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CAPITULO 4: EL SITIADOR SITIADO.

Tras marchar de Zaragoza, y antes de llegar a Valencia, El Cid piensa en


conquistar Alcocer y decide acampar ahí, junto con su ejército. Después
de 15 días de batalla, en donde el pueblo de Alcocer no se rinde, El Cid
decide irse, derrotado, pues no contaba con un plan de conquista, pero
la insistencia de la gente de Alcocer hace que éste le ordene a sus
hombres que ataquen la ciudad sin piedad; mientras que la gente de
aquél lugar, decide denunciar al rey de Marruecos que los proteja.
Pronto el monarca mandaría un ejército de 3000 hombres.

Luego de 3 semanas de sitio, el Cid, quien antes había hablado de su


movimiento con su compañero Álvar Fañez, le ordena a sus ya 600
hombres a que salgan al ataque, pues los problemas con las guerras
civiles de las que se encargaba el Rey de Marruecos había una gran
posibilidad de triunfo, por lo que decidir entre lograr por fin la toma de la
ciudad o retirarse y esperar que el Rey no mandara a sus tropas al
ataque, no le fue tan difícil a Don Rodrigo. Durante la batalla, el Cid
logró matar a casi todos los moros del ejército enemigo, mientras que en
el suyo sólo ocurrieron 15 bajas.

El botín que consiguió no fue nada despreciable, pues se quedo con una
cifra aproximada a 100 caballos, de los cuales 30 se los regaló al rey
Alfonso, y aunque éste, sorprendido además por los avances del Cid; los
recibió, siguió sin otorgarle el perdón que tanto anhelaba a Don Rodrigo.
Tras conseguir esta Ciudad, las tropas enemigas alrededor de Alcocer
comenzaron a prepararse para la batalla que les esperaba contra el
ejército del “Sidi”.

CAPITULO 7: EL BOTIN DE VALENCIA.

Ya han pasado 3 años desde que el Cid fue desterrado. Durante esos 3
años él y su ejército han conquistado innumerables territorios, además
de haber tenido un número aún más grande de batallas. Después de
esos 3 años de destierro, el Cid al fin llega a Valencia.

Tras un largo tiempo de espera, don Rodrigo decide conquistar aquella


ciudad, en vista de lo recluidos que estaban de las batallas los
ciudadanos de Valencia, por lo que se encontraban débiles. Por esto
mismo, el Cid logró vencer a los 30,000 valencianos que se le habían
opuesto (hay que resaltar que el rey de Marruecos no los ayudó en esta
batalla, pues él tenía una guerra propia con la que lidiar). La noticia de
la conquista de Valencia se expande rápidamente, con lo que el Rey de
Marruecos, Yúsuf, comienza a preparar su flota para recuperarla a
cualquier costo (pues él quería esparcir su religión a todo el mundo).

Durante un descanso, tras lograr la conquista, llega a visitarlo el padre


Jerónimo (a quien más tarde nombraría obispo), quien le propone un par
de cosas a don Rodrigo: La primera era que lo dejara a cargo de aquella
ciudad (como obispo), pues el padre consideraba que era necesario
alguien como él para regresar a la normalidad a Valencia.
La segunda propuesta era que le diera la mano de su hija en matrimonio
a dos nobles jóvenes, llamados Diego y Fernando, los llamados “infantes
de Carrión”, a lo que el Cid Campeador se niega, pues las considera muy
jóvenes (aunque después acepta).

Después de la visita del padre Jerónimo, el Cid va a Sahagún, donde se


encuentra el Rey, para pedir por la libertad de su esposa y sus hijas. Al
salir el Rey Alfonso de misa, el cid le pide por su liberación, la cual el rey
concede. Tras el rencuentro del Cid con su esposa, se prepara para su
batalla con el ejército de Yúsuf.

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