Cuarta, de lo Contencioso-Administrativo, en su Sentencia de 10 Oct.
1988, (Ponente: Delgado Barrio): “Ahora bien, puesto que el plan
nace para ser ejecutado -en otro caso sería un "dibujo muerto"- entre
sus determinaciones han de aparecer menciones relativas a
los plazos de ejecución. Así, concretamente, respecto de los planes
parciales -art. 10.2 a) de la Ley de 1956, y art. 13.2 h) del Texto
Refundido- se exige la fijación del plan de etapas para la ejecución de

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las obras de urbanización".

En definitiva, los plazos de ejecución constituyen un compromiso que


vincula al urbanizador no solo frente a la Administración, sino también
frente a futuros propietarios, por lo que, en atención a las específicas
condiciones urbanísticas que hayan de desarrollarse, estos han de
ser, necesariamente, fijados en el Plan de Sectorización. En atención
a ello, y en tanto prematura, esta ALEGACIÓN merece ser
desestimada.

D.5 y D.6.- Por la Asociación Plataforma Vecinal de Estepona


solicita que “… se reconsideren los parámetros de edificabilidad,
densidad y superficie de suelo”; ya que, entiende el alegante que el
total de viviendas del convenio, que ascendería a 6.399 Uds. arroja
una densidad media por Sector de 100viv./Ha., “si simplemente
efectuamos la deducción a las superficies totales destinadas a SG y
cesiones obligatorias”.

En el mismo sentido, la Asociación Cultural Progresistas de


Estepona se aduce que “la
densidad real resultante
es de 50 viv/Ha. Frente a
las 30 viv./Ha establecidas en
el convenio.”

Según el alegante, deducidos estos suelos las superficies quedarían


reducidas a 175.000 m2.s. y a 450.000 m2.s., respectivamente, lo
que le lleva al siguiente resultado:

En última instancia, también el Bloque Nacionalista Andaluz


estima que la densidad prevista en el Convenio abocaría a la
construcción de 6.399 viviendas en el ámbito de los dos sectores, lo
que supondría un incremento poblacional de más de 25.000
habitantes en los mismos. Crecimiento humano éste que, además, de
no estar previsto en el Planeamiento General vigente lleva
necesariamente aparejada la necesidad, a su vez, de un incremento
de las dotaciones imprescindibles a tal densidad.

A la hora de analizar estas ha de acudirse, necesariamente, al


Informe emitido, a tal efecto, por los Servicios Técnicos de Urbanismo

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y, concretamente, al dictamen emitido por el Arquitecto Municipal, Sr.
Gamboa, conforme al cual se desarrollan los cálculos de superficie y
densidades que contempla el Convenio que se analiza.

Y así, se pronuncia el precitado Técnico Municipal, manteniendo


literalmente que: “En cuanto a la densidad media alegada es
necesario hacer constar que, descontadas las superficie destinadas a
SG y no las de los de las cesiones obligatorias, que tienen la
consideración de dotaciones locales, la densidad resultante sería la
siguiente:”

De la simple operación de deducción realizada por el Facultativo


Municipal se evidencia el desajuste de la primera de las alegaciones,
ya que, en modo alguno, la densidad que predica puede deducirse, ni
siquiera aproximadamente, de los términos del Convenio que
analizamos.

Para validar la legalidad y legitimidad del cálculo efectuado por el


Arquitecto Municipal, Sr. Gamboa, baste traer a colación el
razonamiento jurídico Segundo de la Sentencia del Tribunal Supremo,
Sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo, Sección 5ª, de 10 Jul.
1991, (Ponente: Barrio Iglesias, Jaime), en la que se desestima un
razonamiento idéntico al que plantea la Asociación Plataforma
Vecinal de Estepona, y ello en base al siguiente tenor:

“Igual suerte han de correr los motivos de impugnación de la parte


apelante relativos a la infracción del límite legal de densidad de
viviendas previsto en el art. 75 del texto refundido de la Ley sobre
Régimen del suelo y Ordenación Urbana y desarrollado en los arts. 47
y 100 del Reglamento de Planeamiento, no examinado en la
sentencia apelada, y a la reactualización de una licencia caducada,
éste sí estudiado en la misma y desestimado por ella. El primero,
porque el límite de 75 viviendas por hectárea establecido en el
primero de dichos artículos, aparte de no construir una determinación
legal sustantiva de ordenación sino un estándar urbanístico impuesto
como límite legal a la potestad de planeamiento, de suerte que no es
directamente aplicable, constituyendo un mandato que tiene como
destinatarios a los órganos encargados de elaborar y aprobar los
planes de urbanismo, no puede calcularse en la forma simplista en lo

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que hace el apelante, es decir, partiendo de la base de que en un
determinado solar se quiere edificar cierto número de viviendas,
encontrar la proporción en que éste se encuentra respecto de una
hectárea, debiendo calcularse tomando como referencia, tal como del
citado art. 47 se deduce, todo el sector de suelo urbanizable en que
se actúa, para ver si en él se produce o no la densidad de 75
viviendas por hectárea, deducidas, en su caso, las áreas no
residenciales ocupadas por los sistemas generales de la estructura
general del territorio, pero no las superficies destinadas a viales,
parques, jardines y demás dotaciones propias de cada actuación.”

