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7 PROPSPECTIVA 2009-2020
A pesar de que la Ley General de Educación otorgó a las Instituciones Educativas colombianas
autonomía relativa para formular y desarrollar sus Proyectos Educativos Institucionales PEI de
acuerdo a su recto saber y entender, en la práctica muy pocas están ejerciendo plenamente este
derecho, de tal manera que la mayoría, incluida la nuestra, nos seguimos ajustando a estructuras
académicas y organizacionales que al parecer ya cumplieron su ciclo de vida.
En este orden de ideas es preciso que la comunidad educativa Braulista tenga perfectamente
claro que la primera función de la Institución Educativa es preparar a sus estudiantes para
conocerse a sí mismo y aprender a interrelacionarse con quienes interactúan, formándolos como
personas de bien (buenos hijos, buenos hermanos, buenos esposos, buenos ciudadanos,
buenos padres), es decir, seres humanos con creatividad y capacidad para descubrir y
desarrollar sus potencialidades ayudándolos a construir sus propios destinos y a que cada día
logren mayores niveles de sí mismos, de esta manera tendrán la posibilidad de acceder a la
ciencia y ser competentes como matemáticos, químicos, ingenieros, médicos etc., Así, es
deseable que la I.E Braulio González, se proyecte desde la Gestión Directiva, en los siguientes
ámbitos:
PROPÓSITOS
“En el maestro significativo bulle el eros pedagógico, le pone afecto y pasión a todo cuanto hace,
logrando que sus estudiantes a su vez se apasionen y se conmuevan frente a las propuestas de
aprendizaje que les presenta; es un maestro que enseña con el ejemplo de su propias vivencias
y desde su forma de vida invita a sus estudiantes a crear y transformar, a explorar y ensayar (el
maestro enseña su forma de ser, pensar y actuar ya que la identidad del estudiante se forma a
partir de la del maestro); vive profundamente y goza su profesión docente; hace su trabajo con
capacidad creadora y transformadora; es un maestro curioso, reflexivo, indagador: busca aquí y
allá, ensaya nuevas formas de mediación pedagógica en el aula y fuera del aula; es un maestro
que no lee para enseñar sino para aprender porque es consciente que después de que uno lee
se transforma en otro con mejores herramientas para ayudar a que sus estudiantes y pares se
transformen en nuevos otros; es un maestro predispuesto a aprender de sus errores, que se deja
enseñar de sus estudiantes y sus pares, siempre abierto a desarrollar nuevas ideas y ensayar
otras alternativas”.[9]
El nuevo maestro Braulista no debe preocuparse tanto por enseñar sino por facilitar que sus
estudiantes aprendan, alejándose de las prácticas del catedrático que simplemente dicta clases.
Por el contrario debe esmerarse en la formación de sus estudiantes; dar un trato personal
afectuoso, generando espacios de acercamiento para lograr cautivarlos (que lo que yo hago
como maestro les guste a mis estudiantes, desencadenar procesos de empatía en quienes
interactúan conmigo); con gran capacidad de escucha (diferente de simplemente oírlos; la
escucha implica interpretarlos, ponerse en los zapatos del estudiante sin creerse dueño de la
verdad absoluta); respetuoso de los demás ( no los ridiculiza ya que sin el respeto por el otro es
imposible ser maestro); preocupado por el que no ha venido a clase (se esfuerza en conocer a
sus estudiantes para sacar lo mejor de ellos); competente en el manejo del campo del saber
sobre el que hace la mediación (para lograr mostrar a sus estudiantes la esencia de la disciplina
a través de la habilidad para transmitirla, reelaborarla, recrearla); investigador (que sienta
pasión por explicar y comprender, con predisposición para la indagación); con habilidades
comunicativas y sociales (para explicitar su pensamiento y saber trabajar en equipo, resolver
conflicto); con capacidad para contagiar en los estudiantes el entusiasmo por descubrir lo que a
ellos les gusta y les sirve para lograr su autorrealización personal.
En resumen el nuevo maestro Braulista debe: “formar, educar, leer, escribir, crear, ayudar, dar
ánimos, conseguir que el estudiante que es semilla de frutos, incitar a la aventura del
conocimiento, constituirse en agente para que la potencia se convierta en acto, motivar para que
el otro logre su plenitud, propiciar el diálogo, mostrar senderos para que los estudiantes tengan
la oportunidad de transitar sus propios caminos y descubrir para qué son bueno”. [10]
“El verdadero maestro no enseña un texto, sino la relación que establece con el texto”. Jorge La
Rosa. [11].
