Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Huellas
R
REEV
VIIS
STA
TA DE
DE LLA
AUUN
NIIV
VEER
RSSIIDA
DADD DE
DELL NORT
NORTEE
Huellas
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE
ISSN 0120-2537
http://www.uninorte.edu.co/web/huellas
Barranquilla, Colombia
Ilustración de portada
OFRENDA
Acrílico sobre lienzo
Obra de la artista Bibiana Vélez
©Universidad del Norte, 2018
Director
ADOLFO MEISEL ROCA
Editora
GISELLE MASSARD LOZANO
Consejo editorial
RAMÓN ILLÁN BACCA
JESÚS FERRO BAYONA
PAMELA FLORES
MÓNICA GONTOVNIK
GISELLE MASSARD LOZANO
JUAN MANUEL RUIZ JIMÉNEZ
ZOILA SOTOMAYOR
MARLEM URIBE MARENCO
JORGE VILLALÓN DONOSO
Una realización de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DEL NORTE
Asistente editorial
FARIDES LUGO ZULETA
Corrector de textos
EDUARDO FRANCO MARTÍNEZ
Diseñador asesor
MUNIR KHARFAN DE LOS REYES
De regreso al recuerdo:
Héctor Rojas Herazo y su Rostro en la soledad 20
Diana Villamizar Abril
La música vallenata:
Análisis métrico de su literatura publicada 27
Cristina Restrepo Arango
CRÓNICA
Letanías profanas bendicen nuestro Carnaval 34
Ever Mejía
E N T R E V I S TA
“Postergamos el olvido que seremos”
Entrevista a Héctor Abad Faciolince 41
Leopoldo GÓmez-Ramírez,
María Daniela Charri Campo
y Sergio Díaz Peinado
E N S AY O
Mecánica de la probabilidad literaria 49
Ye s i d A rt u ro To r r e s Ro d r í g u e z
IN MEMORIAM
Nuestra cantora se llamó Edna Guerrero 52
Luis Mallarino
N A R R AT I VA
Marx de los Sargazos 56
I vá n M o l i n a J i m É n e z
Huellas
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE
Vol. 103, enero - diciembre de 2018
Barranquilla (Colombia)
Champiñón 61
Caridad Brito Ballesteros
POESÍA
“El buen poeta” y otros poemas 64
Yo j a n M u r c i a
PERFORMANCE
Rastros de Umbral
(Performance-instalación creado por Mónica Gontovnik) 68
MÓnica GontovniK
NOVEDAD LITERARIA
Pensar el cuerpo 71
Leonardo Verano Gamboa
y J av i e r R o b e r t o S u á r e z G o n z á l e z
RESEÑA
Lucía Estrada: Katábasis o el descenso al jardín de la poesía 74
C a r l o s E d u a r d o S at i z a b a l At e h o r t ú a
COLABORADORES 79
N U E VA S VO C E S
Encuentra esta sección en nuestra versión digital
Huellas
Editorial
La lectura es una pieza fundamental en el proceso de generación de conocimientos.
Por ello, no es fortuito que todo el sistema educativo se fundamente en el desarrollo
de competencias para dominar el lenguaje escrito.
Hoy en día en Colombia, según la Encuesta Nacional de Lectura (EnLec) del Dane, se
consumen 2,9 libros por persona cada año, cifra que aumentó frente a los 2 libros
del 2016 y los 1,9 libros del 2014. Este es el resultado de políticas que han fomentado
la lectura, y que, indiscutiblemente, son esfuerzos que nunca culminan y hacen par-
te de las dinámicas de las sociedades que están comprometidas con su desarrollo.
Por eso, en este editorial de la revista Huellas, queremos celebrar y dejar registro del
nacimiento en el segundo semestre del 2018 del programa “El poder de la lectura”,
una campaña impulsada por el rector Adolfo Meisel Roca. Cada semestre se elegirá
una obra literaria con el propósito de incentivar el hábito de leer, generar discu-
siones académicas en torno a los significados de las obras y hacer de la lectura un
punto de encuentro para toda la comunidad uninorteña.
Líbranos del bien, del escritor caribeño Alonso Sánchez Baute, fue el primer libro
elegido. Esta es una obra que nos ayuda a entender mejor la historia política de la
región Caribe colombiana; por ello, para dar inicio al programa se imprimió una
edición especial, que se agotó en pocas semanas en la librería KM 5; además, 32 de
los 150 libros dispuestos para préstamos en la Biblioteca Karl C. Parrish fueron soli-
citados apenas dos horas después de iniciada la campaña.
L
a historia, la novela y la biografía se disputan el
Como en un delicioso cuadro arte de narrar la vida. Si quisiéramos citar todas
las fuentes que emplean, podríamos incluir las
impresionista el autor nos entrega su crónicas, las conversaciones de sobremesa (ya casi
aproximación personal a lo que fue el perdidas) o las baladas populares como los viejos va-
llenatos, donde se relata un acontecimiento familiar
Nadaísmo en Colombia. Una carta, un como la seducción de una muchacha quinceañera, ro-
lliza y pizpireta, por algún bronco chofer de camiones.
café, una charla, un gesto difuso, poco a La natural inconformidad de la madre de la chica da
poco, pueblan el lienzo y nos transmiten tema para un buen paseo musical, además, para que
Gabriel García Márquez poetizara el suceso. La chica
la esencia nostálgica de este ejercicio subió entre sábanas al cielo en su novela más famosa.
de la memoria después de décadas. El Google nos indica que el dato histórico es el más bus-
movimiento cultural nadaísta intentó cado, de lejos sigue la novela y, con una gran distan-
cia, la biografía. Se anota que en las autobiografías el
sacudir a una sociedad profundamente personaje central nunca muere, pero es el género que
menos entradas tiene.
conservadora y pacata. ¿En realidad
lo logró? ¿Algo se transformó? Tal vez La historia es respetada, la novela es la más joven y
glamurosa, pues apenas tiene unos cuatro siglos, y la
no del todo, pero no llegar es también biografía es la menos aplaudida, aunque, para Samuel
Johnson, era el género humanístico por excelencia.
el cumplimiento de un destino. Decía, además, que “el buen biógrafo debía buscar lo
único, lo irrepetible, lo inexplicable”. Así, la mención
hecha por Plutarco del brazo caído y arrastrado del
cadáver de César, cuando lo llevaban unos esclavos en
una litera, es única porque se está mencionando uno
de los brazos del hombre más poderoso de su tiempo
que había conquistado un mundo.
4
Antigua Librería Nacional en Barranquilla. Foto del Archivo Histórico del Atlántico.
Aclaro, sin embargo, para ponerme al día, que se ob- “En la prensa de la ciudad se podía
serva en estas fechas que el testimonio, esa fuente de
la historia, concita más interés en el lector medio que leer en grandes titulares ‘Coronación
la novela. de la Virgen de Chiquinquirá
Pero estos recuerdos apretados, como lo que yo inten- ayer en Envigado’ y abajo, en
to decir, ¿dónde encasillarlos?
letras más pequeñas, ‘Gagarin:
Hablar sobre cosas que se vivieron hace más de me-
dio siglo no es fácil. ¿Hasta dónde esos recuerdos son
primer hombre en el espacio’”
ciertos? En la mayoría de los casos, no hay forma de
corroborarlos. Siempre se ha preguntado cómo hizo
Bernal Díaz del Castillo para contarnos con detalles la En Medellín
conquista de México cincuenta años después, cuando
las personas difícilmente recuerdan lo que hicieron No diría que recuerdo claramente el día que los na-
en una tarde de la semana pasada. Sospecho que algu- daístas hicieron su aparición en público. Un grupo
nas historias están emparentadas con la novela más de universitarios estábamos como era habitual en la
de lo que quisiéramos aceptar. esquina de la avenida Junín con la plaza de Bolívar,
entre estos, Luis Antonio Restrepo, Álvaro Tirado Me-
Para esta crónica, me he basado en las dedicatorias de jía, Joffre Peláez y los hermanos Melo, Jorge Orlando
algunos libros de mi biblioteca, en algunas fotos, en y Moisés. Éramos de la Universidad de Antioquia, de
conversaciones con los pocos contemporáneos que me la de Medellín y yo el único de la Bolivariana. En esa
quedan y las tres o cuatro cartas que conservé y que estábamos cuando vimos que venían en fila unos mu-
accidentalmente recuperé. Como se ve, son frágiles chachos de pelo largo (ni tanto si los comparamos con
ayudas para recordar tiempos tan lejanos como son las cabelleras que vinieron después al final de la déca-
los finales de la década del cincuenta y principios de da del sesenta), pero para esa época de uniformidad
la década del sesenta. eso era todo un escándalo. Llevaban en el saco una flor
5
en el ojal. Se detuvieron y fue cuando Gonzalo Arango
leyó en un rollo de papel higiénico su Terrible 13: mani-
fiesto nadaísta, hecho muy conocido que está relatado
en la prensa, en libros de crónicas, en testimonios de
los exnadaístas, en novelas, ensayos, tesis de grado,
etc. Releyendo ese manifiesto, ya no se ve tan “terrible”
y la poesía de Gonzalo en la que habla sobre el “unifor-
me” nadaísta de bluyines y camisas rojas es un premio
al candor. Pero lo que me resulta incomunicable es de-
cirles cómo esas cosas —en la sociedad tan pacata del
momento— resultaban tan escandalosas.
6
mientras sentíamos atareada a Graciela, su mujer, y
dando vueltas a “Periquito”, su pequeño hijo. Yo alega-
ba que después de una fuerte censura durante la déca-
da del cincuenta, ¿por qué, cuando se había abierto la
“A diferencia de los grupos de las
puerta a la libre lectura, ellos habían quemado libros? otras ciudades, que recibían consignas
Para esas fechas, yo estaba inmerso en la lectura de
los novelistas católicos: de Graham Greene, El revés epistolares de Gonzalo Arango, o que
de la trama, El poder y la gloria; de George Bernanos,
Diálogos de Carmelitas; de François Mauriac, Nudo de
formaban debates entre sí, nada de eso
víboras; y de Giovanni Papini, El libro negro. Trataba de sucedió con el grupo barranquillero”
consolidar mi fe que tambaleaba. Nunca he olvidado
estos libros y he releído algunos.
7
En Barranquilla
Regresé a la Costa en un camión de transportes y, en
una vuelta del camino, tiré mis zapatos por la venta- “Hablar sobre cosas que se vivieron hace
nilla para sentirme completamente liberado (un gesto
que todos los amigos calificaron de nadaísta). Mi re-
más de medio siglo no es fácil. ¿Hasta
greso no era en modo alguno de un vencedor. dónde esos recuerdos son ciertos?”
En Barranquilla el nadaísmo no era un círculo belige-
rante, como en Medellín o Cali. Parecía ser más bien
un pretexto para hacer unas cuantas fiestas muy mo-
vidas. La figura más conocida que se hacía llamar “na- muerto, y muchos de los que en su adolescencia posa-
daísta” era Álvaro Medina, que en esa época firmaba ron de nadaístas ya habían dejado de serlo.
sus artículos y cuentos con el seudónimo de “José Ja-
vier Jorge”. Otros representantes del movimiento eran Es importante notar la absoluta orfandad literaria en
los pintores Álvaro Barrios y Norman Mejía. que se vivía en la década del sesenta. El llamado Gru-
po de Barranquilla se había disgregado. Su vehículo,
En 1961, los nadaístas en Barranquilla no alcanzaban el magazín literario-deportivo, Crónica su mejor “week-
a conformar ni siquiera la noticia de su existencia. A end”, se había terminado diez años atrás, y algunos
diferencia de las otras ciudades, el movimiento era in- de sus miembros se encontraban en otras ciudades
tegrado por jóvenes universitarios, que por definición y otros países. No había ninguna revista literaria en
son de clase media establecida. El escándalo no se dio. toda la costa norte del país, y las páginas editoriales
Las posturas de irrespeto a la religión ni siquiera se de los periódicos no se abrieron a estos nuevos auto-
pensaron. Era algo incompatible con la idiosincrasia res. Solo después de mucho rastrear, me fue posible
barranquillera. encontrar algunos artículos de Álvaro Medina, algu-
nos poemas de Noel Cruz y los primeros cuentos de
Así las cosas, rastrear la vida de ese movimiento en Alberto Duque. En esos años, los tres se definían como
esa ciudad solo es posible mediante la búsqueda de nadaístas, actitud que posteriormente abandonaron.
sus expresiones literarias y pictóricas. Estas también
son paupérrimas. Pero en sus escritos no hay esa mezcla de existen-
cialismo, surrealismo, actitudes de beatnik y fríjoles
Barrios jugó por unos años con el motete de “nadaísta” antioqueños que caracterizaba el movimiento en el
y así colaboró con algunas ilustraciones en el Corno interior. El cuento de Alberto Duque “Danza Húngara
Emplumado, revista publicada en México con cierta Número Cinco”, ganador de un concurso en Cartage-
orientación pro-beatnik. También ilustró la portada de na, o “Los muchachos”, de Álvaro Medina, ganador de
La invención de la uva, un libro de poemas de Eduardo un concurso Riopaila, no tienen nada en común; ni
Escobar. De igual forma, Norman Mejía hizo alguna tampoco muestran la carga de desesperanza que, en
profesión de fe nadaísta. En 1965, ganó el Premio del cierta forma, es lo que identifica a lo que llamaríamos
XVII Salón de Artistas Colombianos con el cuadro La “textos nadaístas”.
horrible mujer castigadora. Tal vez la más entusiasta del
movimiento fue la pintora Delfina Bernal, cuya casa A diferencia de los grupos de las otras ciudades, que
era el cuartel general. recibían consignas epistolares de Gonzalo Arango, o
que formaban debates entre sí, nada de eso sucedió
¿Fue en la literatura donde el nadaísmo se manifestó con el grupo barranquillero. Grupo, además, impreci-
más claramente? Es difícil contestar a esta pregunta, so, pues sus miembros no eran estables. La forma de
por la sencilla razón de que en ningún momento hubo presencia del movimiento en Barranquilla era la visita
un vehículo literario en la ciudad durante todo este de alguno de los miembros más conocidos del grupo
periodo. En toda la década del sesenta, Barranquilla de Medellín o Cali, también cuando alguna persona-
no tuvo un suplemento literario, ni siquiera un pro- lidad literaria internacional, con aura de vanguardis-
grama cultural por la radio, donde los jóvenes escri- mo, como la poetisa peruana Raquel Jodorowsky, se
tores pudieran expresarse. Solo en 1973 se publicó el daba una vuelta por estos lados.
Suplemento del Caribe, cuando el nadaísmo ya estaba
8
Para esta década, el punto de reunión era la Librería
Nacional, donde la crema de la intelectualidad local
pasaba largas horas en la heladería, tomando té helado
y hablando de libros. Allí era donde veía a Julio Roca,
en ese entonces jefe de redacción del Diario del Cari-
be. Él fue la primera persona que me aconsejó que no
comprara El mono blanco, una novela de John Galswor-
thy, sino que leyera autores latinoamericanos. Tam-
bién era el lugar donde se cocinaban todos los chismes
literarios del momento. Así fue que supe del escándalo
por un recital de Alberto Vides y Arístides Charris (“el
monje incendiario”) en el Centro Colombo-Americano.
Y de cómo Rosita Marrero, alias “Nakonia”, y José Ra-
fael Hernández, al pretender presentarse disfrazados
de fantasmas en una fiesta “nadaísta”, se metieron en
un solar al lado de la casa donde se daba la fiesta para
ponerse las sábanas y lo que lograron fue que los ve-
cinos asustados llamaran a la policía. “Los fantasmas”
entraron corriendo en la fiesta, en medio de las sire-
nas del radiopatrulla que buscó infructuosamente por
los alrededores.
9
“En Barranquilla el nadaísmo no
era un círculo beligerante, como
en Medellín o Cali. Parecía ser más
bien un pretexto para hacer unas
cuantas fiestas muy movidas”
10
Álvaro Barrios, Delfina Bernal, Eduardo Escobar
y Jaime Jaramillo Escobar - X504, vendiendo
libros de poesía en la entrada del Hotel El Prado,
Barranquilla, 1966. Foto de revista Cromos.
Piotr Demiánovich Ouspenski, un mistagogo ruso, En mis despedidas, siempre había recurrido a la frase
dice cosas parecidas a algo como que en el hilo de la pronunciada por Casio en Julio César, de Shakespeare:
vida hay nudos cada cierto tramo. Se abren cuatro po- “Esto es un adiós, pero si nos volvemos a ver recíbeme
sibilidades. Se elige una, las demás quedan aguardan- con una sonrisa”. Años después, al encontrarnos de
do. Si tuviéramos vidas paralelas podríamos elegir las nuevo, Antonio sonrió.
11
Huellas
Q
uiero hablar en esta ocasión, y por primera vez, Esto lo reafirma Benítez (1989) en su mapeo del Caribe:
de un caso inédito en el Caribe colombiano: la “Las proposiciones de crimen y castigo, la bolsa o la
existencia e insistencia de una institución psi- vida, de patria o muerte no tienen nada que ver con
coanalítica fundada en 1991, orientada por las ense- la cultura del Caribe” (p. 21) y, por esto, la noción del
ñanzas de Freud y de Lacan, que continúa, no sin sor- apocalipsis no estaría en su cultura.
presa para los que consideran que nada está destina-
do a perdurar en el Caribe. Menos el psicoanálisis, un En otra vertiente de este tipo de concepciones puede
discurso que quizá privilegia la dimensión trágica de considerarse que el psicoanálisis se quedaría corto
la existencia y del deseo humano, y que parece incom- para entender la exuberancia de la realidad caribeña
patible con aquella expresión con la que un profesor colombiana, lo que llevaría al mismo escritor men-
universitario2 describiera la posición vital del escritor cionado a gritar, a través de uno de sus personajes:
caribeño Ramón Illán Bacca: “Ramón hace esfuerzos “¡Freud, a ti lo que te faltó fue trópico!”3. En pocas pa-
ingentes por nadar en la superficie”. Las honduras labras, Freud y trópico constituyen una relación im-
pueden no ser bien recibidas en la “Costa”, pero no posible.
siempre en el psicoanálisis se trata de profundidades.
