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1º examen parcial de Introducción al Pensamiento Científico (IPC)

Cátedra: Mársico
Fecha: 13/11/20
Alumno: Luis Salvador Huala Carreño
DNI: 95752378
Consigna nº 3 (Historia de la ciencia)
A partir de la siguiente cita del texto Filosofía experimental (1664) de Henry Power,
reconstruya los puntos centrales de la ciencia moderna. Para ello, recomendamos que
estén presentes lo siguiente conceptos (en el orden que ustedes crean conveniente): (a)
método; (b) racionalismo; (c) empirismo; (d) matematización de la naturaleza; (e)
sociedades científicas, (f) revolución. Con todo, también puede hacerse uso de otros
conceptos.

R. El contexto en que escribe Henry Power es el siglo XVII, el que de acuerdo a


Cohen (1985) corresponde a la época de lo que se ha denominado ‘la revolución
científica’, en la que Galileo Galilei y René Descartes publican sus obras más
trascendentes1. Una época en la que se habla de una ‘nueva ciencia’, que para Power
está relacionada con una nueva filosofía a la que denomina experimental. La idea de
novedad que posee esta nueva ciencia es la que remite a la noción de revolución, porque
la ciencia moderna fue un proceso que se constituyó a partir del hallazgo de grandes
descubrimientos y una búsqueda inalcanzable de respuestas que explicaran la realidad y
el mundo natural, las que a su vez debían conducir hacia el conocimiento.
Debus (1986, p. 12) refiere a esta revolución científica señalando:

Pocos acontecimientos en la historia del mundo han tenido más


trascendencia que la Revolución Científica. El periodo comprendido
entre mediados del siglo XV y fines del XVIII presenció la creciente
influencia cultural y política de Europa occidental en todas partes del
mundo. La nueva ciencia y la nueva tecnología de Occidente fueron un
factor decisivo de esa influencia, hecho que fue reconocido por la mayor
parte de los eruditos de la época.

Asimismo, podemos señalar que la ciencia moderna es entendida mediante el


concepto de revolución, porque se manifestó como una reacción frente a la ciencia
clásica, especialmente a los postulados aristotélicos o a las teorías médicas de Galeno,
lo que podemos ejemplificar con la carta que escribe Raffaelo Magiotti en 1637 al
sacerdote de Florencia Famiano Michelini refiriendo el carácter de revolucionario que

