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PLAN ANUAL DE CAPACITACIÓN

UNIDADES DE ATENCIÓN FAMILIAR

Temática: Lactancia Materna

Destinatarios:
Educadoras de las unidades de atención
familiar (U.A.F)

Disertantes:
Dra. Ivana García y Lic. Lorena Luján
pertenecientes a la Dir. Gral. de Salud de
Nuestro municipio

Ciclo
2009

DIRECCIÓN GRAL. DE CAPACITACIÓN


MUNICIPIO DE CENTENARIO
PROV. DE NEUQUÉN
Amamantar por primera vez

Algunas recomendaciones tomadas de la experiencia de miles


de mujeres pueden servir a la mamá reciente.
Lo mejor es comenzar con el amamantamiento lo más pronto posible
después del parto, preferentemente en la primera hora de vida del
bebé. En muchas ocasiones, él estará despierto, tranquilo y receptivo
para alimentarse.

Algunos bebés se prenden rápido y vigorosamente al pecho y


succionan enérgicamente durante varios minutos. Otros, en cambio,
lamen el pezón, saborean unas gotas de calostro y se toman su
tiempo antes de empezar a mamar.

Cada bebé tiene su propio estilo, y el amamantamiento facilitará a


cada madre entender el de su bebé.

También la mamá puede tomarse el tiempo que necesite para darle


la bienvenida a su bebé antes de ofrecerle el pecho. Llamarlo por su
nombre, acariciarlo o mirarlo, simplemente favorecerá el vínculo
entre ellos. Este contacto íntimo, el olor de la piel de su mamá,
escuchar su voz o los latidos de su corazón serán un excelente
estímulo para comenzar con la lactancia.

Primeras semanas
Molestias que pueden presentarse

Entre el segundo y el sexto día después del parto, se produce la


bajada de la leche. Durante esos días los pechos estarán calientes,
pesados y endurecidos. Esto se debe al aumento de la cantidad de
sangre y líquidos acumulados en el tejido de soporte, y al comienzo
de la producción de leche. Esta situación puede causar incomodidad,
pero no debe ser motivo de preocupación, ya que es transitoria y
desaparece en uno o dos días.

¿Cómo resolver esas molestias?

- Comenzando con la lactancia lo más pronto posible después del


parto.

- Tratando de amamantar con frecuencia.

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- Estimulando, antes de dar el pecho, el reflejo de bajada de la leche.
Ello se consigue colocando compresas tibias sobre los pechos o con
una ducha de agua tibia, masajeando suavemente y con ambas
manos el pezón.

- Ablandando la aréola antes de amamantar (por ejemplo, con agua


tibia y masajes).

- Consiguiendo un estado de relajación.

Si después de amamantar los pechos siguen congestionados, puede


intentarse lo siguiente:

- Extraer leche en forma manual o con un extractor hasta sentir alivio,


pero recordando que no es necesario vaciar los pechos.

- Colocar una compresa fría sobre los pechos para reducir la


inflamación.

Posiciones para amamantar

Una técnica correcta es la base para una lactancia sin inconvenientes.


Algunas mamás prefieren amamantar acostadas con el bebé a su
lado o sentadas con el bebé en brazos. Lo importante es que ambos
se encuentren cómodos y relajados.

Clásica

La cabecita del bebé apoyada en la articulación del codo materno.


Una almohada entre su cuerpito y la falda de la mamá le dará al bebé
un apoyo seguro en caso de ser muy pequeño, y dará descanso al
antebrazo de su mamá.

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Acostada

Acercar el bebé al pecho, de modo que ambos queden enfrentados


"panza con panza". Una almohada colocada en la espalda de la mamá
y otra entre las rodillas la ayudará a estar más relajada.

Invertida

El bebé apoyado sobre una almohada debajo del brazo de la mamá,


del lado que se vaya a amamantar. Sostener los hombros del bebé y
la base de la cabeza colocando la mano por debajo de las orejas. Esta
posición permite alimentar a mellizos en forma simultánea. También
es útil en caso de cesárea y en recién nacidos prematuros. Facilita el
vaciado inferior y exterior de la mama.

