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TALLER

SISTEMAS DE ENFRIAMIENTO APLICADOS A LA VIVIENDA


del 4 al 5 de julio de 2002
Guadalajara, Jalisco, México

ENFRIAMIENTO RADIATIVO NOCTURNO

Juan José Ambríz García


Isaac Pilatowsky Figueroa
Hernando Guerrero
Enrique Magín Juárez

Departamento de Ing. de Procesos e Hidráulica,


Universidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa,
Av. San Rafael Atlixco 186, Cd. de México, D.F., C. P. 09340, México,
Tel. 5804 4644, Fax 5804 4900,
jorge@xanum.uam.mx y agj@xanum.uam.mx
ipf@cie.unam.mx
INTRODUCCIÓN

El complejo balance térmico de la tierra presenta dos componentes relevantes: el primero es positivo y
corresponde a la enorme cantidad de radiación solar que durante el día es interceptada por la Tierra; el
segundo, es un componente negativo que se da durante la noche en ausencia de la radiación solar en
forma de un flujo radiante en la longitud de onda del infrarrojo. La magnitud del flujo depende de la
transparencia atmosférica, la cual es función de su composición, principalmente del vapor de agua y el
bióxido de carbono, y a la presencia y tipo de nubes, entre otros factores.

Los gases atmosféricos tienen un cierto poder de absorber radiaciones de distintas longitudes de onda,
no obstante, existen “ventanas” de transparencia atmosférica a la ciertas longitudes de onda. La
primera, se da de 3.5 a 4 µm, la segunda hacia los 4.7 µm y la tercera, que es amplia, de 8.5 a 12.5 µm.
(Figura 1). Esto permite que la emisión infrarroja de onda larga de los cuerpos terrestres pueda escapar
hacia el espacio, provocando el abatimiento de la temperatura del cuerpo. La dimensión y transparencia
de las “ventanas atmosféricas” se ven reducidas por efecto del contenido de humedad y otros gases
absorbentes o dispersores. La nubosidad también impide la fuga de energía infrarroja hacia el espacio,
ya que primero la absorbe y después la reenvía en todas direcciones. Entonces, los sitios más favorables
para aprovechar este fenómeno son aquellos con cielo claro, baja humedad en el aire, escasa turbidez
atmosférica y vientos suaves.

A este efecto de pérdida neta de energía se le conoce como de “invernadero negativo”, en contraste
con el efecto de “invernadero”, en donde la radiación infrarroja no puede escapar y se produce una
acumulación de energía con incremento de la temperatura. La radiación total emitida será la diferencia
entre la energía emitida por el cuerpo terrestre y la energía recibida desde la atmósfera. Se estima que
en una noche clara y seca, la potencia emitida puede sobrepasar los 100 W/m 2. La diferencia de
temperaturas que tal emisión de energía puede ocasionar en un cuerpo que ve al espacio puede ser de 8
ó 9 °C, con la condición de que el aire circundante permanezca relativamente estático, pues si hay aire
en movimiento se incrementa la transferencia de calor por convección y se abate el efecto radiativo.
Figura 1. Espectro de transmisión de la atmósfera (baja humedad)
(AFEDES 1, 1968)
Transmisión (%)

Longitud de
onda µ M
ANTECEDENTES

El fenómeno del enfriamiento radiativo nocturno ha sido empleado en algunas aplicaciones prácticas
desde tiempos inmemoriales; se sabe, por ejemplo, de construcciones vernáculas en el Medio Oriente y
África del Norte, cuyo diseño permite que las superficies emitan durante la noche parte de la energía
absorbida durante el día, aprovechando los cielos limpios y secos de esas regiones (Ambriz, 1976). Se
tiene información de que en Irán se lograba producir hielo al exponer delgadas láminas de agua al cielo
durante la noche (Bahdori, 1978). También, que en el desierto de Atacama en Chile, las compañías
mineras obtenían agua para beber a partir de aguas salobres, colocando delgadas capas de agua
expuestas al cielo nocturno; éstas se congelaban y después se realizaba su fusión lenta y controlada
para obtener el agua sin sal.