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Discorsi e dimostrazioni matematiche, intorno à due nuove scienze (Discurso y demostración
matemática, en torno a dos nuevas ciencias) de Galileo (1638), obra en la que plantea la mecánica como
una ciencia rompiendo de este modo con la física aristotélica y Discours de la méthode pour bien
conduire sa raison, et chercher la vérité dans les sciences (Discurso del método) de René Descartes
(1637)
tenía el descubrimiento de la circulación de la sangre realizado por Harvey, el que
rompía totalmente con el sistema planteado por Galeno tal como menciona Cohen
(1985)
Y no se puede dejar de señalar que en dicha carta, en la que se intenta explicar lo
novedoso de este descubrimiento, si bien Magiotti no utiliza el vocablo revolución,
describe este proceso mediante la palabra rivolgere, “ ("bastante a rivolger tutta la
medicina"), que significa "revolver" o "trastornar" y en ocasiones "volcar" (p. 89).
Precisamente esto es lo que hizo la ciencia moderna, volcó patas para arriba todos los
planteamientos científicos anteriores.
Esta ‘nueva ciencia’ o ciencia moderna para Cohen (1985, p. 84) se puede
definir a partir de tres grandes principios que son: la experiencia, la experimentación y
la observación crítica, los cuales descartaban los principios en los que tradicionalmente
se había basado el conocimiento: fe, intuición, razón y revelación. Estos nuevos
principios responden a nuevos métodos para conocer la naturaleza, los cuales se
constituyeron como “la base y la prueba última del conocimiento”.
De modo que, para esta nueva ciencia el concepto de método fue central, pues en
la revolución científica específicamente surge la noción de método científico, aquél que
se fundamenta en la idea de la aplicación de “un método correcto, accesible a cualquiera
que tuviese talento suficiente para aprehender los nuevos principios de experimentación
y observación y la manera de extraer conclusiones correctas de los datos” (p. 84). Sus
principales codificadores fueron Bacon, Descartes, Galileo, entre otros, quienes
comenzaron a cuestionarse cómo concebir un nuevo plan, un nuevo método que fuera
acorde la mentalidad de su época. Para Descartes el método respondía a un conjunto de
reglas que si eran llevadas a cabo como correspondía, éstas podían conducir al
investigador hacia un conocimiento certero que le permitiría acceder a determinadas
verdades y por ende lograr dominar a la naturaleza. Con él se sistematiza por primera
vez el concepto de método tal como lo conocemos hoy en día, el que nos permite ver a
la naturaleza desde términos cuantificables y al hombre como aquél que puede medirla,
experimentar con ella e intervenirla, llegando incluso mediante su afán de dominación a
devastarla. Un ejemplo que puedo dar al respecto es cómo se ha devastado la selva
amazónica a partir de la fiebre extractivista del caucho.
Continuando con Bacon podemos decir que su visión de método se basó en la
inducción como respuesta crítica al método deductivo aristotélico. Su método lo
estructura con el propósito de lograr mayor exhaustividad que Aristóteles, por lo que en
él ofrece generalizaciones sobre las cosas y solo una propiedad que comparten todos los
miembros, lo que se expresa en los siguientes términos: “La palabra "todos" implica
siempre la posibilidad de que se descubra una excepción a la generalización inductiva,
puesto que ésta se basa —no podría ser de otro modo— en un número finito de casos”
(Cohen, 1985, p. 141). Su método inductivo, por tanto, debía basarse en la
experimentación y a partir de ella sería un gran instrumento para la nueva ciencia.
Cohen también alude a que los postulados de estos autores llevan a la
concepción de que el método es uno para todas las ciencias y de entre todas ellas la
filosofía es la madre de todas, por lo que es por medio de ella que se deben realizar las
reflexiones respecto a un método que será aplicable a todas las ciencias. Esto nos
recuerda cómo el método científico ha llegado a permear incluso a las ciencias sociales
y siendo aún más extremos incluso a la investigación artística.
En la revolución científica, además, se produce el llamado giro gnoseológico, el
que responde a la inquietud de los pensadores por dar respuesta a interrogantes
vinculadas al conocimiento, tales como cómo ¿cuáles son los límites del conocimiento?
y ¿cómo conocemos? Las que intentarán ser respondidas mediante dos corrientes
filosóficas de corte cientificista: El racionalismo y el empirismo.
La primera de ellas conformada por Descartes, Leibnis y Galileo planteaba que
la garantía del conocimiento científico se obtiene a través de la razón y ésta era
entendida en términos matemáticos, de forma tal que comienza a perfilarse una
matematización de la naturaleza que se manifiesta en la justificación del orden político a
partir de explicaciones matemático/geométricas y principalmente a partir de Galileo y
su nueva concepción del movimiento, que ya no es una abstracción sino que puede
comprenderse a partir de leyes matemáticas que son las encargadas de regir los procesos
físicos en el mundo de la experiencia, por lo que Galileo pone a la matemática al
servicio del modo de expresión de los principios primordiales de la física. Por tanto, el
lenguaje matemático se utiliza para dar legitimidad al mundo, porque desde antaño,
(podemos llegar incluso tan atrás a la época de los pitagóricos) la matemática ha sido un
lenguaje universal a priori. Galileo utiliza este lenguaje para plantear su teoría del
tiempo y el espacio.
Asimismo, el hecho de que la ciencia se manifieste en clave matemática la dota
de certeza y garantiza una unidad del saber. Para el racionalismo la matemática operó de
forma novedosa, ya no se limitó a números, cantidades y relaciones entre ellos,
Descartes y Galileo ampliaron su aplicación a todos los objetos de la realidad que se
caracterizan por ser cognoscibles. Esta idea, Galileo la plasma al señalar que la
naturaleza posee un lenguaje matemático. Empero, este lenguaje matemático no sólo
está presente en lo natural sino también en la mente humana, pues ésta puede
comprender la naturaleza dado que también se expresa en base a un lenguaje
matemático que antecede a la naturaleza. La mente humana es capaz de comprenderla al
someterla al lenguaje de las leyes matemáticas, pues sólo así se tiene acceso al
conocimiento.
En cuanto al empirismo de Locke, Bacon y Hume, podemos señalar que éste
sostenía que la garantía del conocimiento científico estaba dada por la experiencia, que
era el origen y el inicio de todo conocimiento.
Siguiendo con Cohen (1985), la ciencia moderna ya no se desarrollará en la
universidad y la academia como en antaño sino en sociedades científicas, nuevas
instituciones que surgen con la idea de trabajar “para el progreso, el registro y difusión
de los descubrimientos” (p. 85). En ellas se reunían los intelectuales y pensadores
interesados en la ciencia, con la finalidad de “realizar experimentos en conjunto,
reproducir experiencias realizadas en otras partes, escuchar informes sobre los trabajos
realizados por los miembros y enterarse de las novedades provenientes de otros grupos
y países” (p. 85) con el fin de analizar su verdadero alcance y así conocer los trabajos
realizados por los miembros la comunidad científica y enterarse de las novedades a
través de publicaciones en revistas científicas. Podemos mencionar que a partir de 1660
comienzan a aparecer este tipo de sociedades en Francia e Inglaterra (Royal Society en
Londres de la que formó parte Isaac Newton).
Para finalizar, retomando la cita de Henry Power, vemos que en ella se plantea la
idea de la revolución científica, al promover una filosofía nueva que se basa en lo
experimental, en el empirismo, lo que se plasma cuando señala:

La nueva filosofía estudiará empíricamente, a través de los sentidos, los


Phaenomena de la Naturaleza, deduciendo las Causas de las cosas de los
Originales de la Naturaleza, tal como observamos que son reproducibles
por el Arte y la infalible demostración de la Mecánica.

En ella está también presente de manera implícita la matematización de la


naturaleza a partir de su alusión a la mecánica y la noción de método, pues claramente
este fragmento que cito establece un método de estudio, en el que se plantea la
importancia de la observación cuando menciona que se estudiará a la naturaleza a través
de los sentidos, y desde dicha observación se cotejaran teorías e hipótesis que permitirán
deducir las causas de las cosas.

Referencias bibliográficas:
Bernard C. (1985): Revolución en la ciencia, España, Gedisa.
Debus, Allen G. (1986): El hombre y la naturaleza en el Renacimiento. Ciudad de
México: FCE.

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