Es por éste mismo razonamiento por lo que, en igual medida, se ha


de DESESTIMAR la ALEGACIÓN formulada por el Bloque
Nacionalista Andaluz, ya que, con independencia de lo que
acabamos de razonar respecto de la viabilidad y legalidad de la
densidad prevista, no resulta de recibo oponer la imprevisión de
dotaciones generales que acompañen y complementen el crecimiento
urbanístico previsto e inherente a tal densidad, toda vez que serán los
planes de sectorización y subsiguientes instrumentos de
planeamiento, en su caso, y gestión, los que habrán de prever y
contemplar estas dotaciones complementarias.

Suerte distinta ha de correr la Alegación formulada por la Asociación


Cultural Progresistas de Estepona, ya que es el mismo cálculo
antes realizado el que acredita que la densidad media de cada uno de
los sectores incluidos en el ámbito del Convenio se sitúa en torno a la
media de 50 Vivs./Ha. (SUNP-R1: 56,95/ SUNP-R2: 50,10),
respectivamente.

En todo caso, no debemos olvidar que, aun admitiendo la realidad de


esta última alegación, la densidad que puede derivarse del Convenio
que analizamos, que en todo caso, debe revestir la calificación de
máxima, se encuentra dentro de los límites legales establecidos en el
Art. 17.1.1ª.1. LOUA, conforme al cual: “1. En los sectores de suelo
urbano no consolidado y suelo urbanizable, el Plan General de
Ordenación Urbanística o el Plan Parcial de Ordenación y, en su caso,
los Planes Especiales, deberán cumplir las reglas sustantivas y los
estándares de ordenación siguientes:

1. La densidad y, en su caso, edificabilidad serán adecuadas y


acordes con el modelo adoptado de ordenación, general y por
sectores, y por tanto proporcionadas a la caracterización del
municipio en los términos del artículo 8.2 de esta Ley y
ajustadas al carácter del sector por su uso característico
residencial, industrial, terciario o turístico. Cuando se refiera al
uso característico residencial la densidad no podrá ser superior

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a 75 viviendas por hectárea y la edificabilidad a un metro
cuadrado de techo por metro cuadrado de suelo. (…).”

Es por ello que, conforme a lo aquí manifestado, se precisa la


ESTIMACIÓN de la ALEGACIÓN presentada, en este caso, por la
Asociación Cultural Progresistas de Estepona, en la medida en
que razona y matiza una determinación de la densidad urbanística de
los sectores afectos a reordenación más acorde con la realidad que la
efectivamente prevista. No siendo así, respecto de la ALEGACIÓN
planteada por la Asociación Plataforma Vecinal de Estepona la
cual, por su evidente desajuste, debe ser DESESTIMADA.

D.7.- En relación con lo anterior el Sr. Edil de la Corporación, D.


Sergio López López postula un criterio de sostenibilidad y
proporcionalidad en el desarrollo urbanístico de ambos sectores
respecto de otros, también existentes en el ámbito del término
municipal y así recomienda que: “a) En el supuesto de inviabilidad de
la expropiación y de que exista proporcionalidad, solicita que se
disminuya la edificabilidad del ámbito universitario y se adscriban
esos excesos a otros sectores”.

Al respecto, conviene volver a recordar lo manifestado en su Informe


por el Sr. Asesor Jurídico de Urbanismo, Sr. Flores Gómez, en el
sentido que muchas de las alegaciones realmente “(…) proponen una
distinta redacción del mismo (planeamiento) basada en cuestiones de
oportunidad o conveniencia, ya sea mediante distintas alternativas al
ejercicio discrecional de la potestad de planeamiento.”. Y esta
alegación, en definitiva, no deja de resultar un claro exponente de
esta caracterización; resultando, por ende, una mera recomendación,
loable y, sin duda, con fundamento, pero que, en modo alguno,
vincula jurídicamente a los criterios, decisiones y, en definitiva, a la
política urbanística que pueda adoptar la Corporación. Por lo tanto
procede su DESESTIMACIÓN.

D.8.- También, por D. Sergio López López se solicita que “se fijen
en el convenio las dotaciones establecidas por la Ley para cada
ámbito”.

Tal y como, se pronuncia el Sr. Arquitecto Municipal, D. Francisco


Gamboa, “este aspecto es de contemplación obligatoria en el Plan de
Sectorización”.

Y abundando en el argumento dado en su Informe, conviene recordar


que el artículo 10.1.a).d) y e) LOUA distingue la delimitación sectorial

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hecha por el Plan General, tratándose de suelo urbano y suelo
urbanizable sectorizado y en el resto del suelo urbanizable las
condiciones para la posterior delimitación por los Planes de
Sectorización.
Concretamente, el artículo 10.1.a).e) advierte que la delimitación por
el Plan General o establecimiento de condiciones para la posterior
delimitación por el Plan de Sectorización deberá asegurar la adecuada
inserción de los sectores en la estructura de la ordenación municipal.

El precepto puede completarse con lo establecido en el artículo 31 del


RGU, lo que supone que la división sectorial deberá establecerse de
forma tal, que estos constituyan unidades geográficas
y urbanísticas que permitan un desarrollo adecuado en Planes
Parciales. Los terrenos incluidos en cada sector han de tener
características urbanísticas homogéneas y su perímetro estará
delimitado por situaciones de planeamiento existentes, por sistemas
generales de comunicación, espacios libres o elementos naturales,
definidos de forma que garanticen una adecuada inserción del sector
dentro de la estructura urbanística general del Plan.

