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N° 103 | ISSN 0120-2537 | BARRANQUILLA, COLOMBIA | ENERO-DICIEMBRE DE 2018

Huellas
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Huellas
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE
ISSN 0120-2537
http://www.uninorte.edu.co/web/huellas
Barranquilla, Colombia
Ilustración de portada
OFRENDA
Acrílico sobre lienzo
Obra de la artista Bibiana Vélez
©Universidad del Norte, 2018
Director
ADOLFO MEISEL ROCA

Editora
GISELLE MASSARD LOZANO

Consejo editorial
RAMÓN ILLÁN BACCA
JESÚS FERRO BAYONA
PAMELA FLORES
MÓNICA GONTOVNIK
GISELLE MASSARD LOZANO
JUAN MANUEL RUIZ JIMÉNEZ
ZOILA SOTOMAYOR
MARLEM URIBE MARENCO
JORGE VILLALÓN DONOSO

Una realización de
EDITORIAL UNIVERSIDAD DEL NORTE

Editora / Coordinadora editorial


ZOILA SOTOMAYOR

Asistente editorial
FARIDES LUGO ZULETA

Diseñador de textos y portada


JOAQUÍN CAMARGO VALLE

Corrector de textos
EDUARDO FRANCO MARTÍNEZ

Diseñador asesor
MUNIR KHARFAN DE LOS REYES

Colaboraron en esta edición


Ramón Illán Bacca, Carmen Elisa Escobar, Diana Villamizar Abril, Cristina Restrepo
Arango, Ever Mejía, Leopoldo Gómez-Ramírez, María Daniela Charri Campo, Sergio
HUELLAS es miembro de la Asociación de Revistas Culturales Colombianas, ARCCA
Díaz Peinado, Yesid Arturo Torres Rodríguez, Luis Mallarino, Iván Molina Jiménez,
Se autoriza la reproducción citando la fuente. Los conceptos son responsabilidad Caridad Brito Ballesteros, Johan Murcia, Mónica Gontovnik, Leonardo Verano
exclusiva de los autores. Licencia del MinGobierno n.º 001464, ISSN 0120-2537. Gamboa, Javier Roberto Suárez González, Carlos Eduardo Satizabal Atehortúa.
Apartado aéreo 1569, Barranquilla (Colombia). huellas@uninorte.edu.co
Impreso y hecho en Colombia
Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A.S. (Bogotá)
Printed and made in Colombia
Contenido
EDITORIAL
Entre los nadaístas 4
R a mÓn I l l á n Bacc a

Psicoanálisis en el Caribe colombiano:


Una experiencia del litoral (o memoria parcial de una colonizada) 12
Carmen Elisa Escobar M.

De regreso al recuerdo:
Héctor Rojas Herazo y su Rostro en la soledad 20
Diana Villamizar Abril

La música vallenata:
Análisis métrico de su literatura publicada 27
Cristina Restrepo Arango

CRÓNICA
Letanías profanas bendicen nuestro Carnaval 34
Ever Mejía

E N T R E V I S TA
“Postergamos el olvido que seremos”
Entrevista a Héctor Abad Faciolince 41
Leopoldo GÓmez-Ramírez,
María Daniela Charri Campo
y Sergio Díaz Peinado

E N S AY O
Mecánica de la probabilidad literaria 49
Ye s i d A rt u ro To r r e s Ro d r í g u e z

IN MEMORIAM
Nuestra cantora se llamó Edna Guerrero 52
Luis Mallarino

N A R R AT I VA
Marx de los Sargazos 56
I vá n M o l i n a J i m É n e z

Huellas
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE
Vol. 103, enero - diciembre de 2018
Barranquilla (Colombia)
Champiñón 61
Caridad Brito Ballesteros

POESÍA
“El buen poeta” y otros poemas 64
Yo j a n M u r c i a

PERFORMANCE
Rastros de Umbral
(Performance-instalación creado por Mónica Gontovnik) 68
MÓnica GontovniK

NOVEDAD LITERARIA
Pensar el cuerpo 71
Leonardo Verano Gamboa
y J av i e r R o b e r t o S u á r e z G o n z á l e z

RESEÑA
Lucía Estrada: Katábasis o el descenso al jardín de la poesía 74
C a r l o s E d u a r d o S at i z a b a l At e h o r t ú a

COLABORADORES 79

N U E VA S VO C E S
Encuentra esta sección en nuestra versión digital
Huellas

Editorial
La lectura es una pieza fundamental en el proceso de generación de conocimientos.
Por ello, no es fortuito que todo el sistema educativo se fundamente en el desarrollo
de competencias para dominar el lenguaje escrito.

Hoy en día en Colombia, según la Encuesta Nacional de Lectura (EnLec) del Dane, se
consumen 2,9 libros por persona cada año, cifra que aumentó frente a los 2 libros
del 2016 y los 1,9 libros del 2014. Este es el resultado de políticas que han fomentado
la lectura, y que, indiscutiblemente, son esfuerzos que nunca culminan y hacen par-
te de las dinámicas de las sociedades que están comprometidas con su desarrollo.

Por eso, en este editorial de la revista Huellas, queremos celebrar y dejar registro del
nacimiento en el segundo semestre del 2018 del programa “El poder de la lectura”,
una campaña impulsada por el rector Adolfo Meisel Roca. Cada semestre se elegirá
una obra literaria con el propósito de incentivar el hábito de leer, generar discu-
siones académicas en torno a los significados de las obras y hacer de la lectura un
punto de encuentro para toda la comunidad uninorteña.

Líbranos del bien, del escritor caribeño Alonso Sánchez Baute, fue el primer libro
elegido. Esta es una obra que nos ayuda a entender mejor la historia política de la
región Caribe colombiana; por ello, para dar inicio al programa se imprimió una
edición especial, que se agotó en pocas semanas en la librería KM 5; además, 32 de
los 150 libros dispuestos para préstamos en la Biblioteca Karl C. Parrish fueron soli-
citados apenas dos horas después de iniciada la campaña.

Con el ánimo de incentivar entre la comunidad académica de Uninorte el hábito y,


sobre todo, el gusto de leer excelentes obras, la Rectoría espera que el programa “El
poder de la lectura” se fortalezca semestre a semestre, con la convicción de que la
región solo podrá superar sus profundas desigualdades si cuenta con un sistema
educativo de calidad que potencie las capacidades humanas y, definitivamente, la
comprensión lectora es una de ellas.
Huellas

Entre los nadaístas


Por RamÓn Illán Bacca

Ilustración tomada de la revista Nadaísmo 70.

L
a historia, la novela y la biografía se disputan el
Como en un delicioso cuadro arte de narrar la vida. Si quisiéramos citar todas
las fuentes que emplean, podríamos incluir las
impresionista el autor nos entrega su crónicas, las conversaciones de sobremesa (ya casi
aproximación personal a lo que fue el perdidas) o las baladas populares como los viejos va-
llenatos, donde se relata un acontecimiento familiar
Nadaísmo en Colombia. Una carta, un como la seducción de una muchacha quinceañera, ro-
lliza y pizpireta, por algún bronco chofer de camiones.
café, una charla, un gesto difuso, poco a La natural inconformidad de la madre de la chica da
poco, pueblan el lienzo y nos transmiten tema para un buen paseo musical, además, para que
Gabriel García Márquez poetizara el suceso. La chica
la esencia nostálgica de este ejercicio subió entre sábanas al cielo en su novela más famosa.
de la memoria después de décadas. El Google nos indica que el dato histórico es el más bus-
movimiento cultural nadaísta intentó cado, de lejos sigue la novela y, con una gran distan-
cia, la biografía. Se anota que en las autobiografías el
sacudir a una sociedad profundamente personaje central nunca muere, pero es el género que
menos entradas tiene.
conservadora y pacata. ¿En realidad
lo logró? ¿Algo se transformó? Tal vez La historia es respetada, la novela es la más joven y
glamurosa, pues apenas tiene unos cuatro siglos, y la
no del todo, pero no llegar es también biografía es la menos aplaudida, aunque, para Samuel
Johnson, era el género humanístico por excelencia.
el cumplimiento de un destino. Decía, además, que “el buen biógrafo debía buscar lo
único, lo irrepetible, lo inexplicable”. Así, la mención
hecha por Plutarco del brazo caído y arrastrado del
cadáver de César, cuando lo llevaban unos esclavos en
una litera, es única porque se está mencionando uno
de los brazos del hombre más poderoso de su tiempo
que había conquistado un mundo.

4
Antigua Librería Nacional en Barranquilla. Foto del Archivo Histórico del Atlántico.

Aclaro, sin embargo, para ponerme al día, que se ob- “En la prensa de la ciudad se podía
serva en estas fechas que el testimonio, esa fuente de
la historia, concita más interés en el lector medio que leer en grandes titulares ‘Coronación
la novela. de la Virgen de Chiquinquirá
Pero estos recuerdos apretados, como lo que yo inten- ayer en Envigado’ y abajo, en
to decir, ¿dónde encasillarlos?
letras más pequeñas, ‘Gagarin:
Hablar sobre cosas que se vivieron hace más de me-
dio siglo no es fácil. ¿Hasta dónde esos recuerdos son
primer hombre en el espacio’”
ciertos? En la mayoría de los casos, no hay forma de
corroborarlos. Siempre se ha preguntado cómo hizo
Bernal Díaz del Castillo para contarnos con detalles la En Medellín
conquista de México cincuenta años después, cuando
las personas difícilmente recuerdan lo que hicieron No diría que recuerdo claramente el día que los na-
en una tarde de la semana pasada. Sospecho que algu- daístas hicieron su aparición en público. Un grupo
nas historias están emparentadas con la novela más de universitarios estábamos como era habitual en la
de lo que quisiéramos aceptar. esquina de la avenida Junín con la plaza de Bolívar,
entre estos, Luis Antonio Restrepo, Álvaro Tirado Me-
Para esta crónica, me he basado en las dedicatorias de jía, Joffre Peláez y los hermanos Melo, Jorge Orlando
algunos libros de mi biblioteca, en algunas fotos, en y Moisés. Éramos de la Universidad de Antioquia, de
conversaciones con los pocos contemporáneos que me la de Medellín y yo el único de la Bolivariana. En esa
quedan y las tres o cuatro cartas que conservé y que estábamos cuando vimos que venían en fila unos mu-
accidentalmente recuperé. Como se ve, son frágiles chachos de pelo largo (ni tanto si los comparamos con
ayudas para recordar tiempos tan lejanos como son las cabelleras que vinieron después al final de la déca-
los finales de la década del cincuenta y principios de da del sesenta), pero para esa época de uniformidad
la década del sesenta. eso era todo un escándalo. Llevaban en el saco una flor

5
en el ojal. Se detuvieron y fue cuando Gonzalo Arango
leyó en un rollo de papel higiénico su Terrible 13: mani-
fiesto nadaísta, hecho muy conocido que está relatado
en la prensa, en libros de crónicas, en testimonios de
los exnadaístas, en novelas, ensayos, tesis de grado,
etc. Releyendo ese manifiesto, ya no se ve tan “terrible”
y la poesía de Gonzalo en la que habla sobre el “unifor-
me” nadaísta de bluyines y camisas rojas es un premio
al candor. Pero lo que me resulta incomunicable es de-
cirles cómo esas cosas —en la sociedad tan pacata del
momento— resultaban tan escandalosas.

En mis estudios de Derecho en la Pontificia Universi-


dad Bolivariana, uno de mis mayores tropiezos era el
préstamo de libros en la biblioteca. El encargado, un
señor de apellido Rodríguez, ante mi petición de una
obra, consultaba un libro grande que decía “Libros
buenos y malos”, así no más. Después me he pregun-
tado si era el libro del padre Pablo Ladrón de Guevara
Novelistas malos y buenos (1910). Pero este era un libro
más voluminoso y después, en vano, he tratado de
conseguirlo por curiosidad. Con frecuencia, rechaza-
ban la obra pedida por mí, por considerar que yo, a
mis diecinueve años, no tenía “un espíritu bien forma-
do”.
“Postales intervenidas” del colectivo artístico venezolano
En la Biblioteca Pública Piloto de la época no conse-
El techo de la ballena (1967). Foto de la revista Caiana.
guía los libros de Marcel Proust ni de Sartre, ni de esos
autores que estaba buscando, pero sí estaban los es-
tantes llenos de los discursos del Benefactor Leónidas
Trujillo, en muchos tomos donados por la Embajada página 32 que era donde se ponía el sello de la bibliote-
de la República Dominicana. Aun en los comienzos del ca y significaba que no había sido devuelto.
Frente Nacional alcancé a ver cómo retiraba la policía
de los estantes de una feria del libro Sexus, de Henry Nuestro grupo de amigos (no debo darle el calificativo
Miller, en una traducción de Alberto Upegui Benítez de grupo en mayúscula porque no lo era) salía en este
y en una edición muy pobre. Miller era un autor de año de una sorpresa para caer en otra.
los llamados “malditos”, del que solo conocía una co-
pia hecha a máquina de escribir de Trópico de Cáncer, No estuve presente y me hubiera horrorizado de haber
que me prestó el escritor nadaísta Humberto Navarro, visto la quemazón de libros hecha por los nadaístas.
alias “Cachifo”. Mis fuentes sobre lo que ocurrió son La novela de Ama-
riles, de Joffre Peláez; la biografía Darío Lemos: cuando
En la prensa de la ciudad, se podía leer en grandes ti- el poeta muere, de Víctor Bustamante; y el testimonio
tulares “Coronación de la Virgen de Chiquinquirá ayer de mi amigo, el corrector de estilo, Elkin Gómez. En
en Envigado” y abajo, en letras más pequeñas, “Gaga- la lista de los libros quemados, estaban muchos de
rin: primer hombre en el espacio”. mis autores preferidos en esa época: Thomas Mann,
François Mauriac, George Bernanos, George Bernard
No tengo claro qué tanta filosofía leíamos, pero lo que Shaw, G. K. Chesterton, Giovanni Papini y André Mau-
sí recuerdo es que alguien estaba leyéndose La deca- rois (ahora olvidado, pero de quien yo adoré sus bio-
dencia de Occidente, de Osvaldo Spengler, porque ese grafías de Benjamin Disraeli y Lord Byron). Nunca
volumen estuvo rodando por las mesas del bar Me- pude entender esa quemazón, a pesar de que su sim-
tropol, con toda clase de comentarios a cuál más deli- bolismo me lo trató de explicar años después Hum-
rante. Después, Guillermo Trujillo, que trabajaba en la berto Navarro en su pequeño apartamento de Bogotá,
Biblioteca Pública Piloto, lo reclamó, pues le faltaba la

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mientras sentíamos atareada a Graciela, su mujer, y
dando vueltas a “Periquito”, su pequeño hijo. Yo alega-
ba que después de una fuerte censura durante la déca-
da del cincuenta, ¿por qué, cuando se había abierto la
“A diferencia de los grupos de las
puerta a la libre lectura, ellos habían quemado libros? otras ciudades, que recibían consignas
Para esas fechas, yo estaba inmerso en la lectura de
los novelistas católicos: de Graham Greene, El revés epistolares de Gonzalo Arango, o que
de la trama, El poder y la gloria; de George Bernanos,
Diálogos de Carmelitas; de François Mauriac, Nudo de
formaban debates entre sí, nada de eso
víboras; y de Giovanni Papini, El libro negro. Trataba de sucedió con el grupo barranquillero”
consolidar mi fe que tambaleaba. Nunca he olvidado
estos libros y he releído algunos.

También estaban las llamadas Bildungsroman o no-


velas de formación como Los Buddenbrook: decadencia
de una familia y la Montaña mágica de Thomas Mann.
Esta última la leí en el mejor escenario posible: en Gi-
rocasaca, una finca en la Sierra Nevada de Santa Mar-
ta, donde divisaba las nieves perpetuas de la Horqueta,
el punto más alto de la montaña.

Antonio Restrepo me facilitó Juan Cristóbal, de Romain


Rolland, una biografía novelada de Beethoven, un vo-
lumen inmenso que cargué durante mucho tiempo
en una mochila, cuando aún no estaban de moda las
mochilas y, por eso, siempre despertaba la curiosidad
en Medellín. Pero lo que me tenía más atrapado fue la
lectura de Hermann Hesse. El nadaísta caleño, Elmo
Valencia, que venía de los Estados Unidos, se nos pre-
sentó con una variante llamada el nadaísmo zen y nos
recomendaba a Hesse.

Tengo claro la lectura de Demian por primera vez. Fue


un libro que me regaló el ahora historiador y político
Álvaro Tirado Mejía en ese Medellín de principios de
la década del sesenta y recuerdo esta lectura porque
todos los del grupo de universitarios lo leímos, pasó
de mano en mano y, si de algo no tenía duda en mis
recuerdos, era que Hesse fue uno de los más leídos por
nosotros en ese momento.

Un poeta místico, al verme en los pasillos de la facul-


tad llevar bajo el brazo los libros de Hesse y Los demo-
nios de Loudun, de Aldous Huxley, me dijo sentencio-
so: “¡Veo que llevas malos pasos en tus lecturas!”. No
era tranquilizador el mensaje y fue premonitorio. En Portada del segundo número de la revista Crononauta (1964).
ese 1960, cuando mis amigos y yo devorábamos todas
las noticias de Fidel Castro y la revolución en Cuba,
nos peleábamos los ejemplares de Escucha, yanqui, de
Wright Mills, y Los condenados de la tierra, de Frantz
Fanon, me llegó el rayo: “Vuelve a casa, debes estudiar
cerca, hay enfermos en la familia”.

7
En Barranquilla
Regresé a la Costa en un camión de transportes y, en
una vuelta del camino, tiré mis zapatos por la venta- “Hablar sobre cosas que se vivieron hace
nilla para sentirme completamente liberado (un gesto
que todos los amigos calificaron de nadaísta). Mi re-
más de medio siglo no es fácil. ¿Hasta
greso no era en modo alguno de un vencedor. dónde esos recuerdos son ciertos?”
En Barranquilla el nadaísmo no era un círculo belige-
rante, como en Medellín o Cali. Parecía ser más bien
un pretexto para hacer unas cuantas fiestas muy mo-
vidas. La figura más conocida que se hacía llamar “na- muerto, y muchos de los que en su adolescencia posa-
daísta” era Álvaro Medina, que en esa época firmaba ron de nadaístas ya habían dejado de serlo.
sus artículos y cuentos con el seudónimo de “José Ja-
vier Jorge”. Otros representantes del movimiento eran Es importante notar la absoluta orfandad literaria en
los pintores Álvaro Barrios y Norman Mejía. que se vivía en la década del sesenta. El llamado Gru-
po de Barranquilla se había disgregado. Su vehículo,
En 1961, los nadaístas en Barranquilla no alcanzaban el magazín literario-deportivo, Crónica su mejor “week-
a conformar ni siquiera la noticia de su existencia. A end”, se había terminado diez años atrás, y algunos
diferencia de las otras ciudades, el movimiento era in- de sus miembros se encontraban en otras ciudades
tegrado por jóvenes universitarios, que por definición y otros países. No había ninguna revista literaria en
son de clase media establecida. El escándalo no se dio. toda la costa norte del país, y las páginas editoriales
Las posturas de irrespeto a la religión ni siquiera se de los periódicos no se abrieron a estos nuevos auto-
pensaron. Era algo incompatible con la idiosincrasia res. Solo después de mucho rastrear, me fue posible
barranquillera. encontrar algunos artículos de Álvaro Medina, algu-
nos poemas de Noel Cruz y los primeros cuentos de
Así las cosas, rastrear la vida de ese movimiento en Alberto Duque. En esos años, los tres se definían como
esa ciudad solo es posible mediante la búsqueda de nadaístas, actitud que posteriormente abandonaron.
sus expresiones literarias y pictóricas. Estas también
son paupérrimas. Pero en sus escritos no hay esa mezcla de existen-
cialismo, surrealismo, actitudes de beatnik y fríjoles
Barrios jugó por unos años con el motete de “nadaísta” antioqueños que caracterizaba el movimiento en el
y así colaboró con algunas ilustraciones en el Corno interior. El cuento de Alberto Duque “Danza Húngara
Emplumado, revista publicada en México con cierta Número Cinco”, ganador de un concurso en Cartage-
orientación pro-beatnik. También ilustró la portada de na, o “Los muchachos”, de Álvaro Medina, ganador de
La invención de la uva, un libro de poemas de Eduardo un concurso Riopaila, no tienen nada en común; ni
Escobar. De igual forma, Norman Mejía hizo alguna tampoco muestran la carga de desesperanza que, en
profesión de fe nadaísta. En 1965, ganó el Premio del cierta forma, es lo que identifica a lo que llamaríamos
XVII Salón de Artistas Colombianos con el cuadro La “textos nadaístas”.
horrible mujer castigadora. Tal vez la más entusiasta del
movimiento fue la pintora Delfina Bernal, cuya casa A diferencia de los grupos de las otras ciudades, que
era el cuartel general. recibían consignas epistolares de Gonzalo Arango, o
que formaban debates entre sí, nada de eso sucedió
¿Fue en la literatura donde el nadaísmo se manifestó con el grupo barranquillero. Grupo, además, impreci-
más claramente? Es difícil contestar a esta pregunta, so, pues sus miembros no eran estables. La forma de
por la sencilla razón de que en ningún momento hubo presencia del movimiento en Barranquilla era la visita
un vehículo literario en la ciudad durante todo este de alguno de los miembros más conocidos del grupo
periodo. En toda la década del sesenta, Barranquilla de Medellín o Cali, también cuando alguna persona-
no tuvo un suplemento literario, ni siquiera un pro- lidad literaria internacional, con aura de vanguardis-
grama cultural por la radio, donde los jóvenes escri- mo, como la poetisa peruana Raquel Jodorowsky, se
tores pudieran expresarse. Solo en 1973 se publicó el daba una vuelta por estos lados.
Suplemento del Caribe, cuando el nadaísmo ya estaba

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Para esta década, el punto de reunión era la Librería
Nacional, donde la crema de la intelectualidad local
pasaba largas horas en la heladería, tomando té helado
y hablando de libros. Allí era donde veía a Julio Roca,
en ese entonces jefe de redacción del Diario del Cari-
be. Él fue la primera persona que me aconsejó que no
comprara El mono blanco, una novela de John Galswor-
thy, sino que leyera autores latinoamericanos. Tam-
bién era el lugar donde se cocinaban todos los chismes
literarios del momento. Así fue que supe del escándalo
por un recital de Alberto Vides y Arístides Charris (“el
monje incendiario”) en el Centro Colombo-Americano.
Y de cómo Rosita Marrero, alias “Nakonia”, y José Ra-
fael Hernández, al pretender presentarse disfrazados
de fantasmas en una fiesta “nadaísta”, se metieron en
un solar al lado de la casa donde se daba la fiesta para
ponerse las sábanas y lo que lograron fue que los ve-
cinos asustados llamaran a la policía. “Los fantasmas”
entraron corriendo en la fiesta, en medio de las sire-
nas del radiopatrulla que buscó infructuosamente por
los alrededores.

Las visitas de Gonzalo Arango reunían al mundillo


cultural. Algunas de ellas las contó el escritor en su
columna de Cromos.

El nadaísmo en Barranquilla se acabó por inanición,


lo que alcancé a percibir, sin embargo, fue un hecho Obra “Pedazos de playa” (1966) de la pintora
interesante y anecdótico: la visita del poeta soviético Delfina Bernal, acrílico sobre tela. Foto de Colarte.
Eugeni Evtuchenko, en 1968. (Él era “oso” para Gonza-
lo Arango y, a su vez, el antioqueño era “colibrí” para
el soviético). Los periódicos de esos días informaban A pesar de que X-504, ahora Jaime Jaramillo Escobar,
sobre el carnaval de Rocío 1ª, así que el poeta pudo, sin y Amílkar Osorio vivieron en la ciudad algunos años,
ser notado, bailar alegremente en el barrio San José, eso no se tradujo en una mayor presencia del nadaís-
mientras en la cabeza lucía una peluca hecha con cin- mo en Barranquilla.
tas de máquinas de escribir. No se conocen las impre-
siones del poeta ruso sobre Barranquilla, pues nunca Una vez, en la calle 72, tomándome un glorioso sifón
las escribió. Gonzalo Arango le había dado un docto- al mediodía con un sol a todo dar en compañía de
rado honoris causa en nadaísmo a Evtuchenko, en su Amílcar Osorio, este, sincerándose, me dijo: “¿Sabes
afán de conectar el movimiento a otros similares del por qué fundé el nadaísmo? Para tratar de escapar a
exterior, como los ligados a El Techo de la Ballena, de un medio como el nuestro, donde hay que hacer un
Caracas, o El Corno Emplumado, de México. máximo esfuerzo para conseguir un mínimo de pla-
cer”.
Esos efluvios extranjeros en la ciudad se manifesta-
ban a través de las revistas que llegaban a la Librería
Nacional, y que se agotaban con mucha rapidez. Tam- En Bogotá
bién llegaba Crononauta, un magazín dirigido por Ale-
jandro Jodorowsky. En 1962, fui a terminar Derecho en la Universidad
Libre de Bogotá y me encontré de nuevo con Anto-
Para finales de la década, los nadaístas locales se ha- nio Restrepo, Clara Balcázar y Julio Galofre, quienes,
bían transformado en gente muy respetable. Los que después de haber participado en una huelga de los
venían atrás eran “jipis”, con música de rock al fondo. alumnos de la Universidad de Medellín, pasaron a la

9
“En Barranquilla el nadaísmo no
era un círculo beligerante, como
en Medellín o Cali. Parecía ser más
bien un pretexto para hacer unas
cuantas fiestas muy movidas”

Universidad Externado de Colombia. También se ha-


bía ido a la capital la almendra del nadaísmo: Gonzalo
Arango, Amílcar Osorio, Humberto Navarro, Luis Da-
río González, Eduardo Escobar y otros.

En esa época, estuve muy unido a Antonio Restrepo


(posteriormente muy conocido como “Toño el viejo”).
El lugar de encuentro era El Cisne, un rendezvous de
periodistas de toda laya, de actores de televisión y tea-
tro (casi siempre los mismos), de viejos gaitanistas que
repartían un periódico en mimeógrafo, los nadaístas
en plan de conquistar la urbe, militantes del MOEC
(Movimiento Obrero Estudiantil Colombiano) y direc-
tores de periódicos fantasmales. “Te voy a aniquilar en Portada de la revista El corno emplumado, julio de 1968.
mi próximo editorial” le oí decir a uno de ellos a otro
de su misma especie. También iba todo el Olimpo cul-
tural. la hora de “los escritores plebeyos”. Para colaborar en
los periódicos de la “gran prensa” (léase El Tiempo y El
Alguna vez Antonio y yo mirábamos muy curiosos la Espectador), ya no se necesitaba tener apellidos cono-
llegada de una bella mujer, esposa de un ministro y cidos o ser dueño de propiedades en la sabana de Bo-
dueña de una galería de arte. Se sentó en la mesa don- gotá. El “gran plebeyo” era García Márquez (aunque él
de estaban Marta Traba, Alejandro Obregón, Enrique había entrado en forma convencional como periodis-
Grau y Hernán Díaz. Mientras los observaba, pensé ta de planta), pero los otros plebeyos que habían logra-
que daría un brazo por estar allí. do que les publicaran habían tenido como fuerza de
choque a los nadaístas y ellos, a pesar de ser un movi-
“Si esa no es la gloria, entonces, ¿qué es la gloria?”, le miento de la contracultura, se habían hecho presentes
dije al vecino de mesa. y con mucha fuerza en la gran prensa. Su gran aliado
había sido el director del suplemento de El Espectador
Antonio en ese momento estaba influido por los grie- Gonzalo González, alias “Gog”, un periodista costeño.
gos. Estaba leyendo los trágicos y me citó una frase de La tesis dio mucho golpe y fue muy comentada entre
Hécuba en las Troyanas, de Eurípides: “En lo sucesivo los contertulios de El Cisne.
no digas que nadie es dichoso antes de que haya muer-
to”. El mundo a nuestro alrededor estaba en el clímax de
la Guerra Fría. Cuba era una isla socialista en medio
Tiene más fuerza en mis recuerdos una conversación de un mar capitalista y en octubre de 1962 llegamos al
que sostuve con Antonio y el intelectual barranquille- borde de la guerra nuclear.
ro Carlos Jota María. Primero se habló de un polémico
escrito en la revista Mito sobre la situación del escri- Pero en nuestras largas caminatas por la carrera 7, en
tor en el país. Carlos Jota nos dijo que había llegado aquellos tiempos transitables, nuestras conversacio-

10
Álvaro Barrios, Delfina Bernal, Eduardo Escobar
y Jaime Jaramillo Escobar - X504, vendiendo
libros de poesía en la entrada del Hotel El Prado,
Barranquilla, 1966. Foto de revista Cromos.

Portada de la revista dirigida por


Gonzalo Arango: Nadaísmo 70.

nes permanentes eran sobre revolución, cine y sexo.


A las preguntas pesimistas que nos hacíamos, yo siem-
pre tenía a flor de labio unos versos que me había di-
cho Cachifo y que yo después memoricé para siempre
(después supe que eran de Li Po):
Si tengo un buen vino,
Un barco y el amor de una hermosa joven
¿Por qué debo envidiar a los dioses?

No sé dónde estaba el barco y el vino no era tan común


como ahora, pero teníamos veintidós años y el mundo
era nuestro, aunque sabíamos que en gran parte era
malvado. cuatro. Yo elegí ir a La Guajira a hacer mi año rural
como juez promiscuo municipal.
Cuando murió el poeta y director de la revista Mito,
Jorge Gaitán Durán, en un accidente de aviación, An- Duré un cuarto de siglo para reencontrarme con An-
tonio y yo estábamos en el café Excélsior en compañía tonio. Le escribí una carta cuando después de una se-
de Consuelo, una íntima amiga del poeta. Al correr la mana de estar en Marayamana, una ranchería en el
noticia, la muchacha me abrazó y empezó a dar ala- desierto y donde no entraba la señal de mi radio de
ridos. No sé cómo logré desprenderme y que Antonio pilas, supe la muerte de John F. Kennedy. Allí entendí
lograra que una amiga la acompañara a tomar un lo que era estar en el fin del mundo. Nunca envié la
taxi. La revista Mito murió con él, sin embargo, salió carta, pues consideré que eran dos universos tan leja-
un número póstumo dedicado a los nadaístas que no nos en los que vivíamos que las palabras eran pálidas
convenció. para expresar lo que quería decir.