En la década de 1960, Félix Trombe y colaboradores (1963, 1964), realizaron en Francia múltiples
experimentos para conocer más del fenómeno de enfriamiento radiativo infrarrojo nocturno.
Construyeron tres equipos principales: en el primero, dentro de un recipiente se coloca una placa
emisora, preservando el ángulo de emisión de la placa hacia el espacio (Figura 2). El recipiente está
forrado interiormente con hoja de aluminio -reflectora de la radiación infrarroja-, se aisla térmicamente,
se recubre de pintura reflejante y se cubre con una lámina de polietileno para minimizar los
intercambios por convección.. El segundo equipo tiene tres niveles y sendas placas emisoras y láminas
de polietileno (Figura 3) y el tercero se construyó con 5 niveles. En el equipo con más efectos y
láminas de polietileno se obtuvieron disminuciones de temperatura, con relación al ambiente, hasta de
30°C.

Figura 2. Dispositivo de Trombe de 1 piso.

Figura 3. Dispositivo de Trombe de 3 pisos.


En los setentas, el grupo de Isaac Pilatowsky realizó en México experiencias similares a las de F.
Trombe, tanto con placas individuales (Juárez, 1975), como con dispositivos a varios efectos, como el
enfriador radiativo nocturno de cuatro efectos (Ambriz, 1976). Este último consta de 4 efectos,
ubicados en diferentes niveles (Figura 4). La disipación de la energía infrarroja se hace desde la
superficie de cajas metálicas de aluminio recubiertas de una película selectiva fría. Cada efecto es
aislado por la parte inferior con cajas de madera que los separan entre sí; esto permite crear zonas de
aire confinado que funcionan como amortiguador térmico. En la parte superior, el equipo se cubre con
una película de polietileno de 50 µm, con objeto de limitar los intercambios de energía por convección
con el aire circundante, sin impedir la emisión infrarroja desde la superficie de las cajas de aluminio.
Los resultados de la experimentación realizada en Tizayuca, Hidalgo, se alcanzaron abatimientos en el
seno del aire dentro de las cajas hasta 15 °C.

Figura 4. Perspectiva del enfriador radiativo.


(1,2,3,4 cajas de aluminio; 5,6,7,8 madera; 9, lana de fibra de vidrio; 10, Fibra de vidrio; 11, ángulo
metálico; 12, polietileno)

En años recientes se observa en la literatura especializada el renacimiento del interés por utilizar el
enfriamiento radiativo nocturno. Como parte de un proyecto amplio cuyo objetivo es promover la
utilización de este principio, en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa se ha realizado una
investigación bibliográfica para determinar cuál es el estado de arte.

ANÁLISIS DE LOS TRABAJOS PUBLICADOS


Modelado
Las ventajas que ofrece la simulación y modelado en cualquier campo de investigación han hecho
que éstos sean ampliamente trabajados en aspectos relacionados con el enfriamiento radiativo. Pérez y
colaboradores (1998) han comparado el desempeño de los modelos que calculan la emisividad del
cielo, basados en la distribución vertical de la temperatura y el contenido de vapor de agua, logrando
mejorar su precisión. Fang (2003), ha desarrollado una ecuación que determina la temperatura óptima y
la emisión de radiación por un cuerpo negro para un cierto intervalo de longitud de onda. Esta
información es fundamental en la evaluación de la radiación infrarroja emitida.

El modelado de dispositivos de aplicación es un tema que se aborda con frecuencia. Al-Nimr (1998a)
y Haddad (2000), proponen un sistema mejorado de destilación de agua, mediante la incorporación de
un dispositivo de enfriamiento radiativo compuesto por un panel radiante y un tanque empacado de
almacenamiento (Figura 5). En su modelo matemático incorporan en el desempeño del destilador
diferentes datos climáticos, como la temperatura ambiente, la efectiva del cielo, radiación solar
incidente, etc., así como las condiciones de operación. Consideran que durante la noche la temperatura
del almacén alcanza de 10 a 25°C por debajo del ambiente, con lo cual la eficiencia del destilador se
incrementa. El modelo predice flujos de agua de 3-7 litros/m2.

