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INTRODUCCION:
Dentro del nuevo orden jurídico nacional, implementado por la reforma de la Carta
Magna de 1991 el derecho está sufriendo una serie de variaciones por los desarrollos
jurisprudenciales de la Corte Constitucional quien en virtud de la potestad de guardián
supremo de la ley de leyes ha venido redefiniendo el contenido de algunas
determinaciones incluso llegando -sin avergonzarnos por la eventualidad del error- a
suplantar en muchos casos al legislativo, todo ello ante la mirada atónita de un país sin
capacidad alguna de respuesta que se ha limitado a aceptar, sin discutir, la suerte que le
ha correspondido.
A. QUE ES JURISPRUDENCIA?
Muchas son las definiciones existentes; no obstante, nosotros la entenderemos como : las
determinaciones adoptadas por los jueces en las sentencias que dicten, esto sin querer
desconocer conceptos de mayor jerarquía doctrinal como aquel que dice:
“las determinaciones adoptadas por los jueces en el momento de fallar los asuntos
sometidos a su consideración y por lo tanto la predicción de lo que el Tribunal hará en
el futuro”
O el que dice que jurisprudencia es :
“ Criterio judicial unánime proferido por los altos tribunales de una jurisdicción que
resuelven un problema jurídico específico o interpretan una norma con intención
vinculante “(1)
Toda providencia judicial tiene tres secciones básicas : la parte introductoria, la parte
motiva y la parte resolutiva.
La experiencia nos ha enseñado que suele ser la más larga y tediosa parte de las
providencias judiciales, precisamente por carecer los falladores de un buen poder de
síntesis, haciendo inútiles repeticiones que poco aportan a la sentencia.
a) La Ratio Decidendi: Es la formulación básica del principio, regla o razón general que
constituye el sustento fundamental de la decisión judicial.
b) El mero dictum u obiter dicta: Son todas aquellas apreciaciones expuestas por el Juez
al motivar su fallo, pero que no son esenciales para la decisión y por lo tanto no poseen
ningún efecto vinculante.
Son todas las reflexiones filosóficas o culturales que hace el fallador y cuya fuerza es
simplemente orientadora dependiendo del prestigio y jerarquía del Juez o Tribunal, pero
no son vinculantes; un dictum representa entonces - en principio - un criterio auxiliar
pero no obligatorio para los otros jueces.
“En cambio constituye un mero dictum, toda aquella reflexión adelantada por el juez al
motivar su fallo, pero que no es necesaria a la decisión, por lo cual son opiniones más o
menos incidentales en la argumentación del funcionario. (...)” (Corte Constitucional en
la Sentencia SU 047 de 1999).
El sistema jurídico Colombiano - por antonomasia - ha estado inserto en las más puras
corrientes del Derecho Romano y Revolucionario Francés. La tradición nos indica que
en vez de derecho oral-consuetudinario existía un modelo rígido, formalista y escrito en
el que la labor del Juez no era la de crear normas o sentar precedentes, sino fallar de
conformidad con el texto legal, utilizando la jurisprudencia como un mero elemento
auxiliar.
La historia jurídica Colombiana siempre había sentido que sólo es fuente formal y
principal de derecho: la Ley en sentido material, esto es, la Constitución, la ley, los
decretos y demás normas, mientras que las otras fuentes sólo eran criterios auxiliares,
por no decir aislados.
“Los principios del derecho natural y las reglas de la jurisprudencia servirán para
ilustrar la Constitución en los casos dudosos. La doctrina constitucional es, a su vez,
norma para interpretar las leyes” (Subrayado y resalte fuera de contexto).
Como puede verse, el texto nos resume el rol de la jurisprudencia bajo el mandato de la
Constitución de 1.886.
En este orden de ideas, debemos también traer a colación el artículo 10 de la Ley 153 de
1887, subrogado por el artículo 4o. de la Ley 169 de 1889, cuyo texto, claro, sencillo y
sin ambages dice:
“ARTICULO 10. Tres decisiones uniformes dadas por la Corte Suprema, como tribunal
de casación, sobre un mismo punto de derecho, constituyen doctrina probable, y los
jueces podrán aplicarla en casos análogos, lo cual no obsta para que la Corte varíe la
doctrina en caso de que juzgue erróneas las decisiones anteriores.”
