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Rafael Spregelburd
REMANENTE DE INVIERNO
Rafael Spregelburd
ZULDA: Cuando den las tres van a venir a MEYER: ¿Vamos firmando los papeles,
llevárselo, Silvita. Menina?
SILVITA: Mejor. No sé para qué lo hicieron MENINA: Sí, cuanto antes mejor... Es que
traer. lo veo al topo Meléndez y me pongo como
boluda. Los tengo encerrados en el baño
MEYER: Tratamos de ser buenos padres. y no los quiero hacer esperar mucho
tiempo porque se toman el shampoo. (Por
SILVITA: Intervino papá. Silvita) ¿Pero qué le pasa a esta criatu-
ra? Silvita, preciosa, no te pongas así...
MEYER: Todos los chicos del mundo sal- Va a estar en casa, en el piso de abajo...
tan de alegría cuando les llega la sema- Podés venir a verlo cuando quieras. Por
na del Topo Menéndez. lo menos durante una semana. No seas
pobrecita.
SILVITA: Soy objetiva, nada más.
MEYER: Basta. Llevátelo de una vez. (Le
MEYER: Sos fría, Silvita, sos muy dura. Por da el topo.)
lo menos despedíte bien de él.
MENINA: Entiendo que se ponga mal. Mis
ZULDA: Si no, después vas a soñar. chicos cada vez que se les va el Topo
Meléndez hacen un cuadro de constipa-
MEYER: ¿No te gustó pasar una semana ción. La psicopedagoga dice que es todo
entera con el Topo Menéndez? ¿Qué es psicológico. (A Zulda, en secreto.) Si se
lo que estuvo mal? ¿Por qué no te entre- pone muy mal denle estas pastillas.
tuviste?
ZULDA: ¿Son de las que te van durmiendo
ZULDA: Vení, vamos a hablarle juntas, de a poquito?
¿querés? (Zulda lee unasoraciones de un
pequeño folletín.) Querido Topo: ahora es MENINA: ¿Eh?
cuando tenemos que decirnos chau cien
veces chau. Gracias por haber parado en ZULDA: ¿De las que te van durmiendo de a
casa esta semana, y espero que el año poquito?
que viene vuelvas a traerme tu fraterni-
dad y tu picardía. MENINA: ¿Mh?
SILVITA: ¿Otra vez el año que viene? ZULDA: ¿Esas que las tomás y te van dur-
miendo de...?
MEYER: ¿Será que habrás crecido, Silvita?
¿Es eso? Vamos a tener que decírselo a MENINA: Se quedan quietitos como made-
la psicopedagoga. ros. Y hablando de la psicopedagoga, te
cuento que con las otras mamás pensá-
ZULDA: Se va a sentir muy abrumada. El bamos comprarle unas medias de lycra.
año pasado también se nos abrumó para Vi unas abrigaditas.
noviembre. (Suena el timbre.) Ya está. Es
la hora. (Entra Menina; más atrás el Elec- ZULDA: Me parece bien. Todos los años
tricista y el Plomero, que per manecerán acepta el mismo regalo y no parece ra-
largo rato sin ser percibidos..) biar.
SILVITA: ¿Cuánto van a estar metidos en Eterna pausa. Incomodidad. Nadie habla.
mi casa? «Bueno». «En fin.» Apagones inútiles en
los que nada se modifica. El Electricista
ZULDA: No seas maleducada, nena. ¿Cuán- crece en nerviosismo, parece ser el úni-
to... tiempo... van a estar... acá? co testigo de que el tiempo pasa inexora-
blemente. Finalmente, con absoluta nor-
ELECTRICISTA: Vamos a estar una sema- malidad, habla:
na, y después... no vamos a estar más.