La LOUA en su artículo 13 al regular la figura del Plan Parcial recoge la


doctrina jurisprudencial habida sobre leyes estatales anteriores e
implícitamente aplica el principio de jerarquía normativa (artículo 9.3
de la CE) que le imprime la naturaleza jurídica normativa propia de
los planes urbanísticos, (como decía la STS de 11-05-79 “el Plan
Parcial, como tal Plan, participa de los caracteres de disposiciones de
carácter general”).

En este sentido, los Planes Parciales como instrumentos constitutivos


del planeamiento urbanístico en desarrollo, abarcan sectores
completos delimitados por el Plan General o por el Plan de
Sectorización, y, conforme a la LOUA, tienen por objeto:

• desarrollar las determinaciones que sobre la


estructura urbana general haya establecido el Plan
General o el Plan de Sectorización, definiendo la
ordenación y regulación detallada y concreta, artículo
13.1.a), de sectores completos de suelo urbano no
consolidado y en suelo urbanizable;
• modificar la ordenación detallada establecida, en
su caso, por el Plan General o el Plan de Sectorización,
artículo 13.1.b), si bien en este supuesto ha de respetar
la ordenación estructural y la modificación ha de

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
hacerse de conformidad con los criterios y directrices
del planeamiento general sin que pueda afectar
negativamente a la funcionalidad del Sector o a la
ordenación de su entorno.
A mayor abundamiento, establece el artículo 13.3 de la LOUA que los
Planes Parciales contienen las determinaciones que allí se exponen y
en su Ordinal 3.c) dice: “La fijación de la superficie y características
de las reservas para dotaciones, incluidas las relativas a
aparcamientos, de acuerdo con las previsiones del Plan General de
Ordenación Urbanística y los estándares y características
establecidos en esta Ley.”
Precepto éste que ha de relacionarse, necesariamente, con lo
dispuesto en el Artículo 17.1.2º LOUA, norma legal, en la que se
especifican, con meridiana profusión, la determinación de los
estándares urbanísticos que, conforme al uso previsto del suelo, han
de ser objeto de reserva.

Estándares para dotaciones públicas locales. Art. 17.1.2.ª


Uso Zonas Aparcamientos
característico Total Equipamientos verdes públicos

18 a 21
30 a 55 m²s/100
m²s/100 12 a 34 m²s/100 m²e ≥10% 0,5 a 1 plazas/100
Residencial m²e m²e Ss m²e

Industrial o 14 a 20% 0,5 a 1 plazas/100


terciario Ss ≥4% Ss ≥10% Ss m²e

25 a 30% 1 a 1,5 plazas/100


Turístico Ss ≥4% Ss ≥20% Ss m²e

Por lo tanto, procede la DESESTIMACIÓN de la presente ALEGACIÓN,


en la medida en que la concreción particularizada de la dotaciones de
cada uno de los sectores objeto de Convenio vendrá dada, a
posteriori y conforme a los estándares legales aquí reseñados, a la
hora de determinar la ordenación pormenorizada de estos.

D.9.- Por el Partido Político Unión Progreso y Democracia se pide


que “(…) se eviten expresamente las transferencias urbanísticas.”.

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
Pese a la ambigüedad conceptual que se infiere en el planteamiento
de la alegación, vista la generalidad con que se formula, parece obvio
su carácter extemporáneo y apriorísticamente limitativo de una de las
técnicas de perecuación que posibilita nuestro Ordenamiento Jurídico
para alcanzar la equidistribución y el reparto equilibrado de cargas y
beneficios urbanísticos en el desarrollo del planeamiento urbanístico.

Prima facie, conviene manifestar, tal y como, se manifiesta por el Sr.


Gamboa, Arquitecto Municipal, en su informe emitido al efecto que,
en todo caso, la posibilidad o necesidad de acudir a esta técnica de
reparto vendrá dada por las determinaciones y la ordenación
pormenorizada que pueda deducirse de los correspondientes Planes
de Sectorización.

A tal efecto, conviene destacar que las transferencias de


aprovechamiento tienen por objeto reajustar los aprovechamientos
susceptibles de apropiación o aprovechamiento subjetivo (90 por 100
del área de reparto) con el aprovechamiento asignado a la finca o
inmueble por el planeamiento (aprovechamiento objetivo o
materializable en cada finca). Las transferencias operan en suelo
urbano consolidado y encajan dentro de la llamada actuación
asistemática, también conocida vulgarmente como fincas o solares de
licencia directa. A través de ellas se consigue materializar en un suelo
urbano el aprovechamiento real asignado a la finca por los diversos
cauces que, tanto la LOUA, como el Texto Refundido de la Ley del
Suelo, aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2008, de 20 de junio,
establece.

Es preciso partir de la propia definición de excedente de aprovecha-


miento urbanístico, no explicitada en la LOUA pero que debe
entenderse como la diferencia positiva que resulta al restar del
aprovechamiento objetivo el aprovechamiento subjetivo.