Cualquiera sea la posición elegida para amamantar debe


tenerse en cuenta lo siguiente:

- La cabeza y el cuerpo del bebé deben estar alineados.

- Su cara ha de estar mirando el pecho, y su mentón apoyado sobre


la mama. Es muy importante el contacto corporal.

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- Su cuerpito tiene que estar en contacto con el de la mamá. En caso
de que sea recién nacido, hay que darle apoyo a las nalgas.

- Sujetarse el pecho con la mano abierta ayudará a que el bebé se


agarre mejor al pezón. Esto es muy conveniente si los pechos son
grandes.

- El labio inferior de la boquita del bebé debe estar hacia fuera.

- Una sugerencia: Con el pulgar por encima de la aréola y los otros


dedos por debajo, extraer una gota de calostro para animar al bebé a
mamar.

- Estimular suavemente el labio inferior del bebé con el pezón hasta


que abra bien la boca. Acercarlo hacia el pecho, cuidando que el
pezón y gran parte de la aréola queden dentro de su boca.

Los ojos del bebé buscarán los de su mamá porque la mirada


comunica amor y cuidado, ingredientes fundamentales de una buena
lactancia.

Cómo y Cuánto Amamantar

Al momento de empezar a dar el pecho, la mayoría de las


madres se hacen preguntas prácticas sobre las mejores
posiciones y los tiempos óptimos para alimentar a sus bebés.

Transcurrió el embarazo, pasó el parto y llegó la hora de que las


madres prosigan el vínculo con sus bebés, pero ahora fuera de la
panza. La lactancia es, en este sentido, uno de las maneras más
íntimas de conexión con sus hijos. Además de ser la primera fuente
de alimento y nutrición para el bebé, constituye un nexo
irremplazable para el recién nacido y su madre.

Sin embargo, al momento de empezar a dar de amamantar, es


normal que las madres tengan muchas dudas acerca de cuáles son
las mejores técnicas y los tiempos más propicios de lactancia. Se
recomienda las siguientes posturas para dar el pecho:

Clásica: consiste en sostener al bebé frente al pecho como si se lo


fuera a acunar. Su boca queda enfrentada al pezón. Es la postura
ideal para las primeras semanas de vida, ya que así se logran
mamadas provechosas y se evitan problemas de agrietamiento o
irritación del pezón.

Inversa: mientras succiona, el cuerpo del bebé queda a un costado


del torso de la madre (al revés de la postura clásica). Esta técnica es

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adecuada para las madres que hayan tenido una cesárea y para dar
de amamantar a mellizos.

Acostada: con el bebé apoyado sobre la cama, la madre se inclina y


ofrece su pecho desde arriba. Es una postura que permite que la
mamá se relaje y descanse mientras amamanta. Se recomienda
alternar las posiciones en las diferentes tomas, para vaciar
adecuadamente los pechos y evitar retenciones localizadas de leche y
grietas en el pezón. Asimismo, es importante asegurarse de que la
totalidad del pezón (incluyendo la areola) se coloque dentro de la
boca del bebé, entre el paladar y la lengua.

En cuanto a la duración ideal de cada toma, la Liga de la Leche


Internacional (LLLI) recomienda observar las reacciones del bebé para
determinar cuánto tiempo conviene amamantarlo. Los hábitos de
lactancia varían, tanto de bebé a bebé, como día a día. Es importante,
entonces, que las madres no pretendan establecer una rutina fija
durante las primeras semanas de vida de sus hijos.

La experiencia de Solana, mamá de Teo (8 meses), es ilustrativa:


"Durante el primer mes de vida del bebé, yo pretendía ajustarlo a
horarios para organizarme mejor en función de sus tomas. Con el
correr de los días, me di cuenta de que lo mejor era respetarle sus
necesidades y dejarlo tomar el tiempo que me parecía que
necesitaba. A la larga, fue lo mejor. Se fue ordenando solo y la rutina
la terminó estableciendo él".