La ligereza y el juego suelen estar al servicio de la re- En realidad, el psicoanálisis tuvo un temprano y fuer-
moción de certezas y de dogmas. te impacto en las Américas, sobre todo en los Estados
12
Unidos, Argentina y Brasil, especialmente en los círcu-
los médicos e intelectuales de otros países tan ávidos
de todo lo europeo, con diferentes repercusiones, por
supuesto. Paradójicamente, el éxito del psicoanálisis
“Las honduras pueden no ser
en Norteamérica nunca dejó de preocuparle a Freud. bien recibidas en la ‘Costa’, pero
América Latina, específicamente Argentina, ha lleva-
do a Lacan por el mundo. Oscar Massota, por ejemplo, no siempre en el psicoanálisis
presentó en Barcelona al total desconocido que era La-
can para España y, sin embargo, su vecino.
se trata de profundidades”
En cuanto a Colombia, en la década de los veinte,
hubo un primer “psicoanalizado” en Europa: Antonio respondimos inmediatamente, pues llegaba en un mo-
José Sánchez4, en 1928, quien publicó un artículo en mento de preguntas fuertes tanto en el plano personal
la revista Cromos. Y también un costeño, José Fran- como en la práctica clínica. Algunos buscábamos un
cisco Socarrás, quien, en 1930, obtuvo su título de saber potente, estructural, pero que al mismo tiempo
médico en la Universidad Nacional de Colombia con agujereara el saber psicológico profesional que ya pa-
una tesis que versó sobre Los principios fundamentales recía muy débil en su pretendida capacidad de expli-
del psicoanálisis, que resultó ser el primer libro sobre carlo todo.
psicoanálisis en Colombia. Socarrás tuvo la osadía de
publicar un perfil psicopatológico del líder de derecha Donde nadie se había preocupado mucho por hablar o
Laureano Gómez, titulado Psicoanálisis de un resentido, leer alemán para entender a Freud, Lacan nos puso en
para mostrar que este representaba una forma especí- jaque con la lengua. Por un lado, su hermetismo y su
fica de perversión de la violencia en Colombia (Jerez, estilo. Por el otro, el idioma de los lacanianos. Aquella
2004). En un momento de rica producción académica jerga circulaba en fotocopias de espanto, casi ilegibles,
en el centro del país, Socarrás, como tantos otros en el y eran muy franco-argentinas. Nadie hablaba francés
mundo psicoanalítico, quería extender el psicoanáli- y apenas alguno conocía una segunda lengua, como
sis fuera de la frontera de la clínica y hasta pretendía era usual en Colombia. Pero la dificultad no era solo
con su libro ofrecer una especie de terapia social. Hoy, de idioma, por supuesto, sino de cómo incorporar esa
la imagen de un costeño proveniente de una provincia lengua extranjera que, por otra parte, nos decía tanto,
olvidada introduciendo a Freud en el centro de la alta resonaba tanto, aun en la extrema dificultad, como si
cultura colombiana, que aspiraba a ser tan europea, fuera la portadora de una llave, como movidos por un
recobra su valor. deseo de estar despiertos. Por eso, un subtítulo posible
para este escrito podría ser “Memoria parcial de una
Unos años antes, frente a la inminencia de la Segunda colonizada”.
Guerra Mundial, cuando una parte del mundo le ten-
día una mano de acogida, el profesor Freud fue invita- Frente a esta situación estábamos divididas (hablaré
do a instalarse en Barranquilla por el médico Enrique en femenino de aquí en adelante porque fuimos una
Llamas, con quien sostenía un intercambio epistolar. “aplastante” mayoría de mujeres durante mucho tiem-
po, aunque me veo obligada a hablar en pasado porque
Barranquilla era por entonces una pequeña ciudad la situación es diferente ahora). Divididas cada una en
pacífica y de brazos abiertos al extranjero en la que re- sí misma, por supuesto, pero también entre, por un
sidía, unos diez años después, la mitad de la población lado, aquellas que lamentaban no tener la formación
extranjera de Colombia; ávida de palabras extranje- ni la lengua para comprender a Lacan, para penetrar
ras, de modismos y jergas, que incorporaba sin aten- y descifrar ese discurso que ofrecía y abría una nueva
der a los gramáticos (Illán, 2007). manera de pensarlo casi todo, pero en el mismo mo-
vimiento descompletando el Todo, y entonces reina-
Las ideas de Lacan arribaron a Cartagena y a Barran- ba la angustia, la prisa, la añoranza de estar del otro
quilla a finales de la década de los ochenta, pero ya el lado, en la otra orilla, la del colonizador indiferente.
psicoanálisis estaba en ebullición (vía Argentina, Me- Por otro lado, estaban aquellas que querían demoler
dellín y Bogotá). La psicoanalista italiano-argentina esa lengua otra que es Lacan en lacaniano; traducir-
Eva Gerace propuso la fundación del hoy Círculo Psi- lo, criollizarlo, cogerlo por el pescuezo y obtener así lo
coanalítico del Caribe a personas de distintas proce- mejor que pudiese ofrecer.
dencias profesionales y regionales, invitación a la que
13
Sesión clínica en el marco
del I Encuentro Internacional
de Psicoanálisis y cultura. De
izquierda a derecha: María
Victoria Rendón, Carmen
Elisa Escobar, Karina
García, Isidoro Vegh, Eva
Gerace y Cirit Mateus.
Hay cartas dirigidas a Freud y a Lacan de 1993, escritas algo de eso, un psicoanálisis de imitación. En medio
por una cartagenera de nombre francés5, experta en de esta división que, por supuesto, nunca es sin restos,
ópera. Llenas de candor, hablándole de tú a tú a Freud también están los que se rindieron en el camino.
en buen estilo caribeño, pidiendo, acusando jocosa-
mente al psicoanálisis de haber llegado a deformar la Decir que se intentaba traducir lo que venía de fuera
lectura de las cosas simples, de convulsionar, de tras- a un lenguaje propio ya es suficientemente problemá-
tornar la vida de los colombianos y sin que pudiese tico. ¿Qué era lo propio? He ahí la vía y el desvío al
saberse con certeza qué quería decir esa jeringonza. mismo tiempo. Lo propio no se da sin una alteridad
En un acto de irreverencia hacia el extranjero, pero radical. Hay una Cosa extranjera siempre en el “inte-
también de burla frente a la cultura local, nombraba rior”. En la lengua que es causa nuestra no hay nada
las candidatas al reinado de belleza (así celebraba Car- que nos asegure la identidad, no hay algo que pueda
tagena la independencia) con conceptos psicoanalíti- ser garantía de nuestra identidad y, sin embargo, nada
cos (por ejemplo, señorita Rasga Unaria). Y en medio con relación a una identidad puede prescindir de la
del horror absoluto de las bombas de Pablo Escobar, lengua. Algo está claro en psicoanálisis: ni en la propia
mostraba la paradoja entre el refinado cartel propues- lengua estamos resguardados, la lengua que constitu-
to por Lacan y el colombiano “cartel” de narcotráfico. ye el inconsciente es siempre una lengua extranjera.
En primera instancia, habíamos elegido llamarnos
“Carteles psicoanalíticos del Litoral Caribe”, haciendo Nuestro aparente monolingüismo no nos dejó en el
caso omiso de la ambigüedad del término. Muy pron- impedimento, por mucho que remar en la orilla sea
to, y en la urgencia, el nombre resultó inapropiado una metáfora bastante fiel de nuestra labor. Por eso,
y entonces se inició la primera discusión en torno a tiene tanta resonancia lacaniana Monolingüismo del
este. Qué nombre convendría a nuestra forma de aso- otro, de Derrida (2009), aunque su contexto sea la colo-
ciación fue un malestar que nos acompañó un buen nia francesa frente a la lengua oficial. Allí señala que
tiempo hasta que el uso y el reconocimiento del entor- no se habla más que una lengua, aunque no se la posee
no acabaron imponiéndolo. en la medida en que nos fue dada. Pero también afirma
que nunca se habla una sola lengua. Y en esa relación
Había una especie de acuerdo inicial frente a los tex- extranjera, parásita, aparece la paradoja que enuncia
tos de Lacan: dejarnos tocar por las palabras bajo la así: “Sí, no tengo más que una lengua, ahora bien, no
convicción de que un mecanismo íntimo, inconscien- es la mía”. Las lenguas particularizan la universalidad
te, se haría cargo de la asimilación esperada. En todo del lenguaje. Lacan (1998) inventa el término lalengua
caso, no queríamos, aunque fue inevitable atravesar para señalar que el inconsciente es un saber que se ar-
14
pestad o los tiempos de penuria. No del todo, ya que
siempre hubo resonancia en un público, siempre al-
“Donde nadie se había preocupado guien respondió a las convocatorias, y a veces en gran
número. Podría responderse recurriendo a la singula-
mucho por hablar o leer alemán ridad de los cuatro gatos o gatas que nos reunimos o a
la insistencia de un deseo indestructible (pero ¿deseo
para entender a Freud, Lacan nos de qué?, ¿deseo de durar?), recurriendo a una especie
puso en jaque con la lengua” de fe en el psicoanálisis. O responder simplemente
que se trató de un feliz encuentro y, en ese sentido,
una experiencia única. Pero preferiría pensar que hay
algo muy compatible entre Lacan y la solución “orille-
ra”, para utilizar la expresión con la que Beatriz Sarlo
ticula con [por] lalengua, que a la vez es un nudo entre presentó al Borges de los comienzos, mostrando cómo
el inconsciente y el cuerpo que habla, que goza. trabajó con todos los sentidos de la palabra orillas
(margen, filo, límite, costa, playa) para construir un
En todo caso, nos movíamos entre alienación y sepa- ideologema. En “El etnógrafo”, la frontera no es solo la
ración intentando desacralizar al Otro, humanizarlo, marca de un lugar antropológico, sino que es también
desposeerlo de su poder y preguntarle: “¿Por qué debo un límite interno, que muestra el fracaso melancólico
atender lo que me dices?”. Se trataba, pues, de que hu- de una aventura intelectual que busca la totalización
biese razones para hacer válida esa intrusión. y la armonía imposible (Moraña, 2003).
Han transcurrido veintiséis años: ¿cómo fue que dura- En un escrito de hace algunos años, Le Gaufey (2013)
mos? No creo que pueda explicarse por inercia, o por planteó que el psicoanálisis sostiene enunciados uni-
una suerte de balanza natural: mientras unas desfalle- versales que atraviesan lenguas y culturas y que, más
cen, otras sostienen. Tampoco es el caso de quienes se allá de que las imposiciones lingüísticas y culturales
aferran unas a otras, con fuerza, para aguantar la tem-
VI Encuentro internacional de psicoanálisis. Seminario: “La aporía del caso”. Agosto 30 y 31 de 2004 en Cartagena. El invitado especial
fue el psicoanalista francés Guy Le Gaufey. Aspecto de una conferencia que dictara en la Alianza Francesa de Cartagena.
15
“Hay algo muy compatible entre
Lacan y la solución ‘orillera’”
16
de las corrientes literarias europeas y sus rasgos (Ra-
mírez, 2014). Y podríamos incluir el psicoanálisis allí.
17
Publicado en El Heraldo, septiembre de
2006, con ocasión de la celebración de
los 15 años del Círculo Psicoanalítico
del Caribe. En la foto, atrás: Karina
García, Isabel Prado, Zayda Puentes y
Paula Urdaneta. Adelante: Jorge López,
Annie Meza y Carmen Elisa Escobar.
18
Douville, O. (2006). Y a-t-il une actualité clinique de Fanon? Internacional de Literatura Iberoamericana, Univer-
L’Evolution Psychiatrique, 71-4, 687-715. sidad de Pittsburgh.
Fanon, F. (2009). Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Akal. Ramírez, L. (2014). El pensamiento de Antonio Benítez Rojo:
“Un estremecido colibrí bebiendo de una flor”. Cua-
Fuentes, A. (2011). La función de la escritura en psicoanálisis. dernos de Literatura, 18 (36), 296-309.
Letras: Revista de la comunidad de Madrid, 1.
Sarlo, B. (1995). Borges, un escritor de las orillas. Buenos Aires:
Gallo, J. (2016). Playa, brisa y mar: la tríada freudo-lacaniana Ariel.
en el Caribe. Ponencia presentada en Círculo Psicoa-
nalítico del Caribe, Cartagena de Indias, Colombia. Žižek, S. (2015). Menos que nada: Hegel y la sombra del materia-
lismo dialéctico. Madrid: Akal.
Glissant, É. (2005). El discurso antillano. Caracas: Monte Ávila.
Melman, C. (2014). Lacan aux Antilles. Toulouse: Érès. 7 Cfr. Žižek (2015, p. 1024).
19
Huellas
De regreso al
recuerdo:
Héctor Rojas Herazo y
su Rostro en la soledad
Por Diana Villamizar Abril
La casa natal es más que un cuerpo de vi- empeña como novelista y periodista. Es decir, un artis-
vienda, es un cuerpo de sueño. ta íntegro y vehemente, digno de destacarse entre los
intelectuales colombianos más importantes del siglo
Bachelard XX. En cuanto a su obra poética, este escritor del Ca-
ribe retorna con frecuencia a aquellos recuerdos que
alberga su memoria. Así, la casa donde trascurre su in-
Un rostro fancia es un elemento apreciado por Rojas Herazo, ya
que ella guarda celosamente lo más transparente de
Héctor Rojas Herazo (1920-2002) nace en Tolú (Sucre), una etapa que sobrevive a los confines del tiempo. Por
y deja, sin duda, un amplio legado artístico en la cul- consiguiente, el tema del presente artículo es el retor-
tura colombiana. No solo es un brillante poeta perte- no al recuerdo en cuatro poemas pertenecientes a Ros-
neciente al prestigioso Grupo de Barranquilla, donde tro en la soledad (1952): “La casa entre los robles”, “Se-
comparte tertulias literarias con el premio nobel de gunda estancia y un recuerdo”, “Palabras para aventar
literatura Gabriel García Márquez (1927-2014), entre en el olvido” y “Miramos una estrella desde el muro”.
otros renombrados escritores colombianos, sino que De esta forma, algunos apartados de La poética del es-
es también un pintor reconocido. Asimismo, se des- pacio, de Gaston Bachelard (2006), soportan el análisis
20
de los poemas. A continuación, destaco la importancia A un ruido vago, a una sorpresa en los armarios,
del recuerdo en la obra de Rojas Herazo, y hago alu- (…) Por sobre los objetos era un dulce rumor,
sión al elemento casa y a la infancia, puesto que estas (…) El sonido de un hombre, el retrato,
conviven en íntima comunión con los recuerdos. el reflejo del aire sobre el pozo (…)
Una lluvia invisible mojaba nuestros pasos
de tiempo rumoroso (…)
Pasaba el aire suavemente, buscaba sombras,
El recuerdo: elemento vital
voces que derramar (…) (pp. 34-35)
El recuerdo es la columna vertebral de nuestro paso
por el mundo, y el ser humano vive cuando vuelve la
vista a lo vivido. Por ende, la vida cobra sentido cuan- En este poema, es evidente que el elemento casa es
do el baúl de los recuerdos se desempolva. En Rojas la cuna de los recuerdos contundentes de la infancia
Herazo, los rincones de la casa, las alcobas, los retratos del yo lírico. A partir de su obra poética, Rojas Herazo
y las risas lejanas son la reiteración de que el ser hu- (2003) manifiesta que “la infancia, la casa y la familia
mano es una antología de recuerdos. A este respecto, son un todo” (p. 19), pues, desde esta tríada, surge la
según García Usta (2003), Rojas Herazo “está relleno, recurrente reproducción de episodios ocurridos a lo
como un chorizo sentimental, de patios arruinados largo de la vida. De esta forma, “los ecos de la infan-
llenos de cachivaches podridos, de mugidos de mar, de cia” (Urriago, 2006, p. 20) son las reminiscencias que
luces perdidas, de papeles de alcaldía cuya tinta con- acompañan al yo lírico, y le recuerdan que está con
vierte la lluvia en lágrimas moradas” (p. 9). Así pues, vida:
los recuerdos están constituidos por experiencias, lu- Todos allí presentes, hermano con hermana,
gares y personas que, agradables o no, marcan la vida mi madre y la cosecha,
de un individuo: la primera palabra dicha por el hijo el vaho de las bestias y el rumor de los frutos. (p. 35)
primogénito, la profesora que enseña a escribir, la re-
comendación del ser querido antes de morir. En este
sentido, el mismo Rojas Herazo (2003) expresa que “vi-
vimos en la medida en que nuestros recuerdos nos sir-
ven de íntimo paralelo entre lo que hemos transitado,
lo que transitamos y lo que nos falta por transitar. Si
un hombre quedase, súbitamente, vacío de recuerdos,
caería instantáneamente muerto” (p. 158). Por tanto, el
ser humano evoca las vivencias pasadas para que su
alma no perezca. Así, la casa de su abuela en Tolú, los
aromas y los colores del paisaje son el puerto donde
arriba lo más significativo de aquel tiempo pasado.
21
Este tú lírico es su amada, aquella que está lejos de su
“En Rojas Herazo, los rincones de la presencia. Además, el yo lírico la recuerda porque de-
sea su cercanía. De este modo, el recuerdo es, a su vez,
casa, las alcobas, los retratos y las risas evocación y añoranza de los tiempos vagos:
lejanas son la reiteración de que el ser Yo quiero, sí,
Tu aire, tu larva lejana, tu acento en el polvo,
humano es una antología de recuerdos” tu voz a claro río y nube al nivel de los trigos.
Tu cristal, tu sustancia, tu vientre misterioso. (p. 38)
Con respecto a la casa, Bachelard (2006) expresa que En cuanto al espacio, la estancia que el yo lírico com-
“es uno de los mayores poderes de integración para los parte con su amada es el nido de sus recuerdos:
pensamientos, los recuerdos y los sueños del hombre” Recuerdo tu voz en esta aldea curvada por el tiempo
(p. 36). Por ende, Rojas Herazo se empeña en la evoca- y tus manos
ción de la casa. Así, por medio de la descripción de los pájaros y perfumes remando al aire,
detalles, el yo lírico recuerda la estancia donde crece, delirantes a bordo de las nubes. (p. 37)
y que no se disipa con el paso de los años:
La quietud de los muebles, las voces, los caminos, Ahora que la amada ya no está, el yo lírico se entrega a
eran todo el silencio de la noche en el mundo. la evocación de aquel tiempo. En este punto, el rol del
Llenando de inaudible presencia las paredes,
espacio en los recuerdos del yo lírico es predominante.
habitando las venas de pie frente a las cosas. (p. 36)
En un primer momento, es su casa de infancia. Luego,
la casa donde convive con su amada es el asidero de
De esta forma, la casa entre los robles, aquel terruño sus momentos anhelados.
donde Rojas Herazo pasa su niñez, es el cofre de sus
recuerdos más sinceros. Asimismo, Gómez (2002) ex- El espacio lo es todo porque el tiempo no anima ya la
presa que “el universo simbólico de Rojas Herazo gira memoria. La memoria no registra la duración, es el
en torno a la memoria de un pasado que se evoca ci- eterno pasado que se recuerda. Cada uno de los ele-
frado en el recuerdo de la infancia” (p. 45). Por ende, mentos tiene una función, el tejado protege de la llu-
para que el recuerdo exista, la casa y la infancia son via y del sol, el patio es el centro donde todos conflu-
cruciales en la creación poética del escritor sucreño, yen, es la posibilidad de abarcar el universo desde la
y eso se evidencia a través de las evocaciones del yo intimidad (Gómez, 2002, p. 49).
lírico presente en este poema.