El tiempo es una rueda dentada, donde ELECTRICISTA: Nosotros vamos a poner-
cada diente se desgasta al morder la cin- nos a trabajar ya mismo, así a la
ta de los años, y todo torna a ser nueva- tardecita, si no les molesta, nos echamos
mente y en cada vuelta, pero algo se pier- una siestecita.
de y lo único que se repiten son mutila-
ciones y ausencias. (Zulda, Meyer, Silvita ZULDA: Pero claro que no nos molesta. La
y Menina ríen a carcajadas). siesta de los service es sagrada.
MENINA: ¡Cómo dice las cosas simples! PLOMERO: Gracias. Hay muchas familias
Hace que todo parezca digno e impor- que no tienen la misma gratitud, la mis-
tante. ma vocación solidaria. Pero no es nues-
tra la culpa. Vamos a estar hasta el jue-
ELECTRICISTA: Un lenguaje puro y respe- ves que viene a las tres. Y juro que revi-
tuoso de las normas es un testigo asala- saremos todo lo que no funcione, y que
riado de la diafanidad de nuestra moral. no habrá motivo de queja.
ZULDA: No tenían por que molestarse. ZULDA: Se dice “con extraños”, nena. ¿Qué
te enseñó la psicopedagoga, eh?
PLOMERO: No es ninguna molestia. Es más
una vieja costumbre. Recuerdo el patio ELECTRICISTA: ¿Tiene problemas con las
de tía Antonia. Cuando yo era chico. Vi- preposiciones?
vía en Banfield, la tía Antonia.
ZULDA: Y con otras cosas también. Pero
ZULDA: Ah... para el lado del oeste. las preposiciones no las quiere aprender.
ZULDA: ¿Ves cómo sos? El único momen- EL LOCUTOR: Hoy tenemos la rara, la ex-
to del día en el que me ilusiono un poco travagante suerte de contar con una in-
y vos me lo tenés que arruinar. vitada especial.
MEYER: No discutamos otra vez por lo mis- ZULDA: (Sigue con su razonamiento.) Por-
mo. Silvita nos va a escuchar pelear. que si nosotros no estuviéramos, ellos no
podrían hacer los programas.
SILVITA: Yo estoy jugando entre la Barbie.
Imagino que se escapa delante de un taxis- EL LOCUTOR: Ustedes la han visto, la co-
ta, y viajan a Cacheuta, donde nunca más nocen, y la quieren entrañablemente. Su-
llegará el invierno después del invierno. fren cuando ella sufre, gimen cuando ella
Hagan de cuenta que no los oigo. gime, respetan cuando ella decide res-
petar. Con infinito agrado y superlativa
ZULDA: ¡Mirá en las cosas que piensa! ¡Es excitación presentamos a Virginia, la
culpa tuya, que la llevás tan poco al zoo- mantecosa conductora del programa an-
lógico a ver al ñandú nuevo! Silvita, me- terior... Ahora, pasá.
jor jugá a ponerle vestiditos de invierno
a Barbie. (Zulda y Meyer aplauden. El locutor y La
locutora atraviesan la pantalla y pasan
SILVITA: No. Barbie tiene calor. Sabe todo, al living de la familia.)
y tiene calor.
MEYER: Mirá vos... la invitaron a Virginia.
MEYER: Hacéle caso a tu madre. Y no
andés tan desabrigada. LA LOCUTORA: Bueno, te agradezco lo de
«la mantecosa»... (Al locutor, le dice con todo
PLOMERO: ¿Qué pasa? desparpajo lo que éste debe decirle:) “No
me agradezcas a mí... Ya es patrimonio...”
MEYER: No sé qué vamos a hacer con esta
chica. EL LOCUTOR: No me agradezcas a mí. Ya
es patrimonio de todos tus oyentes.
ELECTRICISTA: Vení nena. Vamos a repa-
sar preposiciones. LA LOCUTORA: Igual. Creo que se ha exa-
gerado un poco en torno a mi frágil per-
SILVITA: ¡No quiero! ¡No me interesa esa sona. (Le sopla) ¿No te gusta sentirte
forma de hablar que tienen ustedes! ¡Va- expues...?
yan a arreglar los caños!