Piotr Demiánovich Ouspenski, un mistagogo ruso, En mis despedidas, siempre había recurrido a la frase
dice cosas parecidas a algo como que en el hilo de la pronunciada por Casio en Julio César, de Shakespeare:
vida hay nudos cada cierto tramo. Se abren cuatro po- “Esto es un adiós, pero si nos volvemos a ver recíbeme
sibilidades. Se elige una, las demás quedan aguardan- con una sonrisa”. Años después, al encontrarnos de
do. Si tuviéramos vidas paralelas podríamos elegir las nuevo, Antonio sonrió.

11
Huellas

Psicoanálisis en el Caribe colombiano:


Una experiencia del litoral (o memoria parcial de una colonizada)1
Por Carmen Elisa Escobar M.

I Encuentro Internacional de Psicoanálisis y cultura.


Septiembre 8 al 10 de 1994 en Cartagena.

El Círculo Psicoanalítico del Caribe pronto cumplirá tres décadas de permanente


actividad. Hecho que sorprende ante la aparente fugacidad de las empresas
intelectuales del Caribe colombiano. Este grupo, antropófago, ha pasado todos
estos años, desde su orilla, intentando nombrarse, pensarse y pensar al Otro desde
lenguas doblemente extranjeras: Freud y Lacan, principalmente. Este texto es una
presentación sensata y sucinta de la vida de un grupo en constante fluctuar entre
la colonización y las encrucijadas decoloniales del pensamiento del litoral.

Q
uiero hablar en esta ocasión, y por primera vez, Esto lo reafirma Benítez (1989) en su mapeo del Caribe:
de un caso inédito en el Caribe colombiano: la “Las proposiciones de crimen y castigo, la bolsa o la
existencia e insistencia de una institución psi- vida, de patria o muerte no tienen nada que ver con
coanalítica fundada en 1991, orientada por las ense- la cultura del Caribe” (p. 21) y, por esto, la noción del
ñanzas de Freud y de Lacan, que continúa, no sin sor- apocalipsis no estaría en su cultura.
presa para los que consideran que nada está destina-
do a perdurar en el Caribe. Menos el psicoanálisis, un En otra vertiente de este tipo de concepciones puede
discurso que quizá privilegia la dimensión trágica de considerarse que el psicoanálisis se quedaría corto
la existencia y del deseo humano, y que parece incom- para entender la exuberancia de la realidad caribeña
patible con aquella expresión con la que un profesor colombiana, lo que llevaría al mismo escritor men-
universitario2 describiera la posición vital del escritor cionado a gritar, a través de uno de sus personajes:
caribeño Ramón Illán Bacca: “Ramón hace esfuerzos “¡Freud, a ti lo que te faltó fue trópico!”3. En pocas pa-
ingentes por nadar en la superficie”. Las honduras labras, Freud y trópico constituyen una relación im-
pueden no ser bien recibidas en la “Costa”, pero no posible.
siempre en el psicoanálisis se trata de profundidades.
La ligereza y el juego suelen estar al servicio de la re- En realidad, el psicoanálisis tuvo un temprano y fuer-
moción de certezas y de dogmas. te impacto en las Américas, sobre todo en los Estados

12
Unidos, Argentina y Brasil, especialmente en los círcu-
los médicos e intelectuales de otros países tan ávidos
de todo lo europeo, con diferentes repercusiones, por
supuesto. Paradójicamente, el éxito del psicoanálisis
“Las honduras pueden no ser
en Norteamérica nunca dejó de preocuparle a Freud. bien recibidas en la ‘Costa’, pero
América Latina, específicamente Argentina, ha lleva-
do a Lacan por el mundo. Oscar Massota, por ejemplo, no siempre en el psicoanálisis
presentó en Barcelona al total desconocido que era La-
can para España y, sin embargo, su vecino.
se trata de profundidades”
En cuanto a Colombia, en la década de los veinte,
hubo un primer “psicoanalizado” en Europa: Antonio respondimos inmediatamente, pues llegaba en un mo-
José Sánchez4, en 1928, quien publicó un artículo en mento de preguntas fuertes tanto en el plano personal
la revista Cromos. Y también un costeño, José Fran- como en la práctica clínica. Algunos buscábamos un
cisco Socarrás, quien, en 1930, obtuvo su título de saber potente, estructural, pero que al mismo tiempo
médico en la Universidad Nacional de Colombia con agujereara el saber psicológico profesional que ya pa-
una tesis que versó sobre Los principios fundamentales recía muy débil en su pretendida capacidad de expli-
del psicoanálisis, que resultó ser el primer libro sobre carlo todo.
psicoanálisis en Colombia. Socarrás tuvo la osadía de
publicar un perfil psicopatológico del líder de derecha Donde nadie se había preocupado mucho por hablar o
Laureano Gómez, titulado Psicoanálisis de un resentido, leer alemán para entender a Freud, Lacan nos puso en
para mostrar que este representaba una forma especí- jaque con la lengua. Por un lado, su hermetismo y su
fica de perversión de la violencia en Colombia (Jerez, estilo. Por el otro, el idioma de los lacanianos. Aquella
2004). En un momento de rica producción académica jerga circulaba en fotocopias de espanto, casi ilegibles,
en el centro del país, Socarrás, como tantos otros en el y eran muy franco-argentinas. Nadie hablaba francés
mundo psicoanalítico, quería extender el psicoanáli- y apenas alguno conocía una segunda lengua, como
sis fuera de la frontera de la clínica y hasta pretendía era usual en Colombia. Pero la dificultad no era solo
con su libro ofrecer una especie de terapia social. Hoy, de idioma, por supuesto, sino de cómo incorporar esa
la imagen de un costeño proveniente de una provincia lengua extranjera que, por otra parte, nos decía tanto,
olvidada introduciendo a Freud en el centro de la alta resonaba tanto, aun en la extrema dificultad, como si
cultura colombiana, que aspiraba a ser tan europea, fuera la portadora de una llave, como movidos por un
recobra su valor. deseo de estar despiertos. Por eso, un subtítulo posible
para este escrito podría ser “Memoria parcial de una
Unos años antes, frente a la inminencia de la Segunda colonizada”.
Guerra Mundial, cuando una parte del mundo le ten-
día una mano de acogida, el profesor Freud fue invita- Frente a esta situación estábamos divididas (hablaré
do a instalarse en Barranquilla por el médico Enrique en femenino de aquí en adelante porque fuimos una
Llamas, con quien sostenía un intercambio epistolar. “aplastante” mayoría de mujeres durante mucho tiem-
po, aunque me veo obligada a hablar en pasado porque
Barranquilla era por entonces una pequeña ciudad la situación es diferente ahora). Divididas cada una en
pacífica y de brazos abiertos al extranjero en la que re- sí misma, por supuesto, pero también entre, por un
sidía, unos diez años después, la mitad de la población lado, aquellas que lamentaban no tener la formación
extranjera de Colombia; ávida de palabras extranje- ni la lengua para comprender a Lacan, para penetrar
ras, de modismos y jergas, que incorporaba sin aten- y descifrar ese discurso que ofrecía y abría una nueva
der a los gramáticos (Illán, 2007). manera de pensarlo casi todo, pero en el mismo mo-
vimiento descompletando el Todo, y entonces reina-
Las ideas de Lacan arribaron a Cartagena y a Barran- ba la angustia, la prisa, la añoranza de estar del otro
quilla a finales de la década de los ochenta, pero ya el lado, en la otra orilla, la del colonizador indiferente.
psicoanálisis estaba en ebullición (vía Argentina, Me- Por otro lado, estaban aquellas que querían demoler
dellín y Bogotá). La psicoanalista italiano-argentina esa lengua otra que es Lacan en lacaniano; traducir-
Eva Gerace propuso la fundación del hoy Círculo Psi- lo, criollizarlo, cogerlo por el pescuezo y obtener así lo
coanalítico del Caribe a personas de distintas proce- mejor que pudiese ofrecer.
dencias profesionales y regionales, invitación a la que

13
Sesión clínica en el marco
del I Encuentro Internacional
de Psicoanálisis y cultura. De
izquierda a derecha: María
Victoria Rendón, Carmen
Elisa Escobar, Karina
García, Isidoro Vegh, Eva
Gerace y Cirit Mateus.

Hay cartas dirigidas a Freud y a Lacan de 1993, escritas algo de eso, un psicoanálisis de imitación. En medio
por una cartagenera de nombre francés5, experta en de esta división que, por supuesto, nunca es sin restos,
ópera. Llenas de candor, hablándole de tú a tú a Freud también están los que se rindieron en el camino.
en buen estilo caribeño, pidiendo, acusando jocosa-
mente al psicoanálisis de haber llegado a deformar la Decir que se intentaba traducir lo que venía de fuera
lectura de las cosas simples, de convulsionar, de tras- a un lenguaje propio ya es suficientemente problemá-
tornar la vida de los colombianos y sin que pudiese tico. ¿Qué era lo propio? He ahí la vía y el desvío al
saberse con certeza qué quería decir esa jeringonza. mismo tiempo. Lo propio no se da sin una alteridad
En un acto de irreverencia hacia el extranjero, pero radical. Hay una Cosa extranjera siempre en el “inte-
también de burla frente a la cultura local, nombraba rior”. En la lengua que es causa nuestra no hay nada
las candidatas al reinado de belleza (así celebraba Car- que nos asegure la identidad, no hay algo que pueda
tagena la independencia) con conceptos psicoanalíti- ser garantía de nuestra identidad y, sin embargo, nada
cos (por ejemplo, señorita Rasga Unaria). Y en medio con relación a una identidad puede prescindir de la
del horror absoluto de las bombas de Pablo Escobar, lengua. Algo está claro en psicoanálisis: ni en la propia
mostraba la paradoja entre el refinado cartel propues- lengua estamos resguardados, la lengua que constitu-
to por Lacan y el colombiano “cartel” de narcotráfico. ye el inconsciente es siempre una lengua extranjera.
En primera instancia, habíamos elegido llamarnos
“Carteles psicoanalíticos del Litoral Caribe”, haciendo Nuestro aparente monolingüismo no nos dejó en el
caso omiso de la ambigüedad del término. Muy pron- impedimento, por mucho que remar en la orilla sea
to, y en la urgencia, el nombre resultó inapropiado una metáfora bastante fiel de nuestra labor. Por eso,
y entonces se inició la primera discusión en torno a tiene tanta resonancia lacaniana Monolingüismo del
este. Qué nombre convendría a nuestra forma de aso- otro, de Derrida (2009), aunque su contexto sea la colo-
ciación fue un malestar que nos acompañó un buen nia francesa frente a la lengua oficial. Allí señala que
tiempo hasta que el uso y el reconocimiento del entor- no se habla más que una lengua, aunque no se la posee
no acabaron imponiéndolo. en la medida en que nos fue dada. Pero también afirma
que nunca se habla una sola lengua. Y en esa relación
Había una especie de acuerdo inicial frente a los tex- extranjera, parásita, aparece la paradoja que enuncia
tos de Lacan: dejarnos tocar por las palabras bajo la así: “Sí, no tengo más que una lengua, ahora bien, no
convicción de que un mecanismo íntimo, inconscien- es la mía”. Las lenguas particularizan la universalidad
te, se haría cargo de la asimilación esperada. En todo del lenguaje. Lacan (1998) inventa el término lalengua
caso, no queríamos, aunque fue inevitable atravesar para señalar que el inconsciente es un saber que se ar-

14
pestad o los tiempos de penuria. No del todo, ya que
siempre hubo resonancia en un público, siempre al-
“Donde nadie se había preocupado guien respondió a las convocatorias, y a veces en gran
número. Podría responderse recurriendo a la singula-
mucho por hablar o leer alemán ridad de los cuatro gatos o gatas que nos reunimos o a
la insistencia de un deseo indestructible (pero ¿deseo
para entender a Freud, Lacan nos de qué?, ¿deseo de durar?), recurriendo a una especie
puso en jaque con la lengua” de fe en el psicoanálisis. O responder simplemente
que se trató de un feliz encuentro y, en ese sentido,
una experiencia única. Pero preferiría pensar que hay
algo muy compatible entre Lacan y la solución “orille-
ra”, para utilizar la expresión con la que Beatriz Sarlo
ticula con [por] lalengua, que a la vez es un nudo entre presentó al Borges de los comienzos, mostrando cómo
el inconsciente y el cuerpo que habla, que goza. trabajó con todos los sentidos de la palabra orillas
(margen, filo, límite, costa, playa) para construir un
En todo caso, nos movíamos entre alienación y sepa- ideologema. En “El etnógrafo”, la frontera no es solo la
ración intentando desacralizar al Otro, humanizarlo, marca de un lugar antropológico, sino que es también
desposeerlo de su poder y preguntarle: “¿Por qué debo un límite interno, que muestra el fracaso melancólico
atender lo que me dices?”. Se trataba, pues, de que hu- de una aventura intelectual que busca la totalización
biese razones para hacer válida esa intrusión. y la armonía imposible (Moraña, 2003).
Han transcurrido veintiséis años: ¿cómo fue que dura- En un escrito de hace algunos años, Le Gaufey (2013)
mos? No creo que pueda explicarse por inercia, o por planteó que el psicoanálisis sostiene enunciados uni-
una suerte de balanza natural: mientras unas desfalle- versales que atraviesan lenguas y culturas y que, más
cen, otras sostienen. Tampoco es el caso de quienes se allá de que las imposiciones lingüísticas y culturales
aferran unas a otras, con fuerza, para aguantar la tem-

Fernando Charry Lara (1920-2004)

VI Encuentro internacional de psicoanálisis. Seminario: “La aporía del caso”. Agosto 30 y 31 de 2004 en Cartagena. El invitado especial
fue el psicoanalista francés Guy Le Gaufey. Aspecto de una conferencia que dictara en la Alianza Francesa de Cartagena.

15
“Hay algo muy compatible entre
Lacan y la solución ‘orillera’”

produzcan modificaciones en la práctica analítica y


en la teoría, conviene tener en cuenta “el estilo del ges-
to que declararía querer acomodar el psicoanálisis en
el terreno cultural” (p. 328). Se daría bajo dos modali-
dades: i) un proyecto global, globalizante, deliberado,
que apunta a apropiarse del psicoanálisis como un
todo orgánico, entonces las dificultades se hacen sen-
tir; ii) “invariantes estructurales”, en las que se podría
obtener el mínimo que identifica un saber y que siem-
pre se pone en relación con una autoridad suprema.

Creo que cabe aquí recordar el lamento del psicoana-


lista antillano, Guillaume Suréna, sobre el efecto nega-
tivo que produjo la crítica de Fanon, entre otros, al psi-
coanálisis en las Antillas francesas, casi un rechazo a
su recepción. Aun cuando Fanon se valió de conceptos
psicoanalíticos para entender los efectos subjetivos de
la colonización, tanto en el colonizado como en el co-
lonizador, no aceptó la psicologización de la situación.

Pero este Caribe está separado en varios sentidos del


Caribe antillano6, si tenemos en cuenta algunos cri-
terios utilizados para la definición de Caribe. Es tierra
firme (salvo San Andrés y Providencia y Santa Catali-
na), aunque la imagen quizá más precisa sea la creada
por Abello (2015): es (era) una isla encallada, un pedazo
de tierra flotante que tropezó con el suelo colombiano
y quedó allí mirando al frente, al horizonte. Pero enca-
llada también por su rezago respecto del interior del
país en términos sociales. Sin embargo, es la región
colombiana más estudiada y ha habido un fuerte tra-
bajo que gestiona el reconocimiento del Caribe conti-
nental y, por tanto, de Colombia como país del Caribe.
El Premio Nobel de Literatura de García Márquez fue
decisivo en el reconocimiento de una Colombia que no
fuera solamente andina.
Noticia en El Universal a propósito de la jornada:
“Propiciando el psicoanálisis” en septiembre de 1993.
Con alguna frecuencia alguien pregunta qué hacemos
pensando nuestros problemas con categorías tan aje-
nas. Discusión vieja en el campo del saber y de la crea-
ción literaria. Como había señalado Retamar, los tex-
tos latinoamericanos han hecho un uso antropófago

16
de las corrientes literarias europeas y sus rasgos (Ra-
mírez, 2014). Y podríamos incluir el psicoanálisis allí.

Hoy, hay una especie de glamour en incluir el adjeti-


vo caribeño. Ahora bien, responder qué es el Caribe
tiene una función análoga a responder qué es una
mujer o qué es un hombre. No hay definición justa, a
lo sumo se procederá a una elección poética de parti-
cularidades flotantes que no pueden imponerse como
propiedades universales (un singular que se eleva al
universal)7, pero que valen como preguntas: ¿Hay un
modo caribeño de ser y de habitar el psicoanálisis? La
vía parece estar en desmarcarse de una perspectiva
folclorista que, como dice el investigador Luis Carlos
Rincón (comunicación personal, 9 de noviembre de
2017) está ligada a una proyección nostálgica, racista
y reaccionaria. Por eso, es interesante la propuesta de
no limitar el Caribe a lo geográfico, sino considerarlo
como un punto relacional, una especie de vórtice que
une a Europa, África y las Américas, como plantea Gil-
roy (1993). Y es válida la pregunta de Mignolo y otros,
puesta en relieve por Ramírez (2014), sobre cómo dar
cuenta de lo específico sin pretender revelarlo, sin es-
tabilizarlo, sin esencializarlo. No se puede homogenei-
zar el Caribe. No hay esencia caribeña y, sin embargo…
hay algo, hay diferencia. Por esto, Benítez (1989, p. 392)
prefiere hablar de criollización, es decir, nada estable.

El Círculo Psicoanalítico del Caribe ha sido un lugar


de risas y de luz, abierto a todos, pero solo hasta un
umbral (no todo es colonizable, ni en uno ni en el
Otro), de búsqueda incesante del nombre que convie-
ne a esa forma particular de ser y de estar en el mun-
do psicoanalítico, de dificultad para el escrito, lo que
posibilitaría que no todo fuese inasible, y de allí a la
publicación. Ha sido un esfuerzo de cómo escribir en
nombre propio, en su lalengua. Salta a la vista la resis-
tencia a ser devorado por algo mayor: las grandes es-
cuelas de psicoanálisis no han anidado aquí. Eso tiene
sus consecuencias.

El único término del nombre que permaneció fue “li-


toral caribe” y eso me devuelve a la solución orillera.
Cuando Lacan intenta acotar la diseminación signifi-
cante sin dejar de erosionar el significado, considera
que su planteamiento del inconsciente como efecto Publicado en El Dominical de El Heraldo, el 18 de
del lenguaje exige la función de la letra, distinguiendo septiembre de 1994, con ocasión del aniversario de la
“frontera” de “litoral”, es decir, la frontera obedece a la muerte de Lacan, ocurrida el 9 de septiembre de 1981.
lógica del significante, que traza fronteras simbólicas,
y el litoral a la lógica de la letra, lo literal, pues la letra
es la que hace de litoral en lo real. Litoral marca el lí-

17
Publicado en El Heraldo, septiembre de
2006, con ocasión de la celebración de
los 15 años del Círculo Psicoanalítico
del Caribe. En la foto, atrás: Karina
García, Isabel Prado, Zayda Puentes y
Paula Urdaneta. Adelante: Jorge López,
Annie Meza y Carmen Elisa Escobar.

mite entre dos territorios ajenos, fundamentalmente


heterogéneos, como la tierra y el mar.
“No todo el Caribe es Macondo”
Uno puede pensar que el sujeto del inconsciente ha-
ría su aparición allí donde haya alguien dispuesto a
descifrar, esté donde esté. Y descifrar sería movilizar
el goce, desplazar las investiduras libidinales, dismi-
nuirlo. Lo que en Barranquilla comporta un problema Referencias
serio de términos, ya que un barranquillero casi que se
Abello, V. A. (2015). La isla encallada: el Caribe colombiano en
define por su capacidad de goce8. Pero lo que cuenta
el archipiélago del Caribe. Bogotá: Siglo del Hombre.
es que hay la confianza en el alivio que toda descoloni-
zación produce. Y eso lo posibilita un análisis a nivel
Achille, M. (2016). Crítica de la razón negra: ensayo sobre el ra-
individual.
cismo contemporáneo. Barcelona: NED Ediciones.
Para terminar, quisiera tomar unas palabras de la crí-
Bacca, R. I. (2007). Barranquilla: historia y literatura. Revista
tica literaria Liliana Ramírez9 con las que sugiere que
de Santander, 2, 64-79.
Benítez (1989) hace de esa isla, que se repite también
otro Aleph, al estilo de Borges y al estilo de Cien años
Bejarano, A. (2010). El mundo de Faulkner es frontera: rele-
de soledad, narrativas totalizadoras, al fin y al cabo.
yendo Faulkner-Mississippi de Édouard Glissant. La
Algunos critican a Borges por solo describir el Aleph
palabra, 16, 7-12.
mientras que García Márquez lo crea. Entonces, Bení-
tez no enuncia el Aleph, sino que, como García Már-
Benítez, R. A. (1989). La isla que se repite: el Caribe y la perspec-
quez, lo crea y lo recrea en su performance. Y ella dice
tiva posmoderna. Ediciones del Norte.
que le da un respiro que Borges deje ese espacio, que
no cree el Aleph, porque, aunque Macondo se haga
Derrida, J. (2009). Monolingüismo del otro o la prótesis de ori-
presente en cualquier parte, o en cualquier momento,
gen. Buenos Aires: Manantial.
no todo el Caribe es Macondo. Y eso la tranquiliza, y a
mí también.

18
Douville, O. (2006). Y a-t-il une actualité clinique de Fanon? Internacional de Literatura Iberoamericana, Univer-
L’Evolution Psychiatrique, 71-4, 687-715. sidad de Pittsburgh.

Fanon, F. (2009). Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Akal. Ramírez, L. (2014). El pensamiento de Antonio Benítez Rojo:
“Un estremecido colibrí bebiendo de una flor”. Cua-
Fuentes, A. (2011). La función de la escritura en psicoanálisis. dernos de Literatura, 18 (36), 296-309.
Letras: Revista de la comunidad de Madrid, 1.
Sarlo, B. (1995). Borges, un escritor de las orillas. Buenos Aires:
Gallo, J. (2016). Playa, brisa y mar: la tríada freudo-lacaniana Ariel.
en el Caribe. Ponencia presentada en Círculo Psicoa-
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Glissant, É. (2005). El discurso antillano. Caracas: Monte Ávila.

Jerez, G. (2004). Laureano Gómez. Psicoanálisis de un resen- Notas


tido, de José Francisco Socarrás. Desde el Jardín de
1 Ponencia pronunciada en la Fondation Maison des Sciences
Freud, 4, 357-360.
de L’homme, París, el 27 de noviembre de 2017, Laboratorio de
Geoestética: “Territorios, memoria y archivos”, en el marco del
Le Gaufey, G. (2013). La clínica excedida. Desde el jardín de año cruzado Colombia-Francia.
Freud, 13, 325-333.
2 Rubén Maldonado en conversaciones de pasillo.
Lacan, J. (1998). La Tercera. En Intervenciones y textos 2. Bue- 3 En “Marihuana para Göering”.
nos Aires: Manantial.
4 Estuvo en la Sociedad Psicoanalítica de París entre 1947-1950, así
Lacan, J. (2012). Lituratierra. En Otros escritos. Buenos Aires: que pudo muy bien haber conocido al Lacan de ese momento.
Paidós. 5 Lourdes de Rumié. Las cartas fueron publicadas en 2004 por la
revista Desde el Jardín de Freud, número 4.
Lew, R. (2006). Le langage comme littoral. Che vuoi?, 2, 73-113.
6 No viene a cuento en qué.

Melman, C. (2014). Lacan aux Antilles. Toulouse: Érès. 7 Cfr. Žižek (2015, p. 1024).

8 El lema del Carnaval de Barranquilla es “Quien lo vive es quien


Moraña, M. (2003). Borges y yo. Primera reflexión sobre El
lo goza”.
etnógrafo. En C. A. Jáuregui y J. P. Dabove (Eds.), He-
terotropías: narrativas de identidad y alteridad lati- 9 El pensamiento de Antonio Benítez Rojo: “Un estremecido
noamericana (pp. 263-286). Pittsburgh, PA: Instituto colibrí bebiendo de una flor”.

19
Huellas

De regreso al
recuerdo:
Héctor Rojas Herazo y
su Rostro en la soledad
Por Diana Villamizar Abril

El escritor en 1993. Foto de Revista Diners.

Cuatro poemas son extraídos y analizados de la antología de 1952: Rostro en la


soledad. ¿Qué tienen en común? En ellos, el yo lírico se aproxima al pasado a través
de un ejercicio de reminiscencia que tiene como eje central la casa, la estancia, el
hogar. La casa de la infancia, la casa que se construye con amor con la pareja, la
casa en ruinas a la que es imposible volver; todas estas significaciones giran en
torno a un fuerte simbolismo: la intimidad que se cobija en cuatro paredes y a la que
podemos acceder desde diferentes puntos gracias a la memoria y sus recuerdos.

La casa natal es más que un cuerpo de vi- empeña como novelista y periodista. Es decir, un artis-
vienda, es un cuerpo de sueño. ta íntegro y vehemente, digno de destacarse entre los
intelectuales colombianos más importantes del siglo
Bachelard XX. En cuanto a su obra poética, este escritor del Ca-
ribe retorna con frecuencia a aquellos recuerdos que
alberga su memoria. Así, la casa donde trascurre su in-
Un rostro fancia es un elemento apreciado por Rojas Herazo, ya
que ella guarda celosamente lo más transparente de
Héctor Rojas Herazo (1920-2002) nace en Tolú (Sucre), una etapa que sobrevive a los confines del tiempo. Por
y deja, sin duda, un amplio legado artístico en la cul- consiguiente, el tema del presente artículo es el retor-
tura colombiana. No solo es un brillante poeta perte- no al recuerdo en cuatro poemas pertenecientes a Ros-
neciente al prestigioso Grupo de Barranquilla, donde tro en la soledad (1952): “La casa entre los robles”, “Se-
comparte tertulias literarias con el premio nobel de gunda estancia y un recuerdo”, “Palabras para aventar
literatura Gabriel García Márquez (1927-2014), entre en el olvido” y “Miramos una estrella desde el muro”.
otros renombrados escritores colombianos, sino que De esta forma, algunos apartados de La poética del es-
es también un pintor reconocido. Asimismo, se des- pacio, de Gaston Bachelard (2006), soportan el análisis

20
de los poemas. A continuación, destaco la importancia A un ruido vago, a una sorpresa en los armarios,
del recuerdo en la obra de Rojas Herazo, y hago alu- (…) Por sobre los objetos era un dulce rumor,
sión al elemento casa y a la infancia, puesto que estas (…) El sonido de un hombre, el retrato,
conviven en íntima comunión con los recuerdos. el reflejo del aire sobre el pozo (…)
Una lluvia invisible mojaba nuestros pasos
de tiempo rumoroso (…)
Pasaba el aire suavemente, buscaba sombras,
El recuerdo: elemento vital
voces que derramar (…) (pp. 34-35)
El recuerdo es la columna vertebral de nuestro paso
por el mundo, y el ser humano vive cuando vuelve la
vista a lo vivido. Por ende, la vida cobra sentido cuan- En este poema, es evidente que el elemento casa es
do el baúl de los recuerdos se desempolva. En Rojas la cuna de los recuerdos contundentes de la infancia
Herazo, los rincones de la casa, las alcobas, los retratos del yo lírico. A partir de su obra poética, Rojas Herazo
y las risas lejanas son la reiteración de que el ser hu- (2003) manifiesta que “la infancia, la casa y la familia
mano es una antología de recuerdos. A este respecto, son un todo” (p. 19), pues, desde esta tríada, surge la
según García Usta (2003), Rojas Herazo “está relleno, recurrente reproducción de episodios ocurridos a lo
como un chorizo sentimental, de patios arruinados largo de la vida. De esta forma, “los ecos de la infan-
llenos de cachivaches podridos, de mugidos de mar, de cia” (Urriago, 2006, p. 20) son las reminiscencias que
luces perdidas, de papeles de alcaldía cuya tinta con- acompañan al yo lírico, y le recuerdan que está con
vierte la lluvia en lágrimas moradas” (p. 9). Así pues, vida:
los recuerdos están constituidos por experiencias, lu- Todos allí presentes, hermano con hermana,
gares y personas que, agradables o no, marcan la vida mi madre y la cosecha,
de un individuo: la primera palabra dicha por el hijo el vaho de las bestias y el rumor de los frutos. (p. 35)
primogénito, la profesora que enseña a escribir, la re-
comendación del ser querido antes de morir. En este
sentido, el mismo Rojas Herazo (2003) expresa que “vi-
vimos en la medida en que nuestros recuerdos nos sir-
ven de íntimo paralelo entre lo que hemos transitado,
lo que transitamos y lo que nos falta por transitar. Si
un hombre quedase, súbitamente, vacío de recuerdos,
caería instantáneamente muerto” (p. 158). Por tanto, el
ser humano evoca las vivencias pasadas para que su
alma no perezca. Así, la casa de su abuela en Tolú, los
aromas y los colores del paisaje son el puerto donde
arriba lo más significativo de aquel tiempo pasado.

La casa entre los robles


En esta pieza poética, el yo lírico coexiste con la casa:
el espacio íntimo donde se fundan sus recuerdos de
infancia. En este sentido, dichos recuerdos son posi-
bles porque hay una serie de acontecimientos de an-
taño que tiene significativa trascendencia para el yo
lírico. De este modo, en el ejercicio de retrospección,
el yo lírico rememora las situaciones significativas de
su vida. Así, múltiples elementos sensoriales se hacen
presentes en el recuerdo evocado en este poema: Obra de Héctor Rojas H. Foto de Revista Diners.

