Sie sind auf Seite 1von 6

Sobre la posmodernidad*

Adoifo Sánchez Vázquez**

S
ean mis primeras palabras para dar la bienveni-
da a un iibro importante por varias razones. La
primera por la temática misma. No se puede ne-
gar que lo entendido por posmodernidad es una cues-
tión muy actual. aunque lieve algunas décadas en el
proscenio Nosóñca de nuestro tiempo. Cualquier conte-
nido que se dé al pensamiento o Nosoña sobre la pos-
modernidad, llámese “posmodernismoconservador”o
“progresista”,estamos de manera innegable ante un
objeto de la reflexión que, como la reflexión misma, es
una realidad en nuestro tiempo. Por lo pronto podemos
caracterizar el posmodernismo como una cierta sensi-
biudad, cierta actitud frente a este otro objeto llamado
posmodernidad.
Otra cosa es la ambigüedad y problematicidad de
las reflexiones que, bajo el rubro de posmodernismo, se
enfrentan a esa sensibliidad. Por todo esto, la reflexión
se mueve aquí en un terreno enmarañado y resbaladizo,
pues si el concepto de modernidad (la realidad frente
a la cual se sitúa el posmodernismo)es ya de por sí pro-
* Paiabras en la presentación del llbro de Samuel Arriarán.
FUosofiadeiaposmodernidad.Crítlcaahmodernldaddesde
IZTAF’ALAF’A 49 América Lotinq Universidad Nacional Aut6noma de M a c o .
julio-dldembre del 2000 M a c o . 1997.
pp. 209-214 ** profesor de La Facultad de Fiiosofia de la UNAM.

.’
Adoifo Sánchez Vázquez

blemático. mucho más lo es -y más Bajo la mirada acuciosa pero serena


enmarahado y resbala&@- acotar el del autor van desfilando las críticas
terreno de lo que llamamos posmoder- contemporáneas de la modernidad. pre-
nidad. De aquí el primer mérito de Sa- sentes en el concepto de modernidad
muel Aniarán al meterse en ese terreno en la Escuela de Francfort (Horkheimer
resbaladizo, enmarañado, en el que se y Adorno). en la concepción naturaiis-
corre el riesgo de hundirse. Con la cau- ta y antropológica de Marcuse, en el
tela necesaria, Anlarán se mueve con concepto de modernidad según Walter
paso firme. pero sin garantizar que to- Benjamin, en los brillos y opacidades
das las interrogantes planteadas por el del concepto de modernidad en Haber-
tema encuentren siempre respuestas mas,en el posmodernismo conservador
convincentes. de Richard Rorty. en la idea de tradción
Hay cierta desenvoltura, cierta au- y cambio de Gadamer y, por último. en
dacia intelectual, quizá sorprendente el fin de la modernidad proclamada por
- d a d o el enfoque marxista asumido Vattimo. No falta ningún análisis im-
por el autor- a quienes siguenasodiui- portante. Quizá podría echarse de
do este punto de vista con una poeición menos el encuentro directo con Hei-
acrítlca y acartonada. Por si hubiera degger; no es que éste se halle ausen-
aiguna duda de que &ente al mandsmo, te, pues aparece junto con Marcuse y
el cual en el paeiado rindió un &o Vattimo. pero no hubiera sobrado que
úibuto a esta posictón. hay hoy un nmr- el autor fuese directamente a sus textos
capazde afrontarcon esph’Itucrí- Lo mismo ocurre con los que, en defi-
tico y. a la vez abierto. las cuestiones
nitiva, son los fundadores o pioneros
de nuestro tiempo. Y de ello este iibro
de la crítica de la modernidad -Marx y
constituye una prueba innegable.
Nietzache- aunque éstos no dejan de
Con este espíritu crítico se sitúa
hacerse presentes: de la mano de Ha-
m á n en el terreno antes referido; el
bermas y de Benjamin, Marx, y de la
de la modernidad. Pues unafflosohde
mano de Marcuse y Vattimo. Heidegger
la posmodernidad, y tal es el subtitulo
y Nietzsche.
del libro, no puede hacerse sin el exa-
men de su referente obligado,la moder- Después de e.xaminar detenidamen-
nidad: y como el posmodernismo es te y con una argumentación seria. muy
más bien una críticade la modernidad, iejana de la descalificación ideolbgica,
no la postulación de una alternativa a Arriarán no duda en calificar estas diíe-
ella (es aquí donde se hace más eviden- rentes concepciones críticas como “pos-
te la maraña y la ambwedad). toda la modmnismo”,denominación que podria
primera parte del iibro constitup un extenderse a todas ellas por hacer de
examen serio y riguroso de los princi- la modernidad un objeto de su critica
pales señalamientos del @o xx a la mo- Peroel autor las agrupa,a suvez. en dos
dernidad grandes corrientes a las que no parece