EL LOCUTOR: ¿No te gusta sentirte expues-
MEYER: ¡Silvita! ¡No seas animal de pastoreo! ta, Virginia?
ZULDA: ¡Dios, Dios, Virgencita de Yeso, ZULDA: Sí. Te digo que no doy abasto con
escucha mis ruegos! todo esto.
OFF: EL LOCUTOR Y LA LOCUTORA: ...»ti- LA LOCUTORA: (Le hacen señas de que sí.)
rano». Acá dicen que sí, pero yo no sé...
OFF: EL LOCUTOR: ...¡Y poco dúctil! ¡Claro ZULDA: Hacen una pareja tan linda. ¿Por
que lo sabés! Bueno, nosotros ahora... qué no se casarán, digo yo?
EL LOCUTOR: Y ahora nos vamos. (El mun- LA LOCUTORA: Suele encarnarse en los
do se derrumba.) electrodomésticos más viejos, más pro-
pensos a la...
LA LOCUTORA: Gracias por recibirnos en
su casa. EL LOCUTOR: ...reflexión taciturna. Se re-
comienda no dejar solas en ningún mo-
EL LOCUTOR: A la que ya consideramos mento a las máquinas infectadas, por-
como nuestra. que casi...
LA LOCUTORA: ¡Cuídense del frío! Este LA LOCUTORA: ...de temas alegres, seño-
invierno no perdonará a nadie. ra. Toda la familia puede...
ZULDA: ...nada. Yo, hasta que no se vaya PLOMERO: Por mí no hay problema, pero
el Víctor Hugo, ¡adiós licuado de bana- miren si en vez de a mí hubieran desper-
na! ¡adiós gazpacho en licuadora! tado aquí al pobre de mi compañero. (Sale
a tomar un baño)
MENINA: ¡Si lo sabré yo! Nosotros no qui-
simos creer que era invierno otra vez y MENINA: ¡No me digas que ya escribís,
pusimos el turbo. Una tragedia. Lo vie- Silvita!
ras cómo quedó desfigurado cuando lo
rescatamos del pozo de aire. ZULDA: (Deletrea.) A - ol - em - o - hach - a
- dd - a.
ZULDA: Ustedes fueron imprudentes.
PLOMERO: Cuando duerme se le ocurren
MENINA: Sí, pero es que ya no podíamos imágenes bellísimas. (Sale)
más del calor. El olor a transpirado de
Andresito me mató todos los potus. MENINA: ¡No me digas que ya escribís,
Silvita!
ZULDA: ¡Pero si está fresquito! ¿No viste el
programa de Miranda del Cepo? EL LOCUTOR: (Superpuesto a los parlamen-
tos anteriores) Más electrodomésticos
MENINA: Entrecortado. Andresito quería perdidos y mistongos. Uno: una radio con
morder el cable del televisor porque les saquito de cuero, sin nombre ni marcas
prohibí que usaran al Topo Menéndez reconocibles, a no ser por un chicle pe-
como fetiche erotizado. ¡Ay, pero acá no gado en el sintonizador.
se ve nada! ¿Te prendo la luz?
ZULDA: ¡Qué atrocidad! ¡Dejáme oír, Silvita!
ZULDA: ¡Ni lo intentes! (La ataca e inter-
cepta salvajemente. Menina cae.) SILVITA: (A Menina) Un poquito. La maes-
tra comunal dice que escribo cosas inco-
MENINA: No tenés que ponerte así... nexas. Es por la cursiva. ¿Por qué te creés
que me hacen ver con una psicopedagoga
ZULDA: Perdonáme, querida, pero yo no me que me fuerza al latín? ¿La «a» tiene la
puedo arriesgar... Con todas las cosas colita para afuera?
que pasan en tu casa...