Figura 5. Diagrama esquemático del condensador mejorado.


(1, Panel enfriamiento radiativo; Condensador de cama empacada; 3, colector de agua pura; 4,
destilador solar; 5, suministro de agua).

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Al-Nimr (1999) realizó un modelo matemático que describe un sistema de enfriamiento mejorado con
la incorporación de un almacén de frío que radía en el infrarrojo hacia la atmósfera durante la noche. El
modelo predice la variación de la temperatura del sistema.

La utilización del enfriamiento radiativo en edificaciones también es un tema de interés. Erell (2000)
estudia un modelo de enfriamiento nocturno infrarrojo en el que considera las características de diseño
del radiador, las condiciones ambientales y la forma de operación del radiador de placa plana que
circula agua en su interior.

Dispositivos
En un segundo grupo de trabajos se encuentran la construcción y operación de distintos dispositivos.
Al-Nimr (1998b), realizó un estudio experimental en un enfriador nocturno cuyo propósito era validar
el modelo planteado previamente. El sistema podía alcanzar una diferencia de temperatura con la del
ambiente de 15°C, en un tanque de almacenamiento de agua de 120 litros, con un panel emisor de 0.6
m2; la humedad relativa fue de 28-55% y la temperatura de 16 a 27°C. La potencia de enfriamiento
nocturno encontrada es de 13 MJ/m2 por noche. Meir (1999), realizó un experimento similar, en el cual
investigó el potencial de enfriamiento radiativo de un dispositivo hecho a base de polímeros (Figura 6).
Este forma parte de un sistema de calefacción doméstico. En su trabajo reporta una temperatura de 5 a
7 K por debajo de la ambiente durante el transcurso de la prueba. La potencia de enfriamiento, bajo
condiciones favorables, que calculó es de 40 W/m 2.

Figura 6. Diagrama esquemático de un sistema de calefacción y refrigeración solar. (1, colector solar;
2, sistema de calentamiento de piso; 3, almacenamiento de calor; 4, radiador; 5, sistema de
calentamiento-enfriamiento; 6, almacén de calor-frío)

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Saitoh (1997), propone un ingenioso sistema con el cual pretende disminuir el efecto de “islas de
calor” en zonas urbanas. El sistema está compuesto de un almacén que contiene cápsulas esféricas
rellenas de Na2SO4–10 H20 cuya temperatura de fusión es de 8°C (Figura 7). Estas se funden al recibir
el calor rechazado por un sistema de climatización convencional de compresión, almacenándose el
calor. Durante la noche, un radiador infrarrojo ubicado en el exterior del edificio enfría agua que se
bombea hacia el almacén para retirar el calor almacenado en las cápsulas. El equipo ha sido probado en
varias ciudades japonesas, encontrando resultados satisfactorios.

En Taiwán, Shyu-Min (1995) probó un equipo de acondicionamiento de aire basado en varios


subsistemas: deshumidificación del aire en un lecho de silica gel, enfriamiento del aire mediante un
enfriador radiativo nocturno, regeneración del lecho con radiación solar durante el día, humidificación
y enfriamiento del aire. El autor reporta que el sistema funcionó muy bien y permitió suministrar aire
acondicionado las 24 horas del día.