En general, se considera que un lactante sabe autorregularse,


tomando lo que necesita de cada pecho. La LLLI no considera
conveniente estipular un tiempo fijo para cada toma, aunque la
mayoría de las tomas oscilan entre 10 y 20 minutos (pero pueden
durar más).
Hay varias señales que pueden ayudar a las madres a determinar si
sus hijos quedaron satisfechos después de ser amamantados. En
términos generales, la LLLI estima que un bebé está satisfecho si:

• Durante los primeros meses de vida, toma el pecho con


frecuencia (un promedio de entre 8 y 12 tomas durante un 24
horas).
• Se escuchan sonidos de deglución mientras el bebé es
amamantado.
• Aumenta al menos 150 gramos por semana, después de su
cuarto día de vida.
• Se ve activo, alerta y sano. Su piel debe lucir firme y luminosa.
Además, debe aumentar bien de talla y de circunferencia
cefálica.

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En cualquier caso, los expertos coinciden en que lo más importante
es la paciencia y la comprensión de las necesidades de cada bebé. A
medida que tanto madre como hijo perfeccionen la práctica de
amamantamiento, lograrán la sincronía y la armonía que hacen de la
lactancia una experiencia única.

Algunas Complicaciones de la Lactancia

Fundamental para el desarrollo del bebé, la lactancia materna


puede presentar algunas complicaciones, pero todas tienen
solución si se pide asesoramiento. Sobreproducción o baja
producción de leche, problemas de mama y pezón, huelgas de
amamantamiento o rechazo del pecho, estos son algunos
consejos para superarlos:

Sobreproducción de leche

A veces, sobre todo en las primeras semanas después del parto,


algunas mujeres tienen sobreproducción de leche. Es decir, fabrican
más leche de la que necesita su bebé. Y esto puede traer
inconvenientes para ambos. En la madre, el exceso de leche retenida
produce un mayor riesgo de grietas y mastitis. En el bebé puede
ocasionar atragantamientos, sobre todo si la bajada de leche es muy
fuerte y un aumento de gases y cólicos.

La solución pasa por sincronizar la producción de leche de acuerdo


con las necesidades y demandas del bebé. Para ello conviene:

Antes de amamantar, extraer un poco de leche del pecho que se le


va a ofrecer al bebé para hacer más fácil la toma de la areola con su
boca.

Para evitar que el bebé se atragante y se asuste si la bajada de leche


es muy fuerte, conviene usar la posición australiana (la mamá se
recuesta sobre su espalda y coloca al bebé de manera que su boca
esté sobre el pecho materno y sostiene la frente del bebé con el talón
de una mano para que la nariz no se hunda en el pecho y el bebé
pueda respirar). El bebé no está sobre la panza de la mamá sino
sobre las costillas.

En lo posible, dar un solo pecho por mamada. Esto tiene 3 beneficios:


el bebé tomará de ese pecho hasta vaciarlo, ingerirá menos lactosa
por mamada y tendrá menos gases y cólicos. Además, la mama que
no se usó tendrá más leche retenida y, en unos días, producirá menos
leche. En el caso que esto resulte doloroso y molesto, puede

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extraerse un poco de leche para estar más cómoda pero no conviene
que vacíe el pecho por completo.

Hacer que el bebé haga su “provechito”.

Si después de haber mamado de un solo pecho unos 10 a 20


minutos, el bebé vuelve a pedir en menos de una hora, amamantarlo
con el mismo pecho.

Si los pasos anteriores no producen cambios, se recomienda consultar


con el médico para ver si es necesario tomar alguna medicación.

Baja producción de leche

La baja producción de leche implica el fenómeno contrario a la


sobreproducción. Es decir, la mamá no produce la cantidad de leche
que el bebé necesita. Esto es reversible.

Para superarlo, se aconseja:

Tomar bastante líquido, 2 o 3 litros por día (agua, jugos naturales,


caldo o leche).

Descansar el mayor tiempo posible. Lo ideal sería una siesta o unos


20 minutos de relajación.

No tomar mucho té, café, mate ni bebidas gaseosas.

No tomar vitaminas recetadas para el embarazo.