Ya se explicita en el art. 55.2 B) LOUA, respecto del régimen del SUNC


que a efectos de la materialización del aprovechamiento: “podrá
autorizarse la edificación aun cuando la parcela correspondiente no
tenga todavía la condición de solar, siempre que se cumplan los
siguientes requisitos:
a) La cesión del suelo correspondiente
al aprovechamiento urbanístico imputable al municipio por razón de
su participación en las plusvalías y la adquisición, en su caso,
mediante transferencias de aprovechamiento, de los excedentes de
aprovecha-miento o sus equivalentes económicos...”

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
De manera que de no haber excedentes
de aprovechamiento tampoco cabría la posibilidad
de transferencias de aprovechamiento urbanístico, ya que no habría
ninguna necesidad de transferir aprovechamiento: no habría ni
parcelas o solares excedentarios ni deficitarios.

Es preciso reiterar que la posibilidad de existencia o inexistencia de


las Transferencias de Aprovechamiento Urbanístico en SUC es un
tema de debate importante abierto tras la entrada en vigor de la
LrS98, existiendo posturas a favor y en contra de la posibilidad de
equidistribución (o perecuación) de aprovechamiento entre dos o más
propietarios en SUC, dependiendo de la definición que se adopte para
el SUC y el SUNC. Debe señalarse que, en todo caso, en la LOUA se
contienen y son vigentes sin ninguna duda en SUNC sin Unidad de
Ejecución. Es decir, las TAU como institución son posibles (y hasta
necesarias en ocasiones) y más aún en un caso
como Andalucía donde la regulación de las mismas se refiere
expresamente al SUNC. En SUNC sin Unidad de Ejecución no cabe
duda de su posibilidad.

En la LOUA las Transferencias de Aprovechamiento Urbanístico (TAU)


vienen reguladas en el art. 62. Como ya es conocido, en el sistema de
gestión urbanística del aprovechamiento establecido en la LS92 en el
caso de las parcelas asistemáticas cuyo aprovechamiento objetivo
unitario fuera mayor que el aprovecha-miento subjetivo -85%, 90%,
100% del aprovechamiento de referencia-, el exceso no correspondía
a los propietarios de suelo (arts. 151 y 189 LS92); y en el caso
contrario de que el aprovechamiento objetivo unitario fuera menor
que el indicado para cada caso los propietarios tenían derecho a ser
compensados de su defecto (por diversos métodos en el caso de las
actuaciones sistemáticas y a través de las TAU -o en metálico- en el
caso de las actuaciones asistemáticas).

Dicho de otra forma, las técnicas del aprovechamiento tipo o medio y


las TAU en suelo urbano no consolidado por la urbanización no
incluido en Unidades de Ejecución (y en SUC, caso de ser posibles tras
la LrS98 y la definición del SUC dada por cada ley autonómica) tienen
como finalidad conseguir el equilibrio entre defectos y excesos
del aprovechamiento objetivo respecto del subjetivo en el seno de
una determinada área de reparto o ámbito de perecuación, o, incluso
sin necesidad de delimitar éste en el plan respecto
del aprovechamiento objetivo de la propia parcela. Es decir, se trata
de producir un equilibrio entre propietarios cuyos terrenos han sido

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
tratados diferencialmente por el planeamiento, pero no se trata
directamente de producir, en ningún caso, cesiones de suelo lucrativo
a favor de la Administración actuante.

Más en concreto, en la LOUA, de conformidad con lo establecido en su


art. 62.1: “Si así lo previera el instrumento de planeamiento aplicable,
los propietarios de una parcela o solar
pueden transferir el aprovechamiento subjetivo que les corresponda y
no puedan materializar en una u otro, a otras parcelas o solares en
situación inversa, es decir, que tengan atribuido un
aprovechamiento objetivo superior al que corresponda a sus
propietarios. La transferencia determina la justa distribución
del aprovecha-miento objetivo entre los propietarios intervinientes y
legitima su materialización por éstos.

Obsérvese que, conforme a dicho artículo 62.1 LOUA,


pueden transferir aprovecha-miento subjetivo los propietarios de
parcelas o solares que tengan exceso de aprovechamiento subjetivo
respecto del aprovechamiento objetivo establecido en el plan, con lo
cual puede transferir tanto el propietario de un terreno dotacional
como el de un terreno deficitario de aprovechamiento objetivo
respecto del subjetivo, produciéndose una cierta contradicción con lo
señalado en el art. 62.3 LOUA. De donde resulta que el
único aprovechamiento que se puede transferir de una localización a
otra es el correspondiente al exceso de aprovecha-miento subjetivo
sobre el objetivo materializable, o nulo, en todo caso; y de las
parcelas deficitarias de aprovechamiento objetivo, en su caso.

Y así los propietarios de terrenos dotacionales pueden transferir su


exceso de aprovechamiento subjetivo y debe existir la posibilidad de
que en la parcela o solar «de destino» los propietarios de las
correspondientes parcelas o solares con exceso
de aprovechamiento objetivo compensen este exceso. Es decir el
suelo equivalente sustentante del aprovechamiento objetivo
correspondiente a los propietarios que aportan su aprovechamiento
subjetivo.

