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Foucault, M: “Microfísica del poder”, pag184
Es por ello que pensamos el ámbito hospitalario como un entramado de
poder.
Retomando los decires de este mismo autor, en la sociedad no existe
“un poder”; se dan múltiples relaciones de autoridad situadas en distintos
niveles, apoyándose mutuamente y manifestándose de manera sutil. Según
él, en toda relación social, hay relaciones de fuerzas, y el poder es
particularmente una relación de fuerza. “Me parece que por poder hay que
comprender primero la multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanentes
y propias del dominio en que se ejercen, y que son constitutivas de su
organización...2”.
Lo hasta aquí comentado nos lleva a reflexionar sobre el modo en que
hoy circulan los discursos de saber-poder en el ámbito hospitalario.
Entendemos que coexisten aspectos revolucionarios, reformistas y
reaccionarios. Ya no creemos que exista una única verdad que construya
una practica, creemos que hay múltiples verdades y las mismas generan
efectos de poder, construyen subjetividad y modos de encontrarse con el
otro (paciente, familia del paciente, profesional psi, etc.) “Nos negamos al
“lo toma o lo deja”, bajo el pretexto de que la teoría justifica la práctica, al
nacer de esta, o que no se puede discutir el proceso de la “cura” más que a
partir de elementos sacados de la misma cura” iConsideramos necesario
incluir diversos elementos para pensar la práctica, elementos del campo
social, histórico y político.
Recapitulando lo dicho por Foucault otra característica del poder, es
que el mismo supone siempre la existencia de alguna forma de resistencia.
El poder no sería un fenómeno de dominación masiva y ubicable en cierta
clase o sector, sino que tiene que ser analizado como algo que circula, que
transita transversalmente, que no esta quieto en los individuos. “El
individuo es un efecto del poder (...) y al mismo tiempo elemento de
conexión. El poder circula a través del individuo que ha constituido”3 El
mismo atraviesa todos los cuerpos, el poder no es algo que se posee sino
que se ejerce y en este sentido todos lo ejercen.
Podemos apreciar como en el campo psi, en lo que respecta a la
internación de pacientes psiquiatricos, los profesionales ejercemos el poder
de dictar “sentencia”, ya sea con la internación o prescribiendo algún tipo
de tratamiento ambulatorio, sin visibilizar que existen otros modos de
2
M. Foucault “Historia de la sexualidad” Tomo 1, México, Siglo XXI, 1987, Pág. 113.
3
Foucault, M: “Microfísica del poder”, pag. 144
intervenir habilitando un modo diferente de circulación del poder. Es decir,
el poder circula en las instituciones a las cuales pertenecemos, usualmente
ocurre que el profesional psi mantiene la ilusión de que él lo representa, lo
ejecuta y a la vez lo reparte entre los diferentes actores de la institución
psiquiátrica. El profesional se impone, e impone sus diagnósticos, negando
la existencias de resistencia al poder que el detenta.
De este modo, Galende afirma que el poder psiquiátrico emana de la
red institucional en la cual se encuentra inmerso, a la cual representa y
desde la cual actúa. Sin embargo, en la institución emergen resistencias y
modos de circulación del poder diferentes al poder coercitivo que reproduce
la lógica manicomial que ya describiremos.
Cualquiera es portador de poder en sus intereses, deseos y actitudes.
El poder tiene así un carácter constructivo, crea sujetos a partir de sus
dispositivos (familia, educación, sexualidad, etc.). El poder produce y
trasmite discursos que, a su vez, lo reproducen. Estos circulan como efectos
de verdad. Verdad aquí es entendida en tanto construcción social que
conlleva efectos del poder.
La internación psiquiátrica es siempre una decisión dentro de una
lógica de poder, fundamentada en un diagnostico y un saber que asocia la
locura a la peligrosidad, en muchos casos, dejando de lado la condición
subjetiva del loco. Todo lo que este fundamente en relación a sí mismo, la
violencia que ejerza para oponerse a la decisión médica, serán
interpretados como síntoma de su enfermedad o radicada en su anatomía o
funcionamiento cerebral. Su subjetividad queda reemplazada por la nueva
figura del “alienado”.
El hecho del encierro ha sido y es una cuestión política, cuyo objetivo
es mantener controlado aquello que puede perturbar el orden social. Es
sobre la base de esta decisión política y de este ejercicio de poder que el
profesional psi elabora un saber sobre la enfermedad mental. Este, aún
desconociendo las causas que llevan a una persona a la locura, ejerce un
poder de decisión respecto a la posibilidad o incapacidad de una persona de
vivir en libertad.
A modo de conclusión