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2.

7 PROPSPECTIVA 2009-2020

A pesar de que la Ley General de Educación otorgó a las Instituciones Educativas colombianas
autonomía relativa para formular y desarrollar sus Proyectos Educativos Institucionales PEI de
acuerdo a su recto saber y entender, en la práctica muy pocas están ejerciendo plenamente este
derecho, de tal manera que la mayoría, incluida la nuestra, nos seguimos ajustando a estructuras
académicas y organizacionales que al parecer ya cumplieron su ciclo de vida.

En este orden de ideas es preciso que la comunidad educativa Braulista tenga perfectamente
claro que la primera función de la Institución Educativa es preparar a sus estudiantes para
conocerse a sí mismo y aprender a interrelacionarse con quienes interactúan, formándolos como
personas de bien (buenos hijos, buenos hermanos, buenos esposos, buenos ciudadanos,
buenos padres), es decir, seres humanos con creatividad y capacidad para descubrir y
desarrollar sus potencialidades ayudándolos a construir sus propios destinos y a que cada día
logren mayores niveles de sí mismos, de esta manera tendrán la posibilidad de acceder a la
ciencia y ser competentes como matemáticos, químicos, ingenieros, médicos etc., Así, es
deseable que la I.E Braulio González, se proyecte desde la Gestión Directiva, en los siguientes
ámbitos:

2.7.1 LA ORGANIZACIÓN AL SERVICIO DE LA PEDAGOGÍA.

“Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos”


“Como no siempre podemos hacer lo que nos gusta, debemos esforzarnos porque nos guste lo
que hacemos” Gonzalo Arboleda docente ESAP Bogotá[3].
“Cuando se plantea el miedo por lo desconocido es cuando se inicia la construcción del
conocimiento”. Jorge Wansgesberg docente ESAP Bogotá. [4].

PROPÓSITOS

Tener claro hacia dónde vamos.


Elevado grado de compromiso y motivación
la comunidad educativa debe remar hacia el mismo lado
Generar altas expectativas sobre la capacidad de éxito en nuestros estudiantes.
Promover el desarrollo personal y social del talento humano Braulista.
Alentar y apoyar a los maestros y estudiantes innovadores y propositivos.
Promover ambientes de trabajo, armónicos y gratificantes.
Promover espacios para la reflexión pedagógica.
Ofrecer diversas oportunidades a todos para aprender.
Promover el bien vivir y el bien estar.

2.7.2 TALENTO HUMANO EN PERMANENTE AUTOFORMACIÓN


“El principal papel del maestro de hoy no es enseñar, sino permitir que los estudiantes aprendan
y ayudarles a descubrir y desarrollar sus talentos”. Giovanni Lafrancesco[5]
“El maestro no solo enseña lo que sabe sino principalmente lo que es”. Martha Patricia Vives
Docente USTA Bogotá[6].
“Poner fuego en el corazón, apasionarnos por lo que hacemos es lo que nos permite ir de ser
buenos a ser excepcionales” Peter Druke. [7].
“Un auténtico maestro le marca el destino a sus estudiantes: no enseña para que conozcan sino
para que piensen, es decir, para posibilitarles la libertad" Armando Zambrano[8]

Definitivamente el maestro es el que marca la diferencia en la calidad. Dos educadores, con la


misma formación académica, el mismo grado en el escalafón, el mismo salario, en el mismo
colegio y jornada, separados únicamente por una pared que divide las dos aulas, logran
resultados diametralmente opuestos con sus estudiantes: mientras el uno como maestro los
cautiva y los enamora del conocimiento, el otro como profesor, simplemente recita sus saberes y
los conduce al aburrimiento y la inapetencia por el saber. Hay profesores buenos, muy queridos
especialmente por los estudiantes mediocres porque les ahorran esfuerzos y les exigen
relativamente poco; hay buenos maestros, con mayores niveles de exigencia académica y
comportamental, a quienes muy poco se les valora en el bachillerato, pero se les recuerda con
gratitud en la universidad porque gracias a su tesón, los egresados se dan cuenta que
aprendieron valiosos conocimientos para su desempeño en la educación superior; y finalmente,
hay maestros auténticos a quienes nunca se olvida, porque van más allá del maestro exitoso (al
que todo le sale bien) hasta convertirse en maestros significativos, perfil al que los maestros
braulistas debemos apuntar.