En este orden de ideas, el yo lírico recuerda al tú lírico
para que su ausencia no lo incinere cruelmente. Con
Segunda estancia y un recuerdo la reiteración de momentos e imágenes, el yo lírico se
siente vivo, pues rememora lo que le hace bien. Cuanto
En contraste, en el poema “Segunda estancia y un más se retorna al recuerdo, este se hace más diáfano y
recuerdo”, el yo lírico abandona la primera estancia consolador. Casalins (2013) indica que “el hombre debe
(casa de la infancia). Ahora los recuerdos que evoca aferrarse a los recuerdos y a los sueños inconclusos
pertenecen a otro espacio y, por ende, a otro momento para así soportar la pesada carga de la vida diaria, in-
de su vida. En este poema, el yo lírico no recuerda ya móvil e inmutable” (p. 27). Con lo anterior, el yo lírico
una época pueril, pues la madurez le brinda otras ex- de los poemas de Rojas Herazo no se ocupa, exclusi-
periencias. Por ende, los versos del poema indican que vamente, de los recuerdos dichosos como “En la casa
el yo lírico evoca a un tú lírico que está estrechamente entre los robles”. Por su parte, también hace gala de su
relacionado con su época madura: infortunado destino. Para el caso de “Segunda estan-
cia y un recuerdo”:
Tus manos resbalan por otra piel, no mía,
por otra piel más allá de mis venas Tu propia vida y muerte me rodean.
como si navegara por mi sangre un cadáver. (p. 38) Para tu ausencia esta voz mía,
este labio, este diente de muerte
que nutren mi ansia y a otro espacio me elevan. (p. 38)
22
Palabras para aventar en el olvido
El tercer poema objeto de análisis es “Palabras para
“Si un hombre quedase,
aventar en el olvido”. En esta pieza poética, el yo líri- súbitamente, vacío de recuerdos,
co realiza una introspección hacia el tiempo pasado, y
trae a colación recuerdos, en busca de un asiento para caería instantáneamente muerto”
sus cavilaciones sobre el contraste entre el pasado y el
presente:
Estos eran nuestros amados impulsos.
Esta era, en verdad, nuestra llegada (…)
Nada hemos realizado.
Detrás no pueden justificarnos
ni el almendro que creció junto al pozo,
ni la ventana abierta para darle
los buenos días a un vecino (…) (p. 48)
23
Miramos una estrella desde el muro
El cuarto y último poema analizado es “Miramos una
estrella desde el muro”. Aquí, el yo lírico se encuentra
ante las ruinas de la estancia donde pasa los mejores
años de su vida:
24
que el poema denomina como segunda, y que el yo lí-
rico comparte con su amada. En este sentido, en la au-
sencia, el yo lírico trae a colación sus vivencias con su “El patio es el centro donde
amada. Así, la familia, núcleo importante de la prime-
ra estancia, es ahora conformada por el autor. Con el todos confluyen, es la
abandono de la infancia, la madurez sugiere el cambio
de estancia y, por ende, nuevos habitantes. Bachelard
posibilidad de abarcar el
(2006) hace referencia a esta segunda estancia como universo desde la intimidad”
“la casa soñada”: “A veces, la casa del porvenir es más
sólida, más clara, más vasta que todas las casas del pa-
sado. Frente a la casa natal trabaja la imagen de la casa
soñada” (p. 93). Es decir, la casa que se construye. Así,
en este poema, los recuerdos del yo lírico están ceñi-
dos a la añoranza del tiempo compartido con la ama- realidad, pues no queda más que destrucción del ho-
da, en la estancia conformada por los dos. Ya en “Pala- gar que lo recibe cuando llega a este mundo. Por tanto,
bras para aventar en el olvido” el yo lírico fundamenta el yo lírico desempolva con nostalgia sus recuerdos y,
sus recuerdos en la relación pasado-presente. De esta al evocarlos, nace de nuevo, a pesar de que no son más
forma, barrullos pasados, que dan lugar a cavilaciones que ceniza. Según Hromada (2010, p. 25), Rojas Herazo
presentes, son tomados por Rojas Herazo. Esto para la reconcilia al hombre con la vida, a partir de los recuer-
exaltación, a partir de un yo lírico, de la importancia dos. Si bien la soledad se apodera del hombre con el
del recuerdo como parte del hombre y de su reconoci- paso de los años, Rojas Herazo logra que el yo lírico
miento como poseedor de vida. Asimismo, en el cuar- de sus poemas establezca amistad con su pasado, lo
to poema analizado, “Miramos una estrella desde un evoque y lo haga parte de su presente.
muro”, el escritor toludeño se va de bruces contra la
25
los otros (Tesis de grado, Universidad de Cartagena,
Colombia).
“Los recuerdos reafirman
Gómez, B. I. (2002). Representaciones del sujeto en Héctor
el sentimiento de orfandad Rojas Herazo. Cuadernos de Literatura, 8(16), 37-50.
26
Huellas
La música vallenata:
Análisis métrico de su literatura publicada
Por Cristina Restrepo Arango
Lo que nació como un género popular de comunidades y juglares, poco a poco se ha ido
convirtiendo en música consumida internacionalmente. Después del atípico recibimiento
del premio Nobel de literatura por García Márquez y de las adaptaciones comerciales de
Carlos Vives, el vallenato ha traspasado fronteras; hasta el punto de ser reconocido como
patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco. A pesar del apogeo mediático,
es mucho lo que aún falta por investigar. Aquí encontrarán un análisis estadístico
del tipo de publicaciones que se han ocupado de este género musical colombiano.
E
l vallenato es un género musical colombiano que percusión” (p. 18), el vallenato simboliza esa pluricul-
representa la riqueza y la fusión de tres culturas: turalidad que atraviesa a Colombia, pero también esa
africana, europea e indígena. Este ritmo musical aculturación que llegó con la Conquista, el intercam-
mezcla las canciones de los vaqueros de la región del bio comercial y con la incorporación a la vida cotidia-
Magdalena Grande1 en Colombia, los cantos de los es- na de los medios masivos de comunicación que, poco
clavos africanos y las danzas de los pueblos indígenas a poco, contagiaron y suplantaron objetos, prácticas y,
de la Sierra Nevada de Santa Marta (Organización de por supuesto, “contaminaron la pureza” de la música
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la colombiana. Un ejemplo claro de esa aculturación es
Cultura [Unesco], s. f.). Este género fue influenciado por el uso del “formato de coplas y estribillo, [que], repre-
la poesía española, así como por el uso de instrumen- senta un aporte español relevante [y que es] uno de los
27
rasgos distintivos de la música vallenata” (pp. 25-26),
melodías que se fusionaron con ritmos africanos para
dar cuenta de lo que sucedía en la cotidianidad de la
Costa Caribe. La música vallenata en sus orígenes más
genuinos era un medio de comunicación que usaron
los juglares para transmitir oralmente lo que ocurría
en las comunidades y viajar de pueblo en pueblo con-
tando historias de forma rítmica y festiva.
28
vistas de difusión que no superan el 13 % (54 documen- la apropiación de los recursos depositados objetiva-
tos) como se muestra en la siguiente tabla. mente en las bibliotecas, [como] los libros, y en espe-
cial los “clásicos”, las gramáticas y los diccionarios
La tendencia de publicar artículos en revistas acadé- [que son] necesarios para la producción de un discur-
micas sobre este tema tiene relación con la función so- so escrito digno de ser publicado, es decir, oficializa-
cial del artículo académico que señala De Solla (1973, do. (pp. 31-32)
p. 117), al afirmar que el origen social del artículo es el
“deseo de todo hombre de registrar sus contribuciones En otras palabras, el científico necesita tener el domi-
y de reservárselas. Sólo incidentalmente el artículo nio de la gramática de un idioma, en este caso del es-
sirve de vehículo de información, de noticia de nuevos pañol, para “oficializar” sus ideas, hallazgos y teorías,
conocimientos promulgada en provecho de todos”. de esta manera formar parte de ese “capital cultural”
Sin embargo, no es un asunto simplista el deseo de re- de una disciplina y asegurar que no solo se escribe
gistrar el conocimiento en un documento para tener para la “posteridad”, sino para otros investigadores y
la autoría sobre esas ideas y, posteriormente, ser cita- lectores interesados en el tema.
do por otros autores, sino, como lo afirma Bourdieu
(2001): Estos documentos se publicaron, principalmente, en
español con 267 trabajos (97 %), mientras que el inglés
Los productores producen allí [en el documento] y el francés apenas representan nueve documentos
prioritariamente para otros productores, hay que (3 %). La literatura sobre este asunto es de interés local,
distinguir el capital necesario para la simple produc- aunque, a partir del auge del proyecto musical Clásicos
ción de un habla corriente más o menos legítima y de la provincia de Carlos Vives en 1993, que se difun-
el capital de instrumentos de expresión que suponen dió tanto en el ámbito nacional como internacional,
Tabla 1.
Número de artículos por intervalo de años, idiomas y tipo de documentos
29
Gabriel García Márquez (1927-2014). Foto de la Biblioteca Nacional de Colombia.
30
nacional. Para muchos autores, el primer documento producidos por 209 autores, de estos el 79 % publica-
publicado sobre la música vallenata es de esta autora; ron un único trabajo, mientras que el 21 % de los auto-
no obstante, el primer documento data de 1962 como res publicaron entre 2 y 12 documentos. Este hallazgo
se menciona en líneas anteriores. coincide con la afirmación de Ramsden (1994), para
quien la tasa de productividad es baja entre los cientí-
La mayoría de los artículos académicos o de difusión ficos y altamente variable. También Fox (1983) sostie-
sobre este tema se ha publicado en seis títulos de revis- ne que “la tasa promedio de publicación tiende a ser
tas que son publicaciones nacionales, tres de ellas son baja, la variación entre los científicos es muy alta. Si
editadas en ciudades de la Costa Caribe colombiana se observa la publicación durante un año, un período
como son Aguaita: Revista del Observatorio del Caribe de cinco años, o toda la vida profesional, la productivi-
Colombiano, La Revista del Vallenato y Huellas: Revista dad varía enormemente entre los científicos” (p. 286).
de la Universidad del Norte. Aunque también sobre- El autor con el mayor número de trabajos publicados
sale Boletín Cultural y Bibliográfico que es editado en es Egberto Bermúdez, quien es músico con estudios de
Bogotá por el Banco de la República como una de las musicología e interpretación de música antigua en el
instituciones que promueve la cultura colombiana en Guildhall School of Music y el King’s College de la Uni-
todos los ámbitos y las expresiones. Cabe destacar que versidad de Londres y se desempeña como profesor de
seis títulos de revistas publicaron 52 artículos (34 %), la Universidad Nacional de Colombia en el Instituto
mientras que 85 títulos un único artículo que repre- de Investigaciones Estéticas. Adolfo González Hen-
senta el 56 % del total de artículos. ríquez fue sociólogo y abogado, se desempeñó como
profesor de la Universidad del Atlántico. Darío Blanco
Con la identificación de la literatura publicada sobre Arboleda es sociólogo y profesor de la Universidad de
vallenato, se encontraron 276 documentos que fueron Antioquia. Marina Quintero es profesora de la Univer-
El vallenato es un género musical colombiano que representa la riqueza y la fusión de tres culturas: africana, europea e indígena.
31
pues, justamente, apareció con la publicación de un li-
bro y los documentos con el mayor número de firmas
son libros. Esto se explica dado que los libros requie-
ren un mayor esfuerzo, inversión de tiempo y dedica-
ción intelectual de varios investigadores para llevarlos
a buen término. También otra razón es que algunos
libros son elaborados como compilaciones donde par-
ticipan varios autores con un capítulo de libro que
trata sobre un tema previamente seleccionado por
sus editores. Esta práctica concuerda con los hallaz-
gos de Ossenblok y Engels (2015) sobre la colaboración
en las ciencias sociales y las ciencias humanas, ya que
es más frecuente sobre todo en los libros editados por
varios autores.
32
de http://www.unesco.org/culture/ich/es/USL/el-
vallenato-musica-tradicional-de-la-region-del-mag-
“El documento más antiguo publicado dalena-grande-01095
sobre vallenato fue escrito por Ossenblok, T. L. ; Engels, T. C. (2015). Edited books in the So-
Manuel Zapata Olivella en 1962” cial Sciences and Humanities: Characteristics and
collaboration analysis. Scientometrics, 104(1), 219-237.
Notas
Referencias
1 Región que incluye los departamentos de Magdalena, La Guajira
Araújo, N. C. (1973). Vallenatología: orígenes y fundamentos de y Cesar.
la música vallenata. Bogotá: Tercer Mundo.
2 Se usaron diversas fuentes de información para recolectar los
Bermúdez, E. (2010). La música colombiana: pasado y presente. datos, entre ellas, Scielo Colombia, Redalyc, Web of Science,
Scopus, Hapi, Grove Music, JSTOR. También se usó Google
En A. Recasens Barberà (Dir.), A tres bandas: mestizaje,
Académico, en el que se encontró la mayor cantidad de
sincretismo e hibridación en el espacio sonoro iberoame-
información. Se utilizaron los catálogos de la Biblioteca
ricano (pp. 247-255). Madrid: Akal.
Nacional de Colombia y de la Biblioteca Alfonso Borrero Cabal
S. J. de la Pontificia Universidad Javeriana.
Bourdieu, P. (1995). Las reglas del arte: génesis y estructura del
campo literario. Barcelona: Anagrama. 3 Se entiende por artículo de difusión aquellos trabajos breves
que explican conceptos, evoluciones, tendencias, etc., que son
Bourdieu, P. (2001). ¿Qué significa hablar? Madrid: Akal. escritos en un lenguaje que no es especializado y que están
destinados a un público general. Son publicados en revistas de
Fox, M. F. (1983). Publication productivity among scientists: difusión como Semana o Credencial, entre otras.
A critical review. Social Studies of Science, 13(2), 285- 4 Artículo periodístico es aquel trabajo difundido por medio de
305. periódicos o por los magazines que publican los periódicos en
sus ediciones dominicales y que para el caso de la literatura
González, H. (2007). Vallenato, tradición y comercio. Santiago vallenata publicada son periódicos locales como El Tiempo, El
de Cali: Universidad del Valle. Espectador, etc.
33
Crónica
Huellas
L
os siete hombres, bañados en maicena, se mira- unirse al día siguiente vestidos con disfraces negros.
ron con vacilación cuando se les acabó el trago. Cuando ya algunos se despedían, Isaac Morón advir-
Al instante, hurgaron sus bolsillos: tampoco ha- tió: “Falta el coro”. Pero José Dolores respondió en el
bía plata. Apenas caía la tarde del sábado. Era el pri- acto: “Como esta vaina es un rezo y nosotros necesita-
mer día del Carnaval de Barranquilla de 1930, y ya se mos ron. El coro que sea ‘Pague este rosario con media
habían quedado sin el insumo vital para los días res- botella de ron’”.
tantes.
Han pasado ochenta y ocho años. Hoy es sábado de
Ante las circunstancias adversas, José Dolores tomó Carnaval, sobre la calle 17 desfilan siete encapuchados
la vocería y animó al grupo a buscar un buen disfraz rojos, cada uno lleva en sus manos un libro de versos.
para pedir plata. Hubo un cuchicheo (unos que sí, La gente los llama y se amontona para escucharlos.
otros que no) hasta que Isaac Morón alzó la voz: “Yo Orlando Barrios, líder del grupo, toma el micrófono y
sé de un disfraz que es un capuchón negro con versos reza la letanía. El coro lo conforman Jorge de la Rosa
improvisados, lo usan en Ciénaga, Magdalena”. y Wilfran, Jhonfran, Yarlinson y Francisco Ibarra, pa-
rientes entre sí, que responden:
El grupo se convenció. Bajo la batuta de Dolores, es-
cribieron unos versos carnavaleros y quedaron en re-
34
Aunque nos traten sin oficio
aquí estamos puntualmente
criticando con mucho juicio
sus cagadas anualmente
“Una manifestación similar a las
letanías de Carnaval fueron los
Coro
Lo bueno, lo malo y lo feo goliardos, movimiento que surgió en el
hasta su último peo.
siglo XIII en algunos países de Europa”
La gente escucha el verso, y ríe. Ellos rezan un par
de letanías más y recogen cinco mil pesos del públi-
co. Wilson Bermejo, otro integrante, reparte el trago.
Avanzan por la calle 17, y pasan por la esquina de la Las letanías, dijo Orlando en alguna ocasión, son
carrera 22. Ahora están en el sitio exacto donde hace como una mentada de madre en forma de verso. Aun
ochenta y ocho años a José Dolores y a sus amigos se así, en esta época, casi nadie se enoja con las letanías.
les acabó el ron. Orlando Barrios lanza un trago en Las agrupaciones se meten con Donald Trump, profa-
señal de abundancia, cumplen ocho décadas de tradi- nan al papa Francisco, atacan a los políticos colombia-
ción. Ellos se denominan Las Ánimas de Rebolo. nos, se burlan de los jugadores del Júnior y hasta de
las chismosas del barrio. Aunque estas libertades no
La historia de las letanías, documentada en una inves- siempre fueron posibles.
tigación de Alejandro Espinosa, se remonta al siglo II,
cuando los padres apostólicos, siguiendo los consejos Solo desde 1978 las letanías fueron aceptadas oficial-
de san Pablo, hacían peticiones por una vida en paz. mente en las actividades del Carnaval. En la década de
Luego, en el siglo XII, surgen las letanías lauretanas en los sesenta, tenían que inscribirse como “comparsas”
honor de la Virgen María. El papa Sixto V las aprobó porque no se permitía la inscripción “letanías”. Antes
en 1587 para toda la Iglesia. Luego, no hay informa- de dicha década, las letanías vivían en la informali-
ción documentada de cómo llegaron hasta el Carnaval dad, eran rechazadas por las autoridades y por buena
de Barranquilla. Algunos investigadores, como Ariel parte de la ciudad. Su existencia estaba en vilo perma-
Castillo, mencionan que una manifestación similar nente. Todo dependía de la buena voluntad de los gru-
a las letanías de Carnaval fueron los goliardos, movi- pos de amigos que salían a las calles para hacer reír a
miento que surgió en el siglo XIII en algunos países de los vecinos en los barrios populares a punta de versos
Europa, entre ellos, España, comandado por clérigos picantes.
que escribían poesía satírica en latín en contra de la Una muchacha corrió y corrió
Iglesia. Luego, con la colonización de los españoles en mostrando algo muy raro
América y esa mezcla de culturas, esta manifestación porque la presión se le subió
se habría hecho popular en Ciénaga, Magdalena. Y allí y se le tiraba a los carros
aparecieron José Dolores e Isaac Morón para traerla al
Carnaval de Barranquilla en 1930. Coro
Esa era la arrechera
Orlando Barrios ha contado muchas veces el origen que tenía con chupadera.
de la agrupación que hoy, a sus setenta años, dirige.