EL LOCUTOR: Número dos: un Scalectrix
MENINA: ¡Pero si viene todo por los cables! completo. Los autitos sin paragolpes, uno
sin techo, y una calcomanía semi-arran-
PLOMERO: (Despertando) ¿Qué pasa? cada de la Virgen de Yeso.
ZULDA: Nada, nada... Yo lo único que te MENINA: Éstas son las medias para la
pido es que no toques mis interruptores. gordi. Espero que el talle haya estado
(El PLOMERO entra, desnudo, y atraviesa ZULDA: ...para que escriba sobre ella.
la escena. Silencio. Va a despertar a su
compañero) MENINA: Es claro. ¿Y el cru-crú?
PLOMERO: Andá que está calentita. (Aho- ZULDA: Les manda cartas a los fabrican-
ra es el ELECTRICISTA el que atraviesa tes para que le editen un libro...
la escena. Las mujeres lo siguen con la
vista, alar madas.) MENINA: ¿Cuándo?
SILVITA: (Recita, ganando entusiasmo) ZULDA: ...un libro con las memorias de
Barbie.
«Barbie medita en un cuarto de hotel.
MENINA: ¡Qué ricura! Ojalá mis chicos
Sus muslos de plastico duermen fueran tan cándidos... Al Topo Menén-
dez ya tuve que coserle este ojo tres ve-
mientras sus ojos esperan el agua de mar. ces. ¡Ya les dije que si lo rompen otra
vez les arranco los ojos y se los implan-
Silva la pava y la sorprende to al topo!
llorando. Se hace un mate adentro de sus ZULDA: ¡Qué se le va a hacer! Son los chi-
lágrimas, cos... Una a veces necesitaría más que
me ayudara acá cuidando los artefactos,
toma un hacha pero bueno...
MENINA: ¡Es una preciosura, Silvita! ¡Una ZULDA: Total... no hace mal a nadie.
preciosura!
MENINA: Que aproveche ahora, ¿no? Des-
SILVITA: Pse... No sé... Me parece que le pués, cuando tenga que formar una fa-
falta un poco de cuerpo, todavía. milia... ¿no?
Pero ustedes no publican mis memorias. ELECTRICISTA: ¡No sólo eso! Piensa sin
Puede ser que finalmente tome esa ha- valerse de los nexos lógicos del lengua-
cha y destaje la almohada a palazos. Gran je.
desorden sobre la Barbie House.
EL LOCUTOR: Estas diosas caballunas de
(Ya queda sentada para empezar la escena la gramática -si se me permite el eufe-
siguiente.) mismo- nos cuentan en breves epístolas
sus experiencias educativas, en el mar-
VI co de divertidas anécdotas.
EL LOCUTOR: ¡Qué sería de nuestras tra- MEYER: Mirá, Silvi... El domingo vamos a
diciones si no hubiera un lenguaje! ir a ver al ñandú, ¿querés?
ZULDA: No son extorsiones. Son regalitos EL LOCUTOR: Doble. Acá se está mucho
que papá te hace para que le hagas otros mejor.
regalitos.
ZULDA: ¿No viene Virginia, hoy?
SILVITA: Está bien.
EL LOCUTOR: ¿La mantecosa?
(Silvita avanza hacia el aire acondiciona-
do. Detrás suyo, todos permanecen arro- ZULDA: Claro. A veces me digo: ¿por qué
dillados formando una especie de coro.) no se casarán? Usted es tan seduc-
tor.
SILVITA: (Al público) Bueno, yo no creo en
nada de esto. Toqué un par de cables del EL LOCUTOR: Todas lo dicen. ¡Ay, qué poco
aire acondicionado, porque tras lo defi- sabe la gente del mundo chiquito y
nitivo no me convenía perderlo. Aun así enceguecido de la tevé!
la enseñanza ante todo esto es: si tenés
una tostadora, y la tostadora te quita tres ZULDA: ¡Si es tan mona! Yo ahora tengo
horas de sueño, amén del secador urgi- que leer la historieta gráfica no auto-
do por nostalgias de mierda, el lavapla- rizada que le escribieron. Que es a co-
tos débil y traumatizado, la heladera que lor.
se te va el día menos pensado, entonces
no tengás tostadora. (De vuelta al tiempo EL LOCUTOR: Es escandalosa. Ardiente.
de la escena) Ya está.
