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Tarazona
Todo proyecto conlleva una meta que se quiere alcanzar y un camino que debe
recorrer para lograrla, lo que supone una intención, unos logros que se esperan
alcanzar lo mismo que las acciones que habrán de realizarse para su consecución.
Igualmente, implica un proceso de construcción, puesto que durante el transcurso del
su recorrido sobrevienen obstáculos y condicionantes variados que requieren nuevas
decisiones y nuevas tareas que asumir para gestionarlo y dirigirlo hacia el logro de la
meta deseada. Proyecto es una palabra latina “proyectum” que significa “lanzar hacia
delante” dando la imagen de algo que se dirige al futuro, al mundo de lo posible. En el
proyecto se involucran tres momentos que definen la cosmovisión de la realidad
sobre las que se sustentan las acciones y expectativas que se han de ubicar en el
mismo: presente, pasado y futuro.
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Pero, por otra parte, también se concibe como una organización, como la manera de
estructurar funciones, articular relaciones para lograr propósitos definidos; en este
caso objetivos formativos. Comúnmente se utilizan indistintamente los términos
institución y organización al referirse a la escuela, se habla de la institución
educativa o la organización escolar como sinónimos, aunque debe tenerse claro que
cada uno se refiere a un hecho social diferente. Institución se refiere a un conjunto
formas y estructuras sociales que normalizan las relaciones sociales siendo
anteriores al individuo mismo, como son el Estado, la iglesia, la familia. De esta
forma, instituir es una acción que concreta en nuevas formas de hacer lo instituyente,
genera cambios en lo instituido, en lo establecido y aceptado, que es la institución.
Organización define unidades sociales construidas a propósito para lograr objetivos
concretos a través de un sistema complejo de interrelación de áreas que intercambian
procesos e información. La diferencia entre éstos se resalta principalmente en que el
primero se abroga un carácter abstracto, duradero y poco modificable, mientras que
el segundo se dirige a la concreción de un hecho social de carácter contingente (Alfiz,
1997:18-19).
La institución educativa ha sido creada para cumplir una función: la de comunicar a las nuevas
generaciones los saberes socialmente producidos, aquellos que son considerados –en un
momento histórico determinado- como válidos y relevantes. La comunicación de los contenidos
escolares – de esos aspectos del saber que han sido seleccionados como “saber a enseñar”-
da lugar a la relación didáctica, a esa relación ternaria que se establece entre el maestro, los
alumnos y el saber (Alfiz, 1997:31)
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fundamentos del proceso, teniendo en cuenta, los diferentes contextos, los marcos
jurídicos, los referentes conceptuales, los lineamientos y los criterios definidos por
el gobierno y la institución educativa.
En este sentido, este autor formula dos propósitos que deben orientar al proyecto
educativo:
La construcción del sentido de identidad de sus protagonistas, ya sean
individuos, grupos o instituciones.
La cohesión de la institución como comunidad educativa, quien se puede
expresar en la conformación de grupos o equipos de trabajo con capacidad
para procesar y reinterpretar propuestas.
Por este motivo el PEI es un proyecto social en cuanto que está signado por
interrelaciones, intereses y la participación de grupos o actores involucrados. El
poder compartido permite el ejercicio de una participación estratégica alejada de
diseños normativos que posibilita a cada quien para opinar, decidir, ejecutar y evaluar
a través de una lógica sistémica que permite usar diversos puntos de vista en torno a
una problemática.
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La “puesta en escena” de los intereses y las necesidades individuales y grupales debe darse,
por supuesto, en el contexto de las interacciones de quienes estructuran el proyecto, para
delimitarlo en cuanto al objeto del cual se ocupa y estudiar el estado del arte de dicho objeto al
momento de ser abordado (Durán, 1996:21)
Son varios los componentes que conforman la estructura de un PEI. Como proyecto
se encuentra orientado al futuro intentando articular el presente con el futuro y de
esta manera su mirada se ubica en el “Proyecto Histórico Cultural” como la
posibilidad de construir una sociedad diferente, una sociedad organizada, consciente
de sus recursos y posibilidades, justa, igualitaria y en paz. Toda pregunta por la
educación tiene que dirigirse a hacer la pregunta por las personas, la sociedad y la
cultura.
La escuela, en sus diferentes niveles, está inmersa en una cultura que le propone fuentes de
conocimientos de diverso orden, mecanismos para la supervivencia de los sujetos dentro de
dicha cultura, y demarca las prácticas individuales y sociales, imponiendo aquellas más
aceptables que tienen un uso social. En este orden, gran parte de lo que el ser humano es
depende de su entorno cultural. La escuela cumple una tarea como promotora de la cultura
vigente, pero, al mismo tiempo, propone otros saberes y conocimientos, otras prácticas que
pueden contribuir a disminuir o a mejorar la calidad de vida (Lozano y Lara, 1999:12-13).
