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• Utilizar criterios educativos unificados por parte de los padres. Si en algo no hay acuerdo,
no manifestarlo en presencia del niño.
• Continuar colaborando con el Centro y los profesionales que atienden a su hijo/a teniendo
bien presente la importancia del medio familiar y la colaboración familia-escuela.
• Colaborar con el colegio en el proceso educativo del alumno, intercambiando información,
apoyando la labor del profesorado e incluso, participando en programas educativos
concretos, por ejemplo, consolidando sus hábitos de estudio.
• Consolidar unos hábitos mínimos de estudio, proporcionándole un lugar en el que pueda
estudiar siempre a la misma hora y sin interrupciones (televisión, música, etc.). Supervisar
su estudio, comprobando que cumple con el plan establecido.
• Intentar que el alumno se acostumbre a utilizar la mesa de estudio para realizar las tareas
escolares, destinando una hora fija al día para ello y haciéndola cumplir.
• Propiciar momentos de conversación en los que pueda expresar sus sentimientos, deseos,
necesidades, conflictos y preocupaciones, ayudándole a entenderlos y racionalizarlos.
• Compartir momentos de ocio con el niño, por ejemplo, leyéndole cuentos, jugando con él o
acompañándole a parques o lugares de diversión.
• Impulsar la práctica de alguna actividad extraescolar que podría ser un deporte de grupo.
• Fomentar la realización de actividades de ocio y tiempo libre con otros chicos y chicas de su
edad.
• Favorecer la adquisición de hábitos de trabajo en casa, por medio de pequeñas
responsabilidades diarias (poner la mesa, hacer recados, hacer su cama, etc.)
• Establecer normas y pautas de comportamiento claras y concretas y hacerlas cumplir.
• Fomentar la autonomía personal en lo referente al vestido, al aseo y a la alimentación.
• La existencia de un ambiente sobreprotector y de excesiva tolerancia no beneficia al niño.
• La falta de exigencia y el mantenimiento de hábitos de dependencia con respecto al vestido
o la comida, dificulta su maduración y autonomía, por lo que debería comenzar a realizar
estas tareas sin ayuda del adulto.
• Para el control de los problemas de conducta, es recomendable en casa el establecimiento de
normas claras, que el niño ha de conocer y saber sus consecuencias en el caso de no
cumplirlas.
• Los padres han de tener unos criterios unificados, teniendo especial cuidado de no
desautorizar uno a otro en presencia del niño.
• Si se utilizan castigos se deben de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
- El niño ha de conocer las consecuencias de sus acciones
- La sanción debe ser próxima en el tiempo
- Debe ser consecuente y acorde con el hecho que la ha provocado
- No se ha de amenazar con castigos que luego no se cumplan
- No castigar unos días por acciones que otros días se dejan pasar, según el ánimo
del adulto, ni utilizar nunca el castigo como forma de desahogo.
• Es fundamental la implicación del padre en el desarrollo y en las actividades diarias, por
ejemplo dedicándole más atención, realizando conjuntamente juegos, deportes o trabajos
sencillos o leyéndole cuentos por las noches.
Algunas de las conductas que muestra en el colegio pueden ser una manifestación
de su necesidad de atención en casa.