“En el maestro significativo bulle el eros pedagógico, le pone afecto y pasión a todo cuanto hace,
logrando que sus estudiantes a su vez se apasionen y se conmuevan frente a las propuestas de
aprendizaje que les presenta; es un maestro que enseña con el ejemplo de su propias vivencias
y desde su forma de vida invita a sus estudiantes a crear y transformar, a explorar y ensayar (el
maestro enseña su forma de ser, pensar y actuar ya que la identidad del estudiante se forma a
partir de la del maestro); vive profundamente y goza su profesión docente; hace su trabajo con
capacidad creadora y transformadora; es un maestro curioso, reflexivo, indagador: busca aquí y
allá, ensaya nuevas formas de mediación pedagógica en el aula y fuera del aula; es un maestro
que no lee para enseñar sino para aprender porque es consciente que después de que uno lee
se transforma en otro con mejores herramientas para ayudar a que sus estudiantes y pares se
transformen en nuevos otros; es un maestro predispuesto a aprender de sus errores, que se deja
enseñar de sus estudiantes y sus pares, siempre abierto a desarrollar nuevas ideas y ensayar
otras alternativas”.[9]

El nuevo maestro Braulista no debe preocuparse tanto por enseñar sino por facilitar que sus
estudiantes aprendan, alejándose de las prácticas del catedrático que simplemente dicta clases.
Por el contrario debe esmerarse en la formación de sus estudiantes; dar un trato personal
afectuoso, generando espacios de acercamiento para lograr cautivarlos (que lo que yo hago
como maestro les guste a mis estudiantes, desencadenar procesos de empatía en quienes
interactúan conmigo); con gran capacidad de escucha (diferente de simplemente oírlos; la
escucha implica interpretarlos, ponerse en los zapatos del estudiante sin creerse dueño de la
verdad absoluta); respetuoso de los demás ( no los ridiculiza ya que sin el respeto por el otro es
imposible ser maestro); preocupado por el que no ha venido a clase (se esfuerza en conocer a
sus estudiantes para sacar lo mejor de ellos); competente en el manejo del campo del saber
sobre el que hace la mediación (para lograr mostrar a sus estudiantes la esencia de la disciplina
a través de la habilidad para transmitirla, reelaborarla, recrearla); investigador (que sienta
pasión por explicar y comprender, con predisposición para la indagación); con habilidades
comunicativas y sociales (para explicitar su pensamiento y saber trabajar en equipo, resolver
conflicto); con capacidad para contagiar en los estudiantes el entusiasmo por descubrir lo que a
ellos les gusta y les sirve para lograr su autorrealización personal.

En resumen el nuevo maestro Braulista debe: “formar, educar, leer, escribir, crear, ayudar, dar
ánimos, conseguir que el estudiante que es semilla de frutos, incitar a la aventura del
conocimiento, constituirse en agente para que la potencia se convierta en acto, motivar para que
el otro logre su plenitud, propiciar el diálogo, mostrar senderos para que los estudiantes tengan
la oportunidad de transitar sus propios caminos y descubrir para qué son bueno”. [10]

2.7.3 UN MODELO PEDAGÓGICO PROPIO DE CADA MAESTRO.

“El verdadero maestro no enseña un texto, sino la relación que establece con el texto”. Jorge La
Rosa. [11].

Todo maestro debe tener un método (referido al modelo pedagógico) para enseñar a aprender,
pero el método no debe tener supremacía sobre la mediación y el maestro, ya que la acción
educativa de indagación y creación está en el mediador del conocimiento y no en la forma de
hacerla. Cuando el maestro crea su propio método luego de ensayar muchos de los que le da la
teoría pedagógica, el maestro deja de ser un simple ejecutor del método y los sujetos del
aprendizaje dejan de ser simples receptores para convertirse en constructores de conocimiento.

El reto del maestro Braulista es crear su propio modelo pedagógico (aplicar un solo modelo para
todos implica intentar convertir a nuestros estudiantes en seres homogéneos y productos en
serie) a partir de las diferentes teorías pedagógicas decantadas en la mediación cotidiana en el
aula, a su vez asumida como fuente de conocimiento e investigación.