Recuerda que esa historia sobrevivió a nuestro tiempo
En tiempos de transición a la formalidad, en 1977,
de forma oral, de generación en generación. Orlando
tuvieron un percance. El martes de Carnaval, Orlan-
lidera el grupo desde 1967, y se sabe uno de los versos
do Barrios fue con su grupo a un billar en el barrio
que escribió José Dolores en 1930:
Hipódromo a rezar letanías. Cuando terminaron las
Dicen las malas lenguas letanías verdes (las más suaves), empezaron a rezar
entre ellas las de mi tío letanías rojas, que son del ombligo para abajo. Arbi-
en esta calle vive una vieja trariamente, una niña de no más de diez años entró
que tiene siete mario’ en el billar y escuchó las vulgaridades que decían los
letanieros; un policía, al ver la escena entró en el bi-
Coro llar, regañó a Orlando y a su grupo y se los llevó al
Pague este rosario con media botella de ron. calabozo. Para ese entonces, ya contaban con una ins-
35
Orlando Barrios y Wilfram Ibarra se preparan para ensayar
los rezos de letanías en el patio de su casa en Rebolo.
36
Para que una ciudad conservadora y católica como la iglesia de Tubará (municipio del Atlántico) disfraza-
Barranquilla disfrute de una fiesta liberal que se burla do de monocuco. En carnavales, Barranquilla confun-
de la vida, de sus políticos y sus religiones, tienen que de lo santo con lo profano, por lo que no es extraño
existir contradicciones que resulten insólitas y, por escuchar la noche del martes de Carnaval a más de
tanto, cómicas. Los barranquilleros saben que para uno que estuvo parrandeando los cuatro días que diga
disfrutar de la fiesta hay que ceder en creencias. El “menos mal que mañana es miércoles de ceniza”. En
escritor Ramón Illán Bacca, por ejemplo, relata en su los días de carnavales, el barranquillero no se compli-
novela Disfrázate como quieras un suceso real: en 1951, ca, guarda sus problemas y sus dioses. Lo importante
la reina Cecilia Primera, quien era una aviadora afi- es disfrutar, para lo otro ya le quedan 361 oportunida-
cionada, aterrizó en el aeropuerto de Barranquilla en des, de carnaval solo hay cuatro.
su propia avioneta; inmediatamente, el emocionado
alcalde firmó un decreto en el cual nombró a Cecilia Las letanías también resistieron ese periodo de crisis
“reina de los cielos de Colombia”. Y todo era algarabía y de desorden institucional del Carnaval. Los decretos
hasta que apareció el grito del arzobispo, Jesús Anto- excluyentes, la censura en la prensa, el rechazo social
nio Castro Becerra, diciendo que “la única reina de los y la falta de apoyo financiero pudieron extinguir esta
cielos puede ser la Virgen María”. El alcalde, fiel a sus manifestación oral; pero, con las ganas de sus inte-
costumbres, derogó el decreto anterior y promulgó grantes, levantaron la voz y lograron sobrevivir.
uno nuevo que decía: “Cecilia Primera es nombrada
Capitana de los cielos en Colombia”. En este momento, las Ánimas Rojas de Rebolo siguen
la ruta del desfile, pasan por su barrio. Ellos son rebo-
En Barranquilla, lo santo y lo profano logran convi- leros orgullosos así “Rebolo” y “Rebolero” hayan adqui-
vir, se untan, se mezclan y se separan, a veces, hasta rido significados negativos. Si alguien busca en Google
se confunden. En 2013, el arzobispo Jairo Jaramillo las palabras, encontrará, entre otras noticias, titulares
protestó por la campaña de la Alcaldía que repartió como: “Rebolo es el barrio más peligroso de Barranqui-
400 000 condones durante los carnavales. No obstan- lla”. Si alguien ingresa a El Heraldo, y busca la pala-
te, el año pasado, el sacerdote Rafael Ospino ingresó a bra “Rebolo”, encontrará noticias como “En medio de
37
Jorge De La Rosa (izquierda) y Francisco Ibarra (derecha) lideran el coro de Las Ánimas Rojas de Rebolo
persecución, Policía da de baja a presunto delincuente El Carnaval saca la mejor cara de Rebolo y de sus ha-
en Rebolo” o “Lo descubren en Rebolo con 7 kilos de bitantes.
cocaína”. No suficiente con eso, a un barranquillero
que no frecuenta Rebolo y comenta que va para allá, Es domingo de Carnaval. La gente se acerca a la carre-
los otros suelen advertirle: “Ten cuidado”, “Abre el ojo” ra 50 donde se presentarán diferentes manifestacio-
o “No lleves el celular”. Pero Barrios y los integrantes nes, entre esas, el Encuentro de Letanías. Son las cinco
de su agrupación saben que en Rebolo se disfruta del de la tarde y rápidamente empiezan a llegar los miem-
carnaval como en pocos lugares de la ciudad. bros de las veintisiete agrupaciones de rezanderos que
participan del Carnaval de Barranquilla.
Ahora el barrio tiene otro color; en sus calles, hoy bai-
la el rey momo Ricardo Sierra y la gente danza a su Las Ánimas Rojas de Rebolo, durante enero, ensaya-
alrededor. Conversan, beben cerveza, celebran la vida. ron casi todas las noches en la casa de Orlando.
38
Buenas buenas carnavaleros
Un saludo de antaño
Le traemos los reboleros
Igual que todos los años
“Nuestro carnaval es superior
a sus dirigentes”
Coro
Pa’ que escuchen con sabrosura
Letanías de la cultura
Luego de ensayar cuarenta y dos versos con la misma Son precisamente las malas noticias las que permiten
estructura, empezaron a conversar: que surja la sátira de las letanías, que, con su espíritu
provocador, recorren las calles de la ciudad. Su mira-
—Hoy terminé una letanía que me tenía dando vuel- da subjetiva combina la audacia con lo plebe, y solo es
tas, sobre los manes que mataron al toro en Venezuela posible en un país donde no se distinguen las divisio-
—dijo Orlando. nes entre lo inverosímil y lo verosímil, donde lo trá-
gico y lo cómico suelen ser lo mismo, donde nuestros
—¿Cuánto te demoraste? —preguntó alguien. gobernantes nos recuerdan que cada día se puede ser
peor. Solo en ese escenario las letanías son posibles,
—Casi media hora —respondió y agregó que un cole- para que sus rezos hagan mella en el pueblo.
ga le dijo—: Si tú estás haciendo la del toro, yo voy a
hacer la de…. Las buenas letanías tienen el punto medio entre lo ple-
be, la sátira y el mensaje aleccionador. No se pueden
Orlando no recordó y solo atinó a decir: “Lo que pasó vulgarizar dejando vacío el contenido. Pero tampoco
en Venezuela”. se pueden orientar hacia lo conmemorativo ni estili-
zar su contenido de tal manera que pierdan la mirada
—¿La de los venezolanos que mataron a los animales popular que las caracteriza. Es que las letanías, como
en el zoológico? —intervino Francisco Ibarra. las buenas empanadas, sin picante no saben lo mismo.
—Esa, esa —certificó Orlando. Esos son algunos de los criterios que tienen en cuenta
los tres jurados que se sientan enfrente de una tarima
—El coro de esa debía ser “Nojoda tiene hambre” — a la que suben grupos de entre seis y diez personas, por
agregó Francisco y todos se rieron. una incómoda escalera metálica. Entre ellos se aplau-
den cuando terminan la faena. Alrededor de ciento
—Se escuchaba clarito cuando el que grabó decía “tie- cincuenta personas están tras las vallas dispuestas a
ne hambre, tiene hambre” —dijo alguien más. escuchar los rezos carnestoléndicos. Algunos se que-
jan de que hay poco espacio. Momentos después, Los
—Yo vi otra noticia en la que atropellaron a un perro Siete Lenguas lo dirían con un poco más de irreveren-
—dijo Jorge. cia en sus versos: “Escenario de porquería”.
Minutos después, el perro ciego de la casa se orinó en En otra época del año, los temas que mencionan las le-
los zapatos de uno de los presentes. Orlando señaló el tanías provocarían lamentos e inconformismos, pero
zapato orinado y dijo: “Ese es tema de letanía”. en carnavales los códigos se transgreden, hacen que
la gente tome los problemas con jolgorio. Ahora, en
Después de conversar otro rato, volvieron a ensayar la calle 50, nadie se lamenta, todos ríen y gozan con
sus cuarenta y dos versos. Cuando terminaron, conta- los versos que recitan los grupos de letanías. En esta
ron algunas anécdotas de letanieros. “A veces nos toca ocasión, los temas favoritos son Teo y Ovelar, el Pae y
hacer las letanías corriendo, las presentamos hasta en las pechugas de pollo a $40 000, el papa y su ojo colo-
borrador porque las noticias pasan hasta en los días rado, los corruptos del Gobierno y de la oposición, los
de Carnaval”, dijo Orlando Barrios. Y recordó la ma- venezolanos en la ciudad y, en el plano internacional,
sacre en la Universidad Libre de Barraquilla en 1992, Nicolás Maduro y Donald Trump.
noticia que salió el sábado de Carnaval en horas de la
mañana. Cuando una agrupación menciona a las iglesias evan-
gélicas y tilda a sus pastores de corruptos, un grupo de
39
Las Ánimas Rojas de Rebolo desfilan en la calle 17, en el suroriente de Barranquilla. Fotografías de Valery Serrano.
espectadores, entre risas, dice: “Sobre eso no habían también”. Ochenta y ocho años en el Carnaval y los
dicho nada”. Orlando Barrios, que está cerca, vestido espectadores más fieles se saben de memoria los rezos
con su capuchón rojo y lentejuelas doradas, les res- que identifican a los grupos más antiguos.
ponde: “Eso es lo bueno de que haya muchas agrupa-
ciones, ellos tienen temas que yo no tengo y yo tengo En la terraza de la casa de Orlando, bajo el techo de
temas que ellos no”. zinc, hay dos picós (parlantes de gran tamaño): uno
alusivo a la danza del toro grande y el otro a las le-
Cada letanía tiene su mirada y envía mensajes dife- tanías. Hoy es miércoles de ceniza, son las 11:30 de la
rentes a la sociedad. Hasta con el vestuario las letanías mañana. De a poco llega la gente: integrantes de las
envían un mensaje. Fue en 1949 tras el homicidio a Jor- letanías de El Correo de las Brujas y las Chismosas
ge Eliecer Gaitán cuando José Dolores decidió que el del Carnaval, amigos y familiares de los Barrios. Sir-
capuchón de su agrupación debía ser rojo en respaldo ven el “bendito” ron blanco, Orlando bebe un trago.
al Partido Liberal. En ese momento, también cambia- Por la acera un carro e’ mula vende plátanos, cruzan
ron el nombre de su grupo. los buses que transportan personas con sus bolsos de
trabajo, transita el vendedor de traperos. El ardor del
Minutos después, Las Ánimas Rojas de Rebolo están trago recorre la garganta de Orlando, la botella pasa
listas para subir a la tarima. De ella bajan las integran- a los invitados. Ya finalizaron los carnavales, pero
tes de Las Chismosas del Carnaval, y Orlando le choca ellos siguen intentando prolongar la ficción que han
las manos a Yulitza Yanos, la rezandera del grupo, que vivido en estos cuatro días, insisten en eludir esa rea-
tiene tan solo 17 años. Él ha cumplido 70. lidad de la que tanto se han burlado. Huele a sopa de
mondongo. Siguen llegando personas a la casa, traen
Toma el micrófono. Está a punto de empezar. Alguien una canasta de cerveza, giran los discos de acetato,
del público en voz baja dice, en forma de anticipo, suenan los picós. Camina una señora con la compra
“Bendito ron blanco”. Y sí, Orlando suelta las primeras del almuerzo, pasa el cartero. Aunque no lo quieran, la
palabras: “Bendito ron blanco que estás en el armario realidad está cerca, ya nadie se viste de Marimonda ni
[…] yo te ofrezco en este día con alma, vida y corazón, de Torito. Sobre la frente de Orlando está estampada
para que nunca quedes vacía, que todos tomen y yo la cruz de ceniza. Orlando pide otro trago. Amééén.
40
Huellas Entrevista
L. G. R.: Voy a organizar esta conversación, que es A sangre fría, y Carrère señalaba cómo Capote
en la medida de lo posible, en bloques había omitido algo fundamental: su relación personal,
temáticos. El primero sería algo así como íntima, con los asesinos. Eso había llevado a Capote a
“Sobre ficción, no ficción, escritura”. Usted extremos muy contradictorios en su intimidad, en su
ha desarrollado ampliamente tanto la moral íntima, porque para su libro era positivo, era
escritura de ficción como la de no ficción. bueno que los colgaran, que les aplicaran la pena ca-
Poniéndonos un tanto filosóficos: ¿será cierto pital a los asesinos, pero él se había vuelto amigo de
eso de que la realidad supera la ficción? ellos, sobre todo de uno de ellos. Entonces tenía esa
contradicción moral. Ocuparse de la no ficción es me-
Acabo de estar en Guadalajara, formé parte del ju- terse literariamente en la no ficción, implica también
rado del premio de la FIL este año (la Feria Interna- decisiones de muchos tipos: morales y de edición de
cional del Libro de Guadalajara) y tuvimos el honor la realidad. Es un nuevo terreno de la novela que a mí
de darle el premio a Emmanuel Carrère, un escritor también me apasiona mucho.
que precisamente dejó la ficción a principios del siglo
XXI o a finales del siglo pasado y se dedicó solo a la Hace algún tiempo, conversando precisamente
no ficción. No creo que sea porque la realidad supera con el escritor mexicano Juan Villoro, él
la ficción, que es verdad. El problema de la realidad dijo que “escribir es rendir testimonio”.
es que es muy larga, entonces de todas maneras, in- Si uno está escribiendo no ficción, pues
cluso, cuando uno escribe no ficción, tiene que evitar es fácil entenderlo, pero sí me pregunté, y
la realidad, tiene que escoger partes de la realidad. En ahora le quiero preguntar a usted: ¿se puede
Guadalajara, Carrère hablaba del caso de Truman Ca- rendir testimonio a través de la ficción?
pote, que escribió esa famosísima novela sin ficción,
41
Yo creo que sí. También Juan, un buen amigo, estaba
en Guadalajara y allá yo estaba leyendo un cuento
suyo acompañado de mariachis, que es una manera
de combinar una realidad muy real con un conjunto
de música al lado de la ficción. Sí, la ficción, claro que
da testimonio. En estos días, en Colombia, ha habido
una polémica sobre la matanza de las bananeras y la
exactitud o inexactitud de los datos históricos que usa
García Márquez en su novela Cien años de soledad so-
bre la masacre. En la ficción lo que se puede hacer es, y
es lo que hizo magistralmente García Márquez, al dar
testimonio, al contar sobre un episodio real de la his-
toria de Colombia, él lo transforma con las herramien-
tas de la ficción y quizá lo exagera. El mismo García
Márquez decía que los muertos documentados por la
masacre de las bananeras, esa cifra concreta de la que
se habla en la Historia con mayúsculas, no eran ni mu-
cho menos la cantidad de la que él habla en Cien años
de soledad y en Macondo donde hay centenares o miles
de muertos que se llevan en los trenes y son arrojados
al mar. Pero el procedimiento de la ficción puede ser
uno de condensación. Si bien esa masacre concreta, si
bien en esa masacre en particular pudo no haber tan-
tos muertos en ese día o en esos dos días de la huelga,
en Colombia ha habido tantas masacres, hubo tantas
masacres en el siglo pasado, que fácilmente uno puede Exitosa novela testimonial de 2006.
montar todos esos muertos, todos esos asesinatos en
un tren y arrojarlos al mar sin que eso sea mentira.
La ficción tiene un procedimiento legítimo de con-
densación de la realidad, de condensarla en algunas
escenas, en algunas situaciones, y eso explica mejor
la realidad que un texto de historia donde los datos “Ocuparse de la no ficción es meterse
tienen que ser absolutamente fundamentados, docu-
mentados, fidedignos. A la ficción, en cambio, le está
literariamente en la no ficción”
permitido hacer estas condensaciones de la realidad
para precisamente evitar la realidad y dejar que ella
se entienda mejor con la maravillosa herramienta de
la ficción. las dictaduras en América Latina que cualquier trata-
do de historia. Con ellas entendemos por dentro a un
Para poner la pregunta anterior de una forma dictador, nos metemos en su cabeza, el dictador habla,
diferente, he leído algunas biografías de el dictador dicta, que es lo propio de los dictadores. La
dictadores escritas por historiadores bien herramienta de la ficción sigue siendo una manera de
competentes y me cuestiono en relación con conocer la realidad que es extraordinaria, porque al
que justo ahora usted mencionaba a Gabriel alejarse el escritor de las ataduras de lo real, de lo que
García Márquez: ¿podría argumentarse que, tiene que estar documentado como en el periodismo,
por ejemplo, El otoño del patriarca rinde mejor en la ciencia o en la historia con datos reales, le da una
testimonio de lo que es una dictadura? libertad que le permite crear una realidad de la ima-
ginación que muchas veces se acerca mucho más a la
Sí, creo que sí y lo mismo el libro de Augusto Roa realidad real que la que pueden dar solo los datos. Uno
Bastos Yo el Supremo, que es también una novela pu- escribiendo no ficción no tiene derecho a meterse en
ramente ficticia, además, La fiesta del chivo, de Mario la cabeza de un dictador, escribiendo ficción, en cam-
Vargas Llosa. Tres grandes novelas dicen más sobre bio, sí se puede meter en la cabeza de un dictador y
42
el buen lector sabe cuándo un escritor ha adivinado, El olvido que seremos parece ser su texto
ha dicho la verdad a través de la ficción. Los escritores más influyente. Es una obra bellísima y
dicen la verdad a través de la mentira de la ficción y lo claramente es una obra de testimonio. ¿Es
logran de verdad. El olvido que seremos un testimonio de amor
de un hijo a su padre injusta e impunemente
¿Cuál es la necesidad de rendir testimonio? asesinado? ¿Es un testimonio de desprecio a
Dicho de otro modo, ¿vale la pena rendir los asesinos y, sobre todo, a las circunstancias
testimonio sobre cualquier cosa? que hicieron posible este crimen?