ZULDA: ¡Qué bueno! ¿Por qué no vino hoy?
(Silvita da media vuelta y se va. El aire acon-
dicionado comienza a girar. Zulda y Meyer EL LOCUTOR: ¿Alicia?
como quien ve resucitar un muerto. )
ZULDA: Virginia.
PLOMERO: Le habló todo mal. No creo que
pase la noche. EL LOCUTOR: ¿La mantecosa?
EL LOCUTOR: Hemos pasado una noche ZULDA: Es tan mona. Con mi marido siem-
de perros y ácaros, ¿ustedes no, queri- pre pensamos que se tendrían que ca-
dos amigos? Anoche fue la noche de San sar. ¡Tan buen mozo!
Bartolomé, y la mayoría de los aires acon-
dicionados amanecieron crucificados. ¡Y EL LOCUTOR: (La toma por el cráneo y la
eso que estamos en un segundo invier- besa salvajemente en la boca. Le muerde
no! la nariz. La irá violando precipitadamen-
te hasta el apagón.) ¡He venido a sedu-
ZULDA: Acá estuvo fresco. cirte! ¡A hacerte ver la Osa Mayor! ¡A de-
jarte la piel marcada! Porque nos ama-
EL LOCUTOR: ¿No les tocó el San Bartolo- mos; siempre nos hemos deseado, pan-
mé? talla mediante.
PLOMERO: Discúlpeme... Siéntese, por fa- (Zulda levanta la tapa y mete una espuma-
vor... No sé cómo pude confundirme. dera. Cuando la retira, vemos que Barbie
ha sido hervida junto con el zapallo. Los
MEYER: Bueno, hombre, no es para tanto. servicios empiezan a reír, francamente di-
vertidos.)
PLOMERO: Es que acá uno se siente tan
bien... Dan ganas de ponerse a hacer ZULDA: ¡Ay, pero qué situación tan
floreritos... Uno se siente tan como en embarazosa!
su casa.
SILVITA: ¡Lo hicieron tras propósito! Van a
ELECTRICISTA: Vos no tenés casa. acabar con mis nervios... ¡Con todo lo
mío! ¿Me esperan un momento? (Corte
PLOMERO: Ni televisor. Es cierto. ¿Pero quién de narración: a público, tranquila. Pero no
puede quitarme los recuerdos? Yo recuer- dice nada.)
do modelos de casas... Equis casa... La casa
de mi tía Antonia, por ejemplo, en Banfield. PLOMERO: ¡A mí el muslo!
Tenía una mesa con una cabecera de ho-
nor... La pobre de mi tía me dejaba usarla ELECTRICISTA: ¡Muslos! ¡Muslos y pechu-
cuando íbamos con mamá... ¿Nunca les ga! (Se retuercen de la risa.)
conté de mi tía Antonia, verdad?
MEYER: Es la muñeca de Silvita. (Silvita
ELECTRICISTA: No. Nunca. (A Meyer) Está vuelve a ingresar en el momento del pa-
bueno. sado. Llora escandalosamente y sale en
busca de su bolso.)
PLOMERO: Claro. Es que la familia no ha-
bla mucho de ella. La tapó. La familia la ZULDA: ¿No les parece que esto ya ha ido
ELECTRICISTA: Como imagen poética, por los desniveles inflexibles de los patios
sinestesia de sabores, olores y cromas, y
como situación didáctica para esta nena y guiñaran los ojos del espacio
tan rústica.
los satélites que transmiten en manadas.
MEYER: Bueno. Se separa y listo. A mí
dame zapallo. Así será, mi amor, cuando tu vuelvas
ZULDA: ¡Toda la tarde cocinando para con el motor rebobinado en otros barrios.
esto...! Es como una burla.