Todo maestro debe tener un método (referido al modelo pedagógico) para enseñar a aprender,
pero el método no debe tener supremacía sobre la mediación y el maestro, ya que la acción
educativa de indagación y creación está en el mediador del conocimiento y no en la forma de
hacerla. Cuando el maestro crea su propio método luego de ensayar muchos de los que le da la
teoría pedagógica, el maestro deja de ser un simple ejecutor del método y los sujetos del
aprendizaje dejan de ser simples receptores para convertirse en constructores de conocimiento.
El reto del maestro Braulista es crear su propio modelo pedagógico (aplicar un solo modelo para
todos implica intentar convertir a nuestros estudiantes en seres homogéneos y productos en
serie) a partir de las diferentes teorías pedagógicas decantadas en la mediación cotidiana en el
aula, a su vez asumida como fuente de conocimiento e investigación.
“El propósito de la didáctica hoy día no es enseñar al maestro a enseñar, sino poner al maestro a
reflexionar sobre su quehacer para que tome conciencia de sus rutinas de mediación” Rafael
Pardo docente UPN Bogotá. [12].
En tales circunstancias, debemos consolidar el proyecto Ritmos de Aprendizaje a través del cual
se agrupan los estudiantes por rendimiento académico, ya que en años anteriores se dejaron
mezclados los excelentes con los menos exitosos esperando que estos últimos se nivelaran por
arriba, siguiendo el ejemplo de los primeros, pero ocurrió al contrario: los de buen rendimiento
académico se dejaron influenciar por los de bajo rendimiento académico y resultaron nivelados
por debajo. Debemos asumir el reto de separar los estudiantes por: edades cronológicas y
mentales; por el ritmo con el que van adquiriendo sus aprendizajes; por compromiso con la
convivencia, disciplinados aparte de los indisciplinados. Con una agrupación predeterminada por
estos criterios, el profesor de antemano sabe con qué grupo de estudiantes debe tratar y prepara
su mediación pedagógica enfocada al perfil del curso, lo cual no puede hacer en la actualidad por
la manera en que están distribuidos.
NOTA: El Consejo Académico recomienda para el 2010 hacer una prueba con los cursos de
menor ritmo de aprendizaje separando los niños de las niñas.
Para lograr formar excelentes personas es necesario vincular a los padres de familia para
trabajar sobre el desarrollo afectivo de los estudiantes, ayudándolos a resolver interrogantes
como: quién soy?, qué quiero?, de dónde vengo?, cuáles son mis sueños?, mis ilusiones?, para
dónde voy?, por qué estoy aquí?, cuál es mi sentido de la vida?, qué significa para mí un
compañero?, qué significa para mí una novia?, qué es un sentimiento?, que es para mí la
tolerancia?, cual es mi ética?, en qué valores se fundamenta mi existencia, por qué digo lo que
digo?, por qué siento lo que siento?, por qué hago lo que estoy haciendo?, por qué..?, entre
otros.[13].
“Los jóvenes de hoy en día aman el lujo, están mal educados, desprecian la autoridad, no tienen
ningún respeto por los mayores y charlan en lugar de trabajar”. Tabla Babilónica del año 400
AC.
Hagamos del colegio un paraíso pero sin dejar de incrementar los niveles de exigencia
académica y de disciplina.JJS
Desde tiempos remotos los jóvenes son difíciles de formar pero no por eso debemos
convertirnos en maestros autistas (los que pasan frente a un par de estudiantes peleándose,
fumando marihuana, destruyendo las cosas del colegio o que ya casi se desnudan en medio de
besuqueos y pasan de largo tratando de no confrontarlos porque les da miedo ejercer su
autoridad). No hay nada más importante para el ser humano que la otra gente. Para tener éxito
en la vida debemos conocer a las personas, aprender a relacionarnos con ellas y ellos, facilitar
que otros satisfagan nuestras necesidades y nosotros colaborar a satisfacer las de los demás.
Y esforzarnos por:
Trabajar sobre la formación del valor de la responsabilidad en los estudiantes para que no se
vean evasores de clase ni grupos deambulando por los pasillos en horas de trabajo académico
(el colegio no es una universidad).