Hay muchas versiones de la realidad que a veces com- Es todo eso al mismo tiempo. En algún momento de
piten. Por ejemplo, en Colombia, hubo una especie de esa novela sin ficción digo que escribo todo eso sim-
moda de que los paramilitares escribieran libros, de plemente con la intención de que se sepa cómo era esa
que ellos hicieran confesiones. Carlos Castaño escribe persona que fue asesinada.
Mi confesión. También los narcotraficantes empezaron
a escribir libros, justificando un poco sus vidas. Si uno Mis dificultades al escribir el libro eran que estaba es-
no opone a esas narrativas, a esas versiones de la rea- cribiendo sobre una persona buena y, en general, los
lidad, versiones distintas, entonces ellos se quedarían libros que tienen más éxito son los que cuyos prota-
con la palabra y creo que uno no puede dejar la pa- gonistas son los malos; la serie de televisión donde el
labra a los que mienten impunemente, a los que dan protagonista es un gran capo mafioso, un asesino; las
una versión acomodada de la realidad para tratar de novelas en las cuales el padre es una persona nefasta,
sentirse bien, para ocultar su ruindad moral y perso- brutal, que trata de acobardar y de llenar de temor a
nal. Los testimonios alternativos sobre la realidad son sus hijos. Yo estaba lidiando con un personaje cuya
muy importantes. También hubo muchas novelas co- vida privada y cuya vida pública eran particularmen-
lombianas sobre sicarios, en las que esta figura queda- te buena, ejemplar. Él había sido, no solo un hombre
ba casi justificada, atenuada. Eran novelas muy com- bueno en el campo de la medicina, un profesor, una
prensivas con la figura del sicario. Habría que oponer persona preocupada por la salud, por las vacunacio-
a esas novelas de los sicarios unas novelas donde se nes, por el agua potable, por los alcantarillados, por
sienta el dolor de las personas que reciben las balas la educación en higiene, sino que también en su vida
de los sicarios, y no tanto el de las personas que dispa- privada había sido un padre o marido, un abuelo ejem-
ran. Dar testimonio de distintas facetas de la realidad plar, un amoroso cordial y estimulante para todos no-
es muy importante. Una cosa es escribir una novela sotros. Entonces escribir sobre una especie de santo
desde el punto de vista de quienes tienen esclavos y laico puede ser aburrido, ridículo, cursi. Mi dificultad
otra escribirla desde el punto de vista del esclavo, y las era dar a ese personaje la suficiente fuerza para que
novelas en las que los protagonistas fueron esclavos no pareciera ridículo. Eso fue lo que yo intenté con El
resultaron ser muy útiles para que se comprendiera olvido que seremos.
la injusticia de la esclavitud y para que esta fuera fi-
nalmente abolida. Allí está la importancia de los tes-
timonios.
obre Abad Faciolince puede decirse que estudió Lengua y literatura modernas en la Universidad
de Turín (Italia). Entre otras novelas y libros de cuentos, ha escrito Basura (2000), ganadora en
España del Primer Premio Casa de la Narrativa Innovadora; Angosta (2004) que en China obtuvo
el Premio a la Mejor Novela Extranjera; El olvido que seremos (2006) a la que le fueron otorgados el
Premio de Literatura Casa da América Latina a mejor obra latinoamericana y el Premio Literario a
los Derechos Humanos WOLA/Duke. Su última novela es La oculta (2014). En 2016, creó Angosta Edi-
tores, editorial independiente de Colombia. Abad Faciolince también ha recibido un premio nacional
de cuento, una beca nacional de novela y dos premios Simón Bolívar de periodismo de opinión. Ha
contribuido regularmente en algunos de los medios de comunicación más influyentes del país como
Semana y actualmente es columnista de El Espectador.
43
que recuerdo muy bien en el restaurante La Provincia
con Laura Restrepo y Pilar Reyes, les conté cuál era el
libro que estaba terminando, de qué se trataba y cuál
“La ficción tiene un procedimiento iba a ser el título. No sé muy bien si Pilar o Laura me
legítimo de condensación de la realidad” dijo que mejor que “Ya somos el olvido que seremos”
le parecía el título “El olvido que seremos”; más cor-
to, mejor un octosílabo. Entonces, gracias a ellas dos,
acorté el título y lo dejé en el octosílabo. Es el primer
verso de ese poema de Jorge Luis Borges que nosotros
pusimos como lápida en la tumba de mi papá y que
¿Algún día llegará el justo castigo
luego fue también el título de mi novela sin ficción o
para los culpables?
de mi novela testimonial.
A estas alturas de la vida el justo castigo es lo que me-
A pesar de numerosos vericuetos,
nos me importa. Es muy importante la verdad, para
verificó que el poema con este verso
mí es muy importante que mis hijos hayan podido te-
“Ya somos el olvido que seremos”, en
ner un padre también amoroso, no resentido, no hun-
efecto, fue escrito por Borges, ¿cierto?
dido en el rencor.
Sí, cuando el libro salió, se desató una polémica por-
La justicia práctica de los hombres en una república es
que un poeta valluno, Harold Alvarado Tenorio, cuan-
útil en determinados momentos para que el crimen no
do vio el éxito que estaba teniendo —a él nunca le
triunfe, se desestimule y no haya impunidad. Pero a
gustaba mucho el éxito de los demás—, afirmó que
estas alturas de la historia de Colombia lo que más ne-
yo citaba ese poema de Borges simplemente como
cesitamos es verdad, que se conozca lo que pasó, pero
una operación de mercadeo, para unir mi nombre de
no quedarnos en la rumia, solicitando permanente-
enano, que es verdad, al nombre gigantesco de Borges.
mente una justicia; en el caso de mi padre, de justicia
Además, dijo que ese poema en realidad no lo había es-
aplicable a los paramilitares, quienes lo mataron o a
crito Borges, sino que lo había escrito él. Yo sabía que
quienes estuvieron de acuerdo con ellos para matar-
el poema no está en las obras completas de Borges, no
lo o, en otros casos, a la guerrilla, etcétera. Colombia
está en su obra poética, pero como mi papá lo había
debe vivir un momento de tranquilidad, cierta dosis
firmado con las iniciales de Borges, pues le creía. Yo
de olvido y seguir adelante, con la verdad, pero sin exi-
siempre le creí a mi papá, él era un hombre que de-
gir una justicia plena.
cía la verdad. Me comuniqué con Harold Alvarado Te-
norio y le pregunté que si él había escrito ese poema
¿Podría hablarnos más sobre el título del libro?
me dijera dónde lo había publicado porque mi papá
lo llevaba en el bolsillo. Él me contestó que lo había
El olvido que seremos, cuando lo estaba escribiendo me
publicado en la revista Número, en 1993 o 1992. Yo le
di cuenta muy pronto que ese iba a ser el título, porque
contesté que mi papá llevaba el poema en el bolsillo en
proviene de un papel muy importante para mí. Cuan-
1987. Él me respondió que entonces mi papá llevaba el
do mataron a mi papá, él llevaba en el bolsillo varias
poema en el bolsillo antes de que él lo hubiera escrito.
hojas. En una de ellas, estaba una lista de personas que
Me di cuenta de que eso era un cuento como de Borges.
iban a ser asesinadas por los paramilitares y, en esa
Esas cosas pueden pasar en un cuento de Borges, pero
lista, estaba el nombre de mi padre; envolviendo esa
en la realidad no. Me dediqué a rastrear, a buscar el
lista asquerosa de crímenes planeados, que luego se
origen de ese poema, dónde lo podía haber leído mi
fueron cumpliendo porque mataron a varias personas
padre, dónde lo podía haber encontrado para copiarlo
de esa lista, estaba un poema copiado de puño y letra
y, bueno, escribí un libro que se llama Traiciones de la
por mi padre y firmado por las iniciales JLB. Ese poe-
memoria, el primer relato-ensayo se llama “Un poema
ma era sobre la muerte y sobre el olvido y el primer
en el bolsillo”, allí doy cuenta de su historia y creo que
verso dice: “Ya somos el olvido que seremos”.
demuestro que, en efecto, sí fue escrito por Borges y no
por Alvarado Tenorio.
Ese era el título que iba a llevar el libro: Ya somos el
olvido que seremos, un endecasílabo. En un almuerzo
44
aplaza su final. Así como uno echa agua a las flores, a
las matas, para que no mueran pronto, asimismo uno
escribe sobre algunas personas que le parecen memo-
rables, que son presencias dentro de la mente, dentro
de la memoria. Uno escribe para cultivar esa memo-
ria, para regar esa memoria, para echarle agüita a esa
flor de la memoria y dura un poco más el recuerdo.
Cuando yo escribí El olvido que seremos, a mi papá lo
recordaban unos cuantos de sus alumnos, las perso-
nas de la familia y unos amigos, pero en Colombia ya
estaba siendo olvidado. Creo que mi libro sí ha servido
para postergar ese olvido, para que mucha más gente
lo conozca a través de las letras y lo recuerde. Por el
momento, el olvido no ha llegado por completo.
45
Héctor Abad Gómez en el filme “Carta a una sombra” (2015).
“El buen lector sabe cuándo un Conversando con Antanas Mockus en 400
escritor ha adivinado, ha dicho la voces, él señalaba que “en Colombia ya está
sembrado el chip de la meritocracia, pero
verdad a través de la ficción” aún en parte se opera con el chip de las
palancas”. ¿Qué opina de este comentario?
46
Cambiando de tema, no quiero dejar Ha sido muy satisfactorio fundar y desarrollar Angos-
de preguntarle acerca de su proyecto ta Editores. En este momento, estamos en la Feria In-
de casa editorial, Angosta. ¿Nos puede ternacional del Libro de Guadalajara por primera vez
comentar sobre esto, por favor? compartiendo estand con otras pequeñas editoriales
de Medellín; Tragaluz, que tiene una tradición de más
Vamos a terminar este primer año [2017] de trabajo de diez años, y con Mesaestándar, una pequeña edito-
en Angosta Editores con diez libros publicados. Es- rial especializada en libros de arquitectura y de arte
peramos en diciembre [de 2017] publicar un libro de que también va a ampliarse hacia la literatura infantil
cuentos de un joven escritor antioqueño, José Andrés el año próximo. Es un gusto que podamos hacer este
Ardila y con una reedición de un libro de mi padre que trabajo editorial en Medellín. Eso indica que tenemos
se llama Manual de tolerancia. La colección del libro de confianza en el país. Esperamos que haya un futuro
cuentos es Lince, donde queremos dar a conocer nue- mejor y que haya jóvenes que estén entrando en la
vas voces de la literatura colombiana, latinoamerica- clase media que quieren tener una pequeña bibliote-
na y española; por ahora colombiana, según el mérito ca personal en su casa. A eso le apuntamos y, por eso,
y no según los apellidos. El libro de mi padre inaugura también traduje para la editorial un libro que quiero
una nueva colección de ensayos. muchísimo, un libro que siempre he adorado: Cándi-
do, de Voltaire. Es decir, hacemos libros clásicos, li-
bros de jóvenes, ensayos y tendremos también poesía.
Hasta ahora estamos contentos. Es una apuesta difícil,
pero estamos felices de tener este nuevo proyecto, esta
nueva ilusión, este sueño que se puso en marcha que
es Angosta Editores.
47
Hablando de prensa internacional:
¿Aristegui Noticias o Televisa?
“Escribir sobre una especie de santo
De la prensa mexicana no estoy tan pendiente, pero si
algo he oído es Aristegui noticias. [Carmen Aristegui] es laico puede ser aburrido, ridículo, cursi”
una mujer muy valiente, a quien he apoyado en sus lu-
chas por contar la verdad, por dar testimonios de ver-
dades duras en México, en su lucha, incluso, critica el
actual presidente de México para denunciar sus exce-
sos de lujo y de mediocridad. Televisa muy poco la veo. y son libros fundamentales para la historia y para la
sociología. [También] recomendaría mucho el libro de
Esta es difícil: ¿razón o fe? cuentos que vamos a publicar en Angosta Editores de
José Andrés Ardila, que se llama El libro del tedio. Con
Siempre he sido un partidario de la razón y siempre esos dos autores me quedaría en este momento.
pensé que la fe era una irracionalidad muy curiosa.
Sin embargo, recientemente, leí un libro de Yuval Cosa curiosa, cuando hablamos con
Harari, que se llama Sapiens: una breve historia de la Sergio Fajardo en 400 voces también
humanidad, y ese libro me demostró algo muy intere- recomendó los libros de Yuval Harari.
sante y es que todas las personas creemos continua-
mente en ficciones y las creemos por una especie de fe También va a salir un libro de Sergio Fajardo en estos
irracional que compartimos con muchas personas de días y me pidieron que escribiera el prólogo, puede ser
nuestra generación. Entonces me doy cuenta de que una lectura interesante.
por mucho esfuerzo que haya hecho toda la vida por
ser una persona racional, razonable, por tratar de ba- Estimado Héctor, muchas gracias por
sar mis creencias en el conocimiento científico, serio, tomarse el tiempo para esta entrevista,
y no en la sinrazón, de todas maneras hay áreas en la ¿hay algo más que guste agregar?
existencia en las que todos todo el tiempo ponemos
nuestra creencia o nuestra fe en una ficción, en algo Tal vez contarles que también organizo en Medellín
que no es muy real. No le puedo dar una respuesta ta- con la biblioteca de la Universidad Eafit, con el apoyo
jante, en estos días no soy el racionalista que fui casi de Familia y de Caracol Televisión un premio literario:
siempre durante mi vida. A mis cincuenta y nueve Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, en el cual
años tengo que decir que reconozco que vivimos en ya tenemos once nominados y que en enero [de 2018]
un mundo en el cual, como decía Nabokov, la palabra vamos a tener los tres finalistas. Daremos a conocer el
realidad debería ponerse siempre entre comillas. nombre de la mejor novela o el mejor libro de narrati-
va de Colombia desde finales de 2016 hasta finales de
La última: ¿algún o algunos octubre de 2017. Es un premio que me enorgullece y
libros que recomendaría? que llega a la cuarta edición, donde tratamos de esti-
mular la lectura de autores colombianos de ficción y
Este de Yuval Harari, Sapiens: una breve historia de la de no ficción.1
humanidad, y el segundo [de Harari] que va hacia ade-
lante que se llama Homo Deus: una breve historia del ma- 1 La ganadora del premio fue Pilar Quintana, con su obra La perra
ñana. De mis lecturas de 2017 esos dos libros son muy (Random House).
importantes y han cambiado muchas cosas por dentro
48
Ensayo
Huellas
Breve reflexión sobre dos “ciencias” que muy pocas veces miramos en paralelo: la
física cuántica y la literatura. Los recientes descubrimientos de la física cuántica
han ampliado el horizonte más allá de rígidas categorías de lo real, de lo predecible.
Esta ciencia nos acerca objetivamente a lo que había permanecido restringido
al campo “irrelevante” de lo fantástico. Desde Ficciones de Borges que presenta
artísticamente la teoría de los universos paralelos hasta experimentos con doble
rendija, todo condensado contra toda posibilidad en este curioso texto.
E
n el mundo que percibimos a diario suceden abandonar enfoques interpretativos que respondan a
eventos extraordinarios, rarezas de la realidad lógicas que apelen al sentido común. Nos hemos acos-
en cuyo interior los hechos pasan de un modo tumbrado a lanzar una pelota, conocer su recorrido,
muy distinto del que pensamos. Vivimos en un uni- su posición y su final, pero la naturaleza encierra sus
verso gobernado por las fuerzas que se hallan en los propias maneras. Es más, si se les asignan estados
intersticios diminutos de la existencia. Es precisamen- definidos del universo macroscópico (vida real), se
te aquí en donde la física cuántica y la literatura com- nos hace imposible comprender la mística de la que
parten un punto de encuentro, al tratar de acercarnos se encuentran revestidas, pues tanto el arte literario
a esa extraña naturaleza que se esconde en todas las como el comportamiento subatómico funcionan con
cosas. independencia de nuestra forma de organizar e inter-
pretar el mundo.
Ambas tienen la singularidad de ser expresiones intra-
naturales del cosmos, pues revelan principios que nie- Jorge Luis Borges da una exquisita muestra de cómo la
gan estados absolutos y determinados de la realidad. literatura muchas veces se puede leer como ciencia y
En ellas gobierna la incertidumbre y la indetermina- cómo estas coincidencias nos van dando luces de esta
ción. Además, para comprenderlas, se hace necesario relación. Quince años antes de que el físico estadou-
49
nidense Hugh Everett propusiera su teoría de los uni-
versos paralelos, el genio argentino publicó el cuento
El jardín de los senderos que se bifurcan. En esta historia,
el autor expresa con suma lucidez la posibilidad de la
bifurcación del espacio-tiempo por medio de actos que
se ramifican en nuevas realidades.
“Tanto el arte literario como el
comportamiento subatómico
“Cada vez que un hombre se enfrenta con diversas al-
ternativas, opta por una y elimina las otras; en la del funcionan con independencia
casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente—
por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiem-
de nuestra forma de organizar
pos, que también proliferan y se bifurcan”. e interpretar el mundo”
Cada acto, cada recorrido, cada salto, cada diálogo,
cada giro dramático, cada duda, cada estado cuánti-
50
co, cada simetría, representa no menos que todos los existencia es excluyente de otras. En la vida cotidiana
actos, todos los recorridos, todos los saltos, todos los o eres árbol o eres perro, en ningún caso los dos.
diálogos, todos los giros dramáticos, todas las dudas,
todos los saltos cuánticos y todas las simetrías que pu- Experimentos como el de la doble rendija dan cuenta
dieran existir para un mismo instante. Lo cierto (como de cómo en el universo cuántico se modifican y se mez-
categoría de lo real) parece (por lo menos en lo que se clan estos principios de la naturaleza macroscópica.
refiere a lo diminuto y a lo literario) fotogramas de la Recordemos que este experimento consiste en lanzar
posibilidad, ubicados uno encima del otro de forma protones a través de dos rendijas perpendiculares. Las
infinita, donde el tiempo y la progresión aparecen partículas chocan con la pared y forman dos líneas, tal
como determinantes, pues en esencia la bifurcación como lo harían unos balines si los disparáramos des-
surge como un laberinto complejo de realidades que de una distancia determinada. No obstante, observar
habitan en simultáneo. Es como si a cada instante le o no observar modifica el fenómeno, al mostrarnos lo
pertenecieran todos los instantes posibles en una eter- que se conoce como patrón de interferencia, propio de
na e inmutable continuidad. naturalezas ondulatorias, y así da lugar a la dualidad
onda-materia.