Siempre hemos creído que los textos jurisprudenciales son fiel reflejo de las necesidades
sociales del momento y aún cuando se pretenda opacar la importancia del ejercicio de
los autores de la justicia, la interpretación de la ley a través de una sentencia tiene
consecuencias invaluables que sobrepasan la mera aspiración de la norma escrita.
Con la entrada en vigencia de la actual Carta Política, ésta empezó a ser el núcleo central
y supremo de todo el funcionamiento del Estado; una Constitución con plena
obligatoriedad y efectividad jurídica, muy diferente a la del 1886, que como ya se dijo
estaba desprovista de cualquier obligatoriedad y con escaso protagonismo en la vida de
los ciudadanos.
El preámbulo de la ley de leyes expresa el querer del pueblo colombiano por fortalecer la
unidad de la nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la
justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico
democrático y participativo que garantice un orden político, económico, social, justo y
comprometido a impulsar la integración latinoamericana.
Para el tema que nos importa tomaremos como fuente principal de análisis lo que reza
textualmente nuestra Carta Magna en su artículo 230, que no pocas veces ha generado
polémica y que aún hoy desencadena arduos debates sobre los verdaderos alcances de la
jurisprudencia en nuestro sistema.
Esta infortunada redacción ha suscitado un enconado debate : Por un lado están los que
se atienen a la interpretación exegética del texto:
Por otro lado están los que se acogen a una Interpretación Sistemática del texto:
En este punto la pregunta que nos surge es si en Colombia la ley establece un sistema de
precedentes jurisprudenciales?
El artículo 241 de la carta política nos dice: “... a la Corte Constitucional se le confía la
guarda de la integridad y supremacía de la Constitución…”, mientras que el artículo 4
Ibidem describe a la Constitución “como norma de normas”; por ello, si al Tribunal
Constitucional se refiere, la jurisprudencia nada más y nada menos significa : La
interpretación autorizada del organismo constitucional encargado de salvaguardar la
Supremacía de la norma de normas.
Con lo anterior debemos referirnos al muy comentado “choque de trenes” para saber si
en realidad el mismo existe o si tan solo se trata de un pensar popular.
Muy a menudo todos los ciudadanos oímos y leemos en los medios de comunicación
sobre el “Choque de Trenes” que se presenta cuando hay decisiones contradictorias entre
la Cortes Constitucional y la Suprema de Justicia y entre aquélla y el Consejo de Estado.
Este simpático término con que se ha bautizado el particular fenómeno, merece una
reflexión más profunda, pues nos atrevemos a señalar que en Colombia no existe tal
“Choque de Trenes” en sentido material, porque existe un solo “Tren” que es la Corte
Constitucional.
Y si a esto agregamos el hecho que la Carta Magna no hace una taxativa distribución de
funciones entre las altas corporaciones, deberíamos acostumbrarnos a que la Corte
Constitucional revise las providencias del Consejo de Estado o Corte Suprema de
Justicia, pues como guardiana e intérprete autorizada de la Constitución es
jerárquicamente superior y sus decisiones deben ser acatadas como verdaderos
principios constitucionales.
“Por esa razón, en un régimen que asuma que la Constitución es norma vinculante, es
entonces esencial que exista un tribunal judicial que diga la última palabra sobre el
sentido y alcance de los derechos fundamentales. Y ese órgano es el tribunal
constitucional, por lo que la facultad que se confiere a ese órgano de revisar las
sentencias de los otros tribunales no deriva de la especial genialidad de los jueces
constitucionales sino que es simplemente una consecuencia lógica e institucional de la
supremacía de la Constitución y de la necesidad de unificar su interpretación(5)”.
Nuestra carta política goza de una verdadera supralegalidad; por ende su guardián es la
Autoridad Primigenia de la jurisdicción del Estado y de hecho sus precedentes están por
encima de cualquier otro; por ello - sin ambivalencias -, podemos aseverar que son
obligatorios por el simple hecho de emerger de la Corporación encargada de proteger la
supremacía del orden constitucional.
“Todo tribunal, y en especial el juez constitucional, debe ser consistente con sus
decisiones previas, al menos por cuatro razones de gran importancia constitucional.
En tercer término, en virtud del principio de igualdad, puesto que no es justo que casos
iguales sean resueltos de manera distinta por un mismo juez. Y, finalmente, como un
mecanismo de control de la propia actividad judicial, pues EL RESPETO AL
PRECEDENTE IMPONE A LOS JUECES UNA MÍNIMA RACIONALIDAD Y
UNIVERSALIDAD, ya que los obliga a decidir el problema que les es planteado de una
manera que estarían dispuestos a aceptar en otro caso diferente pero que presente
caracteres análogos”.
