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PROPUESTA EDUCATIVA

Ollanta Humala Tasso


Gana Perú

EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS

a) Diagnóstico:

Persiste un serio deterioro de la calidad educativa que se refleja en los resultados de


aprendizaje. Cada año, miles de estudiantes no alcanzan los niveles mínimos de rendimiento
que los currículos establecen para lograr habilidades en el grado correspondiente. Pruebas
nacionales e internacionales como el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes
(PISA, 2001), el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE, 2006) y las
evaluaciones censales entre 2006 y 2009, así lo corroboran.

Continúa la inequidad educativa. El Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo


(SERCE) realizado entre el 2001 y 2008 —auspiciado por la UNESCO y considerado como la
evaluación de desempeño más ambiciosa realizada en América Latina— ubica al Perú como el
país más inequitativo, con mayores disparidades urbano-rurales, y entre los países en los que
las niñas rurales e indígenas alcanzan desempeños significativamente menores que los niños.
Las evaluaciones nacionales revelan un problema de calidad de los aprendizajes en todos los
grados estudiados, y reconfirman que aprenden menos los pobres, las mujeres, los quechua-
hablantes y los estudiantes del campo.

El sistema educativo no brinda los elementos necesarios para que los peruanos nos podamos
desempeñar con autonomía en la construcción del bienestar social. Se impone una forma de
entrar al proceso de globalización que nos somete a intereses extranjeros, que no consideran
nuestros valores culturales y saberes propios, pero nos toman en cuenta como mano de obra
barata, o simples excluidos de un circuito de producción y consumo ajeno a nuestro control.
Esta exclusión alcanza niveles muy agudos con el dominio del proyecto neoliberal que diseña
una integración al mundo de una pequeña minoría que solo requiere de una porción igualmente
pequeña de la población educada. Este hecho, sin embargo, choca con la demanda de
millones de peruanos por educarse adecuadamente y, de esta manera, contar con las
herramientas necesarias para labrarse un porvenir. La ineficacia de nuestro sistema educativo
y la realidad de la globalización, nos lleva por lo tanto a la necesidad de redefinir la lucha por el
derecho a la educación.

Hay, además, una crónica desconexión del sistema educativo en su conjunto (en especial el
nivel superior-universitario) con el mercado laboral. En los últimos 50 años se viene
experimentando la multiplicación de carreras con mercado saturado donde casi todas las
universidades quieren tener varias de las carreras más ofertadas, lo que responde a una
distorsión de expectativas más que a una demanda real. Se ha multiplicado por 10 la cantidad
de universidades y por 20 la cantidad de estudiantes. La universidad en el país no atiende a las
demandas del mercado y/o las necesidades del país. Hoy en día, la universidad no cumple con
sus funciones básicas de producción de conocimiento, formación profesional, formación técnica
y proyección social.

La causa de esta situación es el abandono de la educación por parte de quienes han


gobernado históricamente al país. No les ha interesado educar a las mayorías porque no era
necesario para los modelos económicos que implementaron. La ampliación del sistema
educativo fue producto más de los movimientos sociales y políticos por el derecho a la
educación que de los gobiernos. El interés estuvo en la ampliación de la cobertura pero sin
prestar atención a la calidad de los resultados.

Un ejemplo de ese desinterés se expresa en el hecho que el Perú sea uno de los países de
América Latina que menos invierte en educación superior. Así, en 2006, el Perú dedicaba el
0,89% del PBI a educación superior mientras que Chile el 1.79%, y México el 1.31%. De otro
lado, los gastos en investigación básica y aplicada como porcentaje del PBI, caen en un 70%
en los últimos treinta años. Es decir se multiplican la oferta y se reduce la calidad hasta caer en
la situación actual. Tenemos, paradójicamente, en un país de escasos recursos un problema de
oferta de baja calidad y no de demanda como solía suceder, en la educación universitaria.