El movimiento de lo fundamental nos dice, además,
que con tan solo imaginar podemos construir la posi- La física clásica nos acostumbró a que los fenómenos
bilidad, pues, cuando se mira la bifurcación como con- ocurran con independencia de que los observemos o
tinuidad, la realidad aparece como derivación de una no, cosa que cambia a medida que nos introducimos
existencia más compleja e imperceptible. Es así que el en las realidades más diminutas. Tanto para el movi-
acto imaginativo (fuente sagrada de la literatura) se miento de las partículas fundamentales como para el
convierte en una manifestación creativa. mundo de las letras, observar influye en los fenóme-
nos. El lector (observador) recrea en su mente las his-
De acuerdo con esta teoría, en algún universo paralelo torias. Sin lectores no hay literatura, pues la literatura
al nuestro, Robert Jordan (personaje de Por quién do- solo es literatura en cuanto es leída. Por muy buena
blan las campanas) justo en este instante se encuentra que sea una historia siempre va a requerir su contra-
a un costado del camino con el dedo sobre el gatillo, es- parte: la lectura. Como en el famoso experimento de la
perando a que se acerque lo suficiente un militar con doble rendija, leer modifica las historias, al construir
rango de oficial para disparar. En otro, Hypatia Beli- representaciones mentales de los hechos. Si el objetivo
cia Cabral (personaje de La maravillosa vida breve de fundamental de la literatura es despertar las emocio-
Óscar Wao) se encuentra saliendo de los cañaverales nes en un individuo, cada lector lo hace de un modo
luego de resistir los embates más duros del Trujillato. distinto. Un texto literario está sometido a diversas
¿Difícil de creer? Pues así son las ideas derivadas de la miradas, y esas miradas lo modifican en cuanto lo
realidad más pequeña, poderosa y extraña que existe. crean y lo recrean.
En el mundo que percibimos todos los días, una piedra La ciencia durante siglos ha construido categorías
es una piedra, un árbol es un árbol y, en definitiva, un absolutas que han desestimado postulados que expli-
río es un río. Una cosa es una cosa en cuanto posee can la existencia desde otras orillas del pensamiento.
los atributos pertenecientes a esa cosa. Es decir, la sus- No obstante, con el descubrimiento del universo del
tancia fundamental que encierra la naturaleza de una quantum y sus manifestaciones ambivalentes, se abre
un espacio privilegiado a lo fantástico, que había sido
apartado durante mucho tiempo por nuestras creen-
cias en la vida real.
51
In memoriam
Huellas
Nuestra cantora se
llamó Edna Guerrero
Por Luis Mallarino
S
i a alguien se le erizaba la piel al otro lado del veo en el balcón de un hotel de Ibagué, una noche de
mundo sin razón aparente era porque ella había 2008, con los integrantes del coro de la Universidad
tarareado dos notas entre nosotros. Si se rompía del Atlántico. Ese año, bajo la dirección del maestro
la cuerda de un laúd olvidado en una habitación anti- Eleazar Torreglosa, vencimos a los ibaguereños en su
gua, ella había empezado a sonreír en el escenario. Si propia casa. Ganamos el Concurso Nacional Ascun
el vino en las copas crecía uno o dos dedos, ella había Cultura, y yo gané un concierto gratuito de Edna en
alcanzado una nota que no estaba en los contrabajos aquel balcón.
ni en los ruiseñores. Nuestra cantora se llamó Edna
Guerrero. Todos los pianos del mundo le fueron insu- La escucho aún en los pasillos de la escuela de Bellas
ficientes. Artes. Entre esas paredes que ahora con más razón se
irán al derrumbe sin remedio, aunque antes habían
La veo ahora en la plazoleta de la Universidad del aguantado varias veces el temblor de abrazarnos a las
Atlántico cuando era una estudiante de ingeniería. La canciones de La Magdalena.
52
Coro de la Universidad del Atlántico. Edna Guerrero, tercera de derecha a izquierda (2008).
Intento reconstruir las escenas de las pocas veces que En la escuela de Bellas Artes, si había dos músicos reu-
la tuve cerca; busco la primera y caigo siempre en la nidos en un rincón, el nombre de Edna no tardaba en
plazoleta de la Universidad del Atlántico. Estamos sen- aparecer. Los estudiantes hacían entonces un silencio
tados junto al lago y no estamos solos, pero por más de redonda en señal de respeto, y luego seguían con
que hago esfuerzos, el rostro de los otros ha desapa- el ensayo. Esta especie de rendición ante su talento la
recido. Sospecho que ella acaba de cantar y que yo leí presencié en su máxima potencia el día en que ella lle-
poemas en uno de esos eventos espontáneos en pro de gó a “Lunabril”, aquel bar bohemio, en medio de un
alguna revolución fallida. Sospecho eso porque ya sé homenaje a Silvio Rodríguez.
que canta y, además, me siento con derecho a hablarle.
Le pregunto por qué estudia ingeniería y se le empa- Corría el año 2011. Con un grupo de amigos habíamos
ña el rostro. Errores de la vida, anota con sarcasmo, organizado el evento sin alcanzar a prever su magni-
y adivino que está cansada de la misma pregunta. In- tud, no teníamos presupuesto ni patrocinio; solo que-
tento consolarla con alguna tontería, y ella agrega que ríamos una excusa para tomar vino y enloquecer. Casi
el ser humano se inventa consuelos hasta en las cir- puedo sentir otra vez la sensación de felicidad en el
cunstancias más terribles. Pienso que mi propia vida aire: el lugar está a reventar; da la impresión de que
es un consuelo vano, pero no se lo digo. Poco tiempo toda la ciudad se ha instalado ahí dentro. Hay más de
después, como si el río Magdalena recobrara su cur- veinte artistas programados para presentarse, algunos
so, ella abandona los estudios de ingeniería por los de son poetas, también hay músicos y cantautores. Ella
música. no hacía parte de nuestros planes; no nos atrevimos
53
“Como si el río Magdalena recobrara
su curso, ella abandona los estudios
de ingeniería por los de música”
54
“Hagamos temblar”
ción y rechacé en el acto su ofrecimiento. Le sugerí que la vida es el boceto de algún dios caprichoso que deja
cantara a capela y rechazó en el acto mi ofrecimiento. todo a medio concluir, o porque me ocupé, tal vez y
No había tiempo para discusiones. Estaba programa- como siempre, en cosas sin importancia alguna; pero
da para abrir y el público esperaba incómodo. Subí a ella se enteró en aquel entonces de la idea y alcanzó
la tarima sin saber qué iba a pasar. Respiré profundo a expresar lo mucho que le alegraba. Eso también me
y la llamé al escenario con el riesgo de empeorar las sirve ahora de consuelo, aunque el ser humano se in-
cosas. Ella me juzgó con la mirada pero me hizo caso; vente consuelos hasta en las circunstancias más terribles.
tomó el micrófono y por poco revienta la cristalería
del bar con su canción. Nos regaló así, durante cinco Sus últimos meses de vida y su enfermedad se mantu-
minutos, la sensación de creernos inmortales. vieron casi en secreto la mayor parte del tiempo. Las
noticias alrededor de su estado de salud eran siempre
Los jurados no coincidieron conmigo. Orito Cantora una especie de canción incompleta. Los conciertos de
se llevó el galardón y en realidad, ahora que lo miro solidaridad prendían alarmas y rumores, pero no ha-
sin apasionamientos, era casi imposible poner una bía certeza alguna.
canción por encima de otra. Quizá debí haber declara-
do un séxtuple empate. Precisamente, la fiesta que se Diez días antes de su fallecimiento me llegó un audio
armó al final del evento reflejaba eso: un triunfo gene- al celular: Edna cantaba con voz adolorida (el ruiseñor
ral. Los concursantes se olvidaron pronto del veredic- / unos días viene, / otros días no). Parecía el canto de
to y cantaron juntos en tarima. Esa noche en La Cueva, alguien que se levanta de los escombros luego de un
por fin y por primera vez, todos teníamos la razón. temblor causado por su propia voz. Lo interpretamos
como una esperanza, una señal de que la muerte tam-
Ese mismo día decidí lo que ahora parecerá quizá una bién estaba rendida ante su voz. Interpretamos mal.
mentira extraordinaria: que el concurso debía conver- Ese canto resultó ser su despedida.
tirse en festival y que ese festival tendría que llevar la
imagen de Edna en el afiche. La idea quedó en boce- Adiós, Édniqus, Edna, Magdalena, María Morena,
tos porque los patrocinadores nunca llegaron, porque ¡cómo te queremos!
55
Narrativa
Huellas
T
eresa encendió un cigarrillo, miró con desprecio —No exactamente —respondió Teresa.
al oficial que la vigilaba y se sentó de frente al
amplio ventanal por el que se filtraban destellos —Explíquese.
atenuados de sol, teñidos por el verde intenso de las
algas. Por un instante, se imaginó en la vieja casa de su Después de un prolongado suspiro, Teresa añadió:
familia en las afueras de Vancouver, con las imponen-
tes montañas al fondo. Fue súbitamente arrebatada de —Ganuza era uno de los principales especialistas del
ese pasado por una voz femenina acerada y contun- mundo en nanotecnología de materiales, con estudios
dente. en prestigiosas universidades de Japón, Alemania, los
Estados Unidos, China y Brasil.
—Lo que más le conviene ahora es cooperar con no-
sotros. —Eso es de conocimiento público —acotó la mujer.
Sin prisa, Teresa giró el sillón y observó cuidadosa- —Ciertamente —contestó Teresa—. La versión oficial
mente a la mujer que acababa de sentarse en el borde es que Ganuza falleció al estrellarse su avión privado
de una mesa ejecutiva: vestía un traje sastre ya desgas- en la serranía de Chiribiquete, pero eso no es total-
tado por el uso, era pequeña (sus zapatos de tacón alto mente cierto.
no alcanzaban a tocar el suelo), tenía un sobrepeso
evidente, su cabello corto se veía maltratado, parecía —Se recuperó el cuerpo… —empezó a decir la mujer
carecer de cintura y su cara, en la que apenas se podía antes de que Teresa la interrumpiera abruptamente:
reconocer un mínimo de maquillaje, únicamente des-
tacaba por el insondable brillo de sus ojos. —Él sobrevivió al accidente. Fue encontrado por una
escuadra guerrillera que trasladó a Ganuza a un cerca-
—El arquitecto de todo esto —dijo Teresa— fue Vladi- no hospital de campaña. El equipo médico determinó
mir Ganuza. que, dada la gravedad de las heridas, apenas sobrevi-
viría unas horas más, pero que su memoria podía ser
La mujer protestó con vehemencia: transferida. El comandante de la zona captó de inme-
diato el potencial político y financiero de eso y ordenó
—¡Él tiene años de estar muerto! implementar el procedimiento con el sujeto que, por
sus características genéticas, era más compatible con
56
el moribundo, un talentoso teniente de apellido Mon-
talvo. Después de finalizado el proceso, devolvieron el
cuerpo, todavía agonizante, al mismo lugar en que lo “El equipo médico determinó
hallaron.
que, dada la gravedad de las
—¿La guerrilla entonces se apropió de la memoria de
Ganuza? heridas, apenas sobreviviría
unas horas más, pero que su
Sonrientemente, Teresa respondió:
memoria podía ser transferida”
—Casi.
57
Sin dejar que terminara la frase, Teresa respondió:
58
de toda la operación, con la ayuda de parte del equipo individual, que fue diseñada, amueblada y decorada
administrativo que laboró bajo mis órdenes en Berlín. según sus preferencias específicas. La suspensión, por
decirlo así, de una de las personalidades mientras la
—¿Cuándo se enteró de lo de la droga? otra permanecía activa fue una práctica que perfec-
cionaron, con la ayuda de unos medicamentos espe-
—Apenas en la madrugada de hoy, durante la masa- ciales, una vez que los dos comenzaron a tener una
cre. sexualidad plena.
La expresión de duda en la mirada de la mujer —En efecto, ambos se repartían las tareas
incomodó a Teresa. Una vez que se sintió de supervisar el tercer nivel: Ganuza
segura de que podía controlar el tono se encargaba de los laboratorios y
de su voz, dijo: Montalvo de las bodegas.
59
los Kaskar enviaron un equipo de pacificadores fuer- ***
temente armados, que se encontraron con barricadas
construidas con paquetes de droga. Pocos minutos Luego de una prolongada pausa, la mujer preguntó:
después, empezaron las ráfagas de ametralladora, que
fueron respondidas con cocteles molotov. —¿Ganuza y Montalvo murieron de inmediato?
—¿Cuándo empezó el enfrentamiento? Al sentir que una sombra empañaba su mirada, Teresa
cerró sus ojos por unos segundos antes de responder:
—Fue alrededor de la una de la madrugada. Al ser
Montalvo herido en un brazo, la excesiva segregación —No. Dos de mis asistentes se arriesgaron a navegar
de adrenalina activó la personalidad de Ganuza, quien en ese caos sangriento y me ayudaron a llevar el cuer-
—tras vencer la resistencia de su contraparte— tomó po a la bóveda principal. Una vez adentro, cerramos
control del cuerpo, corrió al elevador, subió a su suite la puerta, bloqueamos el acceso, llamamos a las auto-
y se dirigió al cabaré, acompañado en su fuga por una ridades y esperamos. Mientras agonizaban, Ganuza y
docena de trabajadores. Debido a su ofuscamiento, ol- Montalvo me informaron de la existencia del tercer
vidó bloquear el ascensor, por lo que otros empleados, nivel, de lo de las drogas y de todo lo que ya le dije.
primero, y los pacificadores, después, se valieron de
eso, unos para escapar y otros para perseguir a los que Tras fingir que creía en la inocencia de Teresa, la mu-
huían. jer sentenció:
—Los guardias de seguridad y los guardaespaldas —Antes de morir —susurró Teresa— Ganuza expre-
privados de los huéspedes, al observar lo que ocurría, só algo muy parecido. Evidentemente, Montalvo no
desenfundaron sus armas. Ganuza se subió a una estuvo de acuerdo. Sus últimas palabras fueron sobre
mesa y llamó a la calma; pero, como para los pacifi- utopías y horizontes, pero no le alcanzó la vida para
cadores él no era más que el traidor Alberto Lehder, terminar lo que iba a decir.
lo acribillaron. Después de eso, todos los que tenían el
dedo puesto en un gatillo dispararon.
60
Narrativa
Huellas
Champiñón
Por Caridad Brito Ballesteros
M
e sorprende el intenso golpear del agua con- blancura de mi tez. Quién pensaría que una mujer de
tra la ventana. Todo es gris. Después de siete tierras lejanas, criada en un paisaje verde y de mon-
meses de intenso calor, llueve. A través de las taña, con estudios universitarios, terminaría con un
rendijas de las cortinas curtidas que no logré unir la pueblerino de este resistero. Era presumida, ¿y para
noche anterior veo el potente choque de cada gota de qué? De todos los que me pretendían, creí escoger el
agua contra la ventana. Solo me gusta ver llover en el mejor. Me equivoqué.
campo.
Camino hacia la cocina, sobre el opaco piso de már-
Me acostumbré al calor. A ver entrando a las cinco de mol verde indio. No siento mis pasos. Todo se ve tan
la mañana por el Este el Sol. Días despejados. Los cac- borroso. Debo preparar la comida de mi señor espo-
tus secos por el largo verano. Las superficies cubiertas so. Mientras las arepas de maíz cariaco se terminan
por el polvorín amarillo y salado. La intensa luminosi- de azar en una parrilla más negra que el carbón que
dad que permanece, incluso, por las noches. Hasta las las calienta. Una parrilla tan vieja y negra como mi
nubes se alejaron de acá. suegra. Huyo por la enramada que va de la cocina al
patio y salto en los charcos de agua lluvia, doy vueltas
Parece que va a dejar de llover. Una hora más y verás con los brazos abiertos y abro la boca para tomar las
las calles convertidas en ríos. La gente prefiere distan- últimas gotas de agua del cielo. Mi pecho se ha llenado
ciarse de ti si no eres nativo. Creen que estoy loca. Te del aire fresco con olor a tierra mojada y mar revuelto.
lo he dicho, Coco, “si no fuera por ti, el viento tocaría El olor del mar es tan penetrante como la mirada de
la puerta y, silbando, diría: ¡Estás sola!”. Miro la otra un hombre excitado y me enamora. Aunque él no ha
mitad de la cama. Está vacía. Él no ha llegado. Quisiera cumplido mi deseo: “Llevarse mi dolor para dejar de
partir de un puñetazo el espejo de aumento que está pensar. Ahogarme en su ser. Mecerme con delicadeza
frente a la cama. De pared a pared. De piso a techo. para cerrar mis ojos, sin despertar”.
Hace muchos años, recién llegada aquí, era muy atrac- Unos maullidos reclamantes hacen que vuelva. Aga-
tiva. No me faltaron halagos. Al caminar me decían: rro una lata de comida para gatos, que se encuentra
“Por la sombrita, mi amor, que el azúcar también se en el gabinete donde están organizados los alimen-
quema”. “Mamacita, los bombones también se derri- tos no perecederos. La tomo con cuidado por la oreja
ten”. Tenía muchos admiradores. Las mujeres ni me del “Abre fácil”. Me detengo y tomo un cuchillo pico
hablaban por celos de “sus hombres”. Envidiaban la de loro, con la punta sobre la lata hago tanta presión
61
que la perforo y, desde el pequeño agujero, comienzo
una luna nueva observando cómo el aluminio cede al
filo del cuchillo. Destapada y sobre el mesón de por-
celanato negro dejo la tapa de la lata y el cuchillo. Le
“Si no fuera por ti, el viento tocaría la
sirvo a Coco. Y él devora en cuestión de segundos sus puerta y, silbando, diría: ¡Estás sola!”
alimentos.