“Hay dos clases de estudiantes: a los que se les olvida lo que aprendieron antes del examen y a
los que se les olvida lo que aprendieron después del examen” Carlos Vasco ,docente Unal
Bogotá.
“La evaluación no es otra cosa que descubrir lo que aprendieron los otros conmigo o sin mi”[15]
PROPOSITOS
Que sea interesante
Que permita un espacio para que el estudiante de su punto de vista personal promoviendo el
análisis.
Que involucre preguntas orales y escritas.
Que sea practica, comprensible y medible
Dar mayor valoración al estudiante que a la nota.
Existe acuerdo entre los pedagogos en cuanto a que los estudiantes aprenderán más si “les
enseñamos menos”, es decir, si el currículo incluye menos temas pero los aborda con mayor
profundidad y rigor: menos es más
Para garantizar una evaluación justa hay necesidad de ser justos: los factores a los que el
profesor atribuye el éxito o el fracaso de sus estudiantes influyen en las calificaciones que les
asigna. Es más probable que los profesores asignen calificaciones altas por el esfuerzo (un
factor controlable) que por la habilidad (un factor no controlable). Por otro lado es más probable
que el profesor otorgue una mala calificación cuando atribuye el fracaso de un estudiante a la
falta de esfuerzo que cuando lo atribuye a la falta de habilidad. También es posible que las
calificaciones sean influidas por un efecto halo, es decir, por una tendencia a ver aspectos
particulares de un estudiante en función de una impresión general, negativos o positivos. Un
estudiante muy agradable que parece esforzarse y causa pocos problemas puede recibir el
beneficio de la duda (Aceptable en lugar de Insuficiente); mientras que uno muy problemático
que parece negarse a intentarlo puede salir perdiendo a la hora de calificar (insuficiente en lugar
de aceptable).
No hay número o letra que puedan transmitir la totalidad de la experiencia de un estudiante en un
curso. Estudiantes y profesores ponen a veces demasiada atención en el punto final, la
calificación. Pero durante muchos meses los estudiantes pasan una buena parte de sus horas
diarias en la escuela, donde los maestros tenemos la oportunidad y la responsabilidad de
conocer a nuestros estudiantes como personas, conocimiento que quiérase o no influye en la
evaluación porque como seres humanos no es difícil desligarnos de la emocionalidad y la
emotividad. Así si un joven de quien tenemos el concepto que es mal estudiante hace una buena
evaluación, tendemos a creer que hizo trampa y no le aplicamos el beneficio de la duda a favor.
La evaluación para jugar un papel orientador e impulsor del trabajo de los estudiantes debe ser
percibida por estos como una ayuda real. Por eso el examen debe ser devuelto corregido lo
antes posible para que se discutan las posibles respuestas permitiendo al estudiante tener claro
en qué falló.
Cualquier tipo de evaluación requiere de una actitud serena de observación para emitir juicios y
valoraciones con miras a determinar correctivos.
En todo momento el evaluador debe tener en cuenta que los resultados de las pruebas que
aplica le deben servir principalmente para corregir y ayudar a superar los errores cometidos por
sus estudiantes, así como para decidir acerca del desarrollo de su asignatura: reorientación
oportuna de los procesos para mejorarlos.. La evaluación permite saber: cómo se está
trabajando, si se cumplen las provisiones, con qué ritmo se trabaja, a qué precio se logran los
fines, qué se debe h hacer para mejorar.
Una evaluación integral debe tener en cuenta los procesos de desarrollo del estudiante en:
Desarrollo biológico: crecimiento físico, funcionamiento de sistemas y órganos de su cuerpo,
desarrollo muscular, movimientos, coordinación, equilibrio, salud, higiene, ente otros.
Desarrollo comunicativo: manejo de la comprensión, formas de expresión, capacidad para captar
y producir mensajes, manejo de códigos y sistemas simbólicos, construcción de significados,
desarrollo del discurso oral y escrito.
Desarrollo cognoscitivo: adquisición, construcción y reconstrucción de saberes; desarrollo del
pensamiento: atención, percepción, análisis, síntesis, solución de problemas, construcción y
manejo de conceptos.
Desarrollo valorativo: morales: justicia, derechos humanos, tolerancia, convivencia, autonomía,
conciencia moral; estéticos: sensibilidad, expresividad, imaginación, creatividad, emotividad,
gusto.
Desarrollo afectivo: sentimientos, emociones, actitudes.