“Si bien las altas corporaciones judiciales, y en especial la Corte Constitucional, deben
en principio ser consistentes con sus decisiones pasadas, lo cierto es que, bajo
especiales circunstancias, es posible que se aparten de ellas. Como es natural, por
razones elementales de igualdad y seguridad jurídica, el sistema de fuentes y la distinta
jerarquía de los tribunales implican que estos ajustes y variaciones de una doctrina
vinculante sólo pueden ser llevados a cabo por la propia corporación judicial que la
formuló. Por tal razón, y debido al especial papel de la Corte Constitucional, como
intérprete auténtico de la Carta y guardiana de su integridad y supremacía,
corresponde a esa Corporación, y sólo a ella, modificar las doctrinas constitucionales
vinculantes que haya desarrollado en sus distintos fallos”
Se concluye, que la cosa juzgada implícita es la misma ratio decidendi, de ahí que
presente efectos vinculantes y con apoyo en la sentencia C-037 de 1996. Al compararse
sus efectos con la parte resolutiva, se obtiene la siguiente consecuencia:
"Sólo será de obligatorio cumplimiento, esto es, únicamente hace tránsito a cosa
juzgada constitucional, la parte resolutiva de las sentencias de la Corte Constitucional.
En cuanto a la parte motiva, como lo establece la norma, esta constituye criterio
auxiliar para la actividad judicial y para la aplicación de las normas de derecho en
general; sólo tendrían fuerza vinculante los conceptos consignados en esta parte que
guarden una relación estrecha, directa e inescindible con la parte resolutiva; en otras
palabras, aquella parte de la argumentación que se considere absolutamente básica,
necesaria e indispensable para servir de soporte directo a la parte resolutiva de las
sentencias y que incida directamente en ella."(Subraya la Sala).
En este punto y después de repasar los elementos que conforman sus providencias, no
sobra descubrir cuál de estos elementos concretamente obliga al Juez en el momento en
que éste debe tomar una decisión frente a un caso concreto.
Si es obligante el tema del precedente descendente cabe analizar qué sucede con el
precedente horizontal, es decir, las decisiones adoptadas previamente por los mismos
jueces, considerándose al respecto que es sentencia T-049 del 2007 “....deber de las
autoridades judiciales de ser consistentes con las decisiones; (sic), pues ellas mismas
adoptadas, de manera que casos con supuestos facticos similares sean resueltos bajo las
misma formulas de juicio, a menos que expongan razones suficientes para decidir en
sentido contrario.
Podría pensarse que debido a los magnos poderes que la Carta Política dió a la Corte
Constitucional y con el protagonismo que día tras día toman sus precedentes, es
jurídicamente inviable que un Juez pueda separarse de ellos. Esta cuestión ha suscitado
dos posiciones antagónicas.
De una parte está la que ateniéndose a la interpretación literal del Artículo 230 de la
Constitución, considera que por ser un criterio auxiliar, la jurisprudencia a lo sumo tiene
un papel de orientación pero que no impide que un Juez, en un momento dado, se separe
de ella si lo considera razonable ya que está sometido exclusivamente a la ley(7).
Y reafirma:
“En síntesis podemos afirmar que el sistema jurídico colombiano es diverso a los
sistemas de precedente o del Common Law, que algunos magistrados quisieron
extrapolar a nuestro sistema jurídico; que por mandato constitucional nuestros jueces
son independientes y que sólo están atados a la ley y no al precedente judicial; que el
precedente sólo tiene un criterio auxiliar de la actividad judicial, pero que jamás es
obligatorio y que por mandato legal aún cuando la jurisprudencia se haya constituido
en fuente del derecho, porque existen tres decisiones uniformes sólo constituye doctrina
probable y que tampoco es cierto, desde el punto de vista práctico, que de no ser
obligatoria la jurisprudencia se esté creando un caos jurídico”.
Para los que defienden esta tesis, los jueces pueden libremente separarse de un
precedente jurisprudencial.
(i) En primer lugar, debe hacer referencia al precedente que abandona, lo que significa
que no puede omitirlo o simplemente pasarlo inadvertido como su nunca hubiera
existido.