“La educación prepara para el futuro, articulando el pasado, mirándolo con ojos del
presente". Antes de adentrarnos en la significación y responsabilidad de un proyecto
histórico pedagógico, es necesario puntualizar lo que aquí se entiende por proyecto,
como la representación (espacio-temporal) de las aspiraciones y acciones que
favorecen la conquista de una realidad que no existe. En otras palabras, proyecto
obedece a algo que hay que construir, organizar y proponer, pero que su existencia y
formulación no garantizan su alcance. Cuando nos referimos a proyecto histórico-
pedagógico, estamos pensando en la prefiguración reconstructiva que promueva una
relación dialéctica entre el deber ser de la educación y las relaciones observables o
efectivamente el hacer, en otras palabras el movimiento entre las aspiraciones y las
conquistas educativas (Álvarez, 2004).
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Igualmente, el PEI debe ser la expresión viviente del proyecto educativo nacional –
PEN- en cuanto recoge las concepciones, valoraciones y representaciones que una
sociedad tiene de su cultura, de los procesos formativos, educativos y culturales.
Todas las culturas tienen diferentes formas de entender y comprender la formación,
como se expresa en el texto de Francklin (1784) Notas acerca de los salvajes de
Norteamérica:
Durante la firma del tratado de Lancaster, en Pensilvania, el año 1744; entre el gobierno
de Virginia y las seis Naciones, los comisionados de Virginia hicieron saber a los indios que
existía en Williamsburg un colegio provisto de fondos para la educación de la juventud de la
india, y que si los jefes de las Seis Naciones enviaban cincuenta de sus hijos a ese colegio, el
gobierno se encargaría de que recibieran todo lo necesario y de que fueran instruidos en
todo el aprendizaje de la gente blanca.
El portavoz indígena respondió:”sabemos que vosotros estimáis en alto grado el tipo de
aprendizaje que se enseña en estos colegios y que el mantenimiento de nuestros jóvenes
durante el tiempo que estuvieran entre vosotros resultaría costosísimo. Nosotros estamos
convencidos por lo tanto de que mediante vuestra posición deseáis hacernos bien y os
agradecemos con todo el corazón.
Pero vosotros, sois sabios, debéis saber que naciones diferentes tiene distintos conceptos
de las cosas y por tanto no tomareis por impropio el que nuestras ideas acerca de ese tipo de
educación no sean las mismas que las vuestras. Hemos tenido una buena experiencia de
ello. Varios de nuestros jóvenes se educaron formalmente en los colegios de las provincias
norteñas se les instruyo en todas vuestras ciencias, pero cuando volvieron a nosotros eran
malos corredores ignoraban todos los medios de vivir en los bosques, eran incapaces de
soportar ya fuera el frió o el hambre, desconocían el modo de construir una choza o como
atrapar a un venado o como matar a un enemigo. Hablaban nuestra lengua con imperfección
y no estaban preparados para ser cazadores, ni guerreros, ni amantes, ni consejeros; en
definitiva que no servían absolutamente para nada. Sin embargo, n nos sentimos menos
obligados por vuestro generoso ofrecimiento, aunque declinamos aceptarlo, y para
demostraros nuestra gratitud por el mismo, si los caballeros de Virginia nos envían cincuenta
de sus hijos nosotros cuidaremos de su educaron, les instruiremos en todo cuanto sabemos y
haremos de ellos verdaderos hombres.
Como puede observarse en la anterior narración, todas las culturas y todos los
pueblos han desarrollado un mecanismo educativo para preservar, justificar, extender
y reproducir las costumbres y valores propios de la cultura, garantizando a través de
ella su conservación. Por este motivo, todo proyecto educativo debe tener en cuenta
el proyecto nacional –PEN- que le sirve como marco de referencia, el cual debe estar
contenido en las normas jurídicas vigentes y no puede apartarse de las leyes,
decretos y resoluciones y demás actos administrativos expedidos por el gobierno
nacional y las entidades estatales del orden nacional, regional y local.
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De igual manera, el PEI debe incorporar y tener en cuenta el proyecto de vida –PV-
de cada una de las personas que participan en la organización educativa. El mejor
proyecto es aquel que ha logrado incorporar los intereses, expectativas y
experiencias de los miembros que conforman la institución. El posicionamiento del
proyecto se mide por la apropiación y el compromiso que resulta de la participación
de los diferentes estamentos institucionales.
Por otra parte, el proyecto debe tener formuladas sus intencionalidades que se
expresan por la visión, del latín visĭo, -ōnis, que es un enunciado de carácter filosófico
que define la naturaleza, el rumbo y el horizonte institucional de manera permanente;
una contemplación directa e inmediata del futuro de la organización que resulta de la
representación imaginativa de posibles escenarios. La misión, del talín missĭo, -ōnis,
es la política que se expresa por la voluntad claramente definida a orientar todos los
esfuerzos, poderes y facultades para alcanzar un cometido. En cierta forma, la misión
es poner en marcha el quehacer institucional. Los propósitos, del latín proposĭtum,
son un conjunto de enunciados o proposiciones con sentido, con intenciones
formativas que privilegian determinados valores o creencias y expectativas; se
refieren al ánimo o intención de hacer o conseguir algo considerado como adecuado
y oportuno para la organización educativa (DRAE, 2005). Éstos se relaciona más con
una decisión institucional que le da un carácter único, su impronta y sello específico
de identidad; por ejemplo, una institución de carácter religioso privilegia la formación
moral y espiritual de sus miembros. Los objetivos se encuentran estrechamente
relacionados con las metas de aprendizaje que deben lograr las personas vinculadas
con los procesos formativos.