210
tan claro aplicarles el denominador co- Marx y Engels) se plantea una cuestión:
múndeposmodernismo(p. 151).Cier- Aniarán la hace suya y trata de resol-
tamente, en estas concepciones criti- verla: si la modernidad es esencialmen-
cas de la modernidad se distinguen en te capitalista almenos tal como se ha
el libro las que entierran la razón y el dado real e históricamente- ¿puede
sujeto y abandonan todo proceso de hablarse de una modernidad no ca-
emancipación (y,por supuesto, el de la pitaüsta? Al responder a esta pregunta,
modernidad ilustrada) y las corrientes debemos precisar en qué sentido es-
representadas sobre todo por Haber- tamos hablando de modernidad, o del
mas, quien después de someter a crítica proceso de modernización conducente
larazón Inshumenial -donde ha desem- a ella; en un sentido puramente eco-
bocado la razón ilustrada- consideran nómico o, también junto a éste, en un
que el proyecto de emancipación flus- sentido politico, simbólico o cultural.
trada puede cumplirse después de re- Teniendo en cuenta la modernidad 4
visar la racionalidad instrumental y
redefinir el proyecto emancipatorio de
la modernidad.
Sin duda. al Uegar a este punto, no
se puede eludir y Arriarán no la elu-
de- la cuestión de la verdadera natura-
leza de lamodernidad, objeto de críticas
tan diversas. Pues bien, si la moderni-
dad se entiende como un proceso eco-
nómico y simbólico o cultural, tal como
se ha dado real e históricamente,no se
puede dejar a un lado su relación intrín-
seca, necesaria con el sistema capita-
lista -relación necesaria que se suele
pasar por alto en lascríticas posmoder -
nas-. La modernidad realmente exis-
tente es la modernidad capitaüsta, y no
es casual, por ello, que el primer gran
critico del capitalismo -0 sea Mac-
haya sido el primer gran crítico de la
modernidad.
Si la modernidad es consustancial
con el capitalismo (consustancialidad
que a mi modo de ver queda claramente
probada en el Manlflesto Comunista de Júplter. Los '"Tarots de Mantegna"

21 1

... . . , , . . , ~ . , ~ ,.
Adovo Sánchez Vázquez

proceso de modernización- en sentido por el planteamiento de problema8 que


restríngido (Inglaterra, por ejemplo, se invitan a continuar sus reflexiones. Y a
babría modernizado sólo en un sentido esta invitación podemos responder, sin
económico), la conclusión de Arriarán apartarnos de su planteamiento, más
es: la modernidad no sólo es la con& bien con base en él: las cundiciones en
histórica y realmente como modernidad que surge y se da la experiencia his-
capitalista. Ésta sería una variante, una tórica del sociaiismo real entraíian Una
configuración histónca de la moderni- contradicción entre los dos aspectos de
dad, como realización -no la única- la modernidad: por un lado, el econó-
de una modernfaad “ideal”- d e acuerdo mico (con un atraso de Rusia, que la
con Bolívar Echeverría,con quien coin- situaría en la premodernidad) y por el
cide el autor-. Por tanto, se admite la otro, un desarrollo cultural proptamen-
posibilídad de una no capiialista como te moderno (el cual podrííos ejem-
la realizada con el socialismo real y la plificar con las vanguardias artisticas
posibilidad -como una tarea a reali- florecidas en los años Inmediatamente
zar- de una modernidad de América anteriores y posteriores a la Revolu-
Latina, a la cual, por cierto. en el libro ción)y el aspecto político autoritario de
se le denomina M mtdentd. aunque, la Rusia zarista anterior a la Revolución.
por supuesto, Occidentai aquí se iden- continuado en nuevas formas después
tmca con capitalista. de ella, sobre todo con el stalinismo. Este
Ahora bien, v e m o s estas dos va- aspecto poiítico anüdemocrático,a mi
riantes con las que se enfrenta audaz- juicio, representa la premodernidad en
mente el autor. Primero, la modernidad pleno sociaüsmo real.
soUaiistadadahtetórlcamenteconelso- ¿Qué hay, pues, propiamente de mo-
ciaiismo real. El autor cuestiona -con dernidad en este socialismo? El produc-
razón- si fue socí&sta, pues *se dio tivismo o desarr&smo económico (o
por una vía gue no era sodalista porque sea: el mismo identificado con la mo-
nunca hubo realmente sociabtno” Lp. dernidad capitalista, y considerado por
176)e tncluso cueatlona su modemidad: Marx -como condición necesaria crea-
se dio más bien una “fruatradad e r - da dentro del capitalismc- para poder
nidad”. El sup&o socialismo “’noera transitar al SOclallsmO). Las circunstan-
máB que un producüvismo o desarro- cias históricas del surguniento y desa-
iiismo económico” (p. 179). rrollo del socialismoreal determinaron
Este piaatewubmiode las relaciones que, en las condiciones no capitalistas
entre modcnldrui y socfsllsmo. sobre o poscapitalistas, se planteara la nece-
la base de una experiencia histórica, sidad de una modernización producti-
constituye uno de los captuios más su- vista - d e signo. pues, capitalista, y
gerentes del Hbro. y no sólo por sus además “a ritmo rápido y sin consenso
cuestionamientosy afirmaciones, sino social”- El resultado fue la moderni-