Tomar de 6 a 8 pastillas de levadura de cerveza por día (o 2 por


comida).

Dar de mamar muy seguido, aproximadamente 10 mamadas diarias


o más. Así el cuerpo sabrá que el bebé necesita más cantidad de
leche para alimentarse correctamente y aumentar de peso.

Lograr una buena posición del bebé.

Verificar que el bebé esté bien colocado con respecto al pecho, que
su boca abarque no sólo el pezón sino también la areola.

Estar lo más relajada posible en el momento de amamantar. Aflojar


el cuello y los hombros, apoyar bien la espalda.

Problemas de mama y pezón

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A continuación se da una lista de los problemas de mama y de pezón
y las maneras de solucionarlos.

Pezones dolorosos: el dolor, al comienzo de la mamada, puede


deberse a que el bebé succiona los conductos del pezón en vacío.
Cede al bajar la leche y se alivia produciendo la salida de la misma
antes de poner al bebe al pecho.

Pasos a seguir:

Analgesia (hielo envuelto en una gasa, sobre el pezón, por unos


segundos).

Técnicas de relajación.

Antes de amamantar, aplicar suavemente hielo por el pezón para


anestesiarlo y ponerlo erecto.

Poner al bebé primero en el pecho que duele menos. Repetir la


analgesia con hielo luego de cada mamada.

Medidas de higiene: aire, sol, crema de caléndula y/o leche materna,


aplicarlos sobre el pezón.

Dermatitis de pezón y areola por candida albicans: el enrojecimiento


de pezones y areolas ayuda a confirmar el diagnóstico de la presencia
de muguet en el bebé, infección que adquiere en el canal de parto si
la mamá tiene candidiasis vaginal. El niño la transmite al pezón y la
areola.

Pasos a seguir:

Aplicación de medicación local en la mama.

Limpiar la piel antes de cada toma.

Airear los pezones.

Limpiar la boca del bebé después de cada mamada con una gasa
impregnada en bicarbonato (una cucharadita en un vaso de agua).
Esto debe ser por indicación del médico.

Si no mejora, aplicaciones de nistatina, con prescripción médica.

Dermatitis del pezón y areola por alergias de contacto: pruriginosa


con vesículas pequeñas y eritema.

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Alergenos más frecuentes: jabones, shampoo, desodorantes,
perfumes, corpiños de nylon.

Pasos a seguir:

Suprimir el agente causal.

Crema con hidrocortisona después de amamantar, según prescripción


médica.

Taponamiento de conductos: mientras se amamanta, masajear la


zona afectada para facilitar un drenaje de los conductos, vaciar la
producción de leche del pecho afectado luego de cada mamada.

Antes de cada toma, fomentar el pezón con agua tibia y luego quitar
con una gasa la costra de leche.

Amamantar primeramente con el pecho afectado, con frecuencia,


colocando al bebé en una posición tal que el mentón apunte hacia la
zona taponada del pecho de la mamá.

Grietas del pezón: se presentan habitualmente por no tratar


adecuadamente el pezón doloroso. Son muy dolorosas y pueden
sangrar.

Pasos a seguir:

Analgesia: hielo en la zona afectada.

Ablandar la costra con agua tibia antes de cada mamada y removerla


con suavidad, así no habrá orificios tapados cuando el niño mama.

Aplicar la propia leche en la grieta después de cada mamada o crema


de caléndula.

Exponer el pezón al aire y al sol unos 20 minutos por día.

Iniciar la mamada en el pecho menos dolorido y asegurar una


posición correcta en la relación mama-bebé.

Mastitis: es la inflamación de la glándula mamaria como resultado,


en general, de infecciones por estafilococo. Suele empezar con fiebre
alta y dolores musculares. Las causas más frecuentes son
taponamientos inadvertidos de conductos; taponamientos mal
resueltos o la extensión de una infección de la piel del pezón (grietas
mal tratadas).

Pasos a seguir:

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Analgesia.

Reposo en cama.