Asimismo, a partir de 1996 con la aprobación del Decreto Legislativo 882 de Promoción a la
Inversión Privada en la Educación, han proliferado las universidades-empresa o universidades
con fines de lucro, que supuestamente responden a la demanda del mercado por educación
universitaria. Hay alrededor de cincuenta de estas universidades y un número indeterminado de
filiales, que parecen contarse por cientos, de universidades tanto privadas como estatales, pero
que tienen como punto de partida la «liberalización» del mercado universitario. Es más, de
acuerdo con cifras de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) para el año 2007, las
universidades privadas cuentan con más estudiantes que las estatales, 57% versus 43%,
situación contraria a la tendencia histórica. Empero, a contrapelo de lo que señalan sus
promotores, este tipo de universidades no responden a las demandas del mercado sino, en la
mayor parte de los casos, al afán de negocio rápido de sus dueños. A estos no les interesa el
carácter de institución pública de la universidad ni, como lo demuestran los resultados, la
creación de conocimientos como su actividad primordial. Se trata de universidades que
promueven carreras baratas, con profesores por horas y alumnos reclutados sin selección
académica rigurosa.

Desde el año 2006, el gobierno aprista ha abordado tres problemas pero con desacierto: la
política docente, los cambios en la gestión (centrados en el tema de municipalización) y la
alfabetización. Se ha reconocido la importancia de una Carrera Pública Magisterial que
revalorice la profesión docente y mejore sus capacidades y desempeño. Pero el tema se ha
reducido a cuestionadas evaluaciones de docentes que finalmente debían servir para nombrar
profesores e impulsar la nueva carrera magisterial. En la práctica esta política suscitó
desconfianza y poco interés de los docentes, no se garantizaron los recursos para mejorar los
sueldos de quienes entrarían al sistema, y las pruebas cayeron en la improvisación e incluso en
manejos turbios de los resultados.

Por otro lado, la descentralización educativa se encuentra entrampada y debiera centrarse en


el fortalecimiento de la autonomía de las instituciones educativas con políticas de estímulo a la
participación que garanticen una mayor calidad y equidad en cada región y localidad. La
municipalización de la educación básica fue un gran anuncio al inicio del actual gobierno, con
importantes implicancias para la gestión educativa y la participación. Sin embargo, casi cuatro
años más tarde, no hay señales de que la etapa de planes piloto haya rendido frutos suficientes
para pasar a la etapa de implementación amplia de acuerdo con las lecciones aprendidas. Más
aún, la municipalización se decidió de manera arbitraria y sin tomar en cuenta el proceso de
descentralización del Estado en curso ni a los procesos de descentralización en marcha en el
propio sector. En cuanto a participación, la municipalización no está asociada con procesos que
trasciendan las consultas formales y busquen incorporar a la comunidad como socios activos
en la mejora de la educación.

En el tema de la alfabetización, el gobierno aprista menciona cifras espectaculares de avances


en el Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización (PRONAMA). Sin embargo, se
ha puesto en tela de juicio los supuestos logros de un programa que no ha contado con el
apoyo ni consultoría de organizaciones especializadas en el tema educativo y ha sido criticado
hasta por la UNESCO. No se definió con claridad una línea de base de cuántos analfabetos se
buscaba beneficiar, y las cifras de alfabetizados se publicaron sin explicar cómo se habían
logrado.

b) Propuestas de Política:

La educación es fundamental para la viabilidad de nuestro país, necesitamos llevar a cabo una
Revolución Educativa. Necesitamos completar la cobertura pendiente y elevar de manera
drástica la calidad del servicio educativo que se brinda.

La Revolución Educativa será parte de un programa de transformación democrática integral de


la sociedad peruana, llevado a la práctica por un movimiento ciudadano por la educación que
sea expresión de la voluntad (que hoy no existe en el país) para cambiar y mejorar la
educación. El movimiento ciudadano por la educación debe incluir a la comunidad educativa —
maestros, padres y estudiantes—, pero también trascenderla, donde las mujeres y los hombres
puedan realizarse como personas y ciudadanos en libertad y con posibilidades de acceder a los
recursos necesarios para el desarrollo. El movimiento ciudadano debe ser la manera de
superar la falta de importancia que tiene la educación para la clase política dominante, de darle
su verdadero status y permitir que sea considerado de prioridad nacional.

El eje de un movimiento ciudadano debe ser un acuerdo social y político por la educación, que
afirme la política del sector como una política de Estado y le dé una perspectiva de largo plazo
para ir logrando los cambios necesarios. Este acuerdo social y político debe tener a la base una
conjunción de esfuerzos desde la sociedad civil y los partidos políticos para que la participación
sea efectiva y las políticas tengan sostenibilidad en el tiempo.