Consecuentemente, habrá de estarse a la realidad final de la


ordenación de ambos sectores y de las parcelas, usos y densidades
resultantes, fijadas, en todo caso, en los correspondientes planes de
sectorización, para determinar, con toda garantía y fiabilidad la
oportunidad y/o necesidad de acudir, siempre justificada y
motivadamente, a la técnica de transferencia de aprovechamientos

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Ilmo. Ayuntamiento de Estepona
para equilibrar y equidistribuir las cargas y beneficios resultantes del
planeamiento que corresponda a ambos sectores y a las fincas en
ellos comprendidos. Por tanto, y en función de los argumentos dados
al inicio del análisis de esta ALEGACIÓN procede su DESESTIMACIÓN.

D.10.- Por la Asociación Socio-Cultural Progresistas de


Estepona en relación a la descripción de usos pormenorizados
previstos en el Convenio para ambos sectores se considera que debe
establecerse el número o el porcentaje de viviendas a construir
según las tipologías contempladas, dando prioridad a las adosadas y
exentas, así como que se debe de determinar la altura de los
edificios.

Abundando en ésta cuestión, la formación política Unión Progreso y


Desarrollo pide que se regulen los usos pormenorizados
residenciales, concretamente, de las tipologías Colectiva Abierta y
“singular en altura”. Así, como regular, expresamente, la construcción
en altura.

Más sintéticamente el Concejal Sr. López López solicita que “se


contemplen las distintas tipologías en los dos ámbitos objeto del
convenio”.

A estos efectos, conviene recordar que el planeamiento general es el


que asigna usos e intensidades globales a las diversas zonas de suelo
urbanizable (uso residencial, de oficinas, comercial, deportivo, etc.,
atribuyendo determinados metros cuadrados a cada uno) y divide el
territorio en sectores (caso de los Planes Generales) o, al menos, fija
los criterios para llevar a cabo esa división para que cada uno de tales
sectores sea objeto de planeamiento de desarrollo; siendo los Planes
Parciales típicamente, los que pormenorizan esos usos y sus
tipologías (uso residencial en bloque abierto, en manzana cerrada, en
viviendas unifamiliares en parcela de 500 m², etc…), reglamentando
las restantes condiciones de urbanización y edificación en su ámbito.

Por lo tanto, al igual que otras tantas alegaciones ya analizadas, las


que se comentan y van destinadas a predeterminar la concreción de
la tipología de las viviendas que se han de contener en ambos
sectores, resultan, a todas luces, apriorísticas y prematuras y, en
consecuencia, procedería su DESESTIMACIÓN.

D.11.- Por las formaciones políticas Bloque Nacionalista Andaluz y


Unión Progreso y Democracia se postula la previsión y

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determinación en el texto del Convenio Urbanístico del número
exacto de viviendas protegidas, así como del régimen de protección
que ha de afectar a las mismas; significando, en todo caso, la
necesidad de que el convenio recoja los estándares de reserva de
vivienda protegida a que se refiere el Artículo 17 LOUA y, así mismo,
las determinaciones que en tal contexto se significan en el Artículo 10
de dicho Texto Legal; así como la expresión de los plazos de inicio y
terminación de las meritadas viviendas.

Mención aparte merece el tratamiento de estas alegaciones, en la


medida en que abordan la necesidad de dotar a ambos sectores de la
correspondiente reserva de suelo residencial para
la vivienda protegida porque, como ya se ha recordado, es la propia
Constitución la que vincula la ordenación de los usos del suelo con la
efectividad del derecho a la vivienda. A la vista de la senda
extraordinariamente prolongada e intensa de expansión de nuestros
mercados inmobiliarios, y en particular del residencial, parece hoy
razonable encajar en el concepto material de las bases de la
ordenación de la economía la garantía de una oferta mínima de suelo
para vivienda asequible, por su incidencia directa sobre dichos
mercados y su relevancia para las políticas de suelo y vivienda, sin
que ello obste para que, ese mandato constitucional, pueda ser
adaptado por la legislación de las Comunidades Autónomas a su
modelo urbanístico y por las Entidades Locales, dentro de este marco,
a sus diversas necesidades.

A tal efecto y reconociendo la extraordinaria significación de esta


cuestión, debemos tener en cuenta que el art. 10.1.A.b) de la LOUA,
establece que en cada área o sector con uso residencial, se realizaran
las reservas de los terrenos equivalentes, al menos al treinta por
ciento de la edificabilidad residencial de dicho ámbito para su
destino a viviendas de protección oficial u otros regímenes de
protección pública; pero esto, no implica, ni por otro lado, un texto
convencional resulta ser el lugar adecuado para ello, que haya de
establecerse a priori, ni el número de viviendas, ni, por supuesto, el
concreto régimen de protección pública que pueda ser más adecuado
y acorde con las necesidades de vivienda que presenta la ciudadanía
de Estepona.

Por ello, y pese a que a estas alegaciones puede otorgárseles un


evidente efecto admonitivo y de obligada previsión, conviene
recordar a los alegantes que los parámetros que exigen en este
estadio urbanístico, son verdaderamente exigibles en los
correspondientes Planes de Sectorización que, necesariamente, han
de ser tramitados en su día como desarrollo de las previsiones del

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Convenio.

E.- Alegaciones centradas en determinar el modelo


universitario y los grados previstos y que han de
conformar la oferta educativa del proyectado
“Campus Universitario de Estepona”.-

Un determinado número de alegaciones formuladas durante el


período de Exposición Pública del Convenio van destinadas a analizar
y reformular la oferta educativa y la definición, contenido y número
de grados que se han de impartir y residenciar en el Campus
Universitario a que se refiere el Convenio.

