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La apasionante vida del 'Ulises'


J oyce tenía unas gafas re-
dondas y pequeñas que
destacaban su prominente
nariz, el pelo canoso peinado ha-
La editorial Gallo Nero publica un libro sobre la promoción de la obra maestra de James Joyce
Joyce le molestaban los colores bri-
cia la nuca y un bigote perfecta- llantes.
mente cuidado. Si le hubiesen pre- Eran los años 30, una época tan
guntado a un coetáneo despistado terrible como apasionante en la
bien podría haber dicho que no te- que Simone de Beauvoir (que pro-
nía bigote. Sin embargo, alguien loga el libro) se maravillaba ante
más observador habría dicho que las propuestas de autores que rom-
sí, que tenía un bigote que ni si- pían con los esquemas literarios
quiera alcanzaba la comisura de presentes hasta el momento.
sus labios finos y una chaqueta
aterciopelada y roja que jamás ha- La ilusión y el declive de los años
bría podido vestir alguien que des- treinta
cuidaba su aspecto. Mientras James Joyce posaba en
Seguramente para muchos de París ante los ojos de Freund, la jo-
los admiradores ven Simone de Beauvoir entraba
del magnífico es- en contacto con diferentes autores
critor irlandés es- en la librería La Maison des Amis
tos detalles no ten- des Livres, cuya propietaria,
gan mayor impor- Adrienne Monnier, recuerda Be-
tancia. Sin embar- auvoir “apostada en el umbral, con
go, otros encontra- el pelo corto y un vestido largo y
rán gusto en acer- holgado”.
carse a su figura a El testimonio de Beauvoir sobre
través de personas su apertura al mundo intelectual
que lo conocieron en aquél pequeño espacio dedica-
de primera mano y do a las letras por el que pasaron
que tuvieron la muchísimos escritores refleja tam-
oportunidad de bién la vasta producción cultural
compartir con él al- del momento. Los años treinta fue-
gunos momentos quizá no esen- ron unos años excepcionales para
ciales en su vida, pero sí significati- la literatura francesa puesto que
vos si cuentan con una buena des- muchos escritores estaban salien-
cripción. do a la luz tras la Primera Guerra
Gisèle Freund fue fotógrafa y Mundial y se encontraban en el
consiguió que el autor del Ulises le punto álgido de su carrera litera-
abriera las puertas de su casa y se ria, como Claudel con su Zapato de
enfrentara al objetivo de su cáma- raso o Breton con su Inmaculada
ra, una tarea nada fácil según se Concepción y su Amor Loco.
desprende de los textos que publi- El descubrimiento de la joven
ca la editorial Gallo Nero en Joyce Beauvoir del monumental Ulises y
en París o el arte de vender el Ulises de obras de otros escritores del mo-
(118 págs.). El libro recupera el mento trastocaron por completo
testimonio de la fotógrafa y algu- su idea de lo que debía ser y era,
nos de sus retratos, que tuvieron hasta el momento, una novela. Ahí
un papel importante en la promo- estaban D. H. Lawrence, Virginia
ción de las obras del escritor irlan- Woolf, Hemingway o Faulkner
dés. Una de las más conocidas, el ofreciendo sus creaciones en una
Ulises, tuvo una vida apasionante. época brillante sobre la que vola-
Como detalle revelador, su prime- James Joyce ban negros nubarrones. Más tarde
ra edición se subastó en 2009 por en su casa, llegaría, tal y como describe la es-
450.000 dólares, un precio récord París, 1938 critora y filósofa francesa, el auge
del nazismo en Alemania y la gue-
rra civil española, donde los inte-
El libro recupera el testimonio de Freund y sus lectuales tomaron conciencia de
las repercusiones del momento
retratos, que tuvieron un papel importante histórico que les había tocado vivir.
en la promoción de las obras de Joyce La literatura pasó a reflejar la épo-
ca y la sociedad, “Saint-Exupéry de-
lineó los contornos de una literatu-
ra de técnicos en acción en contra-
en el siglo XX. Tal y como documenta la investi- posición con la literatura de pura
Es en las primeras décadas de es- gadora, los periódicos necesitaban contemplación creada por sus pre-
te siglo cuando la maquinaria edi- que las imágenes de los autores lu- decesores. Malraux echó mano de
torial comenzó a exigir una sofisti- cieran en sus páginas. Como relata experiencias de primera mano en
cada vida a las obras literarias, una la fotógrafa, las puertas del piso que China y España para mostrara la fa-
vida muy alejada del mero encon- James Joyce ocupaba en la rue Ed- talidad humana que unía a todos
tronazo casual del lector con los tí- mond-Valentin se abrieron conce- los hombres en un destino co-
tulos en las librerías. Catherine diéndole una oportunidad única, mún”. El Ulises siguió su carrera de
Turner explica bien este cambio pero no fue nada fácil que un autor expansión por los Estados Unidos y
en su ensayo Marketing Modernism supersticioso, meticuloso y contro- Simone de Beauvoir escribió su pri-
Between the Two World Wars, en el vertido dejara su propia imagen en mera novela, La invitada (1943).
que contextualiza el apogeo publi- manos de una desconocida. Tanto Los años treinta tuvieron que ver
citario que vivió el mercado litera- el análisis de Turner como las expe- con el florecimiento y el declive,
rio a principios del siglo XX. La es- riencias de Freund muestran, des- fueron el entreacto de un siglo que
tudiosa detalla los pormenores de de ópticas diferentes, el cambio en dejó sangre y fuego y también
la promoción del Ulises en los Esta- el mercado editorial y las contradic- obras que siguen latiendo en tinta y
dos Unidos por considerarla el ciones que supuso para algunos es- papel. Cada una de ellas ha tenido
punto a partir del cual la moderni- critores genuinos lidiar con la pro- una vida propia, más allá de la que
dad y sus principios estilísticos se moción de sus obras. le dio el autor, a la que puede mere-
integraron en el mercado estadou- Para convencer a Joyce de la pro- cer la pena acercarse. En ese senti-
nidense de los libros comerciales. fesionalidad de su trabajo y de que do, el Ulises tiene una particulari-
Es otra de las aportaciones que in- podía fiarse del resultado final, tu- dad que lo hace único. Quizá resul-
cluye Gallo Nero en su propuesta vo que cargar con un pequeño pro- ta un tanto aventurado puesto que
editorial. Mientras Freund narra la yector, una pantalla enrollada y una es difícil de demostrar, pero son va-
experiencia de fotografiar a Joyce caja de diapositivas en color y mos- rios los analistas que apuntan que
ante las demandas de la prensa del trar al irlandés otros retratos que la creación de Joyce quizá sea el bes-
momento, Catherine Turner ofre- había hecho previamente. Con to- tseller menos leído de la historia.
ce un estudio de los cambios del do, sólo pudo sacarle algunas foto-
mercado editorial. grafías en blanco y negro, pues a La familia Joyce, París, 1938 María R. Aranguren

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