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Ahora bien: ¿Qué ficciones construimos grandes y chicos nos convoca a una
en y sobre la tarea? ¿qué identidades ternura no desprovista de paciencia,
nos damos en esa imagen del amor sin atención y cuidado, de sufrimiento a
fisuras? ¿Qué historias nos contamos? veces, de enseñanzas, de palabras y
Porque en el paisaje escolar conviven también de silencios; tramando vínculos,
también normalización, fijación, desamor, haciendo lugar.
indiferencia... Los gritos, el desprecio, el El cuidado y la contención necesaria a
rótulo, el aplazo, el tachón en el la infancia forman parte de la tarea de
cuaderno... enseñar 10 . Si la vida necesita para crecer
No todo es altruismo edulcorado, hay de la oscuridad que da la sombra, de la
también dominio, posesión, a veces, distancia que media entre el mundo y la
humillación. La escuela no es ajena al hostilidad de la intemperie; los adultos
repertorio universal de los afectos. ¡Y en nos sentimos convocados a ofrecer a los
nombre del amor se dicen y se hacen niños ese “velo protector” que permite
barbaridades! crecer. Dice Mariana: -A mí el
Sin embargo, sabemos que amar es asistencialismo no me va, pero no te
dejar que algo se introduzca en nuestro queda otra que penar con eso. Es que
mundo 8 , que venga a alterar el ritmo de los ves tan desvalidos y aunque te
las cosas. (Cuando llega el amor enojes y digas no lo voy a hacer, la
quedamos expuestos, tomamos un infancia es más fuerte.
riesgo... o nos dejamos morir). Entonces El cuidado, como gesto dirigido a otro,
hay que arreglárselas para inventar un nombra, preserva la vida, e implica
modo de tomarlo en cuenta (Derridá reciprocidad. Porque el que cuida toma
2001). 9 parte en esa relación. Cuidar del otro es
¿De qué modo recibimos y hacemos sitio también cuidar de sí. La caridad, en
a la radical alteridad que el otro nos cambio, se basa en la asimetría que
impone? ¿Cuál es el modo de ese amor impone un deber o sacrificio, donde la
para con los “nuevos”? relación con el otro se carga de
instrumentalidad ( Todorov, 1993).
Los nombres de ese amor... Una docente me relata su experiencia
Enseñar es estar atento al gesto del con los chicos del jardín: En la sala de
otro. Es responder por él. Prestar tres, desde hace un tiempo los chiquitos
atención a su vulnerabilidad en el plano se muerden. Los mordiscos dejan
de las necesidades vitales, de los
afectos, pero también de los saberes.
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Enseñar es también escuchar, estar Los maestros consultados hablan del cuidado y
atento a la fragilidad en los la contención situándolo del lado de sus penares,
conocimientos que requieren nuevas como aquello con lo que hay que lidiar/ penar en
condiciones de posibilidad. Un maestro la tarea docente. Algo ajeno a su responsabilidad
pero que hay que asumir. En los últimos años
está allí donde las preguntas surgen,
(desde la crisis del 2001) la cuestión del cuidado
habilitando la palabra, ofreciendo una asumió centralidad en los planteos:
exigencia, un desafío al pensamiento. La horizontalización de la vulnerabilidad (¿Chicos
Si “amar es temer por el otro, socorrerlo frágiles en manos de adultos frágiles ...?). La
en su debilidad”, como enseña Levinas; antinomia cuidado, asistencia, el cuidado como
esa asimetría que marca la relación entre lugar de desigualdad irremediable (los "
pobrecitos a cuidar " o de quienes "cuidarnos ") y
tantos más, son temas a pensar entre educadores.
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Véase Barbagelata N.( 2006) Opus Nigrum. En Un interesante recorrido en torno de estas
Frigerio y Diker ( comp.) Educar, figuras y cuestiones puede verse en el dossier Cuidar
efectos del amor. Serie del Estante editorial. enseñando Rev. El Monitor N° 4. Revista del
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Derridá, Roudinesco (2001) Y mañana qué... Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de
Fondo de Cultura Económica. la Nación.
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