De entre este tipo de alegaciones destacan, especialmente, las


formuladas por el Sr. Edil de la Corporación, D. Juan Manuel
Rodríguez Ortega (E.1) y por los también Sr@s. Concejales, Don
Francisco José Zamorano Vázquez, Doña Asunción López
Martín, Doña María Victoria López Cabezón, Doña María Luisa
Rodríguez-Pino Sánchez y Doña María del Carmen Miralles
Márquez (E.2). Así:

E.1.- El Sr. Rodríguez Ortega, se pronuncia sobre la necesidad de


detallar, en el Convenio, todos y cada uno de los grados o potsgrados
universitarios que se van a impartir en el Campus de Estepona;
proponiendo, paralelamente, una serie de potsgrados que entiende
que deberían de impartirse, así como la necesidad de que se dote de
un Gran Parque Tecnológico donde se invierta en I+D+I, investigación
y desarrollo.-

E.2.- En sentido similar, los Sr@s, Zamorano Vázquez, López


Martín, López Cabezón, Rodríguez-Pino Sánchez y Miralles
Márquez trasladan su deseo de que “el desarrollo del Plan de
Actuación contemplado en el Acuerdo Marco deberá de ser previo a la
aprobación del convenio urbanístico...”.

Ambas alegaciones, habida cuenta la similitud del contenido que


abordan, deben ser analizadas y contestadas conjuntamente, puesto
que, en esencia, pretenden anteponer la concreción e íntegra
determinación de la oferta lectiva, negociada con la Universidad de
Málaga, a la aprobación del Convenio que nos ocupa.

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Sin género de duda, ambas alegaciones tienen una justificación loable


y de plena sensibilización hacia la mayor profusión y alcance del
Proyecto Universitario que se pretende implantar en Estepona. Y,
desde luego, ese expreso reconocimiento debe preceder al
comentario que respecto de las mismas ha de hacerse en un trámite
de pura naturaleza jurídica, cual es el que nos ocupa a la hora de
estimar o desestimar en Derecho los aspectos técnicos y el
clausulado de un determinado Convenio.

Desde luego, -y en tal sentido sería deseable que se pronunciare el


Iltmo. Pleno de la Corporación-, la voluntad que debe animar a todos
los representantes populares del Municipio es la de que el Proyecto
Universitario que nos ocupa cuente, no sólo con el máximo respaldo y
apoyo, de todas las capas de la sociedad de Estepona, sino que
abarque el mayor número posible de grados, postgrados, masters,
etc…, destinados a que la prevista descentralización de la
Universidad de Málaga, reconocida y plasmada en el Acuerdo Marco,
suscrito el día 21 de febrero de 2.008, entre el Iltmo. Ayuntamiento de
Estepona, la Universidad de Málaga y la Consejería de Innovación,
Ciencia y Empresa, no resulte meramente testimonial y limitada a
una/s concreta/s titulación/es, sino que pueda ser lo más amplia
posible. Ésta, más que un deseo político, resulta ser, verdaderamente,
una obligación para todos aquéllos que de una manera u otra
estamos propiciando el desarrollo universitario de la ciudad.

Ahora bien, parece obvio que la implantación de más grados


universitarios y la concreción de su necesidad no puede ser fruto del
mero deseo inicial, sino que ha de obedecer a la progresiva madurez
del Proyecto, a la puesta en marcha del mismo, a la negociación con
las Autoridades Académicas y autonómicas y, en definitiva, a la
demostración de la idoneidad del Campus programado, de sus
instalaciones y, como es lógico, de la demanda educativa
concurrente.

Por tanto, y sin perjuicio de que el espíritu de las alegaciones


comentadas sea el que anime las presentes y futuras negociaciones y
acuerdos destinados a dar contenido a este Proyecto Universitario, en
este estadio procedimental y en relación con el análisis del contenido
técnico y jurídico del Convenio, las mismas no resultan procedentes.
Máxime cuando el Convenio se suscribe con propietarios del suelo de
carácter particular, con los que poco, o mejor dicho nada, se puede
negociar respecto del Campus Universitario, salvo la entrega y puesta
a disposición de los suelos donde el mismo ha de asentarse y
desarrollarse.

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En consecuencia, y con las salvedades aquí manifestadas, estas
ALEGACIONES han de ser DESESTIMADAS.

F.- Alegaciones que postulan la participación general


en el seguimiento del cumplimiento y ejecución del
Convenio y en las fórmulas de gestión de los
proyectos en éste contenidos.

Un nutrido grupo de alegaciones van destinadas a posibilitar una


amplia participación ciudadana en todas las fases del Proyecto de
Campus y Ciudad Deportiva. Participación que para unos ha de
concretarse en una mesa ciudadana y, en general y para todos, en
una Fundación Universitaria.

Paralelamente, muchos de los alegantes aluden a la Herencia Nadal, a


su legado y a sus fondos, para que aquel y éstos puedan ser
destinados a sus fines y destino originarios. En este caso,
materializados en el Proyecto Universitario que comentamos.

