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Nacimiento de Pablo
Saulo Pablo nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso (en la actual Turquía), por
entonces ciudad capital de la provincia romana de Cilicia, en la costa sur del Asia
Menor.
En la Epístola a Filemón, Pablo se declaró ya anciano (presbytés). La escribió estando
preso, bien a mediados de la década del año 50 en Éfeso, o bien a principios de la
década del año 60 en Roma o Cesarea. Se supone que en aquella época se
alcanzaba la ancianidad hacia los cincuenta o sesenta años. A partir de este dato, se
estima que Pablo nació a comienzos del siglo I, hacia el año 10. Por lo tanto, fue
contemporáneo de Jesús de Nazaret.
Lucas afirma que Pablo era oriundo de Tarso, ciudad situada en la provincia de Cilicia,
información considerada digna de crédito. Corrobora esta tradición que la lengua
materna de Pablo era el griego desde su nacimiento, y que no se
observan semitismos en su uso de este idioma.
Además, Pablo utilizó la Septuaginta, traducción al griego de los textos bíblicos,
empleada por las comunidades judías del mundo antiguo más allá de Judea. Este
conjunto concuerda con el perfil de un judío de la diáspora nacido en una
ciudad helenística. A esto se suma la inexistencia de tradiciones alternativas que
mencionen otros posibles lugares de nacimiento, con excepción de una noticia tardía
de Jerónimo de Estridón que consigna el rumor de que la familia de Pablo procedía de
Giscala, ciudad de Galilea (De viris illustribus 5 —Comentario a Filemón—; fines del
siglo IV), noticia considerada en general carente de respaldo.
Por entonces, Tarso era una ciudad próspera, de cierta importancia (Hechos 21, 39).
Capital de la provincia romana de Cilicia desde el año 64 a. C., estaba enclavada a los
pies de los montes Tauro y a orillas del río Cidno, cuya desembocadura en el mar
Mediterráneo servía a Tarso de puerto. Tarso poseía importancia comercial, ya que
formaba parte de la ruta que unía Siria y Anatolia. Además era el centro de una
escuela de filosofía estoica. Se trataba, pues, de una ciudad conocida como centro de
cultura, filosofía y enseñanza. La ciudad de Tarso tenía concedida la ciudadanía
romana por nacimiento.
Un tema discutido en la investigación del «Pablo histórico» es su estado civil, del cual
no existe constancia clara. Los textos de 1 Corintios 7, 8 y 1 Corintios 9, 5 sugieren
que, cuando escribió esa carta en la primera mitad de la década del año 50, no estaba
casado, pero eso no aclara si nunca se había casado, si se había divorciado o si había
enviudado.
Cabe plantearse si, habiendo estado Saulo Pablo en Jerusalén «a los pies de
Gamaliel», conoció personalmente a Jesús de Nazaret durante su ministerio o al
momento de su muerte. Las posiciones de los estudiosos son diversas, pero en
general se presume que no fue así, ya que no hay mención de ello en sus epístolas.
Resulta razonable pensar que, si hubiera sucedido un encuentro semejante, Pablo lo
habría consignado en algún momento por escrito.
Según los Hechos de los Apóstoles, el primer contacto fidedigno con los seguidores de
Jesús lo tuvo en Jerusalén, con el grupo judeo-helenístico de Esteban y sus
compañeros. Saulo Pablo aprobó la lapidación de Esteban el protomártir, ejecución
datada de la primera mitad de la década del año 30.
En su análisis, Vidal García limita la participación de Saulo Pablo en el martirio de
Esteban al señalar que la noticia sobre la presencia de Pablo en esa lapidación no
pertenecería a la tradición original utilizada por Hechos. Bornkamm argumenta sobre
la dificultad de suponer que Pablo haya estado siquiera presente en la lapidación de
Esteban.
Con todo, otros autores (por ejemplo, Brown, Fitzmyer, Penna, Murphy O'Connor, etc.)
no encuentran razones suficientes para dudar sobre la presencia de Pablo en el
martirio de Esteban. Siempre según los Hechos, los testigos de la ejecución de
Esteban pusieron sus vestidos a los pies del «joven Saulo» (Hechos 7, 58). Martin
Hengel considera que Pablo podría tener en aquellos momentos unos 25 años.
El capítulo 8 de los Hechos de los Apóstoles muestra en los primeros versículos un
cuadro panorámico de la primera persecución cristiana en Jerusalén, en el que Saulo
Pablo se presenta como el alma de esa persecución. Sin respetar ni a las mujeres,
llevaba a los cristianos a la cárcel.
No se habla de matanzas pero, en un discurso posterior en el templo (Hechos 22, 19-
21), Pablo señaló que andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que
creían en Jesús de Nazaret. En Hechos 9,1 se indica que las intenciones y propósitos
de Saulo eran amedrentar de muerte a los fieles. Y en Hechos 22, 4 se coloca en boca
de Pablo su persecución «hasta la muerte», encadenando y encarcelando a hombres
y mujeres.