21
Este tú lírico es su amada, aquella que está lejos de su
“En Rojas Herazo, los rincones de la presencia. Además, el yo lírico la recuerda porque de-
sea su cercanía. De este modo, el recuerdo es, a su vez,
casa, las alcobas, los retratos y las risas evocación y añoranza de los tiempos vagos:
lejanas son la reiteración de que el ser Yo quiero, sí,
Tu aire, tu larva lejana, tu acento en el polvo,
humano es una antología de recuerdos” tu voz a claro río y nube al nivel de los trigos.
Tu cristal, tu sustancia, tu vientre misterioso. (p. 38)

Con respecto a la casa, Bachelard (2006) expresa que En cuanto al espacio, la estancia que el yo lírico com-
“es uno de los mayores poderes de integración para los parte con su amada es el nido de sus recuerdos:
pensamientos, los recuerdos y los sueños del hombre” Recuerdo tu voz en esta aldea curvada por el tiempo
(p. 36). Por ende, Rojas Herazo se empeña en la evoca- y tus manos
ción de la casa. Así, por medio de la descripción de los pájaros y perfumes remando al aire,
detalles, el yo lírico recuerda la estancia donde crece, delirantes a bordo de las nubes. (p. 37)
y que no se disipa con el paso de los años:
La quietud de los muebles, las voces, los caminos, Ahora que la amada ya no está, el yo lírico se entrega a
eran todo el silencio de la noche en el mundo. la evocación de aquel tiempo. En este punto, el rol del
Llenando de inaudible presencia las paredes,
espacio en los recuerdos del yo lírico es predominante.
habitando las venas de pie frente a las cosas. (p. 36)
En un primer momento, es su casa de infancia. Luego,
la casa donde convive con su amada es el asidero de
De esta forma, la casa entre los robles, aquel terruño sus momentos anhelados.
donde Rojas Herazo pasa su niñez, es el cofre de sus
recuerdos más sinceros. Asimismo, Gómez (2002) ex- El espacio lo es todo porque el tiempo no anima ya la
presa que “el universo simbólico de Rojas Herazo gira memoria. La memoria no registra la duración, es el
en torno a la memoria de un pasado que se evoca ci- eterno pasado que se recuerda. Cada uno de los ele-
frado en el recuerdo de la infancia” (p. 45). Por ende, mentos tiene una función, el tejado protege de la llu-
para que el recuerdo exista, la casa y la infancia son via y del sol, el patio es el centro donde todos conflu-
cruciales en la creación poética del escritor sucreño, yen, es la posibilidad de abarcar el universo desde la
y eso se evidencia a través de las evocaciones del yo intimidad (Gómez, 2002, p. 49).
lírico presente en este poema.
En este orden de ideas, el yo lírico recuerda al tú lírico
para que su ausencia no lo incinere cruelmente. Con
Segunda estancia y un recuerdo la reiteración de momentos e imágenes, el yo lírico se
siente vivo, pues rememora lo que le hace bien. Cuanto
En contraste, en el poema “Segunda estancia y un más se retorna al recuerdo, este se hace más diáfano y
recuerdo”, el yo lírico abandona la primera estancia consolador. Casalins (2013) indica que “el hombre debe
(casa de la infancia). Ahora los recuerdos que evoca aferrarse a los recuerdos y a los sueños inconclusos
pertenecen a otro espacio y, por ende, a otro momento para así soportar la pesada carga de la vida diaria, in-
de su vida. En este poema, el yo lírico no recuerda ya móvil e inmutable” (p. 27). Con lo anterior, el yo lírico
una época pueril, pues la madurez le brinda otras ex- de los poemas de Rojas Herazo no se ocupa, exclusi-
periencias. Por ende, los versos del poema indican que vamente, de los recuerdos dichosos como “En la casa
el yo lírico evoca a un tú lírico que está estrechamente entre los robles”. Por su parte, también hace gala de su
relacionado con su época madura: infortunado destino. Para el caso de “Segunda estan-
cia y un recuerdo”:
Tus manos resbalan por otra piel, no mía,
por otra piel más allá de mis venas Tu propia vida y muerte me rodean.
como si navegara por mi sangre un cadáver. (p. 38) Para tu ausencia esta voz mía,
este labio, este diente de muerte
que nutren mi ansia y a otro espacio me elevan. (p. 38)

22
Palabras para aventar en el olvido
El tercer poema objeto de análisis es “Palabras para
“Si un hombre quedase,
aventar en el olvido”. En esta pieza poética, el yo líri- súbitamente, vacío de recuerdos,
co realiza una introspección hacia el tiempo pasado, y
trae a colación recuerdos, en busca de un asiento para caería instantáneamente muerto”
sus cavilaciones sobre el contraste entre el pasado y el
presente:
Estos eran nuestros amados impulsos.
Esta era, en verdad, nuestra llegada (…)
Nada hemos realizado.
Detrás no pueden justificarnos
ni el almendro que creció junto al pozo,
ni la ventana abierta para darle
los buenos días a un vecino (…) (p. 48)

Por medio del recuerdo, el yo lírico manifiesta la des-


venturada suerte del presente. Ahora, las experiencias
vividas son ecos de lo que ya no existe. Así, con el de-
seo de que esos recuerdos se conviertan en olvido, pa-
radójicamente, el yo lírico da vida a lo pasado:
Nos tocamos la frente e invocamos los vocablos
amados
La casa, la infancia y la familia son un todo. “El niño de
y recordamos aquella mujer que se aferró a nuestros
la cometa”, de Héctor Rojas H., 1980. Foto de Colarte.
ojos
desde una acera difusa.
Y nada es nuestro. (p. 48)

Asimismo, los recuerdos reafirman el sentimiento de


orfandad del presente. Por ende, el yo lírico concibe
su paso por el mundo como un itinerario de sucesos
esfumados:
Nuestro nombre fue solamente un número
transitando en avenidas innecesarias. (p. 49)

Pese a esta sensación de pérdida, el yo lírico recono-


ce que sus momentos, los recuerdos que conserva, le
pertenecen y lo constituyen. Aunque estos son solo
constantes repeticiones. A este respecto, Santos (2006)
plantea que el hombre es solo un transeúnte, un turis-
ta por la vida: “Entonces, ¿qué significa ser hombre?
Dolor: no somos nada ya ángeles o estrellas o luces
de la noche en el firmamento. Hemos caído. Hemos
conocido lo transitorio, hemos quedado presos en la
cárcel de las horas y los días” (p. 7). Precisamente, es
la prisión de los recuerdos donde el yo lírico funda
sus preocupaciones actuales. Por tanto, cada presente
representa un pasado prematuro donde se asienta su El mundo de su infancia en Tolú marca, sin duda, su obra artística.
razón de ser. “Vendedora de pargo”, de Héctor Rojas H. Foto de Revista Diners.

23
Miramos una estrella desde el muro
El cuarto y último poema analizado es “Miramos una
estrella desde el muro”. Aquí, el yo lírico se encuentra
ante las ruinas de la estancia donde pasa los mejores
años de su vida:

Ahora se derrumba la techumbre


y la carcoma habita el bostezo del perro
y la sombra de los armarios. (p. 77)

Para el yo lírico, la condición de la casa es causante de


lamento, pues es allí, en esa casa materna, que sufre
ahora los estragos del tiempo, donde ocurre su naci-
miento:
Porque alzamos el esplendor de nuestros muros
en lugares que no habíamos santificado —aún—
con el alarido de una parturienta. (p. 78)

Así, la evocación de su nacimiento es la forma como


el yo lírico renace, aun entre los escombros del lugar
sagrado que lo abriga en el primer instante de su vida.
Según Roca (en Rojas Herazo, 2001), el sujeto, el tiem-
po y el recuerdo son cómplices entrañables. Por tanto,
el sujeto, de la forma como lo hace el yo lírico del poe-
ma en cuestión, recuerda en el momento en que vuel-
Héctor Rojas Herazo (1920-2002).
ve la vista a los restos del pasado: “Si logramos hacer-
nos campo entre tantas sombras y fantasmas que nos
asedian en la sordera de los días… sabremos del arte de
estancia del yo lírico es poseedora de inmenso valor
atrapar el tiempo para volvernos cómplices irremedia-
sentimental. La estima que el yo lírico siente por la
bles de su mirada” (p. 11). En este orden de ideas, en el
casa es debida a que su infancia transcurre allí. De
cuarto poema analizado, el yo lírico retorna a su casa
esta forma, Rojas Herazo, con cada objeto que descri-
de la infancia y no encuentra ni un atisbo del lugar
be, humaniza la casa, y la hace compañera unísona
donde estuvo su hogar. Contrario a esto, se encuentra
de los recuerdos. Es ella, y a partir de ella, el cimiento
con un lugar carcomido por la impiedad del paso de
de los recuerdos. En el prólogo que Juan Manuel Roca
los años, en el que quedan enterrados con crueldad los
(2001) escribe para la antología Las esquinas del viento,
mejores instantes de su vida:
el poeta colombiano hace referencia a la escritura de
Y ya es olvido Rojas Herazo. Ineludiblemente, Roca alude a la casa y
este lugar que fue de nuestro gozo la infancia del escritor toludeño: “¿Cuál es la magia de
en un solo día del tiempo. (p. 78) sus palabras? El hacernos sentir, asomado como está
al mundo desde el hueco de una tapia del patio de su
Reflexiones finales infancia toludeña, los pálpitos y las epifanías de ese
pedazo de barro sublevado que es el hombre” (p. 11).
A lo largo de este artículo, evidencio el retorno al re-
cuerdo presente en los poemas analizados. En este Respectivamente, los otros poemas, “Segunda estancia
sentido, Rojas Herazo nos transporta a una casa ma- y un recuerdo” y “Palabras para aventar en el olvido”,
terna. En ella se encuentran los recuerdos más trans- conservan la evocación del recuerdo. En el primer
parentes. En “La casa entre los robles”, la primera poema, los recuerdos tienen lugar en otra estancia, la

24
que el poema denomina como segunda, y que el yo lí-
rico comparte con su amada. En este sentido, en la au-
sencia, el yo lírico trae a colación sus vivencias con su “El patio es el centro donde
amada. Así, la familia, núcleo importante de la prime-
ra estancia, es ahora conformada por el autor. Con el todos confluyen, es la
abandono de la infancia, la madurez sugiere el cambio
de estancia y, por ende, nuevos habitantes. Bachelard
posibilidad de abarcar el
(2006) hace referencia a esta segunda estancia como universo desde la intimidad”
“la casa soñada”: “A veces, la casa del porvenir es más
sólida, más clara, más vasta que todas las casas del pa-
sado. Frente a la casa natal trabaja la imagen de la casa
soñada” (p. 93). Es decir, la casa que se construye. Así,
en este poema, los recuerdos del yo lírico están ceñi-
dos a la añoranza del tiempo compartido con la ama- realidad, pues no queda más que destrucción del ho-
da, en la estancia conformada por los dos. Ya en “Pala- gar que lo recibe cuando llega a este mundo. Por tanto,
bras para aventar en el olvido” el yo lírico fundamenta el yo lírico desempolva con nostalgia sus recuerdos y,
sus recuerdos en la relación pasado-presente. De esta al evocarlos, nace de nuevo, a pesar de que no son más
forma, barrullos pasados, que dan lugar a cavilaciones que ceniza. Según Hromada (2010, p. 25), Rojas Herazo
presentes, son tomados por Rojas Herazo. Esto para la reconcilia al hombre con la vida, a partir de los recuer-
exaltación, a partir de un yo lírico, de la importancia dos. Si bien la soledad se apodera del hombre con el
del recuerdo como parte del hombre y de su reconoci- paso de los años, Rojas Herazo logra que el yo lírico
miento como poseedor de vida. Asimismo, en el cuar- de sus poemas establezca amistad con su pasado, lo
to poema analizado, “Miramos una estrella desde un evoque y lo haga parte de su presente.
muro”, el escritor toludeño se va de bruces contra la

El escritor, la niña Rochi y Patricia en 1993. Foto de Revista Aló.

25
los otros (Tesis de grado, Universidad de Cartagena,
Colombia).
“Los recuerdos reafirman
Gómez, B. I. (2002). Representaciones del sujeto en Héctor
el sentimiento de orfandad Rojas Herazo. Cuadernos de Literatura, 8(16), 37-50.

del presente” Hromada, J. (2010). Héctor Rojas Herazo y la búsqueda de la


totalidad del hombre. Olomouc, República Checa: Uni-
verzita Palackého V Olomouci.

Rojas, H. H. (2001). Las esquinas del viento (antología). Mede-


Renace en su obra el hombre en su intimidad, el hom-
llín: Universidad Eafit.
bre desamparado frente a la (su) naturaleza. Su indu-
mentaria consta de la soledad u orfandad expuestas al
Rojas, H. H. (2003). Obra periodística, 1940-1970 (T. 2, Comp.
tiempo que lo destruye, con el Dios que contempla su
Jorge García Usta). Medellín: Universidad Eafit.
ruina, encontrando su único aliado en sus recuerdos
que lo protegen de la infinidad.
Rojas, H. H. (2004). Poesía rescatada. Bogotá: Instituto Caro
y Cuervo.
Referencias
Santos, E. (2006). Rostro en la soledad: el esplendor de la re-
Aguilar, R. I. S. (2013). La casa, el sí mismo y el mundo: un estu- beldía (Aproximación a un poemario germinal de
dio a partir de Gaston Bachelard (Tesis doctoral, Uni- Héctor Rojas Herazo). Espéculo: Revista de Estudios
versitat de Barcelona, España). Literarios. Recuperado de http://www.biblioteca.org.
ar/libros/152321.pdf
Bachelard, G. (2006). La poética del espacio. México: Fondo de
Cultura Económica. Urriago, B. H. (2006). Caligrafías del asombro: ensayos críticos
sobre letras de Colombia y de Latinoamérica. Cali: Uni-
Casalins, P. A. (2013). “Desde la luz preguntan por nosotros”, de versidad del Valle.
Héctor Rojas Herazo: la memoria como encuentro con

26
Huellas

La música vallenata:
Análisis métrico de su literatura publicada
Por Cristina Restrepo Arango

Lo que nació como un género popular de comunidades y juglares, poco a poco se ha ido
convirtiendo en música consumida internacionalmente. Después del atípico recibimiento
del premio Nobel de literatura por García Márquez y de las adaptaciones comerciales de
Carlos Vives, el vallenato ha traspasado fronteras; hasta el punto de ser reconocido como
patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco. A pesar del apogeo mediático,
es mucho lo que aún falta por investigar. Aquí encontrarán un análisis estadístico
del tipo de publicaciones que se han ocupado de este género musical colombiano.

El vallenato nació como una frase común, una frase


tos musicales europeos como el acordeón. También
callejera, que nadie sabe quién la inventó.
emplea instrumentos musicales autóctonos como la
caja de origen africano y la guacharaca de procedencia
H. González
indígena. Para González (2007), “el vallenato es una de
las expresiones musicales en las que el legado africano
es extraordinariamente rico y claramente visible en la

E
l vallenato es un género musical colombiano que percusión” (p. 18), el vallenato simboliza esa pluricul-
representa la riqueza y la fusión de tres culturas: turalidad que atraviesa a Colombia, pero también esa
africana, europea e indígena. Este ritmo musical aculturación que llegó con la Conquista, el intercam-
mezcla las canciones de los vaqueros de la región del bio comercial y con la incorporación a la vida cotidia-
Magdalena Grande1 en Colombia, los cantos de los es- na de los medios masivos de comunicación que, poco
clavos africanos y las danzas de los pueblos indígenas a poco, contagiaron y suplantaron objetos, prácticas y,
de la Sierra Nevada de Santa Marta (Organización de por supuesto, “contaminaron la pureza” de la música
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la colombiana. Un ejemplo claro de esa aculturación es
Cultura [Unesco], s. f.). Este género fue influenciado por el uso del “formato de coplas y estribillo, [que], repre-
la poesía española, así como por el uso de instrumen- senta un aporte español relevante [y que es] uno de los

27
rasgos distintivos de la música vallenata” (pp. 25-26),
melodías que se fusionaron con ritmos africanos para
dar cuenta de lo que sucedía en la cotidianidad de la
Costa Caribe. La música vallenata en sus orígenes más
genuinos era un medio de comunicación que usaron
los juglares para transmitir oralmente lo que ocurría
en las comunidades y viajar de pueblo en pueblo con-
tando historias de forma rítmica y festiva.

Este ritmo musical se convirtió con el paso de los años


en insignia de la cultura colombiana en el extranjero,
debido a tres aspectos significativos. Primero, el escri-
tor Gabriel García Márquez, quien hasta la fecha es el
único escritor colombiano en recibir el Premio Nobel
de Literatura, acudió a la entrega de este con una agru-
pación musical vallenata en 1982 en Estocolmo. Ade-
más, en su novela Cien años de soledad, hace alusiones
a este género musical, así como en su obra periodís- Acción teatral sobre el destierro y el despojo, obra de
tica. Segundo, el actor y cantante Carlos Vives grabó gran formato realizada entre víctimas y artistas (90
e interpretó varios clásicos del vallenato tradicional ejecutantes) en el teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá.
en una versión contemporánea y su ritmo traspasó
las fronteras colombianas. Tercero, la música vallena-
ta tradicional del Caribe colombiano fue inscrita en
2015 en la lista del patrimonio cultural inmaterial de
la Unesco (s. f.). Estos tres hechos que ocurrieron en
momentos diferentes contribuyeron a la visibilidad
de este ritmo musical que, además, se podría explicar
con dos conceptos:

El principio de jerarquización externa, vigente en las


regiones temporalmente dominantes del campo de
poder (y también en el campo económico), es decir, Carlos Alberto Vives Restrepo (Santa Marta,
según el criterio del triunfo temporal calibrado en 1961). Foto de Ruven Afanador, El Tiempo.
función de unos índices de éxito comercial […] o de
notoriedad social [mientras que el] principio de jerar- la aplicación de indicadores y modelos cienciométri-
quización interna, es decir, el grado de consagración cos para conocer tendencias de publicación y otras
específica, favorece a los artistas (etc.) que son cono- características de la literatura sobre este asunto. Para
cidos y reconocidos por sus partes y solo por ellos. ello, se identificó la literatura publicada en diversas
(Bourdieu, 1995, pp. 322-323) fuentes de información2 y se compilaron los docu-
mentos en la forma de artículo académico, artículo
En otras palabras, el principio de jerarquización ex- de difusión,3 artículo periodístico,4 libro, capítulo de
terno del vallenato ocurrió con el éxito musical que libro, reseña de libro, ponencia y reporte de investiga-
obtuvo Vives, así como con la mención que hizo García ción.5
Márquez en su obra sobre la música vallenata que ha
sido traducida a varios idiomas y el reconocimiento Con la aplicación de los indicadores bibliométricos,
conferido por la Unesco a este género musical. En el se identificaron los tipos de documento que se desta-
caso del principio de jerarquización interna, se tradu- can en la literatura producida sobre el vallenato, entre
ce en los premios que recibió Vives, gracias a que sus ellos, los artículos publicados en revistas académicas
canciones comenzaron a ocupar los primeros lugares que suman 150 (54  %), mientras que 73 (24  %) docu-
en listas musicales en varios países. mentos fueron publicados como libros. Le siguen capí-
tulos de libro con 14 (5 %), reseñas de libros, artículos
Estas tres razones son una maravillosa excusa y opor- periodísticos, ponencias y artículos publicados en re-
tunidad para estudiar dicho ritmo musical, a partir de

28
vistas de difusión que no superan el 13 % (54 documen- la apropiación de los recursos depositados objetiva-
tos) como se muestra en la siguiente tabla. mente en las bibliotecas, [como] los libros, y en espe-
cial los “clásicos”, las gramáticas y los diccionarios
La tendencia de publicar artículos en revistas acadé- [que son] necesarios para la producción de un discur-
micas sobre este tema tiene relación con la función so- so escrito digno de ser publicado, es decir, oficializa-
cial del artículo académico que señala De Solla (1973, do. (pp. 31-32)
p. 117), al afirmar que el origen social del artículo es el
“deseo de todo hombre de registrar sus contribuciones En otras palabras, el científico necesita tener el domi-
y de reservárselas. Sólo incidentalmente el artículo nio de la gramática de un idioma, en este caso del es-
sirve de vehículo de información, de noticia de nuevos pañol, para “oficializar” sus ideas, hallazgos y teorías,
conocimientos promulgada en provecho de todos”. de esta manera formar parte de ese “capital cultural”
Sin embargo, no es un asunto simplista el deseo de re- de una disciplina y asegurar que no solo se escribe
gistrar el conocimiento en un documento para tener para la “posteridad”, sino para otros investigadores y
la autoría sobre esas ideas y, posteriormente, ser cita- lectores interesados en el tema.
do por otros autores, sino, como lo afirma Bourdieu
(2001): Estos documentos se publicaron, principalmente, en
español con 267 trabajos (97 %), mientras que el inglés
Los productores producen allí [en el documento] y el francés apenas representan nueve documentos
prioritariamente para otros productores, hay que (3 %). La literatura sobre este asunto es de interés local,
distinguir el capital necesario para la simple produc- aunque, a partir del auge del proyecto musical Clásicos
ción de un habla corriente más o menos legítima y de la provincia de Carlos Vives en 1993, que se difun-
el capital de instrumentos de expresión que suponen dió tanto en el ámbito nacional como internacional,

Tabla 1.
Número de artículos por intervalo de años, idiomas y tipo de documentos

Español Inglés Francés


Años Total
L CL PON ART AM AP RES REPO L ART CL CL
1962-1969  --  --  -- 1  --  --  -- --  -- --  -- -- 1
1970-1975 1 --   --  --  --  --  -- --  -- -- -- -- 1
1976-1980 3 --   -- 1  -- --  --  --  -- -- -- -- 4
1981-1985 5 1 --  2 2 4 -- -- -- -- -- -- 14
1986-1990 7  --  -- 4  -- 2 2 -- -- -- -- -- 15
1991-1995 4 --  --  4  -- 2  -- -- -- -- -- -- 10
1996-2000 13 --  1 26 1 4 4 -- 1 -- -- 1 50
2001-2005 13 3 7 19 2 --  3 -- -- 1 2 -- 45
2006-2010 13 6 2 43 -- -- 1 1 -- 1   -- 67
2011-2015 10   2 46 -- -- 4 1 -- 2 1 -- 66
Total 69 10 9 146 5 12 14 2 1 4 3 1 276
L: libro; CL: capítulo de libro; PON: ponencia; ART: artículo académico; AM: artículo revista difusión; AP: artículo periodístico; RES: reseña
de libro; REPO: reporte investigación.

Fuente: Elaboración propia.

29
Gabriel García Márquez (1927-2014). Foto de la Biblioteca Nacional de Colombia.

se incrementó el interés sobre este género por inves-


tigadores nacionales y por algunos extranjeros como
es el caso del británico Peter Wade, quien es doctor “La música vallenata en sus orígenes
en Antropología Social, profesor de la Universidad de
Mánchester y un estudioso de las relaciones étnicas
más genuinos era un medio de
en América Latina, así como el francés Gérard Borras, comunicación que usaron los juglares
Peter Thomson y otros. Aunque en la literatura que se
reunió para hacer este estudio no se encontró un nú- para transmitir oralmente lo que
mero significativo de investigadores extranjeros que ocurría en las comunidades”
hayan publicado trabajos sobre la música vallenata, lo
que se puede confirmar con la escasa o casi nula pre-
sencia de documentos indizados en las bases de datos
de “corriente principal” como es el Web of Science y
Scopus, así como otras bases de datos especializadas apareció en el Boletín Cultural y Bibliográfico editado
en estudios de América Latina o en música como es el por el Banco de la República de Colombia. Este traba-
caso de Hapi y Grove Music. Por ejemplo, se encontra- jo trata sobre el uso del acordeón en la Costa Caribe
ron 150 artículos (54 %) publicados sobre el vallenato, colombiana, específicamente en la música vallenata.
pero esas bases de datos no indizan las revistas acadé- Es importante resaltar que este documento se publi-
micas o revistas de difusión colombianas en las cuales có antes de la creación del departamento del Cesar y,
se publicaron tales documentos. A partir de esto, es por tanto, el artículo se titula “El acordeón en el Mag-
importante resaltar la urgente necesidad de construir dalena”, es decir, Zapata Olivella (1962) se refiere a la
una base de datos bibliográfica nacional que unifique presencia del acordeón en la música de la región del
no solo los metadatos, sino que incluya la producción Magdalena Grande. Pasaron más de diez años para
bibliográfica nacional en una única herramienta que que Consuelo Araújo Noguera publicará el libro titu-
facilite la recuperación de información y obtención de lado Vallenatología: orígenes y fundamentos de la músi-
indicadores cienciométricos para desarrollar la vigi- ca vallenata en 1973, que contiene aspectos históricos,
lancia científica. sociales y etnomusicológicos del origen y evolución
del vallenato. A partir del libro de Araújo Noguera, los
El documento más antiguo publicado sobre vallenato estudios sobre este género musical de la Costa Caribe
fue escrito por Manuel Zapata Olivella en 1962, el cual colombiana tomaron un auge destacable en el ámbito

30
nacional. Para muchos autores, el primer documento producidos por 209 autores, de estos el 79 % publica-
publicado sobre la música vallenata es de esta autora; ron un único trabajo, mientras que el 21 % de los auto-
no obstante, el primer documento data de 1962 como res publicaron entre 2 y 12 documentos. Este hallazgo
se menciona en líneas anteriores. coincide con la afirmación de Ramsden (1994), para
quien la tasa de productividad es baja entre los cientí-
La mayoría de los artículos académicos o de difusión ficos y altamente variable. También Fox (1983) sostie-
sobre este tema se ha publicado en seis títulos de revis- ne que “la tasa promedio de publicación tiende a ser
tas que son publicaciones nacionales, tres de ellas son baja, la variación entre los científicos es muy alta. Si
editadas en ciudades de la Costa Caribe colombiana se observa la publicación durante un año, un período
como son Aguaita: Revista del Observatorio del Caribe de cinco años, o toda la vida profesional, la productivi-
Colombiano, La Revista del Vallenato y Huellas: Revista dad varía enormemente entre los científicos” (p. 286).
de la Universidad del Norte. Aunque también sobre- El autor con el mayor número de trabajos publicados
sale Boletín Cultural y Bibliográfico que es editado en es Egberto Bermúdez, quien es músico con estudios de
Bogotá por el Banco de la República como una de las musicología e interpretación de música antigua en el
instituciones que promueve la cultura colombiana en Guildhall School of Music y el King’s College de la Uni-
todos los ámbitos y las expresiones. Cabe destacar que versidad de Londres y se desempeña como profesor de
seis títulos de revistas publicaron 52 artículos (34 %), la Universidad Nacional de Colombia en el Instituto
mientras que 85 títulos un único artículo que repre- de Investigaciones Estéticas. Adolfo González Hen-
senta el 56 % del total de artículos. ríquez fue sociólogo y abogado, se desempeñó como
profesor de la Universidad del Atlántico. Darío Blanco
Con la identificación de la literatura publicada sobre Arboleda es sociólogo y profesor de la Universidad de
vallenato, se encontraron 276 documentos que fueron Antioquia. Marina Quintero es profesora de la Univer-

El vallenato es un género musical colombiano que representa la riqueza y la fusión de tres culturas: africana, europea e indígena.

31
pues, justamente, apareció con la publicación de un li-
bro y los documentos con el mayor número de firmas
son libros. Esto se explica dado que los libros requie-
ren un mayor esfuerzo, inversión de tiempo y dedica-
ción intelectual de varios investigadores para llevarlos
a buen término. También otra razón es que algunos
libros son elaborados como compilaciones donde par-
ticipan varios autores con un capítulo de libro que
trata sobre un tema previamente seleccionado por
sus editores. Esta práctica concuerda con los hallaz-
gos de Ossenblok y Engels (2015) sobre la colaboración
en las ciencias sociales y las ciencias humanas, ya que
es más frecuente sobre todo en los libros editados por
varios autores.

Quizá, la escasa colaboración entre autores que pu-


El vallenato da cuenta de lo que sucedía en blican sobre este tema hasta 2010 se debe a que estos
la cotidianidad de la Costa Caribe. prefieren la publicación en solitario por el tipo de tra-
bajos que se difunden, pues son trabajos de reflexión,
sidad de Antioquia y tiene un programa en Emisora crítica musical, historia musical, etc., o porque la ten-
Cultural Universidad de Antioquia denominado Una dencia en las humanidades es la publicación en soli-
voz y un acordeón. tario, no solo en los trabajos publicados sobre música
vallenata, sino en las humanidades en general. Para
Julio César Oñate Martínez es compositor, acordeo- Subramanyam (1983), la colaboración varía de una
nero, periodista e investigador de la música vallenata. disciplina a otra; por ejemplo, en las ciencias natura-
Hernán Urbina Joiro es un escritor y periodista nacido les y las ciencias aplicadas, los científicos son intensa-
en Valledupar. Ana María Ochoa Gautier es profesora mente colaborativos, principalmente por tres razones:
en la Universidad de Columbia y estudió el doctora- primero, la disponibilidad de apoyo financiero exige
do en etnomusicología y folclore en la Universidad la publicación constante y rápida de resultados de in-
de Indiana. Consuelo Posada Giraldo es profesora de vestigación; segundo, los métodos de investigación de
la Universidad de Antioquia. Por último, Ariel Casti- las ciencias duras facilitan la colaboración, ya que en
llo Mier es crítico literario y periodista colombiano. la mayoría de los casos se requiere la intervención de
Estos nueve autores tienen en común una nacionali- varios investigadores de diversas disciplinas; y terce-
dad, interés por el estudio de la música vallenata que ro, el ambiente de investigación en las ciencias natu-
pueden ejercer desde su oficio como académicos, pro- rales y las ciencias aplicadas normalmente es en un
fesores universitarios o periodistas, quienes tienen la laboratorio donde se realizan múltiples experimentos.
embestidura de la autoridad académica para analizar, Este panorama difiere enormemente en las ciencias
estudiar y proponer nuevas realidades alrededor de humanas y más específicamente en la música, ya que
un fenómeno como es el caso de este género musical. en general la composición y la interpretación de un
instrumento es individual, es decir, la colaboración no
A partir de estos resultados de la productividad, es in- es una tendencia en esta área del conocimiento.
teresante preguntarse si los autores que publican so-
bre este tema colaboran con otros para producir sus En términos generales, se podría concluir que la li-
documentos. Los artículos publicados en colaboración teratura producida sobre vallenato se publica, prin-
suman 24 (9 %), mientras que los trabajos con un úni- cipalmente, en la forma de artículos de revista. Los
co autor son 252 (91  %). El primer trabajo publicado científicos prefieren difundir sus hallazgos por medio
en colaboración fue un libro que apareció en 1988 con de artículos para comunicarse con sus pares. No se en-
dos firmas, posteriormente en 1993 se publicó un artí- contraron revistas académicas especializadas indiza-
culo con tres firmas y en 1994 apareció publicado un das en las bases de datos como Web of Science o Scopus
libro con dos firmas. La colaboración es entre dos o que difundan trabajos sobre la música vallenata, pues
tres autores, aunque en 2009 se publicó un libro con las revistas que canalizan este tipo de información son
cinco firmas y en 2014 un libro con cuatro. Al parecer, básicamente revistas locales. La colaboración entre
la colaboración está ligada con el tipo de documento,

32
de http://www.unesco.org/culture/ich/es/USL/el-
vallenato-musica-tradicional-de-la-region-del-mag-
“El documento más antiguo publicado dalena-grande-01095
sobre vallenato fue escrito por Ossenblok, T. L. ; Engels, T. C. (2015). Edited books in the So-
Manuel Zapata Olivella en 1962” cial Sciences and Humanities: Characteristics and
collaboration analysis. Scientometrics, 104(1), 219-237.