Te besaré en las huellas de otras manos
ELECTRICISTA: (Serio.) No... pretendimos
ofender a nadie. que en mis caricias pasarán por manos
muertas.
ZULDA: ¿Y ahora? Con todas las pestes
que andan por ahí... esa muñeca roñosa Ahora te espero, dispuesta, silenciosa,
en la carbonada... (Silvita vuelve con su
valija, y es testigo de cuanto se dice). barriendo el lugar de tus andanzas
PLOMERO: No. La lavamos bien antes. llorando con los ojos de esperanza
MEYER: ¿Ves que hablás sin saber? ese sabor a hielo de las cosas.
PLOMERO: Cómo se puso cabrera la nena. ZULDA: ¡Su interpretación me llegó tanto!
PLOMERO: Muslo... ¡No, pechuga! O me- PLOMERO: Es tan bueno sentirse querido.
jor, ¿sabe qué?... Un muslín. Aquí uno hace las cosas porque las sien-
MENINA: Felicitaciones, señores. Han de- ELECTRICISTA: Creo que nos debés una
mostrado profesionalidad y sensibilidad, explicación. Estamos viviendo bajo un
que son dos cosas difíciles de conjugar. mismo techo.
MENINA: ¿Dónde está Silvita? ¿Por qué no SILVITA: Lamento que todo haya tenido que
la llamás y lo hacen de nuevo? terminar así. (Se dispone a salir, pero es
detenida por los Servicios, que la cargan
SILVITA: No, dejen. Ya lo escuché. Yo yazgo, de regreso a la pieza.)
tú yaces, él otro tanto. Mamá, papá... me
voy desde casa. MENINA: ¿Tenés filtraciones?
SILVITA: Decido necesitar corrí, corrí, co- ZULDA: Tendríamos que volver a comprarle
rrí. Las memorias... rejuvenecidas. Ro- la Barbie. Quedó muy resentida.
dar tras las calles. Yo misma. ¿Sabéis?
MENINA: Es la edad.
MEYER: ¿En la calle?
ZULDA: La edad, y la dificultad.
ZULDA: No nos hagas más daño, Silvita.
MENINA: A Andresito lo vamos a hospitali-
PLOMERO: ¡Un momento! ¿De qué se está zar por unos días.
hablando?
ZULDA: ¿No te digo? Es la edad.
ELECTRICISTA: No es posible que se en-
tiendan en esos términos tan burdos. XII
MEYER: No sabrías ni dónde tomar un taxi, LA LOCUTORA: Sí, vamos, contále a Virgi-
ni cómo sobornar al taxista. nia.
LA LOCUTORA: No. Vos sabés qué. ZULDA: Es el hecho. (Muestra una virgen
de yeso.) Nos toca esto, ahora. (La pone
MEYER: Está bien... pasa que mi mujer sobre un altarcito, el mismo que ocupara
pregunta, no quiere... ella sigue guardan- otrora el querido Topo.) Había en otros
do el querosén para la heladera, por si colores... en verde. Con el halo rojo, de
se encuentra... (Saca una damajuana que Itatí. Pero a nosotros nos dieron ésta. ¿Es
tenía oculta bajo el sobretodo. Sirve un linda, no? Va a estar hasta el otro lunes.
vaso.) Hay que rezarle todo en rima. Hablále, si
querés. (Sale.)
LA LOCUTORA: Mi cerdo revoltoso... vos
me hacés arder... sólo vos. (Se baja el vaso XIV
de querosén.)
ZOO
MEYER: Quiero hacerte una réplica en ja-
bón de tocador, (Zulda y Silvita en el zoológico.)
frotarte con una lima hasta que me babees ZULDA: ¿Estás contenta, Silvita? ¿Viste qué
el parquet, animales más abrigaditos?