En éste sentido, podemos citar como más representativas las


siguientes:

F.1.- Por la Asociación Socio-Cultural Progresistas de Estepona


se entiende la necesidad de que se forme “una mesa de participación
ciudadana que vele por la transparencia y el cumplimiento de los
objetivos sociales del legado”.

F.2.- Por la formación política Unión Progreso y Democracia se


solicita que se incluya expresamente una mesa de participación
ciudadana tal y como se aprobó en el pleno celebrado el 19 de
febrero de 2010.

F.3.- Por el Partido de Estepona se propone que debe de limitarse


la cláusula de subrogación del convenio hasta tanto estén definidos
los parámetros que permitan hacer realidad el Proyecto Universitario
y en particular hasta la creación de la Fundación que se encargaría de
la gestión del mismo.

F.4.- Por los Concejales, Don Francisco José Zamorano Vázquez,


Doña Asunción López Martín, Doña María Victoria López
Cabezón, Doña María Luisa Rodríguez-Pino Sánchez y Doña
María del Carmen Miralles Márquez se manifiesta que en
desarrollo del Punto Sexto del Acuerdo Marco, suscrito el día 21 de
febrero de 2.008, entre el Iltmo. Ayuntamiento de Estepona, la

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Universidad de Málaga y la Consejería de Innovación, Ciencia y
Empresa, “con carácter de urgencia se elaboren y aprueben los
estatutos que constituyan la Fundación del Campus Universitario de
Estepona.”

A.- Varios son los puntos sobre los que hay pronunciarse respecto de
las alegaciones transcritas, ya que, en su esencia, revisten una
importancia singular a la hora de hacer un Proyecto participativo que,
garantizando la pluralidad y la concurrencia, pueda alcanzar un valor
añadido, tanto en el ámbito del servicio público docente al que ha de
quedar adscrito, como en su imbrincación en la ciudad y en la
sociedad de Estepona.

Así, e inicialmente, consideramos, a efectos de estas alegaciones, que


el cauce adecuado para velar por el desarrollo y la gestión del
Campus Universitario de Estepona viene disciplinado, como
acertadamente ponen de manifiesto algunos de los alegantes, por la
constitución de una Fundación Universitaria. Con lo cual, entendemos
más preciso hablar de esta figura jurídica, como medio de expresión y
de participación ciudadana, que se simple mesa o comisión. Ya que
en el caso de que haya de existir una comisión, lo será aquélla que
haya de atender al cumplimiento de las obligaciones y cláusulas del
Convenio Urbanístico, pero nunca a la gestión y desarrollo del
Proyecto Universitario.

La oportunidad de constituir una Fundación viene avalada por


múltiples y sustanciales razones que, aún en modo somero y sucinto,
se tratarán de consignar aquí.

En este sentido, recuérdese que el art. 149.1.15 de la Constitución


Española otorga a los poderes públicos la competencia de promoción
de la investigación científica y técnica en beneficio del interés
general, correspondiendo a las Universidades el establecimiento de
un marco adecuado que impulse tal actividad y la protección de sus
resultados.

Y dentro de este marco aludido, como medio instrumental


favorecedor de la consecución de ese interés general, las
Universidades se han venido valiendo, como expresión de su
autonomía, mantenida en el Artículo 2 de la Ley Orgánica 6/2001, de
21 de diciembre, de Universidades, de Fundaciones, propias o
participadas.

Con la fundación se ha venido pretendiendo la constitución de un


servicio personificado, pero no sólo compartimento burocrático o
servicio que carezca de toda entidad independiente, que signifique

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una estructura específica que actúe como soporte de la investigación
y la docencia, en los términos legislativos orgánicos. Y la forma de
fundación no es en absoluto casual, sino resultado de la emulación de
una de las entidades que más importantes beneficios ha aportado a la
Universidad pública española: la Fundación Universidad-Empresa. El
nacimiento de esta, significó una huida de la «maraña burocrática del
pasado», como recordó en su día, Carmina Virgili, quien fuera
Secretaria de Estado de Universidades e Investigación, con cuya
personificación se huía de la utilización de «fórmulas paralegales,
cuando no abiertamente ilegales».

Pues bien, nada parece impedir que una Fundación pueda servir de
soporte a toda o parte de esta actividad formativa del estudiante, del
postgraduado o investigadora inicial del doctorando, cuando medie el
correspondiente convenio, y, en su caso, la correspondiente
convalidación, fórmula hábil también para otros ámbitos como las
prácticas en empresas de planes de estudios de primero y segundo
ciclo. Menos aún puede extenderse la prohibición a la impartición de
los cursos de especialización que, en similar medida, podrán
desarrollarse en las Fundaciones universitarias, mediando el oportuno
convenio, garantizando el control de la prestación del servicio público
de la educación superior y de sus servidores que indeclinablemente a
la Universidad debe corresponder.

Las Fundaciones son también conceptualmente patrimonios afectados


de modo duradero a la realización de fines de interés general, y ésta
es la primera declaración que efectúa el art. 2.1 de la Ley 50/2002, de
26 de diciembre, de Fundaciones y, paralelamente, el art. 1 de la Ley
49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin
fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo.

