Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
En este texto el autor trata básicamente tres cuestiones en relación con la lengua
española:
III. El problema de la conciencia estilística (estilo -> cómo hay que escribir) de
los siglos XVI y XVII
Para ello toma como base lo que llama la conciencia lingüística externa, la que no
tiene que ver con funcionamiento del español como lenguaje, sino con la actitud
que tienen del español sus hablantes - refiriéndose al hablante medio o sea a la
conciencia no deformada por conocimientos específicos (diferente de la conciencia
lingüística de un lingüista o de un gramático) - en dicha época.
Esta conciencia de los hablantes está influenciada por tres tipos de elementos:
Hay que tener en cuenta que se trataba de un acto oficial en el Vaticano, donde
habitualmente los discursos se pronunciaban en latín, con lo cual ésta era la
primera vez que el español era tratado como lengua política en los medios oficiales
internacionales.
El motivo que tuvo Carlos V (también Carlos I de España, hijo de Juana I de Castilla
y Felipe el Hermoso, nieto de los reyes católicos españoles, Isabel y Fernando) para
elegir el español en este discurso no está muy claro. La hipótesis más probable es
que en este discurso, destinado al Papa principalmente y dirigido contra Francisco I,
Carlos V no quiso hablar en francés a propósito y en su lugar habría elegido el
español ("mi lengua española" según Brantóme,) por estar esta lengua más cerca
del italiano, afirmando al español como una lengua tercera al lado del italiano y del
francés ya establecidos.
Con respecto al catalán el autor de este texto nos habla de su rápida “decadencia”
como lengua literaria, debido a la falta de obras capitales, aunque no faltaran
autores importantes que dominen el catalán. Esta lengua sigue siendo una lengua
viva y no se convierte en una variante del español, y pasa a ser para los cultos
(porque la masa no es bilingüe todavía) una lengua vernácula.
Las tareas comunicativas del español y del latín no están claramente delimitadas
pero se puede decir que la literatura, la homilética (el arte y la ciencia de predicar
para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios), las leyes y la administración
estatal son dominios del español, aunque esto no se aplica con seguridad a la
teología, la filosofía y las demás ciencias.
Al mismo tiempo se constata una desvalorización del estudio del latín, ya que se
considera una pérdida de tiempo entre algunos autores españoles e italianos.
Mientras tanto los predicados positivos que se atribuyen a la lengua española son
muchos y muy variados, refiriéndose a lo material y a lo semántico a la vez. Aunque
hay que mencionar que se trata de tópicos, de valoraciones tradicionales con los
que cada escritor alaba su lengua (Vaugelas el francés y Herrera el español)
Juan de Valdés, por otra parte no cree que una lengua viva, si es materna, deba
aprenderse. Se aprende con el uso, y concluye que no hay razón en el lenguaje
fuera del uso.
3
El "problema de la lengua" en la conciencia lingüística del Siglo de Oro era el origen
del español.
En España hubo en el Siglo de Oro tres posiciones con respecto al origen del
español:
Algunos consideraban el vasco (de Vizcaya) como la lengua primitiva y para Valdés
se hablaba griego antes de la llegada de los romanos.
En el primero trata sobre "la derivación de los vocablos del Romance", en el que
quiere mostrar que no sólo la gramática, sino también las palabras del español
derivan del latín (mostrando los vocablos del Romance que se derivan del latín).
III - La conciencia estilística de los siglos XVI y XVII ("escribo como hablo")
4
Dice Juan de Valdés a sus interlocutores, en el "Diálogo de la lengua", sobre su
propio estilo: "escribo como hablo". Valdés habla de su propia manera de escribir,
pero también formula un precepto estilístico general: hay que escribir como se
habla. Esto se tendrá en cuenta en toda Europa: en Inglaterra, en Francia, en
Alemania (como reacción contra el estilo barroco, al contrario que en España).
Valdés quiere que el estilo sea "natural" (palabra clave). Lo natural se opone a lo
afectado y esto se refiere a lo no asimilado, lo ajeno, el querer ser lo que uno no es.
Pero cuando Valdés propone que hay que escribir como se habla presupone que se
debe cultivar anteriormente el hablar mismo; no se refiere a un hablar espontáneo
en el sentido de lo descuidado, de lo no trabajado. Se trata de utilizar palabras
ajustadas a lo que se quiere decir, y se trata de expresarse con la mayor sencillez,
pero con una sencillez producida.
Pero Valdés se refiere aquí al estilo llano del español, que identifica lo llano, la
llaneza estilística con lo hablado: el hablar se convierte - en la conciencia
lingüística literaria - en el modelo del escribir.
5
En el Siglo de Oro la conciencia lingüística se divide en dos ideales estilísticos que
son opuestos: la llaneza y lo otro (Valdés y Gracián).