Vidal García y Bornkamm manifiestan su desconfianza respecto de los alcances reales
de esa persecución, tanto desde el punto de vista de su extensión geográfica cuanto
de su grado de violencia. Barbaglio señala que los Hechos hacen aparecer a Pablo,
«no como el perseguidor sino como la persecución personificada», por lo que no se los
puede considerar una crónica neutra. Sanders sostiene que esa persecución se debió
al celo de Saulo Pablo, y no a su condición de fariseo. Más allá de los alcances
precisos de su carácter persecutorio, se podría resumir —en palabras de Gerd
Theissen— que la vida del Pablo precristiano se caracterizó por «el orgullo y el celo
ostentoso por la Ley»
Conversión
Pero todo cambió, en el año 36, cuando los jefes de los sacerdotes de Israel, le
confiaron la misión de buscar y hacer detener a los partidarios de Jesús en la ciudad
de Damasco. Ya que, cuando iba camino hacia esta ciudad, fue testigo de forma
inesperado de la manifestación prodigiosa del poder divino; fue repentinamente
deslumbrado por una misteriosa luz, arrojado a tierra y perdió la visión durante un
tiempo. Hecho que le dio un rumbo completamente distinto a su vida, ya que entonces,
decidió convertirse en cristiano (nombre que se le dio a los seguidores de
Jesucristo). Lo que, a su vez, conllevó a que pidiera ser bautizado y adoptara el
nombre de Pablo (según lo cuenta en el libro de Hechos). Ya que según el relato del
mismo libro (Hechos, capítulo nueve): “Le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. El
cayó en tierra y oyó una voz que le decía —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y
él dijo: —¿Quién eres, Señor? Y él Respondió: —Yo soy Jesús, a quien Tú persigues.
Pero Levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer…”
Tras su estancia en Damasco, donde, recobró la vista, San Pablo se puso en contacto
con el creciente grupo de seguidores de Jesús, dando inicio a sus primeras
actividades de evangelización y posteriormente, decidió emprender un retiro durante
algunos meses al desierto (no se conoce exactamente a dónde), afirmando así de
manera más profunda, en el silencio y la soledad, los cimientos de su fe.
De vuelta a Damasco, fue violentamente atacado por los judíos más radicales, motivo
por el que se vio forzado a abandonar clandestinamente la ciudad, descolgándose en
un gran cesto desde lo alto de unas murallas.
Su predicación
Pablo inició su predicación en Damasco. Aquí la rabia de los judíos ortodoxos contra
este “traidor” era tan fuerte que tuvo que escaparse dejándose bajar de la pared de la
ciudad en una canasta. Al bajar a Jerusalén, fue suspiciosamente vigilado por los
judíos cristianos porque no podían creer que él que tanto había perseguido se había
convertido.
De regreso a su ciudad nativa de Tarso, otra vez se unió Barnabás y juntos viajaron a
Antioquía siriana, donde encontraron tantos seguidores que fue fundada por la
constancia de los primeros cristianos. Fue aquí donde los discípulos de Jesús fueron
llamados cristianos por primera vez (del Griego << Christos >>, ungido). Después que
regresaron a Jerusalén, una vez más para asistir a los miembros de la iglesia que
estaban escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a Antioquía y
después navegaron a la isla de Chipre; durante su estancia convirtieron al procónsul,
Sergius Paulus.
Una vez mas en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron
muchos pueblos del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos.
Generalmente en estos lugares Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los
judíos; si ellos lo rechazaban entonces predicaba a los gentiles.
En Antioquía de Pisid, Pablo lanzó un discurso memorable a los judíos, concluyendo
con estas palabras: Hechos 13,46-47 “Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé:
«Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que
la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos
volvemos a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de
los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»
Después de esto Pablo y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban
el tema de la posición de la Iglesia, todavía en su mayoría de miembros judíos, hacia
los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue problemática porque para
los judíos era importante que los gentiles se sometieran a este requisito de la ley judía.
Pablo se mostró en contra de la circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo
fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del
corazón, una transformación interior.
La ley no puede justificar al hombre sino sólo la gracia recibida por medio de
Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aun mas radical que el que
presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta total
hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.
Pablo es el libre prisionero de Cristo (cf. Hch 20,22); ya no se pertenece, sino que su
vivir, amar y morir es Cristo Jesús (cf. Gal 2,20). Amar a Cristo es inseparable de amar
a aquellos que le han sido confiados con el mismo amor de Cristo. Ese amor es
superior a los meros esfuerzos humanos, es el amor divino que ha recibido, que no
escatima en nada para llevar al amado a Cristo (cf. 1Cor 4,14-17; 2Cor 6,13; 11,2;
12,15; 1Tes 2,7.10-11; Fil 10; Gal 4,19).
Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en
Roma) sufrió martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la
Iglesia de Roma. Pablo, por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una
antigua tradición su martirio fue cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de
Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que según la tradición surgieron cuando su
cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces)
Pablo que al final dijo: “He competido en la noble competición, he llegado a la meta en
la carrera, he conservado la fe” -II Timoteo 4,7. Nos ha dado la Palabra de Dios que
nos fortalece para nuestras luchas y salir como el victoriosos. Es por lo tanto esencial
que meditemos asiduamente sus cartas como toda la Palabra de Dios que
encontramos en la Biblia.
Bibliografía
Bibliografía Web
https://historia-biografia.com/pablo-de-tarso-san-pablo/
https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_de_Tarso
https://www.tutareaescolar.com/biografia-del-apostol-pablo.html
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/pablo.htm
Comentarios Bíblicos
Comentario Bíblico de Matthew Henry
Comentario de la Biblia Plenitud
Comentario Bíblico Mundo Hispano
Comentario la Biblia del Diario Vivir
Comentario de Jamieson-Fausset-Brown
Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
Comentarios de la Reina Valera 1995
Notas de la Versión Dios habla Hoy