Materiales
Hay un tercer grupo de trabajos orientados al estudio de los materiales que se utilizan en la
construcción de enfriadores radiativos nocturnos. Hamza (1998) estudió el efecto de la edad, espesor y
color de las películas delgadas de polietileno empleados en enfriadores. Sus resultados muestran que el
“envejecimiento” del polietileno origina una disminución de la transparencia de la película en el
intervalo de interés de 8 a 13 µm, lo cual implica una disminución de su potencia de enfriamiento hasta
del 33%. La disminución del espesor de 50 a 25 µm mejora la trasmitancia de la película y un
incremento de casi 9% de la potencia emisiva del dispositivo. Kiklasson (1995) estudió el empleo de
hojas de polietileno pigmentadas con ZnS, ZnSe, TiO 2, ZrO2 y ZnO. Encontraron que la cubierta
pigmentada con ZnS se enfriaba muy bien, con una reflejancia solar de 0.849.
A los materiales que facilitan el enfriamiento radiativo infrarrojo y absorben menos la radiación solar
se les denominan superficies selectivas frías. Tanemura et.al.(1999), midieron la reflejancia espectral
hemisférica de varias pinturas blancas comerciales en el intervalo de longitud de onda de 0.25 a 25 µm.
Encontrando una gran variedad en función de la calidad y composición de la pintura.

Figura 7. Esquema de la utilización de radiación nocturna para un sistema de climatización.


(1, radiación al cielo; 2, bomba; 3, Baño y ducha; 4, Acondicionador de aire de bomba de calor; 5,
cápsulas de material de cambio de fase; 6, aislamineto; tanque de almacenamiento de calor latente)
.
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Colectores de Rocío
Nikolayev et al. (1996) han hecho un bosquejo histórico de los primeros colectores de rocío, de los
cuales se tiene registro. Ellos se remontan al siglo VI AC, en Theodosia (actualmente Feodosia, en
Crimea, Ucrania), ciudad en el cual –según un mito− los griegos construyeron un condensador de rocío
atmosférico para satisfacer sus necesidades de agua. Esta creencia, hacen notar los autores, proviene
del guardabosques ruso F.I. Zibold, quien estuvo a cargo de los campos circundantes a Feodosia, a
inicios del siglo XX. Para probar su teoría, Zibold construyó un modelo de condensador: un enorme
cono truncado hecho con piedras de playa marina, con un canal en la parte alta. Este cono estaba dentro
de un tazón de concreto, con un canal que le permitía al agua condensada salir. Se reportó que este
condensador de rocío tenía un rendimiento de 300 a 360 l diarios de agua. Este condensador dejó de
funcionar alrededor del año 1915.
La experiencia de Zibold inspiró a los hidrólogos franceses, L. Chaptal y M. Goddard, y al ingeniero
belga, A. Knapen a realizar experimentos similares, en el sur de Francia, de 1928 a 1957. Sus mejores
resultados fueron de solamente algunos litros de agua condensada al día. Después de 1957 no se
reportó ya ningún resultado.
La formación de rocío sobre una superficie requiere que ésta se enfríe, por radiación térmica durante
la noche. Alternamente, el enfriamiento puede ocurrir debido al contacto térmico con el suelo, si éste
está más frío. Pero a cierta profundidad, la temperatura del suelo corresponde a la temperatura
promedio del día, permaneciendo constante. Por lo tanto, esta capa de suelo funciona como un horno, la
cual calienta a la capa superficial del suelo durante la noche, por medio de la conductividad térmica. De
aquí la importancia de aislar térmicamente del suelo a los condensadores de rocío. Esta fue una de las
razones por la cual los condensadores del sur de Francia no tuvieron el éxito esperado.
Nikolayev y sus colaboradores elaboraron un modelo matemático para la condensación en los
condensadores tipo Zibold. Las ecuaciones de este modelo fueron resueltas numéricamente. La
simulación mostró que para un supuesto día de Primavera, un condensador tipo Zibold hubiera
producido 221 l de agua, lo cual representa una aproximación aceptable con respecto a los datos
experimentales reportados de 300 a 360 l.

