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Universidad del Cauca

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales

Departamento de Filosofía

Asignatura: Filosofía Ética Moral y del Derecho

Docente: Javier Bernardo Espinel

Estudiante: Yaniber Duviel Astudillo

Popayán-Cauca

21-05-2019

PARA UNA CRÍTICA DE LA VIOLENCIA


La propuesta fundamental que se plantea Walter Benjamín en el presente escrito se debe a, es
acaso posible la resolución no violenta de conflictos? Pues para responder a tal interrogante,
como primera medida vamos a analizar de manera muy sintética algunas de sus ideas presentadas
en su ensayo para una crítica de la violencia, para lograr entender porque apela en última
instancia a la cultura del corazón de los medios limpios, como una vía no sangrienta para
resolver los conflictos en los seres humanos. Inicia señalando que dicha crítica debe
circunscribirse a la descripción de la relación de ésta respecto al derecho y la justicia, debe
concebirse bajo un contexto ético, porque esta violencia que ha legitimado el Estado será
concebida desde este punto de vista. Ahora bien, nos va a señalar las dos rutas posibles del
camino de su crítica, en el derecho natural y el derecho positivo. El derecho natural aspira a
justificar los medios por la justicia de sus fines; por su parte, el derecho positivo intenta
garantizar la justicia de los fines a través de la legitimación de los medios; del primero los
medios siempre serán justificados por los fines y el ejemplo que nos ilustra es la revolución
francesa; es decir, si para llegar a los tres principios fundamentales (libertad, igualdad y
fraternidad) y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, se tuvieron que
decapitar miles de personas en la guillotina, para cambiar el estado de la sociedad francesa,
entonces el fin justica los medios. Por lo tanto, Walter benjamín no se inclinara por este camino
ya que el ser un dato natural no cabría la posibilidad de un contexto ético.

Respecto al derecho positivo tomando la violencia como dato histórico, en cambio se hay la
posibilidad de un contexto ético, ya que éste derecho, por su parte, establece juicios sobre todo
derecho en vías de constitución, únicamente a través de la crítica de sus medios, he aquí el
camino escogido por Walter Benjamín; pues el criterio establecido por el derecho positivo como
legitimación de la violencia sólo será susceptible de análisis exclusivamente a partir de su
sentido, si la crítica de la esfera de su aplicación se hace a partir de su valor. Por lo tanto, esta
crítica permite localizar su punto de mira fuera de la filosofía del derecho positivo, pero también
fuera del derecho natural. De modo que en términos metodológicos a escogido el escenario de
los medios, por lo que el derecho positivo garantiza la justicia de los fines a través de la
legitimación de los medios o más dicho en otras palabras, garantiza que los fines coincidan con
la justicia siempre y cuando la violencia sea legitima. En consecuencia la violencia funda
derecho en el Estado, que produce una sangrienta violencia legítima, que será analizada en los
tres entes del Estado (ente policial, el derecho a la huelga y el ejército) para comprender así
mejor las contradicciones de esa violencia impartida por parte del Estado. Y todo esto, para
ilustrarnos en su propuesta que los medios limpios, van a armonizar los fines con los medios; es
decir, lo que se intenta es buscar una solución a esos conflictos entre hombre, por medio de una
violencia no sangrienta.

El derecho a la huelga que surgió de una violencia ilegitima por parte de los trabajadores funda
un nuevo derecho, cuando el Estado adentra en conciliación con los huelguistas, en el ideal este
derecho es garantizado por el Estado; pero tal derecho en la práctica misma adentra en
contradicciones con el Estado, debido a que no permite que tal derecho se ejerza libremente, sino
bajo un límite; por tanto, surge una contradicción aún más grave, que el derecho no puede
garantizar lo que él ha legitimado, ya que en una huelga general revolucionaria el Estado reprime
dicho derecho, ahora si con una violencia legítima, puesto que esta huelga masiva atenta contra
los demás derechos del Estado y es precisamente allí donde emana su fuerza. De modo que no
puede permitir que el monopolio de la violencia se le salga de las manos, pues la violencia
cuando no es aplicada por las correspondientes instancias de derecho, lo pone en peligro, no
tanto por los fines que aspira alcanzar, sino por su mera existencia fuera del derecho.