(ii) En segundo lugar, debe ofrecer una carga argumentativa seria, mediante la cual
explique de manera suficiente y razonada los motivos por los cuales considera que es
necesario apartarse de sus propias decisiones (razón suficiente).
“De allí que se requiera que el Juez en sustancia, justifique de manera suficiente y
razonable el cambio de criterio respecto de la línea jurisprudencial que su mismo
despacho había seguido en casos sustancialmente idénticos, quedando resguardados
con ese proceder tanto las exigencias de igualdad como las garantías de independencia
exigidas”erqa122222222222221ººººººººº
Esto último no puede obedecer al mero capricho del Juez, ni al voluntario olvido del
reiterado sentido que, bajo los mismos supuestos, se ha venido dando a decisiones
judiciales sobre hechos similares.
Y de otra parte, están los que se acogen a la interpretación sistemática del artículo 230 de
la Constitución y reconocen a la Jurisprudencia como Fuente General de Derecho con
vinculación jurídica y no despreciable caprichosamente por los jueces de la república.
Para los defensores de esta tesis, el juez podrá separarse del precedente jurisprudencial
cuando éste no es sentado por la Corte Constitucional sino por la Corte Suprema de
Justicia o el Consejo de Estado y las decisiones de estos tribunales no estén en
concordancia con la doctrina constitucional; también cuando sea la misma Corte quien
cambie su precedente.
Con fecha 1° de febrero del 2007, la Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional
integrada por los Honorables Magistrados Clara Inés Vargas Hernández, Jaime Arango
Rentería y Manuel José Cepeda Espinosa, en un proceso de revisión de fallos proferidos
por las Salas de Casación Civil y Laboral de la Corte Suprema de Justicia frente a la
Acción de Tutela que Rocío Erely Jurado Bueno instaurara contra la Sala Única del
Tribunal Superior de Pamplona, dictó la sentencia T-049 del 2007, la que por su
importancia y aplicación práctica merece ser analizada en su integridad.
La tutela instaurada lo fue contra una sentencia de la Sala Única de Decisión del
Tribunal Judicial de Pamplona, al considerarse que éste incurrió en una vía de hecho, por
cuanto la Corporación había establecido, meses atrás “ dentro de un proceso reivicatorio
que la accionante si tenía más de 5 años de posesión sobre el inmueble, por lo que ahora
en el proceso de pertenencia no podría llegarse a conclusión diferente, más aún cuando
se trata de los mismos hechos y de las mismas partes”.
La Corte Constitucional consideró ser competente para revisar los fallos referidos y
definió el planteamiento del problema así:
“De acuerdo con la situación factica planteada y las decisiones adoptadas en sede de
tutela le corresponde a la Corte determinar si el derecho al debido proceso de.... fue
desconocido por la Sala única de Decisión del Tribunal Accionado al proferir dentro
del proceso de pertenencia .... una providencia aparentemente contradictoria con otra
pronunciada previamente por la misma Sala del Tribunal al interior del proceso
reivindicatoria dirigido contra la accionante sobre el mismo inmueble, donde en una se
llegó a la conclusión de que la actora contaba con un tiempo de posesión superior a 5
años y en la otra no, pese a la supuesta identidad de la supuesta factica y en las partes”
En desarrollo del debate se habló sobre si la acción de tutela procede contra las
providencia judiciales, lo cual llevó a la Corte de nuevo sobre el tema. Al respecto la
Corte considera que:
La acción de tutela contra las sentencias judiciales tiene sus antecedentes en las
sentencias C-543 de 1992 y T -079 de 1993, creando posteriormente “ el enunciado
dogmático “vía de hecho” para aquellos casos en los cuales consideraba procedente la
tutela contra actuaciones judiciales definiéndolo como “ ..... El acto absolutamente
caprichoso y arbitrario, producto de la carencia de una fundamentación legal y con la
suficiente envergadura para concernir al juez constitucional”, remplazando el término
vía de hecho por el de “causales genéricas de procedibilidad”
iv) Decisión sin motivación: Cuando la autoridad judicial profiere su decisión sin
sustento argumentativo o los motivos para dictar la sentencia no son relevantes en el
caso concreto, de suerte que puede predicarse que la decisión no tiene fundamentos
jurídicos o fácticos (10).