2.7.4 UNA DIDÁCTICA BASADA EN LA REFLEXION SOBRE EL PROPIO QUEHACER.

“El propósito de la didáctica hoy día no es enseñar al maestro a enseñar, sino poner al maestro a
reflexionar sobre su quehacer para que tome conciencia de sus rutinas de mediación” Rafael
Pardo docente UPN Bogotá. [12].

La didáctica de los educadores braulistas debe basarse en aprender de la práctica: reflexionar


sobre lo que cada uno hace en el aula de clase, convirtiendo la acción cotidiana en una fuente
de investigación pedagógica y por lo tanto a nuevos conocimientos sobre su propio quehacer,
comprender su racionalidad, su lógica interna para conformar un punto de vista propio de su
desempeño pedagógico. Así, la reflexión sobre la práctica particular y significativa debe
constituirse en la mejor herramienta de que disponga cada docente para mejorar su mediación
pedagógica. Esta reflexión sobre su propio quehacer en el aula le permite establecer de una
manera objetiva y racional qué le está funcionando bien y qué no; qué es lo que realmente
sucede durante su clase; qué es lo que puede hacer para superar aquello que no le está dando
resultado y potenciar lo que sí le funciona bien, para desencadenar un proceso de
transformación creativa en el fondo y la forma de su mediación pedagógica enriqueciéndola para
poder dar de esa nueva riqueza a las personas con quienes se relaciona. Se sugiere que esta
didáctica se escriba y sistematice.

2.7.5 AMBIENTES FISICOS ESTRUCTURADOS POR CRITERIOS PREDEFINIDOS


La actual organización de los estudiantes en las aulas de clase no responde a criterios
pedagógicos ligados al desarrollo evolutivo de los niños y niñas. Cuando llega un estudiante
nuevo al colegio el criterio para ubicarlo en un determinado grupo es del tipo: “busque donde
haya un puesto desocupado”, “en el salón que haya menos estudiantes”, “busque un director de
grado que no ponga problema”. Así lo normal es que se mezclen niños con niñas de diferentes
edades, personas con excelente disciplina y rendimiento académico junto con otros de
rendimiento regular y bajo, factores que inciden en el rendimiento académico y los ambientes de
aprendizaje que se puedan lograr en el aula de clase.

En tales circunstancias, debemos consolidar el proyecto Ritmos de Aprendizaje a través del cual
se agrupan los estudiantes por rendimiento académico, ya que en años anteriores se dejaron
mezclados los excelentes con los menos exitosos esperando que estos últimos se nivelaran por
arriba, siguiendo el ejemplo de los primeros, pero ocurrió al contrario: los de buen rendimiento
académico se dejaron influenciar por los de bajo rendimiento académico y resultaron nivelados
por debajo. Debemos asumir el reto de separar los estudiantes por: edades cronológicas y
mentales; por el ritmo con el que van adquiriendo sus aprendizajes; por compromiso con la
convivencia, disciplinados aparte de los indisciplinados. Con una agrupación predeterminada por
estos criterios, el profesor de antemano sabe con qué grupo de estudiantes debe tratar y prepara
su mediación pedagógica enfocada al perfil del curso, lo cual no puede hacer en la actualidad por
la manera en que están distribuidos.

NOTA: El Consejo Académico recomienda para el 2010 hacer una prueba con los cursos de
menor ritmo de aprendizaje separando los niños de las niñas.

2.7.8 NUEVOS APRENDIZAJES PARA NUEVOS TIEMPOS.


La I.E Braulio González viene trabajando sobre los Cuatro Pilares Fundamentales de la
Educación que promulgó Jaques de Loors: “Aprender a ser, Aprender a Convivir, Aprender a
Aprender y Aprender a Hacer”[11]. Hacia el 2020, debe ir más allá de estos cuatro aprendizajes
para enseñar a nuestros estudiantes: a potenciar su dimensión del ser con el aprender a: vivir,
ser singular, ser original, sentir, descubrir y desarrollar sus talentos, ser autónomo,
autorregulado, elegir de manera responsable, actuar, responder, a no agredir al congénere,
comunicarse, interactuar, liderar, emprender, decidir en grupo, cuidarse, valorar el saber social,
valorar el entorno, automotivarse, autodisciplinarse; y ampliar su dimensión del saber a través del
aprender a: pensar, pensar en forma compleja y divergente, reflexionar, desarrollar el juicio
crítico, construir, crear, innovar, investigar, solucionar problemas, saber hacer[12].

