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Jornadas Residencias 2009

Palabras de apertura, Dra. Stella Cazal

En este encuentro se toma el tema del PODER y si bien hay múltiples


definiciones y usos del término; el uso más habitual describe “al dominio,
imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para ejecutar o mandar”.
También se refiere : “a la capacidad real o en potencia para influir en otros en el
sentido deseado”.
De todas las acepciones posibles, a los que se suma que habitualmente
suele ser usado en combinación con otras palabras, es necesario que plantee
desde donde voy a abordar el término.
Y voy a referirme a Foucault, quien ha dejado interesantes escritos y
análisis sobre el PODER; él dijo: “el poder no es más que un tipo particular de
relaciones entre individuos(…)El rasgo distintivo del poder es que algunos
hombres pueden, más o menos, determinar por completo la conducta de otros
hombres, pero jamás de manera exhaustiva o coercitiva. Un hombre encadenado
y azotado se encuentra sometido a la fuerza que se ejerce sobre él. Pero no al
poder”. Lugo agrega: “… por poder hay que comprender primero la
multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanentes y propias del dominio en
que se ejercen, y que son constitutivas de su organización”.
Se constituye así un axioma: Las relaciones de poder son inherentes a las
relaciones sociales. Y si bien el poder está en todas partes, Foucault nos vuelve a
alertar: “El poder no es una institución, y no es una estructura, no es una cierta
potencia de la que algunos están dotados: es el nombre que se presta a una
situación estratégica compleja en una sociedad dada”.
Pero también hay que resaltar que si bien el poder atraviesa todos los
contextos sociales, no es igual su concentración en cada uno de sus integrantes.
El hospital como institución y como sistema de relación no escapa a lo
dicho. Poniéndose en juego el poder con sus distintas caras y aristas; donde cada
uno adquiere distintos roles, de como ocupar un lugar, como obtener la palabra,
como desplegar una acción, como avanzar sobre una resistencia, como hacer
resistencia, como manifestar un espacio creativo, como convivir, como
participar, como crear lazos, como romperlos, como respetar al otro.
La institución de salud también desarrolla un poder en el SABER.
Susana Murillo hace una pregunta interesante en su libro “Él discurso de
Foucault” : “¿Cómo explicar la formación del saber de una época, tanto en sus
identidades como en sus diferencias, así como, de que modo justificar los
cambios, las revoluciones, las mutaciones y también las inercias ¿”. Pregunta que
me llena de incertidumbre, con la sensación de ir en búsqueda algunas
respuestas posibles solamente.
Los saberes formales suelen entrar en coalición con los no formales, los
fundamentos teóricos con la praxis, lo erudito con lo inculto. Pero si nos
quedamos con estos pares antagónicos lo que emergerá será un contexto de lucha
(lucha de poder?) Que podrá tornarse violento y desarticulado y destructivo.
Entonces si bien el poder va a estar siempre presente en nuestras
vinculaciones con los otros, para no generar sujeciones sobre otro, debemos
acompañarlo de una ETICA que nos permita el respeto y la tolerancia por ese
otro.
Algunos filósofos que han profundizado sobre el tema de la ética nos
hablan de una ética del no-mal. Ellos sostienen que no existe un Bien universal y
necesario sino, bienes relativos y contingentes. Es decir para unos es bueno
comportarse de tal manera y para otros de otra. Pero sí existe la universalidad del
Mal.
Como seres culturales, los hombres tienen diversos modos de ver las
cosas, valores morales diversos, distintas presentaciones del bien. Pero como
seres biológicos, capaces de sentir dolor y temor a la muerte, todos sufren por
igual. Es decir las vejaciones, las torturas, las violencias son un Mal en cualquier
parte del mundo. Por eso la ética de los derechos humanos es universal, porque
ya no señala un Bien sino que denuncian un Mal.
Lèvy y Glucksmann hablan que los derechos humanos se desarrollan
con la finalidad de la conservación del individuo. Mientras que Jonás aporta
sobre el principio de responsabilidad que lleva a la conservación de la especie.
En ambos principios la síntesis sería que : “… el derecho fundamental de los
humanos es su derecho a permanecer vivos.”(Scavino)
Y esta responsabilidad es la que precisamos apropiarnos para lograr
transformar las situaciones en las que estamos envueltos por el poder; y de que
necesitamos tomar conciencia para poder modificarlo.

El filósofo MacIntyre sostiene que la cooperación es el principio


primordial de cualquier sociedad. Scavino desarrolla sobre él: “… entiende que
la moral está ligada a la forma, necesariamente histórica y particular, en que la
sociedad se organiza. …” Es decir al aspecto particular y relativo de esa
sociedad, en un contexto socio-político y cultural dado en determinado momento
y lugar. Y junto a la cooperación hay otro concepto: la tolerancia. En las
relaciones sociales hay que aceptar lo diverso de lo humano, las disparidades
culturales, las complejidades individuales. Cada sistema, cada integrante del
mismo tiene una idea acerca de las cosas y no es favorable imponérsela a otros.
De esto se trata la tolerancia.

Edgar Morin aporta sobre el tema de la ética : « La auto-ética me exige no


presentarme como propietario de la verdad objetiva, sino dejarme ver con mis
debilidades y pequeñeces, a riesgo de ofrecer a mis adversarios motivos para
ridiculizarme.
La integración del observador en su observación, volverse hacia uno
mismo para objetivarse, comprenderse y corregirse, constituye, para mí, al
mismo tiempo un principio de pensamiento y una necesidad ética
Estoy así cada vez más convencido de que la autocrítica es, en
profundidad, el mejor auxiliar contra la ilusión egocéntrica y en favor de la
apertura a los demás.
La autocrítica no sustituye la crítica del otro, la reclama –reclama un
diálogo auto-hétero-crítico. La consecuencia lógica es que la ética-para-sí, sobre
todo cuando comporta la autocrítica, acarrea necesariamente una ética para el
otro.”
En el tema del poder estamos llamados a una constante introspección-
retrospección porque en definitiva a lo que nos enfrenta todo el tiempo es a
nuestros propios demonios.
El desafío ético en nuestros trabajos será ejercer modos de PODER más
inclusivos, históricos, participativos; en que se busquen los recursos ya
existentes y se los despliegue, en que no seamos nosotros los profesionales, el
centro, si no que acompañamos aún trabajando en la incertidumbre, en la
ausencias de certezas y verdades y así poder buscar juntos los caminos, la
comprensión e intervención de escenarios más colaborativos y democráticos.

Bibliografía
- Foucault Michel, “Tecnologías del yo y otros textos afines”. Paidós, 1990
- Foucault Michel, “Historia de la sexualidad”, Tomo I. México,1987
- Murillo Susana, “El discurso de Foucault”, CBC UBA, 1996
- Scavino Dardo, “La filosofía actual”, Paidós, 1999
- De la Aldea Elena, “La violencia, las violencias”, Sangria, 2008
- Morin Edgar, « Mis demonios », Kairós, 1995. Traducción:
Manuel Serrat Crespo, 1995

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