Posada, G. C. (2002). Canción vallenata: entre la tradición y


los intereses comerciales. Estudios de Literatura Co-
lombiana, 10, 69-79.
los autores que publican sobre este tema no está con-
solidada, a pesar de que actualmente la colaboración Ramsden, P. (1994). Describing and explaining research pro-
en la publicación es uno de los aspectos que se está ductivity. Higher Education, 28(2), 207-226.
transformando en diversas disciplinas de las ciencias
sociales y las ciencias humanas. Solla, P. D. J. (1973). Hacia una ciencia de la ciencia (Trad. J. M.
López Piñero). Barcelona: Ariel.
Se espera que el auge de YouTube y otros sitios web que
reúnen videos, películas, documentales y música faci- Subramanyam, K. (1983). Bibliometric studies of research co-
lite acceder a diferentes ritmos musicales distintos de llaboration: A review. Journal of Information Science,
los comercialmente difundidos en un país, así como la 6(1), 33-38.
investigación comparativa para encontrar diferencias
o proximidades entre ritmos musicales y, más aún, del Zapata, O. M. (1962). Los pasos del folclor colombiano: el
vallenato, que es una fusión cultural extremadamen- acordeón en el Magdalena. Boletín Cultural y Biblio-
te rica para desarrollar investigaciones que ayuden a gráfico, 5(1), 81-82.
esclarecer su origen y fortalezcan su preservación.

Notas
Referencias
1 Región que incluye los departamentos de Magdalena, La Guajira
Araújo, N. C. (1973). Vallenatología: orígenes y fundamentos de y Cesar.
la música vallenata. Bogotá: Tercer Mundo.
2 Se usaron diversas fuentes de información para recolectar los
Bermúdez, E. (2010). La música colombiana: pasado y presente. datos, entre ellas, Scielo Colombia, Redalyc, Web of Science,
Scopus, Hapi, Grove Music, JSTOR. También se usó Google
En A. Recasens Barberà (Dir.), A tres bandas: mestizaje,
Académico, en el que se encontró la mayor cantidad de
sincretismo e hibridación en el espacio sonoro iberoame-
información. Se utilizaron los catálogos de la Biblioteca
ricano (pp. 247-255). Madrid: Akal.
Nacional de Colombia y de la Biblioteca Alfonso Borrero Cabal
S. J. de la Pontificia Universidad Javeriana.
Bourdieu, P. (1995). Las reglas del arte: génesis y estructura del
campo literario. Barcelona: Anagrama. 3 Se entiende por artículo de difusión aquellos trabajos breves
que explican conceptos, evoluciones, tendencias, etc., que son
Bourdieu, P. (2001). ¿Qué significa hablar? Madrid: Akal. escritos en un lenguaje que no es especializado y que están
destinados a un público general. Son publicados en revistas de
Fox, M. F. (1983). Publication productivity among scientists: difusión como Semana o Credencial, entre otras.
A critical review. Social Studies of Science, 13(2), 285- 4 Artículo periodístico es aquel trabajo difundido por medio de
305. periódicos o por los magazines que publican los periódicos en
sus ediciones dominicales y que para el caso de la literatura
González, H. (2007). Vallenato, tradición y comercio. Santiago vallenata publicada son periódicos locales como El Tiempo, El
de Cali: Universidad del Valle. Espectador, etc.

5 Se entiende por reporte de investigación aquellos trabajos que son


Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
producidos como resultado de una investigación, pero que no
Ciencia y la Cultura (s. f.). El vallenato, música tradi-
son publicados por los medios formales, aunque sí difundidos
cional de la región del Magdalena Grande. Recuperado por la web.

33
Crónica
Huellas

Letanías profanas bendicen


nuestro Carnaval
Por Ever Mejía

Las letanías quedan marginadas dentro del Carnaval de Barranquilla. No presentan


un gran espectáculo visual, pero hay quienes sacan el tiempo para oír lo que reza por
el megáfono la voz distorsionada. Han pasado 88 años desde su creación y, a pesar
del poco apoyo que reciben, los grupos de letanieros se mantienen para sembrar las
calles con su inigualable irreverencia. Este trabajo cuidadoso sigue, específicamente,
a Las Ánimas Rojas del barrio Rebolo durante cuatro días de carnaval.

L
os siete hombres, bañados en maicena, se mira- unirse al día siguiente vestidos con disfraces negros.
ron con vacilación cuando se les acabó el trago. Cuando ya algunos se despedían, Isaac Morón advir-
Al instante, hurgaron sus bolsillos: tampoco ha- tió: “Falta el coro”. Pero José Dolores respondió en el
bía plata. Apenas caía la tarde del sábado. Era el pri- acto: “Como esta vaina es un rezo y nosotros necesita-
mer día del Carnaval de Barranquilla de 1930, y ya se mos ron. El coro que sea ‘Pague este rosario con media
habían quedado sin el insumo vital para los días res- botella de ron’”.
tantes.
Han pasado ochenta y ocho años. Hoy es sábado de
Ante las circunstancias adversas, José Dolores tomó Carnaval, sobre la calle 17 desfilan siete encapuchados
la vocería y animó al grupo a buscar un buen disfraz rojos, cada uno lleva en sus manos un libro de versos.
para pedir plata. Hubo un cuchicheo (unos que sí, La gente los llama y se amontona para escucharlos.
otros que no) hasta que Isaac Morón alzó la voz: “Yo Orlando Barrios, líder del grupo, toma el micrófono y
sé de un disfraz que es un capuchón negro con versos reza la letanía. El coro lo conforman Jorge de la Rosa
improvisados, lo usan en Ciénaga, Magdalena”. y Wilfran, Jhonfran, Yarlinson y Francisco Ibarra, pa-
rientes entre sí, que responden:
El grupo se convenció. Bajo la batuta de Dolores, es-
cribieron unos versos carnavaleros y quedaron en re-

34
Aunque nos traten sin oficio
aquí estamos puntualmente
criticando con mucho juicio
sus cagadas anualmente
“Una manifestación similar a las
letanías de Carnaval fueron los
Coro
Lo bueno, lo malo y lo feo goliardos, movimiento que surgió en el
hasta su último peo.
siglo XIII en algunos países de Europa”
La gente escucha el verso, y ríe. Ellos rezan un par
de letanías más y recogen cinco mil pesos del públi-
co. Wilson Bermejo, otro integrante, reparte el trago.
Avanzan por la calle 17, y pasan por la esquina de la Las letanías, dijo Orlando en alguna ocasión, son
carrera 22. Ahora están en el sitio exacto donde hace como una mentada de madre en forma de verso. Aun
ochenta y ocho años a José Dolores y a sus amigos se así, en esta época, casi nadie se enoja con las letanías.
les acabó el ron. Orlando Barrios lanza un trago en Las agrupaciones se meten con Donald Trump, profa-
señal de abundancia, cumplen ocho décadas de tradi- nan al papa Francisco, atacan a los políticos colombia-
ción. Ellos se denominan Las Ánimas de Rebolo. nos, se burlan de los jugadores del Júnior y hasta de
las chismosas del barrio. Aunque estas libertades no
La historia de las letanías, documentada en una inves- siempre fueron posibles.
tigación de Alejandro Espinosa, se remonta al siglo II,
cuando los padres apostólicos, siguiendo los consejos Solo desde 1978 las letanías fueron aceptadas oficial-
de san Pablo, hacían peticiones por una vida en paz. mente en las actividades del Carnaval. En la década de
Luego, en el siglo XII, surgen las letanías lauretanas en los sesenta, tenían que inscribirse como “comparsas”
honor de la Virgen María. El papa Sixto V las aprobó porque no se permitía la inscripción “letanías”. Antes
en 1587 para toda la Iglesia. Luego, no hay informa- de dicha década, las letanías vivían en la informali-
ción documentada de cómo llegaron hasta el Carnaval dad, eran rechazadas por las autoridades y por buena
de Barranquilla. Algunos investigadores, como Ariel parte de la ciudad. Su existencia estaba en vilo perma-
Castillo, mencionan que una manifestación similar nente. Todo dependía de la buena voluntad de los gru-
a las letanías de Carnaval fueron los goliardos, movi- pos de amigos que salían a las calles para hacer reír a
miento que surgió en el siglo XIII en algunos países de los vecinos en los barrios populares a punta de versos
Europa, entre ellos, España, comandado por clérigos picantes.
que escribían poesía satírica en latín en contra de la Una muchacha corrió y corrió
Iglesia. Luego, con la colonización de los españoles en mostrando algo muy raro
América y esa mezcla de culturas, esta manifestación porque la presión se le subió
se habría hecho popular en Ciénaga, Magdalena. Y allí y se le tiraba a los carros
aparecieron José Dolores e Isaac Morón para traerla al
Carnaval de Barranquilla en 1930. Coro
Esa era la arrechera
Orlando Barrios ha contado muchas veces el origen que tenía con chupadera.
de la agrupación que hoy, a sus setenta años, dirige.
Recuerda que esa historia sobrevivió a nuestro tiempo
En tiempos de transición a la formalidad, en 1977,
de forma oral, de generación en generación. Orlando
tuvieron un percance. El martes de Carnaval, Orlan-
lidera el grupo desde 1967, y se sabe uno de los versos
do Barrios fue con su grupo a un billar en el barrio
que escribió José Dolores en 1930:
Hipódromo a rezar letanías. Cuando terminaron las
Dicen las malas lenguas letanías verdes (las más suaves), empezaron a rezar
entre ellas las de mi tío letanías rojas, que son del ombligo para abajo. Arbi-
en esta calle vive una vieja trariamente, una niña de no más de diez años entró
que tiene siete mario’ en el billar y escuchó las vulgaridades que decían los
letanieros; un policía, al ver la escena entró en el bi-
Coro llar, regañó a Orlando y a su grupo y se los llevó al
Pague este rosario con media botella de ron. calabozo. Para ese entonces, ya contaban con una ins-

35
Orlando Barrios y Wilfram Ibarra se preparan para ensayar
los rezos de letanías en el patio de su casa en Rebolo. 

diato golpeó la mesa, y pidió que los sacaran del aire.


Luego, los sacó de la cabina con empujones e insultos.
“Solo desde 1978 las letanías
En 1962, la Alcaldía expidió el Decreto 027 que rezaba:
fueron aceptadas oficialmente en “Desde el día 20 de enero hasta el 6 de marzo próxi-
mos se permitirán toda clase de regocijos públicos
las actividades del Carnaval” que no sean contrarios a la moral y a las buenas cos-
tumbres”. Luego, dicho decreto especificaba qué días
se permitirían los disfraces y aclaraba que no podrían
ser alusivos a las autoridades civiles ni militares ni
cripción por parte de la Corporación Autónoma del eclesiásticas. Además, prohibía a las emisoras radiales
Carnaval, pero esto no le importó al policía. Orlando, los rezos o letanías y advertía una multa de 100 a 200
hoy, aún recuerda con enfado las horas en el calabozo pesos para las emisoras infractoras. El decreto de la
y los regaños de las tías porque no llegaron a comerse época tampoco permitía a los hombres disfrazarse de
los sancochos que les prepararon. Tiempo después se mujeres.
supo que la niña del billar era hija del policía.
Este rechazo de las autoridades y de un sector elitista
Hay muy poco material histórico respecto de las crisis de la ciudad hacia las manifestaciones populares pudo
que vivieron las letanías en sus primeros años. Que- acabar con el Carnaval. Un artículo titulado “Para sal-
dan algunas anécdotas e hipótesis de los hacedores y var el Carnaval”, publicado en El Heraldo en 1968, se-
los investigadores. ñala: “Parodiando una frase […] del gran caudillo que
fuera Jorge Eliecer Gaitán, puede decirse que nuestro
Orlando, por ejemplo, relata que le contaron que, carnaval es superior a sus dirigentes”. Hubo otros tí-
cuando la agrupación aún se llamaba Las Ánimas Ne- tulos más apocalípticos, uno por ejemplo indicaba: “El
gras de Rebolo, los invitaron a la emisora La Voz de la Carnaval, tradición de la ciudad, se muere”. A pesar
Patria, y José Dolores tiró unos versos contra el alcalde de las predicciones de la época, Barranquilla pudo sal-
y, a su vez, dueño de la emisora. El locutor de inme- vaguardar la tradición que hoy se mantiene más viva
que nunca.

36
Para que una ciudad conservadora y católica como la iglesia de Tubará (municipio del Atlántico) disfraza-
Barranquilla disfrute de una fiesta liberal que se burla do de monocuco. En carnavales, Barranquilla confun-
de la vida, de sus políticos y sus religiones, tienen que de lo santo con lo profano, por lo que no es extraño
existir contradicciones que resulten insólitas y, por escuchar la noche del martes de Carnaval a más de
tanto, cómicas. Los barranquilleros saben que para uno que estuvo parrandeando los cuatro días que diga
disfrutar de la fiesta hay que ceder en creencias. El “menos mal que mañana es miércoles de ceniza”. En
escritor Ramón Illán Bacca, por ejemplo, relata en su los días de carnavales, el barranquillero no se compli-
novela Disfrázate como quieras un suceso real: en 1951, ca, guarda sus problemas y sus dioses. Lo importante
la reina Cecilia Primera, quien era una aviadora afi- es disfrutar, para lo otro ya le quedan 361 oportunida-
cionada, aterrizó en el aeropuerto de Barranquilla en des, de carnaval solo hay cuatro.
su propia avioneta; inmediatamente, el emocionado
alcalde firmó un decreto en el cual nombró a Cecilia Las letanías también resistieron ese periodo de crisis
“reina de los cielos de Colombia”. Y todo era algarabía y de desorden institucional del Carnaval. Los decretos
hasta que apareció el grito del arzobispo, Jesús Anto- excluyentes, la censura en la prensa, el rechazo social
nio Castro Becerra, diciendo que “la única reina de los y la falta de apoyo financiero pudieron extinguir esta
cielos puede ser la Virgen María”. El alcalde, fiel a sus manifestación oral; pero, con las ganas de sus inte-
costumbres, derogó el decreto anterior y promulgó grantes, levantaron la voz y lograron sobrevivir.
uno nuevo que decía: “Cecilia Primera es nombrada
Capitana de los cielos en Colombia”. En este momento, las Ánimas Rojas de Rebolo siguen
la ruta del desfile, pasan por su barrio. Ellos son rebo-
En Barranquilla, lo santo y lo profano logran convi- leros orgullosos así “Rebolo” y “Rebolero” hayan adqui-
vir, se untan, se mezclan y se separan, a veces, hasta rido significados negativos. Si alguien busca en Google
se confunden. En 2013, el arzobispo Jairo Jaramillo las palabras, encontrará, entre otras noticias, titulares
protestó por la campaña de la Alcaldía que repartió como: “Rebolo es el barrio más peligroso de Barranqui-
400 000 condones durante los carnavales. No obstan- lla”. Si alguien ingresa a El Heraldo, y busca la pala-
te, el año pasado, el sacerdote Rafael Ospino ingresó a bra “Rebolo”, encontrará noticias como “En medio de

Las Ánimas Rojas de Rebolo en el Encuentro de Letanías

37
Jorge De La Rosa (izquierda) y Francisco Ibarra (derecha) lideran el coro de Las Ánimas Rojas de Rebolo

persecución, Policía da de baja a presunto delincuente El Carnaval saca la mejor cara de Rebolo y de sus ha-
en Rebolo” o “Lo descubren en Rebolo con 7 kilos de bitantes.
cocaína”. No suficiente con eso, a un barranquillero
que no frecuenta Rebolo y comenta que va para allá, Es domingo de Carnaval. La gente se acerca a la carre-
los otros suelen advertirle: “Ten cuidado”, “Abre el ojo” ra 50 donde se presentarán diferentes manifestacio-
o “No lleves el celular”. Pero Barrios y los integrantes nes, entre esas, el Encuentro de Letanías. Son las cinco
de su agrupación saben que en Rebolo se disfruta del de la tarde y rápidamente empiezan a llegar los miem-
carnaval como en pocos lugares de la ciudad. bros de las veintisiete agrupaciones de rezanderos que
participan del Carnaval de Barranquilla.
Ahora el barrio tiene otro color; en sus calles, hoy bai-
la el rey momo Ricardo Sierra y la gente danza a su Las Ánimas Rojas de Rebolo, durante enero, ensaya-
alrededor. Conversan, beben cerveza, celebran la vida. ron casi todas las noches en la casa de Orlando.

La fachada de la casa tiene color amarillo crema y una


terraza cubierta por un techo de zinc. En la sala, abun-
dan los recuerdos alusivos al Carnaval: retratos de las
diferentes generaciones, hay fotos alusivas a las leta-
“Los decretos excluyentes, la censura nías y a la danza del toro grande y un retrato gigante
en la prensa, el rechazo social y la de José Trinidad Barrios, emblema familiar. También
hay dos mecedoras de mimbre y un televisor.
falta de apoyo financiero pudieron
Los letanieros iban directamente al patio, donde Or-
extinguir esta manifestación oral” lando abría el ensayo con el verso:

38
Buenas buenas carnavaleros
Un saludo de antaño
Le traemos los reboleros
Igual que todos los años
“Nuestro carnaval es superior
a sus dirigentes”
Coro
Pa’ que escuchen con sabrosura
Letanías de la cultura

Luego de ensayar cuarenta y dos versos con la misma Son precisamente las malas noticias las que permiten
estructura, empezaron a conversar: que surja la sátira de las letanías, que, con su espíritu
provocador, recorren las calles de la ciudad. Su mira-
—Hoy terminé una letanía que me tenía dando vuel- da subjetiva combina la audacia con lo plebe, y solo es
tas, sobre los manes que mataron al toro en Venezuela posible en un país donde no se distinguen las divisio-
—dijo Orlando. nes entre lo inverosímil y lo verosímil, donde lo trá-
gico y lo cómico suelen ser lo mismo, donde nuestros
—¿Cuánto te demoraste? —preguntó alguien. gobernantes nos recuerdan que cada día se puede ser
peor. Solo en ese escenario las letanías son posibles,
—Casi media hora —respondió y agregó que un cole- para que sus rezos hagan mella en el pueblo.
ga le dijo—: Si tú estás haciendo la del toro, yo voy a
hacer la de…. Las buenas letanías tienen el punto medio entre lo ple-
be, la sátira y el mensaje aleccionador. No se pueden
Orlando no recordó y solo atinó a decir: “Lo que pasó vulgarizar dejando vacío el contenido. Pero tampoco
en Venezuela”. se pueden orientar hacia lo conmemorativo ni estili-
zar su contenido de tal manera que pierdan la mirada
—¿La de los venezolanos que mataron a los animales popular que las caracteriza. Es que las letanías, como
en el zoológico? —intervino Francisco Ibarra. las buenas empanadas, sin picante no saben lo mismo.

—Esa, esa —certificó Orlando. Esos son algunos de los criterios que tienen en cuenta
los tres jurados que se sientan enfrente de una tarima
—El coro de esa debía ser “Nojoda tiene hambre” — a la que suben grupos de entre seis y diez personas, por
agregó Francisco y todos se rieron. una incómoda escalera metálica. Entre ellos se aplau-
den cuando terminan la faena. Alrededor de ciento
—Se escuchaba clarito cuando el que grabó decía “tie- cincuenta personas están tras las vallas dispuestas a
ne hambre, tiene hambre” —dijo alguien más. escuchar los rezos carnestoléndicos. Algunos se que-
jan de que hay poco espacio. Momentos después, Los
—Yo vi otra noticia en la que atropellaron a un perro Siete Lenguas lo dirían con un poco más de irreveren-
—dijo Jorge. cia en sus versos: “Escenario de porquería”.

Minutos después, el perro ciego de la casa se orinó en En otra época del año, los temas que mencionan las le-
los zapatos de uno de los presentes. Orlando señaló el tanías provocarían lamentos e inconformismos, pero
zapato orinado y dijo: “Ese es tema de letanía”. en carnavales los códigos se transgreden, hacen que
la gente tome los problemas con jolgorio. Ahora, en
Después de conversar otro rato, volvieron a ensayar la calle 50, nadie se lamenta, todos ríen y gozan con
sus cuarenta y dos versos. Cuando terminaron, conta- los versos que recitan los grupos de letanías. En esta
ron algunas anécdotas de letanieros. “A veces nos toca ocasión, los temas favoritos son Teo y Ovelar, el Pae y
hacer las letanías corriendo, las presentamos hasta en las pechugas de pollo a $40 000, el papa y su ojo colo-
borrador porque las noticias pasan hasta en los días rado, los corruptos del Gobierno y de la oposición, los
de Carnaval”, dijo Orlando Barrios. Y recordó la ma- venezolanos en la ciudad y, en el plano internacional,
sacre en la Universidad Libre de Barraquilla en 1992, Nicolás Maduro y Donald Trump.
noticia que salió el sábado de Carnaval en horas de la
mañana. Cuando una agrupación menciona a las iglesias evan-
gélicas y tilda a sus pastores de corruptos, un grupo de

39
Las Ánimas Rojas de Rebolo desfilan en la calle 17, en el suroriente de Barranquilla. Fotografías de Valery Serrano.

espectadores, entre risas, dice: “Sobre eso no habían también”. Ochenta y ocho años en el Carnaval y los
dicho nada”. Orlando Barrios, que está cerca, vestido espectadores más fieles se saben de memoria los rezos
con su capuchón rojo y lentejuelas doradas, les res- que identifican a los grupos más antiguos.
ponde: “Eso es lo bueno de que haya muchas agrupa-
ciones, ellos tienen temas que yo no tengo y yo tengo En la terraza de la casa de Orlando, bajo el techo de
temas que ellos no”. zinc, hay dos picós (parlantes de gran tamaño): uno
alusivo a la danza del toro grande y el otro a las le-
Cada letanía tiene su mirada y envía mensajes dife- tanías. Hoy es miércoles de ceniza, son las 11:30 de la
rentes a la sociedad. Hasta con el vestuario las letanías mañana. De a poco llega la gente: integrantes de las
envían un mensaje. Fue en 1949 tras el homicidio a Jor- letanías de El Correo de las Brujas y las Chismosas
ge Eliecer Gaitán cuando José Dolores decidió que el del Carnaval, amigos y familiares de los Barrios. Sir-
capuchón de su agrupación debía ser rojo en respaldo ven el “bendito” ron blanco, Orlando bebe un trago.
al Partido Liberal. En ese momento, también cambia- Por la acera un carro e’ mula vende plátanos, cruzan
ron el nombre de su grupo. los buses que transportan personas con sus bolsos de
trabajo, transita el vendedor de traperos. El ardor del
Minutos después, Las Ánimas Rojas de Rebolo están trago recorre la garganta de Orlando, la botella pasa
listas para subir a la tarima. De ella bajan las integran- a los invitados. Ya finalizaron los carnavales, pero
tes de Las Chismosas del Carnaval, y Orlando le choca ellos siguen intentando prolongar la ficción que han
las manos a Yulitza Yanos, la rezandera del grupo, que vivido en estos cuatro días, insisten en eludir esa rea-
tiene tan solo 17 años. Él ha cumplido 70. lidad de la que tanto se han burlado. Huele a sopa de
mondongo. Siguen llegando personas a la casa, traen
Toma el micrófono. Está a punto de empezar. Alguien una canasta de cerveza, giran los discos de acetato,
del público en voz baja dice, en forma de anticipo, suenan los picós. Camina una señora con la compra
“Bendito ron blanco”. Y sí, Orlando suelta las primeras del almuerzo, pasa el cartero. Aunque no lo quieran, la
palabras: “Bendito ron blanco que estás en el armario realidad está cerca, ya nadie se viste de Marimonda ni
[…] yo te ofrezco en este día con alma, vida y corazón, de Torito. Sobre la frente de Orlando está estampada
para que nunca quedes vacía, que todos tomen y yo la cruz de ceniza. Orlando pide otro trago. Amééén.

40
Huellas Entrevista

“Postergamos el olvido que seremos”


Entrevista a Héctor Abad Faciolince
Por Leopoldo GÓmez-Ramírez, María Daniela Charri Campo y Sergio Díaz Peinado

En diciembre de 2017, en 400 voces, programa de entrevistas de la 103.1 MHZ


Uninorte FM Estéreo, tuvimos el gusto de conversar con el reconocido escritor y
periodista Héctor Abad Faciolince. Aquí presentamos apartes de esa conversación.

ˆ L. G. R.: Voy a organizar esta conversación, que es A sangre fría, y Carrère señalaba cómo Capote
en la medida de lo posible, en bloques había omitido algo fundamental: su relación personal,
temáticos. El primero sería algo así como íntima, con los asesinos. Eso había llevado a Capote a
“Sobre ficción, no ficción, escritura”. Usted extremos muy contradictorios en su intimidad, en su
ha desarrollado ampliamente tanto la moral íntima, porque para su libro era positivo, era
escritura de ficción como la de no ficción. bueno que los colgaran, que les aplicaran la pena ca-
Poniéndonos un tanto filosóficos: ¿será cierto pital a los asesinos, pero él se había vuelto amigo de
eso de que la realidad supera la ficción? ellos, sobre todo de uno de ellos. Entonces tenía esa
contradicción moral. Ocuparse de la no ficción es me-
Acabo de estar en Guadalajara, formé parte del ju- terse literariamente en la no ficción, implica también
rado del premio de la FIL este año (la Feria Interna- decisiones de muchos tipos: morales y de edición de
cional del Libro de Guadalajara) y tuvimos el honor la realidad. Es un nuevo terreno de la novela que a mí
de darle el premio a Emmanuel Carrère, un escritor también me apasiona mucho.
que precisamente dejó la ficción a principios del siglo
XXI o a finales del siglo pasado y se dedicó solo a la ˆ Hace algún tiempo, conversando precisamente
no ficción. No creo que sea porque la realidad supera con el escritor mexicano Juan Villoro, él
la ficción, que es verdad. El problema de la realidad dijo que “escribir es rendir testimonio”.
es que es muy larga, entonces de todas maneras, in- Si uno está escribiendo no ficción, pues
cluso, cuando uno escribe no ficción, tiene que evitar es fácil entenderlo, pero sí me pregunté, y
la realidad, tiene que escoger partes de la realidad. En ahora le quiero preguntar a usted: ¿se puede
Guadalajara, Carrère hablaba del caso de Truman Ca- rendir testimonio a través de la ficción?
pote, que escribió esa famosísima novela sin ficción,

41
Yo creo que sí. También Juan, un buen amigo, estaba
en Guadalajara y allá yo estaba leyendo un cuento
suyo acompañado de mariachis, que es una manera
de combinar una realidad muy real con un conjunto
de música al lado de la ficción. Sí, la ficción, claro que
da testimonio. En estos días, en Colombia, ha habido
una polémica sobre la matanza de las bananeras y la
exactitud o inexactitud de los datos históricos que usa
García Márquez en su novela Cien años de soledad so-
bre la masacre. En la ficción lo que se puede hacer es, y
es lo que hizo magistralmente García Márquez, al dar
testimonio, al contar sobre un episodio real de la his-
toria de Colombia, él lo transforma con las herramien-
tas de la ficción y quizá lo exagera. El mismo García
Márquez decía que los muertos documentados por la
masacre de las bananeras, esa cifra concreta de la que
se habla en la Historia con mayúsculas, no eran ni mu-
cho menos la cantidad de la que él habla en Cien años
de soledad y en Macondo donde hay centenares o miles
de muertos que se llevan en los trenes y son arrojados
al mar. Pero el procedimiento de la ficción puede ser
uno de condensación. Si bien esa masacre concreta, si
bien en esa masacre en particular pudo no haber tan-
tos muertos en ese día o en esos dos días de la huelga,
en Colombia ha habido tantas masacres, hubo tantas
masacres en el siglo pasado, que fácilmente uno puede Exitosa novela testimonial de 2006.
montar todos esos muertos, todos esos asesinatos en
un tren y arrojarlos al mar sin que eso sea mentira.
La ficción tiene un procedimiento legítimo de con-
densación de la realidad, de condensarla en algunas
escenas, en algunas situaciones, y eso explica mejor
la realidad que un texto de historia donde los datos “Ocuparse de la no ficción es meterse
tienen que ser absolutamente fundamentados, docu-
mentados, fidedignos. A la ficción, en cambio, le está
literariamente en la no ficción”
permitido hacer estas condensaciones de la realidad
para precisamente evitar la realidad y dejar que ella
se entienda mejor con la maravillosa herramienta de
la ficción. las dictaduras en América Latina que cualquier trata-
do de historia. Con ellas entendemos por dentro a un
ˆˆ Para poner la pregunta anterior de una forma dictador, nos metemos en su cabeza, el dictador habla,
diferente, he leído algunas biografías de el dictador dicta, que es lo propio de los dictadores. La
dictadores escritas por historiadores bien herramienta de la ficción sigue siendo una manera de
competentes y me cuestiono en relación con conocer la realidad que es extraordinaria, porque al
que justo ahora usted mencionaba a Gabriel alejarse el escritor de las ataduras de lo real, de lo que
García Márquez: ¿podría argumentarse que, tiene que estar documentado como en el periodismo,
por ejemplo, El otoño del patriarca rinde mejor en la ciencia o en la historia con datos reales, le da una
testimonio de lo que es una dictadura? libertad que le permite crear una realidad de la ima-
ginación que muchas veces se acerca mucho más a la
Sí, creo que sí y lo mismo el libro de Augusto Roa realidad real que la que pueden dar solo los datos. Uno
Bastos Yo el Supremo, que es también una novela pu- escribiendo no ficción no tiene derecho a meterse en
ramente ficticia, además, La fiesta del chivo, de Mario la cabeza de un dictador, escribiendo ficción, en cam-
Vargas Llosa. Tres grandes novelas dicen más sobre bio, sí se puede meter en la cabeza de un dictador y

42
el buen lector sabe cuándo un escritor ha adivinado, ˆˆ El olvido que seremos parece ser su texto
ha dicho la verdad a través de la ficción. Los escritores más influyente. Es una obra bellísima y
dicen la verdad a través de la mentira de la ficción y lo claramente es una obra de testimonio. ¿Es
logran de verdad. El olvido que seremos un testimonio de amor
de un hijo a su padre injusta e impunemente
ˆˆ ¿Cuál es la necesidad de rendir testimonio? asesinado? ¿Es un testimonio de desprecio a
Dicho de otro modo, ¿vale la pena rendir los asesinos y, sobre todo, a las circunstancias
testimonio sobre cualquier cosa? que hicieron posible este crimen?