Para lograr formar excelentes personas es necesario vincular a los padres de familia para
trabajar sobre el desarrollo afectivo de los estudiantes, ayudándolos a resolver interrogantes
como: quién soy?, qué quiero?, de dónde vengo?, cuáles son mis sueños?, mis ilusiones?, para
dónde voy?, por qué estoy aquí?, cuál es mi sentido de la vida?, qué significa para mí un
compañero?, qué significa para mí una novia?, qué es un sentimiento?, que es para mí la
tolerancia?, cual es mi ética?, en qué valores se fundamenta mi existencia, por qué digo lo que
digo?, por qué siento lo que siento?, por qué hago lo que estoy haciendo?, por qué..?, entre
otros.[13].

2.7.9 SEMBRAR VALORES PARA LA CONVIVENCIA

“Los jóvenes de hoy en día aman el lujo, están mal educados, desprecian la autoridad, no tienen
ningún respeto por los mayores y charlan en lugar de trabajar”. Tabla Babilónica del año 400
AC.
Hagamos del colegio un paraíso pero sin dejar de incrementar los niveles de exigencia
académica y de disciplina.JJS

Desde tiempos remotos los jóvenes son difíciles de formar pero no por eso debemos
convertirnos en maestros autistas (los que pasan frente a un par de estudiantes peleándose,
fumando marihuana, destruyendo las cosas del colegio o que ya casi se desnudan en medio de
besuqueos y pasan de largo tratando de no confrontarlos porque les da miedo ejercer su
autoridad). No hay nada más importante para el ser humano que la otra gente. Para tener éxito
en la vida debemos conocer a las personas, aprender a relacionarnos con ellas y ellos, facilitar
que otros satisfagan nuestras necesidades y nosotros colaborar a satisfacer las de los demás.

Frente a la formación de nuestros estudiantes debemos empeñarnos en formular y ejecutar


estrategias dirigidas entre otros, a los siguientes retos:

Oración al iniciar cada semana y cada actividad general


Mes de la responsabilidad.
Mes del saludo
Mes del respeto
Mes de la solidaridad
Mes de la tolerancia
Mes del Sentido de pertenencia
Mes del proyecto de vida.
Mes de la convivencia.
Mes del trabajo en equipo.
Mes del reciclaje
Mes del cuidado del medio ambiente.
Mes del deporte y la cultura

Y esforzarnos por:

Trabajar sobre la formación del valor de la responsabilidad en los estudiantes para que no se
vean evasores de clase ni grupos deambulando por los pasillos en horas de trabajo académico
(el colegio no es una universidad).

Trabajar sobre la formación de hábitos de trabajo y estudio


Trabajar sobre la capacidad de los estudiantes para concentrarse.
Trabajar sobre la formación de hábitos de lectura.
Trabajar procesos de pensamiento.
Trabajar sobre el desarrollo de la expresión creadora por un colegio que cante, baile, haga
teatro, que ría, que converse.
Incrementar los tiempos de interacción docente – estudiante.
No dejar ningún grupo de estudiantes sueltos: si el maestro se enfermó o se le concedió un
permiso los docentes del área dejan una guía de trabajo para que los estudiantes la desarrollen
durante este tiempo.

2.7.10 EVALUACION DE LOS SABERES

“Hay dos clases de estudiantes: a los que se les olvida lo que aprendieron antes del examen y a
los que se les olvida lo que aprendieron después del examen” Carlos Vasco ,docente Unal
Bogotá.
“La evaluación no es otra cosa que descubrir lo que aprendieron los otros conmigo o sin mi”[15]

PROPOSITOS
Que sea interesante
Que permita un espacio para que el estudiante de su punto de vista personal promoviendo el
análisis.
Que involucre preguntas orales y escritas.
Que sea practica, comprensible y medible
Dar mayor valoración al estudiante que a la nota.

Existe acuerdo entre los pedagogos en cuanto a que los estudiantes aprenderán más si “les
enseñamos menos”, es decir, si el currículo incluye menos temas pero los aborda con mayor
profundidad y rigor: menos es más

La evaluación es formativa si se pretende obtener información sobre el aprendizaje del


estudiante para propósitos de planeación (adoptar correctivos en la mediación pedagógica,
identificar los aspectos en que los estudiantes necesitan trabajar más porque no han logrado
dominarlos).