Seguir amamantando del pecho afectado y hacerlo con mayor


frecuencia. Cuando termina la mamada extraer el resto de la leche.
La única contraindicación para seguir amamantando del pecho
enfermo es si sale pus (para verificar que sea pus, pasar un algodón
por el pezón, si queda sobre el algodón, es pus).

Antes de empezar las mamadas o extracción, aplicar ducha o paños


tibios para facilitar la salida de leche.

Antibióticos durante 10 días, como mínimo, bajo prescripción médica.

Medidas generales para prevenir problemas mamarios

Aire. Pezón seco y limpio.

Crema de caléndula.

Leche materna: tiene propiedades cicatrizantes, poner una gota en


cada pezón y secar apantallando.

Variar las posiciones en que se da de mamar.

Buena adhesión boca-pecho. (Ver ilustraciones al pie de la nota).

Evitar tracción del pezón (poner el dedo en la comisura de la boca del


bebé para desprenderlo y evitar tironeos). (Ver ilustraciones al pie de
la nota).

Mamadas cortas y frecuentes. Aunque lo ideal es que no sobrepasen


los 10 minutos y el bebé se alimente entre 8 a 12 veces en 24 horas,
esto depende de las necesidades del niño.

Huelgas de amamantamiento o rechazo del pecho

Las huelgas de amamantamiento se manifiestan cuando el bebé


rechaza el pecho y no quiere seguir amamantando. Existen diversos
motivos y también existen soluciones

Motivo: La leche baja bruscamente y el bebé se atraganta, llora y no


quiere seguir mamando.

Solución: Apenas se produce el atragantamiento, retirar al bebé del


pecho, palmearle la espalda y que haga un provechito. Antes de
ponerlo de nuevo al pecho, sacarse un poco de leche.

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Motivo: El bebé tiene resfrío, angina u otitis.

Solución: El pediatra determinará la solución más adecuada.

Motivo: Se acostumbró a mamaderas que le dieron de vez en cuando.

Solución: Suprimir las mamaderas.

Motivo: El bebé se despierta a la noche y la mamá lo dejó llorar


alguna vez.

Solución: Dar de mamar de noche, no se va a malcriar.

Motivo: Problemas de mudanza, enfermedad, duelo.

Solución: Buscar contención, apoyo, y si es necesario, ayuda de un


profesional.

Motivo: Hubo separación madre-hijo: el rechazo dura pocos días.

Motivo: La madre comió ajo u otros alimentos fuertes: el rechazo


probablemente dure 2 días.

Motivo: Retorno de la menstruación: el rechazo probablemente dure


entre 1 a 2 días.

Sugerencias generales para terminar con la huelga:

Mucho contacto madre-hijo, piel a piel.


Alzarlo, hamacarlo, cantarle, arrullarlo sin tratar de ponerlo al pecho.
Evitar mamaderas, darle líquidos -ya sea leche materna, jugos o
agua- con cuchara o vaso.
Extraer la leche manual o mecánicamente hasta ablandar los pechos
para no perder la producción láctea.
Ofrecer el pecho cuando está por dormirse o si se está despertando.
Todos estos problemas pueden tener solución. Con ganas, paciencia y
la ayuda del médico tanto para la mamá como para el bebé, más la
contención afectiva de la familia, es más fácil superarlos.

Destete, Período de Transición

La palabra "weaning" con que se menciona el destete en inglés,


deriva del vocablo "wenian", que significa "acostumbrarse a algo
diferente".

El destete es una etapa de aprendizaje. Implica comunicarnos con


nuestro bebé de otra forma, tan linda y particular como lo era a
través de la teta.

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El amamantamiento ayuda a crear un vínculo muy intenso entre la
mamá y el bebé, motivo por el cual no debe cortarse brusca y
repentinamente.

El destete es un proceso que implica una "negociación" y un acuerdo


entre ambos, para que el niño cambie progresivamente su forma de
alimentarse. Nadie desde afuera puede decirnos cuándo es "el"
momento.

Quizás para las mamás no siempre es fácil descubrir "el tiempo


adecuado" porque es muy placentero para ellas poder comunicarse
así con su bebé.