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Somos lo que somos y lo que hacemos y especialmente lo que hacemos para cambiar lo que
somos.
Según el filósofo alemán citado, existen dos niveles de la misma: conciencia en sí,
que es una actitud pasiva de que somos, algo que se nos ha sido otorgado
gratuitamente, significa formar parte de algo que no entraña compromisos ni
responsabilidades. En términos kantianos sería la minoría de edad. Por el contrario,
la conciencia para sí supone una postura activa transformadora del sujeto; significa
tener parte y tomar parte, es decir, participar activamente, tomar partido en relación
con la realidad y con el mundo.
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pretensión de estudiar las necesidades del alumno para, así, proponer los contenidos
del Plan de Estudios.
Uno de los componentes del PEI son sus fundamentos que recogen y expresan los
lineamientos y parámetros filosóficos, antropológicos, sociológicos, científicos,
tecnológicos, pedagógicos y didácticos. Algunos autores lo asimilan con el modelo
pedagógico que le da sustento y solidez a la propuesta formativa. El modelo
pedagógico se convierte en el marco conceptual que brinda los fundamentos del
proyecto educativo y desarrolla los principios, valores e intenciones formativas, define
igualmente, los conceptos relacionados con: formación, educación, pedagogía,
didáctica currículo, institución educativa, papel del maestro, papel del estudiante,
aprendizaje, enseñanza, evaluación, competencia, entre otros.
Otro de los aspectos es la contextualización del PEI el cual tiene en cuenta los
acontecimientos, hechos y experiencias que definen la realidad en la que tiene lugar
el proyecto. Es importante tener en cuenta los fenómenos de la globalización e
internacionalización económica y cultural, las interacciones regionales y locales, los
entornos locales que determinan el campo de acción y las posibilidades del mismo
proyecto. La institución educativa, en tanto que es realidad social institucionalmente
aceptada no puede estar al margen del contexto en el que se ubica, razón por la cual
siempre se encuentra un vínculo entre aquella y la realidad que la circunda, aunque
no sea dicho vínculo siempre igual en toda institución educativa, pues hay mayor o
menor cercanía entre una y otra según se establezcan lazos de relación y se
interprete el contexto referido, lo cual genera consecuencias en los logros
institucionales tanto como el la posibilidad de transformación del ámbito social donde
tiene lugar la interacción entre las dos.
Por otra parte, el currículo se constituye en el corazón del PEI en cuanto que permite
la concreción y materialización del mismo. Es un concepto instrumental que realiza y
hace posible las intenciones y fundamentos del PEI a través de un conjunto de
categorías tales como: planes de estudio, tiempos, espacios, relaciones, ambientes,
procesos, valoraciones, metodologías y otros.
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De otro lado, la evaluación es el mecanismo a través del cual todos los componentes
del proyecto se autorregulan y se ajustan a los contextos, realidades, necesidades y
expectativas. La evaluación en cada uno de los procesos a ejecutar es un elemento
básico que contribuye a alcanzar la imagen institucional deseada, en medio de la cual
se complementan los aspectos centrales, se solucionan los problemas surgidos y se
modifican los aspectos que impiden la aproximación al logro de la misión y la visión
institucional (Ver Esquema PROYECTO EDUCATIVO Y CURRICULO).
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Caracterización
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ul
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Marco
Evaluación y
seguimiento
PEI
Institucional
Eje
Gestión y administración cu
ció
n
CONTEXTO EXTERNO
UN PROCESO
PERMANENTE DE…
Hay diferentes aspectos del proyecto educativo que componen cada una de las
diferentes culturas que intervienen en el espacio escolar dentro de las cuales se
define un conjunto de factores colectivos que determinan la ruta de los procesos de
enseñanza y de aprendizaje, y que se constituyen en un espacio de mediación
reflexiva que de manera permanente ejerce influencia sobre las generaciones
nuevas. En este sentido Pérez (1995) ha diferenciado y definido las siguientes:
López (1995), por su parte, se acerca a una concepción de interrelación entre cultura
y proyecto educativo institucional, a través del concepto de cultura institucional el
cual deviene con un gran potencial para comprender las fuerzas que operan en una
institución escolar que facilitan o dificultan su desarrollo. Desde esa perspectiva se
trata de comprender e interpretar los fenómenos organizativos de las instituciones
educativas, más allá de la descripción de los hechos que se consideran evidentes,
tratando de reconstruir el significado de los mismos. En consecuencia, la cultura
deviene como el marco explicativo de las acciones humanas en las instituciones
educativas que permite la realización de un análisis organizacional revelador de la
realidad por medio de interpretaciones explícitas e implícitas de los diversos
fenómenos organizacionales. Dicho análisis se iniciaría, según el autor, en procesos
inherentes al proyecto educativo institucional, considerando más adelante estructuras
tanto formales como informales, incorporando así procesos sociales de diversa
índole, siguiendo algunas prioridades como:
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