La evaluación es sumativa si su propósito es determinar el aprovechamiento final con miras a


determinar la calificación del curso. Se realiza al final y da a conocer al profesor y a los
estudiantes que tanto se ha logrado.

Para garantizar una evaluación justa hay necesidad de ser justos: los factores a los que el
profesor atribuye el éxito o el fracaso de sus estudiantes influyen en las calificaciones que les
asigna. Es más probable que los profesores asignen calificaciones altas por el esfuerzo (un
factor controlable) que por la habilidad (un factor no controlable). Por otro lado es más probable
que el profesor otorgue una mala calificación cuando atribuye el fracaso de un estudiante a la
falta de esfuerzo que cuando lo atribuye a la falta de habilidad. También es posible que las
calificaciones sean influidas por un efecto halo, es decir, por una tendencia a ver aspectos
particulares de un estudiante en función de una impresión general, negativos o positivos. Un
estudiante muy agradable que parece esforzarse y causa pocos problemas puede recibir el
beneficio de la duda (Aceptable en lugar de Insuficiente); mientras que uno muy problemático
que parece negarse a intentarlo puede salir perdiendo a la hora de calificar (insuficiente en lugar
de aceptable).
No hay número o letra que puedan transmitir la totalidad de la experiencia de un estudiante en un
curso. Estudiantes y profesores ponen a veces demasiada atención en el punto final, la
calificación. Pero durante muchos meses los estudiantes pasan una buena parte de sus horas
diarias en la escuela, donde los maestros tenemos la oportunidad y la responsabilidad de
conocer a nuestros estudiantes como personas, conocimiento que quiérase o no influye en la
evaluación porque como seres humanos no es difícil desligarnos de la emocionalidad y la
emotividad. Así si un joven de quien tenemos el concepto que es mal estudiante hace una buena
evaluación, tendemos a creer que hizo trampa y no le aplicamos el beneficio de la duda a favor.

La evaluación para jugar un papel orientador e impulsor del trabajo de los estudiantes debe ser
percibida por estos como una ayuda real. Por eso el examen debe ser devuelto corregido lo
antes posible para que se discutan las posibles respuestas permitiendo al estudiante tener claro
en qué falló.
Cualquier tipo de evaluación requiere de una actitud serena de observación para emitir juicios y
valoraciones con miras a determinar correctivos.

La principal función del examen escolar es la de mostrar al estudiante su capacidad de


rendimiento, sus avances, sus retrocesos a la vez que indica al docente los efectos de su acción
de mediación pedagógica sobre los estudiantes, para reflexionar a cerca de sus métodos, de lo
que debe reafirmar o modificar, al juzgar críticamente su propio quehacer docente.

En todo momento el evaluador debe tener en cuenta que los resultados de las pruebas que
aplica le deben servir principalmente para corregir y ayudar a superar los errores cometidos por
sus estudiantes, así como para decidir acerca del desarrollo de su asignatura: reorientación
oportuna de los procesos para mejorarlos.. La evaluación permite saber: cómo se está
trabajando, si se cumplen las provisiones, con qué ritmo se trabaja, a qué precio se logran los
fines, qué se debe h hacer para mejorar.

Una evaluación integral debe tener en cuenta los procesos de desarrollo del estudiante en:
Desarrollo biológico: crecimiento físico, funcionamiento de sistemas y órganos de su cuerpo,
desarrollo muscular, movimientos, coordinación, equilibrio, salud, higiene, ente otros.
Desarrollo comunicativo: manejo de la comprensión, formas de expresión, capacidad para captar
y producir mensajes, manejo de códigos y sistemas simbólicos, construcción de significados,
desarrollo del discurso oral y escrito.
Desarrollo cognoscitivo: adquisición, construcción y reconstrucción de saberes; desarrollo del
pensamiento: atención, percepción, análisis, síntesis, solución de problemas, construcción y
manejo de conceptos.
Desarrollo valorativo: morales: justicia, derechos humanos, tolerancia, convivencia, autonomía,
conciencia moral; estéticos: sensibilidad, expresividad, imaginación, creatividad, emotividad,
gusto.
Desarrollo afectivo: sentimientos, emociones, actitudes.

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