“... El deber de las autoridades judiciales de ser consistentes con las decisiones; (sic)
por ellas mismas adoptadas, de manera que cosas con supuestos facticos generales sean
resueltas bajo las mismas formulas de juicio, a menos que expongan razones suficientes
para decidir en sentido contrario” ... Pues los jueces tiene la obligación constitucional
de respetar sus propias decisiones” lo cual hace que sea obligante también el “
precedente horizontal” por cuatro razones:
Y agrega :
“Las exigencias éticas derivadas del principio de la mutua confianza, imponen que
todas las autoridades públicas y, especialmente, las judiciales actúen con consistencia
y uniformidad, de modo tal, que siempre deben estar en disposición de adoptar la
misma decisión cuando concurran los mismos presupuestos de hecho y derecho, sin que
les sea permitido defraudar la confianza de los ciudadanos con la adopción de
decisiones sorpresivas que no se ajusten a las que sean previsibles conforme a los
precedentes judiciales sólidamente establecidos” (Resaltado fuera de texto).
Ahora bien, dado que el precedente judicial vinculante es aquel que se encuentra ligado a
la razón central de la decisión anterior (ratio decidendi), la que a su vez surge de la
relación íntima con los presupuestos fácticos relevantes; de cada caso (17), las
valoraciones a las que llegue el juez sobre el alcance de los hechos en un caso concreto y
que sean idénticas a un nuevo asunto sometido a su conocimiento, deben ser observadas
en la medida en que esos mismos supuestos fácticos sean determinantes para tomar la
decisión.
(i) En primer lugar, debe hacer referencia al precedente que abandona, lo que significa
que no puede omitirlo o simplemente pasarlo inadvertido como si nunca hubiera
existido
(ii) En segundo lugar, debe ofrecer una carga argumentativa seria, mediante la cual
explique de manera suficiente y razonada los motivos por los cuales considera que es
necesario apartarse de sus propias decisiones (razón suficiente).
En sentencia T-698 del 2004, la Corte “tuteló los derechos en debido proceso e igualdad
por desconocimiento del precedente, aún cuando reconoció la posibilidad de apartarse de
ellos bajo ciertas condiciones” afirmando que:
“En el caso del precedente horizontal, es decir aquel determinado por un mismo cuerpo
colegiado o por una misma autoridad judicial de igual jerarquía, se concluye que tanto
los jueces como los magistrados pueden apartarse sabiamente del precedente de otra
sala o de un pronunciamiento establecido por sí mismos, siempre y cuando se
expongan argumentos razonables para ello. De allí que se requiera que el juez en su
sentencia, justifique de manera suficiente y razonable el cambio de criterio respecto
de la línea jurisprudencial que su mismo despacho había seguido en casos
sustancialmente idénticos, quedando resguardadas con ese proceder tanto las
exigencias de la igualdad y como las garantías de independencia judicial exigidas. (...)
(Resalte fuera de contexto)
Concluye el tema la Corte diciendo, pues que para efectos de separarse del precedente
horizontal o vertical, son necesarios dos elementos básicos:
Pues bien, cuando una autoridad judicial desconoce sus propios precedentes, ya sea
porque omite hacer referencia a ellos, o porque no presenta motivos razonables y
suficientes para justificar su nueva posición, la consecuencia no es otra que la violación
de los derechos a la igualdad y al debido proceso, lo que da lugar a la protección
mediante acción de tutela por dos causales distintas pero complementarias.
Y acaba afirmando
G. CONCLUSIONES:
Así las cosas, al reconocerse la Constitución como la norma de normas con plena
efectividad jurídica y al gozar de una Corte propia que salvaguarda su integridad, no
puede un administrador de justicia despreciar sus argumentos arguyendo que solo está
sometido al “imperio de la ley”, pues la constitución es la ley por excelencia y lo
mínimo que se espera de las decisiones de quien está facultado exclusivamente para
interpretarla es que los precedentes que llegaren a conformar doctrina constitucional
sean de obligatorio cumplimiento.
BIBLIOGRAFÍA
___________________________________________
(1) www.france.diplomatie.fr/label.france/DUDH/espanol/glossaire.html.
(2) ART. 113. —Son ramas del poder público, la legislativa, la ejecutiva y la judicial.
Además de los órganos que las integran existen otros, autónomos e independientes, para
el cumplimiento de las demás funciones del Estado.
Los diferentes órganos del Estado tienen funciones separadas pero colaboran
armónicamente para la realización de sus fines.
(5) Uprimny Yépez Rodrigo. Choque de Trenes y Tutela Contra Sentencias. UNP No 55.