MEYER: Esperános acá, Silvita. Quedáte SILVITA: Pero estaba embalsamado, ¿se
con el ñandú recién parido. entiende? Es decir, hay oraciones que...
carteles específicos: «Vea al ñandú nue-
ZULDA: Hablále, si querés. vo y su banda armenia»; «Visite el sector
fantasía»; «Coma Popirock». La gente co-
MEYER: Ya volvemos. (Salen.) menta: «El ñandú nuevo es equis, es y,
es zeta». Y entonces ven un ñandú, no
SILVITA: Sos débil y absurdo. La imagina- un embalsamamiento. Y yo lo digo. Yo
ción popular te equipara ya hasta el Topo he tenido la suerte, años después de todo
Menéndez. (Corte) Acá se complica todo. esto, de ver en La Pampa un ñandú libe-
Porque, yo digo... ¿hay verdad? Es decir, rado Y yo lo digo.
las versiones, ¿no? Todo esto que yo pen-
sé esa tarde desde el zoológico, lo digo, MENINA: El está cercano a la gloria.
porque sino haría como que pienso en
voz alta para que vean lo que pienso, y SILVITA: Se han dicho tantas cosas.
me parece que entonces mejor se los digo.
MENINA: Es como estar en el agüita, y no
MENINA: (Habla a sus pequeñuelos, a quie- tener calorcito, y estar con el Topo
nes ha reunido en tor no suyo) Vengan, Meléndez todo el año.
chicos. ¡Dejá ese topo en paz, Andrés! ¡No
levantés el piso! Siéntense acá que mami (...) No vamos a ir más al zoológico.
tiene algo que decirles a los tres...
(...) No, Dios es otra cosa... bueno, porque...
SILVITA: Es un recurso. Los chicos no es-
tán. (...) Sacáte los dedos de ahí
MENINA: ¡No te comas la fórmica, Andresi- (...) Por lo menos por un tiempo.
to! Bueno. Pasó algo que... si ven que
estoy llorando, no... ustedes ya son gran- (...) Porque el ñandú es otra cosa, no es
decitos. Se murió el ñandú nuevo. como Dios. Es más espiritual.
MEYER: No sé. Nunca antes nos había pa- que se hunde en el golfo recurre al salvavi-
sado. das del topo Menéndez.
MEYER: No hacés más que empeorar las LA LOCUTORA: (Ha entrado sigilosamen-
PLOMERO: Sus errores lingüísticos se ex- PLOMERO: «Tener una Tía Antonia». «Te-
panden con asombrosa facilidad. ner una Tía Antonia».
ZULDA: Parece pero no es. Mirále las manos. ZULDA: ¿Escuchaste eso?
ELECTRICISTA: Non continuatio ellpsis est, MEYER: (Dispara al aire. Un foco estalla.
ellipsis hominibus in daemonis mutat. Semipenumbra. Confundido, a Miranda).
Hoc exemplum spectate: aliquid in sui ¡Quietos!. Estaba seguro: el rating es un
cogitati fluere interrumpitur, aliquid porcentaje.
monstruose ellipticus prosilire versus
stulti fortis facinoris gestum eum facit. LA LOCUTORA: Sí, claro, algo de eso creo
que hay.
PLOMERO: La discontinuidad es la elipsis,
la elipsis transforma a los hombres en de- EL LOCUTOR: Sí, si se quiere, de alguna
monios. Vean aquí este ejemplo: algo se manera, el rating ES un porcentaje.
interrumpe en el fluir de su pensamiento,
algo elípticamente monstruoso lo hace sal- MEYER: Ahora te voy a matar. A ella. (Pone a
tar hacia un acto de estúpido heroísmo. Virginia contra el paredón de televisores, que
se encienden dibujando una enorme cruz, y
(Apagón sobre la heladera.) Virginia asume la postura de Cristo).