La finalidad de la Fundación universitaria singular o compartida puede


ser —y lo es— beneficiar a la Universidad misma, pues con ella se
designan colectividades genéricas de personas, la Universidad
concebida como comunidad o ayuntamiento de maestros y escolares,
a los efectos del art. 3 de la Ley de Fundaciones, ya que tienen esta
consideración los colectivos de alumnos y trabajadores de una o
varias empresas, y en su consecuencia, de una o varias
Universidades, e incluso sus familiares, si la Fundación tiene como fin
atender prestaciones sociales universitarias, y sin ningún género de
dudas cuando se dirige a imbricar la Universidad con la sociedad y la
Empresa.

Así, nos encontraremos con que el patrimonio del ente instrumental


independiente jurídicamente de la Universidad misma, viene a

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significar un patrimonio al servicio de la Universidad, lo cual debe ser
una ventana que nutra de claridad las reticencias que unos cuantos
puedan plantear.

Los estatutos fundacionales pueden regular la correspondiente


participación de los órganos universitarios en la actividad de la
Fundación. Los estatutos universitarios y los reglamentos dictados en
su desarrollo pueden establecer cuantos procedimientos de control
estimen oportunos para regular el tránsito económico que se
produzca desde la Universidad a la Fundación, o viceversa, e, incluso
el régimen de aportaciones de empresas y personas privadas o
públicas, subvenciones y fondos.

En una vuelta más de tuerca y éste de Derecho necesario, el


protectorado ejerce, porque la Ley de Fundaciones se lo manda, las
competencias de velar por el efectivo cumplimiento de los fines
fundacionales de acuerdo con la voluntad del fundador, y teniendo en
cuenta la consecución del interés general ha de verificarse que los
recursos económicos de la Fundación han sido aplicados a los fines
fundacionales.

Con estas ideas no se pretende agotar, en modo alguno, los


argumentos que avalan la complementariedad que ejerce una
fundación en la implantación del Campus Universitario de Estepona.
Ya que la constitución de la misma implicaría, como así es deseable,
que el patronato representase a todas las fuerzas y agentes sociales
del municipio, garantizando, de este modo, no solo la participación y
pluralidad de la gestión, sino también la identificación de las
necesidades formativas de la ciudadanía y la conformación misma de
la que ha de ser poco a poco la oferta educativa de este Campus.

Por ello, parece obvio que este Convenio no debe hacer mención
alguna a esta Fundación, en la medida en que es ajeno a esta
iniciativa al ser una consecución negocial suscrita con terceros,
propietarios de un suelo, pero ello no resulta óbice, para que,
paralelamente, a la tramitación y sucesión de hitos administrativos
del Convenio, se vaya avanzando en la redacción y constitución de la
tan necesaria Fundación.

B.- Otra de las cuestiones que se abordan en estas alegaciones es la


relativa a la conocida como Herencia Nadal.

A tal efecto, conviene recordar que, aproximadamente, en Agosto de


2.005, se terminaron de vender a distintos particulares, por parte del
Sr. Obispo de Málaga, los terrenos que, en su día, pertenecieron a
Doña María Nadal Guerrero y que, a su fallecimiento, pasaron a

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formar parte de su Herencia y de la Fundación Pía Autónoma José
Nadal.

Con esta operación, y en cumplimiento de la última voluntad de la


Sra. Nadal, se consiguió allegar los fondos necesarios para atender al
pago de los legados instituídos en el testamento, así como dotar de
un patrimonio líquido a la Fundación que permitiese la realización de
los proyectos previstos en beneficio de Estepona y de sus más
necesitados ciudadanos y, muy particularmente, el Proyecto
Educativo.

Por tanto, es lógico pensar, además de exigible, que a partir de ahora


se proceda a practicar las pertinentes liquidaciones de los donativos
ordenados por Doña María Nadal en su testamento, mediante el pago
de los legados instituidos a favor de la Iglesia y sus instituciones, si es
que esto ya no se ha llevado ya a efecto por parte del Sr. Obispo de
Málaga, y, en la medida, en que ya quedó constituido el fondo
fundacional de la Fundación José Nadal realizar las gestiones precisas
para que el mismo se destine íntegramente a dotar el proyecto
universitario; de tal manera que revierta a favor de esta ciudad el
valor de los terrenos que fueron de D. José Nadal y que, conforme a la
voluntad de su hermana, pasaron a la Fundación José Nadal.

Por tanto, y sin perjuicio, de lo que en sí mismo representa el texto


del Convenio, de su clausulado y de su régimen económico y
dotacional, resulta una obligación ineludible, iniciar los trámites,
conversaciones y negociaciones ante el Sr. Obispo de Málaga
tendentes a obtener el fruto fundacional de ese legado para
garantizar su aplicación al fin previsto por su donante. Y, así, con
independencia del Convenio, debe ser el Iltmo. Pleno de la
Corporación el que en tal sentido se pronuncie y decida los términos y
plazos de esa negociación.

Y es cuanto tiene que manifestar en Derecho, el Técnico Asesor

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Jurídico que suscribe, emitiendo la presente propuesta al Iltmo. Sr.
Alcalde-Presidente de la Corporación, a los efectos de estimar o
desestimar las alegaciones formuladas respecto del Convenio
Urbanístico a que se hace mención ut supra. Todo ello, sin perjuicio de
la resolución que a tal efecto pueda adoptarse.

Estepona, 11 de febrero de 2011.-

El Técnico de Administración Especial.-


Asesor Jurídico.-
Francisco de Paula Llamas Angulo.-

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