212
zación económica que convirtió a la ex no económico ni en el poiítico-cultural.
Unión Soviética en la segunda potencia Pensamos que con esta afirmación se
industrial. Pero, si se toma en cuenta está aiudiendo a la modernidad real-
la incapacidad de resistir al reto produc- mente existente en Occidente,es decir,
tivista del capitalismo conductor ai la modernidad capitalista. Ciertamente,
derrumbe del socialismo real en ese te- si la modernización en América Latina.
rreno económico, fue. como dice Arria- como proyecto de emancipación -z!n el
rán, unamodernúiad~tmda(p.179). sentido originario- capitalista, ha fia-
Esto en el ámbito económico. porque, casado y no tiene perspectivas, se im-
a mi modo de ver, en otros como el po- pone la necesidad -sorno en el libro se
lítico, el cultural o el simbólico, no se sostiene- de una modernidad no capi-
alcanzó la modernización correspon- talista: es decir, una modernidad que,
diente a un verdadero socialismo. en el sentido económico, libere a la pro-
El resultado. pues, en la ex Unión ducción de su carácter productivista y
Soviética fue -como concluye Arria- la ponga al servicio de las necesidades
rán- U M modernidad frustrada que sociales y. en el terreno políUco, impulse
se tradujo, en definitiva, en la construc- la democracia más allá de los iímites
ción de U M sociedad atípica. ni capi-
impuestos por la realidad económica y
talista ni socialista.
social que, incluso en sus formas “de-
Pero en América Latina? ¿Cómo
mocráticas’’, ha vivido hasta ahora
se puede piantear la posibilidad de una
América Latina. Ciertamente esta mo-
modernidad no occidental, y en qué me-
dernidad de nuevo tipo no puede limi-
dida éste no sería también un no capita-
tarse a la negación, en el terreno econó-
lista? La cuestión aquí es más compleja,
mico y político, de lo que le ha aportado
pues aunque no se puede abandonar
el modelo fracasado y s i n futuro de la
-y Arriarán no abandona- lo apor-
modernidad occidental. Hay otro aspec-
tado, en este punto por la historia real,
se trata de una cuestión no acerca de to importante resaltado en el libro, dán-
una realidad -ya cerrada, como en el dole toda su importancia, pues forma
caso del socialismo real- sino de una parte de la historia de América Latina y
posibilidad no realizada, y así lo es- de su realidad presente,un aspecto que
tablece Arriarán desde el título mismo marca una diferencia sustancial con
de uno de los capítulos de su libro: “Las una alternativaoccidental no capitaiis-
posibilidades de una modernidad no oc- ta. Es la necesidad de tomar en cuenta
cidental“ (pp. 195 y ss.1. En el señala- los elementos premodernos represen-
miento de esta posibilidad se parte de tados por las culturas indígenas, pero
una realidad, subrayada por el autor, tomarlos en cuenta no para destruirlos
a saber: en América Latina la moder- o absorberlos en una modernkación to-
nidad no se ha cumplido ni en el terre- talizadora. de signo capitalista, sino en

213

..
Adolfo Shnchez Vázquez

una mcderillzadónque impiique-como mado y topado con un límite ínsalvabie,


dice el libro- "otra racionaüdad nopro- necesita tomar en cuenta lo advertido
ductivista ni mercantilista" así como la hace tiempo por Marfáteguí: los elemen-
no eliminación de sus diferencias cul- tos premodernos, indígenas,no pueden
turales. O sea UM modernización don- ser destruidos ni absorbidos en nombre
de no se vea la tradicih como el pdo de la modernidad. Sólo así puede ha-
opuesto a la modernidad. blarse propiamente de una modernidad
Y llegamos así a la conclusión del no capitalista. de signo sxialista. para
autor: una modernidad de este genero, América Latina, pero ya no másun "cal-
es decir, la que niega en el terreno eco- co" - c o m o diría Maríátegui- de Occi-
nómico la racionaüdad productivista y dente, o sea de la alternativa a la cual
en el terreno poiítico exige una radica- ha de reivindim -por lejana que esté
lización de la democracia, no es ni po- hoy su realización- para su propia mo-
dría ser una modernidad capitalista. dernidad.
Como se dice en el párrafo ilnal de libro A esta alternativa a la modernidad,
"la única manera para alcanzar otra dada su ruptura con la realmente exis-
modernidad no capitalista es la utopía tente, podemos llamarla ciertamente
socialista" (p 228). Pero se debe precisar posmodernidad, sólo si este concepto
que esta reivindicación, válida también se precisa y libera -om0 se hace en el
para los países ocddentales donde la mo- iibro- de la maraña de los críticos y íi-
dernidad capitalista ya se ha consu- lósofos de la posmodernidad.

214

Das könnte Ihnen auch gefallen