Revalorar el Proyecto Educativo Nacional (PEN) como política de Estado (que el gobierno
aprista no ha implementado) como la propuesta de mayor consenso social y político de los
últimos años. El PEN constituye un buen punto de partida para iniciar una reforma educativa
como parte de un programa de transformación democrática integral de la sociedad peruana,
haciendo nuestros sus seis grandes objetivos estratégicos al 2021:

Objetivo 1: Oportunidades y resultados educativos de igual calidad para todos.


Objetivo 2: Estudiantes e instituciones que logran aprendizajes pertinentes y de calidad.
Objetivo 3: Maestros bien preparados que ejercen profesionalmente la docencia.
Objetivo 4: Una gestión descentralizada, democrática, que logra resultados y es financiada
con equidad.
Objetivo 5: La educación superior de calidad se convierte en un factor favorable para el
desarrollo y la competitividad nacional.
Objetivo 6: Una sociedad que educa a sus ciudadanos y los compromete con su comunidad.

Un punto vital en la concreción de las políticas educativas es la prioridad presupuestal. Ella ha


sido ya contemplada en el marco del Acuerdo Nacional (2002), donde se planteó que al sector
Educación se le debe asignar el 6% del PBI en 2011, con incrementos anuales no menores de
0.25%.

Los auténticos cambios en la educación peruana tendrán un contenido democrático-


participativo, donde los protagonistas deben ser todos los ciudadanos, asumiendo como
básicos los siguientes compromisos y líneas de acción:
 Implementar las acciones educativas desde una perspectiva intercultural. Buscando
educar para la vida en un país diverso y pluricultural, que necesita afirmar su identidad y
ejercer la tolerancia como un valor fundamental que vaya en dirección de cerrar las
brechas que limitan el pleno desarrollo de cada uno de los habitantes del país, atendiendo
en particular a las áreas rurales. En nuestra sociedad, marcada por el conflicto y las
relaciones asimétricas de poder entre miembros de diferentes culturas, la interculturalidad
se torna imperativa para lograr una sociedad justa. La apuesta educativa por la
interculturalidad y la biodiversidad parte de constatar las relaciones de hecho y afirma la
inviabilidad a largo plazo de un mundo que no asuma su diversidad como riqueza y como
potencial.
 Hacer efectivas medidas urgentes para mejorar los porcentajes de ejecución y la
calidad del gasto en el sector. Liberar mayores recursos para elevar el gasto anual por
estudiante que en 2007 fue de solo US$ 479 en primaria, frente a los US$ 2,120 destinados
para ello en Chile. Asegurar un mayor financiamiento de la universidad pública,
aumentando gradualmente del 0,36% de años recientes a un 1% del PBI.
 Priorizar la calidad educativa, haciendo énfasis en el nivel inicial y los primeros años de
primaria debido a su incidencia en el posterior rendimiento escolar. Se debe apuntar a que
todos los estudiantes logren competencias para su desarrollo personal y ciudadano, así
como para el progreso e integración nacionales. Las instituciones educativas deben ofrecer
aprendizajes pertinentes al estudiante y a la diversa vida productiva de la comunidad y del
país. Se debe orientar el sistema de la articulación de la educación básica y superior a los
objetivos del desarrollo nacional, formando técnicos y profesionales éticos, competentes y
productivos.
 Revisar el sistema de evaluación de la Carrera Pública Magisterial implementado por el
actual Gobierno en dirección a un Sistema Integral de Formación Docente. Es preciso
conciliar al docente con el Estado, mejorar la situación remunerativa de todos los docentes
en la medida que lo permitan los recursos actuales, pero a la vez implementar un Sistema
Integral de Formación Docente. Se debe diseñar un sistema de capacitación articulado con
evaluaciones serias para que los docentes bien capacitados accedan (y tengan incentivos
para querer acceder) a una Carrera Pública Magisterial renovada.
 Erradicar el analfabetismo implementando programas de alfabetización intercultural y
promoviendo el apoyo de organizaciones especializadas para obtener resultados
consistentes en ese histórico problema nacional.
 Crear las condiciones materiales y espirituales para la participación de los gobiernos
locales en la educación tomando en consideración al proceso de descentralización del
Estado. Los distintos niveles de gobierno (central regional y municipal) deben compartir la