¿Quién no deseó quedarse en alguna etapa muy linda de su vida,


eternamente? Pero cuando se debe dar el paso hacia otra, se aprende
que cada etapa posee situaciones intensas y hermosas.

El inicio del destete comienza con la introducción de los semisólidos,


alrededor de los 6 meses, cuando el bebé alcanza la madurez
neuromotora para sentarse sin apoyo, usar sus manos para explorar
los alimentos y llevárselos a la boca. Esto también se acompaña de
un desarrollo socioafectivo y emocional que muestra al bebé capaz de
integrar situaciones de interacción social.Aún así, la leche de la mamá
sigue siendo el alimento fundamental y de preferencia.

El paso de la teta a la mamadera no se considera destete, sino un


cambio de la succión natural en el pecho por la succión artificial en la
mamadera.

Entre los 6 y los 7 meses, el bebé está perfectamente capacitado


para poder tomar en taza o vaso.

Algunas sugerencias para llevar adelante esta transición

Es bueno hacerlo de una manera gradual y con amor, sacando de a


una mamada por semana y reemplazándola por otra actividad
atractiva que involucre a la mamá y al bebé, o por un alimento que él
también disfrute.

Por ejemplo, a la mañana ofrecerle un postre, una fruta o jugo de


fruta en un vasito atrayente, o en alguna taza que haya elegido el
bebé.

Es preferible comenzar a situar la mamada en un lugar exclusivo


que resulte acogedor y cálido, acompañando siempre todos los
cambios con las explicaciones pertinentes. A modo de ejemplo, puede
decirse al bebé "Vamos a tomar la teta en este sillón", y cada vez se
le dé el pecho la mamá lo lleva hasta ese sitio elegido. Esto facilitará

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que el bebé se acostumbre a tomar el pecho en “ese lugar” y así no
pedirá la teta en cualquier lado. Además, cuando se ha sacado una
mamada, habrá que evitar el estar cerca de ese sitio si no se lo
utiliza.

Es útil tratar de precisar en qué momentos y ante qué situaciones el


bebé pide el pecho. Así la mamá puede anticiparse, ofreciéndole
alguna alternativa que le resulte entretenida. Por caso, si el bebé pide
la teta cada vez que la mamá está en el teléfono, p rever darle algún
juguete o las galletitas que más le gustan antes de usar el teléfono,
pero tratando de que la conversación dure el tiempo que dura el
entusiasmo del bebé por lo que está haciendo.

En situaciones de cambio (mudanzas, vacaciones, cuando está


comenzando a dar sus primeros pasos o empezando a dejar los
pañales, etcétera) es conveniente retrasar el comienzo del destete.
Los aprendizajes se hacen de a uno por vez, paso a paso y poco a
poco.

Las mamadas de la noche

¿Y cuándo sacar las mamadas de la noche? Las mamadas más


importantes como las de antes de ir a dormir, son las últimas en
quitarse, y en ellas es ideal contar con la cooperación del papá, si
estuviera, para ayudar a dormir al bebé, narrándole un cuento o con
una canción. Otra alternativa es buscar un objeto que sirva de
transición entre el pecho de la mamá y el mundo externo (objeto
transicional).

Frecuentemente, suele ser un juguete, una frazadita o un pañal. El


bebé entiende claramente todo lo que su mamá le dice; por eso será
más fácil si se le cuenta lo que va sucediendo paso a paso. Como en
cualquier aprendizaje, se necesita paciencia y convicción al hacerlo.
Si la mamá quiere destetar a su bebé pero ve que él no está listo para
aceptarlo, podrá encontrar una manera de hacerlo que no sea
traumática para ninguno de los dos, cerrando así esta etapa
felizmente.

Juntos podrán comenzar un nuevo ciclo con todos los desafíos y


aprendizajes que surjan, pero conectados al anterior por el mismo hilo
afectivo que los mantendrá unidos toda la vida.

Le agradezco a la Lic. Marta Martín, de quien aprendí muchas de las


sugerencias que aquí figuran; a mi marido, quien siempre me
acompaña; y a mis hijos, que me enseñan a ser mamá día a día.

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