Ahora bien, frente al estamento del ejército que es una fuerza que garantiza la soberanía del
Estado, tanto interna como externamente de la amenaza es su ideal; sin embargo en la praxis este
ente también tiene sus contradicciones. En primer lugar, el ejército mantiene la violencia
legítima del Estado como un fin, precisamente para mantener su soberanía; pues si en algún
momento es atacado por otra nación está en todo el derecho de responder a dicho ataque. Por
otro lado, en lo que respecta al ciudadano cuando este hace parte del cuerpo del ejército, puede
ejercer una violencia legítima en nombre del Estado, pero ese mismo ciudadano no puede ejercer
violencia para sí mismo; así que es contradictoria que ese mismo ciudadano sea legitimado e
ilegitimado al mismo tiempo por el Estado. En efecto, al ser obligatorio es servicio militar
convierte a los ciudadanos en un medio ideal para cumplir los fines del Estado.

Finalmente encontramos en ente más corrupto de todos según Walter Benjamín, el ente policial
que debe garantizar la seguridad y orden social en la ciudadanía en términos ideales, pero en la
práctica es el más violento de todos por estar tan cerca de la ciudadanía; la policía es fundadora
de derecho, porque su cometido característico se centra, no en promulgar las leyes, sino es todo
edicto que, con pretensión de derecho se deje administrar, y es conservadora de derecho porque
se pone a disposición de esos fines. Por lo cual, la policía está a expensas juez o edicto para
actuar, es decir no tiene una función definida, su violencia carece de forma puesto que oscila en
su función práctica, por ejemplo si la fuerza pública tiene que desalojar un campamento que se
asentó en un punto de la ciudad y la orden es desalojar dicho lugar puede aplicar los medios
necesarios para cumplir dicha orden, sin importar que puedan haber ancianos, niños etc.

Lo señalado anteriormente son todos medios sangrientos que el Estado ha concebido para
resolver sus conflictos, en este punto valdría la pena preguntarse nuevamente sería posible la
resolución de conflictos, de forma que se aniquilara la violencia sangrienta? Pues precisamente
el gran aporte que hace Benjamín, cuando plantea la cultura del corazón, en donde se intenta
eliminar los medios legítimos e ilegítimos en los cuales siempre hay una violencia sangrienta,
por parte del Estado para contraponerlos a los medios limpios que son de carácter no sangriento,
pues son precisamente sus precondiciones subjetivas como: la cortesía sincera, amor a la paz,
confianza, empatía, amistad, respeto, dialogo etc. Entonces si apelamos a los medios limpios
para resolver los conflictos rompemos con esa violencia generadora de derecho, puesto que el
mejor instrumente que tiene el hombre para resolver sus diferencias, es el lenguaje y a partir de
éste puede construir un mutuo entendimiento con el otro, crea las condiciones ideales; es decir
que mediante el diálogo realiza este ejercicio, pero no basta solo con el diálogo, sino que también
hay que saber escuchar activamente y por media de la empatía incluso llegar a sentir lo que él
otro siente. Por tanto, es como si convierta la no violencia en un método de lucha, ya que se
niega a usar esa violencia sangrienta legítima del Estado.

En esta medida la cultura del corazón busca principalmente la armonización de medios y fines,
puesto que está encaminada en la mediación cultural, por tanto no se refiere jamás a la resolución
de conflictos entre persona y persona, sino a la manera de moverse entre las cosas, en tanto que
incluso la mentalidad más dura preferirá los medios limpios no violentos, por temor a
desventajas comunes que resultarían de un enfrentamiento de fuerza, sea cual fuera el vencedor.
En consecuencia los medios limpios no sangrientos pueden oponerse a esos medios legítimos e
ilegítimos del Estado ya que siempre expresan un carácter sangriento, pues como señalamos
anteriormente toda violencia es generadora de derecho y dado que el derecho no pude garantizar
lo que él ha legitimado, instaura una violencia legítima que siempre va a justificar o bien, los
medios o los fines para no perder tal monopolio que ha adquirido.

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