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Los Retos de la Gestión Cultural

Eduardo Wills Herrera


Profesor Asociado Facultad de Administración

La diversidad y la pluralidad cultural y étnica de Colombia reconocida por la


Constitución de 1991 es el principal valor con que cuenta el país. La pluralidad de
comunidades, grupos, saberes y expresiones requieren el fortalecimiento del diálogo
intercultural y la puesta en marcha de modelos de gestión que permitan potenciar y
desarrollar esta riqueza.
El diálogo intercultural permite el entendimiento de las diversas posiciones e intereses
de las comunidades a partir de la tolerancia hacia formas distintas de pensar y actuar lo
cual es básico para superar el conflicto. A su vez, la diversidad se refleja en
producciones simbólicas-culturales que contribuyen a generar mayor cohesión,
inclusión social y promoción de valores éticos en la sociedad colombiana.
Para lograr estos objetivos es imperioso fortalecer la gestión cultural a partir del
entendimiento de los retos y desafíos que la naturaleza particular de la propia cultura
conlleva. La cultura se refiere a los modos de vida de la gente que se expresan a través
de procesos creativos, y donde la gente y los distintos grupos sociales desempeñan un
papel primordial en su creación y divulgación. Esta visión complementa la definición
tradicional de la creación artística y desarrollo de las artes.

Son varios los retos los que se enfrentan: en primer lugar su fortalecimiento debe darse
en una perspectiva global-local en la cual se enfatice el rol de las industrias culturales
en el desarrollo local y regional a través del desarrollo de clusters culturales. En
segundo lugar, se requiere entender que en el proceso creativo están inmersos y
participan múltiples actores que tiene visiones distintas del mundo, a veces
contradictorias, como por ejemplo, los artistas, los productores, los críticos que forman
el público y los administradores. La motivación principal para el artista no es
necesariamente la monetaria y para él los valores estéticos son los que priman. En tercer
lugar, se requiere contar con la consolidación de públicos entendidos e interesados y
entender que el público hace una valoración casi instantánea sobre el valor de la obra a
pesar que la creación para el artista ha tomado un ciclo muy largo de trabajo.

El artista generará reputación con el público manteniéndose fiel con sus principios lo
cual florecerá económicamente en el largo plazo. Finalmente, las organizaciones de los
artistas son casi siempre informales y su inicio comienza con un momento de
inspiración que no le es dado a todos. Por lo mismo en un emprendimiento cultural se
toman altos riesgos a partir de la valoración de habilidades y conocimientos que le son
tácitos al artista. La cadena de valor cultural termina con las organizaciones que
exponen las creaciones al público que tienen otros intereses.
Estas diferencias en roles, funciones e interdependencias entre los actores de la gestión
cultural sugieren que sean las redes la forma organizacional que mejor pueden resolver
estos retos. Trabajar en redes cooperativas, flexibles y creativas es un reto para la
gestión cultural lo cual requiere mucho diálogo y capacitación. El Ministerio de Cultura
puede propiciar estos espacios de diálogo y capacitación de forma que la gestión
cultural adquiera la importancia social y económica que corresponda con el país
diverso que es Colombia.

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