La gota de agua cae sobre mi cabeza, se resbala sobre una leve ilusión de mayor tamaño. Sin embargo, no
mi amplia frente y baja desde la punta de mi pro- deja de parecer un champiñón.
minente nariz, humedece mi esternón,
haciendo endurecer mis senos y sal- Puedo escucharlo detrás de la puerta
pica mis pequeños pies planos, me sacudiéndose las botas cargadas
quedo quieta un par de minutos de barro. Saca las llaves de su
más para que la experiencia bolsillo. Abre la puerta muy
se repita. Mi piel responde despacio para tratar de sor-
con una explosión de sen- prenderme, pero la bisagra
saciones al breve y suave de la puerta principal hace
recorrido del agua sobre un chillido tan fuerte que
mí. Pero el olor a maíz delata su entrada. Cie-
quemado hace que mi rra la puerta y se dirige
concentración regrese al guiado por el olor a maíz
anafe. Volteo los carbo- quemado a la cocina. Está
nes aplanados que creía frente a mí. Me aprieta
arepas. Mi cuerpo se estre- muy fuerte el antebrazo
meció al presentir los actos izquierdo con su mano
de castigo que siguen a este derecha y con la izquierda
error. Pero ya estoy cansada. acaricia la extensión de mi
Caí rendida con sus detalles, sus largo cabello negro. Luego, pasa
gestos de galantería y las serena- su áspera y gran mano sobre mis
tas. La luna y el mar me ofrecía. mejillas manchadas ahora por el sol.
Sus manos son más grandes que mi cara
Me enamoraré del hombre tierno. El buen par- y trata de meter uno de sus dedos desgatados de
tido. Casas, carros, joyas y negocios. Todo lo que yo contar dinero en mi boca. Mi cuerpo lo repulsa y me
quisiera. Pero lo desconocía. Por principios llegué al aguanto las ganas de vomitar. Su rostro tiene un as-
matrimonio casta. Juré amarlo en el altar. Me casé y se pecto borroso. Pero estoy segura de que no está eno-
convirtió en un hombre tosco y sin detalles. No tengo jado. Sus ojos grisáceos grandes, la intensa mirada en
experiencias para comparar, pero lo que él me da en la mí y la aparición de una sonrisa cómplice.
cama está distante de llenar en una pequeña parte mis
expectativas. Cuando estamos juntos… él no piensa en Estoy a espaldas del mesón. Pongo mis manos en el
mí. Y aparte de su egoísta anhelo por la satisfacción, borde, siento estremecerse todo mi cuerpo. Aprieto el
su pene… ¡su pene es tan pequeño! Que el dedo meñi- borde del mesón. Aprieto los labios. “No quiero hacer-
que de mi mano parece más grande, aun cuando está lo ahora”, grito en mi mente y él da un paso hacia mí.
erecto. No alcanza a ser ni la punta del plátano que Se quita el cinturón de cuero. Se lo enrolla en la mano
tiene mi vecino entre las piernas. derecha y, con un extremo, me da unos suaves correa-
zos. Se acerca más, dejando a un lado la correa y se
Él es consciente de que tiene un micropene, que aun desabrocha el botón de su jean Chevignon descolorido
frente al espejo de aumento se ve pequeño, pero le da por el agua salobre y el detergente en polvo, baja la
62
cremallera muy despacio. Realiza un movimiento de “¿Cuándo ha dejado algo para mí?”. Pero es mi esposo.
cadera de izquierda a derecha, el jean está abajo, cu- Estoy casada y cansada”.
briendo sus botas empantanadas. Dejando totalmente
visibles sus bóxer Calvin Klein blancos muy deteriora- El calor se adueña de mi cuerpo. Una idea en mi cere-
dos, incluso agujereados. Allí debajo parece estar una bro. ¡Comida para gatos! Mi brazo izquierdo respon-
erección. Coloca sus manos en mis amplias caderas. de y se estira rápidamente sobre el mesón con movi-
“No quiero hacerlo ahora”, grito nuevamente en mi mientos desesperados. Lo encontré. Con cautela traigo
mente. Pero en mi cuerpo no hay ninguna reacción. hacia mí el cuchillo. Despacio. Sonrío de placer. Rea-
Se baja el bóxer. Y justo ahí, sobre el hueso pubiano, lizo un movimiento rápido y cortante en dirección al
el champiñón. champiñón. Una explosión. Levanto la cabeza para ver
la expresión de dolor en su rostro y todo se desaparece
Finalmente, mis músculos dan respuesta. Separo las en las llamas.
piernas. Hago cara de complacencia. Finjo una sonrisa
cómplice. Con el pulgar y el índice de la mano dere- Ana saca la mirada del carbón encendido. Asustada
cha, empiezo a acariciar la “longitud” de su miembro. pasa las manos sobre su cabeza, voltea hacia la mesa
Realizo movimientos más rápidos de arriba abajo. Él del comedor y, sentado esperando el desayuno, está su
está lleno de placer. Y yo, de inconformidad. “Deten- esposo, quien al verla agitada le pregunta: “¿Cariño, en
te, susurra. Dejaré algo para ti”. “¿Para mí? Pienso, qué piensas?”, y ella, poniendo un plato sobre la mesa
con una amplia sonrisa responde: “En nada cariño,
solo comida para gatos”.
63
Poesía
Huellas
El buen poeta
64
Soy un poeta del ruido y el bullicio,
no me inspiro en la luna y las estrellas,
escribo lo que siento, mientras mi hermanito llora
porque quiere helado
y el vecino tiene Diomedes a todo volumen.
De ese pequeño arte de encontrarse y no perderse en
una ciudad fanática del ruido.
65
Pero, por más que fusione números y el español, Quizá todo se puede solucionar
no pasa nada. con un arreglo a mi apariencia,
¿Necesito una tinta mágica para hacer que esto tal vez si me dejo crecer la barba
funcione? puedo ser matemático,
tener un apellido como Baldor o Eljaik.
¿Un hechizo mágico en latín para poder conocer Creo que porque soy lampiño es que siempre
el patrón infinito de nuestro universo? sumo en radianes.
¿Para poder dejar de sumar 2 + 2 en una
calculadora durante un examen? Ante la ausencia de magia de esta hoja
cuadriculada y su montón de tachones, quiero
Aunque antes que me digan que estoy loco, proponer mi teoría matemática:
yo seriamente pienso que hay días en que F(x) = (x + 1) (x – 1)
2 + 2 no es igual a 4, ¿Acaso no es esto la fórmula de la existencia?
días en que los 2 se despertaron diferente
y quisieron ser un 5. No sé si es una fórmula, una función
o un fetiche lingüístico,
Noches familiares en las cuales los números la suma y la resta son vida y muerte,
primos pelearon, respectivamente.
los números reales caen ante una revolución x no es más que el sentido de nuestra existencia,
burguesa, nadie lo sabe, pero siempre está presente.
los irracionales estudian filosofía
y los imaginarios se volvieron darwinianos. ¿Estoy cometiendo un insulto a la academia?
66
Pies
67
Performance
Huellas
Rastros de Umbral
(Performance-
instalación creado por
Mónica Gontovnik)
68
Fotografía de Ilián David Sánchez.
69
cogí del suelo. Cruzo los dedos y espero que igual me
proteja. Pasas la primera puerta.
Daniela Pabón
70
Novedad Editorial
Huellas
Pensar el cuerpo
Leonardo Verano Gamboa
y Javier Roberto Suárez González (Compiladores)
Editorial Universidad del Norte, 2018
71
contrario, ponen en evidencia la diversidad de mane- cia artística? ¿En qué sentido el poder de decir, de sig-
ras en las que este se vive? ¿Nos encontramos frente a nificar del arte radica en el cuerpo? ¿De qué modo la
experiencias nuevas del cuerpo en las llamadas “redes “verdad” del arte es una verdad del cuerpo?
sociales”? ¿En qué medida estas llevan consigo la for-
mación de nuevas subjetividades corporales? ¿En qué En los trabajos de Michel Bernard y de Leonardo Ve-
tipo de “relación” se encuentra la virtualidad propia rano, quienes se refieren, respectivamente, al arte en
del cuerpo vivo (Leib) y del cuerpo virtual creado en general y a la pintura, se muestra cómo la concepción
las redes sociales? De otra parte, ¿aporta la reflexión y clásica del cuerpo ha sido desplazada en la creación
prácticas filosóficas, sociales y artísticas del cuerpo al artística contemporánea por la idea de un cuerpo
debate actual sobre género y sexualidad? ¿En qué tipo “fragmentado” que no se instala como “centro” fijo
de “relación” se encuentra la sexualidad, el cuerpo y la de la interpretación de la obra, sino que se encuentra
subjetividad? Estas y otras preguntas motivaron nues- entrelazado con ella, en el modo de una “corporeidad
tra invitación a “pensar el cuerpo”. ficcionaria” y de un “acontecimiento” de la mirada.
Camilo Pineda plantea así mismo en su trabajo el en-
Las tres partes que componen el libro integran la di- trelazamiento existente entre el cuerpo del artista y
versidad de perspectivas en las que fue acogida la in- su obra y explora la presencia decisiva de su propio
vitación a “pensar el cuerpo”. Se inicia con la sección cuerpo en el momento de la creación artística, en la
Ontologías Corporales, a modo de homenaje póstumo que este –su cuerpo– es quien piensa, quien actúa. Los
al profesor Heinrich Hüni, quien cerró el Encuentro In- textos de Iván Jiménez, Viridiana Molinares y Carlos
ternacional de Filosofía de 2013 antes mencionado con Orozco, desde diferentes perspectivas teóricas, ponen
una conferencia titulada “El olvidar del cuerpo”6 . En en evidencia el vínculo íntimo entre cuerpo y violen-
esta primera parte se incluyen concepciones clásicas cia, a partir del análisis de una escritura literaria que
y contemporáneas sobre el cuerpo. Se identifican aquí profundiza en la percepción, en los modos de sentir y
dos problemas centrales que, si bien están íntimamen- de vivir el cuerpo, testimonio de la violencia vivida en
te relacionados entre sí, no son equiparables. El dua- Colombia. Mónica Gontovnik propone un texto per-
lismo cuerpo-alma y la afirmación de la existencia de formativo en el que palabra poética, el texto filosófico
un pensamiento de y más allá del cuerpo. y la imagen fotográfica construyen un cuerpo-archivo,
una memoria viva, encuentro con un pasado no vivi-
El problema del dualismo, establecido entre la vida do unido irremediablemente al presente y al futuro.
sensible y la vida inteligible, entre fisiología y psicolo- Martha Osorio-Cediel realiza, por su parte, una lectu-
gía, entre cuerpo y existencia, cuerpo y pensamiento, ra foucaultiana de la poética de Mónica Gontovnik,
etc., es estudiado de distinta manera por Henar Lanza especialmente de su poemario Objeto de deseo, en la
y Jairo Escobar en el diálogo Timeo de Platón, por Juan que las prácticas y disciplinas del cuerpo convierten
Manuel Ruiz en la obra de Simone Weil, por Heinrich a este en el espacio de transformación y construcción
Hüni en los textos Ser y Tiempo y Seminarios de Zollicon del sujeto lírico.
de Heidegger, y por Graciela Ralón en las primeras
obras de Merleau-Ponty, particularmente La estruc- Los trabajos de la tercera sección, Cuerpo, ética y sexua-
tura del comportamiento y Fenomenología de la percep- lidad, se ocupan de explorar el sentido ético del cuerpo
ción. En el segundo problema se inscribe la pregunta a partir de problemas como la justicia, el poder, la in-
de Emmanuel Alloa sobre cómo debe ser entendido tersubjetividad, las relaciones entre género y sexuali-
el “silencio corporal” en la filosofía de Merleau-Ponty dad, entre el hombre y los animales, y la educación del
y de Mario Teodoro Ramírez sobre la concepción del cuerpo. Javier Suárez y Guillermo Serrano investigan,
cuerpo en representantes del nuevo realismo como respectivamente, en el campo de la educación, la re-
Mauricio Ferraris, Marcos Gabriel y Graham Harman. lación entre “cuerpo, memoria y justicia” y los modos
en que se administra en los manuales de urbanidad
En la segunda parte, Cuerpo, arte y literatura, se presen- el cuerpo, el deseo y el placer. Los trabajos de Germán
tan trabajos que indagan sobre el estatuto del cuerpo Vargas y Vicente Raga, por su parte, enfatizan en que
en el arte en general y en creaciones artísticas especí- el concepto de naturaleza, ya sea de inspiración hus-
ficas como la pintura, la novela, el relato testimonial serliana o montaigniana, es decisivo para la compren-
y la poesía. Desde referentes teóricos diversos los au- sión de la discusión actual sobre género y sexualidad,
tores se preguntan por la relación cuerpo-arte: ¿Cómo en el caso del primer autor, y para el reconocimiento
está presente el cuerpo en la creación y en la experien- de una animalidad del cuerpo que sirva como “medi-
da” de la moral, en el caso del segundo autor. Lucy Ca-
72
rrillo examina, especialmente en la obra de Descartes,
los fundamentos filosóficos de la concepción mecani-
cista del cuerpo y muestra cómo dichos fundamentos
sustentaron el abuso y el maltrato de los animales y
el exterminio de los indígenas en América. Leonor
Villaveces se propone mostrar, desde la obra de Ju-
dith Butler, la emergencia del cuerpo en los procesos
de “formación del sujeto”, en los que la esfera social
y las maneras de nombrar el cuerpo son mecanismos
de su exposición, afirmación o exlusión. Andrés Sego-
via, de la mano de autores como De Jaegher, Di Paolo,
Trevarthen, Gallagher, entre otros, propone la idea de
una “interacción corporalizada” que permite develar
el funcionamiento de la intersubjetividad y la forma-
ción de la conciencia.
Notas
Damos las gracias, finalmente, a las directivas de la 1 Filosofía Práctica (filosofía política, ética y filosofía social),
Universidad, a la Decanatura de la División de Cien- Filosofía del Acontecimiento, Filosofía y Estudios Literarios y
cias Sociales y Humanas y al Departamento de Huma- Estudios Contemporáneos y Culturales.
nidades y Filosofía, por haber apoyado la realización
del “Encuentro Internacional de Filosofía “Pensar el 2 La distinción entre cuerpo (Leib) y corporeidad (Leiblichkeit) es,
en gran medida, compartida en la fiosofía contemporánea a la
Cuerpo” y por hacer posible la publicación del libro; a
hora de enfatizar con ella que en sentido estricto, no existe “el
la Editorial Universidad del Norte por su apoyo y ase-
cuerpo”, si con esta palabra se indica una realidad homogénea
soría permanente; a Jairo Escobar Moncada por sus
y objetiva, al modo de un sistema orgánico fijo. Aquello que
cometarios críticos a las partes preliminares del libro,
sea “el cuerpo” tiene que ver mucho más con las formas en que
los cuales fueron de gran ayuda; a Miguel Ángel Ariza, sujetos concretos lo viven, en los modos en que experimentan
estudiante de la Maestría en Filosofía, por su asisten- su corporeidad, el hecho de “tener”, de “ser” cuerpo.
cia editorial; a los autores por sus contribuciones y
amable disposición durante el proceso de edición; a 3 Particularmente el apartado “interés por el cuerpo”, pp. 277-281.
Iván Jiménez y a José Joaquín Andrade por la cuida- 4 Se hace alusión al estudio llevado a cabo por Foucault en su
dosa traducción de los textos que aquí se publican. Curso en el Collège de France (1978-1979), publicado bajo el título
Nacimiento de la biopolítica, en el que analiza el surgimiento
de la nueva racionalidad gubernamental del liberalismo como
Bibliografía verdad de la economía. Ver especiamente la «clase del 14
de marzo de 1979», en la que se investiga la nueva noción de
Deleuze, G. y Guattari, F. (2010). Mil Mesetas. Capitalismo y hombre económico (homo œconomicus), pp. 249-274.
esquizofrenia. Trad. José Vázquez Pérez. Valencia: Pre-
Textos. 5 Especialmente el capítulo “Tratado de nomadología: la máquina
de guerra”, en Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, pp. 359-422.
Foucault, M. (2007). Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Las ambiciones totalitarias de los estados y de los gobiernos han
tenido siempre opositores, poderes irreductibles que resiten a
Collège de France (1978-1979). Trad. Horacio Pons. Bue-
su lógica de dominio. Se trata de un “pensamiento del afuera”,
nos Aires: Fondo de Cultura Económica.
señalan los autores en alusión a Foucault y a Nietzsche, que se
forja como “máquina de guerra” , opuesto a toda ley o principio
Horkheimer, M. y Adorno, T. (2001). Dialéctica de la ilustra-
soberano (cfr. pp. 381-382). El régimen de las máquinas de
ción. Trad. Juan José Sánchez. Madrid: Trotta.
guerra es la corporeidad, la materialidad.
Hüni, H. (2004). El olvidar del cuerpo. Eidos, revista de Filo- 6 Texto publicado en Eidos, revista de Filosofía del Departamento
sofía del Departamento de Humanidades y Filosofía de Humanidade y Filosofía de la Universidad del Norte: Hüni, H.
de la Universidad del Norte, 21, 283-285. Disponible (2014). El olvidar del cuerpo. Eidos, 21, 283-285. Disponible en
en http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/ei- http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/eidos/issue/
dos/issue/view/365 view/365
73
Reseña
Huellas
L u c í a E stra da
K ATÁ BA S I S
L u c í a E stra da E
Lucía Estrada:
ste bello libro de poesía, editado
Katábasis o el descenso
por Tragaluz editores, resultó
P remio de P oesía ganador del Premio de Poesía
C iudad de B ogotá 2017 Ciudad de Bogotá 2017 del Instituto
Distrital de las Artes, conforme a la
Resolución 1056 del 15 de septiembre
al jardín de la poesía
de 2017. Mediante Resolución 947 del
18 de agosto de 2017 se designaron
como jurados del concurso a José
ún lugar, alguien cultiva espejos para Por Carlos Eduardo Satizabal Atehortúa
rrarlo todo. Su oficio reverbera en cada
aba de aire.