responsabilidad de las políticas educativas y en cada uno de estos niveles debe lograrse
un lugar importante para la participación ciudadana en la determinación de dichas políticas,
así como en la gestión de las escuelas.
 Recuperar la universidad como una institución pública, más allá de si sus promotores
son estatales o privados. Institución pública en el sentido que brinda servicios públicos
como la enseñanza profesional, la investigación y la proyección social.
 Llevar a cabo una Nueva Reforma Universitaria que tenga como base a una nueva Ley
Universitaria con un enfoque común para todas las universidades (públicas y privadas)
luego de muchos años de haber tenido múltiples normas, muchas veces contradictorias
entre sí; y que contenga los siguientes puntos:
a. Evaluar y hacer un seguimiento activo y transparente de la relación entre costo e
impacto de los diversos programas y proyectos educativos en marcha. Las
universidades públicas deben contar con una asignación básica para cubrir sus gastos
corrientes, una asignación adicional de acuerdo a la evaluación que haga el Consejo
Nacional de Universidades y asignaciones especiales para proyectos de infraestructura
y equipamiento. Las universidades privadas con fines de lucro que no reinviertan sus
utilidades, deben pagar los respectivos impuestos.
b. Para ser docente universitario de pregrado se necesita como mínimo grado de maestría
y para ser docente universitario de postgrado se necesita grado de doctor. Los
docentes que no cumplan con tener los grados académicos respectivos para estar en
determinada categoría o enseñar en un determinado nivel de estudios tendrán cinco
años para adecuarse a este requisito.
c. La organización académica universitaria debe incluir un ciclo de estudios generales, la
obligatoriedad de una pequeña tesis de pregrado y un mínimo de créditos para los
estudios de postgrado.
d. Recuperar para el Perú un nivel de producción de conocimientos adecuado a las
crecientes exigencias de nuestro desarrollo y de la globalización en curso. Esto
significa poner a la investigación como la actividad fundamental del sistema
universitario peruano, de manera tal que las otras dos funciones, la enseñanza y la
proyección social se articulen creativamente con la primera. La prioridad de la
producción de conocimientos es fundamental para que los cambios tengan sentido e
incidencia.
e. Para fomentar la investigación en las universidades públicas, se creará el Sistema
Nacional de Investigadores Universitario con el objeto de financiar a los profesores
investigadores y el Fondo Nacional de Investigación Universitaria para los proyectos de
investigación.
f. Promover un vínculo permanente —a través de convenios— entre la demanda de
profesionales, recursos o innovaciones tecnológicas por parte de las empresas
privadas y las universidades.
g. Para superar el giro autoritario de las universidades hay que incorporar al gobierno de
estas, los tres estamentos: docentes, estudiantes y graduados; que es la base de la
democracia universitaria, teniendo en cuenta que el peso de cada estamento es
diferente. Los rectores y decanos deben tener la función ejecutiva y la autoridad
necesaria para ejercerla, no deben estar sujetos para ello a pesados organismos
colegiados, como sucede en la actualidad con las asambleas universitarias, los
consejos universitarios y los consejos de facultad para llevar adelante su función. Debe
estar claramente diferenciada la autoridad ejecutiva de unos y la función deliberativa de
los otros.
h. Las universidades nacionales que son responsabilidad directa del Estado
encomendada a sus comunidades universitarias deben tener un cogobierno
democrático que incluya dos tercios de profesores y un tercio de estudiantes, teniendo
los graduados representación supernumeraria. Las universidades privadas deberían
incluir también a los tres estamentos en la proporción que lo consideren conveniente.
i. La universidad estatal debe mantenerse como una universidad gratuita. La gratuidad de
la enseñanza con recursos y orientación, no solo permite que puedan acceder a ella los
estudiantes de menores ingresos sino también que esta sea un espacio de encuentro
entre personas de distintas clases sociales; un espacio de integración social donde se
forja el futuro liderazgo del Perú.

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