Hay muchas versiones de la realidad que a veces com- Es todo eso al mismo tiempo. En algún momento de
piten. Por ejemplo, en Colombia, hubo una especie de esa novela sin ficción digo que escribo todo eso sim-
moda de que los paramilitares escribieran libros, de plemente con la intención de que se sepa cómo era esa
que ellos hicieran confesiones. Carlos Castaño escribe persona que fue asesinada.
Mi confesión. También los narcotraficantes empezaron
a escribir libros, justificando un poco sus vidas. Si uno Mis dificultades al escribir el libro eran que estaba es-
no opone a esas narrativas, a esas versiones de la rea- cribiendo sobre una persona buena y, en general, los
lidad, versiones distintas, entonces ellos se quedarían libros que tienen más éxito son los que cuyos prota-
con la palabra y creo que uno no puede dejar la pa- gonistas son los malos; la serie de televisión donde el
labra a los que mienten impunemente, a los que dan protagonista es un gran capo mafioso, un asesino; las
una versión acomodada de la realidad para tratar de novelas en las cuales el padre es una persona nefasta,
sentirse bien, para ocultar su ruindad moral y perso- brutal, que trata de acobardar y de llenar de temor a
nal. Los testimonios alternativos sobre la realidad son sus hijos. Yo estaba lidiando con un personaje cuya
muy importantes. También hubo muchas novelas co- vida privada y cuya vida pública eran particularmen-
lombianas sobre sicarios, en las que esta figura queda- te buena, ejemplar. Él había sido, no solo un hombre
ba casi justificada, atenuada. Eran novelas muy com- bueno en el campo de la medicina, un profesor, una
prensivas con la figura del sicario. Habría que oponer persona preocupada por la salud, por las vacunacio-
a esas novelas de los sicarios unas novelas donde se nes, por el agua potable, por los alcantarillados, por
sienta el dolor de las personas que reciben las balas la educación en higiene, sino que también en su vida
de los sicarios, y no tanto el de las personas que dispa- privada había sido un padre o marido, un abuelo ejem-
ran. Dar testimonio de distintas facetas de la realidad plar, un amoroso cordial y estimulante para todos no-
es muy importante. Una cosa es escribir una novela sotros. Entonces escribir sobre una especie de santo
desde el punto de vista de quienes tienen esclavos y laico puede ser aburrido, ridículo, cursi. Mi dificultad
otra escribirla desde el punto de vista del esclavo, y las era dar a ese personaje la suficiente fuerza para que
novelas en las que los protagonistas fueron esclavos no pareciera ridículo. Eso fue lo que yo intenté con El
resultaron ser muy útiles para que se comprendiera olvido que seremos.
la injusticia de la esclavitud y para que esta fuera fi-
nalmente abolida. Allí está la importancia de los tes-
timonios.

obre Abad Faciolince puede decirse que estudió Lengua y literatura modernas en la Universidad
de Turín (Italia). Entre otras novelas y libros de cuentos, ha escrito Basura (2000), ganadora en
España del Primer Premio Casa de la Narrativa Innovadora; Angosta (2004) que en China obtuvo
el Premio a la Mejor Novela Extranjera; El olvido que seremos (2006) a la que le fueron otorgados el
Premio de Literatura Casa da América Latina a mejor obra latinoamericana y el Premio Literario a
los Derechos Humanos WOLA/Duke. Su última novela es La oculta (2014). En 2016, creó Angosta Edi-
tores, editorial independiente de Colombia. Abad Faciolince también ha recibido un premio nacional
de cuento, una beca nacional de novela y dos premios Simón Bolívar de periodismo de opinión. Ha
contribuido regularmente en algunos de los medios de comunicación más influyentes del país como
Semana y actualmente es columnista de El Espectador.

43
que recuerdo muy bien en el restaurante La Provincia
con Laura Restrepo y Pilar Reyes, les conté cuál era el
libro que estaba terminando, de qué se trataba y cuál
“La ficción tiene un procedimiento iba a ser el título. No sé muy bien si Pilar o Laura me
legítimo de condensación de la realidad” dijo que mejor que “Ya somos el olvido que seremos”
le parecía el título “El olvido que seremos”; más cor-
to, mejor un octosílabo. Entonces, gracias a ellas dos,
acorté el título y lo dejé en el octosílabo. Es el primer
verso de ese poema de Jorge Luis Borges que nosotros
pusimos como lápida en la tumba de mi papá y que
ˆˆ ¿Algún día llegará el justo castigo
luego fue también el título de mi novela sin ficción o
para los culpables?
de mi novela testimonial.
A estas alturas de la vida el justo castigo es lo que me-
ˆˆ A pesar de numerosos vericuetos,
nos me importa. Es muy importante la verdad, para
verificó que el poema con este verso
mí es muy importante que mis hijos hayan podido te-
“Ya somos el olvido que seremos”, en
ner un padre también amoroso, no resentido, no hun-
efecto, fue escrito por Borges, ¿cierto?
dido en el rencor.
Sí, cuando el libro salió, se desató una polémica por-
La justicia práctica de los hombres en una república es
que un poeta valluno, Harold Alvarado Tenorio, cuan-
útil en determinados momentos para que el crimen no
do vio el éxito que estaba teniendo —a él nunca le
triunfe, se desestimule y no haya impunidad. Pero a
gustaba mucho el éxito de los demás—, afirmó que
estas alturas de la historia de Colombia lo que más ne-
yo citaba ese poema de Borges simplemente como
cesitamos es verdad, que se conozca lo que pasó, pero
una operación de mercadeo, para unir mi nombre de
no quedarnos en la rumia, solicitando permanente-
enano, que es verdad, al nombre gigantesco de Borges.
mente una justicia; en el caso de mi padre, de justicia
Además, dijo que ese poema en realidad no lo había es-
aplicable a los paramilitares, quienes lo mataron o a
crito Borges, sino que lo había escrito él. Yo sabía que
quienes estuvieron de acuerdo con ellos para matar-
el poema no está en las obras completas de Borges, no
lo o, en otros casos, a la guerrilla, etcétera. Colombia
está en su obra poética, pero como mi papá lo había
debe vivir un momento de tranquilidad, cierta dosis
firmado con las iniciales de Borges, pues le creía. Yo
de olvido y seguir adelante, con la verdad, pero sin exi-
siempre le creí a mi papá, él era un hombre que de-
gir una justicia plena.
cía la verdad. Me comuniqué con Harold Alvarado Te-
norio y le pregunté que si él había escrito ese poema
ˆˆ ¿Podría hablarnos más sobre el título del libro?
me dijera dónde lo había publicado porque mi papá
lo llevaba en el bolsillo. Él me contestó que lo había
El olvido que seremos, cuando lo estaba escribiendo me
publicado en la revista Número, en 1993 o 1992. Yo le
di cuenta muy pronto que ese iba a ser el título, porque
contesté que mi papá llevaba el poema en el bolsillo en
proviene de un papel muy importante para mí. Cuan-
1987. Él me respondió que entonces mi papá llevaba el
do mataron a mi papá, él llevaba en el bolsillo varias
poema en el bolsillo antes de que él lo hubiera escrito.
hojas. En una de ellas, estaba una lista de personas que
Me di cuenta de que eso era un cuento como de Borges.
iban a ser asesinadas por los paramilitares y, en esa
Esas cosas pueden pasar en un cuento de Borges, pero
lista, estaba el nombre de mi padre; envolviendo esa
en la realidad no. Me dediqué a rastrear, a buscar el
lista asquerosa de crímenes planeados, que luego se
origen de ese poema, dónde lo podía haber leído mi
fueron cumpliendo porque mataron a varias personas
padre, dónde lo podía haber encontrado para copiarlo
de esa lista, estaba un poema copiado de puño y letra
y, bueno, escribí un libro que se llama Traiciones de la
por mi padre y firmado por las iniciales JLB. Ese poe-
memoria, el primer relato-ensayo se llama “Un poema
ma era sobre la muerte y sobre el olvido y el primer
en el bolsillo”, allí doy cuenta de su historia y creo que
verso dice: “Ya somos el olvido que seremos”.
demuestro que, en efecto, sí fue escrito por Borges y no
por Alvarado Tenorio.
Ese era el título que iba a llevar el libro: Ya somos el
olvido que seremos, un endecasílabo. En un almuerzo

44
aplaza su final. Así como uno echa agua a las flores, a
las matas, para que no mueran pronto, asimismo uno
escribe sobre algunas personas que le parecen memo-
rables, que son presencias dentro de la mente, dentro
de la memoria. Uno escribe para cultivar esa memo-
ria, para regar esa memoria, para echarle agüita a esa
flor de la memoria y dura un poco más el recuerdo.
Cuando yo escribí El olvido que seremos, a mi papá lo
recordaban unos cuantos de sus alumnos, las perso-
nas de la familia y unos amigos, pero en Colombia ya
estaba siendo olvidado. Creo que mi libro sí ha servido
para postergar ese olvido, para que mucha más gente
lo conozca a través de las letras y lo recuerde. Por el
momento, el olvido no ha llegado por completo.

ˆˆ Permítame preguntarle brevemente


sobre Colombia. ¿Ha habido progreso en
Logo de la nueva editorial creada por el terreno de la construcción de la paz?
Héctor Abad F.: Angosta Editores.
Si uno compara la Colombia del año en que mataron
ˆˆ Usted termina este artículo que escribió a mi padre, hace treinta años, 1987, o de 1991, cuan-
para la revista Letras Libres en 2009, titulado do Medellín tuvo el índice de homicidios más alto de
“Un poema en el bolsillo”, escribiendo: la tierra, era la ciudad más violenta de la tierra, don-
de más gente mataban por cada cien mil habitantes;
Soy un olvidadizo, un distraído, a ratos un indolente. si uno compara la Colombia de hoy con la Colombia
Sin embargo, puedo decir que gracias a que he trata- de finales del gobierno de Belisario Betancur y princi-
do de no olvidar esta sombra, mi padre, arrebatado a pios del de Virgilio Barco en la década de los ochenta,
la vida en la calle Argentina de Medellín, me ha ocu- cuando fracasó el intento más serio de un proceso de
rrido algo extraordinario: aquella tarde su pecho iba paz iniciado por Betancur porque empezó el extermi-
acorazado solo por un frágil papel, un poema, que no nio de la Unión Patriótica, con más de tres mil, bue-
impidió su muerte. Pero es hermoso que unas letras no no sé sabe bien, entre dos mil y tres mil militantes
manchadas por los últimos hilos de su vida hayan res- asesinados; si uno lo compara con lo de hoy, al menos
catado, sin pretenderlo, para el mundo, un olvidado en cifras absolutas, la situación es mucho mejor. El
soneto de Borges sobre el olvido. proceso de paz llegó a su fin, se firmó un acuerdo con
muchas dificultades, con muchos errores, incluso de
ˆˆ Para muchos que hemos tenido la fortuna parte del Gobierno, que tal vez debió haber sometido
de leer el libro, conmovidos, su padre otra vez a un referéndum el segundo acuerdo para que
Héctor Abad Gómez afortunadamente
no ha caído en el olvido. Él aún no es el
olvido que seremos. ¿Qué opina usted?
“Uno no puede dejar la palabra a
Es una paradoja del título del libro. Escribí un libro
convencido de que todos vamos a ser olvido, de que los que mienten impunemente, a
todas las personas vamos a ser olvidadas; incluso Bor-
ges, algún día, ese inmenso escritor va a ser olvidado. los que dan una versión acomodada
Pero hay una cosa humana que es muy bonita: ante de la realidad para tratar de
esa conciencia de la muerte, del olvido, de todas mane-
ras nosotros queremos postergar ese olvido, queremos sentirse bien, para ocultar su
hacer que el recuerdo dure más. Un poeta español, An-
drés Trapiello, decía que esa acción es como el agua
ruindad moral y personal”
que se les pone a las flores. Escribir es como el agua
que se les pone a las flores: no las vuelve eternas, pero

45
Héctor Abad Gómez en el filme “Carta a una sombra” (2015).

“El buen lector sabe cuándo un ˆˆ Conversando con Antanas Mockus en 400
escritor ha adivinado, ha dicho la voces, él señalaba que “en Colombia ya está
sembrado el chip de la meritocracia, pero
verdad a través de la ficción” aún en parte se opera con el chip de las
palancas”. ¿Qué opina de este comentario?

Llegar a una sociedad en la que el mérito, el trabajo,


los enemigos de este no digan que fueron engañados. sean reconocidos siempre y no sirvan para nada los
En fin, con todas esas dificultades y, aun con el hecho apellidos, la herencia, las palancas, es un ideal que ni
de que han matado activistas sociales en el último año siquiera en las sociedades más avanzadas, ni siquie-
(2017) en decenas, no podemos comparar ese periodo ra en Europa o en Japón se ha logrado y en Colombia
que acabo de mencionar con el actual. Los índices de mucho menos. Es bonito tener ese ideal en la cabeza,
asesinatos, de homicidios, en la Colombia de hoy, son siempre debemos aspirar a que sea el mérito el que se
muy inferiores a los de 1987 o 1991. La situación sí ha premie y no la clase o la aristocracia, los apellidos o la
cambiado. Buena parte del ejército, de las fuerzas ar- tradición de una familia. En Colombia, como en mu-
madas de Colombia, apoya el proceso de paz y protege chas otras partes del mundo, hay una lucha entre esa
a las personas que han dejado las armas y eso es un conciencia vieja de que el mérito se hereda por san-
cambio fundamental. Al menos la mitad de la pobla- gre, como si hubiera una especie de casta o de noble-
ción está muy de acuerdo con este proceso y quiere za superior a los demás, y entre que el mérito es una
que siga adelante. Veo muchos signos de mejoría, pero cuestión individual, personal, y que cada uno debe fra-
entramos en un año electoral, en el cual muchas cosas guarse una vida y que la sociedad debe ser más justa
pueden pasar, vamos a ver qué pasa el año entrante y reconocer el esfuerzo y los méritos de cada uno y no
(2018), si las elecciones las ganan quienes quieren que su proveniencia. En Colombia a veces triunfa el méri-
pasemos la página del conflicto o quienes quieren re- to, pero la mayoría de las veces lo hace los privilegios
gresar al rencor y a la confrontación. heredados.

46
ˆˆ Cambiando de tema, no quiero dejar Ha sido muy satisfactorio fundar y desarrollar Angos-
de preguntarle acerca de su proyecto ta Editores. En este momento, estamos en la Feria In-
de casa editorial, Angosta. ¿Nos puede ternacional del Libro de Guadalajara por primera vez
comentar sobre esto, por favor? compartiendo estand con otras pequeñas editoriales
de Medellín; Tragaluz, que tiene una tradición de más
Vamos a terminar este primer año [2017] de trabajo de diez años, y con Mesaestándar, una pequeña edito-
en Angosta Editores con diez libros publicados. Es- rial especializada en libros de arquitectura y de arte
peramos en diciembre [de 2017] publicar un libro de que también va a ampliarse hacia la literatura infantil
cuentos de un joven escritor antioqueño, José Andrés el año próximo. Es un gusto que podamos hacer este
Ardila y con una reedición de un libro de mi padre que trabajo editorial en Medellín. Eso indica que tenemos
se llama Manual de tolerancia. La colección del libro de confianza en el país. Esperamos que haya un futuro
cuentos es Lince, donde queremos dar a conocer nue- mejor y que haya jóvenes que estén entrando en la
vas voces de la literatura colombiana, latinoamerica- clase media que quieren tener una pequeña bibliote-
na y española; por ahora colombiana, según el mérito ca personal en su casa. A eso le apuntamos y, por eso,
y no según los apellidos. El libro de mi padre inaugura también traduje para la editorial un libro que quiero
una nueva colección de ensayos. muchísimo, un libro que siempre he adorado: Cándi-
do, de Voltaire. Es decir, hacemos libros clásicos, li-
bros de jóvenes, ensayos y tendremos también poesía.
Hasta ahora estamos contentos. Es una apuesta difícil,
pero estamos felices de tener este nuevo proyecto, esta
nueva ilusión, este sueño que se puso en marcha que
es Angosta Editores.

ˆˆ Permítame terminar esta conversación con


Aquí. Hoy una serie de preguntas acerca de gustos
personales. Algunas son dicótomas y, en
Ya somos el olvido que seremos. ese caso, naturalmente usted no tiene por
El polvo elemental que nos ignora qué escoger alguna de las dos opciones.
y que fue el rojo Adán y que es ahora Primera: ¿El Tiempo o El Espectador?
todos los hombres y que no veremos.
Estamos en un tiempo en que se leen menos periódi-
cos en papel. Yo entro en los dos periódicos, no voy a
Ya somos en la tumba las dos fechas decir que por igual, entro más en El Espectador por-
del principio y del término, la caja, que tengo allí más compromiso de vigilancia: cuando
la obscena corrupción y la mortaja,
hay algún error en El Espectador, tengo comunicación
con los editores y puedo hacerlo corregir. Entro en El
los ritos de la muerte y las endechas. Tiempo cuando alguna noticia la da El Tiempo y no la
da El Espectador. En general, en la red, sigo la prensa
No soy el insensato que se aferra colombiana, pero también la prensa internacional. Mi
al mágico sonido de su nombre;
vínculo es con El Espectador porque es donde soy co-
lumnista y donde formo parte del consejo editorial; es
pienso con esperanza en aquel hombre
un periódico que está más cerca de mí porque trabajo
que no sabrá que fui sobre la tierra. para ellos en este doble papel de columnista y de tra-
tar que el periódico esté bien, incluso desde el punto
Bajo el indiferente azul del cielo de vista de la redacción, de la gramática, de la ortogra-
fía. El Tiempo es el periódico más leído de Colombia,
esta meditación es un consuelo.
también por eso de vez en cuando lo reviso para no
quedarme por fuera.
Jorge Luis Borges

47
ˆˆ Hablando de prensa internacional:
¿Aristegui Noticias o Televisa?
“Escribir sobre una especie de santo
De la prensa mexicana no estoy tan pendiente, pero si
algo he oído es Aristegui noticias. [Carmen Aristegui] es laico puede ser aburrido, ridículo, cursi”
una mujer muy valiente, a quien he apoyado en sus lu-
chas por contar la verdad, por dar testimonios de ver-
dades duras en México, en su lucha, incluso, critica el
actual presidente de México para denunciar sus exce-
sos de lujo y de mediocridad. Televisa muy poco la veo. y son libros fundamentales para la historia y para la
sociología. [También] recomendaría mucho el libro de
ˆˆ Esta es difícil: ¿razón o fe? cuentos que vamos a publicar en Angosta Editores de
José Andrés Ardila, que se llama El libro del tedio. Con
Siempre he sido un partidario de la razón y siempre esos dos autores me quedaría en este momento.
pensé que la fe era una irracionalidad muy curiosa.
Sin embargo, recientemente, leí un libro de Yuval ˆˆ Cosa curiosa, cuando hablamos con
Harari, que se llama Sapiens: una breve historia de la Sergio Fajardo en 400 voces también
humanidad, y ese libro me demostró algo muy intere- recomendó los libros de Yuval Harari.
sante y es que todas las personas creemos continua-
mente en ficciones y las creemos por una especie de fe También va a salir un libro de Sergio Fajardo en estos
irracional que compartimos con muchas personas de días y me pidieron que escribiera el prólogo, puede ser
nuestra generación. Entonces me doy cuenta de que una lectura interesante.
por mucho esfuerzo que haya hecho toda la vida por
ser una persona racional, razonable, por tratar de ba- ˆˆ Estimado Héctor, muchas gracias por
sar mis creencias en el conocimiento científico, serio, tomarse el tiempo para esta entrevista,
y no en la sinrazón, de todas maneras hay áreas en la ¿hay algo más que guste agregar?
existencia en las que todos todo el tiempo ponemos
nuestra creencia o nuestra fe en una ficción, en algo Tal vez contarles que también organizo en Medellín
que no es muy real. No le puedo dar una respuesta ta- con la biblioteca de la Universidad Eafit, con el apoyo
jante, en estos días no soy el racionalista que fui casi de Familia y de Caracol Televisión un premio literario:
siempre durante mi vida. A mis cincuenta y nueve Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, en el cual
años tengo que decir que reconozco que vivimos en ya tenemos once nominados y que en enero [de 2018]
un mundo en el cual, como decía Nabokov, la palabra vamos a tener los tres finalistas. Daremos a conocer el
realidad debería ponerse siempre entre comillas. nombre de la mejor novela o el mejor libro de narrati-
va de Colombia desde finales de 2016 hasta finales de
ˆˆ La última: ¿algún o algunos octubre de 2017. Es un premio que me enorgullece y
libros que recomendaría? que llega a la cuarta edición, donde tratamos de esti-
mular la lectura de autores colombianos de ficción y
Este de Yuval Harari, Sapiens: una breve historia de la de no ficción.1
humanidad, y el segundo [de Harari] que va hacia ade-
lante que se llama Homo Deus: una breve historia del ma- 1 La ganadora del premio fue Pilar Quintana, con su obra La perra
ñana. De mis lecturas de 2017 esos dos libros son muy (Random House).
importantes y han cambiado muchas cosas por dentro

48
Ensayo
Huellas

Mecánica de la probabilidad literaria


Por Yesid Arturo Torres Rodríguez

Breve reflexión sobre dos “ciencias” que muy pocas veces miramos en paralelo: la
física cuántica y la literatura. Los recientes descubrimientos de la física cuántica
han ampliado el horizonte más allá de rígidas categorías de lo real, de lo predecible.
Esta ciencia nos acerca objetivamente a lo que había permanecido restringido
al campo “irrelevante” de lo fantástico. Desde Ficciones de Borges que presenta
artísticamente la teoría de los universos paralelos hasta experimentos con doble
rendija, todo condensado contra toda posibilidad en este curioso texto.

E
n el mundo que percibimos a diario suceden abandonar enfoques interpretativos que respondan a
eventos extraordinarios, rarezas de la realidad lógicas que apelen al sentido común. Nos hemos acos-
en cuyo interior los hechos pasan de un modo tumbrado a lanzar una pelota, conocer su recorrido,
muy distinto del que pensamos. Vivimos en un uni- su posición y su final, pero la naturaleza encierra sus
verso gobernado por las fuerzas que se hallan en los propias maneras. Es más, si se les asignan estados
intersticios diminutos de la existencia. Es precisamen- definidos del universo macroscópico (vida real), se
te aquí en donde la física cuántica y la literatura com- nos hace imposible comprender la mística de la que
parten un punto de encuentro, al tratar de acercarnos se encuentran revestidas, pues tanto el arte literario
a esa extraña naturaleza que se esconde en todas las como el comportamiento subatómico funcionan con
cosas. independencia de nuestra forma de organizar e inter-
pretar el mundo.
Ambas tienen la singularidad de ser expresiones intra-
naturales del cosmos, pues revelan principios que nie- Jorge Luis Borges da una exquisita muestra de cómo la
gan estados absolutos y determinados de la realidad. literatura muchas veces se puede leer como ciencia y
En ellas gobierna la incertidumbre y la indetermina- cómo estas coincidencias nos van dando luces de esta
ción. Además, para comprenderlas, se hace necesario relación. Quince años antes de que el físico estadou-

49
nidense Hugh Everett propusiera su teoría de los uni-
versos paralelos, el genio argentino publicó el cuento
El jardín de los senderos que se bifurcan. En esta historia,
el autor expresa con suma lucidez la posibilidad de la
bifurcación del espacio-tiempo por medio de actos que
se ramifican en nuevas realidades.
“Tanto el arte literario como el
comportamiento subatómico
“Cada vez que un hombre se enfrenta con diversas al-
ternativas, opta por una y elimina las otras; en la del funcionan con independencia
casi inextricable Ts’ui Pên, opta —simultáneamente—
por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiem-
de nuestra forma de organizar
pos, que también proliferan y se bifurcan”. e interpretar el mundo”
Cada acto, cada recorrido, cada salto, cada diálogo,
cada giro dramático, cada duda, cada estado cuánti-

50
co, cada simetría, representa no menos que todos los existencia es excluyente de otras. En la vida cotidiana
actos, todos los recorridos, todos los saltos, todos los o eres árbol o eres perro, en ningún caso los dos.
diálogos, todos los giros dramáticos, todas las dudas,
todos los saltos cuánticos y todas las simetrías que pu- Experimentos como el de la doble rendija dan cuenta
dieran existir para un mismo instante. Lo cierto (como de cómo en el universo cuántico se modifican y se mez-
categoría de lo real) parece (por lo menos en lo que se clan estos principios de la naturaleza macroscópica.
refiere a lo diminuto y a lo literario) fotogramas de la Recordemos que este experimento consiste en lanzar
posibilidad, ubicados uno encima del otro de forma protones a través de dos rendijas perpendiculares. Las
infinita, donde el tiempo y la progresión aparecen partículas chocan con la pared y forman dos líneas, tal
como determinantes, pues en esencia la bifurcación como lo harían unos balines si los disparáramos des-
surge como un laberinto complejo de realidades que de una distancia determinada. No obstante, observar
habitan en simultáneo. Es como si a cada instante le o no observar modifica el fenómeno, al mostrarnos lo
pertenecieran todos los instantes posibles en una eter- que se conoce como patrón de interferencia, propio de
na e inmutable continuidad. naturalezas ondulatorias, y así da lugar a la dualidad
onda-materia.
El movimiento de lo fundamental nos dice, además,
que con tan solo imaginar podemos construir la posi- La física clásica nos acostumbró a que los fenómenos
bilidad, pues, cuando se mira la bifurcación como con- ocurran con independencia de que los observemos o
tinuidad, la realidad aparece como derivación de una no, cosa que cambia a medida que nos introducimos
existencia más compleja e imperceptible. Es así que el en las realidades más diminutas. Tanto para el movi-
acto imaginativo (fuente sagrada de la literatura) se miento de las partículas fundamentales como para el
convierte en una manifestación creativa. mundo de las letras, observar influye en los fenóme-
nos. El lector (observador) recrea en su mente las his-
De acuerdo con esta teoría, en algún universo paralelo torias. Sin lectores no hay literatura, pues la literatura
al nuestro, Robert Jordan (personaje de Por quién do- solo es literatura en cuanto es leída. Por muy buena
blan las campanas) justo en este instante se encuentra que sea una historia siempre va a requerir su contra-
a un costado del camino con el dedo sobre el gatillo, es- parte: la lectura. Como en el famoso experimento de la
perando a que se acerque lo suficiente un militar con doble rendija, leer modifica las historias, al construir
rango de oficial para disparar. En otro, Hypatia Beli- representaciones mentales de los hechos. Si el objetivo
cia Cabral (personaje de La maravillosa vida breve de fundamental de la literatura es despertar las emocio-
Óscar Wao) se encuentra saliendo de los cañaverales nes en un individuo, cada lector lo hace de un modo
luego de resistir los embates más duros del Trujillato. distinto. Un texto literario está sometido a diversas
¿Difícil de creer? Pues así son las ideas derivadas de la miradas, y esas miradas lo modifican en cuanto lo
realidad más pequeña, poderosa y extraña que existe. crean y lo recrean.

En el mundo que percibimos todos los días, una piedra La ciencia durante siglos ha construido categorías
es una piedra, un árbol es un árbol y, en definitiva, un absolutas que han desestimado postulados que expli-
río es un río. Una cosa es una cosa en cuanto posee can la existencia desde otras orillas del pensamiento.
los atributos pertenecientes a esa cosa. Es decir, la sus- No obstante, con el descubrimiento del universo del
tancia fundamental que encierra la naturaleza de una quantum y sus manifestaciones ambivalentes, se abre
un espacio privilegiado a lo fantástico, que había sido
apartado durante mucho tiempo por nuestras creen-
cias en la vida real.

“A cada instante le pertenecen Estas dos manifestaciones de la inteligencia humana


son hidalgas exponentes de la subversión del pensa-
todos los instantes posibles en una miento, pues se han atrevido a negar y a reconstruir
eterna e inmutable continuidad” esos valores absolutos que parecían estar empotrados
en una especie de totalitarismo cognoscitivo, una dic-
tadura de lo innegable impuesta por la religión y por
la misma ciencia desde antaño. Con ellas estamos re-
cuperando el valor de lo fantástico.

51
In memoriam
Huellas

Nuestra cantora se
llamó Edna Guerrero
Por Luis Mallarino

Foto: Juan Martínez Janna

Reconstrucción de los fugaces acercamientos a una de las voces jóvenes más


prometedoras de la ciudad. Bellas Artes, Lunabril, La Cueva, La Noche del Río
fueron algunos de los espacios iluminados por su talento. ¿Qué pasa cuando una
voz se apaga con tantas canciones por delante? El vacío jamás llenado es fuente
de inspiración en este poético y nostálgico homenaje a Edna Guerrero.