L u c í a E stra da
L
a poeta Lucía Estrada ha ganado en 2017, de nue- de la voz y las visiones de la poeta que desciende al
vo, el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogo- mar de sus recuerdos ya cantados, sus obsesiones que
tá. Ahora con su libro Katábasis, voz griega que persisten y retornan desde sus primeros poemas: el
nombra todo descenso: la caída del sol, bajar al mar, sueño, la noche, la obscuridad, la iluminación, el in-
descender a la noche, bajar la montaña, descender al somnio, el despertar, la caída, la muerte, la duerme-
sueño, al canto, a la muerte. El descenso de Orfeo es vela, el jardín, la piedra, la mano, el espejo, el ojo, las
una Katábasis. Y el de Ulises en busca de Tiresias para palabras, la poesía, el mito, el poema, las aves…
que ilumine su viaje de retorno a Ítaca, y ver al espec-
tro de Aquiles entre el enjambre rumoroso de muertos O el ave sublime que —semejante al pájaro de la poe-
que se le acercan. Y el de Eneas. Y el de Dante. Y el de sía— nunca nos deja escuchar su canto, solo cuando
Rimbaud. Y el de Alicia a su país de ensoñación y al condesciende al don de devolvernos la vida o la infan-
otro lado del espejo. La poesía es, nos sugiere la poeta, cia y afinar los dones de la muerte y darnos los desti-
un descenso. Al sueño. A la muerte. A la filosofía. Al nos de la profecía y la iluminación o el ver para trazar
pensar. Las visiones y revelaciones del canto son un en palabras los secretos perdidos en el sueño de los
descenso. El canto cae de los cielos pensativos del can- corazones que duermen su noche sin recuerdos; como
to. sugiere la palabra Maiastra, palabra rumana con que
la poeta Lucía titula uno de sus poemarios. Maiastra es
Katábasis es una arquitectura de poemas en prosa que voz que podemos sentir a la vez palabra que nombra
la poeta divide en tres partes, que trazan el descenso o la iluminación de quien cultiva los dones del arte y de
la caída: Superficies. Subsuelo. Último Descenso. la sabiduría —maestra o hacedor— y los dones de la
adivinación y la profecía. Sinónimo o alter nomine de
El cantar de Katábasis conserva cierta línea estilística la poesía.
de obras anteriores de la poeta, y ciertas inquietudes
vivas, que, quienes hemos aprendido a amar su canto, En Katábasis, de nuevo: “Cada poema / un desafío al
sentimos latir desde Fuegos nocturnos, su primer libro. ojo atento / en el instante justo / de la caída”. Así canta
Pero, ahora, al darles aquí, en el descenso de Katábasis, la poeta al final de El Círculo del Poema, en su primer
la forma de poesía en prosa, se siente ⸺como ha sugeri- libro, Fuegos nocturnos. Lucía Estrada publicó Fuegos
do la poeta⸺ otra respiración, otro ritmo. nocturnos a sus 17 años. Ese primer libro reveló a sus
lectores un nuevo canto y un camino luminoso y ácido
Su cantar en prosa reinventa el ritmo, la candencia, para la poesía. Desde entonces ella es una de las poetas
la respiración del verso largo hasta hacerlo música de actuales que leemos con veneración quienes ya deseá-
la frase y del párrafo que resuena en el laberinto de bamos vivir en la casa de la poesía. O quienes por vez
nuestro oído musical cual forma libre y precisa. Des- primera llegamos a ella. Cada vez es la primera vez,
cendemos desde el ruido del día a su canto y su canto cuando estamos ante los dones de la poesía. Los mis-
74
terios y la belleza inefable del cantar de Lucía Estrada tera entre lo soñado y la duermevela de la realidad,
atrapan para siempre. Siempre volveremos a ella, a su metáforas de lo que ella llama “Tiempos modernos”,
canto iluminado y colmado de sombras reveladoras, metáforas que se revelan a la sensibilidad poética en
de peldaños al descenso de lo invisible, de lo deseado, el goce de la quietud, en el tranquilo y sereno placer
de la muerte, del sueño. Siguiendo las obsesiones de de estar, de ser, de no ser: arrobado nuestro ser en el
ese libro primero y de la voz que renueva sus visiones, juego misterioso del ver, de recibir el poema mientras
la poeta ha escrito sus poemarios Noche líquida, Maias- nos devora, lo que ella llama con feroz clarividencia:
tra, Las hijas del espino (Premio de Poesía Ciudad de “El invisible trabajo del tiempo”:
Medellín, 2005), La Noche en el Espejo (Premio Nacional
de Poesía Ciudad de Bogotá, 2009), Cenizas de Pasoli- Es seguro no pensar en nada. No ser nada… Es seguro
ni, Cuaderno del Ángel (Beca de Creación Municipio de ir tras el pájaro sin reparar en la esencia del vuelo. Es
Medellín, 2008). Su poesía aparece en antologías de seguro tenderse plácido sobre la hierba seca. No pen-
América Latina y España. Y ha sido traducida al in- sar. No ser nada. El vuelo da cuerpo a la sombra del
glés, alemán, francés e italiano. pájaro. El canto da cuerpo al cuerpo. Es igual…
Katábasis es también un descenso a la niebla del len- Esa quietud, esa ausencia que arroba al ser en el placer
guaje, al hueco mudo de las palabras, las inservibles de ver y pensar en lo que aparece en el vuelo del pájaro
palabras, como se le revelan en “Regreso a Ítaca”: y su sombra que irrumpen en la quietud del aire, se
“Ocultas en su condición de niebla”. Las palabras no hace pensativa poesía: filosofía del tiempo, del instan-
descienden a cantar lo que ve la poeta entre la niebla te vivo que se convierte en imagen poética; poesía filo-
del sueño y de la muerte que aguarda. Tampoco la voz sófica del habitar el tiempo que nos concede los ojos
toca con su música lo que ven sus ojos iluminados. musicales para ver lo que no vemos y el oído ilumina-
Dice ella: “Impronunciables la luz, el agua que corre do para cantar las visiones.
y la piedra que silenciosa la recibe”. Paradójica escri-
tura que hace de la naturaleza inservible de las pala- Katábasis es una meditación sobre nuestra condición
bras, del vacío del lenguaje, poesía. Su canto se hace mortal de habitantes del tiempo, sobre la inutilidad de
iluminación poética al cantar ese vacío, esa inutilidad pretender guiar su curso. Dice ella: “Ahora es ahora sin
impenetrable. ayer ni mañana”. Siente la poeta que sin importar con
qué ceremonias compartidas colmemos el tiempo que
Como lo ha sentido la poeta en Fuegos Nocturnos: “El habitamos: “Esquiva, la vida toma siempre el camino
poeta sólo existe en el poema”. O en el descenso al poe- contrario”.
ma. La poesía nos hace poetas a sus lectores. La poeta
nos abre en Katábasis los ojos al sueño y al soñar mís- Katábasis nos invita a ver el instante “con fijeza” para
tico y pensativo de su poesía que descubre, en la fron- descifrar lo que ella llama el “Alfabeto del tiempo”:
“Solo y amargo, como un presentimiento, tiembla un
instante a contraluz mientras se extinguen los minu-
tos, las palabras, los pasos que acercan su verdad”.
Cotidiana
Un gesto amargo se desprende de mi boca, Como lo han cifrado la poesía y la filosofía poética, ser
rueda por las calles, desaparece. en el tiempo es estar presente en el ver para descifrar
En algún lugar, alguien cultiva espejos las pequeñas sílabas del alfabeto poético de las visio-
para borrarlo todo. Su oficio reverbera en nes, esa música que nos lleva a desaparecer: “Como un
cada sílaba enigma, como una sombra, o como el pájaro muerto
de aire. al que ningún aire reclama”. Su poesía es un enigma
Vivir es una extraña condición de la que interpela al tiempo por la cifra secreta de nuestro
muerte. Yo la llevo conmigo, pero no pesa horizonte mortal.
en mi cuerpo
su luna espectral. Bajo las superficies, el tiempo “sigue en línea recta ha-
En cada rostro reflejado un nombre se cia adelante, hacia el abismo”. Le queda a la poeta la
diluye. Ruego para que el mío permanezca
noche insomne: “Pero la noche, más generosa que tus
indescifrable.
manos, y mucho más honda que el pozo sediento de tu
corazón, apacigua el deseo de levantar nuevos muros
en torno a fantasmas sin nombre”.
75
Poesía pensativa que canta las visiones del sueño, las
percepciones cotidianas de la muerte, los enigmas de
ser y habitar en el tiempo: ser en el tiempo es habitar
poéticamente, como ha cantado el poeta de la torre en
su piano de cuerdas arrancadas hasta dejarle solo una
octava de armónicos del alma, es ser por el canto.
76
Colaboradores
Huellas
77
avances de sus investigaciones en cienciometría, evaluación Yesid Arturo Torres Rodríguez
de la ciencia, organización de la información y desarrollo de
colecciones. Administrador público de la ESAP, escritor y actor de teatro.
Su trabajo ha sido publicado en las revistas Actual, Huellas
de la Universidad del Norte, la revista Latitud de El Heraldo,
Ever Mejía González SNCK de la Universidad Distrital, El espectador, Página Sal-
món (México), entre otros medios de comunicación. Gana-
Estudiante del programa de Comunicación Social y Perio- dor del portafolio de Estímulos de Barranquilla en la moda-
dismo de la Universidad del Norte. Ha escrito crónicas que lidad de cuento en 2015. Como actor ha participado en el
giran alrededor de la cultura popular del Caribe, el deporte, festival internacional de teatro Emilio Aparecio organizado
la música y el emprendimiento. Algunas de ellas han sido en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, así
publicadas en la revista Latitud de El Heraldo, la revista Cro- como en montajes como A la diestra de Dios padre, Cita con
nopio de Medellín y el periódico El Espectador. Su trabajo muertos, Peter Pan, entre otros. Actualmente trabaja con el
también ha sido reconocido en diferentes convocatorias: Ga- sello editorial Letra Clave.
nador del premio de periodismo Deutsche Welle 2018 por su
trabajo colectivo ‘Barranquilla: zona de talento frescura e in-
genio’. En 2018 también recibió dos menciones de honor en Luis Mallarino
el premio de periodismo universitario Orlando Sierra de la
Universidad de Manizales. En 2017 fue finalista del premio Poeta y narrador. Docente catedrático de escritura creati-
organizado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). va, Universidad del Norte. Premio distrital libro de narra-
tiva, ciudad de Barranquilla, 2017. Tercer lugar, concurso
nacional de poesía Casa Silva, 2016. Tres veces ganador del
Leopoldo Gómez-Ramírez concurso nacional de cuento infantil Comfamiliar Atlánti-
co, 2011, 2013 y 2014. Premio distrital libro de poesía, ciudad
Filósofo por la Universidad Nacional Autónoma de México. de Barranquilla, 2013. Segundo lugar, concurso nacional de
Doctor en Economía por la University of Massachusetts at poesía Andrés Barbosa Vivas, 2011. Mención de honor, con-
Amherst. Trabajó un par de años como “profe” en comunida- curso nacional de cuento de la Universidad Metropolitana,
des rurales en extrema pobreza en México. Ha publicado en 2015. Mención en el concurso nacional de poesía “Isaías
revistas de investigación arbitradas internacionales tanto Gamboa”, 2005. Ganador de la convocatoria “Ideas innova-
del área de filosofía como de economía. Desde 2015 es pro- doras para leer y escribir en la red” del Ministerio de Educa-
fesor-investigador del Instituto de Estudios Económicos del ción Nacional, 2015.
Caribe de la Universidad del Norte. Sus áreas de investiga-
ción son los enfoques heterodoxos en macroeconomía y los
problemas contemporáneos del (sub) desarrollo. Desde 2018 Iván Molina Jiménez
es director del Observatorio de Condiciones Socioeconómi-
cas del Atlántico de Uninorte. Durante 2014-2015 realizó el Catedrático de la Escuela de Historia e investigador del Cen-
programa “Tan cerca, tan lejos, A Voice of Mexico in the USA” tro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamerica-
emitido por WMUA. nas (CIICLA) de la Universidad de Costa Rica. Autor, coautor
y editor de numerosos estudios sobre historia de Costa Rica,
en particular, y de Centroamérica, en general. Premio Na-
María Daniela Charri Campo cional de Historia (1991), Premio de la Academia de Geogra-
fía e Historia (1991), Premio Áncora del periódico La Nación
Estudiante de sexto semestre del programa de Economía de (1992), Premio al Investigador en Ciencias Sociales (2015) y
la Universidad del Norte. Colaboradora del programa radial Premio Luis Ferrero de Investigación Cultural (2016). Ha pu-
“400 voces” de la Emisora Uninorte FM Estéreo. blicado las siguientes colecciones de cuentos de ciencia fic-
ción: La miel de los mudos (2003), El alivio de las nubes (2005),
La conspiración de las zurdas (2007), Venus desciende (2009),
Sergio Díaz Peinado Tokio mi amor (2012), El secreto de Encélado (2016) y Las fugiti-
vas de Abidos (2017).
Estudiante de sexto semestre del programa de Economía de
la universidad del Norte. Colaborador del programa “400 vo-
ces” de la Emisora Uninorte FM Estéreo.
78
Caridad Estefany Brito Ballesteros ciado en filosofía de la Pontifica Universidad Javeriana. Pro-
fesor de filosofía del Departamento de Humanidades y Filo-
Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia, Ma- sofía de la Universidad del Norte. Miembro de la Sociedad
gister en Gestión Cultural de la Universitat de Barcelona, Colombiana de Filosofía (SCF) y del Grupo de investigación
docente e investigadora. Integrante del Taller de Escritura STUDIA en la línea de investigación Filosofía práctica. Áreas
Creativa Relata Guajira durante el 2014 y 2015. Autora del de interés: Teoría Crítica de la sociedad, ética y filosofía de
cuento “Una vez más”, incluido en la Antología Relata 2014. la educación. Actualmente es investigador principal de los
proyectos Las concepciones del maestro sobre la ética y su inci-
dencia en la práctica docente, y Pensamiento crítico y enseñanza
Yojan Murcia Monsalvo de la filosofía, ambos financiados por la Fundación Promigas
(Barranquilla).
Estudiante de filosofía y humanidades (octavo semestre) de
la Universidad del Norte. Ha sido monitor académico de la
clase Cultura contemporánea y género (2017).
Carlos Satizábal Atehortúa
Poeta, actor, director teatral. Profesor asociado de la Uni-
Mónica Gontovnik versidad Nacional de Colombia, allí integra el Centro de
Pensamiento y Acción para las Artes CREA. Activista por
Poeta, bailarina, coreógrafa, directora escénica, performer y la paz. Premio Nacional Poesía Inédita con La Llama Incli-
filósofa. Desde 2004 es docente del Departamento de Hu- nada. Premio Dramaturgia ciudad de Bogotá con Ellas y La
manidades y Filosofía en la Universidad del Norte. Tie- Muerte: Sueño de tres poetas. Premio Iberoamericano Textos
ne un pregrado en Danza de Skidmore University Without dramáticos -CELCIT 40 años- con Ensayo del eterno retorno
Walls. En 1978 creó el Laboratorio de la Danza, su estudio femenino. Premio iberoamericano Pensar a Contracorriente
de experimentación con el movimiento que fue la sede de con Fragilidad y Lejanía (ensayo). Trabaja en la Corporación
Kore Danza Teatro, primer grupo de Danza Teatro fundado Colombiana de Teatro en los Festivales Alternativo y de Mu-
en Colombia en 1982. A partir de una maestría en Estudios jeres en Escena, con Tramaluna Teatro y en los proyectos de
Interdisciplinarios en Arte y Psicología cursada en Naropa memoria poética del conflicto colombiano. Conferencista,
University (2001), trabaja en el campo de las terapias expre- tallerista y lector invitado a universidades, festivales de tea-
sivas y se dedica a hacer intervenciones urbanas con grupos tro y poesía en diversos países. Ha publicado teatro, poesía,
transitorios de artistas y talleres terapéuticos en los cuales crónica y ensayo.
las artes juegan un papel sanador. Se doctora en Estudios
Interdisciplinarios en Artes de Ohio University (2015).
NUEVAS VOCES
Leonardo Verano Gamboa
Henry Pantoja Castellanos
Doctor en Filosofía de la Universidad de Wuppertal (Ale-
mania). Magíster en Filosofía de la Pontificia Universidad Desde muy corta edad se interesó por las distintas artes,
Javeriana (Bogotá). Licenciado en Filosofía y Letras de la pero fue su amor a la literatura, sobre todo, a la poesía y a
Universidad Santo Tomás (Bogotá). Profesor de filosofía del los cuentos de Edgar Allan Poe y Jorge Luis Borges, lo que lo
Departamento de Humanidades y Filosofía de la Universi- llevaron a dedicarse a estos dos géneros. Estudiante de sép-
dad del Norte. Áreas de interés: fenomenología, hermenéuti- timo semestre de sociología en la Universidad del Atlántico.
ca, teoría crítica y estética. Publicaciones recientes: “Tiempo Ha participado y publicado en distintos medios y revistas
corporal y subjetividad en Merleau-Ponty”, Revista de Filo- hispanoamericanas y actualmente es partícipe de un pro-
sofía Aurora. Pontifica Universidad Católica de Paraná, 26 yecto literario que da voz a los nuevos escritores: “El blog de
(38), 243-265; “La experiencia de la palabra como quiasmo”, la Tertulia Literaria”.
Acta Fenomenológica Latinoamericana. Pontificia Universi-
dad Católica del Perú, 65-81.
Daniel Gordillo Ordoñez
Javier Roberto Suárez González Estudiante de Matemáticas de la Universidad del Cauca.
Tiene diplomados en Políticas Públicas de Juventud; Ne-
Candidato a doctor del Instituto de filosofía de la Universi- gocios Ambientales; Neurodidáctica; Etnoeducación y Or-
dad de Antioquia con el proyecto Fundamentos de la Teoría denamiento Territorial Comunitario. Además, cuenta con
Crítica y horizonte ético de la educación en Max Horkheimer. formación complementaria SENA en Contabilidad y Red de
Magíster en educación de la Universidad del Norte. Licen- Territorios por la Paz en Proceso de Paz.
79
Yimaldi Marrero Cabrera
Licenciado en Español y Literatura de la Universidad del At- Consulta la sección NUEVAS VOCES
lántico (2017). Dentro de las líneas de interés se destacan el
cuento, los microcuentos y la novela. Publicó el cuento “In- https://www.uninorte.edu.co/web/huellas
telectuales del balón” en la revista Mariamulata edición N°
14 de diciembre de 2017. En esta edición:
El jardín de la reminiscencia
ARTISTAS INVITADOS Por Henry Pantoja Castellanos
80
81
Huellas
R E V I S TA DE L A U N I V E RS I DA D DE L NORT E
ISSN 0120-2537