Recientemente, Haddad y Al-Nimr (2002) publicaron un trabajo en el cual dan a conocer un modelo
matemático que describe el desempeño térmico de un condensador radiativo en condiciones
transitorias. Indican que los parámetros que causan la variación dinámica en el desempeño del
condensador son: la capacidad térmica finita del condensador radiativo, la temperatura efectiva del
cielo, la temperatura ambiente, la razón de humedad, y el coeficiente global de transferencia de calor
del condensador.
Los autores establecen el balance térmico para las placas emis oras, introduciendo en le respectiva
ecuación un efecto dinámico, debido a que la temperatura del cielo y del aire ambiente son
dependientes del tiempo. La ecuación la resuelven para la temperatura de la placa, ya que es la que
gobierna a la tasa de condensación.
Las soluciones numéricas de la ecuación fueron obtenidas para diferentes condiciones de operación.
Muestran el efecto de la temperatura de saturación del vapor de agua sobre la masa acumulada del agua
condensada; a medida de que la temperatura de saturación aumenta, debido a un aumento de la
humedad relativa del aire, la masa del agua condensada aumenta. Un incremento de temperatura de 10
grados (por ejemplo, de 290 a 300 K), provoca un incremento aproximado de 50% en la producción de
agua.
Muestran el efecto de la temperatura ambiente sobre la masa acumulada del agua condensada. Una
disminución de la temperatura ambiente aumenta la masa acumulada del agua condensada, debido al
incremento de pérdidas térmicas del radiador hacia el medio ambiente.
Un decrecimiento del coeficiente global de pérdidas de calor U, mejora la habilidad del radiador para
condensar más masa; a medida de que U decrece, la ganancia convectiva de calor proveniente del
medio ambiente decrece mejorando así la habilidad del emisor para enfriarse más y así condensar más
masa.
La capacidad térmica del emisor tiene un efecto insignificante en la masa acumulada de agua
condensada; el calor sensible requerido para elevar la temperatura del emisor es mucho menor que el
calor latente acumulado resultante de la condensación de vapor sobre el emisor. Como ejemplo,
aumentar la capacidad térmica del emisor de 5 x 103 a 15 x 10 3 J/K causa un retraso en la respuesta del
emisor de, aproximadamente, 7 minutos a 42 minutos, lo cual no es un tiempo significativo comparado
con las 12 horas de duración de operación del radiador.

Alnaser y Barakat (2000) −investigadores de la Universidad de Bahrain − reportan que en Enero


recolectaron la máxima cantidad de agua proveniente de la condensación de rocío atmosférico,
mientras que en Agosto colectaron la mínima cantidad. Además de experimentar en diferentes
estaciones del año, también probaron diferentes materiales empleados como condensadores de rocío:
aluminio, vidrio, y polietileno. Ellos encontraron las cantidades promedio de rocío colectado por estas
superficies: 1.3, 0.8, y 0.3 kg/m2, respectivamente.
Estos investigadores se han enfocado hacia la agricultura, por ser uno de los sectores productivos que
más agua consume (67% del total empleado en dicho sector). Mencionan que una de las aplicaciones
atractivas para el empleo del agua atmosférica colectada está en el riego por goteo, ya que la región
donde está enclavado su país tiene perspectivas muy desalentadoras respecto a la disponibilidad futura
de agua. Han calculado que un embudo −que funcione como condensador− con un área superficial de 1
m2 puede proveer a una planta con 0.3 l de agua en Enero, en un período de tiempo de 6 h después de
media noche. Esta cantidad de agua es suficiente para satisfacer las necesidades de una pequeña planta
de jardín o de especies hortícolas.

CONCLUSIONES

Como conclusiones preliminares de este trabajo se puede adelantar que si bien el fenómeno del
enfriamiento radiativo nocturno es conocido desde hace mucho tiempo, la aparición de nuevos
materiales y diseños, así como el encarecimiento de los energéticos convencionales y la necesidad de
afectar menos al ambiente, hace que su aprovechamiento sea de interés actual. Por otra parte, las
características climáticas y geográficas de muchas zonas del territorio nacional son altamente
favorables para la aplicación del enfriamiento radiativo nocturno.

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