Nuestra cantora se llama Josefina.


Quien no la ha oído, no conoce el poder del canto (...) veo en “Lunabril” cantando “La maza” ante una mu-
Con su desaparición desaparecerá también la música chedumbre a punto de inclinarse o llorar. La alcanzo
—quién sabe hasta cuando— de nuestras vidas. a ver en La Cueva (los vasos tiemblan, los meseros
Kafka equivocan los pedidos y entregan un Daiquirí en la
mesa que esperaba, quizá un Martini). La veo en “La
noche del río” con el río revuelto en la garganta. La

S
i a alguien se le erizaba la piel al otro lado del veo en el balcón de un hotel de Ibagué, una noche de
mundo sin razón aparente era porque ella había 2008, con los integrantes del coro de la Universidad
tarareado dos notas entre nosotros. Si se rompía del Atlántico. Ese año, bajo la dirección del maestro
la cuerda de un laúd olvidado en una habitación anti- Eleazar Torreglosa, vencimos a los ibaguereños en su
gua, ella había empezado a sonreír en el escenario. Si propia casa. Ganamos el Concurso Nacional Ascun
el vino en las copas crecía uno o dos dedos, ella había Cultura, y yo gané un concierto gratuito de Edna en
alcanzado una nota que no estaba en los contrabajos aquel balcón.
ni en los ruiseñores. Nuestra cantora se llamó Edna
Guerrero. Todos los pianos del mundo le fueron insu- La escucho aún en los pasillos de la escuela de Bellas
ficientes. Artes. Entre esas paredes que ahora con más razón se
irán al derrumbe sin remedio, aunque antes habían
La veo ahora en la plazoleta de la Universidad del aguantado varias veces el temblor de abrazarnos a las
Atlántico cuando era una estudiante de ingeniería. La canciones de La Magdalena.

52
Coro de la Universidad del Atlántico. Edna Guerrero, tercera de derecha a izquierda (2008).

Soprano lírica, poeta, cantadora del Caribe colombia-


no, compositora, musicalizadora de obras teatrales,
Dido en la ópera Dido y Eneas, egresada del programa
de Licenciatura en Música de la Facultad de Bellas Ar-
“Milagro del aire que anduvo entre
tes, docente de canto de la Universidad Reformada, nosotros como si nada durante
dibujante. Una especie de milagro del aire que andu-
vo entre nosotros como si nada durante poco más de poco más de treinta años”
treinta años y nos regaló, entre tantas otras cosas, la
pieza de valor supremo: “Hagamos temblar”.

Intento reconstruir las escenas de las pocas veces que En la escuela de Bellas Artes, si había dos músicos reu-
la tuve cerca; busco la primera y caigo siempre en la nidos en un rincón, el nombre de Edna no tardaba en
plazoleta de la Universidad del Atlántico. Estamos sen- aparecer. Los estudiantes hacían entonces un silencio
tados junto al lago y no estamos solos, pero por más de redonda en señal de respeto, y luego seguían con
que hago esfuerzos, el rostro de los otros ha desapa- el ensayo. Esta especie de rendición ante su talento la
recido. Sospecho que ella acaba de cantar y que yo leí presencié en su máxima potencia el día en que ella lle-
poemas en uno de esos eventos espontáneos en pro de gó a “Lunabril”, aquel bar bohemio, en medio de un
alguna revolución fallida. Sospecho eso porque ya sé homenaje a Silvio Rodríguez.
que canta y, además, me siento con derecho a hablarle.
Le pregunto por qué estudia ingeniería y se le empa- Corría el año 2011. Con un grupo de amigos habíamos
ña el rostro. Errores de la vida, anota con sarcasmo, organizado el evento sin alcanzar a prever su magni-
y adivino que está cansada de la misma pregunta. In- tud, no teníamos presupuesto ni patrocinio; solo que-
tento consolarla con alguna tontería, y ella agrega que ríamos una excusa para tomar vino y enloquecer. Casi
el ser humano se inventa consuelos hasta en las cir- puedo sentir otra vez la sensación de felicidad en el
cunstancias más terribles. Pienso que mi propia vida aire: el lugar está a reventar; da la impresión de que
es un consuelo vano, pero no se lo digo. Poco tiempo toda la ciudad se ha instalado ahí dentro. Hay más de
después, como si el río Magdalena recobrara su cur- veinte artistas programados para presentarse, algunos
so, ella abandona los estudios de ingeniería por los de son poetas, también hay músicos y cantautores. Ella
música. no hacía parte de nuestros planes; no nos atrevimos

53
“Como si el río Magdalena recobrara
su curso, ella abandona los estudios
de ingeniería por los de música”

siquiera a invitarla. Nuestro evento estaba, a todas lu-


ces, muy por debajo de su talento. Entonces sucede lo
impensable: La Magdalena llega a medianoche al bar
como una cliente más y ya nadie quiere cantar. Los
que minutos antes se peleaban el turno del escenario
han empezado a mirarse entre sí, expectantes. Son mi-
nutos de una tensión plácida, tierna. Desde el micró-
fono por fin alguien —quizá yo— anuncia su arribo.
El público la aclama y ella, sonriente, se deja aclamar.
En pocos segundos la tarima está despejada para que
Edna Guerrero, nuestra cantora. Ilustración Edna abra su boca y nos quite en el acto, a todos, la
por Linda Montoya (mayo, 2018).
ilusión de creernos cantores.

Hace tres años la tuve cerca por última vez.

Con un presupuesto irrisorio, se me había dado aho-


ra por organizar un concurso de canciones inéditas.
Publiqué las bases y supliqué en silencio a todos los
dioses que Edna se inscribiera. Y los dioses —los mis-
mos que envidiaron a Dido— concedieron la petición.

“Una canción desesperante” llegó al correo electróni-


co del concurso. Era una pieza espléndida a guitarra
y voz. Tuve que haberla escuchado más de veinte ve-
ces el día que la conocí. Era mi ganadora indiscutible
incluso antes de oír las demás, pero los jurados eran
otros. La canción quedó entre las seis finalistas. Un
concierto en vivo iba a definir al ganador.

Cruzamos varias palabras por esos días; palabras que


ahora puedo releer gracias al milagro de la tecnología.
Alcancé a expresarle (y me consuela, aunque sea en
vano) toda la admiración que sentía por su música. Le
hablé del valor universal de algunas de sus piezas y
de lo fácil que se le daba la poesía. Ella se limitaba a
agradecer con caritas felices.

El día del concierto se presentó sola, desganada; el gui-


Edna Guerrero, Un día contento. tarrista le había cancelado a última hora y no podía
Foto de Roberto Camargo ocultar su decepción. Propuso declinar su participa-

54
“Hagamos temblar”

«Con las ganas que tengo de abrazarte,


mis pies corren huyendo de ti.
Tú que tienes más tesón,
aquiétame.
En tus ojos se acaban las preguntas
y aparece el mundo nuevo también.
Tú, que eres mi inspiración,
guíame.

Hagamos brillar el sol de amor sincero


y, abrazándonos, hagamos un temblor;
yo que tengo de los pájaros, el cielo;
tú que tienes de los días, el color;
yo tengo pluma y cincel en una mano;
tú en la punta de la lengua, la verdad;
y tú que eres un milagro…»

La Magdalena en grabación. Foto de Simón Sánchez Sotomayor.

ción y rechacé en el acto su ofrecimiento. Le sugerí que la vida es el boceto de algún dios caprichoso que deja
cantara a capela y rechazó en el acto mi ofrecimiento. todo a medio concluir, o porque me ocupé, tal vez y
No había tiempo para discusiones. Estaba programa- como siempre, en cosas sin importancia alguna; pero
da para abrir y el público esperaba incómodo. Subí a ella se enteró en aquel entonces de la idea y alcanzó
la tarima sin saber qué iba a pasar. Respiré profundo a expresar lo mucho que le alegraba. Eso también me
y la llamé al escenario con el riesgo de empeorar las sirve ahora de consuelo, aunque el ser humano se in-
cosas. Ella me juzgó con la mirada pero me hizo caso; vente consuelos hasta en las circunstancias más terribles.
tomó el micrófono y por poco revienta la cristalería
del bar con su canción. Nos regaló así, durante cinco Sus últimos meses de vida y su enfermedad se mantu-
minutos, la sensación de creernos inmortales. vieron casi en secreto la mayor parte del tiempo. Las
noticias alrededor de su estado de salud eran siempre
Los jurados no coincidieron conmigo. Orito Cantora una especie de canción incompleta. Los conciertos de
se llevó el galardón y en realidad, ahora que lo miro solidaridad prendían alarmas y rumores, pero no ha-
sin apasionamientos, era casi imposible poner una bía certeza alguna.
canción por encima de otra. Quizá debí haber declara-
do un séxtuple empate. Precisamente, la fiesta que se Diez días antes de su fallecimiento me llegó un audio
armó al final del evento reflejaba eso: un triunfo gene- al celular: Edna cantaba con voz adolorida (el ruiseñor
ral. Los concursantes se olvidaron pronto del veredic- / unos días viene, / otros días no). Parecía el canto de
to y cantaron juntos en tarima. Esa noche en La Cueva, alguien que se levanta de los escombros luego de un
por fin y por primera vez, todos teníamos la razón. temblor causado por su propia voz. Lo interpretamos
como una esperanza, una señal de que la muerte tam-
Ese mismo día decidí lo que ahora parecerá quizá una bién estaba rendida ante su voz. Interpretamos mal.
mentira extraordinaria: que el concurso debía conver- Ese canto resultó ser su despedida.
tirse en festival y que ese festival tendría que llevar la
imagen de Edna en el afiche. La idea quedó en boce- Adiós, Édniqus, Edna, Magdalena, María Morena,
tos porque los patrocinadores nunca llegaron, porque ¡cómo te queremos!

55
Narrativa
Huellas

Marx de los Sargazos


Por Iván Molina JimÉnez

Borís Kustódiev, El Bolchevique (1920)

T
eresa encendió un cigarrillo, miró con desprecio —No exactamente —respondió Teresa.
al oficial que la vigilaba y se sentó de frente al
amplio ventanal por el que se filtraban destellos —Explíquese.
atenuados de sol, teñidos por el verde intenso de las
algas. Por un instante, se imaginó en la vieja casa de su Después de un prolongado suspiro, Teresa añadió:
familia en las afueras de Vancouver, con las imponen-
tes montañas al fondo. Fue súbitamente arrebatada de —Ganuza era uno de los principales especialistas del
ese pasado por una voz femenina acerada y contun- mundo en nanotecnología de materiales, con estudios
dente. en prestigiosas universidades de Japón, Alemania, los
Estados Unidos, China y Brasil.
—Lo que más le conviene ahora es cooperar con no-
sotros. —Eso es de conocimiento público —acotó la mujer.

Sin prisa, Teresa giró el sillón y observó cuidadosa- —Ciertamente —contestó Teresa—. La versión oficial
mente a la mujer que acababa de sentarse en el borde es que Ganuza falleció al estrellarse su avión privado
de una mesa ejecutiva: vestía un traje sastre ya desgas- en la serranía de Chiribiquete, pero eso no es total-
tado por el uso, era pequeña (sus zapatos de tacón alto mente cierto.
no alcanzaban a tocar el suelo), tenía un sobrepeso
evidente, su cabello corto se veía maltratado, parecía —Se recuperó el cuerpo… —empezó a decir la mujer
carecer de cintura y su cara, en la que apenas se podía antes de que Teresa la interrumpiera abruptamente:
reconocer un mínimo de maquillaje, únicamente des-
tacaba por el insondable brillo de sus ojos. —Él sobrevivió al accidente. Fue encontrado por una
escuadra guerrillera que trasladó a Ganuza a un cerca-
—El arquitecto de todo esto —dijo Teresa— fue Vladi- no hospital de campaña. El equipo médico determinó
mir Ganuza. que, dada la gravedad de las heridas, apenas sobrevi-
viría unas horas más, pero que su memoria podía ser
La mujer protestó con vehemencia: transferida. El comandante de la zona captó de inme-
diato el potencial político y financiero de eso y ordenó
—¡Él tiene años de estar muerto! implementar el procedimiento con el sujeto que, por
sus características genéticas, era más compatible con

56
el moribundo, un talentoso teniente de apellido Mon-
talvo. Después de finalizado el proceso, devolvieron el
cuerpo, todavía agonizante, al mismo lugar en que lo “El equipo médico determinó
hallaron.
que, dada la gravedad de las
—¿La guerrilla entonces se apropió de la memoria de
Ganuza? heridas, apenas sobreviviría
unas horas más, pero que su
Sonrientemente, Teresa respondió:
memoria podía ser transferida”
—Casi.

Esperó a detectar una señal de exasperación en el ros-


tro de la mujer antes de agregar:
Pausadamente, Teresa respondió:
—Por la premura con que se efectuó la transferencia,
Montalvo, en vez de recibir únicamente los recuerdos —Sin duda, pero, para suerte de ambos, Montalvo no
y conocimientos, se convirtió en el anfitrión de toda tenía antecedentes, de manera que no lograron iden-
la subjetividad de Ganuza. A los pocos días, el cuerpo tificarlo. Durante los primeros dos años, estuvieron
del teniente se convirtió en un campo de batalla entre sometidos a una estricta vigilancia, que empezó a fle-
las dos identidades que lo habitaban. El comandante, xibilizarse a medida que los nuevos materiales diseña-
luego de consultar con los médicos, decidió que lo me- dos por Ganuza para el tráfico de la droga resultaron
jor era informar a sus superiores que el procedimiento un completo éxito. Fue entonces que decidieron pro-
había fracasado debido a un súbito incremento de la ponerles a los Kaskar trasladar los laboratorios y las
presión intracraneal. La inminencia de una muerte bodegas de las selvas de Putumayo a una instalación
“asistida”, de la que se enteraron por la infidencia de submarina en el mar de los Sargazos.
una enfermera, forzó a las dos personalidades a coo-
***
perar para escapar del campamento, lo cual lograron
gracias a los conocimientos logísticos de uno y a la ex-
Lentamente, la mujer se acercó al ventanal, contempló
periencia nanotecnológica del otro.
por un instante el interminable vaivén de las algas y
dijo:
—¿Cómo se involucraron con el cartel del Putumayo?
—preguntó la mujer.
—¿Por qué les interesaba el traslado?
—Fue la única opción que tuvieron. De regresar a Bo-
—Las instalaciones en Putumayo —contestó Teresa—
gotá y dar a conocer lo ocurrido, Montalvo corría el
eran blanco frecuente de las autoridades, con todas
riesgo de que su personalidad fuera borrada, un proce-
las pérdidas que esto implicaba respecto de atrasos en
so que podía dañar también —y de manera irreversi-
la producción y comercialización de la droga, reloca-
ble— la de Ganuza. Además, si la dirigencia guerrillera
lización de laboratorios y bodegas y, por supuesto, el
se enteraba de que estaban vivos, tratarían de destruir
incremento en el pago de sobornos. El malestar de los
el cuerpo que habitaban para asegurarse de eliminar
Kaskar por esta situación coincidió con una tensión
definitivamente la valiosa información militar que te-
creciente entre Ganuza y Montalvo.
nía el teniente. Después de considerar pros y contras,
contactaron a un abogado vinculado con el cartel, a
—¿A qué se refiere?
quien indicaron su interés de colaborar con los ne-
gocios de la familia Kaskar a cambio de anonimato y
—Tras aceptar que debían compartir un mismo cuer-
protección. Se presentaron como un solo individuo, de
po, ambos lograron establecer una forma de conviven-
apellido Lehder, y especialista en la fabricación de ma-
cia básica, pero sometida a una presión desgastante
teriales indetectables.
por una diferencia fundamental: Ganuza era hetero-
sexual, Montalvo no.
—¿Los Kaskar no sospecharon que se podía tratar de
una infiltración?
—¿Eso significa que…?

57
Sin dejar que terminara la frase, Teresa respondió:

—Exacto: mientras estuvieron en las selvas de Putu-


mayo, el único que pudo satisfacer plenamente su se-
“Decidieron proponerles a los Kaskar
xualidad fue Ganuza. Además, a esa tensión, pronto se trasladar los laboratorios y las
unió otra: Montalvo estaba acostumbrado al mundo
amazónico, su compañero de cuerpo prefería la jungla bodegas de las selvas de Putumayo
urbana. a una instalación submarina
Con su silencio, la mujer invitó a Teresa a que prosi- en el mar de los Sargazos”
guiera:

—El proyecto que le presentaron a los Kaskar tuvo un


origen “poético”, es decir, estaba inspirado en el relato
ción, pero sus operaciones principales fueron trasla-
La carta robada, de Poe, en el que la mejor forma de
dadas aquí, más cerca de los principales mercados de
esconder un documento es dejarlo a la vista. La pro-
la droga.
puesta consistía en construir en mitad del mar de los
Sargazos un local de entretenimiento para adultos, ex-
Por unos minutos, la mujer atendió varias consultas
clusivo para ricos y famosos, que llamara la atención
de sus subordinados y luego se aproximó de nuevo a
de todo el planeta: el Marx’s Cabaret, Casino & Resort.
Teresa y le preguntó:
Decorado con motivos de la antigua Unión Soviética y
sus aliados, sus secciones principales serían denomi-
—¿Por qué la escogieron a usted para gerenciar todo
nadas en función de los grandes revolucionarios co-
esto?
munistas: Engels, Lenin, Luxemburg, Trotski, Guevara,
Castro y Mao. Además de los espectáculos de varieda-
—Estaba temporalmente desempleada —respondió
des y el casino, los clientes tendrían a su disposición
Teresa— cuando recibí un boleto de avión de primera
un amplio surtido de acompañantes —hombres y mu-
clase y una invitación de un tal Alberto Lehder para
jeres—, menores de treinta años, de todos los colores
visitarlo en su casa de Cartagena. Al llegar, me en-
de piel, físicamente sanos, capacitados en las diversas
contré con un elegante joven al que no conocía, pero
áreas del placer sexual y cien por ciento naturales
a medida que conversábamos, la verdad empezó a
(nada de cíborgs).
abrirse paso. Pese a mi decidida resistencia inicial, me
convencí de que Ganuza también habitaba ese cuerpo
—La inauguración —evocó la mujer— provocó un es-
una vez que me fueron proporcionados varios datos
cándalo global, diversas organizaciones de izquierda
que únicamente él y yo compartíamos.
presionaron, primero, para clausurar las instalacio-
nes y, luego, llamaron a boicotearlas.
—¿Dónde conoció a Ganuza?
—Precisamente —aclaró Teresa— eso era lo que Mon-
—En Berlín, once años atrás. Por entonces, yo admi-
talvo y Ganuza esperaban que ocurriera. Las autori-
nistraba un cabaré temático inspirado en la República
dades de diversos países infiltraron agentes durante
de Weimar y él se convirtió, primero, en uno de mis
los primeros seis meses, pero todos sus informes coin-
mejores clientes y, después, en mucho más que eso.
cidieron en que el local no era más que un burdel de
lujo, establecido en aguas internacionales y repleto de
—¿Sabía lo de la droga?
adornos comunistas.
—No. Ganuza me dio a entender que, en sus nuevas
—Leí varios de esos informes —dijo la mujer.
circunstancias, este proyecto era la mejor opción que
tenía para recuperar algo de lo que fue su vida y que la
—Después de que la atención inicial declinó, Ganuza
construcción de las instalaciones —propiedad de Karl
dirigió la construcción, con materiales indetectables,
Marx Inc., una sociedad anónima inscrita en Las Ba-
de un nivel adicional ubicado debajo del cabaré, el ca-
hamas— sería financiada con su dinero. Él y Montal-
sino y el hotel, en el que se instalaron los laboratorios
vo, en cuanto habitantes de Alberto Lehder, manten-
y bodegas. Los Kaskar mantuvieron algunas activida-
drían un perfil muy discreto y yo sería la cara visible
des mínimas en las selvas de Putumayo como distrac-

58
de toda la operación, con la ayuda de parte del equipo individual, que fue diseñada, amueblada y decorada
administrativo que laboró bajo mis órdenes en Berlín. según sus preferencias específicas. La suspensión, por
decirlo así, de una de las personalidades mientras la
—¿Cuándo se enteró de lo de la droga? otra permanecía activa fue una práctica que perfec-
cionaron, con la ayuda de unos medicamentos espe-
—Apenas en la madrugada de hoy, durante la masa- ciales, una vez que los dos comenzaron a tener una
cre. sexualidad plena.

*** —¿Montalvo sabía de la existencia de ese elevador?

La expresión de duda en la mirada de la mujer —En efecto, ambos se repartían las tareas
incomodó a Teresa. Una vez que se sintió de supervisar el tercer nivel: Ganuza
segura de que podía controlar el tono se encargaba de los laboratorios y
de su voz, dijo: Montalvo de las bodegas.

—El complejo está compuesto —¿Por qué entonces…?


por tres estructuras básicas
que corresponden a distin- La voz de Teresa se impu-
tos niveles, dos de los cuales so una vez más sobre la
están bajo el mar. La prime- de la mujer:
ra se localiza en la superfi-
cie: allí están los muelles, —Con la desactivación
los helipuertos y el acceso periódica de una de las
a los elevadores mediante personalidades, Ganuza
los cuales los huéspedes y Montalvo recuperaron
ingresan a las instalaciones; márgenes mínimos de
la segunda consiste en el ca- autonomía individual.
sino, el cabaré y el hotel; y la
tercera alberga las bodegas, los —¿Podían tener secretos
laboratorios y las plataformas de nuevamente?
atraque de los minisubmarinos, que
son el medio de transporte de los emplea- —Algo parecido —contestó Teresa—.
dos y los cargamentos de esa sección. Montalvo aprovechó esas circunstancias
para —a espaldas de Ganuza— empezar a organizar
—Según lo que dice, el complejo fue diseñado para a los trabajadores de la bodega en un sindicato y, al fi-
que no hubiera comunicación entre la segunda y la nal, los convenció de exigir mejores condiciones labo-
tercera estructura, excepto por… rales y declararse en paro. Al enterarse de lo ocurrido,

Despaciosamente, Teresa terminó el resto de la frase:

—El elevador privado instalado sin mi conocimiento


detrás de una pared falsa, en la suite de Ganuza.
“A medida que se prolongaba
—¿De Ganuza y Montalvo? —precisó la mujer. su cohabitación forzada,
Tras evidenciar su desacuerdo con un movimiento de Montalvo y Ganuza empezaron a
cabeza, Teresa dijo:
desarrollar un protocolo de uso
—A medida que se prolongaba su cohabitación forza- del cuerpo que les garantizara
da, Montalvo y Ganuza empezaron a desarrollar un
protocolo de uso del cuerpo que les garantizara una una privacidad mínima”
privacidad mínima. Al elaborar los planos de las insta-
laciones, cada uno se aseguró de disponer de una suite

59
los Kaskar enviaron un equipo de pacificadores fuer- ***
temente armados, que se encontraron con barricadas
construidas con paquetes de droga. Pocos minutos Luego de una prolongada pausa, la mujer preguntó:
después, empezaron las ráfagas de ametralladora, que
fueron respondidas con cocteles molotov. —¿Ganuza y Montalvo murieron de inmediato?

—¿Cuándo empezó el enfrentamiento? Al sentir que una sombra empañaba su mirada, Teresa
cerró sus ojos por unos segundos antes de responder:
—Fue alrededor de la una de la madrugada. Al ser
Montalvo herido en un brazo, la excesiva segregación —No. Dos de mis asistentes se arriesgaron a navegar
de adrenalina activó la personalidad de Ganuza, quien en ese caos sangriento y me ayudaron a llevar el cuer-
—tras vencer la resistencia de su contraparte— tomó po a la bóveda principal. Una vez adentro, cerramos
control del cuerpo, corrió al elevador, subió a su suite la puerta, bloqueamos el acceso, llamamos a las auto-
y se dirigió al cabaré, acompañado en su fuga por una ridades y esperamos. Mientras agonizaban, Ganuza y
docena de trabajadores. Debido a su ofuscamiento, ol- Montalvo me informaron de la existencia del tercer
vidó bloquear el ascensor, por lo que otros empleados, nivel, de lo de las drogas y de todo lo que ya le dije.
primero, y los pacificadores, después, se valieron de
eso, unos para escapar y otros para perseguir a los que Tras fingir que creía en la inocencia de Teresa, la mu-
huían. jer sentenció:

—¿Qué pasó en el cabaré? —Las utopías siempre terminan mal.

—Los guardias de seguridad y los guardaespaldas —Antes de morir —susurró Teresa— Ganuza expre-
privados de los huéspedes, al observar lo que ocurría, só algo muy parecido. Evidentemente, Montalvo no
desenfundaron sus armas. Ganuza se subió a una estuvo de acuerdo. Sus últimas palabras fueron sobre
mesa y llamó a la calma; pero, como para los pacifi- utopías y horizontes, pero no le alcanzó la vida para
cadores él no era más que el traidor Alberto Lehder, terminar lo que iba a decir.
lo acribillaron. Después de eso, todos los que tenían el
dedo puesto en un gatillo dispararon.

60
Narrativa
Huellas

Champiñón
Por Caridad Brito Ballesteros

M
e sorprende el intenso golpear del agua con- blancura de mi tez. Quién pensaría que una mujer de
tra la ventana. Todo es gris. Después de siete tierras lejanas, criada en un paisaje verde y de mon-
meses de intenso calor, llueve. A través de las taña, con estudios universitarios, terminaría con un
rendijas de las cortinas curtidas que no logré unir la pueblerino de este resistero. Era presumida, ¿y para
noche anterior veo el potente choque de cada gota de qué? De todos los que me pretendían, creí escoger el
agua contra la ventana. Solo me gusta ver llover en el mejor. Me equivoqué.
campo.
Camino hacia la cocina, sobre el opaco piso de már-
Me acostumbré al calor. A ver entrando a las cinco de mol verde indio. No siento mis pasos. Todo se ve tan
la mañana por el Este el Sol. Días despejados. Los cac- borroso. Debo preparar la comida de mi señor espo-
tus secos por el largo verano. Las superficies cubiertas so. Mientras las arepas de maíz cariaco se terminan
por el polvorín amarillo y salado. La intensa luminosi- de azar en una parrilla más negra que el carbón que
dad que permanece, incluso, por las noches. Hasta las las calienta. Una parrilla tan vieja y negra como mi
nubes se alejaron de acá. suegra. Huyo por la enramada que va de la cocina al
patio y salto en los charcos de agua lluvia, doy vueltas
Parece que va a dejar de llover. Una hora más y verás con los brazos abiertos y abro la boca para tomar las
las calles convertidas en ríos. La gente prefiere distan- últimas gotas de agua del cielo. Mi pecho se ha llenado
ciarse de ti si no eres nativo. Creen que estoy loca. Te del aire fresco con olor a tierra mojada y mar revuelto.
lo he dicho, Coco, “si no fuera por ti, el viento tocaría El olor del mar es tan penetrante como la mirada de
la puerta y, silbando, diría: ¡Estás sola!”. Miro la otra un hombre excitado y me enamora. Aunque él no ha
mitad de la cama. Está vacía. Él no ha llegado. Quisiera cumplido mi deseo: “Llevarse mi dolor para dejar de
partir de un puñetazo el espejo de aumento que está pensar. Ahogarme en su ser. Mecerme con delicadeza
frente a la cama. De pared a pared. De piso a techo. para cerrar mis ojos, sin despertar”.

Hace muchos años, recién llegada aquí, era muy atrac- Unos maullidos reclamantes hacen que vuelva. Aga-
tiva. No me faltaron halagos. Al caminar me decían: rro una lata de comida para gatos, que se encuentra
“Por la sombrita, mi amor, que el azúcar también se en el gabinete donde están organizados los alimen-
quema”. “Mamacita, los bombones también se derri- tos no perecederos. La tomo con cuidado por la oreja
ten”. Tenía muchos admiradores. Las mujeres ni me del “Abre fácil”. Me detengo y tomo un cuchillo pico
hablaban por celos de “sus hombres”. Envidiaban la de loro, con la punta sobre la lata hago tanta presión

61
que la perforo y, desde el pequeño agujero, comienzo
una luna nueva observando cómo el aluminio cede al
filo del cuchillo. Destapada y sobre el mesón de por-
celanato negro dejo la tapa de la lata y el cuchillo. Le
“Si no fuera por ti, el viento tocaría la
sirvo a Coco. Y él devora en cuestión de segundos sus puerta y, silbando, diría: ¡Estás sola!”
alimentos.

Mientras lo veo comer, una gota se escapa por una de


las tantas grietas que posee el techo en machimbre a
punto de desplomarse. Al igual que mi matrimonio, el
peso de la falta de un buen mantenimiento lo traerá
al suelo.