EL LOCUTOR: ¡Basta! Está haciendo una PLOMERO: A mí. Miráme a mí. (T iene las
puesta en escena. Todo es mentira. Pri- cuerdas vocales de Meyer en la mano, y
mero: Virginia no es como Jesús. Se- se las pone detrás de las orejas. Su voz
gundo: Virginia no existe. Y tercero: ¡Se está quebrada) Me hice dos divertidas
llama Alicia Soldi y es la sobrina del trenzas.
anunciante! (Pausa. El mundo se ha des-
moronado) Tenía que decirlo, guacha, ELECTRICISTA: Podemos ir con la familia
adicta. He aquí una prueba contunden- Francini. ¿Masitas estará bien?
te. Tengo una foto de ella con su abuela
en un jardín de Lomas del Mirador. Es la PLOMERO: Sí, va a estar bien. Adiós,
de las trenzas, la dientuda. (La locutora Meyer... (Mientras se preparan para salir,
intenta interceptar la foto). ¡Exhíbala, el Locutor –que había quedado tendido de
Meyer! ¡Es hora de acabar con todo! (Mi- la escena anterior- se levanta y corre el
randa cae bajo el peso arrasador de Vir- telón de fondo. Se ve a la actriz que ha
ginia, transfor mada en un ángel de furia hecho de Silvita que junta sus cosas para
y de venganza.) irse del teatro. Un poco después, Menina
entra allevarse a Zulda, quien se cubre
Meyer avanza en falso con la foto en la pudorosamente el pecho con un tapado.
mano, la observa, incrédulo, y levanta el Los service presienten que la escena se
brazo muy lentamente para exhibir la foto está desar mando antes de que ter mine
en público. la obra. El Electricista mantiene la con-
versación pero finalmente opta por huir,
Apagón violento. La luz de los televisores cobardemente.) ¿Francini, dijiste? Vos
desaparece. El ensordecedor audio se es- sabés qué curioso... yo tuve una tía de
fuma. Una única luz sobre el Plomero, apellido italiano. La tía Antonia, con su
que acaba de desenchufar todos los ca- olor a radiografía. Vivía en Banfield.
bles de la sala.
ELECTRICISTA: ¿Sí? Nunca me hablaste de
CUADRO 4 tu tía Antonia. Y hay que hablar, hay que
hablar tanto... Habiendo tanta cosa lin-
PLOMERO: Sinécdoque: tropo que responde da y poética para decir... Hay que hablar...
al esquema «pars pro totum» o «totum pro
parte». a) Género a especie: los mortales = PLOMERO: Conversar.
los hombres. b) Parte a todo y viceversa:
10 cabezas = 10 reses. c) Singular a plural ELECTRICISTA: Hablar.
y viceversa: el hombre que no habla es
sobrio = los hombres que no hablan... PLOMERO: ¿Qué diferencia hay entre ha-
blar y conversar?
CUADRO 5
ELECTRICISTA: Hablar.
Luz: el Electricista manipula un alicate in-
clinado sobre la boca de Meyer. PLOMERO: Lo del oso embravecido, aque-
lla vez... Era... Es un supongamos.
ELECTRICISTA: Pasó el peligro.
ELECTRICISTA: Una metáfora. (Sale.)
PLOMERO: Imposible que se confunda aho-
ra. (Se oye una música muy triste. Durante un
largo rato, el Plomero y Meyer –que son
ELECTRICISTA: Un arreglo definitivo. los únicos que quedan en escena- du-
dan sobre qué hacer. Todo ha fracasado.
PLOMERO: Garantido. Se murmuran cosas al oído. Bajan las
luces. Sólo se ve a la actriz que ha hecho
ELECTRICISTA: Sus cuerdas vocales. de Silvita en la puerta de los camarines,
iluminada por la luz del exterior. La obra
PLOMERO: Ahora el trabajo está todo bien. termina cuando Silvita se va, cerrando
(Pausa inter minable. El Plomero solloza la puerta para sumir al escenario en la
en silencio. El Electricista recorre la casa oscuridad absoluta. Y en el silencio.)