La gota de agua cae sobre mi cabeza, se resbala sobre una leve ilusión de mayor tamaño. Sin embargo, no
mi amplia frente y baja desde la punta de mi pro- deja de parecer un champiñón.
minente nariz, humedece mi esternón,
haciendo endurecer mis senos y sal- Puedo escucharlo detrás de la puerta
pica mis pequeños pies planos, me sacudiéndose las botas cargadas
quedo quieta un par de minutos de barro. Saca las llaves de su
más para que la experiencia bolsillo. Abre la puerta muy
se repita. Mi piel responde despacio para tratar de sor-
con una explosión de sen- prenderme, pero la bisagra
saciones al breve y suave de la puerta principal hace
recorrido del agua sobre un chillido tan fuerte que
mí. Pero el olor a maíz delata su entrada. Cie-
quemado hace que mi rra la puerta y se dirige
concentración regrese al guiado por el olor a maíz
anafe. Volteo los carbo- quemado a la cocina. Está
nes aplanados que creía frente a mí. Me aprieta
arepas. Mi cuerpo se estre- muy fuerte el antebrazo
meció al presentir los actos izquierdo con su mano
de castigo que siguen a este derecha y con la izquierda
error. Pero ya estoy cansada. acaricia la extensión de mi
Caí rendida con sus detalles, sus largo cabello negro. Luego, pasa
gestos de galantería y las serena- su áspera y gran mano sobre mis
tas. La luna y el mar me ofrecía. mejillas manchadas ahora por el sol.
Sus manos son más grandes que mi cara
Me enamoraré del hombre tierno. El buen par- y trata de meter uno de sus dedos desgatados de
tido. Casas, carros, joyas y negocios. Todo lo que yo contar dinero en mi boca. Mi cuerpo lo repulsa y me
quisiera. Pero lo desconocía. Por principios llegué al aguanto las ganas de vomitar. Su rostro tiene un as-
matrimonio casta. Juré amarlo en el altar. Me casé y se pecto borroso. Pero estoy segura de que no está eno-
convirtió en un hombre tosco y sin detalles. No tengo jado. Sus ojos grisáceos grandes, la intensa mirada en
experiencias para comparar, pero lo que él me da en la mí y la aparición de una sonrisa cómplice.
cama está distante de llenar en una pequeña parte mis
expectativas. Cuando estamos juntos… él no piensa en Estoy a espaldas del mesón. Pongo mis manos en el
mí. Y aparte de su egoísta anhelo por la satisfacción, borde, siento estremecerse todo mi cuerpo. Aprieto el
su pene… ¡su pene es tan pequeño! Que el dedo meñi- borde del mesón. Aprieto los labios. “No quiero hacer-
que de mi mano parece más grande, aun cuando está lo ahora”, grito en mi mente y él da un paso hacia mí.
erecto. No alcanza a ser ni la punta del plátano que Se quita el cinturón de cuero. Se lo enrolla en la mano
tiene mi vecino entre las piernas. derecha y, con un extremo, me da unos suaves correa-
zos. Se acerca más, dejando a un lado la correa y se
Él es consciente de que tiene un micropene, que aun desabrocha el botón de su jean Chevignon descolorido
frente al espejo de aumento se ve pequeño, pero le da por el agua salobre y el detergente en polvo, baja la

62
cremallera muy despacio. Realiza un movimiento de “¿Cuándo ha dejado algo para mí?”. Pero es mi esposo.
cadera de izquierda a derecha, el jean está abajo, cu- Estoy casada y cansada”.
briendo sus botas empantanadas. Dejando totalmente
visibles sus bóxer Calvin Klein blancos muy deteriora- El calor se adueña de mi cuerpo. Una idea en mi cere-
dos, incluso agujereados. Allí debajo parece estar una bro. ¡Comida para gatos! Mi brazo izquierdo respon-
erección. Coloca sus manos en mis amplias caderas. de y se estira rápidamente sobre el mesón con movi-
“No quiero hacerlo ahora”, grito nuevamente en mi mientos desesperados. Lo encontré. Con cautela traigo
mente. Pero en mi cuerpo no hay ninguna reacción. hacia mí el cuchillo. Despacio. Sonrío de placer. Rea-
Se baja el bóxer. Y justo ahí, sobre el hueso pubiano, lizo un movimiento rápido y cortante en dirección al
el champiñón. champiñón. Una explosión. Levanto la cabeza para ver
la expresión de dolor en su rostro y todo se desaparece
Finalmente, mis músculos dan respuesta. Separo las en las llamas.
piernas. Hago cara de complacencia. Finjo una sonrisa
cómplice. Con el pulgar y el índice de la mano dere- Ana saca la mirada del carbón encendido. Asustada
cha, empiezo a acariciar la “longitud” de su miembro. pasa las manos sobre su cabeza, voltea hacia la mesa
Realizo movimientos más rápidos de arriba abajo. Él del comedor y, sentado esperando el desayuno, está su
está lleno de placer. Y yo, de inconformidad. “Deten- esposo, quien al verla agitada le pregunta: “¿Cariño, en
te, susurra. Dejaré algo para ti”. “¿Para mí? Pienso, qué piensas?”, y ella, poniendo un plato sobre la mesa
con una amplia sonrisa responde: “En nada cariño,
solo comida para gatos”.

63
Poesía
Huellas

“El buen poeta” y


otros poemas
Por Yojan Murcia

El buen poeta

Hace unos años decidí que quería ser escritor,


me propuse ser un brillante novelista, así que me dije
a mí mismo:
¡Vas a ser el nuevo Dostoyevski!
Pero fui tan malo que me fue imposible
vencer mi pereza,
así que nunca terminé alguna de mis novelas.

Entonces, me cambié al cuento,


de nuevo, me comparé con los grandes y dije: Para ser honesto,
Mi nombre estará junto a Chéjov, Borges y Cortázar. creo que escribo cuentos, novelas, sátiras, opinión,
Pero escribía cuentos tan largos para ser cuentos ensayos y noticias.
y tan cortos para ser novelas. Todo, menos poemas.
Sin embargo, me considero un poeta,
Así que resignado conmigo mismo, pero no como esos poetas grandes, que siempre
me dije, seré poeta entonces. tienen la metáfora perfecta.
Pero la verdad soy muy mal poeta,
tanto que escribo poemas que parecen cuentos
o poemas que parecen novelas. Yo soy un mal poeta.
Para decirlo de una manera “poética”
soy un poeta de lo efímero,
por eso, mis mejores poemas son los que nunca
escribí.

Soy tan mal poeta que


me inspiro en las filas de supermercado,
con la sinfonía de las cajas registradoras de fondo
y la viejita que reclama porque le cobraron la bolsa
plástica,
mis mejores versos salen mientras leo los
ingredientes del champú.

64
Soy un poeta del ruido y el bullicio,
no me inspiro en la luna y las estrellas,
escribo lo que siento, mientras mi hermanito llora
porque quiere helado
y el vecino tiene Diomedes a todo volumen.
De ese pequeño arte de encontrarse y no perderse en
una ciudad fanática del ruido.

A veces, me pregunto si mis amigos poetas


creen que debería serlo o si a lo mejor ellos creen que
deba dedicarme a otra cosa,
tal vez para ellos me iría mejor como DJ,
sería como un Martin Garrix que ha pasado más
tiempo en McDonald’s que haciendo mezclas,
pero creo que es eso lo que tiene un buen poeta, F(x) = (x + 1) (x – 1)
ser todo y a la vez nada.
Alguna vez leí que la poesía es brujería escrita,
así que me dispuse a escribir en un cuaderno
cuadriculado,
para ver si, en esta tabla güija geométrica,
está el secreto de la magia de los números.

No sé si es genialidad o ausencia de neuronas


lo que me hace buscar las matemáticas en la
literatura,
pero estoy casi seguro de que los tercetos esconden
el origen de la ley de 3.

Los puntos son como los despejes,


las comas como las sumatorias,
la tristeza son divisiones
y las metáforas son derivadas implícitas.

Tal vez, garabateando versos malos en el rincón de


esta hoja
logre entender la espiral de Fibonacci.
Quizá pueda imitar a Mallarmé y aprenda a dibujar
un triángulo obtuso prosaico.

Puede que si sigo escribiendo en esta hoja


cuadriculada,
pueda entender de una vez por todas
qué es seno y coseno;
estar lo suficientemente listo para que cuando en un
examen lea “seno”
no piense de manera instantánea en los senos de mi
amiga Mariana.

Fórmula general cuadrática


sumatoria de Gauss.
¿Cuál necesito para calcular lo hijueputa que es mi
ex?

65
Pero, por más que fusione números y el español, Quizá todo se puede solucionar
no pasa nada. con un arreglo a mi apariencia,
¿Necesito una tinta mágica para hacer que esto tal vez si me dejo crecer la barba
funcione? puedo ser matemático,
tener un apellido como Baldor o Eljaik.
¿Un hechizo mágico en latín para poder conocer Creo que porque soy lampiño es que siempre
el patrón infinito de nuestro universo? sumo en radianes.
¿Para poder dejar de sumar 2 + 2 en una
calculadora durante un examen? Ante la ausencia de magia de esta hoja
cuadriculada y su montón de tachones, quiero
Aunque antes que me digan que estoy loco, proponer mi teoría matemática:
yo seriamente pienso que hay días en que F(x) = (x + 1) (x – 1)
2 + 2 no es igual a 4, ¿Acaso no es esto la fórmula de la existencia?
días en que los 2 se despertaron diferente
y quisieron ser un 5. No sé si es una fórmula, una función
o un fetiche lingüístico,
Noches familiares en las cuales los números la suma y la resta son vida y muerte,
primos pelearon, respectivamente.
los números reales caen ante una revolución x no es más que el sentido de nuestra existencia,
burguesa, nadie lo sabe, pero siempre está presente.
los irracionales estudian filosofía
y los imaginarios se volvieron darwinianos. ¿Estoy cometiendo un insulto a la academia?

Me gustaría pensar que este es un poema Discúlpenme,


matemático, esto es solo una hoja cuadriculada con algunos
pero seguro un profesor de matemáticas me rayones.
diría: “Deje de fumar vainas raras”
y ni que se entere de que estudio filosofía.

66
Pies

Siempre que quiero escribir un poema


y no se me ocurre nada,
me comienzan a picar los pies,
no sé a qué se debe.
¿Acaso será que en los pies habita el sentido poético?
Tal vez a Baudelaire le sudaban los pies al escribir sus
flores del mal,
quizá los pies de Borges eran relojes
y los de Jattin una concha de mango.
Me pregunto:
¿Cómo son mis pies?
Me gusta imaginarlos
como unos pies sumergidos en el mar Caribe,
aunque el mar me angustie y me dé ganas de
suicidarme.
¿Suicidios, poetas, pies?
Ya se me olvidó de qué iba este poema,
tal vez, solo esté escribiendo
para quitarme esta picazón de los pies.

67
Performance
Huellas

Rastros de Umbral
(Performance-
instalación creado por
Mónica Gontovnik)

Collage de la artista Gisella López.

Introducción del Atlántico y de los programas de Filosofía y de Psi-


UMBRAL es una obra de arte interdisciplinaria, ante cología de la Universidad del Norte. En esta edición de
todo porque no se preocupa por las fronteras o deli- Huellas presentamos dos testimonios de personas que
mitaciones entre las artes. La artista Mónica Gonto- han entrado a dicha instalación-performance. Uno
vnik toma los lenguajes artísticos, objetos, palabras, de los temas filosóficos y performativos esenciales de
escenificaciones, cuerpos, imágenes y sonidos necesa- Umbral es que no se pueden tomar fotos o videos du-
rios para repensar las fronteras imaginarias entre el rante el desarrollo de la acción, por lo cual, si los tes-
afuera y el adentro, no solo entre disciplinas, sino en tigos quieren enviar un testimonio, este queda como
la vida cotidiana misma.  Esta obra surge a partir de rastro del performance. 
una meditación desde el dentro de una casa, donde la
artista comienza a tomar videos caseros de la puerta Mónica Gotovnik
de acceso a la misma, donde se proyectan sombras que
transforman su espacio íntimo en un entorno plagado
de proyecciones de un afuera. El proceso mismo es la Rastros
obra y es la investigación para la obra. Gontovnik se
encuentra finalizando una investigación acerca del I
tema fundamental de los estudios del performance: el
estado liminal que lleva a la creación (poiesis) median- “(…) ¡Qué grata experiencia! Umbral tras umbral. El
te el montaje en mención. Umbral tuvo su primera ex- cruce de umbral a umbral a umbral como ritual que
posición pública el 22 de junio de 2018 en Kore Espa- se repite y se repite. El espacio cuasi vacío que sobre-
cio Creativo. Luego fue invitado a presentarse durante coge y predispone. Los objetos: muebles y libros espe-
PoemaRio en julio 28 en el mismo espacio. En este per- ciales de alguien especial. Los cuadros, las figuras fan-
formance participan maestras de danza y de filosofía tasmáticas sugerentes que intimidan, pero al tiempo
de la Universidad del Atlántico y de la Universidad del contrastan con la suave interacción de las performers;
Norte. Igualmente participaron estudiantes de las ca- cuerpos enunciantes que permiten mi reconocimien-
rreras de Arte dramático y Danza de la Universidad to como participante en la performance. Cruzo otro

68
Fotografía de Ilián David Sánchez.

umbral y nuevamente el espacio enuncia a viva voz y III


se reitera con la lectura bien lograda de un poema que
transmite una nueva situación, acción acompañada “Volví a encontrar la inocencia al entregarme sin re-
por la voz de una mujer que placenteramente, de se- paros a una experiencia y un lugar sin la certeza de lo
guro, permite que el agua se escurra por todo su cuer- que pasaría.
po, su risa y su voz generan percepciones agradables.
Momento íntimo (extremadamente cotidiano) eleva- Volví a entender la confianza cuando pude posar mi
do conductor hacia un ‘estremecimiento’ estético. La mano sobre otra, sin saber a dónde me llevaría.
voz, nuestra voz, mi voz, repitiendo un micropoema
constituyente de un texto –quizá– mayor, reconoci- Descubrí un cuerpo moviéndose solo y únicamente
dos como claves posibilitantes para abrir, para cruzar para mí, con tal pureza y humildad que su respiración
otros umbrales –límites– no marcados por puertas fí- era como el batir de alas de mariposas rodeando mi
sicas. Una experiencia que me regocija con el arte y ser.
me estremece (…)”.
Sentí detrás de esas puertas transparentadas, un jar-
Jesús Correa Páez dín humano de brazos y manos que como enredade-
ras acariciaban todo mi interior.

II Me deleité con movimientos convertidos en poesía,


poesía convertida en sonidos, sonidos convertidos en
“(…) UMBRAL logra su intención al ‘conectar’ desde el palabras dichas al oído, todo en una perfecta combi-
comienzo con su inocente espectador. El recurso del nación que no dio lugar a la distracción, ni al cuestio-
contacto directo con la mirada del Guía me hizo sen- namiento, solo me llevó a una sola única y clara cosa
tir importante, me hizo sentir confianza. Desde el co- y es que había olvidado lo que se sentía dejarse sor-
mienzo, se logra compartir con el Guía una ‘intimidad’ prender (…)”.
que va modelada por las miradas directas y los secre-
tos de lo que debo decir (…)”.
Mónica Lindo
Deyana Lucía Acosta-Madiedo

69
cogí del suelo. Cruzo los dedos y espero que igual me
proteja. Pasas la primera puerta.

Debes dar unos cuantos pasos y otro guardián te re-


cibe. Este igual de curioso al anterior te da las indi-
caciones, mientras te observa con timidez. Llegan las
mosquitas mientras esperas. Sí, son mosquitas, ellas
son las que chupan sangre y te dan rasquiña, los ma-
chos, los mosquitos se alimentan de fruta. Digo esto
porque justo cuando pasas la segunda puerta, en la
que te untan una loción para prevenir las picadas de
las mosquitas, entras a una habitación donde solo hay
mujeres. Los guardianes se quedan afuera. Te roban tu
palabra favorita antes de dejarte entrar. Por segundos
te confundes, ¿son mosquitas? ¿Son brujas? ¿Pueden
chuparte la sangre? Pero no has dado el primer paso,
no has cruzado el marco de la segunda puerta cuando
te embriaga una calidez extraña. Entras.

Una vez adentro empiezas a caminar entre sombras y


mujeres vestidas de negro. Estar entre mujeres siem-
pre produce una sensación particular. Una sensación
húmeda y cálida y que a la vez te expulsa y te empuja.
El lenguaje adentro es distinto al de afuera. La pala-
bra hablada se pierde y signos no verbales empiezan a
trazar la ruta. No sabes quién eres, no sabes qué debes
hacer. Si sentarte, bailar, hablar, escuchar, preguntar
o moverte. Si bien la hospitalidad de los cuerpos que te
reciben y acompañan te acogen, la tensión es constan-
te. Siempre estás en el abismo, a punto de caer.

Cruzas y cruzas, atraviesas, olvidas el número de puer-


tas, de pruebas, simplemente te rindes. Cruzas cons-
tantemente, así no te muevas, así estés quieto. Cambia
el espacio. Ahora cierran la puerta, retoman la palabra
hablada. Escuchas gritos de dolor así la lectora nunca
Collage de Ilián David Sánchez.
grite. Escuchas risas y sonidos de agua cayendo que te
acarician. La palabra te invade.

Irrumpen los cuerpos. Te miran fijamente. Se mueven


IV frente a ti. Tienes que descifrarlo. ¿Seré capaz? Vuelves
Llegas a una calle de luz tenue, no porque no esté a sentirte en el abismo que por instantes olvidaste. Los
alumbrada, sino porque justo en la entrada del edi- cuerpos te arrastran. Te devuelven las palabras. Ha-
ficio (que pronto dejará de ser sólo eso) hay un árbol blas, susurras, gritas, estás con otras. Entre ellas. Eres
gigante. Dice un personaje curioso que te espera en la una más. Conocida y desconocida.
entrada que debes arrancarle una hoja, que sus hojas
de laurel o de caucho, te sirven de protección. Así dice Sales. Te roban la palabra. Te regalan ajenas. No supis-
la mitología griega, así dicen los guardianes del recin- te qué pasó. Intentas resolverlo y dándole vueltas tu
to que ha dejado de ser un simple edificio de ladrillos. cabeza cae en la almohada. Sueñas. Esos segundos an-
No fui capaz de arrancar la hoja, hice trampa y la re- tes de rendirte ante el sueño, esta fisura mínima entre
la vigilia y el sueño revive lo vivido: Umbral.

Daniela Pabón

70
Novedad Editorial
Huellas

Pensar el cuerpo
Leonardo Verano Gamboa
y Javier Roberto Suárez González (Compiladores)
Editorial Universidad del Norte, 2018

Presentación La invitación a “pensar el cuerpo”, extendida a cole-


gas y amigos, estuvo también motivada por la idea de
En noviembre de 2013, en el marco del “Encuentro suscitar la reflexión en torno al lugar que ha tenido el
Internacional de Filosofía: Pensar el Cuerpo”, orga- cuerpo —o puede llegar a tener— en la configuración
nizado por el Departamento de Humanidades y Fi- de las prácticas y saberes propios de sus disciplinas; de
losofía de la Universidad del Norte, surgió la idea de preguntarnos por el alcance epistemológico, ético, on-
publicar un libro con investigaciones sobre este tema, tológico, político, estético, de las representaciones pre-
realizadas en el campo de la filosofía y de las ciencias dominantes del cuerpo; de indagar por los modos de
sociales, humanas y el arte. Para el Grupo de Investi- vivir, sentir y concebir el cuerpo en la sociedad actual
gación studia la invitación a “pensar el cuerpo” signi- y de si estos modos forman la propia subjetividad de la
ficó plantearnos, en primer lugar, la pregunta por la vida del cuerpo, su manera más íntima de sentirse, de
importancia que adquiere el tema cuerpo en el traba- ser el lugar de las valoraciones y de las maneras que
jo que realiza cada uno de los integrantes del grupo. tiene de ver el mundo; o si, por el contrario, los modos
En segundo lugar, fue una invitación a pensar el rol actuales de vivir y sentir el cuerpo son la expresión de
asignado al cuerpo en los problemas tratados por las su máxima objetivación, de la negación de toda posi-
líneas de investigación del grupo1 . La propuesta exi- ble afirmación de un sí mismo corporal propio; de si
gió, entonces, preguntarnos por el sentido y función debemos dar por sobrentendido el vínculo entre cuer-
del cuerpo en relación con asuntos como la justicia, po y subjetividad y de preguntarnos, en últimas, por lo
la ética, la educación, así como por el (los) modo(s) que entendemos en cada caso con la palabra “cuerpo”.
en que él es narrado en la literatura y en las artes. En
tercer lugar, significó una ocasión más para revisar y Consideramos que, en relación con lo anterior, el diag-
profundizar en las filosofías que abordan directa o in- nóstico hecho por Horkheimer y Adorno en Dialéctica
directamente el problema del cuerpo (Leib) y la corpo- de la ilustración (2001)3 , y posteriormente por Foucault
reidad (Leiblichkeit)2 . Esta iniciativa del grupo STUDIA (2007)4 , Deleuze y Guattari (2010)5 , sobre los modos
se interesó, por ello, no solo en convocar perspectivas de funcionamiento y establecimiento del poder en la
teóricas sobre el cuerpo distintas a las “estrictamen- sociedad contemporánea, en la que el cuerpo se con-
te” filosóficas, sino también en abrir la invitación en vierte en el lugar privilegiado de la economía y del
el propio terreno de la filosofía. Se reconoce, en este ejercicio del poder, es muy actual y exige, por ello, una
sentido, los límites, pero también las ventajas, de ofre- continua reflexión e investigación ¿Es posible seguir
cer al lector un trabajo misceláneo sobre el cuerpo en reivindicando la existencia de un cuerpo vivo (Leib), de
el que comparten lugar autores como Platón, Descar- un sujeto corporal capaz de inventarse y diferenciarse
tes, Kant, Weil, Husserl, Merleau-Ponty, Heidegger, de los demás en sociedades en las que predomina su
Horkheimer, Foucault, Derrida, Nancy, Butler, entre cosificación y alienación? Los mercados mundiales y
otros. las políticas de globalización ¿promueven representa-
ciones y experiencias homogéneas del cuerpo o, por el

71
contrario, ponen en evidencia la diversidad de mane- cia artística? ¿En qué sentido el poder de decir, de sig-
ras en las que este se vive? ¿Nos encontramos frente a nificar del arte radica en el cuerpo? ¿De qué modo la
experiencias nuevas del cuerpo en las llamadas “redes “verdad” del arte es una verdad del cuerpo?
sociales”? ¿En qué medida estas llevan consigo la for-
mación de nuevas subjetividades corporales? ¿En qué En los trabajos de Michel Bernard y de Leonardo Ve-
tipo de “relación” se encuentra la virtualidad propia rano, quienes se refieren, respectivamente, al arte en
del cuerpo vivo (Leib) y del cuerpo virtual creado en general y a la pintura, se muestra cómo la concepción
las redes sociales? De otra parte, ¿aporta la reflexión y clásica del cuerpo ha sido desplazada en la creación
prácticas filosóficas, sociales y artísticas del cuerpo al artística contemporánea por la idea de un cuerpo
debate actual sobre género y sexualidad? ¿En qué tipo “fragmentado” que no se instala como “centro” fijo
de “relación” se encuentra la sexualidad, el cuerpo y la de la interpretación de la obra, sino que se encuentra
subjetividad? Estas y otras preguntas motivaron nues- entrelazado con ella, en el modo de una “corporeidad
tra invitación a “pensar el cuerpo”. ficcionaria” y de un “acontecimiento” de la mirada.
Camilo Pineda plantea así mismo en su trabajo el en-
Las tres partes que componen el libro integran la di- trelazamiento existente entre el cuerpo del artista y
versidad de perspectivas en las que fue acogida la in- su obra y explora la presencia decisiva de su propio
vitación a “pensar el cuerpo”. Se inicia con la sección cuerpo en el momento de la creación artística, en la
Ontologías Corporales, a modo de homenaje póstumo que este –su cuerpo– es quien piensa, quien actúa. Los
al profesor Heinrich Hüni, quien cerró el Encuentro In- textos de Iván Jiménez, Viridiana Molinares y Carlos
ternacional de Filosofía de 2013 antes mencionado con Orozco, desde diferentes perspectivas teóricas, ponen
una conferencia titulada “El olvidar del cuerpo”6 . En en evidencia el vínculo íntimo entre cuerpo y violen-
esta primera parte se incluyen concepciones clásicas cia, a partir del análisis de una escritura literaria que
y contemporáneas sobre el cuerpo. Se identifican aquí profundiza en la percepción, en los modos de sentir y
dos problemas centrales que, si bien están íntimamen- de vivir el cuerpo, testimonio de la violencia vivida en
te relacionados entre sí, no son equiparables. El dua- Colombia. Mónica Gontovnik propone un texto per-
lismo cuerpo-alma y la afirmación de la existencia de formativo en el que palabra poética, el texto filosófico
un pensamiento de y más allá del cuerpo. y la imagen fotográfica construyen un cuerpo-archivo,
una memoria viva, encuentro con un pasado no vivi-
El problema del dualismo, establecido entre la vida do unido irremediablemente al presente y al futuro.
sensible y la vida inteligible, entre fisiología y psicolo- Martha Osorio-Cediel realiza, por su parte, una lectu-
gía, entre cuerpo y existencia, cuerpo y pensamiento, ra foucaultiana de la poética de Mónica Gontovnik,
etc., es estudiado de distinta manera por Henar Lanza especialmente de su poemario Objeto de deseo, en la
y Jairo Escobar en el diálogo Timeo de Platón, por Juan que las prácticas y disciplinas del cuerpo convierten
Manuel Ruiz en la obra de Simone Weil, por Heinrich a este en el espacio de transformación y construcción
Hüni en los textos Ser y Tiempo y Seminarios de Zollicon del sujeto lírico.
de Heidegger, y por Graciela Ralón en las primeras
obras de Merleau-Ponty, particularmente La estruc- Los trabajos de la tercera sección, Cuerpo, ética y sexua-
tura del comportamiento y Fenomenología de la percep- lidad, se ocupan de explorar el sentido ético del cuerpo
ción. En el segundo problema se inscribe la pregunta a partir de problemas como la justicia, el poder, la in-
de Emmanuel Alloa sobre cómo debe ser entendido tersubjetividad, las relaciones entre género y sexuali-
el “silencio corporal” en la filosofía de Merleau-Ponty dad, entre el hombre y los animales, y la educación del
y de Mario Teodoro Ramírez sobre la concepción del cuerpo. Javier Suárez y Guillermo Serrano investigan,
cuerpo en representantes del nuevo realismo como respectivamente, en el campo de la educación, la re-
Mauricio Ferraris, Marcos Gabriel y Graham Harman. lación entre “cuerpo, memoria y justicia” y los modos
en que se administra en los manuales de urbanidad
En la segunda parte, Cuerpo, arte y literatura, se presen- el cuerpo, el deseo y el placer. Los trabajos de Germán
tan trabajos que indagan sobre el estatuto del cuerpo Vargas y Vicente Raga, por su parte, enfatizan en que
en el arte en general y en creaciones artísticas especí- el concepto de naturaleza, ya sea de inspiración hus-
ficas como la pintura, la novela, el relato testimonial serliana o montaigniana, es decisivo para la compren-
y la poesía. Desde referentes teóricos diversos los au- sión de la discusión actual sobre género y sexualidad,
tores se preguntan por la relación cuerpo-arte: ¿Cómo en el caso del primer autor, y para el reconocimiento
está presente el cuerpo en la creación y en la experien- de una animalidad del cuerpo que sirva como “medi-
da” de la moral, en el caso del segundo autor. Lucy Ca-

72
rrillo examina, especialmente en la obra de Descartes,
los fundamentos filosóficos de la concepción mecani-
cista del cuerpo y muestra cómo dichos fundamentos
sustentaron el abuso y el maltrato de los animales y
el exterminio de los indígenas en América. Leonor
Villaveces se propone mostrar, desde la obra de Ju-
dith Butler, la emergencia del cuerpo en los procesos
de “formación del sujeto”, en los que la esfera social
y las maneras de nombrar el cuerpo son mecanismos
de su exposición, afirmación o exlusión. Andrés Sego-
via, de la mano de autores como De Jaegher, Di Paolo,
Trevarthen, Gallagher, entre otros, propone la idea de
una “interacción corporalizada” que permite develar
el funcionamiento de la intersubjetividad y la forma-
ción de la conciencia.
Notas
Damos las gracias, finalmente, a las directivas de la 1 Filosofía Práctica (filosofía política, ética y filosofía social),
Universidad, a la Decanatura de la División de Cien- Filosofía del Acontecimiento, Filosofía y Estudios Literarios y
cias Sociales y Humanas y al Departamento de Huma- Estudios Contemporáneos y Culturales.
nidades y Filosofía, por haber apoyado la realización
del “Encuentro Internacional de Filosofía “Pensar el 2 La distinción entre cuerpo (Leib) y corporeidad (Leiblichkeit) es,
en gran medida, compartida en la fiosofía contemporánea a la
Cuerpo” y por hacer posible la publicación del libro; a
hora de enfatizar con ella que en sentido estricto, no existe “el
la Editorial Universidad del Norte por su apoyo y ase-
cuerpo”, si con esta palabra se indica una realidad homogénea
soría permanente; a Jairo Escobar Moncada por sus
y objetiva, al modo de un sistema orgánico fijo. Aquello que
cometarios críticos a las partes preliminares del libro,
sea “el cuerpo” tiene que ver mucho más con las formas en que
los cuales fueron de gran ayuda; a Miguel Ángel Ariza, sujetos concretos lo viven, en los modos en que experimentan
estudiante de la Maestría en Filosofía, por su asisten- su corporeidad, el hecho de “tener”, de “ser” cuerpo.
cia editorial; a los autores por sus contribuciones y
amable disposición durante el proceso de edición; a 3 Particularmente el apartado “interés por el cuerpo”, pp. 277-281.
Iván Jiménez y a José Joaquín Andrade por la cuida- 4 Se hace alusión al estudio llevado a cabo por Foucault en su
dosa traducción de los textos que aquí se publican. Curso en el Collège de France (1978-1979), publicado bajo el título
Nacimiento de la biopolítica, en el que analiza el surgimiento
de la nueva racionalidad gubernamental del liberalismo como
Bibliografía verdad de la economía. Ver especiamente la «clase del 14
de marzo de 1979», en la que se investiga la nueva noción de
Deleuze, G. y Guattari, F. (2010). Mil Mesetas. Capitalismo y hombre económico (homo œconomicus), pp. 249-274.
esquizofrenia. Trad. José Vázquez Pérez. Valencia: Pre-
Textos. 5 Especialmente el capítulo “Tratado de nomadología: la máquina
de guerra”, en Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, pp. 359-422.
Foucault, M. (2007). Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Las ambiciones totalitarias de los estados y de los gobiernos han
tenido siempre opositores, poderes irreductibles que resiten a
Collège de France (1978-1979). Trad. Horacio Pons. Bue-
su lógica de dominio. Se trata de un “pensamiento del afuera”,
nos Aires: Fondo de Cultura Económica.
señalan los autores en alusión a Foucault y a Nietzsche, que se
forja como “máquina de guerra” , opuesto a toda ley o principio
Horkheimer, M. y Adorno, T. (2001). Dialéctica de la ilustra-
soberano (cfr. pp. 381-382). El régimen de las máquinas de
ción. Trad. Juan José Sánchez. Madrid: Trotta.
guerra es la corporeidad, la materialidad.

Hüni, H. (2004). El olvidar del cuerpo. Eidos, revista de Filo- 6 Texto publicado en Eidos, revista de Filosofía del Departamento
sofía del Departamento de Humanidades y Filosofía de Humanidade y Filosofía de la Universidad del Norte: Hüni, H.
de la Universidad del Norte, 21, 283-285. Disponible (2014). El olvidar del cuerpo. Eidos, 21, 283-285. Disponible en
en http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/ei- http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/eidos/issue/
dos/issue/view/365 view/365

73
Reseña
Huellas

L u c í a E stra da
K ATÁ BA S I S
L u c í a E stra da E
Lucía Estrada:
ste bello libro de poesía, editado

Katábasis o el descenso
por Tragaluz editores, resultó
P remio de P oesía ganador del Premio de Poesía
C iudad de B ogotá 2017 Ciudad de Bogotá 2017 del Instituto
Distrital de las Artes, conforme a la
Resolución 1056 del 15 de septiembre

al jardín de la poesía
de 2017. Mediante Resolución 947 del
18 de agosto de 2017 se designaron
como jurados del concurso a José

Un gesto amargo se desprende de mi


Zuleta Ortiz, Santiago Espinosa
Piñeros y Juan Gustavo Cobo Borda.
K ATÁ BA S I S

ca, rueda por la calles, desaparece. En

ún lugar, alguien cultiva espejos para Por Carlos Eduardo Satizabal Atehortúa
rrarlo todo. Su oficio reverbera en cada

aba de aire.

L u c í a E stra da

Lucía Estrada (2017). Katábasis. Medellín:


Tragaluz Editores

desciende a nuestro oído. Siente uno con frecuencia


en el oído el cantar de cada poema cual si cada párrafo
fuese una imagen cargada de las resonancias místicas

L
a poeta Lucía Estrada ha ganado en 2017, de nue- de la voz y las visiones de la poeta que desciende al
vo, el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogo- mar de sus recuerdos ya cantados, sus obsesiones que
tá. Ahora con su libro Katábasis, voz griega que persisten y retornan desde sus primeros poemas: el
nombra todo descenso: la caída del sol, bajar al mar, sueño, la noche, la obscuridad, la iluminación, el in-
descender a la noche, bajar la montaña, descender al somnio, el despertar, la caída, la muerte, la duerme-
sueño, al canto, a la muerte. El descenso de Orfeo es vela, el jardín, la piedra, la mano, el espejo, el ojo, las
una Katábasis. Y el de Ulises en busca de Tiresias para palabras, la poesía, el mito, el poema, las aves…
que ilumine su viaje de retorno a Ítaca, y ver al espec-
tro de Aquiles entre el enjambre rumoroso de muertos O el ave sublime que —semejante al pájaro de la poe-
que se le acercan. Y el de Eneas. Y el de Dante. Y el de sía— nunca nos deja escuchar su canto, solo cuando
Rimbaud. Y el de Alicia a su país de ensoñación y al condesciende al don de devolvernos la vida o la infan-
otro lado del espejo. La poesía es, nos sugiere la poeta, cia y afinar los dones de la muerte y darnos los desti-
un descenso. Al sueño. A la muerte. A la filosofía. Al nos de la profecía y la iluminación o el ver para trazar
pensar. Las visiones y revelaciones del canto son un en palabras los secretos perdidos en el sueño de los
descenso. El canto cae de los cielos pensativos del can- corazones que duermen su noche sin recuerdos; como
to. sugiere la palabra Maiastra, palabra rumana con que
la poeta Lucía titula uno de sus poemarios. Maiastra es
Katábasis es una arquitectura de poemas en prosa que voz que podemos sentir a la vez palabra que nombra
la poeta divide en tres partes, que trazan el descenso o la iluminación de quien cultiva los dones del arte y de
la caída: Superficies. Subsuelo. Último Descenso. la sabiduría —maestra o hacedor— y los dones de la
adivinación y la profecía. Sinónimo o alter nomine de
El cantar de Katábasis conserva cierta línea estilística la poesía.
de obras anteriores de la poeta, y ciertas inquietudes
vivas, que, quienes hemos aprendido a amar su canto, En Katábasis, de nuevo: “Cada poema  / un desafío al
sentimos latir desde Fuegos nocturnos, su primer libro. ojo atento / en el instante justo / de la caída”. Así canta
Pero, ahora, al darles aquí, en el descenso de Katábasis, la poeta al final de El Círculo del Poema, en su primer
la forma de poesía en prosa, se siente ⸺como ha sugeri- libro, Fuegos nocturnos. Lucía Estrada publicó Fuegos
do la poeta⸺ otra respiración, otro ritmo. nocturnos a sus 17 años. Ese primer libro reveló a sus
lectores un nuevo canto y un camino luminoso y ácido
Su cantar en prosa reinventa el ritmo, la candencia, para la poesía. Desde entonces ella es una de las poetas
la respiración del verso largo hasta hacerlo música de actuales que leemos con veneración quienes ya deseá-
la frase y del párrafo que resuena en el laberinto de bamos vivir en la casa de la poesía. O quienes por vez
nuestro oído musical cual forma libre y precisa. Des- primera llegamos a ella. Cada vez es la primera vez,
cendemos desde el ruido del día a su canto y su canto cuando estamos ante los dones de la poesía. Los mis-

74
terios y la belleza inefable del cantar de Lucía Estrada tera entre lo soñado y la duermevela de la realidad,
atrapan para siempre. Siempre volveremos a ella, a su metáforas de lo que ella llama “Tiempos modernos”,
canto iluminado y colmado de sombras reveladoras, metáforas que se revelan a la sensibilidad poética en
de peldaños al descenso de lo invisible, de lo deseado, el goce de la quietud, en el tranquilo y sereno placer
de la muerte, del sueño. Siguiendo las obsesiones de de estar, de ser, de no ser: arrobado nuestro ser en el
ese libro primero y de la voz que renueva sus visiones, juego misterioso del ver, de recibir el poema mientras
la poeta ha escrito sus poemarios Noche líquida, Maias- nos devora, lo que ella llama con feroz clarividencia:
tra, Las hijas del espino (Premio de Poesía Ciudad de “El invisible trabajo del tiempo”:
Medellín, 2005), La Noche en el Espejo (Premio Nacional
de Poesía Ciudad de Bogotá, 2009), Cenizas de Pasoli- Es seguro no pensar en nada. No ser nada… Es seguro
ni, Cuaderno del Ángel (Beca de Creación Municipio de ir tras el pájaro sin reparar en la esencia del vuelo. Es
Medellín, 2008).   Su poesía aparece en antologías de seguro tenderse plácido sobre la hierba seca. No pen-
América Latina y España. Y ha sido traducida al in- sar. No ser nada. El vuelo da cuerpo a la sombra del
glés, alemán, francés e italiano. pájaro. El canto da cuerpo al cuerpo. Es igual…

Katábasis es también un descenso a la niebla del len- Esa quietud, esa ausencia que arroba al ser en el placer
guaje, al hueco mudo de las palabras, las inservibles de ver y pensar en lo que aparece en el vuelo del pájaro
palabras, como se le revelan en “Regreso a Ítaca”: y su sombra que irrumpen en la quietud del aire, se
“Ocultas en su condición de niebla”. Las palabras no hace pensativa poesía: filosofía del tiempo, del instan-
descienden a cantar lo que ve la poeta entre la niebla te vivo que se convierte en imagen poética; poesía filo-
del sueño y de la muerte que aguarda. Tampoco la voz sófica del habitar el tiempo que nos concede los ojos
toca con su música lo que ven sus ojos iluminados. musicales para ver lo que no vemos y el oído ilumina-
Dice ella: “Impronunciables la luz, el agua que corre do para cantar las visiones.
y la piedra que silenciosa la recibe”. Paradójica escri-
tura que hace de la naturaleza inservible de las pala- Katábasis es una meditación sobre nuestra condición
bras, del vacío del lenguaje, poesía. Su canto se hace mortal de habitantes del tiempo, sobre la inutilidad de
iluminación poética al cantar ese vacío, esa inutilidad pretender guiar su curso. Dice ella: “Ahora es ahora sin
impenetrable. ayer ni mañana”. Siente la poeta que sin importar con
qué ceremonias compartidas colmemos el tiempo que
Como lo ha sentido la poeta en Fuegos Nocturnos: “El habitamos: “Esquiva, la vida toma siempre el camino
poeta sólo existe en el poema”. O en el descenso al poe- contrario”.
ma. La poesía nos hace poetas a sus lectores. La poeta
nos abre en Katábasis los ojos al sueño y al soñar mís- Katábasis nos invita a ver el instante “con fijeza” para
tico y pensativo de su poesía que descubre, en la fron- descifrar lo que ella llama el “Alfabeto del tiempo”:
“Solo y amargo, como un presentimiento, tiembla un
instante a contraluz mientras se extinguen los minu-
tos, las palabras, los pasos que acercan su verdad”.
Cotidiana
Un gesto amargo se desprende de mi boca, Como lo han cifrado la poesía y la filosofía poética, ser
rueda por las calles, desaparece. en el tiempo es estar presente en el ver para descifrar
En algún lugar, alguien cultiva espejos las pequeñas sílabas del alfabeto poético de las visio-
para borrarlo todo. Su oficio reverbera en nes, esa música que nos lleva a desaparecer: “Como un
cada sílaba enigma, como una sombra, o como el pájaro muerto
de aire. al que ningún aire reclama”. Su poesía es un enigma
Vivir es una extraña condición de la que interpela al tiempo por la cifra secreta de nuestro
muerte. Yo la llevo conmigo, pero no pesa horizonte mortal.
en mi cuerpo
su luna espectral. Bajo las superficies, el tiempo “sigue en línea recta ha-
En cada rostro reflejado un nombre se cia adelante, hacia el abismo”. Le queda a la poeta la
diluye. Ruego para que el mío permanezca
noche insomne: “Pero la noche, más generosa que tus
indescifrable.
manos, y mucho más honda que el pozo sediento de tu
corazón, apacigua el deseo de levantar nuevos muros
en torno a fantasmas sin nombre”.

75
Poesía pensativa que canta las visiones del sueño, las
percepciones cotidianas de la muerte, los enigmas de
ser y habitar en el tiempo: ser en el tiempo es habitar
poéticamente, como ha cantado el poeta de la torre en
su piano de cuerdas arrancadas hasta dejarle solo una
octava de armónicos del alma, es ser por el canto.

Ser en el tiempo de la poesía es también interpelar en


el cantar pensativo las herencias del padre: “Este es el
tiempo, padre, en el que la soga debía apretar el cue-
llo antes de quebrar la rama”. Pero quizá los enigmas
de su canto le hacen sentir a la poeta que ese tiempo, La poeta Lucía Estrada (Medellín, 1980).
tiempo de la noche del padre, ya no es el tiempo de
ella. Dice: “Este es el tiempo en que ya no puedo tocar- Cada poema un sueño, cada poema una aventura más
te, en el que tu imagen más próxima es un golpe de allá de la muerte. Dice: “Escribo para darle forma a la
dados que pierde para siempre nuestras cabezas”. muerte, pero también a los pájaros que cruzan el cie-
lo en lentas migraciones”. Metáfora que de nuevo nos
Tiempo hueso mito ceniza laberinto piedra sueño he- revela, en el penúltimo párrafo de “Último peldaño”, el
rencia cuerda espejo habitación horizonte noche luz poema último de este sublime, enigmático y hermosí-
mar árbol sal oscuridad palabra. Lucía Estrada teje simo libro, que el conocer y el ser por la poesía son un
con sus palabras el universo de unas voces y de un ser don de los ojos, placer de los ojos como diría San Agus-
que canta sus visiones desde la frontera de la muerte y tín, visiones, como cantó William Blake.
los abismos del sueño, como quien ya, al final de la tar-
de de la vida ve todo desvanecerse con la luz que ago- En el último párrafo de este descenso al jardín de la
niza en la palma de su mano. Palpa o desciende, con poesía, al pozo sin fondo del canto, su poesía nos can-
pasos de un cuerpo en quietud o casi inexistente, los ta la impotencia de los ojos y de la consolación por la
peldaños inciertos que unen el sueño, la vida, el tiem- poesía pensativa que nos deja la pasión por el cantío
po, la muerte, en la duermevela y en la respiración del en los misterios de la página escrita.
poema: un mundo de rumorosas sombras donde ya no
es preciso el aire pero los ojos observan atentos las for- Intento aferrarme con los ojos a este pequeño re-
mas de la luz en la que se anuncia la desaparición de ducto de conciencia, a la realidad que tiñe de bruma
todo lo visible. Dice la poeta: cualquier posible horizonte. Pero los ojos no resisten.
Sucumben a su vocación de peces que se dejan arras-
La luz es apenas un fantasma en la rugosidad del trar por las olas. Escribo para despreciar su abando-
muro. Pronto se llevará la ventana, la redondez de un no, para devorarlos hasta el silencio. Algo quedará en
vaso, el ángulo exacto de la mesa. Quedará el mar, su la página. Una estrella invisible, un mapa de aguje-
música galopando en el espacio negro. Un mar ima- ros negros, un grito sumado a la voracidad de otras
ginario como las cosas que empiezan a desaparecer, aguas, de otras oscuras navegaciones.
como el brillo opaco del compás, como las manos… Sí,
al final sólo quedan las manos, su quietud de hueso No hay palabras que puedan llegar al corazón miste-
como prueba de que hubo algo, ni grande ni peque- rioso de este libro. A su cantar solo nos lleva su propia
ño, abriéndose a la noche, sucediendo sin testigos, música y sus metáforas, sus palabras y sus sílabas so-
sucediendo —sencillamente— como la luz, o como norosas, música y visiones que iluminan nuestra no-
el peldaño que no continúa la escalera, y que muere, che oscura del alma de enigmas y de amor. Algo deja
perfecto y distante, ante tus ojos que se apagan.
escrito con su canto en la página de nuestra carne me-
moriosa: una herida de música y visiones, de lucidez y
Katábasis nos revela que no es posible existir, habitar de esperanza en la consolación por la poesía.
el tiempo, ser y estar y gozar en el tiempo, sin ver las
visiones y las preguntas del canto, del poema, de la Venga a su canto cada lectora, cada lector, venga usted
poesía: que somos sólo al ver con los ojos de la poesía: a las páginas de Katábasis y será colmado y desolado
poéticamente habitamos bajo el cielo y bajo la tierra a su corazón musical por los deleites, por los enigmas y
la que descendemos en cada sueño, en cada duermeve- las revelaciones, por las sombras y las iluminaciones y
la, en cada desgarramiento cotidiano, en cada instante los misterios de la poesía.
de quietud, en cada muerte.

76
Colaboradores
Huellas

Ramón Illán Bacca


Destacado escritor del Caribe colombiano. Se dedicó al pe-
riodismo y a la literatura y durante más de 25 años ha re-
gentado la cátedra de Literatura en la Universidad del Norte.
Ha publicado los libros de cuentos Marihuana para Göering
(1980), Tres para una mesa (1991), Señora Tentación (1994), El es-
pía inglés (2001), Cómo llegar a ser japonés (2010), y las novelas
Deborah Kruel (1990, mencionada en el Concurso de novela
Plaza & Janés, 1987), Maracas en la ópera (1999, ganadora en
el Concurso Cámara de Comercio de Medellín, 1996), Disfrá-
zate como quieras (2002), La mujer del desfenestrado (2008) y
La mujer barbuda (2010); y la recopilación Crónicas casi histó-
ricas (2007). Dirigió el proyecto Voces 1917-1920, edición ínte-
gra (2003), por cuyo prólogo obtuvo el Premio Simón Bolívar
2004.

Carmen Elisa Escobar María


Profesora del Departamento de Humanidades y Filosofía de
la Universidad del Norte, psicoanalista. Es psicóloga y psicó-
loga clínica de la Universidad Metropolitana, especialista en
filosofía contemporánea de la Universidad del Norte, docto-
Artista de portada: Bibiana Vélez ra en filosofía por la UNED (Madrid).  Miembro fundador del
Círculo Psicoanalítico del Caribe en 1991 hasta la fecha, en
Cartagena de Indias (Colombia), 1956. Pintora donde ha participado en seminarios de transmisión y divul-
representativa del Caribe colombiano. Inició sus gación en psicoanálisis.  Fue directora del Departamento de
estudios en la década de 1970 en el taller de la Humanidades y Filosofía de la Universidad del Norte entre
barranquillera Nora Avendaño y David Manzur. 2012-2017. Actualmente es docente del programa de Filoso-
A comienzos de la década de 1980 viajó a París y fía y Humanidades y de la maestría en filosofía de la Univer-
estudió en la École Nationale Supérieure des Beaux- sidad del Norte.
arts. En 1989, estudió en los talleres de dibujo de
José Luis Cuevas, en México, y de Santiago Cárde-
nas en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena. En Diana Marcela Villamizar Abril
1989 obtuvo el primer premio en el Salón Nacio-
nal de Artistas, reconocimiento que la insertó en Licenciada en Español y Literatura de la Universidad Indus-
el circuito nacional, con su obra Dificultad Inicial. trial de Santander (UIS). Actualmente se desempeña como
Su obra hace parte de colecciones de museos e docente titular de Lengua Castellana y Plan Lector en el Co-
instituciones en Colombia, América y Europa. Ac- legio Santo Ángel ubicado en Sabana de Torres, Santander.
tualmente reside entre Valencia, España, y Carta- Un cuento suyo, “En el infierno también hace frío”, fue pu-
gena de Indias. Entre el Mediterráneo y el Caribe. blicado en la revista literaria venezolana Letralia.

Cristina Restrepo Arango


Doctora en Bibliotecología y Estudios de la Información por
la Universidad Nacional Autónoma de México, Magíster en
Bibliotecología por El Colegio de México y estudió bibliote-
cología en la Universidad de Antioquia. Ha sido profesora
en la Pontificia Universidad Javeriana y en la Universidad
de la Salle en Bogotá. Ha publicado artículos en revistas
académicas en Brasil y México y participado en eventos na-
cionales e internacionales en los cuales ha presentado los

77
avances de sus investigaciones en cienciometría, evaluación Yesid Arturo Torres Rodríguez
de la ciencia, organización de la información y desarrollo de
colecciones.  Administrador público de la ESAP, escritor y actor de teatro.
Su trabajo ha sido publicado en las revistas Actual, Huellas
de la Universidad del Norte, la revista Latitud de El Heraldo,
Ever Mejía González SNCK de la Universidad Distrital, El espectador, Página Sal-
món (México), entre otros medios de comunicación. Gana-
Estudiante del programa de Comunicación Social y Perio- dor del portafolio de Estímulos de Barranquilla en la moda-
dismo de la Universidad del Norte. Ha escrito crónicas que lidad de cuento en 2015. Como actor ha participado en el
giran alrededor de la cultura popular del Caribe, el deporte, festival internacional de teatro Emilio Aparecio organizado
la música y el emprendimiento. Algunas de ellas han sido en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, así
publicadas en la revista Latitud de El Heraldo, la revista Cro- como en montajes como A la diestra de Dios padre, Cita con
nopio de Medellín y el periódico El Espectador. Su trabajo muertos, Peter Pan, entre otros. Actualmente trabaja con el
también ha sido reconocido en diferentes convocatorias: Ga- sello editorial Letra Clave.
nador del premio de periodismo Deutsche Welle 2018 por su
trabajo colectivo ‘Barranquilla: zona de talento frescura e in-
genio’. En 2018 también recibió dos menciones de honor en Luis Mallarino
el premio de periodismo universitario Orlando Sierra de la
Universidad de Manizales. En 2017 fue finalista del premio Poeta y narrador. Docente catedrático de escritura creati-
organizado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). va, Universidad del Norte. Premio distrital libro de narra-
tiva, ciudad de Barranquilla, 2017. Tercer lugar, concurso
nacional de poesía Casa Silva, 2016. Tres veces ganador del
Leopoldo Gómez-Ramírez concurso nacional de cuento infantil Comfamiliar Atlánti-
co, 2011, 2013 y 2014. Premio distrital libro de poesía, ciudad
Filósofo por la Universidad Nacional Autónoma de México. de Barranquilla, 2013. Segundo lugar, concurso nacional de
Doctor en Economía por la University of Massachusetts at poesía Andrés Barbosa Vivas, 2011. Mención de honor, con-
Amherst. Trabajó un par de años como “profe” en comunida- curso nacional de cuento de la Universidad Metropolitana,
des rurales en extrema pobreza en México. Ha publicado en 2015. Mención en el concurso nacional de poesía “Isaías
revistas de investigación arbitradas internacionales tanto Gamboa”, 2005. Ganador de la convocatoria “Ideas innova-
del área de filosofía como de economía. Desde 2015 es pro- doras para leer y escribir en la red” del Ministerio de Educa-
fesor-investigador del Instituto de Estudios Económicos del ción Nacional, 2015.
Caribe de la Universidad del Norte. Sus áreas de investiga-
ción son los enfoques heterodoxos en macroeconomía y los
problemas contemporáneos del (sub) desarrollo. Desde 2018 Iván Molina Jiménez
es director del Observatorio de Condiciones Socioeconómi-
cas del Atlántico de Uninorte. Durante 2014-2015 realizó el Catedrático de la Escuela de Historia e investigador del Cen-
programa “Tan cerca, tan lejos, A Voice of Mexico in the USA” tro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamerica-
emitido por WMUA. nas (CIICLA) de la Universidad de Costa Rica. Autor, coautor
y editor de numerosos estudios sobre historia de Costa Rica,
en particular, y de Centroamérica, en general. Premio Na-
María Daniela Charri Campo cional de Historia (1991), Premio de la Academia de Geogra-
fía e Historia (1991), Premio Áncora del periódico La Nación
Estudiante de sexto semestre del programa de Economía de (1992), Premio al Investigador en Ciencias Sociales (2015) y
la Universidad del Norte. Colaboradora del programa radial Premio Luis Ferrero de Investigación Cultural (2016). Ha pu-
“400 voces” de la Emisora Uninorte FM Estéreo. blicado las siguientes colecciones de cuentos de ciencia fic-
ción: La miel de los mudos (2003), El alivio de las nubes (2005),
La conspiración de las zurdas (2007), Venus desciende (2009),
Sergio Díaz Peinado Tokio mi amor (2012), El secreto de Encélado (2016) y Las fugiti-
vas de Abidos (2017).
Estudiante de sexto semestre del programa de Economía de
la universidad del Norte. Colaborador del programa “400 vo-
ces” de la Emisora Uninorte FM Estéreo.

78
Caridad Estefany Brito Ballesteros ciado en filosofía de la Pontifica Universidad Javeriana. Pro-
fesor de filosofía del Departamento de Humanidades y Filo-
Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia, Ma- sofía de la Universidad del Norte. Miembro de la Sociedad
gister en Gestión Cultural de la Universitat de Barcelona, Colombiana de Filosofía (SCF) y del Grupo de investigación
docente e investigadora. Integrante del Taller de Escritura STUDIA en la línea de investigación Filosofía práctica. Áreas
Creativa Relata Guajira durante el 2014 y 2015. Autora del de interés: Teoría Crítica de la sociedad, ética y filosofía de
cuento “Una vez más”, incluido en la Antología Relata 2014. la educación. Actualmente es investigador principal de los
proyectos Las concepciones del maestro sobre la ética y su inci-
dencia en la práctica docente, y Pensamiento crítico y enseñanza
Yojan Murcia Monsalvo de la filosofía, ambos financiados por la Fundación Promigas
(Barranquilla).
Estudiante de filosofía y humanidades (octavo semestre) de
la Universidad del Norte. Ha sido monitor académico de la
clase Cultura contemporánea y género (2017).
Carlos Satizábal Atehortúa
Poeta, actor, director teatral. Profesor asociado de la Uni-
Mónica Gontovnik versidad Nacional de Colombia, allí integra el Centro de
Pensamiento y Acción para las Artes CREA. Activista por
Poeta, bailarina, coreógrafa, directora escénica, performer y la paz.  Premio Nacional Poesía Inédita con  La Llama Incli-
filósofa.   Desde 2004 es docente del Departamento de Hu- nada. Premio Dramaturgia ciudad de Bogotá con Ellas y La
manidades y Filosofía en la Universidad del Norte.    Tie- Muerte: Sueño de tres poetas. Premio Iberoamericano Textos
ne un pregrado en Danza de Skidmore University Without dramáticos -CELCIT  40 años- con Ensayo del eterno retorno
Walls.  En 1978 creó el Laboratorio de la Danza, su estudio femenino. Premio iberoamericano Pensar a Contracorriente
de experimentación con el movimiento que fue la sede de con Fragilidad y Lejanía (ensayo). Trabaja en la Corporación
Kore Danza Teatro, primer grupo de Danza Teatro fundado Colombiana de Teatro en los Festivales Alternativo y de Mu-
en Colombia en 1982. A partir de una maestría en Estudios jeres en Escena, con Tramaluna Teatro y en los proyectos de
Interdisciplinarios en Arte y Psicología cursada en Naropa memoria poética del conflicto colombiano. Conferencista,
University (2001), trabaja en el campo de las terapias expre- tallerista y lector invitado a universidades, festivales de tea-
sivas y se dedica a hacer intervenciones urbanas con grupos tro y poesía en diversos países. Ha publicado teatro, poesía,
transitorios de artistas y talleres terapéuticos en los cuales crónica y ensayo.
las artes juegan un papel sanador.  Se doctora en Estudios
Interdisciplinarios en Artes de Ohio University (2015).
NUEVAS VOCES
Leonardo Verano Gamboa
Henry Pantoja Castellanos
Doctor en Filosofía de la Universidad de Wuppertal (Ale-
mania). Magíster en Filosofía de la Pontificia Universidad Desde muy corta edad se interesó por las distintas artes,
Javeriana (Bogotá). Licenciado en Filosofía y Letras de la pero fue su amor a la literatura, sobre todo, a la poesía y a
Universidad Santo Tomás (Bogotá). Profesor de filosofía del los cuentos de Edgar Allan Poe y Jorge Luis Borges, lo que lo
Departamento de Humanidades y Filosofía de la Universi- llevaron a dedicarse a estos dos géneros. Estudiante de sép-
dad del Norte. Áreas de interés: fenomenología, hermenéuti- timo semestre de sociología en la Universidad del Atlántico.
ca, teoría crítica y estética. Publicaciones recientes: “Tiempo Ha participado y publicado en distintos medios y revistas
corporal y subjetividad en Merleau-Ponty”, Revista de Filo- hispanoamericanas y actualmente es partícipe de un pro-
sofía Aurora. Pontifica Universidad Católica de Paraná, 26 yecto literario que da voz a los nuevos escritores: “El blog de
(38), 243-265; “La experiencia de la palabra como quiasmo”, la Tertulia Literaria”.
Acta Fenomenológica Latinoamericana. Pontificia Universi-
dad Católica del Perú, 65-81.
Daniel Gordillo Ordoñez
Javier Roberto Suárez González Estudiante de Matemáticas de la Universidad del Cauca.
Tiene diplomados en Políticas Públicas de Juventud; Ne-
Candidato a doctor del Instituto de filosofía de la Universi- gocios Ambientales; Neurodidáctica; Etnoeducación y Or-
dad de Antioquia con el proyecto  Fundamentos de la Teoría denamiento Territorial Comunitario. Además, cuenta con
Crítica y horizonte ético de la educación en Max Horkheimer. formación complementaria SENA en Contabilidad y Red de
Magíster en educación de la Universidad del Norte. Licen- Territorios por la Paz en Proceso de Paz.

79
Yimaldi Marrero Cabrera
Licenciado en Español y Literatura de la Universidad del At- Consulta la sección NUEVAS VOCES
lántico (2017). Dentro de las líneas de interés se destacan el
cuento, los microcuentos y la novela. Publicó el cuento “In- https://www.uninorte.edu.co/web/huellas
telectuales del balón” en la revista Mariamulata edición N°
14 de diciembre de 2017. En esta edición:

El jardín de la reminiscencia
ARTISTAS INVITADOS Por Henry Pantoja Castellanos

Nia Eluney En el Orinoco


Por Daniel Gordillo Ordóñez
Desde pequeña le ha gustado ser autodidacta, dibujar, tre-
parse a los árboles e imaginar un mundo mejor. Intentó es-
tudiar biología y tras encontrar ahí un amor prohibido se
La rata
casó con la ilustración. Ha participado en libros, revistas y Por Yimaldi Marrero Cabrera
medios digitales. Espera perseguir nuevas imágenes, tornear
nuevas cerámicas, pintar murales y aprender a bailar salsa.

Leonard Quijada Enilú Castro


Artista plástico egresado de la Universidad del Atlántico. Artista plástica egresada de la Universidad del Atlántico. Ac-
Ha trabajado en diferentes proyectos relacionados con el tualmente trabaja como profesional de arte y cultura para
arte digital, enfocándose en el área de la ilustración. En su la fundación aeioTU Carulla en un proyecto denominado
trabajo artístico ha pasado por diversas técnicas, lo cual lo Primero lo Primero. Ha sido maestra de arte en años ante-
define como un artista interdisciplinar que se interesa por riores en la EBAB (Escuela de Bellas artes de Barranquilla),
las ideas y a partir de ahí explora. Actualmente trabaja para posteriormente fue tallerista en diferentes centros aeioTU
la primera infancia en el desarrollo y acompañamiento de en las ciudades de Santa Marta y Barranquilla. Es fotógrafa
experiencias, espacios y herramientas pedagógicas, utilizan- e ilustradora y ha desarrollado proyectos artísticos a nivel
do el arte como instrumento de aprendizaje. Ha participado individual como la obra titulada: “La rezandera”, una acción
en concursos como: Segundo salón de arte joven MAUA en performática presentada en la galería de la Escuela de Bellas
el año 2010 con la obra “Uno y tres desnudos”; ocupando el artes.
segundo lugar. Salón regional de arte en el año 2012 con la
obra colectiva “Paro de artista”.

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81
Huellas
R E V I S TA DE L A U N I V E RS I DA D DE L NORT E

ISSN 0120-2537

9 770120 253006 0 0 1 0 3>


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